Está en la página 1de 34

FACTORES PREDISPONENTES PARA EL CONSUMO DE SUSTANCIAS

PSICOACTIVAS (SPA), EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES.

DIANA GUTIERREZ, ANDRES MEJIA Y JASBLEIDY MELO

Resumen

El siguiente documento, aborda los principales factores que se asocian a la problemática

del consumo de sustancias psicoactivas (SPA) en los Niños, Niñas y Adolescentes. Todo esto,

retomando información pertinente de artículos realizados en diversos contextos, donde se

expone el consumo como una problemática predominante en la población mencionada. Por

otra parte, se puntualizan factores predisponentes tales como: la familia, la relación entre

pares, la educación y el contexto sociocultural. Enmarcándola así, como una problemática

de carácter psicosocial. Finalmente, se realiza una discusión y se expone como conclusión,

que el contexto relacional primario suele ser con frecuencia el más influyente en la

presentación de dicha conducta.

Palabras claves: Consumo, SPA, Niños, niñas y adolescentes, problemática, contexto,

factores predisponentes, familia, educación, conducta.


INTRODUCCIÓN

El consumo de sustancias psicoactivas (SPA), es actualmente un tema de gran relevancia

debido a que se concibe como una problemática de carácter psicosocial. Pues afecta no solo

a quienes presentan dicho comportamiento, si no también impacta de manera negativa los

diferentes contextos donde se relaciona el individuo. Por esta razón, la comunidad científica

a nivel internacional ha centrado sus esfuerzos en estudiar las razones por las cuáles se genera

la conducta de consumo, haciendo énfasis principalmente en la descripción de factores de

riesgo.

Por otra parte, en Colombia se ha abordado a grandes rasgos, como una problemática de

salud pública que presenta un alto índice de incidencia en menores de edad. Por lo cual, debe

ser estudiada y atendida como una prioridad. Con base en lo anterior, en el presente

documento se presentaran de manera puntual los factores, que llevan a niños, niñas y

adolescentes a tener contacto directo con las sustancias psicoactivas (SPA).

Para finalizar, es importante resaltar que la actual monografía tiene como fin último,

realizar una reflexión sustentada en datos actualizados. Todos estos, provenientes de la

revisión de artículos teóricos y empíricos de los últimos 10 años, realizados tanto en

Colombia, como en países extranjeros por investigadores de distintas áreas. Además de

exponer las conclusiones a las que se llegaron, durante el proceso de construcción de la

misma.

1. CONCEPTUALIZACION

En primer lugar, para definir el consumo es relevante establecer que cualquier individuo

al momento de ingerir cualquier tipo de sustancia psicoactiva, comienza a formar parte de un

grupo “consumidor”, dentro del que se establecen diversos estadíos, los cuales están

determinados por tipos de consumo, clasificados de menor a mayor dentro de los que se
encuentran: 1. Experimental (primer contacto), 2. Ocasional (en situaciones sociales), 3.

Habitual (De forma autónoma y cotidiana) y 4. Problemático (por dependencia).

De acuerdo con esto, el estadio más alto de consumo es el Problemático donde se observa

alteración en las áreas de desarrollo personal, evidenciando descuido en el aspecto físico,

deterioro de relaciones sociales y dificultades para cumplir con compromisos académicos y

laborales. En este punto, la persona enferma busca la sustancia en los sitios de expendio, y al

no poder controlar su ansiedad puede llegar al punto de vender sus pertenencias o incurrir en

actos ilegales con tal de obtener el sustento para su adicción.

Lo anterior significa que el consumo de drogas, en ciertos casos, podría estar relacionado

con un proceso progresivo y jerárquico que empieza con drogas legales como el tabaco y el

alcohol y continúa con marihuana, considerándose esta última un paso intermedio hacia otro

tipo de drogas superficiales, ya que se afirma que el consumo de las mismas a temprana edad,

da lugar a una mayor probabilidad de llegar a consumir sustancias con efectos más fuertes.

Aspecto que se evidencia en otras investigaciones como la de Herrera y Rodríguez,

(2012) han destacado que cuando el consumo, se inicia en edades por debajo de los 16 se

comienza por ingerir marihuana, escalando posteriormente a estimulantes, tranquilizantes o

sustancias como alucinógenos, éxtasis, cocaína, heroína y anfetaminas, generando una

diversificación en el consumo, lo que también se conoce como policonsumo o escalamiento a

una droga superior en la jerarquía de las drogas que se relaciona por lo general con la edad

de inicio en el consumo.

Por otra parte, también es importante diferenciar el termino sustancias psicoactivas del de

“drogas”, ya que la definición conceptual de ambos términos representa un punto crucial.

Esto debido a que en la sociedad actual la dificultad para reconocer las diferencias entre

ambos conceptos, impide dimensionar los alcances de la problemática. Lo anterior, en razón


a que el término “drogas” al ser de uso coloquial, es utilizado indistintamente para hablar

tanto de fármacos recetados, como de sustancias ilegales que alteran el sistema nervioso y

que no poseen ninguna utilidad terapéutica.

En consecuencia, la Organización Mundial de la Salud en el año 2015, acuño el termino

sustancias psicoactivas (SPA) definiéndolo como toda sustancia que introducida en un

organismo vivo, puede modificar o alterar una o más funciones específicas del sistema

nervioso central. Dicha definición, dada con el fin de complementar la anterior, donde aún se

utilizaba el termino drogas haciendo referencia a: “una sustancia de uso no médico con

efectos psicoactivos, capaz de producir cambios en la percepción, el estado de ánimo, la

conciencia y el comportamiento (OMS, 1969 at 2015).

De acuerdo con lo anterior, se establece entonces que el concepto de SPA abarca también

aquellas sustancias de uso legal (alcohol, cigarrillo) y aquellas de uso restringido como los

medicamentos de uso psiquiátrico (clonazepam, flouxetin). En este orden de ideas, en

Colombia en el año 2016, se realizó un reporte acerca del consumo de SPA donde se señalaba

que el consumo de alcohol ha ido en aumento a través del tiempo, y se presenta cada vez más

en edades inferiores a los 18 años. Encontrando que cerca del 43% de los niños y

adolescentes entre los 11 y 13 años han ingerido alcohol en el último año.

Además, en cuanto al uso de sustancias ilícitas se encontró que también ha aumentado

significativamente, debido a que la oferta es cada día más alta y diversa. En dicho reporte se

destaca porcentualmente la marihuana como la sustancia de mayor consumo en el país,

seguida de cerca por la cocaína, el bazuco y el éxtasis. Hecho que genera una gran

preocupación frente a los efectos nocivos del uso habitual de dichas sustancias y el aumento

de la población de consumo.

En esa misma línea, exponiendo un caso más concreto en Ibagué; investigaciones

recientes publicadas en el año 2012, , muestran como la sustancia llamada DIP, está
generando grabes problemas de adicción; puesto que debido a la curiosidad, la búsqueda de

placer, la necesidad de ser tenido en cuenta dentro de un grupo, la fácil adquisición y uso de

esta sustancia está llevando a los jóvenes a la inhalación de este tipo de químicos que son

extremadamente peligrosos para la salud, debido a que pueden causar la muerte instantánea

en la persona que las inhale. (p13)

Esta sustancia circula entre los adolescentes y tiene un fácil alcance, ya que se puede

conseguir en cualquier droguería. Este producto es fácil de esconder para que su familia no la

pueda detectar, puesto que tiene varias formas de consumo como colocarlo en una bolsa

plástica y se inhala por la boca o nariz, otra forma es impregnarse en la tela o en la ropa y lo

aspiran, esta sustancia genera dependencia fácilmente debido a la necesidad de experimentar

nuevas sensaciones (Toro, 2013).

2. ¿CUAL ES LA CAUSA DE DICHA PROBLEMÁTICA?

En los últimos años la población de consumo ha aumentado, razón por lo cual surge un

interés particular por dilucidar las razones por las cuales un joven o niño, se inicia en el

consumo de SPA, buscando establecer de manera más concreta ¿cuál es la causa o el origen

de dicho hecho? En esta cuestión, subyace el sustrato de múltiples investigaciones que

buscan ahondar en la problemática.

De acuerdo con lo mencionado, numerosos estudios señalan la existencia de factores

biológicos, psicológicos y socioculturales relacionados con el consumo. Por ello, la

asociación colombiana de psiquiatría en el años 2012, estableció que la adicción está

relacionada con 1) la expectativa de las nuevas sensaciones de placer, 2) evitación de

situaciones dolorosas, tanto en lo familiar y lo social, 3) evasión de responsabilidades acordes

con su etapa de desarrollo, 4) percepción de poder y aceptación por parte del grupo de pares.
En concordancia, se explica el origen del consumo con base a unos factores específicos

que no se explican de manera independiente si no que están estrechamente relacionados, y

que por su complejidad no obedecen una lógica lineal de causa y efecto. Por lo cual deben ser

entendidos según Sanabria (2010) como factores de riesgo, que funcionan como

indicadores que predicen la ocurrencia de un evento. Según lo observado, se hace necesario

comenzar a profundizar en el papel que juegan dichos factores de riesgo, como se conciben

en relación al consumo, como se presentan y cuáles son los más relevantes.

Desde otro ángulo, Páramo (2011), precisa la existencia de unos factores protectores, que

se definen como aquellas “características detectables en un individuo, familia, grupo o

comunidad, que favorecen el desarrollo humano, el mantenimiento o la recuperación de la

salud”, de tal manera, que lo anterior indica que la tarea de atender a las necesidades y

problemas es multisectorial, es decir se debe prestar atención a los ambientes sociales

guiados a través de múltiples personas e instituciones, sin dejar de trabajar en compañía

multidisciplinaria y vivencial, para fortalecer y controlar los procesos de cambio

3. ¿CUALES SON LOS FACTORES ASOCIADOS AL CONSUMO?

El consumo de SPA está asociado a factores que son denominados como predisponentes,

ya que de acuerdo con ciertas características, actúan como condiciones que aumentan o

disminuyen la probabilidad de que se presente la conducta de consumo. Dentro de dichos

factores se encuentran:

3.1 La familia

De acuerdo con diversos estudios, se señala que el índice más grande de prevalencia

para el consumo de SPA se halla en edades por debajo de los 18 años, lo que apunta a la

familia como uno de los principales factores predisponentes, ya que son el espacio donde se
dan los primeros contactos. Es allí, donde se aprenden las reglas y normas sociales tomando

como modelo el comportamiento de los integrantes del núcleo familiar. Por lo que de

manera más concreta Hernández-Serrano y cols (AÑO) en su estudio encontraron que existía

una alta correlación entre la conducta de poli consumo en familiares y los integrantes más

jóvenes del mismo núcleo.

Por su parte, en Europa estudios como el de Becoña, Amador, Fernández, Montse,

Sumnall, Méndez y Gabrhelík (2013) mencionan la correlación existente entre el control

parental y el consumo, haciendo referencia a que el menor nivel de control se asocia con

estilos parentales permisivos y a su vez el mayor nivel se asocia con padres autoritarios.

Contrario a lo que se piensa, ambos extremos suponen un factor que aumenta la probabilidad

de exposición a cualquier SPA, ya que el primero genera en los jóvenes la necesidad de

buscar apoyo y atención por fuera del hogar, y el segúndo genera múltiples presiones que

afectan tanto la autoestima como la capacidad para afrontamiento, ocasionando a largo plazo

problemas de comportamiento.

Por consiguiente, para prevenir el consumo en España los autores Fuentes, Alarcón,

García y Gracia (2015) precisan la necesidad de orientar a los padres acerca de la

importancia de que el control este estrechamente ligado al afecto, y se oriente siempre por la

comunicación entre padres e hijos, fomentando la construcción de la confianza y la

compresión por ambas partes. Esto contribuyendo, a la creación de un ambiente que permita

un equilibrio propio de estilos de parentalidad democrática, donde se reconoce la existencia

de una línea de autoridad abriendo la oportunidad para llegar a acuerdos. Permitiendo así,

cierto nivel de flexibilidad necesaria para adaptar las pautas de crianza a los cambios que se

dan en niños, niñas y adolescentes de acuerdo con su desarrollo.

Además, se recalca el apego como un aspecto relevante ya que según Becoña, et al.,

(2012, p.293) en las familias con padres que poseen un vínculo de apego evitativo o
indiferente con sus hijos, estos se exponen con mayor frecuencia al consumo de alcohol y

otras drogas, con el fin de refugiarse en estas sustancias como una manera de evadir su

realidad o ganar la protección de pandillas, que de una manera u otra proveen una red de

apoyo social, con la que no cuentan al interior de sus familias.

Por otra parte en Argentina Grigoravicius (2013), afirma que en Latinoamérica se registra

un descenso en la edad de inicio de consumo hacia los 8 a 12 años, segmento donde se

ingieren principalmente sustancias legales. Situación que es ocasionada por la baja

percepción de riesgo frente a sus efectos, puesto que se encontró que incluso familiares

cercanos, son los que han permitido el primer contacto de los niños con el alcohol en algún

evento o fiesta. Por otra parte, también se logró identificar que la muerte o pérdida de algún

miembro de la familia es una de las causas principales por la que los infantes comienzan a

ingerir bebidas alcohólicas o tabaco.

Como hemos visto, los estilos de crianza y la historia familiar constituyen aspectos

influyentes en la presentación del consumo, por lo que en Colombia, López y Ramos (2012)

reconstruyeron los patrones de crianza de adolescentes en una Institución de Valledupar.

Encontrando así que los modelos de crianza transmitidos de generación en generación juegan

un papel definitorio, ya que de esta manera los sistemas familiares estarían perpetuando

conductas negativas. Y en última instancia actuando como factores de riesgo al

implementar las mismas pautas de padres y abuelos, en las cuales predomina el uso de castigo

físico y la imposición de la autoridad.

En ese orden, en la ciudad de Cúcuta los docentes Caicedo, Vera, Cardona, Mendoza,

Rueda, Murillo y Botello en el año 2012, caracterizaron el consumo en adolescentes

identificando que el inicio del consumo está ligado a la sexualidad y los contextos de

violencia, ya que es en estos espacios donde más se exponen a realizar un consumo de

carácter exploratorio. Sin embargo, se encontró también que la decisión de continuar usando
SPA, obedece principalmente al deterioro de relaciones parentales y la ausencia de factores

protectores al interior del sistema familiar. Por lo que además se presenta un mayor riesgo en

adolescentes varones, frente a los cuales se evidencia una menor constancia y consistencia

durante la crianza.

Lo anterior, refleja que la estructura y dinámica familiar es un aspecto relevante por lo

cual en Medellín, Agudelo y Estrada (2015) identificaron que actualmente existen múltiples

tipologías de familia, cada una diferente de la otra. Dicho aspecto debe ser tenido en

consideración ya que la forma de abordar las problemáticas presentadas en uno o más

miembros del microsistema, varía de acuerdo a las condiciones particulares que lo definen.

En consecuencia se establece, que en todas las familias ya sea por su organización, procesos

de autoridad, cohesión y comunicación, existen factores de riesgo para el consumo de SPA.

En razón a esto, se sugiere trabajar para fortalecer y establecer factores protectores

(acompañamiento constante, seguimiento de amistades) que a largo plazo se representen en

dinámicas positivas y minimicen el riesgo incurrir en el consumo.

En concordancia, gracias al estudio de Muñoz, Gallego, Wartski y Álvarez (2012)

realizado en Pereira, se logra instaurar la asociación directa que persiste entre el consumo y

la ausencia de factores protectores tales como: entorno seguro, establecimiento de normas,

seguimiento de deberes, y la compresión que los padres tienen de los hijos. Esto, basados en

la percepción de los adolescentes, quienes también refieren como una falencia el hecho de

que la mayoría de figuras parentales se centran solo en el cumplimiento de las actividades

académicas. Y no muestran interés por los gustos y hobbies de sus hijos, dando lugar a

brechas entre padres e hijos que imposibilitan la comunicación asertiva.

En razón a la falta de conocimiento mencionada entre padres e hijos, y retomando un

contexto mucho más cercano al nuestro, en el municipio de Chicoral: Aguirre, Aldana, y

Bonilla (2016) lograron establecer que los principales espacios donde los niños y
adolescentes consumen SPA, es en el colegio, casas de amigos, e incluso el propio hogar.

Por lo que se hace pertinente establecer como estrategia de prevención, que los padres

compartan más tiempo de calidad con sus hijos, llevando a cabo actividades que ambos

disfruten y ejerciendo un mejor control sobre aquellas actividades que realicen con otras

personas tanto dentro como fuera del hogar.

Finalmente, se evidencia que si en el núcleo familiar hay relaciones de cercanía y apoyo

mutuo, los adolescentes tienen baja probabilidad de consumir algún tipo de sustancia

psicoactiva, así como lo sostienen Acevedo, Camargo, y Fajardo, E. (2016). “Se reafirma la

importancia que tiene que los padres de familia tengan la apertura necesaria para escuchar y

apoyar a sus hijos. Esto favorece relaciones de confianza, necesarias para que se generen

factores protectores en los hogares” (p.10).

3.2 La relación entre pares

La relación entre pares constituye un aspecto fundamental en el desarrollo de niños,

niñas y adolescentes, ya que es allí en donde pueden reconocerse a sí mismos de forma

autónoma en la relación con los otros. Otros, que están a su mismo nivel, ya que son de su

misma edad o contemporáneos, con los que atraviesa por etapas muy similares y comparte

espacios con los mismos retos. Razón por la cual se conciben las relaciones interpersonales

como un factor casi que determinante, como lo señala Moral y Ovejero (2013) “las

habilidades sociales constituyen un indicador de competencia psicosocial y la inadecuación

de las mismas representa un factor de riesgo para la génesis del consumo de sustancias

psicoactivas en adolescentes”

Por otra parte, es relevante también evaluar el riesgo no solo en función de relación

propiamente dicha, si no en la manera como entran a jugar las características personales en

el entorno social. Por lo cual Calero, Schimdt, & Bugallo (2016) indican que la adolescencia

es la etapa donde mayor influencia tienen las relaciones sociales, ya que es en estas edades
(13 a 18 años) cuando se presenta una mayor necesidad de aceptación, por lo cual la manera

de comportarse es influida por múltiples presiones.

Esto, en conjunción con el proceso de construcción de la autoestima, supone un alto

nivel de vulnerabilidad cuando se trata de presentar comportamientos nocivos. Por lo cual,

se indago sobre el auto concepto en jóvenes españoles y la correlación existente con el uso de

SPA, encontrando que el percibirse como una persona atractiva y aceptada socialmente tiene

una correlación directa con la presentación del consumo. Y en contraposición, percibirse

como una persona con buen rendimiento académico y buena conducta, disminuye la

probabilidad de tener algún contacto con SPA (Calero Et al, 2016)

Otros estudios señalan, que los jóvenes son más propensos debido a que en la

adolescencia se generan procesos de cambio a nivel físico, psicológico, y cognitivo, que

pueden ser exteriorizados de diferentes maneras, siendo una de ellas consumir SPA como

una manera de evadirse de la realidad. Por lo cual, debido el alto nivel de accesibilidad es

probable que el adolescente acceda en primera instancia al consumo de alcohol y el tabaco.

Ambas sustancias estrechamente ligadas a espacios de socialización como reuniones y

fiestas; donde amigos y compañeros pueden ejercer cierto nivel de presión no solo para

ingerirlas por primera vez, sino también para continuar consumiendo más allá del propio

nivel de tolerancia. (Medina y Rubio, 2012).

Además, en un estudio que se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá por Becerra (2012) con

estudiantes entre 12- 18 años, en el que midieron los niveles de exposición frente a factores

de riesgo y de protección relacionados con el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias.

Se pudo evidenciar y concluir que: “los factores que incrementan el consumo de sustancias

son: tener amigos que han sido suspendidos de la escuela, una baja ejecución o desempeño

escolar, seguido por amigos que usan sustancias y tienen una baja percepción de riesgo”

(p.12)
En concordancia con lo anterior, Becerra (2012) sustenta que el factor de riesgo que

prevalece en un 72% es tener amigos que han sido suspendidos, y frente a esto como factor

de protección se encuentra el relacionarse con pares prosociales. Lo que demuestra la

importancia que tienen las relaciones interpersonales para los adolescentes, por lo cual se

destaca el proceso de elección de amistades como un aspecto que se debe fortalecer desde

edades tempranas.

En esa misma línea, en una investigación realizada con universitarios de Bogotá, Duque,

(2012), encontró que frente al fácil acceso a las sustancias psicoactivas, el creciente

aumento de la curiosidad por experimentar los diversos efectos, junto con el hecho de tener

una pareja o amigo consumidor incrementa la probabilidad de ingerir dichas sustancias. Por

lo cual, los jóvenes afirman que el contar con una red de apoyo, es decir relaciones

interpersonales de calidad puede funcionar como un factor protector, ya que al haber un buen

ambiente familiar y de pareja, se reduce la necesidad de ceder antes las presiones del

entorno.

Para resumir, Poulsen & Cols citado por Duque (2012); afirman que los principales

factores de riesgo presentes en las relaciones con pares, son: las presiones sociales, las

influencias ambientales, y los cambios propios de la etapa de desarrollo, los cuales actúan

como agentes que desarrollan la conducta de consumo, sobre todo cuando se encuentran

ligados a sentimientos de estatus social, independencia, madurez, poder y confrontación.

3.3 Contexto escolar

Otro factor que incide en el uso de sustancias psicoactivas es el contexto escolar, por lo

que se hará referencia principalmente a instituciones educativas, con población de cuarto

de primaria en adelante y a las universidades públicas y privadas en sus primeros 3


semestres. De acuerdo con esto, en España: Navalon, y Ruiz, (2017) señalan en el contexto

educativo, el rendimiento académico y el absentismo escolar presentan una relación

directamente proporcional, lo que implica que a mayor fallas a clases mayor probalidad de

consumir SPA y viceversa.

Por su parte, en Dinamarca la OMS ha manifestado que el tener una buena integración en

la escuela, articulando la familia y la sociedad, tiene efectos positivos no solo en los

resultados académicos, sino que también supone una mejora en el estado de salud de los

jóvenes, al permitir la integración social y promover factores protectores, que sirven para dar

un buen pronóstico sobre el desarrollo de conductas saludables a largo plazo (Currie, et al.

2012)

En contraste, mientras que en Europa los estudios apuntan a la escuela, en Colombia los

investigadores se han centrado principalmente en hablar del ámbito universitario, donde se

evidencia en mayor medida el contacto SPA de carácter ilegal , tal y como lo señalan

Albarracín & Muñoz citado por Córdoba, Betancourt y Tacán (2016) quienes afirman que

“las situaciones para consumir se incrementan con la llegada al ambiente universitario, ya

que es en estas circunstancias, donde las posibilidades de acceso a la compra de bebidas

embriagantes, tabaco u otras sustancias son mayores”. (p.310).

En consecuencia, el ingreso a la universidad sobre todo en edades entre los 16 y 18 años

incrementa los factores de riesgo, principalmente debido a la representación social que se

tiene de la Universidad. La cual es enmarcada como una institución “donde se asume una

posición ante la vida, la ciudad y la academia y, a su vez, como un escenario con elementos

que facilitan el consumo: espacio físico, imaginarios, estilos de vida, lo que simboliza ser

universitario y el expendio de drogas” (Posada, Henao, Alzate y Oquendo. 2014. P. 411).


Sin embargo, se logra identificar que más allá de la concepción de la vida Universitaria,

existen también fallas en las estrategias de difusión de la información, ya que según Cáceres,

D; Salazar, I; Varela, M y Tovar, J (2006) los jóvenes no se percatan la existencia de los

daños ocasionados por el consumo de drogas como:

1) Los efectos crónicos sobre la salud como el daño a ciertos órganos o la aparición de

enfermedades; 2) los efectos físicos que ocasiona directamente la sustancia en un período corto de

tiempo y, 3) los efectos sociales derivados del consumo, como el daño de las relaciones

interpersonales, la pérdida del trabajo o de materias académicas, la desintegración familiar, entre

otros.

Lo anterior, apunta a la existencia de fuertes falencias, en lo que a impartir de una

educación integral se refiere. De esta manera, se presenta el reto de no solo realizar

campañas de prevención, sino que además buscar que en “la institución educativa se

reconozca la necesidad de diseñar estrategias para fomentar la unión familiar, promover

hábitos de vida saludable que incluyan el desarrollo de la identidad y la percepción de los

riesgos y la utilización del tiempo libre” (Espinosa, Hernández, Cubides y Martínez. 2015. P.

6).

Es así, como los aspectos señalados anteriormente van de la mano como lo revelan

Gantiva, Hewitt, Vera, Angarita, Parado, y Guillén (2012) con los indicadores de

autonomía y de dependencia del estudiante que influyen sobre la presentación del consumo.

Además, se estable el conocimiento de dichos indicadores como el punto de partida para

obtener una mejor comprensión de la situación y a largo plazo subsanar las falencias

mencionadas. Dichos indicadores se organizan en patrones de la siguiente manera:

a) Autónomo-Dependiente: Estudiantes que no viven con su padre y madre o familiares,

y su padre y madre sustentan sus gastos mayores. b) Autónomo-Independiente: Estudiantes que

no viven con su padre y madre o familiares y ellos mismos sustentan sus gastos mayores. c) No
autónomo-Dependiente: Estudiantes que viven con su padre y su madre o con familiares y su

padre y madre sustentan sus gastos mayores. d) No autónomo Independiente: Estudiantes que

viven con su padre y su madre o familiares, y ellos mismo cubren sus mayores gastos.

(Espinoza, G; Castellanos y Osorio. 2015. P 1457).

Así mismo Gantiva et al (2012) identificaron que elproceso de escolarización marca

diferencias en la prevalencia del consumo, puesto que se observó que en la ciudad de Bogotá

tanto los niños y jóvenes que no están escolarizados como los que están vinculados al sistema

educativo presentan un consumo de moderado a alto. Pero en el caso de la primera población

el acercamiento a las SPA se da en mayor medida en edades por debajo de los 15 años, lo

que refleja la importancia de la educación, como un agente que permite detectar la

presentación de conductas perjudiciales y trabajar para ofrecer orientación sobre las mismas.

Finalmente, en Chicoral – Tolima, Aguirre, Aldana, y Bonilla (2016) una vez identificada

la prevalencia del consumo de SPA en una institución de la región, hacen una invitación a

todos los involucrados en el sector educativo, “para tener un acercamiento con los jóvenes,

abrir espacios de diálogo con ellos, escuchar sus inquietudes y temores” (p. 7) . También,

recalcan que en su quehacer “los docentes deben ser conocedores de los problemas que

afectan a los jóvenes de la comunidad educativa en la cual laboran” (P.7), con la finalidad de

identificar la problemática, dar aviso a padres de familia y en conjunto tomar acciones

correctivas. Formulando, planes de acción para tratar de manera oportuna situaciones

similares, que se puedan presentar en el futuro

3.4 El contexto socio cultural

Por último, el factor sociocultural se erige como un factor predisponente en cuanto todos

los seres humanos estamos inmersos en una sociedad, con una cultura característica que

influye constantemente en los procesos de crianza, educación y la forma como nos


relacionamos con otros y el entorno. Por lo cual, el origen del consumo de SPA se remonta a

varios siglos atrás, donde las comunidades indígenas utilizaban las diferentes plantas y

sustancias provenientes de la naturaleza con fines medicinales (Grigoravicius. Et al. 2013)

Para continuar, desde sus usos ancestrales y medicinales las SPA como son conocidas en

el presente, se han popularizado de generación en generación aun cuando actualmente se

conocen sus efectos adversos. Y más que eso, cuando su consumo habitual supone una

problemática que genera un impacto tanto a nivel médico, como social, cultural, ideológico

y politico. Ya afecta principalmente a grupos poblacionales donde la edad, el sexo, o la

condición económica representan factores de riesgo, como lo señalan Díaz y Cabrera (2014)

quienes concluyeron que los adolescentes son un grupo muy vulnerable ante el uso de drogas

por sus características biológicas, psicológicas y de desarrollo social.

En otros estudios, se hace referencia a las representaciones sociales y la forma como estas

según Godoy, N (2017) repercuten en procesos como el consumo inicial, la adicción, la

recuperación y la posterior rehabilitación. Esto partiendo de la idea de que las drogas

suponen una experiencia centrada en la construcción y deconstrucción de la propia identidad.

Es decir, una oportunidad donde la persona tiene por medio de la adicción la posibilidad de

perder el control y reconocer sus propios límites para posteriormente, retornar con un auto

concepto renovado que le permita tener distintas percepciones de la realidad y expandir su

mente.

De acuerdo con lo anterior, persiste además la creencia de que los hombres al incurrir

mayormente en conductas temerarias y de riesgo, al explorar las sensaciones físicas propias

de sus características físicas y biológicas, presentan una mayor prevalencia en el consumo de

SPA. Sin embargo, en los últimos 10 años estudios realizados por la OMS, que los índices

de prevalencias entre un género y otro, no presentan una diferencia estadísticamente

significativa por lo que no tiene sentido hacer una diferenciación entre ambos.
Por lo cual, en función de dicha diferenciación entre hombres y mujeres socialmente

asignada y aceptada, es que de acuerdo con Ortiz y Clavero (2014):

“Se producen desigualdades que repercuten en un menoscabo en la salud, desarrollo y

bienestar de las mujeres respecto a los hombres. Esta diferenciación social de género afectará en la

necesaria adaptación de los programas y tratamientos para los distintos colectivos” (P.1)

Teniendo en cuenta el policonsumo en sexo femenino, Cavazos, (2012) de la Universidad

de Texas realizó una investigaciòn , examinando el uso de sustancias y las asociaciones con

el embarazo a los 15 años, el cual definieron que el inicio de la marihuana a los 14 años

aumentó la probabilidad de experimentar un embarazo antes de los 15 años, ya que las

asociaciones entre el inicio del consumo de alcohol y el embarazo adolescente muy temprano

tendieron una tendencia pero no alcanzaron significación en el modelo multivariable.

De esta forma los estudios han examinado sistemáticamente la relación entre el uso de

sustancias y el embarazo adolescente utilizando muestras basadas en la población

estadounidense, los hallazgos apuntan no solo a una relación entre el embarazo y el uso

previo de sustancias, sino que también sugieren que el uso de sustancias continúa para

muchos adolescentes durante el embarazo. Además se encontró que el uso de sustancias es

particularmente problemático entre los adolescentes tempranos y que la prevalencia del uso

de sustancias (Salas, 2015).

En chile, se ha llegado a estudiar este fenómeno con base a los factores de riesgo que

provee el mencionado, por tanto, Paramo, M (2011), denomina una cultura de riesgo, a la que

hace referencia a aquellos fetiches, costumbres o usos que se desarrollan en la adolescencia,

entre ellos los cambios de humor, desórdenes alimenticios, conductas inadecuadas para sus

edades, lesiones traumáticas (ya sea físicas o emocionales), entre otros. Estos factores
tendrían un origen tanto interno como externo, y a su modo estarían implicados en las áreas

vitales del sujeto (áreas personales, familiares y sociales). Así como Páramo citado por

Kazdin (2003) plantea que “durante la adolescencia hay un incremento en el número de

actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por

ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y

sexo precoz y sin protección”.

Por consiguiente, se hace necesario abordar la problemática desde un enfoque de carácter

inclusivo, en el que se tomen en consideración todas las comunidades y grupos que puedan

verse afectados para así poder responder a sus necesidades de manera objetiva sin guiarse

por sesgos, que provienen mitos y creencias, y se mantienen por el desconocimiento de la

poblacion.

En contraste, también es importante entender que realizar una distinción entre una

población y otra, cuando se evita estigmatizar permite delimitar los factores que confluyen en

una situación. Por ello, la fundación Eguia Careaga de España en el año 2014, realizo un

estudio que permitió evaluar el consumo en relación con las condiciones socioeconómicas.

Encontrando así, que la condición económica afecta el consumo de forma desigual, ya que

en los estratos más bajos predomina el uso de sustancias legales como el tabaco o alcohol, y

en niveles más altos, los jóvenes consumían con mayor frecuencia sustancias ilegales, que

suelen ser las que tienen efectos más fuertes y duraderos y por lo tanto, requieren de una

mayor capacidad adquisitiva.

Es así, como la Universidad de Costa Rica, realizó una investigación cuyo objetivo

general es analizar el poli consumo de las drogas ilícitas en jóvenes en dos organizaciones no

gubernamentales (ONG) dentro del país, cuyos resultados revelaron que las drogas más

utilizadas por los jóvenes son la marihuana y la cocaína mezclada con tabaco. Además de

esto, los jóvenes afrontan su recuperación en un centro para tal fin, esto al asumir que el
consumo trae consigo consecuencias negativas como la delincuencia, el encarcelamiento

(Murillo, 2013).

Según Díaz, Rodríguez, González y Maldonado (2011), la edad de abuso de las sustancias

psicoactivas está alrededor de los 20 años que presenta problemas de depresión y/o ansiedad,

donde cerca del 20% de la población se encuentra en situaciones de riesgo o con problemas

asociados al abuso. Por esta razón, el consumo, el abuso y la dependencia de SPA se

consideran unas de las problemáticas principales de salud mental en Colombia.

“Bogotá se caracteriza por ser una de las ciudades con mayor consumo de marihuana y

cocaína, el cual inicia aproximadamente a la edad de 15 años y continua hacia los 19 años al

inicio de la etapa universitaria” (Díaz et. al, 2011, p26). Por esta razón realizaron un estudio

para identificar las diferencias en el perfil de personalidad entre consumidores moderados y

excesivos, en el que utilizaron cuestionario de personalidad para evaluar las diferentes

dimensiones y concluyeron que el factor que obtuvo resultados significativos fue tensión, este

hace referencia al grado de autocontrol de la persona en aspectos inhibitorios y proactivos. En

el caso del consumidor moderado, tener autocontrol le permite analizar las situaciones antes

de actuar, le dedica tiempo a sus labores, las organiza y las realizo hasta poder terminarlas;

mientras que el consumidor excesivo actúa de forma impulsiva en algunas situaciones.

Otro de los resultados del anterior estudio fue que “el 95% de los casos de homicidios,

accidentes de tránsito, riñas callejeras y lesiones, tiene relación con el consumo de SPA por

parte de algunas de las personas involucradas” (Díaz et. al, 2011, p.37). Debido a estos

resultados proponen que los programas de prevención deberían estar enfocados para la

población infantil y adolescente direccionada a elementos sociales como la cooperación

social y proyección académica u ocupacional.

Por otro lado el abuso de drogas provoca efectos nocivos tanto a nivel comportamental

como emocional y cognitivo. García, Luque, Santos y Tabernero (2017) llevaron a cabo un
estudio con el fin de indagar la relación entre algunas variables psicológicas de

autorregulación con la depresión y deterioro cognitivo en consumidores de sustancias

psicoactivas. El deterioro cognitivo hace referencia a la pérdida de funciones como la

memoria, la atención y el procesamiento de información, en el cual concluyeron que los

consumidores de marihuana tendrían mayor deterioro que los consumidores de alcohol y

cocaína, ya que según Curan citado por García et al (2017) “el consumo de cannabis en la

adolescencia tiene un efecto directo sobre el coeficiente de inteligencia y los resultados

académicos logrados” (p.132).

Los consumidores de alcohol y de heroína son los que presentan más depresión, puesto

que estas sustancias disminuyen el nivel de funcionamiento del sistema nervioso central

inhibiendo sus estados de alerta, la edad de inicio del consumo en personas con depresión es

aproximadamente a los 15 años. Los adolescentes consumidores presentan diferencias al

momento de regular sus emociones, ya que son capaces de controlar sus emociones cuando

sucede algo positivo, pero son incapaces de controlarlas si ocurre algo negativo. En términos

generales los consumidores de sustancias presenta alteraciones a nivel cognitivo,

comportamental y en el estado de ánimo (García et al, 2017).

Como lo señaló la a Dirección Nacional de Estupefacientes en coordinación con el

Ministerio de la Protección Social y con el apoyo de la Oficina de Naciones Unidas (2009)

mediante el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia con el

propósito de estimar la magnitud del fenómeno y sus características principales lo cual se

encontró que un 43% de ellos no había recibido información sobre este tema en las entidades

educativas y que solamente un 14% había participado en un programa formal de prevención.

Así que aquí aparece una asignatura pendiente en cuanto a la prevención del consumo de

sustancias psicoactivas se refiere. Ministerio de la Protección Social & Dirección Nacional de

Estupefacientes (2009).
En Colombia se realizan diferentes estudios nacionales y regionales que muestran la

situación de consumo de sustancias psicoactivas, dichas investigaciones en la actualidad no

hay dudas acerca de los efectos individuales y sociales nocivos producidos por el consumo de

drogas. Si bien los estudios muestran que no todos los consumidores desarrollan problemas

de dependencia o abuso, se cuenta con suficiente evidencia acerca de los efectos nocivos del

consumo de sustancias psicoactivas legales (Brown y Tapert, 2004)

Por otra parte un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia, sobre cómo

los adolescentes inician el consumo de alcohol y tabaco a los 12 años y otros tipos de drogas

a los 13 años de edad. Dando como resultado que los adolescentes se caracterizaron a nivel

grupal y colectivo en el bajo riesgo en cuanto a los factores familiares, individuales y

ambientales.Los resultados justifican que la psicología debe trabajar en esta población escolar

a nivel preventivo, con programas que sean específicos a los riesgos familiares, individuales

y ambientales detectados en hombres y mujeres de Minatitlán (Díaz, 2012).

La Secretaría Distrital de Salud de Bogotá en coordinación con la oficina de las naciones

unidas contra las drogas y el delito UNODC, el Ministerio de Protección Social, la Comisión

Interamericana contra el abuso de drogas. La Dirección Nacional de Estupefacientes (2012),

desarrolló su segundo estudio sobre consumo de sustancias psicoactivas en Bogotá D.C., del

cual, en los siguientes apartes se presentan los resultados más relevantes, donde se encontró

que el 88% de la población entre 12 a 65 años señala haber consumido bebidas alcohólicas

alguna vez en la vida y el 36% dicen haber consumido en los últimos 30 días (lo que equivale

a 1,9 millones de personas). Se observan claras diferencias por sexo: mientras 49% de los

hombres manifiestan haber consumido alcohol en el último mes, es decir uno de cada dos

hombres, entre las mujeres la cifra es 24%, o sea una de cada cuatro mujeres.
Por otro lado, en el departamento del Tolima se han realizado algunos estudios

relacionados con el consumo de sustancias (SPA) en adolescentes. Debido al incremento del

abuso de las drogas, en el municipio de Espinal realizaron un estudio sobre los factores de

riesgo familiares que inciden en el consumo de SPA con la finalidad de evidenciar la

dimensión de esta problemática. El municipio del Espinal según Aguirre, Aldana y Bonilla

(2016) “se caracteriza como localidad agrícola, y circulación del entorno, sin distinciones

políticas, económicas y sociales marcadas, pero con las connotaciones sociales que la

caracterizan, como población flotante, dinamizadores de la economía, a través del consumo

de alcohol, drogas y prostitución.” (p.2).

El uso de sustancias en la población, ha estado presente desde épocas y culturas; como lo

señalan Posada, Henao, Alzate y Oquendo (2014), en un estudio realizado en este año el cual

implica la tasa de morbilidad referente al consumo de sustancias que representa la población

estudiantil de la Universidad de Antioquia, por su parte, señalan que al ser la universidad más

grande y con un nivel académico superior refleja de manera amplia las prácticas y las

problemáticas que vive diariamente la ciudad y la cultura, en la que la población se ve

involucrada. Este estudio es constatado a partir de la aplicación de fases consecutivas que

permitieron dar como conclusión, que al momento de hablar sobre este fenómeno, se debe

tener en cuenta y priorizar no solo las realidades en las que se desarrollan las capacidades,

habilidades e influencias de los niños (as) y adolescentes, sino también estudiar los contextos

en los que se desenvuelve esta práctica.

CONCLUSION

Para finalizar, con base en la revisión teórica realizada es importante puntualizar que si

bien todos los factores implicados en el consumo de sustancias psicoactivas son relevantes,
hay algunos que se destacan por su impacto y papel determinante en la presentación de dicha

conducta. Lo que nos lleva a las siguientes conclusiones:

1. Se evidencia que la familia para todo niño, niña o adolescente es la base

principal de su desarrollo, por lo que al presentar una estructura disfuncional se

considera el factor que más genera predisposición para el consumo. Ya que es allí

emergen las pautas de crianza, se edifica la capacidad de tomar decisiones, se

establecen modelos de comportamiento social y se constituyen a grandes rasgos los

aspectos fundamentales de la personalidad y la emocionalidad. Determinando a largo

plazo si ese ser humano, contara o no con los recursos internos suficientes, para

establecer factores protectores en su vida que lo lleven a tener conductas saludables.

2. Se encontró, que los factores protectores son útiles para reducir la

probabilidad de que se presente el consumo Sustancias Psicoactivas (SPA), por lo que

se logró identificar como los más importantes: tener una familia estable, contar con

relaciones positivas que sirvan como red de apoyo, mostrar interés por contar con una

formación académica, y formar parte de un entorno sin antecedentes de consumo.

3. Por último, se logró identificar que el abuso de drogas ha crecido de forma

considerable y actualmente es calificado como una problemática grave de salud

pública, que moviliza a las sociedades y gobiernos a realizar acciones para hacer

frente a este reto de gran importancia. Por lo tanto, se menciona que el consumo de

SPA es una problemática que presenta un carácter multifactorial, ya se ven

implicados, desde aspectos como la tolerancia social, la falta de normas y leyes que

regulen la disponibilidad de la sustancia, hasta el deterioro de vínculos familiares.


REFERENCIAS

Acevedo, M, Camargo, L., y Fajardo, E. (2016). Factores protectores familiares para la

prevención del uso de sustancias psicoactivas (SPA) en estudiantes de quinto de

primaria de la Institución Educativa San Luis Gonzaga del corregimiento de Chicoral

(El Espinal, Tolima). Salud Uninorte, vol. 32, núm. 3. Pp. 461-471 Universidad del

Norte Barranquilla, Colombia. Recuperado de

http://www.redalyc.org.ezproxy.unibague.edu.co:2048/articulo.oa?id=81750089009

Agudelo, M. & Estrada, P. (2016). El consumo de sustancias psicoactivas y las formas de

organización y dinámica familiar. Revista Trabajo Social, (18), 145-156. Recuperado

de:

http://content.ebscohost.com.ezproxy.unibague.edu.co:2048/ContentServer.asp?T=P&

P=AN&K=118475197&S=R&D=sih&EbscoContent=dGJyMMvl7ESeqLM40dvuOL

Cmr0%2Bep7ZSr624SbKWxWXS&ContentCustomer=dGJyMOzprk%2B1prFQuePf

geyx43zx

Aguirre, N.; Aldana, O.; Bonilla, C. (2017) Factores familiares de riesgo de consumo de

sustancias psicoactivas en estudiantes de una institución de educación media técnica de

Colombia. Revista de Salud Pública, vol. 19, núm. 1, enero-febrero, 2017 Universidad

Nacional de Colombia Bogotá, Colombia. Recuperado de http://9081-

www.redalyc.org/articulo.oa?id=42250687002

Baker, J., Maes, H., Larsson, H., Lichtenstein, P. y Kendler, K. (2011). Diferencias entre los

sexos y estabilidad del desarrollo en las influencias genéticas y ambientales en el consumo

de sustancias psicoactivas desde la adolescencia temprana hasta la edad adulta joven.

Psychological Medicine, 41 (9), 1907-1916. doi: 10.1017 / S003329171000259.


Recuperado de https://www.cambridge.org/core/journals/psychological-

medicine/article/sex-differences-and-developmental-stability-in-genetic-and-

environmental-influences-on-psychoactive-substance-consumption-from-early-

adolescence-to-young-adulthood/492E19908DE555B9C9D7BB96DD2BC85E#fndtn-

information

Becerra D. (2012). Factores de Riesgo y Protección a Nivel Individual, Pares y Escuela en

el Consumo de Sustancias Psicoactivas. Bogotá. Universidad de la Sabana. 1-24.

Recuperado de

https://intellectum.unisabana.edu.co/bitstream/handle/10818/8213/DIANA%20MARC

ELA%20BECERRA%20%28T%29%201FINAL.pdf?sequence=3&isAllowed=y

Becoña, E., Martínez, Ú., Calafat, A., Fernández-Hermida, J. R., Juan, M., Sumnall, H., &

... Gabrhelík, R. (2013). Parental permissiveness, control, and affect and drug use

among adolescents. Psicothema, 25(3), 292-298. doi:10.7334/psicothema2012.294.

Recuperado de https://web-b-ebscohost

com.ezproxy.unibague.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=1&sid=4fa6f853-17ef-

4a17-9f09-b4664337e954%40sessionmgr101

Caceres, D; Salazar, I; Varela, M y Tovar, J (2006).Consumo de drogas en jóvenes

universitarios y su relación de riesgo y protección con los factores psicosociales. Cali,

Colombia. Univ. Psychol. v.5 n.3 Bogotá dez.

Caicedo, R., Moreno, D., Ferreira, J., Mendoza, L., Rueda, L., Murillo, P., y Botello, X.

(2015). Diagnóstico del consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes. Revista

Ciencia y Cuidado, 9(2), 26-35. Recuperado de:

http://dx.doi.org/10.22463/17949831.336.
Calero, A; Schmidt, V y Bugallo, L. (2016). Consumo de alcohol y su relación con la

autopercepción adolescente. Salud y drogas, 16 (1), 49-58. Recuperado de:

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83943611005

Cavazos-Rehg, Krauss, Spitznagel, Schootman, Cottler, Jean. (2012). Brief report:

Pregnant by age 15 years and substance use initiation among US adolescent girls.

Journal of Adolescence, 35, 1393 – 1397.

Córdoba, E; Betancourth, S y Tacán, L (2017). Consumo de sustancias psicoactivas en una

universidad privada de Pasto, Colombia. Psicogente, 20(38), 308-319.

doi:10.17081/psico.20.38.2552. Recuperado de https://web-b-ebscohost-

com.ezproxy.unibague.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=0&sid=fe1560e7-5da9-

46ae-a3e5-cbb2bf2c6afd%40sessionmgr120

Cortaza Ramírez l, Villar Luis Ma, Puig Nolasco a. consumo de drogas en adolescentes

mexicanas. Revista iberoamericana de educación e investigación en enfermería 2012;

2(3):19-25

Currie C; Zanotti, C; Morgan, A; Currie, D; De Looze, M; Roberts, C; Samdal, O; Smith,

O & Barnekow, V. (2012). Social determinants of health and well-being among young

people. Health Behaviour in School-aged Children (HBSC) study: international report

from the 2009/2010 survey. Copenhagen, WHO Regional Office for Europe (Health

Policy for Children and Adolescents, 6).

Díaz K & Cabrera C. (2014). Factores de inicio y mantenimiento del consumo de spa y

relación con las conductas antisociales y delictivas. Universidad Nacional Abierta y a

Distancia UNAD. Pág. 8-52. Recuperado de:

http://stadium.unad.edu.co/preview/UNAD.php?url=/bitstream/10596/2815/5/4077643

0.pdf
Diaz, K., & Amaya, M. (2012). Factores familiares, individuales y ambientales en el

consumo y no consumo de drogas en adolescentes*. Avances en Enfermería, 30(E), 37-

59. Recuperado de

https://revistas.unal.edu.co/index.php/avenferm/article/view/39862/41790

Duque, J. (2012). Consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes- jovenes

universitarios en Bogota- Colombia: Magnitud del consumo, factores de riesgo-

proteccion y daños asociados. (tesis de grado). Universidad de chile, Bogota.

Espinoza, G; Castellanos, J y Osorio, D (2015). Condición juvenil y drogas en

universitarios: El caso de una universidad regional. Manizales, Caldas.

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.14 no.2. Recuperado de:

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1692-

715X2016000200039

Fuentes, M. C., Alarcón, A., García, F., & Gracia, E. (2015). Consumo de alcohol, tabaco,

cannabis y otras drogas en la adolescencia: efectos de la familia y peligro del barrio.

Anales De Psicología, 31(3), 1000-1007. doi:10.6018/analesps.31.3.183491.

Recuperado de https://web-a-ebscohost-

com.ezproxy.unibague.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=2&sid=3142d944-1a97-

46ff-8afe-5b85894dc379%40sessionmgr4010

Gallimberti, L., Buja, A., Chindamo, S., Lion, S., Terraneo, A., Marini, E., Gómez, L.,

Vincenzo, B. (2015). Prevalence of substance use and abuse in late childhood and early

adolescence: What are the implications?. ScienceDirect , 2, 862 - 867.

García García, V., Luque, B., Santos Ruiz, M., & Tabernero, C. (2017). La

autorregulación emocional en la depresión y el deterioro cognitivo de consumidores de

sustancias psicoactivas. Health & Addictions / Salud Y Drogas, 17(2), 125-136.


Recuperado de https://web-b-ebscohost com.ezproxy.

unibague.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid= 1&sid=9d6b4856-19e3-4166-b736-

fe336ad43add%40sessionmgr104

Gantiva, C; Hewitt, N; Vera, A; Angarita, A; Parado, A; y Guillén, A. (2012) Consumo de

sustancias psicoactivas (SPA) en jóvenes de una región en posconflicto armado.

Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. 41, núm. 2, junio, 2012, pp. 299-308

Asociación Colombiana de Psiquiatría Bogotá. Recuperado de

http://www.redalyc.org/pdf/806/80624462011.pdf

Gantiva , C; González, M , Rodríguez, M;; y Vera, A (2011). Perfil de personalidad en

consumidores moderados y excesivos de sustancias psicoactivas. Psicología desde el

Caribe, núm. 28, julio-diciembre, 2011, pp. 24-38 Universidad del Norte Barranquilla.

Godoy, N (2017). Representaciones Sociales del consumo y adicción a sustancias

psicoactivas, así como de la recuperación, en jóvenes hombres y mujeres que

estuvieron institucionalizados en un centro de rehabilitación en Bogotá, D.C. Facultad

de ciencias humanas. Grupo interdisciplinario de investigación en Representaciones

Sociales Universidad Nacional de Colombia. Recuperado de:

http://www.bdigital.unal.edu.co/56994/5/1010182485.2017.pdf

Gómez, D. Gutiérrez, M. & Londoño, S. (2013). Depresión y consumo de sustancias

psicoactivas en adolescentes en la ciudad de Bogotá. Psychol. av. discip. , ( 7 ), p. 45-

51. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/psych/v7n1/v7n1a05.pdf

http://www.scielo.org.co/pdf/psych/v7n1/v7n1a05.pdf

Grigoravicius, M; Iglesias, A; Ponce, P; García Poultier, J; Pandolfi, M; Nigro, V;

Bradichansky, L; (2013). Contexto Familiar y Consumo de Sustancias Psicoactivas en

Niños entre 8 y 12 Años. Acta de Investigación Psicológica - Psychological Research


Records, 3() 1149-1162. Recuperado de

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=358933344008

Gutierrez, M y Romero, I.Resiliencia, bienestar subjetivo y actitudes de los adolescentes

hacia el consumo de drogas en Angola. Anal. Psicol. [online]. 2014, vol.30, n.2,

pp.608-619. ISSN 1695-2294. http://dx.doi.org/10.6018/analesps.30.2.148131.

Herrera, Ruiz, Martínez y Betancourt. Caracterización del consumo de drogas

psicoactivas por jóvenes y adolescentes atendidos en el Centro

de Deshabituación de Adolescentes del municipio Playa. Revista Cubana de

Investigaciones Biomédicas. 2014; 33(1):1-9

Espinosa, K; Hernández, M; Cassiani, C; Cubides, A; y Martínez, M (2015). Factores

relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas en una institución educativa de

Jamundí Valle, Colombia. Revista colombiana de psiquiatría. pp. 1-6. Fundación

Universitaria San Martín, Sede Cali. Recuperado de

http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v45n1/v45n1a02.pdf

Fundación Eguía Careaga (2014). Desigualdades socioeconómicas, consumo de drogas y

territorio. Madrid – España. Recuperado de:

http://www.pnsd.msssi.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/bibliotecaDigital/p

ublicaciones/pdf/Desigualdades_socioeconomicas_consumo_de_drogas_y_territorio.pd

Lale, A. Dueñas, M. & Carvajal A. (2010). Estudio nacional de consumo de sustancias

psicoactivas en Colombia 2010. Editorial guadalupe- Bogota. Recuperado de:

https://www.unodc.org/documents/colombia/2013/septiembre/Estudio_Nacional_Consum

o_2010.pdf
López G. & Ramos J. 2012. La estructura y la dinámica familiar asociadas a la

vulnerabilidad hacia el consumo de sustancias psicoactivas en los estudiantes de 10º y

11º jornada de la tarde en la Institución Educativa Alfonso Araujo Cotes de Valledupar.

Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD). Recuperado de

http://stadium.unad.edu.co/preview/UNAD.php?url=/bitstream/10596/2271/1/3662231

4.pdf

LÓPEZ LARROSA, S., & RODRÍGUEZ-ARIAS PALOMO, J. (2012). Factores de riesgo

y de protección en el consumo de drogas y la conducta antisocial en adolescentes y

jóvenes españoles. International Journal of Psychological Research, 5 (1), 25-33.

Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=299023539004

Matejevic, M., Jovanovic, D., Lazarevic, V.. (2014). Functionality of Family Relationships

and Parenting Style in Families of Adolescents with Substance Abuse Problems.

ScienceDirect , 11, 281-287.

Medina-Pérez, Ó A; Rubio, L A; (2012). Consumo de sustancias psicoactivas (SPA) en

adolescentes farmacodependientes de una fundación de rehabilitación colombiana.

Estudio descriptivo. Revista Colombiana de Psiquiatría, 41. Escuela de Ciencias

Sociales, Artes y Humanidades de la Universidad Nacional a Distancia (UNAD).

Bogotá, Colombia. Recuperado de

http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v41n3/v41n3a07.pdf

Moral, Ovejero . (2012). Un programa de intervención psicosocial para la mejora de las

habilidades sociales de adolescentes consumidores de alcohol y otras sustancias

psicoactivas. Apuntes de psicología , (23), 3-26. Recuperado de

http://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/viewFile/65/67
Molero, M. Fuentes, M. Gasquez, J. & Barragan, A. (2017). Analysis and Profiles of

Drug Use in Adolescents: Perception of Family Support and Evaluation of

Consequences. Atención Familiar, (24), P. 56-61. Recuperado de

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1405887117300196

Morales, Cabrera, Pérez, Amaro. (2015). El consumo de alcohol en adolescentes de una

secundaria de Ciudad Nezahualcóyotl Frecuencia y características sociales. Vertientes

Revista Especializada en Ciencias de la Salud. Recuperado de

http://www.medigraphic.com/pdfs/vertientes/vre-2015/vre151b.pdf

Muñoz Astudillo, María Nelcy, Gallego Cortés, Carolina, Wartski Patiño, Clara Inés, &

Álvarez Sierra, Luz Elena. (2012). Familia y consumo de sustancias psicoactivas: una

búsqueda de lo ausente. Index de Enfermería, 21(3), 136-140. Recuperado de

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962012000200006

Murillo, L; (2013). El policonsumo de las drogas ilícitas en los adolescentes de Hogares

Crea de Barba de Heredia y Cartago. Enfermería Actual en Costa Rica, () Recuperado

de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44826081006

Navalon, A, y Ruiz, R. (2017). Consumo de sustancias psicoactivas y rendimiento

académico: una investigación en estudiantes de educación secundaria obligatoria. Salud

y drogas, vol. 17, núm. 1, 2017, pp. 45-52. Instituto de Investigación de

Drogodependencias. Alicante, España

Ortiz, P. y Clavero, E. (2014). Estilos de consumo de sustancias adictivas en función del

género. Una aproximación desde el análisis de discurso. Acta Sociológica,

(64), p. 121- 144, recuperado de

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0186602814704852
Ovejero, A. & Moral, M. (2012). Experimentación con sustancias psicoactivas en

adolescentes españoles: perfil de consumo en función de los niveles de edad.

Universidad de Oviedo, departamento de Psicología. Recuperado de:

http://www.scielo.org.co/pdf/rlps/v41n3/v41n3a10.pdf

Páez Esteban, A., & Solano Aguilar, S., & Durán Parra, M., & Mancilla, D., & Suarez, E.,

& Melgarejo, P., & Flórez, G., & Ortiz, E. (2012). Prevalencia del consumo de

sustancias psicoactivas en estudiantes universitarios de la salud y ciencias sociales.

Revista CUIDARTE, 3 (1), 334-341. Recuperado de:

http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=359533179011

Pons, J. & Buelga, S. (2011). Factors Associated with Youth Alcohol Consumption: A

Review from a Psychosocial and Ecological Perspective. Psychosocial Intervention.

20, 1 págs. 75-94. Recuperado de:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3705326

Posada, I; Puerta. E; Alzate, E; y Oquendo, P (2014). Percepción de la comunidad

universitaria sobre el consumo de sustancias psicoactivas en la Universidad de

Antioquia, Medellín, Colombia. Rev. Cienc Salud. 12(3):411-22. Recuperado de:

http://www.scielo.org.co/pdf/recis/v12n3/v12n3a10.pdf

Republica de colombia.(2017). Estudio de consumo UNODC. Recuperado

de:https://www.unodc.org/documents/colombia/2014/Julio/Estudio_de_Consumo_UN

ODC.pdf. 1st ed. [ebook] Bogotá: ALVI Impresores S.A.S. Available at:

https://www.unodc.org/documents/colombia/2014/Julio/Estudio_de_Consumo_UNOD

C.pdf

Rojas, M. 2013. Abuso de Drogas en Adolescentes y Jóvenes y Vulnerabilidad Familiar.

Recuperado de
https://www.unodc.org/documents/peruandecuador/Publicaciones/Publicaciones2014/L

IBRO_ADOLESCENTES_SPAs_UNODC-CEDRO.pdf

Salas-Wright, G. Vaughn, Ugalde, Todic. (2015). Substance use and teen pregnancy in the

United States: Evidence from the NSDUH 2002–2012. Addictive Behaviors, 45, 218 –

225.

Saravia, J., & Gutiérrez, C., & Frech, H. (2014). Factores asociados al inicio de consumo

de drogas ilícitas en adolescentes de educación secundaria. Revista Peruana de

Epidemiología, 18 (1), 1-7.

Tirado-Morueta, R; Aguaded-Gómez, J I; Marín-Gutiérrez, I; (2013). Incidencia de los

hábitos de ocio y consumo de drogas sobre las medidas de prevención de la

drogadicción en universitarios. Educación XX1, 16() 137-159. Recuperado de

http://www.redalyc.org.ezproxy.unibague.edu.co:2048/articulo.oa?id=70626451008

Toro Roa Luz Nevelly. (2013). percepción de los estudiantes frente al consumo de

sustancias psicoactivas para la autogestión de estrategias de prevención en la institución

educativa German Pardo García de la ciudad de Ibagué (proyecto de grado).

Recuperado de http://repository.unad.edu.co/bitstream/10596/2269/1/65767861.pdf

Trujillo, Á y Flórez, I. (2013). Consumo de Alcohol en los Adolescentes de Chía y su

Percepción del Consumo y de la Permisividad Parental frente al Uso de Sustancias.

Revista Colombiana de Psicología, 22 (1), 41-57. Recuperado de:

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80428081004

Vázquez , m.e. et al.consumo de sustancias adictivas en los adolescentes de 13 a 18 años y

otras conductas de riesgo relacionadas. rev pediatr aten primaria [online]. 2014, vol.16,

n.62, pp.125-134. issn 1139-7632. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.4321/s1139-

76322014000300005.

También podría gustarte