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MÚSICA ANTES QUE HUMANOS

"Sin música, la vida sería un error"


-Friedrich Nietzsche, filósofo y poeta

Un motor inmóvil
Al hablar de música y su origen inevitablemente nos remite a los principios del ser humano como ser razonable
capaz de darle un ordenamiento a los sonidos. Pero ¿realmente está el comienzo de la música en la naturaleza
del hombre? ¿O tan siquiera se puede considerar a la música como algo superpuesto a la condición de animal
racional que se le atribuye al humano?
Esta más que confirmado el hecho de que la música surgió por medio de la imitación. Los homínidos se dieron
cuenta de que al golpear dos ramas se creaba un sonido y lo almacenaron en su memoria o escucharon a dos
animales comunicarse por ruidos y lo imitaron. El motivo o la forma son realmente desconocido. La
trascendencia de esto va más allá del dato preciso de dónde o cuándo se desembocó hacia el sonido, pero sin
duda es claro que en el sonido hallaron una forma más de sobrevivir. Posteriormente, se transformó en una
herramienta, la usaron y les funcionó, la mejoraron, les asignaron símbolos y terminó siendo ya no solo
sonidos, sino también un lenguaje.
Sin embargo, el primer destello de la existencia de la música ni siquiera provino del hombre, y tampoco vino de
los animales que nuestros ancestros imitaron. Los animales copiaron los sonidos del ambiente y mucho antes el
ambiente cobró vida por un primer movimiento, y ese primer chispa de vida se generó al mismo tiempo que el
Universo.
La música ha estado presente desde el albor del Universo, porque allí donde haya una vibración, estará siempre
contenido el germen musical. Por algo Uberto Zanolli, al explicar la estrecha relación entre la física y la música,
declaró: “Por axioma, si admitimos que la música pertenece a la acústica y la acústica a la física, la física es
música”. Y esto la ciencia lo sabe cada vez con mayor contundencia ¿no acaso el Universo es un Universo
vibratorio? ¿No acaso se ha demostrado que la vibración sonora se convierte en luz y que todo lo que existe
posee frecuencia y ritmo?
Ahí donde hay algo existe el sonido y en la unión rítmica de los sonidos habrá siempre música. Y entendiendo
esto ya no suena tan descabellado decir que las estrellas moribundas tienen su propia marcha fúnebre, que los
cuerpos cantan, que las cosas suenan a su propia forma y cada uno de los entes que invaden la existencia se
unen por esta condición única del existir.

Divina necesidad
La música es uno de los medios fundamentales que el hombre tiene para expresar sus sentimientos, su estado
de ánimo, representar alguna situación concreta o, sin más, para recrearse en la belleza de la propia música.

Se inició su perfeccionamiento como una herramienta para la sobrevivencia, pero mientras más se mejoraba
más diversa se volvía su funcionalidad. Ya no era solo una opción para vivir un poco más, sino también una
distracción, una representación o un proceso creativo más profundo. Hoy en día se puede decir que es casi una
necesidad, pero ¿cómo se dio esa transición de herramienta a complemento? La respuesta puede hallarse en la
naturaleza del hombre y en el hecho de que se haya adaptado hasta el punto de ser musical. Por otro lado, el
desarrollo “espontaneo” de este arte no se tiene en claro cuando fue y, contrario a lo que se pensaría, no hay
hasta la fecha un argumento solido que pueda desmentir o afirmar que esto dependió enteramente por la
condición de animal racional que el homo sapiens se atribuye.
Lo que es innegable es que la música compone una necesidad elemental del ser humano. Las personas cantan
cuando está enamorados, cuando está tristes, cuando estudian, cuando descansan, cuando caminan, cuando
rezan y en un sinfín de actividades más la música está presente. Se escucha en los momentos de mayor
decadencia y también en los de mayor alegría, pues siempre habrá una música para cada momento. Lo más
increíble de esta cuestión se deriva de que las personas no solo saborean la música, la precisan en su vida como
cualquier otra necesidad de nivel básico. Es posible que el humano, genéricamente hablando, necesite también
tallar, pintar, versificar, pero es casi imposible, por no decir inverosímil, que se nieguen a deleitarse con
algunas cuantas melodías.
Desde el más erudito, hasta el más humilde; la música es de todos y para todos, sin excepción, es de y para
cualquier momento. La universalidad y glorificación de este medio justamente se ha dispuesto por su
capacidad de sobreponerse a más de una frontera, gracias a su soporte en las matemáticas, y por una latente
verdad: "Sin música, la vida sería un error".

-By Andrea Citlali Germán Vázquez

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