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Platón, como hemos dicho, continúa la obra de rehabilitación de la moral iniciada por Sócrates en
contra de los planteamientos relativistas de los sofistas, pero su reflexión no se agota en lo moral,
sino que se extiende ampliamente a las esferas del ser y del saber.
Sócrates estaba convencido de la posibilidad de hallar definiciones universales para todos los
conceptos morales fundamentales, que pudieran servir para establecer criterios éticos, igualmente
universales, sobre los que asentar la convivencia humana. Lo que aquí nos interesa constatar es
que Platón, con Sócrates, también estaba seguro de la existencia de verdades universales, pero él
pensaba, diferenciándose así de su maestro, que tales verdades tenían una existencia real y
separada del mundo sensible: Hay un mundo ideal, sostenía Platón, perfecto, que existe
realmente, distinto, separado y anterior al mundo sensible: es el mundo de las ideas, es decir, el
mundo de la realidad auténticamente como tal; el mundo sensible no es más que una copia del
mundo de las ideas, una apariencia. Abre así Platón, un dualismo entre el mundo de las ideas y el
mundo sensible que va a impregnar todo su pensamiento filosófico.
Para Platón la “Idea” no es un simple concepto mental, algo que sólo exista en la mente, sino una
entidad extra mental que tiene existencia objetiva, comúnmente en sus diálogos, Platón las llama
“realidades en sí”: hay, por ejemplo, multitud de cosas sensibles bellas (un animal bello, una
persona bella, una flor bella, etc.); pues bien, la idea de Belleza, no es, para Platón, la mera
construcción mental, formada a base de los caracteres comunes que podamos observar en las
cosas sensibles bellas: la Idea de Belleza existe por sí misma, más allá de la mente y con
independencia de los objetos sensibles bellos, existe en el mundo de las ideas.
Las Ideas son la causa de las cosas: Son la causa ejemplar de todo aquello que podemos
captar por nuestros sentidos, es decir, los seres sensibles, se tratan de modelos o
arquetipos eternos, de las cosas de este mundo.
Las ideas son universales: Cada Idea es una, pero al mismo tiempo, es de naturaleza
universal, es decir, engloba a muchos individuos; puede manifestarse de una infinidad de
maneras distintas y semejantes a la vez, como “La Belleza” se manifiesta en el animal
bello, persona bella, flor bella, etc.
Platón, desde luego, separa las Ideas de las cosas de este mundo nuestro. Hay como un abismo
innegable entre el mundo de las Ideas y el mundo físico. Y este es un problema grave de la teoría
cuando ésta pretende explicar la relación y dependencia del mundo inferior con respecto al
superior.
Las cosas de este mundo participan de las Ideas o imitan a las Ideas, estas últimas, son el modelo
o el ejemplo a seguir de las cosas sensibles. Esto está claro en Platón y es muy importante. La clave
para entender, gobernar y sanar o elevar este mundo está en el otro (en el superior y perfecto). Al
mundo superior tiene que elevarse el verdadero filósofo si quiere alcanzar el conocimiento de la
verdad y vivir una vida buena y feliz. Pero Platón no deja en claro cómo es esta participación, no
termina de dar una explicación acabada de que significa que las cosas sensibles participen de las
ideas inteligibles si no es recurriendo al mito (como se hace en el diálogo “Timeo”).
El conocimiento de las ideas y sus relaciones constituye el auténtico saber. Platón insiste en la
República en la dificultad de alcanzar este conocimiento y señala los pasos que han de seguirse
para alcanzarlo. Pero esto lo veremos más adelante, ocupémonos ahora de la idea del Bien. El por
qué es la Idea de Bien la Idea suprema se debe a que Platón -y los griegos de su época- no
entienden, únicamente, por «bien» lo que nosotros entendemos por «bien moral». Bien, o bueno
es lo apropiado, lo que está en su sitio, lo conveniente, lo perfecto, lo correcto, lo conveniente, es
aquello que tiene una determinación que le hace ser eso que es. Las Ideas tienen un ser porque
son determinadas (frente al caos del mundo sensible). Con otras palabras: un «buen» zapatero es
el que sabe hacer zapatos, es decir, es el que es aquello que se espera de él. Pues bien, lo que se
espera de las Ideas es que sean determinadas. Todas las Ideas son algo (al contrario del mundo
sensible) porque son perfectamente determinadas (el mundo sensible no, ya que una cosa es una
y muchas, ahora es, luego ya no es). Digamos que lo propio de las Ideas es ser determinadas; por
ello, la Idea de Bien es, por decirlo de algún modo, la Idea de la determinación misma, y, por ello,
la Idea de la Idea. Las cosas sensibles tienen un ser en tanto participan de las Ideas; las Ideas
tienen un ser en tanto son Ideas, en tanto participan del ser Idea, en tanto participan de la Idea de
Bien. Según esto, la idea del Bien no es, simplemente, la causa de todas las cosas y acciones que
llamamos buenas, sino que es, además, la Idea más eminente, la idea primera, el principio
supremo, que, como tal, expresa el sentido y la inteligibilidad de todo lo real. Pero, ¿cuál es la
naturaleza del Bien? En la República, Platón emplea tres analogías diferentes, para explicar esta
naturaleza: el símil de la caverna, el símil del sol y el símil de la línea. Nos fijaremos en la primera
de ellas, pues ya tendremos ocasión, más adelante, de atender a las otras dos.
Si uno de prisioneros llegara a liberarse, encontrará a los individuos que proyectan esas sombras y
quedará atónito por finalmente entender que todo aquello que consideraba real, no son otra cosa
que proyecciones. El prisionero buscara ascender por la caverna atraído por la luz del exterior y
con mucha dificultad logra salir de la caverna, donde allí fuera se encuentra finalmente con todo
aquello que es verdaderamente real. De este modo su visión del mundo cambiará radicalmente,
pues cae en la cuenta de que aquello que él creía que era real (las sombras) no son nada en
comparación a lo que hay fuera de la caverna, en comparación a aquello que es verdaderamente
real.
Mediante esta alegoría, el filósofo nos quiere mostrar como los hombres viven en la ignorancia
creyendo que lo único real es aquello que captan sus sentidos (por ejemplo, las cosas bellas)
cuando en realidad no son más que una copia, una mera proyección de aquello que es
absolutamente real y verdadero (La Idea de Belleza en sí).
Así como el sol en nuestro mundo permite a la vista captar los objetos (aquellas realidades
mínimas que se ven, pero no se puede pensar), del mismo modo la idea de Bien permite que la
razón humana conozca las ideas inteligibles (aquellas realidades máximas que se piensan, pero no
se ven).
ALEGORIA DE LA LINEA
Distinguir los diferentes niveles de realidad, mientras mayor sea el nivel mayor será el grado de
realidad y participación de las formas. Los niveles de realidad, como se detallan en el siguiente
grafico son, de menor grado a mayor, Imágenes, Entes Físicos, Entes matemáticos, Ideas/Formas.
Este mito muestra como el alma humana tiene tres dimensiones, géneros o facultades:
Según lo dicho, para el filósofo todos conocemos las Formas, pero pocos pueden recordarlas; estas
personas logran recordar, por ejemplo, La Forma de la Belleza al contemplar las cosas bellas en el
mundo sensible, La Forma de Justicia al contemplar a las personas o actos justos en el mundo
sensible y así con todas las demás. Al ir recordando, nos dice Platón, al alma le vuelven a crecer las
alas que perdió al caer al suelo (metafóricamente) y comienza a elevarse desde el mundo sensible
al mundo inteligible (asciende por la caverna hacia el mundo real) intentando contemplar las
entidades celestes (las ideas/formas) despojándose de todo lo terrestre.
Por tal motivo, Platón nos dice que el hacer filosofía (el salir de la caverna) no está al alcance de
todos, ya que normalmente, las personas se apegan a las realidades sensibles como si fueran lo
único existente y lo absolutamente real y no comprenden al filósofo cuando éste les habla de las
realidades en sí, por tal motivo, el filósofo es tildado de loco por la sociedad, debido a que la
mayoría de las personas no pueden volar hacia las entidades celestiales.
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CUESTIONARIO Y DESARROLLO:
1. ¿Qué significa que las Ideas o Formas sean realidades en sí? ¿Por qué los entes del
mundo sensible no son realidades en sí?
2. ¿Qué es la Idea de Bien? ¿Por qué es ella tan importante para Platón?
4. Respecto a Alegoría de la Línea Dividida ¿Por qué cree usted que las imágenes son
copias de los entes sensibles, así como ellos son copias de Las Formas? Desarrolle.
5. Según Platón ¿el ser humano tiene tres almas? Justifique su respuesta.