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Ppt 3: “Los imperios de Oriente”

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1 Como vemos, la definición de Doyle no coincide con la de Vernus. Para
Vernus, la de Doyle es una definición historiográfica, en tanto está hechoa
por un historiador moderno. La definición de Doyle no entra en ninguno de
los aspectos que Vernus enumera.
Doyle enfatiza la existencia de un centro dominante (“metrópolis”). Se trata
de un poder que domina y se atrinchera sobre un territorio desde el cual
manda. Respecto de ese centro, el territorio dominado es “periferia”. Centro
y periferia constituyen categorías relativas una de la otra. Por eso, se trata de
un sistema de dominación. En ese sentido, el “Imperio” no es una extensión
ni una predominancia cultural ni una predominancia geopolítica. Lo que
caracteriza a un imperio según Doyle es un modo particular de ejercicio de
poder, que manda sobre poblaciones y territorios de acuerdo al estatuto que
el centro le asigne. El centro establece jerarquías, y ese rol adjudicado regula
el tipo de poder que se desarrolle. La definición de “Imperio” de Vernus
tiene un uso más general, sirve para entender grandes procesos sociales.
[*Por ejemplo Haldon “Este tipo más permamente de formación estatal
puede ser definida en una primera instancia como una region demarcada
territorialmente, controlada por establecimientos centrales que pueden
tener o no el monopolio de coercion pero de hecho ejercen poder coercitivo
para imporner autoridad sobre los territorios que reclaman (Haldon, “The
Dynamics of Ancient Empires”, p.6)
6-12 IMPERIO ASIRIO (911-612 a.C.): Mayor dominio conocido en la época.
Linguisticamente, hablan asirio, un dialecto derivado del antiguo idioma
acadio. Los cambios fundamentales no acaecieron solo en la extensión, sino
fundamentalmente en la organización y modos de dominación política y
formas de explotación económica. Una de las principales funciones del rey es
construir caminos, fundar y decorar templos, ciudades. La corona controla el
intercambio a larga distancia.
7 Religión: Politeísmo. Cada centro tiene un dios tutelar (Ishtar: Arbela;
Ninurta: Kalhu; Ashur: Ashur), aunque tienen templos y altares en las principales
ciudades. Algunas deidades surmesopotámicas también son adoradas en las ciudades
asirias. El centro del culto es el templo, que alberga la estatua del dios. El templo es
una estructura compleja, que incluye viviendas de residencia, talleres y almacenes. El
templo contiene una comunidad que se autosostiene. Los templos son considerados
parte del personal del rey. Las técnicas adivinatorias (oráculos, profecías) son
fundamentales en la práctica religiosa asiria.
8 La etnía asiria se forma por la asociación de diversas tribus, que a su vez se
segmentan en clanes. El origen familiar regulaba el acceso a los cargos y
funciones.
9 EL rey, sumo sacerdote de los dioses principales (Asshur, Shamash). Como es
el delegado humano de los dioses, la relación con ellos es fundamental. Se
mantiene a través de numerosos ritos expiatorios, elaboración de oráculos,
astrología,etc. El poder del rey es en teoría ilimitado, pero en las prácticas
debe negociarse con los sacerdotes y la elite. Las funciones en la corte se
recompensaban con tierras.
10 En la administración del Imperio, hay una diferencia importante entre
aquellos territorios centrales al dominio asirio, y los territorios subordinados.
Estos pagan tributos de varios tipos. Frente a cada jurisdicción, el rey coloca
a un gobernador. Apostados en enclaves medios, había jefes asirios que le
respondían al gobernador. Los estados vasallos no tienen gobernantes de
etnía asiria, sino que se respetan los locales. Hay algunos sitios excavados
que corresponden a “capitales de provincia”: Til Barsip/Kar Shalmaneser [Tell
Ahmar] sobre el Eufrates; Dur-katlimmu sobre el río Habur. Este tipo de
asentamientos se pueblan muchas veces con deportados. Se calcula un número entre
1.5 y 4000000 de deportados, cifra a todas luces magnificada.
Ejército: tecnología mayormente basada en armas de bronce; el hierro se impone
lentamente,fundamentalmente a partir del siglo VIII a.C. Carros de guerra, máquinas
de asalto. Ejército profesional, a tiempo completo. Dos grandes secciones: infantería
(la mayor parte), caballería y arqueros (tropa de elite). Acompanhan adivinos, etc.

19 El rey aqueménida se presenta como un superador de las realezas


anteriores, un rey de reyes. El imperio aqueménida se conocía a sí mismo
como la “tierra de los reyes”. Se dividía en grandes provincias o “satrapías”,
que estaban al mando de “sátrapas” o “Protectores de la tierra del rey”. El
imperio se presenta no como conjunto de satrapías sino como conjunto de
pueblos gobernados por el rey. Pero no había una estricta uniformidad
burocrática: otras autoridades podían obviar al sátrapa y relacionarse con el
rey. Algunas poblaciones incluso tenían estatuto privilegiado. La lealtad era
premiada, la deslealtad severamente castigada. En líneas generales, se servía
de las aristocracias locales para gobernar las poblaciones, articulando una
ideología potente de la realeza aqueménida como gran benefactora. Se
hacían deportaciones. Las órdenes del rey se llamaban –data. En el terreno
económico, los aqueménidas perpetúan patrones asirios y neobabilónicos.
Grandes centros urbanos, nodos de tributo y comercio. Los ingresos de los
reyes provenían de tributación, grandes latifundios fiscales, control de los
canales de agua y de las rutas de intercambio a larga distancia. La realeza
retribuye el servicio militar de las elites a través de concesiones temporales
de tierra (“hartrus”). Por lo general, esas tierras se subalquilaban a
corporaciones familiares, que las volvían a subalquilar. La arqueología, a
diferencia de las fuentes griegas, señalan que el reinado de Jerjes (486-455)
fue un periodo de esplendor del Imperio aqueménida. El rey se consideraba
el detentor último de todas las tierras del Imperio, a las que administraba
por órden de los dioses para beneficio de los hombres. El estado controlaba,
pero no monoplizaba las rutas de comercio exterior. El tributo se recogía a
nivel de satrapía. Una de sus funciones principales era sostener el circuito de
dones generosos con el cual el rey anudaba su posición de superioridad. En
el terreno religioso, el rey se presenta como un delegado humano del dios
Ahuramazda y como tal, está envestido de un carisma propio. Por ello, él
debe defender la creación, la justicia y el bien.

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