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Ponencia: Filosofías del Cimarronaje.

Una perspectiva académica desde la investigación afromilitante


venezolana.

Lilia Ana Márquez Ugueto*1

Desde nuestro punto de vista, una filosofía del cimarronaje en Venezuela implica, parafraseando al
filósofo boliviano Juan José Bautista Segales, encontrar los significados para pensar en esa forma de
lucha que procuró el proceso de re-subjetivación del ser africano en América en el contexto de la Trata
Negrera. Implica la creación de un sistema categorial propio desde las experiencias geohistóricas,
geoculturales y geopolíticas de la lucha por la dignidad humana en el Sistema Mundo del largo siglo
XVI que tuvo como elemento constitutivo de su proyecto civilizador global, la Economía Política del
Racismo. Todos estos elementos distribuidos como metódica por áreas de comprensión históricas, en
nuestras investigaciones son el caldo de cultivo para hablar con propiedad de la ideología del racismo
como colonialidad del ser desde nuestra propia experiencia histórica, desde lo que hemos rehabilitado
de los archivos históricos en cuanto a las habilidades de las y los africanos en Venezuela para
salvaguardar la vida, y de los daños colaterales emocionales que como heridas coloniales, persisten en
las descendencias que seguimos resistiendo los embates del mundo colonial imperial moderno.
Nuestra proposición filosófica desde Venezuela sobre pensar el cimarronaje se casa en un matrimonio
feliz y duradero con la propuesta de Mezilas de Cosmogonía de la liberación cuando nos define el
contenido político epistémico de esta categoría:

…nos referimos al conjunto de visiones, ideas, valores y creencias de los esclavos para enfrentar el sistema
colonial. Este sistema tiene en su seno su propia contradicción (…) los esclavos representaron los agentes del
cambio histórico en el Caribe (Haití en particular). Tenían su propia cosmogonía de liberación. No hablamos
de teología de la liberación porque el término teología remite a un horizonte eurocéntrico, ni tampoco de una
filosofía o ética de la liberación tal como la plantea Enrique Dussel en distintas obras. Esta cosmogonía remite
a un imaginario que da sentido y orienta las prácticas cotidianas de los esclavos. La identidad servil se
construyó dentro de un contexto de deshumanización, descivilización y desocialización, y Aimé Césaire en su
Discurso sobre el colonialismo lo resalta con autoridad. Por su parte, Frantz Fanon, desde el psicoanálisis,
estudia los efectos del colonialismo sobre los negros La colonización fue un fenómeno de destrucción de la
personalidad y de la identidad (…) Por ello la referencia al imaginario africano fue el único recurso para los
esclavos, dado que su alteridad cultural y étnica fue rechazada por la hegemonía cultural europea. (Mezilas,
2015:102, 103)

Entonces nos tocó el diálogo filosofal con autoras y autores que se han dedicado a pensar la
colonialidad en la vida cotidiana dentro de la experiencia de subalternización como mandato en el

1
*Colectivo de mujeres Negras, afrovenezolanas y Afrodescendientes Trenzas Insurgentes. Cátedra Libre África
Universidad bolivariana de Venezuela
proyecto civilizador moderno. Viajamos de la mano de muchos autoras y autores en procesos
simultáneos de investigación. En el proceso de formación doctoral logramos reconocer que ha habido
importantes contribuciones en la afroepistemología nacional en un proceso continuo de definición de
los cimarronajes. Pudimos compilar en nuestra investigación definiciones de la categoría en varios
trabajos e incorporar a nuestra megalomanía de consolidar un sistema categorial, una tipología del
Cimarronaje2 con autores y autoras como Jesús Chucho García, Evelyne Laurent-Perrault y Celsa
Albert Batista por nombrar sólo algunos.
Pero para efectos de este coloquio, de nuestra participación, emprendimos el diálogo epistémico con
Vladimir Acosta y su libro Salir de la Colonia (2020). En ese texto encontramos que podemos
interpretar su estudios desde la dimensión etnocultural-racial como una experiencia propia de vida;
pudimos evidenciar que han existido decisiones estructurales de nuestras formas de colonización y
neocolonización que siguen pisoteando nuestra dignidad como afrodescendientes y a esta premisa
llegamos cuando acompañamos su afirmación sobre la persistencia en la venezolanidad de la
herencia colonial y de cómo la colonia, como tiempo semántico (lleno de sentidos y significados
degradantes), sigue destilando su flema etnocentrista en todo el conjunto de nuestra vida cotidiana.
Con Vladimir Acosta precisamos que la supervivencia de la colonia es el núcleo generador del
sentido de nuestras luchas porque su grosera existencia amerita que nuestras militancias interpelen su
sistema enfermo de creencias. Las sujeciones coloniales han generado en las bases activistas por los
derechos del mundo afro, que reconozcamos el problema colonial desde tres dimensiones necesarias a
considerar, y en diálogo ameno con Acosta (2020), logramos definirlo de la siguiente manera: la
presencia de la colonialidad/neocolonialidad y sus subsistemas de dominación: la del ser, la del poder y
la del saber. Desenmascarar el ocultamiento histórico de sus contenidos de dominación, y finalmente
las incidencias que nos siguen ubicando a los países del Sur Global como colonias culturales del gran
hegemón moderno.
Dentro de los dominios estructurales hemos logrado precisar la existencia de esas colonialidades
solapadas, en nuestro caso, dentro de nuestro sistema colonial las hemos definido en nuestros proyectos
históricos de investigación como ideología del Racismo (colonialidad del ser) por desplazarnos a la
zona del no-ser (Fanon, 1952) donde seguimos siendo bajo el prejuicio racista, desontologizados. ¿Qué
significa este proceso de subalternación? que cuando un ser pierde el núcleo existencial de su
naturaleza humana pierde su ser cultural a través del culturicidio perpetrado por este tipo de

2
Lilia Ana Márquez Ugueto (2021) Ensayos Sobre Pueblo Cimarrón en la Insurgencia de Seis revoluciones Bolivariana.
Tesis Doctoral. Programa Avanzado de Formación Doctorado en Ciencias para el Desarrollo estratégico. Universidad
Bolivariana de Venezuela.
colonialidad, cuando pierde su ser histórico con el escamoteamiento sistémico y sistemático del
derecho a la ancestría perpetuado por la tecnología civilizatoria del memoricidio, se produce entonces
eso que estamos definiendo como desontologización en forma de sistema.
Una de las arista que estamos desarrollando al interior de la idea de fraguar una filosofía del
cimarronaje en Venezuela, tiene que ver con la categoría recreada por Herrera Salas (2005) economía
política del racismo, que es la que consideramos nuestra propia experiencia de colonialidad del poder a
través de lo que representaron en la historia afrovenezolana los grandes cacaos como ontología
conquistataria, como acumuladores originarios de este invento colonial llamado América, pero
también como racionalidad que se reproduce en este tiempo histórico y que se evidencia, en franca
expropiación de nuestras ciencias, religiones, culturas, cosmovisiones ancestrales de raíz afro, en todos
los tiempos dentro de esa ecuación mercantilista que se apropia de todas las formas y contenidos de
nuestra producción para el usufructo colonial.
En definitiva la colonialidad del saber que hemos venido llamando el mantuanaje académico es la que
sintetiza todo este aparataje superestructurante de las colonialidades, ya que es quien censura nuestro
derecho a la autodeterminación identitaria en una sociedad como la nuestra de país colonial, de país
mantuano, refiriéndonos al campo cultura de los sectores dominante en la colonia; la colonialidad del
saber, es la operadora política que contiene como expresión represiva, el silenciamiento de nuestras
voces cimarronas en espacios de estudios como universidades, academias, centros de producción de
conocimiento. De estos dominios estructurales estamos hablando en nuestra manera de producir
conocimiento dentro de la academia donde trabajamos, y creemos que gran parte del sostenimiento o
persistencia de la herencia colonial, radica fundamentalmente en que en términos políticos se ha
subestimado el conflicto del racismo porque se ignora su alcance, su profundidad, su toxicidad.
Entonces nos encontramos en ese proceso de configuración de la evidencia histórica con fines
reparatorios, de tomar algunos fundamentos de autores y autoras varios que hemos denominado
nuestras constelaciones epistémicas. En el diálogo con Acosta (2020) por ejemplo hemos tomado la
decisión de que elementos de su ensayo se conviertan interesadamente para nosotras en metódica,
arquitecturizando filosofías que den con las estructuras, los rasgos, las evoluciones y los componentes
de las herencias coloniales, tanto la española como la norteamericana. Y comprender hoy en el
horizonte político de la Revolución Bolivariana cómo la inercia colonial se sostiene en la mentalidad
de las y los colonizados en la medida que recrean relaciones asimétricas de poder, que renuevan formas
más sofisticadas de conquista y colonización, que amplían el radio de acción cuando en nombre del
pueblo como subterfugio siguen tutelando nuestra voluntad política.
La responsabilidad es de la colonia, pero la negligencia recae sobre el reproductor de la ontología
moderna, esa subjetividad capaz de reproducir sin cuestionamiento alguno el egocentrismo, la egolatría
y el egoísmo del ser humano moderno conquistatario. Y esa es la identidad colonial que estamos
enfrentando como patología estructural.
Entonces el campo de batalla es un conflicto civilizatorio, en la zona del ser se encuentra el
supremacismo blanco empeñado en universalizar su ethos cultural racista; la geopolítica semántica es
la línea abismal de Boaventura de Sousa Santos, la línea que divide lo humano (europeo) de los
infrahumano (lo no europeo), de lo desontologizado, para nosotras es el ethos supremacista que
sostiene a la ideología del racismo; la zona del no-ser es la subjetividad racializada como estereotipo
negativo, meritorio de la descalificación y la agresión verbal en su vida cotidiana. A pocos pasos surge
el insulto que es a decir de Rivero (2021) otra estrategia de ataque. La intención es humillar, ofender,
irrespetar para seguir sosteniendo relaciones asimétricas de poder generar dependencia y utilizar el
lenguaje de esas operaciones coloniales como maniobra. Entonces la ideología es un proceso de
alienación y enajenación porque si bien es cierto que opera en la autoimagen negativa del
subalternizado, no es menos cierto que hay una versión enajenada de la realidad en la medida que se
sobrestima la condición racial presuntamente superior. La ideología del racismo es un elemento de la
cultura dominante y es superestructurante en la sociedad en la medida en que como sistema de ideas
prejuiciosas se asume como un sostén que reafirma la dependencia psicológica en el conflicto del
racismo, deviniendo en comportamientos patológicos.
Entonces es cuando hablamos de la necesidad de reubicar desde el interior de nuestra cultura categorías
como “externalidad” esas que se fabrican desde la zona del ser (Fanon, 1952) y que responde al
proceso de autoconciencia del ser europeo. Y la inercia colonial se evidencia cuando frente a estos
procesos epistemicidas con el subterfugio del pensamiento universal, nosotras y nosotros mismos
acríticamente hablamos de pensamientos alternativos o de pensamientos de la otredad, cuando más bien
se trata de recuperar “la nuestridad” si se me permite el término.
La colonialidad del ser también se expresa en una suerte de racismo geográfico que nos trastoca la
demografía; somos sometidos como pueblos junto a nuestros territorios a zonas de sacrificio ecológico,
donde también se desarraiga nuestra cultura, en nombre del progreso y hoy bajo la falacia del
desarrollo sostenible, que es la forma políticamente correcta de decir ecocidio. Muchos de los
proyectos del modo de producción moderno nos desplazan a la zona de subalternización en la medida
que son desbastados nuestras ecologías geoculturales, geohistóricas, nos desplazan a la zona de la
indignidad, de la subalternización, ya ni siquiera como humanos, sino como especie que comparte un
ecosistema con otras muchas más formas de vida.
Entonces entramos en honduras a desenmascarar a la economía política del racismo en el siglo XXI, a
perseguir al hilo invisible que sigue cosiendo colonialidades a través del retejido de todas las violencias
tecnificadas en nuevas urdimbres, en nuevos telares de dominación. Y tomamos de Günen y su artículo
Colaboración Vital Decisiva 19, (2019) su categoría de valor de abuso, para comprender que en
términos económicos debemos descolonizar la extravagancia tecnócrata que no nos deja ver por la
senda en que anda el capitalismo. Entonces el valor de abuso lo entenderemos como el que representa
el dinero, y agregaríamos que con el tema del excedente, del plusvalor de esa renta expropiable por el
sistema, también habría que definir el valor de usufructo. Y continúa en nuestra tarea por precisar
enunciaciones el valor de omisión representado por la sordera, la ceguera y el amordazamiento al
pueblo de ciertas mentalidades coloniales. También puntualizar valor de resignación en una especie de
fin de la historia introyectada que se cuela desde el llamado a la sumisión de la tradición judeo
cristiana. Nuestro debate sobre una economía política del racismo debe ser cuántico en la medida que
en simultaneidad varios escenarios se dan al unísono, y que las repercusiones de estas catástrofes, no se
fronterizan, simplemente repercuten en el mundo que vivimos. Entonces a esta altura del partido no se
puede seguir hablando de capitalismo verde, debemos hablar de modernidad verde como la falacia
ecológica o mejor dicho la falacia de la sustentabilidad del desarrollo ecocida moderno, bien sea
capitalista o socialista; y todos estos elementos son los que constituirían el sistema categorial del
racismo geográfico.
Finalmente lo que compartimos aquí son las sendas de eso que intentamos desarrollar para el contenido
epistémico de una filosofía del cimarronaje en Venezuela, para producir un tipo de conocimiento que
pueda tener la capacidad de pensar siempre en colectivo, en el contexto del Sistema Mundo Moderno
que padecemos y poder registrar teóricamente hacia donde se despliega la marcha del pueblo cimarrón
venezolano en las historias que escribimos desde la vida cotidiana. Filosofar cimarronamente es a
nuestro entender tener la capacidad de producir el tipo de pensamiento que contextualice nuestro
proyecto de liberación como Sur Global.

Fuentes:
Acosta, Vladimir (2020) Salir de la Colonia. Editorial Galac, S.A.
Bautista S. Juan José (2014) ¿Qué significa pensar desde América Latina? Hacia una racionalidad
transmoderna y postoccidental. Ediciones Akal, S. A.

De Sousa Santos, Boaventura (2006) Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social
(encuentros en Buenos Aires). CLACSO: Buenos Aires, Argentina.

Fanon, Frantz (1952) Piel Negra, Máscaras blancas. Editorial Abraxas. Buenos Aires, Argentina.
Günen (2020) Colaboración Vital Decisiva 19. Descolonizar la Enfermedad. Publicación digital
Editada por El Descubrimiento de Europa. (EDDE)

Günen (2020) Colaboración Vital Decisiva 19. Descolonizar la Enfermedad. Publicación digital
Editada por El Descubrimiento de Europa. (EDDE)

Herrera Salas Jesús María, (2005) Economía Política del Racismo en Venezuela. Fondo Editorial
Mihail Bajtin. Caracas, Venezuela.

Kusch, Rodolfo (1999) América profunda. Editorial Biblos, segunda edición. Buenos Aires,
Argentina.

Márquez Ugueto, Lilia Ana (2021) Ensayos Sobre Pueblo Cimarrón en la Insurgencia de Seis
revoluciones Bolivariana. Tesis Doctoral. Programa Avanzado de Formación Doctorado en Ciencias
para el Desarrollo estratégico. Universidad Bolivariana de Venezuela.

Mezilas, Glodel (2015) El Trauma Colonial, entre la memoria y el discurso. Pensar (desde) el Caribe.
Editorial Educa Vision Inc. Florida, EE.UU.

Mota, L., Sandoval, E. (2016). La falacia del desarrollo sustentable, un análisis desde la teoría
decolonial. Ibero América Social: revista-red de estudios sociales, VI, pp. 89 - 104. Recuperado en
http://iberoamericasocial.com/ la-falacia-deldesarrollo-sustentable-analisis-desde-la-teoria-decolonial.

Ortiz P, Lebrón. (2020). Teorizando una filosofía del cimarronaje. Tabula Rasa, 35, 133-156.
https://doi.org/10.25058/20112742.n35.06

Pachón Soto, Damián (2007) Nueva perspectiva filosófica en América Latina: el grupo
Modernidad/Colonialidad. Ponencia presentada en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y
Sociales, Universidad Nacional de Colombia, agosto 25 de 2007. En el marco del Congreso África,
América Latina y el Caribe. Publicado en la revista Ciencia Política nº 5 enero-junio 2008 ISSN 1909-
230x/págs. 8-35

Rivero D´Armas, Isabel (2021) El habla del Venezolano. Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A.
Caracas, Venezuela.

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