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POSTULACIÓN GENERAL DE LAS ESCUELAS PÍAS
ENSEÑANDO A PERDONAR
Escolapios, 1936
PUBLICACIONES ICCE
Madrid, 1995
Las biografías de los trece mártires se han tomado de MARIO CARISIO, Sch. P.,
«Tes:igos de la Fe» (ICCE, Madrid 1990), siendo nuevos los demás textos
de la presente pubiicación.
Imprime:
Gráficas VARONA
Rúa Mayor, 44. Teléf. (923) 263388. Fax 271512
37008 Salamanca
ENSEÑANDO A PERDONAR
Escolapios, 1936
Cada una de las Provincias escolapias y de las Diócesis en
que murieron estos trece escolapios realizaron el proceso exigi-
do para analizar la autenticidad de su presunto martirio. Las
conclusiones de tales trabajos fueron aceptadas en el Vaticano
por la Comisión para las Causas de los Santos el 15 de marzo
de 1985.
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9
llevar y traer por la Providencia ... ; como el borriquillo aquel que
Cristo cabalgaba el día de Ramos, que se dejaba conducir y enca-
minar a todas partes".
La única tristeza que nos cabe es la de no ser santos, decía León Bloy.
Le tenemos miedo, acaso, a la santidad y nos excusamos en todo el
andamiaje de las Causas de los santos, beatos, venerables y siervos de
Dios: que si al Papa se le va la mano en lo referente a las Causas; que si el
dinero que supo;-:c una beatificación, como la de nuestros catorce herma-
nos; que ... Dinero de y para los pobres, es la excusa sempiterna Un. 12,5 ).
Con todo, la santidad no es más que el itinerario de la mente hacia
Dios, el camino inexcusable de purificación, iluminación y de unión con
Dios. Es el "descálzate, que pisas tierra sagrada" con que Dios llamó a
Moisés en el desierto para que liberara al pueblo esclavizado (Ex. 3,5). Es
el compromiso con el hermano, con el hombre viviente que es el camino
de Dios, según apreciación de S. Ireneo.
Mírese por donde se mire, enfóquese por donde se enfoque, en nues-
tro ser cristianos, religiosos, sólo hay una salida: la santidad de y en Dios.
Esta es la dulce o terrible invitación. Estamos irremisiblemente en la ór-
bita de la santidad. Quedaremos, quizá, a mitad de camino, remoloneare-
mos sin dar pasos decididos, nos lanzaremos finalmente a la aventura ...
No hay otra ruta posible. "Ir a Dios, ir a no-Dios": ésta es la cuestión. En
medio, la santidad. Esta santidad nuestra de cada día. Nuestra, no porque
la hayamos trabajado tanto que nos pertenezca, sino porque Dios nos la
da, nos remite a El; agraciados nosotros. La santidad siempre es recibida,
es don y gracia. "Sed perfectos como lo es vuestro Padre". 'Perfecto'
quiere decir pulido, acabado, redondeado, hecho en plenitud. Así se po-
ne de relieve la activísima pasividad que entraña la perfección. Arcilla y
divino alfarero. Obra maestra, del Maestro. 'Dejarse', otra vez y siempre.
Pues sí, hermanos, yo quisiera que aprovecháramos el acontecimien-
to del uno de octubre para reconciliarnos -cada uno desde donde esté-
con la santidad, con la propia s~ntidad, como espectativa.
La beatificación de Pedro Casani y de nuestros hermanos Dionisio y
compañeros mártires es, debe ser, ¿será?, un acontecimiento de gracia y
santidad.
San José de Calasanz ponderaba la renovación de los votos de los re-
ligiosos como punto menos que el martirio. Así se expresaba: "La ratifi-
cación de los votos solemnes o profesión, hecha por puro amor de Dios,
10
es una acción tan grata a Dios, que sobrepasa a todas las otras que puede
hacer el hombre, salvo el martirio" (carta del 20-7-1642).
Quizás sería una buena manera de sintonizar con nuestros mártires:
los que serán próximamente beatificados y los que, en número de 256 (?)
en España, convalidaron sus repetidas renovaciones de los votos con la
última, la que las lleva atadas a plenitud, su martirio.
El Papa en su Carta Apostólica Tetio Millenio Adveniente en prepa-
ración al Jubileo del año 2000, después de ponderar la siembra de márti-
res y el patrimonio de santidad que caracterizaron las primeras genera-
ciones cristianas, a las que presenta como motores del desarrollo de la
Iglesia en el primer milenio, invita a no perder esos testimonios y semillas
de santidad. En efecto, dice: "En nuestro siglo han retornado los márti-
res, muchas veces ignorados, como 'soldados desconocidos' de la gran
causa de Dios. En la medida de lo posible no deben perderse en la Iglesia
estos testimonios. Como ha sido sugerido en el Consistorio, conviene
que las Iglesias locales se esmeren en no dejar perder la memoria de cuan-
tos han sufrido el martirio, recogiendo la necesaria documentación". Y
concluye así: "El mayor homenaje que todas las Iglesias tributarán a
Cristo, en el umbral del tercer milenio, será la demostración de la omni-
potente presencia del Redentor, mediante frutos de fe, esperanza y cari-
dad, en los hombres y mujeres de tantas lenguas y razas, que han seguido
a Cristo en las diversas formas de la vocación cristiana". El reciente
Sínodo sobre la Vida Consagrada pide que se prepare la edición del mar-
tirologio del siglo XX (proposiLión nº .:53 ).
No puedo dejar de pensar en tanto don de santidad derramado por el
Espíritu S:rnto en nuestrJ.s amadas Escuelas Pías, en el martirio cruento o
incruento en España, Europa Central, América Latina, donde hermanos
nuestros, copartícipes del patrimonio de santidad de nuestro padre, San
José de Calasanz, dejaron testimonio de su vocación escolapia llevada
hasta donde el don de Dios tuvo a bien conducirles 'para gloria de Dios
y utilidad del prójimo'. /
Estamos ya en la primera fase de preparación para la celebración ju-
bilar del año 2000. La Iglesia nos ha permitido poner, con este granito de
santidad celebrada en estas beatificaciones, nuestra pequeña contribución
inicial al Jubileo en su momento antepreparatorio. Ojalá podamos, en un
profundo 'sentire cum Ecclesia', acompañar las etapas previstas que nos
han de llevar al año 2000 con pasos y hechos significativos. El mejor de
11
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los cuales será, desde luego, un renovado compromiso de santidad.
Inexcusable, al estilo de Jesús: "Me santifico a mí mismo, para que ellos
se santifiquen a su vez" Qn. 17,19).
El Apocalipsis acaba así: "El que es justo, siga practicando la justicia;
y el que es santo, siga santificándose. He aquí que vengo pronto y mi re-
compensa va conmigo para pagar a cada uno según sus obras. Yo soy el
alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin. ¡Biena-
ver:ti.:rz.jos los que lavan sus vestiduras en la sangre del Cordero para
que tengan parte en el árbol de la vida y entren por las puertas de la ciu-
dad! ... El Espíritu y la esposa dicen: 'Ven'. El que lo oye diga: 'Ven'. El
que tenga sed, venga; el que quiera, tome gratis el agua de la vida ...
1¡1 'Ciertamente vengo pronto'. Amén. Ven, Señor Jesús" (Ap. 22).
Quisiera invitar a toda la Orden, a los familiares de los mártires y a
sus parroquias, y al pueblo cristiano que entre en conocimiento de sus vi-
das testimoniales, a poneros, serena y humildemente, en estado de santi-
ficación acelerada. Vivamos la alegría de ser llamados de nuevo a la santi-
dad, en la beatificación de nuestros hermanos.
Y me gusta terminar como concluía la lectura diaria del Martirologio
de otros tiempos, que, tras relatar la vida de los santos más conocidos del
día, añadía: y en otros lugares se celebra a otros muchos santos mártires,
confesores y santas vírgenes. ¡Demos gracias a Dios!
Con afecto
- -- ------ 12
San José de Calasanz, fundador de los Escolapios. Escultura en
el Monasterio de !rache (Navarra) ante la que rezaron los once
mártires sacerdotes.
13
Introducción
Fueron sacrificados entre los meses de julio a diciembre del año 1936.
Vidas sencillas, ejemplares, empapadas de bienaventuranzas y sonri-
sas. Vidas entregadas a la educación de los niños y jóvenes bajo el lema ca-
lasancio de "Piedad y Letras".
15
La beatificación nos recue.rda la fidelidad heroica de unas vidas con-
sagradas a Dios en las Escuelas Pías; su ejemplo, coronado por el don del
martirio, ayudará a gastar y dar nuestras vidas con la máxima generosidad
en favor de la juventud de nuestro tiempo.
Al leer estas páginas recordemos el coraje de la fe de estos testigos. A
imitación de Cristo supieron responder al insulto y a la violencia de la
muerte, con el perdón y la comprensión.
' e l:,
' .a •1an hceno
' J " sus vwas,
·J en 1.ns d'1as e,:
l
persecuc10n
· •
y oe
1
rnucrt<:'.
carne de convicción y ejemplo testimonial. Levantaron cátedra ante la::i
fosas de los cementerios, o en cárceles inhóspitas, o en la cuneta de las ca-
rreteras, o frente a un muro acribillado.
Al vivir el gozo de su glorificación como mártires y testigos de la fe,
decimos con el escolapio Ramón Castelltor:
1
1
"Polvo de huesos, eco de lecciones,
ceniza de recuerdos y rocío de lágrimas,
flotan y brillan y se transfiguran y se hacen
rostro, voz, nombre, sonrisa, abrazo ... "
ENSEÑANDO A PERDONAR
Escolapios, 1936
PUBLICACIONES ICCE
Madrid, 1995
Las biografías de los trece mártires se han tomado de MARIO CARISIO, Sch. P.,
«Tes:igos de la Fe» (ICCE, Madrid 1990), siendo nuevos los demás textos
de la presente pubiicación.
Imprime:
Gráficas VARONA
Rúa Mayor, 44. Teléf. (923) 263388. Fax 271512
37008 Salamanca
ENSEÑANDO A PERDONAR
Escolapios, 1936
Cada una de las Provincias escolapias y de las Diócesis en
que murieron estos trece escolapios realizaron el proceso exigi-
do para analizar la autenticidad de su presunto martirio. Las
conclusiones de tales trabajos fueron aceptadas en el Vaticano
por la Comisión para las Causas de los Santos el 15 de marzo
de 1985.
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llevar y traer por la Providencia ... ; como el borriquillo aquel que
Cristo cabalgaba el día de Ramos, que se dejaba conducir y enca-
minar a todas partes".
La única tristeza que nos cabe es la de no ser santos, decía León Bloy.
Le tenemos miedo, acaso, a la santidad y nos excusamos en todo el
andamiaje de las Causas de los santos, beatos, venerables y siervos de
Dios: que si al Papa se le va la mano en lo referente a las Causas; que si el
dinero que supo;-:c una beatificación, como la de nuestros catorce herma-
nos; que ... Dinero de y para los pobres, es la excusa sempiterna Un. 12,5 ).
Con todo, la santidad no es más que el itinerario de la mente hacia
Dios, el camino inexcusable de purificación, iluminación y de unión con
Dios. Es el "descálzate, que pisas tierra sagrada" con que Dios llamó a
Moisés en el desierto para que liberara al pueblo esclavizado (Ex. 3,5). Es
el compromiso con el hermano, con el hombre viviente que es el camino
de Dios, según apreciación de S. Ireneo.
Mírese por donde se mire, enfóquese por donde se enfoque, en nues-
tro ser cristianos, religiosos, sólo hay una salida: la santidad de y en Dios.
Esta es la dulce o terrible invitación. Estamos irremisiblemente en la ór-
bita de la santidad. Quedaremos, quizá, a mitad de camino, remoloneare-
mos sin dar pasos decididos, nos lanzaremos finalmente a la aventura ...
No hay otra ruta posible. "Ir a Dios, ir a no-Dios": ésta es la cuestión. En
medio, la santidad. Esta santidad nuestra de cada día. Nuestra, no porque
la hayamos trabajado tanto que nos pertenezca, sino porque Dios nos la
da, nos remite a El; agraciados nosotros. La santidad siempre es recibida,
es don y gracia. "Sed perfectos como lo es vuestro Padre". 'Perfecto'
quiere decir pulido, acabado, redondeado, hecho en plenitud. Así se po-
ne de relieve la activísima pasividad que entraña la perfección. Arcilla y
divino alfarero. Obra maestra, del Maestro. 'Dejarse', otra vez y siempre.
Pues sí, hermanos, yo quisiera que aprovecháramos el acontecimien-
to del uno de octubre para reconciliarnos -cada uno desde donde esté-
con la santidad, con la propia s~ntidad, como espectativa.
La beatificación de Pedro Casani y de nuestros hermanos Dionisio y
compañeros mártires es, debe ser, ¿será?, un acontecimiento de gracia y
santidad.
San José de Calasanz ponderaba la renovación de los votos de los re-
ligiosos como punto menos que el martirio. Así se expresaba: "La ratifi-
cación de los votos solemnes o profesión, hecha por puro amor de Dios,
10
es una acción tan grata a Dios, que sobrepasa a todas las otras que puede
hacer el hombre, salvo el martirio" (carta del 20-7-1642).
Quizás sería una buena manera de sintonizar con nuestros mártires:
los que serán próximamente beatificados y los que, en número de 256 (?)
en España, convalidaron sus repetidas renovaciones de los votos con la
última, la que las lleva atadas a plenitud, su martirio.
El Papa en su Carta Apostólica Tetio Millenio Adveniente en prepa-
ración al Jubileo del año 2000, después de ponderar la siembra de márti-
res y el patrimonio de santidad que caracterizaron las primeras genera-
ciones cristianas, a las que presenta como motores del desarrollo de la
Iglesia en el primer milenio, invita a no perder esos testimonios y semillas
de santidad. En efecto, dice: "En nuestro siglo han retornado los márti-
res, muchas veces ignorados, como 'soldados desconocidos' de la gran
causa de Dios. En la medida de lo posible no deben perderse en la Iglesia
estos testimonios. Como ha sido sugerido en el Consistorio, conviene
que las Iglesias locales se esmeren en no dejar perder la memoria de cuan-
tos han sufrido el martirio, recogiendo la necesaria documentación". Y
concluye así: "El mayor homenaje que todas las Iglesias tributarán a
Cristo, en el umbral del tercer milenio, será la demostración de la omni-
potente presencia del Redentor, mediante frutos de fe, esperanza y cari-
dad, en los hombres y mujeres de tantas lenguas y razas, que han seguido
a Cristo en las diversas formas de la vocación cristiana". El reciente
Sínodo sobre la Vida Consagrada pide que se prepare la edición del mar-
tirologio del siglo XX (proposiLión nº .:53 ).
No puedo dejar de pensar en tanto don de santidad derramado por el
Espíritu S:rnto en nuestrJ.s amadas Escuelas Pías, en el martirio cruento o
incruento en España, Europa Central, América Latina, donde hermanos
nuestros, copartícipes del patrimonio de santidad de nuestro padre, San
José de Calasanz, dejaron testimonio de su vocación escolapia llevada
hasta donde el don de Dios tuvo a bien conducirles 'para gloria de Dios
y utilidad del prójimo'. /
Estamos ya en la primera fase de preparación para la celebración ju-
bilar del año 2000. La Iglesia nos ha permitido poner, con este granito de
santidad celebrada en estas beatificaciones, nuestra pequeña contribución
inicial al Jubileo en su momento antepreparatorio. Ojalá podamos, en un
profundo 'sentire cum Ecclesia', acompañar las etapas previstas que nos
han de llevar al año 2000 con pasos y hechos significativos. El mejor de
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los cuales será, desde luego, un renovado compromiso de santidad.
Inexcusable, al estilo de Jesús: "Me santifico a mí mismo, para que ellos
se santifiquen a su vez" Qn. 17,19).
El Apocalipsis acaba así: "El que es justo, siga practicando la justicia;
y el que es santo, siga santificándose. He aquí que vengo pronto y mi re-
compensa va conmigo para pagar a cada uno según sus obras. Yo soy el
alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin. ¡Biena-
ver:ti.:rz.jos los que lavan sus vestiduras en la sangre del Cordero para
que tengan parte en el árbol de la vida y entren por las puertas de la ciu-
dad! ... El Espíritu y la esposa dicen: 'Ven'. El que lo oye diga: 'Ven'. El
que tenga sed, venga; el que quiera, tome gratis el agua de la vida ...
1¡1 'Ciertamente vengo pronto'. Amén. Ven, Señor Jesús" (Ap. 22).
Quisiera invitar a toda la Orden, a los familiares de los mártires y a
sus parroquias, y al pueblo cristiano que entre en conocimiento de sus vi-
das testimoniales, a poneros, serena y humildemente, en estado de santi-
ficación acelerada. Vivamos la alegría de ser llamados de nuevo a la santi-
dad, en la beatificación de nuestros hermanos.
Y me gusta terminar como concluía la lectura diaria del Martirologio
de otros tiempos, que, tras relatar la vida de los santos más conocidos del
día, añadía: y en otros lugares se celebra a otros muchos santos mártires,
confesores y santas vírgenes. ¡Demos gracias a Dios!
Con afecto
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San José de Calasanz, fundador de los Escolapios. Escultura en
el Monasterio de !rache (Navarra) ante la que rezaron los once
mártires sacerdotes.
13
Introducción
Fueron sacrificados entre los meses de julio a diciembre del año 1936.
Vidas sencillas, ejemplares, empapadas de bienaventuranzas y sonri-
sas. Vidas entregadas a la educación de los niños y jóvenes bajo el lema ca-
lasancio de "Piedad y Letras".
15
La beatificación nos recue.rda la fidelidad heroica de unas vidas con-
sagradas a Dios en las Escuelas Pías; su ejemplo, coronado por el don del
martirio, ayudará a gastar y dar nuestras vidas con la máxima generosidad
en favor de la juventud de nuestro tiempo.
Al leer estas páginas recordemos el coraje de la fe de estos testigos. A
imitación de Cristo supieron responder al insulto y a la violencia de la
muerte, con el perdón y la comprensión.
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' J " sus vwas,
·J en 1.ns d'1as e,:
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rnucrt<:'.
carne de convicción y ejemplo testimonial. Levantaron cátedra ante la::i
fosas de los cementerios, o en cárceles inhóspitas, o en la cuneta de las ca-
rreteras, o frente a un muro acribillado.
Al vivir el gozo de su glorificación como mártires y testigos de la fe,
decimos con el escolapio Ramón Castelltor:
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"Polvo de huesos, eco de lecciones,
ceniza de recuerdos y rocío de lágrimas,
flotan y brillan y se transfiguran y se hacen
rostro, voz, nombre, sonrisa, abrazo ... "
Aragón
Peralta de la Sal está en el corazón de todos los escolapios; es la cuna de
San José de Calasanz.
Los primeros religiosos de la Orden llegaron por primera vez en
1695. Y en Peralta construyeron el Noviciado, un Colegio y la Capilla en
el mismo lugar donde estaba la casa paterna de Calasanz.
En el centro de la plaza, situada delante del Santuario, en el año 1902,
se colocó una estatua de bronce del Santo, regalo de la reina María Cristina.
"Aquí nació José -aquí estuvo la Casa de los Calasanz-. Aquí, donde
su cuna estuvo, está su altar ahora". Esta es la leyenda que corona en la-
tín la cima del retablo del Santuario escolapio de Peralta.
Ahora, desde el 1 de octubre de 1995, cinco hijos de Calasanz decla-
rados beatos por la Iglesia enriquecen este lugar calasancio. Estos cinco
mártires de la Provincia de Aragón vivieron en Peralta de la Sal. Son ya
cinco nuevos motivos de la historia que el pueblo comparte con la Orden
rl.e bs E~'C 1Jeks Pfas, fund-i._lz.. po:' el h;jc nüs ilustre d.: este pequeño rue-
blo aragonés.
Peralta es la tierra en que vivían, rezaban. trabajaban v enseñaban es-
tos mártires escolapios. El P. Dionisio Pamplona, el P. Rector, cuidaba la
comunidad y la parroquia; el P. Manuel Segura formaba a los novicios y
postulantes; el P. Faustino Oteiza enseñaba a los niños en la escuela; el H.
Florentín, viejito, rezador; y el H. David Carlos, en el vigor de sus casi
treinta años, estaba entregado a los trabajos de la huerta y la cocina.
Sobre aquella monotonía en la vida tranquila, sobre aquel Valle de la
Ganza, poblado de encinas, olivares, los mares verdes o dorados de trigos,
las ermitas de la Virgen, se iba cerniendo un huracán, fruto de un fenó-
meno muy complejo, de causas enormemente adversas y difusas, nacidas
en todos los rincones de España.
Los acontecimientos que se sucedieron a partir del año 1931 rompieron
todas las previsiones. Fueron obra de elementos exaltados que destruyeron
19
toda disciplina y aprovecharon para desahogos y venganzas. A partir del 23
de julio de 1936 se perdió totalmente la calma y, con la llegada de extremis-
tas venidos de fuera, comenzó la serie de acontecimientos que golpearon
fuertemente a la Comunidad Escolapia de Peralta.
En medio de un clima de desorden y turbación a cada uno de los cin-
co escolapios de Peralta les fue quitada la vida con violencias porque eran
rcli:~iosos. Tcnfa:n <'r. el pueblo amigos y discírulos que les dc~pidicron
enm: espanto y lágrimas, dcsconccnados e impotcmes.
Emociona escuchar el recuerdo lleno de veneración de aquellos ado-
lescentes de entonces que, atónitos y turbados, vieron escenas dolorosas.
Hoy solo quieren contemplar la palma hermosa que les regala la Iglesia al
proclamarlos "beatos", "mártires'', y revivir el testimonio de sus vidas
ejemplares.
Los mártires son también hijos predilectos de este pueblo. San José de
Calasanz, el Padre, el maestro, el paisano, adoraba a su patria. Acariciaba
y recibía muy familiarmente en Roma a los de dicho lugar, se ufanaba de
ser hijo de ese lugar, les regalaba medallas, les encomendaba cartas, les pre-
guntaba por sus parientes y por los hijos de sus hermanas y otras personas
del pueblo, así testificó Juan Azen, agricultor natural y habitante de Peralta
de la Sal, cuando el proceso de beatificación calasancio.
Y ahora, José de Calasanz es el primero que los recibe sobre los cie-
los del Valle de la Ganza, en esa fiesta romana en que Juan Pablo 11 de-
clara "be2.tos", "felices'', a esos hijos de Peralta.
El Beato P. Dionisio Pamplona levanta la llave de la parroquia. Y
bendice. El Beato P. Manuel Segura, con las Constituciones de la Orden,
mira a los novicios de hoy. El Beato P. Faustino Oteiza enseña y cuida
con amor a sus gentes de Peralta. Camina despacio en sus pasos ancia-
nos el Beato Florentín Felipe y nos cuenta que estrena oídos nuevos, él
que vivía el silencio de su sordera. Y el Beato David Carlos, juvenil y
alegre, verá cumplido su deseo dt'i ser santo, de "hacer algo por Dios".
Estos escolapios, hombres buenos, sencillos, que murieron rezando y
perdonando, nos invitan a mirar hacia la meta. Las vidas tronchas ayer,
hoy son pletórica espiga. La crueldad del final de sus historias se corona
con la flor de Aragón y Peralta: unas ramas de olivo que son paz. Para to-
dos. Aquel huracán en que todos, todos perdimos, sacudió duramente.
Ahora, ya, todo alegría. Y gratitud a Jesucristo.
¡l___ . 20
DIONISIO PAMPLONA POLO
(1868-1936)
21
Animado por este convencimiento, el P. Dionisia tuvo el coraje de ce-
lebrar la Misa en la iglesia parroquial aun después del estallido de la re-
volución. Asistió una sola persona. En el momento del ofertorio, fue obli-
gado a suspender la celebración y a abandonar el templo.
El clima político de Peralta había cambiado: se acercaban días de
prueba para la Comunidad escolapia que buscó en la oración la fuerza ne-
cesaria pxa :ifronrar los inevít::ibles sufrimientos y h::ista 1•! mismo marti-
.. ; li "'"e'·"
ri·1..__, ~"' d
',,.ne i.....t::~,
·u,.,s·'e - ,.el -·,sane'·
El P. Faustino Oteiza, en una importante carta enviada al P. Provincial
de Aragón, describe así cuanto sucedió el 23 de julio de 1936:
"El día 23 de julio, a eso de las 4.30 de la tarde, vino una cuadrilla de 40
a 50 extremistas de Binéfar armados de bombas etc., con ánimo de
bombardear y quemar el colegio; nosotros, al saberlo, nos reunimos en
el oratorio del Noviciado, recibimos la absolución, y esperamos tran-
quilamente la muerte ... Pero los del pueblo pudieron evitarlo con la
condición de sacarnos de casa y de quemar todo lo que significa reli-
gión. Después vino el comité comunista a intimamos el abandono del
colegio; nos resistimos -sobre todo el P. Rector- todo lo posible, pero
tuvimos que ceder a la fuerza".
24
y después cruzó los brazos sobre el pecho. Eran cerca de las 11 de la no-
che de aquel 25 de julio cuando cayó acribillado a balazos, gritando "¡Viva
Cristo Rey!".
Media hora más tarde su cuerpo fue recogido y arrojado a un camión,
junto con los de los otros 24 fusilados y, posteriormente, sepultado en
una fosa común del cementerio de Monzón.
La ejecución del P. Dionisio Pamplona y de los otros condenados, re-
alizada en la plaza Mayor ante centenares de personas, suscitó rechazo y
malestar en gran parte de la población. Por ello, los nuevos fusilamientos
ya no tuvieron lugar allí. Terminada la guerra, dicha plaza Mayor fuella-
mada «Plaza de los Mártires» y en la fachada del edificio del Banco de
Aragón se colocó una lápida con esta inscripción:
R.LP.
R.P. escolapio Dionisia Pamplona
mártir por Dios y por España en este lugar
25 de julio de 1936
--L_
nerario: Jaca (1890-1891), Sos del Rey Católico (1891-1894 ), Zaragoza
(1894-1895), Alcañiz (1895-1903), de nuevo Jaca (1903-1905), Peralta de
la Sal (1905-1913 ), Pamplona (1913-1919), Buenos Aires (1919-1922), se-
gunda vez en Pamplona (1922-1928), Barbastro (1928-1934) y nueva-
mente Peralta (1934-1936).
Su personalidad profundamente religiosa, a la vez exigente y paternal,
se mostró, sobre todo, durante los seis años en que fue Maestro de novi-
cios, en el trienio trar.scun:Jo en Bm nos Aires como Rc.:tor y Pán ">.:
de la Parroquia «San José de Calasanz» y en el período de rectorado en
Pamplona.
Como Maestro de novicios se dedicó con entusiasmo y total empeño a
la formación de los futuros escolapios quienes lo recordarían luego con ca-
riño y veneración.
El P. Angel Clavero decía de él que era un religioso austero por tem-
peramento y por convicción, fiel a la observancia religiosa, perseverante
en la acción, espiritual y piadoso. Buen conocedor del corazón de los
hombres, sabía imbuir sólidas virtudes cristianas en los jóvenes a él con-
fiados, más con el ejemplo que con la palabra. Actuaba siempre en forma
muy discreta, pero eficaz.
Durante el rectorado en Peralta de la Sala -recordaba el P. Valentín
Aísa-, dio muestras de gran prudencia y celo en promover la vida religio-
P. Dionisia, en
el colegio de
Pamplona
(Navarra), con
los niños
de Primera
Comunión
de 1927.
1-
1
1 f _______ - 26
J.L
1
'
___27__
"Una novedad tengo que comunicarle, la cual seguramente agradará a
todos. Como aquí el Gobierno no paga a los curas y los pueblos tam-
poco, por no estar acostumbrados y educados para ello, resulta que al-
gunos dejan los pueblos y éstos se encuentran sin sacerdote; tal sucede
en Peralta de la Sal. Con esto se pierde naturalmente la fe y se malean
las costumbres en forma tal que parece nos encontramos en plena pam-
pa. Así bs cosas y deseOSl) de remediarlas, me ofrecí al Sr. Obispo de
t·;,."'f cor1·ando
Tl.)Tr"•' J. l;,: l ~r'" '" "(:. ,¡ b·"'Cl-':<--iro del p Pro\: 'ci~l r'·'''"1 11 1 --c,·,
11,.;, .LI..\....~ \.. ,,Á . \o..i. ,1,.l\... ,_ • -~·· ~ • .i ... ~ ! ·~L
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28
P. FAUSTINO OTEIZA SEGURA
(1890-1936)
>¡:
t
V
~
{1
gar la hora de la prueba y debía estar pronto a afrontarla. .l.
.f
~-
«Si llegara el caso, que no espe-
~'
ro, de derramar mi sangre por t'
Jesucristo, con su divina gracia,
con gusto la daré. ¿Puede darse
una mayor dicha?"
-l- -- 45___ - -
timonio. En carta dirigida al P. Provincial de Aragón da detallada noticia
de la muerte del P. Segura y del Hno. Carlos; escribía así:
"Lo que siento es que no pude participar de su dicha. Tal vez, como
inútil, el Señor me tendrá reservada únicamente la pobre condición del
criado de Job, que se libró de la catástrofe para darla a conocer al amo.
Cún-:pL'"' siempre b voluntad ele Dius".
46
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Merece la pena que reproduzcamos aquí, e íntegramente, la carta en que
el P. Faustino relata al Provincial la muerte de los tres religiosos de su co-
munidad. Es el relato más cercano que tenemos, una verdadera 'acta marti-
rial'. Es el testimonio del sentimiento con que viven y mueren, relatado por
quien puede correr su misma suerte, como así lo hará ocho días más tarde;
es, por tanto, la manifestación de su fe: quienes se quedan a este lado de la
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manos y anhela "morir por Jesucristo"; da a sus compañeros difuntos ..::
trato de "mártires", "santos" y "bienaventurados" que hoy les reconoce la
Iglesia. Además hallamos los tres requisitos necesarios para el martirio:
- Morir por odio a la fe: los que se adueñaron de Peralta querían "que-
mar todo lo que significa religión".
- No resistirse al martirio, no escapar de él: "esperamos tranquila-
mente la muerte", "adiós, hasta el cielo".
- Perdonar a quien te mata: "el Señor se compadezca de nuestros per-
seguidores".
f Benedicitef
Peralta de la Sal
1 de agosto de 1936 (Cvsa Zaydín)
M.R.P. Provincial
Zaragoza
49
·------·--------
También han quemado los altares e imágenes de San Roque, La Mora,
Ganza, Calasanz, Fonz, Estadilla, Carrodilla, Azanuy, San Esteban, Bi-
néfar, Gabasa, Purroy, Zurita, Baels, Alcampel, Tamarite, etc., etc., y
muerto a casi todos los sacerdotes y personas principales.
El día 27 el comité (es la única autoridad que hay) sin cuyo permiso
nadie puede moverse, acompañó a cinco postulantes (seminaristas escola-
pios) a Binéfar y Binaced para entregarlos a familias conocidas de los mis-
!' os; c:·;::ndc se arr:glen las .:(ls.;·s, i7·,.:n ,:-: stts cas"ts. En e.ct1_1 mismo di-1 el co-
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- '¿Nos hemos de poner de rodi- f
llas?' y haciendo la señal de la cruz es-
peraron el disparo que les había de
proporcionar la palma del triunfo in-
mortal, gritando el P. Manuel: '¡Viva
Cristo Rey!'. Te Deum laudamus.
Bienaventurados los que mueren en el
Señor.
Los cadáveres fueron quemados.
Yo guardo la maleta del P. Manuel con
ropa. Lo que siento que no pude parti-
cipar de su dicha. Tal vez, como inútil,
el Señor me tendrá reservada única-
mente la pobre condición del criado de
Job, que se libró de la catástrofe pa-
ra darla a conocer al amo. Cúmplase
siempre la voluntad de Dios.
El día 29 el comité llevó a Arén Carta autógrafa al P. Provincial
(donde está el P. Ramón) a ocho novi-
cios, tres de Arén y cinco más. De
suerte que aquí quedamos 14 chicos, el Hno. Florentín y un servidor.
En ese mismo día nos distribuyeron por las casas a los que quedamos,
con libertad para salir por el pueblo. Al Hno. Florentín y a mí nos han des-
tinado a casa de Zaydín, en donde estamos admirablemente, pues las se-
ñoras se desviven por obsequiarnos. No sabemos cómo corresponder a tan-
ta bondad. El Santo Padre (S. José de Calasanz) se lo recompensará.
Aquí vienen los chicos tres o cuatro veces al día a visitarnos.
Nosotros no salimos de casa, pero la gente viene con relativa libertad a
visitarnos.
Entre las muchas personas buenas, µ quienes estamos sumamente
agradecidos, quiero hacer mención del Sr.jaime Meler, que se ha desvivi-
do y expuesto por atendernos en todo, mientras hemos estado presos, por
lo que merece nuestra eterna gratitud.
El colegio está completamente saqueado, los libros del noviciado que-
mados. ¡Un horror! Los mejores ornamentos y alhajas de iglesia en poder
del comité, la biblioteca está intacta, lo que menos ha sufrido hasta ahora,
es el noviciado. El oratorio está aún igual.
-51-
Los chicos todos están bien mirados por todos con mucha simpatía y
obsequiados. Pienso escribir al Sr. Obispo.
No sé cuándo ni cómo llegará ésta a sus manos, porque para Zaragoza
no hay correo. Según cómo queden las cosas y tan pronto como sea facti-
ble, si a V.P. le parece bien, podía mandar de ahí un auto para 14 ó 16 con
equipajes e iríamos a ésa, pues no tenemos dinero; si no, nos arreglaremos
como podamos; el Hno. Florentín irá a Alquéu-r y un servidor a Ayep-ui.
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de la raya de Cataluña está constituido el comunismo y en las torres on-
dea la bandera comunista, y todo el mundo, hasta nuestros chicos, tiene
que llevar la bandera o insignia comunista.
En fin, Padre mío, no sigo más. Si nos vemos en la tierra, hasta que nos
veamos; y, si no, adiós, Padre, hasta el cielo. Saludo afectuosísimo a todos
los PP. y HH. Rueguen por nosotros por intercesión de nuestros mártires,
para que el Señor nos dé lo que más nos conviene y se compadezca de nues-
tros perseguidores y bendiga a nuestros bienhechores.
Adiós, Padre, adiós.
Bendiga a su afmo. y humilde hijo en Jesucristo
Faustino de la Virgen de los Dolores, escolapio
P.D.
Dicen que los cuerpos del P. Manuel y del Hno. David, a pesar de la
leña y de la gasolina, no se queman. No puedo asegurar todavía nada, pe-
ro Dios es admirable en sus santos.
52 --- ---------
Hacia los 14 años sufrió un fuerte ataque de pulmonía que lo llevó al
umbral de la muerte, a tal punto que recibió el viático. U na vez restable-
cido, solicitó entrar en la Orden de las Escuelas Pías como clérigo, dando
cumplimiento de esta manera a su deseo de ser sacerdote, crecido con él
desde su infancia. Vistió el hábito escolapio en Peralta de la Sal el 9 de no-
viembre de 1905 e hizo su profesión de votos simples el 15 de agosto de
1907. Para realizar sus estudios de filosofía volvió a su querido Monas-
terio de !rache. La teología la cursó en Alcañiz y en esta ciudad emitió su
profesión de votos solemnes el 15 de julio de 1912. Ese mismo año reci-
bió su primera y única obediencia para la Casa de Peralta de la Sal, encar-
gado de enseñar en la "Escuela de Niños", que, por ser la única escuela
del pueblo, era frecuentada por todos los niños de Peralta. Fue ordenado
sacerdote el 14 de septiembre de 1913.
Se dedicó a su trabajo con verdadero espíritu calasancio. Podemos de-
ducirlo por el programa y los propósitos que se leen en un cuadernillo es-
crito de su puño y letra en aquellos años.
El año 1919 fue nombrado ayudante del Maestro de novicios, cargo
que ejerció hasta 1926, cuando sus superiores le nombraron Maestro de
los mismos novicios. Desde entonces su vida estuvo enteramente dedica-
da a la formación de los jóvenes escolapios.
Sus ex-novicios conservaron siempre un buen recuerdo de él, consi-
derándolo un hombre de Dios, seriamente empeñado en el camino de la
:-:ierfección. El P Félix Leorza afoma ~ue "sr,;s avisos, consejos y correccio-
nes llevaban siempre el sello de un gran celo por nuestro aprovechamien-
to". En los momentos difíciles, cuando llegaron las primeras amenazas de
rncendiar el Colegio, supo tranquilizarles y darles valor, asegurándoles
que haría todo lo posible por salvarles, aun a riesgo de morir.
Uno de sus ex-novicios recuerda un episodio que puede ayudarnos a
comprender su personalidad de religioso ejemplar:
l 53
El P. Faustino
en foto
conmemorativa
de uno de sus
primeros grupos
de alumnos.
Peralta de la Sal,
.. haci.1 1916.
ejemplos que les he dado'. Acto seguido, se levantó y besó los pies de
los novicios que estaban en los dos primeros bancos de las dos filas. Yo
fui uno de los novicios cuyos pies fueron besados por el P. Faustino.
Este acto de humildad se imprimió en mi mente para toda la vida".
55
«Mi salud por ahora va muy bien, gracias a Dios; he mejorado mucho;
el temblor va poco a poco desapareciendo, me encuentro con muchas
más energías, llevo las clases sin cansancio, hasta podré predicar uno de
estos días; no sé si se consolidará la mejoría; de todos modos, cúmpla-
se la voluntad de Dios".
Su deseo del martirio nos lo dan a entender claramente las cuatro car-
tas -hechas famosas- escritas el año 1936, fechadas los días 1 y 2 de agos-
to y dirigidas al P. Provincial de Aragón y a los familiares de los PP.
Dionísio Pamplona y Manuel Segura y del Hno. David Carlos. En una de
ellas se lee:
" ... de muchas leguas a la redonda yo soy el único sacerdote que quedo
con vida, hasta ahora. Si el Señor me llama, pronto estoy; esa será mi
dicha".
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