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TEMA 1: EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA.

PRINCIPALES ÁMBITOS DE
INTERVENCIÓN.
1.1- HISTORIA.
La demanda de capacitación de las profesionales de la acción social en España tuvo sus
primeras voces en Concepción Arenal (Ferrol, 1820-1893). Autodidacta, esta mujer dedicó
su vida a la reforma social y a la producción de escritos entre los cuales elaboró “manuales”
para la acción social.

A lo largo de su fructífera vida abordó de forma especial la reforma del sistema


penitenciario, la defensa de los derechos de la mujer y la mejora de la situación obrera. Ella
misma desempeñó el cargo de visitadora general de prisiones de mujeres y esta
experiencia le sirvió para escribir El visitador del preso (1894).

Especialmente destacable fue el interés de Concepción Arenal por la formación de las


mujeres que en su tiempo se dedicaban a la beneficencia. Organizó una sección femenina
de la Conferencia de San Vicente de Paúl y redactó un manual para que sus miembros se
fueran formando: el Manual del visitador del pobre (1863).

Con su obra de 1861: La beneficencia, la filantropía y la caridad destaca el valor de la


autosuficiencia, no sólo como valor profesional, sino como valor universal aplicado a las
personas usuarias, ya que se opta por la racionalización de la beneficencia y por convencer
al necesitado de que la ayuda económica será transitoria y que no debe acostumbrarse a la
misma. Todo ello con el objetivo de favorecer la autonomía de las familias pobres en
condiciones de mejorar, de evitar la picaresca y de no desincentivar a las clases bajas de
sus obligaciones laborales.

Respecto al resto de Europa, España es tardía en el inicio de la profesionalización de los


trabajadores sociales. En 1932 en Barcelona se crea la primera escuela del trabajo social
en España, fundada por Raúl Roviralta, médico y consejero de asistencia social durante la
segunda república, y Antonia Ferrera, secretaria del comité feminista de reformas sociales.
Se crea la escuela bajo el nombre de “La escuela de asistencia social para la mujer”.

Después de la guerra civil (1936-1939), la formación de los asistentes sociales quedó en


manos de la Iglesia y de la ideología política imperante. Durante este período, debido al
continuado aislamiento al que sometió el franquismo al Estado, las escuelas españolas se
distanciaron de las escuelas internacionales de Trabajo Social. Éstas tenían como objetivo
principal la profesionalización y hacían autocrítica del paternalismo que se había venido
ejerciendo hasta entonces en la disciplina- profesión. Esto dista notablemente del panorama
español, en el que la asistencia social de la pobreza y de la marginación no contaba con la
preparación y la organización profesional adecuadas, destacando precisamente por la
precariedad de sus medios, su inherente autoritarismo moralizador y la excesiva
preocupación por el orden público.

En los años comprendidos entre 1950 y 1970, España se industrializa, se produce un éxodo
rural y cambian las estructuras sociales. En esta etapa aumenta la demanda de
profesionales, hecho que favorece el acceso de los mismos a una formación oficial, siendo
reconocidos en 1964 como técnicos de grado medio, con un Plan Oficial de Estudios que,
sin embargo, oficializaba la disociación entre el saber teórico y el práctico, dejando la
formación teórica con carácter subsidiario.

En 1967 tiene lugar la creación de la Federación Española de Asistentes Sociales


(FEDAAS), lo que potencia la organización de Jornadas y Seminarios para reclamar y dotar
de rigor científico a la profesión. En este momento empiezan a aparecer las primeras
profesionalizaciones.

Entre 1970 y 1980, el avance del Trabajo Social y el aumento del número de escuelas tiene
lugar en las zonas más industrializadas y con mayor desarrollo económico. La evolución de
la profesión se va a ver influida por el establecimiento de relaciones diplomáticas con otros
países. La década de 1970 es muy importante para el Trabajo Social español, una profesión
que contaba con un escaso número de profesionales (5.307 asistentes sociales titulados en
1971) que ejercían básicamente en el ámbito privado.

En esta década, coincidiendo con los últimos años de la dictadura, se genera en el ámbito
del Trabajo Social una necesidad de renovación y revisión de conceptos que facilita la
evolución desde una asistencia paternalista hasta la promoción del individuo. El propósito
no era tanto el de ayudar a las personas como el de concienciar al pueblo sobre las
desigualdades estructurales y sobre la importancia de las reivindicaciones sociales,
tomando los profesionales un rol de agente de cambio. Esta nueva concepción estuvo
influida directamente por las teorías marxistas y radicales al verse influenciadas por el
movimiento de Reconceptualización Latinoamericano.

En la mitad de la década se produce la transición política y la promulgación de una


Constitución en 1978. Se desarrolla una etapa en la que el Trabajo Social, que parte de un
modelo de intervención con claros matices benéficos, debe hacer frente a los retos que
implican los cambios sociales que se vienen produciendo.

A partir de 1980, con la conquista de la democracia, se produce en España un desarrollo de


la legislación social sin precedentes, que sitúa a las trabajadoras sociales en el epicentro
del Bienestar Social y el desarrollo del Sistema Público de Servicios Sociales.

Es precisamente este hecho, el que hizo a los profesionales alejarse del discurso teórico de
la reconceptualización, cambiando el trabajo social liberador y radical, por la gestión de
servicios y prestaciones que venían amparados por nuevos derechos sociales con los que
se garantiza la atención de los ciudadanos ante situaciones de necesidad. Se cierran los
organismos de beneficencia y se abren departamentos de Servicios Sociales, contando con
el trabajador social como profesional de referencia.

En 1983 la formación en Asistencia Social obtiene el rango universitario y se incorpora a la


Universidad como Diplomatura en Trabajo Social. Esta incorporación era necesaria para el
reconocimiento de la profesión, pero supuso un reto al tener que adoptar un mayor rigor
científico. La inclusión del Trabajo Social en la Universidad va a suponer la incorporación de
experiencias profesionales sistematizadas, lo que permite integrar la dimensión operativa de
lo profesional a la docencia.
A partir de 1990, el Trabajo Social ha continuado evolucionando, situándose como profesión
de referencia en el sistema público de servicios sociales e incrementando su radio de acción
al sector privado y las Organizaciones No Gubernamentales.

La consolidación de los estudios ha permitido una mayor producción de literatura


profesional, así como la realización de algunas investigaciones que permiten la evaluación
del trabajo desarrollado y la planificación de nuevas intervenciones.

Durante estas décadas el Trabajo Social va a tener su expresión mayoritaria en la función


pública, si bien la iniciativa social y el voluntariado complementarán estas actuaciones,
aunque en la práctica el control motivado por la subvención y el concierto de las
administraciones: local, autonómica, estatal y europea estará presente.

Durante este periodo el Trabajo Social se enfrenta a un escenario polifacético y con varias
dificultades. Ha conseguido alcanzar cierta consolidación y una mayor presencia en la
sociedad a través del incremento de profesionales en el mundo laboral, pero se encuentra
con la necesidad de revisar planteamientos de la etapa anterior. La integración laboral se
hace en gran parte precariamente, lo que sin duda debe mucho a la política desarrollada
desde los años 80.

Por ello, hablar de Trabajo Social en España, más que nunca, estará vinculado a la
trayectoria del Sistema Público de Servicios Sociales. En este nuevo panorama se pone el
acento en los recursos sociales, en las prestaciones económicas y de servicios. El ejercicio
profesional se desarrolla de manera muy significativa en este Sistema. Tanto es así, que
supera el 70% de la ocupación profesional.

La aparición de un nuevo proceso en 1999, denominado Proceso de Bolonia con el fin de


armonizar los distintos sistemas educativos de la Unión Europea, supuso la implantación en
la Universidad española del nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y que
finalmente posibilitó que los estudios de Trabajo Social de tres años de duración se
convirtiesen en Grado con cuatro años de formación.

En el curso académico 2008-2009 comenzaron a implantarse en las Universidades de


Zaragoza y Comillas ( Madrid) los primeros nuevos títulos de Grado en Trabajo Social.

En la Universidad Rey Juan Carlos, se estudia el Grado en Trabajo Social desde el curso
2015-16.
La consecución del Título de Grado posibilita al trabajador social el acceso, entre otros, al
Doctorado.
En el año 2003, con la aparición del documento marco sobre la integración del Sistema
Universitario Español en el Espacio Europeo de Educación Superior, se establece la noción
de competencia profesional vinculada a los futuros títulos de grado.

Se han descrito nuestras competencias profesionales, señalando que:


El/la Trabajador/a Social es un/a profesional de la acción social que tiene una comprensión
amplia de las estructuras y procesos sociales, el cambio social y del comportamiento
humano, que le capacita para:
Intervenir en las situaciones (problemas) sociales (de malestar) que viven individuos,
familias, grupos, organizaciones y comunidades, asistiendo, manejando conflictos y
ejerciendo mediación.

Participar en la formulación de las Políticas Sociales y contribuir a la ciudadanía activa


mediante el empoderamiento y la garantía de los derechos sociales.
Todo ello con el fin último de contribuir junto con otros profesionales de la acción social a la
integración social de personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades, la
constitución de una sociedad cohesionada y el desarrollo de la calidad de vida y del
bienestar social.

Esta competencia general se desarrolla a través de seis ámbitos competenciales que


agrupan, dando sentido y coherencia, al conjunto de las competencias específicas
profesionales. Son los siguientes:

1. Capacidad para trabajar y valorar de manera conjunta con personas, familias, grupos,
organizaciones y comunidades, sus necesidades y circunstancias.
2. Planificar, implementar, revisar y evaluar la práctica del Trabajo Social con personas,
familias, grupos, organizaciones y comunidades y con otros profesionales.
3. Apoyar a las personas para que sean capaces de manifestar las necesidades, puntos de
vista y circunstancias.
4. Actuar para la resolución de las situaciones de riesgo con los sistemas cliente así como
para las propias y las de los colegas de profesión.
5. Administrar y ser responsable, con supervisión y apoyo, de la propia práctica dentro de la
organización.
6. Demostrar competencia profesional en el ejercicio del Trabajo Social.

1.2- CÓMO SOMOS Y QUÉ HACEMOS LOS TRABAJADORES SOCIALES.


La profesión de Trabajo Social en España, como en otros muchos países, se encuentra
feminizada. Aproximadamente el 85% de las profesionales son mujeres.

Según datos del Consejo General del Trabajo Social, de un total aproximado de 70000
profesionales en todo el territorio español, el 60%, aproximadamente, se encuentran
colegiados.

A continuación veremos cada una de las salidas profesionales en Trabajo Social y ámbitos
de intervención, inspirado en la clasificación que realiza el Libro Blanco del Trabajo Social
(Agencia Nacional de Evaluación de la calidad y acreditación):

1- Servicios sociales de atención primaria:


Dirigidos a toda la población en general ubicados generalmente en ayuntamientos. Se
configuran como puerta de entrada para los diferentes recursos del propio Sistema Público
de Servicios Sociales y para la orientación y derivación, en su caso, hacia otras
prestaciones y recursos de otros sistemas de protección social.

a)Detectar, analizar y diagnosticar las situaciones de necesidad en su ámbito territorial,


informando a los servicios competentes y proponiendo respuestas.
b)Atender a las personas que presenten demandas ante los servicios sociales con el fin de
ofrecerles una primera respuesta.
c)Facilitar a la ciudadanía el acceso a las prestaciones del sistema de servicios sociales y al
resto de sistemas de protección social.
d)Valorar y realizar el diagnóstico social y/o socioeducativo de las situaciones de necesidad
social a demanda del usuario, de su entorno familiar o social, o de otros servicios de la red.
e)Ofrecer apoyo y acompañamiento social continuado a las personas que estén en
situaciones de necesidad social.
f)Realizar actuaciones preventivas y de promoción social.
g)Ejecutar los programas y las prestaciones incluidas en éstos.
h)Gestionar prestaciones de emergencia social.
i)Gestionar las prestaciones que les sean atribuidas en la cartera de Servicios Sociales.

2- Servicios sociales especializados (dirigidos a grupos de población susceptibles de


una atención diferenciada):
Servicios de atención a personas sin hogar: servicios de atención en medio abierto; centros
de acogida y comedores sociales; albergues; formación e inserción sociolaboral.

1.Servicios de atención a personas mayores: centros sociales y clubes; asociacionismo;


centros de día; centros residenciales; atención domiciliaria; voluntariado.

2.Servicios de atención a infancia y familia: servicios de prevención, diagnóstico y


tratamiento para la protección de la infancia y soporte a la familia; acogimiento familiar y
adopción; centros de acogida; centros residenciales; centros abiertos.

3.Servicios de atención a la mujer: servicios de información y atención psicosocial para la


mujer; atención social de urgencia para mujeres víctimas de violencia doméstica; casas de
acogida; soporte para la formación y la inserción sociolaboral; asociacionismo y grupos de
autoayuda.

4.Servicios de atención a personas con discapacidad: servicios de asesoramiento,


valoración e información de recursos; servicios de atención precoz; servicios de diagnóstico,
tratamiento y rehabilitación; formación e inserción socio-laboral; asociacionismo de
personas afectadas y de familiares o grupos sensibilizados; voluntariado; pisos protegidos;
defensa y tutela de los bienes de personas con incapacidad.

5.Servicios de acogida y atención social a inmigrantes y refugiados.

3- Salud.
La trabajadora social sanitaria se ocupa de apoyar, guiar y acompañar al paciente y su
familia en el proceso de enfermedad y en su posterior adaptación e integración al entorno.
Realiza sus funciones en:

• Centros de salud o servicios de atención primaria de salud.


• Servicios de atención sociosanitaria domiciliaria a enfermos con patologías crónicas y
terminales.
• Hospitales generales. Maternales. Hospitales infantiles.
• Centros sociosanitarios: atención sociosanitaria a pacientes crónicos y terminales;
unidades de cuidados paliativos.
• Servicios de salud mental: servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento infantil y de
adultos; hospital de día; centros de día; pisos protegidos; inserción sociolaboral; unidades
de tratamiento de pacientes en fase aguda; centros residenciales para pacientes crónicos;
asociacionismo de personas afectadas, de familiares y otros grupos; servicios de atención a
personas con demencias y trastornos neurológicos degenerativos.
• Servicios de atención a las drogodependencias: servicios de atención (información,
prevención, diagnóstico y tratamiento) a las drogodependencias; comunidades terapéuticas;
centros de rehabilitación y de reinserción social y laboral.

4- Educación y formación.
La trabajadora social puede constituir un apoyo para el centro educativo, contribuyendo a
abordar situaciones de vulnerabilidad social, facilitando la integración del alumnado
perteneciente a minorías, detectando situaciones de riesgo (maltrato infantil, abuso sexual,
problemas emocionales, problemáticas sociofamiliares), y favoreciendo la participación de
las familias en la comunidad educativa. También puede poner su experiencia profesional e
investigaciones realizadas al servicio de la docencia de futuros profesionales o personas del
ámbito de la intervención social.

Prestan su servicio:
• Educación reglada: servicios de asesoramiento psicopedagógico y social a los equipos de
los centros escolares e institutos de enseñanza secundaria (EOE); mediación escolar y
familiar; centros de educación especial para alumnos con necesidades especiales;
asociacionismo en el ámbito escolar; programas de detección y tratamiento del absentismo
escolar; docencia universitaria.
• Educación no reglada: escuelas-taller y otras iniciativas orientadas a compensar déficits
socioeducativos; servicios de atención a primera infancia.
• Formación de estudiantes de trabajo social en prácticas; formación permanente;

5- Justicia.
La trabajadora social puede ser solicitada para que intervenga con la realización de la
prueba pericial, o bien otras actuaciones profesionales, en los siguientes procedimientos:
Separación o divorcio y en especial sobre guarda y custodia, régimen de visitas, pensión de
alimentos y compensatoria; Patria potestad; Impugnación de resolución administrativa sobre
menores; Adopciones, acogimientos y su cese; Internamientos involuntarios de menores
con trastornos de conducta; Ejecución de sentencias por incumplimiento de medidas,
principalmente sobre el régimen de visitas regulado, etc…

Dentro de cada uno de estos procedimientos, el/la trabajador/a social forense valora
conforme a unos criterios profesionales de evaluación según cada caso y en sobre los
puntos del litigio concretos por los que se solicita la intervención, pudiendo encontrarse:
• Justicia juvenil: servicios técnicos de asesoramiento psicosocial al juez; mediación con la
víctima; programas de seguimiento de medidas en medio abierto; centros de internamiento
de menores infractores; mediación familiar; inserción sociolaboral.
• Juzgados: servicios de asesoramiento técnico a los jueces; mediación familiar; programas
de seguimiento de medidas penales alternativas a la prisión; atención a la víctima.
• Instituciones penitenciarias: comisiones de asistencia social penitenciaria; programas
específicos de tratamiento de determinados delitos,; programas de atención materno-infantil
para reclusas con hijos en la prisión; seguimiento y control de presos en libertad
condicional; servicios de reinserción sociolaboral.

6- Instituciones Penitenciarias.
Los trabajadores sociales en las instituciones penitenciarias hacen de nexo entre los
reclusos y el exterior, así como aquellas acciones que impulsan su reinserción socio-laboral.

Sobre todo, lucha por evitar el desarraigo de la persona privada de libertad, ejerciendo de
“intermediario” entre este y el entorno social cercano y la familia.
De entre las funciones del trabajador social en instituciones penitenciarias, al formar parte
esencial en la junta de tratamiento, cabe destacar las siguientes:
• Realización de evaluaciones para permisos de salida laboral, de estudios, especiales y
depósitos domiciliarios.
• Elaboración de informes para gestionar la libertad condicional, para el otorgamiento de
incentivos mediante la tabla progresiva de permisos de salida y para la clasificación en
períodos del Sistema Progresivo Técnico. Así como para todas las actividades intramuros.
• Además, todas estas funciones pueden incluir la realización de visitas a empresas, centros
educativos, a las víctimas o familiares de las víctimas, o a la residencia de los privados de
libertad, dependiendo del tipo de trámite que se realiza.

Destacar la figura de Victoria Kent, que en 1931, fue nombrada Directora General de
Prisiones y llevó a cabo una reforma penitenciaria marcada por importantes modificaciones
entre la que destacan la humanización en las condiciones de vida de los reclusos,
aumentando y mejorando la alimentación, así como con la retirada de grilletes en los
presos. La profesionalización del funcionariado de prisiones y la creación de un cuerpo
femenino de funcionarias, así como el intento de establecimiento de estudios penitenciarios
específicos.

7- Sector privado (empresas).


El papel del trabajador social en el ámbito empresarial es fundamental para garantizar el
bienestar y la calidad de vida de los empleados, así como para el desarrollo sostenible de la
organización.

A continuación, se explican algunas de las funciones que cumplen estos profesionales en


las empresas:
• Prevención y resolución de conflictos: Los trabajadores sociales están capacitados
para identificar y abordar los conflictos que puedan surgir en el entorno laboral. Esto incluye
desde situaciones de acoso y discriminación hasta problemas de comunicación y trabajo en
equipo.
• Mejoramiento del clima laboral: Los trabajadores sociales pueden contribuir a generar
un ambiente laboral saludable y motivador, lo que se traduce en una mayor productividad y
satisfacción en el trabajo.
• Apoyo en situaciones personales: Los trabajadores sociales pueden brindar apoyo y
orientación a los empleados que atraviesan situaciones personales difíciles, como
enfermedades, problemas familiares o emocionales.
• Desarrollo de programas de responsabilidad social: Los trabajadores sociales pueden
colaborar en el diseño y ejecución de programas de responsabilidad social empresarial, que
promuevan el bienestar de la comunidad y el cuidado del medio ambiente.
• Capacitación y formación: Los trabajadores sociales pueden diseñar y llevar a cabo
actividades de capacitación y formación para los empleados, en temas como comunicación,
liderazgo, trabajo en equipo, entre otros.

8- Vivienda.
Programas de promoción, estudio y adjudicación de viviendas de protección social;
dinamización comunitaria de barrios de nueva construcción o en proceso de remodelación;
planificación urbana.

9- Tercer sector.
Ámbito en expansión integrado por organizaciones y entidades sin ánimo de lucro que
trabajan contra la exclusión social con programas preventivos, asistenciales, formativos, de
inserción social y laboral a nivel local, desarrollando en muchos casos también programas
de cooperación internacional.

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