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P-5 Miguel Alvariño

La irrupción de la arquitectura moderna en Perú suele relacionarse con la fundación de la


Agrupación Espacio en 1947. Sin embargo, no fueron los arquitectos vinculados a este
movimiento los únicos nombres propios de la modernidad peruana de la época. Podríamos
citar a Walter Weberhofer55 como uno de esos arquitectos que desde los años cincuenta
promovió desde su obra y su tarea docente un nuevo entendimiento de la arquitectura. Y
precisamente junto a él, en 1956 en la construcción de la casa Accinelli en Huancayo, nos
encontramos a Miguel Alvariño.
Alvariño se presentó solo al concurso de PREVI y aunque no resultó premiado, su propuesta
sí que fue seleccionada para la construcción. Sin embargo, no sería este el único motivo que
unió su nombre al proyecto limeño. Finalizada la fase de concurso, Miguel Alvariño formó
parte del llamado equipo de desarrollo, el conjunto de técnicos encargado de la coordinación
y realización de los proyectos elegidos (ININVI 1988, 41). Su colaboración en PREVI fue
por tanto doble y dentro de las tareas generales del equipo podríamos destacar su
colaboración en el diseño urbano del conjunto, junto a Hugo Ruibal Handabaka y Alfredo
Montagne (P-12).
En la propuesta de Alvariño el conjunto de viviendas se articula en torno a dos ejes
perpendiculares. De este a oeste discurre la alameda peatonal y de norte a sur atraviesa un eje
rodado que divide la parcela. En la intersección de ambos, se disponen las
dotaciones, servicios y comercios, con la idea de que el acceso rodado directo permita a estos
equipamientos ampliar su impacto más allá de PREVI. Fuera de estos núcleos y ejes de
actividad, las viviendas se organizan en una trama ortogonal, donde es posible combinar
distintos tipos de parcelas, unas de carácter más longitudinal junto a otros solares de
geometría cuadrada.
En el conjunto de viviendas realizado en PREVI siguiendo los planos del P-5 es posible
detectar el intento de generar variedad a partir de trazados ortogonales. Por una parte, un
grupo de viviendas construye parte del frente de la alameda, pero detrás de esta primera línea
se articula una pequeña plaza. Se intenta así mostrar la doble escala en la que se plantean los
espacios públicos, unos ligados al conjunto del barrio y otros asociados a las pequeñas
agrupaciones de viviendas.
La reflexión sobre las interacciones entre la vivienda y la ciudad ha sido un tema que
Alvariño ha abordado también de manera teórica en textos publicados por el ININVI
(Alvariño Guzmán 1988). Este Instituto nacional de investigación y normalización de la
vivienda, que estuvo detrás de las realizaciones de PREVI, ha sido sin duda otra de las
instituciones ha apostado por la modernidad arquitectónica en Perú. Una modernidad que, sin
embargo, no ha querido dejar de lado las características y realizaciones locales de tipo
popular, como se ve en sus estudios sobre la vivienda costera peruana (Alvariño Guzmán y
Burga 2001).
Esta doble mirada, internacional y local, ha sido una de las características típicas de los
arquitectos modernos peruanos. Sin embargo, la propuesta de vivienda y las tecnologías
constructivas que Alvariño propone para PREVI parecen bascular más hacia la primera de las
orientaciones. La descomposición de la vivienda en elementos básicos alcanza en esta
propuesta un carácter radical. En unas viviendas con un estrecho frente de fachada de 3,80m.,
se distinguen tres tipos de elementos: un núcleo de baño-cocina de carácter rígido, una
escalera cuya construcción se califica de eventual y un elemento
flexible mucho más indefinido que constituye el espacio libre de la vivienda.
A diferencia de las propuestas internacionales, en las que los equipos dedicaban
numerosos esfuerzos a prever y organizar la vida interior de las viviendas, Alvariño
parece consciente de la imposibilidad de predecir la actuación de los usuarios en el
interior de sus casas. Se limita a marcar una dimensión de crujía capaz de cubrirse con
técnicas constructivas tradicionales y a delimitar la posición de las zonas húmedas.
Incluso la escalera se plantea como un elemento exento, capaz de adoptar distintas
posiciones. En estas viviendas de frente mínimo, se pretende que sea la geometria de la
planta la que produzca las divisiones del espacio. Al ubicar la escalera el espacio de la planta
baja queda dividido en dos zonas, abierta hacia cada uno de los patios, delantero y posterior,
en la planta alta ocurre algo similar. La proporción entre los espacios se deja a elección de los
usuarios. Otro rasgo característico de este proyecto es que es de los pocos que prevé el
crecimiento de la vivienda hasta las tres plantas. En el esquema que se presenta al concurso
se opta por el crecimiento en altura y se da por supuesto que los usuarios respetarán los
espacios libres de los patios.
La estrategia parece clara, en las primeras fases se construye un volumen rígido mediante
prefabricados de mayor tamaño, mientras que en el interior de este espacio las divisiones y
comunicaciones se realizan con piezas de menor tamaño, más fáciles de poner en obra por los
usuarios. Sin embargo, queda una cuestión en el aire, ¿cómo iban a construirse las
ampliaciones en plantas superiores? En el proyecto parece contarse con la posibilidad de
seguir utilizando los paneles prefabricados, a pesar de la complicación que supone la
movilización de este tipo de elementos para ampliaciones particulares.
1919-1930.- El oncenio puede ser considerado como uno de los períodos de la historia del
Perú más interesantes para examinar el papel del Estado en la economía. En efecto, durante
su dilatada administración, Augusto B. Leguía pretendió inaugurar una época distinta
basándose en una nueva concepción de lo que debía ser la intervención del Estado en la
economía, en tanto promotor y acelerador del progreso. Si bien es cierto que en relación al
período anterior hay una continuidad en tomo a la imagen y los medios necesarios para
impulsar el desarrollo económico futuro (irrigaciones, infraestructura vial, minería, ayuda del
capital extranjero), no lo es menos el hecho que la filosofía de la “Patria Nueva” se propuso
convertir al Estado en el principal artífice de dicha evolución, contradiciendo en este terreno
las ideas liberales imperantes en la época. De ahí que, como primera acción, el leguiismo
tuviera que desplazar políticamente al civilismo buscando sustituirlo con una nueva base
social y política de apoyo que terminó siendo reclutada en los sectores medios, ansiosos por
encontrar una ubicación en la administración pública. Concluida dicha tarea, que no supuso la
erradicación de las bases materiales del poder de la élite aristocrática —ya que el propio
Leguía era hacendado y exportador de algodón como varios de sus adversarios—, las
condiciones estaban dadas para iniciar la edificación de la “Patria Nueva”, como fue
bautizada por sus más cercanos ideólogos la nueva era que se inauguraba. Pasemos ahora a
examinar, en una primera visión de conjunto, cómo se materializó el nuevo patrón de
comportamiento del Estado. Una primera característica, visible en el Anexo 1, la constituye el
fuerte incremento observado en el monto del gasto público global que, entre 1919 y 1929,
prácticamente se multiplica por tres, poniendo de manifiesto la expansión que experimenta el
Estado en el volumen de sus gastos. En cuanto a la composición de dicho gasto, merece ser
subrayado el aumento relativo de los gastos en Promoción Económica y su continua
estabilidad hasta 1929, ya que en 1930 —año de la crisis económica mundial- éstos sufren un
descenso que revela claramente la brusca caída de los niveles de acumulación estatal. Por su
parte, los gastos en Promoción Social muestran una dinámica global bastante estable a lo
largo del período. En lo que respecta a la Administración Pública puede advertirse claramente
un ostensible crecimiento de su peso relativo como resultado de la expansión de las
actividades estatales y de sus aparatos administrativos. Así, por ejemplo, sólo entre 1920 y
1931 los empleados públicos pasaron de 5,329 a 14,778 (8). Por último, debe indicarse la
ligera disminución relativa que se opera en los gastos destinados a la Defensa Interna y
Externa en relación al período anterior. No obstante ello, no puede olvidarse que Leguía
fortaleció poderosamente las funciones represivas internas del Estado mediante la reforma de
la policía, el desarrollo de los servicios de investigación y la puesta en práctica de una vasta
red de “soplones” , cuyo propósito era evidentemente prevenir al mandatario de los complots
y conspiraciones que se tejían en su contra.

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