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INTRODUCCIÓN
Uno de los mayores cantares de gesta españoles de la Edad Media es el Cantar de Mio Cid. El
poema está formado por 3735 versos de medida variable y está dividido en tres partes, o cantares:
El cantar del destierro, El cantar de las bodas y El cantar de la afrenta de Corpes.
En el primer cantar lo forman las aventuras del héroe en el exilio: el Rey de Castilla envía a
Rodrigo Díaz de Vivar a cobrar los tributos anuales a los reyes moros de Córdoba y Sevilla. El Cid
se ve obligado a abandonar sus tierras y tras atravesar Burgos, además deja a su esposa y su hija en
el monasterio de San Pedro de Carreña. En el segundo cantar, durante su destierro, el Cid consigue
victorias que le hacen entrar triunfante en Valencia, tras nueve meses de cerco. Se inicia la
reconciliación del Cid y el Rey y la familia del Cid se reencuentra en Valencia. En seguida aparecen
los infantes de Carrión que atraídos por la fortuna del Cid le pide la mano de sus hijas. El Rey es
quien concierta estas bodas una vez han ocurrido las pretensiones de los infantes. Al final se narra
cómo los infantes, para vengarse de los insultos que han recibido por parte de los hombres del Cid,
agreden brutalmente a las hijas del Mio Cid y este último pide justicia.
PERSONAJE Alfonso IV
El rey Alfonso VI es un personaje fundamental de la obra, la relación entre el Cid y el rey fue
turbulenta: empieza con la ira contra el guerrero y termina con el perdón. Por lo tanto Alfonso IV
tiene una profundidad psicológica, es decir que evoluciona en la obra y por esto se caracteriza como
un personaje redondo.
Alfonso VI es el rey de Castilla y de León y, por tanto, la máxima autoridad. Todos los habitantes
de su reino deben obedecerlo si no quieren ser expulsados del país. Pero, en definitiva, intenta que
siempre se haga justicia.
Es un hombre severo y arbitrario y esto se evidencia en el momento en el cual ordena el destierro
del Cid por una acusación que no ha probado. Pero su actitud cambia cuando empieza a recibir los
presentes que le envía el Cid: “ Dios y a San Isidro agradezco este gentil don de doscientos caballos
que me envía Mío Cid” (Cantar segundo, 100). Por lo tanto el rey se va dando cuenta de que, en
realidad, es un buen vasallo.
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Agata Vidovich
TEMA La religión