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Rosario
EL ROSARIO: La luz de María en el trasegar de la Familia Vicentina
Nosotros mirando al pasado, podemos traer a la memoria los testimonios de nuestros mayores, que
subieron al cielo por la escalera segura del rosario.
Cuando San Vicente da a los primeros misioneros las Santas Reglas en 1658, dedica el capitulo X “a las
prácticas piadosas de la Congregación”. Y hablando de la veneración de la Virgen escribe:
Y ya que la misma Bula nos encarga además que veneremos con particular culto a la Santísima Virgen
María, a lo cual ya estamos obligados por diferentes títulos; todos y cada uno, con la gracia de Dios,
procuraremos cumplirlo perfectamente: 1. Haciendo todos los días con especial devoción algún
obsequio a esta dignísima Madre de Dios y nuestra. 2. Imitando, en cuanto nos sea posible, sus virtudes,
especialmente su humildad y su pureza. 3. Exhortando ardientemente a los demás, siempre que
oportunamente podamos, a que constantemente le tributen el mayor honor que puedan. RR.CC. X, 4
No dice explícitamente que sea el rosario una “especial devoción”, pero consta que él no sólo lo llevaba
en la sotana, sino que lo rezaba, y lo mismo los misioneros como nuestras hermanas.
Y luego de más de 350 años, su vigésimo cuarto sucesor, el P. Tomaz Mavric, c.m. nos escribió en su
carta de cuaresma 2018, entre otras cosas:
“Rezar el rosario diariamente. Junto con María, meditamos las diferentes etapas de la vida de Jesús.
María camina con nosotros, nos acompaña, nos anima y nos inspira. Llevemos siempre un rosario con
nosotros, dondequiera que vayamos. Llevémosle con nosotros en nuestro bolsillo o en nuestro bolso,
como un anillo o una pulsera para tenerlo a nuestro alcance, en todos los momentos del día. Podemos
rezarlo en la capilla, en la calle, esperando el autobús, el metro o el tren, al volante de un coche, de
paseo, haciendo cola. Tengamos siempre un rosario con nosotros.
Por estas razones, ofrezco estas cortas meditaciones, que bien nos pueden ayudar para orar con María,
en este mes en que la honramos de manera especial:
MISTERIOS GOZOSOS
1. LA ANUNCIACIÓN:
Entre los grandes llamados de Dios en la Historia de Salvación, está el más grande de todos: el que hizo
por medio del arcángel Gabriel a la humilde aldeana, MARIA DE NAZARET. Y ella, en medio del temor
natural, respondió con la fe que había en su corazón, con el más grande FIAT de la historia.
En nuestra humilde F.V. el Señor ha llamado a centenares de hombres y mujeres, unos santos, otros
inmersos en el pecado, a estos en la alegría, a aquellos en el dolor; para servirlo en los pobres.
La vida de la polaca, Beata Sor Marta Wiecka (1874 – 1904) fue corta. Desde su más tierna infancia
todo en ella respiraba bondad, alegría, generosidad. Sólo 30 años fueron suficientes para alcanzar las
cumbres de la santidad. Fue una auténtica Hija de la Caridad. Su entrega total al Señor y a los pobres sin
distinción entre católicos, judíos, musulmanes… fue testimonio atrayente para quienes vivían junto a
ella. Servía a los enfermos, miembros dolientes de Cristo con el estilo vicentino de humildad, sencillez y
caridad. Su Fiat nunca la hizo mirar atrás, no obstante los sinsabores y calumnias por los que pasó.
2. LA VISITACIÓN:
Luego de la contemplación del misterio que Dios obraba en María, “se levanta y va de prisa a la
montaña” (Lc.1,39). Es la salida misionera de María, que va a predicar con el trabajo silencioso ante su
prima, en sacrificio desinteresado, anticipándose ante cualquier llamado a la urgencia de la caridad.
Va a ser San Vicente de Paúl, quien tiene la intuición de “sanar de los escrúpulos” a Santa Luisa de
Marillac. Es el contacto con los pobres la mejor medicina que la cura de sus enfermedades. En el
servicio de los pobres, ella descubre a Jesucristo y a Jesucristo en los pobres. No en vano, tomará de
San Pablo el lema para la Compañía y le hará una adición: “El amor de Cristo crucificado nos apremia” (2
Co 5, 14)… “Sale presurosa como quien corre a apagar el fuego”. (SVP).
Entre los santos de la puerta de al lado, encontramos, como le gusta decir al Papa Francisco, en la
Gaudéte et exsultáte en el numeral 6, en la F.V. muchos santos sin aureola entre nosotros a los padres
Eulogio, Ramón y Luis Eduardo Mora Daza y, a sus dos hermanas Hijas de la Caridad. ¡Quiénes más
santos, pobres, abnegados…nunca perdieron sus raíces humildes y sencillas, qué austeridad y pobreza!
¡No uno sólo, sino los cinco! Vinieron para servir al Señor, a la Comunidad, a los pobres, no a vivir a costa
de ellos!
Después de 33 años de oración, estudio y vivencia, San Vicente de Paúl entrega las Reglas Comunes a
los misioneros de la c.m. Al hacer la presentación dice al final: “Por lo demás, carísimos hermanos, os
rogamos y suplicamos, por las entrañas de Jesucristo, que os entreguéis de veras a la observancia más
perfecta de estas Reglas; estando seguros de que, si las guardáis, ellas os guardarán, y finalmente os
conducirán al fin apetecido, que es la celestial bienaventuranza. Amén.”
Entre los centenares misioneros que se santificaron en la observancia de las Reglas Comunes, está San
Francisco Regis Clet quien así animaba a los misioneros a él confiados:”A este cultivo contribuye
nuestra fidelidad a las prácticas espirituales que están en vigor en nuestra Congregación, tales como la
oración mental, el examen particular, la lectura del Nuevo Testamento y de algún libro espiritual, y todos
los años los Ejercicios Espirituales, etc. Ahí aprenderemos como en un manual lo más oportuno para la
dirección de las almas”.
En las primeras décadas del siglo XX, un paúl español dejó su patria y vino a Colombia, dedicándose a
las misiones populares, implantando el reino de Cristo en el corazón de los pobres, de la mano de María
con la Medalla Milagrosa. Era el P. Nicanor Cid. Nunca volvió a su patria ni a su casa, ni siquiera cuando
su padre ya viudo se ordenó sacerdote. Una vida plena en los asuntos de Dios, hasta morir agotado y
con lepra en Agua de Dios, el 1 de marzo de 1952.
MISTERIOS LUMINOSOS
San Vicente, el joven cura de Chatillon les Dombes, empieza en 1617, una obra gigantesca que él nunca
llegó a imaginarse: las Caridades, las AIC, que hoy son en la Iglesia el grupo apostólico laical más
antiguo en favor de los pobres. ¿Y cómo poner en tela de juicio la intervención de la Virgen en esta
gracia fundante?. No vamos a imaginarlo, él mismo lo afirma con su puño y letra: “Al invocar a la madre
de Dios y tomarla por patrona en las cosas de importancia, todo tiene que salir bien y redundar en la
gloria de Jesús su Hijo”. SVP. XIV, 126
El Señor llamó a los misioneros de la Congregación de la Misión, para evangelizar a los pobres, y ésta
convocatoria la realizó en la confesión del campesino de Gannes, y se hizo más clara en Folleville. Allí,
en el sacramento de la Penitencia, unos y otros nos encontramos con el Señor, para ser perdonados y,
para transmitir esta misericordia a los hermanos.
El aliento que San Vicente daba a su primer compañero, el P. Antonio Portail el 1 de mayo de 1635, es
también para nosotros el mismo aliciente para seguir en pos de Jesús: «Acuérdese, Padre, de que
vivimos en Jesucristo por la muerte en Jesucristo, y que hemos de morir en Jesucristo por la vida de
Jesucristo, y que nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo y llena de Jesucristo, y que, para
morir como Jesucristo, hay que vivir como Jesucristo» (I, 320).
5. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA:
San Juan Pablo II en carta Apostólica sobre el rosario, afirma: “En la Eucaristía, Cristo se hace alimento
con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la
humanidad «hasta el extremo» (Jn 13,1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio”. RVM, 21
La Bula de Aprobación de la C.M. el 12 de enero de 1632 afirma:”…Los sacerdotes celebrarán todos los
días la santa misa…” y el fundador pide a las Hijas de la Caridad:” Id todos los días a la santa Misa, pero
id con una gran devoción, y estad en la iglesia con gran modestia, siendo ejemplo de virtud para todos
los que os vean”. SVP IX, 24s. Y en otro texto afirma:” El santo sacrificio de la misa es la obra más
excelente que hay en el cristianismo. SVP.IX, 489.
De la mano de María, vamos al encuentro del Señor Eucarístico, que continuamente se inmola y de nos
da en comida en el altar, y que oculto en el sagrario nos espera a cada momento.
MISTERIOS DOLOROSOS
1. LA ORACIÓN EN GETSEMANÍ:
Jesús el Señor, tiene la claridad de que a la humanidad sólo la puede salvar por la pasión, el dolor y la
muerte y muerte de Cruz. Pero como humano, siente la debilidad de la carne y es tentado para echar
atrás, pero vence los obstáculos afirmando: “Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Cómo no ver aquí el ejemplo luminoso de Monseñor FRANCOIS XAVIER SCHRAVEN, CM y sus 6
cohermanos que murieron quemados vivos en la China en 1937, por defender la integridad de muchas
niñas y jóvenes que querían ser atacadas por los soldados japoneses. Es probable, que en los
momentos de zozobra, hubieran querido huir de esta realidad, pero bien sabían que su misión consistía
en estar como vigías hasta dar la vida por los hermanos, no dejando las ovejas a merced del lobo.
2. LA FLAGELACIÓN:
Al sufrimiento del espíritu, tristeza, angustia y soledad de Getsemaní, siguió el dolor corporal y físico de
la flagelación, con toda clase de vejaciones y desprecios. Jesús acabó convertido en deshecho humano,
varón de dolores, como había escrito el profeta Isaías 53,3.
Oremos por nuestros hermanos y hermanas, que en medio de sus trabajos misioneros,
son azotados por murmuraciones, calumnias, soledad y desprecios, para comprendan que como
discípulos del Maestro, han de correr la misma suerte que El, y que estas pruebas son medios para
crecer en la senda de la santidad.
3. LA CORONACIÓN DE ESPINAS:
En la coronación, Cristo es el siervo sufriente del que habla Isaías, y a la vez se vislumbra en medio de
tanta miseria, el “Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por
la gracia de Dios probara la muerte por todos”. Hebreos 2,9
“No te acobardes ante los sufrimientos que te esperan. Es verdad que el diablo va a poner a prueba a
algunos de vosotros metiéndolos en la cárcel; pero vuestra angustia durará poco tiempo. Tú, permanece
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida”. AP. 2,10
Que los Misioneros Vicentinos, las Hijas de la Caridad y los laicos de nuestra familia, trabajemos no por
las glorias y coonas humanas de la fama, el prestigio, los honores y los puestos, sino por alcanzar la
corona que no se marchita.
4. EL CAMINO DE LA CRUZ:
Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Lc.9, 23 en
la revolución francesa, el 1 de febrero de 1794, iban hacia el cadalso las hoy conocidas Hijas de la
Caridad, beatas mártires de Angers, Sor María Ana Vaillot y Sor Odila Baumgarten. Sor María Ana, anima
así a su hermana Sor Odila, quien está a punto de claudicar, diciéndole: “tendremos la dicha de ver a
dios y de poseerlo por toda la eternidad…, y seremos poseídas por él, sin temor de ser separadas de él”.
el día de su beatificación san Juan Pablo II, hablando de ellas afirmó: “sí, las palabras del apóstol Pablo
se cumplen aquí plenamente: “somos los grandes vencedores, gracias a aquel que nos ha amado”.
La Madre Dolorosa, quien acompañó a su Hijo en la vía dolorosa, sostenga a nuestras vocaciones que
inician el seguimiento del Señor, y ante las primeras dificultades quieren volver al arado dejado atrás,
anime a nuestros misioneros y hermanas cansados por las luchas misioneras, y levante a quienes en
sus infidelidades no anhelan trabajar en su propia conversión.
“Urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar, con muchas tribulaciones, contra el demonio, e
incluso de padecer la muerte. Pero, asociado al misterio pascual, configurado con la muerte de Cristo,
llegará, corroborado por la esperanza, a la resurrección”. L.G. 22
El Beato Marco Antonio Durando afirma que “en el calvario es donde se han formado los Santos”.
Oremos, para que nuestros hermanos y hermanas, que forjaron su vida en el calvario, y que gastaron sus
vidas en el servicio del Señor y de los pobres, y que ahora terminan su peregrinación terrena, de la mano
de María, “reciban la corona inmarcesible de la gloria”.
MISTERIOS GLORIOSOS
Con la resurrección de Cristo empezó para la humanidad redimida una nueva historia, que Él haga de
nosotros apóstoles alegres, que trabajemos para que “surja una nueva primavera de vida cristiana”, y la
Iglesia se rejuvenezca en donde ha perdido su vitalidad.
San Vicente de Paúl, recibió la misión de Jesús de continuar su misión sobre la tierra. A nosotros como
F.V. nos corresponde prolongar y completar la obra de la salvación, entre aquellos que son marginados
en el mundo y en la Iglesia.
“Las almas verdaderamente pobres y deseosas de servir a Dios, deben tener gran confianza de que al
venir a ellos el Espíritu Santo y no encontrar resistencia alguna, las dispondrá convenientemente para
cumplir la santísima voluntad de Dios, que debe ser su único deseo y voluntad”. Santa Luisa de Marillac
La Fundadora y las Hijas de la Caridad, siempre han tenido una cálida veneración al Espíritu Santo, que
siempre ha guiado, iluminado, sostenido y purificado a la Compañía, en su casi cuatricentenaria historia,
y la seguirá orientando hasta el final de los tiempos.
4. LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO:
“A esta gloria, que con la Ascensión pone a Cristo a la derecha del Padre, sería elevada ella misma con
la Asunción, anticipando así, por especialísimo privilegio, el destino reservado a todos los justos con la
resurrección de la carne”. RVM, 23
El anhelo de todo cristiano ha de ser el ser llevado al cielo, con María y por María, luego de haber
peregrinado en este valle de lágrimas.
El 27 de julio de 1661, el mismo año de su elección como Superior General y primer sucesor de San
Vicente de Paúl, el Padre Renato Almerás (1661-1672) publicó una circular con el Acto de Consagración
de la Congregación de la Misión a la Virgen. Consagración que se hacía cada año el 15 de agosto, que
luego en el siglo XIX se hizo a partir del 8 de diciembre. María siempre ha bendecido a la c.m. y a las
Hijas de la Caridad, nunca se ha olvidado que “es nuestra madre y que nos ama como a hijos”(Santa
Catalina Labouré).
5. LA CORONACIÓN DE MARÍA:
“Al fin, coronada de gloria -como aparece en el último misterio glorioso-, María resplandece como Reina
de los ángeles y los santos, anticipación y culmen de la condición escatológica de la Iglesia”. RVM, 23
Las figuras de santidad, empezando por los Fundadores, que la Iglesia ha reconocido oficialmente,
como los santos de “la puerta de al lado” como lo dice el Papa Francisco, en la exhortación apostólica
sobre la santidad en el numeral 7, han llegado a la gloria con la Medalla Milagrosa en el cuello, la
medalla de la Madre que siempre les indicó el camino del cielo, y que ellos escuchando su voz fueron
fieles al Evangelio de su
Hijo Jesús.
Oración final
Dios Todopoderoso, tu bondad hacia nuestra Familia espiritual se manifiesta en la santidad de vida, de
aquellos y aquellas que nos han precedido. Haznos, dignos de encontrarnos un día entre ellos, por haber
hecho de nuestras vidas un servicio lleno de amor hacia los pobres, tus preferidos. Te pedimos esta
gracia, en unión de todos nuestros hermanos y hermanas y de nuestro hermano mayor, Jesucristo,
Nuestro Señor, Amen.