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VOTO DE SILENCIO
PRÓLOGO IMBERBE: NO SOY METAFÍSICO
1
azotan mi existencia como recuerdos, haciéndome caer
en una repetición que no comprende la difusa memoria.
Mi diario está plagado de contradicciones, mi sistema
sólo llega a paradojas y mi relación con los demás se
compone de dolor, miedo, ausencias y setas. El
chepudo de Copenhague dijo una vez que “un filósofo
sin paradoja es como un amante sin pasión, un
mediocre modelo” y esto lo he decidido seguir a
rajatabla.
Estoy desnudo, tengo una imagen de Hermann
Cohen en la cabeza y no puedo dejar de pensar que
masturbarse iba en contra de las normas que me impuse
cuando iba a realizar el voto.
Antes de este episodio tan… horroroso, estaba
leyendo y trabajando la Crítica del Juicio [Facultad de
Juzgar], de Immanuel Kant, porque resulta que a los
profesores de estética no se les demanda que hayan
leído nada, y si han leído no se acuerdan, antes de
entrar a dar clases universitarias. Es así que, en seis
sesiones de hora y media, mi muy queridísima
profesora (se dice el pecado, pero no el pecador) ha
decidido dedicarse a mostrar de manera marrullera, en
lenguaje de teoría de conjuntos, “teorías” que tratan de
describir el término “arte”. También se ha dedicado a
contradecir cada una de ellas mediante contraejemplos
que suponían una noción de arte anterior a la definición
y sostiene que cualquier experimento mental que use el
término “arte” en su papel nominal es aceptado. Vale.
2
Bien, el seguido de palabras que sigue es,
simplemente, un vómito con muchos grumos y con más
densidad de la que querría.
3
LIBRO PRIMERO: FILOSOFÍA
§1 El cielo de Girona
4
Extrañar a mi mujer
Escribir
5
La madre de Albert Caraco o sobre el psicoanálisis
Los testículos de Paul K.Feyerabend o sobre el
anarquismo epistemológico
Noam Chomsky en Barcelona o sobre odiar a las masas
6
Unos seguidores de José Ferrater Mora
Giacomo Leopardi
Edmund Husserl
Soren Kierkegaard
El primer Wittgenstein
Jaime Balmes
Miguel de Unamuno
Immanuel Kant
7
de pasar H.P.Lovecraft con su Nigger, pero yo todavía
no siento nada.
8
de un precipicio, introduciendo la mano en un abismo
aún más gélido que el invierno negro.
---
La delimitación del arte se encuentra en el lienzo. El
humano completa la existencia del lienzo con la esencia
de la creación, que se manifiesta a través del artificio
“eso tiene un olor a humano que tira para atrás”.
---
Vuelvo al mundo solo, sin la menor perspectiva de
éxito; sin embargo, sé que venceré, porque no deseo
otra cosa que la paz del corazón.
---
Ya no me muevo entre la bruma y el tono sepia de mi
escritorio, entre la angustia y la tranquilidad, entre la
incapacidad y la elocuencia, ahora el problema ha
mutado. No es que exista un nuevo universo de fondo
al que vaya a remitir al hablar de mi alma, no: es algo
novísimo. Mis fruslerías existenciales a nadie deberían
importar y es por eso que las aparto y nunca aporto en
lugar con sentido. Pero esto es grande. O, quizá,
gracioso. Y es que mi temperamento, ahora, no se
decide si acceder a la gravedad o al humor de una vez
por todas. Quizá haya de encontrar un término medio,
pero mi temperamento es sanguinolento y es así cómo
he superado mi condena anterior; aceptando mi
condición.
---
9
Temas: hablar sobre el tema-en-general es hablar
cuando se quiere pero no se sabe de qué. Es por eso
que no lo haré. [...] Hay cosas que guardan un delicado
aroma, aroma de tiempo. El símbolo de la musa eterna
no es otro que la blanca rosa, de la que se extrae ése
preciado jugo con el que se enhebra el mundo
supraterrenal.
10
---
Hípope y Cínope cargan como mulas siamesas mi
corazón, caigo entre sus jibas y monto un mar de sudor.
Los testículos del mundo, Señor. Digo y redigo, ahí me
encuentro, en el hummus primordial en el que cae
constantemente el paradójico. Soy testigo de la
vergüenza que genero y, sin embargo, me critico la
sinvergonzonería. Bajo el yugo de la vergüenza, me
convierto en otro fraude del saber que de amar no se
salva.
---
No encuentro fuerza por ninguna parte.
---
Me quiero dedicar a desalmar el mundo.
---
Mi voto, finalmente, ha comenzado en los aledaños del
mediodía. Lola, mi ‘mujer trascendental’, ha aparecido
ante mí como un calamitoso presidio, sólo que no creo
que sea esta la verdadera esencia de la revelación.
---
Estoy empezando a sentir pulsiones muy densas de
acabar con mi vida.
---
En general, me cuesta mucho imaginar que mi vida
vaya a ser más cercana a la voluntad de vida que a la de
muerte.
11
Ese enorme para qué cada día absorbe más todo aquéllo
que me mantenía puro y con vida. Una respuesta fácil
sería decirme que me olvidase, otra que trabajase, pero
sería obviar que la vida no es unum, verum, bonum y
pulchrum, sino que es lo que es y… que no me aguanto.
Me parece que en el mundo nada se sostiene. No
escribo rectamente porque cargaba muchas cosas sobre
mi alma.
---
Las palabras, sí, las palabras, eso, las palabras… se
debaten en mí.
---
Ser tan cercano al olvido como cualquier otro no
consuela a nadie. A quién se supone que debería de
ayudar esto; todo peculiar, todo variado, la verdad
inescrutable, la vida un mar de sufrimiento, la palabra
una espada de doble filo… la palabra, sí ¡Para el otro!
Yo no la quiero. ¿Por qué me obligan a darles mis
palabras? No lo entiendo. Tanta palabra. Hay tan poco
de verdad en los actos de habla. No soy capaz de
congratular a la naturaleza por los episodios estéticos
que me brinda, no soy capaz de encontrar respuestas
con sentido, no tengo ganas de escribir. ¿Para qué
hablar complejamente? ¿A qué la retórica? Tiempo ha
que me casé con la muerte, yo y nadie más. Todos los
otros se casaron con esa otra muerte la que se ve, la
que estila el negro y lo artificioso. Yom sin embargo,
12
me casé con una muerte incolora. No hay color que
ver, ya no quiero más.
---
Dedicarse a la fenomenología y a la ontología sólo
repleta el alma del amedrentado vitalmente. Una vida
plena es una ida gris, casarse con la muerte te convierte
en una Hijo del Azar, en una momia insalvable.
13
Aunque no voy a acabar con mi vida, leeré las Máximas
de La Rochefoucauld.
Y Dios reposaba…
Y Dios reposaba,
tímido,
en el fondo elevado
de un abismo
oscuro.
Dios se distrajo
jugando
con un arma demasiado pesada;
una carga
completa
portó en sus suaves manos.
Y Dios reposaba,
reposó.
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06/10/23 (Ensayos sobre el pensamiento económico en
España, Marjorie Grice-Hutchinson)
07/10/23
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5 - Ficción y no-filosofía en una novela.
6 - Estética de las ruinas.
7 - Un ejercicio en el que resuelvo un problema que ha
tiempo quería resolver.
8 - Un punto blanco sobre un fondo blanco y el uso de
la palabra.
9 - Evolución del término libertad desde la Areopagítica
de John Milton en adelante, en Inglaterra.
10 - Diferencia del uso del término psicología entre
pesimismo, existencialismo y psicología en la segunda
mitad del s.XIX.
Envuelta mi alma…
Envuelta mi alma está en muselina,
libidinosa doncella es, de coraza plástica.
Píntola
con brío dionisíaco
antes de que escape.
¡Tú, poesía…
¡Tú, poesía,
Hija dulce del amor cristalino,
albergas el celo del mundo en tu interior!
16
Las mujeres se ensañan…
Las mujeres se ensañan con la belleza al despertar.
Yo miro un melocotonero rosado,
líquido,
y me pregunta
¿Tienes frío?
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Yo escucho que nadie me habla.
Sólo hacen que gritarle al viento
¡A su viento!
Son hijos podridos del significado
y sigo engordando
sólo porque escucho que nadie me habla.
Sigue envenenándose mi piel
de tanto sufrir.
Soy una vieja bola de té
que pretende en la boca explotar
del que algo se atreva a decir.
18
magia, tranquilidad, capacidad de discernir entre
palabras.
---
¿Hay algo más importante que la existencia?
19
Hay que recordar que no es el mundo-siempre-nuevo lo
que nos ocupa, sino que la sentencia-siempre-nueva.
---
¡Mi significado huye! kierkegaard es mi Epimeteo ¡Qué
me has hecho!, ¡Por qué me dañas!
---
Estoy deshecho. Ella desaparece frente a mis ojos, se
funde en la indiferencia y a mí me condena a ser un
hombre retrotraído, negro. Ella muere en mis palabras
y me obliga a convertir mi pasado en mito… ¡Pero si la
tienes delante! Podría decir alguien; lo diría aquél que
no sintiera la náusea. Hay que ser un hombre perdido,
un ser cercano al no ser, para acercarse a mi realidad.
Ahora el campo es negro, hay un abismo barroco en
ella y yo. Dios, sentado en una roca eternamente,
sumido en el más negro de los abismos, perfora su
realidad con la más material de las angustias, la
palabra. Él habla para no acabar consigo; él me ha dado
la voz. Es eso lo que nos separa.
20
confesora y ahora me ha dejado solo; se va,
desnudándome, legando mi palabra, que ahora lleva
consigo, al mundo. Ahora soy su mito, como lo soy de
todas las otras mujeres que me han amado. Porque el
hombre puede ser amado por infinitas mujeres a la vez.
La mujer, en cambio, sólo puede ser amada por un
hombre en toda su vida. El hombre puede ser un mito,
sí, pero es la mujer la única que lo puede mitificar. La
mujer convierte al hombre en Dios. El hombre, si es
virgen, es concreto.El hombre es un hombre-palabra
cuando se enfrenta a la palabra en estado virginal, y es
cuando cualquier palabra le parece mito. El virgen, el
hombre-palabra, es un ingenuo que no puede ser
mitificado. Cuando el hombre no ha sufrido nunca la
desdicha de amar a una mujer, más aún, cuando no ha
sido mitificado, no hay materia alguna en la que pueda
encontrar dolor. Es por eso que al ingenuo no le afecta
la palabra. El hombre real encuentra dolor en todo. Ha
de convertirse en un Dios solo y angustiado; ha de tener
una sarta infinita de cuerdas, que se pierdan entre
bruma negra, rodeándolo; ha de estar siempre dispuesto
a suicidarse. Dios ha de poder suicidarse una y otra vez
para ser un dios-para-el-hombre.
21
moriré por mí, pero será cuando la última mujer me
mitifique, cuando ella sea quien hable a través de mis
palabras. Ella me ha de convertir en el hombre
metafísico. Una vez mudo y trascendente, seré como el
sordo concreto. La ruptura con lo material hará
aparecer la metafísica verdadera.
---
Me duele, me duele… yo ya no soy. ¡Yo ya no soy! Yo
no soy un hombre, ella me está mitificando, me está
transportando a otro lugar, me está robando el alma y
pretende tirarla al abismo en el que Dios hace tiempo
tiene los aposentos. Yo no quiero conocer a Dios, pero
me está obligando a hacerlo ¡Deja de mitificarme! Pero
no vuelvas, porque cuando vuelvas, la palabra volverá,
volverá la materia y yo tampoco soporto la realidad. No
aguanto los extremos y estoy siempre tenso.
---
Ya no puede parar. Ahora seré mitificado por ella. El
trámite con lo trascendente, con la infinita nada en
reposo donde Dios eternamente se suicida, ha
empezado. Soy el vicario de Dios en la Nada. Sólo he
de esperar a que su cadáver se pudra. [...]
---
La palabra acaba de unirnos… hemos creado música.
Me ha cogido de la mano.
---
¿Por qué ha escogido la materia? ¿Por qué? Ahora me
está expulsando del mundo, de su mundo, pero me
22
quiere orlar, sacrifica su alma, hablando, sólo por mí.
Primero me mató, ahora me está mitificando, ahora
también quiere estar conmigo. Cuando me haga Dios,
ella me querrá, me anhelará. Pero no sabe que yo seré
el próximo en morir.
La única materia que me queda está velada por una
mística de segundo orden. Estoy ademado a la mujer.
---
Como Dios, antes de ser libre he de morir. ¡He soñado!
---
El mito es el elemento que huye de la dicotomía
templada que existe entre la gravedad y el humor. Yo
soy tres hombres en uno y no sé a cual miro, si a uno,
si al otro, si al otro. Ya no sé si los miro a ellos o si
miro a la Nada, que se replica a mi alrededor.
---
La variedad, la pluralidad ¡Ah! Se me han mostrado.
Desvelado, soy un muerto en un mar de pensamientos y
ella ha acercado a mi oído la materialidad. ¡Ah!
Recuerdo sus gemidos en cada uno de los vellos que
repletan mi interior. ¡Pero ya no hay espacio dentro de
mí! La nada me llena ¡Ah! Sí, la Nada, me duele.
---
Soy un ente brumoso, un hombre ora siempre cerca de
la pluralidad, ora siempre en unidad.
---
Se ha acercado amí, ya no la puedo mirar. Mientras ella
se deshace de mí, me expulsa como un globo hacia el
23
Cielo, yo la siento espumear y diluirse en un mar de
infinitos peces.
24
posiblemente justo, en contraposición al estético, se ve
condenado al reposo eterno del pensamiento. Sus
palabras se anclan a la doctrina absoluta de la
humanidad, un ente que puede ser justo es un ente que
ya es historia.
---
Cambiar no sólo la tonalidad, sino la duración, el
timbre y la altura, es lo que hay que hacer en materia
de justicia.
---
Me pierdo entre los límites de la gravedad existencial.
25
Hay silencio… (y me doy cuenta de que) las palabras
tienen textura.
---
Ahora sólo quiero dedicarme al espacio entre el yo y las
cosas. Quiero comprender esa fina batista que tengo
delante, esa forma perenne del mundo, que se eterniza
con el movimiento general de los entes externos a mi
conciencia.
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26
desesperación, ora ausencias estético-existenciales con
atención.
---
La filosofía es un maestro que te prepara, como una
amante demasiado femenina, para el día en el que la
puedas desnudar. Y tienes que andarte con ojo, porque
para acercarte a ella primero vas a tener que sentir,
sufrir, sangrar, te vas a tener que desnudar ante ella
infinitas veces, antes de que ella se digne a permitir que
roces su blusa con la mirada.
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Fatigado estoy.
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---
¿Qué interés tiene todo esto en contraposición a todo el
dolor que hay dentro de mí?
---
[126] El silencio eterno de los espacios infinitos me
espanta.
---
Se cae de nuevo, de las nubes. Se baja hasta una bruma
a la que no se puede renunciar, almas destacan en un
fondo ilimitado. Almas en indiscutible dejadez; su
tozudo servidor sigue arrastrando un corazón hecho
harapos, y es que no encuentra el amor.
---
Hay gente que simplemente es bruta.
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menos. Hablo como tengo que pensar, en palabras.
¡No, pienso en significados! No hay nada oculto tras la
palabra, más que esas dos pérfidas existencias. Ocupan
el mismo espacio, las mismas posibilidades, la
mismidad.
1
Los términos margen e institución han sido recogidos de la obertura de
las Políticas de la filosofía, de Dominique-Antoine Grisoni. Su significado
no varía respecto al que se le otorga en el lenguaje ordinario.
29
Parece necesario que, para que existan seres al margen,
en movimiento, han de existir seres viviendo en la
costumbre más somera, en el más vago reposo
existencial. Es así que la transgresión es siempre una
transgresión de algo en reposo, de una costumbre. El
movimiento aparece sólo como algo relativo al reposo.
Sade, como ejemplo, se presenta como un caso
límite de la dialéctica reposo/movimiento, en el que
parece existir inclusive una relación proporcional entre
los dos parámetros: a mayor reposo, mayor voluntad de
movimiento. En alguno de los períodos que estuvo
apresado, demandaba a su mujer que le llevara a prisión
perfumes de los tamaños y las formas más diversos; él
los llamaba “privilegios” y, aunque parezca extraño, los
utilizaba para autosatisfacerse analmente. Es algo que
hoy en día nos sigue pareciendo algo de lo más
extravagante, pero, si esto no sirve como ejemplo,
ruego se recuerde que Las 120 Jornadas de Sodoma las
redactó también durante un duro encarcelamiento. Ya
no se puede dudar de que el libertarismo del Marqués2
ha sido precursor de gran cantidad de prácticas que hoy
día son consideradas por los más como normales dentro
de las experiencias sexuales cotidianas.
2
Quiero aprovechar para recordar que Sade no se cansa de repetir que,
pese al alto nivel de “sadismo” de sus prácticas y a algunos episodios
conocidos, como el de los bombones de cantárida, él no es un asesino.
Tildaba de “absurdo”, llevar la libertad al extremo de matar a alguien. Por
desgracia, creo que nunca matizó cuáles eran los límites de la transgresión
del placer.
30
Donatien-Alphonse-François de Sade (ese era su nombre
no nobiliario) transgredió la costumbre, recogiéndose al
margen de la institución de su época y generando
costumbres para el futuro. Sobre la costumbre, nunca he
llegado a sentir una verdadera distinción entre
institución y reflejo condicionado, más allá del claro
carácter social que guarda la primera.
La expresión más clara de la relación entre costumbre
(reposo, materia) y transgresión (movimiento,
imaginación), me parece que se muestra de manera
perfecta en un pequeño texto de Juan Eduardo Cirlot,
La imagen surrealista, donde proclama lo siguiente:
Para que la imagen no desaparezca tiene (el
artífice) que traducirla al mundo de la materia,
calcándola por así decirlo en el papel, en el lienzo
o en la tabla. Los colores líquidos o pastosos
adquieren en sus manos la potencia significativa
de la materia original y entonces percibe que el
arte “es una lucha entre lo abierto del mundo
(imagen) y lo cerrado de la tierra (materia)”,
según la expresión de Martin Heidegger; que esa
lucha encierra un carácter mortal y un carácter
erótico, porque, finalmente, la obra será una
encarnación de la substancia visitante.3
Y así es que la substancia visitante, la transgresión,
lucha en un presente siempre tensionado por alcanzar
3
Cirlot, Juan Eduardo.(pp10-11). (1996). La imagen surrealista. IVAM
Centre Julio González.
31
rasgar la realidad de la institución y formar una realidad
propia, siendo relegada siempre a un deshecho margen
social para, posteriormente, ser fagocitada4 por la
costumbre. A más de uno le podría recordar esta
estructura de progreso/regreso en la acción humana a la
anunciada célebremente por Jean-Paul Sartre, o le
podría parecer que guarda tintes de dialéctica hegeliana
y, a decir verdad, tiene cierto sentido creerlo5. Se
rompe con una costumbre, la transgresión se juzga
como algo al margen de la sociedad y, una vez pasado
un tiempo, ex post facto, retrospectivamente, resulta que
aquél torrente de movimiento marginado se convierte en
costumbre.
Bien, parece que se ha alcanzado una respuesta más o
menos solvente para la pregunta que da título a este
escueto trabajo. La respuesta es: sí, se puede estar al
mismo tiempo transgrediendo una costumbre y
generando una nueva, pero esta sólo puede ser
considerada como tal una vez se dan las condiciones
necesarias para que el sentido común no la marginalice.
Es de recibo decir que esta respuesta es realmente débil,
que permite hacer un estudio sistemático de la historia
de las costumbres, pero que no responde a la parte más
importante de la pregunta ¿Es posible generar y
transgredir una costumbre, al mismo tiempo?
4
O sintetizada, si se prefiere.
5
Cierto sentido intuitivo, nada más que eso. Aquí no hay ninguna
declaración de intenciones, la mayoría de referencias del texto se han
escogido por su carácter heurístico.
32
Para que la respuesta sea completa, la acción
realizada tendría que poder ser considerada como
transgresión de la costumbre y como costumbre al
mismo tiempo. Esto es, de por sí, auto-contradictorio, y
es que la pregunta que se ha planteado genera un tipo de
conjetura difícil de resolver. Obviamente, puede creerse
que la respuesta simplemente no existe, que no hay
ninguna acción que pueda cumplir con los requisitos que
demanda la cuestión y que, por eso, hay que dejar su
estudio, pero me aventuro a intentar resolverla por una
nueva vía.
Como se trata de encontrar al menos una acción
que sirva de caso, parece sensato hacer el ejercicio de
pensar en personajes paradigmáticos que representen
instituciones y al mismo tiempo sean personas al margen
de las mismas. Se me ocurre que la figura del cristiano
que, a la vez que se dedica a la prédica, sufre de las
llamadas crisis de fe, puede ser un gran ejemplo. Pero,
lejos de referirme a personajes históricos algo
controvertidos, como San Agustín, Blaise Pascal, Søren
Kierkegaard, Miguel de Unamuno, etc., imagino la
triste figura de un personaje tan reconocible como San
Manuel Bueno6 (mártir). Aunque también imagino la
6
Es menester mostrar que este tipo de personaje recorre la literatura
española y que aparece de una manera muy similar en una obra medio
siglo anterior a la de Unamuno, de un autor que vive una España tan
diferente como la de Leopoldo Alas ‘Clarín’.
33
descripción del papa que aparece en la Juliette7, de
Sade, al que se describe como erotómano, blasfemo,
libertino y criminal. Sin embargo, no creo que
representar a una institución implique ser la institución
y, por tanto, el ejemplo cae en el olvido de la
posibilidad. Un papa de estas características no es un
papa, propiamente: es, más bien, un “nuevo papa” que,
si genera una costumbre dentro de la iglesia, la generará
de la misma manera que se ha visto antes, en
retrospectiva. Sin embargo, el sacerdote que predica y
no cree es un personaje que, de alguna manera, puede
ser considerado como transgresor de una costumbre de
manera íntima y como continuador de la costumbre de
manera exterior. Así, se resuelve una respuesta algo
más elegante que la anterior y más cercana a responder
la pregunta: el sacerdote con una crisis de fe, que
predica y no cree al mismo tiempo, parece solvente
como respuesta, sí, pero no lo es. Es una cuestión de
intersubjetividad. Si nadie conoce que no cree, la verdad
7
Me parece interesante recordar que, pese a lo que pueda parecer, la
mujer del prototipo sádico es Juliette, no Justine. Hay una base de
empoderamiento personal y mutualismo en el libertinaje del Marqués que
muchas veces se ve opacado por su negra biografía y por pasajes que han
pasado a la historia debido a su excesividad. La verdad es que su aguzada
ironía no es un elemento que permita defenderle como pensador serio en
los tiempos que corren. Tampoco es que él esperase algo diferente; de
hecho, de entre sus contemporáneos y predecesores más directos sólo
guardaba afecto a D’Holbach, Helvetius, La Mettrie y, aunque
parcialmente, a Diderot, todos materialistas. Por último, recuerdo de
memoria aquél famoso pasaje, “sólo hay algo que no puedo perdonarle al
hombre, haber creado a Dios”.
34
del sentido común será la de la costumbre, si todos lo
conocen, será la de la transgresión, si lo conocen sólo
algunos, no serviría como objeto de estudio…
Me gustaría extenderme más, para hablar de la
solución que creo haber encontrado, pero me es
imposible debido a las limitaciones de la naturaleza del
trabajo. Simplemente, remitiré al lector a dos autores de
la bibliografía que he preparado: Philipp Mainländer y
Albert Caraco.
28/10/23
35
del significado limpio
en un caliente aliento, denso y atento.
Pero la voluntad se inflama,
el sentimiento berrea, flemático,
la luna se eclipsa,
y el azul rabioso de sus ojos,
las burbujas coloridas de su preciso temperamento,
esa espuma en la que siente derredor
…
todo se desvanece.
El reloj no se rompe, pero su cristal resta empañado de
por vida.
36
cuando se adelanta a la retrospectiva
del sujeto histórico,
cuando fina e insonora levita la pluma desde el labio,
cuando, almidonados los callos, sale a pasear,
tiene que acabar escribiendo
con las tripas.
Porque así hablan sus contemporáneos,
a esputo limpio, bilis sonora,
con esencia trasnochada, vitriolo endemoniado y
serenidad olvidadiza,
los estados de conciencia del poeta
no son más que las palabras de los otros.
El aliento carbonizado, un movimiento irrepetible de
lengua eléctrica,
labios con sotana,
célebres dejes del centinela de la conciencia,
pero el poeta se dispone a hablar
y su alma se disipa en el ambiente,
se la roban los oyentes;
su cuerpo un cascabel,
su conciencia un desagüe,
su bastón la cólera,
pero siempre vuelve a hablar
¡Ah!
37