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Randle La Ciudad Pampeana Geografia Historica Geografia Urbana PDF Compress
Randle La Ciudad Pampeana Geografia Historica Geografia Urbana PDF Compress
PAMPEANA
geografía histórica
geografía urbana
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P. H. RANDLE
P. H. Randle
La ciudad pampeana
Geografia urbana
Geografía histórica
2a EDICION
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ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN........................................................................... IX
VD
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V. TRANSFORMACIÓN EN UN ÁREA SUBURBANA
VIII IX
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que se asoma: a él, sea por sus posibilidades de profundización, sea
por su valioso significado dentro de un dominio mayor del cono
cimiento.
Si nos hemos restringido a la ciudad pampeana, y dentro de ella
a la que se sitúa dentro de un área aún más limitada, como era esta PROLOGO DEL AUTOR A LA SEGUNDA EDICION
región antes que la conquista, la ganadería, la agricultura y el ferro-
carnl borraran las fronteras, es porque creemos que solo indagando
los sectores de mayor arraigo podremos iniciar esta tarea de recono
cemos en el espejo de la investigación sistemática. Solo con el
contrapeso de los imponderables culturales que de manera tan deci
siva completan la imagen científica de la realidad urbana, merece la
pena emprender estudios en un país que, como el nuestro, necesita La favorable acogida que tuvo la primera edición, ha decidi
ser asimilado orgánicamente en lugar de ser disecado como un cuerpo do a OIKOS (Asociación para la Prom oción de los Estudios
inanimado, por muy interesantes que fuesen las conclusiones.
Territoriales y A m bientales) a emprender esta segunda edición
Conviene agregar, no obstante, que estos cinco estudios que
presentamos en un volumen han sido realizados en estrecha relación que me complace presentar.
al desarrollo de un integral plan de investigación —histórico-geográ- Es muy frecuente escuchar hablar acerca de la satisfacción
jico— sobre el sector de llanura bonaerense que designamos con el que produce enseñar a los profesores. Lo que no se suele co
nombre de la Pampa Anterior, para indicar —en el espacio— su posi mentar, siendo acaso más obvio, es de la satisfacción —en cierto
ción delantera en el hinterlana de Buenos Aires, a la vez que —en modo similar^- que experimenta el autor de un libro cuando
el tiempo— también fue, durante más de dos siglos, la única porción percibe que su mensaje ha sido recibido por algún lector.
de ecumene pampeana. De allí, también, que los ejemplos más ci En verdad, el alumno, el estudiante que asiste a una clase y
tados suelan estar referidos a ciudades comprendidas en la región está allí de alguna manera coercionado: sigue un curso pero no
mencionada. todas las materias le interesan por igual, asiste a la clase para
Débese dejar constancia, asimismo, que tres de los capítulo's reunir un porcentaje de asistencia o meramente persigue un
fueron publicados en forma de artículo en la revista Nuestra Arqui diploma. Pero el lector que libremente elige un libro en una
tectura (“Los Orígenes de la uniformidad en las ciudades pampeanas” biblioteca o, mejor aun lo adquiere en una librería y se lo lleva
N*? 407, 1963; “Formas urbanas” N? 424, 1965, y “Transformación en a su casa para leerlo, establece con el autor un vínculo muchas
un área suburbana” 425, 6/7/8, 1966). “Ciudades y fronteras” veces más promisorio que el del alumno. La receptividad de
fue motivo de una comunicación leída en el XXXVII Congreso Inter que voluntariamente da prueba ese lector resulta mucho más
nacional de Americanistas celebrado en Mar del Plata en 1966, y conmovedora que la atención que generalmente dispensa el
“Estructuras urbanas” será publicado simultáneamente por Cahiers alumno en clase. Si el libro satisface las expectativas del lector,
d e VInstituí des Hatites Etudes cFAmérique Latine, dependiente de entonces queda definitivamente establecida entre él y el autor
la Universidad de París. una relación implícita que suele perdurar y llevar aparejadas
Finalmente cabe señalar que el cuidado de esta edición, así como consecuencias intelectuales.
el de los grabados, ha quedado en manos de la arquitecta Nélida Esa es mi experiencia y me place expresarla en esta oportu
Gurevitz —nuestra colaboradora principal en la investigación de la nidad. LA CIUDAD PAMPEANA me ha servido no sólo para
Pampa Anterior— por hallamos ausentes del país. percibir que me había llevado a establecer relaciones intelectua
les con un vasto público sino, lo que es más estimulante aún,
París, setiembre 1967, con muchos especialistas provenientes de otros campos que el
mío propio. Ese estímulo, particularmente el que tiene origen
en los historiadores, me ha resultado particularmente grato por
que me permite presumir que, de alguna manera, sin ser exper
to en la materia he podido hacer alguna contribución en ese
campo. Dice el Evangelio que el pastor que ha perdido un
cordero deja los noventa y nueve en el desierto y va en su
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busca y cuando lo halla está de parabienes. De la misma mane
ra el autor de un libro tiene más gozo con un lector inesperado
que con un auditorio habitual. Esa es la ventaja inefable del
libro.
Han pasado diez años desde la terminación de los originales CAPITULO I
y casi ocho de la aparición de la primera edición. Salvo detalles
de diagramación, que se han mejorado, se ha preferido dejar CIUDADES Y FRONTERAS (1779J879)
intacto el texto primigenio. Al encontrarse agotado durante un UN SIGLO DE URBANIZACIÓN DEL
cierto tiempo sin que la editorial original lo reditase se ha ‘DESIERTO’ BONAERENSE
acumulado la demanda de esta 2da. edición. Como cualquier
agregado hubiese implicado una demora hemos preferido abste
nemos en beneficio de los nuevos lectores potenciales.
Buenos Aires, setiembre de 1977
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puede inferirse de las cifras de la población que en 1815 se estimaba,
para las tierras ubicadas al sur del río Salado, en 594; en 1869, apro
ximadamente en 100.000, y a fines de siglo (1895), en 358.420.
Fig. I. 2
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fuerzo bélico debió orientarse en otra dirección. Tercero, las guerras
civiles que, en menor medida, tuvieron las mismas repercusiones que
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05 s la emancipación, para terminar, basta poco antes de concluido el
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IO período, con algunas revoluciones de tipo local que, ciertamente, no
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OC CO beneficiaron la liquidación del problema. En medio de todos estos
factores flota constantemente la indiferencia y los males de una
ooc > o administración centralista que desde Buenos Aires daba su espalda
u. <z Q< a los que estaban trabajando por la grandeza nacional.
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C<ODC ■z Por último es necesario puntualizar que los términos que em
UJ pleamos al componer el titulo del presente trabajo merecen algunas
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AL RIO SALADO
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observaciones. Cuando decimos ciudades, significamos genéricamen
z Z O te núcleo de población de vida urbana, ’‘pueblo’, como habitualmente
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se los llama, siendo que para ser titulados oficialmente ciudades
o o 0 O < deben cumplir con requisitos de pura formalidad legalista, sin mayor
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relación con la efectiva jerarquía del núcleo.
En cuanto a la transformación de la campaña bonaerense —que
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co tuvo tanta importancia en la evolución de estos núcleos urbanos-
debe recordarse que fue causa inicial de la misma la dispersión del
ganado que espontáneamente realizó el trabajo de “compostura” de
los pastos. Luego vinieron, en pleno siglo xix, los adelantos de la
técnica, especialmente el alambrado y las aguadas artificiales, que
EXTERIOR
permitieron una mayor libertad de instalación; el primero liberó al
ganadero de buscar lugares que por su topografía facilitara el control
de los rodeos, como los famosos ‘rincones’ o costas meandrosas de
cursos de agua, que fueron los sitios más codiciados; las segundas
impulsaron la ocupación de tierras fértiles y de buenos pastos que
por falta de agua para los animales eran usados solo ocasionalmente.
URBANA
Otras invenciones como la chapa de zinc, el alambre de púa, el
molino de viento y los implementos agrícolas, hasta llegar a la má
quina trilladora de vapor, van a usarse gradualmente a medida que
el siglo xix se acerca a su fin, consolidando así la instalación rural,
aumentando el volumen y calidad de su producto y contribuyendo
directamente a la prosperidad de las ciudades.
POBLACION
Pero así como hubo factores que positivamente estimularon el
avance urbanizador, hubo otros, descontando el indio que fue pro
tagonista principal, que se interpusieron como elemento negativo. En
cuanto al término ‘frontera’, no debe entendérselo siempre como
rigurosa demarcación de territorio, como línea de ataque, ni como
barrera de defensa.
Recuérdese que, salvo en las etapas finales de la guerra con
el indio, entre fortín y fortín había una distancia de varias leguas,
lo que hacía difícil el control de la recta imaginaria que los unía
de a pares. Muchas veces hubo, también, que distinguir entre líneas
r*. ^ de frontera oficiales y la verdadera frontera pionera defacto. En
algunos casos el pionero la sobrepasó realmente, como en tiempos
de Rosas; en otros, solo en los papeles.
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Por lo demás, durante muchas alternativas de su desenvolvi
miento, la frontera tuvo caracteres de ‘franja’, de “tierra de nadie”
o de vacío entre dos líneas de fortines, como ocurrió en la época de
Alsina, hacia el final del proceso.
Y en cuanto a la voz ‘desierto’, sabido es que, como bien dice
un geógrafo argentino, “ha sido entre nosotros, habitantes de la
pampa, sinónimo de ‘despoblado’ o territorio dominado por el indí
gena, sin la menor alusión a la acepción geográfica del vocablo”
(Daus, 1951).
En suma, la urbanización de la pampa fue un hecho realizado
más por instinto que por real exigencia y que, como todos los grandes
capítulos de la historia, fue una empresa visionaria, ya que, muy
poco tiempo después, esas tierras iban a poder albergar millones
de inmigrantes europeos que —sobre esa gesta absolutamente crio
lla—iban a arraigar no solo sus sembrados, sinos sus propias familias,
trasplantando así nuevamente la cultura europea en nuestro terri
torio, sus hábitos urbanos y su madura tendencia de vivir en sociedad.
Las alternativas del proceso que vamos a relatar las hemos orde
nado cronológicamente en años que son clave para su desarrollo:
1779, cuando se inicia la primera línea de frontera orgánica que da
como resultado la fundación de dos nuevos pueblos (Lobos y Chas-
comús); 1805, fecha que puede darse como en la que se producen
las primeras instalaciones exteriores al río Salado poniendo en mo
vimiento el avance pionero; 1852, año de la caída de Rosas y de la
desintegración de su política de concordia; 1866, momento intermedio
entre el retroceso verificado en los años anteriores y las primeras
reacciones coordinadas que culminaron con los planes de Alsina y
Roca; 1879, punto culminante del proceso en el que se completa no
solo la ocupación de la provincia de Buenos Aires, sino que las ins
talaciones urbanas, de fuerte espíritu militar, que han sido fundadas
poco antes, quedan incorporadas a la vida civil como consecuencia de
haberse aventado el peligro del indio. Tales fechas definen los cuatro
períodos en que hemos dividido el presente trabajo.
Fig. I. 3-
1779-1805
Hasta el tercer cuarto del siglo xvu los habitantes del entonces
reducido hinterland de Buenos Aires vivían despreocupados del indí
gena, con el cual prácticamente no tenían contactos. La fundación
ae pueblos —Baradero en 1615, Quilines en 1666, Luján en 1682— y la
expansión rural, se desarrollaban sin inconvenientes, pese a que en
1659 la indiada llega al río Saladillo y en 1672 hacen daños a una Fie. 1.3
estancia —primera constancia de una serie de depredaciones futuras—.
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Con todo, según lo atestigua Falkner, los españoles no entraron en
guerra con los indios hasta 1738-1740. v sus filas impidió que se hiciese una conveniente selección, al punto
A principios del siglo xvm, el cerco comienza a estrecharse, y que, en un momento dado, se llegase a importar una partida de delin
hacia 1751 solo dejan un estrecho corredor para las comunicaciones cuentes desde Montevideo. Ello, unido a la falta de remuneración,
con el norte, a la altura de Pergamino. Es entonces que se producen hizo que la deserción comenzara a registrarse en las filas del ejér
matanzas, batidas y escarmientos o pactos de paz, previéndose que cito incipiente y ese precedente bien conocido va a convertirse, por
solo la colonización semimilitar y el apoyo del ejército a los esta espacio de un siglo, en uno de los factores adversos que más contri
blecimientos rurales, que en sus orígenes tenían a cargo los fortines, buirán al retardo de la empresa. Los desertores no solo fueron un
será la única solución operativa. peso muerto en la conquista del desierto, sino que, muchos de ellos,
Es entonces, justamente, que la presión de la población hacia el se convirtieron en enemigos de la civilización.
interior comienza a ejercitarse. Entre los factores que provocan este No es posible continuar sin hacer mención de los estancieros
criollos que, justamente, no pudieron contar con las garantías y la
conflicto debe destacarse como el central —el que juega un rol en
uno y otro sentido— la hacienda que, primero, en estado salvaje seguridad que su labor reclamase. Así, Ibarguren, al referirse a uno
o “cimarrona" ha atraído al indígena araucano, a la vez que ha de ellos, Clemente López Osornio, abuelo de Rosas, lo califica de
“estanciero militar”, el que, como otros, pasó su vida lidiando con el
proyectado al cristiano hacia los confines del desierto en su búsqueda
indio, defendiendo palmo a palmo el territorio de su trabajo.
y luego, como consecuencia de su agotamiento, por las insistentes
‘Vaquerías” de uno y otro lado, ha despertado el apetito de los ma La creación del virreinato en 1776 y el impulso que adquirió
lones a las estancias establecidas con animales mansos. el comercio exterior, así como el tráfico de mercancías al interior del
Debe destacarse que el caso de las migraciones araucanas cons país, obligó a que se arbitraran recursos más eficientes.
tituye un raro ejemplo de cómo, ni aun en la etnografía más elemen A partir de esa época se planteará una dualidad de criterios
tal, es infalible el proceso normal de evolución del género de vida que se prolongará por un siglo. La misma consistía en dos estrategias
nómada al sedentario. En ésta emergencia, justamente, se produce opuestas, o sea, la de mantenerse en una posición de tipo defensivo
un fenómeno de involución, visto que aquellas tribus de pueblos o bien la de optar por una ofensiva general que terminase con la
cordilleranos, que ya conocían la agricultura y la industria primitiva, amenaza totalmente.
en presencia de un agente imprevisto en el desarrollo teórico de la Después de diversas alternativas que no es el caso recordar, y
civilización, como el ganado, vuelvan a practicar un género de vida durante las que se fundan los fuertes de Rojas y Melincué, el virrey
nómada valiéndose especialmente para ello de los caballos salvajes, Vértiz aprueba el plan del teniente coronel Francisco Betbezé, quien
de los cuales se convirtieron en expertos jinetes. aconseja, en 1770, fortalecer una línea defensiva al interior del río
En todo caso está visto que, de no ser por la' existencia del ga Salado mediante la intercalación de algunos nuevos fuertes como
nado suelto, el proceso de expansión rural y la posterior urbanización el de Chascomús, Ranchos y Mercedes, este último donde hoy existe
se hubiesen desenvuelto con toda una serie de características diferen el pueblo de Colón.
tes y, sobre todo, se hubiera acelerado su ritmo. Pese a la resistencia a enrolarse, las penurias materiales y la falta
A la vez, es imposible dejar de reconocer que gracias al ganado, de experiencia en este tipo de actividad, puede reconocerse que hacia
suelto o sujeto a rodeo, la tarea de conquistar a pie firme el territorio 1780 las irrupciones del indígena han sido contenidas gracias a la
se vio enormemente facilitada. Especialmente la hacienda mansa fundación de los fuertes según el Plan Betbezé.
abrió avanzadas tierra adentro, mejoró la calidad de los pastos, esti En 1744 se estimaba en 6.064 los habitantes de la campaña de
muló a los pobladores, preparó el terreno para la agricultura y, en Buenos Aires y en 1778 esa cifra había ascendido a 12.925 (incluidos
fin, fue un antecedente importante para la posterior urbanización. 1.543 indios). En 1801, Azara calcula la cifra de 32.168, conceptuando
“A partir de 1737 —dice Marfany— comienza a sufrir la campaña de estrecha la línea de frontera que había fijado Vértiz para el creci
de Buenos Aires un período de grandes invasiones ejecutadas por miento rural de Buenos Aires. En su opinión, lo que debe hacerse
pampas, aucas y serranos." es perseguir al indígena hasta el Río Negro, hasta terminar con la
En 1737 se funda Arrecifes y en 1745 se establecen fortines ais amenaza, tal como lo propiciara anteriormente el virrey Cevalíos y lo
lados que por falta de paga son abandonados hacia 1750, El peligro ejecutaran Rosas primero y Roca después.
es ya tan amenazante que, por fin, las autoridades del Cabildo de En efecto, a principios de si^Io, el incremento poblacional supe
Buenos Aires se ven obligadas a crear, en 1752, las milicias rurales raba las previsiones hechas según el plan meramente definitivo y
que llevarán el nombre de Blandengues. Pero la necesidad de llenar obligaba a pensar en trasladar la frontera repitiendo la estrategia
anterior, nuevamente, en todos sus mecanismos. Esta alternativa
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realidad tipológica. La antigua tradición española de la ciudad te
despierta en la mente clara de Azara la convicción de que una política rritorial parece haber revivido en estas fundaciones menores en las
puramente militar no puede ser remedio perdurable para la situación
que, en todo caso, se conservó el carácter de verdaderas islas de
y es entonces que señala la necesidad de una verdadera política
agraria que consolide la posesión del territorio conquistado. urbanidad en el rústico océano pampeano.
Las siete ciudades en gestación existentes ya en 1781, con un
El hecho de que la pampa era entonces solo una lonja de terri
torio de poco más de 100 km de ancho no significa que no existiese promedio de 320 habitantes cada una, elevaron esa cifra a alrededor
otro poblamiento en sus confines. Efectivamente, en 1779, punto de de 1.000 al filo del siglo xix; nada parece más elocuente para ra
arranque de esta gesta, se había fundado el fuerte de Carmen de tificar la indudable vocación urbanizadora del primer movimiento
Patagones, pero a él solo podía accederse por vía marítima; por tanto, de frontera operado en el frente bonaerense.
nunca formó parte del proceso de urbanización secuente del territorio.
La búsqueda de un nexo de comunicación terrestre con dicho
fuerte fue, sin duda, uno de los móviles de la expansión hacia el
sur, como, por otra parte, lo confirma el informe del coronel Pedro 1805-1852
Andrés García a su regreso de la expedición a la Ventana en 1822. Las invasiones inglesas y la guerra de la independencia impu
Hacia 1805, puede establecerse que se verifica el primer tras sieron un breve compás de espera en el desarrollo del territorio.
paso de pobladores al sur del río Salado, contrariando lo dispuesto
Aunque las nuevas autoridades, en 1810, dictan un primer decreto
por las autoridades. Este indicio revela la envergadura de dichos
distribuyendo tierras, y la Asamblea del año 13 faculta la venta de
pobladores que corriendo riesgos seguros prefirieron trabajar campos
propiedades del Estado, es solo en 1817 que comienza, en cierta
más extensos en lugar de permanecer, relativamente constreñidos, al
amparo de la frontera. AI respecto debe señalarse que la ocupación escala, la política de enajenación de tierras “para extender la línea
de fronteras” interesando a los nuevos pobladores con la adjudicación.
de los campos no era compacta y continua de la forma que puede
El reclutamiento de tropas para servir en el ejército libertador
serlo hoy en los territorios más apartados del país, amén de que las
densidades rurales de entonces son incomparables con las de ahora. gravitó seriamente en la continuación de la empresa militar. Así,
Uno de los factores que determinaran la expansión discontinua del en 1815, al regresar de su viaje a las Salinas, Pedro Andrés García
establecimiento rural era, fundamentalmente, el hecho de que vastos expresa su preocupación por el hecho de haber hallado estancias del
espacios fuesen considerados inútiles por carecer de convenientes otro lado del Salado, hasta.a 60 leguas de Buenos Aires, las cuales
aguadas naturales y, otros, solo aprovechables durante períodos en se hallaban totalmente desguarnecidas de protección militar (De
que la condición de los pastos naturales era propicia. Unicamente Ángelis, 1910). En consecuencia, propone el traslado de la fron
así se comprende que, a principios del siglo xix, pudiera hablarse tera: de Chascomús a la laguna del Sermón, de Ranchos a la laguna
de una saturación del territorio poblado, teniendo a la vista que, de los Huesgs, de Lobos a la laguna Blanca, de Monte a la laguna
como ya lo consignamos, la población de la campaña de Buenos del Toro y de Navarro a la del Trigo.
Aires se había casi triplicado a partir de la creación del virreinato Fig. I. 4
del Río de la Plata.
Desde el punto de vista de la urbanización, en el período co Ya en 1816 —aceptado el hecho del poblamiento allende el Sa
mentado, debe destacarse que se han producido dos fenómenos com lado— se otorgaron algunas suertes de estancia en ese sector, según
plementarios. Por un lacio, el establecimiento de fortines regu el reglamento pertinente del 25 de enero de ese año. Esas tierras se
lares no solo contribuye a la consolidación del territorio, sino que concedían con la condición de cumplir una serie de exigencias como
representa el germen de una serie de futuras ciudades que se for la de levantar una vivienda, plantar monte, hacer corrales zanjeados
marán en base a la población estable que atraerán esos focos de y poblar de hacienda. Se trata de un antecedente de la enfiteusis,
resistencia militar; por el otro, comienza a manifestarse el movimiento que como es sabido se implanta solo en 1826 y tiene una existencia
pionero, no suficientemente ponderado entre nosotros, que será uno efímera fundamentalmente por las tres razones que se sintetizan en
de los elementos primordiales para la posterior urbanización. Repá (Coni, 1927): 1) la falta de máximos de extensión; 2) el no obligar
rese, por lo demás, en el hecho de que esas poblaciones incipientes a poblar; 3) la permisibilidad de libre transmisión y sub-arrienao.
tuvieron ya entonces, y lo mantendrán en todo el proceso, un fuerte Con todo, no es posible descartar que en medio de muchos enfiteutas
acento urbano como función predominante; la aldea rural, por las que ni siquiera fueron a ver sus tierras hubo algunos que se trasla-
características socio-económicas de nuestra pampa, jamás fue una
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ciaron con familias y hacienda contribuyendo así al posterior beneficio
de los remisos y, por sobre todo, al ae la propia tierra.
"En 1818 ya existían estancias pobladas en campos fiscales y en el
sur de la Laguna de Caquel —hoy partido de Maipú—” ( Sáenz, 1957).
Entre tales estancias se recuerda la antigua familia de los Ezeiza
y otras que construyeron sus casas habitación en los nuevos campos.
Como estas tierras estaban sometidas al peligro dél malón, dichas
casas solían ser de material con techo de azotea, mientras otras,
alejadas del riesgo, eran de barro, pared francesa y techo de paja a
dos aguas.
Hay que destacar, sin embargo, que, desde tiempos coloniales, se
conserva aún hoy el hábito que muchos propietarios tenían de resi
dir solo temporariamente en sus estancias provocándose un fuerte
desnivel cultural entre ellos y su personal de trabajo. En ese sentido
la urbanización de la pampa ha jugado un papel irreemplazable al
introducir una población de nivel intermedio en sus pueblos gene
rando, más tarde, una fuerte clase media urbana que ha sido regu
ladora de muchos procesos socio-económicos.
Hacia 1817, entre tanto, es cuando comienzan a madurarse los
consejos de Azara. Aunque la línea de frontera no ha tenido alter
nativas en su sector norte y medio, al sur se establece un puesto,
exterior al Salado sobre la laguna de Kakel Huincul, cuya misión
deriva, principalmente, en la vigilancia y control de los frecuentes
robos de hacienda que se producían entre “cristianos”. En ese sentido
no puede descartarse la importancia del hecho en relación con el
proceso urbanizador, dado que la falta de garantías policiales en el
campo ha sido requisito sine qua non para el florecimiento de los
centros urbanos.
A mediados del mismo año se verifica la primera fundación de
un pueblo al sur del Salado, Dolores, que nace tanto como guarnición
cuanto como capilla. Esta atrevida empresa, fruto más del entusiasmo
pionero que de la estrategia militar, tiene una breve primera etapa de
existencia. Asolado en 1821, queda reducido a cenizas en 1823 como
consecuencia de un segundo ataque.
El empecinamiento de sus pobladores debía tener una profunda
explicación, pues, en 1826, Dolores es retrazada y repoblada, y a fines
íf
de ese año contaba ya con 100 habitantes.
La época siguiente a la refundación de Dolores fue azarosa,
especialmene por las vicisitudes económicas en que se debatían los
sectores pioneros. Aparte de ello, en abril de 1821, los indios habían
hecho una enorme devastación en el partido de Lobos, repitiéndose
en la franja ocupada exterior al Salado lo que unas décadas antes
Fie. 1.4 había acontecido a su interior.
Entre tanto, se han producido algunos síntomas que permiten
entrever cambios en el sistema de ocupación territorial. Después de
1810 no hay casi fundaciones urbanas sin donaciones de tierras para
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CIUDADES Y FRONTERAS (1779-1879)
establecimientos rurales. Después de 1820 la palabra “pago" cruza Los nombres de Senillosa, Teodoro Schuster Narciso Parchappe,
el Salado y se usa, todavía más indiscriminadamente que en tiempos Antonio Manuel de Molina, Wysocki, Melchert, Rafael Hernández,
coloniales, sin dar limites precisos, ni tener necesariamente autoridad Chapeaurouge, Sourdeaux, y tantos otros, deben ser recordados como
constituida, sino pura y simplemente para designar un trozo de terri contribuyentes directos a la urbanización del territorio.
torio que ya no era desconocido, y que se había incorporado a la En 1825, el gobernador Las Heras nombra a don Juan Manuel
civilización defacto, en el cual vivía gente con carácter estable aun de Rosas, estanciero conocedor de. la frontera y versado en los dialec
que sometida, por el momento, a vicisitudes diversas. Es la patria tos indígenas, para fijar un status con los indios y determinar una
pequeña, le pays, o la comarca, a la cual tanto el estanciero seden nueva línea de frontera, lo que se dará por realizado a principios
tario como el gaucho nómada se sentía ya arraigado, a pesar de que de 1826. Esta línea significa un avance apreciable de las defensas
por las características fisiográficas la discriminación sectorial de la militares que, salvo en el sector de Dolores, aún se confundían con
pampa no se definió claramente hasta que la mano del hombre el curso del río Salado, y constaría de cuatro fuertes principales: el
dejó su marca.
de la laguna del Potroso o Fuerte Federación, como se llamaría
A partir de este momento se va a producir un fenómeno inusitado luego, dando lugar a la formación de la ciudad de Junín; el de Cruz
en el poblamiento de la provincia de Buenos Aires como es el de la de Guerra, que generaría 25 de Mayo —pueblo fundado en 1839—,
creación de partidos previo al de sus ciudades. Aunque pudiese
el de la Laguna Blanca en Olavarría -cuyo pueblo tardaría en
interpretarse que tal designio ocultaba alguna motivación de tipo arraigar-, y el ya fundado Fuerte Independencia en Tandil. _
burocrático, la realidad era muy otra y precisamente nacía de una Estos fuertes significaban un adelanto en relación a las precarias
necesidad concreta cual era la de establecer autoridad civil —jueces
construcciones de la era hispánica, y fue-on planeados y construidos
de paz en el período 1821-1852— en vastas jurisdicciones mediana
inmediatamente con el concurso de técnicos conocedores de los prin
mente pobladas, pero libradas a su suerte en materia de seguridad
y orden social. cipios rectores de esta especialidad dictados por el célebre ingeniero
militar Vauban. Dicho plan incluía una gran fortaleza, cuyo empla
Estos jueces de paz —reemplazantes de los antiguos alcaldes
de hermandad- tomaban asiento en sus propios domicilios rurales zamiento no integraba la misma estrategia de la línea de frontera, sino
que, naturalmente, eran los cascos de sus estancias. un designio diferente, como era el de proteger las costas vacías del
La ciudad, en ciertos casos, tardó mucho en llegar. En Las sur de la provincia y, eventualmente, constituir una avanzada contra
Flores, por ejemplo, la población arraiga alrededor de 1810, el par el indio que, en el peor de los casos, siempre quedaría unida por
tido se crea en 1839 y las autoridades municipales —designadas previa mar a Buenos Aires.
fundación de la cabecera— antes de 1856 en que finalmente, en ese Así, en 1828, se funda en Bahía Blanca la Fortaleza Protectora
tiempo, se establece el pueblo. Argentina como consecuencia de una partida de reconocimiento lle
gada por tierra a este lugar, ya conocido por exploradores y mari
Mientias tanto, el proceso de avance militar se desarrolla con
movimientos aislados y sin mayor coordinación. En 1823, el general neros en el siglo xvm y principios del xrx.
Martín Rodríguez realiza una extensa expedición por la zona serrana Junto con el fuerte se trazó un pueblo que recibió un nombre
del Tandil, cuyo resultado visible va a ser el establecimiento del que no logró arraigar, esto es, el de Nueva Buenos Aires. La pobla
Fuerte Independencia, núcleo sobre el cual crecerá la futura ciudad ción vivió" hasta 1834 al cuidado de los militares en cuyo año se crea
de Tandil. Dos meses después de dicha instalación el gobierno creyó el partido de Bahía Blanca y se le asignan autoridades civiles.
Junto con Carmen de Patagones, Bahía Blanca resulta ser vino
llegado el momento de proveer al Tandil de las familias que llena
de los únicos dos casos de fundaciones no-secuentes y_fuera de serie,
ban el objeto tenido en cuenta al fundar el fuerte; pero eso sí, encon
por el hecho p rin cip a l de ser puertos de mar. La importancia de
traba necesario que> antes, fuesen mensurados y amojonados los
Bahía Blanca, empero, va a ser capital en relación a los últimos
terrenos que se les iba a entregar, incluyendo suertes de chacras y
estancias" (Gorraiz Beloqui, 1958). avances de la frontera, como podrá verse más adelante.
La instalación de la nueva frontera no significó que desapare
La importancia de los; trabajos de mensura no puede ser subes ciese completamente el peligro indígena a retaguardia. Quienes, por
timada; en torno a ellos giraba la estabilidad del poblamiento, sin
ejemplo, se establecieron en el trecho que va del Salado a^ las
contar que los agrimensores eran, en muchos casos, verdaderos ex Sierras de Tandil, aunque lo hicieron esperanzados en la seguridad
ploradores que reconocían el terreno nuevo, por primera vez en
detalle. ’ que brindaría el nuevo emplazamiento, debieron conquistar, ellos
mismos -cotidianamente-, el terreno ocupado. El pago de Ranchos,
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realizó, prácticamente, sin apoyo y con oposición de Buenos Aires,
como el de Dolores, fueron zonas de bravos pioneros sin cuya exis caracterizándose por el hecho de no haber tomado prisioneros y no
tencia la vida urbana hubiese sido más azarosa y postergada. dejar más que un fortín sobre el río Colorado.
Como consecuencia del establecimiento de la frontera de 1828 Sin duda Rosas tenía ideas muy peculiares sobre la cuestión
se hacen concesiones de tierras —suertes de estancia— sobre el del desierto y del indio. Creía, sin duda, que era preciso distinguir
arroyo Azul, al año siguiente. Verdad es que, en las inmediaciones, entre el indígena pacífico, que constituía la mayoría, y la delincuencia
ya se habían instalado algunos pioneros unos años antes, en virtud indígena generalmente instigada, directa o indirectamente, por al
de las cesiones enfitéuticas. No obstante, la nueva distribución de gunos cristianos. Después de haber vivido por espacio de más de
suertes no solo consolidó el territorio intermedio, sino que tuvo como un siglo como dueños y señores de la pampa, teniendo a su dispo
consecuencia la próxima fundación del Fuerte y Pueblo de Azul, sición abundante ganado, del cual finalmente concluyeron alimen
gérmenes de la actual ciudad homónima, ya que, mutuamente, tándose pura y exclusivamente, no era fácil privarlos de ese modo de
establecimientos militares y rurales se necesitaban los unos a los
vida que alcanzaba hasta su dieta.
otros, y de esta interrelación era inevitable que surgieran centros
Por eso pues, Rosas realizó esa expedición de reconocimiento del
de población, pueblos, que luego se convirtieron en ciudades.
terreno y estableció contacto con los jefes indígenas en busca de un
Complementando la política de ocupación rural, el 28 de abril
de 1829, se dicta un decreto estableciendo las bases para las trazas statu-quo que, sin duda, logró. La fórmula de aceptación se basaba
de pueblos futuros, algunos de cuyos artículos merecen transcribirse: en una división de furisdicciones —que eso fue más que nada la nueva
línea de frontera de 1833— y en la provisión de suficiente caballada
Art. 1Q. En cada uno de los fuertes situados en la línea de como para que las tribus no pasasen hambre y se abstuvieran de
frontera se trazará un cuadrado a los rumbos generales cu toda rapiña.
yos lados distan dos leguas del portón o puerta principal del De 1834 a 1852 la pampa vive un estado que podríamos llamar
fuerte destinándose esta extensión para solares, potreros, quin de jtfíx rosensis. Verdad es que durante este período no se verifican
tas y tierras de pan llevar. fundaciones urbanas, con la única excepción de Bragado en 1846, que
Art. 3°. La extensión de cada manzana será de un cuadrado viene a resultar de una medida militar aislada. En efecto, va en la
de cíen varas de lado, la cual será dividida en cuatro solares, década de los años 1820-1830 habían comenzado a poblarse los cam
la generalidad de las calles tendrán diez y seis varas de ancho, pos del lugar y a partir de 1828 una línea imaginaria, uniendo el
las quintas se compondrán de cuatro manzanas con las callos Fuerte Federación en Junín con el de Cruz de Guerra en 25 de Mayo,
inclusive v las chacras constarán de diez y seis cuadras, protegía teóricamente a los ocupantes rurales. Empero, para hacer
Art. 4o. El Comandante Militar de cada uno de los expresados más efectiva la seguridad de la población campesina, en 1846 se de
fuertes... procederá a la distribución de los- solares, quintas termina el establecimiento de un puesto militar v pueblo en lo aue
y chacras... 5 actualmente es la ciudad de Bragado el último de los cuales tendría
por origen el otorgamiento de un solar a cada uno de los 53 acompa
De esta cita parcial de los aspectos más concretos del decreto ñantes del Sargento Mayor que comandara el grupo militar funda
se advierte la inercia intacta de la tradición urbanística colonial en cional. Rápido fue el desenvolvimiento de este núcleo que en 1853,
muchos aspectos, aunque debe destacarse un mayor ancho para las a siete años de fundado, contaba con 40 casas ‘de material, lo que
calles y un abandono del precepto del medio rumbo para la orien era una buena performance para esos tiempos v lugares.
tación de la planta, seguramente con el objeto de no dejar márgenes El río Quequén fue una frontera natural durante largos años,
de error en la interpretación de una norma harto sencilla. aproximadamente desde 1840 hasta después de 1860 en que se crean
A continuación de la fundación de Azul, en 1832, Rosas de los partidos de Necochea y Tres Arroyos (1865) y el de Juárez (1867).
creta durante el gobierno de Viamonte— donaciones de tierras Mientras los campos situados al norte de los partidos nombrados eran
sobre la nueva línea de frontera, a militares y pioneros. conocidos de antiguo por haber sido recorridos por diversas expedi
^ Es en 1833 que Rosas, durante el gobierno de Balcarce, planea y ciones, como las de las Salinas en el siglo xvin, por muchísimos via
ejecuta la acción militar de mayor envergadura contra el indio lle jeros y por Rosas mismo, a principios del siglo xix, permanecían
gando hasta el Río Negro, aunque otras dos columnas una de O ignotos, acaso por quedar fuera del trayecto más directo desde Buenos
a E y otra de N a S, que deben converger con la primera, fracasan Aires a Bahía Blanca y estar cruzados por varios ríos como el Quequén
en su operativo. La campaña de Rosas es un episodio harto discutido Grande, el Quequén Chico, el Quequén Salado y el- Sauce Grande.
hasta hoy y debe recordarse que aun lo fue en su momento. Se
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La Carta Geográfica de la provincia de Buenos Aires de 1830,
impresa por Bacle y Cía., corrobora lo afirmado, pues, mientras des
cribe con bastante detalle prácticamente todo el territorio —con ex
cepción del ángulo noroeste— estampa esta leyenda: "Campo cuya 1852J866
topografía no es aún bien conocida”, para el sector comentado.
Los partidos creados por Rosas eran inmensos y sin núcleos de
Aunque la frontera de Rosas en 1833, que unía Patagones y Ba población. En 1852, como consecuencia del establecimiento del nuevo
hía Blanca con Junín, fue teórica, la ocupación rural avanzó extra régimen, se planea dividirlos y crear centros. Las fundaciones subsi
ordinariamente de 1830 a 1852. No fue un movimiento urbanizador
guientes a Caseros revelan el grado de maduración de la ocupación
pero sí pionero. Si la zona del sur de la provincia, arriba descripta,
rural . Ya no son ciudades territoriales, sino centros de atracción con
no fue poblada, ello ocurrió más por falta de vitalidad que por ca un urriland concreto. Así surgen Chivilcoy (1854); General Alvear
recer de garantías. La campaña de 1833 parece no haber logrado sus (1855); Las Flores (1856), y Tapalqué (1855) que fracasa de pri
objetivos porque no dejó establecimientos duraderos en la frontera, mera intención durante el proceso de traslado de sitio, pues una vez
pero esto no es un argumento coherente con los objetivos de la em abandonado el emplazamiento primitivo los indios destruyen el nuevo
presa. Rosas se propuso y logró relevar el territorio y descubrió que (Capdevila, t. II, p. 8).
los ríos Colorado y Negro eran factibles para contener al indio,
Asimismo se refuerzan Bragado y 25 de Mayo, ya existentes.
aunque reconoció que esa posibilidad no estaba a su alcance. Pero estas optimistas creaciones no condicen con la situación general
Posteriormente, el bloqueo anglo-francés (1839-1848) provoca
frente al indígena. La caída de Rosas tuvo repercusión inmediata
un cierto estancamiento agrario donde poco tiempo antes se intro en las tolderías, la base de la pax rosensis estaba basada en el carismo
ducían técnicas nuevas como el balde sin fondo, la importación del
personal del jefe, en su don de lenguas, en su habilidad para el trato
primer toro Durham y los primeros planteles de lanares finos.
y la negociación, en su conocimiento de la psicología primitiva y,
Mas si hiciera falta echar mano de otro argumento para demos
sobre todo, en el cumplimiento estricto de los pactos. Las nuevas
trar que en la época de Rosas el poblamiento rural fue una de sus
autoridades, imbuidas de principios teóricos, desatendieron la reali
características más salientes —exceptuando el caso de Chascomús y
Dolores donde tras la fracasada revolución de los hacendados se pro dad sin percatarse que se había producido un cambio de fase de la
duce una decadencia, si no un retroceso— bastaría con mencionar el cual habían perdido el control.
proyecto que hubo de crear nuevos partidos en el sur entre Lobería Sea por oportunismo, desconfianza o por necesidad de conseguir
y Bahía Blanca. manu militad el ganado con que Rosas los alimentara, es un hecho
Dicho proyecto no nacía de una voluntad arbitraria, sino que que a su caída se renuevan los ataques, comenzando por el que se
tenía como fundamento el informe que elevase el coronel Narciso del produce a la Fortaleza Protectora Argentina (Bahía Blanca), por
Valle, profundo conocedor de la región, y en el cual manifestaba "que las tribus semi-pacificadas de Tapalqué el 6 de abril de 1852, a solo
la población se extendía ya no solo hasta el Cristiano Muerto, sino dos meses -de la batalla de Caseros. Este golpe sorpresivo fue pla
por ambas márgenes, en todos los arroyos hasta Bahía Blanca (Ro neado por Calfucurá que subleva, por la tuerza, las parcialidades
meo, 1954). indígenas establecidas mediante tratados de paz anteriormente ce
lebrados.
Con la fundación de nuevos partidos y el consiguiente nombra
Aunque la época de Rosas no había estado totalmente exenta
miento de autoridades, Rosas perseguía, además, un segundo objetivo, de ataques, el de 1841, por ejemplo, había sido absorbido por la
el de contrarrestar la poderosa influencia de hacendados que no le reacción del frente pionero. A su caída, en cambio, la amenaza indí
eran adictos.
gena se orquesta de tal manera que es justo reconocer que en 1855
La muerte súbita de del Valle en 1849 pospuso indefinidamente
la línea de frontera retrocede más atrás de lo que había estado en
el proyecto, pero no cambió en absoluto la realidad que significaba el
1826 y solo en 1855 se verifica una reacción, después de reconquistar
efectivo poblamiento de la pampa desde Buenos Aires hasta Bahía el control de Tapalqué y fundar el Fortín Esperanza que generará el
Blanca, cual había sido la tan acariciada meta propuesta décadas pueblo de General Alvear.
atrás. Como veremos, esta situación fue desvirtuada por los eventos En 1858 la línea oficial de frontera se traza desde las puntas
que se suceden a partir de 1852 y solo muchos años después recobra del Quequén Grande, una línea exterior a las Sierras de Tandil, Ta
su estado anterior.
palqué, Fortín Esperanza, Cruz de Guerra, Bragado y Junín.
Es en esta época que puede comenzar a hablarse de la frontera,
no como un límite riguroso desde que, al retroceder, ha dejado pobla
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dores y cautivos en una franja, más o menos extensa, en la que bajo tracciones, fueron comunes en la medida que.de esta manera se reem
la amenaza indígena la vida no se ha interrumpido para aquéllos. De plazaba la falta de centros urbanos con provisión de artesanías.
entonces a 1876 en que comienza a ejecutarse el plan de Alsina, la En este período ocurre, como ya lo mencionamos, el trasladó
frontera sera una suerte de tierra de nadie’, donde no alcanzan las infortunado del pueblo de Tapalqué. A diferencia de lo que acon
garantías del gobierno y donde infieles’ y ‘cristianos’ vivirán según teció con las primeras ciudades hispánicas en nuestro país que, salvo
su ley propia. Éste es el escenario de las andanzas del gaucho Mar- raras excepciones, sufrieron procesos de mudanza a poco de ser
^ Fierro, que no podrían haberse realizado de no mediar estas instaladas, las fundaciones argentinas rara vez fueron trasladadas
circunstancias del medio. durante su período de crecimiento.
La linea de 1858, por lo demás, se estableció meramente como El decreto de traslado de Tapalqué se origina en un pedido de
referencia para el cumplimiento de la ley del 16 de octubre de ese sus vecinos, quienes solicitan se lo emplace en el sitio donde surgirá
año, por la que, completando el sentido de la legislación anterior Olavarría. Dicho decreto del 2 de marzo de 18.5 dice en su articu
mente dictada en materia de tierra pública, se autoriza al Poder Eje lo 3Q: “El ejido del nuevo pueblo se trazará del mismo ^modo que el
cutivo a dar en arriendo la que estaba aún sujeta a enfiteusis por el de Azul con sujeción al decreto de 9 de junio de 1832”. _
término de ocho años y a conceder libre de arrendamiento —bajo la Como lo reconoce el artículo 7*?, esto importaba tácitamente
condición de ser poblada— la que se hallaba exterior a esta línea de adelantar la frontera y, como tal, fue un paso apresurado y en falso.
frontera (Levene, 1940). Cuando el decreto tenía principio de ejecución, los indios invadían
Reténgase que tanto antes como ahora no se trataba de ha el nuevo pueblo y fuerte desbaratando la empresa y quedando el
cer agricultores, sino ganaderos-propietarios. Todas las críticas que antiguo pueblo abandonado. Solo en 1863 se re-fundará Tafíalqué,
posteriormente se han hecho —sin perspectiva histórica— a esta cir próximo a su sitio original (Capdevila, 1963). / _
cunstancia carecen de fundamento realista y son solo resultado de El episodio es ilustrativo no solamente de la inseguridad en que
esquemas ideológicos. Dada la situación concreta del medio físico se hallaba la urbanización del territorio, sino también de la simpli
pampeano y, sobre todo, la falta de un sistema de transporte perma ficación de la¿ fórmulas de que se echaba mano proponiendo, no y*
nente, era absolutamente impensable y utópica toda tentativa de seguir upa pauta básica,. sino, estrictamente, copiar el modeló ae
fomentar la agricultura y la radicación de campesinos en pequeñas Azul. „ .
parcelas. De allí que aún a esta altura del proceso, el cultivo de la Este clirría de inseguridad fue general en la campana durante
tierra quedase restringido a un anillo envolvente de las plantas urba más de una década, hasta que la situación se hace insostenible y
nas, tal cual era la pauta de la ciudad colonial, con sus tradicionales comienza a organizarse el ejército. A los renovados- átáques de los
tierras de pan llevar’ , en las que no podía pastorear el ganado que malones había que agregar la delincuencia que, especialmente, se
—a falta de cercos y alambrados— se criaba sometido a rodeo. materializaba en robos de hacienda y otras fechorías que sé come
El gran problema de cuanto sistema se ensayó para dar acceso tían en medio de una impunidad general- con el consiguiente resen
a la tierra estaba condicionado por la imposibilidad de ejercer un timiento de la campaña hacia Buenos Arres, indiferente, ineficaz y
contralor adecuado en la inmensidad desolada del territorio. absorbida en sus menesteres de una política azarosa. _ _
i De una manera u otra es un hecho que, merced a esas conce Una carta del pionero Mariano Billinghurst'a Mitre, eh junio
siones los valores de la tierra subieron verticalmente, sobre todo al de 1863, es bien típica de las alternativas mencionadas. Lamentando
interior del Salado, ya definitivamente exento de la amenaza indí el saqueo de su estancia acabada de poblar, se queja de haber oído
gena y convenientemente dotado de pueblos en una frecuencia ade decir que su hacienda, llevada por los indios cuatreros al Tapalqué
cuada (Oddone, 1930). y al Azul, había sido comprada a éstos sin averiguar - o bien ocul
Después de 1852 y justamente a causa de la pérdida de la tando— su procedencia. La protesta de Billinghurst destaca clara
estancia fortificada con zanjas (a falta de otro medio mejor, como mente que, al hacerla, no se arrepiente de haber asumido los riesgos
seguridad, comienzan a surgir en la pampa los famosos cascos de de haber traspasado la frontera, sino de la impunidad que demuestran
cercado), puente levadizo y mangrullo de observación, amén de los las autoridades frente a los que se benefician de los atropellos come
pintorescos cañoncitos que'más que de defensa servían para dar la tidos a gentes trabajadoras y progresistas (Romeo, 1935).
alarma con su estampido (Sáenz, 1957). Por los mismos motivos que En esas circunstancias generales, un gran conocedor de las repo
se fortificaron estos cascos, comenzaron a reunir en su tornó una nes fronterizas, el general Benito Machado, propone como remedio
serie de edificios e_instalaciones que llegaron a darle el aspecto de la fundación de colonias militares en base a pobladores argentinos
verdaderos pueblecitos; la herrería y la carpintería, entre otras eons- en el sur de la provincia. “Machado era un convencido de que la
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especialmente dedicada a la fundación de pueblos, van a proliferar
mejor forma de contener las tropelías de los indios era fundando los mismos, sea porque vienen a llenar un vacío preparado para ello,
poblaciones (Romeo, 1935), y a ese efecto formuló un. proyecto sea porque la amenaza indígena se irá retirando gradualmente al
completo que podna servir de modelo. En concreto, propone obli oeste sea —finalmente— porque la organización de la campaña en
garse a reunir mil guardias nacionales estableciendo un pueblo, en municipalidades exigirá el lugar de asiento de las mismas, esto es,
el plazo de doce meses, con no menos de 800 "hogares o habitaciones'. las cabeceras de partido. ,
Sus pobladores serían gentes de escasos recursos, que tendrían que El comienzo de esta actividad en forma orgánica provocó mu
venir acompañados de sus familias sin cuyo requisito no gozarían dé chos comentarios en todos los sectores, pudiéndose leer en el diario
las concesiones que anteriormente se manifiestan. de sesiones de la Cámara de Diputados, correspondiente al año 1863,
Del articulado del proyecto vale la pena citar: opiniones bien contradictorias limitadas en debates relativos a esta
Art. 8. Estará a cargo del que comanda la colonia todo aquello CUe “Los pueblos no se crean por decreto”, llega a decir entonces el
que sea relativo del régimen y gobierno de ella. diputado Huergo, refiriéndose a algunas fundaciones fallidas, tales
Art. 12. Todos los individuos que formen parte de esta colonia, como la de la Chacarita de los Colegiales fundada por Rivadavia y
en caso de invasión deberán acudir al paraje que se hubiese la de CastelU decretada en 1856, pero sin concretarse a la fecha del
designado anticipadamente por el jefe de ella, para acudir debate. El diputado Ugarte, contestando a Huergo, repuso que “solo
donde su presencia fuese necesaria. cuando los vecinos demuestren interés en la formación del pueblo el
Firmado: Campamento en el Pescado, febrero 14 de 1863 gobierno los auspiciará”.
Benito Machado En verdad, así fue las más de las veces, incluso, en muchas, el po
(Archivo del Gral. Mitre, t. XXIV) der público fue lento en implementar estas fundaciones, sobre todo si
las relacionamos con la impaciencia de los potenciales pobladores y
La guerra con el Paraguay (1865-1870) interrumpió toda posibili el marcado desarrollo que seguiría a sus primeras realizaciones.
dad de implementar semejante plan, así como hizo que se abandonara En el curso del citado debate se dice, más adelante, que “muchos
la empresa de fundar la ciudad de Tres Arroyos para lo cual ya se hacendados temen más la proximidad de los pueblos que una epide
había aprobado un decreto. De no haber sido por aquella even mia de sus ganados porque ésta pasa y aquéllos quedan”. Este juicio
tualidad, no habría que haber esperado hasta 1885, veinte años más, ilógico parece ser desmentido por una carta del comandante Seguí
para que se estableciese este núcleo urbano. al general Paunero, en la que, refiriéndose a la fundación de un
Más hacia el centro de la provincia, la zona de Saladillo, cuyo nuevo pueblo, expresa que es “reclamada por todos los hacendados”
partido se crease en 1839, contaba con una población rural no infe
rior al millar hacia 1862. Dicha población —por obvios motivos— no (Romeo, 35).
Si algún resquemor había de parte de los estancieros contra la
podía continuar dispersa en la campaña, ya que el centro poblado
población urbana, debe haber sido basado en el concepto de que
más cercano —Lobos— distaba unos 100 Km. La elección del lugar
aquélla vivía sin apremios enriqueciéndose como intermediaria de lo
no era problema; la tierra pública sobraba, ¿'cuáles eran los obstáculos
que, entonces, demoraban la fundación deí pueblo? producido, hasta ahora, sin ninguna protección del Estado y corriendo
Había cuestiones de ínteres. Así, mientras la comisión.de vecinos, los riesgos más diversos. t
No parece, empero, lógico pensar que dicha oposición fuese, en
sugiere un emplazamiento próximo a un fortín (el Fortín Arévalo),
los restantes potenciales pobladores protestan que no es lógico hacer modo alguno, general y sí, en cambio, que el aludido diputado por
los correr riesgos para los que no están preparados. Recuérctese que algún motivo se propusiese execrar a los hacendados. Porque si es
se trata ya de la segunda o tercera generación de pioneros. El lugar posible que algún estanciero troglodita desconfiase del progreso, la
finalmente elegido hace caducar concesiones de tierra pública dada gran mayoría demostró reconocer y aprovechar sus beneficios.
en arrendamiento, lo cual demora el trámite hasta que definitiva El gobierno de Saavedra, como dijimos, fue fecundo en su labor
mente en 1863 se erigen los primeros edificios (Ibáñez Frocham, urbanizante; durante su gestión se fundaron Saladillo; General La-
1963). valle; Ayacucho; 9 de Julio; General San Martín; se re-fundó Tapalquó
Sabido es que nada quedó sobre muchos de los innumerables y se proyectó la creación de Mar Chiquita que solo se materializaría
emplazamientos de fortines construidos durante estos años y los que veinte años después.
vendrían en forma de gran despliegue militar y como jamás se había Aparte de estas ciudades, y del rosario de fuertes que asimismo
visto en la pampa. creara, nacieron los partidos de Tres Arroyos; Lincoln; 9 dé Julio;
A partir de la gestión del gobernador Mariano Saavedra que fue
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Rauch; Ayacucho; Balcarce y Necochea, dando una coyuntura más El desconcierto general volvió a reinar después de la gestión
fírme a la frontera. progresista aunque esporádica de Saavedra. Así puede escribirse
^ Es sabido que la ciudad y su región se complementan, se nece entonces ‘ que nos encontramos ahora en el mismo estado, sino peor,
sitan mutuamente. La concentración de elementos dispersos —base que en el siglo pasado”, y. luego: “La Nación que ha gastado treinta
del hecho urbano— era en esta época la respuesta instintiva a la millones de pesos para guerrear con los paraguayos, o sea para defen
amenaza indígena. der su honor, cómo es posible que no tenga dos o tres millones para
El comandante Seguí, de la frontera sur, le escribe al general garantir la propiedad de los últimos productores de esos treinta mi
Paunero, en 1865, acerca de la conveniencia de crear un pueblo en ñones” (Oroño, 1869). El mismo escritor propone más adelante que
las inmediaciones de la actual ciudad de Tres Arroyos que “a más se ocupe inmediatamente dos puntos capitales en el desierto, las
de atraerse la población, sería un centró de recursos de donde parti Salinas Grandes y el Cerro Nevado, conjurando así definitivamente
rían los elementos necesarios para hacer frente a las invasiones de el peligro que supone la renovación de los ataques araucanos y pu
los bárbaros . E l valor logístico de las fundaciones urbanas era diéndose encarar luego la fundación de colonias —no de pueblos o
argumento principal entre militares, pero, por si hubiese alguna duda, ciudades— siguiendo el modelo norteamericano.
Seguí prosigue dando el ejemplo de una realización ya consagrada: Semejante lamento leemos en la Introducción al Censo Nacional
El establecimiento del pueblo de 9 de Julio en la Frontera Centro de 1869: "Si la mitad del dinero que se ha gastado de 1810 a la fecha
ha dado inmensos resultados. Se ha avanzado considerablemente la en líneas nominales, en defensa estéril, en fortificaciones, pudiera
linea, lo cual no solamente ha hecho ganar al Estado considerables decirse de enervación, se hubiera gastado en establecer colonias en
territorios, sino que ha asegurado las propiedades que antes se halla todos los puntos estratégicos del país. . y continúa: “la guerra civil
ban comprometidas, esparciendo la confianza en todos los habitantes y la indolencia han devorado energía e iniciativa”, para terminar
de aquella localidad” (Romeo, 35). diciendo: “ni aun hemos sabido seguir en>colonización las huellas
trilladas, ni las tradiciones de los españoles”.
Estamos en una época de máximo desaliento. Sarmiento en el
1866-1879 “Facundo” (1845) había escrito: “Harto caro la han pagado^ quienes
decían: la República Argentina acaba en el arroyo del Medio”. Podría
' Aunque incurriese en exageración, es notable lo que dijera el haber dicho igualmente “en el Salado”, porque durante dos siglos de
periódico El Río de la Piafa de Buenos Aires, en su edición del 10 colonia éste fue frontera natural y durante otra media centuria con
ae agosto de 1869: tinuaría resguardando la parte más segura de la pampa. Si la pri
‘ Los partidos de campaña están desiertos. Hace veinte años macía absorbente de Buenos Aires se hizo sentir sobre todo el país,
teman tres o tal vez cuatro veces más población que hoy”. mayor poder de succión tuvo sobre su hinterUmd, habiendo retrasado
^ Evidentemente durante los últimos veinte años el proceso expan automáticamente su desarrollo en la medida que acaparó para sí los
sivo se había debilitado, sea por la inestabilidad política, sea por, la recursos naturales de la región. Esa función de ‘centro’, irreempla
falta de un plan orgánico, sea por la guerra del Paraguay en último zable en toda región geográfica, iba —no obstante— a cumplir una
término. Buenos Aires estaba más ocupada en afirmarse a sí misma labor de irradiación que el propio Sarmiento anticipa más adelante
que en proyectarse al interior. Los beneficios de las obras públicas cuando dice: “Buenos Aires y Córdoba son las que mayor número de
en que se había empeñado, todavía no alcanzaban a la campaña. De villas han sembrado sobre la campaña”.
estas empresas, el ferrocarril será la primera en incidir sobre la orga Después de Adolfo Alsina —sucesor de Saavedra— ocupó el go
nización del espacio pampeano y aunque, de por sí, nunca cumpliese bierno ae Buenos Aires Emilio Castro, quien, durante su mandato,
un papel pionero como lo hizo en la conquista del oeste de los Es promulgó la Ley de Ejidos del 31 de octubre de 1870 y la del 12
tados Uníaos siryio, sin duda, para consolidar la retaguardia. Por lo de agosto de 1871, que organizaba la venta de tierras públicas a fin de
demás, al proyectarse sobre los campos primitivos, quitó su razón de estimular el poblamiento de la campaña y, como la primera, buscaba
ser, haciéndolos desaparecer, a los caseríos y aldeas incipientes que dar solidez a los núcleos urbanos, reservando en el artículo 25 “de la
existían antes de su llegada. Su impacto fue formidable aun en los venta ordenada, lotes de diez y seis leguas cuadradas cada uno con
pueblos y ciudades existentes a los que vinculó, logrando en algunos destino a la fundación de pueblos y ejidos en los parajes que designe
casos provocar un replanteo a novo de los núcleos urbanos y gene el Poder Ejecutivo y que se regirán por una ley especial”, lo que se
rando villorrios en torno a muchas estancias intermedias de impor dio cumplimiento por el decreto del 24 de noviembre del mismo año.
tancia secundaria. A los males, sin resolver, de la expansión pampeana, debe agre
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garse que se sumaron tiempos de quebranto económico para la Na para quienes veían consumir sus energías en un planteo sin horizon
ción. Gobernaba entonces la provincia Garlos Casares, y Adolfo tes nítidos, sin un plan de acción definido. Así lo ve igualmente
Alsina era, a la sazón, ministro de Guerra del presidente Avellaneda. Martín Fierro cuando después de diez años en el desierto ( tres
Por esos tiempos, Sarmiento le hizo a Alsina una propuesta de años en la frontera -dos como gaucho matrero- y cinco allá entre
un método inédito para conquistar el desierto ( Bose, 1938) sugirién los indios”) declara:
dole la creación de postas-fuertes que “atravesando la pampa, contu
viesen a^los bárbaros, fuesen hoteles o posadas para ios emigrantes “Creyendo que en tantos años
Esto se hubiera compuesto
a pi e. . De hecho, la mensajería, facilitando el transporte de per Pero cuanto saqué en limpio
sonas y correspondencia, significó un anticipo de lo que sería el Fue que estábamos en lo mesmo”.
ferrocarril más tarde, cumpliendo ambos un rol fundamental para la
consolidación de las futuras ciudades. El proyecto de Sarmiento, sin Todavía no se ha medido completamente el valor que ha tenido
embargo, no era operativo para la vanguardia, pues en ella faltaba la obra de José Hernández como creadora de una conciencia del
la función que genera al órgano y era impensable -e n medio del desierto y, consecuentemente, como movilizadora de la reacción que
general desconcierto— implementar aisladamente un dispositivo que primeramente se va a encauzar en Aisina, Lo que sí no puede du
exigía toda una infraestructura siquiera en gestación. La carencia de darse es que el ambiente que describe el “Martín Fierro” exhibe la
recursos naturales, cuya explotación hubiese sido un imán de atrac vitalidad 'en bruto* que lo animaba: el desierto, la frontera, las estan
ción, especialmente para el ferrocarril, pospuso a un segundo plano cias pioneras cuyos centros todavía no eran ciudades, ni siquiera pue
el rol del transporte como factor de penetración. La ocupación de blos, sino la toldería, el fortín y la pulpería. Estas últimas, según
la pampa exigía una consolidación de las garantías mínimas para Daireaux, se hallaban diseminadas a razón de una por cada legua
que pudiera cumplirse la rutina de la vida campesina que era la cuadrada hasta veinte leguas de Buenos Aires, presumiéndose que
única condición de arraigo. Ni la existencia de metales, o de bosques esa intensidad iba decreciendo a medida que se internaban campo
(solo la sal había provocado expediciones en los siglos xvn y xvm) adentro. . , ,
justificaban una aventura basada en la consecución de un solo obje En este momento aparece Alsina con un plan integral de acción,
tivo aislado. No bastaba con penetrar; era preciso integrar. cuyas partes principales pueden sintetizarse asi:
_ La situación de la frontera se va haciendo crónica hacia 1872,
año en que José Hernández publica el Martín Fierro, en cuya edición 1*? Establecer dos líneas de frontera, una interna y otra externa
a 100 km de distancia de la anterior (lo que revela una reconcilia
original destaca que se han gastado 25 millones de pesos fuertes en
la organización militar y sostenimiento de los fortines, aparte de los ción con el hecho de la existencia de una región fronteriza).
29 Cavar una zanja a lo largo de toda la frontera exterior con el
daños materiales infligidos por el indio y la pérdida de mano de
obra campesina por causa del servicio militar. objetó de interponer un obstáculo físico a los ataques indígenas.
39 Avanzar por sectores ocupando, gradual y lentamente, el
Hernández nó escatima palabras para describir lo dramático de
la situación. Si los antiguos fuertes coloniales generaron ciudades, desierto.
ahora los disminuidos y dispersos fortines son apenas precarias ins Paralelamente, Alsina solicita perentoriamente los medios para
talaciones cuya misión es solo provisoria. Durante los años de 1868, crear pueblos que consoliden a ciertos fortines, así como para instalar
1869 y 1871 se han producido avances, pero también se han producido una red telegráfica que vincule a las cinco comandancias de la
las devastaciones a Azul y Tapalqué. Durante el período subsiguiente, frontera..
hasta 1875, no se producen variantes importantes, aunque el indígena Dos son las máximas preocupaciones de Alsina en este momento:
conserva su poder intimidatorio. El proceso de ocupación secuente una, la de conocer más sistemáticamente el terreno donde va a reali
se ha detenido.
zar sus operaciones, cuya topografía era prácticamente ignorada;^ otra,
Buenos Aires parece indiferente a la suerte del soldado y del la de formar pueblos sobre las líneas de frontera, volviendo así a la
gaucho en la pampa, lo que le hace decir a Martín Fierro que: vieja experiencia. En su mensaje al Congreso, el ministro de Guerra
“E l campo es del inorante sugiere que "podría fijarse como ejido de los pueblos a crearse cinco
E l pueblo del hombre estruido”. leguas a cada viento, destinando para campos de pastoreo doscientas
leguas cuadradas que serían vendidas al precio que-la ley fijara opor
Este último periodo de avance de la frontera, cuyo fin conocemos tunamente, siempre sobre condiciones de población que deberían
próximo desde nuestro punto de vista de la historia, semejaba eterno cumplirse en el término más breve” (Alsina,. 1877).
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CIUDADES Y FRONTERAS (1779-1879)
AIsina, pese a que confía en el éxito de su plan de operaciones La organización de la operación militar era completa; incluía
militares, con el cual ya discrepa Roca, no ceja en enfatizar la im agrimensores como Federico C. Meyrelles y los sargentos mayores
portancia de la urbanización como medio de aventar el peligro indí Federico L. Melchert y Jordán Wysocki, cuyos trabajos de releva-
gena y prestar apoyo a las instalaciones bélicas xniento fueron fundamentales para el subsiguiente trazado de pueblos.
Así le escribe al gobernador Casares el 2 de octubre de 1876- Todos los comandantes, por lo demás, tenían que llevar un ¿ario en
■Donde hoy están las comandancias de la frontera interior, existen el que constase la topografía del terreno, la calidad de los pastos,
elementos de poblacion, sobre los cuales pienso que sería tan fácil las aguadas, lluvias' registradas y distancias en leguas.
como conveniente, fundar pueblos cabezas de nuevos partidos cuyo Solo mediante el conocimiento sistemático de la región pudo
desarrollo sería rápido, al mismo tiempo que benéfico para los inte darse alcance y magnitud definitiva al concepto de ‘pampa'. Hasta
reses rurales de esta provincia. Sustituir, pues, a la línea interior de entonces ‘pampa’ era lo conocido, lo cultivado o pastoreado con éxito,
fronteras, guardada hoy por mil guardias nacionales, por una línea de el resto era: ‘desierto’. La idea que hoy podemos tener de la pampa
pueblos, seria en mi opinion, dar un gran paso en el sentido de ase como región natural en su doble modalidad de pampa húmeda y
gurar eficazmente los valiosos intereses que existen en la campkna y pampa seca: era impensable antes de la ocupación a pie firme del
es indudable que la población se agruparía allí; si la legislación territorio. A esta altura del proceso, el concepto de desierto va a
liberal diese la propiedad de la tierra, sin condiciones onerosas, y en desaparecer, ya que era básicamente una idea cultural y no fisio-
extensión bastante para que los pobladores tuviesen aliciente” gráfica. Ahora la pampa fértil hallará su frontera natural entre las
10_ E1 Plan operativo de AIsina se pone en movimiento en abril de isoyetas de 500 a 600 mm anuales y aun así este límite estará condi
1876 y se cumple con bastante precisión. Hacía mucho tiempo que cionado a la disponibilidad de medios artificiales para explotarla en
no se realizaba nada'tan orgánico y por la envergadura de la empresa condiciones análogas.
Ja tarea no tema precedentes entre nosotros. ’ Mientras tanto, ¿qué acontecía a retaguardia? Los malones no
En mayo de 1876 ya se están cumpliendo con éxito los tres obje habían desaparecido por completo, y el escarmiento final con que
tivos fundamentales de la campaña. La segunda línea o frontera había soñado Rosas era imprescindible una vez más.
exterior, engloba unos 50 millones de hectáreas que sé van a incor La fundación de Juárez en 1874, como tantas otras en la pampa
porar a la civilización, aparte de que por su trazado acorta en 200 inmensa, había obedecido a factores momentáneos más que a un
Km el frente de operaciones. Dicho frente tendrá ahora 610 Km orden integral de progreso. Así pues, en 1876, 3.000 indios del caci
desde Vuta-lo a Bahía Blanca, que queda así incorporada definiti que Namuncurá llegan al Quequén y queman las chacras del pueblo
vamente al territorio conquistado cincuenta años después de ser fun como Azul y Tandil lo habían experimentado no mucho antes. En
dada. A lo largo de esta línea es que AIsina comienza a cavar la ese sentido, hay que destacar que pasado este último ataque y con
larga zanja que en julio de 1877 va a alcanzar 374 Km de extensión solidada la pampa, pocos años después, en 1880, Juárez volverá a
V que quedara luego interrumpida. El proyecto técnico y la dirección exhibir sus chacras y sus campos en pleno apogeo con muchos de
habían sido encomendados al ingeniero Alfredo Ebelot y suponía un ellos ya alambrados.
esfuerzo casi faraónico en comparación a los medios disponibles o En esta jurisdicción acontece otro tanto en 1878, fecha en que se
sea el trabajo de mil hombres a lo largo de tres años. produce el último malón, dos años después de haberse realizado el
AIsina había demostrado que su plan no era temerario como lo segundo remate de sus tierras en Tandil, visto que el primero —cele
había calificado,,la oposición en Buenos Aires. En efecto, había lo brado meses antes en el lugar— había fracasado y se anula en buena
grado ensanchar la ocupación sosteniéndola con fortines escalonados parte porque el territorio estaba sufriendo un ataque indígena y había
cada legua aproximadamente y sumando un total de 109 con 6 co pocos pastores (Mulazzi, 1938).
mandancias principales: Bahía Blanca, Puán, Carhué, Guaminí Tren- Aquí podemos hallar una prueba fehaciente de que el pionerismo
que Lauquen e Italo o (Vuta-Ió). De estas comandancias surgirían ganadero fue una realidad en la conquista del desierto. Por esta
cuatro nuevas ciudades con un papel principal en el desarrollo de la época, en el partido de Tres Arroyos, existía un regular número de
región, como luego veremos.
estancias: Santa Catalina, La Libertad, San Eduardo, San Ramón, La
Mientras se extiende el telégrafo, se construyen caminos y se Ballena, cuya instalación de tiempo atrás permite suponer el papel
fundan pueblos, el indio queda detrás de las zanjas y fortines ame decisivo que tuvieron para que no se detuviese el camino hacia la
nazante y peligroso. A principios de lS77 emprende el último ataque urbanización.
de envergadura y al ser rechazado queda de tal suerte debilitado Aparte de los pioneros mencionados hay que citar el papel que
que ya no reincidirá en igual escala.
les cupo a los comerciantes de campaña, dice un autor que “la his-
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tona del comercio en la campaña de Buenos Aires fue escrita más avance simultáneo ordenado por Alsina y, a la par que como fuerte,
con la sangre y miseria de los trabajadores, que con la honesta labor es concebido como pueblo, delineándose su núcleo en base a un
de los que hicieron del intercambio mercantil una honesta profesión” cuadrado de nueve manzanas de 100 m de lado y calles de 30 m de
(Sánchez Zinny, 1939). . ancho reservándose la del centro para plaza.
Es la eterna historia del comercio, desde los mercaderes de Asia De esa fecha a 1882 Trenque Lauquen será una importante esta
Menor hasta la urbanización de la Mesopotamia en 3000 a. C. ción de tránsito para las fuerzas nacionales que seguían a la cam
Vendedores de víveres llamados “vivanderos” seguían á las fuer paña patagónica.
zas militares dondequiera que fuesen, y se hallaban en los fortines Por una ley dictada el 5 de octubre de 1878 se comienza a
o en la campaña. Los pulperos, establecidos en el campo o en los vender tierras del partido, con base de 400 pesos fuertes, en lotes
fuertes, o siguiendo a las tropas, extorsionaban a los soldados, les de 4 leguas y un máximo de 3 lotes por persona. Al mismo tiempo
fiaban a precios exorbitantes y cuando llegaba “la paga” la percibían y en previsión del desarrollo que vendrá se destinan 20.000 Ha para
ellos en su entero beneficio. la formación del ejido.
Otro tanto debe decirse del correo —aunque cumplió su rol sin E l establecimiento de la Comandancia del general Conrado E.
las calamidades del comercio— que en 1874 inicia una función prin Villegas es el principal factor de aglutinamiento inicial. No se trata
cipal en lo que se refiere a las comunicaciones entre ciudades; es la de un nuevo fuerte, sino de una especie de Capital militar para toda
fecha en que comienza a rentarse a los administradores de correos la región de avanzada, compartiendo luego con Carhué ese privilegio.
de los pueblos de campaña (Bose, 1938). El edificio de la Comandancia es hoy uno de los pocos relictos que
En 1877 el ferrocarril alcanzará apenas Azul y Bragado en direc la ola urbanizadora deiará intacto: actualmente funciona como Museo
ción al desierto en proceso de conquista. De esas puntas de riel Histórico Regional (Scalese, 1944).
partirán las mensajerías que alcanzaban Bahía Blanca y Carhué. Carhué nace a la sombra del Fuerte General Belgrano, el cual
Cuatro son las fundaciones urbanas que se hacen sobre la avan tiene sus instalaciones fuera de la futura planta urbana. La ocupación
zada, aun cuando la línea dé frontera exterior no ha sido levantada. del sitio data de unos diez días después de la fundación de Trenque
Son Guamim, Trenque Lauquen, Carhué y Puán. Un primer des- Lauquen y de inmediato el coronel Levalle procedió a realizar las
rendimiento del Fuerte San Carlos de Bolívar, siguiendo la vieja construcciones de defensa, "interrumoidas a menudo por invasiones
E uella del camino a las Salinas, se interna al oeste en busca de nuevas v teniendo que luchar con un suelo duro y pedregoso” (son sus pala
bras). El plan del fuerte era el clásico: un cuadrado de 320 varas por
posiciones para trazar la nueva frontera exterior. El día 30 de marzo
de 1876 el comandante Freyre elige el sitio apropiado para la erección lado con cuatro bastiones circulares por ángulo y un foso de tres
de un baluarte, el cual describe en estos términos: “muy bien situado varas de ancho por dos de orofundidad en tomo.
sobre una eminencia, ha sido trazado de manera de poder formar el El fundador había concebido, desde xm nrincinio. crear el pueblo,
núcleo de un futuro pueblo” (como por otra parte procederían los pero solo, a comienzos de 1878 le fue nosible materializar su idea,
demás comandantes conforme a las instrucciones de Alsina). “Ro procediendo en el mes de enero a su delineación y colocación de la
deado de zanjas", prosigue, “está, además, cubierto en su flanco piedra fundamental. >
derecho por la Laguna de Guamim, al frente por el arroyo, distante El fuerte de Carhué no había sido un mero baluarte, sino que
veinte cuadras y que no puede vadearse sino por pasos precisos, y en su espacioso recinto se había desarrollado un verdadero pueblo
tiene a retaguardia varias aguadas permanentes". militar. Los regimientos ocupaban íntegramente las manzanas cen
El plan de instalación es ambicioso. Ocupa 372.000 varas cua trales dejando lotes de un cuarto de manzana para la comandancia,
dradas. Un cuarto de esa superficie queda protegido por un foso en la"'iglesia, la botica, la proveeduría y para oficiales y personal civil de
el cual se ubican los cuarteles y otras dependencias, en cuyo centro jerarquía.
o plaza se construirá una estrella con capacidad para 150 hombres. El significado de Carhué en la geopolítica primitiva del desierto
En el resto del área se procede a trazar un pueblo con manzanas de era de importancia capital. A ese sitio convergían rastrilladas de
100 varas por lado y calles de 20 y 30 de ancho. Los lotes serán de todos los rincones de los confines sur y oeste, v de allí nacían otras
25 por 50 varas y se daran en propiedad a condición de construir tantas que, dirigiéndose a Oriente canalizaban los contingentes indi-
‘un ráncho de material rodeado de pared’. penas que durante más de un siglo habían asediado el hinterland de
En febrero de 1877, las quintas del pueblo se hallan ya sembradas Buenos Aires.
por el vecindario. Su posición estratégica se debía, en buena parte, a su situación
Trenque Lauquen es fundado el 12 de abril de 1876 durante el táctica dado que la laguna homónima era una aguada ideal para las
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caballadas indígenas. Conquistada la plaza natural se desarticula que formando una red, las nuevas plantaciones se presten mutuo
todo el sistema viarió del indígena que pierde así el punto de refresco soporte.
necesario para sus correrías (Stieben, 1941). En la época que se describe —1879— Carhué es alcanzado ya
Pocas semanas después de establecidos los campamentos de por un servicio de mensajerías que viniendo de San Carlos de Bolívar
Trenque Lauquen y Carhué, y como parte del mismo movimiento recorrería 40 leguas de una ruta ciertamente histórica, como el camino
operativo que buscaba instalar cuatro comandancias genérales, se de las Salinas, .
elige el sitio de Puán en vista, no solo de sus condiciones estratégicas, Las impresiones que Olascoaga recoge en el mismo relato del
sino de la fertilidad de su suelo. pueblo de Puán son ciertamente halagadoras. La situación es con
El contingente fundador había partido de Carhué y el 7 de junio siderada “pintoresca y admirablemente elegida para hacer de ella un
de 1876 da comienzo a la construcción del campamento militar cuyos gran pueblo. Buenos pastos, agua, leña de ‘alpataco’ en abundancia”.
lineamiéntos se limitan a tal función primordial. Solo en 1887 se Con respecto a la población en germen dice que “llama la atención
ordenará la fundación oficial del pueblo como consecuencia del de el orden que reina en este punto, tanto en la guarnición militar como
creto que en 1886 crease nuevos partidos en la región y por la en el comercio, el cual se halla enfilado al frente del recinto en una
necesidad de dotarlos de cabecera. La realidad demuestra que estas serie de casitas de modesta construcción, pero de buen aspecto, que
medidas administrativas llegaban en cierta forma tarde o, cuando forman con aquél una calle ancha y recta”.
menos, solo legalizaban lo que de hecho era ya un núcleo urbano Aquí puede verse el origen de la función comercial, la segunda,
bien arraigado. cronológicamente hablando, en localizarse después de instalado el
Es interesante verificar el grado de desarrollo alcanzado por estas fuerte de función militar, y que adoptará desde un principio el típico
fundaciones solamente tres años después de realizadas. Para ello son ordenamiento en forma lineal.
valiosas las descripciones que hiciera el coronel Manuel J. Olascoaga Alsina muere a fines de 1877 cuando su plan inconcluso no ha
en su estudio de La Pampa y Río Negro, quien en 1879 visitara estos rendido todos los frutos esperados. La construcción de la zanja es
lugares para de ellos partir en pos del objetivo final de la conquista abandonada después de haber costado ingentes esfuerzos, los indios
del desierto (Olascoaga, 1881). aún se filtran por entre los fortines, y aunque se ha aliviado la re
En Carhué, por ejemplo, lo que más le sorprende es ver ‘la rapi taguardia, permitiendo la consolidación de las explotaciones rurales
dez y esmero con que se han hecho plantaciones” —arboledas, quintas y los núcleos de población, los pueblos de vanguardia no han podido
y jardines—, así como el hecho de hallar “más de cien cuadras alfal despojarse de su carácter militar.
fadas con riego”. “Alsina solo había pensado en agrandar la ocupación, adelan
En cuanto a la incipiente planta urbana revela la existencia de tando la frontera y sosteniéndola con fortines escalonados. Roca
"veinte y tantas casas regulares de material y muchas de construc pretendía meterse hasta el fondo” (Ramírez Juárez, 1946). Sin des
ción ligera”. merecer el éxito de la famosa ‘Campaña del Desierto’ dirigida por
Olascoaga atribuye el éxito de esta empresa urbanizadora al el general Julio A. Roca, a la sazón sucesor de Alsina, es necesario
espíritu progresista del general Nicolás Levalle que no solamente destacar que el mismo fue posible merced a las posiciones consegui
había velado por los inmediatos objetivos militares, sino que había das por éste, al conocimiento del terreno que se había adelantado
sabido mirar más allá, al futuro de estos emplazamientos que serían sistemáticamente y, sobre todo, gracias a los elementos de que dis
las ciudades del mañana. puso. En primer lugar pudo reunir 6.000 soldados entrenados y no
En cuanto a la función inicial del pueblo, Olascoaga interpreta meramente reclutas como había sido el caso hasta hace poco, de los
que por ‘la circunstancia, de ser la única población que se encuentra cuales la mayoría era tropa de línea.
intermedia entre el Azul y Bahía Blanca, y la más avanzada con Luego, desde las posiciones conseguidas, durante todo el año
relación al territorio del oeste, la de aún mavor valor por cuanto de 1878 se realizaron 26 operaciones de limpieza previa. Finalmente,
está llamada a facilitar el servicio de policía en el sur y ser un punto como se ha dicho con frecuencia, Roca revivió el plan de Rosas, pero
centra] de acción de la autoridad pava la seguridad rural y el fomento contando, a diferencia de éste, con dos valiosos auxiliares: el telé
de todas las poblaciones y establecimientos del sur” (Olascoaga, 1881). grafo y el fusil Remington, que le dieron una capacidad estratégica
De esto se deduce que en esta etapa se intenta, sobre todo, y un poderío impensado solo unos pocos años antes. ..
propiciar el establecimiento de pobladores rurales consolidando los Cierto es, a la vez, que mientras la zanja de Alsina era porteña
pueblos v, viceversa, contribuir a su desarrollo aumentando el volu en su significado, pues cubría tan solo Buenos Aires, la ofensiva
men de la actividad agropecuaria a su alrededor, esto es, aparte de de Roca —acompañado de científicos como Napoleón-^, en cambio.
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era nacional y como tal tenía un sentido integralmente territorial.
La campaña final se cumplió a partir de abril de 1879, en solo había que tener —además— una regular caballada y personal que
cinco meses, mediante un amplio movimiento de pinzas que puso supliese la falta de cercos; en suma, era menester disponer de hol
en actividad el sur de Mendoza y el de San Luis tanto como el de gado capital.
la provincia de Buenos Aires. A los dos años de consolidado el avan En cuanto a los centros urbanos, la situación no era en exceso
ce de Alsina que con pocas leguas más habría trazado el actual distinta. Aunque la liberalidad en la otorgación de lotes dentro del
límite de la provincia de Buenos Aires con el antiguo meridiano V casco y de quintas y chacras en el ejido era mayor que en el campo,
a contar de la Capital, Roca lleva la frontera al Río Negro. Con esta no tenía objeto la adjudicación de tierra si no se la edificaba y ex
acción desaparece totalmente el peligro indígena en campos y pue plotaba. La especulación nunca fue un negocio en sí mismo y, así,
blos bonaerenses, salvo algunas breves y languidecientes escaramu solo los solventes o los que tenían gran espíritu de empresa pudie
zas de indios hambrientos que no amenazan en absoluto anular los ron beneficiarse con la asombrosa alza de valores inmobiliarios que
éxitos obtenidos. habría de verse.
La situación de la campaña de Buenos Aires, antes de la apa Escribe Daireaux en 1888. en la obra ya citada: "Los pueble-
rición de Alsina; la daba su frontera vaga e imprecisa, la moral bafa citos de la pampa son aún poco numerosos y por otra parte no ofre
del medio ambiente y la inseguridad en campos y poblaciones, a lo cen gran utilidad; no hay allí centros industriales que crear en la
cual debe sumarse la epizootia de 1874, que mermó en forma alar llanura donde la industria pastoril y el gran cultivo dominan por
mante las existencias de ganado disminuyéndolo en todo el territorio completo... poco a poco se van formando alrededor de las estaciones
nacional a 4 millones, o sea un quinto de los 20 millones estimados de ferrocarril aglomeraciones de comerciantes y artesanos que bastan
para fines del siglo anterior, es decir, a los comienzos del movi plenamente para las necesidades de sociabilidad de la pamoa.
miento de fronteras. Diez años después, la frontera sería un recuerdo, "Sin embargo son aún frecuentes las creaciones de pueblos, pues
el orden y la seguridad una realidad institucionalizada y el número cada departamento quiere tener su capital; si el Estado no ha reser
de reses se podía calcular en 20 millones solo en los campos ocupa vado de antemano su emplazamiento se procede sencillamente por
dos de la pampa (Daireaux, 1888). vía de expropiación; se recorta en las propiedades privadas un lote
¿Cómo se produjo este milagro? Desde luego que las opera de cuatro leguas cuadradas”.
ciones militares no habían sido suficientes, en> cambio todas las me ¿Es que fueron poblados artificiales, solo fomentados por la es
didas y previsiones tomadas para aue la radicación de gentes en los peculación y la burocracia, o fueron —en cambio— realmente avances
pueblos fuese realidad ya estaban dando sus frutos. Debe destacarse de una urbanización que traducía la vitalidad contenida del litoral,
que gran parte de los nuevos pobladores provenían de otros sectores de la pampa costera? Si fueron creaciones exageradamente ambicio
camoesinos de la provincia —más al este— que advirtiendo la posibi sas, obra exclusiva del elemento local, no hay duda que la ola in
lidad de tentadoras empresas dejaron todo lo que habían conseguido migratoria que se inicia cuando esta gesta termina iba a dar habida
a costa de grandes esfuerzos para revivir su experiencia pionera. El cuenta de que, en todo caso, se trataba de una emnresa llevada a
anzuelo del éxito de estancieros tenía una camada: por lo que se cabo con una inmensa fe en lo que el país debía de ser.
podía obtener de un campo con pastos blandos y mejores más cer Cierto es que los trazados urbanísticos revelan una exagerada
cano a Buenos Aires era dable comprar una extensión fabulosa de escala que, ni aún hoy ha sido colmada en muchos casos, aunque en
tierra más hacia el oeste, la que meiorada, en¡ base a la hacienda otros, sin duda por las bajas densidades de ocupación urbana aue
solamente, brindaba la oportunidad de ensanchar las ambiciones de son herencia de la tradición colonial, resultó estrecha con el andar
los hacendados y retribuir el sacrificio en cuestión de pocos años. del tiempo.
Pero la distribución y venta de nuevos campos no se pudo hacer Hubo, desde luego, una falta de plan en la organización de
sino después de una exhaustiva y consciente labor de mensura que esta supuesta red de ciudades pampeanas, que se dilata sobre todo
demoró dos años. Al cabo de la misma se disouso de inmensos cua por la carencia de un programa premeditado, estableciendo distintas
dros de 10.000 Ha —o sea cuatro leguas cuadradas— que fueron el jerarquías de ciudades. Se hicieron ciudades cabeceras de partido o
módulo de la primera subdivisión. La ‘donación* de estas tierras, a nada, desde que el resto se desarrolló parasitariamente en tomo
la vez, creaba un espejismo en especuladores e inexpertos, pues aun de las estaciones ferroviarias. Aún hoy, a un siglo de promedio de
las fundaciones urbanas más importantes, hechas después del período
que era barata, había que pagarla a plazos en dinero al contado, era
hispánico, no se advierte claramente el alcance que como centros
necesario hacer inversiones para que rindiese, no se justificaba su
regionales tienen las ciudades más conspicuas.
costo e incomodidad si no se la poblaba medianamente de hacienda,
Faltó, sin duda, uno de los dos elementos que alternativamente
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! BIBLIOGRAFÍA
por motivos de salubridad —como en Roma— y hasta el peligro in éste continente iba a suministrar a la metrópoli un campo mucho más
dígena es un factor tan poco determinante que el fuerte Independen- vasto para sus experiencias urbanísticas.
cia ocupa el llano y no las alturas vecinas. Cuando la aglomeración Ni que decir se tiene que la cuadrícula tampoco fue creación
se desarrolla por timidez, pereza o realismo, lo hace en torno a ese absoluta de la colonización romana y que ya había florecido antes en
tuerte; las alturas han perdido todo su poder seductor y de prestigio las colonias griegas, sea en la península itálica, como originalmente
y todavía no han adquirido el valor estético que va a descubrirse en la Tonia, por donde no es difícil acertar que ya era una vieja
tardíamente. tradición oriental, así como que siendo conocida por los etruscos
—sin ninguna vinculación directa con lo griego— éstos habían sido
también portadores a Europa de un tan antiguo como difundido tra
zado que, por el este, había llegado a la India por lo menos, tal cual
Las condicionantes históricas nos lo exhiben las ciudades de la cultura harappa.
Pero éstos son los imponderables de la historia y aquí, más con
La formacion de ciudades en toda América es, de una manera cretamente, no se trató de inyectar conscientemente una dosis de cul
u otra, la continuación de una tradición viva en Europa, en sus países tura al nuevo continente, sino, más bien, de aplicar preceptos prácticos
de origen, sean éstos Inglaterra, Portugal o España. Pero la tradi que, coin cid en tem en te, tenían mucho en común con esta remota tra
ción urbana europea, a fines de la Edad Media y principios del dición. El largo período medieval, con su vitalidad propia, sedimen
Renacimiento, era de una riqueza y multiplicidad notables. tada por capas, había buscado sus formas naturales, como en la
Nosotros, sin embargo, y más especialmente nuestra pampa, re división de las propiedades urbanas o rurales, y en este proceso
cibimos de todo aquel patrimonio apenas una porción, acaso la más espontáneo mal podrían haberse hallado las fórmulas .para parcelar
rígida, la más teórica y en pleno período experimental. Nos referimos todo un nuevo continente. Además, la experiencia indicaba que todo
al plan en damero o cuadricula, al cual nos referiremos más adelante trazado irregular era un germen de discordia, máxime si se trataba
en forma especial. Sus antecedentes son bien remotos y de ninguna de adjudicaciones de tierras lejanas y desconocidas, de donde, cor
forma desconocidos, por lo menos mientras se remontan al segundo tando por lo sano, se estableció una clara política catastral que, pri
y tercer milenio antes de Cristo. España había heredado esta pauta mero que todo, debía obviar los aspectos administrativos, dejando
de la dominación romana, cuyos antiguos castra, habían introducido toda otra consideración sometida a este precepto capital.
en la península, por primera vez, el cordel y el ángulo recto. Como Esta tradición, de tan oscuros orígenes y de tanta vitalidad du
dice Erwin Walter Palm: En Occidente, el trazado cuadricular cons rante el período de la conquista de America, iba, sin embargo, a
tituye una de aquellas fórmulas cargadas de pathos (Pathos formeln) fosilizarse y, superadas las condiciones iniciales que la hicieron ne
que en el mundo cristiano son el vehículo de la romanidad. Es, por cesaria, perduraría anquilosada, entre nosotros, hasta el mismo pre
lo demas, significativo que, una vez apagados los ecos romanos, y la sente. Ya veremos, pues, en qué medida desde el Departamento
idea imperial, el trazado vuelva a ser irregular”.1 En efecto, dormido Topográfico hasta los rematadores iban a explotar el esquema simple
durante toda la Edad Media, resurge como resu ltad o de la abundante y primitivo de un trazado ambivalente.
teorización renacentista italiana en materia de trazados urbanos, si no Otra condicionante histórica más abstracta, pero no menos impor
directamente -y a que estos trazados eran principalmente de esquema tante, es que, particularmente en la pampa, la ola de urbanidad que
radial por lo menos como una consecuencia o por contagio del se va a desatar a partir de 1852 se desarrolla dentro del lapso de
evprit géométrique de la época. También España, en los albores un máximo de cincuenta años solamente, con todo lo que esto signi
de su idea imperial, al expulsar de la península a los moros, ensaya fica como simultaneidad de un mismo espíritu y de una idéntica
con éxito el plan en damero en sus nuevas ciudades de la reconquista estética. En la provincia de Buenos Aires se fundan no menos de
como las hcistides la habían ya logrado en Gales y Francia. Bien cincuenta ‘cabeceras' de partido y se trazan otras tantas aglomera
se sabe, hay un curioso empalme cronológico entre la terminación de ciones ya existentes, durante el lapso aludido, o acaso en uno mas
las luchas en España, con el descubrimiento de América, y así, pues, breve dentro del mismo, durante el cual se desarrolla la red ferro
viaria. f.
1 Erwin Walter Palm, Los orígenes del urbanismo imperial en América
La historia, pero ahora no la auténtica, sino meramente la ofi
contribución a la historia municipal de América— , Instituto Panamericano de cial’, va a producir, asimismo, un tremendo impacto sobre estas nue
Geografía e Historia ( Comisión de Historia) 14, Estudios de Historia II, publica- vas ciudades, anu land o toda la toponimia tradicional para adecuarla
ción 100, p. 239 a 268, México, 1951. a un molde rígido y centralista, donde únicamente tienen lugar los
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LA CIUDAD PAMPEANA
UNIFORMIDAD E S LAS CIUDADES PAMPEANAS
proceres nacionales, cuyos nombres se repiten mil veces para designar Aires. Las de motivación espontánea, por encuentro de caminos, un
partidos, ciudades, plazas o calles, matando todo resabio de espíritu b u e n puerto natural, u otras razones ‘naturales’, son casi inexistentes.
regional o localista y nivelándolo a un mismo standard —sin la me Ni en sus comienzos son aldeas de labradores, es decir, el recinto
nor excepción desviacionista—. Este valor canjeable’ del nombre de de vivienda de gente de campo. Entre nosotros, las aglomeraciones
los próceres o de las fechas patrias cedió su lugar -rara vez- al del urbanas no son jamás autosuiicientes, como las ciudades mineras de
verdadero fundador de una ciudad o al de un pionero cabalmente México o Perú, ni la economía del país es feudal, como lo fuese en
integrado con el lugar. Así consigna un autor: “La costumbre de Brasil, de tal forma que se pudiese prescindir de estos núcleos. La
denominar a la plaza principal «25 de Mayo» se ha arraigado tanto, producción se fortalece solo cuando existen los medios de transferir
que la ley orgánica de las municipalidades de la provincia de La lbs bienes al puerto, y así lasr aglomeraciones urbanas se ahorran el
luoja, en su artículo 17, determina que es facultad de las autoridades período del mercado local y regional. Cuando éste llega toma lugar
edilicias prohibir el establecimiento de tambos, establos, caballerizas en forma de “remates-ferias”, una actividad marginal para la ciudad,
y corrales, dentro de un radio de cuatro cuadras a todos los vientos cuyos únicos interesados directos son justamente los productores -qu e
de la plaza «25 de Mayo»”, 2 como si no cupiese dudas de que éste vienen del campo- y los compradores -q u e vienen de Buenos Aires.
es el nombre inevitable de la principal.
A esta deficiencia de vida económica sana, basada en una es
Sobre el tema de la toponimia no es posible dejar de referirse trecha relación con el territorio circundante, h?y que agregar la pre
a. Emilio A. Coni, que tanto empeño pusiera por que se respetasen caria vida política que se encuentra desvitalizada desde un principio
las diferencias locales en la materia y quien combatiese la política por el escaso margen de atribuciones conferidas a la autoridad local.
seguida por las empresas ferroviarias, llegando a conseguir la sanción Nuestras plazas no tienen mucho dé ‘agora y los, a veces, imponentes
del decreto 29.044, por el que se dispuso que, para determinar los palacios municipales son un falso remedo de la carencia de efectiva
nombres de los pueblos, lugares y parajes en los territorios nacionales,
se deberá consultar en primer termino la tradición local. Sano crite^ vida ciudadana.
El aislamiento original, sin duda, tuvo un rol decisivo. Si a ia
rio éste, que dio algunos resultados por un cierto tiempo, pero que pampa se la ha comparado con un extenso mar, estos núcleos podrían
llegó, lamentablemente, tarde y que fue desvirtuado una y otra vez, asimilarse a pequeñas islas, con el agravante de que entre unas y
en no pocas ocasiones, con motivo de sucesivas alteraciones super
puestas a la designación original.8 otras no existen islotes ni arrecifes, formaciones intermedias que je
rarquicen de algún modo la distribución de la población. De allí que,
así como no hemos conocido lo que es una verdadera aldea, o un
caserío, o una aldehuela —en el sentido europeo de estas palabras—,
Las condicionantes socioeconómicas formaciones todas que tipifican modos de aglomeración, también he
mos carecido de la consiguiente estructura social organizada, y de
base, sobre la cual la ciudad va a poder construir sus excelencias
En la formación de nuestras ciudades, en general, se advierte que
no hay un sinoikismo —a la manera de las aglomeraciones helénicas culturales. ,
La proverbial baratura de la tierra en la pampa obedecía a dos
o itálicas ni un ayuntamiento’ como el que da origen a las villas causas fundamentales, por un lado la enorme disponibilidad de ella
españolas de la Edad Media. La autoridad ya viene dada, y así y por el otro la falta de diferenciación de cualidades notables con
también su estructura sociológica. Si algún parangón puede hacerse forme a los métodos de explotación primitivos. De allí que los valores
con la antigüedad, es con las ciudades coloniales que, de muchos estuviesen directamente ligados a la relatividad de la obra humana,
tipos, han existido en la historia. Las que no se iniciaron como a las mejoras en el campo y a la proximidad del centro en las ciuda
fuertes, fueron erigidas como cabeceras para el asiento de autoridades des. Cuando llega el ferrocarril surge otro punto de valorización de
necesarias o, finalmente, muchas deben su razón de ser a la instala la tierra urbana en torno a la estación, y junto con el centro esta zona
ción de una estación ferroviaria, marcada en un mapa desde Buenos va a competir —aunque un tanto débilmente con aquélla. La pavi
v * ~ ía Í aA ^r eca P ro & W s del urbanismo en la República Argentina, Uni mentación de rutas determina, asimismo, una gradual valorización
versidad Nacional del Litoral, p. 21, Santa Fe, 1939. lineal a lo largo de los caminos de acceso. Con todo, podríamos decir
dfl « J » * Í^oq01£ ’ ^ tradición toponímica, “La Nación”, Buenos Aires, 8 que los valores de la tierra son simples y obedecen siempre a una
^ ^ mi^° A. Com: Tradición y folklore en la nomenclatura pauta semejante, en la que existe un íoco central, sobre la plaza prin-
Í Z ™ 7 % - argT 7 reaBzada P°r la » Asesora del Ministerio de
Y c r n f a i f \ n Nación para nomenclatura de estaciones ferroviarias, desde dpal, y a lo largo de dos o tres cuadras de ‘la calle comercial que
1928 hasta 1941), Buenos Aires, 1942. desemboca en ella. Los valores secúndanos se suceden gradualmente
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en una forma anular, siempre parecida y sin sorpresas. Este dato, —es decir el territorio rural que abarcan— tienen una débil conexión
como se ve, es demostración elocuente de la uniformidad entre las con la cabecera, aparte de depender de ellas, en punto a las comu
ciudades pampeanas porque, aunque no es causa original, es una nicaciones y el transporte, los bancos o las actividades comerciales.
consecuencia que ratifica la monotonía. Así, pues, él gobierno local, vulnerado desde un principio,' no va á
proyectarse sobre el área circundante ni, recíprocamente, ésta va a
tener mayor repercusión desde el punto de vista político-administra
tivo sobre aquél. Lo que no queda absorbido por la jurisdicción
Las condicionantes politicoadministrativas provincial es directamente del resorte nacional, y así continúa, en todo
orden, el trabajo de nivelación y de allanamiento de cualquier pecu
Dijimos antes que en las ciudades pampeanas no hubo sinoikismo liaridad local. Naturalmente, este tipo de condicionante, estrecha
ni ayuntamiento. En verdad, esto se cumple con la excepción de la mente ligada a las restantes, no parece, ni remotamente, capaz de
propia Buenos Aires, fundada por un adelantado por su cuenta y evolucionar por sí mismo; al contrario, la forma de anquilosamiento
riesgo; aquí si hubo un contrato con los pobladores, las comúnmente es tal, que uno no temería afirmar que ciertos cambios, aun por el
llamadas Capitulaciones’, pero no se aplicaron las Leyes de Indias cambio mismo, podrían descubrir aspectos vitales que se nos ocultan
al pie de la letra, ni la primitiva cédula ni la Ordenanza de fundación bajo el caparazón de esta odiosa centralización.
dé ciudades.4 De todas maneras hay que decir que, contra lo que En lo que concretamente atañe a la forma de las ciudades y que
generalmente sé entiende, las Leyes de Indias no eran una legislación en seguida veremos en detalle, esta fórmula se perpetúa temerosa
apriorística, como la que va a conocer el país una vez que busca y de las innovaciones, egoísta de lo que sus intereses mezquinos puedan
absorbe las influencias francesas en la materia; más se trataba de sufrir, retrógrada y sin imaginación. Como una receta ciega, infinita,
leyes redactadas a posteriori, sobre la base de experiencias reales y resiste ese mínimo de cambio que da vida a las auténticas tradiciones,
que eventualmente formaron un cuerpo. Por eso, quizá, hubo tantas con el pretexto inabordable de que!, para introducir alteraciones, hay
ciudades que se conformaron a la regla, como tantas otras que cons que interesar siempre y previamente a un estamento superior, anóni
tituyeron la excepción —y que, eventualmente, sirvieron de prece mo y sordo a las necesidades tangibles de las ciudades.
dente para la formulación de nuevas leyes.
lo dicho se deduce que la legislación hispánica no tenía la
rigidez que erróneamente se le atribuye y era —salvadas las distancias
de la comparación— más parecida a la actual legislación inglesa en Las condicionantes urbanísticas
urbanismo, que a la doctrina que le iba a suceder en estas tierras. El trazado en cuadrícula es, lógicamente, la primera imagen
En efecto, mucho más rígida, menos flexible y abstracta, iba a ser que acude a la imaginación de quien se pregunta por la forma urbana
la política específica que el Departamento Topográfico de Buenos de la ciudad pampeana. Sin duda alguna, es el ‘fósil’ que aún conser
Aires y los municipios aplicarían, una vez obtenida la independencia vamos de los tiempos de la dominación hispánica, visto que hemos
de España, especialmente a partir de la sanción de la Constitución sido muy prestos a olvidar el contexto a que esta pauta correspondía
de 1853. -más aún, la hemos negado ingenuamente- mientras quedaba pre
El sentido centralista de la urbanización hispánica va a palidecer sente, de manera indeleble, en la realidad urbana y no éramos capaces
comparado con el que impondrá la República y que se reflejará en de hallar ningún sustituto.
el espíritu y la forma de las ciudades, especialmente en las de llanura, En rigor, el damero nunca fue totalmente real ni tangible, era
donde ni siquiera un accidente topográfico podrá desviar las intén- más bien el plan dentro del cual se iría a desarrollar una ciudad.
ciones implacables de la uniformidad oficial. Y ese centralismo se Estaba concebido siempre en el tablero y representaba la idea de
va a reproducir patentemente en la estructura interna de las ciudades lo que la ciudad iba a ser más adelante.5 Hoy dinamos, en la jerjga
donde, ademas, por cuestiones de escala, no va a haber la menor urbanística, que eran como ‘fondos de plano’ concebidos para el fu
chance de un policentrismo esencial, ni formal. En nuestras ciuda turo, cuyos huecos se llenarían gradualmente. Y en efecto, así ha
des no existen, sino de nombre, verdaderas jurisdicciones internas sido el crecimiento general de todas las aglomeraciones reticuladas:
(los cuarteles son meras divisiones catastrales) y los propios partidos
B A. F. Laass, El desarrollo evolutivo de la ciudad de Buenos Aires desde
^ Adolfo Carretón, municipalidad colonial ( desde la fundación de Buc- sus primeras horas hasta promulgada su libertad de comercio en 1778. Tesis
^ QS'3 'i 6S el g°bierno de L an z), p. 52, ed. Jesús Menéndez, Buenos Aires, inédita, Instituto Superior de Urbanismo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo,
Buenos Aires, 1954.
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LA CIUDAD PAMPEANA
norteamericano quedó dividida de tal forma, que hasta los caminos
pectiva a la comparación entre una rigidez esencial, como fue la de conforman, en parte al menos, este sistema rectilíneo.
Ta ciudad incásica, y una rigidez meramente formal, de trasfondo, Pero a la uniformidad de la planta hay que agregar la unifor
como la que utilizaron los españoles para crear, sobre ella, una de midad edilicia vigente hasta hace poco. En este aspecto, también, la
las maravillas urbanas más elogiables de América. pauta tiene orígenes remotos, desde que repite, solo con ligeras va
Cuando entre nosotros se quiso mejorar el plan en damero, como riantes, por lo general, la casa de tipo mediterráneo, diríamos ‘pom-
en La Plata, se cayo en un espíritu todavía más rígidamente geomé peyana’, para asimilarla a un tipo bien definido. Cierto es, ahora, las
trico y más tiránicamente regular. Léase si no la descripción —en habitaciones del frente, otrora dedicadas al comercio, asumen la fun
palabras— de su plano, como una prueba.
ción de ‘la sala', y que muy frecuentemente la unidad original, de
“Esa superficie se hallaba dividida por una red de calles de 18 m habitaciones construidas en torno a patios, se subdividirá en dos vi
que se cortaban en ángulo recto, 10 avenidas de 30 m paralelas a las
viendas independientes por medio de un muro coincidente con el
anteriores y cuatro que las cortaban en 45°, formando diagonales,
aparte de las que comunicaban directamente los extremos con el cen eje de la composición primitiva. Pero aun habiendo olvidado la sim
tro de la traza”. . . plicidad colonial, este modelo se repetirá durante siglos, con facha
Se había calculado que las avenidas dividiesen la ciudad en das simples, o adornadas con ornato italianizante o afrancesado, cum
secciones de 36 manzanas de igual superficie”. . ,9 pliendo el mismo rol funcional. Las variantes en altura son mínimas,
En síntesis, el resultado obtenido lo tenemos a la vista, pero lo advirtiéndose tan solo una leve tendencia a una modesta monumen-
que sorprende comprobar es que el prurito geométrico llegó al ex talidad en las últimas fases,
tremo de adjudicar un 35,5 % de la superficie de la ciudad exclusiva Todas las ciudades pampeanas se fundaron y crecieron dentro
mente para calles; exageración que se agranda si pensamos que, por del mismo molde, y hasta sus edificios públicos —con leves variantes-
la época de la fundación de La Plata, Buenos Aires dedicaba solo adoptaron el mismo partido y la misma apariencia exterior, tanto
un 6,3 % a la vía pública.10 fuesen escuelas como oficinas. Aquella simultaneidad, a que ya
Cuando uno lee las impresiones de los innumerables viajeros hicimos referencia, terminó por dar una unidad absoluta, no solo a
europeos que visitaron nuestra capital, en siglos pasados, advierte que cada aglomeración, sino al conjunto de ellas. El clima no exigió, como
conforme a las opiniones vertidas sobre la cuadrícula, podrían for en otras latitudes, la presencia de graciosos soportales, y la disponi
marse dos bandos bien definidos. En efecto, los hubo, y numerosos, bilidad de tierras tampoco dio lugar a airosos balcones, como en
que quedaban maravillados por la regularidad, mientras los restan Andalucía.
tes confesaban su desasosiego por la monotonía. Los primeros repre La única alteración se verifica a semejanza del proceso de com
sentaban seguramente a los espíritus prácticos que llegaban a Amé pacta ción por fases graduales, tendientes a lograr el ideal trazado.
rica sin mayor nostalgia de su tierra y dominados por el entusiasmo Como las posibilidades económicas de todos los habitantes no podían
de emprender alguna empresa. Los últimos, espíritus más sensibles, ser. lógicamente, las mismas, muchas construcciones quedaron dete
no podían ocultar que la geometría rigurosa no hacía sino resaltar nidas en el camino, sirviéndonos hov de ejemplo para definir esas
la chatura física y cultural de aquella pequeña ciudad o gran aldea.
etapas. Una de ellas es la que puedo advertirse cuando la fachada,
La cuadricula, obvio es decirlo, no se detuvo en los hoy mal
llamados ejidos urbanos, pues en las nuevas poblaciones que se crea retirada unos cuatro o cinco metros de la línea municipal, exhibe un
ron, especialmente en el período constitucional, este trazado continuó atractivo jardín saturado de enredaderas, flores v arbustos. Pero
en una zona de quintas y luego —en ciertos casos— en otra de chacras, —atención— éste no ha sido el deseo voluntario de sus dueños; se
como en el caso de Chivilcoy. A nuestro entender fue más implacable trata solo del espacio vacante, a la espera de mejores tiemnos. du
aún el sistema de centuriación practicado en los Estados Unidos, a rante los cuales poder afrontar los gastos de la construcción de la
partir de la mensura de 1785, donde quedaron establecidos tototiships sala” con ventanas, o balcones bajos, hacia el frente. Cuando esta
de seis millas cuadradas’, en el sentido litera] de la palabra, “a menos etapa podía superarse venía, entonces, la fase final, que consistía
que las tierras adquiridas a los indios lo hiciesen impracticable”.11 en la decoración de la fachada: no solo un simple revoque, sino el
Como consecuencia de esta política, la mayor parte del medio-oeste ornato que exieía la moda, la herrería trabajada de los balcones, v
9 Archivo histórico de la provincia de Buenos Aires, Fundación de la ciu~
todo otro detalle que culminara las aspiraciones de sus propietarios.
dad de La Plata, documentos éditos e inéditos. La Plata 1932 Muchos, sin embargo, jamás vieron colmados sus sueños, y así nos
J0 Idem. han legado esas fachadas con el ladrillo a la vista y esas cornisas
11 Stanley D. Dodge, Burean and the princenton communitu, Annals of puramente estructurales, sin aditamentos ni rellenos artificiosos, que
the association of american Geogiaphers, vol. XXII, número 3, íotiemore de 1932.
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UNIFORMIDAD EN LAS CIUDADES PAMPEANAS
conforman nuestro gusto actual mejor que aquellos modelos pasados
de moda que no pudieron alcanzar. nuestras plazas que no sea sino la tautología más flagrante de un
AI trazado en damero y a la uniformidad edilicia hay que agre modelo único?
gar la baja densidad, muy regular —casi sin contrastes— para confi Fig. II. 3 y II. 4.
gurar mejor el paisaje urbano que comentamos. Ese desparramo Ese sentido dominante y centralista que denotamos al referirnos
original, especie- de designio tendiente a alcanzar a cubrir la mayor a las condicionantes político-administrativas, está encarnado, cruda
superficie del casco ideal de la ciudad, va a impedir que cada aglo mente, en la plaza, y si se da el caso de que exista más de una en
meración defina por sí misma, y fielmente, su propia escala. La la ciudad, lo van a ser de una manera totalmente subordinada y se
extensión de dos ciudades puede ser la misma, pero su población cundaria, sin cumplir absolutamente, ni compartir, ninguna de las
diferir sensiblemente; una ha sido más rápidamente compactada funciones principales de la Mayor.
mientras la otra no.
A lo anterior va unida la falta de barrios y de zonización espon Fig. II. 5 y II. 6.
tánea, neta. Aquí no hay más que una estructura monocéntrica desde Cuando alguna vez en nuestra historia urbana se intentó que
cuyo foco todo va a decrecer gradualmente en torno, tanto la den brar la pauta rígida, e inapropiada en muchos casos, como en Chi-
sidad de población y de edificación, como los valores de la tierra, vilcoy, esa intención fue frenada, como nos lo atestigua el propio
como las obras de equipamiento urbano, provisión de servicios, etc. Sarmiento al comentar sus impresiones sobre la ciudad de New
Curioso es pensar, frente a este gran número de ejemplos, en las Haven, en los Estados Unidos:
otras tantas y mucho más numerosas aldeas europeas que, más pe "A la luz del día, el bosque apareció descompuesto en hileras
queñas en población —v de mucha menor superficie—, denotan la de árboles en todas las direcciones, dejando ver una cosa como plaza
existencia de dos o más focos de atracción v una diversidad funcional y que se llama «El Green», es decir, «El Verde», por estar en toda
mucho más cabalmente expresada en la ocupación del suelo. su extensión cubierta de pasto siempre verde.
La plaza, así en singular, es el único centro diferencial, aunque ’’Esta plaza, la única de la ciudad, tiene la forma más extraña.
en rigor consista en la repetición del mismo motivo en todas las Mide cerca de cinco cuadras cuadradas. Divídela una calle de olmos,
ciudades. A tal punto llega la estereotipación, que Eduardo Schiaf- y en el centro, elévase por entre las copas de los árboles, las torres
fino, en “Urbanización de Buenos Aires”, comenta que, con motivo de una iglesia gótica, otra de orden toscano, otra de orden dórico y
del Centenario, las capitales de provincia, avergonzadas de no haber dos más de arquitectura moderna. Esta idea la tuvieron los vecinos
“honrado oficialmente al libertador, en forma monumental, en vez de Chivilcoy, en Buenos Aires, colocando la Iglesia y la Casa Mu
de dirigirse a nuestros escultores para pedirles una interpretación del nicipal separadamente, en una plaza de cuatro cuadras. Pero metió
héroe, hallaron más cómodo y expeditivo solicitar al Gobierno Nacio la cola el Departamento Topográfico, que en eso de trazado de ciu
nal una reproducción de la estatua ecuestre que se levanta en el dades tenía' como decía el doctor Ferrera, mucho de «topo» y poco
Retiro. Expedido el primer «Gral. San Martín» en bronce, todas de «.seráfico», y estorbó tamaño escándalo. ¿Dónde se habrá visto
las capitales de provincia exigieron el suyo y lo consiguieron. De una plaza con edificios públicos en el centro? Pues se ven en New
ahí la monotonía de las plazas argentinas en todo el territorio de la Haven y hacen el más agradable aspecto.” 13
República, que imitan, sin el menor discernimiento, cuanto defecto
existe en la metrópoli”.12 Fig. II. 7.
Buscando los precedentes de estas plazas en la historia del urba La monumentalidad —en superficie—, como la del caso citado,
nismo, podríamos exclamar: ¡Qué contraste con la riqueza y variedad y que no va acompañada con edificación monumental en su tomo,
de las ágoras jónicas! Porque si en verdad las Leves de Indias ni una densidad proporcionada de población circundante, produce
habían repetido —entre otras— la recomendación de situar las plazas una sensación de descampado que justamente el medio urbano en la
do las ciudades mediterráneas en el centro de la composición y las pampa debería de contrapesar.
de las marítimas sobre la costa, al igual que lo practicado en las Extensiones libres, desmesuradas, en ciudades de llanura son
polis hippoclámicas, salta a la vista la pobreza de imaginación que perogrullescas, como el caso de una plaza situada en una importante
delata la concepción de las nlazas. En vez de formas en herradura, capital —a los pies de la propia cordillera— que tiene, como motivo
como en Priene, o trapezoidales, como en Assos. o de tino cerrado decorativo, una colina artificial.
como el ágora de los Italianos de Délos ¿qué gama pueden exhibir
13 Domingo Faustino Sarmiento, Correspondencia desda Estados Unidos a
12 Citado por Alcides Greca (ver llamada 2 ). “El Zonda” de San Juan, 1865. citado por Eduardo Crespo en Sarmiento urba
nista, revista "Nosotros”, segunda época, t. V III, número 78, Bix'nos Aires, 1942.
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J U L - IU L .
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in n n r Bahía Blanca
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Colonia del Sacramento (Uruguay)
Bel grano
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i— i r\vi r
Ouro Preto (Brasil)
La Plata
F jc . I I . 4 . Ágoras de Assos y do Priene, según von Gerkan: formas trape Fie. I I . 6 . Plazas de Colonia y
zoidales o de herradora. . . F ig . I I . 5. Plazas de Bahía Blanca de Ouro Preto: el urbanismo por
(1828), Belgra.io (1858) y La Plata tugués es rico en espontaneidad
(1882): una verdadera tautología. medieval.
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UNIFORMIDAD EN LAS C.V'CADES PAMPEANAS
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LA CIUDAD PAMPEANA UNIFORMIDAD EN LAS CIUDADES PAMPEANAS
cjue es imposible desconocer, sobre todo cuando está garantida con posibilidades aún no explotadas—. Frente a ello parece sensato no
títulos que cuentan con muchos años de existencia”.15 También, hace intentar cambiar ciertas pautas que, en cierto modo, se han hecho
cien años hubo quienes no perdieron del todo el sentido común frente connaturales con el hecho urbano, y tampoco planear para períodos
a los teóricos de la cuadrícula a ultranza, como lo demuestra el párrafo demasiado extensos, pues esto puede significar que se postergue inde
citado. Pero una y otra vez ‘se quiso’ someter la realidad a la abs finidamente el logro de configurarlas más cabalmente, sometiéndolas
tracción y fueron más los actos ae violencia cometidos que los de inútilmente a procesos utópicos.
asimilación, con espíritu no menos regulador, de una realidad que Con un sentido más positivo en la crítica, hay que reconocer
buscaba expresar sus tendencias naturales sin hallar el modo de que la pauta básica del damero ofrece también ciertas ventajas, si
canalizarlas con éxito. es que se las sabe aprovechar ‘como fondo’, sobre el cual pueden
El tratamiento de las vías de circulación, desde el punto de hacerse algunas innovaciones graduales. Tanto desde el punto de la
vista paisajístico, ha sido también sumamente rígido. El hecho de no b onificación como el de la circulación, una cierta regularidad de base
haberse concebido la red como un tejido de usos diversos y que facilita la tarea, pero más aún la posibilidad de englobamiento —de
exigían dimensiones igualmente diversas —algo que griegos y ro lotes, como de manzanas—, son medios bien factibles de realizar
manos habían adoptado casi juntamente con la idea de damero- tareas de renovación urbana sin necesidad de mayores alteraciones.
sino como un esquema geométrico regular en todo sentido, desem No en vano la idea de supermanzana, ya antes de que se consagrara
boca en una resultante que carece de variedad visual. Ya a fines del definitivamente en Brasilia, era aceptada por el urbanismo contem
siglo x v iii el pleito de Bucarelli ilustra abundantemente acerca de poráneo, y ¿qué es la supermanzana sino una abstracción nacida de
las resistencias que tuvo que vencer aquel gobernador para dotar a la realidad reticulada?
Buenos Aires de una alameda —bien que plantada de plátanos— en Desde luego, toda propuesta de reparcelamiento y reordena
la que el uso predominante fuese peatonal y su función más de miento vial exige no solo una aguda concepción técnica, sino igual
esparcimiento que de circulación. Los bulevares con que cuentan mente una fórmula legal que lo facilite. Pero las dificultades no son,
las más modernas ciudades pampeanas suelen haber sido concebidos en verdad, tan grandes como la suma de buenas intenciones fracasadas
con exceso de pretensión y han fracasado en la medida que el trán y la ciega rutina nos lo da a entender. Con las armas de un planea
sito automotor ha confinado las plazoletas centrales a un aislamiento miento técnicamente sólido, las resistencias de los administradores
que las convierte en meros ornamentos y no verdaderos paseos. Es y políticos no van a tener, de ahora en adelante, aquel poder
curioso encontrar en los más insignificantes núcleos urbanos —poco omnímodo que ha impedido la renovación natural de nuestras aglo
más que estaciones ferroviarias— el germen nunca desarrollado de meraciones urbanas.
estos bulevares, como testigos de un delirio de grandeza totalmente Hallar la circulación real dentro de la retícula ideal es una
desproporcionado con las necesidades reales de la población. condición sine qtia non para poder configurar el cuadro de necesi
Hay que decir, en rigor de verdad, que muchos de los defectos dades concretas en materia vial y abandonar aquel escrúpulo de
que hallamos en nuestras ciudades también provienen de un equi conciencia de querer llenar uniforme e indiscriminadamente toda
vocado concepto de previsión. La cuadrícula y todas sus secuencias la superficie edificable, en cuanto se halla amanzanada, considerando
han pecado no tanto por falta de previsión sino por un excesivo y red viaria el resto.
rígido sentido de futuro; por una especie de ‘futurismo’ fantasioso en Tampoco parece tratarse, en general, de buscar para estas ciu
el que se iban a llenar los moldes concebidos arbitrariamente. dades nuevas superficies de expansión pues casi todas tienen una
extensión suficiente como para crecer otro siglo, sin necesidad de
incrementos areales. Lo que necesitan es un reordenamiento ‘desde
adentro’, zonificando y densificando algunos sectores en contraste
Jms condicionantes de un futuro planeamiento
con otros.
Hay una serie de aspectos comunes en el planeamiento de las
Como quiera que sea, ahí tenemos nuestras ciudades pampeanas ciudades pampeanas, tomadas genéricamente, y en especial en rela
ya en avanzado proceso de desarrollo —con sus vicios y con sus ción con todos los elementos que, de una manera u otra, han con
Memoria del departamento topográfico de l;i provincia do Buenos Aires
tribuido a darles esa apariencia monótona que hemos destacado. Pero
en: Memoria de los diversos departamentos de Iti Administración de la Provincia una vez establecida esta sencilla verdad, queda por destacar que,
d e Buenos Aires t¡ da las Municipalidades de Campaña, l :l pnrtc, p. 433, Bue contra toda suposición fácil, también todas tienen 'un algo’ que las
nos Aires, 1867. individualiza y que cuando no se advierte obviamente hay que bus-
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LA CIUDAD PAMPEANA
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
La elección, de esas unidades o elementos fundamentales de Que las limitaciones del lenguaje sean causa fundamental de
los sistemas espaciales urbanos, cuyas interrelación es determinan los malos entendidos conceptuales, como suele pensarse, no nos
las estructuras urbanas, requirió un criterio selectivo pudiéndoselos autoriza a abandonar el intento, ni tampoco a pretender sustituir tan
agrupar bajo los rubros principales de nucleares, periféricos, circu esencial herramienta temerariamente. Las ilustraciones presentadas
latorios e incipientes. Estos últimos son de relativamente reciente tienen solo por objeto contribuir a confirmar lo que nuestro propio
aparición en el cuadro urbano y sus correlaciones estructurales son lenguaje expresa y no osan formular ningún simbolismo aleatorio.
aun arduas de establecer; en todo caso, no existe duda posible de Si es verdad que las pautas que describen las relaciones estructurales
que representan ya un anticipo de un cambió de faz ¡futuro. son esencialmente irrepresentables, como lo son todos los procesos
Para asegurar la exhaustividad del análisis se han estudiado múltiples que se desarrollan a través del tiempo, debemos saber
treinta y siete ciudades que suman la totalidad de las aglomeraciones conformarnos con delimitar siquiera el marco dentro del cual se
de más de 2.000 habitantes en la región —excluida el área metropo verifican.
litana de Buenos Aires—. En una tentativa de relacionar los tipos más
definidos con su situación geográfica, su magnitud y su posición
circulatoria dentro del área en común, se hacen algunas considera
¿Qué es estructuraP ¿Qué es estructura urbana?
ciones tentativas, advertidos de que es en este punto donde se
suele pecar más comúnmente por el deseo de aplicar métodos de
Hablar de 'estructura urbana’ puede significar varias y diferen
clasificación comparativamente complejos en relación a la simpleza
de sus resultados. tes cosas, pues en el lenguaje corriente el término ‘estructura’ es
usado con mayor o menor rigor para significar conceptos no exacta
Plenamente conscientes de las dificultades que entraña el uso mente iguales —organización, normas reglamentarias, esquema de
del término ‘estructura’ y, más aún, de la ligereza con que suele interdependencias o construcción de sostén— y ‘lo urbano, a secas,
empleársele, hemos querido, no obstante, contribuir a profundizar indica cualquier fenómeno que tiene lugar en la ciudad, desde sus
—con ejemplos reales— las posibilidades de un ajuste semántico procesos y realidad física hasta los frutos más refinados de la cultura,
más riguroso en relación a sús implicancias urbanas, concretamente un cierto tipo de conducta colectiva, pasando, entremedias, por con
en relación a la ciudad como organismo de entidad física. A fin de cepciones puramente económicas, sociales o políticas.
no incurrir en una mayor confusión que la. que se pretendo ir acla Para nosotros —aquí y ahora— ‘estructura’ significará no tanto
rando, he tratado de seguir —aunque sin llegar a un acuerdo defi esqueleto o armazón (sin tampoco descartar ese sentido por com
nitivo— las conclusiones a que arribaron una serie de conversaciones pleto), sino, más bien el aspecto relacional de un conjunto de cua
con mi colega el profesor de la Universidad de Buenos Aires, lidades fundamentales, sin excesos equívocos de cuantificación, y ‘lo
arquitecto César Janello, las que sin arribar a acuerdos definitivos urbano’ será concretamente el equivalente a la ciudad como espacio
entre la idea de estructura en otras ciencias que el urbanismo y las donde se localizan funciones concretas y donde se verifican renó-
posibles concepciones de ella en éste, sirvieron enormemente para
menos de interacción.
persuadirnos de la complejidad del tema y de la cautela necesaria Hacemos esta aclaración semántica respecto de lo urbano entre
para no complicarlo aún más.
otras cosas porque, frecuentemente, investigadores, sean geógrafos
Aunque más no sea es evidente que es imposible evadirse de urbanos o urbanistas, habiendo superado ya la orientación fisiográ-
la necesidad de aplicar el concepto de estructura a las ciudades, si fica de la geografía ‘científica’ o el formalismo del urbanismo de
es que se comprende que no basta con analizar su evolución como fines de siglo, han caído en el extremo opuesto de ser seducidos,
mero crecimiento masivo. Si —por ejemplo— el problema de la sin control, por él contenido socio-económico de la ciudad (lo cual
vivienda no puede formularse en base a estimaciones globales del puede ser muy plausible, si no induce a empañar la claridad de
incremento demográfico, sino tomando en especial cuenta, entre los objetivos específicos) perdiendo de vista, no solo el marco
otras, las relaciones estructurales que hacen a la composición de la “espacio-ambiental’’ —cuyo estudio era motivo muy principal—, sino
población futura, tales como los porcentajes por edades y sexo,2 así oscureciendo el deslinde entre este continente y aquel contenido, que
tampoco es coherente contemplar el proceso del cambio de escala es el único motivo por el cual un geógrafo o urbanista puede inte
en la creciente urbanización sin atender a sus pautas funcionales, a resarse operativamente.
sus relaciones estructurales. Curiosamente, los sociólogos se han empeñado en circunscribir
2 Cullingworth, J. B., “Household formation in Endand and Wales”, Town su esfera de estudio —un tanto difusa— a lo que de ‘funcional’ tiene
Planntng Review, np 31, 1960. la sociedad, al punto de reducirla, con propósitos de método, a una
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
‘cosa* —según ha sido equiparada por conocidas autoridades en la que es como el revés de una trama de infinitos hilos que no expresa
materia—, ejerciendo una influencia dominante entre los estudiosos el dibujo del tapiz, sino el orden o ajuste de las partes. La segunda
del medio ambiente desde el punto de vista espacial o funcional. importa discernir primero qué tiene la ciudad de sistema, esto es, de
Acaso podría igualmente decirse que la responsabilidad es exclusiva partes o unidades y también de funciones; formular posteriormente
de aquellos otros que, avanzando en tierras movedizas, no han sabido un ‘modelo’ y luego ver a éste desde el punto de vista estructuralista,
discriminar lo que era de uno u otro dominio. En todo caso, con el es decir, en su puro aspecto relacional sin intentar representarlo.
pretexto de lo interdisciplinario han impulsado a quienes tenían Estructuralmente, la estructura es invisible, y esto es un grave obs
por objetivo la investigación del medio físico, según lo modifica el táculo para quienes estamos habituados a los métodos de represen
hombre, a que perdieran pie en el asunto por haberse entremezclado tación; por lo tanto iremos tan lejos como podamos en esa dirección,
con esencias sociológicas que responden a otra naturaleza. Lo más pero sin intentar utopías o emplear incorrectamente un término de
grave, empero, es que de esta suerte no se ha salvado la distancia masiado completo y ponderado como es el de estructura.
necesaria y lógica que existe entre ambos elementos. En rigor de verdad, para definir mejor nuestra concepción de
La solución a esta disparidad viene dada, a semejanza de lo estructura urbana, nos resulta mucho más cómodo y preciso referir
que tiene que hacer la sociología para no invadir campos ajenos, en nos a otros que nos han precedido, en diversos campos, en la defi
limitarse a seguir criterios de pura y exclusiva funcionalidad. nición específica de la estructura. Especialmente nos resulta parti
De la misma forma que a un sociólogo no le compete, por ejem cularmente familiar la cuarta categoría dentro de la lista canónica
plo, establecer diferencias esenciales entre la teología católica y las según M. Guilbaud y que él mismo calificara como “estructuras espa
creencias musulmanas para hacer un relevamiento de los habitantes ciales o topológicas’, en el “Coloquio sobre el término estructura’’,
que profesan una y otra religión en una ciudad árabe-cristiana, así realizado en Francia el 10 de enero de 1962, con la asistencia de
tampoco —en geografía urbana, o en estudios analíticos previos al expertos venidos de diferentes disciplinas.
planeamiento urbano— no interesa entrar en sutilezas acerca de la Sin ánimo de entrar en el plano semántico nos sentimos incli
constitución de la población de una ciudad. Lo que sí importa —des nados a adherir a M. Ruyer cuando en su Philos&phie d e la Structure
de luego que independientemente— es conocer la distribución y el escribe que “la estructura es un simple sustituto de la esencia”. Y,
comportamiento espacial de esos grupos religiosos —en el último sin duda es esencia lo que no se limita a describir las partes del
caso— y los matices y caracteres de los practicantes conforme a la todo, sino el todo mismo. Éste sustituto no se enfrenta con el ser
pauta social básica, sin consideración de aspectos de localización de la cosa, sino como devenir.
concreta. A diferencia de lo que ocurre con la Economía General, en la
El argumento, esgrimido contra los excesos de un especialismo que la estructura se entiende más bien como un inventario o como
decadente, según el cual el urbanista no puede desentenderse de un mecanismo, en la Teoría de los Modelos Económicos se la ve par
todo cuanto acontece en la ciudad —y que ha llevado a versiones cializada en la representación de ciertas relaciones entre unidades
demasiado vastas cuando no literarias de su quehacer— obliga, en medibles. Dentro de esta última concepción, la ciudad puede repre
todo caso, a modular el interés en relación a la relevancia de los sentarse como un modelo también, con dos diferencias importantes:
diversos factores intervinientes, pero, por sobre todo, a reconocer la la primera es que se trata de un modelo al cual puede llegarse sin
naturaleza o la modalidad de cada uno de ellos y la forma en que cuantificar, un modelo cualitativo y no-matemático; la segunda es
tiene que traducirse espacialmente. Todo lo demás pertenece al do que las formas de la representación no hay que crearlas de lo
minio de la cultura general que debe darse por descontada en un abstracto, sino que vienen dadas por la traducción espacial que
especialista... y cuando ello no es así no debe culparse al rigor de tienen las funciones urbanas. Pero esto ya lo veremos con mayor
lo específico, sino a las fallas individuales o del sistema educativoj concreción más adelante.
ambas causas escapan de muy lejos a nuestro resorte. Por lo demás, nos confesamos atraídos por la necesidad de pro
En suma, cuando hablamos de estructura urbana —geógrafos fundizar los aspectos semiológicos y semánticos de la Filosofía de
urbanos y urbanistas— debemos ponernos estrictamente de acuerdo la Estructura en su relación con la naturaleza de los problemas urba
en qué queremos significar. Existen dos posibilidades extremas: La nísticos, quizá como contraparte necesaria frente a la boga exagerada
primera apunta a concebir la estructura como la ‘suma’ de la inter —como toda moda— de la cuantificación,8 la abstracción matemá-
acción que se veritica eo> :e las funciones urbanas que tienen reper 8 El lenguaje de las formas —o pautas de distribución— cuando se halla
cusión espacial y dentro de tal integración de hechos, de eventos, convenientemente analizado, siguiendo principios sistemáticos, es más expresivo
da esencias v sobre todo, antes de sumar elementos heterogéneos, conviene ad
referirse a uno en particular en relación a ese ‘todo’ inalcanzable, vertir, no solo la inutilidad del esfuerzo, sino las razones que existen para ello.
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
LA CIUDAD PAMPEANA
como complejos integrales, y para poder compararlas hemos debido
tica,4 la estadística5 y el muestreo,0 que, siendo elementos de valor fijar un mínimo de elementos comunes integrantes, los cuales han
instrumental, parecen haber perdido su razón de existir cuando, a debido ser cuidadosa y fundadamente seleccionados.
partir de ellos, las conclusiones a que se arriba no satisfacen o no Lejos de sentirnos satisfechos con esta primera escaramuza en
concuerdan con otros caminos de la investigación. dirección a una mayor claridad conceptual, en materia de estructura
A veces una falta de acuerdo profundo acerca de lo que los he urbana, creemos que solo es un punto de partida que exige una
chos significan echa por tierra arduas tarea de procesamiento o, larga trayectoria a ser recorrida. Eso sí, estamos persuadidos que
por otra parte, al no existir la preocupación por la cualificación había que volver al punto de partida. La sofisticación sin base só
como anterior y básica (especialmente en mentes científicas, o sea la lida, o la generalización sin conceptos originales, había ido demasiado
ciencia por la ciencia misma), los resultados de las investigaciones lejos en este sentido, para nuestro gusto, y una espece de vértigo
no traspasan los modestos límites de una nueva metodología... intelectual nos impulsaba a sentar nuevas bases —claras y simples-
En nuestro caso las formas vienen dadas, cosa que no es casual sobre el concepto de estructura urbana.
en urbanismo y vienen dadas como expresión de funciones, o dicho Sin necesidad de oponer innecesariamente números contra signos,
de otro modo, que las funciones crean sus propias formas. Pero, cualidad contra cantidad, en una primera apreciación, mientras los
más afín, el complejo de funciones en su interacción también genera números son absolutos, los signos son eminentemente relativos, es
una ‘forma’ (ahora en singular) o pauta o . .. estructura, con arreglo decir, que valen conforme a su lugar dentro de un contexto. La
a la cual cada uno de los elementos integrantes acomoda su com geografía es una ciencia contextual, en ese caso, donde nada vale
portamiento. tanto por sí mismo como por su relación a un conjunto. Al menos
Nuestro empeño, al examinar las ciudades pampeanas escogidas, éste es el espíritu de la geografía regional, más allá de los breves
reside en el objetivo definido de poder conceptualizar hechos y rela límites de la geografía sistemática. La geografía urbana, como un
ciones entre hechos, tipificarlos y tratar de alcanzar a desentrañar su derivado de la geografía regional, pero más aún que ella misma, por
sentido. En otras palabras, estamos tratando de establecer la rela la densidad de fenómenos de interacción que debe estudiar, puede
ción clásica en lingüística del estructuralismo, entre el ‘significante’ considerarse también una ciencia contextual y, por ende, en la que
y el ‘significado’. Para ello debemos considerar estas aglomeraciones sus elementos reemplazantes, factiblemente los signos, juegan un rol
normativo.
Del mismo modo, la comparación o generalización de cifras, sin una jerarquiza- En el caso de la estructura urbana, concretamente, los ele
ción de valores previa, es equívoca y no tiene sentido. mentos constitutivos tampoco interesan por sí mismos sino en su in
4 La abstracción matemática, aunque busca expresarse gráficamente, no teracción. De más está decir que mucho menos interesa el aspecto
debe ser usada como sucedánea de la representación cartográfica, que es el
soporte de ia geografía. Es decir, no debe confundirse la expresión del espacio físico de los edificios que la función que desempeñan y, sobre todo,
con la expresión de fenómenos particulares que no se traducen ‘directamente’ en en ‘relación a qué’ otros elementos se cumple.
rasgos de alfabetismo de una región, o porcentajes de crédito acordado, o cual- Como ejemplo de lo dicho, podemos ver que ‘necesariamente’ los
índices de alfabetismo de una región, o porcentajes de crédito acordado, o cual ítems típicos escogidos como básicos y que no llegan a una docena
quier otro dato a-espacial, no debe confundirse conccptualmente el valor de dos
realidades distintas: la espacial propiamente dicha y la que no lo es por sí, sino —justamente limitados para poder partir de conceptos fundamen
que puede adaptarse a magnitudes de espacio especiales como, por ejemplo, los tales y aclaratorios de una noción muy manejada, pero poco definida
espacios económicos. como la de estructura urbana— ‘necesariamente’, repetimos, están
* La estadística, de la cual también puede abusarse cuando no se la ubica relacionados entre ellos por su propia razón de ser, y solo por medio
en su debido lugar, es inútil si no está volcada en áreas concretas, lo más res
tringidas posible y graficables —de ser posible— de una manera puntual y realis de una abstracción podemos considerarlos aislados e individualmente.
ta. Toda analogía o simbología libre en esta materia es absolutamente clandes Veamos primeramente la casa municipal —que en aglomeracio
tina y no significa contribución mayor a la metodología geográfica. nes de este tipo centraliza efectivamente la totalidad de las oficinas
8 E l muestreo, finalmente, en cualquiera de sus modalidades, no tiene la comunales—; pues no podría concebirse la existencia de este ele
misma legitimidad en los dominios de la geografía que los sociólogos le han
otorgado en su propia ciencia. Esencialmente, se trata de un medio aleatorio mento sino como resultado de un complejo funcional múltiple, que
para los estudios espaciales cuando interrumpe arbitrariamente ‘la continuidad’, es una aglomeración de cierta magnitud y cierta diversidad. En un
que es fundamental para los espacios tangibles. En este estudio hubiese sido campamento minero o en una aldea rural es impensable.
menos trabajoso seleccionar tres o cuatro ‘ciudades-tipo’ en la región considerada Yendo al otro extremo de la gama funcional, tampoco puede haber
que indagar sobre la totalidad de las aglomeraciones e investigar la mayoría de
ellas. De aquel modo, empero, el carácter apriorístico del trabajo le hubiese cementerio sin un mínimo de población enraizada —y no solo de
quitado gran parte de su interés, pues, como se verá, no es fácil el camino paso— y esto lo saben muy bien los arqueólogos que merced a sus
recorrido para hablar de prototipos, de variantes y de subtipos.
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
investigaciones ‘necrológicas’ han hallado rastros preciosos para re nos que, aislados, no tienen sentido pleno —son meros medios—, pero
construir justamente rasgos estructurales de los poblados prehistó que combinados expresan, como en un fraseo organizado por^ reglas
ricos. Asimismo, no podría haber rutas sin circulación, ni líneas lógicas, todo un significado. Decir que esos ítems ‘dialogan’ entre
férreas sin trenes,7 ni estaciones, ni pasos a nivel. Contrariamente, sí, es una manera de indicar que existe interacción entre ellos, y
hay estructura urbana, hay vida, valga la paradoja, cuando hay que el diálogo no es solo intercambio de sonidos, así como interac
cementerios, caminos, ferrocarriles, comercio. ción no es acción y reacción, casual o espontánea, sino conforme a.
Los alineamientos comerciales existen, por otra parte, porque una manera dada y eventualmente alcanzando su propia coherencia
existen consumidores cotidianos; toda forma de concentración comer con el uso, la repetición, el hábito o la rutina.
cial está originada en ése flujo de compradores de artículos perece Para realmente comprender un idioma tanto como una ciudad
deros que obliga a una mayor frecuencia y de esta forma se crean es preciso conocer consciente o intuitivamente su estructura o, mejor
centros de atracción para la instalación de otros locales de comercio; aún, conocer la estructura lingüística general o la estructura urbana
en síntesis, que se produce un fenómeno de interacción espontánea. general, de las cuales el caso particular será una derivación.
A la vez no puede haber consumidores de ninguna clase si éstos no Conforme a este criterio, no debe uno nerderse al analizar una
tienen fuentes de trabajo en el lugar, y como la remuneración del ciudad en los significados parciales que, dentro del complejo es
trabajo no se hace por trueque la multiplicidad de actividades, no tructural total, son meros signos, de la misma manera aue un estu
tiene límites. El proceso de la división del trabajo, analizado desde dioso de lenguas extrañas gana tiempo interiorizándose de la sintaxis
Platón hasta Gordon Childe, está evidentemente ligado entrañable y modo general de un idioma, que perdiéndose en matices parciales
mente ai fenómeno urbano —y aunque no es el único ni el principal, el o incrementando su nuevo vocabulario palabra por palabra.
rol de la Economía es cada vez más absorbente en la ciudad con Cuando se m ita una ciudad nueva, trátese de un turista o de
temporánea. un geógrafo urbano, que para el caso es lo mismo, la desorientación
La interacción necesaria y fundamental de cada ítem genera se verifica proporcionalmente segrún uno se encuentre en una reffión
una red de movimientos circulatorios y esas redes no solo se inte- desconocida o no. Por afinidad en los tipos de ciudad, muchas
rrelacionan espacialmente, sino en el tiempo. Tienen, además, valo veces inconscientemente, pueden descubrirse rasgos estructurales sin
res diversos, están recorridas por personas (de a pie o por medios conocer las partes. Exactamente lo mismo ocurre con idiomas estruc
mecánicos) o por bienes (transportados por vehículos de distinto turalmente afines al nuestro, con los cuales no nos bailamos total
comportamiento —velocidad, desplazamiento, etc.—), y, por encima mente perdidos pese a ignorarlos sistemáticamente. Claro está que
de todo esto, el tránsito de personas y bienes asume diferente caudal, no podríamos conformamos con este tipo de experiencia, sino que,
frecuencia, etc. Así, pues, pongamos por caso si el edificio de una justamente, ella es la que nos impulsa a racionalizar la esencia de
escuela se transforma en comercio, o cualquier otro edificio modifica la estructura urbana y lo mayormente distintivo en un determinado
su función, no ha habido cambio ‘aparente’, aunque para la ciudad, tipo de ciudades. De aquí en adelante las analogías con la lineüística
como estructura, la transformación puede tener muchas consecuen comienzan a tener una evidencia más tenue, y debemos trabajar solos.
cias. ^Si pensamos en la diferente calidad de gentes que atrae una Desde luego que no se alcanzan las síntesis sino en base a ítems
función u otra, los diversos horarios, los períodos de concentración, básicos o esenciales y éstos no se seleccionan sino en base a una can
ios conflictos con el tránsito automotor, el estacionamiento, y mil tidad mayor dentro de la cual opera el análisis. En ese sentido hay
otras observaciones que podríamos hacer, se comprende cuál es la que convenir que la mente humana no puede trabajar con abstrac
importancia de la consideración de la ciudad como una estruc ciones de buenas a primeras y que lo accesorio, lo anecdótico, tanto
tura y por qué este concepto es básico en lo que se ha dado en en lingüística como en geografía urbana, cumple un panel de lubri
llamar el nuevo urbanismo. cados suavizante y sazón ador de conclusiones más rigurosas v sobrias.
La fundamentación de nuestro enfoque en relación al estructura- Así, pues, el estilo arquitectónico de un edificio, en definitiva irre
lismo nos permite semejar a la ciudad con el lenguaje, desde que la levante para el complejo urbano, como la curiosa pronunciación de
teoría de éste ha hecho tan importantes aportes a aquél. Para ello una palabra igualmente insignificante para la estructura de un len
solo es necesario entender los ítems básicos de la ciudad como sig guaje, son elementos que actúan como medios a veces puramente
mnemotécnicos, como puntos de referencia y de orientación que tam
7 Las vías pertenecientes a ferrocarriles en desmantelamiento son como poco deben ser descartados en la pesquisa hacia el descubrimiento
relictos puramente formales, que tienen muchísimo interés histórico como pros de la estructura.
pectivo, pero que, momentáneamente, no significan mayormente en la estructura
funcional. La última pregunta que nos hacemos en cuanto a aspectos
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
comunes entre el concepto de estructura en urbanismo y en otras reglas de relación y utilización” o, lo que es lo mismo, del modelo de
ramas del saber es la siguiente: ¿será posible hallar —lo mismo que un sistema, que es exactamente lo que haremos.
en fonología— un complejo de relaciones, si no lógicas y necesarias, Igual que en cualquier rama de la geografía humana, en geogra
al menos tácticas, entre los elementos significantes de la ciudad con fía urbana encontramos que la situación es casi tan significativa y
prescindencia de su significado? Si así fuere, sería posible explicar relevante como la posición —estando ambas muy ligadas entre sí—
sistemáticamente por qué se producen fenómenos de zonización de la misma forma que ocurre en una partida de ajedrez. Especial
espontánea en las ciudades y explicarlo en cada caso. Si no creyé mente en ciudades de llanura, la semejanza es patente, ya que el
ramos en esa posibilidad no estaríamos escribiendo esto, naturalmente. sitio no está caracterizado por accidentes topográficos notables, ni por
Las ciudades que hemos seleccionado para este estudio son todas otros agentes naturales distintos —la uniformidad del tablero es esen
de planta en cuadrícula. Como se sabe, otra manera, muy difundida cialmente común—, sino por la noción de ‘límite’ o borde y, conse
de calificar estas ciudades es la de llamarlas de planta en damero o, cuentemente, por la de ‘centro’.
en francés, compararlas con el tablero de ajedrez —lo que para el caso Ambos extremos polarizan la menor o mayor libertad de movi
es lo mismo—, cosa que aunque no tan frecuentemente se hace en miento, la mayor o menor distancia promedio, el aislamiento o la
inglés, también.8 De cualquier manera, esta comparación entre los concentración natural.
cuadros de un tablero y la ortogonalidad, que define manzanas cua El geógrafo urbano, el urbanista, ha de leer sobre el tablero del
drilongas, invita a ser profundizada, pues, más allá de las formas sitio urbano la posición de las piezas —las que por su peculiar limi
análogas, hay un juego que promete digresiones más ricas aún. tación en el comportamiento, por su especialización en materia de
En efecto, este tablero no está vacío; en él hay piezas dispuestas movimiento, se asimilan correctamente a la de órganos urbanos con
de manera más o menos estratégica, y hasta pueden faltar algunas una determinada función—. Si no fuese excesivamente riesgoso insistir
—en determinado momento— de forma tal que las presentes adquie sobre esta semejanza, acaso tentativamente pudiera equipararse cada
ran mayor conspicuidad. Sin duda, lo que estamos explicando para pieza de ajedrez con un elemento urbano básico; el rey con la ‘casa
imaginar de otro modo la estructura urbana, se puede ejemplificar municipal’, la reina con la iglesia matriz, las piezas de a pares —to
tangiblemente con este símil. Siguiendo nuestra metodología de rre, caballo y alfil— con las localizaciones comerciales, industriales y
seleccionar ciertos ítems esenciales para, estudiándolos en conjunto, culturales, y el ejército de peones, sensiblemente más numeroso, pero
caracterizar la estructura, hemos —acaso— determinado cuáles son las menos dinámico individualmente, con la función residencial, extensa
piezas mayores del juego, con sus respectivos valores, posiciones y y repetida.
movimientos-tipo, que las vinculan linas a otras. Así como en ajedrez Desde luego, no es posible perseverar en esta analogía, más allá
hallamos una serie incontable de situaciones y problemas que están de donde hemos llegado, sin riesgo de encontrar todo lo que hay de
determinados por ciertas pautas de existencia de niezas en juego y divergente entre los dos objetos a comparar. Permítasenos, antes de
posiciones, así también en la estructura urbana, dado un terreno-base concluir con el tema, que la distinción que usualmente se hace entre
común y ciertas reglas de juego fijas, encontramos un número ele- una ciudad y una factoría o campamento —distinción especialmente
vadísimo de posibilidades tácticas, posiciones o conformación de cualitativa— quizá pueda verse reflejada en lo que va de una partida
aquellos elementos. de ajedrez a una de damas, entre un juego diverso y múltiple y lleno
Ese conjunto ‘inconmensurable’ de eventualidades es estricta de contrastes y circunstancias casi infinitas y un juego mucho más
mente la estructura; a él podemos acercarnos de dos maneras —análo condicionado, sin desniveles de valor y un fin u objetivo de menos
gamente a lo que dijimos anteriormente—: una es concebir la estruc riqueza.
tura como el ‘juego’ del ajedrez, es decir, en su totalidad de situaciones Como quiera que fuere, nuestras ciudades de planta en damero,
inabarcables, tipificando algunas de ellas; la otra es detener una lejos de empobrecer nuestra imaginación por la uniformidad de su
partida en un momento dado y Considerar las relaciones que se han trama, deben estimularnos a descuorir la problemática de los elemen
entablado —literalmente hablando, de ‘tablero’—. En ambos casos tos que sobre ella ‘juegan una verdadera partida’,0 con sus alterna
la estructura es impresentable (y ni siquiera interesaría tal complejo tivas de fluidez de movimiento, posiciones dominantes, •canales de
intento), aunque en el segundo nos podemos valer de “la represen paso, estrangulamientos, frentes y barreras, atajos, sorpresas imprevi
tación del conjunto de unidades, primarias, secundarias, etc., y de las sibles y, finalmente —no menos—, la coyuntura de un jaque mate
8 En general, los ingleses hablan do gridiron pattern o parrilla, lo que se
acomoda mejor a los ejemplos de su propia tradición con manzanas rectangulares 9 Cuando dos ciudades se disputan un terreno o área de acción interme
alargadas. dia, el símil adquiere mayor verosimilitud aún.
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
LA CIUDAD PAMPEANA
Para quien estos conceptos —templo, camino, estación, etc.— no
fatal para continuar el juego, la circulación, el desarrollo o, simple tienen resonancias estructurales, se trata, entonces, de meros signi
mente, la vida misma de una aglomeración. ficantes; más para quien sepa ver el complejo que engendran y del
Todo esto acontece, como se ha visto, como un fenómeno múl- cual se originan, la cuestión es reconocer significados precisos. Así,
tiple, pleno de interacción, y no se desenvuelve linealmente como un pues, municipalidad, templo, escuela —edificios públicos—, serán iso-
proceso simple de causa-efecto, sino como un complejo de con-causas mórficos, esto es, aparentemente análogos como ‘significantes’, pero
que tienen un arranque lej'ano y que se proyectan imprevistamente como ‘significados’ tendrán una definición barto diferente y, en con
hacia el futuro. En suma, que quien haya meditado sobre el juego secuencia, en relación al todo de la ciudad no basta analizarlos indi
de ajedrez, que es el ‘juego por excelencia, está en óptimas condi vidualmente, sino en conjunto y, sobre todo —para comenzar a
ciones para comprender lo que de fundamental tienen nuestras ciu
deslindarlos—, en sus múltiples interacciones.
dades ortogonales, cómo funcionan y por qué es necesario conocer
el todo, su estructura funcional, para interpretar sus partes, sean
formas o actividades espaciales. Aun ignorando el ajedrez debiera
comprenderse igualmente, porque se trata de principios absoluta Antecedentes del modelo prototipo
mente generales, que hemos preferido ejemplificar antes de glosarlos
de una manera árida. Aunque la selección de ejemplos realizada para estudiar las
De todo cuanto hemos visto hasta ahora parece desprenderse estructuras urbanas es deliberadamente restringida a una región co
que para determinar las características estructurales de una ciudad mún. no se nos escapa que muchas acotaciones efectuadas en este
no ha de recorrerse el camino de la experimentación científica, ni el estudio son harto válidas para la ciudad de llanura en general, espe
de las matemáticas puras; el meollo de la cuestión consiste en signi cialmente para las americanas y para las de raíz hispánica de manera
ficados antes que en meros hechos o razones, y todo formando un particular y, en general, para el movimiento urbanizador que se activa
sistema de valores antes que una ecuación o un conjunto cuantitativo. en el siglo xrx fuera de Europa y Asia.
Por lo demás, si nos atenemos a la distinción que hacen los lingüistas La planta en damero obedece mejor a los movimientos de fron
entre significante y significado aplicándola al caso de la estructura tera v ocupación de nuevos territorios, a la construcción de ciudades
urbana, tenemos la situación siguiente: ‘significante' es lo que signi ex-nihilo y, por tanto, la encontramos en los ejemplos elegidos con
fica cada ítem en sí mismo, por ejemplo: ‘templo’, en el sentido de toda su fuerza prístina. Como escribe Lavedan: “Es raro que halle
gran recinto para reuniones; ‘camino’, calzada preparada o endure mos aquí (en América) afirmaciones de teoría o de investigación
cida; ‘estación’, instalación para atender la carga y descarga, ascenso estética. Ordinariamente no se trata más que de loteos. Se deseaban
y descenso de pasajeros del ferrocarril; “local de comercio minorista’, obtener lotes iguales, fáciles de construir, y el trazado ortogonal ofre
edificio donde se fracciona la venta de artículos, etc., etc, ‘Significado’ cía la solución”.10 Acaso si hay algo de exageración en esta aprecia
es lo que cada ítem puede significar en relación al conjunto (consti ción —ciertamente no demostrada en la obra citada, tan pobre en
tuyendo su summa la estructura misma). En este último sentido el ejemplos americanos— es lamentable comprobar que aún hoy, en
‘templo’ es el foco de la feligresía de la parroquia; el ‘camino’ un la segunda mitad del siglo xx, los ensanches urbanos suelen seguir
canal de circulación, de flujo, con una dirección y dos sentidos, y esta norma tan simplista, con un espíritu puramente pragmático y
alternativas relativas en su recorrido; la ‘estación’ es como un embudo, negligente de toda otra consideración más sutil.
una boca por la que salen y entran bienes y personas y, finalmente, Otro aspecto común a las ciudades en damero de América, más
un local comercial, un punto de recepción de grandes cargas y de allá de las meras cualidades geométricas de su trazado que, por lo
salida de pequeñas, pero con una frecuencia mucho mayor, esto es, demás, presenta un cierto repertorio de variedades, es el que anota
con gran afluencia de personas, etcétera. Tan Nairn cuando se refiere al "desacomodo que afecta a tantas ciu
Además, cada una de estas funciones se cumple de una determi dades norteamericanas en las que los edificios públicos simplemente
nada manera, real y visiblemente, y se superpone con las demás. La se hallan emplazados en escuadra con las calles, relacionadas al plano
expresión detallada de lo que cada función importa en el espacio no en papel y lápiz, pero no entre ellos”.11 Si Nairn conociese nuestras
la vamos a indagar en este trabajo, puesto que aparece claramente ciudades, posiblemente nos hubiera elegido para ese ejemplo.
en cualquier relevamiento urbano a cargo de urbanistas. Por abora Para simplificar la explicación de los rasgos básicos y comunes
nos concentraremos en las relaciones entre posiciones de uno a otro Lavedan, Pierre. "Histoire de l’Urbanismc”, III parte, Époqtie Contem-
porainp. Paris, 1952, r>. 207.
ítem de los seleccionados con propósitos de método, vendo más allá 11 Naim, lan, “Urban Heart Survey”, The Observer, 24, enero 1965.
de la situación individual de cada uno.
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72
LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
de las ciudades estudiadas, hemos creído oportuno referirnos a una El decreto mencionado viene a ser la reglamentación de una
pieza legal que de manera sintética resume los datos aludidos. Co facultad conferida al ministerio de Obras Públicas en la ley de crea
nociendo los objetivos más concretos de la urbanización pampeana, ción del mismo, que en su artículo 10, inciso III, habla de la fundación
según sus autores, puede comprenderse mejor el modelo prototipo nuevos pueblos. El articulado determina una serie de requisitos
del cual son variantes los ejemplos estudiados. formales y administrativos hasta que al llegar al 9 se explaya sobre
La buena legislación —de todo orden— suele ser la que se dicta los varios rubros pertinentes a la urbanización. Así, el inciso I hace
a posteriori de una cierta experiencia espontánea, o sea la que toma referencia a la orientación, como en los mejores tiempos de la obra
en cuenta la tradición más o menos próxima. Así también la legis urbanizadora del helenismo disponiendo que “el mayor número posi
lación urbanística realista y operativa, hasta ahora, ha sido aquella ble de calles esté orientado a medio rumbo verdadero de la meridiana
que lejos de pretender conformar los usos a una formalidad arbitraria del lugar”, admitiendo empero una tolerancia de ‘14° sexagesimales’
se limita, en cierto modo, a institucionalizar usos y derechos consue todo lo cuál -sin decirlo— supone que la pauta vial va a ser regular,
tudinarios. No otro proceso fue el cumplido en la Legislación de y más concretamente en damero, sin cuya condición sería imposible
Indias, que tan claras prescripciones hacía en materia urbanística; su cumplir con lo decretado.
valor no consistía en la originalidad —puesta a prueba por Dan El rubro II del artículo 9 lleva por título "Planta Urbana” y trata
Stanislavski cuando coteja las instrucciones de Felipe II con los textos fundamentalmente del trazado expresando el inciso IV que “Podrá
de VitrubioJí—, sino en la precisa síntesis de una experiencia secular adoptarse cualquier tipo de trazado... ya sea a base de manzanas
ordenada conforme a objetivos definidos. cuadradas o rectangulares, o disposiciones radiales simples o de varios
De la misma forma, cuando inquirimos acerca de las posibles centros de atracción”. Sin duda, esta aparente “carta blanca” no iba
causas que determinasen que nuestras ciudades en general y las pam en la imaginación de quienes concibieron el decreto más allá de las
peanas en particular adoptasen un patrón tan fijo, mientras la vigen rígidas variaciones que sobre la cuadrícula se habían hecho en La
cia de las Leyes de Indias había caducado, tampoco hallamos la Plata.
norma teórica precedente y solo, al final del proceso, como una con Más adelante, bajo el título: “Solares”, se especifica el ancho
secuencia de la experiencia adquirida, advertimos que alcanza la mínimo de 10 m, que, por cierto, no significó un cambio demasiado
solemnidad y el vigor que la ley escrita confiere a la realidad. favorable a las 10 varas tradicionales, consolidando, así, la fragmen
En efecto, leyendo el “Decreto disponiendo los requisitos que tación parcelaria tan típica de nuestras ciudades.
deberán llenarse para la fundación de centros de población fuera de Ya la Ley de Ejidos, sancionada en 1870, había prescripto que
los ejidos de los pueblos actuales”,13 no calamos en los orígenes cau 'la mayor extensión de un solar será la cuarta parte de la superficie
sales, ya que por su fecha puede decirse que su efecto legal fue de una manzana”, como temerosa que un supuesto latifundio’ urbano
nulo, no habiéndose fundado núcleo autónomo alguno a partir de restase densidad y animación a la planta urbana. Con esto, como se
entonces en la provincia de Buenos Aires. sabe, se han complicado las soluciones arquitectónicas, sobre todo
Lo que sí demuestra fehacientemente el aludido decreto son cuando la densificación se hace en altura, y también determinó que
cuáles eran los ideales o los objetivos concretos ansiados en materia los lotes para usos públicos o institucionales cuya reserva no fuera
urbanística, bien que éstos no eran, como podría esperarse, mucho hecha en oportunidad de la fundación, o cuya existencia y necesidad
más avanzados y sutiles que los vigentes durante la conquista de se manifestara posteriormente, proviniesen de una subdivisión previa
América. Por otra parte, el grado potencial de desarrollo de los nú harto minúscula para estas funciones.
cleos bonaerenses, excluidos Buenos Aires mismo y La Plata, no Una curiosa norma, expresada más adelante, prescribe; “Se dis
requerían mayor detalle ni una técnica depurada. tribuirán los lotes de tal modo dentro de la manzana que sobre cada
En todo caso, en lo preceptuado por dicho decreto hallamos frente de ésta tengan su salida varios lotes, a objeto de no dejar
confirmación en lo referente a cuáles se consideraban los ítems fun calles sin importancia”. Evidentemente, para el tipo de traza en
damentales de los “centros de población”; una manera eufemista de damero regular, en la que no existe diferenciación vial —aparte de
llamar a los “pueblos” que oficialmente no merecían el nombre algunas pocas avenidas—, es lógico y coherente que se velase por un
de “ciudad”, reservado para aquéllas con más de un cifra arbi cierto equilibrio en las características de las calles, de tal forma que
traria de habitantes. el desarrollo de unas no se haga a expensas de la depresión de otras.
12 Stanislavski, Dan, “Enrly Spanish Town Planning in the New World”, En otro sentido, ese emparejamiento, tan inflexible, es el que ha
The Geoeraphical Revietv, january 1947, p. 94-105.
13 Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires, v. julio-diciembre 1910, quitado interés a vastas zonas eliminando no solo el contraste, sino,
p. 712, La Plata, 1911, lo que es más grave, la diferenciación funcional.
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
Las disposiciones relativas a quintas y chacras establecen una que el ‘cementerio’ “al sur, lejos de la planta urbana y rodeado de
relación formal tan estrecha que puede decirse que las convierten calles”.
en múltiplos de las manzanas de la planta iirbana, como en efecto se Otros incisos concluyen el decreto, con disposiciones acerca dei
dio en la realidad en todos los casos en que el ejido fue planeado. proyecto, replanteo, precisión y otros detalles inherentes a la funda
En el rubro "Vías públicas, calles y avenidas” hallamos como ción de pueblos.
variantes de las calles comunes de 15 m, las avenidas de 20 m, que El comentado decreto es acaso la pieza más completa en materia
según eljnciso XIV "son obligatorias... que se crucen en la Plaza de urbanismo y que solo podría ser superado por una ley de planea
principal”. ;No resulta irónico que un decreto emanado del gobierno miento urbano todavía inexistente, pero de él nos interesa solamente
provincial de una república sudamericana venga a imponer el requi aquello que ratifica cuáles son las características prototípicas de la
sito del ‘cardo’ y del ‘decumano’ a principios del sido xx? estructura urbana de las aglomeraciones en la provincia de Buenos
El siguiente inciso, entre tanto, prescribe que “Cuando un cami Aires. En ese sentido, habría que aclarar que no es el único docu
no público llegase a un pueblo o centro agrícola desaparecerá para mento legal, pues, entre otras, la Ley de Ejidos,15 ya mencionada,
seguir el trazado que tenga el ejido”.14 contiene algunas disposiciones que revelan asimismo el modelo perse
El término “desaparecerá” es un tanto ingenuo, pues la des guido durante el proceso de urbanización pampeano.
aparición es más aparente que real, más formal que funcional, dado Así, pues, entre otras cosas, repite las provisiones de tiempos
que a un camino que une poblaciones —y especialmente centros con coloniales en lo referente al ejido en sí mismo como cinturón de
centros como el que alude el decreto— no se lo hace desaparecer tan huertas en torno a la planta urbana, lo que, sin duda, es una carac
fácilmente, sino que, por el contrario, se infiltra dentro de la malla terística muy principal en este tipo de ciudades. A la vez, en ese mis
vial urbana sin que se le otorguen especiales condiciones para su mo sector dispone que se hagan ciertas reservas de tierra “aplicables
peculiar tránsito con los consiguientes inconvenientes, ya largamente a las necesidades colectivas”,10 especialmente para el cementerio.
experimentados, en esta era del automotor. En otro orden de ideas, hallamos otra vez en un documento legal
“Cada plaza será de una manzana por lo menos”, continúa el claramente reconocido el carácter de centro absoluto que se le da a
inciso XXV, confirmando la definición de la plaza colonial que era la plaza principal, pues en su artículo 10, al fijar las condiciones de
no más que una manzana entera suprimida a la edificación. En cuanto donación de terrenos, precisa ciertos requisitos en la edificación de
a cualquier intento creador, el decreto es tajante: “No deben proyec “las casas comprendidas en las ocho manzanas más inmediatas a la
tarse plazas cuva ubicación y forma ocasionen ángulos entrantes (rin plaza principal”, como si hubiese un designio de consolidar el corazón
conadas) en los frentes de las manzanas contiguas”, con lo cual de la aglomeración para asegurar su supervivencia o como si, en
queda sellado el modelo único de plaza principal v cerrados los efecto, la plaza hubiese sido el foco de una estructura absolutamente
caminos a la imaginación. No es oue el decreto los hubiese clausu monooéntrica.
rado. sino, como decíamos más arriba, que la legislación congeló un
estado de cosas Teal: el modelo único,
Pero es oí inciso XXTX el que más relevancia tiene en lo que
atañe a la estructura urbana básica, ya que al hacer provisión de Item fundamentales
“reservas para usos y servicios públicos comunales” expresa que “en
los planos del proyecto el perito ubicará las siguientes”, y comienza Para caracterizar la estructura urbana de una manera operativa
una enumeración con prescripciones de superficie mínima del lote ñor y sintética, hemos seleccionado un número discreto de elementos
ocupar y su ubicación a ciertas distancias en relación a la plaza constitutivos presentes en alta proporción en todos los casos anali
principal. zados y que son, sin duda, los más básicos. De haber completado
Así, pues, vemos que la 'casa municipal’ y la 'iglesia’ deben el análisis, habría que haber entrado en discriminaciones más sutiles
situarse 'con frente a la plaza principal’, oue una serie de 'edificios que, a los efectos buscados, solo hubiesen complicado la visión de
públicos’ deben estar dentro de radios variables de la nlaza. sean 500, conjunto.
ROO, 1.000 ó 2.000 metros. Que el ‘corralón municiria!’, el ‘potrero’ nara Así, pues, comenzaremos por “la plaza’, foco absoluto de la
la ‘policía’ y los ‘mataderos’, se hallarán en las quintas’, en tanto composición formal y, durante un largo período inicial de existencia,
14 Ver artículo 18 de la Lev n9 2.103 del 8 de octubre de 188?) — ¡todavía 18 Ley de Ejidos, sancionada el 31 de octubre de 1870 y promulgada el
vidente!— Provincia de Bnonos Aires, Ministerio de Obras Públicas, Dirección de 3 de noviembre del mismo año que lleva e! ny 695.
Vialidad, Biblioteca y Publicaciones, publicación n9 10, La Plata, enero de 1960. i* Articulo 4’ .
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LA CIUDAD PAMPEANA ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
centro de gravedad de todas las funciones urbanas, conforme a la form alista y en muchos casos su importancia aparente no va aparejada
vieja pauta hispana. En torno de ella hallamos los dos edificios clave con su rol circulatorio secundario.
de la división del poder temporal y del poder divino, esto es, ‘la Existen, además de los ítems mencionados, otros elementos que
casa municipal’ (pomposamente llamada siempre ‘palacio’ municipal, podríamos llamar ‘periféricos’ por estar ubicados en tomo a la planta
acaso de acuerdo a la alienación que ha sufrido ese cuerpo entre nos urbana —a veces, realmente separados de ella—, pero cuya presencia
otros a partir de la supresión de los cabildos en 1821), y ‘el templo’ es casi inseparable. En primer término podemos citar el ‘cementerio’
que originalmente ha sido la parroquia única y que, en todo caso, cu ya ubicación requirió una cierta accesibilidad junto con un cierto
ha conservado un cierto privilegio ‘defacto’ frente a otras iglesias ocultam iento, aparte de quedar descartadas las tierras bajas para esa
erigidas posteriormente. En algunos casos puede hallarse allí tam localización. Luego suelen hallarse uno o más ‘remates-ferias’ o con
bién, dentro de una semejante escala arquitectónica, ‘la escuela’, o junto de corrales adecuados para el mercado de hacienda, usualmente
primer establecimiento de enseñanza elemental o secundaria que de propiedad particular o a cargo de las sociedades rurales locales.
completa la institucionalización del cuadro sociológico de los líderes Estos remates-ferias se encuentran próximos a los tradicionales cami
comunales: políticos, sacerdotes, maestros, durante el siglo xix y la nos de tropa o antiguos caminos reales, cuyo ancho mínimo fue dis
parte que de éste podemos considerar adscripta al estilo de vida puesto en tiempos en que el alambrado de los campos comenzaba a
decimonónico.
ser la norma.
Frente a estos elementos básicos y de más larga tradición apa El transporte de ganado en camiones va transformando las nece
rece, a fines del siglo pasado, el ferrocarril, que produce un impacto sidades circulatorias, aunque el aneo es todavía frecuente cuando se
de doble modalidad sobre la planta urbana. ‘La estación’ supone un trata de lotes para la compra-venta local.
nuevo foco de atracción que aunque no compite con la plaza por Finalmente el ‘matadero’ completa esta serie de localizaciones
la diversa naturaleza de actividades que concentra en su torno, periféricas, siendo su ubicación cuestión de mayor cuidado dado que
determina con ella un par entre cuyos polos se desarrollará: primero, el tipo de incomodidades que supone a la población es mucho mayor
un nuevo alineamiento de negocios, la ‘calle comercial', que poste que los dos elementos anteriores, especialmente por los malos olores
riormente dará lugar a un ‘área central’ o si la expresión no resulta que produce, los que unidos al régimen de vientos pueden perjudicar
pretenciosa, a un Central Bussinnes District. Además, la estación vastas áreas urbanas de no hallarse correctamente localizado.
genera un distrito propio; el ‘barrio de la estación tiene caracteres Nos hemos referido hasta aquí a elementos de la estructura ur
definidos desde muy temprano por la localización de fondas, cafés, bana que como partes de un espectro múltiple presenta puntos, focos
depósitos, mayoristas y consignatarios de la carga ferroviaria, dando y rasgos. ‘Puntuales’ son las localizaciones discretas v concentradas,
lugar, asimismo, a localizaciones industriales cuando esta función ‘lineales’ las circulatorias, pero queda aún las ‘areales, que excluidas
toma incremento antes del auge del transporte rutero y llegando a estas tres ^periféricas de cierta envergadura en su ocupación del suelo,
configurar, en ciertos casos, una verdadera ‘zona industrial’. ocupan el resto de toda la superficie urbanizada.
En punto a elementos circulatorios básicos hallamos en primer Esta masa, más o menos compacta, es, casi sin excepción, un
lugar las ‘vías férreas’ que constituyen verdaderos cinturones para el área de tipo predominantemente residencial, con localizaciones dis
desarrollo y obstáculos para el tránsito de rodados que debe trasponer persas de comercio cotidiano y, eventualmente, otros tantos talleres
su tendido. La calle de acceso principal, que saliendo del centro de artesanales cuando no alguna industria menor. Los tipos de aparien
la ciudad va a enlazarse con la ruta o rutas principales, juega un rol cia urbana básicos en este género de aglomeraciones los definimos
de creciente importancia en la evolución de la ciudad, cuyos efectos en uno de los artículos precedentes ya citados como centro’, 1331010’
son todavía tenues en los casos más nuevos. y ‘periferia’, correspondiendo la de ‘barrio’ a toda esta área que
Otro elemento de circulación, identificable visualmente por sus groseramente podríamos llamar de ‘relleno’.
características de apariencia, es lo que tradicionalmente se conoce Enumerados estos elementos sucintamente conviene tratarlos indi
por el “bulevar’, o avenida de doble calzada separada por parterres vidualmente, perfilando mejor sus características y analizándolos a
más o menos ornamentados. Estos bulevares que pueden descubrirse través de las ilustraciones.
en los núcleos más primitivos y menos agraciados por el destino como
los que se desarrollan en coincidencia con estaciones ferroviarias sin Fig. III. 1
mayor importancia ( y ahora muchas de ellas totalmente inactivas por
la supresión de servicios considerados antieconómicos) han quedado,
por lo general, como hitos de una concepción urbanística puramente
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LA CIUDAD PAMPEANA
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
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LA CIUDAD PAMPEANA
ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
Pedro, Zarate o JRamallo, en tanto que en Campana, cariosamente,
pudo más el designio de un agrimensor sofisticado, el ingeniero Car riencia, sino incluso funcionalmente, es la transformación sufrida
los de Chapeaurouge —autor del trazado de varias otras ciudades por todas ellas desde la etapa fundacional hasta fines del siglo pasado.
bonaerenses—, quien ideó un plan casi radio-concéntrico (en todo En efecto, durante un período más o menos extenso, todas ellas
caso la máxima expresión de esa intención dentro de los casos estu pasaron de ser meras manzanas sin edificar a espacios verdes. Este
diados), teniendo como centro a la plaza principal. tránsito significó una verdadera revolución en su momento por no
De cualquier manera, aun cuando estas plazas costeras no lo haber precedentes en tal sentido; la jardinería pública era algo desu
sadamente original, especialmente en estas aglomeraciones tan próxi
son literalmente —como sería el caso por demás típico en Buenos
mas a la naturaleza que las circundaba. Desde luego, esos ajardina-
Aires—, en parte porque la baja margen ribereña del Paraná no es
mientos no llevaban —como hoy— la vehemente intención de dar un
apta, y recién en la barranca comienza la superficie urbanizada,
toque de naturaleza ai medio urbano artificial, sino, y por sobre
de todas maneras, repetimos, la plaza va quedando cada vez más
todo, la de dar una nota de ordenamiento y prolijidad encauzando,
excéntrica, a medida que el desarrollo urbano se interna en tierra
firme. a la vez, la actividad de esparcimiento cotidiano que esos espacios
tenían espontáneamente. De esta manera también se terminaba con
Desde luego, hay casos bastante netos que no pueden encua la calam id ad de esos descampados barrosos o polvorientos (verda
drarse en ninguno de los dos casos citados y que solo pueden expli dera tierra de nadie), antes que patrimonio efectivo —en su uso—
carse en cada situación particular. Se trata, pues, de ciudades cuyas
plazas no ocupan el centro geométrico del ejido urbano, no tienen de todos.
Curiosamente, estas plazas, que desde su origen hispánico eran
origen, pues, simplemente —como se ha dado en decir— en la supre meros espacios abiertos, lisos y sin obstáculos, lo que permitía esa
sión de una manzana en posición central y su conversión en plaza. gran versatilidad de usos tan típicos (Comparables a patios), termi
Así, pues, tenemos el caso curioso de Magdalena o de Navarro, con
narían por convertirse, entre nosotros, en rígidos jardines con sendas
sus plazas casi orillando comentes de agua o todavía más inesperado
geométricas, presididas por la estatua solemne de algún personaje
el tipo único de Luján que, semejando un modelo medieval europeo
extraño a la vida local, con espacio apenas para ser recorridos en
—solo que, por otras causas—, pone un par de plazas de primera im circuitos peatonales y casi sin posibilidad de ser centro de reuniones
portancia: la de la Basílica, que otrora reunía también al antiguo
Cabildo en su torno, y la Plaza Colón sobre la cual da la Munici masivas.
A veces, sin embargo, se encuentran todavía plazas en las que
palidad, como si se repartieran dos jurisdicciones definidas. La expli sus dimensiones no resultan exageradas porque en realidad están
cación aquí proviene del hecho de que el Cabildo fue convertido en parceladas, por así decirlo, en ambientes exteriores diferentes, visual
monumento nistórico y museo y de que las autoridades municipales
y funcionalmente hablando. El monumento infaltable tendrá su
debieron buscar un nuevo recinto para su sede.
espacio circundante exclusivo, pero hacia un extremo habrá una
En cuanto a la ubicación de los dos edificios públicos principales fuente con su apariencia y frescor de una atmósfera especial al
e infaltables —iglesia y municipalidad— (debe hacerse notar que la
rincón que anima; hacia otro extremo podrá haber una glorieta de
sede del gobierno local es regla en todos los casos ejemplificados, fin de siglo, forjada en hierro, a la que aunque ya no suba ninguna
desde que no existen aglomeraciones importantes de más de 2.000 banda militar a tocar la retreta, conferirá un aire absolutamente
habitantes que no sean cabecera de un distrito municipal o partido propio a su contorno. En fin, un sector para juegos infantiles, un
con jurisdicción sobre un amplio territorio rural), que generalmente
rosedal, etcétera.
se dividen su dominio teórico ubicándose cada uno en una cuadra Desde luego que las plazas de estas ciudades provincianas no
diferente, sea sobre la misma línea, sea enfrentándose o desfazándose gozarán de la animación que en las grandes urbes tienen sus espacios
a 90°. El enfrentamiento es la situación menos frecuente. En las verdes centrales, siquiera porque la población que trabaja en sus
ciudades más geométricamente planeadas, de plazas de cuatro man proximidades lejos de pasar el intervalo de mediodía en sus aledaños
zanas, suelen ocupar sendas manzanas de igual orientación frente a se dirigirá presurosa a almorzar a sus domicilios.
la plaza.
Lo excepcional es hallar la sede municipal fuera de la plaza, Fig. III. 2, 3 y 4
como sucede en General Paz o en Capitán Sarmiento, a veces por
habérsele dado el status legal cierto tiempo después de haberse des
arrollado el núcleo. Un aspecto absolutamente importante en la
evolución de las plazas, no solo desde el punto de vista de la apa
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LA CIUDAD PAMPEANA
Fie I I I . 2 . c)RAMALLO (1873); b ) BARADERO (1615); c ) ZARATE (1827);
d) CAMPANA (1876).
Variedades sobre e l tema d e la ciudad-puerto.
2. El distrito de la estación del Ferrocarril
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
3. La zona industrial
4. La calle comercial
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
I'ic. I I I . 4 . a) L U JA N (18 6 2 ); h ) P IL A R ( 1 7 2 9 ) .
lugar a la famosa especialización funcional por calles que ha dejado
D o s c a s o s a t í p i c o .i . pintorescos topónimos en las ciudades históricas europeas.
Así, pues, detrás de estos alineamientos comerciales, todávfa en
E n tr e los ejem p lo s q u e m a y o rm en te ro m p en con la u n ifo rm id ad g e n e ra l, estos dos contramos la vivienda de sus propietarios y solo cuando la demanda
p a rten de un red u cid o c a sco u rb a n o fu n d a c io n a l q u e , de p ro n to , en el siglo x x de espacio de la función comercial es grande se consagra todo el
será a m p lia d o y m o d ific a d o su s ta n cia lm e n te , en p a rte por h a b e r q u e d a d o supe-
(litad o s a la in flu en cia próxim a d e B u en o s A ires.
edificio a la misma.
Aun así, cuando ha sido el caso de demoler y reconstruir, fre
cuentemente se ha optado por 3a variante original solo que discrimi
nando las dos actividades de negocio y vivienda por pisos, reserván
dose el o los pisos altos a residencia. Todo esto quiere significar
que en nuestras ciudades pampeanas la función comercial se resiste
espontáneamente a ser segregada v solo por la presión de la tenden
cia macrocomercial —de grandes empresas— o a causa de ordenanzas
urbanísticas dictadas con espíritu simplista o equivocadamente ri
guroso, existe el riesgo especialmente lamentado hoy en ciudades nor
i'io . I I I . 4 . a. C aso p o co co m ú n de dos p la teamericanas y otros experimentos urbanísticos europeos, de que al
zas p rin cip a le s q u e , com o en a lg u n as c iu
zonificar con severidad implacable, la ciudad pierda la más mínima
d a d es m ed ie v ales eu ro p eas, se d iv id en el
p o d er te m p o ra l d e l esp iritu a l. C om o p rin c i
y esencial espontaneidad que le da vida y la nace atractiva para la
pio de e x p lic a c ió n p u e d e d a rse el h ech o vida cotidiana.
de q u e en la fu n d a ció n d e l a n tig u o C ab ild o Es cierto, también, que por nuestra idiosincrasia y condiciones
— sed e de la a u to rid ad c iv il— se b a ila b a climáticas no existe peligro de que un área comercial pierda sentido
próxim o a la B a s ílic a — im p o rta n te c en tro
después de las 18 horas, pues la natural extraversión, la variedad
dé p e re g rin a c ió n — , pero q u e a l ser c o n v e r
tid o en m u seo, se h ace p re ciso c re a r otro de horarios, y la alta proporción de negocios con amenidades que
c e n tr o c ív ic o en la p laza co n tig u a . O tros exigen nuestras poblaciones urbanas, convierten a estos sectores en
d ato s, co m o el desarro llo del a lin e a m ien to animados recintos para la vida comunal aún después que han con
c o m e rc ia l p rin c ip a l, la p ro x im id ad del río, cluido sus principales funciones específicas.
el siste m a d e a c ce sib ilid a d fe rro v ia ria , e t c é
te ra , son re la tiv a m e n te e x c e p c io n a le s.
De tal manera, una cierta (a veces exagerada) mezcla de usos
y una modalidad social concreta contribuyen a crear una atmósfera
distintiva a esa calle comercial aue. desde luego, adquirirá mayor
vigor en relación al crecimiento de la ciudad.
Por cierto que en materia de uniformidad la apariencia será rí
gida, empero la altura de la edificación podrá hallarse mayor —su
perando la universal regla de una sola planta— aun en los orígenes
de su evolución.
ímc;. I I I . 4./ ). La a n tig ü e d a d de Otro elemento, postizo y esencialmente irrelevante, pero que hace
las p au tas d e su b d iv isió n de ia a la apariencia, es la hilera de toldos que a falta de arcadas o pasajes
tie rra c irc u n d a n te p ro v o can un cubiertos proporciona cierto reparo al transeúnte.
de.siazaje c a ó tic o de c u a d ríc u la s Las enseñas y letreros luminosos irán también progresivamente
q u e d esfig u ran la d é b il estru ctu ra
p rim itiv a. L a im p o rta n c ia se c u la r
en aumento, así como la iluminación de los escaparates pronto en
dei an tig u o cam in o de a c ce so trará en competencia con el alumbrado público y lo superará amplia
q u e a tra v e s a b a el c a s c o u rb a n o mente. Cuando todas estas etapas han sido cumplidas, seguramente
de m an e ra c e n tra l, p erv iv e en el va no se podrá hablar de la calle comercial como única,' sino de un
alin eam iento c o m e rc ia l p rin c ip a l
q u e , e.xeep cion alrn ente, se d e sv in
área central —tema que trataremos más ¿delante—, aunque segura
cu la de los fo cos de a tra cc ió n mente aquélla retendrá durante largo tiempo una preponderancia
p o ten cia les de fas esta cio n e s fe- tal que solo un cambio de estructura ( cosa que no se da todavía en
rro\ iarias. los ejemplos analizados) podrá arrebatar.
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2. Accesos camineros
Elementos circulatorios
Por lo general, dada la importancia regular de estas ciudades,
1. Vías férreas existe una ruta principal única que la vincula con la Capital Federal
y esta corriente circulatoria es absolutamente superior a toda otra.
La incisión física profunda que un trazado ferroviario hace en Así, pues, de la manera que esta región está polarizada por un centro
una ciudad es apenas comparable al impacto que produce en la orga macrocefálico, así también sus tentáculos camineros ejercen una in
nización espacial de sus funciones. A diferencia de las ciudades pam fluencia sin rival, aun dentro de las plantas urbanas. La calle de
peanas fundadas al sur del río Salado, las que consideramos aquí acceso o vinculación entre la ruta principal y el área central de la
reciben la llegada del ferrocarril cuando ya tienen una existencia aglomeración, se constituye en un elemento de primera importancia
consolidada —Ja mayoría con un siglo de vida— y una planta urbana a partir de la pavimentación de dicha ruta y el establecimiento de
bien definida. Cuando esto ocurre, generalmente se dan algunas ga un tránsito regular.
rantías de que el deslinde entre las vías férreas y la ciudad sea más A semejanza- de la ‘calle comercial’, a lo largo de esta vía se
neto, en tanto que aglomeraciones originadas por una estación ferro irá desarrollando un complejo de actividades afines, especialmente
viaria, sin excepción casi, se desarrollan indiscriminadamente a am el ya anotado de talleres y venta de repuestos para automotores y,
bos lados del trazado viario. progresivamente, en la zona que sirve se verá surgir asimismo indus
El primer y principal impacto de las vías en la planta urbana tria y comercio mayorista que se rige por medio de fletes ruteros,
fue la inevitable discriminación que impuso entre calles con pasos a sin la menor relación con el ferrocarril.
nivel y calles a las que las vías convertían en cul-de-sac o que no La presión del tránsito de y hacia el centro de la ciudad deter
podían servir para el tránsito principal. Desde luego que, en general, mina que las arterias usadas como acceso respondan a un mínimo de
se abrieron pasos a nivel sobre calles y avenidas tenidas por impor necesidades. En el caso prototípico suelen coincidir con el ‘cardo’
tantes, al menos potencialmente. De cualquier forma, a partir de o el ‘decumano’ de la composicion urbanística, pero, cuando por un
la existencia del ferrocarril, esa distinción formal se transforma en motivo u otro no es éste el caso, el tránsito mayor se encauza por
funcional, y de una manera irreversible, alterando sobremanera esa una calle común que eventualmente deberá ser ensanchada. En el
característica indiferenciación vial típica de nuestra cuadrícula ur caso de rutas que pasan alejadas de las plantas urbanas, tal como lo
bana implacablemente regular. están realizando los organismos viales nacionales y provinciales, estos
Posteriormente, la vía férrea da una sensación de límite a la accesos suelen ser relativamente largos y en su recorrido puede ad
planta urbana marginando como 'campo’ todo aquello que queda vertirse una rápida sucesión de usos del suelo y el consiguiente pai
‘del otro lado’. Esta sensación se hace realidad cuando a! crecer la saje urbano que determinan, Así, en el cruce con la ruta advertimos
ciudad esas mismas vías operan como un cinturón, pues, espontánea la formación de un núcleo con una estación de servicio como ele
mente, antes de sobrepasar esa barrera a la continuidad, se produce mento principal, un restaurante o ‘casa de comidas’ para automovi
una cierta densificación dentro de su contorno que repercute visible listas y camioneros y algún otro edificio, como un viejo almacén de
mente en el espacio urbano. ramos generales, si en la encrucijada existía, en el mismo lugar antes
En otra oportunidad hemos comentado el escaso despliegue in- de la pavimentación de los caminos. A medida que nos acercamos al
genieril que demandó el tendido de vías férreas en la pampa por núcleo habrá algunas pequeñas chacras a cada lado del camino, que
la suavidad de sus gradientes naturales y por haber llegado el ferro pronto se convertirán en quintas; entremezcladas con éstas aparece
carril cuando la locomotora a vapor había superado su incapacidad rán, tal vez, algunas casas nuevas de tipo suburbano y un sinnúmero
inicial de remontar pendientes, por suaves que fuesen.20 Asimismo, variable de locales artesanales y de comercio ya mencionados, hasta
hemos ya comentado la exigua demanda de cruces a distinto nivel, alcanzar una densidad netamente urbana en la que el tejido residen
sean puentes o túneles, que el Estado concesionante hizo a las em cial es el básico. Muy a menudo el ancho de esta calzada es el mismo
presas concesionarias. Todo ello, en suma, determinó que las vías de un extremo al otro —aunque hay casos de estrangulamientos— lo
férreas fuera y dentro de las plantas urbanas no alteraran profun que de por sí ocasiona conflictos, pues al tránsito que llamaríamos
damente la topografía natural y, por lo mismo, se convirtieran en un externo se suma el interno y ambos producen una congestión que
obstáculo artificial. debe su origen, lógicamente, a la falta total de normas respecto al
*> Randle, P. H., Orografía Hiatórira r/ Phincamirnto, niirnos Aires, RU- uso del suelo a lo largo de una calle de tránsito veloz.
DEBA, 1966. Todo esto se agrava cuando, como sucede en plantas urbanas
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ESTRUCTURAS URBANAS PAMPEANAS
LA' CIUDAD PAMPEANA
segregados de la planta urbana, el cementerio es el que provoca una
simples, el acceso se confunde con la calle comercial que termina prevención de tipo más subjetivo que real. En efecto, superados los
en la plaza y, aún más, cuando aprovecha en su itinerario un paso riesgos de pestes ocasionadas por el entierro ‘en tierra’ y ubicado
a nivel que acentúa el efecto de embudo del tránsito automotor.
dentro de ciertos límites de salubridad general, el cementerio hoy
solo se halla condicionado por factores mentales, muy dignos de ser
tenidos en cuenta, sin embargo.
3. El bulevar Como quiera que fuere, su implantación es tan antigua como
la aglomeración a que pertenece, y fue elegido su sitio teniendo en
Curiosamente, mientras el caudal del tránsito se canaliza por cuenta requisitos hoy superados. La distancia a que se encuentra
calles standard en muchas ciudades, casi todas ellas poseen lo que del casco urbano es harto variable y no hay regla alguna que la
a fin de siglo se dio en llamar el bulevar, por mero afrancesamiento mida. Por lo general, se halla bastante alejado, aunque próximo a
y sin mayor precisión. una ruta principal. El circuito de acceso suele ser bastante fijo y
Se trata, simplemente, de esas avenidas a doble calzada con único por este mismo motivo, bien que la superposición de cortejos
parterre central ornado con faroles, bancos y, eventualmente, arreglos fúnebres y tránsito veloz no parece ser de lo más compatible.
de jardinería y otros ornamentos. Lo curioso, según decíamos, es que El crecimiento urbano a veces ha ido rodeando el viejo cemen
estas avenidas muy frecuentemente no coinciden con la mayor afluen terio, aunque en este caso no ha sido precisamente tejido residencial,
cia de tránsito, generalmente porque su trazado fue hecho siguiendo sino más bien industrial —completamente insensible a toda concomi
preceptos rígidamente formalistas por los ‘dibujantes de planos de tancia subjetiva—, el que,va a tener lugar en el sitio. Este caso es,
ciudades’, sin la menor consideración funcional de las mismas. sin embargo, raro entre las ciudades estudiadas.
El mismo motivo por el cual el comercio se refugió en calles más
estrechas e íntimas y no en tomo de la plaza o sobre avenidas, ha
desprovisto a casi todos los bulevares de una intensa actividad mer
cantil; empero la creciente 'motorización* del consumidor parece aho 2. El matadero
ra propender a ir convirtiéndolos en zona comercial, a causa de
mejores facilidades para la circulación y el estacionamiento. Conforme a los métodos modernos, aún así, esta actividad pro
• Verdad es que, a medida que una ciudad desenvuelve su poten duce molestias considerables al área circunvecina.
cialidad y genera un más abundante tránsito, vemos desaparecer los Por este motivo y porque hasta no hace mucho el ganado que
viejos parterres y ser sustituidos por una nueva faja de pavimento se consumía llegaba ‘en pie’ hasta las mismas puertas, el matadero,
que, unida a las calzadas existentes, aumenta considerablemente la se halla considerablemente alejado de la planta urbana, igual que
capacidad circulatoria, aunque a expensas de la estética y de la se el cementerio.
guridad peatonal. En general, se ha tenido a buen recaudo no ubicarlo sobre el
Prueba, empero, de que el trazado de estos bulevares no tiene rumbo de los vientos dominantes respecto de la ciudad misma, que
mayor relación funcional con la ciudad es que todavía subsisten la para toda la región son aproximadamente los mismos.
mayoría de los parterres y, aunque algunos tengan un aire decadente,
no es por presión de factores nuevos o de transformación que operen
por contraste, sino que lo es por pura y estricta languidez originada
en una ‘descolocación’ de origen, ya que no podríamos hablar de 3. El remate-feria
una des-posición.
Como se sabe, consiste esencialmente en un mercado de hacienda
solo que adaptado a las modalidades de la explotación ganadera pam
peana en forma masiva, con sus instalaciones adecuadas a tal fin,
Elementos periféricos esto es, principalmente basada en corrales para alojamiento y aparte
de los animales trasladados allí para su venta.
1. El cementerio Consecuentemente, se trata de una extensión relativamente gran
de de tierra que, generalmente, es propiedad de una cooperativa o
De los elementos periféricos, que tienen en común entre ellos sociedad rural local y que, en no pocos casos, une a su carácter uti
un cierto desarrollo en superficie y algún motivo especial para ser litario una arboleda protectora que suaviza su apariencia.
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Lejos de ser un sitio de reunión espontánea, se trata de un local
con una función específica y restringida, que funciona a lo largo de ción por rutas no está jalonada por ‘estaciones’, podemos decir que
varias horas, en jornadas excepcionales, para las que se acumulan los cruces entre ellas y los caminos de acceso a las ciudades asumen
un cierto número de animales en oferta, procedentes de uno o varios un rol semejante. Ese cruce que a veces está acusado por obras de
establecimientos de la comarca. arte vial y un cierto equipamiento ad-hoc —estaciones de servicio, ta
lleres mecánicos, restaurantes, e t c - , que pronto verá erigir moteles’
y que, cuando menos, conserva un viejo almacén de esquina, es el
polo opuesto del área central hacia y desde donde se canaliza la
Rclaciones circulatorias mayor parte del tránsito automotor y con la cual forma un sistema
propio. Frente a éste, el circuito anterior semeja un grado menor en
Al definir tentativamente la estructura urbana dimos por sen escala —razón por la cual lo llamamos ‘interno'— en tanto éste im
tado que es su aspecto funcional el que le da definitiva coherencia plica una ‘salida’ neta de la planta urbana.
y que solo por convención - o por propósitos de método— podemos
configurarla en base a elementos representativamente estáticos o for Circuito de cargas. En la estructura original de estos núcleos
males. De tal manera, aparte de analizarlos uno a uno en toda su existía un elemento, que todavía subsiste virtualmente, aunque con
significación individual y en el conjunto, conviene tipificar asimismo mucho menos vigencia, o sea ‘los caminos de tropa’, los accesos viales
algunas relaciones dinámicas —o principalmente circulatorias— que reservados para el aneo de hacienda en pie, que era el único modo
provocan entre sí. de efectuar su transporte. Un equivalente a ese elemento circulatorio
A título meramente ilustrativo, en el caso de nuestro ejemplo sería hoy el que describe, en los hechos, el mayor tránsito de camiones
podemos citar los siguientes circuitos o sistemas circulatorios que se vinculando tres ítems fijos principales que son: el camino de acceso
integran al total de la estructura: a la ruta; la estación ferroviaria con su infaltable playa de carga
anexa; y el área industrial, generalmente vinculada estrechamente a
Circuito interno. En casi toda aglomeración urbana es posible uno de los dos anteriores.
hallar por entre la maraña circulatoria un circuito básico de comuni Este circuito no suele ser siempre todo lo periférico a la planta
cación interna. Más fácil aún es hacerlo en ciudades del tipo que urbana que fuera de desear —especialmente cuando la ruta pasa tan
estudiamos aquí, por cuanto su escala y la nitidez de localización de gencial al otro extremo de la estación y de la zona industrial— por
ciertos ítems principales permiten 'verio’ sin dificultad. falta de obras de pavimentación, generalmente, pero su sentido es
Este circuito interno es el que se deriva de la relación ‘de a par’ esencialmente ése.
que vimos existía entre la estación ferroviaria y la plaza principal. De tal forma, los tres circuitos principales anotados son: uno
Puede comenzar por ser una relación simplemente lineal, pero tiende interno y cerrado sobre sí mismo; otro de acceso —esto es de vincu
luego a hacerse circular, por cuanto su propio proceso va creando lación entre el corazón de la ciudad y su exterior—; el último, tan
una densificación especial a lo largo de su camino —primero un gencial o periférico.
alineamiento comercial y luego una compacta área central— que va Circuitos peatonales. Hábito de los pueblos mediterráneos, mez
destruyendo el paso y obligando a liacer un rodeo. La complejización cla de un adaptamiento al clima y una tendencia marcada a la socia
del transporte y del tránsito podrán hacer más o menos claro este bilidad, el paseo a pie por la ciudad fue heredado y conservado
circuito, pero lo que importa señalar aquí no son esas peculiaridades celosamente en Hispanoamérica. Su desaparición o ‘conversión’ en
(que son motivo de estudios particulares), sjno simplemente que el otro género de manifestación se verifica solo cuando el automóvil
sistema 'estación-plaza’ es un ejemplo neto de reiación funcional con alcanza un grado de popularidad o cuando la aglomeración crece
su consiguiente expresión dinámica. a una escala tal que las áreas residenciales no están a tiro de piedra
La plaza, como ‘centro’, hace las veces de colectora o de distri del área central. _
buidora de lodo el transporte ferroviario, generándose, así, una inter Nuestras ciudades pampeanas durante largo tiempo de su exis
dependencia necesaria entre ambos elementos. tencia brindaron las condiciones óptimas para que esta actividad
prosperara inusitadamente y aún hoy sobrevivieran de una forma u
Circuito de acceso. Mientras el transporte ferroviario y su inci otra. En efecto, la dimensión ‘peatonal’ de la ciudad toda, la caren
dencia en las plantas urbanas todavía os considerable, la accesibilidad cia de un equipamiento de amenidades diverso, amén del fuerte
experimenta una nueva tendencia de importancia creciente durante impacto migratorio español e italiano que recibe durante el período
los últimos cincuenta años en base al automotor. Aunque la circula de auge, determinan la consolidación ae dicho hábito.
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De todos los circuitos peatonales que existan en una ciudad ■otro análogo. Pero esto, claro está, no es indicación de. que no vayan
hay uno por encima de todos que adquiere, por puro hábito, una a estar concibiendo importantes cambios estructurales.
importancia mayor. Es el que comúnmente se denomina la vuelta
del perro’ y que se desarrolla generalmente en torno de la plaza prin
cipal, en horas del atardecer y, particularmente, los fines de semana 1. Las rutas pavimentadas
o vísperas de fiesta, tomando más incremento aún durante el verano o
cuando las circunstancias climáticas son más propicias. El impacto creciente del transporte automotor ya parece ir defi
Curiosamente, este circuito toma características locales bien di nitivamente superando la influencia del ferrocarril, y, por tanto, su
ferentes; así, en ciertas ciudades se realiza sobre un solo lado de la expresión en la estructura urbana a través de la estación y su órbita
plaza (cuando esta intimida por su vastedad al pequeño núcleo de funcional. En cambio, es la ruta caminera y todo lo que a ella
vecinos); en otras, incluso, se destaca la plaza y se organiza a lo conduce, más o menos directamente, lo que va atrayendo más activi
largo de una avenida, bien que el tipo más clásico es el que se dades y, a la vez, creando los respectivos conflictos entre unas y
desarrolla alrededor de ella. Sociológicamente pueden anotarse dife otras al alinearse naturalmente, sin plan previo.
rencias interesantes según la aglomeración, como por ejemplo en lo Si se analizace, caso por caso, la estructura urbana en su devenir,
referente a la composición de la población participante —a veces solo en lo que va del siglo, tendríamos muchos ejemplos como el que
adolescente, otras más ‘familiar’— o, aún más, verificando casos ex hemos estudiado en particular en San Antonio de Areco. Allí se ve
traordinarios en que la ‘vuelta del perro’ ha desaparecido, acaso por claramente, al estar la ruta pavimentada ubicada en el extremo opues
una falta de cohesión social experimentada por un individualismo to del ferrocarril, cómo se opera un desplazamiento radical de loca
surgido de desniveles económicos, de la influencia absorbente de otro lizaciones de un confín al otro de la planta urbana.
centro, particularmente del propio Buenos Aires, que se fagocita la La atracción ejercida por las rutas es, por lo.demás, bien diversa
clase universitaria’ de muchas ciudades de su región de influencia, a la que ejerce el ferrocarril; éste opera a través de un foco, la es
y sobre todo, como ya lo consignamos, por causa de la popularización tación, y el resto de su entidad física —las vías— opera más bien
del automóvil. como barreras al desarrollo. La ruta, en cambio, atrae sin restric
Llama la atención también el caso de un circuito paralelo —o ciones —aparentes al menos— e invita a ser transpuesta —aunque
concéntrico— recorrido por automóviles en procesión, en muchísimos luego sea de lamentar haberlo hecho— por cualquiera de sus puntos.
casos.' Una especie de vuelta del perro motorizada que, desde luego, La concentración puntual, el abanico que creaba el foco de
tiene consecuencias para el tránsito, ocasionando embotellamientos, atracción de la estación, hoy se transfiere hacia el cruce de la ruta
contaminando el aire con los gases de combustión de los motores en con el acceso principal a la planta urbana. Empero, de no mediar
baja velocidad, etc., etc. un plan previo, en muchos casos puede verse que se multiplican
dichas ‘entradas al pueblo’ amenazando, nuevamente, con otra alte
ración de la estructura con consecuencias harto confüctuales al no
Elementos recientes y cambio futuro discriminarse la circulación.
Aunque de manera aún incipiente, puede advertirse asimismo el
' Podría argüirse que, al configurar la estructura urbana de los impacto que los rond-pomt, los cruces a diferente nivel, los tréboles
núcleos pampeanos, hemos apelado a un repertorio casi básicamente y toda otra obra vial de envergadura, van teniendo sobre las estruc
histórico para analizar sus elementos. En efecto, a la lista anterior turas urbanas al crear vastas zonas muertas para toda otra actividad
de ítems fundamentales, hoy por hoy, se podrían agregar algunos e interponer espacios neutrales, que separan, apartan o segregan
otros que, aunque no tienen una relevancia pareja en cada ciudad, partes del otrora continuum urbano.
parecen estar presentes con mayor peso en aquellas que se caracte La política vial vigente, desde hace unas décadas, prescribe que
rizan por tener una cierta vitalidad. las rutas importantes soslayen los núcleos que antes atravesaban
También se ha descartado, por razones de método, el caso fre o 'tangenciaban, por medio de un by-pass. Ya hoy es raro el caso
cuente de la duplicación y triplicación de algunos de aquellos ítems, de que una carretera penetre hasta el corazón de una aglomeración
como es el caso de ciudades con dos calles comerciales, dos o tres para continuar su camino. De esta manera, los ingenieros viales han
estaciones ferroviarias, dos zjnas industriales gemelas, etc. En todo evitado conflictos importantes en la fluidez del tránsito, pero ello
caso, hasta ahora, lo que caracteriza a estas aglomeraciones ha sido no ha significado que las ciudades no se hayan visto frente a una
el monocentrismo y la neta preponderancia de un elemento sobre nueva modalidad de problemas. Así. pues, en lugar de crearse con
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gestiones a la situación preexistente, se han provocado verdaderos residencial de base, al cual van afectando gradualmente de una forma
cambios estructurales que solo un efectivo planeamiento urbano debe directa al sustituir el uso y de modo indirecto, al provocar valori
organizar. zaciones de la tierra e ir creando zonas marginales ae usos indiscri
minados que fatalmente se vuelcan luego al comercial. ^
Desde luego, no todas las ciudades de la región escogida llegarán
a desarrollar verdaderas áreas centrales, solo mediando un incremento
2. Las áreas industriales demográfico, basado en la atracción de población a la cual se le
ofrezcan fuentes de trabajo -léase principalmente industria—, será
Consecuentemente con el avance de la industrialización de los dable esperar tal evolución.
últimos veinte años ha podido comprobarse un cambio en la enver Aunque el análisis de interacción funcional puede hacerse mu
gadura y tipo de las nuevas industrias. cho más exhaustivo, permítasenos destacar ahora y como mero ejem
Lo que tradicionalmente era un conjunto más o menos abierto plo, la necesaria relación que existe entre las áreas centrales y las
de establecimientos industriales, localizado en conexión con el ferro industriales, cuyo desarrollo parece ir, en cierto modo, ligado análo
carril, ahora se presenta con caracteres diferentes. La gran o mediana gamente. A la vez, no es previsible un apreciable incremento de la
industria se hace presente con consecuencias mayores en cada aglo función comercial debido a un aumento en la accesibilidad o a una
meración. A veces basta una sola fábrica importante para alterar mayor envergadura de la ciudad como centro regional en el sentido
la estructura anteriormente balanceada de los núcleos tradicionales. meramente agrario. Solo la industria y en menor escala y, posterior
La ubicación de estas fábricas consulta necesidades distintas y —por mente, los servicios pueden conceder grados jerárquicos en el espacio
su volumen e importancia— pueden situarse con un criterio impre regional. Pero ésta es otra cuestión, muy importante, que excede los
visto en el plan original de la ciudad. objetivos de nuestro tema.
De más está decir que la influencia que un área industrial de Debe notarse, finalmente, que la existencia de verdaderas áreas
cierta envergadura implantada sobre una estructura típica tiene, afec centrales compactas no es un hecho cabal en muchos casos, a causa
ta las circulaciones, la zonización residencial y su consiguiente equi de que muchas localizaciones terciarias, especialmente las oficinas
pamiento. El “barrio-obrero’, desconocido en estas ciudades hasta públicas, se encuentran dispersas en las plantas urbanas pudiendo,
no hace mucho, es una de las consecuencias más notables de aquel de estar más concentradas, definir toda una zona. Esto acontece,
hecho, desplazando a la periferia la función residencial que se loca principalmente, porque el género casi único de arquitectura urbana
lizaba, a manera de ‘relleno’, entre las demás funciones que consti aplicado en la edificación de estas ciudades —particularmente entre
tuían el meollo de su estructura. fines de siglo y comienzos de la Primera Guerra Mundial— fue la
vivienda de tipo familiar. De entrada, las oficinas públicas o priva
das se amoldaron a esta modalidad sin dificultad (a veces vivienda
y oficina coexistían deliberadamente) y luego la necesidad obligó a
3. La expansión del área central
ir ocupando edificios residenciales para este otro tipo. Por lo demás,
el ritmo pueblerino, la escala del área edificada y, no menos, un
Ya al hablar de los alineamientos comerciales indicamos la ten nivel de exigencias poco rigurosas, fueron factores que contribuyeron
dencia a la dispersión lateral que un cierto grado de saturación traía a aceptar esa dispersión excesiva e ilógica que, no obstante, agregó
aparejado. Es, sin duda, no solo la expansión del comercio minorista, en los hechos una nota distintiva en cuadras y cuadras de indiferen-
sino el crecimiento del sector de actividades terciarias lo que favorece
esta tendencia masiva contra la pauta lineal primitiva, basada en un ciada apariencia.
rudimento de estrategia comercial. De ahora en más, por el volumen de las actividades, por un
proceso de concentración espontánea y porque ya no se adaptan los
La diversificación de los servicios permite hoy una cierta descen
antiguos edificios a nuevos destinos y es preciso construirlos nuevos,
tralización, sin descontar, por cierto, que la densificación del tránsito
el área central parece que se irá definiendo con mayor precisión.
y los problemas de estacionamiento la favorecen. Esta expansión,
empero, no es solo horizontal, ya que, al tomar incremento el área, Bancos, cooperativas, asociaciones comerciales, oficinas de represen
los valores inmobiliarios promueven por sí solos la densificación y la taciones se van instalando en los núcleos urbanos como consecuen
consiguiente edificación en altura. cia de modificaciones en la modalidad comercial y de una actividad
Generalmente estas incipientes áreas centrales -incipientes como en ese rubro.
áreas en un sentido expansivo— se desarrollan a expensas de un tejido
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Fie. I I I . 5 . a) CHASCOMÜS (1779); b ) SAN VICENTE (fines s. xvm); c ) SAN
MIGUEL DEL MONTE (1780)
Fie. I I I . 6 . a ) SALTO (1 7 8 0 ); b ) ARRECIFES (1795).
Ciudades y lagunas en la cuenca del río Salado.
Ciudades y tío s en la pam pa ondulada.
JU U a g Q B B C ta a i Fie. 111.6.a
Fie. I I I . 5 . o lH S a a o o D G ü c Ä
Ja a o n n Q D o a a
□ B B B B B B g ß
O Sa9BH HSS\
□ □ □ □ □ □ □ □ \\
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i!— na n a a c i c o a c o
\\ jl__ Il___Il__ Il__ l(__ II__ ¡ □ □ □ c u '
¿ » □ u u ju w u a i \ Territorio surcado por muchos,
aunque poco importantes, ríos de
la cuenca Paraná-Plata, por efecto
de su peculiar topografía; presen
ta, frecuentemente, ciudades ubi
ELEM ENTO S N U CLEARES Fie. I II. 5 . b cadas a sus márgenes. Río, vías
férreas, rutas, sueíen ser barreras
al crecimiento espontáneo y, a la
Plaza vez, los mejores elementos para
ü M unicipalidad
regular planifícadamente una ex
pansión que, en base a muy baias
densidades, no condice con las
E) iglesia
Las aglomeraciones de esta subregión suelen
estar emplazadas sobre las innumerables la
necesidades racionales de la po
blación.
B Escue¡a
gunas que la caracterizan. Este tipo de acci
dente geográfico no solo condiciona el care
cimiento expansivo tendiendo a hacerlo más
nniflííiUiliifjHU Ferrocarril - estación
n ï ï T T î î ...'ü compacto, sino que gravita en la disposición Fie. I I I . 7. TIPOS REGIONALES.
de los elementos circulatorios complejizando
¡m Zona industrial
pautas que, por lo demás, describen una
verdadera tautología sobre el damero.
Vías férreas
o o 0 o 6 Ruta principal
« » » « » > Calle de acceso
« Bulevar
+
Cem enterio
Fuente Fluvial
881 Matadero
Fie. I I I . 5 . c
Cuenca del Río Salado
Pampa ondulada
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criptos. De acuerdo a esto, consignamos las conclusiones más in Huta Nacional N1? 5 y el F. C. Sarmiento, pero no son realmente
teresantes. dignas de una mención de detalle.
Por la magnitud’, está claro que las principales ciudades de más En todo caso, la confrontación practicada recuerda la relevancia
de 10.000 habitantes se hallan al norte del paralelo 35 ° y que, de de los factores fotográficos frecuentemente olvidados a causa del
ellas, las^ cuatro más pobladas, con más de 25.000 habitantes cada fuerte carácter uniforme de la urbanización, esto es, de la situación
una ( Junín, Zárate, Pergamino y San Nicolás), lo están más al norte geográfica, así como la influencia que una análoga posición en la
aún. accesibilidad tiene sobre las ciudades que la comparten.
Por la ‘situación’ comprobamos que las ciudades ubicadas sobre
el frente fluvial del Paraná ofrecen analogías sorprendentes —las
únicas realmente— de entre el resto de aglomeraciones. De las seis
que integran esta subregión -San Nicolás, Ramallo, Zárate, San Pe
dro, Baradero y Campana— las tres últimas coinciden exactamente
en el mismo caso: son ciudades-puerto, de más de 10.000 habitantes,
enhebradas por sistemas ferroviarios y ruteros de primera categoría
lineales y paralelos entre sí, con accesos camineros especiales que
penetran en la planta urbana perpendicularmente a la línea ferro
viaria y poseen una sola estación. Las únicas excepciones a esta regla
absoluta son: la población de Ramallo (menor de 10.000 habitantes),
el acceso rutero a San Nicolás (sin by-pass) y la segunda estación
ferroviaria de Zárate. Por lo demás, repetimos, estas seis ciudades
ofrecen notas de homogeneidad notable.
Otro grupo de ciudades que surge nítidamente por su situación
similar es el que integra la subregión de la cuenca del río Salado.
Son otras seis ciudades ubicadas sobre lagunas tales como San Vi
cente, Navarro, Monte, General Paz, Chascomús y Magdalena— esta
última, en rigor, sobre una cañada que, sin embargo, ha tenido idén
ticas consecuencias para la planta urbana que si hubiese sido una
laguna—.
En cuanto a las aglomeraciones restantes, ubicadas en la sub
región que se ha denominado 'pampa ondulada’, hallamos ocho sobre
ríos o arroyos, mientras que las diecisiete restantes se encuentran
alejadas de cursos de agua. Por lo demás, se puede destacar que
aquellas ocho están situadas claramente en la zona norte de dicha
subregión y que las restantes se hallan, o bien próximas al área me
tropolitana de Buenos Aires, o bien hacia el confín noroeste.
En cuanto al resto de los elementos de clasificación —excluidas
las ciudades del frente fluvial—, puede verse una gran variedad de
combinaciones, no obstante lo cual pueden anotarse coyunturas idén
ticas, de a pares, como Lobos-Cañuelas, Magdalena-San Vicente, Na
varro-General Paz y San Antonio de Areco-Arrecifes, comprobándose
al mismo tiempo que, cuando se da este grado de similitud, toma
lugar en sectores comunes.
Fig. m . 7
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LAS FORMAS URBANAS
como ya escribiera Luden Févrc: “Es según las funciones que con
viene catalogar a las ciudades, si es que se quiere obtener una catalo
gación realmente útil”; 1 y si algunos de los ítems que formulamos
comcxhipótesis de trabajo nos llevan a ejemplificar centros urbanos
CAPITULO IV completos, el objeto no es la generalización, sino la simple verifica
seguir 24/4
ción y, acaso, un principio de comparación.
LAS FORMAS URBANAS Por lo demás, estamos persuadidos de que se ha abusado y aún
se abusa de lo morfológico: tradicionalmente, por ignorancia de la
Analizadas oon ejemplos tomados de aglomeraciones situadas noción de estructura; hoy, a causa de cierto virtuosismo metodoló
en la región bonaerense al norte del río Salado gico. No se explicaría si no que un geógrafo norteamericano como
Williams Bunge 2 en su inquietud por orear nuevos medios para la
descripción, haya aplicado un sistema de ‘metacartografía’ por el
cual, en ciertos casos, parecería posible sustituir el mapa por la ex
presión matemática. Asi, pues, en posesión de esta ingeniosa técnica,
clasifica las formas de cerca de cien aldeas del centro de México. Un
cuadro de coeficientes, que son susceptibles de ser agrupados en
Si pedimos a un estudiante de urbanismo, e incluso a un experto conjunto, corresponden a aldeas de formas más o menos análogas:
cuadrilongas, alargadas, estrelladas, en forma de media luna, etc. En
en planeamiento urbano, que nos explique cuáles son los casos fun
damentales de la morfología urbana, es seguro que nos responderá síntesis, estamos frente a un refinado método por el cual es posible
echando mano a ejemplos históricos —pertenecientes a civilizaciones 'medir’ formas y catalogarlas consecuentemente.
lejanas en el espacio y en el tiempo— y, cuando más, recurrirá a El esfuerzo de imaginación que este dispositivo supone no pa
especímenes hoy vigentes, pero extraños a nuestro propio medio. Si rece adecuarse a la trascendencia que el mismo implica y es por ello
insistimos en nuestra pregunta, con referencia a la Argentina, oiremos que nos afirmamos en la convicción de que lo morfológico tiene
una infalible referencia al damero, como si en él quedaran agotadas valor en tanto es la expresión de fenómenos funcionales, o en la me
todas las características formales de nuestras ciudades. De ahí que dida que revela una estructura.
podamos decir que el desconocimiento de nuestra propia experiencia Sin embargo, en este trabajo desarrollamos deliberadamente lo
urbana y la obsesión por la traza vial son dos factores que, cierta formal mismo con el objeto de caracterizarlo mejor antes de indagar
mente, no contribuyen a ahondar el conocimiento más exacto y pro la relación función-forma. Dar por supuestas todas las modalidades
fundo de la ciudad argentina. morfológicas sin la certeza de un análisis sistemático es una actitud
El motivo principal de este estudio es intentar superar ambas bastante corriente, pero que no favorece la formulación exacta de la
deficiencias mediante la formulación —y su consiguiente aplicación- concomitancia entre continente y contenido.
de un principio de sistematización de los rasgos fundamentales de la
morfología urbana. Para ello nos hemos servido de un área de trabajo
definida: la región que integra el antiguo hinterland de Buenos Aires
—la pampa anterior—, el sector de la provincia de Buenos Aires com Lo fundamental
prendido al norte del río Salado, región que fue hasta hace poco
más de un siglo la única extensión ocupada de la pampa. La elección Los rasgos fundamentales de la morfología urbana, estudiados
de esta área, aparte de que está subordinada a un plan de investi sobre casos reales, son los siguientes: en primer término, ‘la escala’
gación más vasto sobre su geografía histórica, obedece al hecho de que nos da la pauta extensiva del desenvolvimiento de cada aglome
que, deliberadamente, vamos en pos de la diferenciación más sutil ración y nos permite establecer ciertos niveles típicos de dimensión.
dentro de la uniformidad, pues, como se sabe, las ciudades de esta En segundo lugar, ‘el contorno’, o sea la peculiar forma geométrica
parte del territorio nacional se caracterizan por un fuerte denomina que adopta el perímetro definido por el crecimiento urbano. Luego
dor común que actúa como nivelador: la llanura natural, la cuadrícula, ‘la traza’ o esquema básico determinado por la red vial y los islotes
la baja densidad, etcétera. edificados que delimita. Yendo más al detalle de esta cuestión exa-
De manera alguna nos proponemos hacer una clasificación de Luden. L a h'rra ct L ’eco lation H úm am e, p . 4 1 2 , P a rís, 1 9 2 2 .
1 F é v rc,
ciudades por su población, dimensión o forma. No se nos oculta que, 2 Bunje. W illia m s , T h corrtiral C c o y a p lu j, Limd, c;ip- 3 . 1 9 6 2 .
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LA CIUDAD PAMPEANA
LAS FORMAS URBANAS
minamos el^ amanzanamiento’, esto es, los distintos tipos de islote un caso concreto dentro del contexto regional, con el cual está ligado
más característicos, para, posteriormente, indagar acerca de la diver por notas, no solo de dependencia, sino que éstas adquieren valores
sas modalidades del ‘parcelamiento’ o loteo urbano. ‘La densidad’
precisos que nos es necesario conocer.
urbana, medida originalmente en base al número de habitantes por
unidad de superficie, puede ponderarse también en una serie de tipos Por último, debemos indicar que, para concebir el presente tra
bajo, hemos tenido debida cuenta de otro similar publicado por
de ocupación escalonados jerárquicamente. A la vez, los distintos sec K e v in Lynch, 3 en el cual restringe a solo cuatro las notas dominantes
tores edificados de uña aglomeración presentan caracteres físicos más
del paisaje urbano y las ilustra con ejemplos contrastantes tomados
o menos homogéneos, más o menos diferenciados, lo que da por re
de ciudades pertenecientes a todo el mundo. Por tanto nos hemos
sultado una especie de tejido o ‘textura’ que adopta modalidades servido del mismo, profundizando su metodología y concentrando su
peculiares.
aplicación a una región concreta, limitada y, sobre todo, a nuestro
Las notas referidas pueden estudiarse, como lo hacemos, a través alcance, para poder así hacer las debidas verificaciones in situ.
de foto-aérea vertical u oblicua, según los casos, o bien, en base a
representaciones gráficas (mapas o planos). La necesidad de captar
una cierta porción de la superficie urbana obliga a apelar al recurso
de la aerofotografía o a la abstracción del dibujo. Empero, quedan
dos caracteres importantes para la definición formal del fenómeno La escala
urbano que solo pueden ser expresados y captados desde el punto de Dimensión y escala no son términos en absoluto equivalentes; lo
vista y altura del observador normal. Son ‘la apariencia’, es decir, primero indica un valor absoluto; lo segundo, uno relativo. Nos inte
la sensación visual directa que nos provoca la ciudad por sectores, y resa la dimensión de las ciudades en tanto tengamos algún patrón
“la silueta urbana’ o sktjline que dibuja la edificación contra el cielo, de referencia. Esa dimensión, además, la tomamos en extensión areal
sobre el horizonte. y no en volumen por motivos obvios de cálculo o medición. De otra
A través de cada uno de estos enfoques veremos la variedad manera, el problema se complica excesivamente y —aunque conserva
de casos típicos que se presentan en cada ítem de la investigación su interés— es necesario posponerlo por cuestiones de método. ^
y estaremos en mejores condiciones de entender cómo expresan las Si tomáramos por cierto el hecho de que, en general, la relación
funciones que dentro de estas formas se cumplen, tema específico de la cantidad de población sobre la superficie de la mancha edifi
sobre el cual, naturalmente, no es nuestro objeto entrar en esta cada —o sea la densidad urbana— se mantiene dentro de ciertos mar
ocasión. genes en el caso de los núcleos de la región analizada, tendríamos
Es preciso destacar al concluir esta introducción que, en el caso por consecuencia que el valor relativo de la extensión corresponde a
de algunas ejemplificaciones, se omite el nombre de la ciudad a que algo más que a un dato formal. Más preciso todavía sería establecer
pertenecen con propósito absolutamente deliberado. La intención sistemáticamente la relación extensión-población, para hallar proto
reside en el hecho —que se quiere ilustrar— de que ciertas notas ca tipos —si los hay— o fijar al menos un promedio general.
racterísticas de la morfología urbana se presentan con una unifor Como decíamos, esto escapa a nuestro cometido por ahora, aun
midad absoluta, en la mayoría de los casos, que se podrían haber que lo consignamos por la relevancia de su asunto. Mientras tanto,
tomado dentro del área. Se trata, pues, de exhibir rasgos de gene hemos de conformarnos con la comprobación de que selecionando
ralización que no precisan individuación, sino, al contrario, una en grandes grupos las aglomeraciones, según el número de sus habi
ilustración lo más simbólica posible. tantes, hallamos con cierta evidencia mayor cuatro categorías carac
Al respecto, permítasenos agregar que, entre nosotros, la etapa terísticas, exceptuada Buenos Aires, naturalmente, por ser un caso
de la generalización en la investigación no está suficientemente des único y comparable solo a escala mundial. AI respecto vale la pena
arrollada en materia de geografía urbana por la sencilla razón de que consultar el trabajo de Romualdo Ardissone sobre el mismo tema.4
la mayoría de los estudios específicos ha corrido por cuenta de urba Estos casos se tipifican en las cifras aproximadas de 50.000, 10.000
nistas profesionales absorbidos por la unicidad del caso que investi y 2.000 habitantes, que configuran expresivamente la jerarquía básica
gan. En consecuencia, es hora de que comencemos a mirar el existente entre las ciudades de la región. Ya otro escalón —el cuarto-
panorama con el desinterés científico necesario que permite recons lo constituiría el caso único de la ciudad de La Plata que, con más
truir el conjunto y dentro de él establecer las relaciones necesarias
entre sus partes. De otro modo seguiremos corriendo el riesgo de s L y n c h , K e v in , T h e F o n n o f C ities , S c ie n tific A m eric a n , a b ril, 1 9 5 4 .
confundir lo excepcional con lo típico y no nos será posible ubicar 4 A rd isso n e, R o m u a ld o , M a n ife s ta c io n e s d e la P o leo g e o g ra fía en la reg ió n
pam p e a n a , B u e n o s A ires, 1 9 5 7 .
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LA CIUDAD PAMPEANA
El contorno
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LA CIUDAD PAMPEANA
La traza
Con este vocablo de rancio sabor señalamos, mejor que con
ningún otro, la pauta que describen calles y manzanas. Llamarla
red vial sería técnicamente adecuado, si en esta oportunidad tratá
ramos el aspecto funcional de la circulación y nos desentendiéramos l-'ir IV '7 a C O N T O R N O . C E R R A D O . San P e d ro (1 . G . M .; re co rrid o 3 3 ;
de los islotes urbanos que configura. V " 7 9 5 3 ~ 1 9 5 4 ) . C o m o p ro to tip o d e e sta c a te g o ría p o d ría h a b e rse m ostrad o u n a
d u d a d c a r a c te r ís tic a de lla n u ra m e d ite rrá n e a , d e la s q u e d e fin e n un co n to rn o
La traza, diseño básico de la ciudad tradicional que es suma de c e rra d o sin p re p o n d e ra n c ia d e u n ru m b o so b re o tro . H em o s e sc o g id o este e je m p o
calles y casas, sigue siendo el esqueleto o la estructura formal en la em p ero -jo rq u e ju sta m e n te d em u estra q u e aun so b re la c o sta d e u n n o la " '™ c a
que las partes se organizan como un todo. e d ifica d a ' J u e to m an d o la típ ic a fo rm a d e un ro m b o o d e u n cu a d rilá te ro « ira d o
Como todos los ítems de la morfología urbana, la traza está en 4 5 ° sob re los e je s de la traza o rig in a !. E s c a la o rig in a l I : 5 0 .0 0 0 ap ro x im a d a m e n te.
estrecha relación con el proceso de crecimiento porque, simple en sus
orígenes, sea por herencia de la tradición indiana o por la sencillez
imaginativa de los pilotos de mar, primero, y de los geómetras del
Departamento Topográfico de Buenos Aires, más tarde, comienza a
desligarse del planteo del caso en la medida que rebasa sus límites.
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LAS FORMAS URBANAS
El amanzanamiento
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F i g . I V . 2 . b. C O N T O R N O . F R A G M E N T A D O . M a g d a le n a ( I . G . M .; re co rrid o
7 G , 1 .2 0 4 ; 1 9 6 0 ) . M ie n tra s las p rim e ra s fu n d a c io n e s h is p á n ic a s b u sc a ro n la
in m e d ia te z a los cursos d e a g u a y su im p e ric ia e n la e le c c ió n d e l s itio d e te r m in ó
e l tra sla d o d e c a s i to d a s esa s c iu d a d e s, las a g lo m e ra c io n e s p a m p e a n a s d e d a ta
p o ste rio r e v ita ro n s is te m á tic a m e n te ta l riesg o sa lv o en caso s c o m o é ste , en q u e el
c o n to rn o u rb a n o a d o p ta u n a fo rm a d e su sa d a c o m o c o n se c u e n c ia d e l m ism o fa c to r .
E s c a la 1 : 5 0 .0 0 0 , re d u c id a d e l o rig in a l en 1 : 3 5 .0 0 0 .
F i g . I V . 2 . e. C O N T O R N O . L I N E A L ..Z á r a t e ( I . G . M .; re co rrid o 7 0 3 ; N 9 1 .4 9 1 ;
1 9 5 8 ) . C a so p o co u su a l, a u n e n las c iu d a d e s d e l f r e n te flu v ia l d e l P a r a n á -P la ta ,
s e d e sa rro lla lin e a lm e n te en fo rm a p a ra le la a l río . S u c a s c o p rim itiv o , en d am ero ,
s e c o n tin ú a c a si in a lte ra b le so b re a q u e lla d ire c c ió n d o m in a n te . E s c a la 1 : 5 0 .0 0 0 ,
re d u c id a d e l o rig in a l en 1 : 2 5 .0 0 0 .
nonannaan □□□□□□□□□
□□□□□□□□□□□□□□□□□□
□□□□□□□□□□□□□□□□□□
□□□□□□□□□ □□□□□□□□□
□ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ D □ □ □ □
□□□□□□□□□ □□□□□□□□□
□□□□□□□□□□□□□□□□□O
□□□□□□□□□ □□□□□□□□□
□□□□□□□□ □□□□□□□□
□□□□□□□□ □□□□□non
□ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □
□ □ □ □ □ □ □ □ □ D Q Q g g y g n p
sn
SOS □□□□□□□□ ggop
□□□ama anemona
□ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □ □
F i o . I V . 3 . a . T R A Z A C U A D R I C U L A R . C h iv ilco y . O rto d o x ia en m a te r ia de
d a m e r o , re p ite en fo rm a p ro p o rc io n a l e l p la n to ta l e n sus c u a tro c u a d ra n te s , | F i e . I V . 3 . & . T R A Z A . I R R E G U L A R E S P O N T A N E A . P ila r ( I . G . M .; re c o r ri
c a d a u n o d e ello s c o n su p la z a c e n tra l. E s c a la 1 : 2 5 .0 0 0 . d o 6 ; N ’ 4 3 5 ; 1 9 5 0 ) . E l e stre c h o c a s c o u rb a n o , al se r su p e ra d o p o r la m a n c h a
e d ific a d a , se c o n tin ú a en c re c im ie n to s a sim é trico s. A u n q u e se tr a te de re e d ita r
e l d a m ero , é ste se c o n v ie rte e n u n m o sa ico d e c u a d ric u la s q u e irru m p en u n as
c o n o tras. E s c a la a p ro x im a d a : 1 : 1 3 .5 0 0 , a m p lia d a d e l o rig in a l en 1 : 2 5 . 0 0 0 .
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F i e . I V . 3 . d . T R A Z A . B A R R O C A . A d rogu é ( I . C . M .; reco rrid o 17 ; N " 1 .3 8 4 ;
1 9 5 6 ) . A u n q u e te n u e , uno de los m ejo res e je m p lo s de la in flu e n c ia q u e l ’ e s p r i t
v é o r r w t r i q u c tie n e so b re n u estro m ed io a fin os d el sig lo x ix . E n L a P la ta , co n la
m ism a in sp ira c ió n , se llev a a u n a e sc a la en la q u e no se a d v i e r t e to d o e l p a rtid o
e le g id o , si no es o b serv an d o su p la n im e tría d e c o n ju n to . E u A d rogu é se d e scu b re
d e v a n . E s c a la a p ro x im a d a : ! : 1 3 .5 0 0 . a m p lia d a del o rig in al en ( : 2 5 .0 0 0 .
F i e . I V . 3 . c. T R A Z A . I R R E G U L A R D E L I B E R A D A . C iu d a d Ja r d ín ( s i c ) L o m a s
d e l P a lo m a r ( I . G. M .; reco rrid o I I ; N v 6 1 8 ; 1 9 5 6 ) . S u b p ro d u c to h íb rid o d e la
c iu d a d -ja r d ín in g lesa, tie n e alg u n o s e le m e n to s d e l p la n r a d io -c o n c é n tr ic o . E s
u n típ ic o c a so de pura re a c c ió n c o n tra el d am ero . E s c a la a p ro x im a d a : 1 : 1 3 .5 0 0 ,
a m p lia d a d e l origin al en 1 : 2 5 .0 0 0 .
Si
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L A CIUDAD PAMPEANA LAS FORMAS URBANAS
Hay otros casos, no obstante, en que el cuadrado geométrico se Ambas soluciones, empero, siguen vigentes según el mayor o menor
ha alternado con manzanas rectangulares en condiciones más propias talento del rematador al cual se le confían las tareas de la subdivisión
para el parcelamiento corriente y el encauzamiento de las circula urbana.
ciones. El quiebre de la regularidad en el amanzanamiento es más Las manzanas de forma triangular, subproductos de la ciudad
acusado cuando calles en diagonal seccionan la pauta de base y de barroca y sus diagonales, generan soluciones varias, aunque usual
terminan trapecios o triángulos de las más variadas proporciones. mente pueden asimilarse al ‘tipo Y’ cuando los límites internos de los
Las curvas, raras en nuestras trazas urbanas, aunque no ausentes, lotes confluyen en un foco central.
provocan islotes de forma absolutamente irregular o que derivan de Finalmente, la manzana irregular y curvilínea produce, lógica
radios circulares que, en contraste con la cuadrícula, semejan mayor mente, un tipo diferente de loteo. Es una solución de compromiso
soltura. entre las curvas dadas y las visuales de una mensura que busca
simplificar su trabajo.
Fig. IV. 4. a ), b ) y c)
Fig. IV. 5. a ), b ), c ) y d) (ver pliego de láminas).
El parcelamiento
La densidad
La tipificación del islote trae apareada, como inexorable con Definir a la ciudad como conjunto edificado es un concepto
secuencia, un breve repertorio de posibilidades en lo que al par evidentemente superficial; así también es aleatorio intentar definir
celamiento se refiere. Excluidos los casos atípícos, que suelen ser sus límites en base a densidades mínimas. La concépción de lo urba
deformaciones de los esquemas netos, hallamos especialmente en la no como complejo funcional está sin duda avalada por el análisis y
manzana cuadrilonga dos soluciones de loteo en las que se insiste los relevamientos más científicamente realizados, tanto como ratifi
particularmente. cada por la misma arqueología cuando revela que el género de vida
^ La primera, que denominamos en ‘tipo X' por la grafía que insi urbano —esto es, el contenido vital de la ciudad!— se logró en la anti
núa, esta originada en el deseo de lograr el máximo de lotes para lo güedad en correspondencia con la diversificación de funciones de la
cual se reduce al mínimo la medida de frente —o el ancho— y se comunidad, simultáneamente, o aun antes de que se expresara tangi
subordina la proporción con el fondo un poco al azar de esta pre-
blemente como conjunto edificado de una cierta densidad.
condición. Así, estos parcelamientos recuerdan al bastón roto, por
Estas reflexiones no son extemporáneas cuando se trata de carac
que la imposibilidad de dar igual superficie a cada parcela deter
mina fondos de medida variable que, podríamos decir, se entrechocan terizar ciertas densidades típicas que se manifiestan dentro de una
entre sí en el corazón de la manzana. amplitud considerable con mínimos casi absolutos, pero que deben
La otra solución adoptada en el lote cuadrilongo —con prefe ser tenidas por urbanas por el contexto funcional del espacio en el
rencia en los que tienden al rectángulo definido— es la que llamamos que tienen lugar. En síntesis: lo que en primera y última instancia
tipo H’. En ella predomina el móvil de obtener parcelas de área define lo urbano es la actividad que cumplen los habitantes.
equivalente y, voluntaria o involuntariamente, se valoriza cierto par Conviene, mientras tanto, indicar matemáticamente e ilustrar
de calles paralelas a expensas de las que corren perpendicularmente. visualmente cuáles son algunas de las densidades tipo en las ciu
Estos dos tipos tienen data relativamente lejana. El primero es dades de la región de la cual extraemos los ejemplos a fin de corre
una deformación, por fragmentación, del loteo colonial en solares lacionarlos con las formas que más usualmente provocan.
—o cuartos de manzanas— hasta alcanzar los mínimos reglamentados. Si buscamos partir de los umbrales mínimos, nos hallamos con
Esto ocurre en tiempos en que comienza la especulación de la tierra que existen áreas urbanizadas con grandes espacios despoblados, en
urbana, lo que cronológicamente para Buenos Aires ocurre en la los que la densidad Varía entre O y los mínimos de la próxima cate
segunda mitad del siglo pasado y desde allí va a difundirse a otras goría’. Se trata de sectores urbanos en potencia, en los que se veri
ciudades menos importantes. El segundo tipo nace en la misma época fica el amanzanamiento, el loteo, la apertura de calles, y algunos ser
cuando asoma un principio de racionalización catastral: en vista de vicios iniciales como el alumbrado público, ^
que el destino del loteo, dejado a su libre desarrollo, provoca uni El escalón siguiente lo proporciona la zona de quintas típicas
dades parcelarias sensiblemente menores a las tradicionales, se opta de casi todo núcleo urbano bonaerense que produce ‘de 5 a 10 habi
por aplicar una fórmula inicial que impida abusos e irregularidades. tantes por hectárea’. La base de este valor se origina en muchos
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i
F ie . I V . 4 . a. A M A N Z A N A M I E N
TO . C U A D 1U C U A D R A D A . La
P la ta ( D ire c c ió n de G í « d e s i a
P .B .A .; recorrido 90; N v 4 1 ; 19 59 ).
D e sd e h época de la con q uista,
con antecedentes en ia re co n q u is
ta de la E s p a ñ a m ora v m ás le 1' i g . I V . 4 . c . A M A N Z A N A M IE N
janos en l.i castram entación ro m a T O . T R I A N G U L A R . L a P la ta
n a , se viene rep itie n d o el caso (D ir e c c ió n d e G e o d e sia P . B . A .;
típ ico de la m an zana o rig in a d a re co rrid o 9 0 ; N ° 3 9 ; 1 9 5 9 ) . L a
en la cu a d ra cu a d ra d a , q ue aún irru p c ió n d e d ia g o n a le s so b re la
s irve com o m odelo p ara in im a g i- tra m a re tic u la d a o rig in a m a n zan as
n ativus u rb a n iza cio n es. Solo la tria n g u la re s y tra p e z o id a le s , con
och ava de las e sq u in as, de cre a lo s c o n sig u ie n te s p u n tos d e c o n
ción relativam en te reciente y ú n i flic to en e l trá n s ito y d ific u lta
ca concesión hecha al cam bio des en e l fr a c c io n a m ie n to p a r c e
operado en la fu n ció n c irc u la to ria lario . O tr a v ez la fa s c in a c ió n de
de Jas calles, alte ra lige ram e n te la g e o m e tría p la n a , sin a te n d e r a
el cu a d rilá te ro para co n vertirlo en su a c o m o d a m ie n to v o lu m é tric o ni
octógono teórico. E s c a la o rig in a l a su fu n c ió n , p ro d u c e form as no
1 : .5.000. m en o s c a p ric h o sa s p re c isa m e n te
p o r e s ta r in s crip ta s en un d am ero .
E s c a la o rig in a l 1 ; 5 .0 0 0 .
i. (a)
TIPO “X ”
E k ;. I V . 4. / ; . A M A N Z A N A M I E N
T O . R E C T A N G U L A R . L a Plata
(D ir e c c ió n de G e o d e sia P . 13. A .:
recorrido 90; N " 4 1 ; 1 9 5 9 ) . E l
rectáng ulo de distin tas p ro po rcio E io . I V . 5 . a . P A R C E L A M I E N T O T I P O X . C o n lig era s v a ria n te s, éste es el
nes alte rn a, brevem ente, con la m o d elo u n iv e rsa l d e l p a rc e la m ie n to d e la m a n z a n a c u a d ra d a . A d op tad o d e lib e ra
cuad ra cu a d rad a que es e l m odelo d a m e n te , co m o o cu rre e n la a c tu a lid a d , co n p ro p ó sito s d e e sp e c u la c ió n , o e sp o n
dom inante. Su m ejor adap tación tá n e a m e n te , com o en e l caso d e v ie ja s m a n z a n a s c o lo n ia le s q u e han su frid o
al loteo de solares m enos estre in n u m e ra b le s p ro c eso s d e su b d iv isió n , n o tie n e o tro o b je tiv o q u e lo g ra r la m a y o r
chos y la co n fig u ra ció n de una c a n tid a d d e fr a c c io n e s con a c ce so d ire c to a l a v ía p ú b lic a c o n fo rm e lo re q u ie re n
red circ u la to ria más rac io n a l no las n orm as v ig e n te s. L a s lín e a s d e c o n tra fr e n te su e len h a lla r s e a m ay o r p ro fu n
p arecen, em pero, haber d e term i d id ad de la c a lle en los lo tes d e m ita d d e cu a d ra . E s t a c irc u n s ta n c ia d e te rm in a
nado su adopció n en la m ism a q u e q u e d a e sb o z a d a u n a fig u ra con fo rm a d e X . D e a llí la d e n o m in a ció n q ue
m ed id a q ue un p ru rito fo rm alista. le o to rg am o s.
E sca la o rig in a l 1 : 5.000.
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LAS FORMAS URBANAS
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i'ic. I V .6 . ü. DENSIDAD MÍNIMA. (Do 0 a 5 habitantes por
hectárea.) Solo verificable en ejemplos como el presente, están
dadas las bases de un proceso de densificación inminente, pero
en los que aún es prematuro hablar de formas urbanas.
IV.6.cZ. DENSIDAD. BARRIO TRADICIONAL. (Alrededor
F ig .
de 500 habitantes por hectárea.) Sobre la base de Jas áreas resi
denciales de pauta colonial —con fachada sobre la línea de frente
y patios internos— , este modelo se halla en los barrios periféricos al
centro de Buenos Aires tanto como en las áreas residenciales con
tiguas al reducido núcleo central de ciudades menores. En proporción
variable la edificación en planta baja alterna lotes en los que se
multiplica por dos o más pisos el mismo partido.
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LA CIUDAD PAMPEANA
Fig. IV. 7. a ), b ), c) y d)
La apariencia
La silueta urbana
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139
■í-
o •> ' ' ' ■
Fie IV 9 c. SILUETA URBANA. MASA. Buenos Aires. En aquellos casos en que la silueta
urbana queda definida por un conjunto de edificios que compiten en altura, aunque 110
siempre indican una bonificación de base, al menos conforman un paisaje urbano que impone
por su majestuosidad e imprime personalidad a la ciudad.
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TRANSFORMACIÓN EN UN AREA SUBURBANA
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LA CIUDAD PAMPEANA TRANSFORMACIÓN EN UN ÁREA SUBURBANA
existen relevamieixtos en una cantidad que, aunque pequeña, es pro En fin, las características del paisaje —sobre todo las que derivan
porcionalmente exagerada en relación a los estudios desligados de de áreas de usos especiales, tales como Campo de Mayo, el campo
una aplicación directa. Así, pues, puede darse el caso que, especial experimental del INTA o la extensión ocupada por una compañía de
mente los planificadores urbanos vayan descubriendo una serie de comunicaciones, CIDRA—, mueve a ir pensando en su preservación
hechos en la estricta área de planeamiento en que trabajan, sin la como espacios verdes frente a la ola arrolladora de la edificación
menor referencia a la generalización o comparación que les permita compacta, a su modificación y, en todo caso, en las normas de control
atribuir justificadamente un valor relativo a sus comprobaciones. practicables para que no queden sumergidas bajo la mancha edificada
Por otra parte, los requerimientos de los trabajos por encargo no antes de que sea un hecho irreversible.
siempre coinciden con las grandes preguntas de la investigación sin La riqueza arbórea de Bella Vista, intrínsecamente valorable, y
compromisos prácticos y generalmente suelen soslayar, por apremio de características excepcionales en comparación con otros sectores
en los plazos, arbitrariedad en los presupuestos, o simplemente por del Gran Buenos Aires, exige, ya mismo, los arbitrios necesarios
deformación profesional, aspectos que, como el análisis retrospectivo, para que se dicte una legislación urbanística adecuada y operativa
son fundamentales para el entendimiento de todo problema de pla que contemple su preservación, su perduración, e incluso fomente
neamiento. su constante mejoramiento, y que, cuanto menos, evite rigurosamente
La duplicación de esfuerzos, los métodos abandonados, y la dis su depredación. He aquí un asunto en el que la visión retrospectiva
persión de los resultados, son motivo suficiente para aue estudios nos permite reconocer los pasos necesarios que fueron precisos, en
puros como el presente queden automáticamente justificados, sí no el tiempo, para lograr una situación que obliga a ser considerada con
por el mérito de quienes los emprenden, al menos por su enfoque. el mayor cuidado, ya que se trata de elementos no fácilmente reem
Debe quedar bien entendido que el área escogida no es de nin plazables, ni mucho menos a breve plazo. t
guna manera un área de planeamiento, ya que no reúne los mínimos El resto marginal de naturaleza que corre a lo largo del rio de
de organización funcional definida, ni siquiera el pretexto de una la Reconquista —y decimos marginal en el doble sentido del término,
unidad jurisdiccional. $i hubiese coincidido el material disponible porque no solo consiste en franjas costeras, sino que tienen carácter
con un espacio orgánico, no podríamos haber quedado relevados de de subsistentes—, estas pequeñas reservas naturales, exigen, pues, que
hacer el análisis de la estructura, aunque entonces, por la envergadura se las valore asimismo como vestigios de un paisaje significativo y
de la investigación hubiésemos salido de los límites de una mono pleno de sentido en medio del avance de una urbanización sin con
grafía y habría sido menester la colaboración de un equipo; en suma, trol y, consecuentemente, se le adecúen los medios para su conser
se trataría de un trabajo absolutamente diverso al realizado que no vación y aprovechamiento con fines de esparcimiento.
nos hubiese obligado a ahondar en lo formal tal como lo hemos En suma, de una toma de conciencia mínima sobre los problemas
hecho, aun en detrimento de lo funcional. implícitos en el tema surgen mil y un tópicos de planeamiento, cuya
Como quiera que sea, podemos insinuar al profesional algunas consideración genérica acaso sea preferible provocar con cierta ante
lecciones que para el planeamiento pueden deducirse de esta inves lación al momento, siempre apremiante, de tener que tomar decisiones
tigación. En primer término, del examen de las fases sucesivas del sobre casos particulares.
cambio en la ocupacion pueden percibirse pautas formales de base No está incluido en el propósito de este capítulo el desarrollar
que, con riesgo de desaparecer, podrían contribuir a definir una aspectos de planeamiento físico y conviene no ir más allá de una
zonificación que recupere los contrastes, la armonía sectorial y, simple sugestión a fin de no introducir elementos que confundan. Lo
en fin, que devuelva el ‘rostro* a un paisaje que lo está perdiendo que sí ha de quedar bien claro es el nítido enlace entre la inves
gradualmente. tigación pura y la aplicada, que parece no ser tan evidente para
En relación a la accesibilidad-—aunque no la podemos considerar muchos profesionales del planeamiento.
estructuralmente— al menos, como circulación genérica, cabe señalar Si estos argumentos, y sobre todo el estudio mismo, logran con
la indiscriminación de anchos y usos en rutas y calles afectadas a vencer —a quien negase esta relación necesaria— de lo contrario, no
función diversa. De tal manera es interesante poder formular trata solo habremos hecho una contribución a la investigación de nuestra
mientos urbanísticos acordes con las categorías del paisaje, armoni realidad espacial en términos histórico-geográficos, sino que habre
zándolas con las necesidades de distintos caudales de tránsito por mos colaborado a que el falso abismo entre el pensamiento y la
medio de proyectos de perfiles adecuados. La relación entre vías fé acción -entre la geografía y el planeamiento- se disuelva en un cla
rreas y caminos encuentra, si no un ejemplo integral, por lo menos una roscuro tan natural como la realidad misma.
serie de problemas particulares que sugieren varias soluciones-tipo.
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JÍJ0 5 .
cedentes previos a 1905, falta consignar el evento más definitivo y
trascendente de todo este difuso período que es, sin duda, el tendido
de las líneas férreas del antiguo Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico,
en la a c ce sib ilid a d :
cuyo servicio en el área se concreta con la apertura de las Paradas
Bella Vista y Hurlingham en 1891, bien entendido que circulaban
trenes desde 1888 y que poco tiempo después de aquel año se cons
truye un desvío para uso de la entonces floreciente fábrica de alcoho
les Mattaldi, única industria de envergadura en toda la zona, durante
un tiempo apreciable.
Aunque este servicio se inauguró con la provisión de dos trenes
cambios
diarios, pronto comenzó a incrementarse hasta llegar a más de 200 en
la actualidad; pero aun en su etapa primitiva, por los tiempos con
que cubría sus recorridos —sensiblemente inferiores a los empleados
Los
hoy, a causa de la menor frecuencia de las paradas y al hecho de
que no ha renovado adecuadamente el material rodante—, la instala
Fie;. V .5 .a .
ción de esta línea va a contribuir decisivamente a la transformación
del paisaje de una manera indirecta, pero irreversible. Por sus vías
va a circular todo elemento material necesario para ampliar e inten
sificar la ocupación humana y dar salida a los productos locales y
esta doble actividad se va a reflejar en un cambio notable en la¿
pautas del uso de la tierra y en la apariencia general, en el paisaje.
Fig. V. 4
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THA\'SrOñ\lACIó\! E S UN ÁREA SUBURBANA
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tan las anuales celebraciones del Día del Arbol, que desde 1902 se
c) Antecedentes del paisaje van a realizar con particular éxito, consistiendo principalmente en
plantar un número dado de ejemplares nuevos cada vez.
Aunque la transformación masiva del paisaje en esta área no se Aunque pudo más el empeño y el amor por la vegetación de
opera sino hasta principios del siglo actuai, no hay duda que ante estos pioneros, no está de más recordar que, aparte de los cuidados
riormente se registran alteraciones cualitativamente trascendentes. que demandaron estas plantaciones, hubo otro inconveniente que sal
En primer término debe consignarse la evolución del paisaje var, pero que se oponía irreflexivamente a la transformación del
natural como consecuencia de la introducción del ganado, ya en los paisaje: fue la acción destructora y dañina de quienes en muchísimas
primeros tiempos de la conquista, que trajo aparejada la ’progresiva ocasiones hallaron motivos oscuros para despreciar aquel esfuerzo
desaparición de los pastos duros y su remplazo por los blandos, como tesonero. La mención de estos hechos no está de más si la encuadra
consecuencia del trabajo de selección operado por los mismos anima mos como factor de depredación dentro del marco de la geografía
les y que se conoce bajo el término de “a pata y diente” aparte del sistemática, que, aunque hayan prácticamente desaparecido, tuvieron
rol que el abono tuvo en la mejora de la pradera natural. su importancia en un momento dado.
Es sabida la proverbial ausencia de árboles que caracterizaba La implantación de cercas, primero a base de plantas espinosas
a la pampa antes de su introducción artificial. Si acaso, habría algu y luego con alambres de todo tipo (el tejido era ya corriente antes
no que otro ombú, por encontramos dentro del radio de influencia de 1890) fue configurando una apariencia de pauta más o menos
costero en el que se verificó su radicación esporádica y espontánea, ordenada, aunque la rectificación de calles, y sobre todo de caminos
provenientes del alto Paraná, junto con algunas otras especies sub principales, fue una tarea ímproba para las autoridades -ta l como
tropicales como los talas que prosperarían sobre las márgenes del lo había sido para el Cabildo de Buenos Aires en tiempos co
curso inferior del río Las Conchas, Por todo esto, el segundo loniales—.
factor de cambio debió ser la importación y aclimatación de especies Ya antes de 1905 existían jardines prolijamente cuidados que
exóticas —no solo arbóreas; también arbustivas y herbáceas—. Entre fueron rasgo distintivo de la zona. La presencia de los mismos debió
estas ultimas debe destacarse —por sus consecuencias— el cardo (Cu estar ligada —sin duda— a la erección de los primeros edificios en
nara Carduncidiis), como consta fehacientemente que invadió en for manipostería de ladrillo que datan, tanto en Bella Vista como en
ma densa por espacio de tres siglos —y aún por ignorancia se lo Hurlingham, de poco después de 1870 y que introdujeron un cambio
fomentase— la región pampeana al norte del río Salado hasta que de nivel definitivo en el ambiente socio-económico como en el espacial.
la ocupación excediera tal límite. El legendario problema de la conservación de las calles podemos
La ocupacion fue, sin duda, dispersa, acorde con el tipo de reconstruir todavía hoy, si no a lo largo de los caminos principales
explotación ganadera extensiva y debió formar un paisaje semejante por lo menos en gran número de calles vecinales que aun continúan
al que hasta hace pocas décadas hallábamos en la franja más occi sin pavimentar y que, merced a esa circunstancia, permiten imaginar
dental de la pampa húmeda, donde solo algún pequeño monte en fielmente este aspecto invariado de la apariencia física. ^
torno a un rancho alteraba la rectitud implacable del horizonte. En fin, el paisaje natural había sufrido cambios radicales hacia
La efectiva conversión de la zona en tierras de ‘pan llevar’ se 1903 y, aunque la urbanización se insinuara apenas, ya estaban dados
verificó por medio de grandes sembradíos de trigo, avena y maíz que los elementos que, multiplicados y extendidos sobre ciertos sectores,
son la causa de instalación de una cadena de molinos harineros, uno iban a generarlo. / _
de los cuales hallamos dentro del perímetro considerado. Las huer El sector de Bella Vista —esto hay que enfatizarlo— había sido
tas, mas tardías en aparecer, son en general familiares y no tienen planeado por aquel formidable pionero del urbanismo argentino que
relación comercial con .Buenos Aires, con excepción de un sector fue el ingeniero Adolfo Sourdeaux. Delineador de Morón, Azul, Mer
ubicado en Hurlingham. lo y otras plantas urbanas, lejos de dejar librada a la improvisación
Con el cambio en el uso de la tierra, ya anotado —de estancias la formación del pueblo (que más que pueblo fue concebida como la
a chacras y quintas— se produce una nueva transformación. En zona de quintas del pueblo de San Miguel) preconcibió no solo su
especial en la zona de Bella Vista, su fundador y los vecinos, desarro trazado creador, sino hasta los más mínimos detalles, encargándose,
llan una rara conciencia del árbol, desconocida por el criollo. Evi mientras vivía, de que no se tergiversase la idea original.
dencia palpuble de esto es el rasgo dominante del paisaje, aún sub Sourdeaux había elegido cuidadosamente, de entre los alrede
sistente en el lugar, que se caracteriza sobre todo por sus añosos dores de Buenos Aires, aquellas tierras que por sus atractivas carac
montes y calles arboladas. Como documento histórico, incluso, cons- terísticas naturales y por sus vistas’ panorámicas —buen suelo, relieve
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variado, drenajes adecuados— ofreciesen las mayores garantías para segu ía en lín ea re c ta el itinerario d e la a ctu a l R u ta N acio n al n ,
la instalación de un grupo de connacionales —franceses—, que fue b asta n te ap roxim ad am en te - s e g ú n el P rim er P lan o C a ta stra l del P a r
el núcleo social generador de un tipo de paisaje absolutamente nuevo tid o d e San M artín 7- p a ra d esem b ocar en el P aso d e M orales. E s te
en el país. Sí pensamos que Sourdeaux no tenía compromisos econó cam in o era el q ue u saban an tigu am en te las tropas cu an d o las p rom e-
micos previos para realizar esta empresa, podemos forjarnos una idea S e s q u e atrav esab a estaban sin alam b rar. Al p a re ce r, h a cia 1905
de las condiciones con que contaba este paisaje natural. h a b k card o en desuso, acaso p orq u e d esd e q u e se con stru yera e
El parcelamiento generoso y el trazado de calles con un cierto p u en te y para evitar el p ago d el resp ectivo p eaje b u scasen cru z a r el
número de avenidas —que permitió un frondoso arbolado sin ocasio viejo río de L a s C o n ch as p or algunos puntos m as bajos vadeándolo.
nar inconvenientes— conciliando ventajas de accesibilidad con otras E v e n tu a lm e n te se usaba también un camino que v e n i a d e San
de tipo estético fue sin duda un planteo inicial sano. Otros factores, Fernando a través de El Talar de Pacheco, aunque no era por cierto
al hacerse presentes, tales como el tendido de líneas férreas —fuera una ruta práctica para acceder desde la Capital. Este car™no
del trazado previsto por Sourdeaux— o el pavimento de ciertos cami algo más que una huella a traves .de propiedades sin c e r r a r y tendía
nos principales reclamaron, en su hora, un reajuste del plan que, va a una rectificación que se completaría a medida que Campo de
desgraciadamente, nadie se encargó de realizar y de allí que hoy Mayo tomaba una forma regular y defmida, sirviéndole de hmite
puedan anotarse algunas incoherencias que reclaman un correctivo
regular que, empero, deje a salvo el espíritu con que lo concibió su n°En cu an tra^ rSu ación ferroviaria, no había variado en relación
creador. a los últimos dos o tres lustros pudiéndose observar la superposi
Si hubiese que abundar en elogios a la figura del fundador bas ción en que en cierto modo incurrióse, al menos en este tramo, al
taría recordar que entre algunos de sus proyectos inconclusos figuraba tenderse dos líneas férreas paralelas. ¿¡olía
el de un gran parque arbolado a orillas del río de la Reconquista, Menester es reconocer que existen ciertas explicaciones a dicha
con su correspondiente balneario, el que hubiese sido, sin duda algu duplicación como que no es sino hasta hace poco tiempo c u a n d o se
na, algo así como una réplica del maravilloso parque de la estancia r e e s tr u c tu r a el Ferrocarril Urquiza que éste compite y superai al San
San Juan de Pereyra, cuyos trabajos de mensura estuvieron a su Martín y, cuando esto sucede, ya no puede hablarse d e superposi
cargo, y que constituyó el primer establecimiento pampeano con ción pues las necesidades son francamente superiores a toda oterU
grandes plantaciones de bosque. en materia de transporte público. Entretanto, el tranvía rural, d e
En suma, dentro del largo proceso de la transformación del caballo primero y luego de vapor, era solo un med]10
paisaje operada en la zona considerada, la creación, fundación y la periferia con el centro de Buenos Aires que no tendría m
consolidación de Bella Vista por Sourdeaux representa una valiosa d e comparación con el nuevo ferrocarril, si acaso podría habérsele
experiencia de previsión al mismo tiempo que de amor a la naturaleza catalogado como un medio de transporte popular por sus bajas tarifas,
que comenzara hace exactamente cien años, concluyendo hacia 1905. en relación a la línea ferroviaria del entonces, Pacifico.
La precede una etapa de casi imperceptibles cambios en la que
predomina el cuadro natural y la continúa otra en la que los valores
son casi sistemáticamente opuestos, esto es, la improvisación y la Fig. V . 5 a ) , 1>) y <■■)
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construyendo el pavimento necesario al camino de Morón por Paso Heras. Este servicio se prolongó, poco después, hasta Campo de
de Morales y tercera, la que efectivamente se materializó —“aconse Mayo, donde a partir de 1924 se había comenzado la pavimentación
jada por el Departamento de Guerra” 8— es decir, la construcción de muchísimos caminos internos. Uno de los aspectos más nota
de un desvío hacia la izquierda del camino de Morón a Hurlingham, bles de este hecho es el de que por primera vez queda conectada
que siguiendo más o menos paralelamente la dirección de las vías Hurlingham con la cabecera de su partido, Morón, de la cual había
férreas iba a acceder a Campo de Mayo por su sector de más alto estado virtualmente aislada por la falta de un transporte regular y
nivel atravesando y sirviendo de nexo, al mismo tiempo, al núcleo adecuado, en tanto desde fines de siglo ya contaba con una excelente
de Bella Vista. vinculación con la propia Capital. Este hecho explicaría, entre otros,
Este camino, en su tramo nuevo, que actualmente se denomina el peculiar modo de crecimiento de Hurlingham, su personalidad y
General Pedro Díaz y Gaspar Campos ( antes y después de atravesar también la falta de asistencia por parteado las autoridades munici
el río de la Reconquista en las jurisdicciones respectivas de los Par pales que fue origen y razón de una activa y eficiente Comisión de
tidos de Morón y General Sarmiento), fue conocido por el nombre de Fomento que traducía una definitiva conciencia comunitaria.
Camino del Touring, a causa de que el Touring Club Argentino con Solo en 1932.se termina la construcción del camino de macadam
tribuyó con un aporte para su realización. Mucho se argumentó a que se conoció como ruta Devoto-Pilar y que va a bordear el límite
su favor diciendo que sú trazado recorría zonas más altas que cual sudeste del Acantonamiento.10 Este recorrido partía del encuentro de
quier otro proyectado y que "el camino abriría una vía permanente las calles Lope de Vega con Asunción y hoy de ambas con la Ave
no inundable hacia Campo de Mayo, que la mayor parte del año nida General Paz y atravesando Caseros y El Palomar cruzaría el río
permanece aislado porque las aguas pluviales y los desbordes del Las Conchas por un nuevo puente distante unos 500 metros del de
río de Las Conchas cubren los caminos de Hurlingham y San Paso de Morales, permaneciendo siempre fuera de los límites de Cam
Femando”.6 po de Mayo.
Lo cierto es que para su construcción fue necesario terraplenar En la fecha que tratamos, esta ruta era oficialmente denominada
un trayecto equivalente al que demandaría el tradicional camino por n*? 9 y seguía por Pilar a Córdoba, vía Arrecifes, Pergamino, Rosario
Paso de Morales, pero quienes así argumentaron eran parte suma y posteriormente hasta La Quiaca.11 Esto da una idea de la impor
mente interesada en que el pavimento se colocase sobre un nuevo tancia que asumiría el tránsito por ella en tiempo en que el vehículo
itinerario que pasase por Bella Vista. Así las cosas, se construye un automotor era ya ampliamente usado.
nuevo puente sobre el río Las Conchas en 1916 y, al año siguiente Por ese entonces figuraba en los Planes de Vialidad Nacional el
se habilita el nuevo camino “macadamizado’ de poco más de 17 kiló actual tramo de la Ruta Nacional n? 8 que desde San Martín se dirige
metros, que será exclusivo durante 10 años. de modo directo hacia Campo de Mayo; el Camino de Cintura en su
AI cabo de este período se pavimenta el tramo del camino entre tramo desde km 24 (hoy José León Suárez) a Hurlingham; así como
Hurlingham y Morón, que no forma parte del itinerario a Campo de un camino —jamás realizado- que arrancando desde la estación Tro
Mayo, es decir, hasta el desvío que éste hacía directamente hacia pezón, del entonces tranvía rural, corría paralelo a sus vías hasta
Bella Vista. En ese encuentro vial va a comenzar a surgir —y sin llegar al arroyo Morón —ya dentro de nuestra área de estudio—,
duda como típico nucleamiento originado por el tránsito— lo que hoy donde se unía con el camino de Cintura por un breve trecho siguiendo
se conoce por Villa Tessei, la cual no entra en nuestra área, pero con el borde sudoeste del Acantonamiento, es decir, entre los campos del
la cual mantiene una relación funcional y formal continua. Hurlingham Club y del hoy Club Militar San Jorge, para terminar
Por esta ruta, que había sido la primitiva y la única que contó concluyendo con la otrora Ruta Devoto-Pilar y parte, a la vez, de la
con un servicio de transporte público, iba a circular otra vez como actual Ruta n9 201,
primicia, en 1929, una línea de ómnibus que unía Morón con el actual La idea, lamentablemente no concretada, era la de hacer pasar
sitio conocido por ‘Kilómetro 18’ —a causa de la estación terminal del de soslayo el núcleo de Hurlingham a otra corriente de tránsito que
servicio urbano principal del F. G. U.— y que entonces se identificaba procedía de la Capital o de sus más próximos y densos suburbios, en
or el nombre de Almacén de Natalin en el cruce de la futura ruta lugar de canalizar incorrectamente todo el tránsito proveniente del
E •evoto-Pilar, hoy Avenida Julio A. Roca y entonces General Las
10 Ejército Argentino, O. C., p. 388.
* Ballester, Rodolfo E., E l Camino a Campo d e Mayo: consideraciones so n La Prensa, 25 de mayo de 1937 (sección I I I ) : Principales caminos que
bre su trazado, en La Ingeniería, año X V III, t. 23, n9 397. salen de la Ciudad de Buenos Aires con sixcorrespondiente numeración oficial.
* Munzón, Eduardo I. O. C., p. 413, nota de la Unión Comunal de Ve Plano ejecutado especialmente para “Da Prensa” con datos suministrados por las
cinos de Bella Vista fechada en 1914. Direcciones de Vialidad de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires.
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sudeste por la Avenida Roca, que ya seccionaba en dos partes a una coiísecuentemente el mucho mayor cambio operado en la ocupación
población desarrollada. de la tierra y en el paisaje. La transformación caminera es, sin duda,
En cuanto al antiguo camino de San Fernando por Puente Ban- mucho menos perceptible que la de, por ejemplo, la edificación, de
calari y Don Torcuato, que se dirigía a San Miguel, bordeando el tal modo que —relativamente— el equipamiento vial es inferior a lo
costado. Noroeste del Acantonamiento y que constituiría una tercera que lo era en 1938.
salida del mismo, ya en 1930 se había mejorado con una base de De cualquier modo es preciso anotar los cambios registrados,
conchilla en su tramo desde San Miguel hasta el ángulo oeste de principalmente en lo vial; la prolongación desde San Martín de la
Campo de Mayo, pavimentándose íntegramente en 1933 con hormigón actual Ruta Nacional n’ 8 a través del Acantonamiento de Campo
armado, sin rectificar el trayecto que limita dicho ángulo y conser de Mayo, al que ingresa por la Puerta n9 8, así como la pavimen
vándose ese inconveniente martillo que tiene arranque én un mal tación de una trocha de la Avenida Gaspar Campos, desde el cruce
planteo del problema. con Senador Morón (calle que la vincula con la estación Bella Vis
Por lo demás, entre 1925 y 1930 se hicieron obras de pavimen ta) hasta San Miguel y, en tercer término, la conclusión del tramo
tación vecinal tanto en Hurlingham como en Bella Vista, las que faltante del Camino de Cintura, aparte de otras obras viales de
tuvieron un principio pintoresco como el caso de la calle Eduardo VII, interconexión.
en la primera de las localidades nombradas. El asfalto tuvo por En punto a la accesibilidad ferroviaria, debe consignarse el ten
motivo la visita del príncipe de Gales, el cual llegó a Hurlingham en dido de una línea interna en Campo de Mayo, que desde su empalme
un tren proveniente de Buenos Aires, debiendo luego recorrer el tramo en Don Torcuato sigue el límite N O del Acantonamiento paralelo al
de poco más de 400 metros que separaban la estación del Hurlingham camino de San Fernando a San Miguel y se interna posteriormente
Club del cual fue huésped de honor. La Comisión de Fomento local hasta la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral. Este trayecto, que
dispuso dicha pavimentación y “construyó veredas de asfalto y car cuenta con varios apeaderos, fue construida hacia 1947 y constituye la
bonilla, colocando rosedales en las mismas”,1“ restos de algunos de única novedad en su género en relación con 1938.
los cuales aún hoy perduran. Asimismo, en materia caminera, no debe olvidarse la prosecución
En otros casos fueron establecimientos industriales los que reali y completamiento de un plan de pavimentación dentro de Campo de
zaron por su cuenta extensas obras de pavimentación, como la Des Mayo, en particular el importante camino que es como un eje para
tilería Mattaldi o la Fábrica Good-Year, pero el grueso del pavimento todo el Acantonamiento y que partiendo desde el Centro de Instruc
en red de toda el área considerada, menester es señalarlo, se cumple ción de Caballería sale a la Puerta N9 7 sobre la estación Don
hacia 1938, particularmente en Hurlingham. Torcuato.
Con respecto a la situación ferroviaria, hacia este último año,
hay que consignar —al igual que lo hicimos al referirnos a la con
dición vial— que los tendidos cíe líneas férreas que se advierten, en
contraste con el caso de 1905, tienen una historia relativamente lejana. Conclusiones
En primer lugar, la linea del entonces Ferrocarril Córdoba —luego
Cuando se examina la red vial, sea urbana, suburbana o rural,
del Estado y noy General Belgrano— que daría lugar a la estación
en la región llana del país —es decir, la que no ofrece mayores deter
Don Torcuato, y más tarde a la Villa de Mayo, se construye inmedia
minantes naturales en su trazado—, se advierte un zigzagueo, un reco
tamente después de aquella fecha. En 1914 se construye un ramal
rrido tortuoso, una falta de rumbo general que puede describirse
que había sido proyectado en relación al F. C. B. A. P., desde Bella
teniendo en cuenta solo la situación existente, pero que solo puede
Vista, para cuya obra llegó a dictarse la expropiación de una faja de
explicarse a la luz del proceso genético.
terrenos y aun existió otro proyecto de empalmar directamente Campo Las antiguas huellas o caminos coloniales trazados como rumbos
de Mayo con El Palomar. Estos dos planes fueron posteriormente en el mar, esto es, con una orientación definida, pero con sinuosas
dejados de lado y en 1931 se prolongó el tramo realizado, desde
alteraciones sobre la marcha, comenzaron a sufrir más, en su curso,
Km 20 hasta las Escuelas de Artillería e Ingeniería.13
por obra de factores humanos que por los naturales. Los límites de
las propiedades, al cercarse primero con setos y luego con alambrados
1963. La situación actual de la accesibilidad, aunque ha cam ‘trasladaron’ los caminos fuera de su dominio. Siendo nuestro sistema
biado sensiblemente en relación a las fases anteriores, acaso no revela de mensura implacable, por cuanto la llanura no difería sensible
mente del papel donde se efectuaban las subdivisiones, predominó
12 Cornejo Elizalde, Héctor Javier, Historia de Hurlingham (folleto), 1954.
13 Ejército Argentino, O. C., p. 220. —siguiendo la vieja tradición romaha de la centuriación— una pauta
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perímetro capitalino. Allí, empero, la unidad jurisdiccional gravitó
de tipo ortogonal que vino a remplazar el modelo original de estrechas para que, en cierta medida, se hiciesen las reservas mínimas del caso.
suertes de tierras originadas sobre la orilla de un río y que se suce En cambio, en la periferia de la ciudad, una suerte de ‘balcanización
dían paralelamente entre ellas y, sobre todo, perpendiculares al curso municipal impidió que se coordinara el aspecto que tienen más en
de agua.
común las comunas, esto es: la red vial principal.
El sistema ortogonal trabado, que no en damero —sino excep Los hechos que hemos recapitulado progresivamente desembocan
cionalmente—, produjo un mosaico parcelario en el que, aunque las en una situación que por su complejidad y problemático futuro obli
directrices mantuvieron cierto rumbo fijo —el de los medios rumbos gan a hacer una serie de consideraciones de tipo valorativo, Una
especialmente-, las divisorias no fueron continuas, sino que se despla vez más la visión retrospectiva facilita la comprensión dinámica de
zaron a uno u otro lado de un eje teórico, buscando formar diversas la realidad y se trasmuta en visión proyectiva, ya que es hipotético
superficies.
congelar el presente como una abstracción.
i ^T° , en *°das> «tao solo a lo largo de esas divisorias se organizó A través de todos los factores de desenvolvimiento que hemos
la red de caminos. Mientras éstos eran específicamente rurales y el analizado en este tema de la accesibilidad a un área que poco a
automotor no había hecho su aparición, su funcionamiento, sin ser poco va revelando su carácter individual y que se va interrelacio-
ideal, era aceptable. Pero cuando debióse, por fuerza mayor, trázar nando con la región circulante, la pauta actual es, en cierto modo, la
caminos colectores, que uniesen núcleos de población y que, incluso, traducción en hechos de ciertas tendencias en potencia. A la vez, por
formasen parte de rutas provinciales y nacionales, entonces, el plan su desarrollo espontáneo, significa la problematización de otras solu
teo inicial exhibió todas sus desventajas. Lo que en un momento ciones -n o previstas anteriormente-, pero que hoy se advierten como
había sido dejado de lado ^literalmente— como vía de circulación, necesidades urgentes. _ #
tomo una importancia súbita y urgente. Aún entonces se estaba a Así pues, es obvio que el intrincado nudo de comunicaciones que
tiempo de proceder a las rectificaciones necesarias apelando incluso se produce en torno al centro de Hurlingham, donde dos líneas ferro
a la expropiación o a otros sistemas más imaginativos, visto que el viarias -una de ellas desdoblada- y dos rutas importantes se encuen
valor d éla tierra y los intereses propietarios no eran demasiado in tran en una reducida porción de terreno v originan cruces y zigza-
conmovibles. Poco fue lo que se hizo al respecto, la carencia de un gueos que ya ocasionan perjuicio en la fluidez del tránsito, hace
poder administrador severo y la ‘influencia’ de los propietarios contri posible pensar que desembocarán en un problema insoluble pronto.
buyeron de consumo para que mantuviese el statu quo. El mal concebido Camino de Cintura —que enhebra núcleos en
Pronto hubieron de lamentarse, en ambas esferas, quienes pro torno a Buenos Aires en lugar de soslayarlos- llega a Hurlingham
cedían con propósitos constructivos, pues ya había pasado el plazo y sale de él por rutas preexistentes, pero debe internarse en el núcleo
para que las medidas de racionalización pudiesen operar sin resis para poder proseguir. Una política económica solo ridiculamente
tencias insalvables.
mezquina pudo haberse ahorrado la construcción de un by pass o de
En el caso tipo del área considerada, muchos fueron los facto rivación que evitase interferir v sor interferido por la aglomeración
res que agravaron la situación. Aparte del malogrado entendimiento antedicha. Es curioso que la idea de ‘cintura’ aplicada en relación
entre autoridades y propietarios, aim cuando aquéllas exigieron y a Buenos Aires no se haya repetido en escala menor en el caso de
obtuvieron la cesión de ciertos anchos para calles, no prevaleció un estos núcleos, que ya en el momento de construirse presagiaban una
criterio orgánico en la fijación de los mismos. Sobre todo, no se hizo densificación en sus áreas centrales que iba a significar una verdadera
provisión más que considerando las necesidades que el paso de las
tropas demandaba y no se calculó la necesidad de accesibilidad que valla al camino anular.
En toda el área considerada podemos notar asimismo 3 6 4
exigiría la ciudad de Buenos Aires, de forma tal que en un momento zigzags principales, como los aue describe el mencionado Camino de
dado -salvo pocas excepciones- todos los accesos a la Capital se Cintura al ingresar en Hurline;ham desde San Isidro; el que produce
realizaban por calles de ancho común.
el camino Pedro Díaz en el lugar conocido por la X o el que des
Aun más, el crecimiento de los núcleos periféricos —por cuyo cribe el camino de San Miguel a San Fernando sobre el ángulo NO
centro invariablemente atravesaba el camino principal- fue blo de Campo de Mayo. Verdaderamente, cuando se está en posesión
queando toda posibilidad de ensanche, pues la edificación densificada de los datos que originan estos recodos, es más fácil explicarse su
y el sucesivo parcelamiento obturaron económica y prácticamente existencia bien que acaso, más difícil entrar a justificarla. Por el con
toda solución de ese tipo.
trario, solo una carencia absoluta de sentido comunal, tanto^ en el
En rigor, nada hay de sorprendente en este proceso, visto que orden gubernativo como en el ciudadano, puede haber ocasionado
en términos generales se había producido análogamente dentro del
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esas irregularidades que, si a alguien han beneficiado, lo han hecho gón de solo 6 m de ancho, con banquinas de césped, en lugar del
en mínima medida en comparación con los inconvenientes que han ancho standard de 9 m y el consabido cordón' que, para algunos
creado al público en general. Menos justificable son aún, porque vecinos es un símbolo de prestigio.
lio tienen origen en hechos que se remontan en el pasado lejano —en En términos generales, y con propósitos meramente orientadores
cuyo caso la situación defacto podría considerarse un atenuante—, para el lector, es necesario quizá dar algunos de los criterios básicos
sino que tienen lugar prácticamente en la misma época en que se que deberían seguirse para impedir, al menos, que los problemas de
adquiere una nueva conciencia caminera como consecuencia del accesibilidad se agraven más en el área. Existe, en primer término,
automotor. la posibilidad de derivar el Camino de Cintura fuera del centro de
No es lícito invocar el argumento de que era difícil prever el Hurlingham, a condición de atravesar un extremo del Colegio Mili
crecimiento en áreas entonces tan lejanas de Buenos Aires como ésta. tar, de superficie despreciable, y empalmar con la obra futura de
Esa falta de previsión tiene origen en un imperdonable desconoci entubamiento del Arroyo Morón, sobre la cual está proyectada la
miento del pasado inmediato que, entonces como ahora, enseñaba construcción de una avenida. De esta forma el Camino de Cintura
que la expansión metropolitana proseguía y proseguiría sin consi evitaría el centro de Hurlingham a la vez que en el cruce con la
deración a límites jurisdiccionales. Acaso la fijación de un perímetro Ruta n9 201 se podría crear un <rond-poi>nt.
a la Capital fue motivo para que no se advirtiese que la realidad no La única solución practicable para evitar el sinnúmero de pasos
se desenvolvía en un terreno coincidente con la teoría legal. Si a a nivel que crea el F. C. General Urquiza en Hurlingham, y que
fines de siglo, Flores y Belgrano quedaron conurbados a Buenos no ocasionaría grandes erogaciones, sería el traslado de la estación
Aires, ¿por qué no acontecería pronto lo mismo con Vicente López, terminal del servicio interurbano de Km 18 a un sitio intermedio
San Martin o Avellaneda? Podría agradecerse que tal vez los hombres entre Rubén Darío y Parada Podestá, con lo cual el tránsito de trenes
del 80 no fueron los que carecieron de perspectiva, sino, más bien, las más allá de la primera de las nombradas sería solo ocasional y no
eneraciónes subsiguientes, que por falta de sentido creador se que-
f aron con las fórmulas intactas en lugar de ir renovándolas sobre la
entorpecería exageradamente el tránsito automotor. Asimismo es fac
tible pensar que pronto Campo de Mayo podría prescindir de su
marcha. De otro modo ya haría tiempo que el Gran Buenos Aires ramal ferroviario a cargo de la misma empresa, visto que cuenta con
formaría una unidad federativa de municipios y existiría una base otro más importante y funcional como es el del F. C, Belgrano, con
insustituible para poder implementar una política del planeamiento lo cual se podría evitar totalmente el cruce de la Ruta n? 201.
que consiste en un repertorio de fórmulas comunes aplicables a cual ■ Con relación a los cruces del F. C. San Martín, aunque no es
quier división metropolitana, pues la esencia del problema es abso pensable todavía la construcción de pasos a alto nivel —al menos
lutamente común a los distintos partidos que la integran. uno- en la derivación del Camino de Cintura, traería de suyo un gran
Otro aspecto de la cuestión —uno todavía más común a todo descongestionamiento en la barrera de la estación, que es actual
el Gran Buenos Aires— es el de la red vial vecinal, la cual ha sido
mente el peor punto.
resuelta, si así podemos decir, de la manera más empírica posible, La accesibilidad a Bella Vista se vería beneficiada mediante la
aunque esta empvrie ha sido totalmente estéril aun en el aprendizaje prosecución de la otra trocha de la Avenida Gaspar Campos. El
de las lecciones que se reciben *a posteriori’. Donde el amanzanamien resto de los problemas de este sector, se aliviarían instalando nuevos
to no fue una simple prolongación de las directrices dadas por la Ca accesos transversales desde la mencionada Gaspar Campos y la Ru
pital, se recreó el sistema. Para zonas de densidades absolutamente ta 8, siempre que se practique una elección cuidadosa y se ejecuten
dispares se adoptaron anchos de calles idénticos y, más aún, técnicas obras de pavimentación acordes con tal función de colectoras del
de pavimentación igualmente costosas donde no era menester. La sector residencial, dejando el resto de la red vecinal en un carácter
falta de discriminación de la red vial, esto es, la diferenciación entre
accesos y circulaciones totalmente contradictorias, como avenidas de de red interna. •• i
Bella Vista presenta, con motivo de haberse ideado original
ancho exagerado en plena zona residencial (ejemplo: Avenida Fran mente como colonia, un sector en el que el amanzanamiento excede
cia en Bella Vista) o calles de ancho standard que son parte de una las proposiciones de la manzana urbana tipo. Existe el riesgo —ya
ruta principal (ejemplo: calle Eduardo VII que es la que canaliza el probado— de que al procederse a subdivir en fracciones menores
tránsito del Camino de Cintura dentro de Hurlingham). Una excep antiguas propiedades, se abran nuevas calles que reproduzcan en
ción digna de tenerse en cuenta, sobre todo por su precedencia, es forma de submúltiplo la trama básica en cuadrícula. Aún se esta
la calle Solis, en Hurlingham, que acorde con su carácter netamente a tiempo de impedir esta aberración que complicaría inútilmente la
vecinal, en un sector de densidad baja, tiene una calzada de hormi red vial interna —sin mencionar otros inconvenientes del más diverso
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tipo—proponiendo o aceptando trazados más imaginativos, como cir como puede observarse en otros puntos de la región cerealera y sin
cuitos internos o cul-de-sac dentro de estas supermanzanas. Al res perder de vista los saladeros, bien que fueron desalojados del área
pecto, corresponde reflexionar que, si la dimensión de estos islotes suburbana de Buenos Aires ya por 1871. El otro establecimiento exis
no es compatible con el uso que se le da a esa tierra, tampoco es tente en este período inicial consistía en un molino harinero —otra
lógico utilizar la receta obsoleta de la manzana creada cuando no industria también típicamente rural—. El primero era la Fábrica de
había autos. Alcoholes de Mattalai y el segundo pertenecía a una cadena de plan
Cabe agregar y no como mera reflexión, sino como importante tas similares propiedad de la familia Bancalari y que va a ser con
advertencia, que estos comentarios no tienen otro objeto que el de vertido poco después, al quedar incorporado a Campo de Mayo,
contribuir mejor a ilustrar la condición existente en lo descripto. en la Usina del Acantonamiento.
En plan de buscar soluciones integrales a los problemas circu La absoluta y neta separación entre los dos núcleos poblados;
latorios debe insistirse en la importancia capital de la zonificación. Bella Vista y Hurlingham es, acaso, el rasgo más saliente de este
Generalmente se consideran los asuntos de vialidad y tránsito como primer corte en el tiempo. La falta de caminos adecuados, e incluso
si estuvieran despegados del contexto en que se desarrollan, como si de puentes sobre el río Las Conchas, era, sin duda, un factor que
los automotores circulasen sin relación de origen y destino y como colaboraría al aislamiento funcional entre ambos centros. Los mismos
si estos puntos no tuviesen una explicación fija. La verdad es que el surgen y se consolidan sobre el itinerario del antiguo Ferrocarril de
transporte de personas y mercancías obedece a una lógica infalible; Buenos Aires al Pacífico, pero en rigor son anteriores —y en cierta
parte de un punto y se dirige a una meta buscando los menores forma determinantes— a dicho trazado ferroviario. Solo después de
recorridos o los menores tiempos. De tal manera, no es con paliativos, más de sesenta años va a construirse una estación intermedia (William
tales como la señalización luminosa, el ensanche de calzadas e incluso Morris) que llenará una necesidad, no tan apremiante, como dar por
las obras de arte caminero con lo que se llega al fondo de la cuestión, resultado una mayor densificación en el sitio.
sino atendiendo esa relación ‘origen-destino’ que está íntimamente La instalación humana en Bella Vista es, de entrada, más dis
ligada a la localización concreta de las actividades urbanas y que persa, y así se mantiene en su mayor parte durante un largo período.
solo puede controlarse con la zonificación del uso del suelo que es Esta característica se explica por el hecho de haberse originado como
la verdadera causal de la circulación. . colonia y haberse continuado —en gran parte— como distrito vera
Entiéndase, entonces, que si hemos atisbado algunas soluciones niego, siendo su población estable bastante magra hasta la década
de emergencia, no ha sido con otro objeto que el de puntualizar de Jos años treinta, o sea en el corte siguiente.
mejor las características de la situación actual, a través de algu La ausencia casi completa de rastros de ocupación, en toda la
nos matices negativos de la evolución de la accesibilidad operada mitad norte, en la hoja, obedece sin duda a dos factores principales,
espontáneamente. tales como la carencia de vías de accesibilidad adecuada, especial
mente hacia el N O y por el bajo nivel y carácter anegadizo de las
tierras del sector N E. Esta circunstancia va a ser modificada más
L as p a u t a s d e l a o c u p a c ió n d e l a t ie r r a adelante con la construcción de caminos y mediante la ocupación
militar.
1905. Examinando el correspondiente corte en el tiempo en el Es notable el contraste que se advierte al comparar la superficie
plano-síntesis sorprende a primera vista la superficie de tierra culti que se cubre con el símbolo de “bañado o terreno anegadizo’ respec
vada, que va a desaparecer en las fases sucesivas. Este hecho real tivamente en la primera y última edición de la hoja. La primera
se halla acentuado en la representación porque, aún cuando subsis pregunta que legítimamente puede hacerse es la de si han variado
tirán luego muchas huertas y montes frutales, será en sectores donde las condiciones naturales del terreno, esto es, si por obras de drenaje,
ya otros usos serán los predominantes. canalización, relleno, etc., se ha disminuido el área inundable. La
Por lo menos hasta el comienzo de la década de los años treinta construcción de puentes sobre el río de la Reconquista (antiguo Las
puede advertirse que el uso efectivo era verificable, bajo muchas Conchas) —siete en la parte del curso comprendido por la hoja-
formas, desde cosecha fina hasta viveros, en abierto contraste con tiene que haber agravado el proceso de desagüe natural, sin contar
la mayoría del resto, consagrado a pastoreo o simplemente sin uso. con la obstrucción que significa el molino, ya mencionado, en los
La existencia de un solo establecimiento industrial de enverga casos de avenida.
dura —establecido en 1885—no es casual y viene a puntualizar la casi Es lógico pensar que tanto el caudal del río Reconquista como
exclusiva característica de que la industria rural era la de alcoholes, del arroyo Morón, no debe haber sido mayor que hoy día por cuanto
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las aguas entonces drenaban naturalmente en todas las direcciones —Languevin—de ciudadanos franceses, del mismo grupo que colonizó
posibles, sin vallas que las contuvieran, como son —en una u otra Bella Vista. Este primer hecho se verifica hacia 1865; en 1874 se
medida— todos los tipos de ocupación humana. La necesidad de erige la primera casa construida en mampostería de ladrillo (aún
dragado, por otro lado, revela que poco a poco estos cauces deben en pie), consolidándose el núcleo años más tarde con la llegada del
haber ido incrementándose sin ningún atenuante y si bien el relleno primer tranvía rural. El lugar se conocía tradicionalmente bajo el
de tierras bajas con desperdicios se practica de antiguo, por su volu nombre de Paso de Morales y su población contenía un fuerte in-
rediente de inmigración italiana reciente; sus ocupaciones principales
men no debe haber influido en esta zona de una manera apreciable
como para disminuir el área inundable. Si acaso, esta operación unida ? ueron la quinta y el almacén.
a la descarga de tierra, proveniente de excavaciones de edificios, solo De pronto irrumpe en la zona un grupo de caballeros británicos
comienza a advertirse notoriamente cuando ya han sido agotadas que adquieren una importante fracción de tierra con el objeto de
todas las posibilidades de desembarazarse de ellas en sitios más cer recrear en el país una institución que les suavizara la nostalgia de su
canos —y con más económicos trayectos— al sector de más vuelo tierra: un club deportivo.13 Este club va a nuclear a un grupo de
constructivo de la Capital y alrededores. familias, muchas de ellas ligadas a la nueva empresa del ferrocarril
En síntesis debe considerarse que no solo el área inundable era y que eligen como sitio de residencia permanente dicho lugar logran
menor hacia 1905, sino que, por sobre todo, este fenómeno era abso do, previamente, la habilitación de una estación en la línea ferrovia
lutamente habitual e inane desde que solo afectaba unas pocas hec ria que, en un principio, corría Sin detenerse en el sitio. Esto sucede
táreas de pastoreo, razón por la cual no era pensable tomar medidas en 1891 y es el origen de una población ‘conmutante’ entre Hurlin
preventivas como las que serían imprescindibles después, cuando por gham y Buenos Aires que irá en avance progresivo en los años si
una errónea localización de la instalación humana cada temporal guientes, al estilo de la que por entonces llevaba más de una gene
adquiriese contornos de tragedia inédita. ración en los alrededores de Londres. Si de alguna manera fuese
De la observación del plano se deduce que hay un solo sector necesario abundar en razones que prueben la influencia decisiva del
en donde se advierte una mayor variedad de usos, En la zona de Hurlingham Club sobre el lugar, baste recordar que muy pronto el
Bella Vista, que en toda la extensión de la hoja es la primera en antiguo topónimo de Paso de Morales va a quedar sustituido por el
poblarse y que, originariamente, constituyera un vasto campo de pas de Hurlingham con el que se bautiza la nueva estación, y que es
toreo en manos de un solo propietario, hasta que hacia 1848 comienza réplica de un caso semejante verificado en la capital británica.
a fraccionarse una parte de ella.14 Desde entonces hasta 1865 en quft Hacia la fecha comentada son ya varias las residencias erigidas
*el resto del antiguo campo es parcelado en forma de quintas, ya apa —con importante contribución de la mano de obra local italiana—
recen los primeros habitantes, siendo a partir de esta última fecha dentro, de las tendencias estéticas de la arquitectura doméstica in
que el proceso se acentúa gracias a la idea y realización de un pue glesa de aquel tiempo tan netamente tipificable. El nivel de dicha
blo del que es autor Adolfo Sourdeaux. Por tanto, en 1905, cuarenta urbanización establece un agudo contraste con el de la aglomeración
años después, no es extraño que se advierta una amplia gama de usos inicial, la cual, en cierto modo, se convierte en subsidiaria —en ma
que difícilmente podría haber tenido lugar en otros sectores, como teria de servicios— de aquélla.
Hurlingham —el único otro núcleo en pleno desarrollo por entonces— Entre las notas características del nuevo distrito residencial —que
que contaba con mucha menos antigüedad y un impulso inicial m;sy ofrece rasgos insólitos en nuestro medio— pueden citarse, aparte de
débil. la arquitectura, otras como el de un definido estilo de jardinería,
Con respecto a este último es necesario mencionar el estableci con el lawn, les borders y el alto cerco vivo que da privacidad abso
miento del Hurlingham Club en 1888, ya que el mismo constituye luta a los parques privados. Asimismo un detalle típicamente britá
un factor de cambio notable en el curso de la vida del núcleo origi nico lo constituye el asfaltado de las veredas que es regla sin ex
nario. La primera instalación humana con sentido urbanizante fue cepción en la patria de origen.
la del molino harinero que se hizo famoso por el nombre de Ban- El Hurlingham Club, por lo demás, constituirá en su momento
calari, el cual, sin embargo, fue construido por una firma industrial.
E n la misma sesión del 4 de abril del año 1889, del Directorio Provin
14 "Esa suerte perteneció sucesivamente a varios dueños, siendo adquirida, cial, se aceptó por unanimidad la propuesta del señor H, H. Robson quien ofre
a'l fin, por Fortunato Poucel quien, al promediar el siglo xcc, vendió la mitad cía en venta 337.479,32 m- en el paraje ahora conocido por H u r l i n g l i a m ^ sobre
de la misma a un hermano del ingeniero Adolfo Sourdeaux”. Historia d e la Pro las vías del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico, en torno de la estación del
viñeta d e Buenos Aires y d e la formación de sus pueblos. Ricardo Levene —Di mismo nombre que debería construirse. (Bravo, Gabino, Reseña Histórica del
rector General—, p. 315, La Plata, 1941. \ Partido de Morón, p. 109, Morón, 1946).
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L A CIUDAD PAMPEANA
DE CULTIVO
S i el acantonamiento gravitando así, en forma determinante, en la dis
s .? tribución de los núcleos.
Z> 3
> Ya en 1938 han pasado varios lustros desde que Campo de Mayo
5Z *o® </>° LU < 7
° < O => completara la superficie que alcanzara entonces y puede notarse cómo
</>'i < o< <2 opera, a modo de barrera ante el crecimiento potencial hacia el N E
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TIERRA
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o» «3 □c > u. Z en los dos núcleos más poblados de Bella Vista y Hurlingham. La
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LU U separación entre éstos —bien que ya no únicos, ni exclusivos— se man
tiene aunque con tendencia a acercarse progresivamente. A ello co
labora la ya pavimentada Ruta Nacional, entonces llamada n<? 9
• •* —hoy 201—, a Pilar (que partía de Asunción y Lope de Vega en la
• • •
••• Capital Federal, como se ha dicho anteriormente) y el antiguo ca
• • • mino, también pavimentado, de Morón a Bella Vista.
® © 9 Puede advertirse, en relación al corte anterior, la aparición de
*90 dos establecimientos industriales de envergadura que son el de Good
Year y Pirelli en Hurlingham y Bella Vista, respectivamente. El Hur
lingham Club hacia su cincuentenario, ha ensanchado su campo
deportivo y sigue siendo la única institución en su género de tal mag
nitud. El Colegio Militar de la Nación se halla en plena construcción
y va a constituir una importante transformación paisajística por su
desarrollo en volumen y extensión —esto es, en edificación y en ar-
borizáción—.
El lugar conocido por ‘la Z’, o zigzag que hace el camino Pedro
Díaz, comienza a nuclear una población dispersa a lo largo de esa
vía, constituida principalmente por quintas de fin de semana, que
hacen su aparición coincidentemente con la difusión del automóvil
moderno y las obras de pavimentación que toman impulso en la
década de los años treinta.
Dijimos que Hurlingham y Bella Vista ya no eran los únicos nú
cleos. En efecto, para esta fecha se verifica el poblamiento de Villa
de Mayo y de Don Torcuato —sobre el borde superior de la hoja—,
bien que apenas en sus más esporádicos comienzos, a pesar de que
la línea férrea de los antiguos Ferrocarriles del Estado, que los sirve,
se establece inmediatamente después de 1905. AI respecto, podemos
atestiguar que numerosos núcleos que existen desde el borde norte
de Campo de Mayo hasta San Fernando —y'que naturalmente no
entran en la hoja n1? 3.987—, aunque su origen data de principios de
siglo a raíz del establecimiento de servicios ferroviarios, no se-conso
lidan y desenvuelven definitivamente hasta que se hallan enlazados
por la red caminera pavimentada.17 Desde luego que este hecho no
17 Se puede consultar la contribución- realizada por el autor al Análisis
e Investigación correspondientes al ?lan Regulador d e Tigre en el Instituto Su
perior de Urbanismo, Buenos Aires, 1960, todavía inédito.
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es la única causa, ya que coincide con el establecimiento del cintu Las causas para que esto último acontezca pueden ser varias,
rón industrial norte de la Ciudad de Buenos Aires, la migración in aunque cuando ocurre gradualmente la valorización de la tierra cir
terna y la aceptación de un standwd de comunicaciones mucho más cundante es factor principal. En el caso de Hurlingham, la colecti
bajo que el que era usual en la época anterior. vidad inglesa tomó muy a pecho su ideal de reproducir un paisaje
La gran masa edificada en Bella Vista consiste, principalmente, tipo de las Islas Británicas —aunque muchos rasgos lo traicionaron:
en casas quinta de recreo o veraneo. La población estable no tiene como la preponderancia de ciertas especies de la flora climática o
la magnitud de hoy día, en proporción con la capacidad locativa. La cierto toque latinizante en la arquitectura—, arbitró todos los medios
construcción de residencias permanentes —de menor escala— no ha para ejercer un control oficioso (acaso más efectivo que de haber
comenzado aún y, en cierto modo, pasa por un relativo estancamien sido institucional) basado principalmente en la adquisición dé tierras
to expansivo. Hasta las décadas de los años cuarenta y sobre todo en exceso para asegurar las condiciones de vecindad requeridas y lue
cincuenta, no existe en la zona mayor alternativa entre la vieja casa go, mediante la formación de una Comisión de Fomento,, cuyo come
quinta y las pequeñas y modestas residencias de la población local. tido hacia la época que comentamos era visiblemente ponderable.
La zona residencial de Hurlingham, en cambio, exhibe un por Todo esto sucede en el sector residencial de Hurlingham y es bien
centaje casi total de viviendas permanentes. Empero, la dualidad de diferente a lo acontecido en Bella Vista, donde el poblamiento es
origen entre la población de origen inglés e italiano, con toda su anterior y donde, a pesar de que el grupo original es totalmente
tipificación sociológica, lejos de diluirse se ha acentuado. Mientras francés, no ejerce una acción tan exclusiva ni peculiar sobre el paisaje.
el primer grupo reside y trabaja en el lugar, el segundo usa la loca La expresión lograda no tiene caracteres tan exóticos a nuestro medio
lidad como ciudad-dormitorio. Una excepción a este hecho es el y puede compararse a lo que sucedió en otras localidades suburbanas
creciente número de jubilados y una serie de familias ligadas a la de Buenos Aires, tales como Adrogué, Ramos Mejía o San Fernando.
fábrica Good-Year que se establecerán en casas construidas por dicha Esto no quiere decir, sin embargo, que Bella Vista, con sus calles
compañía siguiendo un estilo peculiar y en cierta forma exótico, pese espaciosas, su amanzanamiento generoso, su relieve variado y sobre
al eclecticismo arquitectónico que caracteriza a los barrios residen todo su notable arborización no fuera, incluso hacia 1938, un caso
ciales de la alta clase media en Buenos Aires. tan excepcional en el Gran Buenos Aires como lo es hoy.
Desde el punto de vista del paisaje urbano, ambos grupos so Podría decirse que, por sobre todo, la nota original de Bella Vista,
ciales expresan una modalidad bien diferente. Mientras el que ya todavía por entonces homogénea en su área residencial, era la de un
podríamos llamar italoargentino ha intentado crear una apariencia ambiente suburbano con fuertes imponderables latinos cuyo análisis
francamente urbana, con edificación de tipo continua, sobre la línea particular sería tema de un, trabajo específico. Arquitectura neta
municipal —y algún rasgo pretencioso como el edificio de la escuela mente italiana, por lo general, jardinería fin de siglo, especies elegidas
n1? 10 — el núcleo británico —más exclusivo e ‘incontaminado’— per
dentro de un lineamiento estético definido como grandes eucaliptos,
siste, con éxito, en reproducir el ambiente de los suburbios, ‘de ca
palmeras, glicinas y otras trepadoras de fuertes aromas, todo orde
tegoría’, de su patria. En rigor, se re-crea entre nosotros la edifica
nado geométricamente en canteros y caminos con glorietas, fuen
ción tipo ‘villa’, en oposición a la terrace house y al block, que como tes y esculturas.
puntualiza un geógrafo urbano británico18 son los tres tipos más cons
tantes de la arquitectura doméstica inglesa, y que se repiten a lo
largo de varios siglos con diferente estilística, pero con idéntico sen
tido urbano. La ‘villa’ es la residencia aislada —luego imitada por 1963. De la observación del plano-síntesis correspondiente a este
dos edificios gemelos con apariencia de uno solo, o semi-detached— corte se desprenden algunos hechos notables. En primer lugar, la
y rodeada por jardín, en el que árboles, arbustos, enredaderas y tierra vacante que aún queda entra dentro de estas tres subcatego-
flores suavizan las líneas arquitectónicas con una escenografía ve rías: se trata de bajos, especialmente a lo largo del río de la Re
getal. En general, este tipo de vivienda suele presentarse mucho me conquista o de espacios de uso rural, o finalmente, de algunas quin
nos entremezclado con estructuras concernientes a funciones no-resi tas y chacras cuyo fraccionamiento y posterior urbanización es casi
denciales, en especial toda clase de industria es segregada de su segura, de no implementarse un plan regulador que frene o encau
órbita. ce esta tendencia espontánea. En rigor solo en el primer caso co
rresponde hablar de tierra vacante sensu stricto; atendiendo al hecho
18 Símiles, A. E ., Same reflections on the Geographical Description and de que todo 3o que no está urbanizado constituye una reserva poten
Analysis of Townscapes. Transactions & Papers-Institute of British Geographers cial de espacios verdes y esparcimiento para la población creciente
rp 21, pp. 99-115, 1955. que se arracima en torno, el uso rural no sería definitivo, como
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tampoco el militar del propio Campo de Mayo. Pero a éste nos referi de jardines, parques, montes frutales, viveros o huertas que por su
remos especialmente más adelante. Hay un hecho evidente que jus superficie, de una hectárea o menos, no justifican una notación di
tifica el anterior punto de vista. El breve porcentaje de espacios ver versa a nivel de generalización del análisis. En la actualidad, la ex1
des -aun incluyendo los institucionales, esto es, los que no son de plotación intensiva de la tierra en toda el área no tiene caracteres
libre acceso al público— en las zonas urbanizadas, es menor que el estables. Se origina en etapas anteriores y subsiste hoy, apuntalada
que le corresponde a la propia ciudad de Buenos Aires. por prórrogas de contratos de alquiler fuera de la libre oferta y de
Se advierte así que la transformación del paisaje ha sido muchas manda; continúa mientras esté activa la generación que inició dicho
veces —la mayoría- muy violenta: de tierra totalmente inculta (acaso uso, cuando era apropiado espontáneamente; pero no resiste el cálculo
jamás incorporada, realmente, al tipo de explotación rural extensiva) estricto entre el valor inmobiliario y la rentabilidad, ni podría conti
a distrito urbanizado con edificación más o menos discontinua, Esto nuarse en nuevas generaciones suburbanas que ya han dado pruebas
es, que no se ha pasado por categorías intermedias como la chacra claras de su preferencia por otros tipos de trabajo, en el comercio
y la quinta, la propiedad urbana holgada y finalmente su fracciona o la industria, .
miento, sino que de campo -por así decirlo- se ha pasado a ciudad, Aunque la escala no permite ilustrarlo más claramente, debe
o a la pretensión de ella. percibirse que el crecimiento se ha operado de una manera radial en
Es el caso típico de los loteos o fraccionamiento de extensiones relación al foco que es Buenos Aires y especialmente a lo largo de
mayores, 'de una sola vez’, con la consecuente transformación súbita sus vías de comunicación que, por lo demás, en esta hoja se expresan
del paisaje, ya que aunque el completamiento de un barrio nunca en una dxreccional dominante SE/NO suficientemente marcada, a
ha sido tarea lograda en menos de, pof lo menos, una década, el expensas de alguna tenue tendencia transversal SO/NE.
solo hecho de demarcar calles —generalmente en cuadrícula— y de
emerger una que otra construcción que anticipa, por su tipo, una
cierta densidad urbana, ya configura una transformación ambiental
significativa. .. ••_ Comentario sobre Campo d e Mayo
Para el observador incide, de una -manéra podríamos decir— El valor que como reserva tiene indirectamente Campo de Mayo
‘clandestina’ el hecho que la imagen de lo que va a ser un barrio en -4.164 Ha en plena área suburbana— es un hecho que recién co
formación, frecuentemente, es más decisiva que la que corresponde a
mienza a advertirse y aunque haya quien discuta la mayor o menor
la estricta realidad presente. Comprobaciones psicológicas como ésta conveniencia de la ubicación del Acantonamiento a las puertas de
son, en cierta forma, un testimonio más de la influencia que una atmós Buenos Aires, no cabe la menor duda que, desde el punto de vista
fera de evolución puede tener sobre el juicio de la situación actual. urbanístico, ha sido un hecho afortunado que —con un motivo u
La difusión del tejido residencial, primariamente semicontinuo otro— se la haya sustraído a la voracidad de la urbanización —enten
(es decir, de construcciones adosadas a una medianera) no ha sido diendo por tal el amanzanamiento sin fin—, su posterior loteo, o mi
la única, ni la exclusivamente original consecuencia de la concentra nifundio urbano sin previsiones de ninguna clase.
ción demográfica del Gran Buenos Aires, Como bien puede adver La posibilidad —bien probable— de que en un futuro cercano
tirse en este corte, el afloramiento de nuevas industrias (fuera de la conviniese un traslado del Acantonamiento o la reducción de su su
franja de acción directa de los ferrocarriles, como era el caso en perficie supone una, oportunidad extraordinaria para destinar esta
1938), así como la expansión de establecimientos existentes, es un fracción a un uso regulado, salvo, claro está, que el Estado no opere
hecho que salta a la vista. Más aún, con propósitos de simplificación de una manera servil —como lo ha hecho incluso recientemente—y en
y practicidad se han omitido fábricas de menos de una hectárea de tregue dicha tierra en venta, sin otras condiciones que las que rigen
superficie, así como talleres de artesanía que encuentran en estas zo (o mejor dicho omite) la autoridad municipal —tipo del Gran Bue
nas periféricas de la Capital, muy alta densidad. De allí que la con
nos Aires—,
signación de áreas industriales sea solo un índice de un fenómeno Los núcleos suburbanos que figuran en la hoja aparecen hoy
muy vasto, a través de sus ejemplos más netos y más obvios, en la con una relativa nitidez que no es lá usual en la periferia de Buenos
configuración del paisaje. Aires, a una distancia equivalente. El primer factor que ha impedido
Una cierta porción del terreno analizado entra dentro de la ca la fusión total e indiscriminada de las áreas urbanizadas ha sido, sin
tegoría de edificación aislada. Se trata de aquellas zonas, no solo duda alguna, el mismo, es decir, la conservación de la vasta super
con densidades menores de construcción —en la que ésta se halla ficie que ocupa Campo de Mayo. _
retirada de los límites del lote—, sino que acusan un porcentaje alto Aparte de ello, él río de la Reconquista ha sido y es un acci-
l
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TRANSFORMACIÓN EN UN AREA SUBURBANA
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gráfico—, la experiencia de sesenta años de ocupación tiene que dejar
dente que aún hoy —acaso por su falta de regulación y su conse un saldo útilísimo, sea con respecto a la calidad de las tierras, la ma
cuente ancha faja de desborde— divide estrictamente al vecindario yor o menor área inundable, o al comportamiento de especies vege
de Hurlingham del de Bella Vista. Entre Hurlingham y el nuevo tales, etc. Pero —y aquí está el quid de la cuestión— el valor de un
barrio Podestá, un extremo de Campo de Mayo y otro del Colegio análisis retrospectivo es claro e indiscutible cuando la estructura a la
Militar se unen para neutralizar y establecer una transición entre que está adscripta el área sigue su curso natural o espontáneo y no
ambos conglomerados que, por su proximidad y condiciones de acce es abruptamente alterada como en esta hipótesis.
sibilidad de otra forma ya se hubieran fundido en uno solo. Sería obstinado y contraproducente que pusiéramos un excesivo
Más aún, entre la sucesión sin solución de continuidad de Bella énfasis en la validez del pasado de la zona considerada en sí misma,
Vista —Muñiz-San Miguel— y José C. Paz (fuera de la hoja) y el pues daría argumentos a quienes, aún hoy, subestiman de hecho la
núcleo de Villa de Mayo y Polvorines, sobre la línea férrea del Bel- importancia de los estudios evolutivos. Sin embargo, es verdad que
grano, se interpone un sector de tierras no amanzanadas o amanza tiene poca o ninguna relevancia el hecho de que donde se va a pro
nadas en forma no-convencional, con bajas densidades y un futuro yectar una zona de esparcimiento, o pongamos por caso, una universi
probable de estabilidad dé su modalidad actual que hace las veces de dad o un área residencial en remplazo de otras funciones, haya
franja neutra entre dos núcleos populosos. existido un centro de Instrucción de Caballería o una plaza de tiro.
Como quiera que fuere, frente a la tendencia espontánea de los Otra cosa, sin embargo, es la relevancia de la geografía histórica
pueblos suburbanos a fundirse totalmente, unos con otros, como es de toda el área circundante cuando, de pronto, el hueco inserto
el caso que se verifica a lo largo de las líneas ferroviarias del norte, queda liberado del uso congelado de la tierra que supone un acanto
oeste o sur, advertimos aquí, al noroeste de Buenos Aires, ciertos namiento, durante un período en que se han operado grandes trans
atenuantes que merecen nuestra atención, tanto por los motivos que formaciones alrededor, y pasa a incorporarse a una estructura abi
han operado a tal fin como por el futuro de estas relaciones. garrada.
Queda claro que la accesibilidad lineal, sea ferroviaria o cami Aunque es un recurso fácil, por lo definitivamente aclaratorio,
nera —tanto como la continuidad indefinida de la malla de calles podríamos comparar este caso a lo que sucede con la vida de una
vecinales— lleva a esa fusión nefasta que impide un ordenamiento persona que ha vivido siempre una existencia protegida —una rutina—,
racional del espacio y, sobre todo, que no deja márgenes para el des en la que los agentes externos no se han manifestado libremente con
arrollo de actividades urbanas que no han sido contempladas ‘a priori’; todo su peso. Si súbitamente se produce la liberación de esas fuerzas
verbigracia: todo, o casi todo, lo que no es vivienda. y comienzan a actuar violentamente sobre el individuo, entonces sus
De tal forma, puede ahogarse por una obstrucción sistemática actos podrán producirse más en base a la situación circunstancial
de la accesibilidad, aunque suene a arbitrario, en la mayoría de estos —esto es, exterior— que a las peculiaridades de su personalidad.
casos, en aras de una individualización más neta de núcleos y zonas, Si en las categorías empleadas en nuestros planos hemos usado
no solo para su posterior estructuración en un conjunto, sino —in el término de 'tierra vacante’, podríamos agregar ahora que el caso
cluso— para alcanzar el mínimo de variedad y personalidad visual de Campo de Mayo, considerado bajo el ángulo de su futuro, cons
de un paisaje que, de otra manera, se repite obsesivamente. tituye algo así como la hipérbole de la vacancia. Puede deducirse así
Volviendo al caso hipotético de incorporar el área de Campo que la categoría ofrece un sinnúmero de particularidades muy inte
de Mayo como zona civil del Gran Buenos Aires, es obvio que deberá resantes y curiosas, aunque solo nos hayamos referido a una de ellas.
trazarse una red vial interna ( en el caso de destinarse algún sector En síntesis, estas consideraciones abonan el hecho de que ha
a viviendas), de tal forma que favorezca la comunicación sin pro yamos soslayado la geografía histórica de Campo de Mayo en el estu
ducir una accesibilidad indiscriminada. Desde ya que una discreta dio de esta hoja, cuya elección —repetimos— tiene por motivo central
zonificación suele impedir fusiones indeseables, sin embargo, el avan no otro que el de su amplitud de fechas entre sus primeras y últimas
ce espontáneo del continuum suburbano -cuando el planeamiento no ediciones.
es exhaustivo—puede ordenarse, parcelarse y diferenciarse por medio Queda, pues, un tema por comentar y es el de la relación entre
de una buena red vial. el origen y el desarrollo de los núcleos más densos que integran el
La consideración del futuro del área ocupada por Campo de área. Así se comprueba que el ferrocarril ha tenido importancia de
Mayo mueve a formular una pregunta de fondo: cisiva en este proceso. Sin embargo, en los dos extremos del mismo,
¿Hasta qué punto serán válidas las conclusiones de una investi observamos casos de excepción. Por un lado, Bella Vista es fun
gación de la evolución del Acantonamiento en vistas a su porvenir? dada cuando todavía la vía férrea era apenas una 'promesa’ incierta,
Desde luego, en todo lo que atañe al sitio —en su aspecto fisio-
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LA CIUDAD PAMPEANA TRANSFORMACIÓN EN UN ÁREA SUBURBANA
por' el otro, últimamente —el Barrio Churruca y Villa Hermosa—, dos dice que unas pocas formas básicas son responsables, especialmente,
núcleos un tanto dispersos, pero de crecimiento constante, se esta del carácter diferencial de áreas que aparecen, netas, en los releva-
blecen a ambos lados de la Huta n? 8, en el tramo que va desde el mientos. Para Inglaterra, en particular, esas formas se reducen a
cruce con el Camino de Cintura y la Puerta n9 8 de Campo de Mayo. tres: 1 ) la terrace, o desarrollos lineales compuestos por la repetición
Estos dos barrios, que forman una sola mancha edificada, han tenido de la terrace-house de origen georgiano tomada como módulo y que
•por origen la apertura y pavimentación de este tramo de la Ruta adaptada a diferentes escuelas estéticas se reproduce aún en nuestros
Nacional, la instalación de algunas industrias y la multiplicación del días. 2) La ‘villa’ o edificación dispersa de viviendas de cierto nivel;
servicio de transporte automotor a lo largo de aquélla. que dejan espacios entre sí, con la intención de re-crear en escala
Este caso de ninguna forma es único. El mismo proceso puede menor algo del ambiente rural y obtener, así, la otrora tan buscada
anotarse en varios puntos dentro del Gran Buenos Aires donde, in síntesis entre campo y ciudad. Este tipo de urbanización tiene ori
cluso, se comprueba que ciertas localidades que contaron con servicio gen en la misma época que la anterior y subsiste igualmente. 3) El
ferroviario durante cincuenta años permanecieron raquíticas hasta block cuyo antecedente remoto sería la ínsula romana y que se des
que, a partir de la década de 1940 comienza a estructurarse de otra arrolla principalmente en tercera dimensión, como un volumen com
manera el espacio vacante. Los factores —derivados de la ruta— que pacto, con indiferencia de lo que ocurre a su lado.
contribuyen a este cambio, son los anotados de industria y transporte Manejando estos tres modelos descriptos se puede tipificar, prác
automotor, aunque a .veces ha jugado un rol,preponderante la mera ticamente, toda área urbana anglosajona, ya que no solo no existen
subdivisión y venta de la tierra con propósitos especulativos, dando otros prototipos tan definidos, sino que cada vez que hallamos aqué
cabida así a un margen de población ‘sobrante’, por así llamarla, que llos, los verificamos en escalas notables y no entremezclados híbri
rebalsaba de los límites de la Capital, por efecto de la inmigración damente.
portuaria y mediterránea, y por el solo crecimiento vegetativo, en Mientras el enfoque de Smailes es de fuerte sabor histórico —no
condiciones de no ser absorbido por la capacidad locativa del creci podría ser menos en un país donde la tradición es simplemente
miento menos veloz de la ciudad de Buenos Aires. memoria viva y tangible— Kenneth E. Corey —un geógrafo norteame
ricano de la Universidad de Cincinati— en un trabajo sobre tipos de
edificación urbana, pone todo su énfasis en tres órdenes de jerarquía
. El p a is a je areal.20
Para caracterizar el paisaje suburbano del área hemos arbitrado 1) Las estructuras típicas individuales.
una sistematización de la apariencia del sector urbanizado. Sin duda, 2) Los distritos arquitectónicos (compuestos en base a estruc
todo intento de normalizar en categorías fijas lo que se presenta ante turas típicas interrelacionadas).
nuestra vista como un complejo casi caótico o por lo menos hetero 3) Lasi regiones arquitectónicas (compuestas en base a distritos
géneo —tal el paisaje suburbano de Buenos Aires y, en particular, el arquitectónicos interrelacionados).
que hallamos en el sector considerado— es una tarea problemática.
Siguiendo el criterio histórico-geográfico creemos haber ’hallado Según Corey, análisis como éste son contribuciones valiosas e
una pauta más o menos certera visto que, solo a través de sus fases irremplazables para la implementación de planes comunales y acti
evolutivas, se puede comprender el resultado actual. vidades de renovación urbana, juicio que suscribimos absolutamente
Desde luego entre nosotros no encontramos esas categorías stan a condición de que se alcance tal grado de síntesis sin ninguna
dard de edificación que se desarrollan uniformemente a lo largo de violencia.
callés completas o incluso cubriendo distritos enteros, como acon Siguiendo estos’ ejemplos nos hemos impuesto, tentativamente;
tece especialmente en los países de tradición urbanística anglosajona, el deber de clasificar los tipos más representativos de la arquitectura
de fuerte sentido comunitario y donde, por lo demás, la edificación suburbana existente en el área de estudio que, sin duda, no difieren
urbana no está solo en manos de propietarios individuales, sino tam sustancialmente de los que existen en todo el Gran Buenos Aires y,
bién de sociedades terratenientes. acaso, son más exhaustivos que los que se hallarían en otros sectores
Arthur E. Smailes —el conocido geógrafo urbano británico— en
el ensayo —ya citado— sobre el paisaje de las ciudades de su país,19 so Corey, Kenneth E., House types in an Urban Area: a case study for ap
. 19 Smailes, A. E ., Some reflections on the Geographical Description and plied geograplui (Abstract presentad at the 59th Annual Meetíng of the Asso
Analysis of Townscapes. (Transactions and Papers-Institute of British Geogra ciation of American Geographers, Denver, Colorado, September 1-5, 1963; Anals
phers, n9 21, pp. 99-115, 1955. or the Association of American Geographers, vol. LU I, 1963).
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LA CIUDAD PAMPEANA
Estos tres casos básicos reúnen, como dijimos, otros datos tipo
lógicos. Por ejemplo, en cuanto a su denominación vulgar son gene
ralmente conocidos bajo los géneros de casa, chalet o ‘casita’ y quinta
respectivamente, aunque instrumentalmente esta distinción no tiene
mayor aplicación.
En relación al origen de la forma, el tipo ‘continuo’ entronca
con la tradición mediterránea que se define ya claramente en la ciudad
griega helenística, con ejemplos netos en Olinto y Pompeya. El tipo
discontinuo’ tiene antecedentes un tanto confusos; por un lado se
trata de un subtipo derivado del anterior, es decir, la casa de planta
colonial inconclusa, en la que el espacio libre dejado al frente y
ocupado por nn breve jardín no es sino fruto de la omisión del pro
yecto primitivo de construir allí la sala y el zaguán que rematarían
en una fachada ornada que nunca llegó a materializarse. Bajo otro
aspecto, y en tanto la cantidad de estos ejemplos comienza a adquirir
personalidad propia, se funde con otra corriente de influencia inglesa,
Id de los cottages rurales trasladados a la ciudad jardín.
El tipo de edificación 'aislada’ es absolutamente miscelánico en
materia de influencias directas —italianas, francesas e inglesas— pro-
veniendo a su vez todas ellas del mismo tronco común, anotado por
Smailes, de la antigua ‘villa’ romana. Hasta los nombres de las más
antiguas quintas de fin de siglo, en tomo a Buenos Aires, evocan este
antepasado lejano.
Fig. V. 7
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TRANSFORMACION EN UN ÁREA SUBURBANA
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LA CIUDAD PAMPEANA
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E dificación aislada
Fie. V .8 .C . Una variedad de estilos relativa —no tan pronunciada como la que provocaran las primeras promociones de arquitectos
en un esfuerzo consciente por revivir tradiciones lejanas o perimidas, en detrimento de la propia— encontrará en este tipo de edifi
cación, independizada de los límites del lote, campo abierto para sus experimentos.
Si prescindimos de la mera apariencia-—italianizante, afrancesada o inglesa, ya que cada vez más raramente criolla— encontra
mos algunos puntos de coincidencia en los diversos ejemplos, tales como la posición de la fachada principal paralela a la línea de
calle, la galería al frente, y una altura desmesurada del volumen total, sea por la superposición de dos pisos o bien por la sobre-
elevación de la planta única, a más de un alto muro de carga que agregaba monumentalidad.
Los techos van marcando la tendencia hacia la adopción del tejado, al principio con gran despliegue de hojalatería. Pero
ningún rasgo arquitectónico es suficientemente decisivo para configurar lo prototipico de este paisaje urbano como la jardinería, que
impone fórmulas rígidas e invariables desde la elección de especies arbóreas, arbustivas y trepadoras, hasta su peculiar disposición.
Este tipo suele ir junto con calles de apariencia más homogénea, acaso, de reflejo del status económico más alto de sus vecinos,
y los árboles no solo están invariablemente presente sino que son algo así como una prolongación de aquellos jardines.
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1938
Edificación continua
F ig . V . 9 .a . He aquí un tipo de arquitectura urbana crudamente utilitaria que prolifera en la medida que los suburbios se extienden.
Una sola meta parece haber guiado a sus autores: ganar el frente con función comercial con absoluta indiferencia de todo lo cir
cundante. E l desaliño de aceras y banquinas, convertidas en precario lugar de estacionamiento, cuando no en playa de descarga o
prolongación al aire libre de talleres artesanales, es sin duda un rasgo característico. La absoluta falta de estética urbana resultante
se agrava debido al desprecio por el arbolado que supuestamente entorpece las maniobras de los vehículos y la mezcla indiferente de
tipos de comercio, cuya multiplicidad es vasta desde que no solo debe proveer a las necesidades habituales de la poblacion sino
a su establecimiento previo; de allí la frecuencia de corralones de materiales de construcción y otros tipos de negocios afines.
El predominio de la edificación de una sola planta es también fruto del exclusivo interés comercial.
Edificación discontinua
Fio. V.9.Z). Si hay algún tipo de paisaje suburbano que cubre una superficie más extensa es éste de la casita cúbica: es el tipo
de construcción espontánea más desarrollado en los suburbios a partir de la década de 1930.
Su raíz es indudablemente mediterránea, aunque se aclimata entre nosotros con características propias y fijas, derivadas de la
dimensión del ladrillo, el uso de la losa de hormigón y el empleo de losas salientes en forma de cornisa, la carpintería standard junto
con una progresiva ausencia de artesanía manual y una economía de materiales acorde con la escasez de medios de la clase inmi
grante (exterior e interior).
En su estado inicial, tal como la descubrimos en este corte en el tiempo, es un tipo de edificación residencial de clase media,
incluso expresiva de las tendencias estéticas en boga que exaltan las formas desnudas.
Desde el punto de vista de la urbanización se advierte una mayor proximidad a la acera, así como la tendencia a minimizar
el cerco del frente, que generalmente es una combinación de múrete con ligustrina podada a baja altura. En general se advierte
una cierta prolijidad que, sin menosprecio, podemos llamar peque ño-burguesa, tanto en los esmerados jardincitos del frente, donde
v© el césped es elemento principal, como en la vereda, a menudo matizada con canteros y árboles de poda acaso excesivamente for
oí malista.
En punto al tipo de sociabilidad que acompaña a este tipo puede arriesgarse la impresión de que sea por la arquitectura más
EA aSatoi®rlM8cgii<}§tiMlsa@gfn£¡j3©®n3u ascenso social, los barrios así configurados acusan una espontaneidad vecinal menor que su
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! produce una apariencia que podría llamarse exactamente de paisaje
rj c ^ en crisis’.
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O Si entendemos el término ‘crisis’ en su más prístina acepción
8 ¡¡v i? (/crisis, griego, del verbo krino = ‘decidir’) debemos asociarla a la
W C i-» 5 idea de momento de decisión, etapa de cambio, o de conversión,
J 5 » punto de aceleración de un proceso. Así, pues, es factible aplicar
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este concepto al paisaje humanizado, cuando en él aparecen ciertas
§ *i notas que invariablemente atestiguan una transformación violenta en
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plena curso. Podríamos dramatizar aún más la idea, al propio tiempo
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1> <&^ que enriquecerla, observando que la calificación propuesta corres
í§ U • ponde a casos que representan en términos tangibles, una fase de
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53 «-2 máximo desacomodo entre el paisaje original —o meramente anterior—
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cr q £>eGo üa y el que se entrevé como relación final de las tendencias en juego.
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Q §C 1 B8 El ejemplo clásico sería el de lugares sometidos a la urbaniza
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J3 ej c ción más o menos espontánea —o caótica—, que de paisaje rural pasan,
« C3 2 *® a través de fases de conversión desequilibrada y contradictoria (des
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O pectivamente conocidas como caserío, rancherío o arrabal) para, fi
^tí T°3 nalmente, integrarse en paisaje urbano cabal. Los elementos que
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« u'C a>.2—' configuran ese proceso espontáneo y caótico suelen ser: la indecisa
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9^ -crt ‘C^ -2 relación entre vacíos y llenos —entre lotes edificados y sin edificar—;
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E T3 o incompleta de muchas construcciones (materializada esta última en
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^ cfl cual asoma solamente un proyecto de balcón, etc.); la destrucción
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en la falta de prolijidad general de cercas y fachadas; la irregulari
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elemento difícil de asimilar por mero envejecimiento.
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^ • - h q 0> verificar una sucesión seriada de soluciones que van de lo más pre
^ íí 2 p««d k cario y económico hasta conformar niveles medios —burgueses—, cuan
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fe « iJ' « • do no aparecen rasgos de ostentación y lujo —repitiéndose aquí y
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^ r ^ allá— y aun a lo largo del tiempo —sin variar fundamentalmente el
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O 0 ^ ° §2 Desde luego, y hay que consignarlo en forma clara, este tipo de
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gración europea. El lado sociológico de la cuestión debemos dejarlo
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