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(importante – derecho individual del trabajo I)

LA PROTECCIÓN DEL SALARIO


Para conseguir que la retribución sea percibida efectivamente y que pueda cumplir su
función de sustento o medio de vida del trabajador y de las personas que de él dependen,
la legislación laboral ha utilizado tradicionalmente distintas técnicas y medidas, que en
algún caso se han extendido también a créditos no salariales (como las indemnizaciones
de despido) y pueden agruparse en cuatro grandes apartados.

1º. Comprende las reglas sobre tiempo, lugar y modo de pago del salario, que tienen por
objeto específico que el trabajador perciba la retribución de modo efectivo y en
condiciones apropiadas.

2º. Comprende reglas que tratan de amparar al trabajador frente a posibles acreedores del
mismo, para garantizarle en todo caso un mínimo de disponibilidad.

3º. Agrupa las distintas reglas que protegen al trabajador frente a otros posibles acreedores
del empresario, especialmente en situaciones de concurso.

4º. Se corresponde con una especial institución de garantía de los créditos laborales que
entra en juego, señaladamente, en los casos en que el empleador o es declarado insolvente
o queda sujeto a los trámites del procedimiento concursal.

- TIEMPO, LUGAR, MODO DE PAGO Y LIQUIDACIÓN DEL SALARIO.

En el artículo 29.1 ET rige el llamado principio de posremuneración, lo que significa que


se abona el salario por un servicio ya prestado, si bien el pago del salario se divide en
unidades temporales periódicas pero referidas siempre al período de trabajo
inmediatamente anterior.

El incumplimiento por parte del empresario de esta obligación de pago puntual lleva
aparejada una consecuencia económica, cual es la del pago de un interés por demora, que
se añade a la cantidad debida por salario.

Lo normal es que el trabajador reciba su salario en el mismo lugar donde presta su trabajo,
aunque la posibilidad, de la que inmediatamente se habla, de realizar el pago del salario
a través de transferencia bancaria elimina, caso de utilizarse, el problema de
determinación de un lugar físico concreto para efectuarlo.

El artículo 29.4 ET ordena que el salario “podrá efectuarlo el empresario en moneda de


curso legal o mediante talón u otra modalidad de pago similar a través de entidades de
crédito”. Tal opción alcanza a la modalidad de pago por transferencia bancaria, aunque

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el trabajador podría negarse a la apertura de cuenta corriente o similar, que es conducta
usualmente aceptada hoy, si prueba una razón seria y fundada para ello.

El artículo 26.4 ET dispone que todas las cargas fiscales y de Seguridad Social a cargo
del trabajador serán satisfechas por el mismo, siendo nulo todo pacto en contrario,
prohibiendo así la posibilidad de que en convenio colectivo o contrato de trabajo se pacte,
como condición más favorable para los trabajadores, la asunción de estas cargas por parte
del empresario, para que el trabajador perciba el salario íntegro sin descuentos

- PROTECCIÓN RESPECTO DE LOS ACREEDORES DEL TRABAJADOR.

Frente a la posible ejecución de los créditos de los acreedores del trabajador sobre su
retribución, el artículo 27.2 ET dicta una regla de equilibrio entre los intereses de ambas
partes, limitando la protección de aquella: “el salario mínimo interprofesional, en su
cuantía, es inembargable”.

La escueta regla del artículo 27.2 ET se contempla con lo establecido en el artículo 607
LEC, que reitera el carácter inembargable del salario, suelto, …, retribución o su
equivalente, que no exceda de la cuantía señalada por el salario mínimo interprofesional,
y que establece porcentajes suplementarios de inembargabilidad para los salarios,
sueldos, jornales, retribuciones, etc., que sean superiores al salario mínimo
interprofesional.

- PRTECCIÓN RESPECTO DE LOS ACREEDORES DEL EMPRESARIO.

La concurrencia con otros acreedores del empresario puede originar distintas situaciones
de riesgo para el trabajador, bien porque se adelanten en el cobro esos otros sujetos, bien
porque los recursos empresariales sean insuficientes para hacer frente a todas las deudas
pendientes. Actualmente se distinguen dos grandes supuestos a estos efectos: la
concurrencia de acreedores en el seno de un procedimiento concursal, y a la concurrencia
fuera de ese contexto, en tanto no se apruebe la “ley reguladora de la concurrencia y
prelación de créditos en caso de ejecuciones singulares”.

• EMPRESARIO NO DECLARADO EN CONCURSO.

El artículo 32 ET contiene tres reglas con tres tipos de privilegio, referidos a distintas
partes o ingredientes del crédito laboral. La primera de ellas se refiere a los créditos
salariales de los últimos treinta días de trabajo y en cuantía que no supere el doble del
SMI, que gozan de lo que la doctrina ha calificado como “superprivilegio”, así llamado
porque supone una preferencia sobre cualquier otro crédito, aunque se encuentre
garantizado por prenda o hipoteca.

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La segunda se refiere a los créditos salariales no satisfechos en virtud de la regla anterior,
que gozarán de preferencia sobre cualquier otro crédito respecto de los objetos elaborados
por los trabajadores mientras sean propiedad o estén en posesión del empresario.

Según la tercera regla del artículo 32 ET, los créditos por salarios no protegidos en los
apartados anteriores, entre ellos los garantizados por prenda o hipoteca, tendrán la
condición de singularmente privilegiados en la cuantía que resulte de multiplicar el triple
del salario mínimo interprofesional por el número de días de salario pendientes de pago,
gozando de preferencia sobre cualquier otro crédito, excepto los créditos con derecho
real, en los supuestos en lo que éstos, con arreglo a la Ley, sean preferentes; la misma
regla se aplica a las indemnizaciones por despido en la cuantía correspondiente al mínimo
legal calculada sobre una base que no supere el triple salario mínimo.

• EMPRESARIO DECLARADO EN CONCURSO.

Desde el punto de vista laboral, la declaración de concurso de la empresa tiene numerosas


consecuencias. Además de afectar a las reglas sobre transmisión de empresa,
modificación sustancial de condiciones de trabajo, movilidad geográfica, suspensión y
extinción de los contratos de trabajo y competencia jurisdiccional, supone que los créditos
de los trabajadores pendientes de pago deben reclamarse y abonarse en el seno de
operaciones conjuntas para todos los acreedores. Conviene precisar que dentro de los
créditos laborales se encuentran no sólo los salarios, sino también diversos conceptos
extrasalariales, y que a ellos se han asimilado en cierta medida los créditos de los
trabajadores autónomos económicamente dependientes.

Se consideran créditos contra la masa los salarios correspondientes a los últimos treinta
días de trabajo efectivo realizado antes de la declaración de concurso, en cuantía que no
supere el doble del salario mínimo interprofesional. Si la masa fuese insuficiente, los
créditos por salarios siguen teniendo preferencia, de modo que se abonarán en primer
lugar los correspondientes a los últimos treinta días de trabajo efectivo en cuantía que no
supere el doble del salario mínimo interprofesional, y en segundo lugar los créditos por
salarios e indemnizaciones en la cuantía que resulte de multiplicar el triple del salario e
indemnizaciones en la cuantía que resulte de multiplicar del triple del salario mínimo
interprofesional por le número de días de salario pendientes de pago.

Por su parte, los créditos contra el deudor devengados antes de la declaración de concurso
quedan integrados en la masa pasiva, y se clasifican en:

• Privilegiados (gozan de algún privilegio reconocido legalmente).

o Créditos con privilegio especial (si afectan a determinados bienes o


derechos de la masa activa).

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o Créditos con privilegio general (si afectan a la totalidad de la masa). Se
recogen, en primer lugar con vistas a su cobro, los créditos por salarios
que no tengan reconocido privilegio especial, en la cuantía que resulte de
multiplicar el triple del salario mínimo interprofesional por el número de
días de salario pendientes de pago; las indemnizaciones derivadas de la
extinción de los contratos, en la cuantía correspondiente al mínimo legal
calculada sobre una base que no supere el triple salario mínimo
interprofesional; las indemnizaciones derivadas de accidente de trabajo y
enfermedad profesional; los capitales coste de seguridad social de los que
sea legalmente responsable el concursado, y los recargos sobre las
prestaciones por incumplimiento de las obligaciones en materia de salud
laboral.

• Ordinarios (sin privilegio).


• Subordinados (los así determinados por el Art 281 Lco).

Con el remanente se atenderá al pago de los créditos con privilegio general, por el orden
legalmente establecido y, en su caso, a prorrata dentro de cada número. Finalmente, y
cuando hayan quedado íntegramente satisfechos los créditos ordinarios, se realizará el
pago de los créditos subordinados, por el orden legalmente establecido y, en su caso, a
prorrata dentro de cada apartado.

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