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DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

IES LOS NAVALMORALES CURSO 23/24

LECTURA 1ª EVALUACIÓN 3. ROMANCE DEL CID

SELECCIÓN DE Cabalga Diego Laínez


ROMANCES al buen rey besar la mano;
consigo se los llevaba
los trescientos hijosdalgo,
1. ROMANCE DEL PRISIONERO entre ellos iba Rodrigo,
Que por mayo era, por mayo, el soberbio castellano.
cuando hace la calor, Todos cabalgan a mula,
cuando los trigos encañan sólo Rodrigo a caballo;
y están los campos en flor, todos visten oro y seda,
cuando canta la calandria Rodrigo va bien armado;
y responde el ruiseñor, todos espadas ceñidas,
cuando los enamorados Rodrigo estoque dorado;
van a servir al amor; todos con sendas varicas,
sino yo, triste, cuitado, Rodrigo lanza en la mano;
que vivo en esta prisión; todos guantes olorosos,
que ni sé cuándo es de día Rodrigo guante mallado;
ni cuándo las noches son, todos sombreros muy ricos,
sino por una avecilla Rodrigo casco afilado,
que me cantaba el albor. y encima del casco lleva
Matómela un ballestero; un bonete colorado.
dele Dios mal galardón. Andando por su camino,
unos con otros hablando,
allegados son a Burgos,
con el rey se han encontrado.
Los que vienen con el rey
2. ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS entre sí van razonando;
¡Quién hubiera tal ventura unos lo dicen de quedo,
sobre las aguas del mar otros lo van preguntando:
como hubo el conde Arnaldos -aquí viene, entre esta gente,
la mañana de San Juan! quien mató al conde Lozano.
Andando a buscar la caza Como lo oyera Rodrigo
para su falcón cebar, en hito los ha mirado,
vio venir una galera con alta y soberbia voz
que a tierra quiere llegar; de esta manera ha hablado:
las velas trae de sedas, -Si hay alguno entre vosotros
la ejarcia de oro torzal, su pariente o adeudado
áncoras tiene de plata, que se pese de su muerte,
tablas de fino coral. salga luego a demandallo,
Marinero que la guía, yo se lo defenderé,
diciendo viene un Cantar, quiera pie, quiera caballo.
que la mar ponía en calma, Todos responden a una:
los vientos hace amainar; -Demándelo su pecado.
los peces que andan al hondo, Todos se apearon juntos
arriba los hace andar; para al rey besar la mano,
las aves que van volando, Rodrigo se quedó solo,
al mástil vienen posar. encima de su caballo;
Allí habló el infante Arnaldos, entonces habló su padre,
bien oiréis lo que dirá: bien oiréis lo que ha hablado:
-Por tu vida, el marinero, -Apeaos vos, mi hijo,
dígasme ora ese cantar. besaréis al rey la mano
Respondióle el marinero, porque él es vuestro señor,
tal respuesta le fue a dar: vos, hijo, sois su vasallo.
-Yo no digo mi canción Desque Rodrigo esto oyó,
sino a quien conmigo va. sintiose más agraviado;
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las palabras que responde sino cuando era pequeño,


son de hombre muy enojado: que non sabía de amor.
-Si otro me lo dijera
ya me lo hubiera pagado, 5. ROMANCE DEL REY DON RODRIGO
mas por mandarlo vos, padre,
yo lo haré de buen grado. Amores trata Rodrigo,
Ya se apeaba Rodrigo descubierto ha su cuidado;
para al rey besar la mano; a la Cava se lo dice
al hincar de la rodilla de quien anda enamorado;
el estoque se ha arrancado; -Mira, Cava; mira, Cava;
espantose de esto el rey mira, Cava, que te hablo;
y dijo como turbado: darte he yo mi corazón
-Quítate Rodrigo, allá, y estaría a tu mandado.
quítateme allá, diablo, La Cava, como es discreta,
que tienes el gesto de hombre a burlas lo habla echado;
y los hechos de león bravo. respondió muy mesurada
Como Rodrigo esto oyó y el gesto muy abajado:
aprisa pide el caballo; -Como lo dice tu alteza,
con una voz alterada debe estar de mí burlando;
contra el rey así ha hablado: no me lo mande tu alteza,
-Por besar mano de rey que perdería gran ditado.
no me tengo por honrado, Don Rodrigo le responde
porque la besó mi padre que conceda en lo rogado.
me tengo por afrentado. Ella hincada de rodillas,
En diciendo estas palabras él estala enamorando;
salido se ha del palacio, sacándole está aradores
consigo se los tornaba de las sus jarifas manos.
los trescientos hijosdalgo. Fuese el rey dormir la siesta,
Si bien vinieron vestidos, por la Cava había enviado;
volvieron mejor armados, cumplió el rey su voluntad
y si vinieron en mulas, más por fuerza que por grado,
todos vuelven en caballos. por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
4. ROMANCE DE ROSA FRESCA La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
¡Rosa fresca, rosa fresca, Don Julián, que es traidor,
tan garrida y con amor, con los moros se ha concertado
cuando yo os tuve en mis brazos, que destruyen España
non vos supe servir, non: por le haber así injuriado.
y agora que vos servía
non vos puedo yo haber, non! 6. ROMANCE DEL CERCO DE BAZA
– Vuestra fue la culpa, amigo,
vuestra fue, que mía non; Sobre Baza estaba el rey,
enviásteme una carta lunes, después de yantar;
con un vuestro servidor, Miraba las ricas tiendas
y, en lugar de recaudar que estaban en su real;
él dijera otra razón: miraba las huertas grandes
que érades casado amigo, y miraba el arrabal;
allá en tierras de León; miraba el adarve fuerte
que tenéis mujer hermosa que tenía la ciudad;
e hijos como una flor. miraba las torres espesas,
– Quien vos lo dijo, señora, que no las puede contar.
non vos dijo verdad, non; Un moro tras una almena
que yo nunca entré en Castilla comenzóle de hablar:
ni allá en tierras de León, -Vete, el rey don Fernando,
non querrás aquí envernar,
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que los fríos de esta tierra lo que era preguntaba.


no los podrás comportar. -Es que el rey, señora, al conde
Pan tenemos por diez años, de traidor lo difamaba
mil vacas para salar; porque en la su falda un niño
veinte mil moros hay dentro, del palacio lo sacaba,
todos de armas tomar, creyendo que a vos, señora,
ochocientos de caballo el conde vos deshonrara.
para el escaramuzar; Sale la infanta de prisa
siete caudillos tenemos, adonde su padre estaba,
tan buenos como Roldán, y la espada de la mano
y juramento tienen hecho de presto se la quitara,
antes morir que se dar. diciendo: -Oídme, señor,
una cosa que os contara.
7. ROMANCE DE LA INFANTA PARIDA El rey, que la quería bien,
que dijese le mandaba.
Parida estaba la infanta, -Mía es la criatura
la infanta parida estaba; que el conde, señor, llevaba,
para cumplir con el rey y el conde es mi marido,
decía que estaba mala. yo por tal lo publicaba.
Envió a llamar al conde El rey, que aquello oyera,
que viniese a la su sala; triste y espantado estaba:
el conde siendo llamado por un cabo quería vengarse,
no tardó la su llegada. y por otro non osaba;
-¿Qué me queredes, mi vida? al fin al mejor consejo
¿Qué me queredes, mi alma? como cuerdo se allegaba:
-Que toméis esta criatura con voz alta y amorosa
y la deis a criar a un ama. dijo que les perdonaba.
Ya la tomaba el buen conde Mándales tomar las manos
en los cantos de su capa, a un cardenal que allí estaba,
mas de la sala saliendo y hacer bodas suntuosas
con el buen rey encontrara. de que todo el mundo holgaba,
-¿Qué lleváis, el buen conde, y así el pesar pasado
en cantos de vuestra capa? con gran gozo se tornaba.
-Unas almendras, señor,
que son para una preñada. 8. ROMANCE DEL CONDE OLINOS
-Dédesme de ellas, el conde,
para mi hija la infanta. Madrugaba el conde Olinos,
-Perdónedes vos, el rey, mañanita de San Juan,
porque las traigo contadas. a dar agua a su caballo
Ellos en aquesto estando, a las orillas del mar.
la criatura lloraba. Mientras el caballo bebe
-Traidor me sois vos, el conde, canta un hermoso cantar:
traidor me sois en mi casa. las aves que iban volando
-Yo no soy traidor, el rey, se paraban a escuchar;
ni en mi linaje se halla: caminante que camina
hermanos y primos tengo detiene su caminar,
los mejores de Granada. navegante que navega
Revolvió el manto al brazo la nave vuelve hacia allá.
y arrancó de la su espada, Desde la torre más alta
el conde, por la criatura, la reina le oyó cantar:
retiróse por la sala. -Mira, hija, cómo canta
El rey decía: -¡Prendedlo!; la sirenita del mar.
mas nadie prenderlo osaba. -No es la sirenita, madre,
La infanta, que luego oyera que esa no tiene cantar;
rencilla tan grande e brava, es la voz del conde Olinos,
a una de las damas suyas que por mí penando está.
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-Si por tus amores pena por los campos de Monvela


yo le mandaré matar, caballeros vi asomare,
que para casar contigo ellos de guerra no vienen,
le falta sangre real. ni menos vienen de paz,
-¡No le mande matar, madre; vienen en buenos caballos,
no le mande usted matar, lanzas y adargas traen.
que si mata al conde Olinos Desque yo los vi, mezquina,
juntos nos han de enterrar! parémelos a mirare,
-¡Que lo maten a lanzadas conociera al uno de ellos
y su cuerpo echen al mar! en el cuerpo y cabalgare:
Él murió a la media noche; don Rodrigo de Chavella,
Ella, a los gallos cantar. que llaman del Marechale,
A ella, como hija de reyes, primo hermano de la reina,
la entierran en el altar, mi enemigo era mortale.
y a él, como hijo de condes, Desque yo, triste, le viera,
unos pasos más atrás. luego vi mala señale.
De ella nace un rosal blanco; Tomé mis hijos conmigo
de él, un espino albar. y subíme al homenaje;
Crece uno, crece el otro, ya que yo iba a subir,
los dos se van a juntar. ellos en mi casa estane;
La reina, llena de envidia, don Rodrigo es el primero,
ambos los mandó cortar; y los otros tras él vane.
el galán que los cortaba -Sálveos Dios, doña Isabel,
no cesaba de llorar. Caballeros, bien vengades.
De ella nacería una garza; -¿Conocédesnos, señora,
de él, un fuerte gavilán. pues así vais a hablare?
Juntos vuelan por el cielo, -Ya os conozco, don Rodrigo,
Juntos vuelan par a par. ¡ya os conozco por mi male!
¿A qué era vuestra venida?
9. BLANCAFLOR Y FILOMENA ¿Quién os ha enviado acae?
-Perdonédesme, señora,
Por las orillas del río, por lo que os quiero hablare:
doña Urraca se pasea sabed que la reina, mi prima,
con dos hijas de la mano, acá enviado me hae,
Blancaflor y Filomena; porque ella es muy mal casada
el rey moro que lo supo, y esta culpa en vos estáe,
del camino se volviera, porque el rey tiene en vos hijos
de palabra se trabaron y en ella nunca los hae,
y de amores le requiebra. siendo, como sois, su amiga,
Le pidió la hija mayor, y ella mujer naturale,
y ella le dio la pequeña manda que murais, señora,
y por no ser descortés paciencia querais prestare.
se llevó la que la diera. Respondió doña Isabel
Se casaron, se velaron, con muy gran honestidade:
se fueron para su tierra; -Siempre fuisteis, don Rodrigo,
nueve meses estuvieron en toda mi contrariedade;
sin venir a ver la suegra. si vos queredes, señor,
Al cabo de nueve meses, bien sabedes la verdade:
rey Turquillo vino a verla. que el rey me pidió mi amor,
- Bien venido, rey Turquillo; y yo no se le quise dare,
¿qué noticias traes de mi hija? teniendo en más a mi honra,
- Blancaflor buena quedaba; que no sus reinos mandare.
Yo me estando en Giromena Cuando vio que no quería,
a mi placer y holgare, mis padres fuera a mandare;
subiérame a un mirador ellos tampoco quisieron,
por más descanso tomare; por la su honra guardare.
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Desque todo aquesto vido, y el otro que era de teta,


por fuerza me fue a tomare, dándole sale a mamare;
trújome a esta fortaleza, toda cubierta de negro,
do estoy en este lugare, lástima es de la mirare.
tres años he estado en ella -Adiós, adiós, hijos míos,
fuera de mi voluntade, hoy os quedaréis sin madre;
y si el rey tiene en mí hijos, de alta sangre caballeros,
plugo a Dios y a su bondade, por mis hijos queráis mirare,
y si no los ha en la reina que al fin son hijos de rey,
es así su voluntade aunque son de baja madre.
¿Por qué me habéis de dar muerte, Tiéndenla en un repostero
pues que no merezco male? para haberla degollare;
Una merced os pido, señores, así murió esta señora,
no me la queráis negare: sin merecer ningún male.
desterréisme de estos reinos, en días de parir está
que en ellos no estaré mase; y vengo muy encargado
irme ha yo para Castilla, que vaya allá Filomena.
o a Aragón más adelante - Filomena es muy chiquita
y si aquesto no bastare, para salir de la tierra
a Francia me iré a morare. pero por ver a su hermana,
-Perdonédesnos, señora, vaya; vaya enhorabuena.
que no se puede hacer mase; Montó en una yegua torda
aquí está el duque de Bavia y ella en una yegua negra.
y el marqués de Villareale Siete leguas anduvieron
y aquí está el obispo de Oporto, sin decirse ni palabra,
que os viene a confesare. de las siete a las ocho,
Cabe vos está el verdugo de amores la requiriera.
que os había de degollare, - Mira que haces, rey Turquillo;
y aun aqueste pajecico mira que el diablo te tienta,
la cabeza ha de llevare. que entre cuñados y hermanos
Respondió doña Isabel, no cabe tan gran afrenta.
con muy gran honestidade: Atola de pies y manos,
-Bien parece que soy sola, hizo lo que quiso de ella.
no tengo quién me guardare, Pasó por allí un pastor,
ni madre ni padre tengo, de mano de Dios viniera.
pues no me dejan hablare; - Por Dios te pido, pastor,
y el rey no está en esta tierra, que me escribas una letra,
que era ido allende el mare, una para la mi madre,
mas desque él sea venido, -nunca ella me pariera-
la mi muerte vengaráe. y otra para la mi hermana
-Acabedes ya, señora, -nunca yo la conociera-
acabedes ya de hablare. Si mucho corrió la carta,
Tomadla, señor obispo, mucho más corrió la nueva;
y metedla a confesare. Blancaflor cuando lo supo,
Mientras en la confesión, con el dolor malpariera.
todos tres hablando estane Y el hijo que malparió,
si era bien hecho o mal hecho guisolo en una cazuela
esta dama degollare: para dar al rey Turquillo
los dos dicen que no muera, a la noche cuando vuelva.
que en ella culpa no hae. - ¿Qué me diste, Blancaflor,
don Rodrigo que es muy cruel, qué me diste para cena?
dice que la ha de matare. De lo que hay que estamos juntos,
Sale de la confesión nunca tan bien me supiera.
con sus tres hijos delante: - Sangre fue de tus entrañas,
el uno dos años tiene, gusto de tu carne mesma;
el otro para ellos vae, pero mejor te sabrían los besos de Filomena.
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- ¿Quién te lo dijo, traidora? y ella mujer naturale,


¿Quién te lo fue a decir, perra? manda que murais, señora,
Con esta espada que traigo, paciencia querais prestare.
te he de cortar la cabeza. Respondió doña Isabel
Madres, las que tienen hijas, con muy gran honestidade:
que las casen en su tierra, -Siempre fuisteis, don Rodrigo,
que yo, para dos que tuve, en toda mi contrariedade;
-la fortuna lo quisiera- si vos queredes, señor,
una murió maneada, bien sabedes la verdade:
la otra de amores muriera. que el rey me pidió mi amor,
y yo no se le quise dare,
10. ROMANCE DE DOÑA ISABEL DE LIAR teniendo en más a mi honra,
que no sus reinos mandare.
Yo me estando en Giromena Cuando vio que no quería,
a mi placer y holgare, mis padres fuera a mandare;
subiérame a un mirador ellos tampoco quisieron,
por más descanso tomare; por la su honra guardare.
por los campos de Monvela Desque todo aquesto vido,
caballeros vi asomare, por fuerza me fue a tomare,
ellos de guerra no vienen, trújome a esta fortaleza,
ni menos vienen de paz, do estoy en este lugare,
vienen en buenos caballos, tres años he estado en ella
lanzas y adargas traen. fuera de mi voluntade,
Desque yo los vi, mezquina, y si el rey tiene en mí hijos,
parémelos a mirare, plugo a Dios y a su bondade,
conociera al uno de ellos y si no los ha en la reina
en el cuerpo y cabalgare: es así su voluntade70
don Rodrigo de Chavella, ¿Por qué me habéis de dar muerte,
que llaman del Marechale, pues que no merezco male?
primo hermano de la reina, Una merced os pido, señores,
mi enemigo era mortale. no me la queráis negare:
Desque yo, triste, le viera, desterréisme de estos reinos,
luego vi mala señale. que en ellos no estaré mase;
Tomé mis hijos conmigo irme ha yo para Castilla,
y subíme al homenaje; o a Aragón más adelante
ya que yo iba a subir, y si aquesto no bastare,
ellos en mi casa estane; a Francia me iré a morare.
don Rodrigo es el primero, -Perdonédesnos, señora,
y los otros tras él vane. que no se puede hacer mase;
-Sálveos Dios, doña Isabel, aquí está el duque de Bavia
Caballeros, bien vengades. y el marqués de Villareale
-¿Conocédesnos, señora, y aquí está el obispo de Oporto,
pues así vais a hablare? que os viene a confesare.
-Ya os conozco, don Rodrigo, Cabe vos está el verdugo
¡ya os conozco por mi male! que os había de degollare,
¿A qué era vuestra venida? y aun aqueste pajecico
¿Quién os ha enviado acae? la cabeza ha de llevare.
-Perdonédesme, señora, Respondió doña Isabel,
por lo que os quiero hablare: con muy gran honestidade:
sabed que la reina, mi prima, -Bien parece que soy sola,
acá enviado me hae, no tengo quién me guardare,
porque ella es muy mal casada ni madre ni padre tengo,
y esta culpa en vos estáe, pues no me dejan hablare;
porque el rey tiene en vos hijos y el rey no está en esta tierra,
y en ella nunca los hae, que era ido allende el mare,
siendo, como sois, su amiga, mas desque él sea venido,
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la mi muerte vengaráe.
-Acabedes ya, señora,
acabedes ya de hablare.
Tomadla, señor obispo,
y metedla a confesare.
Mientras en la confesión,
todos tres hablando estane
si era bien hecho o mal hecho
esta dama degollare:
los dos dicen que no muera,
que en ella culpa no hae.
don Rodrigo que es muy cruel,
dice que la ha de matare.
Sale de la confesión
con sus tres hijos delante:
el uno dos años tiene,
el otro para ellos vae,
y el otro que era de teta,
dándole sale a mamare;
toda cubierta de negro,
lástima es de la mirare.
-Adiós, adiós, hijos míos,
hoy os quedaréis sin madre;
de alta sangre caballeros,
por mis hijos queráis mirare,
que al fin son hijos de rey,
aunque son de baja madre.
Tiéndenla en un repostero
para haberla degollare;
así murió esta señora,
sin merecer ningún male.

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