El origen de la palabra “Terapia” tiene una antigüedad de al
menos 2500 años. Sus primeros indicios, de los que tenemos conocimiento, se remontan al periodo de la Antigua Grecia: en el año 700 a.C., en la palabra “θεραπεία” que significa “tratamiento”. “θεραπεία” está formada por el verbo “θεραπεύω” (restaurar, sanar, cuidar, atender, aliviar) junto al sufijo “εια” que indica cualidad, conformando así un significado que de hecho se mantiene hasta nuestros días: “aquello que restaura”, “aquello que sana”, “aquello que alivia” o simplemente “aquello que atiende”. Inicia tu proceso terapéutico a través de la escritura y el universo de las etimologías. Existencialismo El existencialismo es una corriente de pensamiento que busca respuestas a la existencia humana. No solo eso; la corriente existencialista trata, además, de llenar el vacío angustioso que se produce cuando el ser humano se cuestiona las bases de su presencia en el mundo. ¿Para qué estoy aquí? ¿Por qué he venido? Y, lo más importante: ¿tiene sentido que yo sea?. Se plantea cuál es el sentido de la existencia o, más bien, si acaso esta tiene sentido alguno. Para llegar a ciertas conclusiones, esta corriente de pensamiento realiza un análisis de la condición humana, diseccionando aspectos como la libertad del individuo o su responsabilidad ante su propia existencia (y la de los otros). El existencialismo no es una escuela homogénea; sus pensadores destacados se encuentran diseminados tanto en ámbitos estrictamente filosóficos como en círculos literarios. Además, existen muchas diferencias conceptuales entre estos existencialistas, que analizaremos en el siguiente apartado. Sin embargo, sí que encontramos un elemento que todos estos pensadores comparten: la búsqueda de un camino de superación de las normas morales y éticas que, en teoría, pertenecen a todos los seres humanos. Los existencialistas abogan por la individualidad; es decir, creen en la responsabilidad del individuo a la hora de tomar sus decisiones, por lo que estas deben estar supeditadas a sus propias necesidades, concretas e individuales, y no depender de una fuente moral universal, como podría ser una religión o una filosofía concreta. Filósofos con relación al existencialismo
Karl Jaspers
Jaspers fue el creador del término Existenzerhellung o
«esclarecimiento de la existencia», un término que resume toda su filosofía y que puede traducirse como existencia del hombre o existencia humana, la única en la que hay presencia, claridad y vida. Según el pensamiento de Jaspers, solo a través de la existencia todo se convierte en real. Jaspers también se relacionó con el resto de los existencialistas, manteniendo correspondencia y amistad con Jean-Paul Sartre o Martin Heidegger, entre otros grandes pensadores. Un cambio de impresiones que influyeron en su pensamiento y en el desarrollo del existencialismo. A su fallecimiento en 1969, Jaspers dejó un amplio y duradero legado tanto en el ámbito de la filosofía como en el de la psiquiatría, especialmente en lo que se refiere a sus ideas sobre la existencia, la liberta y la responsabilidad personal. Teoría de las “situaciones límite” Esta teoría es una de las claves del pensamiento existencialista de Jaspers. Según este autor, las situaciones límite (Grenzsituationen) son momentos de la vida en las que la persona se enfrente a las cuestiones últimas de la existencia, a veces fuera de la compresión humana o sin respuesta al superar ésta los límites del conocimiento. La enfermedad, el sufrimiento, la muerte o la responsabilidad moral son algunas de esas situaciones extremas de la existencia humana. Esta teoría trataba de arrojar luz sobre la condición humana y el concepto de trascendencia. Clasifica al ser humano como “acontecimiento” o “suceso” desde que nacemos hasta que se alcanza el “ser total” o “ser hacia la muerte”, pues, para él, los seres humanos somos entregados a nosotros mismos, con la tarea de vivir nuestra vida. Para Heidegger los estados de ánimo son los que nos permiten estar dispuestos a las acciones que realizamos en nuestra vida cotidiana, lo que significa que es imposible sentir dos estados de ánimo al mismo tiempo. El filósofo nos habla de diversos estados de ánimo como el temor, el aburrimiento, la esperanza, la alegría, la indiferencia, la saciedad, la exaltación, la tristeza, la melancolía, la desesperación, e incluso de la falta de ánimo. Las funciones de los estados de animo según Heidegger es revelar a nuestro ser en el mundo. Para él el estado de ánimo más revelador es la angustia, ya que lo que angustia al ser humano no es el mundo, sino el hecho de que el mundo ya no tiene significado. Heidegger propone que el ser puede conseguir un cierto control sobre los estados anímicos, pero no lo conseguirá gracias al uso de la razón ni la inteligencia, sino más bien un control de los estados anímicos con los mismos estados de ánimo. Por ejemplo si un hombre tiene miedo, simplemente sintiendo un estado anímico de evasión o indiferencia, el ser se traslada a otro estado, pero en ningún caso este puede escapar de los estados de ánimo, pues estos son la base de su misma existencia. Según el filósofo los estados son más importantes que las experiencias vividas y la percepción al respecto en relación a la existencia del ser. Filosofía de la existencia: La existencia de cada persona es única e irrepetible. La existencia nos enfrenta a cuestiones fundamentales de la vida, siendo muy importante la experiencia personal sobre los conceptos abstractos y generales. Solo la experiencia auténtica nos enfrenta directamente a los desafíos y las situaciones límite de la vida, además de ayudarnos a asumir la responsabilidad de nuestras acciones y nuestras elecciones. Por otra parte, Jaspers señalaba cómo el individuo ha de hacer frente a su propia finitud, siendo la manera de comprender de manera profunda la existencia. Una reflexión ante la muerte que nos lleva a desarrollar una mayor conciencia sobre la importancia de una vida plena, además de lo necesario que resulta dar un sentido a la vida a través de la búsqueda de valores y significado personal. La necesidad de comprensión del otro, de la alteridad Para Jaspers es importante comprender y valorar la existencia de los demás como seres irrepetibles y únicos. Un concepto relacionado con el de “existencia en comunicación” y que pone en valor la relevancia de las relaciones interpersonales y la intersubjetividad en la vida humana. La comunicación filosófica Jaspers defiende la importancia de la comunicación filosófica auténtica como forma de llegar a la autorreflexión y el autodescubrimiento. Los seres humanos son capaces de expresar de manera libre sus pensamientos y experiencias de manera dialogante y sincera. La comunicación ayuda a las personas a llegar a una comprensión más profunda de sí mismas y de la condición humana. Es uno de los filósofos existencialistas más influyentes Aunque no se considera un filósofo existencialista en sentido estricto, Jaspers es uno de los pensadores más influyentes y con mayor ascendente dentro del resto de los existencialistas y otros filósofos contemporáneos. Sus trabajos sobre la existencia humana, la exploración de situaciones límite y la búsqueda de una vida auténtica son algunas de las contribuciones más importantes al existencialismo y a la filosofía actual. Husserl
“La fenomenología, fundada por Husserl a principios del siglo XX,
surge como un intento de convertir la filosofía en una ciencia estricta encargada de la descripción de los fenómenos, entendido el fenómeno como la cosa misma tal y como se presenta. En este sentido, la fenomenología no sólo constituye una filosofía sino también un método”. (Zubiri, 2012) Husserl se esté a un proyecto filosófico harto complicado, su filosofía es demasiado complicada, por su estilo de escribir y explicar los conceptos; la intención de crear una “ciencia estricta” una reducción fenomenológica, significaba que la filosofía no estaba cumpliendo su cometido. La idea de convertir la filosofía en una “ciencia estricta” no solamente fue una idea primigenia de la reducción fenomenológica y del proyecto teórico de Husserl, tal cometido fue llevado a cabo a mi parecer de forma infructuosa por el Positivismo lógico; En Husserl la idea era de revelar la naturaleza real de los fenómenos y captar la esencia de las cosas, apartando al sujeto de la formación del conocimiento. El gran rival teorético de la fenomenología era el marxismo como método, el marxismo heredó la fenomenología y hermenéutica de la lógica hegeliana, su racionalismo, su historicismo y teoría del concepto sujeto-objeto, el marxismo hacia gran énfasis en el concepto hegeliano de praxis, la praxis para Marx era el demiurgo de la transformación de la realidad, ya sea una realidad histórica y una realidad praxiológica, en ese sentido la fenomenología husserliana sirvió como superación de la razón pura kantiana y la superación del predominante psicologismo en la Europa de finales del siglo XIX e inicios del XX. La fenomenología y la filosofía de la existencia poco a poco irán teniendo un encuentro, un encuentro que no iniciará propiamente en el siglo XX, sino que tendrá antecedentes en el siglo XIX. Soren Kierkeggard, fundó el existencialismo, que tendrá repercusiones en filosofos como Martin Heidegger y Sartre, dos de los ontólogos más importantes a mi parecer. Kierkeggard arremetió contra la filosofía racionalista de corte hegeliano, las posturas de Kierkeggard iban encaminadas a reprochar el olvido de la existencia a los grandes sistemas racionalistas Kant y Hegel, tal como Martin Heidegger reprochara el olvido del ser a la metafísica y ontología occidental. El olvide de la existencia y de el ser Daseín, serán dos postulados importantes en las filosofías existencialistas. Martin Heidegger será el re-formulador y creador de una revolución teórica en el pensamiento occidental; la crítica de la ontología tradicional y la creación de una analítica existencial con la ayuda de la filosofía de la existencia de Kierkeggard y el vitalismo de Nietzsche serán importantes en el despegue de la obra Heideggeriana, su proyecto teórico estuvo encaminado a responder una pregunta, la pregunta que interroga el sentido del ser. El ser para Heidegger es la manifestación ontológica de daseín y del mitsein; en este sentido Heidegger es un precursor de la fenomenología de su maestro, pero al mismo tiempo hay una ruptura, que a decir de Husserl será irreconciliable. Para Husserl la ontología de Heidegger ser tornará una metafísica y no una ciencia del ente, cuestión de la que la analítica existencial se separará. La fenomenóloga es una ontología, porque establece el sentido del ser, y de lo real, el poder de lo real a decir de Zubiri, y es aquí donde se conecta con el existencialismo, el existencialismo interpreta el fenómeno, el ser del fenómeno como algo que se manifiesta ante la existencia, y a través de la libertad. El existencialismo desea develar las características paradójicas de la existencia, del ser, del hombre, en ese sentido la existencia seria una fenomenología del ser accidentado, del hecho estricto de la soledad humana, angustia y nada que se consumen en una existencia que no tiene un sentido en sí. “El ser humano sólo puede existir en cuanto cree significado para su propia vida. Es la persona la que define su percepción, su experimentación del mundo (“vivencia existencialista”)., y quien debe saberse un ser real y no una entidad abstracta, colapsando con los conceptos espirituales del ser”. (Prieto Prini, 1992). La existencia humana es accidentada y fragmentada, el estar arrojado a la nada como diría Ortega y Sartre y sobre todo Heidegger hacen del hombre un Eyecto, una ruptura en la existencia. El hombre no puede existir sino tomando parte de esa libertad, eligiendo sus proyecto, ya que es la única manera en que su significado y su existencia material puede tener significado y justificación. Al igual que el marxismo -el existencialismo parte de las premisas de praxis constantemente, Castoriadis diría un acto de poiesis, un acto de creación de magma contantemente donde lo histórico-social se crea y el acto de creación de nuevas formas es el ABC de la existencia histórica. La praxis hace al hombre, tanto al hombre según el marxismo, como al hombre existencialista, solamente creando nuevos significados la realidad puede ser una nueva apertura, donde un significado sustituye a otro significado, en lo histórico-social seria un poder instituyente sustituye a otro. El existencialismo tuvo como máximo cometido el explicar lo que es existir, si, pero también que es estar en el mundo, lo hicieron a través de obra densas como Ser y tiempo, El Ser y la Nada, el Extranjero de Camus, o la filosofía existencial de Jaspers o el feminismo existencial de S. de Beauvoir. Aunque la existencia sea un accidente de la nada, la existencia debe tener un sentido, y ese sentido debe dárselo el ser humano. El hombre es la irrupción ética del ser en la historia. Sarte
Sartre afirmaba que el hombre está habitado desde el principio
por la nada, de manera que la condición humana está compuesta, a la vez, de ser y, sobre todo, de no-ser. “El hombre no es otra cosa que lo que él hace de sí mismo”. En ese sentido, el ser humano está condenado a la libertad, piensa el filósofo francés.
La base del existencialismo. “El ser humano es el único que no
sólo es tal como se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el principio del existencialismo”, postula Sartre. El filósofo afirma que el hombre es el ser por el cual la nada llega al mundo. Su pensamiento se configura en el reino de la conciencia soberana, de la libertad irrenunciable, del sujeto que se sabe creador del sentido o del sinsentido de la existencia. El ser humano, en esencia. Su gran obra filosófica, El ser y la nada, está dedicada a la construcción de una teoría de ese sujeto individual. El pensador parisino cree que la nada está en el seno mismo del ser, como un gusano, precisamente para que la conciencia libre pueda despegarse de sí. En esa obra aparecen una serie de categorías, como la falta de algo, sin la cual el deseo resulta inimaginable. También la angustia, que no es miedo a un objeto externo, sino conciencia de la imprevisible conducta propia. Esas y otras categorías fueron utilizadas en el ejercicio de lo que el propio Sartre denominó su “psicoanálisis existencial”, que no tiene nada que ver con el freudiano, dado que el del filósofo es el de la vida del ser humano. "La existencia precede a la esencia" es el principio que tienen en común todas las formas de existencialismo. Descarta de plano la preexistencia de una naturaleza o esencia humana que pueda determinar de cualquier manera al hombre. Se descree la idea de algún Dios creador, demiurgo o artesano que haya creado al hombre y, por tanto, una naturaleza o esencia humana. En palabras de Sartre, un Dios que cuando crea sabe con precisión lo que crea. El existencialismo parte, por lo tanto, de la subjetividad del hombre que se piensa y adquiere conciencia de sí mismo, y, como tal, es un hombre que empieza por ser nada y se hace en su existencia: "empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define". El hombre es, de esta manera, lo que él elige hacer de sí, lo que hace en su proyecto de vida. ¿El hombre es libre? Dado que la existencia precede a la esencia: Se descarta por completo la existencia de una naturaleza humana que pueda determinar al hombre. No existe una escala de valores determinados a priori, sin ningún fundamento, que permita guiar sus acciones. El hombre está abandonado: no encuentra ni en sí ni fuera de sí a qué aferrarse". Es decir, debe interpretar por sí mismo todos los signos y decidir hacia dónde encaminar su proyecto de vida, con plena conciencia de que no puede (o no debe) tomar decisiones basándose en excusas. Es cada hombre quien decide cómo interpretar los signos, circunstancias y vicisitudes del mundo. Para explicar este punto Sartre nos da el ejemplo de Abraham en la Biblia. Abraham escucha una voz, pero es Abraham mismo quien decide si la voz que escucha corresponde a un ángel. Libertad implica responsabilidad Si la existencia precede a la esencia y el hombre es el proyecto de lo que elige ser, entonces debe asumir también su propia responsabilidad por lo que hace de sí mismo. No hay un orden superior que lo determine, coarte o ate de ninguna manera. El hombre debe asumir responsabilidad de su propia conciencia, escoger sus valores y tomar sus propias decisiones. El existencialismo busca: (...) poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia (Sartre). Pero esto implica también que el hombre toma sus decisiones de manera responsable respecto a toda la humanidad. Por ello, Sartre invita a tomar decisiones ejemplares: elijo qué tipo de persona quiero ser, y, al hacerlo, debo elegir de manera responsable respecto al resto de la humanidad. De manera muy práctica, Sartre invita a preguntarnos ¿qué pasaría si todos hicieran lo mismo que yo? Por lo tanto: (...) no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser (Sartre). Enseñanzas prácticas del existencialismo de Sartre Se puede elegir luchar contra los poderes establecidos, salir de la propia condición, romper la tradición, y tomar "tentativas no basadas en la experiencia". Soy yo mismo quien decide cómo interpretar los signos del mundo y cuál es su sentido. Debo considerar mis posibilidades, sólo si están dentro de mi campo de acción: si me permiten tomar alguna acción y por lo tanto el rumbo de mi destino. De lo contrario, debo desinteresarse porque no puedo pretender que el mundo se adapte a mi voluntad. El hombre es la realidad de las acciones realizadas en su proyecto de vida. No sus sueños, esperanzas, afectos, contradicciones. En realidad debe ser juzgado en concordancia con las acciones tomadas en su vida. Nietzsche
Sartre explica el existencialismo de la siguiente manera: el
hombre puede ser definido en base a dos posibilidades. En la primera, el ser es concebido antes como esencia y luego como existencia, es decir, está configurado desde antes de su nacimiento por una serie de conceptos preestablecidos que ya definen lo que es. Sería el caso de suponer una existencia de Dios, el cual crea la esencia del hombre antes de que éste exista. Aún más, para Sartre, durante el siglo XVIII, si bien se suprime la idea de Dios en algunas filosofías ateas, esto no implica que deje de pensarse que el hombre es primero esencia y luego existencia. Sartre dice: «Esta idea la encontramos un poco en todas partes: la encontramos en Diderot, en Voltaire, y aún en Kant.» . Pero él propone totalmente lo contrario: que sea la existencia la que preceda a la esencia, es decir, que el hombre primero nazca en la tierra y, luego, que él mismo se defina. Sartre explica que así «sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.» , frase que nos hace pensar que el existencialismo sartriano tiene, como punto de partida, unos de los preceptos más relevantes de la filosofía nietzscheana: la caída de Dios. Además, el hecho de que sea el hombre quien se defina, implica que su camino comienza desde su subjetividad, con lo que Sartre agrega que, de este modo, el hombre tiene una responsabilidad ante sus actos. Sartre da un paso más y añade «el sentido profundo del existencialismo.» . Explica que el hombre, al tomar una decisión, en realidad la está tomando por todos y, por ende, al escogerse de una determinada manera, elige cómo quisiera que fuera el ser. Sartre explica: «Cuando decimos que el hombre elige, entendemos que cada uno de nosotros elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los hombres. En verdad hay que preguntarse siempre: ¿qué sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo?» . De esta manera, Sartre expone que esta responsabilidad del hombre ante sus actos no es tan sólo personal, ya que su decisión importa a toda la humanidad. Y cuando Sartre señala que el hombre vive con angustia, para él ésta se produce debido a su gran responsabilidad que compromete a los demás hombres. Pero para Sartre, esto no le impide actuar. Es más, la angustia es una consecuencia de la acción, ya que los hombres «enfrentan una pluralidad de posibilidades, y cuando eligen una, se dan cuenta que sólo tiene valor porque ha sido la elegida.» . Otra de las características importantes del existencialismo es el «obrar sin esperanza.» . Tampoco hay interés por el viaje o las expectativas ante un trabajo mejor. Cuando su jefe le explica que lo requiere para hacerse cargo de un proyecto en Rouen y La Roche-sur-Yon, que le propiciaría el poder viajar, el protagonista piensa: «Los desplazamientos siempre han sido para mí una pesadilla; Henry La Brette lo sabe. Podía haber contestado: ‘Entonces dimito’; pero no lo hice». . Así, el narrador, por medio de esta actitud, pareciera distanciarse tanto de Nietzsche como de Sartre. Con el primero, ya que para Nietzsche es fundamental que el hombre, desde el nihilismo, cree sus propios valores, defendiendo una filosofía en la cual el ser no puede «agotarse» ante el vacío, exigiendo tras esto la superación de sí mismo y no una pertinaz indolencia. Y, con Sartre, el problema es aún mayor, ya que para éste la acción es uno de los caracteres más relevantes de su filosofía, pero además incorpora a la primera el rasgo moral, tan desvalorizado por Nietzsche. El protagonista en ningún momento, como quiere Sartre, se cuestiona «¿qué sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo?», sino que, por el contrario, experimenta una insensibilidad ante la naturaleza de sus actos. Pese a esto, creo ver en el protagonista un registro que es posible emparentar con la enseñanza de Nietzsche, el cual tiene que ver con la idea del «eterno retorno de lo idéntico». Recordemos Que, más allá todas las interpretaciones que se la han otorgado a tal propuesta, hay una confirmación de que hay una enseñanza segura, instituida por Nietzsche, que se repite en cada una de ellas a partir del «eterno retorno»: es el pensamiento que dice sí a la vida en la tierra, mediante el cual el ser desea tanto vivir cada momento, que no tiene inconvenientes en anhelar, él mismo, la repetición una y otra vez, de los instantes padecidos en la tierra. Esta es la instauración, de parte Nietzsche, de la valoración de la tierra. Y pese a toda su indolencia, o mejor, gracias a ella, estos preceptos no están tan alejados del obrar del protagonista, tal como lo advierte en uno de sus muchos instantes depresivos: «…el presentimiento de que tu vida se acerca a un desastre doloroso y definitivo, se conjugan para hundirte en un estado de verdadero sufrimiento. Y esto se confirma en el momento en el que el narrador siente temor de perder la vida, ante un ataque cardíaco repentino: «Me impresionaba la injusticia de esta muerte súbita. No se podía decir que yo hubiera abusado de la vida. Desde hacía unos años, es verdad, me encontraba en un mal paso; pero eso no era precisamente una razón para interrumpir la experiencia» , Y el protagonista es capaz de decir Cursivas del original. «no era precisamente una razón para interrumpir la experiencia», aún bajo la situación en la cual se encuentra: desesperado y deprimido. Es decir, la idea del «eterno retorno» es tan fuerte en él, que, estando en una de las peores condiciones de una existencia, se esfuerza por dejar en claro que su deseo de repetición es más fuerte y verdadero. El protagonista dice: «Desde hace años caminó junto a un fantasma que se me parece y que vive en un paraíso teórico, en estrecha relación con el mundo. Durante mucho tiempo he creído que tenía que reunirme con él. Ya no…Ya no me interesa; aún así, sigo» . Y aquí se produce la coincidencia con Sartre, quien explica que «no es necesario tener esperanzas para obrar». Tal cual Sísifo, el protagonista ve pasar sus días uno tras otro sin que nada cambie. Pero los acepta, los confirma y de esta manera le da sentido a una vida que se torna sin esperanzas y bajo la cual no hay nada que esperar, nada que el futuro depare, pero que sin embargo, es aceptada hasta sus últimas consecuencias. Pero si el protagonista reafirma la vida en la tierra y se resigna, cabría preguntarse: «¿Por qué ordena matar?» En el ensayo titulado «La Rebeldía Mítica de Albert Camus», Marla Zarate propone una idea interesante. Ella explica que los personajes de Camus, seres que toman conciencia de su realidad absurda, tales como nuestro protagonista, están caracterizados por una gran sensibilidad, casi una animalidad, en los cuales el «vivir sensitivo anula toda aspiración metafísica.». Así se explicaría la indiferencia del protagonista, su aceptación resignada del azar, su aferramiento al presente, su tendencia a actuar motivado por la recepción del medio ambiente. De esta forma, nuestro anti-héroe encarnaría las características de lo dionisiaco que Nietzsche reclama habrían estado tan desdeñadas ante el reinado de lo apolíneo. Finalmente, incluso la sociedad condena hasta la enfermedad, tal como el protagonista, abatido ante esta idea, señala en una intervención con su superior: «Le informo, de entrada, que estoy atravesando una depresión; él acusa el golpe…se alza entre nosotros una especie de muro invisible. Ya nunca me considerará como un igual, ni como un posible sucesor; la verdad es que a sus ojos ni siquiera existo; he caído» . Es decir, esta sociedad trabaja con patrones ya preestablecidos e incuestionables, aquellos que condenan tanto los errores, los olvidos y la enfermedad, catalogando estas características como lo raro o lo absurdo. Houellebecq repite la crítica de Nietzsche, quien reclama que ya no es aceptable la imposición de valores. Recordemos que en su discurso «De las Tres Transformaciones», incluido en su libro Así Habló Zaratustra, el camello pasa a león y éste finalmente a niño. Y esta es una idea que ya había sido formulada por Nietzsche en Así Habló Zaratustra. Ahí Nietzsche señala: «¡desconfiad de todos aquellos a quienes es poderosa la tendencia a imponer castigos! Pues a mí la justicia me dice así: ‘los hombres no son iguales’» . De esta manera, tanto Nietzsche como el protagonista, desaprueban la vieja fórmula bajo la cual se erigen hombres, modelandolos de tal forma que sean el resultado de la imposición de sentencias. Pero bajo una sociedad racional, para el narrador fue complicado liberar su lado animal, aún cuando el mismo Sartre reconozca que finalmente «sólo nos queda fiarnos de nuestros instintos.» . Esto le trajo problemas. Su accionar no fue sino una consecuencia de la imposibilidad de canalizar su rabia, aquella intempestiva rabia que brotó tan furtiva e irracionalmente cuando envió a matar a Tisserand, su compañero de trabajo. REFERENCIAS Antúnez, A. P. (2023, 13 julio). Karl Jaspers y el existencialismo. unprofesor.com. https://www.unprofesor.com/ciencias-sociales/karl- jaspers-y-el-existencialismo-6058.html Reporterosdeinvestigación.com. (2019, 26 junio). https://reporterosdeinvestigacion.com/2019/06/26/de- husserl-al-existencialismo/ Cohnen, F. (2016). Sartre, padre del existencialismo. Muy Interesante. https://www.muyinteresante.es/historia/34521.html#:~:t ext=%C3%89ste%20es%20el%20principio%20del,del%20si nsentido%20de%20la%20existencia. Molina, C. G. (2023). El existencialismo es un humanismo de Sartre: resumen y análisis. Cultura Genial. https://www.culturagenial.com/es/el-existencialismo-es- un-humanismo-jean-paul-sartre/ Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura. (s. f.). Portal de Revistas Científicas. https://revistas.userena.cl/index.php/logos/article/view /117/267