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LOS MANUSCRITOS
DE GEENOM
(I)
I. UN ENCUENTRO DIFERENTE............................... 13
II. UN VIAJE INCREÍBLE............................................. 29
III. LOS MANUSCRITOS................................................ 47
IIIa. Introducción.............................................................. 47
IIIb. Primera manipulación genética.............................. 55
IIIc. Hombres primitivos (Hombres 4.1)......................... 63
IIId. Hombres Inconscientes (Hombres 4.2).................... 73
IIIe. Segunda manipulación. Hombres
Conscientes (Hombres 4.3)...................................... 83
IIIf. Las generaciones de la tierra. La
Escala Cósmica........................................................... 97
IV. PERIODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE
CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA............... 105
V. EL ABUELO MUERE................................................. 121
VI. PRIMERAS EXPERIENCIAS.................................. 139
VII. PRIMER CONTACTO. ARTAX............................... 147
VIII. ACAEL. EL GUIA...................................................... 163
A todos los que con el despertar de su
consciencia y su esfuerzo están
empezando a construir la Nueva Era...
PRÓLOGO
Conozco a los miembros del grupo Aztlán desde hace varios años y no
albergo duda alguna acerca de su honestidad. La historia que el lector podrá
leer en estas páginas podrá resultar o no creíble, pero puedo dar fe de que no
está inventada ni es fruto de la imaginación. Al menos en lo que se refiere a la
información recibida. He comprobado, eso si, que algunas cosas han sido
noveladas para dar agilidad al relato y que han sido cambiados algunos de los
nombres reales por otros ficticios. Pero me consta que el contenido del libro
responde con exactitud a lo que ha sido trasmitido y no hay en él, por tanto,
fabulación consciente alguna.
No estoy en condiciones, por supuesto, de confirmar que lo que el grupo
lleva recibiendo desde hace dieciséis años proceda realmente de un ser
extraterrestre. Ni creo que ellos, ni nadie en situación similar, pueda ofrecer
pruebas tangibles distintas a las de su propia vivencia personal o a la que
supone, per se, la documentación recibida durante los últimos tres lustros.
Debo añadir que en esta época de finales de siglo que vivimos es para mi
absolutamente innecesario convencer a nadie de que en nuestro inmenso
Universo tiene que haber, y sin duda así es, multitud de mundos habitados,
muchos de ellos tecnológicamente más avanzados que el nuestro por meras
razones de antigüedad. Y que siendo esto así, resulta absurdo plantearse si esas
civilizaciones pueden estar o no en situación de comunicarse de alguna forma
con nosotros o, incluso, de viajar por el espacio y llegar a nuestro planeta.
Argumentar que ello no es posible porque los terrestres no sabemos cómo
hacerlo resulta, simplemente, infantil. Y sólo una actitud de orgullo desmedido
puede hacernos pensar que los hombres de la Tierra estamos a la cabeza del
más que previsible conjunto de mundos habitados del Cosmos.
Consecuentemente, y sin entrar a valorar si ello está o no teniendo lugar,
debo afirmar que a mi juicio la comunicación con seres de otros planetas es
hoy, cuando menos, posible, si no probable.
Debo, en todo caso, expresar mis reservas en cuanto al método de
comunicación utilizado -la ouija- por cuanto cualquier estudioso conoce la
complejidad del mismo y, en especial, la dificultad de discernir la fuente, el
origen del mensaje, y, por ende, la validez de su contenido. Pero tengo que
añadir, en honor a la verdad, que estas mismas dudas razonables se las planteó
el propio grupo desde el inicio mismo del contacto y así lo manifiestan en la
narración de los hechos, explicando las razones que les llevaron con
posterioridad a tener la certeza de que el contacto era auténtico.
En todo caso, al lector más informado no dejarán de sorprenderle las
coincidencias existentes entre algunas de las informaciones recibidas por el
grupo Aztlán y las trasmitidas a otros contactados de diversos lugares de
nuestro planeta. Ello obliga a pensar que la fuente es evidentemente la misma,
sea esta cual sea (el subconsciente o la memoria genética de uno o varios de
los miembros del grupo, el inconsciente colectivo del que hablara Jung, el
"registro akhásico" de los esoteristas y la tradición oriental, el campo
unificado propuesto por el físico David Bhom o el "campo mórfico" o "campo
morfogenético" que menciona Rupert Sheldrake) si queremos buscar una
explicación convencional o más ortodoxa a la experiencia vivida por el grupo,
constatable y absolutamente real. La otra alternativa, por supuesto, es aceptar
la realidad de que la información procede efectivamente de seres
extraterrestres y de ahí la sorprendente similitud del contenido de muchos
mensajes -algunos muy concretos en sus detalles- que vienen trasmitiéndose
desde hace décadas a contactados de todo el planeta.
En todo caso, quiero expresar mi satisfacción por la decisión de los
miembros del grupo Aztlán de dar a conocer esta primera obra, a la que -estoy
seguro y así lo deseo- seguirán otras entregas, y felicitarles por su valentía al
hacerlo arrostrando las previsibles burlas de otras personas con menor apertura
de consciencia. Porque, en última instancia, ello nos permitirá ampliar nuestra
visión de nosotros mismos y del mundo y nos hará reflexionar sobre la
grandeza del ser humano y la inmensidad del Universo.
JOSÉ ANTONIO CAMPOY
Director de la revista
«MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA»
...A MODO DE INTRODUCCIÓN
«Soy Geenom, un ser humano que ha recorrido un largo camino
por el sendero de la evolución, un duro aprendizaje me ha ido llevando
a través de milenios hasta el punto en que hoy me encuentro, próximo
ya a trascender del plano físico. He pasado por todos los estadios de la
etapa humana, desde la manifestación más burda hasta la más sutil,
desde la inconsciencia y la duda, a la consciencia y la seguridad, desde
la intuición a la certeza de saber, al fin, para que he sido creado.
»Mis palabras son para vosotros, hombres de la Tierra, vosotros
que os trazáis un camino muy corto, que os adelantáis como todos los
adolescentes al futuro del hombre, os quedan aún miles y miles de años
para alcanzar lo que llamáis la sabiduría, QUE NO ES OTRA COSA
QUE LA CONSCIENCIA DEL ORDEN QUE DEBE TENER
VUESTRO MUNDO, y cuando hablo de mundo me refiero a esa
porción de Universo que el hombre debe conocer paso a paso, vida tras
vida, generación tras generación...»
«Uno de los hitos que el ser humano se encuentra al llegar al punto
donde estáis, es conocer su situación exacta. De dónde viene, dónde
está y hacia dónde va...»
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«Esta historia que hoy, al final de mis días como ser humano, voy a
contaros, no es una biografía, pues sería demasiado exhaustivo y
además no os serviría de mucho, pues es sólo una vida, no LA VIDA.
Por el contrario, trataré de transmitir aquellas cosas que son las que hoy
me van a permitir dar este nuevo paso. Aquellas cosas que el hombre
busca y por las cuales vive, lucha y muere cientos de veces. Lo hago
porque SE QUE DEBO HACERLO, porque una fuerza que ya ha
empezado a formar parte de mí, así me lo exige.
»Os hablaré del hombre, del papel que desempeña en la Creación.
De cómo siendo parte integrante de la Naturaleza, llegó a agredirla,
para luego cuidarla y protegerla. De cómo sólo la consciencia puede
hacer identificar a la Naturaleza como una madre. Al principio se
depende de ella como un recién nacido depende de su madre. Luego el
hombre adolescente se rebela contra ella y la repudia y agrede,
pensando que él lo puede hacer mejor. Sólo cuando es adulto el hombre
vuelve su mirada y ve a una madre que le ha dado todo, su sangre, su
casa, su leche, su calor... y siente amor nuevamente por ella. Vosotros,
hombres de la Tierra, sois adolescentes, unos más y otros menos, aún
pensáis que podéis enmendar "errores" producidos por el Cosmos.
»Vuestro siguiente paso es volver la vista a vuestra madre y vivir
con ella y para ella. Cuando aprendáis a amar a vuestra anciana madre,
a cuidarla y protegerla, cuando hayáis comprendido que ella os necesita,
os convertiréis en su fuerza vital, para que en ella sigan viviendo
vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos...»
«Ahora, cuando siento que la energía que constituye mi cuerpo
físico se está transformando, cuando sé que mi paso por la vida humana
está tocando a su fin, cuando he comprendido y asimilado lo que es el
dolor, la muerte, el amor, la incomprensión, la desarmonía, el odio, la
paciencia, la humildad, la soberbia, cuando sé que he conocido y
manejado todos los aspectos físicos
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Durante mucho tiempo sólo logré ver enfrentadas esas dos posturas: por
un lado la ciencia como exponente del agnosticismo y con una rigidez mental
impropia, creo yo, de los «científicos». Por otro lado, una religión ciega y
obstinada, anulando y negando una de las facultades más importantes del
hombre: su capacidad de razonar.
Al cabo de los años he aprendido que lo que yo intentaba era
compaginar esas dos posturas, para lo cual debía realizar una labor de
análisis, desbroce y reconstrucción hasta encontrar lo que de auténtico había
en la religión y la ciencia. Yo buscaba una forma de ver las cosas que fuera
capaz de respetar y contener a las dos.
Hoy podría decirte que creo haberla encontrado. Pienso que todos
llevamos en nuestro interior un sentimiento íntimo que nos impulsa a
«religarnos», a reencontrar a Dios. Necesitamos canalizar nuestra
espiritualidad, nuestra trascendencia y eso se manifiesta en un afán por saber,
por investigar, por alcanzar cotas más elevadas... A ese impulso, en definitiva
el motor que nos posibilita para conseguir objetivos, yo lo llamo
RELIGIOSIDAD. Es para mí un concepto nuevo que representa una tendencia
natural que nace con el propio hombre y que marca toda su trayectoria
evolutiva, es el viaje hacia el origen del que partimos.
La religión, no habría hecho más que institucionalizar y manipular esa
tendencia, cargándola de ritos, liturgias y dogmas que terminan por ahogar el
sentimiento original. Así, por un lado la religiosidad sería el impulso
primario por saber y tendría una función «generadora» y por el otro, la
ciencia sería la concreción de los logros obtenidos y tendría una función
«elaboradora». Es difícil compaginar las dos tendencias pues a simple vista
parecen contrapuestas. Sin embargo, cuando se encuentra su justo valor, te
das cuenta de que son complementarías y que al apoyarse una en otra te
ayudan a avanzar y desarrollar tus potencialidades.
Desgraciadamente, los hombres nos polarizamos en uno u otro bando,
sin conseguir balancear las dos posiciones, con lo cual se crea un grave
desequilibrio de fuerzas que nos obliga a estar insatisfechos durante una gran
parte de nuestras vidas.
Por primera vez el abuelo Baldomero levantó su vista del fuego y se
incorporó mirándome.
Yo desde el sillón, le miraba con el más vivo interés. No me sorprendían
sus razonamientos ni nada de lo que me estaba contando, ya habíamos hablado
muchas veces de esas cosas. Yo conocía muy bien la filosofía del abuelo,
estaba asentada sobre
16 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
—El caso es que cuando pensé que era un apicultor la idea me pareció
lógica. De cualquier modo, podía haberle preguntado para salir de dudas.
Recuerdo que pensé en ello, pero se me olvidó en seguida. Tal vez fue mi
propia preocupación, estaba pensando en otras cosas —me justifiqué algo
incómodo conmigo mismo, mientras daba vueltas al medallón buscando una y
otra vez alguna señal de algún tipo.
Aquel hombre me inspiró confianza. Por eso a los pocos minutos estaba
hablando con él como si le conociese de antes. Pero, ¿hablando? Yo sí
hablaba, pero ahora recuerdo su cara fija como una fotografía. ¡El no
despegó los labios! —terminé en un diálogo conmigo mismo, dando un
respingo en el asiento al darme cuenta de lo que acababa de decir.
Sin embargo, yo oía con claridad las respuestas a mis preguntas. Se
estableció un diálogo entre nosotros. ¿Lo habré soñado todo o habrá sido una
alucinación producto del cansancio o la preocupación del momento? —me
preguntaba una y otra vez mientras una cierta desazón me invadía—. No
puede ser una alucinación. Tengo aquí el medallón, el «sensor» como lo
llamó él. Me explicó que se trataba de un receptor de energía y que además
tenía la facultad de potenciar la que tenemos los seres humanos.
Ahora recuerdo cómo aquel hombre me lo entregó. Lo llevaba colgado
de su cuello y muy despacio se lo quitó y lo puso en mis manos.
Me di cuenta de que al rememorar la escena las imágenes pasaban ante
mis ojos como una película, recordando hasta los más pequeños detalles que
antes me habían pasado desapercibidos.
A partir de ahí no recordaba nada más. La siguiente vez que había visto
ese «sensor» había sido en el fondo del maletín. ¿Cómo había llegado allí?
Seguramente lo había puesto yo mismo, pero ¿cuándo? No recordaba en
absoluto haberlo hecho.
Me mordí el labio. Me molestaba dejar cabos sueltos pero por más que
ahondaba en mi memoria, no lograba ningún resultado para resolver el
enigma del medallón. Finalmente decidí seguir avanzando.
Instintivamente me acerqué a la mesa y, sacando unos folios en blanco,
comencé a escribir. Había demasiados descubrimientos, demasiadas ideas
revueltas en mi cabeza y necesitaba ordenar los pensamientos. No
comprendía muy bien el alcance de la experiencia que había vivido, pero algo
en mi interior me decía que había sido
I. UN ENCUENTRO DIFERENTE 21
muy importante y que debía reflejar punto por punto mis percepciones ahora
que aún estaban frescas en la memoria.
Así fui rellenando folios y folios describiendo al individuo. Me sorprendí
al recordar hasta los más mínimos detalles sobre la fisonomía de aquel
hombre, como si los tuviese grabados en mi cerebro y estuviese mirando una
fotografía. Incluso hice varios dibujos, uno del rostro y otro de cuerpo entero.
Recordé el extraño símbolo que el desconocido llevaba impreso sobre su traje
blanco en el centro del pecho. Era un círculo cruzado por una línea
transversal inclinada.
Escribí varias notas sobre recetas naturales, fórmulas curativas
aprovechando los recursos de la tierra y también algo que me había
interesado desde que ingresara en una Orden Hermética en mis tiempos de
estudiante: el descubrimiento y manejo de las energías, sobre todo de la
energía del hombre.
22 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Me tumbé sobre una manta y cara al cielo paseé mi mirada por las
múltiples lucecitas que parpadeaban inquietas. No sé cuánto tiempo pasó,
pero de pronto tuve una extraña sensación. No pude ver nada pero percibí
cómo los mil ruidos de la noche desaparecían. El silencio era absoluto. Me
incorporé sobre los codos pensando que tal vez algún lobo se estaba
acercando. Mientras aguzaba el oído comencé a percibir un ligerísimo
zumbido muy lejano. Intenté averiguar de dónde provenía y al darme la vuelta
hacia el Este, noté cómo una luz, al principio pequeña como una estrella, iba
moviéndose y agrandándose más y más. Había aparecido por detrás de las
montañas, en el lado opuesto a la luna que ya se había ocultado.
Me puse de pie sin apartar los ojos de aquella luz que continuaba
aumentando de tamaño, acercándose deforma constante. Antes de queme
diera cuenta tenía sobre mi cabeza un disco de dimensiones gigantescas.
II. UN VIAJE INCREÍBLE
—¿Qué hago aquí?, ¿quién eres?, ¿dónde estoy?, ¿qué queréis de mí? —
El desconocido sonrió y me pidió con un gesto que tuviera paciencia.
—Tranquilízate Baldomero. No te ha ocurrido nada y nada te ocurrirá.
En seguida vendrán a explicarte el motivo de tu presencia. No obstante, te
diré que yo estoy aquí como intermediario. Como tú, soy un hombre de la
Tierra. Un día emprendí un largo viaje para servir de apoyo a una Misión de
ayuda a nuestro planeta. Como yo hay bastantes personas en distintos lugares
del Sistema Solar que están colaborando con los Hermanos Mayores para
ayudarles a llevar a cabo su tarea.
Apenas entendí lo que me quería decir sobre misiones, terrestres y
Hermanos Mayores.
—¿Tú eres de la Tierra? —pregunté asombrado, mirando el entorno que
le rodeaba.
—Así es, aunque ahora no vivo en ella —respondió con tranquilidad el
desconocido— mi nombre es Jon.
—Pero... no entiendo nada, ¿cómo puedes ser terrestre y viajar en este
aparato?, ¿y qué es eso de la Misión?, ¿quiénes son los Hermanos Mayores?,
¿por qué me habéis traído aquí?, ¿qué tengo yo que ver en todo esto?
—Ten un poco de calma, por favor—insistió Jon— no te inquietes; no va
a ocurrirte nada. Si tienes paciencia entenderás en seguida de qué se trata
todo esto. Comprendo que estés asustado y sorprendido, pero ten confianza y
no te preocupes; nadie te va a causar mal alguno.
Poco a poco la seguridad y el aplomo de Jon y sobre todo su voz
tranquila y serena me fueron infundiendo confianza. Mi cerebro funcionaba a
toda velocidad. Me parecía un sueño lo que estaba viviendo, pero no, no lo
era; allí, frente a mí estaba Jon tan real como yo mismo, mirándome y
sonriendo como si esperase a alguien, y allí estaba yo; podía moverme, tenía
tacto y vista, estaba vivo y consciente de cuanto me rodeaba.
Miré alrededor. Por primera vez me fijé con detenimiento en el lugar en
que me encontraba. Era una amplia sala abovedada en la que no había
ángulos o aristas; todas las formas eran suavemente redondeadas. Las
paredes, de color marfil, permitían que a través de ellas se filtrase una luz
blanco-azulada. No vi ninguna abertura de ventanas o puertas. En el centro
de la estancia había una gran mesa circular sobre la que pendía una esfera
multifacética. Alrededor de la mesa pude contar siete sillas del mismo
material que el
II. UN VIAJE INCREÍBLE 31
—No, no he sido yo. Sólo soy un terrestre como tú y no tengo poder para
comunicarme mentalmente. Los Hermanos Mayores te han inducido
telepáticamente una serie de imágenes y sueños con el único propósito de que
este encuentro tuviera lugar, pero eso no ha interferido en tu libre albedrío, si
es eso lo que te preocupa
Los Hermanos Mayores son seres humanos de mayor grado de
evolución. Su tasa vibratoria es muy elevada y su conocimiento y dominio de
la mente está a años luz del nuestro. Ellos pueden transmitir y recibir
mensajes telepáticos incluso de un planeta a otro.
—¿Quiénes son esos Hermanos Mayores? —pregunté intrigado.
—Son hombres parecidos a nosotros físicamente. Pronto vendrá uno de
ellos para explicarte el objeto de tu presencia aquí
Nuevamente tuve que tragar saliva y pasarme la mano por la frente para
no dudar de lo que estaba viviendo. Era real y me estaba ocurriendo a mí.
Pensé en ello y después comprendí que mi aparente tranquilidad era
consecuencia de no saber calibrar el alcance de la experiencia. O tal vez
fuera la tranquilidad de Jon, o la paz que se respiraba en aquel lugar, o la
profundidad del espacio que rodeaba a la nave. Lo cierto es que al poco de
estar allí ya no tenía miedo y confiaba en aquel hombre de mirada
tranquilizadora.
Vestía un traje muy similar al de mi amigo el «apicultor», aunque no
llevaba escafandra. Tenía los ojos pardos y al hablar, su acento delataba su
ascendencia vasca.
Estaba enfrascado en estos pensamientos cuando, por el cambio de
expresión de Jon, me di cuenta de que algo estaba sucediendo a mi espalda.
Giré en redondo y siguiendo la dirección de su mirada me encontré con que
una puerta corredera se había abierto y tres hombres habían hecho su
aparición. Me quedé bastante sorprendido. Al principio pensé que eran
iguales los tres, después al fijarme con más detenimiento, noté algunas
diferencias. Su estatura, peso y formas físicas eran, yo diría que idénticas. Sus
cabellos rubios y algo largos tenían el mismo color, su piel y el color de sus
ojos también. No obstante, tenían rasgos que les diferenciaban ligeramente.
Eran bastante altos, yo diría que sobrepasaban los dos metros, pero
perfectamente proporcionados. Todos ellos vestían traje blanco de una sola
pieza y en el pecho lucían un escudo con una especie de dibujo de un planeta
cruzado por una línea transversal, parecido a las representaciones que
hacemos de Saturno, en seguida reconocí que era exactamente igual al del
«apicultor».
Cuando entraron en la sala y la puerta se cerró tras ellos sentí un
escalofrío. De inmediato me di cuenta de que eran diferentes a
34 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
energía. Veremos una imagen energética en tres dimensiones pero tan real
como tú y como yo. ¿Me comprendes?
A pesar de no haberme enterado muy bien de las explicaciones asentí,
moviendo la cabeza arriba y abajo. La verdad es que ya no me cabía mayor
asombro y estaba, por momentos, mas ansioso de ver a aquel ser.
Los tres hombres dejaron de manipular sobre los paneles de cada
pantalla y se dirigieron hacia nosotros hasta quedar a nuestro lado. Todos
estábamos a la misma distancia del aparato.
El hombre que estaba en el centro de los otros dos nos dirigió una
mirada y su pensamiento nos llegó con claridad:
—Vamos a concentrar nuestras mentes e intentemos al unísono emitir la
llamada.
Todos cerraron los ojos e inclinaron ligeramente la cabeza. Yo hice lo
mismo y apenas cerré los ojos percibí un sonido mantenido y armonioso en mi
cerebro, emitido por los allí presentes:
—¡OOOOOOOMMMMMMMMMMMM...!
Era un sonido que yo conocía bien por las enseñanzas de la Orden, un
mantra, como dicen los orientales, que se podía utilizar con dos fines: para
armonizar la mente o para emitir una llamada a entidades superiores. Sin
embargo en aquella sala tuvo una vibración especial que se extendió por toda
la estancia, impregnando cada partícula del aire. Tal vez fuera por estar en
medio del espacio o porque aquellos hombres eran capaces de emitir una
gran armonía, lo cierto es que a pesar de que yo había repetido ese sonido
muchas veces, nunca había sentido a nivel físico lo que en aquellos segundos
pude sentir: el discurrir de la sangre por mis venas, el circular del aire por
mis pulmones y todas mis células llenas de vida. Al mismo tiempo, una luz de
color verde eléctrico parecía inundar el interior de mi cabeza e intentaba
escapar a través de mis párpados cerrados.
De pronto aquella vibración cesó y el color verde desapareció. Abrí los
ojos sorprendido y me quedé mudo por el asombro. Ante nosotros y bajo ese
arco energético, la figura imponente de un hombre muy alto se estaba
terminando de formar. Me quedé sobrecogido. Era un ser resplandeciente;
toda su imagen desprendía luz. Sus cabellos plateados le rozaban los
hombros. Sobre el pecho lucía un emblema que consistía en un círculo dentro
del cual había un triángulo invertido. Desde sus hombros se deslizaba una
capa blanca que llegaba hasta el suelo. Sus ojos, de un azul intensísimo,
destacaban sobre su piel increíblemente blanca.
.36 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
II. UN VIAJE INCREÍBLE 37
No pude por menos que parpadear, turbado ante esa mirada limpia y
clara La sensación de algo grande me embargaba y me henchía el pecho
hasta sentir que me iba a estallar. Una especie de energía intensa nos
envolvió a todos los presentes, una energía especial que producía un
sentimiento de hermandad y amor. Me sentía inundado por sentimientos que
no podría explicar hasta varios meses después.
Una voz clara y segura resonó en mi interior:
—Gracias, hermanos, por vuestra colaboración.
Después dirigió su mirada hacia mí y, tras una leve pausa prosiguió.
—Baldomero, por favor escucha con atención; mi mensaje va dirigido
especialmente a ti.
Me sentí como un niño pequeño ante alguien muy superior en todos los
sentidos y sólo pude tragar saliva y parpadear en señal de asentimiento.
Durante un buen rato, no podría precisar cuanto, aquel hombre habló
fundamentalmente del futuro de nuestra humanidad y del planeta. Nuestro
mundo iba a pasar por una serie de graves dificultades y parecía que los
hombres de la Tierra no estábamos preparados para afrontarlas.
Ese hombre, y otros muchos, estaban involucrados en programas de
ayuda a nuestro planeta, y para llevarlos a cabo necesitaban personas de la
Tierra que estuvieran dispuestas a intentar cambiar el rumbo de las cosas.
El abuelo inspiró profundamente y los ojos se le humedecieron por la
emoción. El recuerdo de aquella escena hacía revivir sentimientos que surgían
de lo más profundo de su ser. Su voz vibraba mientras narraba con voz lenta y
ronca aquellas vivencias ocurridas hacía tantos años. Se abstraía y, mirando las
llamas, parecía revivir mentalmente cuanto estaba contando.
Yo permanecía mudo por el asombro y por la emoción de aquel
momento. Quería respetar el ritmo del abuelo, sus silencios, sus pausas. Me
daba cuenta de que aquel hombre estaba abriéndome su corazón y depositaba
en mí una confianza que no había tenido en nadie. Mil preguntas se
atropellaban en mi cerebro, pero callé a la espera de que él continuase. La
narración era tan completa, tan descriptiva que yo no tenía que hacer ningún
esfuerzo para visualizar lo que el abuelo contaba.
Después de la breve pausa, retomó su narración.
38 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Por otra parte, el hecho de haber vivido una experiencia tan asombrosa
me hacía sentirme extraño, como si no terminara de creérmelo. ¿Sería
realmente cierto que había viajado al espacio con seres de otros mundos?
Nadie había conseguido volar tan alto y mucho menos tan rápido, al menos
yo no tenía noticia de ello. Hacía un par de años, cuando acabó la Segunda
Guerra Mundial, se hablaba de que pronto el hombre podría poner un satélite
artificial en órbita, pero lo que yo había presenciado era algo infinitamente
más avanzado, no sólo por el hecho de haber viajado al espacio, sino también
por el vehículo en el que fui, una nave espacial tecnológicamente a miles de
años de distancia de la más avanzada técnica terrestre.
Pensé en la abuela ¿qué diría ella de todo esto? Seguro que pensaría que
había sufrido alguna alucinación, pero afortunadamente tenía una prueba: el
libro que Jon me había entregado.
Me sentía tremendamente feliz. Había vivido algo reservado a muy pocos
hombres, algo muy importante, tanto como para no guardármelo sólo para
mí; pero al mismo tiempo sentí miedo a la incredulidad de la gente, a que no
me creyeran y me tildaran de loco. El resto de la noche no pude dormir,
mirando sin cesar el inmenso cielo estrellado con la secreta esperanza de que
«ellos» volvieran otra vez.
El abuelo calló, pude ver como rodaba una lágrima por su mejilla.
—Tal vez tú, Alberto, algún día, puedas comprender lo que te estoy
diciendo.
Sentí como el corazón se me estrujaba. El abuelo continuó después de
unos cuantos carraspeos:
—A la mañana siguiente regresé a casa y comencé a leer aquellos
manuscritos. Ahí estaba contenida la historia de la vida, el nacimiento del
planeta, de los hombres, de las civilizaciones que lo han poblado, pero sobre
todo de lo que el hombre ha venido a aprender a hacer aquí, en este pequeño
planeta. Ahí, Alberto, estaban contenidas muchas, muchas respuestas... en
definitiva, toda una filosofía de vida. Aquellos seres me dieron una clave para
contactar con ellos y mantener comunicaciones telepáticas. En seguida
comencé con las prácticas; fue una época muy dura, sobre todo al comienzo,
II. UN VIAJE INCREÍBLE 41
una historia de ciencia ficción! Además, lo que el ser energético te contó debió
ser muy importante, porque si no, no te habrían transportado físicamente.
Tengo muchísimas cosas que preguntarte, abuelo, pero hay algo que me
inquieta, ¿por qué me lo has contado a mí? ¿Por necesidad de contarle a
alguien tu secreto, o por algo que se relaciona conmigo?
Por primera vez su voz sonó cansada.
—Ya no voy a contarte nada más, pero si quieres información la tendrás.
Sólo necesito oírte decir que ese interés que manifiestas es algo más que
curiosidad, que deseas conocer más para descubrir esa filosofía de vida de la
que te he hablado. El tiempo apremia y los acontecimientos que se avecinan
son muy graves.
Las últimas palabras resonaron cargadas de tristeza.
—Realmente tengo una curiosidad enorme, siempre me han atraído los
temas de ciencia ficción, de civilizaciones del futuro, de otros planetas... pero
no es sólo eso; también quiero conocer esa filosofía de vida que te enseñaron.
Me gustaría saber el porqué de las cosas, de la vida y la muerte, en fin, de la
razón por la que he venido a este mundo. Por otra parte, me gusta tu forma de
ser, y si es fruto de esas enseñanzas, pues con mayor motivo. Sí abuelo, quiero
conocer más.
Me pareció percibir que se le aflojaban los músculos al abuelo mientras
me oía. Fue como si se le soltasen las amarras o como si hubiese entregado
una pesada carga. Se sintió feliz, su expresión había cambiado.
Lentamente se levantó y salió del salón.
Sorprendido por su reacción me puse en pie sin saber qué hacer ¿dónde
había ido? Notaba un hormigueo constante en las piernas y, como siempre que
me emocionaba o vivía algo importante, sentía el estómago atenazado por los
nervios.
A los pocos minutos el abuelo reapareció trayendo en sus manos un sobre
grande. Se colocó frente a mí y me miró muy serio. En sus ojos descubrí dos
lágrimas que pugnaban por no caer. No dijo nada, abrió el sobre y extendió sus
dos manos hacía mi ofreciéndome su regalo. «Un grueso libro de pastas
blancas con un dibujo de la galaxia rodeada por estrellas», que aunque no
conté estaba seguro de que serían veinticuatro, esperaba ser recogido por una
mano amiga que diera vida a cada una de sus páginas.
44 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Cierto es que desde que me casé, hacía dos años, nos habíamos
distanciado un poco y las visitas nunca eran tan prolongadas como en el
pasado. Sin embargo, raro era el mes que no nos acercábamos por Burón para
pasar con ellos un fin de semana. Y el abuelo todos esos años guardando
celosamente esa increíble experiencia...
Miraba de vez en cuando al asiento de al lado donde descansaba el
manuscrito. Allí estaba, patentizándome, que todo había sido verdad.
A medida que transcurría el tiempo iba dándome cuenta de que había
creído la historia del abuelo más de lo que pensaba, de que a pesar de lo
insólito de los hechos, estos encajaban como piezas irregulares de un puzzle.
Y ahí me encontraba, camino de León, donde Teresa me esperaba.
Tendría que contárselo todo, el abuelo me había hecho prometer que
compartiría con ella la lectura del manuscrito. ¿Qué pensaría? ¿Cómo iba a
reaccionar cuando le contara que nuestro abuelo Baldomero había viajado
hacía más de 25 años en una nave tripulada por seres extraterrestres y que
desde entonces había mantenido contactos esporádicos a nivel telepático con
ellos?
A partir de ese momento, mi preocupación durante el resto del viaje fue
tratar de hallar el modo de transmitirle a Teresa la historia de la forma más
verosímil posible. Teníamos que leer el libro y tratar de aplicar en todo
momento la lógica y el razonamiento, entre los dos lograríamos una mayor
objetividad. Cuando termináramos volveríamos a Burón para hablar con el
abuelo, él nos esperaba con el resto de la información que —yo no sabía muy
bien por qué— ahora se había callado.
La reacción primera de Teresa fue, como era de esperar, de sorpresa. Yo
intentaba reproducir el relato del abuelo de la manera más fiel que era capaz,
aunque me daba cuenta de que me faltaba la seguridad con que él me lo había
dicho. Había cosas que incluso a mi me costaba creer y eso se traslucía en mis
palabras.
Al final, después de varias horas de conversación nos encontramos ante el
momento que ambos esperábamos con expectación: enfrentarnos a la lectura
de los manuscritos.
En aquel momento ninguno de los dos podíamos imaginar lo importante
que iba a ser aquel libro en nuestras manos, el cambio que de una forma
progresiva se iba a producir en nuestras vidas.
46 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Admitir la posibilidad de que la historia del abuelo fuese real era una
revolución en muchos de nuestros esquemas mentales, pero el contenido de
ese libro iba a suponer una revolución aún mayor.
III. LOS MANUSCRITOS
IIIa. Introducción
(4.5), y lo son, por ser los primeros del escalón humano con capacidad
(garantía de uso del libre albedrío hacia lo positivo) para servir de
referencia a sus hermanos del peldaño 4.3. Y así llegaríamos al 4.6,
Maestros de los 4.4 y a los 4.7, (los "últimos" humanos, que serán, a
su vez, los "primeros" en formar parte del primer escalón del plano
energético o quinto gran peldaño).
»Si he utilizado este símil de la escalera, es por su sencillez y
claridad para retenerlo mentalmente. Sólo es una forma de dividir y
razonar el camino de la evolución.
»Es agradable verme reflejado en cada rellano del pasado, no os
podéis imaginar el camino que os queda para llegar al final de vuestro
trayecto como seres humanos, como tampoco os imagináis las
maravillas que os aguardan esperando ser descubiertas por vosotros a
lo largo de LA VIDA.
»Me gustaría, como un primer paso, contaros cómo nació vuestro
planeta y cómo surgió en él la vida. Las
54 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
sabían que su deber era avanzar, evolucionar, que sus hijos y los hijos
de sus hijos se verían beneficiados por sus experiencias, por sus
reflexiones y sus descubrimientos. Todo su bagaje se transmitiría a
sus descendientes por herencia genética. Cada hijo recibirá en sí los
logros de los padres. Esa idea de continuidad estaba impresa en cada
una de sus células»
III. LOS MANUSCRITOS
IIId. Hombres inconscientes (Hombres 4.2)
calor, la luz, la vida. Era su amigo puesto que les procuraba el bien.
Habían aprendido que cuando él no estaba hacía frío y tenían menos
posibilidades en la caza. Sabían que si el sol no aparecía tras las
montañas donde vivían, otros vendrían: el viento huracanado, las
fuertes lluvias, el desbordamiento de los ríos.
»Ellos no sabían defenderse muy bien de estos enemigos, por eso,
cada mañana, unos ojos observaban la llegada del sol; cuando lo veían
aparecer respiraban aliviados, sintiéndose seguros y protegidos bajo
su luz. Por la noche, en torno a la hoguera, el joven miraba el fuego y
recordaba al sol, los dos le daban calor, miró a la columna de humo
que se elevaba y recordó las nubes que rodeaban al sol. En aquel
instante algo se unió en su cabeza, miró al fuego de forma diferente a
como lo había mirado hasta ahora: tenían dentro de la cueva una parte
del sol y debían protegerlo para ser a su vez protegidos.
Se quedó dormido mirando al fuego y poco a poco se sumió en
un sueño profundo que le revelaría nuevos misterios. Escenas de la
vida, de su propia vida, tomaban cuerpo en su cerebro.
Durante la noche gruñó en más de una ocasión. Su rostro formaba
muecas y gestos mientras su cuerpo se revolvía entre las pieles. Cerca
ya del amanecer, su respiración adquirió mayor profundidad y sus
músculos y facciones se distendieron como no lo habían hecho hasta
entonces. Al poco, se vio a sí mismo en el borde del río grande que
había no demasiado lejos de la cueva y cerca del cual había pasado en
alguna de sus expediciones. Tenía un palo puntiagudo en la mano y
estaba observando atentamente el curso del agua. Lanzó un grito, el
palo salió disparado hacia el lecho del río y el hombre se abalanzó
detrás. Cuando lo sacó del agua en su punta se agitaba uno de
aquellos animales sin patas. Era escurridizo y le costaba trabajo
sujetarlo entre las manos. Pero de todas formas estaba contento y daba
gritos mostrando su alegría por tener algo más que comer.
III. LOS MANUSCRITOS. IIId. HOMBRES INCONSCIENTES (4.2) 79
esfera y, a los pocos segundos, del círculo formado por mis seis
hermanos surge un rayo de luz verde eléctrico que, entrando por mis
fontanelas, vuelve a salir por mi frente incidiendo sobre la esfera
multifacética, la cual se ha ido elevando, quedando suspendida en el
aire a pocos metros sobre la cabeza de los hombres primitivos. De
cada una de las facetas parte un rayo verde que se dirige al centro de
su bóveda craneana. A pesar de que no es visible para ellos
permanecen en completo silencio y quietud.
»A partir de ese momento, el código genético de esos seres se
verá modificado. La doble espiral de la cadena genética
correspondiente a sus células reproductoras verá alterada su estructura
de una forma aparentemente poco notable pero, sin embargo, esta
modificación tendrá con el tiempo una importancia fundamental, sus
descendientes llevarán impresas genéticamente las claves para el
desarrollo completo del cerebro y de los dispositivos mentales. Su
capacidad de razonar les llevará a crear culturas y su capacidad de
intuir les hará crear estructuras sociales basadas, en un principio, en
informaciones de índole superior que llevarán impresas en su
subconsciente, ya en fase expansiva. Sus hijos tendrán en
funcionamiento coordinado las dos glándulas más importantes de su
organismo, la pituitaria y la pineal, que servirán de enlace perfecto a
los diferentes cuerpos mentales: consciente, inconsciente y
subconsciente.
»La cúpula de la nave, de material transparente que había estado
mostrando un firmamento tachonado de estrellas, mudos testigos del
hecho, se tornó opaca, al tiempo que una voz inaudible para los
hombres primitivos, pero oída por los hombres de Apu, partía de mi
mente:
"Gracias os doy Grandes Maestros del Mundo de la Luz, por
haberme utilizado como vehículo de transmisión de vuestra energía.
Deseo que estos hombres que hoy empiezan su andadura consciente
busquen la Sagrada Referencia en lo más profundo de su alma,
porque sólo allí encontrarán el Agua que calmará su sed y la Luz que
les llevará, como hoy a mí, a formar parte consciente del mundo de lo
visible. Que así se cumpla".
94 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
25.000 años, que es el tiempo que tarda vuestro Sol en dar la vuelta
alrededor de la estrella Alción de la constelación de las Pléyades.
»En la Tierra hay vestigios de vida humana que se remontan a
unos 600 millones de años. Desde esa época, aproximadamente, la
evolución del planeta permitiría la vida de seres humanos en algunas
zonas de su corteza, por lo que hombres de Apu transportaron en sus
naves pequeñas comunidades de hombres de distintos grados de
evolución, cuyos planetas de origen estaban sufriendo cambios que
los hacían inhabitables, indefinida o temporalmente. Estos hombres
encontraron en la Tierra un sitio donde vivir durante un tiempo hasta
que pudieron ser llevados a planetas en condiciones de albergarlos
definitivamente. Esta es la razón de las llamadas "huellas erráticas",
denominación que los arqueólogos y antropólogos han asignado a
aquellos vestigios que, según la cronología establecida
académicamente, "no podían estar ahí". Valga como ejemplo el
descubrimiento que realizó Stanley Taylor, de la Filmsfor Christ
Association, en las orillas del río Paluxy, en Estados Unidos, donde
encontró huellas humanas junto a las de dinosaurios, cuando la
antropología sitúa la desaparición de estos animales hace más de 250
millones de años y faltaban aún 247 millones de años para la
aparición del primer protohomínido.
«Hace aproximadamente 3 millones de años fue realizada la
primera modificación genética en unos primates que vuestra ciencia
denomina como australopithecus. Como consecuencia de esta
modificación surgieron, después de varios miles de años, una nueva
especie de seres llamados pithecantropus con características
claramente protohumanas. Por propio desarrollo y asimilación de sus
experiencias. El pithecantropus pasó a convertirse en el ser al que se
denomina neanderthal u homo sapiens, con características ya
claramente humanas. Estos seres fueron sometidos a una segunda
modificación genética, que dio como resultado la aparición del primer
ser humano consciente autóctono de la Tierra: el hombre de Cro-
IIIf. LAS GENERACIONES DE LA TIERRA. LA ESCALA CÓSMICA 99
paso a paso a la Naturaleza, aliándose con ella para utilizar las cosas que
ésta le ofrece.
Pero ¿qué traería consigo, realmente, esta capacidad de razonar?
Era el comienzo de la consciencia, el darse cuenta de la repercusión de
sus actos. Ya no era un ser inconsciente como los animales, ahora era libre,
debía encontrar dentro de sí el camino a seguir a partir de lo que su impulso,
su conciencia interior, le dictase. Era un ser dotado de «libre albedrío".
Este fue un gran paso en la evolución del hombre que pasó de estar en
armonía con la Naturaleza, el modo inconsciente de los animales, a tener que
aprender a estar en armonía con ella al modo de los hombres, es decir
«religándose» conscientemente.
A esta etapa, en la que el hombre que poblaba la Tierra no tenía
problemas pues vivía en un estado de inconsciencia, podríamos identificarla
con los tiempos del Paraíso. Se movía por impulsos instintivos que le hacían
actuar sin poner en tela de juicio ese impulso, por eso vivía en armonía con la
Naturaleza. La adquisición de consciencia, el libre albedrío, la capacidad de
raciocinio, sería lo que la tradición nos ha hecho llegar como el «pecado
original» que significaría la posibilidad de conocer el bien y el mal,
simbolizado por el «árbol de la ciencia del bien y del mal».
Al hombre siguen llegándole los impulsos internos, pero ahora son
analizados por su nueva capacidad razonadora y su libre albedrío decide
finalmente qué hacer.
El tiene una tendencia innata que le lleva a actuar en armonía con las
leyes de la Naturaleza. Con el paso del tiempo las religiones han manipulado
esa tendencia creando el concepto «pecado» que no es otra cosa que una
cortapisa al libre albedrío.
En este punto y fundamentalmente por miedo, el hombre puede caer en la
tentación de actuar deforma inconsciente, instintiva, pero es un error, lo que
ha de hacer es aprender a actuar en armonía con esas leyes naturales, pero
CONSCIENTEMENTE, es decir, sabiendo por qué y para qué.
¿Cómo es posible que durante siglos se haya asimilado la consciencia y
la razón con el pecado, o cuando menos con una traba para la evolución
espiritual del ser humano? ¿No será el cerebro, precisamente, la herramienta
para avanzar? Si adquirimos el libre albedrío ¿no deberíamos ir
seleccionando nuestras decisiones para crear la armonía del origen?
IV. PERIODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA 109
Con el paso de los años las nuevas generaciones van desvirtuando las
enseñanzas de los mayores que habían sido transmitidas de padres a hijos. El
hombre se siente alejado de su origen, de esa armonía que una vez vivió, y
comienza a buscar, a observar cuanto le rodea. Eso, con el tiempo, le hace
crearse dependencias del entorno.
La Naturaleza es deificada, aparece el miedo a los elementos, a los
animales, a los fenómenos naturales. El hombre intenta apoyarse en lo que
encuentra alrededor, crea cultos a todo lo que no domina, se rodea de
instituciones, de leyes, de normas.
Con ellas se siente seguro, pero lo que está ocurriendo en realidad es
que esa moral ficticia creada por él le está poniendo filtros que están
deformando una voz que antes llegaba clara desde su interior: la voz de la
conciencia.
Con el transcurso del tiempo el hombre comienza a depender de los más
poderosos, los más hábiles o los más fuertes, a los que otorga la capacidad de
establecer las leyes, apareciendo las clases, las barreras, las naciones, las
ideologías que separan a unos de otros ... y los hombres nunca más vuelven a
sentirse hermanos nacidos de una misma familia con un tronco común.
Las instituciones religiosas, políticas y económicas, movidas por el deseo
de poder y la adquisición de bienes materiales, han mantenido a los hombres
durante siglos sumidos en la superstición y la ignorancia. La manipulación
ha sido tan sutil que muchos hombres no son capaces de utilizar por sí
mismos lo que les fue dado como una herramienta de la que servirse para
poder evolucionar: cerebro y libre albedrío.
A lo largo de la historia de la humanidad seres especiales, grandes
maestros, profetas, rishis, avatares... vinieron a la Tierra para intentar
refrescar la memoria al hombre dándole las referencias que había perdido. El
mensaje de todos ellos era casi idéntico: vivir en armonía con el entorno y sus
semejantes. Sin embargo, al cabo de un corto espacio de tiempo sus palabras
y enseñanzas eran manipuladas en beneficio e interés de unos pocos,
avasallando al resto, transgrediendo las más elementales leyes de respeto
hacia el ser humano.
Pero ¿cuánto tiempo podría mantenerse este estado de cosas? La
situación no parece fácilmente reconciliable. Por un lado, una buena parte de
la humanidad aboga por la razón a ultranza, por otro, un gran número de
hombres promueven la fe ciega y las creencias no contrastadas. ¿Por qué
hemos de elegir uno u otro camino? Si en
110 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Ecología Cósmica
Por si eso fuera poco, por aquellos días, Noviembre de 1975 parecía que
todo se confabulaba para apoyar nuestras nacientes inquietudes. Los medios
de comunicación denunciaban constantemente los problemas que el hombre
tenía, nuevas guerras, tensiones, terrorismo, violencia... Parecía que todo iba
en contra del propio hombre. ¡Qué lejos estaba el objetivo que, según los
manuscritos, había venido a cumplir: crear una sociedad armónica con lo y
los que le rodeaban}.
Sin embargo, hubo un hecho que fue el detonante que marcó nuestra
decantación definitiva hacia la necesidad de tomar una postura más activa.
Una noche nos vimos sorprendidos por un programa de televisión que desde el
principio captó nuestro interés. Era un reportaje científico-informativo que
había dado la vuelta al mundo, hablaba sobre el planeta Tierra y la acción
sobre él de los hombres.
El programa era una denuncia clara de los errores que a nivel ecológico
se estaban cometiendo, y apuntaba las posibles consecuencias de esos errores
si no se ponían los medios adecuados para impedirlo. Se analizaba la marcha
de los acontecimientos a partir de 1.800 con la revolución industrial, cuando el
hombre comenzó su frenética carrera por el dominio de la técnica.
A partir de ese momento se crearon máquinas. De la propulsión marítima
a vela se pasó a la máquina de vapor. Se inventó el ferrocarril y el motor de
explosión. Se construyeron grandes nú-
IV. PERÍODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA 111
cleos industriales donde antes había bosques. Se allanaron montañas para que
las máquinas pudieran pasar y se arrasaron bosques enteros para la extracción
de minerales a cielo abierto.
Las aguas empezaron a recibir los residuos químicos que producían las
fábricas y el aire los vapores tóxicos. Los elementos base del progreso: el
petróleo, el carbón, la energía nuclear, producen por sí mismos contaminación.
Se han inventado máquinas para recolectar mayor cantidad de alimentos, pero
los cultivos masivos han traído plagas que son combatidas con pesticidas que
a su vez tienen efectos perjudiciales en el agua, la tierra y todos los seres
vivos. Se produce más de lo que se consume y hay que utilizar conservantes.
Por otra parte, un informe sobre la utilización de la energía nuclear
señalaba la destrucción de las capas altas de la atmósfera, creando fisuras por
las que se filtran rayos solares nocivos para la vida, como los terribles rayos
gamma. Surgen enfermedades de tipo canceroso, tres de cada cinco habitantes
sufren predisposición alérgica de algún tipo, no sólo en las ciudades, sino
también en el campo.
Las alteraciones climatológicas dan lugar a gravísimos problemas.
Desaparecen las estaciones intermedias, primavera y otoño, del verano se pasa
al invierno. La desertización se extiende a numerosos continentes. África, en
otro tiempo lleno de vida y recursos, es hoy un verdadero desierto. En amplias
zonas desaparecen los bosques, y como consecuencia, el hambre y la miseria
hacen su aparición. Etiopía es el segundo país más pobre del mundo. El
promedio de vida no alcanza los 50 años, y un 27% de niños muere antes de
cumplir los cuatro años. La falta de agua impide el cultivo de las tierras y el
desierto va avanzando a pasos agigantados. Sus gentes se mueren de
tuberculosis o enfermedades intestinales provocadas en gran parte por el
consumo de aguas putrefactas y contaminadas.
La FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación) advertía que, si se mantiene la actual tasa de nacimientos, en el
año 2000 habría unos quinientos millones de personas que no podrán ser
alimentadas adecuadamente. En la actualidad, unos cincuenta millones de
personas mueren cada año en el mundo como consecuencia del hambre o de
las carencias alimenticias. No obstante el índice de natalidad no es un
problema sino la mala repartición de las riquezas.
112 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Por otra parte la estabilidad de la corteza terrestre parece más frágil cada
día, los terremotos, los volcanes que entran en erupción después de haber
permanecido mudos durante mucho tiempo, podrían desatar una cadena de
acontecimientos que convulsionarían todo el planeta.
La fauna terrestre también está afectada. Se extinguen por falta de
protección muchas especies, se continúan celebrando safaris, partidas de caza,
matanzas de focas y ballenas, etc.
El programa terminaba sin dar ninguna salida a los innumerables
problemas planteados, únicamente era una exposición de una situación real y
comprobada.
Nos quedamos mudos. ¿Estábamos más receptivos a estos temas o qué
estaba ocurriendo? En el reportaje se hacían denuncias muy fuertes, la crítica a
determinados sectores era clara y directa, y nos preguntábamos cómo se les
habría colado en televisión un programa semejante.
Estábamos convencidos de que ese programa tendría repercusiones y
levantaría polémicas. Sin embargo, íbamos a llevarnos más de una sorpresa.
Para la mayoría de la gente aquel programa pasó desapercibido, o en el mejor
de los casos no pasó de ser una de tantas informaciones fatalistas sobre el
futuro, pero que se veían demasiado lejanas como para preocuparse.
Aquella noche tardamos más de lo habitual en conciliar el sueño.
Dábamos vueltas en la cama inquietos y desasosegados. Todavía permanecían
en nuestra mente algunas de las imágenes y datos que habíamos visto por
televisión.
Traté de sumirme en la negrura del sueño... Al cabo de un rato abrí los
ojos y pensé que me había equivocado, que algo no andaba bien. Volví a
cerrarlos pero al abrirlos de nuevo la misma imagen apareció ante mí.
Atónito paseé la vista por el paisaje que me rodeaba sin reconocerlo.
Estaba en una inmensa llanura árida y seca, las tierras estaban agrietadas por
profundas hendiduras entre las que salían a veces briznas secas de algo que en
otro tiempo debió ser hierba.
No lejos de allí unos troncos calcinados se retorcían aún erguidos como
pidiendo respuesta a un sol abrasador que caía a plomo sobre ellos. Las rocas
estaban misteriosamente ennegrecidas con manchas parduzcas que en otro
tiempo debió ser algún tipo de musgo.
Me paré un momento, percibía el calor asfixiante, parecía que hasta los
vientos habían huido de aquel lugar. El silencio era total.
IV. PERÍODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA 113
lla. Sentí cómo sudaba y cómo la angustia iba ascendiendo por mi estómago
hasta quedárseme agarrada a la garganta.
Vi a lo lejos unos altos edificios que se erguían amenazadores, apenas
había luces, estaba atardeciendo. Me dirigí apresuradamente hacia allí, quería
llegar cuanto antes porque necesitaba cada vez más hablar con alguien de
aquel mal sueño.
Corrí a toda la velocidad que me permitían las piernas y antes de darme
cuenta me encontré pisando el asfalto de una gran avenida. Miré al cielo y lo
encontré nublado, pero al fijarme con más detenimiento me di cuenta de que
no eran nubes sino una especie de polvo negro que parecía sustentado sobre
los edificios como una gran capota oscura. La luz del atardecer apenas llegaba
hasta donde la calzada. Me volví en una y otra dirección buscando algún
movimiento, apenas algunas luces artificiales iluminaban de trecho en trecho
un trozo de la calle, las ventanas de los edificios también mostraban pálidas
iluminaciones.
Los altos edificios de metal se me antojaron como grandes moles opacas
que en otro tiempo debieron ser brillantes. Caminé y no encontré árboles o
pájaros o plantas. A veces algún sonido metálico, algún ruido como de
generadores o algún tipo de maquinaria rompía el silencio, pero las calles
estaban desiertas.
Crucé una especie de plazoletilla con un parque infantil. De pronto la
silueta familiar de un árbol surgió ante mí como una verdadera aparición.
Avancé con las manos extendidas para verificar que aquello era real, la
sensación del tacto me dejó perplejo, era frío, era metal, no era la rugosa
corteza de un árbol, era sólo un monumento erigido en su honor.
Oí unos pasos a mi espalda y me volví al reconocer un sonido familiar.
Un grupo de personas caminaba calle abajo. No podía ver sus caras y traté de
aguzar la vista sin conseguirlo. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca
me di cuenta de que todos llevaban puestas unas máscaras que les cubrían el
rostro. Levanté una mano y avancé hacia ellos. Parecían delgados y débiles,
seres grises y silenciosos.
Vi que también había algunos niños entre ellos. Todos caminaban como
siguiendo una especie de ritual. Asombrado observé cómo desfilaron ante mi
sin ni siquiera reparar en mi presencia ¿cómo era posible? ¿No me veían? Les
llamé a gritos pero nadie se volvió. Corrí tras ellos y comprobé que ni me
veían, ni me oían. Se detuvieron un momento ante un gran panel donde se
dibujaban unos números: 19:38 2.004.
IV. PERÍODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA 115
Abrí los ojos con estupor, eran una hora y una fecha. Unas palabras
roncas se escaparon de mi garganta: ¡no es posible!
Me senté sobresaltado, estaba sudando y temblaba violentamente. Abrí
los ojos cuanto pude tratando de ver en la oscuridad mientras repetía una y
otra vez: No es posible. No es posible. No es posible.
Me restregué los ojos y poco a poco los contornos de la habitación se
fueron perfilando. Salté de la cama y fui hacia la ventana abierta, una suave
brisa de aire fresco me reconfortó. Miré ávidamente afuera, vi la calle
silenciosa, los coches aparcados, el parque infantil de la plazuela, el ruido
familiar de las hojas de los árboles al chocar unas con otras movidas por el
viento. Pude percibir claramente los mil pequeños ruidos que poblaban la
noche.
Sentí que el aire que penetraba en mis pulmones era el más fresco y
perfumado que jamás había respirado, noté cómo los ojos se me humedecían a
la vez que un profundo estremecimiento recorría mi espina dorsal desde su
base. Todo había sido un mal sueño, una horrible pesadilla...
Sacudí la cabeza tratando de apartar aquellos espantosos recuerdos. Miré
a Teresa que dormía plácidamente ajena por completo al mal rato que yo había
pasado. Sin embargo, la inquietud se fue apoderando de mi ánimo abriéndose
paso mientras una honda preocupación comenzaba a embargarme. ¿Sería
posible que esa pesadilla tuviese visos de realidad dentro de unos años?, ¿cuál
sería el futuro, de seguir por ese camino, que se apuntaba en la actualidad?
Rechacé la idea. Los gobiernos tomarían medidas, los científicos lo
arreglarían, los investigadores, los técnicos... hay mucha gente en el mundo
preparada para luchar contra estos problemas.
Pero ¿en qué estaban pensando todos ellos?, ¿por qué no hacían nada
antes de que fuera demasiado tarde?, ¿es que no leían los periódicos?
Sentía como mi cerebro, todo mi ser se revelaba ante la realidad que
surgía frente a mí como un fantasma escapado de la pesadilla. Amanecía. Sin
embargo algo en mi interior había cambiado, gracias a ese sueño me había
hecho consciente del problema que se nos avecinaba, y sólo se me ocurría
como remedio dar mi pequeña respuesta personal: Yo iba a luchar contra ese
futuro, iba a intentar que a mi nivel esas cosas no fuesen degradándose, iba a
defender la vida, por mí y por las generaciones futuras que merecían sin duda
116 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
una Tierra con posibilidades para el desarrollo de la vida en todos sus órdenes.
Respiré profundamente tratando de mantener la calma. Volví a mirar a
Teresa largamente. Sabía que podía contar con ella, que también en ese
empeño iba a ser mi compañera.
Era un nuevo día: martes, 17 de Diciembre de 1.975.
Durante todo el día siguiente me vi dominado por las sensaciones que
había vivido en sueños. Una y otra vez me repetía que sólo había sido eso, un
sueño. Sin embargo, el recuerdo de aquellas imágenes tan reales me hacía
estremecer cada vez que volvían a mi mente.
Hablé con Teresa durante mucho rato intentando por un lado
desahogarme, y por otro hallar el eco de su comprensión y su apoyo.
Hablaba a borbotones, como si no pudiera dar rienda suelta a mis
sentimientos recién despertados. Al principio las ideas salían mezcladas y
oscuras, pero poco a poco, entre los dos, logramos llegar a una postura clara.
Pensábamos que nosotros, como seres humanos, habíamos recibido un
planeta de singular belleza, el planeta azul. Un verdadero vergel un paraíso:
agua y energía, tierra para crecer y plantas para alimentar a los animales.
Millones de insectos, de microorganismos, miles de plantas, infinidad de
especies... Todo, autorregulándose en la más perfecta de las armonías, nada
sobraba en el espectacular mecanismo de la vida en la Tierra. Nada existía por
azar ni por capricho.
Las aguas de sus mares fueron pobladas por miles de especies marinas.
Sus cielos limpios surcados por miles de aves. Cientos de ríos y lagos de
aguas cristalinas fluían por las venas de la Tierra dando vida y frescor a su
paso.
Todo era exuberante y lleno de vida, pero faltaba una pieza por encajar,
porque todo lo creado no tenía razón de ser sin el hombre. Todo aquello era el
regalo que el Cosmos había preparado para él, para que pudiese vivir, crecer y
multiplicarse. Todo nació para él, y así fue cómo el último eslabón de los
animales se transformó en hombre, con una característica diferenciadora del
resto de la creación: su capacidad de razonar.
Sin embargo, con el paso del tiempo se ha llegado a la degradación del
planeta. El hombre, considerando que la Naturaleza es
IV. PERÍODO DE REFLEXIÓN. TOMA DE CONSCIENCIA. ECOLOGÍA CÓSMICA 117
contraria a sus intereses, ha ido tomando una serie de medidas que terminarán
yendo en contra de sí mismo. Su falta de humildad le ha hecho olvidar que él
es uno más y que su misión es bien sencilla: saber estar.
Los avances tecnológicos logrados por el hombre no son negativos, lo
negativo es la intención y el uso que dé a esos avances. Muchas veces se
cometen errores, pero eso no es un problema, pues así aprende el hombre,
equivocándose. Sin embargo cuando se conocen las consecuencias de los actos
y a pesar de todo, en aras del progreso se sigue adelante, es cuando se está
yendo en contra de la verdadera ecología cósmica.
¿Por qué el hombre no se había dedicado más a investigar y desarrollar
energías naturales no contaminantes? ¿Cómo es posible que se continúen
haciendo pruebas de explosiones nucleares cuando se sabe el perjuicio que se
está causando a todos los pueblos? Las respuestas a todas estas preguntas
seguramente tendrían un triste denominador común: la rentabilidad de
monopolizar los recursos, la preponderancia por el poder y el control. En
definitiva, la economía y la ambición marcaban la pauta del comportamiento
humano.
Las causas había que buscarlas en un desconocimiento total en lo que al
hombre mismo se refiere. Enfocando el progreso hacia afuera y con una escala
de valores equivocada y se nos ha olvidado progresar en los valores humanos.
No habría nada de malo en el progreso si estuviera impulsado por el
interés común, si pretendiera mejorar las condiciones de vida de todos los
hombres de la Tierra, si estudiara a la Naturaleza con respeto, para servirse de
ella sin agredirla.
Pero nos mueven otros intereses, otros dioses a los que veneramos, y con
motivaciones tan mezquinas no se pueden conseguir otros resultados que los
que ahora tenemos y a los que hemos llegado paso a paso a través de cientos
de años, aunque sea más grave el daño ocasionado en los cien últimos años.
Pero no nos engañemos, lo que ha cambiado es que el hombre de hoy cuenta
con más medios para destruir que en el pasado, pero los móviles son los
mismos: poder, economía ... y un total desprecio por la Naturaleza.
Nosotros no queríamos admitir que la situación no tuviera una solución,
¿pero cuál? La actitud más normal era quejarse de lo mal que se hacen las
cosas y de lo terribles que son los dirigentes que provocan las guerras. Sin
embargo, ¿qué hacemos nosotros, qué postura tomamos ante este desbarajuste
general los ciudadanos de
118 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
por las mejillas de la anciana que no pronunció ni una sola palabra. Se dejó
conducir mansamente por Teresa hacia la cocina.
Me quedé parado en el umbral de la puerta y cerré los ojos mientras por
la nariz se me colaba aquel olor familiar, tan dulce y pegajoso como siempre.
La angustia me brotó desde el estómago y subió hasta la garganta, una
sensación de mareo me invadió. Abrí los ojos y respiré profundamente
mientras me acercaba a la cama. Afortunadamente todos habían salido de la
habitación.
Iluminado por las lamparitas de las mesillas pude ver el cuerpo del abuelo
que yacía sobre el lecho. Le habían puesto un traje marrón oscuro, muy nuevo,
los zapatos, su boina ...
Miré aquel rostro extremadamente pálido, era él, lo sabía, sin embargo
me costaba trabajo reconocerle. Me acerqué a la cama y apoyé una mano
sobre las del abuelo mientras me inclinaba para darle un beso en la mejilla. Al
levantarme una extraña sensación me invadió. Aquel ser postrado no tenía
nada que ver con mi abuelo Baldomero, aquello era como una funda vacía que
no me inspiraba ningún sentimiento.
Al principio me sentí turbado por esta idea y hasta un poco culpable, sin
embargo una y otra vez algo martilleaba en mi cerebro: el abuelo ya no estaba
allí. Aquel ser podía tener su apariencia física, pero el abuelo ya se había ido.
Cerré los ojos tratando de evocarle mientras intentaba poner orden en las
ideas. Recordé frases oídas al abuelo muchas veces, sus teorías sobre la
energía vital que animaba al cuerpo físico, él lo describía como una especie de
fluido que rodeaba a todos los seres vivos y que formaba un doble exacto del
cuerpo a nivel energético. Cuando esa energía se desprendía o se agotaba
sobrevenía la muerte.
¿Será lo que la Iglesia Católica llama el alma? Lamenté no haber prestado
más oído a aquellas teorías, me hubiese gustado saber más, tal vez así, ahora
tendría una explicación a la sensación que me había producido la presencia del
abuelo, la de encontrarme con alguien cuyos rasgos me eran familiares, pero
emotivamente le sentía tan ajeno a mí que no sabía qué pensar de esos
sentimientos.
La entrada de algunas personas en la sala dispuestas a rezar sus oraciones
me hizo volver bruscamente a la realidad. Permanecí allí durante unos minutos
con la cabeza inclinada y los ojos cerrados, recordándole fuerte, sereno,
paseando por el hayedo, recibiendo el sol del atardecer ... vivo.
V. EL ABUELO MUERE 123
gentes de esa aldea los mejores años de su vida. A lo lago del tiempo había
logrado ganarse no sólo el respeto sino también el cariño franco de la gente de
la montaña. Hacía varios años que ya no ejercía como veterinario, sin embargo
todavía seguían llamándole cuando había algún problema «especial». Todo el
mundo en el pueblo había tenido en alguna ocasión la oportunidad de recibir
su ayuda fuese del tipo que fuese.
Últimamente pasaba los días haciendo lo que más le gustaba: leer, pasear,
observar la naturaleza, los animales, la vida ...
Era un gran observador, por eso me gustaba ir a su lado, sorprendiéndome
a cada momento que siempre supiera como se llamaba tal o cual planta o
árbol, y para qué podía utilizarse, y como se criaba, e incluso alguna leyenda o
historia sobre el tema, conocía el canto de los pájaros, y las costumbres de los
animales que habitaban por los alrededores.
Abrí los ojos y miré alrededor, todo estaba como si el abuelo acabara de
salir de esa habitación. El álbum de fotos estaba sobre la mesa, acaricié la tapa
de piel marrón ya gastada por los bordes. Al abrirlo fue como si una ráfaga del
pasado se escapase de entre sus páginas y se quedara instalada en la sala
llenando el ambiente de recuerdos.
Aquellos antiguos retratos de cartón duro y grueso, ya amarillentos en
parte por el paso del tiempo, y en parte porque aquellas fotos tenían un color
indefinido.
Muchas de esas imágenes estaban grabadas en mi recuerdo de forma
indeleble, unas por haberlas vivido y otras por haber mirado muchas veces
aquellos retratos mientras los abuelos me explicaban con detalle cada escena.
Desde pequeño pasaba con ellos todas las vacaciones escolares y eso hizo
nacer entre nosotros unos lazos muy fuertes basados en vivencias cotidianas
que habíamos compartido. Me parecía estar sentado con ellos alrededor de la
mesa, en la cocina, un sitio especialmente acogedor. Por las paredes blancas se
distribuían vasares a diferentes niveles que soportaban platos de cerámicas
muy antiguas, de la bisabuela, algunos de ellos rotos se sujetaban por detrás
con una laña de metal. La cocina encendida desprendía un agradable calor, las
piñas chisporroteaban y un suave perfume a resina quemada completaban el
cuadro para sentirse abrigado y recogido. Había calor de hogar en aquella
cocina, siempre había sido la parte más utilizada de la casa y daba la
impresión de que sus
V. EL ABUELO MUERE 125
chando su voz grave, un poco ronca cuando hablaba de estos temas, denotando
una emoción contenida.
«Mis queridos Alberto y Teresa:
Ha llegado el momento en que debo marchar, mi vida aquí se acaba, el
plazo que se me dio para hacer o deshacer en esta vida, 75 años, llega a su fin,
lo hecho, hecho está y lo pendiente quedará para una nueva existencia donde
tenga la oportunidad de seguir aprendiendo y experimentando.
En estos años he comprendido que la muerte física es una realidad
objetiva, sin embargo no es la única que ocurre en el hombre, el renunciar a
los propios valores es también una muerte, y lo es por despreciar el trabajo
realizado, por creerlo inútil.
El hombre que quiere vivir debe pensar que la VIDA es un conjunto de
vidas que a su vez integran más vidas y éstas se componen de vivencias. He
aprendido que el conocimiento es un medio para alcanzar la sabiduría que es
la manera correcta de aplicar este conocimiento. Se adquiere cuando existe
deseo de ello, pero solo preguntando y aplicando se logra la verdadera fuente
del saber, que siempre mana y a la que se acercan los que tienen sed.
El hombre del futuro en la Tierra deberá ser un hombre abierto de mente,
que no se quede anclado en lo conocido. Cuando el hombre se queda anclado
surgen los dogmas como necesidad de explicar su postura. La ciencia se
replantea sus postulados constantemente y el hombre que está naciendo ahora
ya no se asombra de los avances tecnológicos, solo el que está conforme
totalmente con lo hecho, dándole un valor inamovible se quedará anclado, el
que parte de lo hecho como plataforma para mejorarlo y ampliarlo estará en
condiciones de vivir de acuerdo a su tiempo. El hombre que constantemente se
replantea sus logros no está orientado al futuro, sino al pasado, pues es del
pasado de quien duda.
Alberto, Teresa, en los últimos tiempos insistíais mucho en que os dijese
cómo se podía comunicar con los extraterrestres, pues bien, ha llegado el
momento para vosotros igual que en su día llegó para mí. Al final de esta carta
encontraréis la clave de contacto, os ruego que hagáis uso en conciencia de
ella.
No es nada complicado, sino más bien algo de constancia y
perseverancia, habréis de tener fuerza de voluntad al principio pues los
resultados primeros pueden pareceros defraudantes, sin embargo, no cejéis en
el empeño, sé por experiencia que merece la pena el esfuerzo.
130 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
asimilar y vivir la filosofía de vida que habéis perdido con el tiempo. Una
forma de volver al origen, de reencontrar el camino descubriendo los
verdaderos valores de las cosas. Aprendiendo el significado de palabras como
compartir, confiar, amistad, sinceridad, humildad ... Todo ello entre varias
personas que tendrán, con el tiempo, la ayuda de un guía, de un Hermano
Mayor que les enseñará y les ayudará a andar aunque no andará por ellos».
Durante unos minutos reinó el silencio en la estancia. Todos aquellos
seres tenían puestos sus ojos en mí, esperando una respuesta. Sentí cómo me
decían que me necesitaban, que había un trabajo que debíamos hacer los
terrestres y que, sin nosotros, sin nuestra colaboración, no podría llevarse a
cabo la misión.
De pronto reaccioné y el miedo desapareció. Me di cuenta de lo que me
estaban ofreciendo y sentí como se me ponía la piel de gallina: seres
superiores a mí en evolución me pedían colaborar en una misión en la que
aprendería y encontraría respuestas, donde tendría la oportunidad de dar un
paso adelante en el conocimiento y en la propia evolución espiritual. El
proyecto se me antojaba muy ambicioso, y por si eso fuera poco estaba la
implicación con los momentos que iba a atravesar la Tierra, la situación era
muy grave como para no sentir la responsabilidad sobre los hombros. ¡Había
que hacer algo, había que hacerlo!, ¿qué duda cabía?
—Yo no sé muy bien si voy a seros útil. Mi intención es ayudar en la
medida de mis posibilidades, avisando sobre los riesgos que conlleva nuestra
actitud. No obstante no sé como hacerlo, si cuento esto no me creerán...
Terminé mirándole, esperando sus directrices. Pude ver la alegría
reflejada en sus ojos.
«No te preocupes, aún no debes hablar. Dices bien, no te creerían, y
además te falta mucha información; debes prepararte bien antes de empezar
a difundir. Te entregaremos unos manuscritos que han sido dictados por uno
de nuestros Maestros. Jon ha trabajado mucho transcribiéndolos. Debes leer
esa información con mucha atención, analizarla y contrastarla con tus ideas y
las de los demás, aunque en principio sin descubrir su origen.
Al mismo tiempo comenzarás a hacer algunos ejercicios de
concentración para poder facilitar la comunicación telepática con nosotros y
podrás preguntarnos cuantas dudas te surjan. Contarás con nuestra ayuda
siempre que lo pidas. Intentaremos que se abran
134 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
viajes esporádicos y que no siempre coincidían con los días de reunión del
grupo.
Por otra parte en alguna ocasión nos decían que a esos hombres no les
permitían comunicar largamente con los terrestres, sus misiones eran otras.
Algunos de los comunicantes confirmaron incluso su posición, eran seres
humanos (4a. dimensión) en el cuarto peldaño de la escala evolutiva (4.4).
Algunos de los supuestos extraterrestres con los que comunicamos nos
confirmaban su colaboración en misiones de ayuda a la Tierra, pero
exclusivamente a niveles físicos y tecnológicos como recogida de muestras,
trabajos geológicos en el subsuelo, etc.
Durante todo este tiempo luchamos con verdadera constancia por
mantener el espíritu de equipo, los deseos de avanzar, la fuerza de voluntad ...
Y así a comienzos del mes de Abril, cuando la primavera estallaba en los
campos regándolo todo con una nueva luz que hacía parecer los colores recién
estrenados, un tibia noche, una noche especial que siempre recordaríamos,
lanzamos una vez más esperanzados la consabida llamada al espacio
esperando ser escuchados.
—Queremos comunicar con seres humanos físicamente vivos, de
evolución superior a la nuestra. Nos guía el deseo de aprender.
VII. ARTAX. PRIMER CONTACTO
Artax avanzó con paso firme hasta abordar la pasarela móvil que le
llevaría hasta la entrada misma del edificio Sede Central del Consejo de Zona.
Ese era un gran día, iban a darse a conocer los resultados finales del Concurso
sobre investigación y desarrollo que periódicamente se hacían entre la zona
Norte y Sur.
En el último ejercicio él y su equipo de colaboradores habían estado a
punto dé alcanzar la mención especial, pero al final se impusieron los mejores
resultados de otros.
Desde entonces habían trabajado mucho esforzándose y concentrando sus
investigaciones sobre la flora y fauna de África, una zona de la Tierra en vías
de desertización. Habían conseguido salvaguardar animales y plantas que
estaban ya a punto de desaparecer, logrando su traslado y aclimatación a un
planeta laboratorio.
No obstante, para algunos organismos tuvieron que crear de forma
artificial unas condiciones ambientales especiales, produciendo en algunas
zonas un microclima que fuera similar al de la Tierra, para después ir
deduciéndolo de forma gradual hasta que las especies eran capaces de
sobrevivir en el nuevo medio.
Antes de que se diera cuenta ya había llegado, abandonó el carril móvil y
se paró frente a la sede del Consejo. Era un enorme edificio de forma
piramidal, construido de un material transparente y que dejaba pasar la luz
permitiendo la visión de dentro afuera, pero no al revés.
Había una gran animación, el salón principal, capaz de albergar a una
buena representación del planeta estaba prácticamente lleno. Se dirigió hacia
la grada que les había correspondido, allí estaban ya sus once compañeros de
equipo, tan ansiosos como él, esperando los resultados finales.
148 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
Durante los últimos tres días se habían estado presentando los trabajos de
una y otra zona. Realmente era sorprendente ver como cada año funcionaban
mejor y se alcanzaban cotas más elevadas en el conocimiento de la naturaleza
y del mundo material.
Finalmente la voz del presidente del Consejo tomó la palabra y en un
breve pero elocuente discurso agradeció a todos su colaboración y sus
esfuerzos en favor del bien común.
Un silencio general se extendía por el enorme recinto. Cientos de ojos
estaban clavados en los enormes paneles que en breves segundos comenzarían
a mostrar la relación de los trabajos premiados. Las letras luminosas
empezaron a aparecer a la vez que un leve murmullo se extendía entre los
asistentes. El rostro de Artax y sus compañeros se iluminó de júbilo. Allí
estaba su aportación, entre la lista de los elegidos. Se felicitaron efusivamente
unos a otros, era muy agradable ser seleccionado, no sólo por el premio sino
porque significaba una muestra de reconocimiento al esfuerzo y eso les
compensaba de las duras horas de desánimo y cansancio. Lo que habían
logrado era bueno para la comunidad y así se lo reconocían.
Cuando terminó la asamblea y se repartieron las menciones se dirigió
rápidamente a su casa. Virna, su compañera, había estado viendo la
transmisión de la ceremonia y salió a recibirle antes de que entrara. Ámbar y
Lerna sus hijos se abalanzaron sobre él felicitándole efusivamente apenas le
vieron.
Se dirigieron todos a la sala comunal que servía de centro de reunión e
intercambio a la familia, era el recinto más espacioso de la vivienda, estaba
dotado de varios paneles dedicados a consulta, lectura de escritos, visión de
documentales y películas, percepción musical, etc. Todos ellos podían ser
accionados individual o simultáneamente sin interferir unos con otros y
permitiendo en todos ellos la captación a nivel extrasensorial total: tacto, oído,
vista, olfato, y mil y una sensaciones.
Cuando estuvieron todos sentados empezaron a hacer planes sobre el
viaje. Si, el premio habían sido unas vacaciones para todo el grupo y sus
familias en Zara, un planeta, sin habitar por seres humanos y que resultaba un
verdadero paraíso por su vegetación y sus paisajes exóticos.
Unos días después tomaban una nave de transporte unifamiliar que les
llevaría hasta Zara. Durante el viaje vieron proyecciones sobre el planeta que
iban a visitar, datos sobre su clima, temperatura, fauna, flora, etc. Estaba
situado a tres años luz de Dino y fue evacuado en parte antes de sufrir la
invasión de un cuerpo estelar
VII. ARTAX. PRIMER CONTACTO 149
A medida que iba hablando Virria notaba como iba adquiriendo más
seguridad en lo que decía. Continuaban visitando los lugares más
significativos. De pronto una de las mujeres visitantes alzó un poco la voz y
preguntó con cierto titubeo:
—¿Existen diferencias, a nivel social, entre hombres y mujeres?
La pregunta era muy clara, no había lugar a dudas. Virna se volvió y con
serenidad miró a los ojos de su interlocutora.
—En absoluto, para nosotros hombre y mujer son seres humanos con las
mismas potencialidades, y por tanto merecen idénticas oportunidades.
Consideramos a los individuos útiles incluso a veces en la propia
complementareidad, pero dignos del mismo trato y respeto.
El grupo de visitantes animado comenzó a lanzar nuevas preguntas.
—Antes dijiste que la guardia estelar apenas tenía que intervenir salvo en
muy contadas ocasiones, ¿qué tipo de problemas son los que provocan su
intervención?
Palideció ligeramente, esa era una pregunta comprometida, o al menos lo
sería la respuesta, inspiró y trató de explicarse lo mejor que pudo:
—A veces se producen esporádicos trastornos cuando llegan visitantes de
otros planetas. Son conatos aislados de delincuencia como pequeños hurtos de
recuerdo, faltas de respeto a los habitantes de Dino, y algunas interferencias a
nivel sexual, como intentos de relación con personas que no lo desean.
Curiosamente, el mayor número de estos últimos altercados viene provocado
por mujeres que abordan a los hombres intentando forzar su libre albedrío.
Este sentimiento posiblemente sea una rémora del pasado, de la etapa anterior
en la que en muchas culturas la mujer estaba subordinada a nivel sexual por el
hombre.
Durante un buen rato continuaron hablando de ese tema, de las
represiones que habían castrado culturalmente en los planetas a las mujeres y
en algunas ocasiones muy esporádicas a los hombres, y entendían que esos
espíritus necesitaban compensarse y saciar sus carencias. Lógicamente al
encontrarse en libertad esos sentimientos grabados a lo largo de siglos salían
al exterior sin canalizar.
En la etapa 4.3 un gran número de civilizaciones se encontraban con el
hito de la igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres, de
ahí que recién incorporados a una nueva etapa 4.4 tuvieran reminiscencias del
pasado en sus comportamientos.
VII. ARTAX. PRIMER CONTACTO 157
una personalidad que ya nos era familiar, como cuando te carteas con alguien
que no conoces. Que Artax se brindase como intermediario portavoz del
mensaje había supuesto una ayuda inestimable. Sin ella nos habría resultado
mucho más difícil conseguirlo, o por lo menos habríamos tardado bastante
más. Una corriente afectiva unió desde entonces a seres tan dispares y durante
muchos años el grupo fue consciente del papel fundamental que había jugado
ese hombre en sus vidas. Fue para nosotros el primer exponente de la
colaboración entre los seres humanos independientemente del lugar que
ocupen en el Cosmos.
VIII. ACAEL EL GUIA
toda su plenitud. Una música muy suave sonaba de fondo. Ya estaba listo para
zambullirse en el mundo del subconsciente. Comenzó su preparación
recordando someramente los acontecimientos que le habían llevado desde
hacía muchos años hasta el momento presente en que se encontraba ante un
nuevo hito.
Como si la ocasión se prestase a ello quiso tener presente todo el proceso,
recordó que desde muy joven sintió una gran inquietud por el desarrollo de
vida humana en planetas 4.3 y 4.4 que estuvieran ante un cambio de
generación. Esto le llevó a pedir permiso a la Confederación para viajar a
mundos que estuvieran a punto de sufrir ese trance. Recordó su primer viaje a
la Tierra, hacía ya 400 años terrestres ...
Desde el principio ese planeta le atrajo especialmente, sobre todo por sus
sonidos en superficie. Siempre había sido un enamorado de la música y la que
se oía allí le cautivó. Centró sus esfuerzos en la Tierra y sus pobladores,
focalizando sus estudios en profundizar en ellos, y cuando por fin se gestó una
misión para ese planeta ofreció su colaboración para salvar cuanto pudiera de
tan bello lugar. Así, durante mucho tiempo estuvo transportando plantas,
animales y personas, a las diferentes colonias que se habían establecido para
este fin en Ganímedes, lo y otros puntos del Sistema Solar.
El siguiente paso fue su preparación integral para guiar un grupo de
terrestres. El reto era de una tremenda importancia pues se trataba de despertar
la consciencia y formar a unos hombres que desconocían totalmente las leyes
Universales.
Hacía sesenta días terrestres que había terminado su formación y estaba a
la espera de grupo. Cuando Xaloc le dio la noticia la recibió con júbilo.
Esperaba poder hacer un buen trabajo avalado por su experiencia de
sociólogo, su conocimiento de la Tierra, de la historia de su humanidad y por
último el conocimiento, que desde hacía unos trescientos años, tenía de los
componentes del grupo. Sí, los Maestros le habían permitido seguir de cerca la
evolución de un número determinado de espíritus del planeta. Algunos de ellos
se conformarían en grupos de trabajo, otros en cambio comenzarían solos su
andadura.
Aquella noche, por fin se iban a ver satisfechas sus expectativas. No
obstante sabía que no iba a resultar tarea fácil. Era consciente de los duros
momentos que tendría que atravesar. Sin embargo, el miedo había sido
desterrado de su mente hacía muchos años y su deseo de establecer una
cooperación con aquellos hombres impe-
172 TERRESTRES: ESTA ES LA HISTORIA, LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
las frases, cada uno comentaba lo que consideraba más chocante pero ni
siquiera esperaba la respuesta del otro.
Después de un buen rato de desahogo y cuando se hubieron tranquilizado
un poco los ánimos comenzamos a releer las notas. Éramos incapaces de hacer
un análisis pormenorizado de lo que habíamos recibido, pero sí nos pusimos
de acuerdo en unos cuantos puntos.
Aquella comunicación era claramente distinta a cuantas habíamos
recibido hasta entonces. Acael había mostrado una «personalidad» definida y
claramente detectable a través de sus palabras. Nos parecía difícil pensar que
aquellas frases pudieran haber arrancado de nuestro propio subconsciente.
Nosotros habíamos sido los primeros sorprendidos por la coherencia, rapidez
y falta de interferencias desde el primer momento. Además la propuesta de
Acael de trabajar en el grupo era algo que ni siquiera sabíamos cómo iba a
funcionar. Lo buscábamos inconscientemente siguiendo los consejos del
abuelo, pero nunca habríamos podido concretar las expectativas en unos
puntos tan claros como los que ahí se reflejaban.
Por otra parte, nos dimos cuenta de la clara dirección de la comunicación.
Era una invitación a participar en un trabajo que parecía estar perfectamente
definido, como si estuviésemos apuntándonos a recibir clases en un curso
organizado con un programa desarrollado y pormenorizado.
La imaginación de unos y otros volaba especulando sobre las
posibilidades que eso tendría. Un ser a ese nivel de evolución sería un
auténtico maestro. Ante nosotros se extendía un camino que se perdía en el
horizonte, un camino que en ocasiones sería llano y fácil y otras tortuoso y
pedregoso ¿dónde conduciría? Apenas se vislumbraba el comienzo, el resto
habría que ir descubriéndolo avanzando paso a paso y estábamos dispuestos a
afrontar el reto.
La sombra de la duda se interponía constantemente y volvían a aparecer
los viejos fantasmas que nunca terminaban de irse, ¿Y si todo fuera un
engaño? ¿Y si estuviéramos siguiéndole el juego a alguien que no tuviese
buenas intenciones? ¿Y si...? Apartamos esas inquietudes que de momento no
conducían a nada y decidimos esperar a tener más contactos para hacer una
evaluación completa.
No obstante, aquella era nuestra noche para vivir la ilusión, más adelante
ya vendrían las dudas y las inquietudes. Ahora queríamos dejarnos inundar por
el sentimiento de felicidad que nos embargaba. A altas horas de la madrugada
brindamos por el futuro, nos
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