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Departamento de Economía de la Empresa CALIFICACIÓN

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Portugal cose la moda española


FERNANDO BARCIELA Madrid 25 AGO 2017
https://elpais.com/economia/2017/08/25/actualidad/1503657508_841891.html

Portugal, que lleva desde los años 80 produciendo ropa para España, está intensificando su posición como
suministrador de las grandes marcas españolas. El país vecino, que exportaba ropa y textil a España por 1.293 millones
de euros en 2012, superaba los 1.790 millones en 2015, un 38,6% más en solo cuatro años. Una producción encargada
por empresas como Inditex, Carolina Herrera, Purificación García, El Ganso o Bimba y Lola. En resumen, la producción
total de la industria portuguesa de la confección, que trabaja también para Francia o Alemania, pasó de los 5.600
millones de euros del 2012 a los 6.200 millones del año pasado. Portugal tiene un 3% de tasa de crecimiento anual del
PIB y un 8,8% de tasa de desempleo.
Unos resultados que no sorprenden a Ángel Asensio, presidente de Fedecon, la patronal española de la confección,
quien reconoce que “Portugal es un país fuerte en el sector, con una industria del textil y confección muy cuidada, una
mano de obra más barata y una buena especialización en los tejidos y la confección”. Una opinión que Marcos Álvarez,
consultor exejecutivo de Cortefiel, completa al señalar que “hay tres factores que llevan a las marcas españolas a
fabricar en Portugal: La rapidez en la respuesta, los costes de producción y la calidad productiva, fruto de una cultura
textil fuerte”.
Las causas del éxito luso son que, al contrario de lo que sucedió en España, las empresas no solo no cerraron sus
plantas, sino que invirtieron en tecnología y procesos para convertirse en suministradoras de proximidad para las
marcas españolas, francesas o italianas. “Una reorientación estratégica del modelo de negocio”, apunta Alberto Rocha
Guisande, secretario general de Cointega, la patronal gallega del sector, “con tal éxito que es un caso digno de
estudio”.
Estas empresas no se limitan a cortar y coser. Controlan ya todo el proceso de fabricación, desde la compra del tejido
hasta la entrega. Adelino Costa, presidente de ANJE, la Asociación de jóvenes empresarios de Portugal, aclara que sus
firmas “prestan servicios como el desarrollo del producto, la innovación, el diseño, el styling, la logística y el
suministro”. El muestrario que se ofrece en bandeja a las marcas incluye fibras naturales como algodón, cáñamo, lino
u ortigas; telas confeccionadas con restos triturados de otras telas y paños elaborados con botellas de plástico, en
definitiva, posibilidades que los tejidos abren a su ingenio. Los creadores vuelven a sentir los “buenos materiales” que
“se dejaron cuando todo se empezó a hacer mal”.
Cada camiseta de un pedido de 5.000 prendas traído de China le cuesta a una empresa 1,5 euros, frente a los 7,5 de
una made in Galicia. ¿Están los ciudadanos dispuestos a tener menos ropa y pagar más por ella? Almazán percibe una
creciente oposición al modelo salvaje de producción textil, tanto en los consumidores como dentro de las
multinacionales. Fernando Gago, esgrime que China “ya no es lo que era” porque las demandas laborales de sus
habitantes han empezado a subir los precios. El miedo económico a la desaparición total del sector en Europa, las
imágenes de la fábrica que se derrumbó en Bangladesh en 2013 y el avance de las alergias —“el 80% de los químicos
de síntesis que se usaban en los ochenta en textil y cosmética están ahora prohibidos”— han abierto el camino hacia
un cambio “gradual”. Almazán ve luz al final del túnel: “Nadie diría hace cuatro años que Carrefour iba a tener cuatro
pasillos de comida ecológica. Se empieza por lo que comes y después vendrá la ropa. Es la tendencia”.

Cada vez más, algunas compañías apuestan por el mercado de proximidad para la fabricación de sus prendas. En los
últimos años, España, Portugal y Marruecos han recuperado el peso perdido frente a los talleres asiáticos, que se
dedican más a la confección de básicos y prendas de tiradas mayores. Según los datos de las centrales sindicales de
Portugal, el país emplea a unas 200.000 personas en el sector, repartidas en 9.000 empresas. La mitad de esta industria
se encuentra en Oporto. En la actualidad la inflación es un 1,4% y el salario mínimo en Portugal es de 650 euros
mensuales, 618 hasta septiembre del año pasado.
Costa añade que “las marcas españolas recurren a las fábricas lusas para asegurar las diversas fases de la cadena de
producción textil, el aprovisionamiento de materias primas y la ejecución de procesos industriales específicos”. Y lo
hacen, además, con total eficiencia, ya que la industria portuguesa consigue entregar un pedido en apenas 15 días.
La reconversión se debe a que tenía empresas de cierta dimensión que pudieron hacer frente a las inversiones
necesarias. Así por ejemplo, A. Ferreira & Filhos tiene cuatro fábricas y 350 trabajadores; Dielmar, especializada en
trajes y con marcas propias, cuenta con 400, al igual que Goucam. A lo que hay que añadir los trabajadores indirectos,
en empresas subcontratistas. De hecho, la estructura de la industria lusa no ha parado de crecer, en parte gracias al
apoyo del gobierno con sus políticas de I+D y apoyo a la industria. Había 7.000 compañías en 2010 y ahora son casi
8.000. La plantilla total ha pasado de 120.000 personas en 2012 a más de 140.000 en la actualidad. El impuesto de
sociedades ha bajado del 25 al 21% .
Que sus costes laborales sean más bajos que en España también ayuda. Aunque los expertos no creen que sea lo más
relevante. “Ese no es el factor determinante que lleva a las marcas de moda a externalizar su producción allí”, apunta
José Manuel García Orois, gerente de la Cámara de Comercio de Vigo. En su opinión son más importantes “la tecnología
y la eficiencia y disponibilidad de una estructura industrial que no se perdió con el proceso de deslocalización”. “Pese
a que los costes de producción en Marruecos son más bajos y los productos más baratos, algunas marcas están
abandonando Marruecos y regresando a Portugal por la calidad del producto y la capacidad de entrega”, reconoce
Adelino Costa, de ANJE.
Buena parte del éxito de la industria portuguesa de la confección, centrada en la producción integral de ropa para
terceros, más que en las marcas propias, se debe a la apuesta de Inditex por producir allí, lo que contribuyó a mantener
la actividad. A resultas de esas apuesta de Inditex y otras firmas gallegas se ha acabado por formar un auténtico clúster
de la moda, en el que cada una de las partes se ha especializado y ha servido, dice Rocha Guisande, “para potenciar al
máximo la complementariedad”. “Mientras que Galicia se ha centrado en el diseño de moda”, dice García Orois, “la
industria impulsó y apoyó el nacimiento de talleres textiles que actuaron como suministradores de primer nivel para
las marcas gallegas”. El responsable de Cointega no alberga la menor duda de que “contar dentro del territorio de la
euroregión Galicia- Norte de Portugal con un cliente de la capacidad de arrastre de Inditex ha sido decisivo en el que
algunos consideran el milagro económico portugués”.
Un efecto del éxito portugués en el sector es que ha impedido que España pudiera hacerse con parte de esa labor
industrial. En Fedecon explican que esa recuperación de producción es muy difícil “debido a que, con la crisis, se ha
destruido gran parte del tejido industrial del textil y la confección”, explica Asensio. Una situación que García Orois
achaca “a la ausencia de estructuras empresariales capaces de afrontar las inversiones y organización necesarias para
reimplantar esa producción”.
Estas dificultades —para recrear la industria en España— se mantienen, lo que explica que Inditex, que fabrica el 15%
de sus prendas en su país de origen, siga canalizando más producción a Portugal que a Galicia. El grupo de Amancio
Ortega empleó el año pasado 10.000 trabajadores más en el país luso (hasta los 42.000), frente a un incremento de
200 en España, hasta los 6.500. Todo esto ha tenido consecuencias. Solo entre el 2008 y 2011 se perdieron 35.000
empleos en el sector al pasar la plantilla de 185.000 a 150.000 personas. Si lo comparamos con lo que sucedía en 1995,
cuando la industria empleaba a 280.000 trabajadores, la pérdida de empleo fue del 45%.
Cambiar la situación va a ser difícil porque las marcas españolas están cómodas con esta estructura. “Resultaría muy
complicado conseguir mano de obra en nuestra tierra para realizar las tareas más primarias del proceso productivo,
que está totalmente solucionado, ya que existe la capacidad de gestionar cada tipo de producción en donde resulte
más adecuado y en las cantidades que requiera la demanda”, aclara Rocha Guisande.

Analice el artículo y aborde los siguientes aspectos, del modo más exhaustivo posible y argumentando todas sus
afirmaciones :
1. Analice los factores básicos que caracterizan la competitividad de Portugal.
2. Elabore el perfil estratégico del entorno y valore los criterios más representativos.

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