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EL SISTEMA OSTEOARTICULAR

1. ASPECTOS GENERALES.
El sistema óseo – articular u osteoarticular
Está compuesto por los HUESOS (Esqueleto óseo) y las ARTICULACIONES.
Dentro de este cabe destacar dos funciones que realizan en su conjunto las articulaciones
y los huesos, que son:
 Forman la estructura del cuerpo, manteniendo la posición corporal, siendo por
tanto el soporte del movimiento. Es decir son los responsables de la ESTÁTICA.
 Proporcionan las palancas del movimiento, por tanto, poseen una función
importante sobre la DINÁMICA.

2. OSTEOLOGÍA
Se denomina así a la ciencia encargada del estudio de los huesos que forman el esqueleto
humano.
2.1. CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES DE LOS HUESOS
Dentro de las características se pueden destacar diversos aspectos:
 Contamos con 206 huesos.
 El hueso es el elemento más sólido (forma rígida de tejido conjuntivo),
representando hasta un 15% de peso corporal. Aun así son frágiles y maleables
(los diversos órganos pueden dejar huella en ellos, incluidos los músculos, el
calzado, técnicas deportivas, etc.).
 Existe una relación entre la longitud del hueso y la altura del individuo, de tal
forma que identificando un hueso, se podría determinar la altura del individuo.
 Los huesos constituyen un tejido muy dinámico, están en constante renovación.
 Funciones: (además de la estática y dinámica comentada anteriormente)
 Factor protector de órganos o vísceras.
 Sirve de fijación a otros elementos o estructuras blandas.
 Hematopoyesis: Encargados de la formación de los glóbulos rojos,
glóbulos blancos, linfocitos y plaquetas.
 Depósito de sales: calcio, fósforo y magnesio.
2.2. TIPOS DE HUESOS
Si atendemos a la configuración externa de los huesos estos se podrían clasificar en tres
grandes grupos:
a) Huesos largos: En ellos predomina una dimensión, su longitud. Se localizan en las
extremidades y alrededor del tórax (costillas húmero, fémur, etc.). Son capaces de
soportar grandes presiones, pero no el cizallamiento o torsión. Encontramos en los
mismos tres partes: Diáfisis (parte central más larga. Suelen

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ser prismáticas triangulares); Dos epífisis, parte proximal y distal del hueso; y la
metáfisis, formada por tejido cartilaginoso que une la diáfisis con la epífisis y será la
zona de crecimiento del hueso.
b) Huesos cortos: Suelen tener muchas caras, que son planas o casi planas determinadas
por los huesos cercanos. Son muy resistentes y muy densos aunque no son macizos
completamente, al poseer en su
interior cavidades que favorecen la
transmisión de presiones.
Ejemplos: carpo, tarso, columna
vertebral.
c) Huesos planos. Suelen ejercer
funciones de protección o de
refuerzo (huesos del cráneo,
omóplato). Están constituidos por
dos láminas de hueso compacto
entre las que se interpone hueso
esponjoso.
2.3. ESTRUCTURA INTERNA.
Destacamos tres aspectos: células, tipos de tejido óseo (disposición de la matriz ósea) y
la médula ósea.
Células óseas: Encontramos tres tipos de células: Osteoblastos (encargados de la
formación del hueso, la matriz ósea); osteoclastos (se encargan de la destrucción del
hueso, fundamental para que éste crezca); y osteocitos (componentes principales del
hueso, modelan el hueso orientando las trabéculas).
Tipos de tejido óseo: Aparecen tres tipos de
tejido: compacto (formado por láminas de
tejido óseo muy densas, sin dejar espacios
entre sí. Lo encontramos en la diáfisis de los
huesos largos, la corteza de los cortos y como
hemos comentado anteriormente en las
láminas de los planos); esponjoso (láminas o
líneas entrecruzadas, dejando cavidades
ocupadas por médula ósea) lo encontramos en
las epífisis de los huesos largos, en los huesos
cortos y huesos planos; reticular: son láminas
óseas que
dejan cavidades más grandes, siendo menos compacto, se localiza en la zona de unión
entre epífisis y diáfisis, y en huesos cortos. Los dos últimos se encargan de amortiguar
las presiones, el compacto las transmite al 100%.

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Médula ósea: se divide en amarilla, rica en grasa tejido adiposo, y roja, constituida por
células en continua división. Además de producir osteoblastos, osteocitos y
osteoclastos, estas células de la médula roja generan también la mayoría de los
elementos celulares de la sangre y de la linfa.

3. ARTROLOGÍA.
La artrología es la ciencia encargada del estudio de las articulaciones.
3.1. DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DE UNA ARTICULACIÓN.
Las articulaciones son los puntos de unión entre
dos o más huesos, permitiendo desde un punto
de vista funcional: el movimiento de los huesos
y ayudando a amortiguar las fuerzas reactivas
que inciden sobre el cuerpo al moverse.
Partes de una articulación:
- Carillas articulares o superficies articulares:
superficies óseas puestas en relación.
- Cartílago articular: tejido cartilaginoso
aplicado a las superficies óseas puestas en
relación. Su grosor es mayor en los puntos de
más presión.
- Fibrocartílagos interóseos o meniscos: su objetivo es mejorar la congruencia entre las
dos superficies óseas. Se interpone entre ambas.
- Cápsula articular: manguito fibroso que rodea la articulación y la aísla.
- Ligamentos: contribuyen a la unión y estabilización de la articulación, nos los
podemos encontrar tanto en el interior como en el exterior de la articulación (éstos
últimos parecen refuerzos de la cápsula articular).
- Membrana sinovial: Capa que se aplica a la cara interna de la cápsula y a todos los
elementos interarticulares desprovistos de cartílago. Soporta muy mal la tensiones,
pudiéndose romper; para evitarlo aparecen en ella unos pliegues o franjas. Su función es
la de segregar el líquido sinovial.
- Líquido sinovial: líquido acuoso y estéril, en el que predomina el agua y los
mucopolisacáridos.
3.2. TIPOS DE ARTICULACIÓN
Según la capacidad de movimiento las articulaciones las podríamos clasificar en:
3.2.1. Sinartrosis.- Existe un material intermedio entre los huesos que los une,
dependiendo del tipo de material hablamos de sinfibrosis, si es de tipo fibroso (como las
articulaciones craneales, también llamadas suturas); Sincondrosis, si es de tipo
cartilaginoso (como las articulaciones esternocondro – costales).

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3.2.2 Anfiartrosis.- Poseen movimientos muy reducidos y se deben a la elasticidad de
los ligamentos que las unen. Ejemplos: Las que unen los cuerpos vertebrales o la sínfisis
del pubis.
3.2.3. Diartrosis.- Tiene todos los elementos descriptivos de una articulación.
Permiten la movilidad, en función de la forma de las caras articulares las
podemos clasificar en:
- Artrodias: Las dos superficies articulares planas o casi planas. Ejemplos: Acromio
clavicular, las de los huesos del carpo.
- Troclear o articulación en bisagra: Esta articulación solo se mueve en un solo eje
(articulación monoaxial). Sólo permiten la flexión y la extensión de los huesos. Ejemplo
la Húmero – cubital. Similar a ésta es la bicondílea (dos cóndilos como es el caso de la
rodilla).
- Condílea: Se trata de articulaciones biaxiales (permiten el movimiento en dos
direcciones: flexión y extensión, y abducción y adducción). Se opone una superficie
convexa a una plana o apenas cóncava. Ejemplo: la articulación radiocarpiana.
- Articulación en silla de montar: (biaxiales) las superficies que se oponen poseen forma
de silla de montar la una y de montura la otra, es decir que son cóncavas en una
superficie y convexas en la otra. Ejemplo: esternoclavicular.
- Enartrosis: Son articulaciones multiaxiales, se enfrentan dos superficies esféricas una
convexa y otra cóncava. Permitiendo los siete movimientos. Ejemplo: Coxo – femoral,
Escápulo – humeral.
- Trochus o articulaciones en pivote: Estas articulaciones son uniaxiales y permiten la
rotación. En ellas una prolongación redondeada de hueso rota dentro de un manguito o
anillo. Ejemplo: articulación entre el axis y el atlas (vértebras C2 y C1
respectivamente).

4. ESTRUCTURA Y FUNCIONES
Los huesos y las articulaciones se organizan entre sí para formar el esqueleto humano,
el cual presenta las siguientes regiones funcionales:
 Un eje central formado por el cráneo y la columna vertebral.
 Dos extremidades superiores.
 Dos extremidades inferiores.
 Dos cinturas que unen las extremidades al eje central: cintura escapular y
cintura pélvica.
 Cavidad torácica.

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ANAMNESIS
MOTIVO DE CONSULTA
El paciente acude por alguno de los siguientes síntomas:
 Dolor
 Alteraciones de la armonía somática
 Deformación
 Alteración de la movilidad
 Pérdida de fuerza
 Percepción de ruidos
FILIACIÓN
 Edad.- cada edad tiene afecciones predominantes o exclusivas, como son las
malformaciones congénitas observadas aun antes del nacimiento, enfermedades
infecciosas (reumatismo poliarticular, artritis, osteítis séptica) durante los 10
primeros años de vida, patologías vinculadas al cartílago de crecimiento y a la
metafisis hasta los 21 años que es cuando cesa su función, espondilitis
anquilosante entre los 20 y 30 años, artritis reumatoide entre los 30 y 50 años,
lesiones degenerativas como artrosis a partir de los 50 años, osteoporosis a partir
de los 60, fracturas de fémur a partir de los 70 años e hiperostosis anquilosante
vertebral senil a partir de los 80 años.
 Sexo.- hay alteraciones que son predominantes de acuerdo al sexo, la gota
constituye un ejemplo más frecuente en el hombre, artritis reumatoide en
mujeres.
 Raza.- un factor de influencia poco llamativa a pesar de ello parece que la gota
se observa más en razas nórdicas que en meridionales.
 Religión.- relativa influencia, por ejemplo en epifisitis anteriores de la tibia que
se pueden observar en pacientes que están mucho tiempo arrodillados.
 Hábitos.- ingesta de alcohol se relaciona con la osteoesclerosis de los cirróticos
o vecindad, con animales como el perro se relaciona con quiste hidatídico
intraoseo.

ANTECEDENTES HEREDITARIOS
La influencia del factor hereditario se hace a través de una alteración metabólica como
por ejemplo, osteoartrosis ocronotica, artropatía hemocromatosa, gota, etc. así como
también ontogénesis imperfecta de lobstein, síndrome de ehlers- danlos, enfermedad
marmórea, etc.

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ANTECEDENTES PERSONALES
 Lugar de residencia.- las situaciones climáticas pueden influir por alteración en
la composición del agua por ejemplo zonas húmedas y frías aumentan la
posibilidad de reumatismo
 Profesión o actividad.- En general la profesión se relaciona sobre todo con el
reumatismo de partes blandas. Son comunes:
1. Jugador de tenis: epicondilitis (codo de tenista)
2. Ama de casa: Tendinitis de quervain
3. Trabajador con martillo neumático: fenómeno de rayanud.

AMBIENTE PSÍQUICO
Los estados conflictuales pueden tener exteriorización en el aparato locomotor ya sea
produciendo todo un cuadro de neurosis, disminuyendo el umbral de dolor o provocando
contracturas musculares.

MEDICAMENTOS
 Se debe interrogar al paciente sobre la toma de medicamentos
durante la toma de medicamentos durante o antes de la aparición del
cuadro articular.
 Se tendrá en cuenta también si el paciente se halla medicado con
hipoglucemiantes o anticoagulantes orales, ya que estos fármacos
incrementan su acción con la toma de inflamatorios no esteroideos.

RUIDOS ARTICULARES
Normalmente, los movimientos articulares son silenciosos. En determinadas
condiciones pueden aparecer ruidos que clasificaremos como roces, crujidos y
chasquidos.

- Roces articulares Hace referencia a una clase de ruidos de tono bajo,


débiles, que se perciben por la palpación. Los roces articulares se ven en la
artrosis. También las vainas tendinosas o las fascias pueden generar roces
con el movimiento.
- Crujidos articulares Se trata de ruidos de tono bajo, múltiples, similares al
roce pero que alcanzan una intensidad que los hace audibles.
Habitualmente son un signo de artrosis.

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- Chasquidos articulares Son ruidos de tono alto, de breve duración, que
aparecen en general en número de uno por movimiento. Son frecuentes y
sin significado patológico en los jóvenes. A veces aparecen como
manifestación del roce o enganchamiento de una superficie articular con
otra (como en la coxa vara), de un tendón con una prominencia ósea o por
la existencia de cuerpos libres interarticulares.

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EXAMEN FÍSICO
1.- CABEZA
1.1.-LA ARTICULACIÓN TÉMPOROMAXILAR
Es usada con una extremada frecuencia al correr del día, tanto para hablar como para
masticar, bostezar, etc. Se ve afectada particularmente en reumatismos inflamatorios,
los que incluso pueden determinar alteraciones de su desarrollo cuando acontecen en la
infancia. También sufre de patologías propias, vinculadas con sus particularidades
anatomo-funcionales.
Formaciones osteoarticulares
Está formada por el maxilar inferior que articula con el cráneo con el hueso temporal.
La articulación es de tipo bicondilea. La adaptación de las superficies articulares están
aseguradas por un menisco intrarticular. Los medios de unión están constituidos por la
capsula articular.
La sinovial tapiza la cara profunda de la capsula, siendo interrumpida por la inserción
del menisco en a cara profunda. Existen pues a menudo 2 sinoviales: suprameniscal y
submeniscal.
Formaciones Musculares
Formadas por músculos temporal, masetero, pterigoideo interno y externo; de los cuales
los 3 primeros son los encargados de cerrar la boca.
El temporal es el principal musculo retractor de la mandíbula; los pterigoideos internos
actuando en conjunto se encargan de la apertura bucal y adelantamiento de la
mandíbula; por separado se lateralizan.
Los movimientos de la articulación logran:
-Apertura y cierre de la boca
-Adelantamiento y retracción de la mandíbula
-Lateralización de la mandíbula

INSPECCIÓN
Se examinan y comparan las regiones témporomaxilares, mandíbula y dientes,
observando al paciente de frente y perfil.
Temporo maxilares: Piel (eritema sobre todo) o Tumefacción o Mandíbula o
Alteraciones de su estructura, como la micrognatia.
Dientes o Alineación de la mordida Se examina cómo realiza el paciente los
movimientos buscando dolor, limitación, asimetrías o ruidos:
Apertura y cierre de la boca · Proyección anterior y posterior de la mandíbula ·
Lateralizaciones de la mandíbula
Inspección estática: Se observan y comparan ambas regiones témporomaxilares,
particularmente por delante del orificio auditivo externo,

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donde se repera la articulación. Se inspecciona desde delante y de perfil. La
tumefacción puede hacerse visible. Se pide al paciente que enseñe los dientes,
intentando detectar desviaciones laterales, superposición o cruce de la mordida. De
perfil, se buscará micrognatia. La afectación de la articulación témporo maxilar durante
su crecimiento puede determinar un hipocrecimiento de la mandíbula con hundimiento
de la barbilla.
Inspección dinámica: Se buscará limitación de los movimientos de la mandíbula, la
aparición de dolor, asimetrías entre ambas articulaciones o ruidos articulares. Se pide al
paciente que: Abra la boca: Lo normal son 3 a 6 cm, suficiente como para permitir la
introducción de dos o tres dedos flexionados. Adelante la mandíbula: Deben colocarse
los dientes inferiores por delante de los superiores. Mueva la mandíbula lateralmente: El
movimiento logra un rango mayor si se realiza con la mandíbula en anteropulsión. La
articulación témporomaxilar
PALPACIÓN
Se busca. Dolor, Caracterizar las tumefacciones. Detectar crujidos articulares.
Se palpa: Con el dorso de la mano, buscando aumento de la temperatura. Con el índice,
por delante del conducto auditivo la porción anterior de la interlínea articular. Las masas
musculares de temporales y maseteros. Con el meñique, a través del conducto auditivo
externo, la porción posterior de la interlínea articular. Con la mano enguantada, dentro
de la boca, los pterigoideos externos. Se buscará calor con el dorso de la mano en la
región inmediatamente anterior al orificio auditivo externo, el cual puede hablarnos de
un proceso inflamatorio. Se palpan las masas musculares, buscando dolor o contractura.
Los pterigoideos externos pueden palparse con la mano enguantada, entre la mejilla y la
mandíbula superior, más profundamente que el último molar.
MANIOBRAS ESPECIALES
Se realizan maniobras contra resistencia explorando fuerzas y/o dolor:
Se evalúa la fuerza muscular y la presencia de sufrimiento por compromiso de
estructuras musculares.
Apertura contra resistencia.- Explora sobre todo los pterigoideos externos. El
examinador aplica una fuerza de cierre con la mano bajo la barbilla, pidiéndole al
paciente que se oponga a la misma.
Lateralizaciones contra resistencia.- Explora el pterigoideo externo homolateral
y el pterigoideo
Cierre contra resistencia.-
Explora maseteros, temporales y pterigoideos internos.

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2.- COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral es una larga unidad que sirve de estuche protector a la médula
espinal y de estructura esquelética de soporte tanto a la cabeza, la cintura escapular y los
miembros superiores, como a varias vísceras. La longitud de la columna vertebral en
una persona adulta es de 73 a 75 cm en el hombre y de 60 a 65 cm en la mujer,
variando de acuerdo a la talla del individuo. La
columna vertebral presenta
normalmente 4 curvaturas antero
posterior:
-Lordosis cervical, convexa hacia
delante.
-Cifosis torácica, convexa hacia
atrás.
-Lordosis lumbar, convexa hacia
delante.
-Cifosis sacra, convexa hacia atrás.
Las curvaturas laterales o escoliosis
son imperceptibles en un individuo
normal. Puede existir una escoliosis
dorsal convexa
hacia el lado opuesto del predominio funcional de la mano.

Globalmente considerada, en la columna vertebral se reconocen tres sectores:

 Sector anterior o columna de sustentación, destinada a la trasmisión del peso


corporal. Está constituido por la superposición de los cuerpos vertebrales y los
discos. Se observa por esta causa un aumento progresivo del tamaño de éstos
hacia un sector caudal correspondiendo al mayor peso que deben soportar.
 Sector posterior o columna de movimiento. Está formada por la superposición
de los arcos neurales (pedículos, apófisis y láminas), siendo el lugar de inserción
de los músculos motores del raquis.
 Sector intermedio: entre los dos anteriores es el conducto vertebral, determinado
por la superposición de los agujeros de conjunción. Aloja la médula espinal, las
raíces y sus envolturas meníngeas.

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AMPLITUD DE MOVIMIENTOS DE LA COLUMNA VERTEBRAL (MÉTODO
NEUTRO 0)

PRUEBA DE DISTANCIA DEDOS-SUELO (DDS)


Mide la movilidad de la columna en su conjunto durante la flexión (DDS en cm).
▶Procedimiento. Paciente en bipedestación o sentado en el lugar de exploración.
Con las rodillas extendidas debe inclinarse y aproximar los brazos/manos extendidos
hacia los pies de forma simétrica. Se mide la distancia entre las puntas de los dedos y el
suelo o se describe hasta qué altura llegan los dedos (rodilla, parte media de la tibia)
▶Valoración. En esta prueba se valora un movimiento combinado en el que participa
la columna y las articulaciones del tronco.

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Si se encuentra un aumento de la distancia entre las puntas de los dedos y el suelo, el
dato será inespecífico y dependerá de:
1. La movilidad de la columna lumbar.
2. El acortamiento de la musculatura isquiocrural.

3. La existencia de un signo de Lasègue.


4. La función del tronco.
SIGNO DE OTT
Mide la flexibilidad de la columna torácica.
▶Procedimiento. Paciente en bipedestación. Se marca la apófisis espinosa de C7 y un
punto 30 cm caudal a ella. En flexión, la distancia aumenta 2-4 cm, mientras que en
extensión máxima (reclinación) se reduce 1-2 cm.
▶Valoración. Las alteraciones degenerativas inflamatorias de la columna limitan la
movilidad de la misma y reducen la flexibilidad de las apófisis espinosas.
SIGNO DE SCHOBER
Mide la flexibilidad de la columna lumbar.
▶Procedimiento. Paciente en bipedestación. Se realizan dos marcas sobre la piel, una
a nivel de la apófisis espinosa de S1 y otra 10 cm craneal a la anterior. En flexión, la
distancia entre estas dos marcas aumenta hasta unos 15 cm, mientras que en extensión
máxima se reduce hasta 7-9 cm.

▶Valoración. Las alteraciones degenerativas inflamatorias de la columna limitan la


movilidad de la misma y reducen la flexibilidad de las apófisis espinosas.

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2.1.- COLUMNA CERVICAL
La columna cervical comprende las siete primeras vértebras, y es la parte de la columna
que da apoyo y estabilidad a la cabeza, permitiendo que ésta se mueva en todas
direcciones gracias a la potente musculatura que en ella se inserta. Ello explica, no solo
que la inspección y la palpación sean aquí poco significativas, sino fundamentalmente
que su patología se exprese casi de manera constante en forma de respuesta muscular de
defensa, con limitación álgica de la movilidad, actitudes viciosas y rectificación de la
lordosis fisiológica.

INSPECCIÓN
Hay que observar, ante todo, la actitud y la posición
de la cabeza, centrada o ladeada, fija o libre y móvil
(Fig. 1). Ello nos dará idea de la presencia de
contracturas musculares (tortícolis), de un cuello
corto en el Down o en el síndrome de Klippel-Feil, o
de actitudes de defensa que ya nos orientarán en la
patología, especialmente si suponen la pérdida de la
lordosis cervical normal.

Los pacientes con subluxación atlo-axoidea pueden


tener la necesidad de sostener la cabeza con las
manos (signo de Rust), un signo que nos debe
hacer pensar en la presencia de una patología
traumática grave.

La inspección de la columna cervical, con el enfermo de pie o, mejor, sentado permitirá


observar la lordosis cervical, que se pierde y rectifica en casos de dolor cervical
traumático (síndrome del latigazo cervical) o degenerativo (cervicoartrosis), puesto
que ambos cursan con gran contractura muscular, pero también en afectaciones más
graves como la espondiloartritis anquilosante o enfermedad deBechterew.

Se comprobará la perfecta simetría de ambos lados de la columna cervical. Una


asimetría ha de hacer pensar en una fractura o fractura-luxación, una deformidad
estática tipo escoliosis, una asimetría muscular como en la tortícolis o una masa
localizada, tumoral o glandular. Al punto en el que la columna cervical articula con el
occipital en la base del cráneo se le llama inion y es claramente visible o palpable.

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PALPACIÓN
La palpación de la columna cervical se efectúa
con el enfermo sentado y el explorador situado
detrás de él. Empieza a nivel occipital, a ambos
lados de la protuberancia occipital externa, en la
inserción del trapecio, los rectos posteriores del
cuello y con la palpación de los nervios
suboccipitales de Arnold (Fig. 2).

Estos puntos de Arnold son dolorosos en


procesos degenerativos, pero sobre todo
traumáticos, como en el latigazo cervical,
aunque también son “puntos gatillo” clásicos de
la fibromialgia. Seguirá con la palpación de las
apófisis mastoides, lugar de inserción superior
del músculo
esternocleidomastoideo, tantas veces implicado
en la patología cervical, pero también en
procesos diversos orofaríngeos y del cuello. Se
explora lateralizando la cabeza del enfermo
hacia el lado contrario (Fig. 3).

En las lesiones por hiperextensión, es frecuente


encontrar una contractura unilateral del
esternocleidomastoideo conocido como
tortícolis, que se presenta con la típica
inclinación hacia el lado afecto pero con la
cabeza girada hacia el lado contrario. Esta
contractura unilateral puede aparecer también
espontáneamente, sin traumatismo previo, en
determinados momentos o posiciones como
después de
dormir, al sacar la cabeza por la ventanilla del tren, después de un movimiento cervical
forzado, etc.). A continuación, se palparán las apófisis espinosas de las vértebras
cervicales: la primera que se palpa es la de C2 y la más sobresaliente las de C7
(vértebra prominentes), a pesar de que la de D1 aún sobresale más (Fig. 4)
En condiciones normales están bien alineadas y no son
dolorosas, por lo que su mala alineación o el dolor a la
palpación nos hacen pensar en la posibilidad de una
fractura o una luxación.
Se palparán también las carillas articulares, a ambos
lados de las espinosas y en profundidad al músculo
trapecio. Las articulares, especialmente las de la
columna cervical baja, suelen ser dolorosas en los
procesos degenerativos cervicales (Fig. 5).

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El músculo trapecio forma las alas posteriores del
cuello, y va a insertarse en la clavícula y la espina de la
escápula. Su palpación es mejor hacerla de los dos
trapecios a la vez para valorar una contractura o dolor
diferenciales, lo que suele verse en las lesiones
cervicales en flexión, pero también en muchas otras
patologías de la columna cervical (Fig. 6).

En el latigazo cervical, además de palpación dolorosa


unilateral del trapecio, habrá dolor en el ángulo
superointerno de la escápula, en la inserción del
músculo angular del omóplato, frecuente también en la
fibromialgia.

La palpación de la cara anterior del cuello se hará con


el enfermo sentado o en decúbito supino. Se observará
el triángulo formado lateralmente por los músculos
esternocleidomastoideos, inferiormente por la
escotadura esternal y superiormente por la mandíbula,
y en él se explorarán las cadenas linfáticas, situadas
por dentro de los mencionados músculos, la glándula
tiroides y el pulso de la arteria carótida (Fig. 7).

Hay que recordar que la inflamación de los ganglios


linfáticos laterocervicales es una causa frecuente de
tortícolis.
En la cara anterior se observará la fosa supraclavicular,
por la que puede palparse una costilla cervical o
tumoraciones de la cúpula
pleural, como el tumor
de Pancoast (Fig. 8) y
se buscarán varias
estructuras
prominentes como el hueso hioides, situado
inmediatamente por encima del cartílago tiroides, la
popularmente conocida como nuez de Adán, y el
cartílago cricoides, situado por debajo del cartílago
tiroides (Fig. 9) y lugar donde se efectúa la
traqueotomía de urgencia.

A ambos lados del cricoides y en profundidad se pueden palpar los tubérculos de


Chassaignac o tubérculos carotídeos anteriores de la apófisis transversa de C6 (Fig.
10).
Aunque no pertenecen a la patología ortopédica, conviene recordar que el hueso hioides
corresponde aproximadamente al nivel de C3, el cartílago tiroides al nivel de C4-C5 y el
cricoides al nivel de C6.

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El dato exploratorio más importante de la columna cervical
es la valoración de su movilidad. La columna cervical se
moviliza en flexión, extensión, inclinación y rotación
derecha e izquierda, que son los movimientos a los que se
dirige la cabeza, y cuyo conjunto se le llama
circunducción.

La cabeza puede inclinarse hacia delante (flexión del


cuello) entre 35º y 45º (Fig. 11), y hacia atrás (extensión
del cuello) otros 35º-45º (Fig. 12), lo que puede objetivarse
midiendo con una cinta métrica la mínima (0 cm) y la
máxima distancia entre la barbilla y el esternón, que suele
ser de 18-20 cm. Aproximadamente el 50% de la
flexoextensión se hace entre el occipital y C1,
repartiéndose la otra mitad entre el resto de las vértebras.

La cabeza puede inclinarse hacia los lados (inclinación


lateral derecha e izquierda) unos 45º (Fig. 13), y puede
rotar hacia ambos lados (Fig. 14), siendo la rotación en
extensión superior (60º) (Fig. 15) a la rotación en
flexión (45º) (Fig. 16).

A veces se valora la inclinación lateral midiendo la


distancia entre el trago de la oreja y el vértice del hombro,
y hay que recordar que la inclinación no es exactamente un
movimiento puro, sino combinado de flexo-extensión y
rotaciones, que se hace por igual a lo largo de toda la
columna cervical.

Al igual que en la flexo-extensión, el 50% de las


rotaciones tienen lugar entre C1 y C2, mientras que el otro
50% se reparte entre las otras vértebras, lo que da cuenta
de la importancia del segmento occipito- atlo-axoideo.

La limitación de la movilidad activa es más propia de la


patología traumática, mientras que la limitación de la
movilidad pasiva es más propia de la patología
degenerativa, aunque debe hacerse con mucha precaución
si se sospecha una fractura cervical.

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La rotación en extensión máxima explora los segmentos
bajos de la columna cervical, mientras que la rotación en
flexión máxima explora los segmentos altos de la
columna cervical. La exploración de la movilidad es la
primera y más importante maniobra para conocer una
posible patología cervical.

Luego hay una serie de pruebas específicas para


determinadas patologías de la columna cervical, que
deberemos llevar a cabo si queremos hacer una buena
exploración de este segmento vertebral:

Prueba de la compresión de Jackson


Con el enfermo sentado y el explorador situado detrás de
él, se presiona con las dos manos la cabeza hacia abajo,
estando la cabeza en ligera extensión primero y en
rotación lateral derecha e izquierda después.
Si hay una radiculopatía, puede reproducirse el dolor y
la irradiación braquial, y si hay una artrosis de las
articulares también se despertará dolor. La compresión
en flexión dolorosa indica más bien patología discal
(Fig. 17).

Prueba de la distracción
Se hace elevando la cabeza suavemente con una mano
en la barbilla y otra en el occipucio, y sirve para ver si se
alivia el dolor provocado por una radiculopatía o una
discopatía cervical o, por el contrario, empeora, lo que
significa patología muscular o ligamentosa
(Fig. 18).

Maniobra de Valsalva
Aquí el enfermo debe hacer fuerza como si quisiera
soplar sobre el borde de la mano o con el dedo pulgar en
la boca (Fig. 19). En realidad es un aumento de la
presión intraabdominal que provoca a su vez un aumento
de la presión intratecal y, por tanto, será positiva cuando
haya una patología que disminuya el espacio, por
ejemplo una hernia discal
cervical o un tumor. Por esto, en estos casos, la radiculalgia aumenta con la tos, el
estornudo o la defecación, que son otras formas de aumentar la presión abdominal.

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Prueba de Naffzinger-Jones
También es una maniobra de aumento de la presión
intratecal, y consiste en comprimir unos minutos las venas
yugulares y observar si esto incrementa el dolor radicular
por aumento de la tensión del líquido cefalo-raquídeo. En
la anestesia quirúrgica este bloqueo provocado de la
circulación de retorno se conoce como maniobra de
Queckenstedt y es útil en cirugía vertebral
(Fig. 20).
Maniobra de Spurling
Con el paciente en sedestación y el explorador situado
detrás de él, se inclina y rota la cabeza, se coloca una
mano encima de ella y con la otra se golpea ligeramente
sobre la mano.
Si hay una radiculopatía, el dolor puede reproducirse o
exacerbarse, especialmente en extensión, porque el
agujero de conjunción tiende a estrecharse, pero la prueba
es también positiva si hay un proceso degenerativo de las
carillas articulares
(Fig. 21).
Prueba de Soto-Hall
Con el enfermo en decúbito supino, se le invita a levantar
la cabeza, acercando el mentón al esternón, mientras el
examinador aprieta ligeramente el esternón hacia abajo. Si
hay un trastorno traumático o degenerativo, especialmente
si cursan con contractura muscular, aparece dolor en la
nuca (Fig. 22).
Prueba de Adson
Sirve para valorar la presencia de una costilla cervical y de
un posible síndrome del desfiladero cérvico- torácico,
puesto que se basa en observar cómo desaparece el pulso
radial cuando se hace abducción, extensión y rotación
externa del brazo (es decir, poniendo los brazos en cruz),
mientras se dice al enfermo que gire la cabeza hacia el
brazo que se
prueba. En este momento, la presión de los escalenos puede comprimir la subclavia y
hacer desaparecer el pulso radial. La prueba hay que hacerla siempre de manera
comparativa.

OTRAS PRUEBAS DE LA COLUMNA VERTEBRAL CERVICAL

Prueba de rotación de la columna vertebral cervical


Procedimiento. El paciente se encuentra en sedestación. Con ambas manos, el clínico
sujeta la cabeza del enfermo por la región parietal y, desde la posición neutral, provoca
una rotación hacia la derecha y otra hacia la izquierda.

19
Valoración. Es necesario determinar la amplitud del movimiento en cada lado y
compararla. En casos normales se aprecia cierta elasticidad al final de cada movimiento,
lo que no ocurre cuando se producen alteraciones (en las que se puede observar un
endurecimiento al final de los movimientos).
Las limitaciones de la movilidad con presencia de dolor constituyen la expresión de una
disfunción segmentaria (artrosis. bloqueo, infección o acortamiento muscular).
Asimismo, la limitación de la rotación con detención brusca y dolor al final del
movimiento es indicativa de trastornos degenerativos, particularmente de la columna
cervical media (espondilosis o espondiloartrosis).
Una detención suave del movimiento debe atribuirse a un acortamiento del músculo
largo del cuello. Los mareos y el nistagmo sugieren alteraciones circulatorias o una
irritación de la arteria vertebral.

Observación. La amplitud del movimiento activo siempre es inferior a la del pasivo,


dado que en el primero participan los músculos que ocasionan dolor. En el segundo, el
dolor aumenta. Una amplitud del movimiento activo superior a la del pasivo sugiere la
agravación del transtorno.

Prueba de rotación de la cabeza en extensión máxima


Prueba funcional de la parte inferior de la columna vertebral cervical. Procedimiento.
El paciente se encuentra en sedestación. El clínico, sujetando la cabeza del enfermo con
una mano en la nuca y la otra en el mentón, efectúa un movimiento de extensión
pasiva hacia atrás y un movimiento lateral hacia cada lado. El movimiento se
relaciona con una ligera inclinación lateral de la columna vertebral cervical.

Valoración. Durante el movimiento de extensión máxima. La región articular cervical


se halla bloqueada y la rotación puede efectuarse en los segmentos inferiores de la
columna vertebral cervical.

20
Las limitaciones del movimiento con presencia de dolor indican una disfunción
segmentaria. Cuyas causas son, en primer lugar. Alteraciones degenerativas de la zona
media e inferior de la columna cervical (espondilosis o espondiloartrosis). Si aparecen
mareos, debe sospecharse una alteración vascular leve causada por Ira tornos de la
arteria vertebral.

Prueba de rotación de la cabeza en flexión máxima


Prueba funcional de la parte superior de la columna vertebral cervical.
Procedimiento. El paciente se encuentra en sedestación. El clínico, sujetando la
cabeza del enfermo con una mano en la nuca y la otra en el mentón. Efectúa un
movimiento de flexión pasivo hacia delante y un movimiento lateral hacia cada lado. El
movimiento se relaciona con una ligera inclinación lateral de la columna vertebral
cervical.
Valoración. Durante el movimiento de flexión máxima. Los fragmentos inferiores a
C2 se encuentran bloqueados y la rotación se produce en las articulaciones craneales.
Las limitaciones del movimiento con presencia de dolor indican una disfunción
segmentaria y sugieren alteraciones degenerativas. Inestabilidad y cambios
inflamatorios. La aparición de síntomas de tipo vegetativo, especialmente mareos,
precisan una aclaración posterior.

21
Prueba de percusión
Procedimiento. Con Ja cabeza del paciente ligeramente inclinada hacia delante, el
clínico percute sobre las apófisis espinosas de las vértebras
cervicales.
Valoración. La aparición
de dolor localizado. No
radicular, indica una
fractura o alteración
ligamentosa o muscular.
Los síntomas radiculares
orientan hacia un trastorno
ligamentoso con irritación
de las raíces nerviosas.

22
Prueba de O'donoghues

Diferencia el dolor cervical de


tipo ligamentoso y el de tipo
muscular.
Procedimiento.
El clínico mueve de un lado a
otro y de forma pasiva la
cabeza del paciente, que se
encuentra en sedestación. A
continuación se pide al enfermo
que mueva la cabeza intentando
vencer la resistencia que
ofrecen las manos del
investigador, que hacen fuerza
hacia el lado opuesto.
Valoración. La aparición de
dolor durante el movimiento
activo, con contracción
isométrica de la musculatura
paravertebral, especialmente
ipsolatera!, pero también
contralateral, es indicativa de
disfunción muscular.

El dolor durante el movimiento pasivo de las vértebras cervicales sugiere un trastorno


ligamentoso o articular/degenerativo.

Prueba de tracción de la columna vertebral cervical

Diferencia dolores radiculares y ligamentoso


/musculares de los dolores de nuca/hombros y brazos.
Procedimiento. El paciente se encuentra en
sedestación. El clínico toma al enfermo por la
mandíbula y el occipucio, y efectúa una tracción axial
en dirección craneal.
Valoración. La tracción de la columna vertebral
cervical implica una descarga de los cartílagos
intervertebrales o de las raíces nerviosas a modo de
segmentos cuando se producen al mismo tiempo
movimientos deslizantes de las articulaciones de la
columna vertebral. La disminución de las molestias
radiculares -también
en movimientos pasivos de rotación- durante la tracción indica irritación de las raíces
nerviosas (ocasionada por los cartílagos intervertebrales). Si durante los
movimientos de tracción y de rotación el dolor aumenta de intensidad, debe pensarse en
una alteración de la columna vertebral cervical de tipo muscular/ligamentosa o articular/
degenerativa.

23
2.2.- COLUMNA VERTEBRAL DORSAL Y LUMBAR
INSPECCIÓN ESTÁTICA
Se hará con el paciente en posición de pie, extremidades superiores adosadas al cuerpo
y pies ligeramente separados, colocado de espaldas a la luz. El examinador realizará la
inspección desde el frente, los lados y detrás.

Piel
Pueden observarse: cicatrices, pigmentaciones, malformaciones vasculares, vellosidades,
nódulos y otras tumefacciones.
Masas musculares
La atrofia de los músculos del tronco es poco evidente, excepto en casos de
espondiloartritis, poliomielitis, etc. Otros grupos musculares pueden verse afectados por
la patología de columna, como la región glútea, cintura pelviana y miembros.
Conformación, actitud y aspecto global
El raquis presenta cuatro curvaturas en sentido anteroposterior: lordosis cervical,
cifosis dorsal, lordosis lumbar y cifosis sacra, y una incurvación lateral fisiológica:
escoliosis dorsal. Las curvaturas normales pueden acentuarse, rectificarse o incluso
llegar a invertirse. Lateralmente, podrán aparecer escoliosis patológicas. Las mismas
pueden ser secundaria a afectación de la región de la columna propiamente dicha o a
alteraciones (sobre todo de longitud) de los miembros inferiores. Comenzaremos
observando entonces que la pelvis, los pliegues glúteos y poplíteos estén nivelados,
asegurándonos así que no existan alteraciones de los miembros inferiores que afecten
secundariamente la columna. Hay elementos que nos pueden orientar además a
alteraciones de tipo escoliótico, como son la altura de los hombros o asimetrías en los
pliegues de la talla.
Alteraciones en las curvaturas anteroposteriores
· Cifosis o giba: podemos distinguir dos variedades:
 Cifosis angular: compromete una o dos apófisis espinosas y significa lesión
vertebral o discal destructiva importante. En las regiones lordóticas son menos
aparentes. Son debidas a patología infecciosa (mal de Pot), fracturas traumáticas
o patológicas (neoplásicas malignas o benignas, osteoporosis, osteomalacia) y
congénitas.
 Cifosis de curva armónica: compromete varias apófisis espinosas. Son debidas a
procesos difusos no destructivos. Dentro de ellas encontramos:

24
o en la región dorsal alta: dorso redondo (de poca importancia
patológica, más frecuente en la raza hebrea).
o en la región dorsal media: cifosis senil (que es debida a la disminución
del disco intervertebral) y cifosis osteoporótica (por fracturas de los
cuerpos vertebrales).
o en la región dorsal baja: cifosis de los adolescentes de Scheuermann
(por alteración de los listeles marginales de las vértebras).
o en la región lumbar: plicatura campestre (por espondilosis lumbar).
 Lordosis: las lordosis fisiológicas pueden estar aumentadas, como en las
lordosis de compensación que se establecen frente a una cifosis para
reestablecer la posición vertical. Existen hiperlordosis lumbares primitivas, en
mujeres embarazadas, multíparas, con musculatura abdominal atrófica y obesas,
y secundarias a enfermedades generales (condrodistrofia y distrofia muscular
progresiva), subluxaciones, artritis o artrosis de cadera. Se acompañan con
frecuencia de surcos en la espalda: surco lateral costoilíaco y transversal
lumbosacro.
Alteraciones en las curvaturas laterales o escoliosis
Las escoliosis son inflexiones laterales de la columna. Su localización se determina por
el vértice de la curva ( cervical, dorsal, lumbar), mientras que su lateralidad se establece
por la convexidad (dextroconvexa o sinistroconvexa) . Debemos establecer si estamos
en presencia de una escoliosis compensada o no. Hablamos de escoliosis compensada
cuando encontramos en el segmento adyacente, una escoliosis de signo opuesto,
quedando la apófisis espinosa de D1 a la misma altura que el sacro.
Las escoliosis se clasifican en funcionales u orgánicas:
 Escoliosis funcionales oposturales: están caracterizadas por desaparecer con la
inclinación del tronco hacia delante y con el decúbito.
 Escoliosis orgánicas o estructurales: por el contrario persisten o se acentúan
con estas maniobras. Se acompañan de trastornos morfológicos en las vértebras,
especialmente cierto grado de rotación.
Región sacroilíaca
En esta zona podremos observar tumefacciones de origen propiamente sacroilíaco,
como los abcesos osifluentes por artritis tuberculosa, o tumefacciones originadas en
otras estructuras de la región. Por ejemplo, tumefacciones en región glútea por abcesos
vertebrales lumbares. En la región glútea podemos observar también un aumento del
tamaño de la nalga debido a sarcoma de hueso ilíaco, o una atrofia de la misma por
procesos diversos: sacroilítis de cualquier etiología, artropatías de cadera y ciáticas
radiculares L5- S1.
INSPECCIÓN DINÁMICA
Se solicitará al paciente realice la movilización de cada uno de los segmentos, prestando
atención a las posibles asimetrías, limitaciones y aparición de dolor con el movimiento.
Se completará con el examen de la marcha.

25
Movimientos lumbares
Flexión
Con el paciente de pie, el examinador coloca los dedos
de una mano sobre las apófisis espinosas lumbares
consecutivas y pide al paciente que se incline hacia
adelante tratando de tocar los dedos de los pies. La
lordosis lumbar debe ser sustituida por una leve
cifosis. El grado de movimiento viene indicado por la
separación que adquieren los dedos del examinador.
Extensión
Se estabiliza
firmemente la pelvis del paciente con ambas
manos y se le pide que se incline hacia atrás,
evitando que flexione las rodillas. Este
movimiento es difícil de valorar, pudiendo
percibirse mejor aplicando una mano sobre la
región lumbar.

Lateralización
Se estabiliza la cresta iliaca del lado a
explorar y se pide al paciente que
deslice la mano hacia abajo por cada
pierna. El rango de lateralización
normal se encuentra entre 20 º y 30º.

Movimientos dorsales
Los movimientos de flexión, extensión y flexión lateral son mínimos en la región
dorsal, por lo que se estudian junto con los movimientos lumbares; por lo tanto la
exploración de la movilidad dorsal se limita a los movimientos de rotación y
movimientos costales.
 Rotación

26
Con el paciente sentado (para fijar la pelvis) se fija la cintura escapular al tronco,
haciendo que el paciente cruce los brazos alrededor del tórax. Se pide al paciente que
gire lo más que pueda a cada lado. Existe una limitación en la rotación si el movimiento
es
menor de 75º.

Movimientos costales
Sirven para valorar las articulaciones
costovertebrales y costotransversas. Estas pueden
afectarse en la espondilitis. Se exploran midiendo el
diámetro del tórax durante los movimientos
respiratorios, que deben variar en por lo menos 6
cm.

PALPACIÓN
Se sitúa al paciente en decúbito ventral, relajado y con los brazos flexionados. Para la
palpación del cuello se coloca una almohada bajo la parte superior del tórax, y para la
palpación de la columna dorsolumbar se baja la almohada hasta el abdomen. Con esto
se facilita la relajación de los músculos, se mantiene la flexión de la columna y se
separan las apófisis espinosas.
Músculos
Son frecuente origen de sufrimiento de la región. Muchas veces como un cuadro local,
como síndrome miofascial o con dolor difuso como en la fibromialgia. Otras veces,
reactivos a un compromiso de estructuras próximas, como la irritación de los nervios
que los inervan.
Se procederán a palpar los puntos de más frecuente afectación y aquellos en los que el
paciente refiera sintomatología. Algunos de ellos coinciden con los puntos
fibromiálgicos descriptos en el primer capítulo.
 Puntos suboccipitales: coincide con la inserción del trapecio en el occipital.
Entre sus fibras, si deslizamos los dedos desde el trapecio hacia la base del
cráneo, explorando a ambos lados de la protuberancia occipital externa,
podemos palpar los nervios suboccipitales de Arnold, cuyo sufrimiento
ocasiona síndromes dolorosos diversos.
 Vientre del trapecio

27
 Angular del omóplato. Junto con el trapecio, causa frecuente de síndrome
miofascial.
 Musculatura paravertebral. Al comprimir los músculos paravertebrales de la
región lumbar puede aparecer un dolor irradiado a miembros inferiores
denominado "signo del timbre paravertebral" y que puede ser secundario a una
hernia discal lumbar.
Apófisis espinosas y ligamentos interespinosos
Se realiza la presión digital sistemática de todas las apófisis espinosas y ligamentos
interespinosos comenzando por la segunda cervical y hasta la última lumbar. Los puntos
dolorosos a la presión habitualmente corresponden a una alteración estructural de la
vértebra o discos correspondientes. La presencia de dolor exquisito debe alertar a la
posibilidad de un proceso neoplásico, infeccioso o fracturario. Otras alteraciones que
pueden encontrarse en la palpación son defectos de las apófisis espinosas (espina bífida
oculta), una deformidad el escalón (espondilolistesis o retrolistesis) o cambios en la
alineación por luxación de la articulación interapofisaria o fractura de la apófisis
espinosa.
Carillas articulares
Se aplica una presión firme y en sacudidas con ambos pulgares a ambos lados de la
línea media. Esta maniobra puede provocar un dolor relacionado con la articulación
correspondiente o con lesiones del disco o de los ligamentos.

PRUEBAS PARA LA COLUMNA TORÁCICA (CT)


Los dolores localizados en la columna torácica (segmentarios-vertebrales) pueden ser
causados por trastornos vertebrales, pero también se pueden relacionar con estructuras
situadas dentro del tórax (p. ej., perforación gástrica). Las lesiones degenerativas,
inflamatorias, tumorales y traumáticas cursan con molestias en la columna torácica, que
con frecuencia se asocian a alteraciones en las estructuras nerviosas. Los síndromes
radiculares secundarios a un prolapso del disco interver- tebral son menos frecuentes.
La estenosis del conducto vertebral torácico provoca una disfunción sensitiva bilateral,
que también puede comprometer la función motora (paresia, paraespasticidad).

Signo de adam
Valoración de una escoliosis funcional o estructural.
▶Procedimiento. Paciente en bipedestación o
sedestación. El explorador se sitúa de pie detrás del
paciente y le pide que se incline hacia delante.
▶Valoración. Esta prueba se puede realizar en
pacientes con una escoliosis evidente de causa
desconocida o en pacientes que tienen antecedentes
familiares de este proceso como

28
parte de una exploración profiláctica. Si la profilaxis reduce o corrige la inclinación
escoliótica, la escoliosis se considerará funcional. Si la deformidad escoliótica persiste
con aparición de un abombamiento en el tórax o la zona lumbar, la alteración será
estructural.

Prueba del deslizamiento


▶Procedimiento. Se pide al paciente que se arrodille y que se incline hacia el suelo
con los brazos en la máxima extensión posible.
▶Valoración. Cuando existe una deformidad cifótica de la columna torácica, este
movimiento la corrige. Si persiste la cifosis, se tratará de una deformidad fija.

Pruebas de función segmentarias de la columna torácica en


extensión/flexión
▶Procedimiento. Paciente sentado. Se le pide que ponga las manos detrás de la nuca.
El explorador le sujeta con una mano los brazos flexionados hacia delante.
▶Valoración. El explorador puede palpar cada uno de los segmentos de movi- miento
y valorar las alteraciones funcionales segmentarias en los movimientos de inclinación
lateral, flexión, extensión y rotación pasiva. Esta misma técnica permite la exploración
segmentaria de la columna lumbar.

29
Pruebas para la columna lumbar (CL)
Las enfermedades de la columna lumbar, con las correspondientes alteraciones
neurológicas asociadas, suelen deberse en la mayor parte de los casos a alteracio- nes
degenerativas de los tejidos de los discos intervertebrales con cambios reactivos
secundarios en las articulaciones vertebrales y en los platillos vertebrales superior e
inferior de los cuerpos vertebrales. Con menos frecuencia las molestias de la columna se
deben a lesiones traumáticas directas o indirectas de la médula espinal. El síndrome
radicular lumbar se suele deber a una protrusión o herniación del disco intervertebral
con irritación de los nervios raquídeos.
Estas lesiones suelen afectar a los niveles vertebrales L4/L5 (raíz L5 y, con menos
frecuencia, L4) y L5/S1 (raíz S1). Los procesos degenerativos evolucionados conducen
con la edad a una estenosis del conducto vertebral por afectación osteoligamentosa
delimitada. Desde un punto de vista clínico aparecen dolores lumbares y síntomas
dependientes de la sobrecarga en las piernas (claudicación). En general, el paciente
desarrolla durante muchos años dolores lumbares pro- gresivos que se irradian hacia las
extremidades inferiores y ocasionan síntomas inespecíficos, como sensación de pesadez
o fatiga. Cuando el proceso evoluciona, aparecen deficiencias neurológicas como
hipoestesias o paresias y al final se desarrollan síntomas permanentes, que pueden
culminar en el síndrome de la cola de caballo. Se limita la capacidad de caminar del
paciente. Las molestias pueden mejorar en posiciones que reducen la hiperlordosis
porque el cuerpo se inclina, como montar en bicicleta o empujar un carro de la compra.
A diferencia de lo que sucede en las enfermedades secundarias a oclusión arterial,
detener marcha no alivia los síntomas y los pacientes tienen que sentarse. Pueden
montar en bicicleta durante mucho tiempo. Se deben valorar los pulsos periféricos para
el diagnóstico diferencial entre la claudicación de origen vascular y neurogénico. En la
claudicación de origen vascular el paciente no puede montar en bicicleta de forma
ilimitada. Cuando camina, el paciente no tiene que sentarse, le basta con pararse y luego
retomar la marcha («enfermedad de los escaparates»).
a.- prueba de relajación diferenciación entre dolor de origen lumbar y
sacroilíaco.
▶Procedimiento. Decúbito prono. El explorador flexiona la rodilla del paciente y
trata de acercar el talón lo más posible al glúteo. Primero el paciente debe permitir de
forma pasiva el movimiento de la rodilla, pero luego debe tratar de extender la pierna
contra la resistencia ejercida por la mano del explorador

30
. ▶Valoración. Durante la realización de la prueba en primer lugar se produce tensión
sobre la articulación sacroilíaca, luego a nivel lumbosacro y por último en la columna
lumbar. Esta prueba se debe realizar ante la sospecha de lesiones en los ligamentos de la
pelvis y los discos intervertebrales. La aparición de dolor en la articulación sacroilíaca
o la región
lumbar o lumbosacra sin irradiación radicular del
mismo sugiere cambios degenerativos y/o
insuficiencia ligamentosa, mientras que la
aparición de dolor radicular sugiere una lesión del
disco intervertebral. Si aparece un dolor radicular
ipsilateral en la columna lumbar, la región glútea
o la cara posterior del muslo, se sospechará una
lesión radicular en los nervios L2/L3. Durante
esta exploración se produce tensión sobre el
nervio femoral. Cuando aparece dolor o
alteraciones en la cara lateral del muslo, se deberá
sospechar un acortamiento o lesión del cuádriceps
o una irritación del nervio femoral.

b.- prueba de percusión sobre las


apófisis espinosas
Valoración de un síndrome medular lumbar.
▶Procedimiento. El paciente está sentado
ligeramente inclinado hacia delante. Con el martillo
de exploración de los reflejos, el explorador percute
sobre las apófisis espinosas lumbares y la
musculatura paravertebral.
▶Valoración. El dolor localizado indica irritación
del correspondiente segmento medular como
consecuencia de alteraciones inflamatorias
degenerativas, mientras que un dolor radicular
sugiere una lesión de los discos intervertebrales.

c.- signo del psoas


Aclara el origen de un dolor lumbar.
▶Procedimiento. El paciente se encuentra en decúbito supino y eleva la pierna
extendida. El explorador aplica una presión súbita sobre la cara anterior del muslo.
▶Valoración. Esta presión súbita y rápida ejercida sobre el tercio distal del mus• lo
produce una contracción refleja del músculo iliopsoas con tracción sobre las apófisis
transversas de la columna lumbar. Aparece dolor en las enfermedades

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de la columna lumbar (espondiloartrosis, espondilitis, hernia de disco) o de la
articulación sacroilíaca.

d.- clasificación del dolor lumbar.


▶Procedimiento. Paciente en
decúbito supino. El explorador realiza
la prueba igual que si fuera a explorar
el signo de Lasègue en el lado
afectado. Eleva la pierna del paciente
hasta que éste siente dolor. En ese
momento quita las manos y «deja caer
la pierna».
▶Valoración. La súbita e inesperada
liberación de la pierna produce una
con- tracción refleja de los músculos
de la espalda y el glúteo. En primer
lugar se produce una tensión sobre el
músculo iliopsoas, que tracciona de
las apófisis transversas de la CL.
Aparecerá dolor cuando existe una
enfermedad vertebral lumbar (espondiloartrosis, espondilitis, hernia de disco) o de la
articulación sacroilíaca (compárese con el signo del psoas). Se debe establecer un
diagnóstico diferencial con los dolores viscerales, cau- sados, por ejemplo, por una
apendicitis, porque estos dolores se pueden agravar mucho al realizar esta prueba
e.- prueba del resorte I
Localización de las alteraciones funcionales en la columna lumbar.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito prono. El explorador palpa con los dedos
índice y medio las apófisis espinosas y las láminas de los cuerpos vertebrales
correspondientes. Con la superficie cubital de la otra mano, que se

32
debe colocar perpendicular encima de los dedos
que realizan la palpación, se dan golpes des-
lizantes en sentido dorsoventral que se transmiten
a las apófisis espinosas o las láminas de los
cuerpos vertebrales explorados a través de los
dedos.
▶Valoración. Cuando la función articular está
conservada, las apófisis espinosas o las láminas
ceden con suavidad. Cuando se observa ausencia
de elasticidad o ésta es demasiado importante se
deberá sospechar una alteración segmentaria de
la movilidad, que puede ser un bloqueo o una
hipermovilidad. En otras ocasiones se trata
de una prueba de provocación, sobre todo del ligamento longitudinal posterior, con la
que se produce un dolor intenso, profundo, sordo y mal localizado típico de esta
estructura.

f.- Prueba de hiperextensión


Indicación de un síndrome lumbar.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito
prono. El explorador le sujeta las dos
piernas y le pide que trate de levantar la
parte superior del cuerpo. En la segunda
fase de la exploración, el explorador
realiza una extensión pa- siva de la
columna y añade un movimiento de
rotación. La otra mano debe estar colocada
sobre la columna lumbar y trata de
determinar, además de la movilidad de la
columna lumbar, la altura del punto
doloroso.
▶Valoración. Cuando existe una disfunción segmentaria de la columna cervical, la
extensión activa de la columna lumbar condiciona la aparición o intensificación del
dolor. Mediante la extensión pasiva con rotación adicional de la columna, el explorador
consigue valorar las limitaciones del movimiento segmentarias y/o regionales. Si se
produce una interrupción brusca del movimiento, se deberán sospechar alteraciones
degenerativas, mientras que si la detención es más suave se deberá considerar un
acortamiento del músculo longísimo torácico o iliocostal lumbar.

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g.- prueba de carga sobre una pierna (prueba de la cigüeña, prueba de
extensión lumbar)
Valoración de las disfunciones de las articulaciones
vertebrales.
▶Procedimiento. El paciente extiende la columna
lumbar apoyándose sobre una pierna. La prueba se hace
flexionando la otra pierna.
▶Valoración. Cuando aparece dolor en la espalda, la
prueba se considera positiva. Estas molestias se pueden
deber a una fractura de estrés intraarticular
(espondilolistesis). Cuando la fractura es unilateral, la
prueba genera más dolor en el lado afectado. Si se
asocia el movimiento de extensión con otro de rotación,
la causa del dolor será una irritación de la carilla
articular (artrosis de las articulaciones facetarias) en el
lado hacia el que se produce el giro de la rotación.

h.- Prueba de inclinación anterior asistida (prueba del cinturón)


Diferenciación entre los dolores lumbares y
sacroilíacos.
▶Procedimiento. Paciente en bipedestación. El
explorador se coloca detrás del paciente y le pide
que se incline hacia delante, hasta el punto en que
sienta dolor lumbosacro. El paciente vuelve a
enderezarse y se le pide de nuevo que se incline
hacia delante, pero esta vez el explorador apoya la
pelvis contra su muslo y dirige el movimiento,
cogiendo al paciente por la cintura.
Valoración. Para la inclinación se necesita una articulación sacroilíaca y lumbosacra
normal a nivel funcional y también se deben mover todos los segmentos lumbares.
Cuando aparece dolor durante el movimiento espontáneo de la articulación, se deberá
sospechar un síndrome de la articulación sacroilíaca, que desaparece o mejora cuando se
deja fija la pelvis. Cuando existen cambios en la región lumbar, el dolor se produce
tanto con el movimiento libre como con el asistido.

34
3.- ARTICULACIÓN SACROILÍACA (ASI)
La base de la columna vertebral está constituida por el hueso sacro y su unión a los
huesos iliacos. La unión del hueso sacro con los dos huesos iliacos se denomina
articulación sacroiliaca (ASl). Desde el punto de vista anatómico se trata de
articulaciones verdaderas. Y desde el punto de vista funcional las articulaciones
sacroilíacas se consideran anfiartrosis, dado que mediante la unión ligamentosa por una
parte y las superficies articulares (en forma de cuernos e irregulares), por la otra, sólo se
dispone de un espacio reducido para la movilidad. Como consecuencia de los
movimientos de la columna vertebral y de la pelvis, este tipo de articulación puede
presentar alteraciones de suma importancia que pueden extenderse a todo el eje corporal
y a las extremidades inferiores.
El bloqueo y la inestabilidad de la articulación sacroilíaca pueden ser consecuencia de
un accidente, de una luxación o de una fractura de la pelvis, pero también se pueden
asociar a una carga asimétrica sobre la pelvis o a otros motivos.
Se puede producir dolor con el movimiento a nivel sacroilíaco, glúteo, inguinal o en la
región trocantérea, que se suele irradiar hacia la cara posterior desde S1 a la rodilla,
aunque también puede cursar como un dolor ciático. Es frecuente que se asocie también
a dolor en la parte baja del abdomen y la ingle por tensión sobre el músculo iliopsoas.
Las molestias sacroilíacas se proyectan principalmente a nivel paravertebral en la zona
sacra e ilíaca. En general se asocian a una sensación de presión y palpitación en la zona.
Existen diversas pruebas para valorar las alteraciones funcionales de la articulación
sacroilíaca, que se pueden realizar en decúbito prono o supino.

Fig. a y b Ligamentos de la pelvis.


a Vista anterior.
b Vista
posterior.
1, 2 Ligamentos iliolumbares.
3 Ligamento sacroespinoso.
4 Ligamento sacrotuberoso.
5 Ligamentos sacroilíacos
dorsales. 6 Ligamentos
sacroilíacos ventrale

INSPECCIÓN ESTÁTICA
Con el paciente de pie, se analizará:
· Piel
· Músculos
· Alteraciones de las curvaturas normales
· Presencia de incurvaciones patológicas
· Inspección de la región sacroilíca, buscando tumefacciones u otras asimetrías. En esta
zona podremos observar tumefacciones de origen propiamente sacroilíaco, como los
abcesos osifluentes por artritis tuberculosa, o

35
tumefacciones originadas en otras estructuras de la región. Por ejemplo, tumefacciones
en región glútea por abcesos vertebrales lumbares. En la región glútea podemos
observar también un aumento del tamaño de la nalga debido a sarcoma de hueso ilíaco,
o una atrofia de la misma por procesos diversos: sacroilítis de cualquier etiología,
artropatías de cadera y ciáticas radiculares L5- S1.
PALPACIÓN
La articulación sacro-ilíaca es difícilmente palpable, debido a que la tuberosidad ilíaca
la cubre casi por completo.
Existe un único punto donde la articulación
no está cubierta, que es el que corresponde a
su extremo posteroinferior. Este punto
sacro-ilíaco se proyecta a un través de dedo
por debajo de la espina ilíaca
posterosuperior (reper que vamos a utilizar)
a nivel del segundo agujero sacro. Se
realizará la palpación con el paciente en
decúbito ventral para obtener una buena
relajación muscular.
Se palpará piel y tejido subcutáneo en busca de tumoraciones que no se apreciaron, así
como precisar mejor las características de las observadas en la inspección.
Se palpará la articulación sacroilíaca comprimiendo el punto sacroilíaco previamente
descripto. Debe recordarse que sólo tiene valor como punto articular cuando sea neto o
localizado con presición, debido a que puede confundirse con:
· Dolores de la región lumbar.
· Punto glúteo medio, en la salida de la escotadura ciática, dolorosa en ciáticas
radiculares.
· Punto isquiotrocantéreo, doloroso en artropatías de cadera.

MANIOBRAS

MANIOBRA DE VOLKMANN
Enfermo en decúbito supino; apoyado con ambas manos, efectuamos una separación
forzada de ambas espinas iliacas anteriores; de esta forma se realiza una tracción sobre
el ligamento sacroiliaco anterior. Si se produce dolor central hay que descartar procesos
lumbosacros.

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MANIOBRA DE ERICHSEN
Enfermo en decúbito supino, se realiza aproximación forzada de ambas espinas iliacas
anterosuperiores; de esta forma se traccionan los ligamentos sacroiliacos posteriores.

PRUEBA PARA LOS LIGAMENTOS


Valoración funcional de los ligamentos de la pelvis.
Procedimiento. Decúbito supino.
1. Para la valoración de los
ligamentos iliolumbares, la pierna se
flexiona en la articulación coxofemoral
y de la rodilla y se aduce hacia la
articulación coxofemoral contralateral.
Mientras se realiza este movimiento, se
ejerce una presión axial sobre la
articulación de la rodilla en sentido
longitudinal respecto al muslo.
2. Para explorar los ligamentos
sacroespinosos y sacroilíacos se realiza
una flexión máxima de las
articulaciones coxofemoral y de la
rodilla y se aducen hacia el hombro
contralateral. Mientras se realiza este
movimiento, se ejerce una presión axial
sobre la articulación de

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la rodilla en sentido longitudinal respecto al muslo.
3. Para explorar los ligamentos sacrotuberosos se realiza una flexión máxima de las
articulaciones coxofemoral y de la rodilla hacia el hombro ipsilateral.

Valoración. La aparición en pocos segundos de un dolor por distensión sugiere un


acortamiento funcional con sobrecarga de los ligamentos, aunque este dolor puede
aparecer también en los bloqueos o la hipermovilidad de las articulaciones sacroilíacas.
El dolor por distensión de los ligamentos iliolumbares se proyecta hacia la región
inguinal (diagnóstico diferencial. con las enfermedades de las articulaciones
coxofemorales); el de los ligamentos sacroespinosos o sacroilíacos se propaga al
dermatoma S1 (superficie laterodorsal de la cadera hasta la rodilla), y el de los
ligamentos sacrotuberosos se irradia a la cara dorsal del muslo.

PRUEBA DEL RESORTE II O DE ELASTICIDAD


Valoración de la hipermovilidad de la ASI.
Procedimiento. Paciente en decúbito prono. Se coloca el índice de una mano
sucesivamente sobre el polo superior a inferior de la ASI (S1/S3) de forma que la yema
del dedo quede situada sobre el sacro y la cara lateral se apoye sobre el margen medial
del ilion.
La otra mano se apoya sobre el dedo índice y se va
ejerciendo lentamente una presión en sentido
ventral, que se transmite al sacro a través del dedo
responsable de la palpación.
Valoración. Cuando no existen alteraciones en la
ASI, ésta cede al apretar y se produce un incremento
de la distancia entre el margen posterior del ilion y
el sacro, algo que no se encuentra en los casos de
bloqueo de la ASI. Cuando el deslizamiento al
realizar un movimiento relativamente lento es más
difícil se deberá sospechar una hipermovilidad de la
articulación sacroilíaca. La aparición de dolor al
realizar los movimientos deberá plantear una
articulación bloqueada o una articulación
hipermóvil sobrecargada (hipermovilidad dolorosa).

PRUEBA DE PATRICK (FABERE) O DE LOS CUATRO SIGNOS


Diferenciación entre las enfermedades de la articulación coxofemoral y
sacroilíaca (valoración del estado de tensión de los músculos aductores).

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Procedimiento. Paciente en decúbito supino, con la pierna extendida y la rodilla
contralateral flexionada. El maléolo externo de la pierna flexionada se coloca por
encima del límite superior de la rodilla de la pierna contralateral.
La prueba se puede realizar también colocando el pie de la pierna flexionada en la parte
interna de la rodilla de la otra pierna. Se deja caer la pierna flexionada hacia fuera y, a
partir de esta posición, el explorador aumenta la rotación externa, para lo cual presiona
sobre la rodilla con la mano para acercarla a la camilla de exploración. Es preciso fijar
la pierna extendida a nivel de la pelvis para evitar un movimiento conjunto.
Valoración. Normalmente, la rodilla que se encuentra colocada de este modo casi
alcanza la camilla. Se debe medir la distancia entre la rodilla y la camilla en ambos
lados. Cuando aparece una diferencia de movilidad entre los dos lados con una
limitación por dolor de la hiperaducción en pacientes que no tienen alteraciones en la
cadera ni en los aductores, se deberá sospechar un trastorno funcional de la articulación
sacroilíaca ipsilateral. Se puede diferenciar de los trastornos de la articulación
coxofemoral mediante la comprobación del movimiento de la misma (sobre todo de la
rotación) con palpación de la cápsula articular en la profundidad de la ingle.

PRUEBA DE LAS ESPINAS ILÍACAS


Valoración de la función de la articulación sacroilíaca.

Procedimiento. El explorador se pone de pie detrás del paciente (en bipedestación) y


con los pulgares trata de localizar las espinas ilíacas

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posterosuperiores y a la misma altura la cresta sacra mediana (apófisis espinosa de la
vértebra sacra). Se pide al paciente que levante la pierna ipsilateral y que flexione la
rodilla hacia delante lo máximo posible.
Valoración. En condiciones
normales, cuando la
articulación sacroilíaca no está
bloqueada, se produce un
descenso del ilion del lado
explorado. La espina ilíaca
posterosuperior se desplaza
durante el movimiento entre
0,5 y 2 cm como máximo en
sentido caudal. En presencia
de un bloqueo de la
articulación sacroilíaca, se
invierte este descenso y la
espina ilíaca posterosuperior se
desplaza en sentido craneal
como consecuencia del
bloqueo (vuelco de la pelvis).
Figura. Prueba de las espinas ilíacas. a
Posición de partida.
b ASI libre.
c ASI bloqueada.

FENÓMENO DE ANTICIPACIÓN (PRUEBA DE FLEXIÓN EN


BIPEDESTACIÓN)
Valoración de la función de la articulación sacroilíaca.

Procedimiento. El paciente se coloca en bipedestación dando la espalda al


explorador. Éste palpa con los pulgares de forma simultánea las dos espinas ilíacas
posterosuperiores. Se pide al paciente que se flexione lentamente hacia delante con los
pies apoyados en el suelo y las rodillas extendidas. Se debe valorar el movimiento de las
dos espinas ilíacas cuando el paciente inclina hacia delante la mitad superior del cuerpo.
Posteriormente se debe compensar cualquier diferencia en la posición de la pelvis por
discordancia en la longitud de las piernas colocando una tablilla debajo de la pierna más
corta.

Valoración. El sacro gira alrededor de un eje horizontal en relación con los ilíacos en
la articulación sacroilíaca. Este movimiento de desplazamiento del sacro se denomina
nutación.

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Cuando el paciente está normal con movimientos libres de la articulación sacroilíaca,
las dos espinas ilíacas se encuentran a la misma altura al principio y al final del
movimiento de inclinación de la espalda.
Cuando no se produce el movimiento de nutación de la articulación sacroilíaca de un
lado, la espina ilíaca posterosuperior de dicho lado se desplazará con el sacro en sentido
craneal en comparación con la contralateral.
Cuando se conserva el movimiento de nutación y se puede demostrar un fenómeno de
anticipación, se deberá sospechar como primera alternativa un bloqueo de la
articulación sacroilíaca ipsilateral. El fenómeno de anticipación bilateral se puede deber
a un acortamiento bilateral de los músculos isquiocrurales.
Observación. Al valorar el fenómeno
de anticipación, se debe prestar
atención a las asimetrías de la pelvis y
la articulación coxofemoral. Cualquier
diferencia de inclinación de la pelvis
secundaria a una diferencia en la
longitud de las piernas se debería
compensar mediante la colocación de
una tabla debajo de la pierna más corta.
El fenómeno de anticipación se puede
valorar también en decúbito prono
(longitud variable de las piernas).

SIGNO DE DERBOLOWSKY
Valoración de una diferencia variable en la longitud de las piernas: fenómeno de
anticipación en decúbito.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador coge ambas piernas,
palpa con los pulgares los maléolos internos y valora en función de la posición de los
pulgares la relación de altura y la rotación de los maléolos internos. Se pide al paciente
que se siente, con la ayuda del explorador o por sí solo apoyándose en las manos. Para
evitar dificultades se deben levantar las piernas de la camilla.

▶Valoración. La anticipación en decúbito indica que las piernas están torcidas.


Cuando existe un bloqueo de la articulación sacroilíaca con una reducción del juego
articular entre el sacro y el ilion, la pierna del lado bloqueado será más larga al
levantarse y en decúbito será igual de larga que la otra o manifiestamente más corta
(diferencia relativa en la longitud de las piernas).

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Observación. La prueba se debe considerar definitiva cuando la diferencia de longitud
entre las piernas alcanza como mínimo 1-2 cm. Cuando las diferencias son más
importantes y se asocian a dolor miálgico, se debería sospechar un acortamiento de los
músculos isquiocrurales. Cuando la diferencia es superior a 5 cm y aparece un dolor
radicular con rotación de la pelvis y flexión refleja de la rodilla, se deberá considerar un
problema de disco intervertebrales.

PRUEBA DE GAENSLEN (SEGUNDO SIGNO DE MENNELL)


Valoración de la función de la articulación sacroilíaca.

▶Procedimiento. Decúbito supino. El paciente se tumba acercando todo lo posible el


lado doloroso al explorador. Para fijar la CL y estabilizar la posición se pide al paciente
que flexione lo máximo posible las articulaciones de la rodilla y coxofemoral
contralaterales sobre el tronco (maniobra de Thomas). El explorador realiza una
extensión de la pierna que no apoya.

▶Valoración. Cuando existe una disfunción de la articulación sacroilíaca, la


hiperextensión de la pierna provoca un desplazamiento de la articulación sacroilíaca con
aparición de dolor o agravamiento del mismo si ya existía.

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PRUEBA DE PRESIÓN SOBRE EL ILION
Demostración de procesos patológicos de la articulación sacroilíaca.
▶Procedimiento. Decúbito lateral. El
explorador coloca las dos manos sobre la
articulación de la cadera en el lado
afectado y ejerce presión axial sobre la pelvis.
▶Valoración. Cuando aparece o aumenta el
dolor en la zona de la articulación sacroilíaca
cercana a las manos, se deberá
sospechar una disfunción articular (bloqueo, inflamación).
SIGNO DE MENNELL
Valoración de la disfunción de la articulación sacroilíaca.
▶Procedimiento. Decúbito prono. Para
valorar la articulación sacroilíaca izquierda, el
explorador debe fijar con la mano izquierda la
cadera del paciente y con la derecha coger la
pierna izquierda extendida y llevarla hacia
atrás sometiendo la cadera a una hiperflexión.
La exploración también se puede realizar en
decúbito lateral. El paciente se tumba sobre el
lado derecho y se le fija la rodilla
derecha flexionada con la pierna flexionada sobre la articulación coxofemoral con las
dos manos. El explorador se coloca de pie detrás del paciente, sujeta con la mano
derecha la pelvis y con la izquierda lleva hacia atrás el muslo izquierdo forzando la
hiperextensión de la cadera.
▶Valoración. La aparición de dolor en la articulación sacroilíaca sugiere una
disfunción articular (bloqueo, inflamación).
PRUEBA DE YEOMAN
Valoración del dolor sacroilíaco.

▶Procedimiento. Paciente en decúbito prono.


El explorador levanta la pierna de la camilla con
la rodilla flexionada a 90° (hiperextensión de la
articulación coxofemoral).

▶Valoración. En la primera parte de la prueba


se sobrecargan las estructuras
posteriores de la articulación sacroilíaca, pero al final también se afectan las

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anteriores, con participación de los ligamentos sacroilíacos anteriores. Si aparece dolor
en la región de la CL, se deberá sospechar una patología localizada a este nivel.
PRUEBA DE LAGUERRE
Distinción entre el dolor originado en la articulación coxofemoral y el sacroilíaco.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito
supino. El explorador flexiona la cadera y la
rodilla hasta 90°. Posteriormente realiza la
abducción y rotación externa enérgica de la
pierna sobre la articulación coxofemoral.

▶Valoración. Esta maniobra provoca un


desplazamiento de la cabeza de fémur
hacia la parte anterior de la cápsula articular. La aparición de dolor en la articulación
coxofemoral sugiere artrosis o displasia de cadera, aunque también se puede encontrar
en las contracturas del músculo iliopsoas. La aparición de dolor dorsal en la articulación
sacroilíaca sugiere un proceso patológico localizado a este nivel.
PRUEBA DE DISTENSIÓN SACROILÍACA
Demostración de la participación de los ligamentos sacroilíacos anteriores en un
síndrome de ASI.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador realiza presión en sentido ventral con
ambas manos sobre los huesos ilíacos. Al cruzar las
manos, aparecerá un vector de fuerza adicional
dirigido hacia fuera. La fuerza ejercida desde
delante hacia atrás sobre la pelvis sobrecarga la
parte posterior de la articulación sacroilíaca,
mientras que el componente dirigido en sentido
lateral sobrecarga la porción de los ligamentos
sacroilíacos anteriores.

▶Valoración. Un dolor profundo indica distensión de los ligamentos sacroilíacos


anteriores en el lado del dolor (ligamentos sacroespinosos y sacrotuberosos).

PRUEBA DE SOBRECARGA EN ABDUCCIÓN


Demostración de un síndrome de ASI.

▶Procedimiento. Paciente en decúbito lateral. La pierna que se apoya sobre la camilla


se mantiene ligeramente flexionada, mientras que la pierna más alejada

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debe abducirse contra la resistencia del explorador.
Esta prueba se suele emplear para demostrar la
insuficiencia de los músculos glúteos medio y menor.

▶Valoración. La intensificación del dolor en la


articulación sacroilíaca afectada sugiere una
disfunción de la misma. El paciente con trastornos de
la articulación sacroilíaca puede notar más dolor al
realizar esta prueba. La localización exacta del dolor
nos orienta sobre su origen. Cuando no es posible
abducir la pierna sin dolor o con poco dolor, se deberá
sospechar una insuficiencia del músculo glúteo
medio.

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4.- SÍNDROME POR COMPRESIÓN DE LAS RAÍCES
NERVIOSAS

El prolapso de los discos intervertebrales produce


principalmente los denominados síndromes de
compresión nerviosa con dolores radiculares. Los
dolores pélvicos o de las piernas se suelen acentuar al
toser, estornudar o hacer fuerza con el abdomen e
incluso al caminar. La movilidad de la columna se ve
limitada principalmente por el dolor y los músculos
lumbares aparecen distendidos. Es frecuente que
aparezcan lesiones motoras y sensitivas.

Con frecuencia se puede localizar la raíz nerviosa


afectada mediante la descripción de la localización de
las parestesias y la zona a la que se irradia el dolor
según los dermatomas.
Los prolapsos o hernias de los discos intervertebrales son frecuentes en L4 y L5, más
raros en L3 y muy poco frecuentes en L1 y L2.
El signo de Lasègue suele ser positivo (ya a partir de 20-30°) en los pacientes con
compresión de las raíces nerviosas L5 y S1 (ciatalgia típica). En estos casos no es raro
que la elevación pasiva de la pierna sana provoque o acentúe dolores en la pelvis y la
pierna afectada (Lasègue cruzado). Cuando se produce una compresión radicular entre
L1 y L4 con afectación del nervio femoral, el signo de Lasègue no suele ser tan
positivo.
En pacientes con irritación del nervio femoral se suele encontrar el signo de Lasègue
invertido o el dolor por tensión del nervio femoral.
Es preciso distinguir el dolor seudorradicular del verdadero dolor radicular, o ciatalgia.
Los dolores seudorradiculares suelen estar peor delimitados que los radiculares. El
síndrome facetario (artrosis de la columna), el síndrome de la articulación sacroilíaca,
las espondilolistesis dolorosas, la estenosis del conducto vertebral y el denominado
síndrome posdiscotomía (situación que se produce tras la intervención sobre un disco)
suelen asociarse a dolores seudorradiculares.
En las pruebas neurodinámicas se valora la extensibilidad mecánica y/o la compresión
de estructuras neuronales de la columna lumbar. Dentro de este grupo se incluyen la
prueba de la flexión, la prueba de Lasègue (elevación de la pierna extendida), el signo
de Lasègue invertido y la prueba de estrés femoral.

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Signo de Lasègue (prueba de elevación de la pierna extendida)

Demostración de una irritación de las raíces nerviosas.

▶Procedimiento. El explorador eleva la pierna del paciente con la rodilla extendida


lentamente hasta el punto en el que el paciente siente dolor.
▶Valoración. La aparición de dolor en la cadera y la rodilla indica irritación
nerviosa (prolapso del disco intervertebral, tumor). Sin embargo, sólo se puede
considerar que el signo de Lasègue es auténticamente positivo cuando el dolor se
transmite hacia la pierna siguiendo el territorio de inervación sensitiva/motora de la raíz
nerviosa afectada. El paciente con frecuencia trata de aliviar el dolor elevando la pierna
del lado explorado.
Se debe realizar una valoración del grado de elevación que alcanza la pierna para
estimar la gravedad de la irritación de las raíces nerviosas (un Lasègue verdadero de 60°
o menos).

El dolor ciático que aumenta cuando se eleva la cabeza (signo de Kernig) y/o se realiza
una flexión dorsal pasiva del dedo gordo del pie (signo de Turyn) se considera indicio
de clara irritación del ciático (diagnóstico diferencial.: meningitis, hemorragia
subaracnoidea, meningitis carcinomatosa).
En general la pierna extendida se puede elevar entre 15° y 30° en relación con la
articulación coxofemoral antes de que aparezca tracción sobre las raíces nerviosas en
los agujeros
intervertebrales. Cuando el dolor aparece
a partir de 60°, se puede sospechar un
dolor de origen articular vertebral
(articulaciones facetarias) o sacroilíaco.

Cuando el dolor al elevar la pierna


aparece en el lado contralateral, se deberá
sospechar un prolapso del disco o un
tumor. Este signo se describe como signo
cruzado y suele
aparecer en prolapsos de los discos grandes de localización medial-central.

Signo de Bonnet (signo del piriforme)


▶Procedimiento. Decúbito supino. El explorador aduce y rota en sentido interno la
pierna con flexión de las articulaciones de la rodilla y coxofemoral.

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▶Valoración. El signo de Lasègue aparece antes
cuando el explorador realiza esta maniobra. El nervio
se estira todavía más mientras atraviesa el músculo
piriforme y esto hace que se intensifique el dolor.

Signo de Bragard
Valoración de un síndrome de compresión radicular;
diagnóstico diferencial entre el Lasègue verdadero y el
seudo-Lasègue.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador sujeta con una mano el talón y con la otra coge la rodilla desde ventral. En
esta posición eleva lentamente la pierna con la rodilla extendida. Cuando aparece un
dolor de tipo Lasègue, se deja caer la pierna hasta que no se perciba dolor y en esa
posición se realiza una flexión dorsal enérgica del pie, que suele volver a desencadenar
el dolor ciático.
▶Valoración. Si el signo de Bragard se considera positivo, se deberá sospechar una
compresión radicular localizada entre L4 y L5.
Un dolor inespecífico más sordo localizado en la cara posterior del muslo y que se
irradia hacia la articulación de la rodilla indica una irritación por distensión de los
músculos isquiocrurales y no se debe considerar un signo de Lasègue positivo.
La sensación de tensión en la pantorrilla se puede deber a tromboflebitis, trombosis o
contractura del músculo gastrocnemio.
El signo de Bragard permite demostrar si el paciente es un simulador. Cuando es así,
este signo suele ser negativo.

Signo de Duchenne
Valoración de las lesiones de las raíces nerviosas.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El explorador coge el talón del
paciente con una mano y con un dedo de la otra ejerce presión sobre la cabeza del
primer metatarsiano en dirección dorsal. En esta posición se pide al paciente que
flexione el pie en dirección plantar.
▶Valoración. Cuando existe una lesión de los discos intervertebrales con daño de la
raíz nerviosa S1, el paciente no puede oponer ninguna resistencia a la presión del dedo.
La paresia de los músculos peroneos produce una supinación del pie (por encima del
músculo tibial posterior/anterior).

Prueba de Kernig-Brudzinski
Indica una irritación nerviosa meníngea o dural.
▶Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se le pide que flexione la rodilla y la
cadera. Durante la primera fase de la prueba, el explorador trata de extender

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de forma pasiva la rodilla del paciente y, en la segunda, se le pide que extienda la rodilla
de forma activa.
▶Valoración. Cuando la extensión activa o pasiva de la rodilla provoca dolor en la
región vertebral o dolor radicular en la pierna, se deberá sospechar una irritación de una
raíz nerviosa, relacionada con el prolapso de un disco intervertebral o con un proceso
inflamatorio o tumoral vertebral.

Fig.Prueba de Kernig-Brudzinski.

a Posición de partida.
b Extensión de la rodilla.
c Signo de Brudzinski.

Prueba de la marcha sobre talones y de puntillas


Diagnóstico y clasificación de las lesiones de las raíces nerviosas en la CL.
▶Procedimiento. Se pide al paciente que se apoye primero sobre los talones y luego
sobre los dedos y que en esa posición dé unos pasos.
▶Valoración. La incapacidad o dificultad para permanecer apoyado sobre los dedos o
caminar de puntillas indica una lesión de la raíz S1, mientras que la incapacidad para
apoyarse o caminar sobre los talones indica una lesión de L5/L4.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Buckup J, Buckup J. Pruebas clínicas para patología ósea, articular y


muscular: Exploraciones, signos y síntomas. Barcelona: Masson, 2012.

 Deyanira Dolinsky. Sistematización del examen osteoarticular. Uruguay:


Universidad de la República Montevideo, 2003

 Argente y Álvarez. Semiología Médica.2ª. ed. Buenos Aires, Arg.; Edit.


Médica Panamericana, 2013.

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PREGUNTAS

 ¿Cuáles son los elementos que forman la articulación?

 ¿Cuáles son los tipos de articulación diartrosicas?

 ¿Cómo es el signo de Adam?

 ¿Cómo es la maniobra de Volkman?

 ¿Cómo es la maniobra de Gaenslen?

 ¿En qué consístela maniobra de valsalva y para qué sirve?

 ¿Qué permite valorar la maniobra de rotación de la columna cervical?

 ¿El Signo piriforme es conocido también como?

 ¿En qué consiste el signo de Laségue?

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