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LA CULTURA

1- El concepto cultura ha sufrido una evolución; su primer significado viene dado,


etimológicamente, en relación con el trabajo de la tierra, en concreto “como el campo de
tierra labrado”. Cultura viene del verbo latino colere (cultivar).

2- Un segundo paso del concepto se amplia para hacer referencia al cultivo del
espíritu humano y de ahí al cultivo de la comunidad y de la misma humanidad.

3- En tercer lugar, va a evolucionar el concepto en un sentido más científico, como


conjunto de realidades sociales creadas por el hombre con sus propias manos, para
transmitir este testimonio a las futuras generaciones. La cultura, no será algo de la
naturaleza, tiene que darse una interacción humana. Por tanto, en el concepto cultura, la
acción del hombre tiene una preeminencia. Pero no habrá que perder de vista que el
hombre va a crear de lo dado por la naturaleza.

Encontramos en esto último algo muy importante: la dimensión social de la cultura.


No aparece el hombre solo como centro que crea a partir de “lo dado”, sino que el hombre,
al “transformar los elementos”, comunica algo de sí mismo.

Vemos claro, cómo la cultura es un elemento de comunicación; será aquí donde


debamos situar la expresión cultural. Partiendo de estos presupuestos, aquello que no
comunique, carecerá de sentido, y no será cultural.

No perdamos de vista nuestro esquema de “Ser-Verdad-Bien”, para plantearnos la


siguiente pregunta: ¿Algo que no comunique, o que comunique sin buscar el “Bien” de los
otros, es decir, sin tener en cuenta la Verdad del Ser de las cosas o de las personas, se
podrá llamar cultural o cultura? ¿Una obra ofensiva, puede tener el digno nombre de
cultural?

Desde los presupuestos que hemos ido exponiendo, creo que las preguntas quedan
contestadas. No obstante, sigamos profundizando.

Mediante la comunicación de la expresión cultura concreta, se establece un


conocimiento entre el artista y el receptor de la expresión de aquel. En la obra el artista se
reconoce a sí mismo. Las obras artísticas de nuestra cultura, de Occidente, de Europa, de
nuestra Patria, de raigambre cristiana, nos aportarán reconocer nuestra propia identidad,
porque si persiguen la búsqueda de nuestro bien, para trasmitirnos lo bello que nace de la
verdad, nos ayudarán a saber quiénes somos, quién es el hombre.

En la postmodernidad en la que nos encontramos inmersos, el relativismo y la


carencia de valores, todo ello fruto de “la muerte de la verdad”, se llama cultura a cualquier
cosa, pues una obra ofensiva o que no transmita belleza, no podrá ser llamada cultural.
Será otra cosa, pero no cultura.

No estoy hablando contra la libertad de expresión, nada de eso. ¿Acaso actúo contra
la libertad de expresión cuando le pido a alguien que no me escupa al hablar? ¿Qué no me
ofenda al dirigirse a mí? Todo lo contrario, para que haya verdadera libertad de expresión
ha de haber respeto; pues libertad y responsabilidad siempre van de la mano, la una de la
otra.
El hombre es el productor de la cultura, y cuando crea arte ha de buscar la unidad entre los
hombres, no la separación, ha de apuntar hacia lo más alto, no hacia lo más bajo, ha de
buscar, en definitiva, aquello que está llamado a ser, por el camino del bien y de la verdad.

Entre las definiciones de cultura que se han dado, una de las mejores es la dada por
el Concilio Vaticano II que, independientemente de ser una reunión de obispos católicos,
clérigos y representantes del cristianismo de todo el mundo, fue un elemento de análisis
sociológico de la sociedad moderna del pasado siglo XX. Por ello, la definición de cultura
dada aquí, con sus pautas y explicaciones, nos servirá mucho para un acercamiento
profundo al concepto que nos ocupa.

Definición de cultura según el Concilio Vaticano II, en la Constitución


Gaudium et spes:

CAPÍTULO II

EL SANO FOMENTO DEL PROGRESO CULTURAL

Introducción

53. Es propio de la persona humana el no llegar a un nivel verdadera y plenamente


humano si no es mediante la cultura, es decir, cultivando los bienes y los valores naturales.
Siempre, pues, que se trata de la vida humana, naturaleza y cultura se hallen unidas
estrechísimamente.

Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el
hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y
corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y
trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la
sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones;
finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras
grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho
a muchos, e incluso a todo el género humano*.

De aquí se sigue que la cultura humana presenta necesariamente un aspecto histórico y


social y que la palabra cultura asume con frecuencia un sentido sociológico y etnológico.
En este sentido se habla de la pluralidad de culturas. Estilos de vida común diversos y
escala de valor diferentes encuentran su origen en la distinta manera de servirse de las
cosas, de trabajar, de expresarse, de practicar la religión, de comportarse, de establecer
leyes e instituciones jurídicas, de desarrollar las ciencias, las artes y de cultivar la belleza.
Así, las costumbres recibidas forman el patrimonio propio de cada comunidad humana.
Así también es como se constituye un medio histórico determinado, en el cual se inserta el
hombre de cada nación o tiempo y del que recibe los valores para promover la civilización
humana.

* De esta definición extraemos tres elementos fundamentales:

Por la cultura:

1- El hombre afina y desarrolla las diversas facultades del espíritu…


(Desarrolla su vocación en la búsqueda del bien, de la verdad y del ser).
2- Hace más humana… (Busca el bien, la verdad de lo que está llamado a ser él y los
demás).

3- Expresa y comunica… (El hombre es diálogo, social. De no comunicarse,


atentaría contra su propio ser).

Estos tres elementos nos llevarán a discernir en su justa medida las manifestaciones
culturales.

Debajo de la definición subyacen dos afirmaciones fundamentales:

Primera: Sólo por la cultura la persona humana puede llegar a alcanzar su verdadera y
plena humanidad.
Segunda: el hombre es el autor de la cultura.

La postmodernidad fomenta la pasividad ante la cultura, la desaparición de la cultura,


haciendo a las personas más susceptibles de ser manipuladas. Será pues importante que
nos mantengamos activos ante todo lo que nos rodea, leyendo, meditando, reflexionando,
aprendiendo, estudiando, juzgando críticamente desde los presupuestos que hemos
expuesto, y sobre todo: ¡PENSANDO!

Interacción: cultura, individuo y sociedad

Se llama hecho social al que resulta de la interacción entre individuos; tiene por
tanto, un carácter de exterioridad y objetividad que se impone sobre los individuos y ejerce
una influencia sobre su personalidad de base y sobre sus conductas. El hecho social
trasciende a los individuos que lo originan. De este modo, a pesar de que debemos sostener
que el ser humano es irreductible en su existencia, toda ella está impregnada por la
realidad social: actitudes, valores, identidad personal, autoestima, costumbres. La historia
de una personalidad es la historia también de su contexto social, de su hecho social. El ser
humano más que existir coexiste con otros seres humanos, y esa coexistencia da forma a
una convivencia, a una comunidad humana, que modela y forma al individuo no sólo
directamente sino por la propia relación entre ellos. El individuo se construye como
ser humano en la interacción social.

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