En el derecho penal, es común hablar de la "pretensión de la necesidad de la
pena", mismo que es considerado como un momento del principio constitucional de proporcionalidad, y que además debe ser valorado en el caso correcto. Lo anterior toma relevancia en virtud que la sanción privativa de libertad constituye el castigo máximo en persecución de un arrepentimiento simbólico que nos conduzca a hacia la reinserción social de la persona condenada. Sin embargo, la existencia de la proporcionalidad mencionada anteriormente lleva a tomar en cuenta que habrá algunos casos en donde, a pesar que se acredite la relevancia, ilicitud y reproche de un comportamiento, concurran algunas causas que conviertan en innecesaria la imposición de la pena privativa de libertad.
Dichas circunstancias podrían llegar a ser subjetivas, es decir, que la mismas
se originen de acuerdo a la naturaleza del delito cometido o en virtud de las condiciones propias del individuo a quien se pretende castigar. Pero también podrían ser dadas por la ley como tal, pues existen algunos casos en los que el mismo cuerpo legal estima más que necesaria (obligatoria) o posible la aplicación de medidas sustitutivas a la pena de prisión.
En el caso del reemplazo de la pena de prisión se puede hablar de dos
vertientes, la primera que consiste en un imperativo para el Juez de realizar el reemplazo, siempre y cuando la pena de prisión no exceda de un año y se encuentre debidamente motivada. Mientras que la segunda, se presenta como una posibilidad, cuando la pena de prisión sea superior a un año, pero inferior a tres años, y que sea motivada de acuerdo a las circunstancias del hecho cometido.
Para la aplicación de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena, es necesario que la pena de prisión impuesta no exceda a los tres años, sin embargo, los efectos de la misma serán diferentes a los del reemplazo, porque en esta, la restricción de la libertad queda suspendida, y se encuentra sujeta al cumplimiento de las medidas impuestas; y además se exige que, si ha resultado un beneficiario de una obligación civil, la misma haya sido cumplida por el condenado. De lo contrario, no es posible aplicar la suspensión condicional.