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DINÁMICA VITAL

En este bloque de artículos sintetizo lo que se reveló sobre las leyes


universales y las fuerzas de la naturaleza cuando estaba indagando en el I
Ching para aplicar el principio Yin-Yang y la Teoría de los Cinco
Elementos al equilibrio emocional. Espero que esta síntesis sirva de base
para reconocer en la vida cotidiana la ayuda que recibimos de las fuerzas
naturales y que el reconocimiento de la dinámica vital sirva de ayuda para
afrontar las dificultades que se nos presentan en la vida.

1. La inteligencia de la vida

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Miércoles, 08 Mayo 2013

Al escribir el libro, me ha ido sorprendiendo cada vez más la increíble


inteligencia de la vida. En esta web voy a intentar dar una idea global de
dicha inteligencia, a la vez que sirva para presentar mi libro. En él exploro
el funcionamiento de la vida humana, haciendo este viaje dejándome
conducir por los principios vitales en los que la Medicina Tradicional
China se fundamenta: la dinámica Yin-Yang y la Teoría de los Cinco
Elementos.

Dichos principios se arraigan en una antigua obra china titulada I CHING


El Libro de las Mutaciones. Me he basado en la información de esta obra
porque en ella se explica de qué modo las fuerzas de la naturaleza actúan
dentro del ser humano y cómo la dinámica natural afecta a la vida personal.

Hace más de 4.000 años, los textos del I Ching arcaico fueron redactados
por sabios que eran “capaces de abarcar con su visión el conjunto de todos
los movimientos bajo el cielo”, según uno de los comentarios recogidos en
la misma obra. Escribieron dicha obra para guiar a la humanidad y
ayudarle a adaptarse a las leyes a las que la vida está sujeta para que los
seres humanos jueguen su papel constructor en la Creación, puesto que: “El
destino puede ir formándose cuando se conocen sus leyes. La causa por la
cual es posible enfrentar el destino, es el hecho de estar la realidad siempre
condicionada, determinada por las condiciones espacio-temporales.”
Dichas leyes y condiciones formaron la base para el estudio de todas las
ciencias naturales en la antigua China.
Según la concepción de la realidad expresada en el I Ching, cualquier
manifestación de la vida está sujeta a la gran ley del universo que
determina los cambios constantes. Esta ley se cumple mediante lo que se
denomina actualmente el principio Yin-Yang. Además, actúan cuatro
fuerzas de la naturaleza cuyas influencias producen una dinámica auto-
reguladora capaz de reengendrar continuamente la vitalidad de la
Creación. Gracias a dicha dinámica, se mantiene el equilibrio Yin-Yang
que la inteligencia de la vida necesita para crear y sostener tanto el estado
vital global del planeta Tierra como el estado vital saludable de la infinita
variedad de sus habitantes y ecosistemas.
Las cuatro fuerzas de la naturaleza que mantienen el equilibrio Yin-Yang
son aquellas que determinan el fenómeno de la biosfera auto-regeneradora
de nuestro planeta: el agua, el aire, el sol y la tierra (el suelo terrestre)
que producen el gran ciclo de la energía y los nutrientes que determina
las condiciones vitales en el planeta Tierra. Según el libro titulado GAIA
El atlas de la gestión del planeta, publicado por S. A. Hermann Blume
Ediciones, quienes primero dieron con este fenómeno de la biosfera auto-
regeneradora (llamándole Gaia, el planeta viviente) fue un grupo de
científicos espaciales que estaban diseñando experimentos para la
detección de la vida en otros planetas. Y según la milenaria experiencia de
la medicina china, idénticos fenómenos auto-regeneradores se dan en el
cuerpo.

Los investigadores en la antigua China partieron de la convicción de


que las fuerzas de la naturaleza (los Elementos) mantienen el equilibrio
vital de todos los fenómenos, seres y cosas. Por lo tanto, se basaron en
que las mismas fuerzas mantienen el equilibrio fisiológico y observaron
cómo las influencias de los Elementos se expresaban en el cuerpo. De esta
manera desentrañaron el funcionamiento global del organismo y, al basarse
en las normas de las leyes a las que la vida está sujeta, lograron entender
los efectos de las influencias de los Elementos para la salud. E hicieron esto
de modo que pudieran predecir estos efectos según las circunstancias que
se daban en determinado momento, de igual modo que, por ejemplo, los
meteorólogos pueden pronosticar el tiempo.
Además, la medicina china entiende que la salud depende del equilibrio
Espíritu-Mente-Cuerpo. Así que, los médicos se dieron también cuenta de
cómo se expresaba la influencia de los diferentes Elementos en el ámbito
emocional, mental y espiritual. En el libro he utilizado esta información,
junto con la que el I Ching aporta, para desentrañar cómo se mantiene el
equilibrio emocional y de qué manera las fuerzas naturales nutren,
estimulan y regulan el desarrollo de nuestras potencialidades. Y al
conjugar ambas fuentes, se hacía cada vez más evidente que determinados
comportamientos globales se relacionan con determinadas actitudes ante la
vida y con determinadas condiciones circunstanciales.
Sumando a esta evidencia las normas de las leyes a las que la vida está
sujeta, muchas situaciones complicadas y complejas que tenemos que
afrontar en la vida, se hacían de pronto comprensibles. Además, al tener en
cuenta dichas normas y las características de los Elementos, se facilita
predecir las consecuencias globales de determinadas actitudes ante la vida
o de determinadas condiciones vitales y asimismo dar con aquello que hace
que se resuelvan los conflictos con la ayuda de las influencias inspiradoras,
renovadoras y equilibradoras de las fuerzas de la naturaleza.
Parece increíble que las características de los Elementos den para tanto y
más increíble aun que las normas lógicas y sencillas de la dinámica vital
expliquen hasta las disfunciones más complejas y complicadas en el ámbito
médico y asimismo en el ámbito emocional. Sin embargo, enfocando un
asunto desde un lado o del otro y explorando una cosa o la otra, salió una y
otra vez que para producir efectos totalmente diferentes, se repetían los
mismos principios al servirse la vida siempre de las mismas fuerzas y
de la misma dinámica. Además, reconociendo cómo afectan las
influencias de los Cinco Elementos y la dinámica vital a las circunstancias
que se producen, las situaciones más complejas se me hacían de pronto tan
comprensibles que parecía extraño que no me hubiera dado cuenta antes.

2. ¿Cómo funciona la vida?

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011

Última actualización en Domingo, 29 Junio 2014

Según la filosofía de la Medicina Tradicional China, el microcosmos es un


fiel reflejo del macrocosmos puesto que todo en la vida funciona de manera
análoga. Y desde hace al menos 2.500 años, la medicina china se
fundamenta en la convicción de que la vida existe gracias al principio Yin-
Yang. Este principio se refiere a la interacción infinita que mantienen las
fuerzas complementarias primordiales Yin y Yang entre sí.

En el I Ching el Yang (lo Creativo) es representado por una línea continua,


el “uno”, y el Yin (lo Receptivo) por una línea discontinua, el “dos”.
Refiriéndose a que la vida se debe a los procesos infinitos de división y
unión, los sabios que redactaron el I Ching, dicen lo siguiente sobre el
principio Yin-Yang: “El uno se divide y se vuelve dos. El dos se une y se
convierte en uno. Lo Creativo y lo Receptivo se unen y constituyen el
mundo.”

Que la vida se debe, efectivamente, a los procesos de división y unión


ya no es ninguna cuestión de creencia sino de ciencia, dado que
actualmente se pueden observar dichos procesos gracias a los microscopios
ópticos y electrónicos. Así, se han estudiado, por ejemplo, la división
celular y su unión para formar todo tipo de organismos y asimismo la
transformación molecular que da lugar a la formación de toda clase de
moléculas diferentes. Y se sabe que el desarrollo, la diversificación y la
evolución de los seres vivos se deben al hecho de que todos ellos, desde los
organismos más rudimentarios hasta los más complejos, comparten en su
interior una organización común y una bioquímica común.

En el siglo VI antes de Cristo apareció la “biblia” del taoísmo, el Tao Te


King. En esta obra, un sabio llamado Lao Tse explicó el origen de la
Creación de la siguiente manera:

El Tao produjo el Uno.


El Uno produjo el Dos.
El Dos produjo el Tres.
El Tres produjo todas las cosas.

El “Uno” corresponde a la energía procedente del Tao, el “Dos” se refiere


al principio Yin-Yang, el “Tres” simboliza la materia viva y ésta “produjo
todas las cosas”, es decir: la materia viva produce todas las manifestaciones
de la vida.
Según el I Ching, el “Uno” se transforma en “una viviente manifestación de
su energía” mediante dos principios vitales opuestos y complementarios: lo
Creativo y lo Receptivo. Lo Creativo (el Yang) es la fuerza vital primordial
que procede del Cielo, y lo Receptivo (el Yin) es la fuerza vital primordial
que procede de la Tierra. La interacción perpetua entre dichas fuerzas crea
y sostiene las manifestaciones de la vida, trayendo los cambios, las
transformaciones y la energía que posibilitan el continuo re-
engendramiento de su vitalidad.
Así que, la interacción Yin-Yang posibilita el continuo re-engendramiento
de “la viviente manifestación de la energía del Tao”: la Creación. Por lo
tanto, el desarrollo, la vitalidad y las condiciones vitales de todos los seres
dependen de la interacción Yin-Yang. Y la experiencia de la medicina
china indica que la Inteligencia de la Vida necesita el equilibrio Yin-Yang
para mantener la salud. Por eso, todos los medios terapéuticos
desarrollados por dicha medicina se dirigen a la recuperación del equilibrio
Yin-Yang.

Según los sabios del I Ching, las fuerzas vitales que mueven el mundo, se
originan al juntarse los principios primordiales de lo Creativo (el “uno”) y
lo Receptivo (el “dos”) en combinaciones de tres líneas. Dichas fuerzas se
simbolizan mediante los ocho trigramas que constituyen la base de la
dinámica vital que se da a entender en el I Ching. Son los siguientes:

Combinando entre sí dichos trigramas, se forman los 64 hexagramas del I


Ching. Cada hexagrama representa una de las fases esenciales del proceso
infinito de los cambios y transformaciones a los que la vida está sometida.
Y debido a vías energéticas misteriosas, se puede utilizar el I Ching como
oráculo para aclarar nuestra posición en determinadas circunstancias, ya
que los hexagramas van acompañados de textos en los que se describen las
características, facilidades y dificultades específicas de cada fase.
Los hexagramas correspondientes al principio Yin-Yang y a los Cinco
Elementos están formados por la duplicación de dos trigramas
idénticos. Las características del Yang se describen en el hexagrama 1 del I
Ching: Lo Creativo (formado por dos trigramas Cielo). Y las características
del Yin se describen en el hexagrama 2: Lo Receptivo (formado por dos
trigramas Tierra). Así que, lo que se dice en dichos hexagramas sobre la
función de ambos, ayuda a entender cómo funciona el principio Yin-Yang.
Las características de los Elementos Agua, Fuego, Madera y Metal
proceden de las influencias de las fuerzas de la naturaleza:
respectivamente el agua, el sol, el viento y la tierra (el suelo terrestre). El
Elemento Fuego corresponde a la fuerza vital del Sol, el Elemento Madera
(árbol) se refiere a los procesos orgánicos que corresponden a la fuerza
natural del Viento, y la medicina china adjudicó el nombre Metal
(minerales) al Elemento correspondiente a la fuerza vital del Trueno. Según
el I Ching, el Trueno promueve todo aquello que moviliza la actividad
funcional de la naturaleza, destacando la energía, la fuerza eléctrica y la
conmoción (emocional o física producida por cualquier choque de fuerzas).

Así que, los hexagramas correspondientes a los Elementos son los


formados por dos trigramas Agua (hexagrama 29: Lo Abismal), por dos
trigramas Fuego (hexagrama 30: Lo Adherente), por dos trigramas Viento
(hexagrama 57: Lo Suave) y por dos trigramas Trueno (hexagrama 51: Lo
Suscitativo).
A consecuencia de las interacciones Yin y Yang entre dichos Elementos se
origina el Elemento Tierra: los estados vitales Lago y Montaña de la
Creación, es decir la naturaleza con sus lagos y montañas, etc. y toda su
vida orgánica evolutiva. El trigrama Lago corresponde al estado vital de la
actividad creadora de la Tierra y de sus habitantes. Las características de
este estado se describen en el hexagrama 58: Lo Sereno (formado por dos
trigramas Lago). El trigrama Montaña representa el estado vital de la
disposición receptiva de la Tierra y de sus habitantes. Las características
del estado Montaña se describen en el hexagrama 52: El Aquietamiento
(formado por dos trigramas Montaña).

El bagua, símbolo de la Creación

Mediante el símbolo llamado bagua, los antiguos sabios del I Ching


enseñaron los principios fundamentales que determinan el estado vital de la
Creación. “Bagua” significa ocho trigramas (“ba” significa ocho y “gua”
trigramas) y en él se muestra la secuencia según la cual las fuerzas vitales
interactúan entre sí.
Pero hay también un bagua que muestra una secuencia muy diferente.
Durante la dinastía Chou, en la época de la redacción del Libro de las
Mutaciones que conocemos (el I Ching ampliado con todo tipo de
comentarios e interpretaciones), se añadió un bagua con una secuencia que
mostraba la dinámica vital que condiciona el mundo humano, “el bagua del
Cielo Posterior”. En la página 356 del I Ching (Versión del chino al alemán
por Richard Wilhelm, traducción al español de la Editorial Edhasa) viene
dicha secuencia temporal transitoria y en la página 353 viene la secuencia
de los trigramas del bagua arcaico.
Como explico en el libro (capítulo 3), me he basado en la secuencia del
bagua arcaico dado que éste muestra cómo interactúan las fuerzas
vitales entre sí para posibilitar la regeneración y vitalización constante
de los seres vivos, “la viviente manifestación de la energía del Tao”.
El bagua arcaico muestra la interacción Yin-Yang entre las fuerzas
complementarias mediante la secuencia de los trigramas que produce una
dinámica autorreguladora y autorregeneradora. Además, esta secuencia de
fuerzas opuestas que ejercen funciones complementarias, aclara la siguiente
explicación de los sabios en los textos antiguos (p. 352 del I Ching):

Cielo y Tierra determinan la dirección.


La Montaña y el Lago mantienen la unión de sus fuerzas.
El Trueno y el Viento se excitan mutuamente.
El Agua y el Fuego no se combaten entre sí.

Bagua arcaico (Cielo Previo o secuencia premundana)

Los trigramas se leen de dentro hacia fuera de manera que la línea interior
de cada uno indica la polaridad Creativa (Yang) o Receptiva (Yin) de
determinada fuerza vital. En el bagua arcaico, el trigrama que representa
el Cielo está arriba y el que representa la Tierra está abajo de modo
que lo Creativo está en lo alto y su fuerza complementaria, lo Receptivo, se
encuentra en el suelo terrestre, mostrándose así la interacción Yin-Yang
primordial que determina la vitalidad del ser de la Creación en el planeta
Tierra.
Al lado derecho de la fuerza primordial del Cielo están los tres trigramas
que representan las fuerzas vitales Receptivas (Viento, Agua y
Montaña), simbolizándose así la actitud requerida para formar la expresión
material de las intenciones Creativas de la energía del Tao en nuestro
planeta. Y los trigramas al lado izquierdo del Cielo representan las
respectivas fuerzas complementarias Creativas (Trueno, Fuego y
Lago) que ejercen la función transformadora (Yang) de la materia (Yin) en
el Elemento Tierra (planeta y habitantes).

3. El principio Yin-Yang en la vida humana

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Sábado, 20 Abril 2013
A partir de aquí me referiré a los sabios del I Ching con el nombre propio
“I Ching”.

I Ching llama al principio Yang “lo Creativo” y al principio Yin “lo


Receptivo” y en los dos primeros hexagramas de su obra describe cómo
actúan estas fuerzas vitales primordiales concretamente (viene especificado
en el libro "La vida es..."). Lo Creativo es de naturaleza energética y
espiritual mientras que lo Receptivo es de naturaleza material y terrenal. Lo
Creativo tiene la misión de promover, inspirar y dirigir las
transformaciones a las que cada ser vivo está sujeto. Y lo Receptivo tiene la
misión de entregarse a la actividad transformadora de lo Creativo para dar
forma a sus intenciones, modificando lo creado constantemente.

Gracias a las características de lo Creativo y lo Receptivo, se posibilita el


continuo re-engendramiento de la vitalidad de la Creación. Esto se
visualiza mediante el símbolo del principio Yin-Yang que muestra una
esfera en la cual se alternan continuamente la transformación
energética Creativa y la formación Receptiva que regeneran la materia
viva.

El impulso vital procede de lo Creativo, cuyo principio transformador


corresponde a la parte blanca de la esfera. En la imagen se observa que ahí
donde hay más actividad transformadora Yang, hay un punto negro. Éste
simboliza la semilla que da inicio a la materialización Yin, la que se
desarrolla paulatinamente en la parte negra de la esfera hasta que la
actividad Receptiva vuelva a ofrecer lo formado al principio Yang que lo
volverá a transformar, produciéndose así energía vitalizante. La disposición
de apertura a las intenciones de lo Creativo se simboliza por la punta blanca
y desde ahí se vuelven a desplegar las transformaciones Creativas en la
parte blanca de la esfera.

De manera que esta imagen del principio Yin-Yang muestra el surgimiento


mutuo de la interacción infinita entre el Yin y el Yang que produce los
cambios continuos a los que cualquier forma de vida está sujeta para
nutrirse, vitalizarse, regularse, regenerarse y evolucionar. Dicha interacción
es el fundamento de la vida, puesto que la actividad transformadora
Yang y formadora Yin renuevan, nutren y vitalizan constantemente
todas las cosas, seres y fenómenos. La interacción Yin-Yang busca por
naturaleza un equilibrio vital que trae salud, abundancia y armonía y este
equilibrio se mantiene debido a la dinámica que los Cinco Elementos
mantienen entre sí.
Según I Ching: “El espíritu mora misteriosamente en todos los seres y
actúa a través de ellos. Lo Creativo corresponde a los estímulos que fluyen
hacia los seres desde las profundidades de las fuerzas Creativas en su
interior. Con respecto al acontecer universal, lo Creativo simboliza la fuerte
acción creadora de la Divinidad. Con respecto a la naturaleza simboliza la
fuerza creadora y renovadora que hace que todo se vaya modificando
paulatinamente hasta que cada cosa se transforme por entero, cobrando así
su propia índole. Y con respecto al mundo humano, lo Creativo simboliza
la acción creadora que despierta y desarrolla su esencia más elevada en el
hombre.”
Cómo logra esto, lo especifica así: “Lo Creativo obra mediante el amor y
modifica y forma a los seres mediante las costumbres morales que
organizan las expresiones del amor, estimulando su propósito mediante
el sentido de la justicia para que adquiramos la sabiduría que reconoce
las leyes firmes vigentes en todo lo que acontece."

4. La dinámica que mantiene el equilibrio Yin-Yang

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Lunes, 02 Diciembre 2013

Según I Ching, el equilibrio Yin-Yang se mantiene debido a que el


Elemento Tierra acoge de modo Receptivo las influencias que las fuerzas
de la naturaleza Agua, Fuego, Viento (Elemento Madera) y Trueno
(Elemento Metal) ejercen sobre él.
Siempre y cuando los seres de la Creación en la Tierra acogen dichas
influencias sin resistencias, como es el caso en la naturaleza, se produce
una dinámica en la que se crean y se mantienen las condiciones necesarias
para la propia supervivencia, regeneración y evolución. Esto se debe al
hecho de que la Vida posee una inteligencia intrínseca.

Actualmente se sabe en gran medida cómo funciona dicha dinámica porque


los científicos han descrito, por ejemplo, el fenómeno de la biosfera auto-
regeneradora y los sistemas de auto-abastecimiento, auto-organización,
auto-regulación y autocorrección ahí donde hay un equilibrio ecológico. Y
según la medicina china, también la salud del cuerpo se debe a la dinámica
auto-regeneradora producida por las influencias de los Cinco Elementos.
La medicina china denomina la dinámica natural saludable “el Ciclo
Cosmológico”, dado que lo que ocurre en el planeta Tierra vinculado a los
fenómenos cosmológicos (los cambios cíclicos de la alternancia día-noche,
las estaciones, la floración y el fruto, etc.) transcurre de acuerdo con la
dinámica entre los Cinco Elementos que produce el equilibrio Yin-Yang
que trae armonía, renovación y vitalidad.
En el siguiente diagrama se visualiza la dinámica que crea y mantiene las
condiciones vitales saludables en el planeta Tierra:

El estado vital de la Creación y de cada ser (Elemento Tierra) se determina


por la acogida de las influencias correspondientes a las fuerzas de la
naturaleza: las fuerzas complementarias Agua y Fuego en el eje vertical y
las fuerzas complementarias Viento y Trueno en el eje horizontal. La
interacción Yin-Yang de las influencias en el eje vertical dirige la vida de
las criaturas que habitamos el planeta Tierra, y la interacción Yin-Yang de
las influencias en el eje horizontal da forma a su existencia en el ámbito
terrenal.
Para los seres humanos, el Agua corresponde a la esencia espiritual de la
especie humana más la esencia personal de cada individuo, y el Fuego
corresponde al amor y a la mente. Siempre y cuando nos mantenemos en
el centro de la interacción entre los Elementos Agua y Fuego de la que
surge la dirección espiritual, emocional y mental de nuestras vidas, nos
mantenemos también en el centro de la interacción entre los Elementos
Madera y Metal cuyas influencias determinan nuestra forma de ser. Las
influencias del Elemento Madera dan forma a la naturaleza de la
persona y el Elemento Metal corresponde a las influencias que la misma
experimenta debido a las circunstancias en las que se encuentra.
Igual que el agua en la naturaleza, el Elemento Agua salvaguarda los
gérmenes de la vida y posibilita que los mismos germinen, se nutran y se
desarrollen. E igual que el sol, el Elemento Fuego da calor y luz
posibilitando que los gérmenes de la vida broten, elevándose y creciendo
hacia la luz. El ser humano se ubica en el Elemento Tierra y estando
Receptivo a las características de su esencia espiritual -es decir abierto a las
intenciones de lo Creativo del Elemento Agua-, el amor (calor) y la
actividad mental (luz) del Elemento Fuego hacen que cada persona tome
conciencia de las cosas que son esenciales para ella.
Si actuamos de acuerdo con las directrices que recibimos gracias a la
interacción Creativa-Receptiva entre los Elementos Agua y Fuego en el eje
vertical, nos mantenemos centrados también en el eje horizontal. Y de este
modo aprovechamos las influencias de la interacción Yin-Yang entre las
fuerzas vitales Viento y Trueno para adaptarnos al entorno siendo nosotros
mismos y nos desarrollamos evolucionando de manera autocorrectora,
armónica y fluida.

5. Las influencias esenciales de las fuerzas vitales

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Domingo, 06 Abril 2014

Basándome en la información del I Ching y de la medicina china, aquello


que el ser humano recibe entregándose a las influencias de las fuerzas de la
naturaleza, se resume de la siguiente manera:
El Agua salvaguarda, nutre y estimula la germinación del ser esencial que
se dirige por lo Creativo del Cielo, dando dirección, inspiración y
constancia a la vida personal. Las influencias Creativas nos renuevan
continuamente y estimulan la concentración, perseverancia y humildad,
aportándonos confianza en la vida y en nosotros mismos.

El Fuego corresponde al amor y a la mente. Dirigiéndose por lo Receptivo


de los sentimientos positivos, la mente se abre a lo Creativo de nuestro ser
esencial (Agua) y desarrolla su capacidad de razonamiento lógico de
manera que tomemos conciencia de nuestra esencia espiritual y de nuestro
entorno y que adquiramos conocimientos.

El Viento (Elemento Madera) corresponde a los procesos orgánicos


naturales y al alma que dan forma a nuestra esencia espiritual, inspirándose
en nuestras vivencias en el mundo (Trueno). Nutrido por el Agua, el Viento
es la fuerza vital que da forma a las intenciones de la energía originaria del
Tao, expresándose éstas mediante los valores morales que determinan
nuestro verdadero ser. Y nutriendo al Fuego, el Viento hace que el amor y
la mente propaguen dichos valores capacitándonos para realizarnos
adaptándonos al entorno sin perder el rumbo dictado por nuestro ser eterno.

El Trueno (Elemento Metal) corresponde a las condiciones ambientales


del planeta: el campo electromagnético, la atmósfera y los minerales que
determinan nuestro hábitat, y análogamente corresponde a las condiciones
vitales en nuestro entorno y en el mundo. El Trueno es la fuerza vital que
nos despierta del letargo y hace que mantengamos nuestras vidas en orden
al transmitir la voluntad divina mediante todo tipo de sensaciones
procedentes del instinto, la intuición, la percepción táctil y sensitiva, el
sentido común y el sentido de la justicia. El Trueno se nutre del Fuego: El
amor nos da la sensibilidad para percibir la voluntad divina que se
manifiesta y nos moviliza gracias al Trueno; la mente nos da las
herramientas para tomar conciencia de la voluntad divina con respecto a las
condiciones precisas para proteger la vida.

El Lago y la Montaña (Elemento Tierra) corresponden a la


autorrealización y reflexión que determinan el estado vital de cada
individuo. Conscientes de nuestras sensaciones durante nuestras vivencias,
las influencias del Trueno en el eje horizontal interactúan con las de los
procesos orgánicos regidos por el Viento que nos mantienen conectados a
nuestro verdadero ser. El Trueno desequilibrado por las injusticias del
mundo, transmite al Agua la inseguridad, el sufrimiento, el desasosiego, la
confusión y las dudas producidas por nuestras vivencias. Al movilizarnos y
conmocionarnos, el Trueno facilita así que se active lo Creativo del Agua
en nuestro interior cuyas aportaciones dan lo que necesitamos para superar
nuestra inseguridad a fin de encontrar nuestro camino personal en la vida.

6. El rumbo dictado por nuestro ser eterno

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Jueves, 21 Noviembre 2013

Nuestras vivencias nos confrontan con nosotros mismos mediante nuestras


sensaciones, sentimientos, acciones y reacciones. Las mismas hacen que
tomemos conciencia tanto de nuestro estado interior como de nuestro
entorno, y que escojamos nuestro camino en la vida. Y si nos escuchamos
con sinceridad interior procurando ser fieles a los sentimientos profundos
que indican las intenciones de lo Creativo, es nuestro ser eterno el que dicta
el rumbo de nuestras vidas.

Según la simbología de la dinámica vital de los Elementos, si prestamos


atención a lo que estamos haciendo y sintiendo, estamos nutriendo al
Elemento Agua con nuestras sensaciones, sentimientos y pensamientos. Y
si nos preguntamos las cosas con sinceridad, estamos consultando lo
Creativo en nuestro interior. De esta manera cooperamos con la dinámica
vital del Ciclo Cosmológico y mantenemos el equilibrio emocional, lo cual
percibimos al encontrarnos centrados y experimentar que dentro de
nosotros todo está fluyendo de modo que nos vaya viniendo
espontáneamente aquello que necesitemos en cada momento.
Y al afrontar las circunstancias que no nos sientan bien, ocurre algo similar.
Si procuramos mantenernos centrados, las cosas dentro de nosotros siguen
fluyendo libremente por lo que llegará, más tarde o más temprano, lo que
necesites para afrontar cualquier situación desconocida, desconcertante o
dolorosa. Esto es debido a que nos abrimos a las influencias de lo
Creativo que hacen surgir desde nuestro interior, primero, los criterios
que permiten digerir lo que ha ocurrido (Agua) y, después, los criterios
y recursos que permiten resolver los problemas (Madera).

Intentando seguir los consejos de I Ching, me he dado cuenta de que al


abrirte a lo Creativo en tu interior, tomas cada vez más conciencia de las
cosas que son esenciales para ti, y que respetando lo que es válido y valioso
para tu ser interior, vas descubriendo cómo eres y vas corrigiéndote,
renovándote y vitalizándote. Gracias a ello puedes afrontar la vida siendo
leal a ti mismo y escuchar abiertamente a los demás, sin dejarte confundir
por las opiniones de unos y de otros sobre cómo hay que afrontar la vida.
Además, resulta que cualquier persona al preguntárselo en su interior, no
sólo encuentra los valores personales que determinan la unicidad de su
propio ser, sino también los valores que compartimos todos los seres
humanos. Por eso, respetando dichos valores, nos corregimos de modo
natural y auto-regulador de acuerdo con los valores humanos esenciales
que cada ser humano conoce y reconoce por naturaleza, y desarrollamos al
mismo tiempo las potencialidades individuales.
Esto lo debemos a las Leyes supremas que rigen la Vida. Su Inteligencia
es tal que si obedeces con total sinceridad y entrega a las intenciones de lo
Creativo en tu propio interior, la Vida por sí misma creará y mantendrá las
condiciones necesarias para la supervivencia, regeneración y evolución del
conjunto, como así lo enseñan los sistemas naturales que organizan, entre
otros, el fenómeno de la biosfera auto-regeneradora.
Mediante las influencias de las fuerzas de la propia naturaleza de cada ser,
se potencian las influencias de los Elementos que mantienen el equilibrio
Yin-Yang, tanto del conjunto de la Creación como de cada aspecto de la
misma. Y siempre que hay salud, equilibrio y armonía, las influencias
de lo Creativo producen una dinámica transformadora auto-
reguladora que se visualiza en el siguiente dibujo.

La dinámica auto-reguladora del Ciclo Cosmológico

La dinámica auto-reguladora surgirá siempre que el Elemento Tierra


(es decir, cualquier ser vivo) se mantenga en el centro de las influencias
de las fuerzas naturales. La Inteligencia de la Vida hace que en el eje
vertical se produzca un movimiento fluido en forma del número 8 entre los
Elementos Agua y Fuego que, gracias a la actitud Receptiva del sincero
sentir, pasará por las personas centradas (Elemento Tierra). Y a
continuación, en el eje horizontal se producirá un movimiento fluido en
forma del signo ∞ de lo infinito entre los Elementos Metal y Madera que
pasará igualmente por ellas.

Al preguntarnos cosas, nos implicamos adentrándonos en el Elemento


Agua (lazo inferior del 8) de manera que se movilicen tanto los
conocimientos que hemos interiorzado como aquellos que, al menos
conscientemente, desconocíamos. De alguna manera, muchos datos, dudas
e indicios van mezclándose, reorganizándose y ordenándose con la ayuda
directiva e inspiradora de lo Creativo. Los resultados de ello pasan por el
subconsciente hacia el Elemento Fuego (lazo superior del 8) donde la
mente los transforma en conocimientos que vuelven a nosotros en el
Elemento Tierra. Tomamos así conciencia de las aportaciones de lo
Creativo del Agua y las interiorizamos y consolidamos mediante una
segunda vuelta por el Elemento Agua.
Dichas aportaciones vuelven de nuevo al Elemento Fuego por lo que las
tendremos a nuestra disposición al continuar hacia el Elemento Metal para
realizarnos en nuestro entorno. Y junto con las influencias del entorno
fluyen desde el Elemento Metal por el eje horizontal hacia el Elemento
Madera cuyas transformaciones orgánicas naturales forman, de acuerdo con
los valores morales de nuestra alma, los criterios esenciales y los recursos
prácticos que precisamos para realizarnos en el día a día de nuestras vidas.
De modo que estos criterios y recursos permiten que demos forma a nuestra
esencia personal en los Elemento Tierra (estado vital del ser) y Metal
(entorno), y asimismo que evaluemos nuestra situación adentrándonos de
nuevo en el Elemento Agua.
De esta manera nos desarrollamos de acuerdo con el rumbo dictado por
nuestro ser eterno y somos capaces de vivir y de convivir de modo auto-
regulador natural y satisfactorio en armonía con los demás y con la
naturaleza. En principio, poseemos las cualidades para crear las
condiciones vitales necesarias para mantener la dinámica auto-reguladora
del Ciclo Cosmológico ya que de pequeños mantuvimos esta dinámica por
naturaleza.

No obstante, perdemos la inocencia al adaptarnos a un mundo que no


confía en las fuerzas de la naturaleza por lo que solemos acumular muchas
inseguridades y otros sentimientos negativos que obstruyen la
dinámica natural.
Los seres humanos recibimos infinidad de influencias de nuestro
entorno que hacen que actuemos en contra de nuestro verdadero sentir
y que reneguemos de nosotros mismos. Debido a esto se hace difícil que
nos escuchemos abriéndonos a lo Creativo por lo que nos complicamos la
vida y perdemos el camino. Y si nos sentimos perdidos e inseguros,
solemos buscar apoyo en cosas que no nos dan la confianza que anhelamos,
por lo que nos perdemos cada vez más.
I Ching explica que al obstruir la recepción de las intenciones e
indicaciones de lo Creativo, nos hacemos desgraciados porque, al faltarle
la dirección e inspiración de lo Creativo, lo Receptivo avanza por sí
mismo. Dice así (p. 480): “Si lo Receptivo quisiera avanzar por sí mismo,
se desviaría de su índole natural y perdería el camino. Al entregarse y
seguir a lo Creativo alcanza la posición duradera que le cuadra.”
Según I Ching, todos los seres somos la materialización de nuestra energía
espiritual. Y al corresponder la materialización de lo energético al principio
primordial de lo Receptivo, nuestra condición vital se determina por dicho
principio. Por eso, sólo podemos dar forma a nuestra esencia y ser
nosotros mismos, si nos adaptamos a dicha condición natural
abriéndonos a las intenciones de lo Creativo.

“Lo Receptivo es el servidor de lo Creativo pero esto no significa que sea


inferior,” dice I Ching. “Únicamente porque está a la altura de lo Creativo,
lo Receptivo puede realizar aquello a lo que lo Creativo le incita.
Abriéndose, lo Receptivo se entrega y sigue lo Creativo y puede así parir y
hacer prosperar y desplegarse las intenciones espirituales del ser eterno.” Y
sólo desplegándose nuestro verdadero ser, nos sentimos en paz con
nosotros mismos y con nuestro entorno...

7. Las influencias de nuestro entorno

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Martes, 02 Septiembre 2014

En los artículos 4 y 5 hemos visto cómo las influencias del Trueno


incentivan la generación de las condiciones externas necesarias para el
desarrollo de la vida en nuestro planeta. Por eso, las circunstancias en
nuestro entorno corresponden al Elemento Metal. Según los datos
obtenidos por la medicina china, a dicho Elemento corresponden también
las facilidades que poseemos para defendernos de las influencias nocivas
procedentes del entorno y para encontrar el camino en medio de los
continuos cambios que determinan nuestras condiciones circunstanciales en
cada momento.

Además de desentrañar las funciones fisiológicas correspondientes a los


Elementos, los antiguos investigadores médicos prestaron atención a las
demás expresiones de sus influencias. I Ching decía que el Trueno revela la
voluntad divina y ellos observaron que la Inteligencia de la Vida dota a
los seres a través del Elemento Metal con su instinto e intuición y con
la percepción sensitiva, el sentido común y el sentido de la justicia.
Igual que los animales salvajes, gracias a dichas facilidades percibimos las
señales que nos avisan de los peligros y asimismo las señales que
transmiten los mandatos que sirven para orientarnos y para escoger en cada
momento el camino adecuado.
Como enseña e ilustra por ejemplo la fisiología, la Inteligencia de la Vida
toma siempre el camino más efectivo y éste resulta ser, además, el más
económico. El ser humano, sin embargo, tiende a no hacer caso a las
señales de su naturaleza íntima. Tenemos nuestro libre albedrío, así que, la
Vida nos ha dado la libertad de ir en contra de los mandatos de su
Inteligencia. Sin embargo, esto no quita que sí suframos las
consecuencias de infringir las leyes universales del Ciclo Cosmológico.
Al quebrantar las leyes auto-reguladoras que rigen la vida, experimentamos
cuáles son los caminos erróneos. Y equivocándonos, se nos ofrece la
oportunidad de aprender de nuestras vivencias y tomar conciencia de las
leyes a las que la vida está sujeta. Aprendemos a adaptarnos a estas leyes
del mismo modo que aprendimos de pequeños a adaptarnos a la ley de
la gravedad. Probando, cayéndonos y perseverando conseguimos mantener
el equilibrio y movernos con soltura y libertad.

I Ching advierte que al quebrantar la norma del principio Yin-Yang,


se producen fenómenos destructivos que nos enseñan “los Principios de
la creación activa”. Dice así: “Esta norma no cambiante aparece sobre los
hombres de forma aplastante, con toda su grandeza y su fuerza, y en toda
su desconcertante variedad y multiplicidad. Dichos fenómenos destructivos
no tratan de una necesidad impuesta por el exterior, sino de una inminente
animación orgánica que actúa por sí misma en libertad, y que se rige por
las normas propias de la Inteligencia de la Vida.”
Solemos buscar las causas de los fenómenos desconcertantes fuera,
culpando a los demás, a las circunstancias o a la voluntad de Dios, pero I
Ching subraya que no se trata de una necesidad impuesta por el exterior. Al
abrirnos en actitud Receptiva, recibimos espontáneamente las aportaciones
beneficiosas de lo Creativo en nuestro interior. Esto ocurre gracias a la
“inminente animación orgánica” inherente a la dinámica del principio Yin-
Yang. Si, en cambio, obstruimos las aportaciones de lo Creativo al
distanciarnos de los valores esenciales de nuestro verdadero ser (Agua), se
bloquean los procesos orgánicos naturales en nuestro interior (Viento,
Madera) obstruyéndose las influencias constructivas de lo Creativo. A
consecuencia de esto se producen automáticamente fenómenos destructivos
que se deben, igualmente, a “la inminente animación orgánica que se rige
por las normas propias de la Inteligencia de la Vida”.
Partiendo del axioma de que la enfermedad se debe a las disfunciones
fisiológicas causadas por determinados desequilibrios Yin-Yang, la
medicina china ha desentrañado las normas de la inminente animación
orgánica al observar los síntomas que se manifiestan en el organismo
cuando la persona está enferma. Y al tener en cuenta las características
humanas de lo Creativo y lo Receptivo, dichas normas aclaran igualmente
las causas globales de los fenómenos destructivos que experimentamos en
nuestras vidas y en el mundo. De modo que se muestran así los
“Principios de la creación activa” y sorprende descubrir que estos tienen
que ver con cosas que casi todo el mundo reconoce. Al parecer, en el fondo
conocemos dichos Principios, aunque no los llevemos a la práctica.

Con respecto a los Principios de la Creación activa correspondientes al


Elemento Metal reconocemos, por ejemplo, que muchas veces “sabemos”
cosas sin entender por qué y que si no hacemos caso a estos regalos de
nuestra naturaleza íntima, más tarde la vida nos confronta de forma
dolorosa con las razones que justifican las señales que desoímos en su
momento. También reconocemos que prestando atención a nuestras
sensaciones, se incrementa automáticamente la conciencia de nuestros
gustos y valores íntimos y que conocer estos es imprescindible para tomar
las decisiones adecuadas. Asimismo reconocemos que si respetamos
nuestros gustos y valores personales haciendo las cosas por amor, actuamos
espontáneamente con sentido común y con sentido de la justicia, mientras
que ocurre todo lo contrario si uno se obliga a olvidarse de sus gustos y
valores personales o si se niega a implicarse y comprometerse.
Aunque no seamos conscientes de dichos hechos, sí solemos reconocerlos
con una facilidad sorprendente. Y una vez familiarizado con la simbología
del I Ching y de la medicina china, casi todo el mundo reconoce también
que después de prestar atención a los mandatos del Elemento Metal,
conectamos con lo Creativo en nuestro interior (Agua) y que dejándonos
guiar por sus indicaciones, podemos realizar paso a paso todo aquello que
satisface a nuestra alma (Madera). Y te darás cuenta de que aquello que te
satisface, lo haces con amor y a conciencia (Fuego).
En cambio, si hacemos caso omiso a aquello que nos viene dado por
instinto e intuición y hacemos oídos sordos a nuestras sensaciones, sentido
común y sentido de la justicia, obviamos nuestra sensibilidad. A
consecuencia de esto, provocamos que “lo Receptivo avance por sí
mismo” ya que, a no ser que se guíe por la receptividad del sincero sentir,
la mente no puede abrirse. Una mente cerrada no puede conectarse con las
aportaciones renovadoras de lo Creativo, así que, no tiene más remedio que
actuar a solas. Por eso, siempre que la mente pretenda dirigir al corazón,
ocurrirá lo que advierte I Ching: nos desviaremos de nuestra condición e
inclinación natural, perderemos el camino y sufriremos todo tipo de
fenómenos desconcertantes.
Haciendo caso omiso a lo que nos dicta el corazón, nos descentramos
por lo que podemos perder el equilibrio Yin-Yang emocional. Y al perder
el equilibrio Yin-Yang nos apartamos automáticamente de la dinámica
autorregeneradora del Ciclo Cosmológico cuya inminente animación
orgánica origina por sí misma nuestra autorregulación, renovación,
vitalidad y armonía.
Mantenerse centrado sin embargo no va por sí solo, y menos en un mundo
construido sobre intereses materialistas, partidistas y arbitrarios. El
capitalismo quebranta la norma del principio Yin-Yang al buscar un
crecimiento constante e ilimitado de las posesiones materiales. En vez de
entregar lo material a las intenciones de lo Creativo y guiarse por el amor,
los valores morales y el sentido de la justicia, el orden capitalista promueve
la acumulación de lo material por lo que va a ser el principio vital de lo
Receptivo (cuya misión consiste en la realización de las intenciones
espirituales de la energía Creativa del Tao) el que pretende inspirar y dirigir
el desarrollo humano y determina las condiciones de vida en el mundo, en
vez de que lo Creativo ejerza esta misión.
Así que, la humanidad sufre el orden dinámico que surge “al avanzar
lo Receptivo por sí mismo”, por lo que en la medida en la que nos
dejemos arrastrar por esta dinámica, perderemos el equilibrio Yin-Yang
emocional. Conocer dicho orden y su dinámica facilita que reconozcamos
los orígenes de los desequilibrios Yin-Yang globales que producen los
desequilibrios emocionales, conflictos interiores y enfermedades que
padecemos, y cuyos efectos causan todo tipo de vicios, injusticias y
conflictos en el mundo.

8. La pérdida del equilibrio Yin-Yang

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011


Última actualización en Martes, 02 Septiembre 2014

Según los antiguos investigadores médicos chinos, al perder el equilibrio


Yin-Yang se produce una dinámica de disfunción fisiológica que crea
círculos viciosos dañinos que son el origen de la enfermedad y que agravan
y complican ésta. Asimismo, al perder el equilibrio emocional, se origina
una dinámica de disfunción humana que produce igualmente círculos
viciosos que agravan y complican el desequilibrio emocional.

Esta dinámica desequilibradora se visualiza en el diagrama siguiente:


La disposición pentagonal de los Cinco Elementos

Observando la disposición de los Cinco Elementos en este diagrama, se ve


claramente que aquí el Elemento Tierra, es decir cualquier ser vivo, se
ha distanciado de las influencias de su espíritu y de la esencia de su
alma (Elementos Agua y Madera). Mientras que en el Ciclo Cosmológico
los seres se nutren de las influencias de las cuatro fuerzas de la naturaleza,
alimentando a su vez a éstas, en la dinámica que observamos en la
disposición pentagonal de los Elementos, el Elemento Tierra (nosotros) se
nutre de forma directa solamente de las -desequilibradas- aportaciones del
Elemento Fuego (las flechas cortas indican cuál nutre a cuál) y alimenta
sólo al Elemento Metal. Así que, en estas condiciones es imposible que
desarrollemos nuestro potencial humano.

Comparemos esta dinámica con la que se da en la salud. En el Ciclo


Cosmológico todas las funciones orgánicas se nutren del alimento y los
líquidos aportados por el sistema digestivo. Este sistema corresponde al
Elemento Tierra y asimismo a la digestión de nuestras vivencias. Partiendo
del axioma de que todo funciona de manera análoga, los procesos de la
digestión y las funciones y aportaciones de los órganos correspondientes a
los Elementos, muestran la dinámica que estos mantienen entre sí para
nutrir, vitalizar y regenerar cualquier organismo (cuerpo) y cualquier ser
vivo.
La fisiología del cuerpo humano enseña cómo transcurre el proceso de la
alimentación, digestión, nutrición, vitalización y regeneración en la salud,
el Ciclo Cosmológico. Globalmente y sin entrar en detalles, dicho proceso
transcurre de la siguiente manera.
El ser (Tierra) toma alimentos que tiene que digerir, y cuyos desechos
metabólicos se eliminan con las heces. El producto alimenticio elaborado
por el sistema digestivo (Bazo-Páncreas) va al hígado (Madera) donde este
producto se depura y donde tienen lugar una gran cantidad de
transformaciones para elaborar los nutrientes y otras sustancias que el
hígado suministra a la sangre (Fuego). La sangre va a los pulmones (Metal)
para oxigenarse y después circula por el organismo para nutrir a las células
en el medio interno (Agua) con el oxígeno y el componente líquido y
sustancial del plasma sanguíneo, llevándose al mismo tiempo el agua
contaminada con todo tipo de desechos producidos por el metabolismo
celular. El agua contaminada de la sangre venosa se elimina gracias al
trabajo de los riñones (Agua) y al volver la sangre al hígado (Madera), éste
se encarga de la transformación de gran parte de los desechos mientras que
el dióxido de carbono se elimina mediante la espiración (Metal).
Así que, al mantenerse el Elemento Tierra en el centro, surge una
dinámica fluida en la que los órganos correspondientes a las cuatro fuerzas
naturales (Elementos Madera, Fuego, Metal, Agua) y todas las células del
cuerpo se alimentan y el cuerpo entero recibe de los Elementos sus
aportaciones correspondientes, siguiendo el trayecto que se muestra
mediante las flechas en el siguiente dibujo.

La dinámica de nutrición del Ciclo Cosmológico


Al mismo tiempo, determinadas funciones se regulan mediante la dinámica
autorreguladora que hemos visto. Entre ellas, la respiración y la circulación
sanguínea que se regulan por el sistema nervioso (Elemento Agua), el cual
regula también la digestión junto con el sistema hormonal (Elementos
Agua y Madera). Y el sistema linfático (Elemento Tierra) regula el
intercambio entre el plasma sanguíneo (Fuego) y el agua en el medio
interno (Agua), mediante el fluido de la linfa que procede principalmente
del hígado (Madera) y del sistema digestivo (Tierra).

En la disposición pentagonal de los Elementos, las funciones


autorreguladoras se reflejan mediante las flechas largas en el centro de
los Elementos (Ciclo de Control en medicina china). Así que, donde en los
ejes vertical y horizontal del Ciclo Cosmológico surgen unas interacciones
transformadoras fluidas que hacen que uno mismo se regule y mantenga el
equilibrio Yin-Yang, aquí las interacciones transformadoras se cruzan y
chocan entre sí a consecuencia de la posición descentrada del Elemento
Tierra.
De modo que la dinámica que surge al perder el equilibrio Yin-Yang, es
muy diferente a la dinámica natural. En el diagrama se ve de un vistazo
que, a consecuencia de la pérdida del equilibrio vital, se impide la
autorregulación dirigida e inspirada por el espíritu humano del ser y por la
esencia individual de cada uno (eje Agua-Tierra-Fuego). Al mismo tiempo
se malogra así la creación de las condiciones necesarias para realizarse y
aprender cosas esenciales de las vivencias (eje Madera-Tierra-Metal). Así
que, teniendo en cuenta la dinámica que surge en la disposición pentagonal
de los Elementos que refleja el estado vital del mundo, es comprensible que
mucha gente (Tierra) se encuentre sola, insegura e indefensa.
En el pentágono de arriba, he puesto junto a los Elementos algunas de las
cualidades correspondientes a la influencia que cada una de estas fuerzas
naturales ejerce en nuestras vidas. No obstante, en la disposición
pentagonal no se produce una dinámica que facilite la recepción de las
mencionadas influencias beneficiosas sino, muy al contrario, una dinámica
que afecta negativamente al desarrollo de las cualidades correspondientes a
estos Elementos. En la medida en la que nos dejemos llevar por la dinámica
desequilibrada del mundo, nos privaremos de las influencias directivas de
nuestra naturaleza íntima (Elementos Agua y Madera) por lo que en
nuestro interior reinará el desconcierto, la frustración y la
insatisfacción y florecerán los sentimientos negativos.

Según la Teoría de los Cinco Elementos y la experiencia de la medicina


china con la aplicación de las normas dinámicas que rigen la interacción
entre los Elementos en la disposición pentagonal, el equilibrio Yin-Yang se
recupera siguiendo unas pautas muy sencillas. Éstas determinan lo que hay
que hacer para que los Elementos vuelvan a ejercer sus influencias
beneficiosas gracias a lo cual se estimula la dinámica natural (Ciclo
Cosmológico) y ésta reconduzca el funcionamiento orgánico hacia la
dinámica nutritiva y autorreguladora que fluye sin obstáculos,
recuperándose así la salud. Aplicando las pautas terapéuticas de la
medicina china al desequilibrio emocional y a las condiciones conflictivas,
las fuerzas naturales ejercen el mismo efecto curativo. En el capítulo 3 del
libro he explorado cómo actúan estas fuerzas (Elementos) en nuestro
desarrollo emocional y mental y en el siguiente capítulo he aplicado las
pautas terapéuticas al desequilibrio emocional (ver libro).

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