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D ire c to r:
M a n u e l G a rrid o
Tractatus logico-philo s ophicus
Retrato de Ludwig Wittgenstein en 1929 cuando presentó en la Universidad
de Cambridge su tesis doctoral. En esa época, su celebridad como autor del
Tractatus le había supuesto el reconocimiento de la comunidad filosófica
internacional. © Anaya.
L U D W IG W IT T G E N S T E IN
Timctatus logico-phi
T R A D U C C IÓ N , IN T R O D U C C IÓ N Y NOTAS DE
LUIS M. VALDÉS VILLANUEVA
T E R C E R A E D IC IÓ N
techos
1 .a edició n , 2002
2 . a edición revisada, 2003
3. a edició n , 2007
Reim presión, 2 008
N O T A A LA S E G U N D A E D IC IÓ N ..................................................... 80
N O T A A LA T E R C E R A E D IC IÓ N ......... 80
T R A C T A T U S L O G I C O - P H I L O S O P H IC U S ....................................... 101
A N E X O S .......................................................................................................... 279
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Leer a los clásicos
Hay muchas maneras de leer a un clásico. Lo peor es leer
lo principalmente por obligación. Siendo yo niño, los alum
nos de primera enseñanza teníamos que leer y escuchar en
voz alta a los compañeros de clase las páginas del Quijote.
Por mi parte tardé en superar la aversión a la obra suprema de
nuestras letras que, por su modo, me produjo aquella obliga
da lectura.
Otra manera de leer a un clásico, probablemente la mejor,
es cuando el contacto personal y privado con uno de sus
libros alimenta o despierta nuestra vocación y nos avisa,
como diría Ortega, de nuestro destino. «Yo pertenezco» escri
bió el joven Nietzsche en una de sus Consideraciones intem
pestivas «a esos lectores de Schopenhauer que desde que han
leído la primera pagina, saben con certeza que leerán la obra
entera y que escucharán cada una de sus palabras.» Análoga
reacción parece que tuvo el filósofo francés Malebranche el
día en que un librero le puso ocasionalmente entre las manos
el Tratado del hom bre de Descartes: «no bien hubo abierto
Malebranche el libro — cuenta en su vieja historia de la filo
sofía Damiron— , se sintió totalmente conmocionado y agita
do. Lo compró, se lo llevó y lo leyó enseguida con tanta ansie
dad que los latidos de su corazón, al acelerarse, le obligaban
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10 MANUEL GARRIDO
M a n uel G a r r id o
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Introducción
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Escribir una introducción al Tractatuses un asunto compro
metido. Nada menos que Bertrand Russell redactó la que apa
recía en 1922 precediendo al texto publicado por Routledge &
Kegan Paul — que se incluye en esta edición— , mitad con la
intención de ayudar a que su nombre abriese al libro las puer
tas (y las bolsas) de las editoriales, mitad porque estaba con
vencido del valor de la obra. El lector podrá juzgar por sí
mismo cómo la importancia de estas páginas de Russell no
reside, ni de lejos, en su carácter de documento histórico: hay
mucho de buena filosofía en sus poco más de seis mil palabras.
No pensaba lo mismo Wittgenstein, que llegó a decirle fina
mente a Russell que su escrito era una mezcla de superficiali
dad e incomprensión. Este precedente debería persuadir a
cualquiera de intentar de nuevo tal empresa; pido al benevo
lente lector que considere lo que sigue como una muestra pal
pable de que, contrariamente a lo que piensan algunos filóso
fos, la akrasia es posible.
He dividido el cuerpo de mi escrito en tres partes. En la pri
mera de ellas presento una pequeña nota biográfica sobre
Wittgenstein. Si, como decía Fichte, la filosofía que uno hace
depende del tipo de persona que uno es, a nadie mejor que a
Wittgenstein le viene como anillo al dedo este dictamen. Por
ello me excusará el lector de que no ofrezca mayor justifica
ción para esta breve excursión biográfica. En la segunda,
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16 LUIS M. VALDÉS VILLANUEVA
los traductores del Tractatus, del que había hecho una excelen
te recensión que apareció en la revista M in d en la que expre
saba algunas agudas críticas. Por otra parte, el profesor Moritz
Schlick, fundador del famoso Círculo de Viena, y Friedrteh
Waismann, uno de sus miembros, entraron en contacto con
Wittgenstein a raíz de la favorable acogida que tuvo el Tracta
tus en las sesiones del Círculo. Parece que Wittgenstein nunca
asistió a ninguna de sus reuniones «oficiales», aunque sí que
mantuvo contactos personales con alguno de sus miembros. De
hecho, las notas publicadas de sus conversaciones con Wais-
30 LUIS M. VALDÉS VILLANUEVA
pleja. Dado que esto puedo hacerlo con todas las conectivas
lógicas independientemente de su complejidad, puedo con
cluir que la necesidad de objetos por los que estuvieran las
constantes lógicas es sólo un espejismo que fomenta un modo
particular de representación, pero no es un rasgo esencial del
simbolismo que las constantes lógicas hagan las veces de los
objetos lógicos.
Por consiguiente, las proposiciones lógicas no dicen nada
acerca del mundo, son tautologías, pero tampoco dicen nada
acerca de una realidad peculiar. Una tautología combina pro
posiciones genuinas — esto es: proposiciones que hablan del
mundo y que, por ello, son verdaderas o falsas— de tal mane
ra que su contenido se desvanezca; esto explica el que sean
necesariamente verdaderas. Tómese, por ejemplo, la proposi
ción «Llueve o no llueve». Esta proposición es vacía, no nos
informa acerca del estado del tiempo, pero está compuesta de
dos proposiciones que, en otras combinaciones, sí hablan del
mundo. La combinación particular en que es una tautología
tiene como rasgo esencial cancelar el contenido descriptivo de
ambas y, por ello, tal combinación no dice nada. ¿Quiere decir
esto que no existe conexión alguna entre la lógica y el mundo?
En absoluto; una de las piezas clave en la empresa de delim i
tar los límites del sentido es la distinción entre «decir» y «mos
trar». Las proposiciones de la lógica, dado su peculiar meca
nismo de representación, no dicen nada — sólo dicen algo,
sólo hablan del mundo, las proposiciones de la ciencia natu
ral— aunque sí muestran algo sobre la esencia del mundo.
Una proposición muestra también su sentido, no lo dice.
Tomemos la proposición «El libro está encima de la mesa».
Esta proposición enuncia algo sobre el mundo en virtud de su
forma lógica, pero no enuncia su forma lógica o, si queremos,
no nos d ice su sentido. Reconocemos que habla del mundo
porque captamos que dice algo sobre un libro particular que
está sobre una mesa particular y esto muestra que tal proposi
ción tiene forma lógica; en caso contrario no podría decir
nada. Pero la proposición no versa sobre su forma lógica. Del
mismo modo, las proposiciones de la lógica, aunque no dicen
nada sobre el mundo, muestran la lógica del mundo sin decirla.
INTRODUCCIÓN 53
32. Id e n t i d a d (5.53-5.5352)
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El Tractatus Logico-Philosophicus del Sr. Wittgenstein,
resulte ser o no la verdad última sobre los asuntos de los que
trata, ciertamente merece ser considerado, tanto por el alien
to que respira, como por su alcance y su profundidad, un
acontecimiento importante en el mundo filosófico. Partiendo
de los principios del simbolismo y de las relaciones que, en
cualquier lenguaje, son necesarias entre palabras y cosas,
aplica el resultado de esta investigación a diversas regiones de
la filosofía tradicional mostrando en cada caso cómo la filo
sofía y las soluciones tradicionales surgen de la ignorancia de
los principios del simbolismo y del mal uso del lenguaje.
En primer lugar, se somete a consideración la estructura
lógica de las proposiciones y la naturaleza de la inferencia
lógica. Desde ahí pasamos sucesivamente a la teoría del
conocimiento, a los principios de la física, a la ética y, final
mente, a lo místico (das Mystisché).
Para entender el libro del Sr. Wittgenstein, es necesario darse
cuenta de cuál es el problema que le preocupa. En la parte de
su teoría que trata del simbolismo se ocupa de las condiciones
que deberían ser cumplidas por un lenguaje lógicamente per
fecto. Hay diversos problemas por lo que respecta al lenguaje.
En primer lugar, está el problema de lo que pasa efectivamente
en nuestras mentes cuando usamos el lenguaje con la intención
de querer decir algo mediante él; este problema pertenece a la
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84 BERTRAND RUSSELL
queremos decir afirmando que los hechos son los que hacen a
las proposiciones verdaderas o falsas. Los hechos pueden con
tener partes que son, a su vez, hechos o pueden no contener
tales partes; por ejemplo: «Sócrates fue un sabio ateniense»
consta de dos hechos «Sócrates fue sabio» y «Sócrates fue un
ateniense». El Sr. Wittgenstein llama Sachverhalt a un hecho
que no tiene partes que sean hechos. Esto es lo mismo que lo
que llama hecho atómico. Un hecho atómico, aunque no con
tiene parte alguna que sea un hecho, contiene sin embargo
partes. Si podemos considerar «Sócrates es sabio» como hecho
atómico, percibimos que contiene los constituyentes «Sócra
tes» y «sabio». Si un hecho atómico se analiza todo lo com
pletamente que sea posible (me refiero aquí a la posibilidad
teórica, no a la posibilidad práctica), los constituyentes que se
alcanzan al final pueden denominarse «simples» u «objetos».
No sostiene Wittgenstein que podamos aislar los simples de
manera efectiva o que podamos tener conocimiento empírico de
ellos. Es una necesidad lógica que exige la teoría, igual que
sucede con un electrón. Su fundamento para mantener que tiene
que haber simples es que todo complejo presupone un hecho.
No se supone necesariamente que la complejidad de los
hechos es finita; incluso si todo hecho constase de un número
infinito de hechos atómicos y si cada hecho atómico constase
de un número infinito de objetos, aún habría objetos y hechos
atómicos (4.2211). La aserción de que hay un determinado
complejo se reduce a la aserción de que sus constituyentes
están relacionados de cierta manera, que es la aserción de un
hecho. A sí pues, si damos un nombre al complejo, el nombre
sólo tiene significado en virtud de la verdad de cierta proposi
ción, a saber: la proposición que asevera que los constituyen
tes del complejo están relacionados. De este modo, nombrar
complejos presupone las proposiciones, mientras que las pro
posiciones presuponen que se nombran simples. Se muestra
así que el que se nombren simples es en lógica lo que es lógi
camente primero.
El mundo está completamente descrito si se conocen todos
los hechos atómicos junto con el hecho de que ésos son todos
los hechos atómicos. El mundo no se describe nombrando
INTRODUCCIÓN 89
puede ser, desde luego, el análisis último, puesto que las per
sonas son ficciones lo mismo que las proposiciones, excepto en
el sentido de que son hechos por sí mismas. Una proposición,
considerada como un hecho por sí misma, puede ser un con
junto de palabras que un hombre se dice a sí mismo, una ima
gen compleja, una secuencia de imágenes que pasan a través
de su mente, o un conjunto de movimientos corporales inci
pientes. Puede ser cualquier cosa de entre un conjunto de innu
merables cosas diferentes. La proposición como un hecho por
sí misma, por ejemplo el conjunto efectivo de palabras que un
hombre se dice a sí mismo, no es relevante para la lógica. Lo
que es relevante para la lógica es aquel elemento común a
todos esos hechos que le capacita, digámoslo así, para mentar
el hecho que la proposición asevera. Naturalmente, para la psi
cología son relevantes muchas otras cosas; pues un símbolo no
significa lo que simboliza sólo en virtud de una relación lógica,
sino también en virtud de una relación lógica de intención, aso
ciación o de cualquier otra cosa por el estilo. Sin embargo, la
parte psicológica del significado no es objeto de interés para el
lógico. Lo que le interesa en este problema de la creencia es el
esquema lógico. Es claro que, cuando una persona cree una
proposición, la persona, considerada como sujeto metafísico,
no tiene que darse por supuesta para explicar lo que está pasan
do. Lo que ha de explicarse es la relación entre el conjunto de
palabras que es la proposición cuando se la considera como un
hecho en sí misma, y el hecho «objetivo» que hace a la propo
sición verdadera o falsa. Esto se reduce, en última instancia, a
la cuestión del significado de las proposiciones, es decir: el sig
nificado de las proposiciones es la única porción no psicológi
ca del problema que aparece involucrada en el análisis de la
creencia. Este problema es simplemente el de la relación entre
dos hechos, a saber: la relación entre la serie de palabras usa
das por quien tiene la creencia y el hecho que hace a esas pala
bras verdaderas o falsas. La serie de palabras es un hecho en la
misma medida en que lo que las hace verdaderas o falsas es un
hecho. La relación entre esos dos hechos no es inanalizable,
puesto que el significado de una proposición resulta del signifi
cado de sus palabras constituyentes. El significado de la serie de
INTRODUCCIÓN 97
Bertrand Russell
Mayo de 1922
T ra c ta tu s lo g ic o -
p h ilo so p h ic u s
Dedicado a la m em oria de mi amigo
David P in sen t 1
K ürnberger2
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Prólogo
Este libro sólo será entendido quizá por quien alguna vez
haya pensado por sí mismo los pensamientos que en él se
expresan o, al menos, pensamientos parecidos. No es éste pues
un libro que pretenda sentar doctrina. Su objetivo lo alcanza
ría si procurase placer a quien lo leyera comprendiéndolo.
El libro trata de los problemas de la filosofía y muestra —se
gún creo— que el planteamiento de estos problemas descansa
en una mala comprensión de la lógica de nuestro lenguaje. De
alguna manera, todo el sentido del libro podría condensarse
en las siguientes palabras: lo que en cualquier caso puede
decirse, puede decirse claramente; y de lo que no se puede
hablar, hay que callar la boca.
El libro quiere trazar un límite al pensar o, mejor dicho, no
al pensar sino a la expresión de los pensamientos; porque, para
trazar un límite al pensar, tendríamos que poder pensar ambos
lados de ese límite (tendríamos que pensar lo que no puede
pensarse.)
Por ello, el límite sólo podrá trazarse en el lenguaje y lo
que está al otro lado del límite será, simplemente, un sin
sentido.
No quiero juzgar hasta qué punto mis esfuerzos coinciden
con los de otros filósofos. De hecho, lo que he escrito aquí no
tiene aspiración alguna de novedad en sus detalles; y la razón
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104 LUDWIG WITTGENSTEIN
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108 LUDWIG WITTGENSTEIN
2.011
Es esencial a las cosas el que puedan ser parte
constituyente de un estado de cosas.
▼ S abem os ya q u e el m u n d o , lo q u e es el caso, es la to talid ad d e los h ec h o s y
q u e éstos se c o m p o n e n de estados d e cosas — c o n el caso lím ite d e u n h e c h o q u e
consta d e u n solo estado d e cosas— , los cuales, a su vez, se c o m p o n e n d e objeto s.
D e acu erd o c o n ello, los hech o s so n esencialmente contingentes (p u e d e n ser o n o ser el
caso sin q u e la lógica d ecrete q u e tienen q u e ser el caso de u n a u o tra m an era). E l
q ue sean co n tin g en tes les v ie n e d ad o p o r su ser c o m b in acio n es d e o b jeto s (2.01).
A h o ra b ien , el q u e u n o b je to pueda ser p a rte co n stitu y en te d e u n estado d e cosas n o
es, de acu erd o c o n W ittg en ste in , u n a m era co n tin g en cia. Pues, si el q u e algo sea c o n
tin g en te tie n e q u e v e r c o n la c o m b in a c ió n y separación d e objeto s, e n to n ce s, si es
u n a c o n tin g en cia el q u e u n o b jeto O p u ed a ser p a rte co n stitu y en te d e u n estado de
cosas E , esto req u iere q u e se d é la c o m b in a c ió n d e objeto s q u e d a cu e n ta d e tal p ro
p iedad c o n tin g e n te de O . Pero, si esto es así, la consecuencia q u e se seguiría es q u e
no LUDWIG WITTGENSTEIN
Es forma y contenido.
▼ P ues la substancia co n sta de o b jeto s y cada u n o de ellos tie n e u n a fo rm a q u e
d eterm in a los estados d e cosas en cuyo e n tram ad o p u e d e ap arecer. D e este m o d o ,
los objetos, to m ad o s e n su to talid ad , d e te rm in a n la fo rm a del m u n d o (2.06). P ero
los o bjetos so n ta m b ié n los c o m p o n e n te s d e los estados de cosas y d e los h ech o s;
en este sentido p u e d e decirse q u e los o b jeto s so n los e le m e n to s q u e les prestan
co ntenido.
2.001
Los estados de cosas son independientes unos
de otros.
T Esto es, d e la circunstancia d e q u e se dé u n estado d e cosas p artic u la r n o se
sigue* p o r ejem plo, q u e se dé o q u e n o p u e d a darse o tro estado de cosas p articu lar
(2.062). C o m o verem os, tam b ié n las p ro p o sicio n es elem entales — las q u e aseveran
la existencia de estados de cosas— so n ló g ic a m e n te in d e p e n d ie n te s. -
m ed ian te el exam en d e los objeto s que son partes constituyentes de los estados de
cosas existentes. D e este m o d o , 2.063 enunciaría, quizás de m anera u n p o c o deso
rien tad o ra, la estrecha relación existente entre realidad y m undo.
L eroy-Finch [H . L eroy-F inch (1971) Wittgenstein :The Early Philosophy, H um anities
Press, N ueva 'York, 1971 — e n adelante Leroy-Finch (1971)— j da u n a explicación
m u c h o m ás simple — au n q u e quizás n o totalm ente satisfactoria— d e esta posible in co
herencia de W ittgenstein. 2.063 identificaría sim plem ente realidad y m u n d o , punto.
Pues si para to d o estado de cosas existente hay exactam ente o tro estado de cosas n o
existente aunque posible, lo q u e dice 2.063 es que si al c o n ju n to de los estados d e cosas
existentes se le sum a el c o n ju n to de los estados de cosas n o existentes, el resultado es el
c o n ju n to de los estados de cosas existentes. La aparente inconsistencia se disiparía cuan
d o nos dam os cuenta de que a proposiciones c o n sentido opuesto n o les co rresp o n d en
realidades diferentes sino una y la m ism a realidad (4.0621).
dam ental de la denom inada teoría figurativa del significado. P or u n a p arte, la figura
consta de elem entos q ue se relacionan e n tre sí de u n m o d o y m anera d eterm in ad o s
(2.14) y esos elem entos hacen las veces — son los representantes de— los objetos. D ic h o
de otra m anera, los elem entos de la figura ad q u ieren propiedades sem ánticas e n vir
tu d de u n a relación particular que m a n tie n e n c o n algo externo a ellos. A h o ra b ie n , la
figura representa u na situación en el espacio ló g ico — para ser más exactos, representa
su sentido (2.221)— aunque n o e n v irtu d de su relación c o n algo e x te rn o a la propia
figura; p articu larm en te la figura no es rep resen tan te d e n in g u n a situación efectiva: lo
que representa u na figura lo representa in d e p e n d ie n te m e n te de q u e se dé o n o la
situación figurada. E sto quiere d ecir q u e las propiedades sem ánticas d e la figura c o m o
u n todo, a diferencia de las propiedades sem ánticas d e sus elem entos, so n internas; sur
gen del h e ch o de qu e sus elem entos — q u e tie n e n ya propiedades sem ánticas— están
com binados d e fo rm a y m anera determ in ad o s.
p rin cip io de m uchos tipos y, co rresp o n d ien tem en te, habrá form as de figuración dife
rentes para cada tipo de figura. Pero ¿no p odríam os caracterizar la fo rm a de figuración
d e tal m anera q ue no aparezca ligada a n in g ú n m o d o particular de representar hechos?
El recurso a la forma lógica es lo q u e nos p e rm ite [ver Fogelín (1995), pp. 22 ss.] m an
te n e r q u e la figuración tien e lugar en v irtu d de q u e figura y figurado c o m p a rte n una
form a, al m ism o tiem p o q u e retenem os u n a n o c ió n de fo rm a totalmente desprovista de
rasgos empíricos ligados a formas particulares de representación. P o r ejem plo, e n lo que
m uch o s biógrafos de W ittg en stein d icen q u e fue su inspiración orig in al para la teoría
d e la figura — las representaciones de las circunstancias de u n accidente p o r m ed io de
m uñecos y coches de ju g u e te en los tribunales d e París— determ in ad a disposición de
tales ju g u etes p u ed e representar u n accidente p o rq u e tan to el accidente c o m o este
tipo particular d e representación co m p a rte n el rasgo de la espacialidad. A h o ra bien,
a u n q u e u n o p u eda figurar h echos ex plotando características espaciales, es fácil v er que
la m ayor p arte de las figuras q u e nos hacem os d e los h echos (piénsese sólo en las figu
ras lingüísticas) no son espaciales. Pero si algo c o m o el rasgo espacial, q u e es c o m ú n a
la representación de accidentes p o r m ed io de ju g u etes y al p ro p io accidente, n o resul
ta ser indispensable para la figuración, entonces sólo algo tan absolutam ente general
c o m o la fo rm a lógica p u e d e dar substancia a la tesis de q u e la figuración tien e lugar
e n v irtu d d e la com u n id ad d e form a.V éase a este respecto 2.182: «Toda figura es tam
bién un a figura lógica. (E n cam bio, n o to d a figura es, p o r ejem plo, u n a figura espacial.)»
F ogelin llam a tam bién la a ten c ió n sobre el h ech o de q u e 2.18 identifique la form a
lógica c o n la fo rm a de la realidad. Pues si, e n tan to q u e hech o , to d a figura es p arte de
la realidad, esto querría d ecir q u e u n a figura tiene capacidades representacionales en
v irtu d precisam ente de la form a lógica que co m p arte c o n to d o h e ch o posible.
2 . 19
3.221 A los objetos sólo los puedo nom brar. Los sig
nos son sus representantes. Sólo puedo hablar de
ellos, no puedo expresarlos. Una proposición sólo
puede decir cómo es una cosa, no lo que es.
▼ Si a la co n fig u ració n d e n o m b res q u e fo rm a el signo p ro p o sicio n al le c o rres
p o n d e u n a situación (3.21) — que, e n el fo n d o , es u n a c o n fig u ració n p a rtic u la r de
objetos— es ev id en te q u e n o p u e d o sino n o m b ra r o b jeto s; en efecto, c u a lq u ie r p ro
posición habla de q u e los o b jeto s a los q u e se refieren los signos sim ples (nom bres)
130 LUDWIG WITTGENSTEIN
están dispuestos de tal y tal m an era. P o r ello, u n a p ro p o sició n habla siem pre de ras
gos de o b jeto s pero n o d e lo q u e son los o bjetos. Los objeto s p u e d e n n o m b rarse
(W ittg e n ste in dice aquí q u e «puedo hablar de ellos»), pero n o describirse; a su vez,
so n las situ aciones las q u e p u e d e n describirse, p e ro n o n o m b rarse (3.144). Los o b je
tos tie n e n ciertam en te, si los to m am o s u n o a uno, una fo rm a particular pero, p o r u n
a rg u m e n to sim ilar al an terio r, n o es posible enunciar tal form a.
▼ Esta es probablem ente una afirm ación dem asiado esquem ática. Black [Black
(1964), p. 186] señala que, aun q u e la ciencia pueda incluir m uchas más cosas q u e un
m ero co n ju n to de verdades contingentes,W ittgenstein sólo parece estar in ten tan d o esta
blecer aquí u n a distinción rápida entre la filosofía y lo q u e p uede deárse (véase 6.53, más
adelante). P o r otra parte, Po p p er ha planteado dos quejas im portantes: tal caracterización
de la ciencia excluye de ella las hipótesis puesto que n o podem os saber nunca de una
hipótesis si es o n o conclusivam ente verdadera; en segundo lugar, 4.11 n o sería una p ro
posición de la ciencia sino una proposición d e «segundo orden»; ¿cóm o p uede ser
entonces verdadera esta proposición si la totalidad de las proposiciones verdaderas es la
ciencia natural? A unque en este últim o p u n to la queja de P opper pueda ser razonable,
debe recordarse qu e W ittgenstein defendía que las proposiciones filosóficas eran «eluci
daciones» y que, p o r tanto, no eran verdaderas o falsas. D e hecho, 4.111 sólo intenta
enunciar que la filosofía no es ninguna de las ciencias naturales.
4,112
El objetivo de la filosofía es la clarificación
lógica de los pensamientos.
La filosofía no es una teoría, sino una actividad.
Una obra filosófica consta esencialmente de
elucidaciones.
El resultado de la filosofía no son «proposicio
nes filosóficas» sino la clarificación de las propo
siciones.
La filosofía debe clarificar y delimitar de mane
ra nítida los pensamientos que, de otro modo, se
presentan, por así decirlo, turbios y envueltos en
brumas.
▼ U n o de los resultados de la actividad filosófica es la clarificación d e p ro p o si
ciones n o e strictam en te filosóficas. La idea d e W ittg e n s te in es q u e la ló g ica h a de
servir para expresar d e m anera p erspicua lo q u e el len g u aje o rd in a rio deja m uchas
veces en tre brum as. C ie rta m e n te las p ro p o sicio n es filosóficas p e rte n e c e n al re in o de
lo que n o p u e d e decirse, pero, al elim in ar los o bstáculos q u e g e n e ra n las malas c o m
prensiones, la filosofía nos p e rm ite d a rn o s c u e n ta d e lo q u e sólo p u e d e m ostrarse:
«Dará a e n te n d e r lo indecible al p resen tar claram en te lo decible» (4.115).
▼ F reg e c o n sid erab a c o m o tarea p rio rita ria el e rra d ic a r el p sico lo g ism o d e la
filosofía d e la lógica y de la m atem ática; «es im p o rta n te para n o so tro s — rep etía
u n a y o tra vez— el q u e p o d a m o s cap ta r p en sam ien to s y reco n o c e rlo s c o m o v e r
daderos; c ó m o su c e d e esto es u n a c u e stió n c o m p le ta m e n te in d e p e n d ie n te » .
P ru e b a d e su éx ito e n este c a m p o es q u e c u a n d o W ittg e n ste in e scrib ió el Tractatus
el an tip sico lo g ism o se daba p o r se n tad o en filosofía d e la lógica. Pero, c o m o señ a
la H a c k e r [H ack er (1996), W ittgenstein’s Place in Tw enthieth-Century Philosophy,
B lackw ell, O x fo rd , p. 25], esto tu v o c o m o co n se c u e n c ia el q u e cu estio n es filo só
ficas fu n d am en tales q u e tie n e n q u e v e r c o n las relaciones co n ce p tu a le s e n tre sig
n ificado, c o m p re n sió n y ex p lic a c ió n q u e d a ra n elim inadas d e g olpe; d e este m o d o
el q u e re r d e c ir algo m e d ia n te u n a ex p re sió n se in te rp re tó c o m o u n a especie de
m iste rio so a cto m e n ta l q u e co n e c ta b a n o m b re s c o n o b jeto s o signos p re p o s ic io
nales c o n estados d e cosas. W ittg e n s te in c ritic a rá esta m ito lo g ía del significado en
las Investigaciones filosóficas.
▼ D el m ism o m o d o que la in tro d u cció n d e los signos simples com pletaba la expli
cación de la relación figurativa, la in tro d u cció n de las proposiciones elem entales c o m
pleta la explicación de la form a figurativa [véase Fogelin (1995), p. 35]. La existencia de
proposiciones elem entales se insinuaba ya al hablar de «proposiciones com pletam ente
analizadas» e n las q ue sus co m p o n en tes eran nom bres; ahora se nos dice q u e las p ro
posiciones elem entales son el tipo más sim ple d e proposición (esto es: n o se p u ed en
analizar adicionalm ente en otras proposiciones) y e n 4.221 se hace explícita su cone
x ión con las proposiciones co m p letam en te analizadas. P o r otra parte, si el sentido de
una proposición es su acuerdo y desacuerdo c o n las posibilidades de existencia y no
existencia de estados de cosas (4.2), esto q u iere d ecir que las condiciones de verdad de
la proposición se establecen en últim a instancia a través de los estados de cosas. S on p re
cisamente las proposiciones elem entales las encargadas de realizar esta función en el
caso del lenguaje pues ellas son el vehículo del sentido de la proposición.
Kn = ±
v= 0
posibilidades.
De todas las combinaciones de estados de
cosas cualquiera de ellas puede existir y el resto
no existir.
TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS 1 75
p 3 r
V V V
F V V P 4
V F V V V
JL.
V V F , F V v_ .
F F V V F F
F V F F F
V F F
F F F
▼ Los tres esquem as siguientes a g o ta n las posibilidades d e verdad p ara tres, dos
y una proposiciones elem entales respectivam ente.
176 LUDWIG WITTGENSTEIN
es un signo proposicional.
(La «barra del juicio» « |—» de Frege carece en
absoluto de significado desde el punto de vista
lógico; sólo indica en Frege (y en Russell) que
estos autores mantienen como verdaderas las pro
posiciones designadas de este modo. «|—» no per
tenece al compuesto proposicional en mayor
medida que, por ejemplo, el número de la propo
sición. Es imposible que una proposición enuncie
de ella misma que es verdadera.)
Si se establece de una vez por todas el orden
secuencial de las posibilidades de verdad del
esquema por medio de una regla combinatoria,
entonces la última columna no habrá de ser sino
una expresión de las condiciones de verdad. Si
escribimos esta columna como una fila, el signo
proposicional se convertirá en
«(V V - V ) i p , q )»,
o más claramente:
« ( V V F V ) (p, q)y>.
V 1 p Dq
V V V
F V V
V F F
F F V
D e este m odo las dos colum nas de la izquierda agotan las posibilidades de verdad
de las dos proposiciones «p» y «q» y la colu m n a de la derecha da los valores de p d q. Es
obvio que una vez determ inadas las posibilidades de verdad en las colum nas de la
izquierda resultan diferentes com binaciones d e valores e n la co lu m n a de la derecha
(16, en el caso de 2 proposiciones elem entales; véase 4.42). Es esto en esencia lo que
W ittgenstein quiere decir en 5 cuando afirm a que una proposición es u n a función de
verdad de proposiciones elem entales. Pero W ittgenstein utiliza o tro form ato. E n p rim e r
lugar, la tabla m ism a que aparece en 4.442 es u n signo proposicional — de ahí q u e vaya
entre comillas— . P or otra parte podem os estipular, dado q u e las posibilidades de ver
dad que aparecen en las dos colum nas de la izquierda son siem pre las mismas, q u e a
partir de ahora sólo escribirem os la colum na de la derecha que especifica los valores
correspondientes dadas las asignaciones veritativas. Si en vez d e escribirla verticalm en
te la representam os ho rizo n talm en te tendríam os
( V V F V ) (p ,q ).
mismas. Los fundam entos verítativos de u n a proposición son las posibilidades v erita-
tivas de los argum entos veritativos q u e hacen verdadera a la proposición. P or ejem plo,
son fu nd am entos veritativos d e [~(p. q)] «p» falsa y «q» verdadera, «p» verdadera y «q»
falsa, y «p» falsa y «q» falsa. Para las posibilidades de verdad véase 4.3.
5.1361
No p o d e m o s inferir los eventos futuros a partir
de los presentes.
La superstición es la creencia en un nexo causal.
El libre albedrío consiste en que no se pueden
conocer ahora las acciones futuras. Pues sólo
192 LUDWIG WITTGENSTEIN
T Véase 5.42 para la necesidad d e que en las interdefiniciones los signos defini
dos sean idénticos. E n este párrafo W ittgenstein establece los rasgos que han de ten e r
los conceptos prim itivos de la lógica en el caso de q u e haya tal cosa. P or una parte,
han de ser independientes entre sí, pues si cabe la posibilidad de q u e se p u ed an definir
unos en térm in o s otros n o serían prim itivos ni indefinibles. P or o tra parte, la in tro
ducción de conceptos debe hacerse «de golpe» — c o m o lo q u e p u e d e decirse d e la
form a de todas las proposiciones (5.47)— ; n o es admisible utilizar definiciones par
ciales que no fu n cio n en de la m ism a m anera — c o m o si se p u d ieran in tro d u cir reglas
para m over las piezas de ajedrez q u e funcionaran de m o d o distinto según la situación
de la partida— .A nscom be [A nscom be (1959)], pp. 143-144) p o n e el ejem plo siguien
te com o objeto d e la queja d e W ittgenstein: R ussell y W h ite h e a d in tro d u cen siem pre
las conectivas «~» y «v» para su uso co n cuantificadores, m ientras q u e m uchos lógicos
m odernos las in tro d u cen c o n u n a m era explicación v eritativo-fúncional y después las
usan co n los cuantificadores p o n ie n d o «cara de n o h ab er ro to u n plato» (5.452). Pero
si introducim os «v» m eram en te en térm inos veritativo-funcionales, se necesita hacer
una in tro d u cció n nueva para los casos co m o (x). (f>x v i¡)x, pues aquí el disy u n to r n o
está u n ien d o expresiones q u e ten g an valor de verdad ya q u e <j)x y tf/x so n funciones
preposicionales. P o r o tra parte, B lack co necta la alusión a Las leyes fundamentales de la
aritmética de Frege c o n la siguiente cita: «U na definición d e u n co n c e p to (de u n posi
ble predicado) tiene q ue ser com pleta; tiene q u e d eterm in ar de m anera n o am bigua
respecto de cualquier o b jeto si cae o n o bajo el co n cep to (si el predicado es verdade
ram ente aseverable de él) [...]. A h o ra bien, de esto se sigue q u e el p ro ced im ien to favo
rito de los m atem áticos, la definición p o r etapas, es inadmisible.»
5 .4 5 4 E n ló g ic a n o hay v e cin d ad , n o p u e d e h a b e r
clasificación alguna.
E n ló g ic a n o p u e d e h a b e r algo m ás g en eral ni
algo m ás especial.
5 47 Es claro q u e to d o lo q u e, d e cu a lq u ie r m o d o ,
p u e d e d ecirse d e a n te m a n o sobre la fo rm a d e todas
las p ro p o sicio n es, tie n e q u e p o d e r decirse d e g o lp e .
E n u n a p ro p o s ic ió n e lem en tal están c o n te n id a s
ya to d as las o p e ra c io n e s lógicas. P u e s «fa» d ic e lo
m ism o q u e
« ( B x ) .f x . x = fa » .
D o n d e h ay c o m p o sic ió n , hay ta m b ié n a rg u
m e n to y fu n c ió n , y, d o n d e éstos están , te n e m o s ya
todas las c o n stan tes lógicas.
P o d ría d ecirse: la ú n ic a c o n sta n te ló g ic a es la
q u e t o d a s las p ro p o sic io n e s, p o r su p ro p ia n a tu ra
leza, tie n e n e n c o m ú n e n tre sí.
TRACTATUS LO G IC O -P H ILO SO P H IC U S 209
5.4711 D a r la esencia d e la p ro p o s ic ió n q u ie re d e c ir
d a r la esencia d e to d a d esc rip c ió n , p o r ta n to la
esencia del m u n d o .
La d esc rip c ió n d e la fo rm a m ás g e n e ra l d e la
p ro p o sic ió n es la d e sc rip c ió n del ú n ic o sig n o p r i
m itiv o g en eral d e la ló g ica.
rio , la diferen cia e n los sím bolos n o está reflejada en los signos y p o d em o s creer fal
sam en te — de ahí el p elig ro filosófico— q u e signos q u e accid en talm en te co in cid en
y qu e, d e h ech o , so n sím bo lo s distintos, son sin e m b a rg o siempre el m ism o sím bolo.
Si eso sucede, te n e m o s sinsentidos y su ra zó n d e ser es q u e creem os e rró n e a m e n te
q u e h e m o s d ado significado a u n a d e las partes constitutivas de la p ro p o sició n cu an
d o n o se la h em o s d ado (o se la h e m o s d a d o para su ap a ric ió n en d ete rm in a d a c o m
b in a c ió n p a rtic u la r). Así, e n «Sócrates es idéntico» creem o s q u e h em o s dado signifi
cado a «idéntico» c o m o adjetivo y sólo se lo h e m o s d ad o c o m o signo d e id entidad.
5 .4 7 4 E l n ú m e ro d e o p e ra c io n e s fu n d am en tales
necesarias d e p e n d e s ó lod e n u estra n o ta c ió n .
5 .4 7 6 Es claro q u e d e lo q u e se trata aq u í n o es de
u n c ie rto n ú m e ro d e c o n c e p to s p r i m i t i v o s q u e tie
n e n q u e te n e r sig n ificació n , sino m ás b ie n d e la
e x p re s ió n d e u n a regla.
▼ A u n q u e la ele c c ió n d e u n a n o ta c ió n es arb itraria, ya n o es arb itra rio que, una
vez elegida, valgan d e m an e ra g en eral las in te rre lacio n es d e sus elem en to s. Así habrá
u n a regla de acu e rd o c o n la q u e se fo rm a rá n todas las p ro p o sicio n es q u e niegan p,
q u e afirm a n «p», q u e afirm a n «p o q», «p im p lica q», etc., q u e te n d rá n efectos eq u i
valentes e n todas las n o ta c io n e s posibles. Tales reglas so n los sím bolos co m u n es a
d iferentes n o ta c io n e s (5.514).
© = (P, Q , R ) .)
214 LU D W IG W ITTGENSTEIN
¿ C ó m o p u e d e u tiliz ar la o m n ic o m p re n s iv a
5.511 lógica, espejo d el m u n d o , ta n especiales g arab ato s
y m a n ip u lacio n es? S ó lo e n la m e d id a e n q u e
to d o s ellos están e n tre te jid o s en u n a in fin ita y
fina red , en el g ra n espejo.
eos, particularm ente en el caso de C arnap, de que las proposiciones científicas tratan
sólo de la estructura del m u n d o y n o de su co n ten id o .
5.531
iwrÄ
lRRiH m Por tanto, no escribo «j\a,b). (a —b)», sino « fa , a)»
(o «f[ b , b)»). Y no «J{a, b ) . ~ a = b», sino «f[a, b)».
x = Q P ’x Def.,
Q ’Q v ’x = Qv+1’x Def.
240 LUDWIG WITTGENSTEIN
que «~p» no hace otra cosa q u e darle la vuelta al sentido d e «p». P ero sí «~(p. ~p)» es
una tautología esto quiere d ecir que está desprovista d e senrido, q u e m uestra su form a
lógica desnuda y, a su vez, m uestra q u e «p. ~p» es una c o n trad icció n puesto q u e una
expresión c o n el sím bolo «~» delante sólo p u ed e ser tauto ló g ica si la expresión nega
da tiene la form a lógica de u n a contradicción.
¿ ■ ----- N
V p F V q F ,
V
246 LU D W IG W ITTGENSTEIN
F
\
V
F —V
6.121
Las proposiciones de la lógica ponen de
manifiesto las propiedades lógicas de las proposi
ciones al combinarlas en proposiciones que no
dicen nada.
Este método podría llamarse también un
método cero. En una proposición lógica se lleva a
las proposiciones a ponerse en equilibrio entre
ellas y tal estado de equilibrio muestra cómo tie
nen que estar lógicamente constituidas estas pro
posiciones.
La lógica es transcendental.
▼ A n sco m b e in te rp re ta la afirm ación d e W ittg e n ste in de q u e la lógica es trans
cen d en tal del m o d o siguiente: las p ro p o sicio n es de la lógica n o son de u n g énero
d istin to del de las dem ás proposiciones. Lo q u e sucede es q u e las p ro p o sicio n es de
la lógica m u estran algo q u e está p resen te e n todas las p roposiciones q u e d icen algo,
p e ro q u e n o se p u e d e d e c ir m ed ian te u n a p ro p o sició n .
posición em p írica «Tengo cin c o som breros». P ero la p ro p o sic ió n m atem ática «Tengo
tres som breros + T en g o dos so m b rero s = T engo cin co som breros» n o se usa para
representar u n estado d e cosas, a u n q u e g o b ie rn e la tran sició n e n tre proposiciones
que representan estados de cosas.
aquí a la in tu ició n es q u é las ex p resio n es m atem áticas m u e stra n q u e son ecu acio n es
que han d e enten d erse p o r sí m ism as (6 .2341).
a
6.234 La matemática es un método de la lógica.
▼ N o d ebería en ten d e rse esta o b se rv a c ió n c o m o u n apoyo d e W ittg e n s te in al
logicismo, la tesis d e q u e p u e d e n deriv arse todas las p ro p o sic io n e s m atem áticas
haciendo uso exclusivam ente d e p rin c ip io s lógicos. L o q u e W ittg e n s te in está afir
m ando aquí es más b ie n q ue la m a te m á tic a es u n m é to d o p artic u la r d e tran sfo rm a
ción d e signos, el m é to d o d e su b stitu c ió n (6 .2 3 4 -6 .2 3 4 1 ).
▼ V éase 6.02.
▼ V éase 6.522.
,
■
.
A n ex o s
•}
A. Opiniones sobre Wittgenstein
Bertrand R ussell
Bertrand R ussell
282 ANEXOS
Bertrand RUSSELL
O. K. B o u w sm a
ANEXOS 283
Peter G r _a y - L u c a s
W asfí H ija b
G e o rg H . v o n W r ig h t
B. Glosario de símbolos
284
ANEXOS 285
A) E d ic io n e s del T r a c t a t u s
288
ANEXOS 289
B) A lgunas t r a d u c c io n e s del T r a c t a t u s
C) A lgunas o b r a s e n ca stella n o q u e t r a t a n to ta l
o pa r c ia l m e n t e s o b r e el T r a c t a t u s
D) A lg u n a s o b r a s im po r t a n t e s q u e t r a t a n to ta l o pa r c ia l m e n t e
SO BRE EL T r A CTATVS
E) A l g u n a s o b r a s s o b r e la vida d e W it t g e n s t e in
F) M U S IC O G R A F ÍA
G) F il m o g r a fía
H) P Á G IN A S W E B S O B R E EL T R A C T A T U S
a p rio ri, 2.225, 3.04, 3.05, 5.133, argumento veritativo; véase: verita
5.4541, 5.4731, 5.55, 5.5541, tivo, argumento.
5.5571, 5.634, 6.31, 6.3211, aritmética ( A r i th m e ti k ) , 4.4611,
6.33, 6.34, 6.35. 5.451.
abstracto (a b stra k t), 5.5563. armazón (G erü st), 3.42, 4.023, 6.124.
accidente (Z u fa ll), 2.012, 20121, aseverar (b e h a u p te n ), 4.122, 4.21,
3.34, 5.4733, 6.031, 6.1232, 6.2322.
6.3,6.41. asimetría (A s y m m e tr ie ), 6.3611.
acción (H a n d lu n g ), 5.1362, 6422. atribuir (zu sp rech en ), 4.124.
actividad (T ä tig k e it), 4.112. axioma ( A x io m ) , 6.341.
afirmación (B ejah u n g), 4.064, 5.124, axioma de infinititud (A x io m o f
5.1241,5.513,5.514, 6.231. In fin ity ), 5.531.
alma (S e e le ), 5.5421, 5.641, 6.4312. axioma de reducibilidad ( A x io m o f
análisis, ( A n a l y s e ) , 3.201, 3.25, R e d u c ib ility ), 6.1232, 6.1233.
3.3442, 4.1274, 4.221,5.5562.
analítico (a n a lytisch ), 6.11.
aplicación (A n w e n d u n g ), 3.262, base (B a sis), 5.21, 5.22, 5.234, 5.24,
5.2521,5.2523,5.32,5.5,5.5521, 5.25, 5.251, 5.442, 5.54.
5.557, 6.001,6.123,6.126. bello, lo (d a s S ch ön e), 4.003.
arbitrario (w illk ü rlich ), 3.315, 3.322, bueno, lo (das G u te ), 4.003.
3.342, 5.02, 5.473, 5.47321,
5.554, 6.124, 6.127Í. calcular (rechnen), 6.126, 6.2331.
argumento ( A r g u m e n t), 2.0131, campo visual (G e sic h tsfe ld ), 2.0131,
3.333, 4.0411, 4.431, 5.01, 5.633, 5.6331, 6.3751,6.4311.
5.02, 5.101, 5.152, 5.251, 5.47, cardinal, número; véase: número
5.523,5.5351,6.1203. cardinal.
292
ANEXOS 293
correcto (rich tig), 2.17, 2.173, 2.18, 3.327, 3.4, 3.42, 4.063, 4.0641,
2.21, 3.04, 5.5302, 5.62, 4.431, 4.463, 4.466, 6.124.
6.2321. diferencia (V ersch ieden h eit), 2.0233,
corresponder (e n tsp re c h e n ), 2.13, 5.135,5.53, 6.232, .
3.2, 3.21, 3.315, 4.0621, 4.063, Dios ( G o tt ) , 3.031, 5.123, 6.372,
4.28, 4.441, 4.466, 5.5542. 6.432.
cosa (D in g ) , 1.1, 2.01,2.011, 2.012, dualismo (D u a lis m u s ), 4 . 128.
2.0121, 2.0122, 2.013, 2.02331, duda (Z w e ife l), 6.51,6.521.
2.151, 3.1431, 3.221, 4.0311,
4.1272, 4.243, 5.5301, 5.5303, economía, principio de; véase: prin
5.5351, 5.5352, 5.553, 5.634, cipio de economía,
6.1231. ecuación (G le ic h u n g ), 4.241, 6.2,
— (S a c h e ), 2.01, 2.15, 2.1514, 6.22, 6.232, 6.2323, 6.2341,
4.1272. 6.24.
creencia (G la u b e ), 5.1361, 5.1363, elemental, proposición (E lem en ta r
5.541, 5.542, 6.33, 6.3631. s a t z ) , 4.21, 4.211, 4.22, 4.221,
crítica del lenguaje (S p r a c h k ritik ), 4.23, 4.24, 4.243, 4.25, 4.26,
4.0031. 4.28, 4.3, 4.31, 4.4, 4.41, 4.42,
4.431, 4.45, 4.46, 4.51, 4.52, 5,
Darwin, 4.1122. 5.01, 5.101, 5.134, 5.152, 5.234,
decir (sagen ), 3.031, 4.022, 4.115, 5.3, 5.31, 5.32, 5.41, 5.47, 5.5,
4.1212, 5.535, 4.461, 5.142, 5.524, 5.5262, 5.55, 5.555,
5.43, 5.4733, 5.513, 5.5303, 5.556, 5.5561, 5.557, 5.5571,
5.61, 5.62, 6.11, 6.121, 6.342, 6.001,6.124, 6.3751.
6.35,6.36,6.51,6.53. elemento (E le m e n t), 2.13, 2,131,
deducir (fo lg e rn ), 5.132, 5.133, 2.14, 2.15, 2.151, 2.1514,
5.134. 2.1515, 3.14, 3.2, 3.201, 3.24,
definición (D e fin itio n ), 3.24, 3.26, 3.42.
3.261, 3.343, 4.241, 5.42, elucidación (E r lä u te r u n g ), 3.263,
5.451, 5.452, 5.5302, 6.02. 4.112.
demostración (B e w e is ) , 6.126, emplear (a n w e n d e n ), 3.5.
6.1262, 6.1263, 6.1264, 6.1265, — (v e rw e n d e n ), 3.325, 4.013, 6.1202.
6.2321, 6.241. enumeración (A u fz ä lu n g ), 5.501.
descripción (B esch reibu n g), 2.0201, enunciado (A u ssa g e ), 2.021, 6.3751.
2.02331, 3.144, 3.24, 3.317, enunciar (au ssagen ), 3.317, 3.332,
3.33, 4.016, 4.023, 4.0641, 4.03, 4.242, 4.442, 5.25,
4.26, 4.5, 5.02, 5.156, 5.4711, 6.1264.
5.472, 5.501, 5.526, 5.634, erróneo (falsch ), 2.17, 2.173, 2.18.
6.124, 6.125, 6.341, 6.342, escepticismo (S k e p tiz is m u s ), 6.51.
6.35, 6.3611,6.362. esencia (W e s e n ), 2.011, 3.143,
desmembrar (ze rg lie d e rn ), 3.26. 3.1431, 3.31, 3.317, 3.34, 3.341,
despiezar (au sein derlegen ), 3.261. 3.3411, 3.342, 3.3421, 4.013,
destino (S ch ick sa l), 6.372, 6.374. 4.016, 4.027, 4.03, 4.112, 4.465,
determinado (b e s tim m t), 1.11, 1.12, 4.4661, 4.5, 5.3, 5.471, 5.4711,
2.0231, 2.031, 2.032, 2.05, 5.501, 5.533, 6.1232, 6.124,
2.14, 2.15, 3.14, 3.23, 3.251, 6.126, 6.127, 6.232, 6.2341.
ANEXOS 295
lógico, lugar; véase: lugar lógico, 3.12, 3.3421, 4.014, 4.023, 4.12,
lógico, producto; véase: producto 4.2211, 4.26, 4.462, 5.123,
lógico. 5.4711, 5.511, 5.521, 5.6, 5.61,
lugar (Orí), 3.411, 6.3751. 5.62, 5.621, 5.63, 5.631, 5.632,
lugar lógico (logischer O r í) , 3.41, 5.633, 5.641, 6.12, 6.1233,
3.411, 3.42, 4.0641. 6.124, 6.13, 6.22, 6.341, 6.342,
6.343, 6.3431, 6.3432, 6.371,
matemática (M a t h e m a t ik ), 4.04, 6.373, 6.374, 6.41, 6.43, 6.431,
4.041, 4.0411, 4.154, 5.43, 6.432, 6.44, 6.54.
5.475, 6.031, 6.2, 6.21, 6.211, música ( M u s ik ) , 3.141, 4.011,
6.22, 6.321, 6.233, 6.324, 4.014, 4.0141.
6.3241.6.24.
Mauthner, 4.0031. natural, ciencia; véase: ciencia natu
mecánica (M e c h a n ik ), 4.04, 6.321, ral.
6.341, 6.342, 6.343, 6.3432. naturaleza (N a tu r ), 2.0123, 3.315,
metafísico (m e ta p h y s ic h ), 5.633, 5.47.6.124.
5.641, 6.53. negación (N e g a tio n ), 5.5, 5.502.
método (M e th o d e ), 3.11, 4.1121, — ( V erneinung ), 3.42, 4.0621, 4.064,
5.631, 6.1203, 6.121, 6.2, 4.0641, 5.1241, 5.2341, 5.254,
6.234.6.2341.6.24, 6.53. 5.44, 5.451, 5.5, 5.512, 5.514,
método cero (N u llm e th o d e ), 6.121. 6.231.
mínima acción, principio de; véase: negativo (n e g a tiv ), 4.463, 5.513,
principio de mínima acción, 5.5151.
místico, lo ( das M y s tis c h é ), 6.44, negativo, hecho; véase: hecho nega
6.45, 6.522. tivo.
modelo (M o d e ll ), 2.12, 4.01, 4.04, Newton, 6.341, 6.342.
4.463,. nexo (N e x u s ), 5.136, 5.1361.
modo de designación; véase: desig nombre ( N a m e ) , 3.142, 3.143,
nación, modo de. 3.144, 3.202, 3.203, 3.22, 3.26,
modo de expresión; véase: expre 3.261, 3.3, 3.314, 3.3411,
sión, modo de. 4.0311, 4.126, 4.1272, 4.22,
m o d u s p o n e n s, 6.1264. 4.221, 4.23, 4.24, 4.243, 4.5,
monismo (M o tiism u s ), 4.12. 5.02, 5.526, 5.535, 5.55, 6.124.
Moore, 5.541. nombre variable (variabler N a m e ),
mostrar (z e ig e n ), 3.262, 4.022, 3.314, 4.1272.
4.0621, 4.0641, 4.121, 4.1212, notación (N o ta tio n ), 3.342, 3.3341,
4.126, 4.461, 5.1311, 5.24, 5.474, 5.512, 5.514, 6.1203,
5.42, 5.515, 5.5261, 5.5421, 6 . 122 .
5.5422, 5.62, 5.631, 6.12, notación conceptual (B egriffsschrift),
6.1201, 6.1221, 6.126, 6.127, 3.325, 4.1272, 4.1273, 4.431,
6.22, 6.23, 6.232, 6.36, 6.522. 5.533, 5.534.
muerte ( T o d ), 6.431, 6.4311, numérico, sistema (Z a h le n s y s te m ),
6.4312. 6.341.
mundo {W e lt), 1,1.1, 1.11,1.13, 1.2, número ( A n z a h l ) , 4.1272, 5.474,
2.021, 2.0212, 2.022, 2.0231, 5.475, 5.476, 5.55, 5.553,
2.026, 2.04, 2.063, 2.19, 3.01, 6.1271.
ANEXOS 299