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POR
SopurB Dureys
Université Catholique de Louvain
Como Fiona J. Mackintosh, que ha dedicado un libro al tema y la perspectiva de la infancia en las obras
de Silvina Ocampo y Alejandra Pizarnik, considero que "an understanding oftheir attitudes to childhood
is fundamental to appreciating fully their work"; ver la presentaciôn del libro.
La obra de Silvina Ocampo que permaneci6 relativamente discreta durante su vida fue (re)descubierta por
la critica después de su muerte en 1993. Desde finrllès de los a.fros 90, ha dado lugar a varias tesis (sobre
todo en Francia) y a numerosos estudios de dimensiones variadas que ponen en evidencia su riqueza y
suelen insistir en su arte de la ambigiiedad.
Ver por ejemplo Juliana Schiesari quien, en The Gendering ofMelancholia, constata que la melancolia
constituye actualmente un modo prevalente de autodefiniciôn intelectual dentro de la elite cultural
occidental y recuerda que dicha autodefinici6n se inscribe en una larga tradici6n inaugurada en el
Renacimiento (italiano), apartir de un texto ahibuido aArist6teles (ProblemaXXX), Gendering,2.Como
ejemplo de la revaloraci6n contemporâneâ de la melancolia (y del descrédito paralelo de la nostalgia),
véase el artlculo de Walter Moser.
EN LUE r'u't\ r's Ps srLYrN'\ \''( AMP('
lNrnlc'trr, vl$loN Y MEl,^NcoLlÂ
'14
Soptttti DuttnYs
como un
""ffi;;;;' La voz recibe uttÏ't Ït"ï", A" f"s niflos.t Es asi como en
varios cuentos se producen cambios, confusiones
miradas. Se ponen en escena "'ut""uiq""îÉ* "r""'ot vo:es que se ven y veces con superposiciones
' asi un poder de visualizaciôn
propiamente cinematogrâfico:
"hay
é't" ha perdido su belleza"' en
'n a"rJoUtu*ientos de las voces narrativas. a de pronombres
d" oersonales'8
oue siquen revelando la expresiôn "n 'o't'o ""unio de la visiôn se refieren a una dificultad de recordar, otros motivos
""'"îi1", tt*ites
'^"ïiffi"n**ï:âi'!),:*^"1:':0"*l:'.1,1":iï:i"ïï"ïïî""î,:'"i:
-su imaginaciôn rrente
a ro
fiorrrân directamente la memoria en
los cuentos de l4aie olvidado, como el bairl, el
metâforas del cuerpo y moradas
iil.ri" f" casa. Estos objetos y espacios constituyen
"io"/a " el presente (de volverse presente): contienen
",",,tn1,u'!1"'T"ïi",'",iJJ:ii,::;:::;";iË"1r"r
desconocido-aravezq*oa"r"rrunenfoquepuni""r".delosrecuerdosdeinfancia' la memona' I",rn puruAo susceptible de actuar en vivos'
La obstrucci6n de la ti'i;;"G;
lt"'' tll "t"ôto' como una metâforaeldevidrio borroso ,oo"Ufàr, objetos,
juguetes, vestidos que estân animados como las partes del
mismos co" o3o' de niflo'
Asi' Gaston Bachelard en su Poétique de lq rêverie (en el capitulo
mou'lo"**"'dos cuerpo. Como expone
Se trata de intentar al pasado' la memoria que atribuye una vida a los objetos
iru tamUien fâ dificultad de acceder *.Uri;f" "nroflaciôn hacia la infancia"),
que limita la vista *.1 ;;;;;ri*Uof ::t a' un vidrio' en ta ventanitta de
como ocuïre "eu'oolJ!;;il;;'i;;;i ''"'* superpuestas
n
que hizo Victoria Ocampo de los primeros cuentos de su hermana
"o
un tren,vi su riltimo ,Jii;'#;"al t ot*, uorrado por las imâgenes ""i"""a"f"mismamaneraquelapercepciôninfantil(99-I03).Loexpresacabalmente
iu*oro
"o*entario son cosas y las cosas personajes,
*acontecimientos"
"i i"T"r,:;S" tiene la impresiôn de que los personajes
t" imptica que los personificaciones o humanizaciones que
H'j;*i:;1-i:Î.]i con su valor mnemônico
de claraboyas" o la
;;;;"1" infancia" (120). Las numerosas
y crueles 1"o-o "bi"lo
narrados, a menudo "i"î;t"t "i"'i-"n ""evocados: es que aluden a la
violaciôn en..La s'îuiàijr, r" ,""à.^pri"uàor sino
"uu" j6venes matan a un relojero jorobado planchando su giba con una mâquina de
; E" -t";"","Jr*s
dntoreria. no;laleia y del tenor en la obra de Ocampo, véase
rlrurquL lo , Ï'i*Trn" de los efectos contradictorios de la
;,
a El énfasis *{*.
es mio en todas citas" a menos que se indique
las citas,
rodas.las 'i.*.à"
""tTl-o.f.Uras atroces. llenas de sangre"
"-.";"
, enllvioj" J"* en .î el.r Maokintosh' 70-75'
il::îîil otuidado"
"nfu.i. ;î";;do" por ejempro'
ejemplo' l:
la
iÎî "ïi:hi,^::
niffa escucnu
' 'o 'Y"";-;;;li.ripi"r,
i,*:tl'""". eiempros. *."a"s
comope"{::';3;]:l*".îii1lr,T'"t- marfrl."; "tu
tomad* de "r-^ siesta
a" "La , iÏ-àË-n" .n los cuenros
,,Autobiografïa de lrene", "El pecado mortal", "El diario de Porflrio Bemaf',
y "palabras oscuras comopecadÏ palabra cambiô de color'
"la palabra
se
lÈi uotou" "Atropos"'
f'pututru,
"No sé
cedro": 'No quç voluptuost
sc qué vuruPluv"',iJa ;"",T";j;,li.ii;i;ilil;ufl.'r,
\/^l I 41
43.
de los helechos" o
parece serlamatrizde las numerosas metamorfosis de los cuentos posteriores;l2 como "'nu' "Escriùir antes o después que sucedan
si estas hubieran surgido del lenguaje desarrollado para transmitir la creencia infantil fccordar sino olvidar e inventar: dé Porfiria Bemal" (l:469)'
en la vida de los objetos asi como en la humanidad potencial de los animales o' mâs n'rismo: inventar ;"e recordar"' en "El diario del futuro o la creaciôn
"' "tâ';;;ii los otros casos' la invenciôn
bien, en la animalidad de los hombres. Cincuenta aflos después de Viaie olvidado, el Sin embargo, en la mayoria de que s'rgen de
la.conciencia de la vidente sino
narrador de "El sombrero metamôrfrco" (en Y as[ sucesivamente, publicado en 1987) cle objetos no son libr"r,;;-"b";;; "
a este aspecto mâs adelante)'
unos sueflos presentados c"oÀo i*nt orables (volveré
declara: "Los objetos son como las personas, malas o buenas" (2:172).
Estedonencuentrasuequivalenteinversoenelrecordarovolveravere|pasado
de los casos' el recuerdo
n:^ mavoria
2. Pooenes vtstoNARlos oe los Nlltos que antecede tu -o"*". vî#;;;;;*;" lnla
olavidenciaSonunslgnoounagenteincontrolabledemuerte.Porejemplo,ensu
aflos la muerte de su padre'
meses
los quince
"Autobiografiu" tu poUi" itene pre:ve a matado al
En el mundo cuentistico de Silvina Ocampo aparece una distinciôn sistemâtica ..ù";;;i":.rt
a3 la muerte de mi padre.
Lo habia
antes de que ocurïa: que sucede' como
entre los modos perceptivos correspondiendo al "mirar"/"escuchar" y al"ver"l"oit''. "uig
cree asimismo responsable
de todo lo
imaginarlo muerto" (1 : 158)' Se aveces
El primero, que supone una intencionalidad y/o un deseo en el presente (se mira para seryo. Soy adivina. sospecho
raniflade..La-rrn".u,,iol oJù"r",..p*r"ririano (Z: S-9)' Esta visiôn performativa' y en
seducir o para espiar, por ejemplo), remite a la actitud adulta, habitual, activa, mientras po*"ni' sino que lo provoco"
que no adivino en términos psicoanaliticos
que el segundo modo implica una disponibilidad inconsciente al destino que incluye p""d" i"t"'pt"tut
y transforma la memoria. La actitud contemplativa o la videncia propia de los niflos
particular la de la
"l
-""n" ;;i;;t"' '" p"rr*i", q,re experimentan una regresiôn
al
de estos
como un signo de la melancolia que setoma
consiste etpoder pre-ver, adivinar el futuro,r3 lo cual no Se opone a la capacidad de alprimôrnarct:o-:'1^t-1lTo
"narcisismopri-"'i"",;;;;; '"g''i"et*o' exteriores;rs tal estado
a si mismo ouj"tJl" u-o.îrr,", de podJr elegir.objetos pensamientos'
e Por ejemplo: "en ese momento vi que habia montones de ojos a mi alrededor que lloraban", en "El
"o-o en la omnipotencia de sus
corresponde u tu también la
pasaporte perdido", Vol. 1,28; "Por entre las convenaciones los ojos de Leonor se abrian paso hasta la "r""JJJnino
En vano trata lrene de tener visiones
agrJables. En "ciotilde lfrân"
ventanas en busca de un pedazo de cielo azul enteramente cubierto, ahora, por las nubes", en "Extrafia
visi6ncoincideconr"**,t"a"hnifla:.u"ur",oscuraresplandeci6ensusojos de un
visita", Vol. 1, 53.
r0 por ejemplo: "llevaba un vestido que lloraba de soledad en el brillo de la noche", en "El pasaporte enormes" (2: 73)'8"-"iu âi"in t"
la tanadora lee las manos de los pasajeros
y un viaje' El.0"",1" d:-:::,::
perdido", Vol. I 28; "las ropas tendidas parecian personas y las verdaderas personas ropas tendidas; les barcoydescubren""*mismatragedialosrerine'Aflosantes'habiaconsultadoa
dije adiôs. Dije adiôs al vestido azul de Filomena, al corpifio de Carmen, a la camisa a rayas de Damiân quien la veia asociada ui ug"u a
la Divina Irma Riensi destinada a anunclar
que la visi6n (adivinaciôn) estâ
barco se hunda parecà;;"fi;".
[...]", en "Éxodo", Vo1. 1,319.
11 Por ejemplo: "disminuia levemente alrededor de ellas ese cariflo que era del color del sol que las unia
"por uno de esos milagros que
en verano", en "El Remanso", Vol. 1, 20; "los chicos escondieron abundantes risas detrâs de la puerta la muerte, latraged\a,il;ùA;' 49"1:il"i*oge
por donde la veian llegar", en "El caballo muerto", Yo|.1,22; "El odio o la indiferencia [...] estaban ahi revelan, segin dijo'
Dio"' (z: to4)'1'lios"' la mirada -generalmente
;;;';;t"i;É a los videntes' En
delante de él palpables y s6lidos como una pared de piedra", en "La enemistad de las cosas", Yol.1,24- ser 1o rinico que pueda salvar
perdida_ de otro a"*î"""îù", fu.""" como una consecuencla
25. En "La cabeza pegada al vidrio", Mlle Dargère "[apoya] su melancolia sobre la balaustrada", Vol. 1 , à de espiar puede interpretafse
47. En'Noctumo": "El miedo, cuidadosamente guardado, se asoma con cara de ladrôn, lo agarra de la
este sentido, el deseo ie -irui
mano, le sonrie grande y adulto como un monstruo", Vol. 1, 52.
en -t"Î"t1-lÏÏ:
12 por ejemplo: el hapo del perro "Pier" se animiza. En "Del color de los vidrios", "las botellas tenian
"comelia fiente al es!èjo"
vida propia", Yol. 2,265;los libros ("Los libros voladores") se suicidan, Yol. 2,273; la mâscara en "El compulsiva" v Cristina Ladivina ::::".-':;. eiemnlo "Autobiografïa de Irene", "El
,a En cuanro a la asociaciôn ;;; ;;".'d" t.rn:*?,'"H:jï:.l;ii:"^,'âT::::i""t'
banquete" es la persona (al arrancar la mâscara bajo la cual se ahogaba, Elida muere); el disfraz es la
castigo" ('Recordar el pat"iàï"
*'"
ù1' 1' 281) o "Comelia frente al espelo"'narcisismo"(1914)'y
persona ("Los celosos"), la apariencia, el suefro es la realidad ("Keil'). Es asi como en "Fidelidad", el
r, Freuddesanollalanociônj.n*.irirroprimario.o.u..ntuvo"lntroducciônal
" suponer que nuestras
narrador se da cuenta de que en realidad se enamorô de una forma, de un vestido: "Se trataba del vestido
la articula con la melancol;""i:.]i""i"l?"rancolia'
-â "ti nos tuera licito
trôisi caracteristicas de la
de una mujer, y como ese vestido revestia un cuerpo creia que me habia enamorado del cuerpo", Vol. 2,
;; iJidJ' i*tg'ut entre
no uu"ilu'iu"'o'
las
deducciones coincidian i;;ï" iibiio, perteneciente ain al narcisismo"'
"19. fr."
melancotia, la reg...ion o" iî ";rgJJ "u:o" "
r"
r3 Son niflos adivinos: Irene ("Autobiografia de Irene"), Magush en el cuento epônimo, Aurora en "La
sibila", Porfiria en "El diario de Porfiria Bemal", la narradora ds "La mufleca", Luz en "Sofiadora isto. voluog a àste texto en mis conclusiones'
"Anotaciones", la narradora afirma: "No hay diferencia entre el viejo y el niflo. El viejo
y el niflo son iguales" (2:365).
La relaciôn entre mirada, infancia y muerte se confirma en el caso de los niflos que
sufren impedimentos fisicos o mentales. Al contrario de Porfiria, kene o Cornelia, esos
personajes son inconscientes de supodervidente omâgico,pero su ejercicio involuntario
suele ser peligroso o directamente mortifero. Si bien puede parecer que la carencia de
facultad mental o de audiciôn, que los aisla en su mundo, define las condiciones de un
paraiso infantil inaccesible a los demâs y ajeno a la "torhrra" del recuerdo, este "paraiso"
no implica ninguna nostalgia, ya que coincide sistemâticamente con la muerte. Asi,
los niflos sordomudos de "Tales eran sus rostros", de vuelta de una excursiôn al mar,
saltan del avi6n y luelan en el cielo con alas. Su profesora, que vive el evento como una
revelaci6n, exclama que se han convertido en ângeles, pero la raz6n autoriza, o exige,
interpretar este acto de los pequeflos sordomudos como un suicidio y sus alas como un
producto imaginario de laprofesora. Por su parte, los niflos con retraso mental del cuento
"Ana Valerga", logran dar vida a estatuas por la fuerza de su creencia; pero la narraci6n
termina cuando uno de ellos estâ a punto de morir entre las flechas de unos indios de
mârmol. Tambiénes anormalyaisladalaniflalsis (enel cuento ep6nimo) que nuncajuega,
pennanece inm6vil y apenas habla: "nunca miraba algo que le hiciera mover el cuello o
los ojos" (1: 36a). Esta condici6n le permite transformarse ella misma en un misterioso
animal que es objeto exclusivo de su mirada; un animal que, segrin la narradora, "no
pareciareal sino dibujado en la arena" deljardin zoolôgico (l: 365). Si la inmovilidad
y la desaparici6n de Isisle dan cuenta de un estado perceptivo extraordinario, este es
muy similar, una vez mâs, a la muerte. Y si, en varios otros cuentos, la muerte aparece
oomo un nuevo principio, un espacio alternativo para la infancia,2o esta "alternativa"
implica que la infancia no tiene en la vida el espacio que le conviene.
Todas estas muertes y metamorfosis de las que los niflos son los sujetos o los objetos
muestran, mâs que su poder, su posiciôn fundamentalmente variable. Esta inestabilidad
ontolôgica explica también la complicidad particular de los niflos con los animales.
En los cuentos de Ocampo los animales pueden ser figuras simbôlicas -el caballo, en
o por un trauma (en "El bosque de los helechos"). En otros cuentos la narradora, reflexionando acerca
de la edad, explicita la relaciôn entre vejez e infancia; ver "La lecci6n de dibujo", "La nave" o "Los
retratos ap6crifos". Leemos, por ejemplo, en este riltimo cuento: "Siempre pensé que las edades son todas
crueles, y que se compensan o tendrian que compensarse las unas con las otras. [...] La vejez es un disfraz
con aditamentos intitiles. Si los viejos parecen disfrazados, los nifios también. Esas edades carecen de
naturalidad. Nadie acepta ser viejo porque nadie sabe serlo, como un ârbol o como una piedra preciosa",
YoL2,294-295.
re La narradora cuenta: "No quise verla mientras se transformaba. Cuando me volvi para mirarla
vi un
mont6n de ropa que estaba ya en el suelo. La busqué. La esperé. La perdi", Vol. l, 365.
20 Léanse, entre otros cuentos,
"Las dos casas de Olivos", "La siesta en el cedro" y "Clotilde Ifirin".
l'autre conserye tout le passé. Le temps consiste dans cette scission, et c'est elle, c'est lui sentido, podria decir que no hay cosas extraflas o inesperadas. Todo es lo de siempre,
qu'on voit dans le cristal" (Deleuze 108-109). "Magush" nos presenta a un adolescente
capaz de leer el destino en las ventanas del edificio vecino y de engaflar a los curiosos
"entregândoles fotro] destino como si fuese el de ellos" (1: 218). Segrin L6pez-Luaces, ra por ejemplo en los cuentos.,El siniestro del Ecuador" y en "George Selwytt".
25 Véanse 10s cuentos "La continuaciôn", "La casa de azûcar'"'casi el reflejo de la otra", 'Nosotros",
"La pr6xima vez"' "El miedo"'
"Carta perdida en un cajôn", "La vida clandestina", "Keif', "El para otra",
entre otos. La identificaciôn con un doble suele llevar a la muerte, al final del
amor o a la desdicha'
26 Las muflecas son figuras que sustituyen o simbolizan personas humanas, eventualmente con pensamiento
pecado mortal", "La hija del toro"'
2r El caballo simboliza el mito de la pureza (infantil) en "Las dos casas de Olivos" (donde un caballo blanco autônomo, en los siguientes cuentos: "Dia de santo", "El incesto", "El
"Cornelia frente al espejo" y "Ahopos". En "Memorias secretas de una mufleca"' como
lleva a las niffas muertas al cielo) y en "El caballo muerto" (donde el mismo animal es matado por un "La mufieca",
que toml En "Icera", la nifra se transforma poco
chico caracterizado por "decir cosas atroces"). indica el titulo, es una mufreca en peiso.ta la la Palabra.
22 Se encuentra una correspondencia o simetria entre los nifios o las mujeres y los animales por ejemplo en a poco en mufleca.
r, .*o hay niflo desdichado que después sea feliz es un e''or creer que el destino pueda cambiarlo' [" ]
[...]
"Azabache", "Éxodo", "Keif', "Carl Herst" o "La peluca", y una metamorfosis de o hacia la condiciôn
de cobre, de plata o
ânimal en "El diario de Porfiria Bemal", "Isis", "La gallina de membrillo", "Miren cômo se aman", "El El hombre lleva su cruz desde el principio: hay cruces de madera tosca, de aluminio,
de oro, pero todas son cruces", en "Carta perdida en un cajôn", Vol' l'238'
rival", "Pier" o "Okno, el esclavo". En "Los suefros de Leopoldina" el narrador es el perro. lSi usted matara mi imagen en el espejo, me mataria también a
2r Léanse, en referencia al retrato, los cuentos "Los retratos ap6crifos", "El goce y la penitencia", "El novio ,, Declara Comelia a uno de sus visitantes:
frente al espejo",
deSibila","Elcuademo";y,enreferenciaaldibujo,loscuentos "Azabacbe","Taleseransusrostros"y mi. [...] Nosotros, los seres humanos, somos irreales como las imâgenes", en "cornelia
"La lecciôn de dibujo". Yol.2,237.
lo mismo" -"La nave" (2: 352)-. Finalmente, el dolor del pasado devora o congela el
presente impidiéndole ser sorprendente, "extraflo o inesperado".
Las imâgenes que sustituyen una duraci6n temporal y la congelan son z onstruosas;
soq deformaciones que, como sugiere la etimologia de la palabra, albergan una seffal,
un aviso, una revelaci6n.2e Lo monstruoso aparece, en el mundo de Silvina Ocampo,
como la modalidad visual de 1o imposible, lo inaccesible en la realidad cotidiana. Judith
Podlubne, en su articulo dedicado a"lananaciôn de la infancia enViaje olvidado",
sugiere que esta imagen es la de la infancia misma: "la infancia no regresa a la memoria
como el recuerdo de un tiempo terminado, sobre el cual se conserva alguna posesiôn,
sino como una 'imagen indescifrable' de si misma que arin perdura" (96). La imagen
del recuerdo, como la fotografia, escapa al reconocimiento y parece irreal; tiene una
consistencia onirica, segûn afirma el personaje Armando Heredia en el cuaderno de los
sueflos: "No hay distinciôn en lafaz de nuestras experiencias; algunas son vividas,
otras opacas; algunas agradables, otras son una agonia para el recuerdo; pero no
hay cômo saber cudles fueron suefros y cuales realidad', en "El impostor" (1:143)-.30
En un cuento escrito décadas mâs tarde, la narradora de "Keif' enuncia: "idônde
estaba la inmensa ola de mi sueflo recurrente que me cubriria, ese sueflo que me habia
perseguido desde la infancia? No. No era un sueflo. ;En qué se diferenciaba el sueflo
de la realidad? En la duraciôn, en el olor" (2: l3l). Como muestran estas citas, el
sueflo no es una mâscara que se superpone al recuerdo vivido para transfigurarlo sino
que "es la sombra que transmite a esos recuerdos la sospecha de impropiedad en que
se gestan" (Podlubne 101). Podlubne concluye: "El intento narrativo de Waje olvidado
es menos el de recrear de una manera inocente o interesada en el pasado infantil que el
de encontrar la forma de decir su impropiedad" (102). En "Los retratos ap6crifos" la
narradora evoca una miniatura para la que pos6 ella, inspirada en el cuadro de Reynolds
Lq edad de la inocencia: "Esa miniatura se ha perdido y siento que, si no la encuentro,
perderé para siempre mi inocencia" (2:294). Alfinal del cuento, afirma que este cuadro
nunca existi6; el recuerdo de la imagen s6lo le servia para establecer la tcciôn de una
identidad basada en el mito de la inocencia infantil. La desaparici6n de la miniatura o,
mâs bien, la constataci6n de su inexistencia, traduceunadesapropiaciôn delaidentidad
de la narradora y muestra la impropiedad de su memoria. Ningun recuerdo (ninguna
edad) le pertenece, y descubre, o reconoce, que nunca ha sido inocente.
2e Lavozlatinamonstrum,fo4adaapartirdelinfinitivomonere("avisaqadvertir"),perteneciaalvocabulario
religioso y denotaba un prodigio, un suceso sobrenatural que amrnciaba la voluntad de los dioses y que
habia que descifiar.
30 En cursivas en el texto original.
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Revista Iberoameticahd, Vol. LXXXII, Nûm. 254,
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ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2 154-4794 (Elechônico)
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Revista Iberoamericdna, Vol. LXXXII, Nûm. 254. Enero-Mârzo 2016. j3-91
ISSN 0034-9631 (Imprcso) ISSN 2 154-4794 (Electrônico)
84 S<-rputti Dur,,rvs
de actuar sobre la realidad, de transformarl a ("Lahr1a del toro", "La soga") o también
de entrar en comunicaci6n con otra dimensiôn ("Amancio Luna"). Su tratamiento
trastorna la representaciôn inocente de la infancia hasta hacer de ella el lugar mismo
juegos
de la perVersiàad. En "La oraçi6n", un crimen se produce "en medio de esos
que pàrecian inocentes" (l: 285); en "Albino Orma" los juegos son "inocentemente
Àsônos", "tan complicados que sôlo un niflo podria entenderlos" (2:66). El juego es
un término que sirveà los adultos para calificar las actividades a veces malignas de
los
niflos; es, como el vestido del diablo en "El ârbol grabado", un disfraz' Un niflo escribe
a Su madrina: "Crees que juego cuando me ves en los columpios, o con nifios de mi
edad jugando a la rayrela, o con perïos. 1C6mo te equivocas! Si
jugar es divertirse,
n*"à3,r"go. leué nombre puede tener lo que hago cuando parece que me entretengo?"
el juego con la apariencia que
-*cartadË despedida" (l:449)-. Segirn Blas Matamoro,
practican los niflos de Ocampo35 seria un recurso vital para defenderse de los adultos
que siempre ameîazan con manipularlos:
Es ley en 1a vida del niflo terrible la constante comedia: debe fingir para subsistir,
ya
que, si descubrieran su verdadera identidad, 1o destruirian por criminal. Esta farsa
inflnita hace, de su mâscara, un rostro, hasta el punto de que sôlo si se mira al espejo
puede tener nociôn de si mismo: es pura apariencia especular, sin identidad real consigo
mismo. (209-210)
tranquilizar a los adultos- se confifina, en algunos cuentos nalrados por un(os) niflo(s),
por ei evidente placer que encuentra(n) no sôlo en "torturar" a los demâs sino también
ert contar,eslas tofturas. Los chicos de "La revelaciôn", por ejemplo,
dignos del "Niflo
proletario" de Osvaldo Lamborghini, se entretienen doblemente en cometer crueldades
y en naffadas:
35 Pezzoni, 212, y Molloy califican su conducta de parôdica; el relato ocampiano seria asimismo una
concepci6n
autoparodia. Escribe Màlloy: "la parodia resulta en la obra de Silvina Ocampo una verdadera
de la literatura: en lugar de ser superficie que sugiere contenidos, la palabra agota esos contenidos
24. Mi
reflejândolos, asumiénàolos, reduciéndolos a un plano rinico, el que le dicta su propia existencia",
ideals que esta "concepciôn de 1a literatura" se plasma en los niflos que, como la escnitta,fingen.
16 La excepci6n notable es el ya citado "Vendedor de estatuas", hacia el final del volumen, donde se
38 En el cuento titulado "La raza inextinguible" se atribuye cierta dimensiôn mistica a la visi6n infantil: "es
verdad que algunos, entre nosotros, afirman que al reducimos, a lo largo del tiempo, nuestra visiôn del
mundo serâ mâs intima y mâs humana", en Vol. l, 306.
d,H:% Revista Iberoamericana, Vol. LXXXII, Nirm. 254, Enero-Marzo 2016, '13-91
sufrimiento: "Rara vez, por suerte, [estos objetos] le sirven para sufrir transformaciones
[...]: el término sufrir estâ bien elegido pues en toda transformaciôn hay sufrimiento"
(2: 22). La narcadora de "Visiones" enuncia también esta sentencia terrible: "Sufre
menos el que sufre que aquel que ve sufrir" (l: 347). Es que el ver se impone al vidente
a pesar suyo. En cambio eI que mira sufrir busca placer y/o poder en ello, aunque rara
vez esté satisfecho. Una caracteristica del mirar segin Silvina Ocampo, en todo caso,
es que enlaza, compromete al que mira con 1o que ha mirado y 1o culpabiliza. Es lo que
descubre la narradora de "La oraciôn" cuando espia eljuego de un niflo que se divierte
en ahogar a uno de sus compafleros:
la brujeria frustrada se reduce a una especie de mironismo que ni siquiera provee placer
al brujo t...1 lN]o da placer el mironismo porque el espectador siente la necesidad de
destruir 1o que ve [ . . ] [C]ualquier intento de contacto entre el yo y el otro se ve frustrado
.
o$,![<o, Revista Ibe/oaheticaha, Vol. LXXXII, Nûm. 254, Enero-Marzo 2016, '73-91
tj#-F ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2154-4794 (Electrônico)
8tt Soprrru Durevs
404Y,3e que tiene una pasi6n misteriosa por mirar a la mujer de su mejor amigo, suefia
que unos canarios picotean sus ojos y, cuando se despierta, estâ ciego. El sueflo, aqui,a
la vez metafonzala culpay es el instrumento real del castigo. Por mencionar otro caso
con unçiersonaje infantil, enel cuento "El pecado" unaviolenciaexterna-unaviolaciôn-
viene a castigar el placer que la nifla protagonista encuentra en mirar al sirviente por
la cerradura cuando este va al baflo, placer vivido como culpable. Esta "necesidad de
destruir", de autodestruirse, de consumar la culpa y de exponerse al castigo proviene de
la rabia alternativa a la melancolia provocada por la "inutilidad" del poder de la mirada.
3e En cursivas en el original.
a0 En ningûn momento pretendo aplicar estos términos a Silvina Ocampo como persona, sino al lenguaje
que construyen sus cuentos. Si el psicoanâlisis puede decir algo de la literatura, es que ambos reconocen
el imperio que tiene el lenguaje sobre el ser humano, y que el primero concibe la segunda como una
experiencia en si (en cuanto exploraciôn del lenguaje) y no (s6lo) como expresiôn de una experiencia.
(Léase, al respecto, la presentaciôn de Pierre Piret al libro de Ginette Michaux).
REreRENcrAs
ar Esta despreocupaciôn es una apariencia que los niflos adoptan conscientemente: "sin perder la inocencia,
pero perdiendo esa despreocupaciôn aparente, lan caracîeristica de la infancia,los
niffos no pensaron en
otra cosa"; en "Tâles eran sus rostros", Vol. l, 309.