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ARTE HISPANO MUSULMÁN

INTRODUCCIÓN

En el siglo VI d.C. nace en la península de Arabia el profeta Mahoma y comienza a predicar una
nueva doctrina religiosa que se convertirá, junto con el cristianismo y el judaísmo, en una de
las tres grandes religiones monoteístas del mundo. A partir del siglo VII el Islam se difunde con
extraordinaria rapidez y en menos de cien años la nueva doctrina predicada por Mahoma
impulsa una expansión militar que llevará a la conquista de extensos territorios comprendidos
entre la India y la Península Ibérica. En todos estos territorios vamos a encontrar importantes
manifestaciones artísticas en las que se integrarán las tradiciones de los territorios sometidos,
pero que tendrán asimismo una profunda originalidad debido a que las creencias religiosas
inspirarán todas sus manifestaciones artísticas.
La arquitectura es su manifestación artística más destacada, ya que a causa de los principios
religiosos ni la escultura ni la pintura tendrán cabida en este arte. El arte musulmán es un arte
no figurativo (anicónico). Aunque no hay en “El Corán” prohibición expresa de representar
imágenes lo cierto es que, la naturaleza inaprensible de Dios hace imposible su representación.
Los materiales constructivos más utilizados fueron el ladrillo y la mampostería. La utilización de
materiales pobres y poco resistentes no se deberá únicamente a su menor coste sino que
tendrá también una significación religiosa. Si sólo Alá permanece, no se puede desafiar a la
divinidad pretendiendo que la obra de arte perdure.
Como elementos de soporte utilizan el pilar y la columna, especialmente delgados, porque
aguantan techumbres muy ligeras. Los capiteles más utilizados son el de pencas, una
interpretación esquematizada de los capiteles clásicos corintio y compuesto; el cúbico y el de
estalactitas o mocárabes.
El arco es también un elemento muy presente en esta arquitectura. Los más característicos
son: el arco de herradura, el que se prolonga más allá del semicírculo y que adoptan de los
visigodos, el arco túmido o de herradura apuntado, el arco lobulado o polilobulado, formado
por lóbulos yuxtapuestos, y el arco mixtilíneo, formado por líneas rectas y curvas combinadas.
Los espacios se suelen cubrir con techumbres planas pero también con bóvedas, entre las que
destaca la de crucería, con la particularidad que sus nervios no se cruzan en el centro, sino que
conforman en él cuadrados o polígonos. También se utiliza con frecuencia la cúpula gallonada
(la que imita el aspecto de los gajos de una naranja).
Un rasgo típico de la arquitectura musulmana es el enorme contraste que se produce entre la
austeridad del exterior y la profusión en la decoración interior de sus edificaciones una
decoración, abundante, lujosa y rica, que se expande en yeserías, mármoles, mosaicos y
pintura y enmascara así la pobreza de los materiales utilizados, obedeciendo además a una
determinada estética. Estos motivos se ajustarán a ritmos compositivos definidos por la
reiteración de un módulo hasta el infinito, ya que sólo lo finito es divisible, no así Dios. Habrá
asimismo un cierto horror vacui.
Por lo que se refiere a las tipologías utilizadas los edificios más significativos de la arquitectura
islámica son las mezquitas, o templos para la oración y las celebraciones religiosas; los palacios
de los emires y califas, los baños públicos y también las madrasas o centros de estudio.

MEZQUITA
La estructura de la mezquita deriva de la casa de Mahoma en Medina, ya que para los
musulmanes la figura de Mahoma tiene un carácter normativo y ejemplar.

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No habrá una tipología única de mezquita, aunque la mezquita hipóstila, en la que el haram
está formado por numerosas columnas es el modelo más antiguo. A él pertenece la Mezquita
de Córdoba. La planta suele ser rectangular y en ella se distinguen las siguientes partes:
El patio de acceso (sahn), a cielo abierto, habitualmente porticado. En el centro se dispone una
fuente cubierta con un templete para realizar las abluciones, ya que es necesario purificarse
antes de entrar a la mezquita. En el patio también se encuentra el alminar o minarete, una
torre de planta circular o geométrica que, adosada a uno de sus lados, servía para que el
almuecín llamara a los fieles a la oración.
La gran sala de oración o haram que está dividida en numerosas naves orientadas
perpendicularmente hacia el muro de la qibla, en dirección a La Meca, hacia donde los fieles
tienen que orientar sus oraciones. En el muro de la qibla se abre un gran nicho vacío, el mihrab,
que simboliza la presencia espiritual del profeta al recordar el lugar donde Mahoma se sentaba
en su casa de Medina. También destaca el púlpito o mimbar, muy decorado, desde donde el
imán dirige la plegaria o pronuncia su sermón. En las mezquitas más importantes, la sala de
oración se enriquecía con otra construcción cercana al muro de la qibla, denominada macsura,
a la que sólo podían acceder personalidades destacadas.
Las mezquitas más comunes son las hipóstilas (basilicales), llamadas así por tener una sólo sala
de oraciones formada por múltiples soportes al modo de las estructuras hipóstilas de origen
egipcio o sasánida. Podemos distinguir, dentro de las mezquitas hipóstilas, dos subtipos:
modelo sirio (las naves de la mezquita son paralelas a la qibla y una nave transversal corta a
dichas naves paralelas) y el modelo Al-Aqsa (que toma su nombre de la mezquita de Jerusalén
y sus naves adoptan una posición perpendicular al muro de la qibla.

PALACIOS
Los palacios musulmanes, lejos de ser una aportación propia de su cultura, son también una
herencia de la Antigüedad clásica. Simbolizan el poder terrenal de sultanes y califas. Por lo
general, y siguiendo su modelo, solían tener una estructura cuadrangular amurallada que
aislaba la zona residencial del mundo exterior. En el centro de dicha estructura se disponía un
patio a partir del cual se organizan las diferentes dependencias. Se trata de edificios con tres
zonas bien diferenciadas: el recibidor o mexuar, las dependencias destinadas a fiestas y actos
públicos, entre las que destaca la sala del trono o diwan, sobre el que se disponía una gran
cúpula, símbolo del Islam, y el harén o zona íntima donde vive el señor con sus esposas.

DECORACIÓN
La decoración adquiere un papel predominante en el arte islámico ya que, por influencia de la
tradición oriental de horror vacui, ocupa toda la superficie del objeto decorado, ya sea un
muro, una alfombra, una cerámica o un marfil. Los materiales más utilizados para la decoración
arquitectónica fueron el yeso, la madera, la piedra y la cerámica vidriada. Todos se
policromaban y el resultado final es de gran riqueza cromática. En cuanto a las técnicas, se
usan el mosaico de tradición bizantina, la escultura en relieve, el estuco y el alicatado. La
composición sigue los mismos esquemas basados en la repetición seriada de los motivos, la
combinación de distintas decoraciones y la simetría.
La repetición de arcos dobles donde, además, las dovelas que los forman son alternativamente
de colores o decoraciones diferentes, de esta forma, se elimina la monotonía y se insinúa el
movimiento por la repetición de un mismo motivo (ritmo). Los patrones decorativos se
obtienen repitiendo elementos simples entrelazados o superpuestos. Unido al gusto por la
simetría, se consigue un efecto dinámico y armonioso. El detalle no prevalece sobre el
conjunto. No hay tensión entre motivos, sólo equilibrio. La reiteración infinita de los temas es
una metáfora de la eternidad que llena todo y una forma de plasmar la mutabilidad del
universo.

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El gusto por la estilización, es decir, la desnaturalización de la naturaleza. El arte islámico, a
diferencia del occidental, no imita la naturaleza. El musulmán piensa que imitarla con fidelidad
es un acto de impiedad que lo enfrenta a Dios, el único Creador. Así, se produce la estilización
de los motivos vegetales.
Aparte de con la utilización de los elementos arquitectónicos ( columnas, arcos, dovelas), a
veces estos motivos quedan enmascarados por paneles de mármol esculpidos con diferentes
motivos:
• Motivos vegetales (roleos, vástagos de vid hojas de acanto...) de tradición
clásica y bizantina cada vez más estilizados y abstractos. Es lo que se conoce
como ataurique.
• Formas geométricas que suponen la representación de la Naturaleza no
miméticamente, sino en su estructura interna y que esconderán profundos
simbolismos. La forma perfecta es el círculo. Se utiliza como patrón que
permite crear otros motivos. El diseño es sencillo, se aplican los principios de
repetición simétrica, multiplicación o subdivisión. Se trata de un arte más
intelectual que emocional, de base matemática. Se utilizan ramas mixtilíneas
entrecruzadas formando rombos ( sekba), cintas trenzadas, meandros, dibujos
en zigzag, ajedrezados y lazos formando estrellas. El mocárabe o mucarna es la
decoración de prismas, yuxtapuestos y dirigidos hacia abajo, que acaban en un
estrechamiento llamado prismático, cuya superficie inferior es cóncava.
Forman a modo de estalactitas o racimos de estalactitas y se emplea
especialmente en la arquitectura.
• Motivos caligráficos. La caligrafía será un arte extraordinariamente valorado
por los musulmanes, ya que la escritura es el vehículo de la revelación divina
contenida en “El Corán”. La decoración caligráfica, si bien reproduce a menudo
pasajes religiosos, narra gestas de los príncipes o explica la función del edificio,
no exige siempre una lectura literal del texto. Hay dos tipos: cúfica y nasjí. La
escritura cúfica es mayúscula, de gran tamaño y rasgos angulosos. Las letras
son sobrias y rectas. La escritura nasjí es cursiva, de gran flexibilidad y fluidez.
Es la escritura ordinaria.

En algunos casos, como en la Mezquita de Córdoba, los efectos decorativos se han conseguido
de una tercera forma: gracias al mosaico. De origen bizantino, formado por motivos vegetales y
epigráficos, recubren las bóvedas; al extenderse por toda la superficie, la decoración no sólo
enriquece el edificio, sino que lo transforma, pues resalta los valores de la luz y color en
detrimento de los elementos estructurales.
La importancia del agua y de la luz: Sin ser en sí motivos ornamentales, inciden en la
decoración de manera especial. El agua es un complemento básico de la arquitectura islámica.
A su valor ritual y simbólico se une su función refrescante. La luz sirve tanto para modificar los
elementos decorativos como para crear otras formas ornamentales. Ambos incrementan el
dinamismo de la decoración y aumentan el impacto visual del edificio.
Como conclusión, podemos decir que la decoración carece de unidad a pesar de tener un
papel fundamental en la arquitectura árabe, en la que se integra. Será el espectador quien la
tenga que realizar, en su mente, uniendo los diversos conjuntos.

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CARACTERÍSTICAS DEL ARTE HISPANOMUSULMÁN POR ETAPAS
El arte hispanomusulmán no experimentó rupturas de importancia a lo largo del tiempo. Sin
embargo se tiende a dividir en diversas etapas basadas en la evolución política de Al-Ándalus y
que son:
● Arte cordobés (siglos VIII-X)
● Arte de los reinos de Taifas (siglo XI)
● Arte de las dinastías africanas (siglos XII y XIII) Arte nazarí (siglos XIV y XV)

Características generales del arte hispano-musulmán del periodo cordobés:


● Materiales: Emplea el muro de piedra con sillares bien labrados, el hormigón y la
mampostería; también aparece el ladrillo y el yeso.
● Soportes: El soporte preferido es la columna con fuste y capiteles de estilo
hispanorromano, en el que destaca el orden corintio estilizado, que se convertirá en el
capitel islámico. Aparece el pilar compuesto de planta cuadrada o cruciforme con
columnas adosadas. Se superponen los soportes para ganar altura, poniendo una
columna sobre un pilar o sobre otra columna. En la mezquita de Córdoba se ensaya el
sistema y luego se expandirá por todo el mundo musulmán. Los capiteles llevan
encima amplios cimacios, lisos o decorados de manera geométrica, en los que se
apoyan los arcos de herradura.
● Arcos: El arco de herradura es de origen visigodo, pero en Córdoba se estiliza y
perfecciona, se hace un poco más peraltado. Desde aquí se difunde a todo el mundo
islámico que lo adopta como una de las señas de identidad de su arte y su cultura.
Aparecen los arcos lobulados de tres o cinco lóbulos Las dovelas se decoran: en
principio se alternan las dovelas blancas y rojas; más tarde se alternarán dovelas
decoradas y lisas. Los arcos, a veces, se entrelazan para formar arcos apuntados y
mixtilíneos. El arco es un elemento arquitectónico exento, por lo que puede
superponerse y yuxtaponerse. No forman bóvedas sino que son perpendiculares al
muro y forman vigas para sostener una cubierta plana, o una falsa bóveda de crucería.
El arco puede ser un elemento decorativo o un elemento de descarga. Cuando el arco
forma parte del muro se enmarca con un alfiz, que generalmente está decorado. Se
combina el arco y el dintel.
● Cubiertas. La cubierta suele ser plana o una bóveda gallonada, en forma de huso y
abundantemente decorada. También aparecen bóvedas de cañón y de arista. La más
original es la bóveda califal, formada por una serie de nervios entrecruzados que dejan
un espacio central en el que se sitúa una bóveda gallonada. También son
característicos los modillones, elemento voladizo sobre el que se asienta una cornisa o
alero, o los extremos de un dintel, y las almenas escalonadas que rematan los edificios.
● Decoración: La decoración es compleja y variada. Utiliza todos los convencionalismos
de la decoración musulmana: caligrafía, ataurique, arabescos … Está realizada en
mármol, estuco, alicatado e, incluso, mosaico. Algunos mosaicos son de técnica muy
refinada y de influencia bizantina, como los que usan teselas de vidrio.
● Principales edificios: Los edificios más representativos de este período son la mezquita
de Córdoba, de larga historia constructiva y compendio de todo el arte, y el
palacio-ciudad de Medina Azahara.

Las principales cortes de los reinos taifas ejercieron un activo mecenazgo y compitieron en el
fomento de las artes y de las ciencias por lo que el declive político no implicó declive cultural.
Las principales modificaciones introducidas en la arquitectura de este periodo son:

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● Los sillares de piedra fueron sustituidos por la mampostería y el ladrillo recubiertos de
yeso.
● Se acentuó la tendencia decorativa con un claro predominio del ataurique.
● Se prefieren los arcos más ornamentales, en especial el arco mixtilíneo.
● De los almorávides no han quedado obras de importancia, de los almohades sí, sobre
todo en la ciudad donde establecieron su capital: Sevilla. De esta época son las Giralda
(antiguo minarete de la mezquita mayor) y la Torre del Oro (albarrana que reforzaba la
defensa del Alcázar al lado del río).
Las características principales de la arquitectura almohade son:
● Empleo masivo del ladrillo.
● Preferencia del pilar frente a la columna como elemento sustentante.
● Utilización del arco túmido (de herradura apuntado).
● Sobriedad decorativa en la que destacan los paños de sebka (red de rombos por
superposición y entrecruzamiento de arcos lobulados) y la cerámica vidriada.
Características generales del arte nazarí:
● Materiales: Utilizará materiales pobres como ladrillo, mampostería o madera. Los
palacios parecen ser sobrios exteriormente; interiormente es justo lo contrario: muy
lujosos y trabajados
● Soportes: Los elementos sustentantes suelen ser pilares y columnas, con un capitel
poligonal o cilíndrico decorado con una banda ondulada, y que se conoce como capitel
nazarita. También se encuentran los órdenes clásicos estilizados, como en el arte
califal. Los capiteles poseen un gran ábaco. Se desarrolla también la columna nazarita,
formada por un fuste fino y liso que se levanta sobre una basa ática. Posee una serie de
collarinos que preceden al capitel.
● Arcos: La tipología de los arcos es muy variada, pero los más característicos son: el arco
de medio punto peraltado, generalmente angrelado (decorado en el intradós con
lóbulos que se cortan en forma de pico), y el arco apuntado (túmido) con mocárabes
en el intradós.
● Cubiertas: Las techumbres están ricamente decoradas, lo que oculta la pobreza de los
materiales. Existe todo tipo de bóvedas repletas de mocárabes pero también la
techumbre plana, de madera ricamente tallada: el artesonado.
● Decoración: El arte nazarí se caracteriza por la profusión decorativa y la originalidad de
la misma sobresaliendo la belleza de la caligrafía. El elemento decorativo más utilizado
será el ataurique, o decoración vegetal, y, en menor medida, la lacería y las redes de
rombos En la parte baja del muro suele utilizarse un zócalo con piezas de cerámica y
yesería combinadas con gran originalidad
● Principales construcciones: Los monumentos que llegan a nuestros días de este arte
son, fundamentalmente, el complejo palacial conocido como La Alhambra y el palacete
de recreo, más elevado aún, del Generalife. Hay también rastros en la arquitectura
militar de los castillos defensivos y en algún otro edificio.

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