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El tema que voy a tratar es acerca de la legalidad de realizarle la prueba de alcoholemia a

un individuo una vez ya que se encuentra en su casa tras, presuntamente haber conducido
bajo los efectos del alcohol y causar una serie de accidentes.
El delito de alcoholemia es una de las acciones antijurídicas mediante las que se pone en
peligro la Seguridad Vial, debido a la conducción bajo el efecto de bebidas alcohólicas.
A partir de la reforma del Código Penal, se establecieron unas nociones muy claras que
clarifican en qué casos se ha de castigar la conducción bajo influencia de alcohol. Sin
pruebas no puede haber delito. Por tanto, el legislador ha establecido una tasa de alcohol
fija, cuya ingesta ya demuestra la comisión de delito. Para que la conducción bajo los
efectos del alcohol se considere delito es necesario que se supere una tasa de 0,60
miligramos por litro de aire espirado o una tasa de alcohol en sangre superior a 1,2 gramos
por litro en la prueba de alcoholemia.
La primera cuestión básica ocurre al analizar el tipo penal del art. 379.2 del Código Penal,
que castiga la actividad de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas, y
en cualquier caso, siempre que se superen las tasas de alcohol previamente mencionadas.
Igualmente, la infracción administrativa recogida en el art. 65 de la Ley de Tráfico, describe
como hecho infractor la actividad de conducción con tasas de alcohol superiores a las
legalmente permitidas.
Por tanto, tanto en materia penal como en materia administrativa, parece claro que, si el
vehículo está estacionado, el ilícito no se ha cometido, no hay delito o infracción por falta
de uno de los requisitos esenciales del tipo: la conducción, y por tanto, tampoco procede
realizar el test de alcoholemia.
Ahora bien, si a pesar de estar estacionados y parados, existen sospechas de que ese
vehículo ha sido trasladado hasta ese lugar y conducido bajo los efectos del alcohol por la
persona, además de ser denunciado por alguien que le ha visto conducir el coche
manifiestamente borracho. Los agentes de la autoridad podrán someter:
– A cualquier usuario de la vía o conductor de vehículo implicado directamente como
posible responsable en un accidente de circulación.
– A quienes conduzcan cualquier vehículo con síntomas evidentes, manifestaciones que
denoten o hechos que permitan razonablemente presumir que lo hacen bajo la influencia
de bebidas alcohólicas.
– A los conductores que sean denunciados por la comisión de alguna de las infracciones a
las normas contenidas en este Reglamento.
De ser cierta tal sospecha, podría encajar con el tipo penal o la infracción, que tratan de
evitar el peligro contra la seguridad vial que supone una persona conduciendo en
condiciones psico-físicas alteradas por el alcohol y los agentes podrían recabar pruebas
suficientes para demostrarlo y lograr que sea sancionado penal o administrativamente.
Por lo tanto, no puede condenarse o sancionarse a una persona sin actividad probatoria,
los indicios no son suficientes si el agente no ha visto el vehículo en circulación anómala, el
asunto quedaría huérfano de prueba y por tanto el conductor sería absuelto.
En este supuesto, a pesar de que conseguir dichas pruebas podría suponer una dificultad,
las posibilidades del agente para demostrar la conducción etílica serían varias:
1. La confesión del propio conductor, ante un abogado o sin éste (al tratarse de un delito
contra la seguridad vial, puede renunciarse) siempre que la renuncia sea válida.
2. El testimonio de persona que haya visto al conductor desplazar el vehículo. En este
sentido cabe recordar la obligación que tienen sus acompañantes de decir la verdad, so
pena de perjurio (siempre que no sean familiares).
3. Recopilar las grabaciones de cámaras de seguridad que pudiesen haber registrado el
vehículo en movimiento
Para ejemplificar lo anterior, encontramos un caso ocurrido el pasado año, la Audiencia
Provincial anuló una sentencia del Juzgado de lo Penal 1 de Murcia, en que se había
condenado a un conductor de camión por un delito de negativa a someterse a la prueba de
alcoholemia. El juez de lo Penal dejó constancia también en su sentencia, ahora revocada
por la Audiencia, que "el denunciado no fue visto conduciendo por ninguna persona ni
agente concreto, aunque presentaba ciertos síntomas de haber ingerido bebidas
alcohólicas, pero consta claramente que no había arrancado su camión desde hacía más
de dos horas, afirmando que había tomado unas cervezas en su casa".
El juez lo absolvió de un delito contra la seguridad del tráfico, pero lo condenó por un delito
de negativa a someterse a la prueba de alcoholemia a la pena de seis meses de prisión y
un año y un día de privación del permiso de conducción de vehículos a motor.
Al anular la sentencia, la Audiencia Provincial afirma que "el término "conductor" recogido
en el Código Penal no puede aplicarse con carácter abstracto o genérico a cualquier
persona que posea una licencia para conducir o a cualquiera que hubiere conducido algún
vehículo en algún momento absolutamente indeterminado".
Si me requieren a una prueba, pero ya estaba estacionado o fuera del vehículo, está
obligado a someterse si presenta signos evidentes de circular bajo los efectos de bebidas
alcohólicas o si ha cometido una infracción de tráfico, por lo que si lo han visto momentos
antes circular pueden requerirle a la prueba.
En todo caso la negativa a someterse siempre es un delito castigado con más pena que
dar una tasa positiva y está regulado en el artículo 383 del Código Penal, será castigado
con las penas de prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.

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