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UNIDAD I
Actividad económica, definición, evolución, características,
fuentes y objeto de estudio, del derecho agrario y relación con
otras ramas del derecho.
1.1. Evolución, definición del derecho agrario.
i. Evolución.
a) Derecho agrario peruano - Guillermo Figallo Adrianzén, 2006 (Pe.)
SEGUNDA PARTE (pág. 1 al 16)
ii. Definición.
V.1.7. DEFINICIONES BASADAS EN LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA
PROPIEDAD TERRITORIAL RÚSTICA (pág. 17 al 19)
b) Derecho Agrario y Ambiental - Fredy Enrique Escobar Cárdenas, 2011 (Gt.)
13. El Derecho Agrario (pág. 20 al 23)
c) Derecho agrario - Juan J. Sanz Jarque, 1975 (Es.)
II CONCEPTO Y CONTENIDO (pág. 24 al 36)
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UNIDAD II
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UNIDAD III
Cambio climático, definición, evolución, características,
fuentes y objeto de estudio, del derecho de aguas y relación
con otras ramas del derecho.
3.1. Evolución, definición, del Derecho de Aguas.
i. Evolución
e) El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú - Ramón
Huapaya Tapia, 2021 (Pe.)
El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú (pág. 131 al
159)
f) Derechos colectivos de agua... - Zulema Gutiérrez Pérez, 2009 (Uy.)
2 Derechos de agua (pág. 160 al 164)
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CAPÍTULO IV
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SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO I
EVOLUCIÓN DEL DERECHO
AGRARIO PERUANO
111 Ver Javier Vargas. “Matrimonio Familia y Propiedad en el Imperio de los Incas”, Ed.
Colegio de Abogados, Lima, 1988. También del mismo autor “Historia de! Derecho
Peruano”. “Parte General y Derecho Incaico”, Ed. Universidad de Lima, 1933.
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112 La palabra “ayllu”, según el “Vocabulario de la Lengua General de todo el Perú llamada
lengua Quichua o del Inca” . de Diego Gonzalez Holguin (1608) significa “en contextos L
diferentes: genealogía, linaje, grupo de parentesco, nación, género, especie o clase... i.
Para los Cronistas el vocablo ayllu expresa tres conceptos distintos: uno en el sentido
de tribu; otro, en el de parcialidad o sea circunscripción territorial; y, finalmente como k
'f
.. K
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115 César Amonio Ugarte, en “Bosquejo de la Historia Económica del Peni” págs. 4-5
señala que: “los datos recogidos por las informaciones coloniales demuestran claramente
la existencia del ayllu preincaico. El origen del “comunismo” de los incas no tendría una
explicación satisfactoria si admitiéramos que las civilizaciones anteriores no tuvieron
una organización económica semejante. Para que se desarrollara un gran imperio
comunista como el de los incas era necesario que los principios esenciales de s u régimen
social y económico estuvieran arraigados en los pueblos que los constituyeron.
116 Esta palabra significa “tierras de la marca”.
117 Alejandro Camino D.C. “Tiempo y Espacio en la Estrategia de Subsistencia Andina:
Un caso en las vertientes sub-orientales peruanas”, en “El hombre y su Ambiente en
los Andes Centrales” No. 10, pág. 28 Ed. National Museum of Ethnology, Osaka 1980,
encuentra que el sistema agrícola tradicional tiene la preocupación de minimizar los
riesgos lo que explicaría la “verticalidad” de los ayllus.
María Rostworowski en “Historia del Tawantisuy o” pág. 248, denomina a este fenómeno
“territorialidad discontinua” y agrega que la tesis de Camino de que la indicada
preocupación de los ayllus por minimizar los riesgos no sólo se expresaría en términos
de verticalidad, sino en términos genéricos de diversificación primando un sentido de
horizontalidad en la distribución anual de tierras a las familias campesinas, que de ese
modo tendrían acceso a diferentes tipos de suelo y de cultivos. Discrepamos de esta
última parte, pues la horizontalidad se caracteriza por los mismos tipos de cultivos.
11 8 Luis Guillermo Lumbreras. “Nueva Visión del Perú”, El Perú Pre-hispánico, Pág. 24,
Ed. Democracia y Socialismo, Tarea, 1988.
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119 Karen Spalding menciona que según el testamento de doña Margarita Macuy Sacsa,
del ayllu de Sangallalla de Huarochiri, otorgado en 10 de mayo de 1631 ésta tenía
diversas parcelas que se extendían desde las zonas cálidas a lo largo der río Mala
hasta la región fría de la puna. Las parcelas no eran contiguas sino que estaban
dispersas en un área que tomaba muchos días atravesarla a pie. (Testamentos Indios
Sección Histórica Archivo Nacional del Perú). De Indio a Campesino, pág. 97, IEP
Ediciones Lima, 1974.
120 Para Carmen Barrionuevo. La evolución del ayllu habla conquistado la tierra
verticalmente bajando desde la cumbre al llano, en ese continuo descenso adquirió
la perfección. Las Comunidades o Ayllus, Revista Universitaria Alpha Año 1. No. 2
Lima, 1942.
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Según afirman los Cronistas, los Incas hicieron una división tripartita
de las tierras cultivables de los ayllus: "una para el pueblo o gente
común (hatun runa), otra para el Inca y la nobleza, y la tercera para el
Sol y las divinidades"122.
121 Los mitimaes eran grupos de familias que el Estado desplazaba de un lugar a otro de
acuerdo con la planificación del territorio.
122 Eugenio Alarco. El Hombre Peruano en su Historia. Tomo II “Los Antepasados
Aborígenes”, pág. 636, Ed. Ausonia Talleres Gráficos S.A., Lima.
123 Ver Garcilaso de la Vega en sus “Comentarios Reales”; y al licenciado Polo de
Ondegardo en “Relación del Notable Daño que Resulta de no Guardar a los Indios sus
Fueros”, citados por E. Alarco.
124 Garcilaso de la Vega, obra citada.
125 Eugenio Alarco cita en apoyo de esta afirmación a María Rostworowski quien en
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los frutos"127.
4fe
;
demasiado
Historia del Tahuantisuy o” indica que el referido esquema tripartito .resulta
escueto para conceptos que son más complejos y diversos. „
, pág. 20
126 John V. Murra. “Formaciones económicas y políticas del Mundo Andino j.
Ed. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1975. z
II, VI, Capitulo
128 Joseph Acostá. Historia Natural y Moral de las Indias. Tomo Libro pero
XV, pág. 188. Los demás cronistas coinciden en cuanto a la división tripartita,
discrepan en cuanto al orden y proporción. |
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i
II.1.1.1.3. NATURALEZA JURÍDICA DE LOS DERECHOS DE LOS ;
AYLLURUNAS SOBRE LAS TIERRAS DEL AYLLU r
1 45 Ver Pedro Sarmiento de Gamboa. “Historia de los Incas”, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1942.
146 Obra citada, pág. 225.
Diego González Holguin dice que los “yana“ son “los criados o un criado”.
“Vocabulario de la Lengua General de todo el Peru llamada lengua Qquicha o del
inca”, pág. 364. Ed. Instituto de Historia. Lima, 1952.
Para Fray Domingo de Santo Tomás, “Lexicón o Vocabulario de la lengua general del
Perú”, pág. 210, Ed. Instituto de Historia, Lima, 1951, deriva de “yanac” que significa
“siervo”.
Para Hildebrando Castro Pozo la palabra “yanacuna” tiene su origen en “Yanapay”
que significa “ayuda” o “auxilio”.
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148 Suma y Relación de los Incas, citado por Sócrates Villar Córdova en su documentado
ensayo La Institución del Yanacona en el Incanato, pág. 43. Ed. Rev. Nueva Economía
No. 1, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1966.
149 Gobierno del Perú. Parte 1, pág. 18, Ed. Facultad de Filosofía y Letras.Sec. Historia,
Buenos Aires, 1910.
150 Obra citada, pág. 129.
151 José de la Riva Agüero. “Civilización Peruana”, Época “Pre-Hispánica", lección II a.,
pág. 163 y lección 14a. pág. 164. Ed. Lumen, Lima, 1937, Cabe anotar que Sócrates
Villar señala la posición contradictoria de este autor, pues en la misma obra sostiene
que los yanaconas eran “siervos personales”, a diferencia de “la gente común o vulgar”.
152 Herman Trimbom “Las Clases Sociales en el Imperio Incaico”, pág. 556, Rev.
Universidad Católica, No. 17, Lima, 1935.
1 53 Para Jorge A. Lira. “Diccionario Kkchuwa-Español”, pág. 1175, Ed. Instituto de
Historia
de Universidad de Tucumán, 1944. La raíz “yana” tiene dos significados, uno color
negro o moreno oscuro y el otro esclavo.
154 CrónicapublicadaenBoletíndeAcademiadelaHistoria.TomoCII Cuad 11 Madrid
1933.
155 Pedro Cieza de León. “Señorío de los Incas”. (2a. parte de la “Crónica del Perú”), pág.
60 Ed. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1967.
156 Fray Martín Murúa. “Miscelánea Antártíca”, pág. 347, publicada por Instituto de
Etnología, Lima,1951.
157 Fray Antonio de la Calancha “Crónica Moralizada", pág. 37, Barcelona, 1963.
158 Luis Monzón. “Relación", pág. 198 Publicada en “Tres Relaciones Geográficas de
Indias” de Marcos Jimenez de la Espada, Madrid, 1879.
159 Fernando Santillán. Relación del Origen Descendencia, Política y Gobierno de los
Incas, en Tres Relaciones Geográficas de las Indias, obra citada.
160 Gobernador Vaca de Castro “Declaración de los Quipucamayocs”, Colección Urteaga
Romero citado por Sócrates Villar.
161 Heinrich Cunow. “Organización Social del Imperio de los Incas”, pág. 109, Ed. Librería
Peruana, Lima, 1933.
162 Del Ayllu al Cooperativismo Socialista, pág. 116 , Ed. Mejía Baca, Lima.
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que los diferenciaba de los mitayos y los mitmaes, como aparece de las
abundantes fuentes que demuestran que entre los yanas había personajes
de alcurnia. La variedad de los servicios que prestaban y los privilegios
y regalías que gozaban según la calidad de sus servicios demuestran que
eran tratados como hombres libres y no como objetos de propiedad.
Aunque las labores agrícolas en las tierras del Inka y del Sol eran
efectuadas mediante el sistema de la "chunca" en ocasiones se encargaba
a los yanaconas dándoles en compensación de sus servicios tierras
para su consumo personal168.
163 Ella Dunbar Temple. “Historia del Perú, Instituciones Incas”, pág. 119 Mimeo. Lima,
1958.
164 Sir Clement Markham. “Historia del Perú”, Cap. XI, pág. 140.
165 Jorge Basadre G. “Historia del Derecho Peruano”, pág. 124, Ed. Atenea. Lima, 1937.
166 John F. Murra New. Data on Retainer and Servile Popilations XXXIV Congreso
Internacional de Americanistas Actas y Memorias Vol. 11, citado por M. Rostworowski.
1 67 Obra citada, pág. 196.
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169 Ver Jorge Basadle, Obra citada pág. 114 y Maria Rostworowski, obra citada, pág.246.
1 70 La palabra quechua “puna” designa a las praderas de altura ubicadas sobre los
3 500
metros de altura en los Andes.
171 Polo de Ondegardo.
172 Fernando de Santillán. “Relación del origen, descendencia política y gobierno de los
Incas”, Ed. Guaraní, Asunción.
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con carácter de indivisible entre los herederos, sistema que fue recogido
por el Derecho indiano durante los primeros años de la Colonia173. Sin
embargo, la lana era común y se repartía en la cantidad necesaria para
satisfacer las necesidades de los miembros del ayllu, su mujer y sus hijos,
sin importar que fuese lana de su propio ganado o de otro.
173 Polo de Ondegardo. “Libros referente a la Historia del Perú”, tomo IV, págs. 57 y 116;
y Ciezade León “Crónica del Perú”, págs. 435 y 436, Madrid, 1932.
1 74 Garcilaso de la Vega “Comentarios Reales” libro Sexto, Capítulo V.
175 Vaca de Castro. “Relación del Origen del Gobierno de los Incas”. Reino de los Incas.
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. 178 Louis Baudin sostiene que en el Imperio del Tawantisuyo “ha habido a la vez
colectivismo agrario y socialismo de Estado, el uno muy anterior a los Inkas, el otro
í establecido por éstos.” “El Imperio Socialista de los Incas”, pág. 10, Ed. Los Incas,
i. 1970, Salta Argentina (traducción de L’Empire socialiste des inca).
i.; Para José Carlos Mariátegui: “El pueblo inkaico era un pueblo de campesinos, dedicados
ordinariamente a la agricultura y el pastoreo. Los trabajos públicos, las obras colectivas
L, más admirables del Tawantisuyo tuvieron un objeto militar, religioso o agrícola. Los
'
que "el Perú antiguo no fue el arquetipo del Estado socialista sino una
enorme aglomeración de ayllos"181. Esta última posición resulta tanto o
más exagerada que la anterior por cuanto no puede negarse la notable
administración lograda por los inkas que se encuentra corroborada por
numerosas investigaciones.
18 1 Víctor Andrés Beiaunde. “El Perú antiguo y los modernos sociólogos”, págs. 25, 26,
67, 80 y 81. José de la Riva Agüero sostiene que los Inkas no innovaron las instituciones
de los pueblos que iban sometiendo, sino en la medida de lo necesario, pero
aprovechándose de los elementos de análoga civilización preexistentes.
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f
É
70 “Iniciacao a Reforma Agraria”, pág. 23, Ed. Mabri, Rio de Janeiro, 1968.
71 “Agrarismo y Reforma Agraria”, pág. 220, Ed. Disa, Caracas, 1975.
72 "El Concepto de Derecho Agrario”, pág 01 Ed. Ciara, Caracas, 1973.
73 “Derecho Agrario”, 3a. edición pág. 17, Ed. Abad, Santa Fé.
74 “Derecho Agrario”, pág. 24 Ed. Lestis, Quito, 1964.
75 “Derecho Agrario y Política Agraria”, pág. 51.Ed. Cultura Hispánica, Madrid, 1965.
76 “Alianza para el Progreso y Reforma Agraria”, pág. 1 8.
77 “Derecho Agrario-Estudios Seleccionados”, Tomo I pág. 15 Ed. Magón, Caracas, 1978.
78 “Derecho Agrario”, pág. 17, Ed. Universidad de los Andes, Metida, 1967. Ladefínición
citada por A. Venturini ha sido superada por este gran maestro del Derecho Agrario
latinoamericano. Más adelante nos referiremos a ella.
79 “Dureito Agrario e Reforma Agraria”, pág. 32, Ed. Lib. Legislación Brasilera, Sao
Paulo, 1968.
80 “Derecho Agrario”, pág. 26, Ed. Rioduero, Madrid, 1975.
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13.5.3. Lo jurisprudencia agraria'' ducción, a la seguridad social, a la asistencia técnica, asistencia financiera, etcé¬
tera. En_síntesis consideramos que el desarrollo rural integral sólo es posible en
El doctor Luis Ponce de León Armenta, nos dice: # la coexistencia de todos los derechos humanos y con los derechos humanos, con
“La jurisprudencia agraria es la parte del derecho que se genera en los tribunales* todos los derechos agrarios.” (El subrayado es mío).
autorizados jomo consecuencia de la interpretación, complementaciórif integra'-
ción^ aplicación de la legislación agraria vigente, que se expresa como sistema
de normas jurisprudenciales obligatorias, (jurisprudencia obligatoria) y sus pre¬
cedentes para regular las relaciones humanas y su entorno natural con motivo de
la tenencia de la tierra, su explotación y la distribución e industrialización de sus
productos con el fin de realizar la justicia y la seguridad jurídica.”
44 45
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II
CONCEPTO Y CONTENIDO
1. La materia agraria.
2. Concepciones diversas del Derecho agrario.
1. La materia agraria
La materia agraria es el elemento caracterizador del Derecho agrario.
En gran síntesis, podríamos decir que es Derecho agrario aquel que
tiene por contenido la materia agraria.
Aplicando el concepto general que del Derecho positivo da el maes¬
tro De Castro, cabría considerar el Derecho agrario, cual parte de
aquél, como la reglamentación organizadora de una comunidad legitima¬
da, por su armonía con el Derecho natural, en materia agraria.
Pero ¿qué se entiende, en suma, por materia agraria?
La contestación es doble:
1.a Es materia agraria todo aquello que se refiere al campo, a la
tierra de cultivo o aprovechamiento agropecuario-forestal a la propiedad
de la tierra en todos sus elementos como relación jurídica en su dinámi¬
ca, y en su dinámica y organización que es la empresa. Incluso se extien¬
de, principalmente en algunos autores y países iberoamericanos, a todo
aprovechamiento y actividad que pueda derivarse de la tierra, incluida
la minería.
Es el concepto tradicional y permanente más actualizado a la socie¬
dad de nuestro tiempo.
2 .a Es materia agraria toda actividad dirigida a la producción de
alimentos, materia viva, vegetal o animal, al servicio del hombre.
Es el ultramoderno concepto de «agrariedad», puesto recientemente
en circulación por el Prof. Carrozza, el cual tiene cierta afinidad con el
concepto de «actividad agraria» del Prof. Vivancos, y que comprende
toda acción humana «dirigida a producir con la participación activa de
la naturaleza y a conservar las fuentes productivas naturales».
Por nuestra parte entendemos que el primero de los criterios ex¬
puestos es mucho más amplio que el segundo, en cuanto que comprende
no sólo aquello que se refiere a la producción, que sin la tierra se redu¬
ce a una mera actividad industrial, sino además a las múltiples finalida¬
des que junto al cultivo, como principal, han de cumplir la tierra y la
propiedad de la tierra en cada comunidad política ( 1) :
( 1). Este parece ser también el criterio del Prof. Alonso Pérez, para quien
«agrariedad» es «vocación de la tierra en su especial utilitas, como objeto autóno¬
mo de relaciones jurídicas, con un estatuto jurídico propio en conexión con su des¬
tino productivo y su carácter prevalentemente social» (ADC [julio-septiembre 1973]
p.822).
a que sólo en un punto existe fácil uniformidad: aquel que pone como
materia de la agricultura aquello que se refiera a la producción de los
frutos por arte de cultivo».
Ello nos lleva a la conclusión de que «para elaborar el concepto de
Derecho agrario tenemos que apartarnos del camino de la economía
para seguir rutas del Derecho».
c) El concepto de Derecho agrario derivado de las dos teorías ex¬
puestas «resulta siempre convencional en un doble sentido: como cri¬
terio de interpretación de las leyes agrarias, porque en cada una de ellas
había de buscar el concepto que define los límites de su aplicación, y
el que denuncia el carácter convencional del concepto de Derecho agra¬
rio para indicar con la máxima precisión que, al formarse una construc¬
ción jurídica, no hay que usar métodos que de ningún modo tengan sen¬
tido absoluto, sino que hay que formarlo en relación a un medio econó¬
mico determinado, a una cierta política y, en definitiva, a una concreta
legislación».
Es éste el tercer punto de vista. «Siempre que el concepto del De¬
recho agrario sale al paso hay que preguntarse: ¿En relación a cuándo
y en relación a dónde? ¿Cuál era la situación constituida? ¿Qué preten¬
siones, qué dirección política quería seguirse en orden a esa situación
hecha? ¿Qué formas concretas de legislación, siguiendo esa política y
en un momento determinado, un país, una sociedad, emprende sobre la
materia?
El Derecho agrario tiene que crear instituciones propias que le per¬
mitan mantener la ordenación agraria en unas perspectivas que no des¬
truyan los efectos del avance reformador que en un momento se esta¬
blezcan. Por eso, cuando con el criterio de hoy queremos hacer la teoría
de nuestro Derecho agrario, tenemos que empezar por hacernos una re¬
presentación bastante exacta de cuál es la situación jurídica de la pro¬
piedad de la tierra y de la explotación agraria en los momentos en que la
noción es vista por nosotros para saber qué reformas son indispensables
establecer y concluir después, qué instituciones de nueva planta, creación
y factura debe presentar el Derecho para garantizar los efectos de su
aire renovador».
d) Respecto al contenido del Derecho agrario, el Prof. Sánchez
Román matiza su concepto, y dice «que hay Derecho agrario allí donde
hay leyes, un motivo, y en las bases de las leyes, un motivo de conceptos
formales en la jurisprudencia a que se refieren que afectan a la redistri¬
bución de la tierra».
»Derecho agrario es, ante todo, una legislación que expresa una po¬
lítica; ésta, a su vez, determinada por una necesidad, y cuyo objetivo es
(3) Hernández Gil, A., El concepto del Derecho civil: RPD (1943) p.177.
——
su régimen de explotación cuando no, con un sentido reformista más
avanzado, de distribución , las instituciones jurídicas relativas a la
agricultura, y en particular al contrato de arrendamiento de fincas rús¬
ticas».
D) Para Bonet Ramón (4), el Derecho agrario es el complejo de
normas jurídicas que disciplinan las relaciones que afectan a la agri¬
cultura. Y por agricultura se entiende, ante todo, la actividad dirigida
al cultivo del suelo con el fin de la producción; así, el cultivo del cam¬
po y de los bosques o montes. Pero también entran en el concepto de
agricultura otras actividades comúnmente calificadas agrarias, como la
industria zootécnica y la industria fundiaria o puesta en cultivo del sue¬
lo, y las labores de transformación de los productos de la tierra cuando
son ejercitadas como complementarias del cultivo.
E) Según Leal García (5), el Derecho agrario es el Derecho de
los predios rústicos y de la empresa agrícola, o sea, el conjunto de nor¬
mas jurídicas que regulan la pertenencia, uso y disfrute de las fincas
rústicas y el desenvolvimiento de la empresa agrícola. Estudia el agro,
la finca, ya en sí misma, en sus estados de inactividad, que requieren una
especial tutela jurídica, ya también en su estado de dinamismo como em¬
presa agrícola; he aquí los dos aspectos, real y funcional o dinámico,
que debe embeber en sí el concepto de Derecho agrícola. Así, pues, este
Derecho tendrá como objeto: primero, la organización de la propiedad
rural; segundo, el funcionamiento de la propiedad, y tercero, las ins¬
tituciones que afectan al funcionamiento y organización de la misma.
F) Montero y García de Valdivia (6) concibe el Derecho agra¬
rio como el Derecho especial que regula la propiedad y demás derechos
reales sobre la tierra, considerada como fuente de riqueza, a beneficio
del trabajo de todas clases y del cultivo, así como las relaciones que
tengan por objeto la explotación agrícola, ganadera o forestal y su reali¬
zación más adecuada, teniendo en cuenta la naturaleza y el destino de
los bienes y de las unidades productivas, así como el cumplimiento
de los fines del labrador y las necesidades de su familia, todo ello de
conformidad con las exigencias de la justicia y las de la economía na¬
cional rectamente ordenadas al bien común.
G) Ballarín (7) entiende que el Derecho agrario es el «sistema
de normas, tanto de Derecho privado como público, especialmente des-
(12) Malezieux, R., y Randier, R., Tratado de Derecho rural (París 1972)
p.8.
(13) Kroeschell, K., Landwirtschaftsrecht (Koln 1966).
(14) Chávez de Velázquez, M., El Derecho agrario en Méjico (Méjico 1964)
p.22.
(15) Vivanco, A., Teoría del Derecho agrario I (La Plata 1967) p.189.
(16) Carrera, R. R., Derecho agrario, reforma agraria y desarrollo económico
(ed. Buenos Aires 1965).
(17) Casanova, R. V., Derecho agrario (Universidad de los Andes, Facultad
de Derecho, Venezuela 1967).
(18) Pereira Sodero, F., Direito e Reforma Agraria (Sao Paulo 1968) p.32.
4.1. Sintética
Entendemos por Derecho agrario aquel conjunto de normas que re¬
gulan, principalmente, el especial estatuto jurídico de la propiedad de
la tierra.
4.2. Extensa
El Derecho agrario es aquel conjunto de normas jurídicas que re¬
gulan, principalmente, el especial estatuto jurídico de la propiedad de la
tierra, considerada ésta en su nueva concepción funcional y como re¬
lación jurídica tipo y base sobre la que se asientan toda la materia agra¬
ria y la empresa como organización en su dinámica de los elementos de
aquélla, al servicio armónico de los agricultores y de la comunidad;
todo ello en el conjunto de la ordenación del territorio y de acuerdo
con las circunstancias de lugar y tiempo, comprendiendo también cuan¬
tas disposiciones se dirijan a la promulgación del referido estatuto, así
como aquellas otras que tiendan a la conservación, reconstrucción y
adecuado cumplimiento de los fines que por naturaleza son inherentes
a las referidas instituciones de la propiedad y de la empresa agraria.
4.3. Intermedia
Es Derecho agrario el conjunto de normas que en el ámbito de la
ordenación del territorio regulan la propiedad de la tierra, la empresa
agraria y la reforma y desarrollo de las estructuras del campo.
5. Contenido
De la definición expuesta se desprende cuál es el contenido del mo¬
derno Derecho agrario, como vamos a ver de modo general:
A) Comprende, principalmente, el especial estatuto jurídico de la
propiedad de la tierra en su nueva concepción funcional.
Contenido 27
5 En ambos casos, la productividad del trabajo está medido en miles de soles por trabajador.
6 Ya en el 2002 las actividades no agropecuarias tomaban la delantera en la composición de
los ingresos del área rural: del ingreso total per cápita (100%), 58% provenía de actividades
no agropecuarias (incluyendo rentas, transferencias y otros ingresos) y el 42% de actividades
agropecuarias (Escobal: 2004).
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Pesca 74 1 95 4 0 5 78 1
Transportes y
1,061 12 89 130 2 11 1,191 8
comunicaciones
Otros
536 6 35 982 14 65 1,519 10
servicios 3|
al comercio al por menor exceptuando los vehículos automotores (ventas al por menor
en puestos de mercado, de alimento, bebidas, productos textiles, etc.).
Por último, el sector agropecuario se encuentra en una posición intermedia (al igual
que la manufactura y servicios) en cuanto a la distribución de la PEA, puesto que
éstos se encuentran más o menos balanceados entre hombres (62%) y mujeres (38%).
Indudablemente, lo anterior está estrechamente vinculado a la reciente feminización del
campo: de 1994 al 2012 la mayor presencia de productoras fue notable no solo a nivel
general (pasó de 20% a 31%) sino también en todos los grupos de edad, concentrándose
principalmente en los grupos de 30 a 44 y de 45 a 64 años, proceso que pueden
responder, principalmente, a la subdivisión de los predios por herencia, mayor presencia
masculina en actividades no agrícolas, además de otros factores (CEPES: 2014).
17
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De manera muy similar, el cuadro 2 también muestra estas regularidades pero para la
población económicamente activa ocupada (PO) y sobre la cual nos concentraremos
en lo que sigue de la investigación, pues la componen las personas que efectivamente
se encuentran ocupadas durante el período de referencia determinado por el INEI10.
Los resultados relativos (porcentajes) se mantienen inalterables. Los únicos cambios
se reflejan en los valores absolutos (miles de personas) al interior de cada grupo. De
manera general, la PO (15 millones 541 mil personas) representa el 99.7 % de la PEA
(15 millones 585 mil personas).
Pesca 74 1 95 4 0 5 78 1
Transportes y
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comunicaciones
Otros
536 6 35 982 14 65 1,518 10
servicios 3|
10 El período de referencia utilizado por el INEI para el cálculo de los indicadores de empleo e
ingresos es “la semana anterior a la encuesta” siguiendo las normas estipuladas en la deci-
motercera Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo de la Organización Interna-
cional del Trabajo (OIT) realizada en octubre de 1982.
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11 Note que con “jefes de familia” nos estamos refiriendo tanto a conductores mujeres como
hombres.
12 Dentro de este tipo también incluimos a hogares que, si bien sus jefes se dedican a tareas
agropecuarias, éstos, sin embargo, no poseen tierras.
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Pesca 15 0.3 19 63 1 81 78 1
Transportes y
95 2 8 1,095 10 92 1,190 8
comunicaciones
20
Página 43 de 213
14 En el caso de los resultados obtenidos de la ENAHO, la unidad de análisis son los hogares;
mientras, que los resultados obtenidos del CENAGRO, la unidad de análisis serán las unida-
des agropecuarias.
15 La literatura es sumamente amplia en cuanto a los intentos de caracterizar la agricultura
familiar (AF) y de definirla en base a criterios adecuados. En el presente estudio definiremos
la agricultura familiar siguiendo las pautas de los organismos internacionales que estudian
el tema (FAO, CEPAL, entre otros.) con el fin de homogeneizar los hallazgos a escala inte-
rregional. Así el principal criterio de caracterización de la AF será la extensión de tierra que
conducen las familias dedicadas a labores agropecuarias. No obstante, añadiremos tres cri-
terios adicionales a este: el de la diferenciación natural (costa, sierra, selva), la disponibilidad
de riego (riego y secano) además del tipo de tierra (superficie con cultivos, montes, bosques,
pastos naturales, etc.). Juntos, estos criterios nos permitirán afinar el análisis y obtener re-
sultados coherentes. Los detalles metodológicos de la estandarización de las tierras se en-
cuentran en el Anexo 1.
21
Página 44 de 213
qué parte de los ocupados provienen de hogares cuyas tierras son menores de 10
ha estandarizadas (agricultura familiar). Los resultados de esta clasificación de la PEA
ocupada en el sector agropecuario se revelan en el gráfico 1.
Gráfico 1
PEA ocupada en el sector agropecuario por tipo de hogar, 2012
Hogares no
agropecuarios
14%
Hombres (1,901)
Agricultura 51%
familiar
83%
Mujeres (1,198)
32%
Agricultura no
familiar
3%
Fuente: ENAHO2012. Elaboración: Propia.
Nota: Valores entre paréntesis están en miles de personas.
22
Página 45 de 213
Gráfico 2
PEA ocupada en el sector agropecuario por tipo de hogar y región natural,
2012
(%)
100 92 Agricultura
83 familiar
80
Agricultura no
familiar
60
51 Hogares no
47
agropecuarios
40
20
2 2 6 6 11
0
Costa Sierra Selva
Fuente: ENAHO 2012. Elaboración: Propia
23
Página 46 de 213
Pesca 14 0 18 1 0 1 63 1 81 78 1
Transportes y
92 2 8 3 2 0 1,095 10 92 1,190 8
comunicaciones
16 Se debe tener en cuenta que en este cuadro se reporta la PEA ocupada total en el sector
agropecuario sin hacer distinciones del tipo de hogar de donde provienen. No se hace tal
distinción, pues corremos el riesgo de sobreexplotar la muestra de la ENAHO (al subdividir
PO por región, sexo y tipo de hogar) teniendo graves efectos sobre la representatividad.
24
Página 47 de 213
Empleador o
8 3 21 13 6 3 40 70 12 3 39 17 187 41 227
patrono
Trabajador
29 30 11 15 63 28 63 72 54 21 26 13 1,246 388 1,634
independiente
Empleado 3 1 87 86 0 0 6 6 0 0 7 8 18 2 20
Trabajador
familiar no 8 24 11 6 18 61 67 75 12 61 22 19 341 804 1,145
remunerado
Otro 1 1 26 17 0 0 54 55 0 1 21 28 10 8 18
Total 100 100 20 14 100 100 54 69 100 100 26 17 2,312 1,444 3,756
encontrar algunas explicaciones. Por un lado, tenemos que la mayor parte de la PEA
ocupada femenina se concentra en la sierra (69%), región en donde, precisamente, la
contribución de la agricultura familiar es incontrastable (92%). De esta PO femenina en
la sierra, el 31% de ocupadas se desempeñaron como productoras agropecuarias17 y el
61% como trabajadoras familiares no remuneradas. Es decir, un poco más del 90% de
la PO femenina en la sierra o bien fueron conductoras, o bien, no siendo conductoras,
apoyan en las labores agropecuarias ya sea como cónyuges del conductor, como hijas
o como otro miembro con vínculo familiar.
Por otro lado, la menor contribución de la agricultura familiar en la costa puede
abordarse analizándola desde las categorías ocupacionales. Primero, encontramos
que un poco más del 14% de mujeres ocupadas en el sector (203 mil) trabajan como
asalariados (empleados y obreros). Y la región que concentra la mayor cantidad de esta
mano de obra femenina asalariada es la costa (42% en el caso de los obreros y 86% en el
17 Recordemos que productor agropecuario se define como aquella persona que se dedicó a
la actividad agropecuaria desempeñándose como empleador o patrono, o como trabajador
independiente durante el período de referencia (una semana) de la encuesta (Velazco: 2012).
25
Página 48 de 213
de los empleados), precisamente en donde existe una alta demanda de mano de obra
asalariada vinculada a la agroindustria orientada a la exportación. Adicionalmente,
no olvidemos que una parte importante de la PEA ocupada masculina del sector
(529 mil = 23%) trabajan como asalariados. Nuevamente, la costa concentra a la
mayor parte de ellos (46% de los obreros y 87% de los empleados). Dada la alta
demanda de mano de obra asalariada tanto masculina como femenina en la costa,
es de esperarse que la provisión de ésta supere las fronteras agropecuarias e
incluso rurales. De allí que la agricultura familiar en la costa pierda protagonismo en
contraste a la contribución de los hogares no agropecuarios.
Por último, atendiendo al rol de la agricultura familiar en la provisión de PO agropecuaria
según categoría ocupacional, encontramos algunos resultados interesantes (ver
cuadro 6). En tres de las 6 categorías, la AF tiene una contribución muy alta (88% en
la PO como empleador o patrono, 89% como trabajador independiente y 93% como
TFNR), en dos (obrero y otro) tiene un rol intermedio, mientras que en la categoría
empleado la AF tiene una contribución limitada. En otras palabras, dentro de la PEA
ocupada agropecuaria, la agricultura familiar aporta casi la totalidad de trabajadores
que se desempeñan como productores (empleador/patrono y trabajador independiente)
o TFNR, buena parte de los que se desempeñan como obreros y otros, y un menor
aporte a los trabajadores que se desempeñan como empleados. Naturalmente, como ya
mencionamos líneas arriba, el menor aporte de la AF al grupo de asalariados se justifica
con la mayor contribución de los hogares no agropecuarios sobre todo en la costa.
Una de las cuestiones importantes que no debemos perder de vista es la dinámica
interna de la agricultura familiar. Observemos solo la columna “%” de la AF. El 87%
de la PEA ocupada en el sector agropecuario proveniente de hogares de AF se
desempeñó como empleador, trabajador independiente o como trabajador familiar
no remunerado, ¿ello qué implica? Implica que el 87% de los ocupados provenientes
de hogares de AF trabajan efectivamente en la AF (predios menores a 10 hectáreas
estandarizadas), ya que dichas categorías implican la labor dentro del hogar ya sea
como conductor (empleador o patrono, trabajador independiente) o como TFNR. En
el caso de las categorías “empleado” y “otro” no habría mayor inconveniente, pues
representan menos de un punto porcentual de los ocupados del sector provenientes
de hogares de AF. No obstante, en la categoría “obrero” sí se debe tener cuidado, ya
que se abren tres posibilidades: un obrero (proveniente de un hogar de AF) puede, o
bien trabajar efectivamente dentro de su hogar, o bien trabajar fuera de su hogar pero
en otro hogar de AF, o bien laborar fuera de su hogar en otro que no pertenezca a la
AF. En los dos primeros casos el aporte de la AF a la PEA ocupada del sector se hace
efectivo también en la AF, mientras que en el último caso se hace efectivo fuera de la
AF. Averiguar esto último se torna relevante, puesto que la AF no solo sería importante
para generar mano de obra dentro de sus límites, sino que también sería importante
para la demanda de trabajo de la agricultura no familiar, probablemente más moderna
y con mayor grado de capitalización. Sin duda, investigaciones posteriores podrían
ayudar a clarificar el tema.
26
Página 49 de 213
Empleador o
199 6 88 20 17 9 8 1 4 227 6
patrono
Trabajador
1,462 47 89 46 39 3 126 23 8 1,634 43
independiente
Empleado 5 0 25 0 0 1 15 3 74 20 1
Trabajador
familiar no 1,067 34 93 39 33 3 39 7 3 1,145 30
remunerado
Otro 7 0 40 0 0 0 11 2 60 18 0
27
Página 50 de 213
CAPÍTULO in
fuentes del derecho agrario
I. CONCEPTO
La doctrina distingue tres acepciones de la voz "fuente de Derecho":
1) la razón legitimadora de la vinculatoriedad del Derecho; 2) el hacedor
del Derecho que puede ser el pueblo, el Estado, etc.; y 3) la forma
como aparece el Derecho, la ley, la costumbre, el contrato, etc., como
manantiales del Derecho. Estas tres concepciones son diferentes pero
no independientes entre sí y se encuentran vinculadas al problema de
la esencia del Derecho por lo que la teoría de las fuentes es una de las
cuestiones más difíciles de la Ciencia del Derecho.
"La Constitución prevalece sobre toda otra norma legal; la ley sobre
las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente" reza el artículo
51o. de nuestra Carta Magna.
ty
El Decreto ley 17752 Ley General de Aguas.
90 Antonio Soldevilla y Villar. “Derecho Agrario”, Tomo 1, pág. 42, Ed. Graf. Andrés
Martín S.A, Valladolid, 1991.
91 Paolo Vitucci citado por A. Carrozzza en Obra citada, pág. 193.
Página 56 de 213
í
Mientras autores como Juan J. Sanz Jarque94 sostienen que la
costumbre "ha sido y sigue siendo la más extensa fuente que regula las [
relaciones comunes y ordinarias de la vida campesina" y otros95 ;
'
reconocen su importancia dentro del Derecho Agrario "aunque tal vez
hoy esté en vía decreciente" debido al surgimiento de formas í.
contractuales colectivas, hay quienes debido a la influencia del ;
positivismo jurídico le niegan importancia.
92 Carlos de la Vega B. “Teoría, Aplicación y Eficacia de las Normas del Código Civil”,
pág. 43, Ed. Civitas, Madrid, 1976.
93 Dusi, citado en “Diccionario de Derecho Privado”, pág. 1277. Ver infra.
Alí Venturini distingue entre costumbre y usos que tienen eficacia más restringida.
Obra citada, pág. 79.
94 Juan José Sanz Jarque. “Derecho Agrario”, pág. 54, Ed. Fundación Juan March, Madrid,
1975.
95 Alberto Bailarín Marcial. “Derecho Agrario”, 2a. Edición, pág. 284, Ed. Revista de
Derecho Privado, Madrid, ¡978.
Página 57 de 213
&
Página 59 de 213
I.I.I.2.3. LA VEREINBARUG
1.1.1.3.1. LA JURISPRUDENCIA
Deben entenderse como jurisprudencia las resoluciones judiciales
"que desarrollan una función creativa en la medida en que al interpretar
la ley puede remontarse de la simple exégesis"97 en cuyo caso es difícil
decir que no adquiere la forma típica de fuente del Derecho.
La jurisprudencia tiene para algunos autores un valor fundamental
dentro de las fuentes del derecho por su rol creativo de interpretación
o integración llenando los vacíos de la ley. Sin embargo en el Perú hasta
hace poco no ha sido admitida, aunque los jueces tuvieron siempre
atenta la mirada a las resoluciones de las Cortes de última instancia
1.1.1.3.2, LA DOCTRINA ;
• ESTUDIOS AGRARIOS •
La importancia del estudio del derecho agrario queda fuera de toda duda. Negarlo
equivaldría a señalar que el conocimiento de la normatividad que rige en más del
Isaías Rivera es doctor en derecho y tiene estudios de cooperativismo agrícola en Israel. Actualmente es
subdirector del Posgrado en Derecho en la Universidad Panamericana.
Página 64 de 213
• ANÁLISIS •
noventa por ciento del territorio nacional no tiene trascendencia; este territorio,
constituido por la propiedad rural, es aquél que se integra por los ejidos, las
comunidades, las pequeñas propiedades, las colonias y los terrenos nacionales;
más de diez millones de mexicanos tienen una relación directa con esta propiedad.
Conocer la cuestión agraria es indispensable para entender el contexto de nuestra
Nación. Por lo mismo, también es muy importante entender su normatividad
agraria, y no de una manera aislada, sino revisando su relación con otras ramas del
derecho, y con los aspectos que necesariamente le dan su connotación de estudio
mutidisciplinario.
El objeto del presente estudio es dar una rápida visión sobre los aspectos del
derecho agrario que se encuentran en conexión con su entorno jurídico,
mencionándolos de una manera general, y realizar posteriormente un análisis más
profundo y exhaustivo del tema. Para este fin y sólo por su facilidad analítica, nos
hemos permitido seguir un orden no necesariamente alfabético, sino que se basa
en las subdivisiones internas del derecho comúnmente aceptadas en los planes de
estudio, con algunas adiciones que nos han parecido necesarias por la materia
específica de su atención, ya que consideramos que este orden facilita el acceso al
esquema que presentamos.
Hemos denominado al presente texto como derecho agrario integral por cuanto se
ocupa de esta disciplina jurídica de una manera global, que comprende a todas las
partes que componen formalmente este tema;1 en otras palabras, cuando
estudiamos al derecho agrario normalmente nos ocupamos de los elementos
esencialmente agrarios, de la materia en sí, en tanto que en la mayoría de los casos
no abordamos los diversos aspectos que inciden en ella y cuyo estudio
1
Voz "Integral", Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, Espasa Calpe, Madrid,
XXI edición, 1992.
Página 65 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
1. Derecho constitucional
Dichos preceptos se crearon como consecuencia del reclamo popular que dio
origen a la Revolución mexicana y que desembocó en el Constituyente de 1917, y
plasman diversas concepciones radicales que transformaron al sistema de la
propiedad con un sentido social, al reconocer la propiedad privada bajo estas
limitaciones, así como el derecho de los núcleos de población a recibir tierras
cuando carecieran de ellas, o a ser restituidos cuando hubieren sido despojados.
• ANÁLISIS •
2
Efraín Polo Bernal, Breviario de garantías constitucionales, Porrúa, México, 1993, p. 319.
Página 67 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
3. Amparo
Por otro lado, cabe mencionar que la Ley Agraria vigente otorga a los magistrados
de los Tribunales Unitarios Agrarios facultades suspensivas de actos de autoridad
en materia agraria que puedan afectar a los interesados en un proceso agrario,
hasta en tanto éste se resuelva en definitiva (artículo 166). El mismo dispositivo
señala la supletoriedad de la Ley de Amparo en lo conducente.
Página 68 de 213
• ANÁLISIS •
4. Derecho administrativo
• ESTUDIOS AGRARIOS •
5. Derecho hidrológico
Esta Ley indica, entre otros aspectos, que la adopción del dominio pleno de las
parcelas ejidales y comunales, así como su transmisión, incluirán los derechos de
aguas necesarios para el riego que han venido disfrutando (artículo 56), para lo
cual la Comisión Nacional del Agua (CNA) deberá otorgar la concesión
correspondiente (artículos 56 y 57). Dicha Comisión es el órgano desconcentrado
de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural encargado de aplicar
la normatividad en la materia (artículo 3º, fracción V).
• ANÁLISIS •
6. Derecho forestal
7. Derecho pesquero
• ESTUDIOS AGRARIOS •
La Ley tiene como objeto a los recursos pesqueros, bajo dos aspectos importantes:
garantizar su conservación, preservación y aprovechamiento racional, y establecer
las bases para su adecuado fomento y administración. Vale decir que, con la
normatividad de la Ley se establecen las bases para el aprovechamiento de estos
recursos en beneficio del hombre, sin alterar para ello los ecosistemas, a través de
las acciones que se requieran para convertirlos en una fuente de riqueza social, al
mismo tiempo que se les conserva.
8. Derecho minero
• ANÁLISIS •
con el régimen de la propiedad rural por tratarse del subsuelo, que se encuentra
sujeta al régimen de la concesión que establece el párrafo sexto del citado
ordenamiento.
De cualquier manera, bastará recordar que poco más de la mitad del territorio
nacional pertenece al régimen social de la propiedad, por lo que encontramos una
gran cercanía de los ejidos y comunidades con el derecho minero, sea que fueren
los beneficiarios directos de las concesiones o que por causa de éstas les resultare
aplicable la legislación correspondiente.
9. Derecho urbanístico
3
José Francisco Ruiz Massieu, Derecho urbanístico, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
México, 1981, pp. 11, 16, 17.
Página 73 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
de ésta son sin duda los asentamientos humanos irregulares y las reservas
territoriales indispensables para el crecimiento de las manchas urbanas.
Debemos recordar que las tierras para el asentamiento humano de los ejidos se
integran con la zona de urbanización y su fundo legal, así como con la reserva de
crecimiento, y que tienen las características de irreductible, inalienable,
inembargable e imprescriptible (artículo 64 de la Ley Agraria), hasta el momento
en que se dé curso a los programas autorizados para el crecimiento del poblado o
área del caserío, con lo que cambia su situación de reserva para ser fraccionada en
solares, con la excepción de las superficies necesarias para los servicios públicos
de la comunidad. En el caso de los solares, una vez adjudicados pasarán a
incorporarse al régimen de la propiedad privada, con lo que perderán las
características de referencia. Asimismo, de existir fundo legal se procederá a su
delimitación, respetando los límites concedidos.
Sea que exista fundo legal del poblado o se constituya la zona de urbanización y
su reserva de crecimiento, deberá considerarse la asignación de la superficie
Página 74 de 213
• ANÁLISIS •
necesaria para los servicios públicos de la comunidad (artículo 67). En este caso
contemplamos dos diferentes tipos de superficie para asignar: la necesaria para los
edificios en los que se presten servicios públicos que sólo requieren una área
reducida para la atención al particular, tales como oficinas, escuelas, edificios
públicos (ayuntamiento, cárcel u otro similar), y la superficie necesaria para
aquellos servicios que requieren áreas más amplias o espacios abiertos, tales como
corrales de inspección fito y zoo sanitarias, rastros y otros.
Los ejidos llamados conurbados son aquellos que han sido afectados por el
crecimiento urbano y presentan una continuidad física y demográfica con algún
centro de población, donde normalmente existen asentamientos humanos
irregulares y se presenta una tendencia natural al cambio de uso del suelo.4 Deben
ajustarse a la Ley General de Asentamientos Humanos y aplicar los planes y
programas en materia de desarrollo urbano5 y su legislación correspondiente, así
como los reglamentos de construcciones y de zonificación para usos y destinos y
la Ley Federal de Vivienda,6 entre otros.
Por su parte, la Ley Agraria contiene, por un lado, disposiciones especiales para
las tierras ejidales ubicadas en el área de crecimiento de zonas urbanas, por medio
de las cuales autoriza a esos ejidos a buscar el aprovechamiento que pudieran
obtener en ese sentido, pero siempre sujetándolos a las leyes, reglamentos y planes
vigentes en materia de asentamientos humanos, y por otro lado, señala un derecho
de preferencia para los gobiernos estatales y municipales cuando se trate de
enajenación de terrenos ejidales ubicados en las áreas declaradas en reserva para el
crecimiento de un centro de población, acorde con la Ley General de
Asentamientos Humanos, con lo que también podemos concluir que dicha
normatividad es supletoria de la Ley Agraria en la materia urbanística (artículos
87 a 89).
4
Procuraduría Agraria, revista Espacios, núm. 4, septiembre de 1993, p. 15.
5
Diario Oficial de la Federación, 13 de agosto de 1990.
6
Diario Oficial de la Federación, 7 de febrero de 1984.
Página 75 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
• ANÁLISIS •
Por otro lado, con la apertura a la inversión en los ramos agropecuario y forestal,
ahora es también indispensable el conocimiento sobre el régimen fiscal aplicable a
las personas morales que, como hemos señalado, la Ley autoriza que adquieran
propiedades rústicas para su actividad en el campo, las que pueden estar
constituidas tanto por propietarios privados como sociales.
7 Wesley de Benedetti, voz "Delito especial", Enciclopedia jurídica Omeba, Ed. Driskill, Buenos Aires, Argentina, T. VII, p. 289.
Página 77 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
Como delitos especiales podemos citar entre otros, de acuerdo con su clasificación
por materias, a los siguientes:
En materia laboral, el pago por parte del patrón de cantidades inferiores al salario
mínimo o la entrega de constancias que acrediten montos superiores a los pagados
realmente; cuando los procuradores, apoderados o representantes no cumplan con
su deber en el procedimiento laboral; y quienes presenten documentos o testigos
falsos (artículos 1004 al 1006 de la Ley Federal del Trabajo).
• ANÁLISIS •
8 Cipriano Gómez Lara, Teoría general del proceso, Ed. Harla, México, 1990, p. 114.
Página 79 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
Esta subrama tiene una importante relación con el régimen especial que en materia
agraria tiene lugar por razón del matrimonio y el concubinato, y genera derechos
específicos sobre el patrimonio familiar de carácter agrario, constituido por los
bienes materia de derechos agrarios. En el mismo sentido, el divorcio también
tiene consecuencias agrarias, al igual que las relaciones filiales.
Página 80 de 213
• ANÁLISIS •
Como ejemplo, podemos mencionar el derecho del tanto del que gozan el cónyuge
y los hijos del ejidatario que pretenda enajenar sus derechos parcelarios a otros
ejidatarios o avecindados de su núcleo de población, y cuya ausencia de
notificación acarrea la nulidad de la enajenación (artículo 80, LA); asimismo,
cuando se hubiere adoptado el dominio pleno de la parcela ejidal, los familiares
del titular también gozarán del derecho del tanto en la primera enajenación
(artículo 84, LA).
Por cuanto a los comuneros se refiere, encontramos que, de manera interna, éstos
podrán ceder sus derechos parcelarios y de los bienes de uso común a sus
familiares (artículo 101).
Bajo el esquema del nuevo derecho agrario, su estudio adquiere una mayor
relevancia, en comparación con la que se presentaba con el Registro Agrario
Nacional, cuando éste existía como un área de apoyo de la Secretaría de la
Reforma Agraria, integrada a su propio organigrama. Con la Ley Agraria esta
estructura registral se constituye en órgano desconcentrado, con el objeto de llevar
el control de la tenencia de la tierra y la seguridad documental en la materia
agraria, siempre tendiente a lograr la certeza jurídica en la propiedad rural y los
derechos ejidales y comunales.
Página 81 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
Bajo los lineamientos del nuevo derecho agrario, la participación de la figura del
fedatario público es ya una exigencia de validez para determinados actos y
documentos y una conveniencia o necesidad para otros. Como ejemplo de los
primeros encontramos la celebración de asambleas de ejidatarios y comuneros, y
sus respectivas actas, que tengan por objeto los asuntos comprendidos en las
fracciones VII a XIV del artículo 23 de la Ley Agraria (artículo 28); y en el caso
de los segundos, encontramos la formalización ante fedatario público de la lista de
sucesión, como alternativa a su depósito ante el Registro Agrario Nacional
(artículo 17), y ciertos contratos como el otorgamiento del usufructo de parcelas
como medio de garantía (artículo 46), así como la notificación de enajenación de
parcelas que se debe realizar a los familiares del titular para efectos de ejercitar el
derecho del tanto (artículo 80).
• ANÁLISIS •
Los lineamientos generales a los que deberán ajustarse en materia agraria son,
básicamente: que el objeto social sea la actividad agropecuaria o forestal; que la
extensión que adquieran no rebase los límites que estipula la ley, de acuerdo al
tipo y calidad de la tierra; y que ésta sea representada por una serie de acciones
identificadas con la letra "T" cuyos efectos son exclusivos para el caso de
liquidación de la sociedad, a fin de evitar que con ese motivo tenga lugar la
concentración indebida en los socios de la tierra resultante.
• ESTUDIOS AGRARIOS •
La Ley Federal del Trabajo señala que los trabajadores del campo son los que
ejecutan los trabajos propios y habituales de la agricultura, de la ganadería y la
silvicultura, al servicio de un patrón (artículo 279), y establece los derechos y
obligaciones de ambos.
Por su parte, la Ley Agraria incluye a los jornaleros agrícolas como sujetos de las
funciones de la Procuraduría Agraria en defensa de sus derechos y les proporciona
el asesoramiento que sea necesario, facultades que podrán ser ejercitadas a
petición de parte o de oficio (artículos 135, LA, y 2º del Reglamento Interior de la
Procuraduría Agraria).
Cabe mencionar que la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios permite a los
jornaleros agrícolas para concurrir ante esa jurisdicción a demandar por la vía del
juicio agrario a la Procuraduría Agraria, con el objeto de que se subsanen las
omisiones en que incurra y que les deparen perjuicio (artículo 18, fracción VIII).
9
Manuel Hallivis Pelayo, "La enseñanza y la investigación del Derecho Económico en la Universidad Iberoamericana", Anuario del
Departamento de Derecho, Universidad Iberoamericana, México, núm. 18, 1986-1987, p. 426.
Página 84 de 213
• ANÁLISIS •
Constituido como una rama del derecho social, su presencia en el derecho agrario
resulta indispensable, ya que protege a los grupos humanos marginados o en
situación de desventaja, a quienes les asiste el derecho a la protección de la salud
previsto por la misma Constitución Política, en su Artículo 4°, cuarto párrafo.
• ESTUDIOS AGRARIOS •
El Ejecutivo Federal deberá fijar, a propuesta del Instituto Mexicano del Seguro
Social, las modalidades del régimen obligatorio que se requieran para hacer
posible lo más pronto el disfrute de los beneficios a los trabajadores asalariados
del campo, ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios (artículo 16). En
consecuencia, es indispensable conocer aspectos tan variados como son las bases
de cotización y cuotas; los riesgos de trabajo y su prevención; las prestaciones en
especie y en dinero; la conservación de derechos; los seguros de maternidad,
enfermedades, invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte; y la
incorporación voluntaria, entre otros aspectos.
10
Francisco M. Cornejo Certucha, voz "Derecho consuetudinario", en Diccionario jurídico mexicano, UNAM, Ed. Porrúa, México, 1991,
T. D-H, p. 974.
Página 86 de 213
• ANÁLISIS •
Consideraciones finales
Bibliografía
Legislación
Código Civil para el Distrito Federal, Editorial Porrúa, México, 61a edición, 1992.
Código de Comercio y leyes complementarias, Editorial Porrúa, México, 59a edición, 1993.
Página 87 de 213
• ESTUDIOS AGRARIOS •
Código Penal para el Distrito Federal, Editorial Porrúa, México, 51a edición, 1993.
Código Penal del estado de Michoacán, Editorial Porrúa, México, 4a edición, 1992.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Editorial McGraw Hill
Interamericana, México, 1995.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1992.
Compilación tributaria, Dofiscal Editores, México, 29a edición, 1994.
Estatuto legal de los extranjeros, Editorial Porrúa, México, 4a edición, 1991.
Legislación minera, Editorial Porrúa, México, 21a edición, 1992.
Ley Agraria, Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios y disposiciones complementarias,
Editorial Porrúa, México, 7a edición, 1995.
Ley de Aguas Nacionales, Editorial Porrúa, México, 1993.
Ley de Pesca. Comentada, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM-Secretaría de
Pesca, México, 1993.
Ley del Seguro Social, Editorial Sista, S. A. de C. V., México, 1991.
Ley Forestal, Editorial Porrúa, México, 13a edición, 1993.
Ley Federal de Reforma Agraria, Editorial Porrúa, México, 30a edición, 1988.
Ley Federal del Trabajo, Editorial Porrúa, México, 62a edición, 1990.
Ley General de Asentamientos Humanos, Editorial Porrúa, México, 12a edición, 1993.
Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, Editorial Porrúa,
México, 10a edición, 1994.
Ley General de Salud, Editorial Porrúa, México, 10a edición, 1993.
Nueva legislación de amparo reformada, Editorial Porrúa, México, 56a edición, 1992.
Sociedades Mercantiles y Cooperativas, Editorial Porrúa, México, 46a edición, 1992.
Libros
Carpizo, Jorge, Estudios constitucionales, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2a
edición, México, 1983.
Cordero Avendaño de Durand, Carmen, Contribución al estudio del derecho
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La intervención pública en la
agricultura: razones que obligan a
la administración a incidir en la
relación jurídica agraria
Hernán M. !cochea Riese*
SUMARIO
INTRODUCCIÓN. l. EL RIESGO BIOLÓGICO COMO DETERMINANTE DE LA ACTIVIDAD
AGRARIA. 2. EL MERCADO AGRARIO. LA OFERTA Y DEMANDA DE PRODUCTOS
AGRÍCOLAS. 3. PRESENCIA DEL ELEMENTO PREDOMINANTE: "FUNDO". 4. A MODO DE
CONCLUSIÓN.
Introducción
doctrinario sobre la autonomía del Derecho
Es especialmente grato para un Agrario y su escisión del Derecho Civil. Este
docente colaborar con iniciativas gestadas, enfrentamiento ha concluido, hoy por hoy,
desarrolladas y logradas por sus estudiantes, sin resultados favorables para las distintas
de quienes, sin duda alguna, obtiene la posiciones; sin embargo, han tomado
energía necesaria para emprender su labor. importancia aquellas otras que, alejadas de
Es así como ponemos a disposición de los la profundidad de los temas abordados por
integrantes del Círculo de Derecho sus predecesores, se han concentrado en la
Administrativo este modesto aporte que, en actividad agraria misma y los agentes que
alguna medida, pretende colaborar con la participan en ella. Nos referimos
reactivación, desde la óptica del Derecho ciertamente, a la orientación administrati-
Administrativo, del debate jurídico de vista del Derecho Agrario, para la cual tiene
temas agrarios en nuestro país, cuyo retraso sentido abordar el estudio de la relación
ha ocasionado que las normas agrarias de jurídica agraria en razón a la intervención
los últimos años se encuentren muy alejadas del Estado en la materia.
del rigor jurídico esperado.
Así, ha sostenido Galloni que el
Largo ha sido el enfrentamiento Derecho Agrario constituye una parte del
' Profesor titular de Derecho Agrario de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor asociado de Derecho
Administrativo de la Academia de la Magistratura
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La intervención pública en la agricultura
1
GALLONI, Giovanni. Lezioni sul diritto dell'impresa agrÍcola. Liguori, Napoli, 1984, p.17.
2
BREBBIA, Fernando y Nancy Malanós. Derecho Agrario. Astrea, Buenos Aires, 1997, p.636.
3
CARROZZA, Antonio. Lezioni di diritto agrario. Giuffre, Milano, 1988, p.15.
4
CARROZZA, Antonio. Op.cit. p.19.
238
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Hemán M. Icochea Riese
5
MILLÁN SALAS, Francisco. Hacia un concepto de empresa agraúa. En: Actas del Congreso Español de Derecho
Agrario y Ordenación Rural. Instituto de Derecho Agrario de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 1998. Conforme
señala el Prof. Francisco Millán Salas: El requisito de economicidad supone que la actividad agraria es una actividad
económica, esto es, realizada de acuerdo con criterios técnicos, económicos, agrarios, de buena administración, aho-
rrando gastos, ha de ser, en fin, una actividad rentable. Esta característica de la empresa agraria es la que la diferencia
de la agricultura recreativa o de la ciencia, cuya finalidad principal no es la producción económica, sino el recreo o la
investigación. El requisito de organización comprende una serie de elementos materiales e inmateriales, objetivos y
subjetivos que combinados intervienen en la producción de bienes y servicios y en sus fases complementarias. Esta
organización ha de ser empresarial, en cuanto que los elementos que la integran están unidos por la organización y por
la finalidad económica que persiguen los mismos, por lo que la empresa agraria es una organización productiva de
todos aquellos elementos. La organización como requisito de la empresa agraria pretenderá obtener el mayor rendi-
miento con los elementos que la componen. La profesionalidad implica más tres elementos distintivos: la explotación
conforme a un plan, exteriorización de la actividad y finalidad de lucro. Finalmente, la imputabilidad supone que el
empresario tiene que responder por la actividad económica que realiza, vale decir, asumir los riesgos de la empresa,
que bien pueden ser trasladados a terceros (seguros, delegación) sin quedar exento.
6
BREBBIA, Fernando. Op.cit. p. 638.
239
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7
BREBBIA, Fernando. Op.cit. p. 638-639.
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inseguridad en las carreteras, todo lo cual la caracteriza e impone una actitud del
debe ser analizado a la luz del antes Estado que no puede ser de prescindencia,
comentado "riesgo biológico", ya que el debe agregarse que, en la mayoría de los
transporte de productos agrícolas no tiene casos, existe en la empresa agraria un
la posibilidad con que cuentan otras elemento predominante sobre cualquier
mercancías, de poder esperar oportuni- otro, el fundo destinado y preparado para
dades, solución de conflictos o, incluso, la producción; mientras que en la empresa
mejores ofertas. mercantil la relación entre los distintos
elementos constitutivos de ella es diferente,
La intervención pública en esta
y ello no puede menos que influir sobre su
materia, sin embargo, no siempre ha sido
estructura especial. Por eso, se ha podido
la más feliz. No podemos dejar de
decir que la actividad agrícola se agota
mencionar, por ejemplo, que el empresario
enteramente en su fase de producción y,
agrario se enfrenta también a la
por tanto, el derecho al goce sobre el fundo
incomprensión por parte de la autoridad
tiene una función instrumental8 .
administrativa de la realidad del campo.
Así, medidas tales como la imposición de El elemento "fundo", más conocido
detracciones al comercio de determinados en nuestro medio con la impropia
productos agrícolas, que sin duda alguna terminología de "tierra", ha sido so brees-
sirven para combatir la elevada timado y hoy prácticamente abandonado
informalidad de nuestras empresas, obligan en la doctrina moderna del Derecho
igualmente al empresario a asumir elevados Agrario. En efecto, la "tierra" no es más que
costos de transacción ante la obligación de un elemento del patrimonio de la empresa
trasladarse desde su centro de producción agraria y su importancia radica en
al banco autorizado más cercano, debiendo constituir la base natural de la actividad.
además llenar formularios de difícil Ello marca una clara línea divisoria con la
comprensión para él. Este traslado no sólo industria, en la que el suelo no es más que
puede medirse en costos inmediatos, sino el soporte físico de la actividad y, por tanto,
que debemos considerar el riesgo que no interesa su mayor o menor fertilidad, ni
supone abandonar el centro de producción su aptitud agropecuaria, ni tampoco su
y el incremento del mismo ante el aumento preservación y conservación.
del tiempo necesario para realizar la
transacción comercial (refiriéndonos Es preciso señalar que el concepto
siempre al riesgo biológico). de "fundo" como unidad productiva o como
hacienda agraria ha sido abandonado por
3. PRESENCIA DEL ELEMENTO PREDOMINANTE:
la doctrina, pasándose a un concepto más
"FUNDO".
amplio (fundus instructus) comprensivo de
Además del riesgo biológico, propio la "tierra" y las demás cosas ligadas a él por
e inescindible de nuestra actividad, y las un vínculo pertenencia! como verdadera y
particularidades del riesgo económico que típica institución 9 . La persistencia de
8
BREBBIA, Fernando. Op.cit. p. 649.
9
BOLLA, Giangastone. ScrÍtÚ dÍ dÍrÍtto agrarÍo ÍtaiÍano. Giufre. Milano, 1963p.221.
242
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10
BREBBIA, Fernando. Op cit. p. 640.
11
COSCIA, Adolfo. Agricultura sostenible. Hemisferio Sur. Buenos Aires, 1980. p. 24.
12
COSCIA, Adolfo. Op.cit. p. 24.
243
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13
BREBBIA, Fernando. Op.cit. p. 642.
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14
BREBBIA, Fernando. Op.cit. p. 643.
15
Para una visión general del Derecho Administrativo Agrario vid. PALMA FERNÁNDEZ, José Luis. ''Hacia un Derecho
Administrativo Agrario·: En: Revista Actualidad Administrativa. Nº 30, julio-agosto 1999. p. 821.
245
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El sector agrario
2 y la tributación
Suele emplearse la expresión sector agrario para referirse derecho administrativo agrario; por consiguiente, puede
al agro y, por tanto, a los aspectos tributarios que lo afectan. decirse que el sector agrario está constituido por todas
El término sector tiene su origen en el ámbito económico las actividades económicas que el derecho positivo con-
y fue usado inicialmente por la legislación presupuestaria sidera agrarias. Así tenemos que el sector agrario está
a inicios de los años sesenta. De allí se extendió a todo el conformado por los sujetos agrarios —tanto públicos
ámbito del derecho administrativo y ha adquirido múltiples como privados—, los objetos agrarios, y los hechos y
significados en nuestro ordenamiento jurídico. actos jurídicos agrarios.
En una de las varias aproximaciones al término, se ha La Constitución de 1993 utiliza el término sectores al
definido al sector como la sumatoria de la acción pública y referirse a la intervención del Estado con carácter suple-
privada en cada uno de los compartimentos estancos en torio de la actividad privada, diciendo que este brindará
que puede dividirse la acción social. El término también es «oportunidades de superación a los sectores que sufren
usado como indicador de las diferentes ramas de acción del cualquier desigualdad» (artículo 59). No obstante, también
Estado que son más o menos equivalentes a las contenidas le reconoce un régimen preferencial al sector agrario:
en la clasificación adoptada por las Naciones Unidas y que «El Estado apoya preferentemente el desarrollo agrario»
comprende la educación, la salud, la agricultura, la minería, (artículo 88). Este apoyo preferente exige que la política
la vivienda y construcción, etc., que abarcan actividades global del Gobierno y la asignación de recursos del presu-
públicas y privadas. puesto se orienten con preferencia a generar condiciones
La combinación de estas distintas acepciones nos permite de desarrollo agropecuario en el país, y ello requiere de
referirnos del mismo modo al sector público agrario y fuerte inversión y diversificación, pues los problemas de las
el sector privado agrario. Las relaciones jurídicas de diversas regiones son variados y complejos. La consecuen-
ambos sectores se realizan a través de las normas de cia de esta afirmación de preferencia es que el Estado debe
2/EL SECTOR AGRARIO Y LA TRIBUTACIÓN 17
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23
dotar al sector agrario de un régimen jurídico que permita Según el artículo 3, los bienes agrarios están conformados
su expansión y desarrollo. Sin embargo, los contenidos por «las tierras de uso agrícola, de pastoreo, forestal y
concretos de estas normas pertenecen más al campo de eriazas de aptitud agraria; a su vez, los álveos y cauces
la política que al del derecho y se plasman normalmente en de los ríos y sus márgenes; las aguas de los ríos, lagos y
leyes de promoción. otras fuentes acuíferas de uso agrario; la infraestructura
También es esencial diseñar los mecanismos financieros hidráulica para la producción agraria; los recursos fores-
tales, flora y fauna».
que permitan dotar de capital de inversión y de trabajo al
ámbito agrario, especialmente teniendo en cuenta que en la El mismo artículo señala cuáles son las actividades agrarias:
actualidad —como veremos— la propiedad de los recursos «los cultivos, la crianza animal, silvicultura, aprovechamiento
está en manos de muy distintas personas e instituciones, no de maderas y de producción silvestres; los servicios que les
todas las cuales tienen igual acceso al mercado de capitales. conciernen en materia de tecnología agraria; de protección
En este campo, y en el de las normas de promoción, las y sanidad agraria; lo relacionado a la conservación y manejo
herramientas tributarias juegan un papel importante. de los recursos naturales, la agroindustria, agroexportación
y la comercialización de productos e insumos».
2.1 El ámbito del sector agrario Y en lo que respecta a los sujetos agrarios, la citada ley
El sector agrario está regido en el Perú por el decreto señala que los de derecho público son el Estado —repre-
ley 25902, Ley orgánica del Ministerio de Agricultura, de sentado por el Ministerio de Agricultura— y organismos
noviembre de 1992, la cual «tiene como finalidad promover públicos descentralizados como el INIAE, el Inrena, el
el desarrollo sostenido del sector agrario dentro del ámbito Senasa, el PETT, etc. Al lado están los sujetos privados
de una economía de mercado» (artículo 2). En su articulado agrarios (denominados por la Ley de promoción y desarrollo
esta norma describe el contenido de los sujetos, bienes y agrario «productores agrarios»), que son las personas
relaciones socioeconómicas que se presentan en el ámbito naturales y las personas jurídicas privadas dedicadas a la
de la actividad agraria. actividad agraria.
18 TRIBUTACIÓN AGRARIA
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Siguiendo las cifras del III Censo Nacional Agropecuario Así, una característica diferencial sumamente importante
(Cenagro) de 1994 —las que sin duda han sufrido variación de la agricultura es el hecho de trabajar con seres vivos,
en estos doce años—, el número de empresas agrarias en tanto animales como vegetales. Eso hace que el ciclo único e
el país era en ese entonces sumamente reducido. El 96,7% inescindible —al que se refiere la teoría clásica del derecho
de unidades agropecuarias se encontraba en manos de agrario— cobre pleno sentido, pues no es lo mismo la
personas naturales y el 3,3% restante en las de quienes producción agrícola que la fabril o la minera —que suponen
no constituían personas naturales (3,3%). Pero si de este relación con sustancias inertes—, en las cuales, además,
último porcentaje se elimina el 2,5% de las sociedades de la suspensión del ciclo productivo no tiene mayores conse-
hecho (es decir, que existen sin cumplir ninguna formalidad) cuencias sobre el objeto de la actividad, algo que sí ocurre
y los porcentajes correspondientes a las cooperativas agra- en el caso de la crianza de vegetales y animales.
rias, SAIS y comunidades campesinas y nativas, concluimos Una segunda diferencia con otras actividades productivas
que solo el 0,1% de unidades agropecuarias se encontraba y con las de servicios, como el comercio, está relacionada
en manos de sociedades anónimas y sociedades de respon- con la anterior: por tratarse precisamente de la producción
sabilidad limitada (0,06% y 0,04%, respectivamente). de seres vivos, la culminación y posterior realización de la
producción agrícola supone periodos largos, incluso de
2.2 La especialidad del sector agrario años, como es el caso de los frutales.
De acuerdo con distintos tratadistas, como la argentina En tercer lugar, la presencia mayoritaria de agricultores y
Marta Sylvia Velarde, la actividad agraria tiene importantes campesinos hace otra diferencia importante con las demás
peculiaridades que la hacen bastante distinta de otros secto- actividades, que suponen una composición mayor de capital
res. Conforme a esta autora, el trabajo agrario está sujeto a y de inversión en tecnología. El conocimiento de la estructura
imponderables que no intervienen en el trabajo en las urbes, productiva del campo peruano es una buena muestra de
como el clima y el suelo, el primero de los cuales puede tener estas dificultades, pues, como vimos, el 97% de las unidades
acción benéfica como también desfavorable al agricultor. agropecuarias está en manos de agricultores individuales,
Añade esta agrarista, como una característica del trabajo no de empresas.
del campo, «su intermitencia o discontinuidad, singularidades
éstas impuestas por la periodicidad cíclica de las estaciones Adicionalmente —siguiendo las estadísticas del Censo
que determinan la clase de cultivo. Ello hace a la existencia agropecuario de 1994—, la mayor parte de los agriculto-
de periodos de inacción para el trabajador, con todas las res peruanos son pequeños propietarios o minifundistas:
desventajas que ello le implica, pues acordémonos que, en el 70,3% de las unidades agropecuarias posee menos de
tal situación, muchas veces el trabajador se ve obligado a cinco ha, porcentaje que asciende al 92,2% si elevamos el
trasladarse continuamente de un lugar a otro»32. límite de las cinco a las 20 ha.
32 VELARDE, Marta Sylvia, Derecho agrario, Buenos Aires, Depalma, 1984, p. 224.
23
2.3 La realidad de la tributación De acuerdo con ellos, hay un crecimiento sostenido desde
agraria en el Perú el año 1999 en lo que se refiere a los ingresos provenien-
tes por impuestos internos recaudados por la SUNAT (ver
Mostramos a continuación algunos cuadros que ofrecen una
Cuadro 1), expresión del mayor dinamismo de la economía
idea clara de lo que representa actualmente la agricultura
peruana y de algunas mejoras importantes en los mecanis-
en la tributación nacional.
mos de recaudación de tributos. Pero debemos señalar que
se trata de cifras de la economía peruana en su conjunto.
Cuadro 1
Fuente: SUNAT.
Yendo más al detalle, se puede afirmar que el aporte del el 1,1% de ese total. Este reducido porcentaje contrasta
sector agrario a la recaudación tributaria ha sido bastante con el 39% que aportan distintos servicios, el 27% de la
reducido durante los últimos tiempos, representando en manufactura, el 13% del comercio y el 16% de la minería
promedio, en los últimos ocho años, el 1,01% de todo lo re- (pueden verse el Cuadro 2 para apreciar los porcentajes y
caudado. En 2005, sobre un total recaudado por impuestos el Cuadro 3 para hacerlo en forma gráfica, correspondiendo
internos de un poco más de 28 mil millones de nuevos soles, en este último caso la primera barra de la izquierda a la
casi 306 millones provinieron del agro, lo que constituye agricultura en cada año).
Cuadro 2
Ingresos por sectores económicos en recaudación de tributos internos
Tributos internos 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Agropecuario 0,9% 0,9% 0,9% 1,1% 1,2% 1,3% 1,2% 1,1%
Pesca 0,4% 0,3% 0,5% 0,4% 0,6% 0,6% 0,8% 0,9%
Minería 12,5% 12,7% 13,7% 6,6% 5,4% 8,2% 11,4% 16,1%
Manufactura 28,6% 28,9% 28,2% 33,4% 36,8% 33,6% 30,3% 27,4%
Otros servicios 39,8% 39,9% 40,1% 43,8% 40,9% 40,6% 40,8% 38,6%
Construcción 4,6% 4,3% 4,1% 3,2% 2,9% 3,5% 2,8% 3,0%
Comercio 13,2% 13,0% 12,6% 11,4% 12,2% 12,1% 12,7% 12,9%
Fuente: SUNAT.
20 TRIBUTACIÓN AGRARIA
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Cuadro 3
Fuente: SUNAT.
Así pues, las estadísticas muestran que pese a ser una Con todo, su aporte ha ido subiendo en los últimos años,
actividad muy importante en términos de cantidad de tierras de 146,6 millones de nuevos soles en 1998, hasta 305,7
(más de 35 millones de ha de tierras, según el III Cenagro) millones de nuevos soles en 2005, conforme se puede
y población económicamente activa —PEA— (30%) que observar en el Cuadro 4.
ocupa, la agricultura aporta poco a los ingresos tributarios.
Cuadro 4
Fuente: SUNAT.
Las cifras presentadas en líneas anteriores, sin embargo, vegetales) sobre el sector pecuario (crianza de ganado y
enmascaran una realidad bastante heterogénea. Así, confor- animales menores, sobre todo de pollos), mientras que los
me se puede apreciar en el cuadro que sigue, la distribución ingresos por concepto de silvicultura (aprovechamiento del
interna de los ingresos por recaudación tributaria revela bosque) se mantienen relativamente estancados.
un marcado predominio del sector agrícola (producción de
23
Cuadro 5
Fuente: SUNAT.
Pero otra gran diferencia que ocultan todos estos cuadros los niveles de recaudación anual por concepto de
es el hecho de que solo un número muy reducido de agri- impuesto a la renta e IGV [son] de aproximadamente
cultores aporta a los ingresos por tributación; hablamos, en US$30 millones anuales, hecho que se explica por el
realidad, de un grupo reducido de empresas y de medianos alto grado de informalidad, la baja rentabilidad en el
agricultores. La gran mayoría de pequeños propietarios y sector, la poca capacidad operativa de la autoridad
de comuneros (la enorme mayoría según las cifras del III tributaria en el campo y las exoneraciones dispuestas
Cenagro, que presentamos páginas atrás) se encuentran al para este sector, que no necesariamente favorecen al
margen de la tributación y de toda formalización: productor agrario33.
• el 24,3% de las unidades agropecuarias cuenta con Para el logro de sus fines y objetivos —que son el bien
menos de una ha y el 55,4% con menos de tres (de común de la sociedad—, el Estado requiere recaudar una
esta forma, el 79,7% de las unidades agropecuarias porción de la riqueza que generan sus administrados. Por su
tiene menos de 3 ha); parte, estos colaboran «al logro del bien común mediante la
• solo el 5,2% de unidades agropecuarias cuenta con 30 entrega al Estado de una porción de los recursos [de] que
o más ha; disponen, requiriendo el respeto irrestricto de su capacidad
contributiva»34 .
• el tamaño promedio de la unidad agrícola es de 3,13
ha y comprende en promedio 3,3 parcelas por unidad Para el cumplimiento de su principal función, la Administra-
agrícola; en la costa el tamaño promedio sube a 3,5 ha, ción tributaria reclama la formalización de los agricultores.
mientras que en la sierra es 2,35 ha y comprende 4,1 Como señala Ortiz, «formalizarse implica asumir una serie de
parcelas por unidad agrícola. responsabilidades y obligaciones, cuyo nivel de complejidad
está también asociado a la elección del régimen tributario
que decida el agricultor»35.
2.4 La formalización de los
agricultores y la importancia de Para llegar a formalizarse, los agricultores deben cumplir
fundamentalmente los siguientes pasos: obtener un número
tributar
del Registro Único de Contribuyentes (RUC), solicitar auto-
Suele pensarse que todos los agricultores tributan y que,
por lo tanto, llevan un registro cuidadoso de sus actividades
33 ORTIZ GUARDA, Luis, Tributación agraria. Guía para operadores de servicios
económicas. La realidad, lamentablemente, es muy distinta, para negocios en el agro, Lima, Programa de Extensión en Riego y Asistencia
pues, al igual que ocurre en el resto de la economía nacio- Técnica en Prácticas Culturales en Valles de la Costa Peruana (PERAT-PSI-
nal, predomina la informalidad, agravada por los factores MINAG), Asociación de Promoción Agraria (ASPA), 2004, p. 12.
34 GONZÁLEZ ANGULO, Jorge Luis, «Facultades de la Administración tributaria en
de minifundismo y pequeña propiedad. Según escribía Luis materia de determinación de tributos», en Themis, Revista de Derecho, n.º
Ortiz, hace dos años, para el caso del sector agrario, 41, Lima, Asociación Civil Themis, 2000, p. 17.
35 ORTIZ GUARDA, Luis, op. cit., p. 13.
22 TRIBUTACIÓN AGRARIA
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Bolivia Impuesto Único Agrario como un valor fijo por cada ha, con facilidades de pago y según regiones,
aproximadamente de US$2 hasta US$30 por ha/año
16% general
10% para aceites y grasas
Colombia Exoneradas: materias primas para plaguicidas 0% a 25%, según escala
y fertilizantes, servicios agrícolas y agroin-
dustriales
12% general
0% para alimentos agrícolas, avícolas, pecua-
Ecuador 0% a 25%, según escala
rios, carnes en estado natural, lácteos, semillas,
tractores e implementos agrícolas
23
productores agropecuarios. Este impuesto se aplica sobre
montos fijos por ha al año, los que van desde 1,44 bolivia-
nos hasta 60,52 bolivianos. Los criterios para determinar
la alícuota aplicable a cada predio están en función de la
zona geográfica, el tipo de tierra y el tamaño de la unidad
agropecuaria (entre menos de 1 ha y 1 200 ha).
En el caso de Chile existen dos regímenes de impuesto a la
renta exclusivos para los pequeños productores agrarios
cuyas ventas anuales no sobrepasen los 490 640 dólares.
Uno de ellos es el de la renta sobre base presunta, que
supone el pago de 10% sobre el avalúo fiscal del predio, y
el otro es el sistema de contabilidad agrícola simplificada,
que lleva al pago de una tasa de 17%. En lo que respecta
al IVA o impuesto al valor agregado, en Chile se aplica a
los pequeños productores agropecuarios la tasa general
de 19%, siendo el responsable de la declaración y pago
del impuesto el agente retenedor; el sistema permite la
devolución del monto pagado al pequeño agricultor que
tributa sobre renta presunta36. Como se puede apreciar,
no existe en este último caso tratamiento especial para los
productos agropecuarios.
Aunque la economía de China es muy distinta de la de los
países de la región, resulta ilustrativo conocer lo que allí
sucede. Una publicación de diciembre de 2005 —puesta
en Internet por ARGENPRESS.INFO (Prensa argentina para
todo el mundo)— informó que el Parlamento chino había
decidido eliminar todos los impuestos que se aplicaban a
la producción agrícola (ver recuadro).
Destaca en el cuadro anterior el caso de Bolivia, país que
36 Información presentada al Congreso de la República, en noviembre de 2006,
en relación con las actividades agrarias considera un ré- por Luis Alberto Arias —presidente ejecutivo de INDE Consultores—, quien
gimen agropecuario simplificado (RAU) para los pequeños fuera, años atrás, superintendente nacional de Administración Tributaria.
El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (parlamento) de China, decidió hoy eliminar todos los impuestos
que gravan la producción agrícola del país a partir del próximo 1 de enero.
Con el nuevo año se erradicará en el gigante asiático una práctica establecida hace más de dos milenios y que ha
significado una pesada carga para el campesinado, que constituye casi los dos tercios de la población de mil 300
millones de habitantes.
Con esta decisión se da un paso de alta significación en el empeño del gobierno de reducir las grandes diferencias
socioeconómicas entre la población rural y la urbana, que constituyen un factor de inestabilidad social.
En los dos últimos años, y en especial en el presente, la dirección del país ha disminuido en cierta proporción diversos
gravámenes a la agricultura y había anunciado que serían eliminados totalmente en un periodo de cinco años, pero
adelantó la fecha.
Se reconoce que durante decenios se priorizó la atención al avance industrial, en detrimento del campo, cuyo aporte
tributario contribuyó durante un periodo a las inversiones en el oriente del país.
Datos oficiales indican que la agricultura representó solo el 13,1% del producto interno bruto (PBI) de China el pasado
año, mientras la industria y los servicios aportaron el 46,2 y el 40,7%, respectivamente.
La gran diferencia en el ingreso per cápita entre el campo y la ciudad se fue ensanchando en las últimas décadas,
hasta establecerse en algunas zonas una proporción de cuatro a uno.
Según los anales, los impuestos agrícolas son la categoría tributaria más antigua de China, datan de 594 a.n.e. y se
han mantenido en vigor hasta ahora.
24 TRIBUTACIÓN AGRARIA
Página 108 de 213
3.1 El marco jurídico actual sobre la Las tierras abandonadas, según previsión legal, pasan al
dominio del Estado para su adjudicación en venta.
tierra
A lo largo de estas páginas hemos venido repitiendo que la Artículo 89.- Las comunidades campesinas y las nativas
tienen existencia legal y son personas jurídicas.
regulación jurídica de los derechos sobre la tierra ha variado
significativamente desde el gobierno de Alberto Fujimori, Son autónomas en su organización, en el trabajo comunal
en relación con el marco que estuvo vigente durante la y en el uso y la libre disposición de sus tierras, así como en
aplicación de la reforma agraria. Ahora explicaremos esta lo económico y administrativo, dentro del marco que la ley
afirmación refiriéndonos, en primer lugar, a las normas establece. La propiedad de sus tierras es imprescriptible,
constitucionales y, luego, a las normas legales y de menor salvo en el caso de abandono previsto en el artículo anterior.
jerarquía que se ocupan de este recurso natural. El Estado respeta la identidad cultural de las comunidades
Así, encontramos como primer enunciado constitucional el campesinas y nativas.
inciso 16 del artículo 2, que garantiza el derecho de toda En 1995, a punto de concluir el mandato del Congreso Cons-
persona «a la propiedad y la herencia». Más adelante, en el tituyente Democrático (que había elaborado la Constitución
artículo 70, al inicio del capítulo dedicado a la propiedad, de 1993), se aprueba la norma que desarrollaba estos
dentro del título referido al régimen económico, se dice: principios constitucionales: la Ley de la inversión privada en
Artículo 70.- El derecho de propiedad es inviolable. El Es- el desarrollo de las actividades económicas en las tierras del
tado lo garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común territorio nacional y de las comunidades campesinas y nativas,
y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse de su Ley 26505, o Ley de tierras, la cual declara —al finalizar su
propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad artículo 2— que «el régimen jurídico de las tierras agrícolas
nacional o necesidad pública, declarada por ley, y previo se rige por el Código Civil y la presente Ley», ratificando con
pago en efectivo de indemnización justipreciada que incluya ello la distancia que se había venido produciendo desde la
compensación por el eventual perjuicio. Hay acción ante el aprobación del decreto legislativo 653, en 199117, en relación
Poder Judicial para contestar el valor de la propiedad que con la regulación de reforma agraria.
el Estado haya señalado en el procedimiento expropiatorio.
La Ley de tierras fue modificada en varios aspectos, siendo el
La Constitución de 1993 dedica el capítulo VI del mismo primero el relacionado con la servidumbre minera, a solo seis
título al régimen agrario y de las comunidades campesinas meses de entrar en vigencia, como se apreciará a lo largo de
y nativas. Aunque inspirado en la Constitución de 1979, el este capítulo. Su reglamentación se hizo, en lo fundamental
texto de la nueva Carta constitucional es mucho más breve: (pues otros reglamentos específicos y complementarios son
contiene solo dos artículos al respecto (la Constitución ante- aplicables), mediante el decreto supremo 011-97-AG.
rior dedicaba 5 artículos al régimen agrario y 3 al régimen
Ese marco legal se mantuvo sin mayores variaciones hasta
de comunidades). La mayor brevedad no sería problema,
el año 2008, cuando, con la aprobación del paquete de
de no ser porque el tratamiento de estos temas ha variado
decretos legislativos por el Poder Ejecutivo, publicados entre
en forma significativa respecto de su predecesora, para
marzo y junio de ese año, se aprobaron otras normas que
otorgar mayores seguridades a los propietarios, dejando
supusieron cambios significativos, inspirados en los artículos
de lado conceptos como el de la conducción directa y la
sobre el «síndrome del perro del hortelano»18. En el cuadro
función social de la propiedad. Además, como se verá más
siguiente pueden verse esos distintos decretos legislativos:
adelante, el nuevo texto reduce significativamente el régimen
de protección de las tierras comunales:
Artículo 88.- El Estado apoya preferentemente el desa- 17. El decreto legislativo remitió la regulación de los predios rurales a dicha
rrollo agrario. Garantiza el derecho de propiedad sobre ley y al Código Civil de 1984, pese a que este código estableció, al inicio
la tierra, en forma privada o comunal o en cualquiera otra de la parte dedicada a los derechos reales, que «los derechos reales sobre
predios rústicos se rigen por la legislación de la materia». Por ello, dicho
forma asociativa. La ley puede fijar los límites y la extensión artículo (el 883) fue derogado.
de la tierra según las peculiaridades de cada zona. 18. Informativo Legal Agrario 24: «El agro peruano y los decretos legislativos de 2008».
Las críticas y protestas generadas por los decretos legis- Mientras eso ocurre, a continuación presentamos algunos
lativos obligaron a derogar en setiembre de 2008 los rela- aspectos del régimen jurídico vigente.
cionados con la disposición de tierras comunales, mientras
que los decretos legislativos 1064 y 1090 (este último, 3.2 Quién puede ser dueño de tierras
que aprobaba una nueva Ley forestal y de fauna silvestre) Con base en las normas constitucionales y, sobre todo, en
fueron, primero, dejados en suspenso y, por último, dero- la Ley de tierras, puede afirmarse que cualquier persona,
gados luego de los sucesos de Bagua, en junio de 2009. peruana o extranjera, puede ser propietaria de tierras
Estas idas y vueltas han ocasionado alguna confusión y agrícolas. A diferencia de las normas vigentes durante el
no pocos problemas de interpretación y aplicación. Dicho periodo de reforma agraria, para ser dueño de predios
de manera sencilla, la Ley 29376 dejó en suspenso el de- rurales no se requiere ser agricultor ni residir en el predio
creto legislativo 1064, pero restituyó la vigencia de la Ley agrícola. Más aún, la propiedad de las tierras puede estar
de tierras y su reglamento. Poco después, la Ley 29382 en manos de una empresa, asociación o cualquier otra
derogó el mencionado decreto legislativo y devolvió así la persona jurídica, nacional o extranjera. Esa plena libertad
plena vigencia de la Ley de tierras, sus leyes modificatorias para acceder a la propiedad agraria quedó consagrada en
y reglamentarias. el artículo 4 de la Ley de tierras:
Lo que muestran estos cambios es la subsistencia de algu- El Estado garantiza a toda persona natural o jurídica,
nas tendencias para facilitar más la gran inversión privada, nacional o extranjera (sic) el libre acceso a la propiedad
pero también las fuertes reacciones de las organizaciones de las tierras, cumpliendo con las normas del derecho
agrarias, campesinas e indígenas. Lo deseable es que los sustantivo que las regula.
cambios necesarios puedan ser concertados previamente.
poco para hipotecarla. Claro que para ejercitar cualquiera de uno de los principios básicos de las reformas agrarias («la
estas posibilidades se requiere ser propietario y, tratándose tierra es de quien la trabaja») ha perdido total vigencia. La
de personas jurídicas, que las decisiones sean tomadas en propiedad agraria puede estar totalmente desvinculada de
forma válida por los órganos competentes. Estas opciones la posesión del predio; o, en términos jurídicos más estrictos,
son también aplicables —aunque tomando en cuenta el propietario seguirá siendo propietario, sea que tenga
normas especiales— para los casos de las comunidades la posesión o se limite a mantener una posesión mediata.
campesinas y las comunidades nativas. En otros aspectos, los propietarios de tierras tienen la
Aunque no es una forma de disponer o enajenar la tierra, un obligación de pagar impuestos por la propiedad de ellas.
derecho adicional de los titulares de derechos de propiedad Nos referimos al impuesto a la propiedad predial, adminis-
sobre ella es el de darla en arrendamiento o alquilarla. En trado por las municipalidades y del cual las comunidades
este caso, no se encontrarán en la Ley de tierras normas campesinas y nativas están inafectas. De la misma manera,
que se refieran al arrendamiento (quiénes pueden intervenir, debido al hecho de llevar adelante actividades económicas
la duración del contrato, el monto del arrendamiento ni los generadoras de rentas de tercera categoría, los agricultores
periodos de pago), por lo que será necesario remitirse al están obligados al pago de algunos impuestos, como el
Código Civil, el cual optó por dejar a la legislación especial impuesto a la renta y el impuesto general a las ventas19.
—que entonces era la legislación agraria— la regulación
de estos aspectos. 3.4 Limitaciones al derecho de
Hemos dejado para el final el que quizá es el más impor- propiedad
tante de los derechos de los titulares o dueños de tierras El derecho de propiedad es un derecho fundamental de
agrícolas: el de aprovecharlas. Aunque no esté regulado de las personas y, como tal, está recogido en la mayor parte
manera expresa en ninguna norma, lo cierto es que es el de las constituciones modernas, pero admite restricciones
objeto fundamental de la propiedad agraria. o limitaciones. Para el constitucionalista argentino Germán
Ahora bien, revisados los derechos de los propietarios de Bidart Campos, las restricciones administrativas (que él
tierras, corresponde ver cuáles son sus obligaciones, las considera una especie del género de las limitaciones) se
cuales han sido drásticamente reducidas. Respecto del establecen «para que el derecho de propiedad no resulte
acceso a la tierra, dijimos que no había limitaciones en incompatible con determinados intereses públicos»20.
cuanto a su extensión, lo cual es aplicable tanto para el Como se señaló al inicio de este capítulo, la Constitución de
acrecentamiento del tamaño de las propiedades como para 1993 no puede dejar de reconocer en su artículo 70 que
su subdivisión. Reiteramos, pues, que no existe un límite el derecho de propiedad «se ejerce en armonía con el bien
máximo para el acceso a las tierras agrícolas, como tampoco común y dentro de los límites de la ley». Por ello mismo, su
un límite mínimo para fragmentar o dividir un predio rural. artículo 88, al declarar que el Estado garantiza el derecho
La inscripción del derecho de propiedad en los registros de propiedad sobre la tierra, agrega que la ley «puede fijar
públicos no es tampoco una obligación de los propietarios. los límites y la extensión de la tierra según las peculiaridades
Es un derecho, el cual brinda el máximo de garantías a de cada zona». Es comprensible, por lo tanto, que el primer
sus propietarios, pero no es una obligación. Desde hace párrafo del artículo 3 de la Ley de tierras haya establecido
varias décadas se discute si debería hacerse obligatoria lo siguiente:
esa inscripción, pero hasta ahora sigue siendo facultativo Las garantías previstas en los artículos 70 y 88 de la
del propietario hacerla. Constitución Política significa que por ningún motivo se
Otra obligación es el trabajo directo de la tierra. En verdad, podrá imponer limitaciones y restricciones a la propiedad
ello fue relativizado desde 1991, con el decreto legislativo de las tierras, distintas a las establecidas en el texto de
653, pero la Constitución de 1993 eliminó la exigencia de la presente ley.
conducir directamente la tierra. Ahora está permitido ser La redacción del párrafo permite suponer que en dicha ley
propietario y no trabajarla; incluso, se considera que arren- encontraremos limitaciones a la propiedad rural, lo cual
dándola se mantiene la conducción del predio. es cierto, pero conviene mirarlas con atención, pues en el
Más aún, un predio agrícola puede permanecer sin ser
trabajado, pues la figura del abandono ha sido totalmente
desvirtuada, como se verá luego. No hay, pues, exigencia 19. Puede verse más sobre este tema en el número 23 del Informativo Legal
de trabajo directo ni de lo que la teoría civilista denomina el Agrario, dedicado a la tributación agraria.
20. Bidart Campos, Germán, Derecho constitucional, tomo II, Buenos Aires,
cumplimiento de la función social de la propiedad. Así pues, EDIAR, 1966, p. 369.
fondo son bastante relativas. Nos referiremos en particular lugar, la delegación de facultades legislativas solo procede,
a las relacionadas con la extensión de la tierra, pero tam- según la Constitución, mediante una ley autoritativa especial.
bién con el abandono, la expropiación, las áreas naturales Dejando de lado esas observaciones formales, debe mencio-
protegidas, las zonas de protección ecológica en la selva, narse que la norma legal no prohíbe tener predios mayores
las concesiones mineras, las concesiones forestales, las de 3 000 ha; tan solo considera poner un impuesto a las
servidumbres y las fajas marginales. propiedades que sobrepasen dicha extensión, en la idea de
El aspecto de la Ley de tierras que concitó mayor atención desalentar la concentración de tierras. Lo cierto es que el
durante su discusión en el Congreso Constituyente Demo- aludido impuesto, pese a los años transcurridos, no ha sido
crático fue el relacionado con la extensión de la tierra. Como creado ni reglamentado. El reglamento de la ley, aprobado
se ha visto, la norma eliminó los límites máximos y mínimos por decreto supremo 11-97-AG, en su única disposición
a la propiedad agraria, pero en su artículo 13 mencionó, en transitoria se limitó a señalar que «El Ministerio de Economía
forma por demás confusa, un impuesto a las propiedades y Finanzas propondrá la regulación del impuesto a que se
que excedieran los límites de tres mil hectáreas: refiere el artículo 13 de la ley».
Facúltase al Poder Ejecutivo para que mediante decreto Recién en el año 2009, por iniciativa del Partido Aprista, se
legislativo reglamente un impuesto sobre la propiedad presentó al Congreso una iniciativa legal para establecer un
de la tierra que exceda del límite de tres mil hectáreas. límite a las propiedades, aunque solo a las ubicadas en la
Quedan fuera del ámbito de dicho tributo las comunidades costa peruana. El proyecto —que continúa su trámite en
campesinas y nativas, así (sic) las extensiones de tierras comisiones— establece que dicho límite debe ser de 40
objeto de propiedad no estatal a la fecha de vigencia de 000 ha, excedidas las cuales, simplemente, toda transacción
la presente ley. será inválida (en el capítulo 6 nos referimos con más detalle
La defectuosa técnica legislativa, acompañada de evidentes a este tema).
errores de redacción, impone hacer algunas observaciones. Una segunda limitación sería el abandono de tierras, al que
En primer lugar, no queda claro si se creó o no el impuesto, se circunscribe el artículo 5 de la Ley de tierras. La redacción
pues el citado artículo parece contener una delegación de no deja lugar a sospechas, pues la intención es manifiesta,
facultades al Ejecutivo para ello, aunque añade que se le incluso, en la expresión usada:
faculta para que «reglamente» un impuesto. En segundo
El abandono de tierras, a que se refiere el artículo 88 la salvedad de que para las comunidades campesinas de la
segundo párrafo de la Constitución Política del Perú, sólo costa el plazo de la prescripción se redujo de 5 a 2 años. La
se refiere a las tierras adjudicadas en concesión por el segunda atingencia se relaciona con el hecho de que, como
Estado, en los casos de incumplimiento de los términos la doctrina civil argumenta de manera unánime, los precarios
y condiciones de aquella. no pueden ganar la propiedad por prescripción adquisitiva,
El abandono, conforme a la larga tradición legislativa latinoa- pues su condición es, precisamente, la de precarios, en el
mericana, consiste en la pérdida del derecho de propiedad entendido de que su posesión depende en forma exclusiva
por no usar el bien de acuerdo con su fin económico, en este de la buena voluntad del propietario o de la persona con
caso, realizar actividades agrarias. Así estaba contemplado derecho de poseer.
en nuestro Código Civil y en la legislación de reforma agra- Otra importantísima limitación al derecho de propiedad
ria, y así también debe entenderse en el artículo 88 de la agraria es la expropiación. Sobre esta forma de adquisición
Constitución21. Sin embargo, el artículo transcrito arriba, nos de la propiedad privada por el Estado, cabe decir que el
remite a otra situación: quien tenga tierras adjudicadas por texto de la primera disposición complementaria de la Ley
el Estado en forma de concesión, las perderá si incumple las de tierras es, nuevamente, restrictivo:
condiciones de esta. Evidentemente, los concesionarios son Las causales de necesidad pública que la ley puede
solo eso; no son propietarios. Por lo tanto, no cabría hablar invocar para proceder a la expropiación de un predio se
de abandono como una forma de pérdida de la propiedad22. circunscribirán a la ejecución de obras de infraestructura
Paradójicamente, nuestra legislación regula una forma y servicios públicos y se regirán por las disposiciones de
peculiar (por lo tanto, muy discutible) de abandono para las la Ley general de expropiación, decreto legislativo N.o
tierras comunales, las que habían estado, durante décadas, 313, y el Código Procesal Civil. El valor de las tierras
bajo un régimen de protección. Así, la Ley 26845, Ley de expropiadas será el de mercado y el pago será previo,
titulación de las tierras de las comunidades campesinas de en dinero efectivo.
la costa, en su artículo 10 dispone: La Constitución ya había limitado a dos causas o causales
Procede declarar el abandono legal de las tierras de las las posibilidades de expropiación, además de referirse a
comunidades campesinas de la costa, de conformidad con dos conceptos más restringidos. Así, en su varias veces
los artículos 88 y 89 de la Constitución Política del Perú, mencionado artículo 70 señala: «A nadie puede privarse de
cuando terceros poseedores en condición de precarios las su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad
tengan dedicadas a la actividad agraria bajo explotación nacional o necesidad pública, declarada por ley, y previo
económica, pública, pacífica e ininterrumpida por un plazo pago en efectivo de indemnización justipreciada que incluya
no menor de dos (2) años a la fecha de presentación de compensación por el eventual perjuicio». En la Ley de tierras
la solicitud de declaración de abandono y de acuerdo se alude tan solo a las causales de necesidad pública y, en
a lo previsto en el artículo 27 del decreto legislativo este caso, se dispone que ellas se «circunscriben» a la eje-
N.o 667, siempre que ofertada la compra por dichos cución de obras de infraestructura y de servicios públicos,
poseedores precarios, esta no se hubiera concertado lo cual restringe aún más las posibilidades de expropiación.
con la comunidad.
Por supuesto, la idea de aplicar una reforma agraria queda,
Solo haremos, en este punto, dos atingencias a la forma en en esta formulación legal, totalmente descartada.
que está redactado este primer párrafo del artículo citado. Solo resta mencionar que al haber sido derogado el decreto
La primera tiene que ver con que aquí se está llamando legislativo 313, las expropiaciones deben tramitarse según
abandono de tierras a la prescripción, más en concreto, la vigente Ley general de expropiaciones, Ley 27117, de
a la denominada prescripción administrativa, tal como la mayo de 1999.
contemplaba el decreto legislativo 667 (la adquisición de
propiedad cuando se explotara el predio de manera pública, La Ley de tierras contiene otras dos formas de limitación
pacífica e ininterrumpida por un tiempo determinado), con a la propiedad. La primera se refiere a las áreas naturales
protegidas por la Ley forestal y de fauna silvestre, respecto
a las cuales el segundo párrafo del artículo 3 de la Ley de
21. El segundo párrafo de dicho artículo, referido a la propiedad, señala: «Las tierras declara que mantienen su intangibilidad, aunque,
tierras abandonadas, según previsión legal, pasan al dominio del Estado como establecía la entonces vigente Ley forestal y de fauna
para su adjudicación en venta». silvestre (decreto ley 21147), no todas las áreas naturales
22. Ello no deja de plantear problemas teóricos y prácticos, toda vez que el
artículo 968 del Código Civil reconoce al abandono como una forma de
extinción del derecho de propiedad: «Abandono del bien durante veinte
años, en cuyo caso pasa el predio al dominio del Estado».
24. También puede consultarse el número 22 del Informativo Legal Agrario, 25. Puede verse más sobre este tema en el libro Tierras agrícolas y
dedicado a la legislación forestal peruana. servidumbre minera, Lima, CEPES, 2003.
protección, el uso primario del agua, el libre tránsito, la pleja regulación agraria; pero al derogarse esa legislación
pesca, caminos de vigilancia u otros servicios». Este artículo especial, no encontraremos en el Código Civil disposiciones
deriva al reglamento de la ley la determinación de la exten- especiales para el sector rural, por lo que será necesario
sión de la faja marginal, reglamento que se limita a señalar interpolar las normas pensadas para el arrendamiento de
que esta es fijada por la Autoridad Administrativa del Agua, predios urbanos.
de acuerdo con los criterios que establece su artículo 114. Tomando en cuenta lo anterior, la rápida remisión al Có-
Pero además de las normas aquí señaladas, no puede digo Civil en la Ley de tierras no permite tener claridad
olvidarse que por mandato constitucional la propiedad respecto de aspectos sustanciales de la regulación de los
debe ejercerse dentro del marco de la ley, así que otras contratos de arrendamiento de predios rurales. Así, en lo
limitaciones, como las consideradas en el Código Civil, son que se refiere a la duración del arrendamiento, debemos
aplicables: razones de sanidad, de seguridad y de urba- considerar que el Código Civil admite que este puede ser de
nismo. Es el caso de la ejecución de actos para servicios duración determinada o indeterminada, con la precisión de
provisorios de las propiedades vecinas, que puedan evitar que si fuera de duración determinada, esta no puede ser
o conjurar un peligro actual o inminente, supuesto al que se mayor de diez años, y que si el bien arrendado pertenece
refiere el artículo 959 del Código Civil. Dichas limitaciones a entidades públicas o a incapaces, dicho plazo no puede
se justifican, como recuerda Fernando de Trazegnies, en el exceder de seis años.
hecho de que la propiedad nunca fue un derecho absoluto: No encontramos en el código normas que se refieran a
«Resulta inverosímil pensar que el legislador francés del S. la determinación del monto de la renta, por lo que debe
XIX quiso crear un derecho absolutamente irrestricto y al asumirse que esta se fija conforme a la común voluntad
margen de la ley». Trazegnies añade que es indudable que de las partes (lo que en el derecho civil refiere al principio
dicho legislador «consideró que las limitaciones legales eran de la autonomía de la voluntad). De la misma forma, la
obvias, pero no constituían lo esencial de la propiedad»26. renta por el arrendamiento puede pactarse libremente,
pudiendo hacerse por periodos vencidos o adelantados,
3.5 Arrendamiento, aparcería y otros bien sean mensuales, semestrales, anuales o como las
contratos agrarios partes acuerden.
Adelantamos ya que el arrendamiento es libre según la Ley El contrato de aparcería es aquel que vincula al propietario
de tierras. En realidad, esta norma no se refiere a tal tipo de un predio o de ganado con otra persona que aporta
de contrato, pero al remitir la regulación de la propiedad su trabajo. El origen de la palabra tiene que ver con la
agraria de manera supletoria al Código Civil, no cabe duda característica general en estos contratos, de repartir por
de que se trata de un contrato permitido. Ello, además, no partes iguales los ingresos o las pérdidas, con lo que la
hace sino confirmar lo que ya el decreto legislativo 653 aparcería se presenta entonces como una mezcla entre un
había establecido en 1991 al consignar en su artículo 8 contrato de arrendamiento y uno de sociedad. En el caso
que el arrendamiento de tierras rústicas se rige por las peruano, se prefiere denominarlo contrato «al partir», y
disposiciones del Código Civil. Además, en el artículo 6 del tiene la peculiaridad de que usualmente una de las partes
mismo decreto legislativo se puede leer que «tratándose aporta dinero, facilitando así al propietario del predio las
de arrendamiento, los requisitos de la conducción directa inversiones necesarias para lograr una cosecha, a cambio
serán cumplidos por el arrendatario...». de partir entre dos los resultados o ganancias que, por lo
Revisando el Código Civil, quedan algunas preguntas por general, se reparten en especie. Habiendo estado prohibido
hacer acerca de dicho contrato. Lo primero que cabe señalar durante la época de la reforma agraria, por considerarse
es que al haberse derogado el artículo 883 del Código Civil una forma de conducción indirecta, la Ley de tierras no
(aquel que disponía que los derechos reales sobre predios prohíbe este contrato, e incluso ni lo menciona, por lo cual
rústicos se rigieran por la legislación de la materia) se ha es perfectamente posible celebrarlo.
generado un vacío legal. En efecto, el código optó por no Es común, sin embargo, que los contratos al partir res-
regular las relaciones civiles, como el arrendamiento, deri- pondan a otro tipo de arreglos, en los que por lo general
vadas de predios rurales, pues existía una bastante com- quien aporta el dinero obtiene una mayor participación
en los beneficios, no obstante que el propietario puso los
bienes necesarios para obtener esa producción (la tierra,
26. Trazegnies, Fernando de, «La transformación del derecho de propiedad»,
fundamentalmente) y el trabajo.
en Derecho 33, revista del Programa Académico de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 1978, p. 80.
Por último, debe mencionarse que en los últimos años, las cuales serán adjudicadas mediante compraventa,
con la relajación de los límites a la propiedad agraria, han previa calificación de los postulantes por parte del
empezado a difundirse una variedad de formas de con- Ministerio de Agricultura. De igual forma y por única
tratación en las que la tierra es un elemento central. Esos vez, aquellas tierras que al 28 de julio de 2001 hayan
contratos pueden asimilarse a los contratos de suministro estado en posesión continua, pacífica y pública, por
a los que se refiere el Código Civil en sus artículos 1604 y un plazo mínimo de un año, de pequeños agricul-
siguientes. Es común, considerando las distintas variaciones tores, asociaciones y comités constituidos con fines
que se observan, sobre todo en los valles de la costa, que agropecuarios y en las cuales se hayan realizado
en este contrato el propietario de la tierra reciba insumos en forma permanente actividades agropecuarias,
y asesoría técnica para la producción, la cual es comprada
podrán ser dadas en propiedad por adjudicación
al precio pactado (o impuesto) por quien facilitó semillas,
directa en beneficio de los posesionarios señalados,
fertilizantes, abonos y otros insumos.
conforme al reglamento que elaboren los organismos
respectivos, teniendo 30 días contados a partir de la
3.6 Tierras eriazas
vigencia de la ley para inscribirse ante la autoridad
Sumamente cambiante, la regulación sobre tierras eriazas27 competente.
fue objeto de atención desde inicios del siglo XX, sobre
todo por las inversiones en irrigaciones realizadas por el Con mucho criterio, el Reglamento de la Ley de tierras es-
Estado peruano. Durante el segundo gobierno de Fernando tableció en su artículo 9 que en la gruesa declaración de la
Belaunde, mediante un decreto supremo se establecieron Ley de tierras había que reconocer derechos de propiedad
normas para incentivar las inversiones en tierras eriazas de particulares y de terceros sobre tierras eriazas, pues la
que eran complementarias a los proyectos privados de de- aplicación a rajatabla de esta ley hubiera significado el des-
sarrollo integral (PRIDI). Pero lo engorroso de esos trámites pojo de la propiedad privada, lo que la Constitución Política
hizo que esas normas fueran sustituidas durante el primer no admite. El citado artículo del Reglamento de la Ley de
gobierno de Alan García, al tiempo que se promovía el Pro- tierras dice: «Las tierras eriazas con aptitud agropecuaria
yecto Especial Desarrollo Agrario, Cooperativo y Comunal, son de dominio del Estado, salvo aquellas sobre las que
denominado Plan Costa, por el que se facilitaba el acceso exista título de propiedad privada o comunal».
de inversionistas a extensiones mayores de tierras eriazas. El problema de las tierras eriazas de las comunidades es
El decreto legislativo 653, en 1991, inició cambios en la complejo. Desde inicios del siglo XX, cuando las normas
forma de adjudicación de tierras eriazas a los particulares. legales se referían a las tierras eriazas, declaraban que
Su artículo 23 estableció que «La propiedad de las tierras todas ellas pertenecían al Estado, pero agregaban que una
eriazas, sin excepción, corresponde al Estado», y declaró excepción eran las tierras de las comunidades de indígenas
de necesidad nacional y utilidad pública la promoción de la (luego conocidas como comunidades campesinas y comu-
inversión privada en dichas tierras. Siguiendo esos plan- nidades nativas). Esa digresión es recogida y consagrada
teamientos, la Ley de tierras, en su segunda disposición legalmente en 1987, cuando se aprueba la Ley de deslinde y
complementaria, dispuso que el Estado debería proceder titulación del territorio de las comunidades campesinas, Ley
a la venta de las tierras eriazas de su dominio, mediante 24657, y se señala, en su artículo 2, cuáles son las tierras
subasta pública. Sin embargo, años después, esta norma comunales, en particular, las tierras originarias:
fue modificada por la primera disposición complementaria y El territorio comunal está integrado por: las tierras origi-
final de la Ley 27887, publicada en diciembre de 2002, por narias de la comunidad, las tierras adquiridas de acuerdo
la cual se planteó, alternativamente, la venta o concesión al derecho común y agrario, y las adjudicadas con fines de
de tierras eriazas: reforma agraria. Las tierras originarias comprenden las que
la comunidad viene poseyendo, incluyendo las eriazas, y las
A partir de la fecha de vigencia de la presente ley, que indican sus títulos. En caso de controversia sobre esos
el Estado procederá a la venta o concesión de las títulos, el juez competente calificará dichos instrumentos.
tierras eriazas de su dominio en subasta pública,
excepto de aquellas parcelas de pequeña agricultura, De esta forma, la ley especial, que debía prevalecer en estos
casos, era la Ley 24657, que considera en forma explícita
como tierras de propiedad comunal a las eriazas. Pero ¿cuál
27. Durante décadas se ha entendido que las tierras eriazas son aquellas no era el interés de los legisladores sobre estas tierras? Eso es
cultivadas por falta o exceso de agua, y demás terrenos improductivos. fácil de detectar si se toma en cuenta la relativa escasez de
Se las consideraba propiedad del Estado, salvo en el caso de las tierras
eriazas de las comunidades de indígenas, excepción que se ha mantenido.
tierras agrícolas en el país y, al mismo tiempo, las enormes
extensiones de tierras eriazas (en algunos casos, de cientos La exigencia de que se contara con título inscrito en los
de miles de hectáreas) que alrededor de cien comunidades registros públicos para excluirse de la norma general de
campesinas tienen en la costa, cerca de centros poblados, que los eriazos son de propiedad del Estado, constituía
puertos y aeropuertos. El interés no era reciente, como da a todas luces una extensión abusiva de la normatividad
cuenta Fernando Eguren a propósito de la aprobación de vigente. Más aún, desconocer el derecho de propiedad,
la Ley de deslinde y titulación28. exigiendo la inscripción —algo que conforme a nuestro
En los últimos años, la mayor parte del crecimiento de las ordenamiento jurídico es facultativo del propietario y no es
tierras de cultivo, dedicadas sobre todo a la producción una obligación—, constituía la negación de las garantías
para la exportación, se ha hecho sobre tierras que fueron que el Estado debe brindar a la propiedad. Ello hubiera sig-
eriazas y que, luego de grandes inversiones, como las de nificado, ni siquiera una expropiación, sino una confiscación
Chavimochic, fueron subastadas por Proinversión. de los derechos de los particulares y de las comunidades.
Así las cosas, sorprendió a muchos que dentro del paquete Quizá en atención a estos argumentos, esa parte del artículo
de decretos legislativos publicados en el primer semestre de 3 del decreto legislativo 994 fue dejada de lado por la quinta
2008 se incluyera el decreto legislativo 994, luego regla- disposición complementaria final del decreto legislativo
mentado por el decreto supremo 020-2008-AG. El artículo 1064, publicado el 28 de junio de 2008, que restableció el
3 del decreto legislativo parecía reiterar la norma por la tratamiento anteriormente vigente. Así, el texto actual del
cual las tierras eriazas con aptitud agrícola se declaraban decreto legislativo 994 es el siguiente:
de dominio del Estado, solo que esta vez venía acompañada 3.2. «Para los fines de esta norma, las tierras eriazas
de una excepción distinta a la acostumbrada, lo que causó con aptitud agrícola son de dominio del Estado, salvo
enorme inquietud entre las comunidades: «salvo aquellas aquellas sobre las que exista título de propiedad privada
sobre las que exista título de propiedad privada o comunal o comunal».
inscrito en los registros públicos». De esta forma, en lo que respecta a las tierras eriazas de
las comunidades, se ha vuelto al esquema por el cual el
Estado respeta la propiedad de ellas, así no estén inscritas
28. Eguren, Fernando, «La legislación de comunidades campesinas: temas en los registros públicos —omisión que, por lo demás, es
de una polémica», en Comunidades campesinas y nativas. Normatividad y en parte responsabilidad del propio Estado.
desarrollo, Lima, Servicios Educativos Rurales, 1988, p. 36.
pesqueras y agrarias “tradicionales” (sobre todo el café). El éxito del sector agro-
exportador chileno impulsó a los gobiernos posreforma agraria y a potenciales
inversionistas a tomar partido por las excelentes condiciones naturales de la
costa peruana para cultivos comerciales de contraestación (en relación con el
hemisferio norte), y por las ingentes inversiones públicas en infraestructura vial
y de riego acumuladas en esa región a lo largo de décadas (en marcado con-
traste con las otras dos regiones del país, la sierra y la selva, que se mantienen
absolutamente descapitalizadas).
Las condiciones institucionales para tal giro de la agricultura costeña
fueron generándose durante las décadas de 1980 y 1990. Uno de los cambios
más importantes fue el desmontaje de la legislación realizado por la refor-
ma agraria, que imponía severas restricciones al mercado de tierras y a las
inversiones corporativas.7 En general, la adopción por los gobiernos de turno
de las reformas estructurales neoliberales, anunciada ya desde el regreso
a la democracia política en 1980 pero particularmente militante durante la
década del presidente Fujimori (1990-2000), facilitó el fortalecimiento de un
significativo sector moderno agroexportador que es, sin duda, el que más
sobresale por su dinamismo en el sector agrario. A la vanguardia tecnológica
y de la gestión moderna en el mundo rural peruano, la inversión por unidad
de superficie en estas nuevas empresas agrarias es definitivamente más alta
que en la agricultura orientada al mercado interno. Sin embargo, este sec-
tor agroexportador “no tradicional” no ocupa ni 10 por ciento de las tierras
agrícolas de la costa y comprende apenas 1,5 por ciento de las tierras de
cultivo del país (mientras que más de 4,5 por ciento del área total en produc-
ción está cubierta por los cultivos de exportación “tradicionales”).8 Aun si se
expandiese al doble, la agricultura de exportación difícilmente se convertirá
en el factor que arrastre al conjunto del sector agrario a una mayor eficiencia
productiva. Esto resulta más cierto si pasamos de los estimados por superficie
a los estimados por número de predios. La inmensa mayoría de predios difí-
cilmente podrá “engancharse” con éxito a un mercado internacional exigente
y competitivo, dada su pequeña escala, el bajo nivel del capital humano, la
escasa infraestructura productiva, la falta de servicios financieros y no finan-
cieros y, sobre todo, porque orienta su producción al autoconsumo o para
7 Véase Eguren, Fernando: “Las políticas agrarias en la última década: Una evaluación”, en
Fernando Eguren, M. I. Remy y P. Oliart, editores: Perú: El problema agrario en debate/
SEPIA X. Lima: SEPIA, 2004.
8 El área total de tierras de cultivo registrada en 1994 (año del último Censo Nacional Agrope-
cuario) fue 5,5 millones de ha. Alrededor de 1,7 millones están bajo riego. El área de cultivo
en la costa —toda bajo riego— se estima en 800 mil ha.
Página 122 de 213
18 FERNANDO EGUREN
los mercados regionales y nacional, algo que parecen olvidar muchos de los
promotores de la agroexportación.9
La modernización de la agricultura peruana tomó, pues, una senda exclu-
yente. El ya magro apoyo estatal a la pequeña agricultura comercial, canalizado
básicamente a través de créditos e insumos subsidiados y algunos programas
menores de extensión agrícola y apoyo a la comercialización, fue suprimido a
inicios de 1990 y no se lo reemplazó por la iniciativa privada, como prometía
el discurso oficial de la época. La mediana agricultura orientada al mercado
interno también fue afectada por una política agraria centrada —a veces embe-
lesada— en promover las exportaciones. Los campesinos que mantienen una
agricultura de subsistencia han sido marginados de toda pretensión de desa-
rrollo, y se los ha convertido en objeto de los llamados “programas sociales”,
es decir, de transferencias de recursos destinados al consumo, supuestamente
temporales por ser compensatorios de los efectos empobrecedores de la
política neoliberal (pero que se convierten en permanentes, por ser también
permanentes los efectos empobrecedores de esa política, y por los intereses
creados de ejecutores y beneficiarios). Transferencias que, a fin de cuentas,
tienden a debilitar la democracia, transformando a ciudadanos en clientes
del Gobierno de turno, como quedó tan claro en el régimen autoritario de
Alberto Fujimori.
Este escenario, del que resultan especialmente beneficiados aquellos vin-
culados a la agroexportación no tradicional, es poco propicio para promover el
desarrollo rural en la mayor parte de nuestro territorio, donde habitan un millón
y medio de familias, entre pequeños agricultores comerciales y campesinos
minifundistas. La próxima firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los
Estados Unidos de América consolidará esta situación y ahondará las distancias
entre quienes exportan y los que no lo hacen.
La vigencia de la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) se
explica en parte por esta situación. En un país como el Perú, con escasa cultu-
ra negociadora y de búsqueda de consensos, no deja de ser excepcional una
9 El censo de 1994 registró cerca de 1,75 millones de predios en todo el país. Aunque no hay
un censo de todo el agro exportador, es obvio que el porcentaje dedicado a la exportación
no tradicional es relativamente muy pequeño. Menos de 3 mil agricultores están comprome-
tidos con el cultivo de exportación “de bandera”, el espárrago (cuando se realizó un censo
esparraguero en 1998 eran alrededor de 2.140). La reciente y aparentemente exitosa incor-
poración de pequeñas áreas de cultivos de exportación “no tradicional” en la sierra estimuló
la imaginación de algunos políticos en la última contienda electoral, quienes no dudaron en
afirmar que en cinco años la sierra podía tener 150 mil ha dedicadas a la agroexportación
no tradicional (el doble de lo que hay hoy en la costa).
Página 123 de 213
20 FERNANDO EGUREN
En los últimos veinte años, las políticas agrarias [en el Perú] se han orientado
a reconstruir una nueva élite empresarial. Es ese objetivo lo que da una cierta
coherencia a lo que de otra manera podría considerarse como una falta de
política sectorial. La posibilidad de esta reconstrucción obedece a varias
condiciones (2004: 30).
1
Para una revisión más completa, véase Grupo ALLPA 2010.
2
Por «políticas agrarias» entendemos las orientaciones adoptadas por el Estado, dirigidas a la actividad económica
agrícola, pecuaria y forestal, donde el factor tierra (acceso y propiedad) tiene un papel preponderante.
El inicio del primer Gobierno del presidente Alan García (1985-1990) estuvo
marcado por los anuncios de una mayor atención a la agricultura y, en particular, a las
comunidades campesinas y nativas. Sin embargo, las propuestas de una reconversión
industrial, la incorporación de granos andinos en la dieta, los Rimanakuy3 y el crédito cero
para la agricultura, contrastaban con el crecimiento de la importación de alimentos. La
hiperinflación que afectó la economía peruana y el creciente accionar de grupos sediciosos
como Sendero Luminoso (SL) y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), junto
con las reacciones desmesuradas de las fuerzas armadas y policiales, terminaron golpeando
aun más a la población rural peruana.
En la década siguiente, durante el Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), lo
más destacado fue la coexistencia de una política económica neoliberal y de una política
social de corte asistencialista, orientada, principalmente, a los sectores rurales del país. Sin
embargo, como veremos más adelante, a lo largo de este periodo, se dictaron una serie
de medidas para impulsar y consolidar grandes unidades agropecuarias, principalmente
en tierras eriazas de la costa. El Estado peruano cambió sus funciones y roles: hasta antes
de esta década, se le consideraba como excesivamente intervencionista; a partir de ese
momento, en cambio, buscó modificar esta característica para cumplir roles de vigilancia y
regulación de las diferentes actividades económicas del país.
Esta nueva orientación significó poner en práctica medidas políticas que tenían la
finalidad de que la inversión privada cumpliera un nuevo papel en el desarrollo del país. Se
implantó una política privatizadora de las principales empresas públicas del Estado «bajo
el principio de que el Estado no debe hacer lo que ya hace el mercado» (Gonzáles de
Olarte 1993: 5). En la legislación e institucionalidad agraria, se pueden observar cambios
importantes como el cierre de instituciones representativas de apoyo al sector agrario como
el Banco Agrario4. Además, se eliminaron empresas públicas como la Empresa Nacional de
Comercialización de Insumos (ENCI) y la Empresa Comercializadora del Arroz (ECASA); la
misma suerte corrió el Tribunal Agrario. También se puede mencionar la desaparición de
instituciones que apoyaban a las comunidades campesinas, como la Dirección General
de Reforma Agraria (DGRA) y del Instituto de Desarrollo de las Comunidades Campesinas
(INDEC).
Sobre el sector público agrario propiamente dicho, se debe mencionar que la
investigación agraria y la difusión de tecnología fueron prácticamente nulas. Si hasta la
década de 1980 el Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) las realizaba de manera
muy limitada, durante esta década fue virtualmente inexistente.
La liberalización de los derechos a la tierra —bajo el supuesto de que generaría el
ansiado desarrollo rural— obligó a realizar una serie de cambios legislativos para promover
el mercado de tierras. Se eliminaron los límites a la propiedad y se abrió la posibilidad de
que comunidades campesinas y nativas pudieran transferir sus tierras a terceros.
3
Estos eran conversatorios regionales de comunidades campesinas donde el presidente García les expresaba su
apoyo.
4
Este fue una institución bancaria estatal que, hasta inicios de la década de 1990, se encargó de canalizar recursos
públicos a favor del agro.
Durante este período, el agro peruano siguió sin resolver sus problemas
estructurales, por lo cual se vio inmerso en un panorama cada vez más complejo en
el contexto internacional, con la promoción de la firma de diversos Tratados de Libre
Comercio (TLC). La agricultura se mantuvo como fuente primaria de empleo para un grupo
importante de peruanos y con altos niveles de fragmentación de la tierra (Zegarra 2004).
Una expresión importante del Gobierno de aquellos años fue el intento de
impulsar la institucionalización del problema indígena del país. Con ese propósito, se
crearon dos instituciones: la Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y
Afroperuanos (CONAPA), que luego fue sustituida por el Instituto Nacional de Pueblos
Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA). Sin embargo, se demostró con el tiempo
que poco ayudaron a solucionar las reivindicaciones de estos sectores del país. El poco
apoyo que se les brindó se reflejó en los exiguos presupuestos que se destinaron para su
trabajo; incluso, en algún momento, llegaron a paralizar sus funciones por no contar con
los profesionales suficientes para atender las demandas de los pueblos indígenas.
Un nuevo período se inició con el segundo Gobierno del presidente Alan García
(2006-2011). Hasta la fecha, se ha mantenido la política económica legada por Alberto
Fujimori y continuada por Alejandro Toledo. El Perú lleva veinte años con un modelo
económico que promueve la gran inversión privada en todos los sectores económicos
del país. Ello se produce en desmedro de pequeñas economías familiares, las que, en
palabras del propio García, no hacen más que jugar en contra del país. El apoyo y la
promoción a las grandes inversiones mineras y petroleras, y, últimamente, las dedicadas a
las agroexportaciones, han marcado el derrotero de este período.
Una de las primeras medidas a favor del agro nacional durante este Gobierno fue la
creación del Programa Sierra Exportadora con el fin de lograr el despegue agrícola de la región
andina peruana. Sin embargo, si bien se afirmó que este sería un programa que beneficiaría
a la población pobre andina ubicada por encima de los 2.500 msnm, la propuesta técnica del
programa, en un porcentaje bastante alto —casi el 90%—, considera únicamente a cultivos
que estén por debajo de los 2.500 msnm. Ello quiere decir, entonces, que los beneficiarios
serían los agricultores ubicados en valles interandinos, sin tomar en cuenta que los más
necesitados son, justamente, los campesinos que viven en zonas más altas.
A pesar de los efectos negativos que pueda sufrir el agro, en este período, también
se viene implementando el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. Se prevé que este
acuerdo traerá consigo el ingreso al mercado peruano de una serie de productos agrícolas
subsidiados con precios con los cuales los agricultores nacionales no podrán competir.
Hasta el momento, no existe un plan de defensa del productor nacional.
Además, se ha modificado la institucionalidad agraria mediante la reestructuración
de la organización y el funcionamiento del Ministerio de Agricultura. Ello ha permitido la
creación de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y la transformación del Instituto Nacional
de Investigación Agraria (INIA) en un organismo de «innovación» y ya no de investigación.
La creación del Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agrorural) ha
sido la medida organizativa más importante. En esta entidad, se han fusionado varias
otras instituciones como Manejo de los Recursos Naturales de la Sierra Sur (MARENASS),
Promoción del Aprovechamiento de Abonos provenientes de Aves Marinas (Proabonos),
Agricultura Agricultura
marginal competitiva
Extrema Situación
dependencia intermedia
Fuente: Exposición del ministro de agricultura Ismael Benavides en presentación realizada ante CONVEAGRO (2008)
SUMARIO
RESUMEN
Los autores proponen un estudio del régimen jurídico de los títulos habili¬
tantes para los usos del agua superficial en el Perú, y sostienen que la licencia
de uso de aguas en el sistema jurídico peruano tiene la naturaleza de conce¬
sión demanial; para comprobarlo pasan revista brevemente a las autoridades
administrativas que los otorgan, los usos del agua regulados en la normativa
hídrica, y los distintos títulos habilitantes regulados en la normativa peruana.
PALABRAS CLAVE
INTRODUCCIÓN
Uno de los temas que más interés y preocupación genera actualmente, tanto
en el Perú como otros países, es el referido a la gestión de los recursos hí-
251
Página 133 de 213
252 El régimen jurídic o de los títulos huid litantes del uso de agua en el Perú
úricos, toda vez que nos encontramos frente a un contexto de crisis global
del agua, la cual no se debe estrictamente a su escasez sino a una crisis de
gobernabUidad' . Por ello resulta fundamental, respecto de la gestión del
recurso hídrico, elaborar una regulación coordinada de los usos del agua,
en la que la organización administrativa encargada de su gestión cumpla
un rol importante al tener a su cargo el otorgamiento de los títulos habili¬
tantes que garanticen el correcto uso de los recursos hídricos, así como su
desarrollo sostenible12.
Pero no solo son necesarias la planificación y la gestión de los usos del
agua para los tradicionales usos consuntivos, sino que hay que tener en
cuenta que, como ya lo había advertido el profesor Martín Mateo, la sola
disponibilidad del agua tiene una influencia directa en la calidad de vida3,
la cual debe pretenderse también en la satisfacción propia de las necesi¬
dades básicas. Así, hoy podemos hablar de los usos recreativos, como una
variación sustancial del contenido de los tradicionales usos comunes4, que
adquieren cada vez más importancia, pues explica que “el agua, además
de para beber, producir bienes y energía o regar, sirve también para el ocio
y sobre lodo para generar calidad”*.
No resulta nuevo señalar que el acceso al agua y su gestión están ínti¬
mamente relacionados con el desarrollo económico del país, por lo cual es
necesario implemcntar políticas “teniendo en cuenta los factores físicos en
juego y el sistema político-territorial adoptado”*6 Ello significa que debe
7.
existir una conexión esencial entre los instrumentos, las técnicas y los con¬
tenidos jurídico-administrativos del Derecho de Aguas con “las decisiones
que se adopten en el marco de lo que tradicionalmente se llama ordenación
del territorio, tanto en sus normas reguladoras como, posteriormente, en
los instrumentos de planificación que, conforme a la mismas, se aprueban
y luego se ejecutan”?.
En línea con lo expuesto, el reconocimiento de la naturaleza del agua
como bien de dominio público8 permite que el Estado adquiera potestades
254 régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
14 Antonio Embid Trujo y Líber Martin. El nexo entre el agua, la energía y la alimen¬
tación en America Latina y el Caribe. Planificación, marco normativo e identificación de
interconexiones prioritarias, Santiago de Chile, Naciones Unidas, Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (cepal), 2017, p. 14.
15 Alejandro Vergara Blanco. Crisis institucional del agua. Descripción del modelo jurí¬
dico, critica a la burocracia y necesidad de tribunales especiales, Santiago de Chile, UC,
201 5» PP- 4I-42i asimismo, para Alejandro Vergara Blanco, “Autogobierno en la
gestión de las aguas”, Actas de Derecho de Aguas, n.° 3, 2013, pp. 165-174, son dos los
puntos a tomar en cuenta al momento de hablar de políticas públicas, por un lado, el
fortalecimiento de la autogestión de las aguas, y, por otro, la creación de una instancia
especializada de resolución de los conflictos de aguas.
1 6 Aprobada mediante la Ley n.°
29338.
17 Aprobado mediante el Decreto Supremo n.° 001-2010-AG.
Página 137 de 213
256 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en e! Perú
20 rlrh artículo 1 1; cfr. Alberto Cajrampoma Arroyo y Paul Villegas Vega. “El ré¬
gimen jurídico para el aprovechamiento de recursos hídricos en el Perú”, Actas de
Derecho de Aguas, n.° 5, 2015, p. 25.
21 rlrh, artículo 21. “La Autoridad Nacional del Agua. 21.1 . La Autoridad Nacional del
Agua es un organismo técnico especializado adscrito al Ministerio de Agricultura,
constituye un pliego presupuestario y cuenta con personería jurídica de derecho
público interno. 21.2. Ejerce jurisdicción administrativa exclusiva en materia de
recursos hídricos, conforme con la Primera Disposición Complementaria Final del
Decreto Legislativo n.° 997, la ley, el reglamento y su reglamento de organización
y funciones. 21.3. Elabora y propone, para su aprobación por Decreto Supremo, la
Política y Estrategia Nacional de Recursos Hídricos, el Plan Nacional de Recursos
I lídricos, administra las fuentes nat urales de agua y sus bienes asociados en cantidad,
calidad y oportunidad; asimismo, aprueba los planes de gestión de recursos hídricos
en la cuenca, los que deben contar con la conformidad de los Consejos de Recursos
Hídricos de Cuenca. 21 .4. Es la responsable de articular las acciones derivadas de las
funciones y atribuciones relacionadas con la gestión sectorial y multisectorial de los
recursos hídricos de las entidades que integran el Sistema Nacional de Gestión de
Recursos I lídricos, promoviendo las sinergias en el desarrollo de dichas acciones. 1 .a
estructura orgánica y funciones específicas de la Autoridad Nacional del Agua se esta¬
blecen en su Reglamento de Organización y Funciones. 21.5. La Autoridad Nacional
del Agua coordina, con el Ministerio de Relaciones Exteriores, los temas relacionados
con la gestión de los recursos hídricos en cuencas hidrográficas transfronterizas y en
la celebración de convenios o acuerdos multinacionales”.
22 Cfr. Alberto Cairampoma Arroyo y PaulVillegas Vega. Ob. cit., p. 25.
Página 139 de 213
258 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
23 artículos 22 y 23.
RLRl I
Esto implica que, en los hechos, las aaa tienen a su cargo la gestión del
otorgamiento de la mayoría de los títulos habilitantes de usos del agua, lo
cual las convierte quiza, junto con los consejos de cuenca, en los órganos
de mayor impacto directo en la gestión de los recursos hídricos en el Perú,
desde su planificación hasta el otorgamiento de títulos habilitantes.
Por otro lado están las ala, las cuales dependen de las aaa. Entre sus
funciones más relevantes destacamos las siguientes28:
- Apoyar, en su ámbito, a la aaa para el funcionamiento del Sistema Na¬
cional de Gestión de Recursos Hídricos.
Autorizar estudios de aprovechamiento hídrico y otorgar permisos de
uso de agua, informando al director de la aaa.
— Emitir opinión vinculante en casos particulares.
Supervisar el cumplimiento del pago de la retribución económica por
el uso del agua y por vertimientos de aguas residuales tratadas en las
fuentes naturales de agua, reportando a la Oficina de Administración.
- Apoyar a la aaa en el cumplimiento de sus
funciones.
Extinguir y otorgar licencia de uso de agua por cambio del titular de la
actividad a la cual se destina, siempre que se mantengan el objeto y las
condiciones del título primigenio.
Reconocer a los comités y comisiones de usuarios de agua.
28 Cfr. las funciones de las ai,A en el artículo 48 del roe del ANA.
Página 141 de 213
zbo El régimen jurídico de los títulos habilitantes de! uso de agua en el Perú
... asociaciones civiles sin fines de lucro que se crean con la finalidad de par¬
ticipar en la gestión del uso sostenible de los recursos hídricos, en armonía
con la Política y Estrategia Nacional de Recursos Hídricos y las disposiciones
de la Autoridad Nacional del Agua. Tienen representatividad en el Consejo
Directivo de la Autoridad Nacional del Agua y en los Consejos de Recursos
Hídricos de Cuenca.
otra forma, si tomamos como ejemplo los usos agrícolas, podemos concluir
que sus usuarios siempre han estado en condiciones de tomar decisiones c
involucrarse en la administración de las aguas en sus respectivas cuencas*32.
Por ejemplo, en el ordenamiento jurídico español es común calificar a
las comunidades de usuarios como corporaciones de derecho público, con
lo que “claramente se transmite la caracterización pública de las mismas
junto con la importantísima consecuencia de la posibilidad de ejercer po¬
testades de derecho público”33.
Sin embargo, coincidimos con el profesor Embid Irujo cuando señala
que la naturaleza jurídica de las organizaciones de usuarios en el Perú re¬
viste diversas particularidades que viene al caso comentar. En un primer
momento las organizaciones de usuarios son puras asociaciones privadas,
“aunque con voluntad o tendencia irremisible a convertirse en organiza¬
ción de usuarios ‘reconocida1 por la Autoridad Nacional desde el mismo
momento de su creación”34. Por otro lado, debemos tener en cuenta que,
según el artículo 31 de la lrh, la ana reconoce mediante resolución ad¬
ministrativa a las organizaciones de usuarios, además de que, según el ar¬
tículo 4." de la Ley n.° 30157, Ley de Organizaciones de Usuarios, existe
la posibilidad de “inscripción en los registros públicos y el ejercicio de las
funciones” propias que les atribuye nuestro ordenamiento. Es así como
luego de este reconocimiento, “al que seguirá la inscripción en el registro,
podría ejercitar las funciones (evidentemente públicas) que se reconocen
a dichas organizaciones”35 en la lrh y su reglamento.
De esa forma, el ordenamiento jurídico peruano presupone la necesidad
de la existencia de las organizaciones de usuarios, al menos para gestionar los
2Í>2 1.1 regimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
36 Antonio Embid Irujo. “Organizaciones de usuarios...”, cit., p. 246 añade que “en
todo caso no se advierte la atribución expresa de funciones de poder público (al con¬
trario de lo que se ha observado en relación con el derecho español) en el régimen
jurídico de estas organizaciones o, al menos, estas funciones están muy mediatizadas
por el control que se lleva a cabo de las mismas por parte de la Autoridad Nacional
del Agua”.
37 Antonio Embid Irujo. “El derecho de aguas del siglo xxi”, cit., p. 87.
38 Antonio Embid Irujo. “Evolución del derecho y de la política del agua en España”,
cit., p. 82.
39 Idem.
40 El profesor Antonio Embid Irujo comenta que en la actualidad, y no pensando so¬
lamente en la realidad española, existe “una preocupación creciente de los simples
ciudadanos, sin categoría de usuarios tradicionales, en relación a las cuestiones del
agua, que hace imprescindible su inserción en diversos órganos de las confederaciones
hidrográficas, hasta el punto de que algunos de éstos ya no son concebibles sin esa
participación, cuyo porcentaje y formas de expresarse pueden ser materias a discutir”.
Página 144 de 213
264 ¿7 régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
... un sistema acabado y coherente del régimen de uso de los bienes de domi¬
nio público, un sistema que no encuentra parangón en el derecho patrimonial
privado que hace de la titularidad sobre los bienes [...], no del uso sobre ellos,
su objeto de atención preferente*47.
Ahora bien, dentro de dicha tesitura, que parte de considerar al agua como
bien integrante del dominio público, es posible generar derechos adminis¬
trativos de uso (consuntivos o no consuntivos). Pero para poder estudiar
estos títulos habilitantes, primero haremos un excurso de recuento sobre
los usos del dominio público, y en particular, de los usos hidráulicos.
artículo 6.°. Toda intervención de los particulares que afecte o altere las característi¬
cas de estos bienes debe ser previamente autorizada por la Autoridad Administrativa
del Agua, con excepción del uso primario del agua y las referentes a la navegación”.
46 En ese sentido, cfr. también Fernando López Ramón. Sistema jurídico de los bienes
públicos, cit., p. 231.
47 José Esteve Pardo. Lecciones de derecho administrativo, 3/1 ed., Madrid, Marcial Pons,
2013, p. 518.
48 Marta García Pérez. La utilización de! dominio público marítimo-terrestre. Estudio
especial de la concesión demonial, La Coruña, Universidade da Coruña, Tesis, 1993,
pp. 202-204.
49 Sebastián MartÍN-RetortilloBaquer. Instituciones de derecho administrativo, Nava¬
rra, Civitas, 2007, p. 423; Luciano Parejo Alfonso. “El régimen de la utilización de
Página 146 de 213
... la evolución legislativa ha terminado por difuminar por completo los límites
entre autorización y concesión; no por falta de rigor técnico de las normas,
sino por necesidades estrictamente políticas5'.
266 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Peni
Por ello, autores como Marta García Pérez consideran que es necesario
reformular los conceptos de autorización y concesión demaniales debido
a los límites poco claros que presentan. Así, divide los usos demaniales en
dos grupos: comunes y privativos. Los primeros son públicos, libres y gra¬
tuitos52. Por otro lado, señala que los elementos principales que definen de
forma esencial la utilización privativa son cuatro: exclusividad, permanencia,
intensidad y rentabilidad. La exclusividad exige un título de autorización
o concesión; la permanencia supone la ocupación del dominio público por
instalaciones fijas o desmontables, así como su duración; la intensidad sig¬
nifica la exclusión de otros particulares en el uso y el aprovechamiento, y la
rentabilidad hace referencia a una utilización productiva del bien demanial,
es decir, cumpliendo ciertas expectativas económicas del particular53.
De esta.forma, si bien el análisis de la naturaleza jurídica de las con¬
cesiones y autorizaciones demaniales54 excede los límites del presente
trabajo, García Pérez intenta reducir la clásica confusión señalando que la
autorizado (p. ej., a importar un producto determinado); pero también existen supuestos
de concesiones que operan sobre actividades que no han sido objeto de publication esto es,
asumidas como propias por la Administración (p. ej. las viejas concesiones para cultivo de
arroz); y actividades declaradas servicios públicos que, sin embargo, se ejercitan por los
particulares mediante autorizaciones, no mediante concesiones (p. ej. la enseñanza privada,
o la distribución de electricidad); // la distinción entre ambas figuras en base al carácter
más enérgico y continuado de los poderes de intervención que la concesión atribuía a la
Administración se ha borrado desde el momento en que la ley ha creado múltiples supues¬
tos de autorización de actividades que habilitan a la Administración para un seguimiento y
vigilancia permanentes de su desarrollo, y que otorgan a ésta poderes de intervención más
severos y constrictivos que los que se prevén en la generalidad de las concesiones (p. ej.
las autorizaciones de entidades de crédito, o de establecimientos de juego). Por todo ello,
las diferencias entre autorización y concesión son hoy meramente convencionales. El legislador
utiliza una u otra técnica según que pretenda aparentar (meramente aparentar) un nivel
de intervención menor o mayor en la actividad controlada; pero la preexistencia o no de
un derecho en el patrimonio del particular, el carácter declarativo o constitutivo de una y
otro, y el carácter más o menos enérgico de las potestades de intervención son extremos
que el legislador diseña, después, a su capricho”; ídem, pp. 263-264.
52 Marta García Pérez. Ob. cit., p. 221.
53 Ibíd., pp. 293-294.
54 AL respecto, revisar los profundos trabajos de José Carlos Lagun/\ de Paz. La au¬
torización administrativa, Cizur Menor (Navarra), Thomson Reuters, Civitas, 2006; y
Página 148 de 213
268 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
A. LA LICENCIA DE USO
63 “Artículo 61. Uso productivo del agua. 61.1. El uso productivo del agua consiste en
la utilización con carácter exclusivo de los recursos hídricos, como insumo para el
desarrollo de una actividad económica. Para ejercer este uso se requiere de licencia,
permiso o autorización de uso de agua otorgado por la Autoridad Nacional del Agua”.
64 María García Pérez. Ob. cit., pp. 293-294.
65 Capítulo VIII del ROE de la ANA.
Página 151 de 213
270 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
66 Constitución peruana de 1993. “Artículo 66. Los recursos naturales, renovables y no reno¬
vables, son patrimonio de la Nación. El Estado es soberano en su aprovechamiento. // Por
ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares.
La concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal”.
67 Ley n.° 26821, publicada el 26 de junio de 1997-
Página 152 de 213
- Su plazo es indeterminado',
— Son intransferibles^',
- Garantizan exclusividad del uso, ya que la resolución que la otorga
consigna un volumen anual máximo asignado, y
— Facultan a solicitar las servidumbres previstas en la lrh.
272 El régimen jurídico de los títulos habilitantes del uso de agua en el Perú
hídrico disponible), y
- Autorización de ejecución de obras de aprovechamiento hídrico (cuando sea
necesario ejecutar obras de infraestructura para los fines de uso de agua).
B. EL PERMISO DE USO
274 régimen jurídico de los títulos habilitantes de! uso de agua en el Perú
C. LA AUTORIZACIÓN DE USO
Por último, la lrj i también regula las autorizaciones de uso como una especie
de título habilitante para el uso de las aguas, pero con carácter radicalmente
distinto a las licencias. Las autorizaciones de uso son de caractei tempoi al,
ya que se otorgan por un plazo máximo de dos años, con posibilidad de
prorroga por el mismo tiempo. Su finalidad es cubrn exclusivamente las
necesidades de aguas vinculadas con: i. La ejecución de estudios u obras,
y 2. Lavado de suelos. Su otorgamiento está sujeto al silencio administra¬
tivo positivo.
BIBLIOGRAFÍA
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Página 160 de 213
CAPÍTULO 1
La aplicación del enfoque intercultural en la gestión de los recursos naturales y los derechos de agua
en particular, implicaría un reconocimiento y respeto a las cosmovisiones sobre el agua y las formas
de definir y ejercer los derechos colectivos de agua que existen en las diversas culturas. Asimismo,
permitiría una mayor capacidad de decisión sobre la adopción de pautas culturales ajenas.
2 Derechos de agua
Sobre el control de la naturaleza , Harvey, citado por Bustamante R. (2007) indica que los argumentos
filosóficos para que el humano controle a la naturaleza tuvieron sus raíces ideológicas en la doctrina
cristiana del dominio y que posteriormente resurgió durante los siglos XVII y XVIII , principalmente
por la tesis Renacentista , que establece que la naturaleza estaba para ser usada . De esta manera,
la "naturaleza y sus elementos " pasan a ser considerados " recursos naturales ", "bienes " o incluso
"mercancías".
El paso lógico siguiente para la política económica burguesa, fue atribuirse la responsabilidad
teórica principal de determinar la asignación racional de recursos que eran escasos, basándose
en tres elementos centrales: individualización, maximización de los beneficios y una democracia de
propietarios Bustamante R, (2007). Al respecto Torres, (s/f) señala que un requisito esencial para
que pueda darse la actividad económica es que se conozcan, que estén socialmente definidas las
relaciones que los hombres tienen entre ellos y con las cosas en lo que se refiere al uso de los bienes
o de los recursos que pueden satisfacer sus necesidades. A estas facultades de que disponen los
hombres, se les denomina derechos de apropiación y las establece o define la sociedad por medio
de la violencia, de la negociación, de las leyes, de las costumbres o de cualquier otro sistema de
asignación de derechos.
Con respecto al agua, Hoering, (s/f), señala que el derecho romano ha tenido mucha influencia
en el desarrollo del derecho de agua en Europa y en las colonias dominadas por las potencias
europeas. Hasta finales del siglo XIX dominaba el "principio del aledaño" (Riparian Doctrine), que
consistía en que los propietarios de tierras aledañas de ríos y lagos, tenían automáticamente ciertos
derechos de usufructo del agua. El derecho inglés, complementa esa legislación, afirmando que
el usufructo tiene que ser razonable ("Reasonable use") para no afectar a los que están ubicados
aguas abajo. Además, los propietarios de tierra tienen en la mayoría de los casos el derecho de
usufructuar libremente de las aguas superficiales y subterráneas de sus propiedades, pero siempre
con la obligación de considerar los efectos para terceros ("Third Party").
A finales del siglo XIX debido a la demanda creciente que ha acompañado la urbanización, la
industrialización y el desarrollo de la agricultura industrial de riego, se fue creando poco a poco
toda una legislación nueva y moderna de agua ("Statutory regimes"). De esta forma, se acepta
como algo "natural" que algunos establezcan derechos y se apropien del agua. Los gobiernos y las
administraciones tienen el afán de crear todo un sistema de controles estatales del régimen de agua,
como parte medular de la administración universal del agua (Hoering s/f).
Al respecto Shiva (1996), señala que la transformación de la naturaleza en recursos naturales requería
ir de la mano con la transformación de seres humanos culturalmente diversos en "recursos humanos
calificados". Como declara el informe de las Naciones Unidas sobre la Ciencia y la Tecnología para
el Desarrollo: "El desarrollo de los recursos humanos debe ir de la mano con el de los recursos
naturales". La misión civilizadora del hombre blanco era así, una parte esencial del desarrollo de los
recursos naturales para ponerlos a disposición de la explotación comercial. La relación de los seres
humanos con la naturaleza fue transformada, de una relación basada en la responsabilidad, en el
respeto y en la reciprocidad a una basada en la explotación desenfrenada.
20
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MARCO CONCEPTUAL
Según Shiva (2003), los derechos ribereños han dirigido los asentamientos humanos de todo el
mundo. Los primeros principios ribereños se basaban en la idea de compartir y preservar una fuente
de agua común. No estaban vinculados a los derechos de propiedad. Asimismo, señala que los
derechos sobre el agua como derechos naturales son derechos usufructuarios: el agua puede
usarse pero no poseerse. El hecho de que el derecho sobre el agua haya existido en toda legislación
antigua, y también el que sigan existiendo como derechos consuetudinarios en la época moderna,
descarta sin equívocos los derechos sobre el agua como derechos meramente jurídicos, es decir,
derechos otorgados por la ley o el Estado.
Sobre la explicación del por qué existen derechos constituidos sobre elementos de la naturaleza
como el agua , Bustamante R. (2007), indica que la explicación contemporánea más frecuente está
relacionada con la escasez y la necesidad de evitar conflictos , mediante la asignación racional y
eficiente de los recursos y por problemas de gestión . Por esta razón , los debates en torno a la gestión
integral y sostenible del agua , posicionan el tema de los derechos como central en las agendas de
los organismos financieros , la cooperación internacional y la academia . En general se considera que
los derechos de agua constituyen fajos de derechos que diferentes grupos pueden poseer.
Estos 'fajos' de derechos pueden ser definidos de forma general como derechos de
uso, acceso y extracción, derechos de control y toma de decisiones para la gestión del
recurso, la exclusión de otros y derechos de disposición o transferencia del recurso a
otros. (Randolph Bruns, Ringler y Meinzen - Dick, 2005).
De esta manera , los derechos de agua se constituyen en un tema central porque conforman la
titularidad sobre el agua , y son abordados desde diferentes enfoques , tales como : Neoinstitucionalismo,
Recursos de Propiedad Común (CPRs), Empoderamiento y Pluralismo Legal . Dichos enfoques han
orientado también el estudio de los derechos de agua en la zona andina , en la literatura podemos
encontrar varios conceptos que se nutren de las diferentes corrientes teóricas.
Bajo el argumento que los sistemas de riego en la zona andina responden a las características de
un régimen de propiedad comunal, la teoría sobre riego campesino se asienta principalmente en
el enfoque de Recursos de Propiedad Común (CPRs), ya que el derecho de propiedad colectiva
de los recursos naturales se acerca bastante a la noción de recursos de propiedad común. En el
enfoque CPRs o acervo común, un concepto central es el de "propiedad colectiva" y las atribuciones
y obligaciones que tiene el grupo. Ostrom (2000), da mucho énfasis a la propiedad exclusiva, al
afirmar que la propiedad común implica que los miembros del grupo tienen la facultad, derecho o
poder de "incluir o excluir" a otros del grupo.
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CAPÍTULO 1
Asimismo, encontramos una fuerte influencia del enfoque de Empoderamiento cuyos conceptos
centrales son: "control" y "poder". Los derechos de propiedad son vistos como un reflejo importante
de las relaciones de poder prevalecientes. Los derechos de propiedad se conceptualizan como
relaciones sociales entre la gente, donde las estructuras de poder tienen influencia sobre los
contenidos y la distribución de los derechos de agua, así como las formas en que son resistidas.
Al respecto, Torres (s/f) señala que el hecho de que algunos puedan disponer sobre los recursos
y su uso, está íntimamente relacionado con la estructura de poder existente en la sociedad. Por
definición, un derecho de apropiación reconocido a un agente, implica básicamente, una exclusión
de otro en el ejercicio del mismo derecho.
También, Boelens y Hoogendam (2001), adoptan estos conceptos de propiedad, control y poder,
para definir los derechos de agua en sistemas de riego campesinos en la zona andina:
"Que el dominio del agua es una expresión de poder y que el derecho de agua, más
que sólo una relación de acceso y uso entre el "sujeto" usuario, y el "objeto" agua,
fundamentalmente es una relación social entre humanos. Es una relación social porque
remite a una relación de "inclusión y exclusión", y refiere al control sobre los procesos
de toma de decisiones, tanto con respecto a la distribución de los recursos disponibles,
como en cuanto a la definición y aplicación de las reglas operativas, las obligaciones,
las sanciones. Además, sigue vigente la relación mutua entre derechos de agua y
poder- las relaciones de poder determinan la distribución de los derechos de agua
y, a la vez, éstos reproducen y/o reestructuran las relaciones de poder" (Boelens y
Hoogendam, 2001: 309).
Asumiendo el concepto de poder como inherente a los derechos de agua en sistemas de riego
campesinos, Boelens y Zwarteveen (2001), hacen una clasificación de los derechos de agua en:
derechos de referencia, derechos en acción y derechos materializados. Los derechos de referencia
detallan los poderes operativos y constitucionales que tiene una persona que posee derechos de
agua. Los derechos en acción surgen de la dinámica social del enfrentamiento para definir sobre las
características de la gestión de agua. Los derechos materializados describen las prácticas reales
de uso y distribución del agua y los arreglos operativos entre usuarios que emergen para hacer
funcionar un sistema de riego. Unos pueden transformarse en otros bajo la dinámica del poder.
Además Boelens y Zwarteveen (2003), indican también que los derechos presentan tres dimensiones,
1) derechos de acceso al agua y uso de la infraestructura de riego (control técnico), 2) derecho de
participar en las actividades organizativas del riego y derechos a participar en la toma de decisiones
sobre las reglas operativas (control organizativo) y 3) derechos a participar en la toma de decisiones
sobre la definición y composición del grupo de poseedores de derecho y sobre la definición del
contenido del derecho (control socio-legal). La siguiente matriz resume la conceptualización de los
derechos de agua y del control sobre el agua.
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MARCO CONCEPTUAL
Estas nociones de derecho de agua que contienen categorías como propiedad, control, exclusión
y poder, fueron utilizadas en la mayoría de las investigaciones en la zona andina, que analizan la
relación de la gente con el agua, incluidas las de género.
En contraste con este marco conceptual que pretende ser aplicado indistintamente en una gran
diversidad de culturas, existen otras corrientes que cuestionan la noción de "derecho propietario del
agua" como categoría universal. Al respecto, Vachon y Coll (1995), señalan:
Tengamos en cuenta que la palabra "derecho" no existe como tal en las culturas
autóctonas tradicionales (lnuit, Amerindias, Hindu), más aún, en su concepción del
mundo, estas culturas no se plantean ni tan sólo la posibilidad que el ser humano pueda
tener derechos, puesto que lo que prima es un sentimiento y una responsabilidad de
agradecimiento y de solidaridad cósmica (Vachon y Col/ 1995: 5).
En un país multicultural como Bolivia , existen poblaciones que tienen diferentes cosmovisiones sobre
el mundo , no necesariamente basadas en la existencia de derechos sobre la naturaleza , como indica
Bustamante R. (2007), los investigadores en gestión campesina de riego reconocen que los usuarios,
no hacen referencia literal a los "derechos de agua ". En el imaginario de los campesinos no está
presente la noción de derecho , ellos cuando se refieren a su sistema de riego solamente indican o
describen como es la práctica de la distribución de agua . Los investigadores hemos conceptualizado
estas bases prácticas de la distribución como "derechos de agua " ( Gutiérrez , 1997).
A finales de la década de los años 90', varias investigaciones sobre gestión de agua realizadas
en los sistemas de riego en los ayllus de Oruro, ya dieron las primeras pautas para entender que
en el imaginario de los campesinos, no estaba presente la noción de derecho de agua, ya que en
las prácticas de distribución de agua no existían turnos de riego, la entrega de agua era según la
necesidad de los cultivos.Aesta forma de distribución de agua se definió como "derecho de la chacra".
Asimismo, cuando se evidenció que en algunos sistemas de riego no había personas excluidas en
el uso del agua y que era suficiente ser comunario para regar, se definió como "derecho de hecho"
(véase Gerbrandy y Hoogendam 1998, Cardona y Gutiérrez 1998, Gutierrez y Hoogendam 1997).
Posteriormente, a esta manera de usar el agua se denominó "derecho natural" (Gutiérrez, 2007).
Según este concepto:
La noción de "derecho natural " no está basada , ni en la apropiación , ni en la enajenación del agua
que forma parte del entorno natural o que yace en la naturaleza . El "derecho natural" no separa a
las personas (varones y mujeres ) de la naturaleza , de su familia , ni de su comunidad , como señalan
Vachon y Coll:
Sin embargo, tomando en cuenta la gran diversidad de contextos culturales donde se ubican los
sistemas de riego en Bolivia, es necesario reconocer que esta cosmovisión sobre el agua no es
común, ya que también existen localidades donde las formas de relacionamiento entre el agua y la
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CAPÍTULO 1
gente están sustentadas en la apropiación y las relaciones de poder, configurando de este modo
una gama diversa de repertorios locales sobre derechos de agua.
Como ya se mencionó, dichos matices respecto a la noción de derecho de agua, transitan desde la
noción de "derecho natural" hasta la noción de "derecho propietario" del agua. Es decir, pueden estar
muy arraigados a la cultura tradicional o pueden ser el resultado de diversas formas de combinación
de lo propio y lo ajeno. En los casos donde la cultura tradicional se resiste a la influencia del mercado,
la urbanización, la migración, etc., la noción de "derecho natural" de agua llega a ser la misma
cosmovisión sobre el agua.
La ubicación del sistema de riego en zonas agroecológicas con buenas condiciones climáticas, el
vínculo con el mercado y la influencia de los centros urbanos, el lugar de importancia de la agricultura
frente a las otras estrategias de vida, la diferenciación social y las relaciones interculturales, son
aspectos que influyen de diferente manera en el tránsito del derecho natural al derecho propietario.
Especialmente, el vínculo con el mercado va promoviendo cambios sobre la concepción del agua,
hasta convertirlo en recurso productivo con valor económico, provocando una mayor apropiación y
competencia por el uso del agua entre regiones, entre grupos y entre familias, en estas situaciones
evidentemente surgen relaciones de poder. Asimismo, los procesos de intervención en los sistemas
de riego a través de los proyectos de riego son un factor importante que provocan cambios en la
noción de derechos de agua. Por tanto, el concepto de derecho de agua en relación al género debe
ser entendido en esa dinámica', ya que resulta poco fructífero ubicarse en alguno de los extremos.
En lo que concierne a la gestión de los recursos naturales, la aplicación de las categorías de género,
ha enfrentado muchas barreras en su intento de definir desde la posición individual, si la mujer
accede o no a los recursos naturales y si tiene poder de decisión en la gestión familiar y colectiva.
Así, la aplicación de los paradigmas de "mujer y medio ambiente" de la década de los 80', sólo
consideraba a la mujer individual como centro de las políticas de género relacionadas a la gestión
de recursos naturales, presuponiéndose que 'la mujer' como actora, estaba marginada de la 'toma
de decisiones' sobre la disposición de los recursos naturales.
De igual forma, el paradigma del "género y desarrollo humano" de la década de los 90', que si bien
contemplaba la comprensión de las relaciones entre varones y mujeres, no pudo tener una aplicación
práctica en comunidades campesinas andinas; debido a que este paradigma mantenía la visión de
la naturaleza como objeto de explotación inagotable que garantizaría el 'desarrollo humano'.
Actualmente, el paradigma del "ecofeminismo" (Puleo, 2002), si bien se presenta con una visión
holística que asume conceptualmente a varones y mujeres como parte de la misma naturaleza.
Por un lado, una de sus vertientes no deja de asumir de manera esencialista la relación de la mujer
con la gestión de los recursos naturales. Por otro lado, la otra vertiente del 'ecofeminismo', no se
1 Por ejemplo, las diferentes modalidades de reparto de agua en la zona andina han tratado de ser cambiadas por
un reparto único de "turnos", sin embargo, estas modalidades ancestrales de reparto de agua se han resistido, se
han adaptado y otras se han cambiado completamente (Greslou, 1990).
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227
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I. INTRODUCCIÓN
(1) La bibliografía es abundantísima y pertenece al ámbito de los clásicos del Derecho Admi-
nistrativo. Abarca desde las cuestiones más economicistas, como recursos y aprovechamientos hidráu-
licos y las organizativas de gestión hasta las de mayor naturaleza ecológica, como los caudales
228
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mínimos. La cita de todas ellas sería larguísima y es, además, muy conocida, pero puede recordarse
S. MARTÍN RETORTILLO «Derecho de aguas». Civitas, Madrid 1997; «Competencias constitucionales y
autonómicas en materia de aguas», RAP nº 128, 1992; A. GALLEGO ANABITARTE, MENÉNDEZ REXACH y
DÍAZ LEMA «El derecho de aguas en España», MOPU, Madrid, 1986; A. EMBID IRUJO (dir). «Las obras
hidráulicas», Madrid 1995; «Gestión del agua y medio ambiente» (dir), Civitas, Madrid 1997; «El
nuevo derecho de aguas: las obras hidráulicas y su financiación», Civitas, Madrid 1998; A. FANLO
LORAS «La gestión del agua en España: experiencias pasadas, retos futuros», Universidad de la Rioja,
Logroño, 2001; S. GONZÁLEZ VARAS IBÁÑEZ (coord..) El nuevo derecho de aguas, Thomson Civitas,
Madrid 2007.
(2) A. EMBID IRUJO. «El derecho al agua», Thomson-Aranzadi, 2006. Sobre el derecho al medio
ambiente me remito a la bibliografía que refiero en mi trabajo, El estado ambiental de derecho.
Bases constitucionales, en El Derecho Administrativo en el umbral del siglo XXI. Homenaje al Profe-
sor Dr. D. Ramón Martín Mateo. Tomo III; F. SOSA WAGNER (coordinador), Tirant lo Blanc, Valencia
2000. Aunque allí ya expuse que el derecho al ambiente va más allá de un derecho subjetivo
(humano, constitucional no autónomo ni fundamental); impone deberes y constituye un mandato cons-
titucional a los poderes públicos y su desconexión con la Constitución económica sólo aporta des-
ventajas e incumplimiento del metaprincipio del desarrollo sostenible. Ocho años después me rea-
firmo en aquella idea.
229
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(3) G. BIAGGINI. Die Entwicklung eines Internationalen Verwaltungsrecht als Aufgabe der Rechts-
wissenschaft. Die Leistungsfähigkeit der Wissenschaft des Öffentlichen Rechts. VVDStRL 2007, W de
G, Berlin 2008, p. 414.
(4) A. GERONTAS. Die Rückführungsentscheidung von Drittstaatsangehörigen als transnationaler
Verwaltungsakt. Die neuen Europäer. SIPE, Sevilla 2008. En curso de publicación.
230
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231
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«El Derecho, por definición, se orienta a la eficacia» (7). Para que siente
sus reglas sobre bases ciertas ha de apoyarse en otras ciencias y realidades
científicas tenidas como evidencias (8). A tal efecto, tan importante es cono-
cer la tecnología de absorber carbono a gran escala (dióxido de carbono
liquificado) y trasladarlo para ser introducido bajo la superficie (9), como cono-
cer que el Estado español ha fracasado en su lucha contra el cambio climá-
tico puesto que la emisión de gases de efecto invernadero creció el 1,8% en
2007 y que, en total, ha aumentado un 52,3% desde 1990 (10).
Que el Protocolo de Kyoto ha fracasado por haber concebido el cambio
climático como una carga y no como una oportunidad no se duda por nadie.
España lo ha ratificado en el 2005. En los años transcurridos ya se ha podido
conocer que el único medio de lucha contra el cambio climático es volver a
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Por otra parte, dado que los países productores de la mayor parte de
gases de efecto invernadero no ha ratificado el Protocolo de Kyoto, la Comi-
sión Europea se abstendrá de fijar límites y objetivos nuevos hasta el 2012.
Por sólo dar una idea: Estados Unidos, China e India, la Unión Europea,
Canadá, Japón y Rusia lanzan el 75% de los gases de efecto invernadero.
Para paliar la falta de atención del legislador interno a la producción de gases
de efecto invernadero se ha promulgado la Ley 34/2007 de calidad del aire
y protección de la atmósfera que grava desde el 1 de enero de 2008 mediante
el impuesto verde (tasa ecológica) la matriculación de vehículos.
La Cumbre de Bali (17 de diciembre de 2007) ha tratado de remediar
los déficits de Kyoto: un mandato para la elaboración de una «política del
clima» para todos los países, mediante un convenio a celebrar antes de 2009
en Copenhague. Los Estados, en número de 192, miembros de la Convención
del Clima, no pierden de vista una reducción drástica de emisiones para el
2012. Sin embargo, un posible Kyoto II ha sido pospuesto debido a que los
Estados Unidos no han ratificado todavía el Protocolo de Kyoto.
Las propuestas efectuadas dos años atrás en Montreal se transformaron
en algo más concreto y realista. El resultado ha sido la «hoja de ruta» de Bali
que elimina la distinción entre países industrializados y países en vías de desa-
rrollo que imponía el Protocolo de Kyoto. Además, la lucha contra las emi-
siones se convierte en estímulo, no es sólo condena.
La expresión «mitigación» sustituye a la expresión «reducción» en el texto.
Piedra angular resultará el refuerzo de las medidas nacionales e internacio-
nales que asumirán, también, aunque en un plazo muy largo, los países en
vías de desarrollo mejorando su comportamiento ambiental.
Los países industrializados se comprometen a la adopción de medidas
concretas reales y verificables (incluyendo, en este caso, a los Estados Unidos).
Los otros elementos clave de la Cumbre de Bali han sido las medidas de
impulso para la adaptación al calentamiento producido por el cambio climá-
tico, las transferencias de tecnología y la financiación, esto último, dirigido a
los países en vías de desarrollo cuya capacidad de adaptación depende de
que se les suministre know-how, técnica y presupuesto.
Muy cuestionada ha sido la advertencia del IPCC acerca de la necesa-
ria mitigación de los gases de efecto invernadero por los países industriali-
zados (del 25% al 40% antes del 2020), de mayor alcance que la propuesta
de Kyoto. El IPCC considera que sólo una medida de este tipo conseguiría
estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Las medidas consistentes en la «adaptación», que afectan a todos para
prevenir las consecuencias del calentamiento global del planeta, se dirigen a
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paliar las consecuencias de las sequías (14) y de la elevación del nivel marino
con las consiguientes inundaciones y la pérdida de la capa de hielo, espe-
cialmente en el Ártico (15).
(14) En otoño de 2007 llovió en Cataluña un 40% menos de lo habitual; la sequía se ha pro-
longado desde 2005, agravándose en el 2007 (año de menor número de lluvias de la última década).
Los pantanos en 2008 estaban al nivel menor de los últimos 25 años. En cambio, el mes de mayo
de 2008 ha sido el más pluvioso de los últimos 60 años. INFOAGBAR, Julio 2008.
Según el Presidente del IPCC, RAJENDRA PACHAURI, «Lo más preocupante del cambio climático
es la incidencia sobre la disponibilidad del agua. De hecho, ya se ha visto una disminución impor-
tante en el régimen de precipitaciones. Hay que aplicar políticas para adaptarse a esa situación».
LA VANGUARDIA, 20 julio 2008.
(15) «El deshielo en el Ártico es lo más alarmante» R. PACHAURI, Presidente del IPCC. LA VAN-
GUARDIA, 20 de julio de 2008.
Imágenes de satélite de la NASA han mostrado por primera vez en un mes de septiembre, el
océano Ártico libre totalmente de hielo. El cambio climático modifica la geografía y las rutas en el
círculo polar. El promedio de hielo en septiembre de 2007 fue de 4,28 millones de km2, con lo que
se produjo una reducción del 23% de extensión respecto al 2005 y una merma del 39% en com-
paración con la media de septiembre entre 1979 y 2000.
En Alaska y en el oeste de Canadá las temperaturas en invierno se han incrementado entre
tres y cuatro grados en los últimos 50 años. LA VANGUARDIA, 2 de diciembre de 2007, A. CERRILLO,
p. 44.
Antes del 2040 podría estar el Ártico libre de hielo «Müssen Wettlang verhindern» DIE PRESSE,
26 de mayo de 2008, p. 6. Entre otras circunstancias, ello originaría la batalla por las fronteras
marítimas», A. CERRILLO, LA VANGUARDIA, 2 de diciembre de 2007. Comparten la región que circunda
el Ártico cinco Estados: EEUU, Canadá, Dinamarca (Groenlandia), Noruega y Rusia. La zona alberga
hasta el 25% de los recursos de hidrocarburos que quedan por descubrir en el planeta. Aunque la
cantidad exacta sea discutible, no es despreciable.
En mi estancia en Canadá (julio-agosto 2008) reuní numerosa información de prensa y asistí
al impacto mediático que causó el desprendimiento de la masa de hielo de Ellesmere Island. «Huge
chunk snaps off storied Artic ice shelf» Scientists say the break, the largest on record since 2005, is
the latest indication that climate change is forcing the drastic reshaping of the Artic coastline, where
9.000 square kilometres of ice have been whittled down to less than 1.000 over the past century,
and are only showing signs of decreasing further». THE GLOBE AND MAIL, 29 julio 2008, p. 12.
«Frozen Northwest Passage expected to open up». THE GLOBE AND MAIL, 6 agosto 2008. «Com-
pared to what our climate models said, we’re 20, 30 years ahead of schedule in terms of ice loss».
Las catástrofes climáticas más graves acontecidas en Canadá han tenido lugar en 1998 (Ice
storm, en Québec) y en 2003 (Firestorm en British Columbia), J. DIXON, Extrem Canadian Weather,
Nature 2004.
El metano emerge en el Ártico desde el lecho marino de Siberia; lo que aumentará el efecto
invernadero. La Vanguardia, 24.9.2008, p. 27.
La próxima tarea jurídico-científica de la ONU es el cambio climático. Así lo declaró Srgjan
Kerim, Presidente de la Asamblea General de la ONU el 20 de septiembre de 2008.
235
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lución industrial comenzó siendo una alerta que se vio con escepticismo y ha
acabado por tener un reconocimiento jurídico. Ya constituía objeto del Dere-
cho el cambio climático hace casi veinte años, pero su espaldarazo a nivel
internacional surge, en efecto, del Protocolo de Kyoto de 1997, (que desarrolló
la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de
1992) (16).
Resulta conocido que el Derecho del cambio climático —en especial su
régimen internacional— está generando —como así se lee— linkages con otros
sectores ambientales. En este sentido baso mi análisis, por considerar nece-
sario el tránsito de la «fragmentación» a la «integración» de los sistemas que
componen el medio ambiente y éste mismo, con otras políticas sobre el terri-
torio: biodiversidad, contaminación atmosférica, recursos hídricos (incluyendo
humedales) (17). Otro sistema de proceder se quedaría en meros compromi-
sos éticos o en políticas que otorgan un label de sostenibilidad para justificar
cualquier acción o discurso errático de los poderes públicos.
No está de más recordar, por analogía, el art. 130R del Tratado de Roma
y el actual art. 6, en su versión tras el Tratado de Ámsterdam, que prescriben
que las variables ambientales han de inspirar las restantes políticas comuni-
tarias sobre el territorio. Salvadas las distancias, las acciones ambientales
—podría decirse ahora— habrían de estar determinadas por los fenómenos
del cambio climático.
La UE ha entendido que el cambio climático es mitigable. La nueva tec-
nología de aprovisionar el CO2 bajo tierra será rentable. Miles de millones
se van a invertir en las primeras centrales térmicas limpias. Esa innovación
mitigará la fatigosa actuación del comercio de certificados de emisión (18).
(16) Los antecedentes del Protocolo de Kyoto, las políticas internacionales y españolas sobre
cambio climático pueden verse en las obras de M. SARASIBAR IRIARTE, Régimen jurídico del cambio
climático. Lex Nova, Valladolid 2006; la abundante bibliografía que se maneja, ilustra la impor-
tancia del tema; también: El Derecho forestal ante el cambio climático: las funciones ambientales
de los bosques. Thomson Aranzadi, Navarra 2007, de la misma autora.
(17) Me ha sido de gran utilidad por las propuestas de futuro que se vierten sobre el régi-
men jurídico del cambio climático la obra: M. DOELLE, From hot air to action?. Climate change. Com-
pliance and the future of International Environmental Law. Thomson-Carswell, Toronto 2005, ISBN
0-459-24277-6. El análisis del régimen jurídico del cambio climático viene acompañado de eva-
luaciones críticas de las políticas canadienses que relacionan los diversos sectores con el cambio cli-
mático a través de convenios ambientales expresamente suscritos para obtener un desarrollo soste-
nible efectivo.
También O. YOSHIDA. The international legal regime for the protection of the Stratospheric
ozone layer. Kluwer Law International. The Hague 2001.
(18) Die Presse, 24.9.2008. Europas Klimaproblem ist lösbar.
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A primera vista parece que la forma del redactado del art. 3.1 del Pro-
tocolo de Kyoto (19) (a la vista del texto del art. 3 del Convenio Marco de
las Naciones Unidas sobre el cambio climático) (20), no difiere de la que las
Partes suelen utilizar cuando suscriben convenios internacionales. Existen, sin
embargo, matices que inducen a pensar que el compromiso adquirido requiere
una cierta «complicidad» de todos los sujetos individualizados en su conjunto
para la adopción de las medidas de ejecución. Cada uno de los firmantes se
adhiere a un compromiso, como parte de un todo pues a todos beneficia el
cumplimiento de cada uno, y a todos perjudica el incumplimiento de uno solo;
el incentivo que guía a cada Estado a cumplir sus compromisos es la con-
fianza en que todos se comportan tan lealmente como él. Lástima no poder
darle contenido jurídico al «uno para todos y todos para uno», porque, en
efecto, cada uno decide por todos.
La reciprocidad es término común de los compromisos internacionales,
pero la ejecución global individualizada reviste caracteres distintos. En primer
lugar, porque supone un compromiso con las generaciones presentes y las futu-
ras. En segundo lugar, porque cada uno actúa desde su diferenciada y res-
pectiva capacidad. En tercer lugar, porque países desarrollados y en vías de
desarrollo soportan cargas —y generan cargas—desiguales. Su vulnerabilidad
es distinta. En cuarto lugar, porque el principio de cautela debe guiar las medi-
das y políticas respectivas: la falta de total certidumbre científica no es razón
para posponer las actuaciones de mitigación del cambio climático. En quinto
lugar, porque todos los países tienen derecho al desarrollo sostenible y el deber
de promoverlo. Por último, las acciones unilaterales destinadas a combatir el
cambio climático, no deberían constituir un medio de discriminación arbitra-
ria o injustificable, ni una restricción encubierta al Convenio Internacional. Se
resumiría diciendo: es una responsabilidad común.
A vueltas con los ejemplos dimanantes de la ejecución del Derecho Euro-
peo derivado o secundario por los Estados miembros (centralización horizon-
(19) Instrumento de ratificación del Protocolo de Kyoto al Convenio Marco de las Naciones
Unidas sobre el cambio climático (BOE nº 33, de 8 de febrero de 2005). Hecho en Kyoto el 11 de
diciembre de 1997.
(20) Instrumento de ratificación de la Convención por España (BOE nº 27, de 1 de febrero
de 1994). Hecho en Nueva York el 9 de mayo de 1992.
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tal), puede argumentarse, por analogía, como sigue. La ejecución del Dere-
cho del cambio climático exige actuaciones administrativas transnacionales;
los actos administrativos (también los de carácter normativo y los contratos,
según el concepto de acto administrativo que se maneje), en materia de cam-
bio climático, trascienden del territorio del Estado que los dicta originando
efectos en el ámbito de soberanía de otro Estado.
Si se busca el fundamento normativo que disciplina (o la base normativa
que regula los actos internos con efectos transnacionales) (21), éste se encuen-
tra en numerosos textos legislativos, unos de Derecho internacional y otros de
Derecho europeo e interno; en materia de cambio climático —una vez la cien-
cia ha evidenciado su existencia y sus efectos— la mayor parte de claves nor-
mativas se encuentran en el ámbito del Derecho Internacional. La ejecución de
las obligaciones derivadas de esos compromisos conduce a que en el cambio
climático —precisamente por la naturaleza de la cosa— las decisiones admi-
nistrativas a nivel interno originan, también, efectos externos de la misma natu-
raleza que los que produciría en el Derecho interno los de otro órgano admi-
nistrativo ajeno a aquél. Formulado de otra manera, más allá del propio
territorio, o del ámbito territorial del órgano administrativo que dictó el acto,
se extiende su ámbito de aplicación.
Que determinados actos o normas de un poder político extienden sus
efectos fuera del territorio, ya se ha subrayado por el Tribunal Constitucional
por otros motivos, en orden a fijar el ámbito autonómico de competencias (22).
(21) Las medidas adoptadas por el Estado (Consejo de Ministros de 29 de julio de 2007,
despliegan sus efectos fuera del territorio del Estado. Planes de movilidad, mejora de la eficiencia
energética de los edificios, alumbrado público, etc. (ITV y etiquetado especial para identificar la efi-
ciencia energética), son adaptadas con proyección transnacional. El acto de declaración de impacto
ambiental (sea del contenido que fuese (leve, severo, grave, etc.) tiene naturaleza transnacional; el
informe ambiental de planes y programas puede tener proyección transnacional.
En ocasiones, la transnacionalidad se origina a través de un elemento físico distinto del supuesto
de hecho que motivó el acto administrativo. A saber: el órgano competente que otorga la autori-
zación ambiental integrada para instalaciones siempre que ésta implique realización de vertidos ha
de remitir la resolución al Organismo de Cuenca de acuerdo con el art. 254.3 del Reglamento del
Dominio Público Hidráulico, RD 849/1986, y Orden MAM/1873/2004, según las cuencas.
La zonificación, fijación de límites de emisión y planeamiento para la protección de la atmós-
fera han de ser elaborados garantizando la participación pública, en los términos previstos en la
Ley 27/2006 por la que se regulan los derechos de acceso a la información ambiental. Los arts. 6
y 7 regulan la obligación específica de difusión de la información ambiental.
El Reglamento 1367/2006 CE del Parlamento Europeo y del Consejo efectúa una definición
de sujetos con derecho a la información ambiental más amplia que la que recoge la Ley 27/2006
que, como se sabe, también ha traspuesto el contenido de las Directivas 2003/4/CE del Parlamento
Europeo y del Consejo, la Directiva 2003/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de parti-
cipación en planes, programas medioambientales, con falta de miras, por no atribuirle otra califi-
cación más seria, por ahora.
(22) STC Cajas de ahorro, cooperativas, etc.
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(29) A. FANLO LORAS. La unidad de gestión de las cuencas hidrográficas. FIEA, 2ª ed. 2007.
(30) El concepto global no debe mover a confusión por su ámbito geográfico global se uti-
liza en el sentido de que trasciende del territorio propio de la competencia de una Administración
(a cualquier nivel organizativo). Relaciones o repercusiones vecinas (entre Estados o regiones) pue-
den acabar en sinergias globales. Sobre la variante más amplia del término global, puede verse:
S.CASSESE. Il diritto amministrativo globale, RTDP, 331, 2005.
Se habla también de «global ethic to combat global warming». Ver S. KAUFFMAN, ISBN 978-
0-465-00300-6, Basic Books, New York 2008. Director del Institute for Biocomplexity and Informa-
tics, de Calgary.
(31) N.KIRSCH. The pluralism of global administrative Law. European Journal of International
Law 17, 2006, p. 247; C. MÖLLERS/A. VOSSKUHLE/C. WALTER (Edit.) Internationales Verwaltungsrecht,
2007; F.C. MAYER. Die Internationalisierung des Verwaltungsrechts. Hab.schr, 2005; Internationali-
sierung des Verwaltungsrecht en MÖLLERS, VOSSKUHLE,WALTER Ed.), op. cit.; S. BATTINI, Amministrazioni
senza stato. Profili di diritto amministrativo internazionale, 2003; S. CASSESE, Il diritto amministra-
tivo globale, RTDP, 331, 2005; M. RUFFERT, Perspektiven des internatiolen Verwaltungsrechts, MÖLLERS,
VOSSKUHLE, WALTER (edit.) op.cit.
(32) Materias o sectores «predeterminados» para su internacionalización es un concepto que
utiliza G. BIAGGINI en su obra Die Entwicklung eines Internationalen Verwaltungsrechts, op. cit, nota
3, p. 418.
(33) En el verano de 1985 cuando analicé en la Universidad de Bielefeld las consecuencias
de la lluvia ácida en los bosques de la —entonces— República Federal de Alemania, fue publicada
mi investigación bajo el título «La muerte de los bosques». Inactividad administrativa en el proceso
de ejecución de las leyes. Control jurisdicciónal versus fracaso legislativo. RAP nº 110, 1986,
p. 263.
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(34) G. BIAGGINI, op. cit. p. 424. Arts. 26.3 de la Ley Federal de 13.12.2003 sobre la Bun-
desversammlung.
(35) G. BIAGGINI, op. cit. p. 424. Utiliza el término «Rechtsverwirklichungssrecht».
(36) E. PACHE/T. GROSS. Verantwortung und Effizienz in der Mehrebenenverwaltung VVDStRL
66, 2007, p. 162.
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(37) C.D. CLASSEN. Die Entwicklung eines Internationalen Verwaltungsrechts als Aufgabe der
Rechtswissenschaft, en op. cit. nota 3, VVDStRL 67, 2008.
(38) R. POSCHER. Das Verfassungsrecht vor den Herausforderungen der Globalisierung, en op.
cit. nota 3, VVDStRL 67, 2008.
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(39) A propósito de la Ley italiana 241 de 1990 y del sistema de alejarse de un solo pro-
cedimiento formal y unitario. G.CORSO. El procedimiento administrativo en Italia. De cauce formal
de la actuación administrativa a instrumento de tutela del ciudadano, en El procedimiento adminis-
trativo en el Derecho comparado. J. BARNES (coord..), Civitas, Madrid 1993, p. 494.
(40) G. DELLA CANANEA. «Beyond the State: the europeanization and globalization of Proce-
dural Law», en European Public Law, 9, 2003; y en Europäisches Verwaltungsverfahrensrecht. Hill-
Pitschas (ed.), Duncker/Humblot, Berlín 2004.
(41) La problemática de las nulidades es conocida en nuestra doctrina; en otra proyección
puede verse M.P.CHITI, Diritto Amministrativo Europeo, Milano 1999 (2ª ed.) p. 302 y ss.
(42) H. SCHÄFFER. «El procedimiento administrativo austriaco», en El procedimiento adminis-
trativo en el Derecho comparado, op. cit. nota 38, p. 405 y ss. Doble función: garantía de acierto
en la aplicación de la ley, en la deducción racional de lo que ésta haya previsto para el caso con-
templado, de un lado; y de tutela del ciudadano, mediante un sistema que asegure la legalidad sub-
jetiva, de otro.
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(45) La evaluación de impacto ambiental ha sido objeto de numerosos estudios. Así, J. ROSA
MORENO. Régimen jurídico de la evaluación de impacto ambiental, Madrid 1993; T. QUINTANA LÓPEZ
(dir.). Comentario a la legislación de impacto ambiental, Civitas 2002; M. CUYÁS PALAZÓN, Urba-
nismo ambiental y evaluación estratégica. Atelier, Barcelona 2007.
(46) Me remito a lo expuesto en mi trabajo «Objetivos, naturaleza y límites de la declaración
de impacto ambiental de las infraestructuras públicas». REDA 110, 2001.
(47) M.J. MONTORO CHINER, «El Estado ambiental de Derecho. Bases constitucionales», en El
Derecho Administrativo en el umbral (...) op. cit. nota 2.
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obra, proyecto, etc. Esa ponderación sólo puede realizarse si las bases de
referencia sobre las que se calcula la repercusión de la actividad y los secto-
res ambientales se justifican en elementos ciertos, evidentes, contrastados y
realistas. En otras palabras, si con anterioridad a la implantación de la ins-
talación se ha medido el volumen de agua que se necesita utilizar, las emi-
siones que se lanzarán, y aquéllas que llegarán a la atmósfera por el tráfico,
transporte, etc. que la actividad despliega. Lo dicho es válido para un polí-
gono industrial o para un aeropuerto; para un plan de urbanismo o para un
plan de carreteras.
La correcta evaluación de impacto ha de partir del estado de la ciencia
y del estado de la técnica en la introducción de cada uno de los elementos
que se han de sopesar. Si falla esa premisa, fallará la ponderación. Si el
supuesto de hecho es erróneo, estará mal calculada; y si se ignoran las siner-
gias entre todos ellos, la ponderación del impacto no será correcta. Por mucho
que se motive el acuerdo que se adopte, por bien que se hayan cumplido los
plazos, por correcto que haya sido el comportamiento administrativo contes-
tando a las alegaciones o por amplia que haya sido la consulta realizada a
otras entidades públicas o privadas.
Lo descrito tiene un remedio consistente en hacer entrar el juicio de expe-
riencia, el juicio de evidencia científica y el juicio del estado de la ciencia
(48). No quiere decirse con ello que no se efectúen rigurosamente los estu-
dios de impacto ambiental; tan solo que, en la mayor parte de las ocasiones,
no se toman los supuestos de hecho de que se parte con la suficiente exacti-
tud; el juicio político y la necesidad social se funden con los impactos de hecho
reales originando una aleación que impide enjuiciar los elementos de la natu-
raleza en su estado actual de perturbación. El resto se consigue con el label
del término «sostenibilidad».
En la actualidad, ya constatado por la evidencia científica el cambio cli-
mático, el deber de los poderes públicos es arbitrar el método de llegar a la
evaluación de impacto ambiental sobre la base de cálculos exactos (49). Si
verdaderamente se han complicado las condiciones de vida en el planeta, hay
que acertar en los remedios para mitigarlas.
Ahora se ha acuñado el término acertado, gestión de riesgos (modelo
que ha sustituido al concepto tradicional de la policía administrativa), preci-
samente basado en criterios de información, alertas, redes, medidas de res-
(48) M.J. MONTORO CHINER. «Seguridad jurídica, principio de cautela y comités científicos».
Documentación Administrativa, 265-266. Derecho Administrativo. Ciencia y Nuevas tecnologías,
2003.
(49) M.J. MONTORO CHINER, op. cit. nota 47.
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(54) Los casos Jipper v. Minister van Landbouw C-189/01 y National Farmers Union and
others v. Commission T-76/96 R, 1996, sugieren que el TJCE concede un amplio ámbito de deci-
sión a las Instituciones Comunitarias. Cuando se trata de cuestiones que afectan a la salud humana,
la Corte de Justicia aligera la intensidad de su enjuiciamiento respecto de la limitación de las liber-
tades individuales. Protege las libertades, pero en el contexto de más amplio espectro que es la
salud humana. Por eso, prácticamente llega a otorgar a las Instituciones europeas el beneficio de
la duda. Salvo, como es sabido, el caso del error manifiesto.
(55) En esos casos, según T. TRIDIMAS, el principio opera en la esfera del Derecho público con
más fuerza que como un mero instrumento de integración económica (op. cit. nota 43).
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forme con tal fenómeno. Ha de tratar de ser no sólo la mejor solución, sino
la mejor solución desde la óptica del cambio climático en su relación con el
agua. No valen soluciones buenas, sino sólo buenas para incidir en lo que se
pretender mitigar. Precisamente por eso, la búsqueda de esa solución es incom-
patible con los métodos del procedimiento tradicional formalizado de eva-
cuación de trámites para llegar a un fin. Y precisamente, también por ello, la
tradicional discrecionalidad del planificador o autor del acto resolutorio se va
encaminando hacia la búsqueda de la solución compatible con la mitigación
del cambio climático, más aproximada a la categoría del concepto jurídico
indeterminado que a la conocida discrecionalidad administrativa; al menos,
en la selección de la finalidad y de los objetivos.
Sobre la introducción del juicio científico en los documentos y fases que
culminan en la toma de decisión pilota el resultado final; no porque hayan de
dejarse de lado alternativas que no contemplen, de manera holística, la solu-
ción del problema a escala global, sino porque la razonabilidad de la deci-
sión basada en el juicio científico o en criterios de experiencia constatada
hace más fácil y convincente su explicación. No puede ignorarse que, frente
a la protección de sectores ambientales, se encuentran derechos, libertades
comunitarias fundamentales, sin olvidar el derecho de propiedad que se va a
ver limitado, al igual que el de libertad de empresa (56).
Las medidas que se adopten tras la evaluación estratégica como proce-
dimiento de ejecución del régimen del cambio climático son adoptadas con
un margen de discrecionalidad ya muy reducido, puesto que, parcialmente,
están predeterminadas. La aceptación de las medidas de la evaluación ambien-
tal, estratégica, o convencional, adoptada según criterios científicos de expe-
riencia y de evidencia, es difícil de discutir en la vida social (como también
difícil de controlar por los Tribunales). La ventaja de esta técnica no es la
reducción de la discrecionalidad; es la exactitud con que se formaliza la selec-
ción de la solución (57) que, ya por otra parte, tiene una finalidad predeter-
(56) Una evaluación retrospectiva de la influencia del juicio científico en la innovación y avan-
ces en la legislación en el ámbito de las life-sciences, puede verse en: M.J. MONTORO CHINER-M.
CASADO GONZÁLEZ, publicada en el nº 4 de 2008, p. 426, de la Revista de Legislación alemana.
Zeitschrift für Gesetzgebung, bajo el título «Erfolgreiche Beratung der Gesetzgebung durch die Wis-
senschaft». Allí se analiza la repercusión que las tomas de posición del Grupo del Observatorio de
Bioética de la UB han tenido en el legislador y en sus políticas legislativas en materia de repro-
ducción asistida, crioconservación de preembriones y gametos, investigación con células madre. En
algunas de las últimas modificaciones legislativas, el Congreso ha acogido textualmente la posición
del Observatorio.
(57) En diversas obras se celebra la reducción de la discrecionalidad en la aprobación de
los planes urbanísticos cuando éstos se someten a la evaluación del impacto estratégico, E. DES-
DENTADO DAROCA. El control de la legalidad urbanística, «¿Qué legalidad?». Ponencia presentada al
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III Congreso de Profesores de Derecho Administrativo, Granada, febrero 2008; con cita de M. CUYÁS
PALAZÓN, en nota 14, en particular, Urbanismo ambiental y evaluación estratégica, Atelier, Barce-
lona 2007.
Se ha escrito que la evaluación ambiental estratégica, en la medida en que ha sido traspuesta
a nuestro ordenamiento por la Ley 9/2006, de 28 de abril, sirve, en el ámbito del urbanismo para
integrar la variable ambiental en el planeamiento y en la toma de decisiones sobre la ordenación
del suelo. También se ha formulado la teoría de que la evaluación ambiental estratégica incide cla-
ramente «en el núcleo de la discrecionalidad pues implica un examen y una evaluación de las dife-
rentes alternativas existentes a la luz de efectos sobre el medio ambiente». Sin negar que ese efecto
sea el que se produce en el sector del planeamiento urbanístico, es posible que no pueda ser exten-
dido a todos ni a todos los tipos de evaluación estratégica de planes. Si se trata de ordenamientos
en los que no existen claras separaciones entre autoridad ambiental y autoridad sustantiva, la reduc-
ción de la discrecionalidad, simplemente por haberse procedido a la ponderación de la variable
ambiental, es tan sólo relativa. Pero, por otra parte, si la memoria o el informe no goza de la rigu-
rosidad que científicamente exige la ponderación de los sectores ambientales de su conjunto y, con-
tinua fragmentando los sectores, no permitiendo su comunicación, la decisión final estará limitada
a aquel sector en el que se produjo la evaluación. Hoy por hoy, cada Plan, de urbanismo, de carre-
teras, de transporte, de costas, etc. se autoevalúa estratégicamente sin contar con que la variable
ambiental (p.e. perfectamente medida de la carretera o de la autopista), incluso reduciendo la dis-
crecionalidad del planificador a través del análisis de otras alternativas, no ha podido tener en
cuenta, en su totalidad, por ejemplo, el número de emisiones que lanzarán quienes la transiten. O
que el polígono industrial situado lejos de márgenes de ríos, parajes naturales, hospitales, escuelas,
etc. no generará emisiones por sí mismo (que son las que se van a medir y ponderar) pero gene-
rará otras que se podrían evitar implantándolos en un lugar próximo a la línea de ferrocarril. La
delimitación competencial plantea un problema, en ocasiones, insoluble.
(58) En el sentido de la jurisprudencia expuesta en el caso RASTEDE BVerfGE, 79, de 23 de
noviembre de 1988, que utiliza la técnica del «principio material de atribución de funciones» mate-
rielles Aufgabenverteilungsprinzip. Los intereses locales son gestión de los entes locales (municipios).
Sólo pueden ser excluidos de la gestión de tales intereses por el legislador, si ello viene exigido por
el interés general y no pudiese asegurarse el interés general de forma efectiva o de otra manera.
(59) Ver J.L. CARRO FERNÁNDEZ-VALMAYOR. Una nueva reflexión sobre la autonomía municipal.
Publicaciones de la AEPDA. II Congreso. Thomson-Aranzadi, p. 39. La autonomía municipal. Admi-
nistración y regulación económica. Títulos académicos y profesionales (2008).
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cretion does not mean «free» discretion; it has to serve the public interest. Therefore, the German
doctrine of «reduction of discretion to zero» has to be abandoned. Special problems result from the
exercise of «discretion step by step» (particularly concerning legal protection) and of the doctrine of
«creative discretion» that exists in the field of planning (cf in Austria the so-called «final program-
ming») and in the field of managing public services.
(63) Se cita como Tratado constitutivo de la Comunidad Europea y no todavía como Tratado
de Funcionamiento de la Unión Europea, visto lo ocurrido con la ratificación del Tratado de Lisboa.
(64) M.J. MONTORO CHINER, «El estado ambiental de Derecho. Bases constitucionales». El Dere-
cho Administrativo (...), op. cit. p. 34-50.
(65) La Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural (BOE de
14 de diciembre de 2007) es, posiblemente, en el ordenamiento positivo, la norma en que más oca-
siones emplea la expresión «desarrollo sostenible» en cada una de las acciones que allí se regulan.
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(66) Sobre un espacio rural o natural, no importa de qué índole sea, se pueden solapar pla-
nes de protección de la naturaleza, planes de protección del medio rural, planes turísticos, planes
paisajísticos, planes de protección de la costa, planes de protección de la biodiversidad, planes de
utilización de las aguas, planes directores costeros y, dominándolo todo aunque de manera apa-
rente, los planes urbanísticos. Ahorramos la numeración de los planes de infraestructuras que, a su
vez, también, pueden coincidir según el ámbito territorial; a saber, portuarios, ferroviarios, de carre-
teras, etc. pero añadimos aquellos propios de un sector concreto del territorio ya más urbano como
los planes de contaminación acústica, planes de contaminación lumínica; y añadimos, también, los
de instalaciones fijas, que emiten gases a la atmósfera: planes para la asignación de emisiones,
planes de calidad de la atmósfera, etc.
(67) Promulgada en función de los compromisos adquiridos al amparo del Protocolo de Kyoto
y desde la promulgación de la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
13 de octubre de 2003.
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(68) Esta norma, por cierto, de manera correcta y en la cabecera de su Exposición de moti-
vos, reza así: «(...) la globalización de los problemas ambientales y la creciente percepción de los
efectos del cambio climático (...)». Como también se expresa correctamente la Ley 34/2007, de
calidad del aire y protección de la atmósfera.
(69) El legislador entiende en la Exposición de motivos de la Ley 34/2007, que el resultado
de las medidas adoptadas hasta ahora ha llevado a algunas importantes mejoras «en la calidad
del aire», particularmente, en lo que se refiere a ciertos contaminantes, tales como el dióxido de
azufre, ha permitido fijar objetivos de calidad y de limitación de emisiones, reducir la contamina-
ción de fuentes fijas y móviles, mejorar la calidad ambiental de los combustibles, y abordar pro-
blemas como la lluvia ácida o el ozono troposférico, entre otros.
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(71) El artículo 1 del Real Decreto legislativo 1/2008, en su apartado tercero, letra b), declara
que la evaluación del impacto ambiental identificará, describirá y evaluará de forma apropiada, en
función de cada caso particular, los efectos directos e indirectos de un proyecto sobre el suelo, el
agua, el aire, el clima, y el paisaje. Agua, aire y clima, contemplados por este orden.
El artículo 3 de la Ley 9/2006, de evaluación del impacto estratégico, posiblemente influido
por la expresión del artículo 3.2.a) de la Directiva que integra, establece que serán objeto de eva-
luación de impacto ambiental los planes y proyectos, así como sus modificaciones, que puedan tener
efectos significativos sobre el medio ambiente cuando cumplan los requisitos siguientes: los que esta-
blezcan el marco para la futura autorización de proyectos legalmente sometidos a evaluación de
impacto ambiental en las materias de agricultura, ganadería, silvicultura, acuicultura, pesca, ener-
gía, minería, industria, transporte, gestión de residuos, gestión de recursos hídricos, ocupación del
dominio público marítimo-terrestre, telecomunicaciones, turismo, ordenación del territorio urbano y
rural, o del uso del suelo (el artículo correspondiente de la Directiva mencionaba la agricultura, la
silvicultura, la pesca, la energía, la industria, el transporte, la gestión de residuos, la gestión de
recursos hídricos, las telecomunicaciones, el turismo, la ordenación del territorio urbano y rural o la
utilización del suelo). Aquí agua y cambio climático vuelven a separarse.
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(72) Este ejemplo es ilustrativo. La Ley 34/2007, de calidad del aire y protección de la atmós-
fera, no incluye en su ámbito de aplicación a las actividades sometidas a la Ley 16/2002, de pre-
vención y control integral de la contaminación. Su disposición final tercera modifica el artículo 22
de la Ley 16/2002 citada, y el contenido de regulación de esta modificación hace referencia a las
instalaciones sujetas a la Ley 1/2005, de 9 de marzo, por la que se regula el régimen de comer-
cio de derechos de emisión de bases de efecto invernadero (...).
(73) Para quien entienda que el contenido concreto de una Directiva ha de ser traspuesto a
través del contenido concreto de una norma substantiva, propia e individualizada, se le puede tran-
quilizar advirtiendo que esa no es una exigencia directamente derivada de las obligaciones del Tra-
tado. Cómo se traspongan las Directivas, mediante norma de rango legal o reglamentario, única o
en su conjunto, es una cuestión del Derecho interno en la que ni el Derecho europeo ni el Tribunal
de Justicia Europeo tienen porqué entrar.
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Como quiera que este análisis contiene una serie de propuestas para el
debate acerca del tratamiento conjunto de las cuestiones del agua y del cam-
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(76) Real Decreto 1866/2004, por el que se aprueba el Plan Nacional de Asignación de
Derechos de Emisión de Gases de Efecto Invernadero; Real Decreto 1264/2005, por el que se
regula el Registro Nacional de Derechos de Emisión de Gases de Efecto Invernadero; y Real Decreto
1370/2006, por el que se aprueba el Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión de
Gases de Efecto Invernadero 2008-2012.
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(77) Todas estas políticas, iniciadas por el Ministerio de Medio Ambiente a través de la Direc-
ción General de Costas, incluyen expropiaciones en el Cabo de Creus, en Carboneras (Almería),
en Malpica (La Coruña), en Cangas de Foz (Lugo), entre otras.
El protocolo con el Ministerio de Defensa implica incorporar al dominio público marítimo-terres-
tre las fincas adscritas a Defensa que se encuentran en la costa y han perdido su valor militar para,
de esta forma, aumentar la protección del litoral.
(78) Solamente el tiempo dirá si el Real Decreto Ley 2/2004, por el que se modificaba la
Ley 10/2001, del Plan Hidrológico Nacional, derogando la transferencia de agua desde el Ebro a
las cuencas hidrográficas internas de Cataluña, del Júcar, Segura, y del Sur, ha sido una medida
acertada o localista.
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* * *
(79) Salvadas las distancias, tal y como se hizo por Ley orgánica 3/1986, de Medias espe-
ciales en materia de salud pública, aún cuando en aquella ocasión, la finalidad de la norma era el
control de enfermedades transmisibles, otorgando a las autoridades sanitarias la posibilidad de adop-
tar medidas de reconocimiento, tratamiento, hospitalización o control si se apreciasen indicios racio-
nales que permitieran suponer la existencia de peligro para salud de la población, debido a la situa-
ción sanitaria concreta de una persona.
Las olas de calor sufridas en Europa con consecuencias, especialmente, en Francia, apenas
hace tres años, son un ejemplo a tener en cuenta.
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(80) D. GRIMM. «Ertrag. Staatsaufgaben-eine Bilanz», en Stastsaufgaben (D. Grimm, Ed.), 1994,
p. 785.
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AGUA Y D ERECHO
a. Derecho Constitucional
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b. Derecho Civil
c. Derecho Administrativo
23 Sin perjuicio de que estas normas constituyen la base de gran parte de la dogmática desarrollada por el
Derecho de Aguas argentino, no podemos dejar de mencionar cierta doctrina que cuestiona la atribución del
Congreso para regular el dominio público hidráulico y su uso, por exceder tal régimen a la materia civil. Al
respecto, un referente clásico en esta postura en lo que hace a la determinación del dominio público es Gui-
llermo Cano, “La materias impositiva ante el derecho público provincial”, Ed. El Siglo Ilustrado, Mendoza,
1935, p. 87; del mismo autor, “Estudios de Derecho de Aguas”, Ed. Valerio Abeledo, Mendoza, 1943, p. 72 a
87. En lo que hace a la incompetencia nacional para regular el uso de los bienes públicos, un referente clási-
co es Miguel Marienhoff, “Régimen y legislación de las aguas públicas y privadas”, ob cit, p. 113.
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AGUA Y D ERECHO
d. Derecho Tributario
e. Derecho Penal
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g. Derecho Agrario
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Capítulo III
Definición de la política pública en derechos
de uso de agua en contextos mineros
Olavarría (2007) define que una política pública “es una intervención del Estado en
un determinado tema sobre el cual hay una idea de que las cosas no marchan como
sería deseable”. Sin embargo, existe un alto número de problemas en el país y no
todos son objeto de la intervención del Estado. Entre las principales preguntas para
entender una política pública están: ¿Cuándo surge una intervención del Estado
o de política pública? ¿Qué condiciones deben darse? ¿Cuándo una determinada
situación es un problema público? (Olavarría 2007).
Existen diferentes enfoques para abordar la construcción de una política
pública. Un primer enfoque se presenta desde el Programa de Desarrollo de las
Naciones Unidas en su publicación “Evaluación de la Gobernanza del agua” (tra-
ducción propia) (Jacobson et al. 2015). Este documento considera que la elaboración
de una política pública tiene varias etapas secuenciales y cíclicas (Figura 10): a)
identificación del problema y la implementación de una agenda, b) Formulación
de opciones de política, c) aprobación de la política, d) monitoreo de la aprobación
de la política, e) evaluación de la política. En este ciclo se considera que la elabora-
ción de una política pública es un proceso neutral en el cual no se percibe el tema
político y de poder entre los actores.
En base al marco conceptual de ´coalición política´ en la cual se enmarca la
presente investigación, la política pública está definida por la influencia de los
actores con poder para delimitar el problema público y su solución. En este sen-
tido, la problemática de los Derechos de Uso de Agua (DUA) en contextos mineros
son delimitados a través del proceso de reducción técnica o política, los cuales se
implementan a través de la producción de conocimientos y prácticas para enmarcar
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Figura 10
Proceso de elaboración de una política
1. Identificación del
problema político y
5. Evaluación de la posicionarlo en la
política agenda pública
4. Monitoreo e
2. Formulación de
implementación de la
opciones de política
política
3. Aprobación
de la política
Las preguntas que guiarán el presente capítulo son ¿Qué espacios de diálogo
definen la política pública en DUA en contextos con actividad miera? ¿Cómo se
define el problema de DUA en contextos con actividad minera y su solución?
“Para usar el recurso agua, salvo el uso primario, se requiere contar con un derecho
de uso otorgado por la Autoridad Administrativa del Agua con participación del
Consejo de Cuenca Regional o Interregional, según corresponda. Los derechos de
uso de agua se otorgan, suspenden, modifican o extinguen por resolución adminis-
trativa de la Autoridad Nacional, conforme a ley” (Ley de Recursos Hídricos,
artículo 44°).
Tabla 7
Clases de uso de agua y orden de prioridad en la Ley de Recursos Hídricos
Uso Descripción
Uso primario El uso primario consiste en la utilización directa y efectiva de la misma,
en las fuentes naturales y cauces públicos de agua, con el fin de satis-
facer necesidades humanas primarias. Comprende el uso de agua para
la preparación de alimentos, el consumo directo y el aseo personal;
así como su uso en ceremonias culturales, religiosas y rituales (Ley de
recursos hídricos, artículo 36°).
El uso primario del agua no requiere autorización administrativa y se
ejerce por la sola disposición de la Ley (Ley de recursos hídricos, artí-
culo 37°).
Uso poblacional El uso poblacional consiste en la captación del agua de una fuente o red
pública, debidamente tratada, con el fin de satisfacer las necesidades
humanas básicas: preparación de alimentos y hábitos de aseo personal.
Se ejerce mediante derechos de uso de agua otorgados por la Autoridad
Nacional (Ley de recursos hídricos, artículo 39°).
El Estado garantiza a todas las personas el derecho de acceso a los servi-
cios de agua potable, en cantidad suficiente y en condiciones de seguri-
dad y calidad para satisfacer necesidades personales y domésticas (Ley
de recursos hídricos, artículo 40°).
Uso productivo El uso productivo del agua consiste en la utilización de la misma en
procesos de producción o previos a los mismos. Se ejerce mediante
derechos de uso de agua otorgados por la Autoridad Nacional del Agua
(Ley de recursos hídricos, artículo 42°).
Son tipos de uso productivo los siguientes (Ley de recursos hídricos,
artículo 43°):
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Uso Descripción
Uso productivo 1. Agrario: pecuario y agrícola;
2. Acuícola y pesquero;
3. Energético;
4. Industrial;
5. Medicinal;
6. Minero;
7. Recreativo;
8. Turístico; y
9. de transporte.
Para el Reglamento de la Ley de Recursos Hídricos, el orden de pre-
ferencia para el otorgamiento de agua para usos productivos, en caso
de concurrencia de solicitudes, es el siguiente (Reglamento de Ley de
recursos hídricos, artículo 62°):
a) Agrario, acuícola y pesquero.
b) Energético, industrial, medicinal y minero.
c) Recreativo, turístico y transporte.
d) Otros usos.
Fuente: Ley de Recursos Hídricos
No existe información pública actualizada al año 2016 sobre el balance de los DUA
entregados a la actividad minera. Entre las principales dificultades para analizar
el tema de DUA en actividad minera es la dificultad para acceder a información
respecto a las resoluciones administrativas y expedientes técnicos que sustentan la
entrega e DUA a las empresas mineras. Por ello, se utilizará información del “Com-
pendio Estadístico de Recursos Hídricos” que contiene datos del año 2013 (ANA 2014a).
El Registro Administrativo de Derechos de Agua(RADA) tiene como finalidad
proporcionar información al Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídri-
cos (SNIRH)acerca de los actos administrativos de: otorgamiento, suspensión,
modificación y extinción de los DUA y certificados nominativos a nivel nacional,
con la finalidad de mejorar la gestión, aprovechamiento, conservación y la plani-
ficación de los recursos hídricos (Directiva General No 001-2013-ANA.J-DARH).
Sin embargo, tanto en el RADA, como el SNIRH no publican esta información.