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Debora Gorban
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Mujeres respetables. Clase y género en los sectores populares
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Prólogo
clásicas que dieron form a a ese campo de estudios. De esta forma, lo que
queda en evidencia es que la teoría no es ajena a las condicionalidades de
género, clase y etnia, origen m igratorio, entre otras.
Es por eso que el texto de Skeggs resulta iluminador, nos invita a
conocer las experiencias de un grupo de mujeres de clase trabajadora
inglesa en un contexto marcado por el desempleo en la Inglaterra de la
década de 1980. La autora se pregunta por la manera en que construyen
su respetabilidad estas mujeres; se trata de una pregunta que le permite
realizar una elnografía que explora, desde la teoría feminista y cultural,
“ los procesos concretos por los cuales las mujeres ‘reales’ negocian y se
com prenden” (p. 24). La respetabilidad, nos dice Skeggs:
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--------- "
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Prólogo
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Mujeres respetables. Clase y género en los sectores populares
perm iten a Skeggs recorrer y dar cuenta de las diversas formas en que las
mujeres se posicionan desde la clase, sus roles de género, su sexualidad, en
relación con ellas y con Otros significativos. Las construcciones subjetivas,
la form a en que las mujeres se arman en ese ju ego biográfico y relaciona!,
se despliegan en toda su com plejidad a lo largo de los distintos capítulos.
Uno de los rasgos más valiosos de este libro es, tal vez, que en ningún
m om ento la autora oculta las tensiones y conflictos presentes en esos
procesos de construcción subjetiva. Las' mujeres del libro están vivas,
se mueven, discuten, comparten espacios de form ación, de trabajo y de
placer. Las salidas, los encuentros fuera de la rutina laboral, resultan un
lugar de intensa apuesta subjetiva, pero también en el que las protagonistas
del libro ponen esa subjetividad en acto. Vestirse, arreglarse, maquillarse
para salir es el espacio en el cual se distancian de ciertas obligaciones, se
inventan a sí mismas, pero sobre todo comparten y se divierten. Lo que la
mirada de Skeggs nos muestra es, justamente, que, para poder dar cuenta
de esa trama subjetiva, de la manera en que se ju egan los posicionamientos
sociales para estas mujeres, no alcanza con un abordaje unidimensional.
La m ultiplicidad de espacios y de relaciones en las que acompaña a las
protagonistas del libro a lo largo de su investigación le perm ite construir
un análisis que no se cierra en preconceptos y prejuicios, ni de la autora
ni de sus interlocutoras.
¿Por qué traducir la obra de una autora inglesa, que estudia mujeres
de clase trabajadora en Inglaterra en las décadas de 1980 y 1990, cuyo
trabajo se sitúa lejos del territorio de la Universidad Nacional de General
Sarmiento? Las preguntas que se hace Skeggs, la form a de mirar, escuchar
y com prender las vivencias de esas mujeres, la form a en que analiza esas
experiencias a partir de los conceptos de clase y género, constituyen una
mirada válida y necesaria para desplegar en estudios desarrollados des
de la Universidad sobre el territorio en el cual está emplazada, com o los
diferentes equipos de investigación de la ungs hacen desde su creación.
Por otro lado, son pocos, com o dijimos al com ienzo, los estudios que se
interrogan acerca de las experiencias vitales, los sentidos, las formas de
construcción subjetiva de las mujeres. El trabajo de Skeggs no solo hace
eso, sino que lo hace desde una mirada respetuosa de sus percepciones
y m odos de vida, pero también provocadora. N o se queda en un análisis
confortable de los testimonios y registros de su investigación, sino que,
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Prólogo
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.n |» •! ables. Clase y género en los sectores populares
Lo que nos muestra Skeggs, que tam bién resaltan autoras com o Scott
(1993), es que las discusiones sobre “ el problem a de las mujeres” en la
sociedad industrial -p ero que puede prolongarse más acá en el tiem po- no
tienen que ver con consecuencias o situaciones que atraviesan las mujeres,
sino con problemáticas para las sociedades en las que viven: la respetabi
lidad no preocupa en tanto el objetivo sea “preservar la m oral fem enina” ,
sino en tanto esa “ ausencia” de respetabilidad pueda dañar a la sociedad
a la que pertenecen. N o importan las mujeres y sus experiencias subjetivas
salvo que su accionar pueda dañar el tejido social, la organización y la in
tegración. Si las mujeres se ausentan de esos roles socialmente designados
para ellas, no amenazan su integridad m oral, sino la del conjunto social.
La ¡dea de respetabilidad para la mujer obrera, sostiene Scott, está
reservada para aquellas que no trabajan. Una form a de disciplinamiento
ligada a la división sexual del trabajo (reproductivo y productivo). Sin
'•mi'.-u g< i. el disciplinamiento de la mujer no es igual para todas las clases,
l " < • - ni ido. t <mío veíamos, la respetabilidad opera en el desarrollo del
a 11 ií 11■.I•<d r I,i a 111cira como un indicador de juicios de clase, género y sexua-
l " 1111 i " ........ mióle desplegar a lo largo del texto la serie de operaciones
l(>
Prólogo
que las mujeres realizan para escapar o resistir a las clasificaciones que
suponen dichos juicios.
Lo que plantea Skeggs en los primeros capítulos del libro, en relación
con la génesis de la idea de respetabilidad y la carga m oral de esta en
relación con las mujeres, muestra cóm o se intentó enseñar a las mujeres
de clase trabajadora e] placer por las tareas domestica:?. Los cursos de cui
dado a los que asistían las mujeres apuntaban a que conocieran su lugar;
se construía así una idea de valoración social del trabajo doméstico no
remunerado com o m edio de reconocim iento social en tanto y en cuanto
les permitía sostener a sus familias. En ese sentido, Skeggs analiza estos
cursos como proveedores de
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Prólogo
En un contexto en el que cada vez más los roles de género son contesta
dos, desarmados, puestos en tensión, indagar la form a en que se articulan
y construyen los posicionamientos de las mujeres de clase trabajadora,
en términos de la clase, el género y la sexualidad, resulta un vital aporte
para poder seguir deconstruyendo, desde las ciencias sociales, los lugares
comunes que aún hoy, en plena m ovilización y marea feminista, siguen
insistiendo en sostener una forma de organización que aparece cada vez
más puesta en crisis.
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i * ,|pi i .ililes. Clase y género en los sectores populares
Referencias
Allem andi, Cecilia (2017). Sirvientes, criados y nodrizas. Una historia del
servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires (fines del siglo xixy prin
cipios d elxx). Buenos Aires: Teseo.
Avi il, Christelle (2014). Les aides á domicile: un autre monde populaire.
París: La Dispute.
•' • i ' n i<I ( ¡ai viandía, Natacha (2017). Puertas adentro. Trabajo de cuidado
ih'iitit ti niño a adultos mayores y m igración en la Ciudad de Buenos Aires.
liiii'no'. Alies leseo.
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In t r o d u c c ió n
Procesos, m a r c o s y m o t iv a c io n e s
Mary, 1992
Yvonne, 1992
* Si bien en la v e i nióii oí igln.il del libro la milorn utiliza las mayúsculas iniciales para
mnrcai una distancia ir-.pn io <ti• las luí mas 1101 matizadas (ver Charles, 1992), en la
versión en espallol liemos decidido u tillzil las minúsculas puesto que esta manera de
destarar las eaiegot (as no resulta extendida en nuestra lengua. Sin embargo, se con
servan las i ategoila'. blancas y urgías pata mantener las distinciones que refieren a
las marcas lucíales que son de uso ti relíenlo en la literatura anglosajona y que resultan
claves paia el análisis en téi minos de clase que plantea este libro. [N. de E.].
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Introducción. Procesos, marcos y motivaciones
Distinciones respetables
' Duneier (1992), por ejemplo, muestra que en Chicago la respetabilidad también es
una preocupación central para los hombres negros.
2 Skeggs (1994c) muestra cómo un grupo de jóvenes raperas negras resisten a todos
los intentos de frenar su sexualidad a través de los discursos de la respetabilidad.
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* La autora refiere a la forma en que fue titulada ( “Council Estate Slags” , en el original)
en una revista ríe interés general y moda desl inada a mujeres de clases medias y altas
una nota sobre las mujeres perceptoras de asistencia social para la vivienda. [N. de E.].
** Hemos decidido conservar el término en el inglés original. La autora utiliza a lo
largo del texto los términos “carinf’ " o “care”. En este caso, ambos conceptos no refieren
a las discusiones y elaboraciones teóricas sobre el cuidado, sino al estudio empírico
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i . n -.|n'(ables. Clase y género.en los sectores populares
>1*1 o í .......ni" i..........ii'iiiilo educativo en los cursos realizados por las mujeres de la
ÍMv» ñiiuM. ímm |N «I* I |
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Introducción. Procesos, marcos y motivaciones
camino del progreso solo podía medirse por la distancia de los otros
que quedaron rezagados (1995: 46).
Hacia fines del siglo x ix “la clase trabajadora” se había convertido en una
categoría que se podía conocer, m edir y organizar. Sus miembros podían
ser reconocidos y podían aprender a reconocerse mediante la categoriza-
ción: una categorización que al principio no tenía significado para ellos.
La importancia del em pleo de categorías morales, señala Finch, reside
en el hecho de que colocaba a las mujeres en el centro de la construcción
discursiva, ya que las observadas eran predom inantem ente mujeres. En el
centro de todas las articulaciones de la clase m edia se hallaba el concepto
discursivo de la fam ilia moderna, es decir, de clase media, según el cual el
com portam iento de las mujeres se interpretaba en función de su rol como
esposas y madres y se basaba en la responsabilidad, en el control de la
sexualidad, en el cuidado, la protección y la educación de los hijos y en su
capacidad para la vigilancia general de los hombres de clase trabajadora.
1,a observación y la interpretación del com portam iento sexual de las mu
jeres de clase trabajadora con base en su aspecto físico cumplieron un rol
fundamental en las conceptualizaciones elaboradas por la clase media.
El culto de la domesticidad fue central para la autodefinición de las
clases medias y para la conservación de las ideas de una nación im peria
lista. Sin embargo, el trabajo im plícito en su producción a menudo era
invisibilizado m ediante el uso de los “ sirvientes de abajo” [downstairs
servants]* (M cClintock, 1995). La autodefinición de las clases medias
* Se refiere a los sirvientes que, durante gran parte de la historia de Inglaterra, servían
a sus “señores y señoras” en las grandes propiedades. Realizaban la mayor parte de
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sus tareas (cocina, bordado, tiempo de espera entre los servicios que prestaban en la
casa) en los pisos inferiores de la propiedad. A llí se extendía una serie de actividades
vinculadas con el sostenimiento de la domesticidad y la vida cotidiana de las grandes
propiedades y sus habitantes, casi como una ciudad subterránea. [N. de E .].
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3 Esto puede tener que ver con diferencias nacionales. En Estados Unidos la clase
nunca fue tan importante para las feministas como en Australia, Canadá, Irlanda y
Gran Bretaña.
4 Un tenia fundamental en estos tiempos de reestructuración de la educación superior
en el Reino Unido. Solamente quienes pertenecen a las universidades privilegiadas
dedicadas a la investigación tendrán tiempo para publicar. Serán esas personas las
que representarán el feminismo académico (verSkeggs, 1995c).
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i, i,, i. i espetables. Clase y género en los sectores populares
6 Walkerdine y Lucey (1989) afirman que la clase trabajadora fue abandonada por
que no logró realizar su potencial revolucionario, que era esencialmente una fantasía
proyectada por la clase media. En los últimos tiempos, el centro de la investigación
sociológica pasó a ser la clase media (ver Savage et a l, 1992).
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7 No debe confundirse con las teorías de W right (1985,1989) y Savage et al. (1992),
que definen los activos como bienes, habilidades o activos organizacionales. Savage
(1992) sostiene que los activos organizacionales son intrínsecamente vehículos del
poder masculino.
8 M oi (1991) sostiene que, dado que el género nunca aparece en un campo propio
y “puro”, no existe algo así como un “capital de género” puro. El capital en ju ego es
siempre el capital simbólico pertinente al campo específico en examen.
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i,, n i impotables. Clase y género en los sectores populares
a, 1 1íni i ¡luición dentro del grupo social. En esta formulación, el género es una carac-
i•'11 •.i o a MTimdnria y el capital permanece neutro. Sin embargo, McCall propone
" " 1I' ■mi.i .iliem.iiiva deBourdieu, que se basa en su interpretación délos capitales
■....... un <«i |><.i.idos para sugerir que las disposiciones están determinadas por el
.......... a t' 'l i 'l ’"''ieii>nesdegénerosonensím ism asform asdecapital,esdecir,de
<iipiiiil ‘ nlimili li menino incorporado. Las disposiciones de género son constitutivas
•I** t i ' un u n , ' i. luí y no derivan de ella (1992).
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13 Según Waquant (1993), el Estado es un gran reservo rio de poder simbólico, el banco
central del crédito simbólico.
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iii i 1 . respetables. Clase y género en los sectores populares
111.1ii tk ¡onal poderoso para transmitir sus reclamos de legitim idad (su
derecho a existir” ). Los m edios com o institución pueden producir una
violencia simbólica contra las clases trabajadoras. Son esos valores de
mercado diferentes (ellos mismos producidos históricamente por la d ivi
sión del trabajo, por la resistencia a dicha división y por las luchas contra
la explotación y la deslegitim ación) los que pueden otorgar valor cultural
local a ciertas disposiciones, pero que tienen poco valor de intercambio
en los mercados que im portan para la supervivencia económica. Las mu
jeres entran constantemente en mercados implícitos en los que se juzga
su sexualidad, fem inidad y respetabilidad en términos de valor, cuya tasa
es establecida por otros.
Así com o las metáforas del capital proporcionan un marco para com
prender el poder y el intercambio en la reproducción de las desigualdades,
las metáforas del espacio poseen un valor explicativo similar para com
prender el m ovim iento en el espacio social y las restricciones impuestas
sobre él. Las metáforas en términos de espacios y lugares, tales com o la
localización y la posición, brindan un marco para com prender la distribu
ción y asignación de recursos y personas.14H ay un aspecto físico real en el
desplazam iento de las mujeres a través del espacio (la m ovilidad social),
especialmente en aquellas áreas en las que se les niega el acceso.
El acceso al conocim iento, a los capitales y al m ovim iento es una cues
tión central en esta investigación. Mientras que las teorías posmodernas
afirman que puede haber un libre desplazamiento a través de las posiciones
disponibles, este trabajo demuestra cóm o la restricción de acceso es fun
damental para las construcciones subjetivas. Las posiciones económicas i ■
institucionales, las construcciones subjetivas y las posiciones discursivas
no son igualmente accesibles. Ser un “ individuo” , por ejem plo, es un m e
canismo discursivo de comprensión de uno mismo raras veces disponible
para las mujeres de la clase trabajadora. Esto rem ite a una obra tardía de
Foucault (1988) en la que reconoce que la subjetividad solo puede cons
l ruirse a partir de posiciones dentro de las relaciones y estructuras sociales.
I ’i ocedo ahora a exponer cóm o voy a utilizar ciertos conceptos a lo largo
i Id libro. Utilizo “subjetividad” para designarlas condiciones de estar sujeto
a ma icón de regulaciones, de conocim ientos y de discursos y de construir
i ' l " i 11subjetividad en el proceso. La idea está tom ada deH enriques et
•i 1 l' ’ I ). que utilizan el verbo francés “assujettir” tanto en elsen tid o de
i .... luí u Mibjeiividad” com o en el sentido de “ hacer sujeto” . Estos pro-
»• " i "i di idos a través de las experiencias de las mujeres de lo q u e
" .................... .. 'i 'i. I iimi 1 1«- metáforas espaciales, ver Smith y Katz (1993).
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