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Divergente presenta una sociedad distópica dividida en facciones, donde cada facción tiene
roles específicos y comportamientos esperados. Podemos relacionar la idea de las facciones
con el enfoque estructuralista antropológico propuesto por Claude Lévi-Strauss, que sugiere
que las estructuras subyacentes de la cultura humana están compuestas por pares de
oposiciones binarias.
Cada una con funciones específicas y claramente definidas. Podemos relacionar esta
estructura con el enfoque del estructural funcionalismo en antropología, que postula que las
instituciones sociales existen porque desempeñan funciones vitales para el mantenimiento de
la estabilidad social y la supervivencia del sistema en su conjunto.
Las facciones sirven como estructuras funcionales que mantienen el equilibrio social y
garantizan que las necesidades de la sociedad estén cubiertas. Cada facción tiene un propósito
específico que contribuye al funcionamiento general de la sociedad distópica. Por ejemplo, la
facción Abnegación se encarga del gobierno, la Cordialidad de los servicios sociales, la
Erudición de la investigación y la educación, y la Osadía de la defensa y seguridad.
Su sociedad está estructurada de manera autoritaria y controlada por una élite que mantiene
un control estricto sobre la vida de las personas. Los ciudadanos se ven obligados a
conformarse a las normas y valores impuestos por las facciones, lo que refleja el concepto de
alienación y control social de la Escuela de Frankfurt. La protagonista, Tris, al cuestionar y
desafiar el sistema, encarna el espíritu de resistencia y disidencia que la Escuela de Frankfurt
abogaba.