Está en la página 1de 3

Generosidad Contagiosa en tiempos de Coronavirus:

¿que tiene que ver conmigo?


Facundo Luzardo

Inspirado por la realidad y este video del Proyecto Biblia: ​Generosidad

Dios es por naturaleza generoso. En la creación no sólo colocó al hombre y la mujer en un jardín
donde les dijo que podrían comer de todos los árboles a su alrededor (con una excepción), sino que más
importante, fue generoso con su presencia, dándose a sí mismo para que lo podamos disfrutar en toda su
plenitud. No teníamos nada de qué preocuparnos. Dios es un gran huésped que nos recibe en su fiesta la
cual no sabremos cuándo terminará, solo sabemos que siempre habrá más de lo que jamás podríamos
necesitar. (Gén. 1:29)

Claramente no todo quedó así, el mundo en el que vivimos hoy es muy diferente. El elegir vivir en
nuestros términos tiene como raíz la desconfianza de que Dios no es generoso, de que Dios no puede
proveer todo lo que necesitamos. Por lo tanto que la única forma de subsistir es tomando las cosas por mi
propia cuenta, siguiendo mi sabiduría, poniendo mis reglas del juego, no creyendo que Él ofrece lo mejor
que jamás podríamos tener y por lo tanto, despreciando su generosidad. (Gén 3:4-7) Esta elección nos lleva
a cada uno de nosotros a la mentalidad de acumular más de lo que necesitamos, a vivir por encima de
nuestras necesidades. Aunque no seas de los que salieron a vaciar las góndolas de los supermercados o te
hayas comprado hasta el último papel higiénico, todos pasamos por momentos donde preferimos gastar en
nuestros pequeños lujos ignorando la necesidad de los que nos pasan por el costado. Así es que los ricos se
hacen cada vez más ricos y los pobres más pobres. Ojo, no estoy hablando de política ni ideologías
económicas, estoy hablando de la naturaleza, de lo que nos surge del interior sin importar que tan generoso
creas que sos. Esta necesidad que sentimos de “cuidar de nosotros mismos”, de acumular para las
necesidades del mañana son las que generan que los recursos si falten, que haya gente que realmente no
tenga qué comer, dónde vivir o cómo pagar sus cuentas.

Ese es el mundo en el que creció Jesús. No tenía el COVID-19, pero tenía una opresión romana que
rompía con la economía de cada familia con impuestos tan ridículos que llevaba a muchos a tener que
vender sus tierras e incluso venderse como esclavos. Si algún romano de jerarquía quería, podría poner en
cuarentena a toda una ciudad. En el entorno del nacimiento de Jesús, un falso rey títere de los romanos con
mucha inseguridad y celos causó la mayor masacre infantil en siglos al ordenar la matanza de todo niño
recién nacido (Mateo 2:16). La gente de la época de Jesús sí que tenía razones para acumular y buscar
tener muchos “plan b” frente a cualquier posible desastre. Por eso es tan tremendo que Jesús les dijera que
no debían preocuparse por el mañana, que si ellos daban el paso de confiar en Dios, de buscar si reino, de
vivir como si hubiéramos vuelto a ese jardín del Edén, todas las cosas que necesitamos las tendríamos
garantizadas (Mateo 6:25-34).

“Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o
suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? … »Así
que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los
problemas del día de hoy son suficientes por hoy.” ​ Mateo 6:25 y 34
Lo que Jesús plantea es ridículo. Nos plantea una forma de vivir que no parece posible. Nosotros
sabemos por experiencia propia o de gente cercana que las cosas SI faltan, la gente si se puede quedar sin
comida, sin lugar para vivir, etc.

2 Cosas que no podemos pasar por alto:


1) Jesús no promete prosperidad según nuestros ideales: ¿Notaste qué cosas dice Jesús que no
faltarán? Si, alimento y vestido. También sabemos por la vida diaria que Él es mucho más generoso que eso,
pero para Jesús estas cosas parecen abarcar buena parte de lo que son nuestras “necesidades”. ¿Acaso nos
sería suficiente esta promesa? ¿Estaríamos conformes con lo que Dios nos promete o como le pasó a Adán
y Eva, le diremos a Dios que nosotros queremos proveernos a nuestra manera?
2) Jesús le promete esto a quienes buscan su reino: El que busca el reino lo encuentra, Jesús vino a
anunciar que junto con su llegada, el reino de los cielos se había acercado, y que la entrada era posible con
tan solo arrepentirnos, volver a buscar el camino de Dios en nuestras vidas, elegir su sabiduría. Cuando
entramos al reino de Dios, no lo hacemos solos, entramos a un reino pero también a una gran familia que
confiados en la bondad y generosidad de Dios, ya no sentimos la necesidad de acumular para nosotros todo
lo que podamos echarle mano. Es así que como vemos en Hechos 2, Jesús cumple su promesa de que
tendremos todo lo que necesitamos a través de su misma iglesia poniendo en práctica una generosidad
radical que solo es posible en aquellos que buscan el reino de Dios:
“Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar y compartían todo lo que tenían. Vendían sus
propiedades y posesiones y compartían el dinero con aquellos en necesidad. Adoraban juntos en el templo
cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y
generosidad.”​ Hechos 2:44-46

Por esto es que ​no hablo de ideologías políticas​, la generosidad radical es una acción que parte de
los corazones transformados de quienes forman parte de La Iglesia, ​hombres y mujeres que confían en un
Dios infinitamente rico y generoso, esta confianza nos libera a soltar aquellas cosas que nos cuesta
compartir.

Hay 3 grupos de personas que esta crisis de salud, económica y social está
afectando tremendamente dentro de La Iglesia:
1) Pastores y staff de las iglesias: La cancelación por tiempo indefinido de las reuniones en las
iglesias hace que quienes regularmente hacen sus aportes (diezmos y ofrendas) ya no lo estén
haciendo. Seamos realistas, pocas personas disciplinadamente apartan dinero de sus ingresos y
tienen un compromiso fijo con sus iglesias. Aun aquellos que quieren mantener esos
compromisos no sabrán cómo hacerlos llegar a tiempo para cubrir sueldos y gastos fijos de las
iglesias locales. Muchas iglesias están enviando a sus staff al seguro de desempleo (en el mejor
de los casos, en otros las personas trabajaban de manera informal y ni eso tendrán).
2) Misioneros: Una cosa es segura, en tiempo de crisis, lo primero que se recorta de los
presupuestos son las ofrendas a las familias misioneras y sus proyectos. A eso se le suma que
con la suba del dólar, aun lo poco que llegaba se hace cada vez menos por las tasas de cambio de
moneda. La mayoría de los misioneros latinos viven aún en bonanza económica al borde de sus
presupuestos, ahora dependen de milagros a diario y muchos deberán abandonar los campos
cuando estos más necesitados están.
3) Miembros de las iglesias: En estos días te enterarás de más y más personas en tu congregación
local que están siendo enviadas al seguro de paro o si son independientes, quedando totalmente
sin trabajo. Quizá algunos siguen teniendo que trabajar la misma cantidad de horas pero su
sueldo disminuirá considerablemente. Quizá vos seas parte de alguno de estos grupos.

En estos tiempos más que nunca, es hora de confiar en ese Dios generoso y de infinitos recursos.
Seamos libres para confiar en que podemos compartir lo que tenemos para que a nadie le falte nada.
Algunas cosas prácticas que podés hacer:

1) Contactá a tu pastor y preguntá por maneras en las cuales podés realizar tus donaciones. Quizá
tengas que aprender a hacer transferencia de banco, o algún otro método que se ajuste a tu
congregación. Hoy las iglesias pueden aprovechar herramientas digitales como mercadopago y
otras que nos permiten mover dinero sin salir de casa. Si no encontrás la forma, mantené tu
compromiso y apartá ese dinero para hacerlo llegar a penas te sea posible.
2) Si estabas ayudando a sustentar a un misionero, este no es el momento de terminar tu
compromiso, es el momento de reforzarlo. Contactalo y recordale que en estos momentos estás
pensando y orando por ellos y que harás todo a tu alcance para hacerles llegar una colaboración. Si
hay misioneros a quienes les enviabas algo de dinero de forma esporádica, considerá seriamente
comenzar a hacerlo regularmente.
3) Informate mejor sobre la situación de las personas de tu iglesia. Averiguá quiénes puedan ser los
más necesitados y afectados por esta situación. Orá a Dios por maneras prácticas en las que los
puedas ayudar. ¿Tenés ropa en buen estado para donar? ¿Podés juntarte con otros y armar
canastas de alimentos para llevarle a quienes más lo estén necesitando?

En​ 2 de Corintios 8:1-15​ vemos a Pablo recordar a la iglesia su compromiso “olvidado” con la iglesia
de Jerusalén que estaba pasando por gran necesidad. En nuestro caso, nos podría ser muy fácil ponernos
como excusa “válida” que nosotros también estamos siendo impactados por esta crisis, que alguien debería
ayudarnos a nosotros. Sin embargo, Pablo pone como ejemplo la iglesia de Macedonia, quienes desde su
pobreza, ​tenían tanto gozo que según Pablo ese gozo se “desbordó” en forma de generosidad​. Vieron la
situación como una oportunidad de ser usados por Dios.

En estos tiempos tan difíciles, inestables, donde no sabemos qué pasará mañana, si sabemos qué
podemos hacer hoy… confiar un Dios generoso y ser la respuesta a las oraciones de aquellos que están en
necesidad.

También podría gustarte