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MÚSICA LLANERA: DIÁLOGO ENTRE LO TRADICIONAL Y LO MODERNO EN LA

CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD CASANAREÑA

JULIANA MARCELA GÓMEZ SÁNCHEZ

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE

LICENCIATURA EN LENGUAS MODERNAS

BOGOTÁ

2021
MÚSICA LLANERA: DIÁLOGO ENTRE LO TRADICIONAL Y LO MODERNO EN LA
CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD CASANAREÑA

JULIANA MARCELA GÓMEZ SÁNCHEZ

Trabajo de grado presentado como requisito para optar al título de:

Licenciada en Lengua Modernas

Asesora:

DIANA CAROLINA MORENO RODRÍGUEZ

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE

LICENCIATURA EN LENGUAS MODERNAS

BOGOTÁ

2021
AGRADECIMIENTOS

Creo fielmente que mis logros no me pertenecen más que en una pequeña parte. Mis éxitos
residen en aquellos y aquellas que me han inspirado, impulsado y ayudado a alcanzarlos. Mi
familia, por supuesto, son el pilar de mi vida y de todo lo que he logrado y lograré. Sin mi madre,
mi hermana, y mi prima este trabajo habría sido imposible. Estas pocas palabras no dan crédito a
la gratitud infinita que siento hacia ustedes.

A la profesora Diana Moreno, le agradezco profundamente que haya sido mi guía en este
proceso. Cuando comenzamos nos desconocíamos completamente, y ahora nos conocemos solo
a través de una pantalla, hechos que no impidieron que lográramos completar este trabajo. No es
necesario recordarle que el Llano la espera…

A mis amigos Juan Francisco y Sharon Daniela, todo tesista tiene sus momentos de crisis
emocional, ustedes siempre estuvieron para darme ánimos cuando yo misma desconfiaba de mis
capacidades. En este caso debo agregar mi agradecimiento a la Javeriana por permitirme
conocerlos.

A mis amigos llaneros Liseth Castañeda, Pacho Castañeda y Ómar Molano, aunque fuese una
guate que desconoce completamente la vida del llanero tradicional, ustedes siempre estuvieron
ahí para ayudarme, darme ánimo y enamorarnos juntos de este trabajo.

A mis amigos de toda la vida Alejandro Ramírez y Juan David Hernández, las trasnochadas por
zoom, los consejos, las opiniones, las subidas de ánimo y mil cosas más son detalles que me
mantuvieron alejada de la desesperación que puede provocar un trabajo de grado.

Al señor Wilson Dueñas, el señor Humberto Castañeda y a Yeisson Salón, gracias por ayudarme
incondicionalmente cuando tenía dudas sobre la vida de Llano adentro.

A los señores Carlos ‘Cachi’ Ortegón y Orlando ‘el Cholo’ Valderrama, no solo les agradezco
porque su música me ha enseñado a amar al Llano, sino por haber aceptado participar en este
trabajo.

Al Llano, gracias por acoger a mi familia, por tus paisajes, tu gente, y tus animales. Espero que
muchas más personas se den la oportunidad de conocerte.
RESUMEN

Los Llanos colombianos fueron por siglos un territorio marginado de los escenarios político,
social y económico nacional; sin embargo, con el descubrimiento de las fuentes de hidrocarburos
en la década de 1980, se generaron inmigraciones masivas que ocasionaron que el Llano se
modernizara y lo tradicional, tanto identitario como lingüístico, se desplazara a los contextos de
ruralidad. La presente investigación busca analizar el papel que juega la música llanera en relación
con ciertos fenómenos lingüísticos y con la construcción de la identidad social de los casanareños
en el marco de la distinción tradición-modernidad. Para lograr este objetivo, se aplicó una ruta
metodológica de tipo mixto en el que primó el uso de herramientas de carácter cualitativo-
interpretativo. Los datos para el desarrollo investigativo fueron recogidos por medio de tres
instrumentos distintos: un corpus de cinco canciones de música llanera, cuatro entrevistas
semiestructuradas y una encuesta que respondieron 95 casanareños. La información obtenida de
cada uno de estos procesos de recolección permitió estudiar la dimensión lingüística e identitaria
de los casanareños tanto desde los textos de las canciones, como también desde sus propios relatos
y, además, fue analizada a la luz de una perspectiva histórica y territorial de los Llanos.

Los conceptos teóricos provienen desde la sociolingüística y la psicología social. Desde la


primera, se abordaron las actitudes y el prestigio lingüístico. Desde la segunda, la identidad social
propuesta por Tajfel (1978) y Turner (1984). Los resultados encontrados revelan que la música
tiene distintas funciones para los casanareños: conservar elementos lingüísticos, visibilizar los
modos de vida tradicionales, y contribuir en la construcción de una identidad social casanareña.
Además, se encontró que la historia y el territorio de los Llanos son elementos configuradores de
sentido de la identidad y de las prácticas lingüísticas de los casanareños de la actualidad. Por último,
se evidenciaron en los discursos de los informantes unas nociones encubiertas de carácter
histórico-político local y nacional que inciden en la visión que tienen los casanareños sobre el
habla regional de Casanare.

Palabras clave: dialecto, vocabulario, identidad, sociolingüística, Llano


ABSTRACT

For centuries, the Colombian Llanos has been marginalized from political, social, and
economic scenes of the country. However, in the decade of 1980, the discovery of hydrocarbon
sources caused massive migrations to this territory, this produced changes such as modernization
of the Llanos which caused the displacement of the traditional, identity as well as language, to
countryside contexts. The present study aims to analyse the role of llanera music in relation to
certain linguistic and sociolinguistic phenomena in the construction of Casanareños’ (people from
Casanare) social identity in the distinction modernity-tradition. To achieve this objective, the
methodological route made use of mixed methods prioritizing qualitive-interpretative tools. The
data was collected by three different methods: a corpus of five llanera music songs, four semi-
structured interviews, and a survey completed by 95 Casanareños. The information obtained from
each one of these data-collecting processes permitted to study Casanareños’ linguistic and identity
dimension from the texts of the song as well as from their own narratives; moreover, this
information was analysed in the view of a historical and territorial perspective of the Llanos.

The theoretical concepts come from sociolinguistic and social psychology. From the former,
linguistic attitudes and prestige were addressed. From the latter, it was approached the social
identity proposed by Tajfel (1978) and Turner (1984). The results show us that, for Casanareños,
music has a variety of functions: preserve linguistic elements, make visible traditional lifestyles,
and contribute to the construction of a casanareña social identity. In addition, it was found that the
Llanos’s history and territory are elements that define the sense of the identity and the linguistic
practices of today’s Casanareños. Lastly, in the informant’s speech, it was possible to notice
notions of local and national historical-political nature, which influence Casanareños’ vision of
Casanare’s regional speaking.

Keywords : dialect, vocabulary, identity, sociolinguistic, Llano


RÉSUMÉ

Pendant des siècles, les Llanos colombiens ont été un territoire marginalisé des scénarios
politiques, sociaux et économiques nationaux. Cependant, avec la découverte des sources
d’hydrocarbures dans les années 1980, des immigrations massives ont été générées, ce qui a
provoqué la modernisation des Llanos et le déplacement du traditionnel, tant identitaire que
linguistique, vers des contextes ruraux. Cette recherche vise à analyser le rôle qui joue la musique
llanera par rapport à certains phénomènes linguistiques et à la construction de l’identité sociale
des Casanareños (personnes provenant du Casanare) dans le cadre de la distinction tradition-
modernité. Pour atteindre cet objectif, on a appliqué une voie méthodologique mixte dans laquelle
l’utilisation d’outils qualitatifs-interprétatifs a été privilégiée. Les données pour le développement
de l’étude ont été recueillies par le biais de trois instruments différents : un corpus de cinq chansons
de musique llanera, quatre entretiens semi-structurés et un questionnaire auquel ont répondu 95
Casanareños. Les informations obtenues à partir de chacun de ces processus de collecte ont permis
d’étudier la dimension linguistique et identitaire des Casanareños sur la base des textes des
chansons, ainsi que de leurs propres récits, et ont été analysées à la lumière d’une perspective
historique et territoriale des Llanos.

Les concepts théoriques sont issus de la sociolinguistique et de la psychologie sociale. De


la première, on a abordé les attitudes et le prestige linguistique. De la seconde, l’identité sociale
proposée par Tajfel (1978) et Turner (1984). Les résultats obtenus révèlent que la musique a
différentes fonctions pour les Casanareños : préserver des éléments linguistiques, rendre visibles
les modes de vie traditionnels et contribuer à la construction d’une identité sociale du Casanare.
En outre, il a été constaté que l’histoire et le territoire des Llanos sont des éléments qui façonnent
le sens de l’identité et les pratiques linguistiques des Casanareños d’aujourd’hui. Enfin, les
discours des informateurs ont révélé des notions cachées de caractère historique et politique local
et national qui ont une incidence sur la vision que les Casanareños ont de la parole régionale du
Casanare.

Mots clés : dialecto, vocabulaire, identité, sociolinguistique, Llano


Compositor: Carlos ‘Cachi’ Ortegón

Intérprete: Cholo Valderrama

Video: https://www.youtube.com/watch?v=bzOct5BfGWw

Tengo la vida empeñada... en defender a mi tierra...

Todo lo que ella encierra... cariño amor y ternura

Si no estás tú, mi llanura, pa’ que sirve mi existencia (bis)

Como vivir sin un apero, una manta, sin retozo de potrancas

Sin pitios de cimarrones, sin relincho de potrones,

Sin sogas arrebiatadas, sin charnelas, sin barbadas

Sin silla, estribos y arciones.

Como vivir sin silbo e caballiceros, sin canto de cabresteros

Sin mangas, sin coleadores, sin quejidos de bordones

Sin copleros que en un arpa le cuenten a una muchacha

Sus cuitas y sin sabores.

Tengo la vida empeñada... en defender mi folclor...

Se me ensancha el corazón familia, el día que canto un joropo

Altanero revoltoso, bullanguero y juguetón (bis)

Y debe ser porque mi Dios soberano el día que creó a mi llano

Le dio rienda a su pincel, le pintó un amanecer y un arrebol purpurino

Y trazó un largo camino pa’ yo corre en mi corcel

Y debe ser porque me siento llanero, que le digo al mundo entero

Algo que deben saber y que en mi criollo entender aprendí desde

Chiquito que el llanero no es un mito, es una forma de ser.


Tabla de contenido

Paraíso abandonado – Dumar Aljure ............................................................................................ 11

Llano tierra inolvidable- Dumar Aljure ........................................................................................ 14

Si el cielo es un paraíso tendrá que tener un llano – Cholo Valderrama................................... 14

Llanura aquí está tu hijo – Aries Vigoth ................................................................................... 16

Las riquezas de mi llano – Villamil Torres ............................................................................... 18

Ganadería como fuente principal de economía ............................................................................ 18

Llanero soy – Jorge Calderón.................................................................................................... 22

Conexión del hombre con el caballo.............................................................................................. 22

Herencia musical .............................................................................................................................. 23

Origen del español castellano como lengua hegemónica de la región ...................................... 24

Jamás morirás llanura – Walter Silva........................................................................................ 26

Es llanero distinto a soy llanero................................................................................................. 31

Objetivos ....................................................................................................................................... 35

Objetivo General ....................................................................................................................... 35

Objetivos específicos................................................................................................................. 35

Llanero, sí soy llanero (marco teórico) ......................................................................................... 36

Identidades e identidad social desde la psicología social .......................................................... 36

Habla regional de Casanare ....................................................................................................... 38

Prestigio lingüístico reflejo de valoraciones sociales ................................................................ 40

El enfoque mentalista de las actitudes lingüísticas ................................................................... 41

Marco metodológico ..................................................................................................................... 44

Etapa uno ................................................................................................................................... 45

Etapa dos ................................................................................................................................... 46


Etapa tres ................................................................................................................................... 48

Etapa final ................................................................................................................................. 48

La música ...................................................................................................................................... 50

Hablo criollo .............................................................................................................................. 52

Soy criollo ................................................................................................................................. 69

Los orígenes ...................................................................................................................................... 69

Prácticas del llano ........................................................................................................................... 71

Me siento criollo........................................................................................................................ 75

Territorio, identidad y lenguaje..................................................................................................... 78

Lo llanero .................................................................................................................................. 80

Lo otro ....................................................................................................................................... 85

Actitudes lingüísticas de los llaneros ............................................................................................. 85

Actitudes lingüísticas de los otros hacia lo llanero ...................................................................... 88

Conclusiones ................................................................................................................................. 90

Bibliografía ................................................................................................................................... 96

Anexos ........................................................................................................................................ 101

I. Cuadros de análisis lexical del corpus de canciones .................................................... 101

Canción 1: Criollo sortario – Lorgio Rodríguez ........................................................................ 101

Canción 2: Mi viejo hato – Villamil Torres ................................................................................ 103

Canción 3: Yo no le vendo mi fundo – Cholo Valderrama ...................................................... 105

Canción 4: La herencia del caballicero – Tulio Amaro............................................................. 107

Canción 5: Pan de pobre – Walter Silva...................................................................................... 109

II. Encuesta ....................................................................................................................... 113

III. Base de preguntas para la entrevista semiestructurada ................................................ 119


Índice de tablas

Tabla 1 Cambio de referente ........................................................................................................ 54


Tabla 2 Modificación de la categoría gramatical ......................................................................... 56
Tabla 3 Modificación del referente .............................................................................................. 58
Tabla 4 Animales ......................................................................................................................... 60
Tabla 5 Plantas ............................................................................................................................. 62
Tabla 6 Trabajo ............................................................................................................................ 64
Tabla 7 Doméstico ....................................................................................................................... 66
Paraíso abandonado – Dumar Aljure
Y mi Llano taciturno, perdido en la inmensidad, sigue siendo abandonado del gobierno nacional
solo nos hacen promesas sin ninguna realidad, no nos han reconocido nuestra lucha fraternal,
productos y más productos día por día nos sacarán sin devolvernos apoyo pal progreso
regional. (…) No te aflijas, Llano mío, por ti vamos a luchar porque eres un paraíso lleno de
armonía y de paz, por algo fuistes, mi llano, cuna de la libertad.

Dumar Aljure – Paraiso Abandonado

Video: https://www.youtube.com/watch?v=RHAlZNn_10s

¿Por qué los llaneros defendemos el Llano? En términos simples: es increíblemente


hermoso, así que… ¿por qué no hacerlo? Pero también quiero ponerlo en términos un poco más
complejos: el llanero no piensa en el Llano solo como un pedazo de tierra; el llanero lo percibe
como un individuo con derechos, con anhelos y con voz propia; voz que nosotros, sus hijos e
hijas, traducimos para que el mundo la conozca. Músicos o académicos, todos y todas tenemos
el mismo propósito: que el mundo se entere de sus maravillas. Desde mi posición puedo darlo a
conocer a través de mis textos académicos y, por ello, lo pongo como tema central del presente
trabajo.

Para justificar el surgimiento de esta investigación, parto por esclarecer que existe un
contexto social y político del pasado que tiene implicaciones sociales, políticas y lingüísticas en
el presente. Por esto, la problemática que me motivó a realizar esta investigación tiene inicio en
un hecho histórico que implica un problema académico. Me explico:

El Llano es una tierra que ha estado marginada por siglos a causa de la barrera geográfica
que impone la Cordillera Oriental, factor que dejó de ser obstáculo cuando el descubrimiento de
pozos de petróleo en 1980 despertó el interés capitalista de las multinacionales extractivistas y
del gobierno colombiano. Hecho que significó ciertos cambios sociales, culturales, políticos y
lingüísticos en este territorio, y que, además, ocasionó su apertura al resto de Colombia. Sin
embargo, desde la academia, me fue posible observar que hay una escasez clara de
investigaciones formales que traten los fenómenos históricos, sociales, sociolingüísticos y
lingüísticos del Llano. Como estudiosa de la lengua, pero también como llanera de primera
generación de la zona urbana de Casanare, surgieron en mis cuestionamientos entorno a la
identidad y el dialecto llanero en una población tan heterogénea a nivel social como lo es la
casanareña. Así, surgen las preguntas que motivaron este proceso investigativo: ¿por qué no
retomar la música llanera como un mecanismo que dé explicación a los fenómenos lingüísticos,
sociolingüísticos e identitarios de los llaneros de Casanare? ¿cómo se pueden observar los hechos
históricos a la luz de la identidad llanera? y ¿qué significan los cambios demográficos y espaciales
en el plano de lo lingüístico y lo sociolingüístico?

Para tratar estas preguntas, divido el trabajo en cinco capítulos que constituyen el proceso
investigativo, más el capítulo de conclusiones:

En primer lugar, en el capítulo de antecedentes, más que retomar trabajos académicos


previos, presento un panorama histórico que me guió para encontrar tres aspectos específicos que
se tratan a lo largo de la investigación: el primero, los orígenes de los rasgos identitarios del
llanero tradicional de los hatos y fundos que se plasman en las canciones de música llanera de
artistas casanareños; el segundo, la importancia del territorio en la construcción de la situación
sociopolítica y sociolingüística de los Llanos de la actualidad; el tercero, la razón de la escasez
de investigaciones focalizadas en esta región. Este relato histórico es la base para entender la
razón de la investigación.

En segundo lugar, el marco teórico se fundamenta en las disciplinas de la psicología social,


la dialectología y la sociolingüística. De estas, tomo los conceptos de identidad social, habla
regional, actitudes lingüísticas y prestigio lingüístico, con el fin de abordar tanto la música como
la sociedad casanareña a la luz de estas conceptos.

En tercer lugar, la ruta metodológica se diseñó por etapas que respondieran a cada uno de
los objetivos específicos y que permitieran, desde los análisis de particularidades surgidas en cada
etapa, llegar a generalidades en torno a los aspectos teóricos previamente mencionados.

Finalmente, los hallazgos se presentan en los capítulos cuatro y cinco. En el cuarto, me


enfoco primordialmente en estudiar la música como instrumento que transmite el lenguaje y la
identidad tradicional, pero también que evoca a la memoria en un proceso a través del cual que
los oyentes se identifican con un colectivo. En el quinto, interpreto los datos encontrados en las
entrevistas y en las encuestas teniendo en cuenta la trasformación geoespacial y demográfica que
ha transcurrido durante los últimos treinta años; a partir de esto busco explicar la construcción de
la identidad social de los casanareños y las dinámicas lingüísticas y sociolingüísticas actuales.

En último lugar, en las conclusiones argumento los hallazgos en relación con el


significado que adquieren en el panorama social, político, lingüístico e histórico del país
retomado a lo largo del primer capítulo del trabajo.

Como última consideración de esta introducción, me gustaría especificar que este trabajo,
aunque planteado desde un contexto de la academia, intenta en lo posible atender al Llano desde
el mismo Llano y los mismos llaneros. Por ello, en este trabajo de grado no se habla de los Llanos
Orientales, término que implica una visión hegemónica regional de Cundinamarca como el punto
central del país, sino que se habla de los Llanos como espacio que existe por sí mismo, y que
tiene su propia historia.
Llano tierra inolvidable- Dumar Aljure
En el presente apartado, propongo un recorrido histórico de los Llanos con el fin de construir
desde la historia la situación sociopolítica y sociolingüística actual de Casanare. En este proceso,
se tiene en consideración las canciones de música llanera de artistas casanareños como textos desde
donde se puede leer esta historia de forma indirecta. Los principales elementos en los que se divide
este proceso de reconstrucción son: el territorio, la población, la economía, la identidad y la política,
a cada uno de estos se le asocia a una canción de un artista casanareño donde se pueda observar
este elemento.

Si el cielo es un paraíso tendrá que tener un llano – Cholo Valderrama


La esplendidez y magnificencia de los Llanos no puede comprenderse sino
viéndolos. La pluma es impotente, las palabras y las frases son
inadecuadas, y todas las descripciones demasiado pálidas para dar a
conocer este inmenso territorio que, semejante a la mar en calma, se
extiende hasta donde la vista no alcanza, y confunde sus límites con la
bóveda azulada en el horizonte.

Rivero (1883, p. 1)

En esta descripción, Juan Rivero, jesuita español nacido en Miraflores-España en el año


1681, nos ofrece un viaje en el tiempo a estas tierras. Imaginar estas vastas planicies “semejantes
a la mar en calma” revela una pintura mental para quienes desconozcan Los Llanos; no obstante,
esta imagen puede no comprender por completo la naturaleza de este territorio : los Llanos son
majestuosos a simple vista, mas tras su belleza se esconden inundaciones y climas que durante
siglos han sido factores esenciales que afectan a las comunidades que allí se encuentran o se
encontraron en el pasado.

Su territorio se compone de 360.000 kilómetros cuadrados, 210.000 km2 pertenecientes a


la actual Venezuela y 150.000 km2 a Colombia (Gómez, 1991). Los Llanos colombianos limitan
al occidente con la gran cordillera oriental; al norte con el río Arauca; al oriente con el río Orinoco
y al sur con la región amazónica (Rodríguez, s.f.). Su clima va de extremo a extremo: 9 meses de
lluvias a 3 meses de completa sequía. Asimismo, sus múltiples ríos (Pauto, Cravo sur, Cravo Norte,
Meta, Cusiana, Casanare, Arauca, Orinoco, entre otros) al igual que sus quebradas aportan una de
las mayores riquezas hídricas entre las regiones del país.
Basados en las divisiones fisiográficas propuestas por Goosen (1964, 1971; citado en Mora-
Fernández, Castellanos-Castro, Cardona-Cardozo, Pinzón-Pérez, & Vargas-Ríos, 2011), los
Llanos tienen seis tipos de paisaje: 1) el piedemonte, 2) las terrazas, 3) la llanura aluvial de
desborde, 4) la llanura eólica, 5) la altillanura y 6) los aluviones recientes. En Casanare, el
piedemonte se encuentra al occidente, mientras al oriente del departamento está la zona de la
llanura aluvial de desborde la cual tiene características más inundables (Mora-Fernández et al,
2011).

Su paisaje, compuesto principalmente por pastos, está enteramente influido por estas
condiciones geomorfológicas. En Casanare, debido a su casi completa horizontalidad y su mínima
altura con respecto al nivel del mar (exceptuando la zona de piedemonte y altillanura); en tiempos
coloniales, y anteriores, sus ríos y lluvias inundaban las tierras durante la gran mayoría del año.
“Este inmenso territorio que se extiende hasta donde la vista no alcanza” lo debemos a la poca
adaptabilidad de los árboles de ir de excesiva humedad a intensa sequía y, por lo tanto, a la poca
cantidad de estos en las sabanas inundables (F. Barrero Rojas, comunicación personal, 31 de
agosto, 2020).

Empero, la totalidad de estos elementos del entorno son esenciales en la construcción


identitaria que aún hoy se conserva en las canciones de artistas casanareños. La libertad que siente
el hombre llanero es reflejo de tener la posibilidad de “confundir sus límites [de la tierra] con la
bóveda azulada en el horizonte”. En un primer ejemplo, cuando Walter Silva canta:

Un llanero de a caballo trabajador y vaquero,

Se extasía en el horizonte a la vista sin linderos,

Y se traga la Sabana limpiecita y sin potrero,

Tranquilo como su sombra,

Libre cual viento viajero [énfasis agregado].

Walter Silva – Mucho llano pa’ un llanero

O, en un segundo ejemplo, cuando el Cholo Valderrama dice (refiriéndose a por qué el


llanero grita): “Porque tenemos el espacio abierto para gritar; y, además, porque se nos da la puta
gana de gritar porque somos solos y estamos en una completa libertad .... El llano es ese canto a
la libertad” (7:23 – 7:46). Observamos cómo estos factores del paisaje característicos de los Llanos
colombo-venezolanos, se reflejan en la identidad y se expresan por medio del lenguaje y la música.
Ser llanero e identificarse con una identidad de libertad no solamente contiene el significado de
“no ser esclavo” o de “condición de persona no obligada” sino que la palabra contiene una carga
pragmática relacionada con la sabana limpiecita, el horizonte a la vista sin linderos o la soledad,
mencionada por el Cholo Valderrama.

Llanura aquí está tu hijo – Aries Vigoth


El territorio y el clima no solamente influenciaron el ambiente de esta región y su identidad;
la organización poblacional, antes y después de la llegada europea, estaba a merced de la hostilidad
del entorno. Las diferentes comunidades indígenas que allí habitaban, en Casanare hallando
principalmente Achaguas, Guahibos, y Sálivas (Rodríguez, s.f.), eran de características nómadas
debido a las tierras inundables; parte de la población Achagua se había establecido en los terrenos
del piedemonte donde practicaban la agricultura y mantenían flujos de comercio tanto con los
pueblos andinos como con las comunidades nómadas cazadoras-recolectoras de los llanos bajos
(Herrera Sossa, 2017).

La Guahibo constituye la familia llanera por excelencia. Los estudios


realizados coinciden en presentarlos como gente reacia a la disciplina más
elemental, sucia, independiente y libertaria que cazando y recolectando frutos
vagaba por las sabanas y los espacios interfluviales.

La familia Sáliva, como la Achagua, se destaca por su mansedumbre y por


una sensibilidad especial para la música que la llevó a aceptar los demás
elementos de la cultura hispana.

Consejo Regional de Planificación Económica y Social de la


Orinoquia (1990, pp. 40-41)

Las culturas nativas, aunque diferentes, compartían por principio una zona territorial
amplia con condiciones ambientales muy similares (piedemonte, llanos altos, bancos y médanos)
y, por lo tanto, similitudes administrativas, alimentarias y sociales. Pequeños poblamientos se
establecieron en la zona del piedemonte y los llanos altos; sin embargo, en los terrenos bancos y
médanos la inundabilidad del territorio les impedía establecerse en una zona específica y, en
consecuencia, fueron culturas nómadas que posteriormente dificultaron los procesos
evangelizadores de las misiones religiosas. Tal como lo expresa Rivero (1883) refiriéndose a los
pobladores de la Orinoquía: “llámolas desgraciadas, porque como son tantas en número tuvieran
la fidelidad de otras naciones, no serían tan cerriles y altaneras y atraerían a su seno muchísimos
misioneros y hombres de buen espíritu, que atenderían a su cultura y educación” (p. 16).

La riqueza hídrica dada por la variedad de ríos no solo fue determinante en la historia de
los nativos antes de la llegada europea, sino a lo largo de todo el proceso de conquista y
colonización; a causa de las rutas fluviales, el europeo tuvo por primera vez acceso a los Llanos.

La búsqueda de oro fue el objetivo en toda expedición a las tierras suramericanas, y el


mayor sueño de todo explorador era encontrar la ciudad de oro: el Dorado; los Llanos no fueron
la excepción para protagonizar esta historia. Rausch (1994, citada por Rodríguez s.f.) comenta que
los indígenas afirmaban la existencia de un reino abundante en oro que se encontraba en los llanos
del Nuevo Reino llamado Meta; así, de 1530 hasta finales del s. XVI, los ríos de los Llanos fueron
navegados en busca de un reino nunca encontrado; ni oro ni esmeraldas, solo había tierras baldías
e indígenas de diversas familias en las planicies del Nuevo Reino.

Con el fin de estas expediciones, la corona le otorgaría a los jesuitas el


permiso para cristianizar a los “bárbaros” indígenas con el fin de reducirlos, pero
solo esto harían en los llanos, pues la corona nunca se interesó por realizar un
poblamiento en estas tierras que minas de oro ni esmeraldas tenían en llano
adentro, este sería el inicio de un abandono de los “civilizados hacia las tierras
salvajes e inhóspitas, habitada solo por bárbaros”.

(Rodríguez, s.f. p. 15)

Pocos asentamientos fueron fundados durante las expediciones en busca de El Dorado.


Conquistadores como Antonio de Berrío o Gonzalo Jiménez de Quezada fueron los fundadores de
pequeñas poblaciones que luego serían encargadas a encomenderos por autorización de la Corona
(Ossa, 1982). Estos estaban ubicados en la zona del piedemonte donde comunidades autóctonas
como los Achaguas se habían establecido durante el período prehispánico; como consecuencia de
estos nuevos asentamientos hispánicos, las dinámicas sociales, comerciales, administrativas, y
culturales de esta comunidad autóctona cambiaron para adaptarse al nuevo modelo de la
Encomienda.

La Encomienda, sin embargo, no fue una institución de mucho éxito en la región debido a
las prácticas de violencia y esclavitud por medio de las cuales sometían a los indígenas. Por ello,
durante el siglo XVII y XVIII los Llanos acogieron a misioneros católicos: Dominicos,
Franciscanos, Agustinos y, principalmente, Jesuitas, (Salcedo, 1995) cuyo único propósito era
“cristianizar a los bárbaros indígenas”. Los jesuitas tuvieron una primera llegada en 1625 tras la
cual establecieron contacto con los nativos, estudiaron y aprendieron sus lenguas con el propósito
de catequizarlos e imponerles la lengua española, y, para malestar de sus vecinos blancos y
mestizos, “se convirtieron en defensores de los indígenas” (Salcedo, 2000, p. 99). Por el
descontento y malestar que generaron los ignacianos en esta primera llegada, a órdenes de don
Julián de Cortázar, sucesor del arzobispo Arias de Ugarte, los ignacianos fueron obligados a
retirarse de estas tierras en 1628 (Salcedo, 2000).

No obstante, una segunda llegada de los Jesuitas a Casanare en 1661 les permitió establecer
las primeras haciendas-misiones. En los llanos de Casanare, Caribabare, Tocaría y Cravo serían
las principales haciendas; siendo la primera la más amplia en extensión con 450.000 hectáreas
(Rueda, 1989; citado en Salcedo, 2000) y mayor cantidad de ganado bovino y caballar (Enciso,
1989).

El asentamiento de los misioneros jesuitas en tierras casanareñas fue clave para el


establecimiento de la ganadería como fuente principal de economía; la conexión del hombre con
el caballo; la herencia musical, y, nuestra competencia para el presente trabajo: el origen del
español castellano como lengua hegemónica de la región. Todo esto forma parte de la identidad
del hombre llanero construida a través de la historia, reflejada en el dialecto casanareño y,
finalmente, expresada en la música llanera.

Las riquezas de mi llano – Villamil Torres


Ganadería como fuente principal de economía
En la actualidad, existen cuatro elementos estrechamente ligados a la ganadería vacuna
fundada en los sistemas haciendas-misiones de los hijos de Loyola: economía, trabajo,
alimentación y deporte. Elementos nacieron con un propósito económico, pero que con el tiempo
se convirtieron en pilares representativos de la cultura llanera (Arenas, 2010).

En primer lugar, con respecto a la economía González (2005) afirma que

La ganadería vacuna es la principal actividad económica de la población [casanareña] tanto


por empleos como por ingresos; la cría, levante y ceba se realiza en forma extensiva en
toda la llanura, especialmente en Paz de Ariporo, Hato Corozal y Trinidad (p.14)

Esto se debe a que, pese a las condiciones geográficas de la Cordillera Oriental, las cuales
aíslan a los Llanos del resto de Colombia, los jesuitas lograron constituir cierta seguridad
económica gracias a la producción de carne vacuna que marcó la producción ganadera desde la
época hasta la actualidad; tanto así que en el gobierno del virrey Sebastián de Eslava (1740-1749)
obtuvieron un contrato para abastecer de carne de ganado bovino a Santafé de Bogotá y Tunja.
(Enciso, 1989; Salcedo 2000). Igualmente, lo comprobamos al observar la cantidad de ganado
vacuno que se contó en las haciendas para el momento de la expulsión jesuita de tierras españolas
en 1767: Caribabare registró una totalidad de 10.606 cabezas de ganado; Tocaría de 12.000 y
Cravo de 5.946 (Rausch, 1984, Colmenares, 1969, citados en Enciso, 1989). La actividad pecuaria
como pilar económico se ha mantenido como una constante a lo largo de la historia de Casanare.

En segundo lugar, la configuración del trabajo de llano, cuyas tareas principales consisten
en arriar, ordeñar y marcar el ganado, podríamos datarlas a actividades laborales de las haciendas-
misiones. Retomando el contrato anteriormente mencionado, con el propósito de movilizar al
ganado para cruzar la Cordillera Oriental, los llaneros tuvieron que aprender a arriarlo a través de
los ríos y las alturas de la cordillera; marcarlo para saber a cuál de las haciendas pertenecía y
ordeñarlo para su propio beneficio. El mismo espacio, economía, sociedad e historia fueron
moldeando las tareas del hombre con el ganado, y la jerga en relación con el trabajo de llano fue
constituyéndose gracias a la influencia española que protagonizaban los jesuitas en la vida de los
llaneros.

Aún en el siglo XXI, el trabajo de llano sigue siendo una de las tradiciones de gran orgullo
llanero aun cuando su participación en las actividades económicas de la región ya no es necesario
debido a la industrialización y el comercio. Canciones como Volveré a trabajar llano del Cholo
Valderrama o Así se trabaja llano de Jairo Parales hacen referencias a los instrumentos, las
actividades y los animales que están presentes en el trabajo de llano; entender expresiones como:
“desenredar un chicuaco”, “no llevo pegada soga porque como voy pa’ un hato escogeré la más
buena cuando baje el garabato” o “tomar café cerrero por ahí a golpe de cuatro, escuchar sonar
charnelas, relinchos, pitios y cantos”, es comprender parte de la cultura y la identidad que se
transmite por medio del lenguaje y la música. Igualmente, cuando canta “pa’ mostrarles un rato
como es que trabaja llano un casanareño nato” nos lleva a relacionar identidad-trabajo desde una
perspectiva de orgullo y amor por la tradición. Un casanareño nato de identidad llanera conoce por
herencia todo lo relacionado con este tipo de trabajo que se remonta a los tiempos de las haciendas-
misiones fundadas por la comunidad ignaciana.

Empero, es de resaltar que las condiciones comerciales y territoriales han cambiado


exponencialmente con respecto al arreo de ganado de los siglos pasados. La industrialización como
consecuencia de la extracción de hidrocarburos y la necesidad de construir vías más rápidas y
cómodas para el acceso a las zonas más remotas ha afectado innegablemente el trabajo en el llano.
En el documental Cantos de trabajo de llano colombo venezolano, Hugo Martínez, Paulino Reyes,
Hermes Romero, Pedro Colmenares, Víctor Espinel, y María Eugenia Romero hablan sobre la
pérdida de la tradición del trabajo de llano y de los cantos de trabajo de llano debido a la actual
orientación a un desarrollo industrial alejado de estas costumbres con respecto a la actualidad; por
ejemplo, en los últimos años el ganado ha dejado de arrearse a caballo, ahora se arrea en camión
y los caminos ganaderos ahora son carreteras con tráfico de automóviles. Poco a poco estas
costumbres van pasando a un plano de desconocimiento por parte de las nuevas generaciones.

En tercer lugar, el plato gastronómico característico del Casanare es la ternera a la llanera


o también conocida como carne asada. Consiste en carne de ternero que aún se encuentre mamando
de la vaca, clavada en varas de acero, y cocinada alrededor de fuego de leña. Este plato
gastronómico no es ampliamente comercializado con propósito de beneficio económico para la
región, mas es posible apreciar la conexión entre la alimentación de los habitantes de los Llanos y
el ganado vacuno. Asimismo, preparaciones tales como carne seca y carne oreada son típicas en
la gastronomía llanera. En los largos trayectos por los caminos ganaderos mientras los llaneros
hacían trabajo de llano el bastimento era la comida que los acompañaba, el cual contiene carne
seca, torrejas y plátano verde. Esta tradición gastronómica sobrevive gracias a acciones como la
de la empresa Bastimento Llanero Sabor S.A.S la cual busca dar a conocer al mundo la
gastronomía típica de la región.

A pesar de que la carne bovina es la más conocida y de mayor variedad de preparaciones,


carne de otros animales también es consumida por los casanañeros. Carne de cerdo, de venado, de
chigüiro, de morrocoy o de lapa, entre otros, son también alimentos típicos de Casanare.

Finalmente, la conexión de la ganadería y el deporte la encontramos en una de las


actividades favoritas y de mayor prestigio de los Llanos: el coleo. Esta disciplina deportiva nace
del trabajo de llano, pues ante la necesidad de poder controlar el ganado para evitar que este se
escapara de la manada, los llaneros aprendieron a tumbarlo al jalarlo por la cola; a medida que fue
pasando el tiempo, esa faena pasó a convertirse en entretenimiento, deporte y prestigio para la
identidad llanera. Actualmente, cuenta con su reglamento y está avalado por la Federación
Nacional de Coleo, la cual está vigilada por Coldeportes. Canciones como El Coleador de mis
Sueños de Milena Benites, El Viejo Coleador de Walter Silva, El Coleador de Cholo Valderrama,
Coleadora de mi amor de Jorge Calderón, Un Campeonato Mundial de Jorge Albarracín, o Los
Campeones de mi Tierra de Jorge Calderón son pocos ejemplos del papel de este deporte en
relación con ser llanero.

Sigo coleado y cantando

Hasta el día que caiga muerto

Villamil Torres– Sigo coleando y cantando

Este fragmento, nos ilustra sobre la relación del llanero con el coleo; Villamil Torres es
conocido como el cantante coleador y en sus canciones describe la importancia de este deporte
para la vida de los llaneros, no desde una posición de fama deportiva, sino desde el mismo oficio
de la sabana. Hablar de coleo nos remite no solo a un estudio lingüístico referente a los términos
asociados al deporte tales como: hacer una campana, una campanilla, o un costado, sino también
a categorías como identidad-lenguaje. Cuando se dice la palabra coleador implica directamente
una reputación social diferente a decir ser un palafrenero (quien cuida los caballos de coleo). Este
elemento lexical representa toda una historia regional plasmada en la memoria colectiva y que
construye toda la significación de orgullo, honor, y fuerza del hombre llanero.
Los campeonatos de coleo, por su parte, causan movimiento económico debido a su
atracción turística, comercialización de caballos y apuestas. Sin embargo, debido a que en
Colombia es una actividad solamente realizada en los Llanos, su popularidad a nivel nacional no
es de gran alcance.

Llanero soy – Jorge Calderón


Conexión del hombre con el caballo
La identidad de un coleador está fuertemente ligada a la habilidad de tumbar un toro bravo
como a su habilidad para ser un gran jinete. Al igual que el ganado bovino, el ganado caballar fue
frecuente en las haciendas de los hijos de Loyola; de acuerdo con el inventario hecho en 1767 entre
las haciendas Caribabare, Tocaría y Cravo, el ganado caballar alcanzó una cantidad de 2988
cabezas (Rausch, 1984, Colmenares, 1969; citados en Enciso, 1989). Para el llanero el caballo ha
sido desde hace siglos su animal de compañía en la soledad de las sabanas y su compañero de
trabajo. Arrear el ganado, atravesar ríos y colear a los toros se hace desde la posición de jinete. De
acuerdo con lo dicho por Humboldt (1825, citado en Slatta, 1984) los llaneros “siempre en la
montura, ellos suponen que no pueden hacer la menor excursión a pie” (p. 197). A partir de esta
descripción, podemos destacar que para la época del siglo XVIII y XIX el caballo ya jugaba un
peso fundamental en ser llanero.

En la actualidad, desde una perspectiva lingüística podemos realizar un estudio lexical rico
en términos relacionados con la caballería, empero ese no es el objetivo del presente trabajo. No
obstante, mucha de esta terminología se encuentra presente en la música casanareña analizada en
esta investigación y fuertemente ligada a la identidad llanera. Canciones como: Símbolo Criollo
de Jorge Calderón, El Galope de Luis Ariel Rey, Mi Caballo y Yo, Caballo Rucio Caballo, Caballo!
de Cholo Valderrama, Ese Caballo es Robao o De a Caballo de Walter Silva son pocos ejemplos
de la variedad musical que trata el tema de la relación del hombre criollo con el caballo. ´

Caballo tu eres mi vida,

Eres mi patria mi ensueño,

Sin ti no habría los poetas, ni existirían los llaneros,

Sin ti no habría coleadores, tampoco caballiceros,


Ni habría cillo en los caminos que marcaste de cerrero,

Cuando te comías el llano bajo la luz de un lucero

Cholo Valderrama – Caballo!

En este verso es posible ver, desde la cosmovisión del Cholo Valderrama, la posición que
tiene el caballo en la vida del hombre llanero. A través de la historia el papel del caballo ha sido
fundamental en el desarrollo de la identidad y la formación del folklor de los Llanos. Por medio
del caballo se trabaja, se canta al llano, se marcan los caminos y es el único compañero del hombre
por la sabana inmensa.

Herencia musical
Las haciendas-misiones fundadas por los hijos de Loyola, a pesar de haber tenido gran
éxito económico y, por lo tanto, ser de gran influencia en la formación identitaria de los Llanos,
tenían como objetivo primordial la reducción de los indígenas y su catequización. Los jesuitas, a
diferencia de otros misioneros que también estuvieron en los Llanos, tuvieron la capacidad de
acercarse a las culturas autóctonas con bastante éxito. Según Rausch (Citada en Bermudez, 1998)
había una totalidad de cinco reducciones en Casanare para 1711, en donde se rezaba el Rosario y
los niños y adultos cantaban las oraciones enseñadas por los ignacianos. La música y los cantos
fueron una herramienta usada por los jesuitas para atraer y reducir a los indígenas de la región; los
misioneros se encargaron de enseñar a los aborígenes cantos sagrados y los civiles cantos
populares, además de instrumentos como el arpa, la guitarra, flautas, entre otros (Martín, 1991) los
cuales a lo largo del tiempo fueron transformándose y mezclándose con instrumentos como las
maracas, de origen indígena, para tener hoy la música llanera.

A partir de estas enseñanzas musicales, el proceso de incorporación de las culturas


autóctonas a la fe católica y a la sociedad colonial tuvo gran éxito, particularmente por parte de los
Achaguas. (Bermúdez, 1998). Las cuales dieron las bases musicales para fundar lo que hoy
conocemos como joropo, cuyas raíces musicales provienen del canto gregoriano, el vals alemán,
los cantos árabes y tonadas como el fandango (Martín, 1991).

Sin embargo, fue a partir del trabajo de llano que la música llanera comenzó a tomar forma
similar a la que conocemos hoy en día. Los llaneros comenzaron a crear tonadas, letras, silbidos,
japeos y gritos para calmar al ganado durante las infinitas caminatas por la inmensidad del llano,
para que se ajilara y siguiera al cabrestero por los ríos y sabanas, para que los espantos no lo
atemorizaran en las noches por los caminos ganaderos o para calmar a las vacas y facilitar el ordeño;
a partir de estos momentos, la música pasó a convertirse en el medio de expresión por excelencia
en los Llanos. Desde el año 2014, los cantos de ordeño, de vela, y de cabrestero fueron declarados
Patrimonio Cultural Inmaterial por el Ministerio de Cultura de Colombia y en el año 2017 pasaron
a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de acuerdo con la UNESCO.

En el 2013, el Ministerio de Cultura de Colombia publicó un plan especial de salvaguardia


de carácter urgente titulado Cantos de trabajo de llano. En él se evalúa cómo las nuevas dinámicas
sociales y económicas de la región de los Llanos han influido en el desuso de los cantos de llano
y, en consecuencia, ocasionado una creciente preocupación frente al riesgo de desaparición de esta
tradición inmaterial. En este documento se proponen acciones de salvaguardia que permitan
“registrar, documentar, difundir y recrear una práctica cultural con miras a hacerla significativa
para las nuevas generaciones de llaneros y colombianos” (p. 6). Esto es importante para el presente
trabajo de investigación debido a que nos propone una perspectiva de los Llanos y sus tradiciones
desde un contexto nacional.

En el 2019, Rivera y Chaparro de la Fundación Universitaria Internacional del Trópico


Americano (Unitrópico) publicaron un artículo titulado “Sobre los procesos de enseñanza-
aprendizaje en el legado de los cantos de trabajo del llano, patrimonio cultural inmaterial de la
Orinoquia”. En este realizaron una investigación sobre los procesos pedagógicos (observación,
imitación, repetición y memorización) relacionados a la enseñanza-aprendizaje de esta tradición.
Entre sus conclusiones, al igual que en el plan especial de salvaguarda propuesto por el Ministerio
de Cultura, se encuentra una situación de desuso de estos cantos en el contexto de trabajo de los
hatos casanareños. Para el presente trabajo, este documento ayuda a justificar una de las
problemáticas a tratar: los procesos de pérdida de ciertos rasgos de la tradición llanera por los que
actualmente Casanare está atravesando.

Origen del español castellano como lengua hegemónica de la región


El territorio que hoy es Casanare acogió durante el periodo prehispánico a diversas culturas
nativas y, por lo tanto, a una gran variedad de lenguas autóctonas. Los jesuitas, que tenían como
propósito catequizar y reducir a estas comunidades, aprendieron las lenguas de los nativos y se
valieron de este conocimiento para la enseñanza de la lengua castellana (Salcedo, 2000). Por medio
de la lengua se cumplía la meta de la Corona y la Iglesia: la efectiva cristianización del indígena.
Es así como los jóvenes y niños fueron el foco principal de las enseñanzas jesuitas, ya que la
enseñanza del castellano era mucho más rápida y sencilla; no obstante, las mismas lenguas
autóctonas fueron quedando en el olvido por parte de las comunidades indígenas y, actualmente,
solo pocas se mantienen vivas.

Se podría decir que esta imposición lingüística del español dio paso a que esta lengua se
convirtiera en hegemónica en la zona y, más adelantes en la historia, el proceso de construcción
del dialecto llanero casanareño. El entorno y las dinámicas socioculturales mencionadas con
anterioridad son parte de la cosmovisión de los habitantes de la región que hoy se transmite por
medio de la lengua y la música. Los ejemplos lexicales mencionados a lo largo del capítulo:
libertad, trabajo, caballo, y coleo son palabras de origen castellano, empero los llaneros
casanareños le otorgaron toda una carga pragmática relacionada específicamente a su cotidianidad
y su contexto, y que representa su identidad en oposición a la identidad de otras regiones como la
antioqueña, boyacense o pastusa.

Hoy en día, al igual que como sucede con los cantos de trabajo de llano, las dinámicas
sociales, culturales y laborales que se han alejado de las tradiciones llaneras han influido en las
prácticas lingüísticas de los casanareños. Al modificarse el entorno y con el paso del tiempo se
modifica la lengua. La música llanera de cantautores Casanareños se convierte, entonces, en un
instrumento por medio del cual se puede contar al mundo las tradiciones y la cosmovisión del
llanero que aún conserva sus raíces criollas construidas a través de la historia.

En Colombia, pocos estudios enfocados en el dialecto llanero han tenido lugar por parte de
la comunidad académica. Uno de los pocos ejemplos que podríamos nombrar es la investigación
de María Isabel Vaca Vega y Delfín Rivera Salcedo titulada Léxico de la Ganadería en Casanare
del cual publicaron, en el 2017, el artículo Acepciones dialectales en el léxico de la ganadería en
el departamento de Casanare, Colombia. Por medio de esta investigación, los autores se acercan
a la comunidad ganadera de Casanare y realizan un análisis del uso del léxico propio del dialecto
llanero relacionado con la ganadería. Concluyen que esta variedad lexical es transmitida mediante
la oralidad y no por la escritura; por lo cual, es necesario llevar a cabo estudios semánticos y
pragmáticos que admitan una visión más detallada del dialecto casanareño que ha sido de poca
atención entre la comunidad colombiana.
Jamás morirás llanura – Walter Silva
Luego de la expulsión de los jesuitas en 1767, la organización social de los Llanos cambió.
La economía no volvió a recuperarse ni a tener el prestigio que obtuvieron los sistemas de comercio
que construyó la Compañía de Jesús. Según Rausch (1994) como consecuencia de la poca
presencia de soldados del Reino en los Llanos, la región se convirtió en un refugio para presos que
provenían de Venezuela o ex comuneros que huían de las represalias del Reino. A partir de este
momento, la visión que tienen los foráneos del hombre llanero comienza a tomar un giro hacia lo
violento, lo bárbaro y lo incivilizado.

Estos diversos hombres que se encontraban en los llanos vieron la ganadería, la caza, el
robo a los viajeros y el saqueo en fuentes de subsistencia, lo que dejaba ver a los llanos
como una zona peligrosa en la que el transito se debía hacer en compañía de fuerza armada,
pues las caravanas comerciales eran vulnerables ante los bandidos que se habían internado
en los llanos, la mayoría provenientes de la Capitanía de Venezuela (Rodríguez, s.f., p. 20).

Desde este momento, podemos comenzar a ver los primeros vestigios de violencia por parte
de los llaneros que después serían característicos de su actuar en las campañas de Independencia
del Virreinato de la Nueva Granada.

Durante el periodo de 1810-1816, Casanare fue de carácter federalista; sin embargo, no


tuvo gran participación en las guerras que mantenían centralista y federalistas por el gobierno de
las Provincias Unidas de Nueva Granada. No obstante, una vez el general Pablo Morillo fue
enviado por la corona española para la reconquista del Virreinato de la Nueva Granada, Casanare
llegó a ser la única provincia “casi libre en la guerra de la Independencia” (Medina, 1916, p. 7).
Según Rausch (1986), luego de la llegada del general Morillo, el presidente José Fernández Madrid
dio la orden a los patriotas de retirarse a los Llanos, pues allí tendrían refugio; sin embargo, los
oficiales, con excepción de Santander y Serviez, se negaron a obedecer y, por el contrario,
retrocedieron a Popayán donde encontraron la muerte. “Nuestros primeros patriotas prefirieron
caer en manos de los españoles que ir a las llanuras de Oriente” (p. 15).

Los Llanos se convirtieron en el refugio de los independentistas que mantenían esperanzas


de vencer al ejército realista. Personajes como Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar
llegaron a Casanare con el objetivo de convencer a los fieros llaneros de participar en la Campaña
Libertaria. El conocimiento que tenían los llaneros de sus amplias planicies, de la inundabilidad
de su territorio y de los animales pertenecientes a la región, al igual que sus habilidades como
jinetes fueron una ventaja para los patriotas y una desventaja para los realistas.

Durante estos tres años de guerra, de 1816 a 1819, la visión del otro hacía el hombre llanero
casanareño se dividió en dos opiniones completamente opuestas. Por un lado, para los realistas,
eran denominados los ladrones de Casanare (Restrepo, s.f.; citado en Medina 1916). Por otro lado,
su participación en la Campaña de Independencia les valió una reputación entre los
independentistas de hombres fuertes, valientes, osados y leales (Medina, 1916).

Casanare fue testigo de la gestación de la campaña libertadora. Los lanceros llaneros


comandados por personajes criollos como José Antonio Páez, Juan Nepomuceno Moreno, Ramón
Nonato Pérez y Rafael Urdaneta fueron protagonistas de la batalla en Boyacá que sellaría el 7 de
agosto de 1819 la independencia de la Nueva Granada y pondría a los llaneros bajo una identidad
de hombres valientes y temerarios.

Los llaneros preservaron la causa patriota con gran sacrificio personal. Con
esfuerzos extraordinarios, adquirieron su propia libertad, la mantuvieron y se la dieron a
sus conciudadanos. Para fines del siglo XIX habría gratitud y reconocimiento. Para la
década de 1820, su recompensa fue la devastación de su provincia y el abandono por
parte del gobierno republicano

Rausch (1986, p. 21).

Una vez terminado el dominio español y con la instalación de Santander en Bogotá como
vicepresidente de la Gran Colombia, “el alcance del sacrificio ofrendado por Casanare en aras de
la victoria patriota se puso dolorosamente de manifiesto” (Rausch, 1989, p. 19). La prolongada
guerra disminuyó tanto a la ganadería como a la población civil. La economía se encontraba en
crisis y los soldados desempleados y no remunerados se convirtieron en vándalos.

Durante los años que siguieron a la proclamación de la Independencia, el país entero se


encontraba en completa crisis política y económica que ofrecerle apoyo a Casanare para promover
el comercio y la comunicación con el centro del país se convirtió en un tema poco relevante para
Bogotá. De acuerdo con Domínguez (1994) “después de las guerras de independencia Casanare
fue tierra de ganados cimarrones e indios nómadas durante medio siglo. Los viejos pueblos
coloniales habían desaparecido o estaban reducidos a villorrios miserables casi desconectados
entre sí y del resto de la república” (p. 102). Los Llanos caían en el olvido de los habitantes del
otro lado de la Cordillera Andina.

Hoy en día, es posible observar que entre los colombianos no es tan común que conozcan
sobre la participación del pueblo llanero en la proclamación de la Independencia. En una encuesta
sobre los puntos de vista de los colombianos respecto a los Llanos realizada a 98 colombianos
nacidos en veinte departamentos distinto de Colombia y llevada a cabo por Leticia Arteaga, Stan
Malinowitz y Natalia Perozzo entre diciembre de 2004 y enero de 2005, se halló que el 67% se
encontraba en desacuerdo o desconocía que “los llaneros fueron valientes luchadores y que gracias
a ellos se ganó la Independencia, lograda en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819” (Rausch,
2008).

En 1829, la separación de Venezuela de la Gran Colombia causó un gran impacto en los


casanareños, quienes por condiciones geopolíticas se sentían más cercanos a Venezuela que a la
propia Colombia. En Pore, capital de Casanare en esa época, se acusaba a las autoridades presentes
en Bogotá de “haber reducido a Casanare a la condición de colonia mediante el nombramiento de
funcionarios desconocedores de las necesidades de los llaneros” (Rausch, 1989. P. 22) y se solicitó
la unión de Casanare a la Capitanía General de Venezuela, la cual finalmente rechazaría la petición.
De cierta manera Casanare no hacía parte de ningún país: la geografía lo mantenía aislado del resto
de la República de la Nueva Granada, y su posición política no le permitía ser anexado a Venezuela.

Durante la segunda mitad de siglo XIX, las condiciones no cambiarían mucho para los
casanareños. La geografía siguió jugando un papel importante en el aislamiento de los Llanos pues
las rutas de acceso a estos territorios eran desfavorables, ya sea para comerciar como para crear
una unificación social con el resto de Colombia. De acuerdo con Ossa (1994) el poco comercio
que tenían las poblaciones llaneras con el interior del país se daba por medio de las rutas fluviales
del Río Meta y Orinoco. Pueblos como Támara, Nunchía, Orocué, Trinidad y Marroquín tenían
redes de mercado de productos como carne, algodón y café; sin embargo, el prestigio económico
que tuvieron los Llanos gracias a los misioneros ignacianos nunca volvió a ser calificativo para los
llaneros.

Para la primera mitad del siglo XX, pocos cambios se hicieron en las carreteras para acceder
a las llanuras. El avión significó un nuevo medio de transporte por el cual se podía entrar a los
Llanos y, por esta razón, la mayoría de las poblaciones casanareñas construyeron aeropuertos
durante el siglo XX; aunque esto no se reflejó en un aumento del desarrollo regional. (Ossa, 1994).

En 1948, el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán marcó de manera definitiva el comienzo de


un nuevo periodo social y político en la historia de Colombia: La Violencia. Las tensiones
existentes entre liberales y conservadores se intensificaron y fueron seguidas de un periodo de
violentos enfrentamientos bipartidistas. Casanare, de carácter liberal, conformó grupos guerrilleros
de resistencia contra las represiones conservadoras del gobierno nacional. A partir de las acciones
tomadas por los líderes guerrilleros de los Llanos una nueva imagen del llanero comenzaría a
gestarse en la mente de los colombianos.

Los Llanos, una vez más, tomaron el papel de refugio para todas las familias liberales que
huían de las violencias de los chulavitas. De esta manera, un fenómeno de homogeneidad política
tuvo lugar en los Llanos y las guerrillas liberales se fortificaron en esta zona (Rodríguez, 2009;
Álvarez Pinilla, 2013).

Nacido en Tame, Arauca, Guadalupe Salcedo se convertiría en el comandante guerrillero


de los Llanos más conocido en Colombia y, en consecuencia, sus acciones y las de los grupos
comandados por él serían la imagen que los colombianos recordarían de los hombres llaneros.
Cientos de hombres bajo su mando cometerían delitos tales como saqueos y asesinatos que
llegarían hasta los oídos de los bogotanos. Mientras los liberales del país veían en Guadalupe
Salcedo un modelo de resistencia y respuesta a las violencias conservadoras, las Fuerzas Armadas
y los conservadores le temían “a tal punto que algunos buscaran no acudir a los Llanos a cumplir
con su deber” (Álvarez Pinilla, 2013).

Los Llanos, entonces, se convirtieron en sinónimo de violencia y conflicto armado. Esta


visión que tuvieron los colombianos del llanero (violento, incivilizado, ladrón, entre otros) se
reflejó en el posicionamiento social y político de los habitantes de la zona y de la región misma en
el contexto nacional y, a su vez, en el posicionamiento lingüístico del dialecto llanero. Si la imagen
que tenían los bogotanos de los llaneros se encontraba en una esfera de categorías negativas, el
dialecto y el habla de los llaneros no representaría una sensación de valentía, fuerza y lealtad,
como lo fue en 1819.
No obstante, la imagen de los Llanos tomó un giro inesperado con el descubrimiento de
importantes fuentes de petróleo. En Casanare, el crudo de los pozos de Cusiana y Cupiagua atrajo
a migrantes de todo Colombia que buscaban trabajar y obtener ganancias monetarias de la increíble
bonanza que otorga la extracción de hidrocarburos. En la década de 1990 el crecimiento económico
que trajo la industria petrolera modificó por completo las dinámicas laborales, sociales, culturales,
ambientales y económicas de los casanareños. Casanare pasó de ser una región olvidada a ser un
polo importante de la economía nacional (Duarte, 2016).

El desarrollo económico significó nuevas vías de acceso a la región que dejarían atrás parte
del aislamiento geográfico que fue tan representativo en la historia de Casanare. Además, en la
Constitución Política de 1991, Casanare pasó de tener la entidad de intendencia a convertirse en
un departamento según la configuración territorial de Colombia. El crecimiento económico y
demográfico al igual que una mayor participación política frente al contexto nacional se atribuyen
a esta nueva actividad económica.

Poblamientos como Yopal y Aguazul acogieron a personas de todo Colombia y, en


consecuencia, hubo cambios lingüísticos en el habla cotidiana de estos centros urbanos. El trabajo
de llano, la conexión del hombre con el caballo y la relación del llanero con la sabana se quedaron
en la ruralidad, mientras la urbanización crecía y se acoplaba a las nuevas dinámicas económicas
internacionales. El léxico de los llaneros para expresar su cosmovisión (animales, plantas, trabajos,
familia, etc.) comienza a entrar en desuso en la vida de los casanareños; principalmente porque
gran parte de la población no era de raíces llaneras, sino que su estadía en el llano se debió a los
procesos migratorios de la década de 1990.

El dialecto llanero, entonces, se redujo a los hatos y centros rurales donde las actividades
ganaderas y las dinámicas tradicionales se mantuvieron alejadas de los procesos globalizados de
consumo, conectividad mundial, e industrialización que vivimos especialmente en las zonas
urbanas en la actualidad. En este contexto, la música llanera se convirtió en un vehículo de
transmisión cultural y lingüística que utilizan los cantautores para posicionarse musical y
políticamente en un contexto nacional donde la llaneridad se encuentra en una esfera perceptiva
de conflicto armado y de aislamiento geográfico. Por medio de la música, los artistas presentan la
tradición y la identidad llanera, desde su propia perspectiva, a los colombianos y al mundo y, así,
reconstruir la percepción que tiene el otro, el foráneo, respecto al llanero y a los Llanos.
Es llanero distinto a soy llanero
Al conocer la historia de los Llanos, podríamos observar que la Cordillera Andina fue
protagonista en el aislamiento de esta región en relación con el resto del país; en consecuencia, el
desarrollo económico, la participación política y la construcción cultural de Casanare fueron
moldeados por las condiciones geográficas que dificultaban el acceso a esta zona desde los otros
centros de desarrollo como Bogotá o Tunja. Mientras Bogotá se convirtió en la capital del país y
el desarrollo se dirigió a la zona cafetera y los puertos marítimos, Casanare y la zona de los Llanos
entraron a jugar un papel representativo en el contexto nacional hasta el descubrimiento de los
pozos de hidrocarburos que traerían progreso económico a la región, sin ahondar en las
consecuencias medioambientales y sociales que también se desencadenarían con el paso del
tiempo. Teniendo esto en cuenta, la integración de Casanare a la agenda económica nacional,
ocasionada por el boom petrolero, no solo brindó a los casanareños mayor representación política
y económica a nivel nacional, sino que también suscitó la formación de imaginarios por parte de
los colombianos que dieran respuesta a cómo es la identidad y la cultura de los habitantes de esta
región que antes se encontraba en una situación de aislamiento.

A partir de esto, podríamos afirmar que en Colombia la llaneridad es observada desde dos
focos distintos: la identidad llanera construida como propia, es decir soy llanero, y la identidad
llanera construida desde el exterior, es decir es llanero. Por un lado, identificarse con ser llanero
conlleva toda la construcción histórica anteriormente narrada: la libertad que otorga la planicie y
la vista del horizonte; la conexión con el caballo nacida del trabajo, pero también del
acompañamiento en la soledad de la llanura, y el coleo como memoria de la faena de los ancestros
y forma de entretenimiento y prestigio social en la actualidad, entre otros ejemplos. Los individuos
de una misma comunidad se identifican con estos factores y, por lo tanto, se vuelven rasgos
compartidos que forman parte de una misma identidad colectiva: la identidad llanera.

Por otro lado, desde el otro la identidad llanera pasa a ser construida desde una percepción
exterior de la región. De acuerdo con la historia previamente narrada, lo llanero era casi
desconocido por parte del resto del país hasta la década de 1990. Antes de este período, dos eventos
fueron esenciales para construir la llaneridad frente al contexto nacional: las campañas
independentistas y la época de La Violencia en Colombia. En el primer caso, a pesar de que
Casanare fue protagonista en la declaración de la Independencia, poco tiempo se mantuvo esta
participación en la mente de los colombianos (Rausch, 1986). En el segundo caso, más reciente y
por ello más fresco en la memoria colombiana, fue juzgado desde dos percepciones distintas: los
liberales lo reconocieron con gran orgullo y ánimo mientras los conservadores lo observaron como
muestras de violencia y barbarie. Finalmente, desde el descubrimiento de petróleo, el colombiano
construye la identidad del otro llanero dependiendo del contacto con las expresiones culturales de
esta región a las que tenga acceso; ejemplo: la música y el dialecto.

De esta manera, dependiendo de la percepción social, política y económica que tenga el


otro de la región casanareña, va a otorgarle a esta una posición de prestigio, positiva o negativa,
dentro del contexto colombiano. Así, la identidad llanera de Casanare, como categoría de estudio,
cobra interés en cuanto entra en un contexto nacional en el cual se presenta una idea propia
identitaria en contraposición de los imaginarios que tiene el otro de esa misma identidad. Según
Slater (1994, citado por Sichra, 2004) “la identidad se torna relevante en tanto política identitaria
que implica la negociación de múltiples identidades frente a diversos contrincantes sociales” (p.
1). El conflicto que reúne a mi identidad diferente a la identidad del otro tiene reflejo en los
conflictos de la lengua: yo hablo distinto a como habla el otro y esto nos hace diferentes.

En este sentido, la relación identidad-lengua pasa a ser una noción que nos permite estudiar
a la comunidad casanareña desde un punto de vista cultural y lingüístico. Como ya se mencionó
anteriormente, factores políticos, sociales o económicos influencian la construcción del prestigio
que se le otorga a una comunidad en contraste con las otras regiones de Colombia. Según Blanch
(1972), en los años de la colonia el mayor prestigio era otorgado a España, y luego de las
Independencias, a las capitales de cada república. Este prestigio dado por factores extralingüísticos
se refleja en el prestigio lingüístico: “la autoridad y fuerza expansiva de cualquier norma
idiomática” (Blanch, 1972, p. 29). En el caso de Colombia, sería posible afirmar que la autoridad
idiomática la tiene el dialecto bogotano dado que la ciudad de Bogotá es el centro político del país,
además de tener poder económico, social, cultural y educativo, lo que le da un valor no lingüístico
al dialecto. De esta forma, se le considera una de las formas “más correctas” del habla colombiana.
Podríamos evidenciar el prestigio lingüístico de este dialecto en la existencia de una cantidad
amplia en estudios lingüísticos situados en esta zona. Por el contrario, los estudios lingüísticos,
por parte de instituciones investigadoras, dirigidos al dialecto llanero son escasos, casi nulos. Por
ejemplo, se encontraron muy pocas investigaciones relacionadas con aspectos lingüísticos o
sociolingüísticos del dialecto llanero en proyectos de pregrado o de maestrías en universidades
como la Universidad Javeriana, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de los Andes,
o instituciones como el Instituto Caro y Cuervo, o incluso en universidades como la Universidad
del Trópico Americano ubicada en Yopal, Casanare.

Ahora bien, de acuerdo con Moreno (1998) “los hablantes suelen tener una clara conciencia
del prestigio de su variedad y de la distancia que la separa … de otras variedades” (p. 93). De esta
manera, la categoría de prestigio lingüístico cobra importancia en el presente estudio en cuanto los
hablantes del dialecto casanareño sean conscientes de cuál es el prestigio de su dialecto y, a partir
de esto, se forjen sus actitudes lingüísticas.

Según Moreno (1998) “la actitud lingüística es una manifestación de la actitud social de
los individuos, distinguida por centrarse y referirse específicamente tanto a la lengua como al uso
que de ella se hace en sociedad” (p. 177). Bajo esta definición, es posible afirmar que: por un lado,
si el casanareño tiene una actitud social positiva con respecto a su propia identidad, es decir de
orgullo y aprecio, su actitud lingüística, igualmente, será positiva y afectará gratamente la vitalidad
del dialecto de Casanare; por otro lado, si el casanareño percibe que su variedad dialectal es
causante de actitudes negativas hacia él por parte del otro y esto afecta su actitud lingüística frente
a su propio dialecto, tendrá consecuencias en la preservación de este dialecto en el contexto
nacional.

Ahora bien, podríamos afirmar que las actitudes lingüísticas de los cantautores de Casanare
se reflejan en la música llanera de su autoría; en la música está presente el dialecto de Casanare
desde una expresión de orgullo y muestra identitaria. Cuando se canta a la llanura, al caballo, al
trabajo, al coleo, etc. Se pone en evidencia el amor que siente el hombre casanareño hacia su tierra
y sus tradiciones. De acuerdo con Obediente (1999, citado por Castro, 2015)

Un individuo orgulloso e identificado con su grupo dialectal no querrá disimular o eliminar


rasgos de su habla, por el contrario, buscará reforzarlos cuando esté frente al “otro”; caso
inverso es el de quien no se siente conforme con su dialecto pues se sentirá avergonzado y
evitará a toda costa seguir ciertos patrones (léxicos, fonéticos, entonativos, sintácticos, etc.)
que lo identifiquen como miembro de su comunidad y, en consecuencia, tratará de
eliminarlos o sustituirlos asimilando los de la comunidad que represente para él mayor
prestigio (p. 64).
Por medio de la música, los artistas y compositores muestran al otro la identidad llanera
construida desde la vivencia y la historia propia de la región. De esta forma, podemos observar
que las actitudes lingüísticas presentes en la música tienen influencia en el mantenimiento de la
vitalidad del dialecto de Casanare y en la percepción que tendrá el otro de la cultura y los rasgos
lingüísticos casanareños. En este sentido, las preguntas de investigación del presente trabajo son:
¿cuáles son los fenómenos lingüísticos, sociolingüísticos e identitarios pueden ser explicados a
partir de la música llanera? ¿qué lugar ocupan los hechos históricos en el análisis de los fenómenos
lingüísticos e identitarios del llano? y ¿qué significan los cambios demográficos y espaciales en el
plano de lo lingüístico y lo sociolingüístico?
Objetivos
Objetivo General
Analizar el papel de la música llanera en relación con ciertos fenómenos lingüísticos y
sociolingüísticos del habla y de la identidad casanareña

Objetivos específicos
i. Reconocer los fenómenos lingüísticos distintivos del dialecto llanero de Casanare a través
de un corpus de cinco canciones de artistas casanareños
ii. Identificar los elementos identitarios implícitos en las canciones de joropo de artistas de
Casanare y la interacciones que tienen los casanareños con estas canciones
iii. Interpretar las percepciones que tienen los casanareños sobre su identidad social en relación
con el contexto nacional y develar las actitudes lingüísticas a partir del uso de su dialecto
Llanero, sí soy llanero (marco teórico)
“Llanero, sí soy llanero” canta a todo pulmón el Cholo Valderrama.

Con esta oración de cuatro palabras, el Cholo está poniendo de manifiesto que comparte
elementos culturales, sociales, históricos, y lingüísticos con una comunidad, específicamente con
la comunidad llanera. Cuando dice: “soy llanero”, no solamente hace alusión a su individualidad
expresada en la conjugación del verbo ser, sino a la colectividad con la que se identifica: la
comunidad llanera. Podemos afirmar, entonces, que tanto la identidad individual como la identidad
social son elementos que convergen en un mismo sujeto.

Dado que el objetivo general de esta investigación es analizar el papel de la música llanera
en relación con ciertos fenómenos lingüísticos y sociolingüísticos del habla y de la identidad
casanareña, en el presente marco teórico es necesario aclarar por qué se habla de ser llanero de
Casanare, pues esto atiende a la cuestión de la identidad. Para esto, se examinará en primer lugar
el concepto de la identidad social; este es de relevancia para la investigación tanto por llevar una
función cohesiva de la comunidad llanera como por ser un factor extralingüístico que influye en
la determinación del prestigio lingüístico dentro del contexto colombiano.

Ahora bien, debido a que para la presente investigación convergen elementos lingüísticos
y sociales, dentro del marco teórico-conceptual se analizarán los conceptos desde disciplinas que
abarquen todas las esferas que van a ser investigadas. Se comenzará por la psicología social, para
entender la identidad social, atributo que se pone de manifiesto en las canciones de música llanera
y que está involucrado con la valoración y el prestigio social y lingüístico. Luego nos dirigiremos
a disciplinas enfocadas en la lengua como la dialectología, desde la cual se explicará los fenómenos
lingüísticos de estudio observados en las letras de las canciones a analiza. Finalmente, se hará uso
de herramientas de la sociolingüística, ya que esta nos permite analizar la lengua, en este caso, el
dialecto casanareño, en conjunto con los rasgos sociales que dan explicación a la relación dialecto-
prestigio.

Identidades e identidad social desde la psicología social


Dado que en una misma persona o en una misma colectividad se pueden encontrar
múltiples identidades (Restrepo, 2012), es necesario delimitar el tipo de identidad que se analizará
en la presente investigación. Así, y teniendo en cuenta que lo que se pretende es entender la
relación que pueden establecer los individuos que escuchan la música llanera con el grupo social
de los llaneros por medio del acto de escuchar y apropiar la música, el presente trabajo estará
enfocado en comprender la identidad social.

Desde la psicología social, Tajfel (1978) desarrolló la ‘teoría de la identidad social’ en la


cual define a la identidad social como “esa parte del autoconcepto del individuo que se deriva del
conocimiento de pertenencia a grupos sociales, junto con el valor significativo otorgado a esa
pertenencia" (p. 68). Este concepto se puede explicar dentro del contexto colombiano, al referirnos
a la existencia del subgrupo de los llaneros: soy llanero debido a la consciencia de pertenencia a
este grupo. Así que, al igual que el Cholo con “Llanero, sí soy llanero”, cuando Jorge Calderón
canta la canción “Llanero Soy” existe un proceso de autoconcepto que ambos artistas realizan
sobre su yo y que les permite identificarse con ese grupo social con el que comparten ciertos
atributos culturales, sociales, geográficos, históricos, e incluso de comportamiento.

Sin embargo, la pertenencia a una comunidad está permeada por procesos mentales que en
un inicio Tajfel no profundizó. Por ello, de la teoría de la identidad social, Turner (1984, citado
por Jenkins, 2004) postuló la teoría de la autocategorización. Según él

Self-categorisation theory focuses on the universal psychological processes that produce


group cohesion. Accentuating the in–out distinction, self-categorisation as a group member
– the internalisation of stereotypes – generates a sense of similarity with other group
members, and attractiveness or esteem (…) Social categorisation generates social identity,
which produces social comparisons, which produce positive (or negative) self-evaluation
(p.113).

Por medio de esta teoría, se profundiza la identidad social no solo como la autoconsciencia
de pertenencia a un grupo, como lo expresaba Tajfel, sino también la identidad social como
elemento diferenciador. Es decir, soy llanero tanto porque comparto rasgos con otros individuos
(sense of similarity), como porque yo y estos mismos individuos, los llaneros, somos diferentes a
los paisas, los boyacenses, los pastusos o los santandereanos (in-out distinction). La identidad
social se establece, entonces, como una forma de diferenciación de micro-sociedades: las regiones
colombianas, que hacen parte de una misma macro-sociedad: Colombia.

Por medio del proceso de autocategorización, los individuos, inconscientemente, crean


imaginarios de los exogrupos y de su propio grupo, y les dan un valor específico que los posiciona
a ellos mismos y a los otros dentro de la misma macrosociedad de la que ambos hacen parte. Según
Gómez (2006; citado por Pichastor & Nieto, 2007) este proceso de diferenciación les permite a los
individuos construir la identidad social y, a su vez, “el proceso de la categorización acentúa las
diferencias entre categorías distintas e incrementa las semejanzas entre los miembros que
pertenecen a una misma categoría, es decir, minimiza las diferencias dentro de esa categoría” (p.
3). A partir de esta definición, Gómez no solamente plantea la identidad social construida desde la
diferenciación intergrupal, sino que ahonda más en el elemento de la semejanza.

Teniendo en cuenta lo anterior, además de los elementos de semejanza culturales por medio
de los cuales los individuos se identifican con un grupo específico, también podríamos afirmar que
los rasgos lingüísticos compartidos por un grupo social son otro elemento que juega un papel
esencial en la cohesión de la identidad social. Tal como nos dice Amorós (2014, citado por Beljić,
2015) la lengua es “el símbolo de pertenencia a un colectivo y distanciamiento de otros” (p. 90).
Lo que nos indica que la lengua hace parte del proceso cognitivo de la autocategorización que
menciona la psicología social para la construcción de la identidad social.

Teniendo en cuenta este enfoque, la lengua es un elemento de cohesión que los individuos,
quienes, en un proceso cognitivo de autoconcepto y categorización, asumen como propia y
compartida con otros miembros del grupo con el que se identifican y diferente al de un grupo ajeno
al suyo. Por lo tanto, es necesario dirigirnos específicamente al componente lingüístico a analizar
en la presente investigación: el dialecto llanero de Casanare. Para el desarrollo de este trabajo,
analizaremos esta variedad lingüística como un elemento de cohesión de la identidad social de los
casanareños.

Habla regional de Casanare


Desde una perspectiva rigurosamente lingüística, “no existen evidencias que justifiquen la
distinción entre lengua y dialecto, por lo que resulta obligado recurrir a criterios extralingüísticos”
(Moreno Fernández, 1998, p. 92). Debido a esta limitación en el campo de la lingüística, una de
las perspectivas que surgen para darle explicación a las diferencias paralingüísticas existentes
dentro de la misma lengua, pero que no son explicadas desde la lingüística, es la dialectología.
Desde este campo de estudio, Alvar (1999) establece una jerarquía entre los conceptos de lengua
y dialecto. Para este autor, “la lengua es una estructura superior al dialecto por unas razones
paralingüísticas de las que no podemos zafarnos” (p. 600). Es por ello por lo que podemos
considerar el dialecto como variante de lengua, la cual es delimitada principalmente por el
territorio (Montes, 1982). Desde esta aproximación dialectológica, podemos observar que existe
una la relación entre la geografía y el lenguaje.

En el caso de Colombia, la delimitación geográfica de los dialectos está clasificada en el


Atlas Lingüístico Etnográfico de Colombia (Mora et al, 2004). Se explican desde Montes (1995,
citado por Mora et al, 2004) la existencia de Superdialectos, Dialectos, Subdialectos y Léxicos
Regionales. Según esta categorización, la delimitación geográfica y lingüística se superpone desde
la más amplia, los superdialectos, hasta la más concreta, los léxicos regionales. Por lo tanto, los
límites entre unos y otros no son estrictos y precisos, sino dinámicos y difíciles de determinar con
precisión. Pues como afirma Montes (1982) “las isoglosas no se superponen, sino que se entretejen”
(p.19). En el presente trabajo, nos referiremos específicamente al léxico regional de Casanare que
hace parte del subdialecto llanero del sur, y este a su vez del dialecto llanero.

Ahora bien, debido a la necesidad de observar estos elementos extralingüísticos


mencionados por Alvar y que son de interés para los estudios dialectales, podemos retomar las
ideas Turner de la categorización y la comparación entre grupos como procesos de construcción
de la identidad social. Según esta teoría, los individuos establecen juicios de valor que diferencien
y separen su propia identidad social de las identidades externas a sí mismo. Teniendo en cuenta
que los dialectos hacen parte de esos elementos de distinción entre las identidades sociales,
podríamos afirmar que los sujetos configuran imaginarios de valoración hacia su propia variante
lingüística y hacia las variantes de los exogrupos, es decir, crean un imaginario de prestigio. Según
Hodge y Kress (1988, citado por Garavito Merlano, 2008) “una variedad de lengua no es rechazada
por lo que ésta es en esencia sino por características externas que se le atribuyen” (p. 33).

En relación con el concepto de lengua como componente de unión entre miembros de un


mismo grupo. En la sociolingüística, Labov (1972, citado por Moreno Fernández, 1998) propone
que el concepto de comunidad de habla puede dar explicación a la cohesión social que existe en
torno a una variedad lingüística; según esta, una comunidad de habla se distingue de otra por medio
de las diferencias encontradas en las variantes de lengua que cada grupo maneja. “Los miembros
de una comunidad de habla no sólo comparten un código o una variedad lingüística, sino que
juzgan, valoran e interpretan de forma semejante las variables que permiten diferenciar
sociolingüísticamente a sus hablantes” (Labov (1972), citado por Moreno Fernández, 1998, p. 93).
De acuerdo con esto, al igual que como sucede con la construcción de la identidad social,
las comunidades de habla atraviesan un proceso cognitivo de distinción entre el grupo con el que
se identifican los sujetos, y los grupos ajenos a sí mismos. Para el presente trabajo, la identidad
social llanera de Casanare está vinculada a la comunidad de habla que se identifica con el dialecto
casanareño. Estos dos elementos permiten que los individuos construyan su identidad por medio
de la comparación con otras grupos con los que no comparten estos rasgos.

De igual manera, la valoración es un elemento clave en la conformación de las


comunidades de habla y de las identidades sociales. Sin embargo, como ya mencionamos, en el
caso del dialecto, esta valoración no es otorgada por rasgos lingüísticos, sino por rasgos sociales
con los que se vincula a la variedad lingüística.

Según Trudgill (1983, citado por Caro, 2015)

Los juicios de valor referidos a la corrección y pureza de las variedades lingüísticas son
sociales más que lingüísticos. No hay nada en absoluto que sea inherente a las variedades
no estándares y que las haga inferiores. Cualquier inferioridad aparente sólo se debe a su
relación con hablantes pertenecientes a grupos no privilegiados y de bajo estatus (p. 44).

Por ello, pese a la noción de que existen variedades más prestigiosas que otras, es necesario
afirmar que su configuración obedece a un carácter plenamente social, político, económico,
cultural, entre otros factores extralingüísticos. Así, por medio de la autocategorización que
conlleva a la construcción de la identidad social, también se establecen los juicios de valor que
determinarán el prestigio lingüístico de una variedad sobre otra.

Prestigio lingüístico reflejo de valoraciones sociales


Desde un enfoque sociolingüístico, Moreno Fernández (1998) define que el prestigio puede
ser o una conducta o una actitud, y lo define como “un proceso de concesión de estima y respeto
hacia individuos o grupos que reúnen ciertas características y que lleva a la imitación de las
conductas y creencias de esos individuos o grupos” (p. 187). Es así como el prestigio se convierte
en un elemento esencial a la hora de referirnos a las actitudes que los sujetos asumen frente a los
rasgos lingüísticos propios o de los otros.

Debido a su carácter social, las variedades lingüísticas prestigiosas tienden a ser aquellas
que pertenecen a los grupos sociales de prestigio. De acuerdo con Bernal Chávez (2016) “las
variedades estándares tienen estatus en tanto se establecen e instauran desde el poder
socioeconómico, político y cultural, los medios de comunicación, los sistemas educativos, y las
instituciones gubernamentales” (p. 29). Con lo que concuerda Hernández-Campoy (s.f, citado por
Caro, 2015) cuando afirma que “las variedades no estándares son consideradas inferiores a las
estándares precisamente porque, al ser usadas por grupos no prestigiosos, cuentan con un menor
estatus social” (p. 44).

En el caso de Colombia, podríamos afirmar que, debido a la historia, la geografía, el papel


político-económico, y el desarrollo intelectual de Bogotá y de los departamentos centrales del país,
las variedades con mayor prestigio dentro del contexto nacional serían los dialectos hablados en
estas zonas. Por el contrario, y teniendo en cuenta el capítulo anterior, Casanare y los Llanos
Colombianos han ocupado una posición política, económica, y geográfica de aislamiento que ha
tenido repercusiones sociolingüísticas como asociar el dialecto casanareño con un menor prestigio
lingüístico a nivel nacional.

Ahora bien, una vez establecido que por cuestiones históricas el léxico regional de
Casanare se posiciona en una situación sociolingüística no-estándar, y por lo tanto no-prestigiosa,
es necesario dirigirnos al enfoque que Labov le otorga al concepto de prestigio. Según Labov (1972,
citado por Muñoz Valero, 2019) entre una comunidad de habla existe lo que el acuña como
prestigio encubierto. Este concepto hace referencia al valor positivo que los hablantes le otorgan
a una variedad, aun cuando esta es considerada incorrecta o inferior. Por lo tanto, el prestigio
encubierto se opone al prestigio manifiesto, el cual es aquel que tienen las variedades estándares
o normativas. Este valor positivo frente al propio dialecto puede ser observado por medio de las
actitudes lingüísticas que los hablantes tienen frente a esta variedad.

El enfoque mentalista de las actitudes lingüísticas


De acuerdo con Giles y Ray (1982, citado por Castillo Hernández, 2006), las actitudes
lingüísticas son “cualquier índice afectivo, cognitivo o de comportamiento de ‘reacciones
evaluativas’ hacia diferentes variedades de lengua o de sus hablantes. Son manifestaciones hacia
las lenguas que se definen a partir de una relación de oposición: positiva-negativa, aceptación-
rechazo, agrado-desagrado” (p. 286). A partir de esto, las actitudes lingüísticas se establecen como
un expresión de la afectividad que sienten las personas frente a las variedades lingüísticas, propias
o ajenas, y los hablantes de estas. Sin embargo, bajo esta definición no se propone los factores que
afectan que este componente afectivo sea positivo o negativo.

Ahora bien, desde la sociolingüística, Moreno Fernández (1988) afirma que “la actitud
lingüística es una manifestación de la actitud social de los individuos, distinguida por centrarse y
referirse específicamente tanto a la lengua como al uso que de ella se hace en sociedad” (p. 177).
En este caso, encontramos que los comportamientos sociales afectan directamente los
comportamientos lingüísticos. Es decir, y retomando la teoría de la identidad social, si por medio
de la autocategorización se establecen valores positivos a la identidad social a la que se pertenece,
la variedad lingüística con la que se identifica también reflejará estos valores por medio de
actitudes lingüísticas favorables.

En el estudio concreto a analizar en esta investigación, podríamos afirmar que las actitudes
lingüísticas de los cantautores frente a su propia variedad lingüística pueden visualizarse por medio
de sus composiciones musicales. El uso de los rasgos lexicales característicos del léxico regional
de Casanare que están presentes en las canciones puede ser reflejo de factores afectivos favorables
frente al habla propia.

Según Fishman (1988) y Cestero y Paredes (2015) (citados por Gil & Mejía, 2020), se
distinguen dos enfoques teóricos de las actitudes lingüísticas: el mentalista, que afirma que las
actitudes lingüísticas son un proceso mental no observable que debe ser analizado por medio de
un autoexamen, y el conductual, “según el cual las actitudes lingüísticas son realidades
observables, en la medida en que son dependientes de variables externas que producen una actitud
lingüística determinada” (p. 41-42).

Por un lado, para el enfoque conductual, es necesaria la acción de un estímulo que genere
una respuesta (conducta) frente a un objeto en concreto (una lengua o una variante de lengua).

Por otro lado, desde la sociolingüística el enfoque mentalista ha sido el más utilizado a la
hora de estudiar las actitudes lingüísticas. Según Giles y Bourhis (1976), López (1989) y Fasold
(1993) (citados por Castillo Hernández, 2006) este enfoque se constituye de tres componentes.

• Cognitivo: el conocimiento que tienen las personas frente a la lengua.


• Afectivo: la valoración, positiva o negativa, hacia la lengua.
• Conductual: la conducta del sujeto en presencia de la lengua.
A partir de este modelo, encontramos que por medio de estos tres elementos se propone
estudiar la conducta social de los hablantes frente a la lengua o a una variante de lengua. Las
actitudes lingüísticas, entonces, son procesos mentales complejos que se reflejan en distintas
esferas del comportamiento de los individuos, y que pueden ser tanto conscientes como
inconscientes.

De acuerdo con esto, para el presente trabajo se estudiarán los componentes afectivos y
conductuales de los cantautores casanareños frente al habla regional de Casanare. Desde este
enfoque, si las actitudes lingüísticas de los cantautores son positivas y favorables en relación con
el habla regional de Casanare, sería posible afirmar la existencia de prestigio encubierto dentro
de la comunidad de habla de los artistas de música llanera. Debido a que, como ya se comprobó
anteriormente, esta variedad lingüística es considerada no-estándar e incorrecta dentro del contexto
colombiano, y, por lo tanto, actitudes positivas son prueba de una valoración positiva aun cuando
los hablantes sean conscientes de que su variedad no es prestigiosa, es decir, prestigio encubierto
de acuerdo con la definición de Labov (1972) explicada anteriormente.
Marco metodológico
Partiendo de que el objetivo general de la investigación es analizar el papel de la música
llanera en relación con la identidad casanareña y con ciertos fenómenos lingüísticos y
sociolingüísticos del habla de los habitantes de Casanare, se diseñó una ruta metodológica por
etapas que resolvieran cada uno de los objetivos específicos y que, en una etapa final, al triangular
la información se diera respuesta a las tres preguntas iniciales de la investigación y, en
consecuencia, al objetivo general.

Antes de continuar con la explicación de cada etapa, es necesario demarcar el enfoque de


la investigación; este fue de carácter mixto donde primó un enfoque del tipo cualitativo. Según
Johnson et al. (2006, citado por Sampieri, Fernández & Baptista, 2014) “la investigación mixta es
un continuo en donde se mezclan los enfoques cuantitativo y cualitativo, centrándose más en uno
de ellos o dándoles el mismo peso” (p. 534). Por esta razón, se retoman principalmente
instrumentos de recolección y análisis de datos de tipo cualitativos, con una parte de la
investigación estudiada bajo términos numéricos.

Según Maxwell (2004, citado por Vasilachis, 2006) la investigación cualitativa se


caracteriza por tres razones: “a) el interés por el significado y la interpretación, b) el énfasis sobre
la importancia del contexto y los procesos, y c) la estrategia inductiva y hermenéutica” (p.3). En
este sentido, en el presente trabajo se cumplieron cada una de estas características: en primer lugar,
hay un interés por el significado de la música llanera en la sociedad casanareña; significado que se
busca ahondar por medio de las herramientas que proponen las siguientes tres disciplinas:
lingüística, sociolingüística e identidad social; en segundo lugar, tal como se vio en el capítulo de
antecedentes, la investigación está enfocada en un contexto sociopolítico y sociolingüístico
nacional; finalmente, se hizo uso de la estrategia inductiva para observar algunas particularidades
identitarias, sociolingüísticas y lingüísticas de los casanareños con el fin de establecer
generalizaciones.

En cuanto a los datos recolectados, hubo dos tipos de muestra que se analizaron. Por un
lado, las letras de las canciones como instrumento que visibiliza rasgos lingüísticos e identitarios
de los llaneros. Por otro lado, una muestra que recogió información directamente de los
casanareños; esta se dividió en dos tipos distintos de recolección de datos: en primer lugar, cuatro
entrevistas semiestructuradas a agentes involucrados en el proceso musical, es decir, un
compositor, un intérprete y dos oyentes de distinta generación; en segundo lugar, una encuesta
diseñada para recopilar datos sobre los significados que le otorgan los casanareños a la música en
relación con su identidad social.

Establecido esto, se debe resaltar que, aunque se primó por un enfoque de tipo cualitativo,
el cuestionario que se diseñó para la encuesta tuvo preguntas que recogían información tanto de
tipo interpretativo como numérico, lo que le da el carácter mixto a la investigación. Según Sampieri,
Fernández & Baptista (2014) “los métodos mixtos representan un conjunto de procesos
sistemáticos, empíricos y críticos de investigación e implican la recolección y el análisis de datos
cuantitativos y cualitativos, así como su integración y discusión conjunta” (p. 534).

Ahora bien, este muestreo se explicará a mayor profundidad en cada una de las fases de la
ruta metodológica que se presenta a continuación:

Etapa uno
Reconocer los fenómenos lingüísticos distintivos del dialecto llanero de Casanare a través de un
corpus de cinco letras de canciones de artistas casanareños

La primera etapa estuvo dirigida al reconocimiento y definición del léxico perteneciente al


habla regional casanareña. Para la recolección de información, es decir, la escogencia de las
canciones a analizar, se hizo una selección de cinco canciones que tuvieron que completar ciertos
requisitos: en primer lugar, la pertenencia del cantante al departamento de Casanare; en segundo
lugar, que la canción contara con una amplia gama de léxico relacionado a la cosmovisión
tradicional del llanero criollo criado en hato o fundo; y finalmente, la mención de dichos y/o
escenarios típicos de la vida de hato que pusieran en términos menos lingüísticos y más
socioculturales la identidad llanera.

Las canciones que se eligieron fueron:

1. Criollo sortario compuesta por Cachi Ortegón e interpretada por Lorgio Rodríguez:
https://www.youtube.com/watch?v=QyaCIpkRLX8
2. Mi viejo hato interpretada por Villamil Torres:
https://www.youtube.com/watch?v=DtfL3ooxDJ4
3. Yo no le vendo mi fundo compuesta por Cachi Ortegón e interpretada por Cholo
Valderrama: https://www.youtube.com/watch?v=8oMca-euCtA
4. La herencia del caballicero interpretada por Tulio Amaro:
https://www.youtube.com/watch?v=FHraxbTeGlY
5. Pan de Pobre interpretada por Walter Silva:
https://www.youtube.com/watch?v=vxIHkMW4ebw

De esta forma, la primera muestra a analizar son las cinco canciones elegidas a través de
este proceso. Debido a la naturaleza lingüística de este objetivo, se analizaron las canciones en
busca de elementos lexicales característicos del dialecto llanero, este proceso puede observarse en
los anexos (anexo I). Tal como dice Wittgenstein (citado por Sarro, 2015) “los límites de mi
lenguaje significan los límites de mi mundo” (p. 45), de forma que, al recopilar los aspectos
lingüísticos plasmados en las canciones de música llanera, es posible tener una visión del mundo
de los llaneros a través de la música.

Una vez reconocidas estas palabras, se investigaron los significados en relación con el
contexto propuesto en la canción; para llevar esto a cabo, la investigadora se dirigió a personas de
ascendencia llanera que han vivido en los contextos de hato y trabajo de llano, a libros de botánica
del Orinoco, y a búsquedas en internet con el fin de definir cada palabra dependiendo de su
significado en el contexto de la canción.

Etapa dos
Identificar los elementos identitarios implícitos en las canciones de joropo de artistas de
Casanare y la interacciones que tienen los casanareños con estas canciones

Una vez entendida la terminología criolla que da cuenta de la cosmovisión de los llaneros,
se observan las letras de las canciones en busca de fragmentos concretos que reflejen aspectos
identitarios de la vida en el Llano. Dada la naturaleza cualitativa-interpretativa de la investigación,
como casanareña, interpreté estas nociones identitarias a la luz de mis experiencias previas con el
llano y los llaneros. De acuerdo con Sampieri, Fernández & Baptista (2014) “la investigación
cualitativa se fundamenta en una perspectiva interpretativa centrada en el entendimiento del
significado de las acciones de seres vivos" (p. 9). Esto se hace con el fin de no solo entender la
música como un archivo que revela simplemente nociones lingüísticas, sino también que visibiliza
aspectos generalizados de la identidad de los llaneros.
Con el fin de traspasar la visión de la música como un simple instrumento que recoge y
reproduce nociones lingüísticas e identitarias, nos dirigimos directamente a los casanareños para
ahondar en la relación música-identidad. De esta forma, surgieron las otras dos herramientas de
recolección de datos previamente mencionadas: la entrevista semiestructurada y la encuesta. Para
la primera, la muestra se enfocó en agentes que estuviesen directamente vinculados con la música:
un compositor, un intérprete, y dos oyentes de distinta generación y género, la primera fue una
yopaleña de 23 años, el segundo un hombre de 52 años nacido y criado en Monterrey, Casanare;
esto nos da un total de cuatro entrevistados. Los participantes otorgaron el consentimiento de usar
sus nombres en el presente documento investigativo, por ello a lo largo del texto serán citados bajo
su nombre y especificando que fue una comunicación personal con su respectiva fecha.

Esta modalidad de entrevista es de relevancia para este tipo de investigación debido a su carácter
conversacional que facilita la interacción horizontal entre los participantes y el investigador (Diaz
Martínez, 2004; citado por Ozonas & Pérez, 2004), puesto que lo que se busca es obtener
información de la forma más natural posible de parte de los entrevistados.

Con estas entrevistas se buscó identificar el significado de la música en cada uno de estos
niveles individuales de apropiación musical: compositor, intérprete y oyente. Para el diseño de esta
entrevista, la sección de las generalidades iba enfocada en opiniones con respecto a la música en
la sociedad casanareña; la sección específica indagó a profundidad la relación del informante con
la música tanto a nivel lingüístico como identitario desde su posición como compositor, intérprete
u oyente. El modelo de la entrevista se encuentra en los anexos (anexo III) del documento al final
del texto.

Para la segunda, la encuesta tuvo el objetivo de obtener una muestra más amplia para
aumentar la precisión y legitimidad de las conclusiones. Se retomó como instrumento que facilita
la recolección de información y su correspondiente análisis. De acuerdo con Martín (2011) la
encuesta permite “la utilización de muestras que pretenden representar a la población objeto de
estudio” (p. 7), es decir, a la población casanareña. Al igual que con las entrevistas, este
instrumento se diseñó para entender en mayor amplitud la interacción de los casanareños con la
música llanera. De acuerdo con Fouce (2008) “la música aparece como algo que une a los hombres
por encima de sus culturas, pero al mismo tiempo estas nos sitúan en posiciones concretas de
escucha y de valoración de la música de las que no podemos escapar” (p. 4).
Para esta encuesta se obtuvo un total de 95 participantes y por lo tanto 95 muestras
diferentes de las vivencias de lo llanero. A lo largo del capítulo Territorio, Identidad y Lenguaje,
donde se analiza la información obtenida por medio de este instrumento de investigación,
aparecerá en paréntesis el número del participante que dio la información cada que esta sea
requerida para propósitos argumentativos. Esto se realizará de esta forma dado que al ser la
encuesta anónima no tenemos ni los permisos requeridos ni la identidad de los encuestados. De
igual forma, la encuesta puede observarse en la sección de anexo (anexo II).

Etapa tres
Interpretar las percepciones que tienen los casanareños sobre su identidad social en relación
con el contexto nacional y develar las actitudes lingüísticas en relación con el uso de su dialecto

Para la recolección de información de esta etapa, se hizo uso de las entrevistas y la encuesta
previamente mencionada. Durante el diseño de estas, se elaboraron preguntas enfocadas
directamente en las opiniones de los informantes en relación con su identidad social y con el
dialecto llanero. Tal como se mencionó anteriormente, esto se realizó con el propósito de no solo
entender la música en sí misma como herramienta de análisis lingüístico e identitario, sino también
comprenderla en relación con los seres humanos a los que interpela. Estos puntos, identidad y
lengua, se observaron a la luz del contexto sociolingüístico y sociopolítico actual de Colombia;
por ello, durante la elaboración de estos instrumentos, también se atendió a establecer preguntas
que revelaran estas dos nociones.

Para el estudio de las actitudes lingüísticas, se empleó el método directo propuesto por
Ryan, Giles y Hewstone (1998, citados por Caro, 2015). Este método se caracteriza por preguntar
directamente a la población a analizar sobre sus opiniones con respecto a la lengua o variante
lingüística de estudio (Álvarez, Martínez & Urdaneta, 2001).

Etapa final
Finalmente, cada una de estas etapas otorgaron datos relevantes que permiten dar
explicación a la identidad social de los casanareños, pero también a los aspectos lingüísticos y
sociolingüísticos presentes tanto en las canciones como en el habla de los individuos. Una vez más,
se atendió al carácter interpretativo de la investigación que permitía posicionar a la investigadora
como casanareña que también está interpelada por estas cuestiones teóricas que se buscaron
analizar.
En este punto, se ven las tres nociones teóricas: dialectología, sociolingüística e identidad
social como elementos que se relacionan entre sí y no como aspectos asilados como se mostró en
las etapas precedentes. De acuerdo con Sampieri, Fernández & Baptista (2014), la investigación
cualitativa da cuenta de una “acción indagatoria [que] se mueve de manera dinámica en ambos
sentidos: entre los hechos y su interpretación, y resulta un proceso más bien “circular” (p. 7).
La música
Para componerle al llano, yo no le compongo al llano, el llano me dicta, el llano está ahí; el
llano… él mismo necesita que alguien le transmita al mundo lo que es él y por eso escoge
algunos talentos, algunos cantadores.

(Cholo Valderrama, comunicación personal, 16 de febrero del 2021)


¿Por qué analizar la música desde la visión de las ciencias sociales, principalmente la
historia y la política, y la lingüística? Es innegable que, para la sociedad, la música es un recurso
con múltiples propósitos. La música es memoria, identidad, revolución, política, y lenguaje, no es
discriminatoria y no privilegia a las clases; al igual que el mundo, ella cambia y se adapta a las
nuevas dinámicas. Sin embargo, su relación con la sociedad se mantiene y se convierte en una
fuente de análisis para todo aquél que quiera entender un poco más la cultura que esta representa.

En el caso particular de América, la música, al igual que la población de estas tierras, tiene
un tono mestizo. En la música se puede leer la historia de América: los ritmos, los instrumentos y
las voces indígenas, africanas, y europeas se mezclaron a lo largo de los siglos de colonización y
trajeron a luz nuevos géneros que ahora hacen parte de las identidades de los pueblos americanos.
Por medio de la música los pueblos hablan, se quejan, o vehiculizan su cultura.

En Colombia, ritmos como la cumbia, el vallenato, la carranga, el mapalé, el sanjuanero o


el joropo representan los valores de múltiples identidades que conviven en una sociedad
constitutivamente heterogénea. En este sentido, encontramos la música llanera o joropo como un
conjunto de diferentes golpes, con distintos instrumentos, variedad de círculos armónicos, y
actividades como el baile o el contrapunteo que hacen parte de la dimensión musical de la cultura
llanera. El nacimiento de esta música se atribuye mayoritariamente a elementos andaluces, árabes
y religiosos traídos del viejo continente y enseñados a los indígenas por medio de las misiones
jesuitas (Arena, 2010; Martín, 1991). Estos elementos fueron cambiando a lo largo de los siglos a
medida que se construía y se constituía la sociedad llanera (colombo-venezolana) como un
colectivo con cultura propia. No obstante, es necesario mencionar que existen diferentes teorías en
torno al origen y la evolución de los distintos elementos relacionados con la música llanera; en
este sentido, debido a la falta de registros, no es posible concertar una sola realidad 1 en lo
relacionado con el origen de la música llanera.

Ahora bien, al igual que el resto de los Llanos colombianos, el joropo permaneció exclusivo
para los llaneros a causa de la barrera geográfica de la que se ha hablado anteriormente. Según
Baquero (1990) la marginación sociopolítica de los Llanos permitió que, al mantenerse alejada de
los contextos musicales de la nación, la música llanera adquiriera madurez por sí misma como una

1
Esta aclaración se hace a propósito de las discusiones referentes a los orígenes colombianos o venezolanos de la
música llanera y de los instrumentos que se usan en su interpretación.
realidad propia de los contextos llaneros. Los cambios socioculturales que han tenido lugar a partir
de la década de 1980 han modificado las dinámicas musicales; sin embargo, aún es posible percibir
las tradiciones, la identidad del pueblo llanero, y la historia del llano a través de las composiciones
musicales.

Debido a esta riqueza de análisis que ofrece la música, el presente trabajo retoma la letra
de cinco canciones de artistas casanareños como referente de análisis con el objetivo de
interpretarlas a la luz de la lingüística y algunas perspectivas de la psicología social y de las
ciencias sociales. Esta primera parte estará dividida en tres secciones. En la primera, se identifican
los fenómenos lexicales y fonéticos que se pueden evidenciar en el corpus de canciones. En la
segunda, se interpretan los textos en función de la identidad social de los llaneros. En la tercera, se
analizan los datos obtenidos de la encuesta y las entrevistas, realizadas en la etapa de recolección
de datos, en relación con los sentimientos y la identificación de los casanareños con la música
llanera. Por lo tanto, este trabajo pretende entender el valor de la música a la luz de una perspectiva
transdisciplinar.

Hablo criollo
En esta sección, me gustaría referirme a la música como un instrumento de divulgación
lingüística, cultural y regional. Cada una de las cinco canciones analizadas en este trabajo reflejan
parte de la riqueza dialectal y, en consecuencia, regional y cultural que existe en Casanare. Es
preciso recordar que, para las sociedades, la lengua no solo tiene importancia en cuanto
herramienta principal durante el acto comunicativo sino también “nos ayuda a dar sentido al
mundo” (Romaine, 1994, p. 42).

Tal como Wittgenstein (citado por Sarro, 2015) afirma: “los límites de mi lenguaje significan
los límites de mi mundo” (p. 45), es decir, hasta el punto donde mi lenguaje alcance a nombrar
puedo entender mi realidad física. Por esta razón, cuando Cachi Ortegón dice: “entonces, un
‘cachilapo’ ¿qué es? Un cachilapo es, evidentemente es, y ¿para qué cambiarlo?” (comunicación
personal, 23 de febrero del 2021), demuestra que a partir de la lengua él entiende su realidad. Un
cachilapo es aquella res sin marca, cimarrona y difícil de enlazar que, en el contexto llanero,
además, adquiere significado debido a una historia de ganadería extensiva como principal fuente
de trabajo que permite la existencia de reses sin dueño. ¿Para qué cambiarlo? Simplemente es, y
es a través del propio término “cachilapo” que se transmiten esa connotación sociocultural propia
del colectivo (Moreno, 1998).

Debido a esta relación entre la realidad y el lenguaje, los textos de las canciones elegidas para
este trabajo cuentan con una variedad de léxico vinculado a la cosmovisión del hombre llanero;
sin embargo, no nos referiremos simplemente a elementos lexicales, aunque estos sí ocupen la
mayor parte del análisis de esta sección sino también a características fonéticas observadas en el
corpus de canciones. Los rasgos lexicales se explicarán en primer lugar, y se dividirán en tres
fenómenos: fenómeno lingüístico de cambio de referente, fenómeno lingüístico de derivación y,
agrupación por campo semántico. Ahora bien, en el análisis de las canciones es posible identificar,
además, variaciones en la pronunciación de palabras que, a la luz de lingüística, se denominan
fenómenos de cambio y supresión fonemas.

El análisis lexicosemántico, primeramente, podemos explicarlo a través de la sociolingüística


ya que de acuerdo con Cárdenas (2020) esta disciplina “estudia las relaciones y correspondencias
entre lengua y contexto social, elementos que cambian dependiendo de factores como el tiempo,
el espacio y las situaciones cotidianas; entonces se genera una variación, que en el caso específico
es en el aspecto semántico” (p. 125). Es así como nos encontramos con un fenómeno de cambio
de referente que ocurre cuando una comunidad de habla retoma una palabra ya existente y le
atribuye otro significado en referencia con un elemento distinto al original. Para identificar estas
palabras se tomó por un lado el valor semántico que tiene el término de acuerdo con el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española (DLE) y se comparó con el significado que le atribuye
el llanero. Como se observa en la Tabla 1, se especifica la canción, el vocablo, la definición dada
por la DLE y el significado para el llanero. Además, en la primera columna podemos observar la
canción en la cual se encuentra dicho término teniendo en cuenta el orden de las canciones
presentado en el capítulo Marco Metodológico etapa 1.
Tabla 1
Cambio de referente

Canción Término DLE2 Habla regional de Casanare


2 Cachera (f.) Antiguamente, ropa de lana muy tosca y (f.) Artefacto de cuero, rejo y cacho que se usa para
de pelo largo. atar a la res por los cachos
2 Campechana (f.) Natural de Campeche, ciudad o estado de (f.) Chinchorro hecho con el cuero de la res cortado
México. U. t. c. s. en tiras.
3 Caracol (m.) Cada uno de los moluscos testáceos de la (m.) Estructura conformada por tres maderos
clase de los gasterópodos. sembrados en la tierra de forma vertical
conformando un triángulo que servía como paso
para los visitantes del hato e impedía el paso de los
animales.
1 Criollo (adj.) Dicho de una persona autóctona o (adj.) Sinónimo de llanero. Perteneciente o relativo
propia de un país hispanoamericano. al llano. U. t. c. s.
3 Fundadora (adj.) Que funda. U. t. c. s. 3 (f.) La primera vaca que llega al fundo y la primera
reproductora.
3 Llaveros (m.) Singular. Utensilio, generalmente una (m. pl.) Agujeros donde entran las trancas. Hace
anilla metálica o una cartera pequeña, en que parte del mecanismo del tranquero.
se llevan las llaves.

2
https://dle.rae.es/
3
Utilizado también como sustantivo
3 Mandador (m. y f.) Mandadora. Persona que cuida una (m.) Artefacto artesanal hecho de bolillo de madera
hacienda y ayuda al patrón en su dura con un agujero en la punta que sostiene un
administración. 2. Persona que manda. 3. metro de rejo. Se utiliza para corregir, azotar,
Persona que lleva un mandado o embajada. espantar, castigar animales y humanos.
4 Manija (f.) Abrazadera de metal con que se asegura (f.) Instrumento de palo en forma de pesa que se usa
algo. para apilar el arroz en el pilón. Según la RAE se le
conoce como “majadero/ra”.
4 Marota (f. México) Marimacho. (f.) Rejo largo que se utiliza para lajear ganado.
3 Mocho (adj.) Dicho especialmente de un animal (m.) Caballo
cornudo, de un árbol o de una torre: Que
carece de punta o de la debida terminación.
2 Muñeco (m.) Figura de persona, hecha generalmente (m.) Palo rollizo de aproximadamente 2.50m de
de plástico, trapo o goma, que sirve de altura enterrado al suelo con la punta en forma de
juguete o de adorno. reloj de arena donde se amarra el animal (potros,
machos o mulas) con el objetivo de amansarlos.
2 Patriotas (m. y f.) Singular. Persona que tiene amor a (f. pl.) Anillos de lazo o rejo crudo que se ajustan a
su patria y procura todo su bien. las patas del caballo en la parte del mamón y que
son fáciles de soltar para dejar libre al caballo. Se
pueden unir a un lazo que una las patas delanteras
con las traseras para controlar el paso de la bestia.
También se conocen como “sueltas”.
5 Pijotero/ra (adj. despect.) Que causa hastío o molestia. (Adj.) Referente al más pequeño de los niños. U. t.
U. t. c. s. c. s.

El segundo fenómeno lexical que se pudo observar en el análisis del corpus de canciones es la derivación de términos a partir de
una palabra base perteneciente al código lingüístico macro en el cual se enmarca el habla regional casanareña, es decir, el español. Sin
embargo, debe aclararse que, a diferencia del fenómeno lingüístico anterior, el significado entre el término base y el derivado sigue
estando relacionado. Esta derivación se puede dar en dos casos:

• Modificación de la categoría gramatical: se puede interpretar por el contexto de la canción en el cual se usa la palabra, que estas
nacen debido a que la categoría gramatical del término base no funciona en el contexto de la oración. Por lo tanto, partiendo del
mismo lexema surge una nueva palabra con una categoría gramatical distinta.

Tabla 2
Modificación de la categoría gramatical

Canción Base4 Derivado Significado regional Contexto5


5 Ágil (adj.) Ajilar (v. tr.) Moverse de manera rápida y Mis suticos consentidos cuando me ven que
organizada; de forma ágil. yo asomo llegando a la punta e mata
arrancan ajilaidos se suben a puerta e tranca.
5 Guidar (v. tr.) Guindadero Lazo con el que se sujeta los extremos Descuelgo los guindaderos
(m.) del chinchorro.

4
Las categorías gramaticales y los significados de las palabras de esta columna son las que aparecen en el Diccionario de la Lengua Española.
5
Contexto en la canción.
3 Lamber (v. Lambedora (f.) Pasto nativo. Crece en los bajos y es Cambió la lambedora, la grama y la
tr.) de sabor dulce. guaratara por un pasto vagabundo.
3 Mañoso (adj.) Mañosera (f.) Una mata de monte en la sabana Encerró lo que era suelto, acabó las
retirada de la casa del hato donde un mañoseras y revolcó los bajumbos
grupo de reses mañosas que no tienen
hierro se instalan, se reproducen y
mueren alejadas del contacto con el
humano.
1 Mayo (n.) Mayero (adj.) Relativo al mes de mayo. Pues como nací mayero, en mayo hay
mucha chanilla.
4 Pasitrote (m.) Pasitrotero Animal de paso llano. Y un zaino pasitrotero
(adj.)
4 Tigre (m.) Tigrero (adj.) Que caza tigres. Una ruana y una lanza de cuando él era
tigrero.
3 Verija (f.) Verijero (adj.) Hecho con la verija de la res. Al ser un El patio donde enlacé montado en un
cuero más delgado y suave se mandador con un rejo verijero
convierte en el rejo con el que los
niños aprenden a enlazar.
• Modificación del referente: es posible observar que hay palabras base que tienen una categoría gramatical que persiste en el
término derivado; sin embargo, se modifica morfológicamente cuando el significado de la palabra base no es exactamente lo que
el llanero quiere expresar, aunque sí está relacionado.

Tabla 3
Modificación del referente

Canción Base Derivado Significado Contexto


3 Bajo (m.) Bajumbo (m.) Precipitación en el terreno que Encerró lo que era suelto, acabó las
genera acumulación de agua en el mañoseras y revolcó los bajumbos
invierno y en el verano, aunque
seco, mantiene la humedad.
4 Caballada Caballicero (m.) Persona encargada del manejo de los Y me llené de nostalgia, también fue algo
(f.) caballos en el hato. Entre los placentero al escucharle la charla al viejo
trabajadores, es la figura de mayor caballicero.
rango puesto que para ser
caballicero se debe conocer de todos
los otros rangos del trabajo de llano
(mensual, becerrero y caballicero).
2 Cacho (m.) Cachera (f.) Artefacto de cuero, rejo y cacho La cachera y la marota de pegar los
para atar a la res por los cachos. cachaleros
Canción Base Derivado Significado Contexto
5 Fundamental Fundamentosa/o Fundamental Demasiao fundamentosa lo digo
(adj.) (adj.) sin alabanza
1 Menguante Menguantera Relativo a la fase menguante de la Converso con una soga menguantera y
(adj.) (f.) (adj.) luna. atrevida.
4 Silla (f.) Sillonero (m.) Caballo que ya ha sido domado. La maseta y la peinilla de de’cascar los
silloneros.

Para finalizar la subsección del léxico, se agruparon palabras en cuatro campos semánticos: los animales (Tabla 4), las plantas (Tabla
5), el trabajo (Tabla 6) y lo doméstico (Tabla 7). Estas palabras representan la forma en la que los llaneros perciben su realidad construida
a través de las dinámicas del trabajo y del hogar que se han estado constituyendo durante siglos, y de su relación con el espacio. Esto lo
podemos observar en la Tabla 4, Tabla 5, Tabla 6 y Tabla 7. Cada una de estas contiene el vocablo que pertenece a cado uno de los
grupos semánticos previamente indicados, la canción de donde fue tomado, el significado en el contexto del llano, y el contexto donde
fue utilizada esa palabra en la canción:
Tabla 4
Animales

Canción Palabra Significado Contexto


1 Babilla (f.)6 Caiman Cocodrilus. Reptil carnívoro que habita los Alboroté a los garceros y desperté unas
cursos de agua dulce. babillas.
3 Cachalero (m.) Ganado mañoso o cimarrón El muñeco habla e los potros, la tarja e los
orejanos, la soga e los cachaleros
5 Chacharo (m.) Marrano cerrero De vez en cuando se juntan el arrocito
con lapa o algún chacharo
2 Cachilapo (m.) Ganado sin marca Carne allá en la tasajera que le saqué a un
cachilapo
1 Chanilla (f.) La larva de las moscas Pues como nací mayero en mayo hay mucha
chanilla
3 Charo (m.) Caballo que aún se está amansando. Trancar el viento en el pecho dejando que el
alma grite sobre los lomos de un charo
5 Caripatúa (f.) Trachemys Dorbignyi. Especie de tortuga de tierra. Y a morrocoy en hallaca, a guizo e caripatua
en tiempos de semana santa.
4 Cerrero (m.) Caballos mañosos o salvajes que no han sido Y un galápago de palo de jinetear los cerreros.
domados.

6
También conocido como cachirre.
Canción Palabra Significado Contexto
5 Chinata (f.) Tipo de avispa de tamaño mediano Nido de avispa en el techo de buen agüero si
son chunchula y chinata
5 Chiriguare Milvago chimachima. Ave que parándose en el Cuando veo los chiriguares y el gana’ito
(m.)7 lomo de las bestias o del ganado se come las rodeado de abundante garza blanca
garrapatas de estos animales.
5 Chunchula (f.) Tipo de avispa pequeña Nido de avispa en el techo de buen agüero si
son chunchula y chinata
1 Cubiro (f.) 8 Ave que canta para responder al estímulo de la voz Me formé como cubiro respondón y alma
o de los sonidos. rencilla.
5 Curito (m.) Hoplosternum littorale. Especie de pez. A sancocho e curito y arroz claro con galapaga
5 Lapa (f.) Cuniculus paca. De vez en cuando se juntan el arrocito
con lapa o algún chacharo
1 Mojina (adj.) Dígase del color del burro: blanco sucio. Y saliendo a buscar leña en una burra mojina.
5 Morrocoy (m.) Chelonoidis carbonaria. Especie de tortuga de Como a pisillo e venao, a tortilla de yema e
tierra. baba y a morrocoy en hallaca
5 Paraulata (f.) Turdus nudigenis. Ave pequeña de color gris claro Cuando veo los chiriguares y el gana’ito
y café. rodeado de abundante garza blanca los encierro
en el corral oyendo una paraulata.

7
También conocido como garrapatero
8
También conocido como cristofue
Canción Palabra Significado Contexto
4 Tarotaro (m.) Cercibis oxycerca. Donde sestea un mocho viejo y consuela un
cristofué las penas de un tarotaro
2 Verraco (m.) Jabalí Tengo pa colgar mi silla la carraca de un verraco

Tabla 5
Plantas

Canción Palabra Significado Contexto


4 Alcornoco (m.) Bowdichia virgilioides. La madera obtenida de este Deteriora un corazón de alcornoco en un
árbol se caracteriza por ser fuerte y resistente. potrero
4 Barbasco (m.) Tephrosia sinapou. Arbusto del cual se obtiene un Ni la rastra de barbasco, ni el bastidor de
veneno que en el uso tradicional se usaba para guatero
pescar puesto que atonta a los peses una vez se echa
en el agua.
4 Caracaro (m.) Enterolobium cyclocarpum. Árbol cuya madera es Arropaos po un bayetón se vuelvan llano mis
ampliamente usada debido a sus altas propiedades huesos en su caja e caracaro
de durabilidad en contacto con el agua.
5 Encayapar (v.) La acción de la maleza al crecer por encima del Esmatonando maleza
pasto y, por lo tanto, lo oculta, lo reduce o lo mata. que al gamelote encayapa.
Canción Palabra Significado Contexto
1 Escobilla (f.) Tipo de maleza que sirve para hacer escobas. Fui pari'o una noche oscuraen un matón de
escobilla
5 Gamelote (m.) Tipo de pasto Esmatonando maleza que al gamelote encayapa
3 Grama (f.) Hierba menuda de la familia de las gramíneas Cambió la lambedora, la grama y la guaratara
nativa de América. por un pasto vagabundo.
3 Guarataro (m.) Vitex orinocensis9. Es un árbol ligado al paisaje y a El punto tengo escogio, donde asombra un
la vida de los habitantes de las sabanas llaneras guarataro
desde épocas antiguas.
4 Guatero (m.) Sclerolobium hypoleucon. Árbol cuya madera es de Ni la rastra de barbasco, ni el bastidor de
alta durabilidad por lo tanto se utiliza para la guatero
construcción de diferentes artefactos relacionados
con el ganado.
3 Guayabo Psidium guajava sp. Arbusto de la familia de los Cuesta los callos que salen arrancando la
Zapatero (m.) guayabos cuya fruta es pequeña y ácida y se da en escobilla y el guayabo zapatero
los paraderos de las fincas.
5 Manirito Fruta similar al anón y la guanábana. Esta canción tan criollita me supo como a
madroña, manirito y albahaca.
2 Morichal (m.) Un lugar con muchos moriches Allá cerca al morichal se mira mi viejo hato

9
Los nombres científicos de esta sección, así como algunas de las descripciones que los acompañan, fueron obtenidos del libro Acero, L. E. (2005). Plantas
útiles de la cuenca del Orinoco. Zona Ediciones.
Canción Palabra Significado Contexto
2 Sarrapio (m.) Dipteryx Rosea. Árbol conocido por las Lo adornan los naranjales y unos palos de
propiedades aromatizantes de sus semillas. sarrapio
4 Topocho (m.) Planta nativa cuyo fruto, similar al plátano, se No arrisco con la angarilla, ni la jamuga de
conoce por el mismo nombre. cuero, ni la enjalma de topocho

Tabla 6
Trabajo

Canción Palabra Significado Contexto


4 Botano (m.)10 Bolso hecho con cuero. Y un botano repletico de estacas pa’ picar
cuero
1 Cabañuelas (f. Cálculo tradicional del clima del año basado en las Pero entiendo lo que dicen cielo y sabana
y pl.) lluvias durante los días de enero. tendida, (…), el viento y las cabañuelas.

5 Camaza (f.) Recipiente de totumo. Ponte ponte, Pan de Pobre, que ya llenó la
camaza, ya te suelto tu becerro y la canoa tiene
melaza
1 Chiquero (m.) Corral de los marranos. Encerrado con techo en Y cuidando en el chiquero un capón y una
palma o en moriche para encerrar a los cerdos. cochina

10
También se le conoce como murrial o busaco.
Canción Palabra Significado Contexto
5 Chumbos (m. y Trozos de soga delgados adheridos a la silla que se En los chumbos de la silla familita no me faltan
pl.) usan para amarrar diferentes cosas. el frasco de la creolina
1 Churupos (m. y Monedas Ganaba sal y churupos cargando unas
pl.) angarillas
1 Guaraliar (v. tr.) Enlazar Que guaralié lo más gordo y sin marca
conocida.
5 Maniador (m.) Lazo o rejo de aproximadamente dos o tres metros Maniadores y una suelta, una joza y gurupera
con el que se le amarran las patas traseras a la vaca
en el momento del ordeño.
4 Marota (f.) Rejo largo que se utiliza para lajear ganado. La cachera y la marota de pegar los cachaleros
4 Rejo (m.) Soga hecha en cuero que por lo regular tiene más de Le aflojo el rejo, garabato soguero
15 brazadas.
5 Sierra de Serrucho curvo que se usa para cortar la punta de En la sierra e destocona y un cabo e soga pegao
destoconar (f.) los cachos de las reses. en las tardes se enmaranta una carama ‘e venao
donde esta guindao una gasa.
3 Tarja (f.) Correa larga en cuero que se marca para llevar la El muñeco habla e los potros, la tarja e los
cuenta del ganado. orejanos, la soga e los cachaleros.
2 Tranquero (m.) Portón que se utiliza para entrar a un corral o a una Me desmonto en el tranquero, cojo de cabresto
finca. Consiste en un sistema de palos horizontales el macho.
movibles para abrir y cerrar el portón.
Tabla 7
Doméstico

Canción Palabra Significado Contexto


2 Campechana (f.) Chinchorro hecho con el cuero de la res cortado en Me acuesto en la campechana.
tiras.
5 Cámara o Amigo Desenrede, camarita, y peinele familita la
camarita (m.) cabellera del arpa
1 Caney (m.) Lugar con techo de palma donde reposa el llanero Y al caney una barrida
y ginda el chinchorro para descansar.
1 Cholagogua Jarabe espeso, oscuro y de sabor amargo que servía De remedios si me acuerdo que me daban
para los males del hígado, las mordeduras de curarina, purga 'e pasota caribe, el cholagogua
culebras, la indigestión. Puede ser hecho de una y quinina.
planta llamada cholagogue
1 Curarina (f.) Es el principio activo del curare: el veneno de De remedios si me acuerdo que me daban
origen botánico usado por indígenas. Se aisló en curarina, purga 'e pasota caribe, el cholagogua
Europa a mediados del siglo XLX y se usó como y quinina.
relajante muscular y anestésico. En Colombia se
fabrican dos curarinas: la de Salas Nieto, que
obraba contra mordeduras de culebra y la fiebre; y
la de Román, que se usaba contra ronchas,
picaduras de insectos y problemas en la piel.
Canción Palabra Significado Contexto
2 Curraco (m.) Chinchorro Llego a la caballeriza lo amarro cerca al
curraco y lo suelto en el potrero que tengo
sembra’o de pasto.
2 Garabato (m.) Gancho de palo de guásimo, de flor amarillo o de Reviso que mis sogas estén en el garabato
caruto que se usa para colgar distintas cosas en la
casa.
1 Pasote Caribe Jarabe sacado de la planta pasota que era de venta De remedios si me acuerdo que me daban
(m.) comercial que servía para muchas cosas: desde la curarina, purga 'e pasota caribe, el cholagogua
picada de una culebra, hasta el dolor de estómago o y quinina.
la gripa. También se llama así al pescado voraz que
habita los caños, familia de las pirañas.
1 Petriva (f.) Mujer guahiba Producto de los retozos de un pión con una
petriva.
1 Quinina (f.) Es el alcaloide obtenido de la corteza del árbol De remedios si me acuerdo que me daban
quinia (Cinchona Calisaya). Es remedio para el curarina, purga 'e pasota caribe, el cholagogua
paludismo. Se usaba en infusiones hechas de la y quinina.
corteza machacada o en forma de pastillas
conseguidas en el mercado.
5 Sutico/a (m. f.) Niño/a Mis suticos consentidos cuando me ven que yo
asomo llegando a la punta e mata arrancan
ajilaidos
Al estudiar estos fragmentos de canciones a la luz de la dialectología podemos observar que las
peculiaridades lingüísticas autóctonas persisten en el consciente de los cantantes y que, al
plasmarse en la música, permiten la transmisión a los oyentes; ahora bien, al escuchar las letras de
las canciones el oyente puede tener un proceso cognitivo de memoria por medio del cual reconoce
este léxico debido a un conocimiento previo de este, o desconocerlo por completo y entender la
música en términos globales sin discernir en cada palabra. Independientemente de los procesos de
recepción del público, no es posible negar el papel de conservación lingüística que tiene la música
llanera.

Finalmente, los cantantes llevan rasgos fonéticos del habla cotidiana a sus canciones por medio de
los cuales se vehiculizan elementos culturales que pueden evidenciarse a través de sus voces.
Según el Cholo, “ahí es cuando la música tiene un valor folclórico, para mí, porque esa es su
tradición, su léxico, la forma de hablar, la forma brillante por la nariz que tenemos los llaneros de
hablar, que es un siseo que tiene una raíz netamente española, para hablar así y cantar con la nariz,
y eso hace parte de la música llanera” (comunicación personal, 16 de febrero del 2021). El ejemplo
más común es la metátesis que se refleja cuando los hablantes generan una inversión entre dos
sonidos de una misma palabra con el fin de facilitar la pronunciación:

• Cabrestero que viene de “cabestrero” (pronunciación española), la inversión se da en el


fonema vibrante simple, alveolar, sonoro (ɾ) que, en lugar de seguir al fonema oclusivo,
alveolar, sordo, (t) antecede al fonema oclusivo, alveolar, sonoro (d).

Otro ejemplo, es la elisión de /d/ en posición intervocálica, esté fenómeno es particularmente


común en los diferentes dialectos del español, tanto americanos como ibéricos (Malaver &
Perdomo, 2016); no obstante, es bastante visible en las canciones retomadas por lo cual
consideramos relevante mencionar algunos ejemplos:

• Pringado: pringao
• Pintado: pintao
• Ganadito: ganaito
• Guindado: guindao
• Arropados: arropaos
Soy criollo
En esta sección se busca analizar el corpus con el propósito de identificar nociones
identitarias que se repitan en al menos dos canciones; esto con el fin de entenderlas tanto desde la
identidad individual como desde la identidad social del cantante y el compositor; además, debido
al interés de la investigación por estudiar los rasgos culturales llaneros de la zona rural de Casanare,
estas nociones están directamente vinculadas con lo tradicional o campesino. En este sentido, este
apartado, además de académico, es un intento de reivindicación de la idiosincrasia llanera que, a
causa de la modernización que ha tenido lugar durante las últimas tres décadas, puede ser
desconocida por los individuos que permanecen y han permanecido siempre en la urbanidad.

Los orígenes
En primer lugar, al leer las letras de las canciones seleccionadas salta a la vista la
importancia que le otorga el llanero a sus orígenes. Menciones relacionadas con la sangre indígena,
los padres y la crianza están permeadas por sentimientos de orgullo y agradecimiento. En un primer
ejemplo, en la canción El criollo sortario, compuesta por Cachi Ortegón e interpretada por Lorgio
Rodríguez, se dice:

Yo soy el criollo sortario

Pringao de sangre guajiba

Producto de los retozos

De un pión y una petriva.

Podemos presenciar la mención de la ascendencia indígena junto a la palabra “sortario”,


por lo cual podemos interpretar un sentido apreciativo que le otorgan los llaneros a la “sangre
guahiba” presente en la raza llanera. Esto también se puede observar en un segundo ejemplo en la
canción La herencia del caballicero de Tulio Amaro, cuando dice:

Muchacho, usted es un caballero

Con sangre de raza indígena, compositor y coplero

Lo pensé harto y decidí pa que fuera mi heredero


A diferencia del caso anterior, además del sustantivo “caballero” que acompaña la oración,
no es posible encontrar algún elemento lingüístico que nos permita identificar actitudes positivas
de parte del interprete hacia sus orígenes indígenas; se puede decir que la frase: “con sangre de
raza indígena” es la simple mención de un rasgo identitario común en los llaneros propios de la
región. Es importante mencionar que existe una narrativa histórica encubierta presente en estos
dos fragmentos: la comunidad Guahibo es una de las poblaciones aborígenes que habitaron el llano
antes de la llegada española; en un proceso de mestizaje con los europeos llegados a lo largo de
los dos siglos previos a la independencia formaron la raza de llaneros trabajadores de hatos que
conocemos desde las luchas independentistas. El reconocimiento de esta mezcla es una muestra
de orgullo de los antepasados que construyeron la vida tradicional llanera, y más importante aún,
identificación con la parte que ha sido comúnmente marginada a lo largo de la historia colombiana:
la indígena.

Es igualmente observable que esta evocación a la familia también se relaciona con el lugar
de crianza: el cariño que le tiene el llanero a su fundo o hato se construye desde el hogar y los
padres. Primeramente, en la canción Mi viejo hato, Villamil Torres alude con cariño a su hato; una
de las razones de este amor se debe a que fue en ese lugar en el que creció y, junto a sus hermanos,
se formó como llanero gracias a las enseñanzas paternas y maternas:

Hato que sirvió de cuna para unos cuantos muchachos,

donde me criaron mis padres siendo llaneros verracos

parándonos a las tres otras veces a las cuatro

unos a ordeñar las vacas y otros ensillando potrancos.

Esta relación entre la crianza, el aprendizaje de las prácticas llaneras, y el territorio genera
lazos afectivos de parte de los llaneros hacia los hatos o fundos (haciendas tradicionales llaneras)
donde crecieron. Esto mismo lo podemos presenciar en la canción Yo no le vendo mi fundo,
compuesta por Cachi Ortegón e interpretada por Cholo Valderrama:

Qué precio voy a ponerle a los años que mi taita fue dueño y fue jornalero,

en cuánto estimar la casa en donde mi mama crio su cuerda de pijoteros. (…)

Pa’ que tener documentos si aquí me parió mi mama y aquí se murió mi abuelo
Aunque compre el resto del llano yo no le vendo mi fundo.

De acuerdo con este último fragmento, existe un valor sentimental con la tierra en la que
se creció que es imposible medirlo en valor monetario. Tal como dice George Eliot en su novela
The Mill on the Floss: “We could never have loved the earth so well if we had had no childhood
in it”. Y esto, exactamente, es lo que Villamil Torres y Cholo Valderrama buscan expresar en estas
dos canciones.

Prácticas del llano


En segundo lugar, tanto los hatos como los fundos son establecimientos tradicionales que
además de ser las residencias donde nacen y viven los llaneros, son las instituciones donde se dan
las actividades laborales. Los hatos están enfocados en el manejo de grandes cabezas de ganado,
por lo tanto, suelen ser amplios en términos de espacialidad; mientras el fundo, más pequeño,
permite prácticas de cultivo y ganaderas de menor extensión.

Los niños llaneros que crecen en estos lugares aprenden desde la infancia las prácticas
relacionadas al trabajo de llano que se llevan a cabo allí. Se comienza desde lo básico,
actividades de limpieza, cuidando de los cerdos y los pollos, apartando becerros, y haciendo
mandados. Esto lo podemos evidenciar en la canción de Criollo Sortario escrita por Cachi
Ortegón e interpretada por Lorgio Rodríguez:

En el fundo 'onde mi En una burra mojina Y al caney una barrida,


mama
Y cuidando en el chiquero Tenía que lava un menudo
Ayudaba en la cocina
Un capón y unas cochinas; Aventao en la carretilla
Ganaba sal y churupos
Yo apartaba los becerros Y sacar media tarea
Cargando unas angarillas
Y alcanzaba la comida, Con una media peinilla.
Y saliendo a buscar leña
Le echaba agua a la tinaja
A partir de estas labores no solamente se aprende las prácticas de trabajo de llano, sino que
se fundamentan los valores del llanero: el valor al trabajo, el amor a la tierra, a los animales y a los
orígenes, como se propuso en el apartado anterior. En este caso podemos retomar una vez más el
fragmento de la canción de Mi viejo hato de Villamil Torres:

Hato que sirvió de cuna para unos cuantos muchachos,

donde me criaron mis padres siendo llaneros verracos

parándonos a las tres otras veces a las cuatro

unos a ordeñar las vacas y otros ensillando potrancos.

De esta forma, a medida que el llanero crece, las actividades van subiendo de dificultad.
En los hatos, como ya se mencionó, las actividades están mayoritariamente dirigidas a los caballos
y a la ganadería. La vida en el hato puede ser comparada a una educación académica: la primaria,
el bachillerato y la universidad; en el caso del llano se comienza como mensual, sigue como
becerrero y, finalmente, el mayor rango de educación es el caballicero, aquel que se encarga del
cuidado y manejo de los caballos. Así, cuando se llega a adulto se ha aprendido a ser un gran jinete,
a atravesar ríos (a caballo y nadando), a cuidar el ganado y guiarlo para transportarlo de un lugar
a otro

Los llaneros se comentan ha llegado el 24

empieza el trabajo e llano hay reunión en el hato,

los caballos son machiros, corcovean y son bellacos

los toros son cuatroañeros de comején en los cachos.

Mi viejo hato – Villamil Torres

Cuando llega el mes de junio, pasa el trabajo en los fundos

y mi caballo descansa

Pan de pobre – Walter Silva


En estos dos fragmentos podemos observar que estas actividades que requieren habilidades
de manejo de muchas cabezas de ganado e ir a caballo durante largos trayectos para guiar los
animales a lo largo del llano solamente suceden durante un periodo del año; los llaneros disfrutan
este trabajo porque toda su vida ha estado fundamentada en aprender estas destrezas que atienden
al territorio: ríos crecidos, planicies sin horizonte, y climas intensos. “Cuando tú hablas de trabajo
de llano, ellos disfrutan hacerlo, ellos disfrutan joder con vacas, ellos disfrutan que se venga marzo
que se vengan las entradas de agua porque ya es gente que su vida es eso: el llano” (L. Castañeda,
comunicación personal, 25 de enero del 2021).

Sin embargo, durante el resto del año se practican otras labores de menor complejidad que
se localizan en el hato o fundo donde se vive: amansar potros, ordeñar vacas, castrar becerros,
cultivar; en general, labores relacionadas al cuidado del fundo o del hato y a la obtención de
productos para el consumo cotidiano, ya sea propio o para la venta.

Allá cerca al morichal se mira mi viejo hato,

halando estillas pa cerca un par de bueyes yugando,

un potranco en un muñeco se ve lo están aperando,

Mi viejo hato – Villamil Torres

Usted no puede saber ni calcular cuánto vale el limpio del paradero,

cuesta los callos que salen arrancando la escobilla y el guayabo zapatero.

Yo no le vendo mi fundo – Cholo Valderrama

Ay, me dedico a mi rancho, a la vieja, a los muchachos,


con mucha perseverancia, viviendo del ganaito que ha
producido la bonanza, luchando con el vecino, mano vuelta
por la alianza. Callejoniando la cerca, esmatonando maleza
que al gamelote encayapa, también amuelo una lengüejoso con caucho enrollado en la cacha y
me voy para el
conuco para darle otra semblanza.

Pan de Pobre – Walter Silva

En estos tres fragmentos podemos observar que el trabajo en el llano está relacionado a
múltiples actividades de diferente índole: el trabajo con animales, con la tierra o con el
mantenimiento del hogar y la familia. A partir de estos, el llanero se construye en torno al espacio
y genera vínculos afectivos, que pueden ser negativos o positivos, pero en los casos particulares
retomados en esta investigación demuestran ser siempre de carácter apreciativo y favorables.

Lo que nos lleva finalmente a la última etapa de vida del ser humano: la vejez. ¿Cómo se
siente el llanero al llegar a anciano? Como ya vimos existe satisfacción entre los llaneros al realizar
las actividades relacionadas con el campo: las aprendieron desde sus primeros años y las realizaron
durante toda su vida. Con la edad el cuerpo se desgasta y se dificulta realizar estas tareas; la tristeza,
entonces, invade al llanero pues, tras una vida de trabajo, la incapacidad de realizar las actividades
que una vez practicó con suma destreza ocasiona sentimientos de inutilidad. Podemos retomar
fragmentos de la Herencia del caballicero de Tulio Amaro para entender esto:

No soy capaz de desmatonar un potrero, ni de montar de a caballo, ni de cerrar un tranquero

Tampoco de barrer el patio, ni de apartar los terneros, ni de echarle la labaza al capón en el


chiquero, vivo es llevando regaños del muchacho becerrero.

Por un lado, es importante centrarnos en dos palabras claves: caballicero y becerrero. Como
mencionamos antes, entre los rangos de los llaneros, el becerrero es anterior al caballicero; por lo
tanto, lo que Tulio Amaro nos quiere transmitir a partir de este fragmento es que el hombre, que
una vez fue caballicero, ya no puede ni realizar las labores más básicas del hato hasta el punto de
que un sujeto, más joven y menos experimentado, lo amonesta debido a su falta de habilidad y
torpeza al realizar las tareas.

No soy la cuota inicial del hombre que era primero

“Dios mío, por qué me abandonas” dijo el anciano en un tono lastimero


La tristeza y melancolía por no poder continuar haciendo lo que mejor se sabe hacer es un
sentimiento que no es exclusivamente llanero, pero que en este caso particular está relacionado a
la vida y el trabajo de llano.

Las canciones que se retomaron para este trabajo estaban enfocadas en encontrar estos
datos relacionados a la vida rural y tradicional del campo que permiten, por un lado, que los
oyentes de música llanera que no han vivido en estos contextos puedan tener una idea de la
cotidianidad de un llanero de hato; por otro lado, que los llaneros se identifiquen con las nociones
identitarias allí plasmadas. La música reconstruye la identidad de un pueblo al musicalizar la vida
cotidiana y permite a través de los textos que los individuos se sientan representados (Cárdenas,
2020).

Me siento criollo
Si bien en la sección anterior se analizaban las canciones con el propósito de identificar los
rasgos identitarios de los llaneros desde la cosmovisión de los cantantes y los compositores; en la
presente, se estudiará cómo las canciones son acogidas por los oyentes y qué significado cobran
para ellos en relación con su identidad.

La música puede ser leída en su capacidad interpeladora (Vila, 1996). Tanto en las encuestas
como en las entrevistas, se puede evidenciar apropiaciones individuales de los textos en la medida
que estos aluden a vivencias personales.

Al retomar respuestas de la pregunta número 9 de la encuesta (ver anexo II), encontramos


afirmaciones como: “porque cuando escucho esta música me hace acordar de aquellos días de
cuando era pequeña” (9511), “la música llanera me acompañaba en los momentos de trabajo en
la finca, escucharla me remite a esos recuerdos y me genera esos sentimientos” (61), “porque
cuenta vivencias que se asemejan a situaciones personales” (8) o “me recuerda cuando yo era
un niño, paseando por las sabanas en un caballo, viendo correr los venados, los chigüires, los
marranos mañosos, los cachicamos, el pato, toda clase de animal que uno encuentra” (W. Dueñas,
comunicación personal, 5 de febrero del 2021).

11
En adelante, los números en paréntesis representan el número del encuestado de la muestra de 95 personas; tal
como se mencionó en la etapa 2 del marco metodológico.
A partir de estas respuestas, podemos observar que los individuos se relacionan con la música
desde la subjetividad y encuentran en ella un recurso de identificación con un colectivo con el que
comparten vivencias similares. Como dice Frith (1987, citado por Vila, 1996)

[the] interplay between personal absorption into music and the sense that it is, nevertheless,
something out there, something public, is what makes music so important in the cultural
placing of the individual in the social ... [thus] music can stand for, symbolize and offer the
immediate experience of collective identity (párr. 21).

Muchos llaneros sienten como propio los textos que leen en las canciones en cuanto se pueden
reconocer desde lo individual. Así, por medio de las encuestas pudimos observar que a partir de la
música se canalizan los sentimientos que los casanareños tienen en torno la identidad social llanera
que los interpela. Con el objetivo de entender las sensibilidades de los casanareños hacia la música
llanera la pregunta número 8 de la encuesta atendió a esta inquietud (ver anexo II): ¿Qué siente
cuando escucha música llanera? Para esta se admitió más de una opción como respuesta: “orgullo”
fue la más común entre los encuestados con un total del 81.3%; además de esto, al menos una de
las siguientes respuestas: “pertenencia”, “nostalgia”, “añoranza” y “recuerdos”, fueron elegidas
por el 98% de los individuos. Solamente una persona en una muestra de 95 casanareños eligió
“incompatibilidad”; mientras que las opciones de “fastidio” y “rechazo” fueron elegidas por otro
sujeto. Es decir, solamente el 2% de los encuestados expresó sentir emociones y actitudes
negativas hacia la música llanera.

Para este análisis, retomamos los orígenes de estos últimos dos encuestados para interpretar
posibles razones de sus sentimientos de incompatibilidad o rechazo a la música llanera. El primer
sujeto afirma ser el primero de su familia en ser llanero, lo que probablemente explique sus
sentimientos de incompatibilidad: su familia tiene tradiciones vinculadas a otra región y por ello
no siente lo llanero como propio. En el otro caso, la persona viene de una familia de tradición
llanera desde los abuelos, sin embargo, afirma sentir “fastidio” y “rechazo” hacia la música llanera,
además de no sentir gusto por “nada” de la cultura. No es posible establecer conexiones lógicas
que nos permitan entender a qué se deben los sentimientos negativos de este individuo; lo que nos
lleva a preguntarnos, ¿qué experiencias dirigieron a esta persona a desarrollar estos sentimientos
hacia la música llanera?
Finalmente, podemos afirmar que la música es un instrumento por medio del cual se puede
reafirmar la pertenencia a un colectivo y canalizar sentimientos relacionados a la propia identidad
social, sean estos positivos o negativos. Tal como dice Hesmondhagh (2007)

Que ce soit de manière profondément intense ou dans le cadre d’une action plus légère, la
musique offre une ressource humaine à travers laquelle les personnes peuvent mettre en
scène leurs vies en les liant de manière inextricable avec les sentiments, la pensée et
l’imagination 12 (p. 208).

12
Traducción propia: “Ya sea de una manera profundamente intensa o como parte de una actuar más ligero, la música
ofrece un recurso humano por medio del cual las personas pueden escenificar sus vidas uniéndolas de forma indivisible
con los sentimientos, el pensamiento y la imaginación”.
Territorio, identidad y lenguaje
Una persona hecha por el llano, hecha de llano, hecha con el llano, y a la medida en que el
llano ha venido cambiando, el llanero ha venido cambiando, y a la medida en el que llanero ha
venido cambiando, el llano también va cambiando, va transformándose, va haciéndose a algo…
un poco diferente”

Cachi Ortegón (comunicación personal, 23 de febrero del 2021)


En el capítulo de antecedentes, vimos brevemente la historia de los Llanos, su geografía y
su posición geopolítica en el contexto colombiano. En el capítulo anterior, se buscó analizar un
poco de la identidad social tradicional y lingüística de los llaneros casanareños presente en un
corpus de cinco canciones y en los resultados de la encuesta realizada. Sin embargo, ¿de qué forma
podemos relacionar esa historia, geografía y geopolítica con los procesos de construcción de
identidad actuales de los casanareños sin dejar de lado las tradiciones que se mencionaron
anteriormente?

Para comenzar, es necesario partir de lo que entendemos por el territorio de los Llanos.
Para las ciencias sociales, el territorio “sería el espacio apropiado y valorizado -simbólica y/o
instrumentalmente- por los grupos humanos” (Raffestin, 1980; citado por Giménez, 2000). Los
Llanos, entonces, son el espacio caracterizado por el fenómeno geográfico de las llanuras, que fue,
ha sido y es apropiado por distintos grupos humanos que se han establecido a lo largo de la historia
en este espacio. Sin embargo, puesto que estos grupos no son concretos y permanentes, sino que
cambian y se transforman constantemente, la apropiación simbólica se convierte en una herencia
que pasa de generación en generación a través de las tradiciones; a medida que va cambiando el
territorio y la demografía de los Llanos, va cambiando el significado simbólico que los pobladores
le otorgan, empero el pasado permanece en el inconsciente colectivo.

Ahora bien, aunque la presente investigación pretende entender esta apropiación simbólica
en la construcción de la identidad llanera, como ya vimos anteriormente, no nos enfocamos en
todo el territorio de los Llanos colombianos; en su lugar, retomamos la delimitación política y
administrativa propuesta en la Constitución de 1991 para localizar la muestra analizada al
departamento de Casanare. Esta aclaración es importante en cuanto limitamos el estudio de la
identidad y los rasgos lingüísticos llaneros a una muestra asociada a un espacio que no está
delimitado por la apropiación territorial sino por el Estado colombiano.

Así, cuando hablamos de lo llanero (identidad o lenguaje) no significa que pertenece


exclusivamente a Casanare sino a todo el territorio de los Llanos colombo-venezolanos que
presentan cierta homogeneidad geográfica y, en consecuencia, la apropiación por los grupos
humanos ha sido históricamente compartida. En esta medida, al hablar de lo otro nos referimos a
lo que es distinto a lo llanero y no meramente a lo casanareño.
Una vez hechas estas aclaraciones, y partiendo de los análisis realizados, en el presente
capítulo se estudiará la dicotomía de lo llanero y la otredad:

En el primer caso, se analiza el papel que cumple el territorio en la construcción de la


identidad social de los casanareños y de qué forma esta relación territorio-identidad repercute en
las actitudes lingüísticas y en las prácticas socioculturales.

En el segundo caso, se busca ahondar en la idea del otro como sujeto que establece
relaciones socioculturales y lingüísticas con lo llanero.

Lo llanero
La esplendidez y magnificencia de los Llanos no puede comprenderse sino viéndolos. La pluma
es impotente, las palabras y las frases son inadecuadas, y todas las descripciones demasiado
pálidas para dar a conocer este inmenso territorio que, semejante a la mar en calma, se extiende
hasta donde la vista no alcanza, y confunde sus límites con la bóveda azulada en el horizonte.

Rivero (1883, p. 1)

Casi 300 años después de que este fragmento fuese escrito, podemos observar que la
magnificencia y esplendidez de los Llanos sigue siendo un factor importante en la relación del
hombre con el territorio: la ausencia de un límite visible generado por la condición geográfica de
horizonte propició entre los llaneros un sentimiento de libertad [énfasis agregado].

Al preguntarle a Cachi Ortegón y a Cholo Valderrama: ¿en qué se diferencia el llano a las
otras regiones? (ver anexo III). Estos dos dirigen inmediatamente su respuesta al territorio y
particularmente a este sentimiento de libertad; el primero responde: “un sentido de la libertad
quizás dado por los horizontes, por el infinito, por la grandeza, también por la distancia del poder
político ¿no?” (comunicación personal, 23 de febrero del 2021), mientras el segundo dice: “Yo
creo que esa es la gran diferencia con la gente de las cordilleras porque… ahí no hay horizonte,
ahí siempre hay algo que obstaculiza la vista… un obstáculo a la vista, mientras nosotros tenemos
un horizonte y eso nos da libertad” (comunicación personal, 16 de febrero del 2021).

A lo largo de la historia, la libertad ha cobrado importancia entre los pueblos del Llano que
al verse enfrentados a situaciones que los privan de esta, se sublevan y luchan por su recuperación;
esto lo podemos visibilizar en la participación de los llaneros en las campañas libertadoras o en las
luchas liberales dirigidas por Guadalupe Salcedo. Sin embargo, tal como menciona Cachi, este
sentimiento también puede estar influenciado por la ausencia del poder político central, el cual, al
estar excluido de los llanos por la barrera geográfica de la cordillera, permite a los llaneros sentirse
libres en un territorio que es apropiado y es plenamente suyo.

No obstante, a partir de la década de 1980 los Llanos comienzan a ser penetrados por
nuevos grupos humanos; esto ocasiona que el territorio se reconstruya en función de las nuevas
dinámicas de apropiación instrumental del espacio (Giménez, 2000; Flores, 2007): los intereses
capitalistas generan que la comunicación con el espacio sea distinta a la tradicional, se modernizan
los procedimientos de trabajo y se urbaniza el territorio en virtud de las nuevas necesidades y del
crecimiento demográfico. Los llaneros describen estos cambios como “cercar el llano” (W. Dueñas,
comunicación personal, 5 de febrero 2021), (C. Valderrama, comunicación personal, 16 de febrero
del 2021) y (C. Ortegón, comunicación personal, 23 de febrero del 2021) lo cual va íntimamente
ligado a los sentimientos de libertad previamente mencionados, pues se limita un espacio que antes
era sabana abierta. Así, surgen interrogantes relacionadas con los cambios sociales y lingüísticos:
¿en qué medida estos nuevos agentes se apropian simbólicamente de los llanos? y ¿qué cambios
ocurren a nivel lingüístico en la nueva organización social?

De acuerdo con la encuesta (ver anexo II), el 20% de los encuestados de una muestra de 95
casanareños afirmaron ser los primeros de su generación en ser llaneros, de los cuales el 90% se
encuentran en edades entre 18 y 30 años; de esta última muestra solamente una persona indicó no
sentir ningún tipo de compatibilidad con la música llanera, mientras que los otros, un total de 16
personas, de una muestra de 95 informantes, afirmaron tener sentimientos de “orgullo”,
“pertenencia”, “nostalgia”, “recuerdos” y/o “añoranza” al escuchar la música llanera. Asimismo,
de los 19 informantes que respondieron ser los primeros de su familia en ser llaneros, 10 afirmaron
tener “poco” acento criollo; 7, “medio”; 1, “nada”, y 1, “mucho”. Curiosamente, la persona que
respondió no tener “nada” de acento criollo no es la misma que afirmó sentir incompatibilidad al
escuchar la música llanera, es decir, una persona con “nada” de acento criollo se identifica con la
música llanera.

Según Giménez (2000), los “territorios internos” permanecen en el consciente colectivo,


aunque transformados por los procesos de globalización; estos según Pollini (1990; citado por
Giménez, 2000) se transmiten por medio de la socialización “hasta llegar a adquirir [por las nuevas
poblaciones] el sentimiento y el estatus de pertenencia socio-territorial. De este modo coronan de
significado social sus propias relaciones ecológicas con el entorno territorial” (p. 37). Es en este
proceso de socialización que se plantea la música como un mecanismo de dialogo entre los actores
tradicionales y los nuevos pobladores de la región con el objetivo de transmitir los valores
simbólicos construidos históricamente; esta, a su vez, y tal como pudimos presenciar en el capítulo
anterior, está atravesada por unas nociones lingüísticas que permiten expresar la realidad
tradicional.

En este sentido, las nuevas generaciones provenientes de familias de otras regiones,


mediante un proceso de dialogo con la música, se apropian simbólicamente del territorio de los
Llanos y se sienten identificados con este. Según Giménez (2018), la pertenencia social a una
colectividad se debe a “la apropiación e interiorización al menos parcial del complejo simbólico-
cultural que funge como emblema de la colectividad en cuestión” (p. 6). Aparecen entonces las
siguientes preguntas: por un lado, en la dimensión de las ciencias sociales ¿qué es ser llanero?
¿podemos afirmar que un sujeto se identifique con el grupo social de los llaneros sin necesidad de
compartir estas tradiciones históricamente construidas? Por otro lado, en la dimensión lingüística,
¿qué efectos tienen estas nuevas prácticas lingüísticas ocasionadas por los cambios demográficos
en el proceso de identificación con el colectivo?

De acuerdo con los entrevistados, aunque los valores socioculturales y lingüísticos son
innegablemente importantes, es a través del vínculo afectivo que cada individuo tiene con el
territorio de los Llanos que se construye la identidad social de los llaneros. Esto podría estar
motivado por la heterogeneidad que se generó en la población a causa de las migraciones que
iniciaron en la década de 1980. Esto generó que las practicas lingüísticas y las costumbres se
modificaran, y, por lo tanto, dejaran de ser un factor decisivo en los procesos de identificación con
el colectivo dando prioridad a otro aspecto que atienda a todos los individuos como es el territorio.

En primer lugar, el señor Wilson Dueñas, oyente, responde: “ser llanero es un orgullo (…)
me siento orgulloso de ser llanero, 100%; porque antes esto era Boyacá, pero hoy ya somos llaneros.
Usted ya, usted nació en el llano. Entonces lo que le falta es aprender las costumbres del llano, los
dichos del llanero, las enseñanzas del llanero, del resto usted es llanera al 100%” (comunicación
personal, 5 de febrero del 2021). Como vemos, el entrevistado parte del concepto de territorio; por
una parte, retoma la delimitación político-administrativa formulada por el gobierno central en la
Constitución de 1991 para darle explicación a su relación identitaria con los Llanos. Para él es un
orgullo ser llanero; sin embargo, ser llanero también está fundamentado en que este territorio sea
reconocido a nivel nacional como tal y no como parte de Boyacá.

En segundo lugar, Liseth Castañeda, oyente, responde: “llevamos algo siempre la persona
que sea llanera va a hablar de su tierra, va a hablar de lo mucho que le gusta” (comunicación
personal, 25 de enero del 2021). En este caso, observamos cómo sentir gusto por el entorno de los
Llanos pasa a ser un factor determinante para la identidad llanera. Cabe resaltar, además, que, en
el caso de esta persona, pese a ser descendiente de tercera generación de llaneros, su crianza se dio
en el sector urbano, y esto lo podemos evidenciar en la dimensión lingüística: al realizarle
preguntas de carácter lexical mostraba desconocimiento de palabras relacionadas al campo
semántico de las plantas (propuesto en el capítulo anterior). Al igual que como sucede con los
sujetos que son la primera generación de llaneros de su familia, su falta de contacto con realidades
del entorno rural ocasionó que entre sus necesidades lingüísticas no estuviese aprender estos
términos; asimismo, el acceso a la educación formal estandarizó su habla en comparación con los
rasgos lingüísticos que pueden encontrarse en el campo; a nivel del lenguaje demuestra menor
intensidad del dialecto llanero del que puede ser observado en contextos rurales. Sin embargo,
tanto ella como el individuo que se encuentra en estos contextos de ruralidad se identifican con el
grupo social de los llaneros, pues ambos sienten un vínculo afectivo con el Llano.

En tercer lugar, Cholo Valderrama (comunicación personal, 16 de febrero del 2021),


intérprete, formula dos maneras distintas de ser llanero: por formación y por gentilicio, ambas
relacionadas al territorio. En la primera, establece que la identidad llanera se consolida con base
en una formación bajo los principios de la vida en el llano, es decir, una crianza por medio de la
cual se establece una apropiación funcional y simbólica con el espacio. Cabe afirmar que él es este
tipo de llanero: nacido en Sogamoso, pero criado en Casanare. En segundo lugar, encontramos el
llanero que nace en el Llano, y por ende es llanero por su relación de nacimiento en esta tierra.

Sin embargo, hay dos puntos para tener en cuenta en esta disposición. Por un lado, al igual
que el mundo, el llano cambia; pese a que esta formación se da bajo los fundamentos llaneros, no
se puede esperar que estos se mantengan concretos a través del tiempo, y estos cambios no
significan que se es o se será menos llanero de lo que fueron los llaneros del pasado: “No
necesariamente el llanero que con romanticismo se lo pinte uno en la mente y diga: yo lo quiero
es así; no, pues ese llanero también que es así y que nació así también tiene derecho a estudiar, y
tiene derecho a conocer y tiene derecho a hablar otro idiomas, y tiene derecho a engrandecer su
cabeza y no necesariamente porque cambie deja de ser llanero” (C. Valderrama, comunicación
personal, 16 de febrero del 2021). Por otro lado, se puede ser llanero por gentilicio, pero esto no
es sinónimo de una relación identitaria con el grupo social de los llaneros. Cholo Valderrama dice:
“porque yo conozco muchos nacidos en el llano que no quieren al llano, antes quisieran que no les
dijeran que son llaneros (…) La labor de uno, en esto de la música llanera, es decir a esos que no
quieren ser, decirles ‘esto vale la pena’, ‘escuchen que esto vale la pena’. Y sí, y así sí se devuelve
y sí, ‘estaba errado’, ‘vuelvo de nuevo a ser llanero’” (comunicación personal, 16 de febrero del
2021). Un individuo puede nacer y criarse en el llano y no necesariamente identificarse con lo
llanero. Así, el proceso de autoconcepto de pertenencia a un grupo social planteado por Tajfel
(1978) determinante en la construcción de la identidad social de los individuos, en este caso de
pertenencia al grupo social llanero, está permeado por unos factores afectivos de pertenencia socio-
territorial.

Ahora bien, este reconocimiento de que la identidad llanera tiene como pilar un factor de
vínculo afectivo con el territorio, pese a que este esté alejado de las tradiciones, es también
reconocer que existen diferencias lingüísticas observables entre los sujetos que se identifican con
lo llanero. Mientras que aquellos que son formados en los hatos tradicionales apropian un léxico
relacionado a estas realidades y un acento criollo marcado por los contextos de ruralidad, aquellos
que son criados en los sectores urbanos desconocen estas palabras y adquieren un registro fonético
más estándar en relación con el dialecto de la capital, tal como pudimos analizar en el caso de la
entrevistada No. 1 Liseth Castañeda. No obstante, aunque existan estas diferencias lingüísticas, los
sujetos siguen teniendo sentimientos de pertenencia socio-territorial al grupo de los llaneros.

Por último, Cachi Ortegón, compositor, responde: “yo creo que es tener una relación con
la tierra, ¿no? Muy estrecha con el territorio, y creo que hay muchas maneras de manifestar esa
cercanía (…) Creo que hay muchas formas de ser llanero, pero siempre todos tienen una gran
relación con el territorio y los alimenta” (comunicación personal, 23 de febrero del 2021). En este
caso, el entrevistado establece que la identidad llanera se puede manifestar de distintas formas
dependiendo de cómo se experimenta el llano, es decir, surgen diferentes formas de apropiación
de acuerdo con el territorio, empero todas siguen siendo parte de la identidad llanera: el llanero de
pueblo, el llanero veguero, el llanero pescador, el llanero de hato, etc. En este caso, esta identidad
se construiría de acuerdo a la forma en la que el llanero vive el territorio y se relaciona con este.

Lo otro
La comunicación entre los habitantes del llano y las personas de otras regiones del país ha
crecido durante las últimas tres décadas: el desarrollo de vías modernas que superaran el reto de
movilidad que había ocasionado la Cordillera Oriental o el acceso a internet y las redes sociales
son factores que han contribuido en el aumento de situaciones de contacto. Surgen entonces
dinámicas de comunicación entre los llaneros y los otros que repercuten en la construcción de la
identidad social llanera y, a su vez, tienen efecto en la dimensión lingüística del grupo social. A
partir de esto surgen dos puntos que se tratarán en este apartado: primero, el papel de la otredad en
la construcción de las actitudes lingüísticas de los casanareños hacia su propio dialecto; segundo,
las actitudes lingüísticas que estos perciben de parte de los otros hacia el dialecto llanero.

Actitudes lingüísticas de los llaneros


Teniendo en cuenta que las actitudes lingüísticas son un reflejo de la actitud social de los
individuos (Moreno, 1998); se partirá del papel que jugó la otredad en la consolidación de
valoraciones positivas o negativas de los llaneros hacia la identidad y el dialecto llanero para luego
referirnos al efecto que tienen estas valoraciones en las actitudes lingüísticas hacia la propia
variante de lengua.

“Las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella”, dice Hall


(2003, p. 18), en otras palabras, lo que yo soy, el otro no es. A partir de esto, las situaciones
comunicativas entre los llaneros y los otros se convierten en espacios de construcción de identidad.
De acuerdo con Tajfel y Turner (citados por Jenkins, 2004), el reconocimiento de la diferencia se
da por un procedimiento psicológico llamado in-out distinction, por medio del cual los sujetos se
identifican con un grupo social con el que comparten rasgos al reconocer que existe un grupo
externo con el que no lo hacen. A su vez, al reconocerse como pertenecientes a un colectivo, se
generan comparaciones entre grupos y se le conceden valoraciones tanto a lo propio como a lo
diferente (Turner, 1984; citado por Jenkins, 2004).

Según Cachi Ortegón (comunicación personal, 23 de febrero del 2021), es a partir de este
proceso de comparación que aparecen y se consolidan los sentimientos de orgullo de lo propio que
pueden observarse entre los llaneros: “pues iba a otros lugares [el hombre llanero] y veía que no
había ese poder en un río, como el Cusiana crecido por decir algo, entonces comparándose con
otros se sentía mejor, y comparando sus habilidades con la de otras personas, digamos sobre un
caballo o frente al manejo de un toro, pues también sentía que lo que se hacía aquí en el llano era
lo mejor”. Teniendo en cuenta esto, la identidad llanera está fundamentada en unas creencias de
que lo propio es digno de orgullo en tanto es exclusivo y responde a unos retos que, en sus
imaginarios, son de mayor envergadura que aquellos a los que responden los otros grupos. Además,
y de igual importancia, un orgullo sustentado por un pasado que se presume glorioso por la
participación en las luchas independentistas y las revoluciones liberales de mediados del siglo XX
(C. Ortegón, comunicación personal, 23 de febrero del 2021). Este orgullo, no obstante, no solo
tiene implicaciones a nivel de la construcción de identidad social de los llaneros, sino también en
la dimensión lingüística con la que se asocia esta identidad social, es decir, el dialecto llanero.

Por un lado, en la encuesta, el 90% de los informantes respondieron “no” al preguntárseles


si cambiarían su forma de hablar en caso de tener la oportunidad; esto pese a que el 12% de ellos
afirmaron haber experimentado reacciones de “burla o fastidio” de parte de los otros hacia el habla
de los llaneros. No obstante, es importante mencionar que, entre estas personas, una de ellas afirmó
sentir fastidio y rechazo hacia lo llanero; este encuestado eligió la opción “no” puesto que asegura
tener “nada” de acento criollo y, por lo tanto, no necesitaría cambiar su forma de hablar para
desligarse del grupo de los llaneros ya que en realidad no se siente parte de él.

Por otro lado, en las entrevistas, tres de los informantes afirmaron que no cambiarían su
forma de hablar pues esta está vinculada a su identidad; mientras que el señor Wilson Dueñas
declaró que él lo haría con propósitos de diversión durante un día, más no se alejaría totalmente
de su forma de hablar original pues hace parte de su identidad llanera.

Es curioso, además, que en la mayoría de los casos ellos mismos atribuyen características
negativas al dialecto llanero:

En primer lugar, el señor Wilson Dueñas (comunicación personal, 5 de febrero del 2021)
dice: “desafortunadamente nosotros los casanareños tenemos sangre de indígenas y hablamos
atravesadamente como nos parezca y como nos caiga la palabra. Maltratamos el castellano”.

En segundo lugar, Liseth Castañeda (comunicación personal, 25 de febrero del 2021) dice:
“no es algo estilizado, no es algo igual a como lo hablan los demás”.
Al preguntar en la encuesta “¿con qué palabras describiría usted la forma de hablar de los
llaneros?” la respuesta más seleccionada fue “atravesado” con un total del 69% de los informantes.
Las dos siguientes respuestas con más votos fueron “interesante” y “tosco” con un total de 41%
cada una.

Entonces, esta atribución de rasgos negativos al dialecto llanero también está permeada por
un proceso, que puede ser inconsciente o consciente, de comparar y establecer que otra variedad
es la correcta, la estética y la agradable. Cuando el señor Wilson Dueñas afirma: “maltratamos el
castellano” (comunicación personal, 5 de febrero del 2021) está confirmando que considera que
existe otra variedad que sí es la correcta y que el habla “atravesada” del dialecto llanero agrede
esta forma adecuada de la lengua.

Sin embargo, y retomando un poco datos previamente mencionados en la sección anterior


de este capítulo y del capítulo anterior: tanto los entrevistados como un 98% de los encuestados
afirmaron tener sentimientos de orgullo, pertenencia o añoranza hacia el Llano cuando escuchan
música llanera. De igual manera, el 90% de los encuestados se negaron a cambiar su forma de
hablar en caso de tener la oportunidad. Esto nos indica que, aunque asocian el dialecto llanero con
unas categorías negativas, los sentimientos de orgullo hacia la identidad se reflejan en la dimensión
sociolingüística.

De este modo, tal como dice Obediente (1999, citado por Castro, 2015) “un individuo
orgulloso e identificado con su grupo dialectal no querrá disimular o eliminar rasgos de su habla,
por el contrario, buscará reforzarlos cuando esté frente al ‘otro’” (p. 64). En este caso, el orgullo
que sienten los llaneros hacia su cultura se refleja en actitudes lingüísticas positivas que pueden
evidenciarse al negarse a cambiar su forma de hablar.

No obstante, cabe aclarar que un total de 8 personas respondieron que “tal vez” cambiarían
su forma de hablar y 2 afirmaron que lo harían. Del primer grupo, un informante afirmó haber
tenido experiencias de burla hacia su dialecto. Del segundo grupo, uno expresó sentimientos de
incompatibilidad hacia lo llanero. Lo que nos deja un restante de 8 personas que, ante las otras
preguntas, afirmaron tener sentimientos de orgullo y haber tenido experiencias agradables en el
contacto con el otro. Entonces, podemos preguntarnos si sus respuestas se debieron a un error de
selección o si existen otros factores que influencian sus deseos de hablar diferente.
Actitudes lingüísticas de los otros hacia lo llanero
La forma en que yo menciono las palabras, por como las pronuncio, entonces de una vez
se nota la diferencia: que no es algo estilizado, que no es algo igual a como lo hablan los demás.
Siempre van a preguntar: ¿de dónde es usted?

(L. Castañeda, comunicación personal, 25 de enero del 2021)

La gente dice ‘oiga, usted habla como venezolano’ o ‘habla como costeño’, no, yo no, yo hablo
así. Como que se desconciertan un poco por el acento porque no lo manejan o no lo conocen (…)
el acento los desconcierta, no saben de donde es uno realmente” (C. Ortegón, comunicación
personal, 23 de febrero del 2021).

Por un lado, retomando estos dos fragmentos de las entrevistas, se puede evidenciar cómo,
según las experiencias de los dos entrevistados, durante el contacto comunicativo con el otro es
fácilmente observable la existencia de diferencias lingüísticas; sin embargo, no es común que el
otro asocie correctamente estos rasgos del lenguaje con lo llanero y, por el contrario, tiende a
vincularlos con variantes de lengua más conocidas en el contexto nacional como el costeño o,
incluso, el venezolano.

Por otro lado, primeramente, en las encuestas encontramos dos experiencias similares a las
previamente mencionadas: “mi acento llanero no es tan marcado, pero siempre preguntan de
donde soy” (80) o “no me avergüenzo de donde soy, me preguntan que de donde soy y yo orgullosa
respondo que del Llano” (3). No obstante, también fue posible distinguir dos encuestados cuyas
experiencias nos indican que el desconocimiento de los rasgos lingüísticos llaneros por parte de
los habitantes de otras regiones no es un hecho generalizado: “me llena de orgullo el hecho de que
me digan al hablar, ‘usted es llanero verdad’ eso quiere decir que nuestra cultura aun retumba
en los oídos de las demás personas que desconocen un poco de nuestra raza” (7) o “las personas
identifican rápidamente de dónde proviene el acento y eso me hace sentir orgulloso” (61).

Surge entonces la pregunta: ¿qué tan desconocida es el habla regional de Casanare en


términos nacionales? Como pudimos entender en el primer capítulo, Casanare ha estado
caracterizado por una situación de aislamiento social a causa de la barrera geográfica que genera
la Cordillera Oriental y es hasta el descubrimiento de los pozos petroleros que los Llanos
comienzan a participar activamente en la política, la economía y las relaciones sociales de
Colombia. A partir de estos datos, podríamos explicar que este desconocimiento, aunque no es
general, es común a causa de la posición de región olvidada que ha caracterizado a los Llanos.
Mientras los dialectos vinculados a regiones con mayor participación política y económica a lo
largo de la historia son en mayores ocasiones reconocidos y localizados por los individuos
contrarios a estas regiones, en el caso de los hablantes del habla regional casanareña, hay mayores
probabilidades de que en el encuentro con el otro se deba pasar por un proceso de reafirmación
para que este lo identifique geoespacial e identitariamente de forma acertada.

Ahora bien, de acuerdo con las perspectivas de los casanareños, una vez reconocida e
identificada la procedencia de estos rasgos, el otro no muestra actitudes lingüísticas negativas
hacia el dialecto llanero.

Basados en los datos de la encuesta realizada a 95 personas: 57% de los participantes


afirmaron percibir actitudes de agrado y curiosidad hacia el dialecto llanero; 23%, una actitud de
normalidad; 8% declaró nunca haber tenido la oportunidad de analizarlo, y tan solo el 11% de los
encuestados eligieron la opción de “burla y fastidio” como respuesta a la forma en la que perciben
que aquellos de otras regiones responden ante el dialecto llanero.

En cuanto a la información encontrada en las entrevistas, es posible afirmar que las


percepciones del otro hacia el dialecto no son negativas, empero tampoco es posible afirmar que
sean positivas. Para Liseth Castañeda y Cachi Ortegón, al otro “le llama la atención” el dialecto
llanero debido a que es “poco común” o “exótico” (L. Castañeda, comunicación personal, 25 de
enero del 2021) (C. Ortegón, comunicación personal, 23 de febrero del 2021). Para el señor Wilson
Dueñas cuando el otro conoce el llano, ve hermosura y maravilla, y al igual que ve eso en la tierra,
asimismo percibe con agrado el habla de los llaneros; cuando es él quien se encuentra en otra
región, afirma moderar su forma de hablar para hacerse entender y no “sobrepasarse o ser un
atarván”, a causa de esto afirma no haber percibido reacciones negativas de parte del otro (W.
Dueñas, comunicación personal, 5 de febrero del 2021). Finalmente, el Cholo Valderrama afirma
percibir “respeto a su forma de hablar” de parte del otro (C. Valderrama, comunicación personal,
16 de febrero del 2021).

En conclusión, podemos sostener que para la mayoría de los casanareños las actitudes
lingüísticas del otro hacia el habla llanera no son negativas, burlescas o de desagrado y, por el
contrario, perciben gran interés y curiosidad hacia su forma de hablar.
Conclusiones
La presente investigación tuvo como objetivo principal analizar el papel de la música llanera en
relación con ciertos fenómenos lingüísticos y sociolingüísticos del habla y de la identidad
casanareña . Este análisis, a su vez, se desarrolló a la luz del estudio de la historia y del territorio
de los Llanos como nociones que no pueden desvincularse de los textos musicales, de la
construcción de la identidad social y de las prácticas lingüísticas actuales, pues es a través de estas
dos nociones que han determinado lo que hoy se entiende por el Llano. Ahora bien, debido a que
la música es el elemento transversal en el objetivo, esta se analizó desde dos agrupaciones teóricas
distintas: por un lado, la psicología social; por el otro lado, la lingüística y la sociolingüística.
Desde la primera, se analiza en qué medida la música se relaciona con la identidad casanareña.
Desde la segunda, se indaga en el papel que cumple, tanto la música como la identidad casanareña,
con respecto a los fenómenos lingüísticos y sociolingüísticos de los casanareños.

En primer lugar, la música responde a la cuestión de la identidad social de los casanareños


al ser un mecanismo con dos funciones: por un lado, visibiliza los rasgos identitarios tradicionales;
por otro lado, establece un dialogo entre lo tradicional y lo moderno que interviene en la
reafirmación de la identidad casanareña de los sujetos que habitan los espacios urbanos. Cabe
resaltar que, aunque se comprende que los espacios y las identidades no son agentes estáticos, sino
que, por el contrario, se transforman constantemente a medida que el mundo va cambiando,
también es necesario reconocer que las tradiciones reflejan unos saberes que pueden quedar en el
olvido a causa de diferentes fenómenos sociales suscitados por la globalización, por ejemplo, el
paso de la vida rural a la urbana o la industrialización del trabajo. Es por esto que la música se
convierte en un mecanismo que atiende de forma inconsciente a los cambios territoriales y
demográficos de las últimas tres décadas y revitaliza, a través de estas dos funciones, las nociones
tradicionales que pueden llegar a ser excluidas a contextos invisibilizados y marginados como
puede ser el campo para la sociedad colombiana.

En el primer caso, se entiende que esta visibilización es importante en cuanto lo llanero ha


estado marcado por una historia de marginalización e, incluso, discriminación desde los procesos
de colonización en el siglo XVI. Desde los tiempo de la colonia, el desarrollo de la civilización
siempre estuvo enfocado, principalmente, en las zonas altas de Cundinamarca, Antioquia y Boyacá,
mientras que las áreas del Amazonas y los Llanos fueron minimizadas como zonas agresivas y
llenas de salvajes. En palabras del historiador Alfonso Múnera (citado por Appelbaum, 2017)

Caldas y sus colaboradores crearon un discurso hegemónico de la república andina, en el


cual los valles y mesetas de las grandes cordilleras encarnaron el territorio ideal de la nación,
y las costas, las tierras ardientes de los valles ribereños, los llanos y las selvas, el ‘otro’, la
imagen negativa de una América inferior (p. 5).

Pese a que este discurso fue a inicios del siglo XIX, para la década de 1850 aún se podía
presenciar en la Comisión Corográfica donde el blanco seguía siendo el validador del
conocimiento, pues los saberes podían ser indígenas o afros, pero estos no eran válidos hasta que
el hombre blanco y civilizado los retomaba desde una mirada “científica” europea (Appelbaum,
2017). Después, a mediados del siglo XX con la guerrillas liberales de Guadalupe Salcedo que
nacieron como respuesta a los abusos de los chulavitas y que generaron la reproducción del
estereotipo del llanero violento, y, aún hoy, con unos imaginarios del Casanare, el Arauca, el
Vichada y parte del Meta invadidos por grupos al margen de la ley. Estos dos últimos ejemplos,
aunque reales hasta cierto punto, es necesario recordar que responden a un olvido o un abuso
político de parte del poder central y hegemónico hacia estas zonas.

Sin embargo, la identidad del llanero tradicional va mucho más allá de estos imaginarios.
Tal como dice Restrepo (2012) “las identidades son construcciones históricas y, como tales,
condensan, decantan y recrean experiencias e imaginarios colectivos” (p. 131). De esta forma, por
medio de la música se visibilizan rasgos identitarios del grupo de los llaneros que se construyeron
durante siglos a través de la apropiación funcional y simbólica del territorio y que, en la actualidad,
están marginados a la ruralidad; esta visibilización se puede observar a través del texto escrito
(letras) y del texto musical (instrumentos, voces y ritmos). En ambos, se puede evidenciar la vida
tradicional del llano pues en las letras se relata de forma explícita y en la musicalidad es observable
a través de los cantos de vaquería, los ritmos acelerados que evocan al trabajo arduo y dificultoso
en el llano, los ritmos calmados de los pasajes que asemejan la tranquilidad de un territorio apacible
e infinito, y los instrumentos que tienen una raíz histórica española e indígena. De esta forma, se
hace visible la existencia de esta realidad en un país cada vez más urbano que margina lo rural.

No obstante, no es posible afirmar que esta música se ha mantenido “pura” en términos de


lo tradicional, pues los artistas también son permeados por la modernidad y la mercantilización:
se adoptan nuevos instrumentos y se modernizan los antiguos, es decir, todas las formas culturales
se transforman con el tiempo. Podemos ver que la música se academiza, se atiende a un mercado
musical capitalista, y se toma provecho de las nuevas tecnologías para ampliar el público. Pese a
esto, lo tradicional aún se mantiene en medio de esta modernización de la música llanera y no es
posible negar o desvalidar el papel que cumple la música como instrumento visibilizador de
saberes y formas de vida que han pasado desapercibidas y minimizadas a nivel nacional.

En el segundo caso, es necesario tener en cuenta que durante los últimos treinta años ha
habido unos procesos de migración a los Llanos de Casanare. En esta medida, hubo unos cambios
demográficos y territoriales: se construyeron vías que facilitaron la accesibilidad, se conformaron
centros urbanos que aún crecen a un ritmo acelerado, y se mudaron personas de otras regiones
aprovechando la economía pujante. Estos cambios generan que la manera en la que los individuos
se apropian del territorio cambie significativamente a como se apropiaban los llaneros
tradicionales. Entonces, ¿qué sucede en términos de identidad social con las nuevas generaciones
que nacen en los llanos, pero que son de padres de otras regiones? ¿el desconocimiento de las
tradiciones los excluye de sentirse pertenecientes al colectivo de los llaneros?

En este sentido, la música toma una función de dialogo entre lo tradicional y lo moderno a
través del cual los casanareños de la urbanidad construyen o reafirman su identidad social como
pertenecientes al grupo de los llaneros. Es decir, los cantautores transmiten por medio de las
canciones los sentimientos que les produce ser llaneros: el orgullo, la añoranza y la melancolía de
la vida en el Llano; los casanareños citadinos, nacidos y/o criados en Casanare, no necesariamente
conocen estos relatos por haberlos experimentado; sin embargo, la música genera una experiencia
estética que evoca estos mismos sentimientos afectivos de pertenecer a una tierra que se presenta
como maravillosa. De esta manera, al escuchar música llanera apropian y reproducen estas
imágenes del mundo, y construyen su identidad social como pertenecientes a un colectivo y a un
territorio que consideran dignos de orgullo. Según Frith (2003)

La cuestión no es cómo una determinada obra musical o una interpretación refleja a la gente,
sino cómo la produce, cómo crea y construye una experiencia —una experiencia musical,
una experiencia estética— que sólo podemos comprender si asumimos una identidad tanto
subjetiva como colectiva (p. 184).
En el presente trabajo, las valoraciones afectivas al territorio que se conformaron por una
relación estrecha con el entorno natural son plasmadas en la música por los cantantes, así, los
casanareños, que no tienen la oportunidad de experimentar este Llano personalmente, lo
experimentan a través de las distintas textualidades presentes en la música y reafirman de forma
positiva su identidad social como pertenecientes a los llaneros de Casanare. De acuerdo con Tajfel
(1978) “la identidad social es esa parte del autoconcepto del individuo que se deriva del
conocimiento de pertenencia a grupos sociales, junto con el valor significativo otorgado a esa
pertenencia" (p. 68). Para los casanareños, entonces, la identidad social está fundamentada en
sentimientos de pertenencia a un grupo social con el que se comparte un mismo territorio y no
necesariamente unos rasgos culturales o lingüísticos específicos; cabe resaltar que estos últimos,
aunque sí son factores de inclusión, no lo son de exclusión debido a la heterogeneidad de la
población casanareña.

Ahora bien, en cuanto a la segunda agrupación propuesta al inicio, es decir, la


sociolingüística y la lingüística, es necesario tener en cuenta los hallazgos presentados
anteriormente. En cuanto al análisis sociolingüístico, lo mencionado con respecto a la identidad
llanera tiene relación con las actitudes lingüísticas, aspecto que se buscaba analizar en este trabajo,
ya que estas no están vinculadas solamente a factores lingüísticos como tal, sino a manifestaciones
de la actitud social (Moreno, 1998). De forma que, al igual que se identificó la existencia de un
autoconcepto positivo hacia la identidad social, la mayor parte de los casanareños encuestados o
entrevistados manifestaron sentimientos favorables hacia el habla regional de Casanare, es decir,
mostraron orgullo de sus características lingüísticas. Por lo tanto, podemos afirmar que las
actitudes lingüísticas de los casanareños tienden a ser positivas. De acuerdo con Obediente (1999,
citado por Castro, 2015)

Un individuo orgulloso e identificado con su grupo dialectal no querrá disimular o eliminar


rasgos de su habla, por el contrario, buscará reforzarlos cuando esté frente al “otro”; caso
inverso es el de quien no se siente conforme con su dialecto pues se sentirá avergonzado y
evitará a toda costa seguir ciertos patrones (léxicos, fonéticos, entonativos, sintácticos, etc.)
que lo identifiquen como miembro de su comunidad y, en consecuencia, tratará de
eliminarlos o sustituirlos asimilando los de la comunidad que represente para él mayor
prestigio (p. 64).
Basados en esto, es necesario señalar que, aunque el escenario propuesto en el párrafo
anterior fue el más común entre los informantes, también fue posible observar casos de
casanareños que expresaron sentir vergüenza de su dialecto al hablar con personas pertenecientes
a otras comunidades de habla; estos sentimientos fueron motivados por experiencias de burla y/o
rechazo hacia su forma de hablar de parte de los otros; sin embargo, aún a pesar de estas
experiencias, se pudo evidenciar que desear eliminar o sustituir sus rasgos lingüísticos no era una
constante, pues el orgullo hacia los factores sociales, previamente mencionados, era un hecho
común entre estos sujetos. Entonces, teniendo en cuenta lo que mencionó Obediente (1999), cabe
preguntarnos: ¿qué entendemos por prestigio? ¿en qué se fundamentan estas expresiones de burla
hacia el dialecto llanero? Y más importante aún: ¿a qué se debe que los casanareños que han
experimentado estas burlas creen imaginarios en los que su dialecto tiene razones por las cuales
burlarse es legítimo?

A este respecto, se entiende que la sociedad colombiana ha estado históricamente


organizada en jerarquías socioterritoriales que se reflejan, a su vez, en jerarquías lingüísticas.
Durante la colonia y las primeras décadas como república, estas estaban establecidas en ideas de
raza debido a la gran heterogeneidad de la población colombiana; hoy en día, gracias a las luchas
contra el racismo, la jerarquía se fundamenta en otros rasgos, es así como las regiones como
espacios diferenciados no solo geográfica sino socialmente se han convertido también en un factor
de jerarquización.

De acuerdo con Blanch (1972), es en los centros de poder político donde se establece la
idea de una variedad lingüística de mayor autoridad, es decir, de mayor prestigio lingüístico. A
este respecto, es también desde la Academia que se construyen y se reproducen estos imaginarios
que originaron que los individuos consideren como “correcta”, “estándar” y “educada” una o unas
variedades y no otras. Sin embargo, Labov (1972) propone dos tipos de prestigio lingüístico: el
prestigio manifiesto y el prestigio encubierto. El primero, podría decirse que corresponde con la
idea propuesta por Blanch de ser la norma lingüística considerada “correcta” y, por lo tanto,
prestigiosa. El segundo, por el contrario, hace referencia al valor positivo que los hablantes le
otorgan a una variedad, aun cuando esta es considerada incorrecta o inferior.

De tal forma que la casi inexistente participación política de los Llanos en el desarrollo de
la política nacional, su distancia de los centros educativos normativos, y la influencia y conexión
con lo indígena ocasionó que su variedad lingüística sea considerada “atravesada”, “ruidosa” y
“rápida” por los mismos casanareños. Las variedades lingüísticas de prestigio manifiesto en
Colombia, es decir, la variedad bogotana, boyacense, antioqueña, etc. son el punto de comparación
desde el cual se establecen estas características que le atribuyen al habla llanera. A partir de esta
investigación, se pudo identificar que la mayoría de los informantes reconocen en el dialecto
llanero un prestigio lingüístico encubierto porque, pese a considerarlo “atravesado”, los resultados
nos indican que una mayoría de ellos le otorga un reconocimiento positivo. Sin embargo, siguen
persistiendo nociones inconscientes que legitiman la burla y el rechazo en cuanto es el habla del
otro la que es más estándar, más comprensible y más educada.

En cuanto al área de la lingüística, así como se manifestó que la música es el instrumento


por medio del cual se visibilizan los saberes, costumbres, y prácticas tradicionales del Llano, esto
también está permeado por unos elementos lingüísticos que se pueden observar en las canciones.
Esas realidades tradicionales se explican por medio de un léxico propio de la región de los Llanos
construido por la relación con el territorio y por unos procesos históricos; los cambios en el Llano
han provocado que los usos de estas palabras se limiten a ciertos contextos específicos y una
mayoría de la población, que se encuentra en la urbanidad, los desconozca debido a su poca utilidad
en la vida cotidiana. Es así como la música también es un mecanismo desde el cual se puede
conservar y revitalizar unos rasgos lingüísticos que se están restringiendo a unos espacios
olvidados a causa de la modernización de las ciudades.

A modo de conclusión, esta investigación aporta distintos elementos a la Licenciatura en


Lenguas Modernas. En primer lugar, una visión de la lengua como un sistema abierto que responde
a complejidades sociales, históricas, políticas, económicas y territoriales, y no exclusivamente
lingüísticas; complejidades que generalmente son encubiertas puesto que los hablantes no son
conscientes de ellas, pero que igualmente son determinantes en la configuración de imaginarios
que pueden llegar a ser discriminadores y autorecriminantes como lo es la noción del prestigio
lingüístico. En segundo lugar, como estudiosos del lenguaje, la música popular nos aporta una
riqueza infinita de análisis: como mecanismo de representación y construcción de identidad, pero
también como medio de conservación de realidades y saberes, ambos casos permeados por
elementos lingüísticos y sociolingüísticos. Finalmente, considero que en la Licenciatura son
insuficientes los estudios sobre dialectos colombianos que son necesarios para entender, desde
nuestra posición de académicos, la diversidad, riqueza y conflictos lingüísticos presentes dentro
de la misma lengua castellana; por lo tanto, la investigación contribuye a problematizar el español
hablado en Colombia como un sistema colmado de disputas sociolingüísticas que vale la pena
estudiar para entender un poco más a la sociedad colombiana.

Bien. Gracias por compartir tu trabajo, Juliana. Espero que los comentarios y la
retroalimentación sean de utilidad. ¡Nos vemos en la sustentación!

Bibliografía
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Anexos
I. Cuadros de análisis lexical del corpus de canciones
Canción 1: Criollo sortario – Lorgio Rodríguez
Término Uso contextual Significado
Sortario Yo soy el criollo sortario adj. Que tiene suerte

Pión Producto de los retozos de un m. variación fonética de peón. Trabajador


pión con una petriva
Petriva Producto de los retozos de un f. Mujer guahiba.
pión con una petriva
Escobilla Fui pari'o una noche oscura f. Tipo de maleza que sirve para hacer
En un matón de escobilla escobas.
Laza’(da) Me cortaron el ombligo con f. Tipo de nudo. Conocido por la tradición
de puerco un piazo de peinilla, le náutica como Ballestrinque
echaron laza' de puerco, con
crin de yegua amarilla.
Mastranto Me untaron zumo 'e m. Planta con un aroma suave.
mastranto
Babilla Alboroté a los garceros y f. Caiman Cocodrilus. Reptil carnívoro
desperté unas babillas que habita los cursos de agua dulce.
También conocida como cachirre.
Churupos Ganaba sal y churupos m. Monedas
cargando unas angarillas
Angarillas Ganaba sal y churupos f. Artefacto en madera para el transporte
cargando unas angarillas de cargas en el lomo del caballo. // Es un
tipo de apero fabricado de madera
artesanal por los campesinos para aperar
las bestias y transportar cargas.
Mojina Y saliendo a buscar leña Adj. Color del burro: blanco sucio, Del
En una burra mojina origen de mohíno
Chiquero Y cuidando en el chiquero un m. Corral de los marranos. Encerrado con
capón y una cochina techo en palma o en moriche para
encerrar a los cerdos.
Capón Y cuidando en el chiquero un m. Cerdo castrado que se deja engordar
capón y una cochina para poder sacar la manteca y la carne.
Cochina Y cuidando en el chiquero un f. Cerda, marrana.
capón y una cochina
Tinaja Le echaba agua a la tinaja f. Tina de barro para llenar con agua
fresca para beber y se mantenía a la
orqueta de un naranjo.
Caney Y al caney una barrida m. Donde reposa el llanero y ginda el
chinchorro para descansar con techo de
palma.
Machiro Me confirmó un mocho viejo adj. Mañoso, con resabios, brioso.
machiro y lleno 'e cosquillas
Cabañuelas Pero entiendo lo que dicen f. pl. Cálculo tradicional del clima del
cielo y sabana tendida, (…), el año basado en las lluvias durante los días
viento y las cabañuelas. de enero.
Curarina De remedios si me acuerdo f. Es el principio activo del curare: el
que me daban curarina, veneno de origen botánico usado por
purga 'e pasota caribe, el indígenas. Se aisló en Europa a mediados
cholagogua (jarabe) y quinina. del siglo XLX y se usó como relajante
muscular y anestésico. En Colombia se
fabrican dos curarinas: la de Salas Nieto,
que obraba contra mordeduras de culebra
y la fiebre; y la de Román, que se usaba
contra ronchas, picaduras de insectos y
problemas en la piel. (Medicina criolla
llanera).
Caribe m. Jarabe sacado de la planta pasota que
era de venta comercial que servía para
muchas cosas: desde la picada de una
culebra, hasta el dolor de estómago o la
gripa. También se llama así al pescado
voraz que habita los caños, familia de las
pirañas
Cholagogue De remedios si me acuerdo Jarabe espeso, oscuro y de sabor amargo
que me daban curarina, purga que servía para los males del hígado, las
'e pasota caribe, el mordeduras de culebras, la indigestión.
cholagogua (jarabe) y Puede ser hecho de una planta llamada
quinina. cholagogue (Goiania Tormentosa).
(Medicina Criolla llanera).
Quinina De remedios si me acuerdo f. Es el alcaloide obtenido de la corteza
que me daban curarina, purga del árbol quinia (Cinchona Calisaya). Es
'e pasota caribe, el cholagogua remedio para el paludismo. Se usaba en
(jarabe) y quinina. infusiones hechas de la corteza
machacada o en forma de pastillas
conseguidas en el mercado. (Medicina
Criolla llanera).
Cubiro Me formé como cubiro m. Ave que canta para responder al
respondón y alma rencilla estímulo de la voz o de los sonidos.
El mismo cristofué / caballicero Pitangux
Guaralié Que guaralié lo más gordo y v. tr. Guaralear: enlazar. Jugar con una
sin marca conocida. cuerda. Cordel del anzuelo

Canción 2: Mi viejo hato – Villamil Torres


Término Uso contextual Significado
Morichal Allá cerca al morichal se m. Un lugar con muchos moriches.
mira mi viejo hato
Yugando Halando estillas pa' cerca un v. Yugar. Jalar madera con la yuga (dos
par de bueyes yugando. bueyes).
Muñeco Un potranco en un muñeco se m. Palo rollizo de aproximadamente
ve lo están aperando. 2.50m de altura enterrado al suelo con la
(o Matacho) punta en forma de reloj de arena donde se
amarra el animal (potros, machos o
mulas) con el objetivo de amansarlos.
Tranquero Me desmonto en el m. Portón que se utiliza para entrar a un
tranquero, cojo de cabresto el corral o a una finca. Consiste en un
macho. sistema de palos horizontales sostenidos
en unos palos con huecos (llaveros)
donde entran los palos y que pueden
moverse con facilidad para abrirse o
cerrarse.
Macho Me desmonto en el tranquero, m. Bestia mular nacido de la mezcla de
cojo de cabresto el macho. un burro con una yegua.

Curraco Llego a la caballeriza lo m. Chinchorro


amarro cerca al curraco
y lo suelto en el potrero que
tengo sembra’o de pasto.
Campechana Me acuesto en la f. Chinchorro hecho con el cuero de la res
campechana. cortado en tiras. (del folclor llanero).
Garabato Reviso que mis sogas estén m. Gancho de palo de guásimo, de flor
en el garabato amarillo o de caruto que se usa para
colgar distintas cosas en la casa.
Bastidor El bastidor ya está listo con m. Los palos sostenidos por la jamuga
(Tiro o jamuga y carapacho que son atravesados en la parte de atrás
andamio) del buey por otro palo que será al que se
le asegura la carga.
Jamuga El bastidor ya está listo con f. Enjalma fabricada con hoja o papelón
jamuga y carapacho de topocho o con junca.
Carapacho El bastidor ya está listo con m. 1. Cuero crudo de ganado que
jamuga y carapacho envuelve la jamuga.
m. 2. Cuerpo desgastado.
Carraca Tengo pa’ colgar mi silla la f. Hueso de la mandíbula inferior.
carraca de un verraco
Verraco m. Jabalí

Cachera Bozal, cachera y patriotas f. Artefacto de cuero, rejo y cacho para


van colgadas de otro cacho atar a la res por los cachos. (Del Folclor
Llanero).

Patriotas Bosal, cachera y patriotas f. pl. O suelta. Lazo con dos anillos
van colgadas de otro cacho también de lazo o rejo crudo que se
ajustan a las patas del caballo en la parte
del mamón y que son fáciles de soltar
para dejar libre al caballo.
Solo el anillo de la mano y se deja suelto
el canto de la suelta.
Tirante Colgada sobre un tirante la m. Solera o tirante. Viga horizontal de
manteca con que engraso madera.
Manteca m. Grasa de la res que se usa para
engrasar o suavizar el cuero.
Majada Una majada bien grande con f. Corral grande hecho en alambre en el
los corrales de anaco. que se encierra el ganado y se deja para
recoger el estiércol y usarlo de abono
(para la topochera).
Majadear: el ganado se majadea,
acostumbrar al ganado (con sal) para que
entre fácil a la majada en las tardes y
salga en la mañana.
Posuelo: salero del palo caracaro. Ahora
se hace de llanta.
Anaco Una majada bien grande con m. Madera del árbol de anaco. (Extinto).
los corrales de anaco.
Cachilapo Carne allá en la tasajera que m. Ganado robado.
le saqué a un cachilapo
Pilón Un pilón de cuatro arrobas m. Tronco labrado por un extremo como
donde se prueban los machos una copa para pilar el arroz. (Separar la
cáscara del arroz para dejar el producto
listo para el consumo).
Sarrapio Lo adornan los naranjales y Dipteryx Rosea (Plantas útiles de la
unos palos de sarrapio cuenca del Orinoco)
Verraco Donde me criaron mis padres adj. Valiente
siendo llaneros verracos
Jagüey El jagüey con escalones está m. Balsa, pozo o zanja llena de agua, ya
llenito de sapos artificialmente, ya por filtraciones
naturales del terreno.

Canción 3: Yo no le vendo mi fundo – Cholo Valderrama


Término Uso contextual Significado
Fundadora Embarcó la fundadora f. La primera vaca que llega al fundo y la primera
y botó al viejo reproductora.
Segundo
Lambedora Cambió la lambedora, f. Pasto nativo. Crece en los bajos y es de sabor
la grama y la dulce.
guaratara por un pasto
vagabundo.
Grama Cambió la lambedora, f. Pasto nativo.
la grama y la
guaratara por un pasto
vagabundo.
Guaratara Cambió la lambedora, f. Pasto nativo.
la grama y la
guaratara por un
pasto vagabundo.
Mañosera Encerró lo que era f. Una mata de monte en la sabana retirada de las
suelto, acabó las casa del hato donde un grupo de reses mañosas
mañoseras y revolcó que no tienen hierro se instalan, se reproducen y
los bajumbos mueren alejadas del contacto con el humano.
Bajumbo Encerró lo que era m. Precipitación en el terreno que genera
suelto, acabó las acumulación de agua en el invierno y en el
mañoseras y revolcó verano, aunque seco, mantiene la humedad.
los bajumbos
Baquiano Cambió con un letrero m. Hombre o mujer que conoce la región: los
el nombre que hizo cruces del río, las posadas ganadera, los caminos
baquianos por uno del reales, etc.
otro mundo
Mandador el patio donde enlacé m. Artefacto artesanal hecho de bolillo de madera
(Zurriago) montado en un dura con un agujero en la punta que sostiene un
mandador con un rejo metro de rejo. Se utiliza para corregir, azotar,
verijero espantar, castigar animales y humanos.
Rejo el patio donde enlacé m. La soga que se obtiene de la verija de la res.
verijero montado en un Al ser un cuero más delgado y suave se convierte
mandador con un rejo en el rejo con el que los niños aprenden a enlazar.
verijero
Guayabo cuesta los callos que m. Psidium guajava sp.. Arbusto de la familia de
zapatero salen arrancando la los guayabos cuya fruta es pequeña y ácida y se
escobilla y el guayabo da en los paraderos de las fincas.
zapatero
Cabrestero Si en la extensión de m. Llanero que va punteando en el lote de ganado
sabana tiene un plano y guiando a las reses y a los vaqueros por medio
dibuja’o el grito de un del canto.
cabrestero
Palmasola el caño y la palmasola f. Es una palma sola en la sabana que sirve como
que me sirven de punto de referencia para marcar el lindero de un
linderos hato, fundo o finca.
Trancas De la talla del gana’o f. pl. Los palos horizontales del tranquero.
le dan razón el corral,
las trancas y los
llaveros
Llaveros De la talla del gana’o m. pl. Agujeros donde entran las trancas.
le dan razón el corral,
las trancas y los
llaveros
Caracol Del trajín y el m. Estructura conformada por tres maderos
personal lleva cuenta sembrados en la tierra en forma de triángulo que
el caracol por piones servía como paso peatonal para los visitantes del
y por vaqueros hato e impedía el paso de los animales.
Tarja El muñeco habla ‘e f. Correa larga en cuero que se usa para la cuenta
los potros, la tarja ‘e del ganado.
los orejanos, la soga
‘e los cachaleros
Orejano El muñeco habla ‘e m. Ganado que no tiene marca en la oreja.
(RAE) los potros, la tarja ‘e
los orejanos, la soga
‘e los cachaleros
Cachaleros El muñeco habla ‘e m. pl. Ganado mañoso o cimarrón. Origen de las
los potros, la tarja ‘e matas de cacho (llenos de espinas) cachales
(montón de matas).
los orejanos, la soga
‘e los cachaleros
Charo Trancar el viento en el m. Caballo que se está amansando y aún no
(Charuno) pecho dejando que el responde bien.
alma grite sobre los
lomos de un charo
Varo Criar toro que embista m. La parte de la cola del caballo la cual alza con
y pite y bestia que el objetivo de mostrar vanidad.
saque el varo
Guarataro El punto tengo m. Vitex orinocensis
escogi’o, donde
asombra un guarataro
Critofue Donde sestea un m. Pitangus sulphuratus. Ave pequeña de pecho
mocho viejo y amarillo.
consuela un cristofué
las penas de un
tarotaro
Tarotaro Donde sestea un m. Cercibis oxycerca.
mocho viejo y
consuela un cristofué
las penas de un
tarotaro
Caracaro Arropa’os po’ un m. Enterolobium cyclocarpum
bayetón se vuelvan
llano mis huesos en su
caja ‘e caracaro

Canción 4: La herencia del caballicero – Tulio Amaro


Término Uso contextual Significado
Caballicero Y me llené de nostalgia, m. Persona encargada del manejo de los
también fue algo placentero caballos en el hato. Entre los
Al escucharle la charla al trabajadores, es la figura de mayor rango
viejo caballicero puesto que para ser caballicero se debe
conocer de todos los otros rangos del
trabajo de llano (mensual, becerrero y
caballicero).
Desmatonar No soy capaz de v. Quitar la maleza
desmatonar un potrero
Becerrero Vivo es llevando regaños m. Persona encargada de los becerros,
del muchacho becerrero antes y durante el ordeño.
Topocho No arrisco con la angarilla, m. Planta nativa cuyo fruto, similar al
ni la jamuga de cuero, ni la plátano, se conoce por el mismo
enjalma de topocho nombre.
Barbasco Ni la rastra de barbasco, ni m. Tephrosia sinapou. Arbusto del cual
el bastidor de guatero se obtiene un veneno que en el uso
tradicional se usaba para pescar puesto
que atonta a los peses una vez se echa en
el agua.
Guatero Ni la rastra de barbasco, ni m. Sclerolobium hypoleucon. Árbol
el bastidor de guatero cuya madera es de alta durabilidad por
lo tanto se utiliza para la construcción de
diferentes instrumentos relacionados con
el ganado.
Alcornoco Deteriora un corazón de m. Bowdichia virgilioides. La madera
alcornoco en un potrero obtenida de este árbol se caracteriza por
ser fuerte y resistente.
Sarrapio Acaba hasta un botalón de m. Dipteryx rosea. Árbol de madera
sarrapio dura.
Manija El pilón y la manija f. Instrumento de palo en forma de pesa
que se usa para apilar el arroz en el
pilón.
Tapaojos Le entrego tres tapaojos m. Cinta de aproximadamente 5 cm de
ancho por 30cm de largo, ajustable,
fabricado en cuero crudo que se pone en
los ojos del caballo para poder montarlo.
Cerreros Y un galápago de palo de m. Caballos mañosos o salvajes que no
jinetear los cerreros han sido domados.
Marota La cachera y la marota de f. Rejo largo que se utiliza para lajear
pegar los cachaleros ganado.
Maseta La maseta y la peinilla de f. Maso de madera con forma de bate
de’cascar los silloneros pequeño que se utiliza para golpear la
peinilla con la que se le da forma al
casco del caballo.
Descascar La maseta y la peinilla de v. Arreglar los cascos de los caballos.
de’cascar los silloneros
Sillonero La maseta y la peinilla de m. Caballo que ya ha sido domado.
de’cascar los silloneros
Botano Y un botano repletico de m. Bolso hecho con cuero.
(O murrial o estacas pa’ picar cuero
busaco/a)
Rejo Le aflojo el rejo, garabato m. Soga hecha en cuero que por lo
soguero regular tiene más de 15 brazadas.
Zaino Y un zaino pasitrotero m. Caballo de color negro.

Pasitrotero Y un zaino pasitrotero Adj. Animal de paso llano.

Yegüero Un padrote y quince yeguas Adj. Cuya fijación sexual son las
y un burro negro yegüero yeguas.
Tigrero Una ruana y una lanza de Adj. Que caza tigres.
cuando él era tigrero
Patapioja o Las patapiojas y espuelas f. Accesorio usado en las peleas de
patepioja que utiliza un buen gallero gallos con el cual se amarra al gallo para
evitar que se pelee con otro gallo.
También se conoce como “calzas”.
Busaco Y un busaco donde tenía m. Bolsa en tela.
puros remedios caseros

Canción 5: Pan de pobre – Walter Silva


Término Uso contextual Significado
Enchicuacarse Yo la estoy enredando con v. Enredarse el pelo de las bestias.
el trino de mi garganta
El chicuaco y después que se
(estropajo de la enchicuaque, padre nuestro
crin enredada) madre santa
Amarillo Allá tengo mi caballo un adj. Color amarillo similar al color del
jovero amarillo jovero cruzado con jobo.
dos patas blancas
Zata Un perrito cazador, hijo de adj. Pequeño, cortica y gruesa.
una perra zata
Vaquira Ahorita anda renco pues lo f. Vaca
malogro una vaquira.
Chunchula Nido de avispa en el techo f. Tipo de avispa pequeña.
de buen agüero si son
chunchula y chinata
Chinata Nido de avispa en el techo f. Tipo de avispa de tamaño mediano.
de buen agüero si son
chunchula y chinata
Chumbos En los chumbos de la silla m. pl. Trozos de soga delgados
familita no me faltan el adheridos a la silla que se usan para
frasco de la creolina amarrar diferentes cosas.
Sierra de En la sierra ‘e destocona’ y f. Serrucho curvo que se usa para cortar
destoconar un cabo ‘e soga pegao en las la punta de los cachos de las reses.
tardes se enmaranta una
carama ‘e venao donde esta
guindao una gasa
Enmarantarse Un cabo e soga pegao en las v. Hacer alarde de lo que se sabe hacer
tardes se enmaranta una // tomarse sus tragos // enmontarse, estar
carama ‘e venao donde esta entonado al pricipio de la borrachera // o
guindao una gasa estar bravío
Carama o Un cabo e soga pegao en las f. Cachos grandes o la cabeza completa
caramera tardes se enmaranta una de los animales // ríos, las
acomulaciones de madera en los ríos.
carama ‘e venao donde esta
guindao una gasa
Falseta Un rollo de falseta negra, f. Falsa rienda
dos arciales y una jáquima
Arciales Un rollo de falseta negra, m. pl. (RAE)
dos arciales y una jáquima
Jaquima Un rollo de falseta negra, f. Cabezada (RAE)
dos arciales y una jáquima
Maniador Maniadores y una suelta, m. Lazo o rejo de aproximadamente dos
una joza y gurupera, o tres metros con el que se le amarran
las patas traseras a la vaca en el
momento del ordeño.
Joza Maniadores y una suelta, f. Lengüejoso
una joza y gurupera
Gurupera Maniadores y una suelta, f. Baticola (RAE)
una joza y gurupera
Lapa De vez en cuando se juntan f. Cuniculus paca
el arrocito
con lapa o algún chacharo
Chacharo De vez en cuando se juntan m. Marrano cerrero. Los potrones o
el arrocito hombres que buscan yeguas, que
con lapa o algún chacharo intentan conquistar a las mujeres.
Quinchonchos Pendiente m. pl. Tipo de fríjol guandús
que en el fogón los
quinchonchos no hagan falta
Tripones Fachosa m. pl. Niños
de sus tripones, dos negritos
barrigones chorriados de
mango
y parcha
Parcha Fachosa f. Fruta. Passiflora quadrangularis
de sus tripones, dos negritos
barrigones chorriados de
mango
y parcha
Guacharaca Pa’ donde van esos carajos f. Ortalis columbiana. Ave vocinglera
atrás va una guacharaca del orden de las galliformes. (RAE)
que criaron desde pichona y
no les pierde pata.
Camaza Ponte ponte, Pan de Pobre, f. Recipiente de totumo.
que ya llenó la camaza, ya te
suelto tu becerro y la canoa
tiene melaza
Fundamentosa Demasia’o fundamentosa lo Adj. Esencial
digo
sin alabanza
Ajilado Mis suticos consentidos Adj. Rápido y organizado
cuando me ven que yo
asomo llegando
a la punta ‘e mata arrancan
ajila’idos se suben a puerta
‘e tranca
Pijotero Sale el más pijoterito Adj. El más pequeño

Guindadero Descuelgo los guindaderos m. Lazo con el que se sujeta los


extremos del chinchorro.
Gamelote Esmatonando maleza m. Tipo de pasto
que al gamelote encayapa
Encayapar Esmatonando maleza v. La acción de la maleza al crecer por
que al gamelote encayapa encima del pasto y, por lo tanto, lo
oculta, lo reduce o lo mata.
Lengüejoso También amuelo una f. Peinilla desgastada, delgada y
lengüejoso con caucho pequeña similar a la lengua del oso
enrollado en la cacha palmero.
Chiriguare Cuando veo los chiriguares m. Milvago chimachima. Ave que
(o garrapatero) y el gana’ito rodeado de parándose en el lomo de las bestias o del
abundante ganado se come las garrapatas de estos
garza blanca los encierro en animales.
el corral oyendo una
paraulata
Paraulata Cuando veo los chiriguares f. Ave pequeña de color gris claro y
y el gana’ito rodeado de café.
abundante
garza blanca los encierro en
el corral oyendo una
paraulata
Madroña Esta canción tan criollita me f. Fruto del madroño
supo como a madroña,
manirito y
albahaca
Manirito Esta canción tan criollita me m. Fruta similar al anón y la guanábana.
supo como a madroña,
manirito y
albahaca
Cachaza Como a sudor de bestia f. Sudor entre la garra y el cuero del
cuando larga la cachaza caballo. La espuma que queda en los
lomos de los potrones en las primeras
ensilladas
Morrocoy Como a pisillo e venao, a Chelonoidis carbonaria. Especie de
tortilla de yema e baba tortuga de tierra.
y a morrocoy en hallaca
Caripatua Y a morrocoy en hallaca, a Trachemys Dorbignyi. Especie de
guizo e caripatua tortuga de tierra.
en tiempos de semana santa
Curito Hoplosternum littorale. Especie de pez.

Galapaga A sancocho ‘e curito Podocnemis vogli. Especie de tortuga


y arroz claro con galapaga endémica de Colombia y Venezuela.
II. Encuesta
III. Base de preguntas para la entrevista semiestructurada
Compositor e intérprete:

1. ¿Qué es ser del llano? ¿En qué se diferencia con ser antioqueño, bogotano, o costeño?
(sombrero, los caballos, la sabana) Ser llanero es una forma se ser, donde quedan las
sabanas, los caballo, el sombrero.
2. Toda la vida le ha compuesto al llano. En sus inicios, ¿de dónde considera usted que
surgieron esos sentimientos y esas ganas de componer letras al llano? ¿Qué siente cuando
le canta al llano (la sabana, los animales, el trabajo, la historia, etc.)? ¿Cree que esos
sentimientos se relacionan con las palabras que usa para describir su entorno? ¿Qué
sentimientos le produce hablar del llano con otro llanero y hablar del llano con un forastero
o con un guate? Sentir llanero.
3. ¿Cómo cree que han cambiado las costumbres desde esos momentos de su niñez, en el
campo y el trabajo, al día de hoy? ¿Cómo se reflejan esos cambios en la forma de hablar
de los llaneros?
4. Teniendo en cuenta el contexto actual de la industrialización de la ganadería, la explotación
petrolera, los usos de la tecnología, y la conformación de ciudades alejadas del campo, ¿en
qué se convierte cantarle al llano, a sus tradiciones y la vida del hombre llanero? Y ¿por
qué seguir haciendo uso de esos términos del llanero? ¿Qué cree que sucederá con los
sonidos del llano en estos contextos de urbanidad?
5. Hoy, 2021, ¿cuál cree usted que es su papel como cantante de música llanera a nivel
regional, nacional e internacional? desde su perspectiva, ¿cómo perciben los colombianos
que no son del llano la música llanera? Y ¿Por qué hablar de la música como un “vehículo
para mostrar la tierra”? (Cholo Valderrama, entrevista en #ElPodcast con Alejandro Marín).
6. ¿Por qué cree que las personas que escuchan su música logran entender esos sentimientos
que usted plasma en la música a pesar de que muchos de ellos no conocen esa vida del
llano?
7. Usted que lleva tantos años en el ámbito de la música llanera, ¿cómo cree que ha cambiado
la forma en la que se escucha música desde sus primeros años al día de hoy? ¿es más
conocida o menos conocida? ¿a qué cree que se debe?
8. Al viajar a otras ciudades de Colombia, ¿cuáles han sido sus experiencias con respecto a
su forma de hablar y relacionarse con los ciudadanos propios de esos lugares? ¿Decide
mantener su forma de hablar o decide cambiarla? ¿por qué?
9. ¿Cómo siente usted que los habitantes de las otras regiones del país ven y perciben el
dialecto llanero de Casanare? En la entrevista de Marlon Becerra, usted afirma que las hay
personas que ven lo campesino con ojos peyorativos, ¿lo ha sentido así en cuanto a su
forma de hablar? ¿se han burlado de usted por su forma de hablar?
10. Si pudiese elegir cambiar su dialecto por un día completo por cualquier dialecto hablado
en Colombia, ¿lo haría o no lo haría? ¿por qué?

Oyentes:

1. ¿Por qué escuchar música llanera hoy 2021? ¿Qué sentimientos le produce escuchar
música llanera? ¿Qué le gusta de la música llanera? ¿Qué le evocan las letras y las palabras
usadas en las canciones?
2. Cuando escucha música llanera, ¿entiende todas las palabras y toda la historia que cuentan
los cantantes? (Poner 1 o 2 canciones del corpus de la primera etapa para contextualizar).
¿Cuáles palabras le resultan más cercanas?
3. ¿Cuándo escucha términos como _______, __________, ____________, o ___________,
los reconoces y los distingue? Si escucha esta frase completa “________________” (se
tomará la frase dependiendo de la canción que se le dé a escuchar al entrevistado), ¿qué
considera que intentaba plasmar el cantautor?
4. Si pudiese elegir cambiar su dialecto por un día completo por cualquier dialecto hablado
en Colombia, ¿lo haría o no lo haría? ¿por qué?

Dado que los informantes solicitaron mantener confidenciales las transcripciones, los
audios y/o videos de las entrevistas, estas no son anexadas en el documento.

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