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“El arrepentimiento te da corona” - Mensaje del

Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela


Publicado el2 enero, 2017

El propósito de Dios cuando venimos a la Iglesia es que entendamos por medio de Él y


del Espíritu Santo Su palabra, para que entendamos que hay algo diferente para
nosotros, que va a cambiar nuestra vida. Algo va a cambiar en tu vida, dentro de la
Iglesia.

Si la Iglesia no cambia tu vida cuando entras a ella, hay problema.

Romanos 14:10-13 (RV1960)

“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu
hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito
está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua
confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así
que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner
tropiezo u ocasión de caer al hermano”.

Pablo nos está diciendo que llegado el momento, estaremos frente al Juez y que
habremos de dar cuenta.

Para mover tus pensamientos y tu forma de pensar y que empieces a valorar lo que es la
Iglesia y lo que la Iglesia te puede dar y que puedes obtener a través de ella. Cara a cara
nos veremos frente al Juez y tendremos que dar cuenta. Habrá un Juez que es el Dios
mismo y daremos cuenta de todo lo que hemos hecho.

No te puedes conformar con lo que estás haciendo, mientras más pasa el tiempo, más se
acerca el juicio del lugar donde te vas a encontrar con Dios. Cuando estés frente al Juez,
no podrás decir que te vas a devolver para arreglar unas cosas que te faltaron. Quiero
quitarte la mentalidad que tienes de venir a la Iglesia, solamente a pensar lo que quieres
pensar y a creer únicamente lo que quieres creer e irte sin entender la Palabra.
Juan 5:22-23 (RV1960)

“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos
honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que
le envió”.

El Cristo que predicas y adoras pero que sigues pecando, con ese mismo Cristo te vas a
encontrar frente a frente en un tribunal. Quiero reforzar tu conocimiento para que no
sigas perdiendo el tiempo.

2 Corintios 5:10 (RV1960)

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de


Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el
cuerpo, sea bueno o sea malo”.

Pablo en Romanos nos dice que entraremos en un primer juicio que es por juzgar a los
hermanos, también por menospreciar; la palabra menospreciar envuelve todo lo que es
el orgullo y en ese primer juicios seremos juzgados por ello. Seremos juzgados por todo
lo que hagamos en el Cuerpo, en un mismo juicio seremos juzgados por dos
condiciones. Una que involucra todos tus pensamientos y otro que juzga todo lo que
hagas en el Cuerpo de Cristo o en tu cuerpo físico.

No podemos tomar a broma lo que es la Iglesia y jugar a la religión. Seremos


enfrentados por nuestra fornicación, y por juzgar a nuestros líderes y hermanos. La
salvación no es fácil y hemos llegado a creer que si lo es.

No quiero infundirte temor, la cara que veremos no será una de odio, sino una de
misericordia, porque Él quiere tributarnos el perdón y darnos una corona para nuestra
vida. Así como llevas tu vida mediocremente aquí también la puedes llevar allá en el
cielo, mediocremente salvo.

Este tribunal no es uno de faltas por condenación, sino más bien uno de acciones por
recompensa. El rostro del Juez será de uno de mansedumbre y bondad. Ahí estaremos
todos los creyentes.

1 Corintios 3:12-17 (RV1960)

“Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará,
pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de
alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por
fuego. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de
Dios, el cual sois vosotros, santo es”.

Si dentro de la Iglesia, fundamentamos nuestra vida y obras en hojarasca o madera,


cuando llegue el fuego se la va a llevar. Hay personas dentro de la Iglesia que así lo
están haciendo. Si edificaste sobre oro, como oro será tu recompensa.
Nuestro cuerpo no es nuestro, nuestro espíritu no es nuestro, es de Dios, y por ello,
Dios, nos pedirá cuentas. Nadie quiere cambiar ni ser transformado, antes Dios
fulminaba al instante, ahora por Su misericordia, nos da tiempo, y hemos hecho de ella,
un libertinaje.

Cuando Jesús venga en Su segunda venida, ya no lo hará con misericordia para salvarte
del pecado, vendrá para buscar Su esposa, Su novia.

Filipenses 3:8 (RV1960)

“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo
tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios
por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Si en alguna manera
llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya
sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también
asido por Cristo Jesús”.

Tenemos que empezar a soltar mucha basura. No permitamos subir a ese Juicio
avergonzados. Este es el tiempo de ser diferente y de soltar el pasado. Estás basando tu
vida en hojarasca y el pasado te sigue devolviendo. En ese juicio daremos cuenta por lo
bueno y lo malo que hayamos hecho.

La savia que le da vida al hombre viejo son los recuerdos del pasado.

1 Corintios 9:24-27 (RV1960)

“ ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo
se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de
todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta
manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado”.

Golpear tu cuerpo significa luchar contra tu voluntad. Si te gusta hablar mentiras, tienes
que luchas con tu lengua. Tienes que despojarte de todo pecado para llegar a la meta.
Queremos que Dios nos sane pero no queremos dejar el pecado.

Cuando leemos estos versículos, algo debe ocurrir en nuestro interior. Que Dios haga
milagros en Su Iglesia, no debe ser noticia, eso debe ser lo normal. Muchos van
brincando de iglesia en iglesia buscando palabras proféticas y sanidad y desde que
llegan se van los milagros. Cuando llegues a la Iglesia, debes venir decidido a ser
cambiado y transformado, a golpear tu cuerpo y los milagros te van a seguir.

Tenemos que revisarnos. Cada vez que decimos que somos cristianos, estamos
poniendo en juego el nombre de Dios. No podemos vivir creyendo que nuestro destino
es aquí en la tierra, nuestro destino es eterno y tiene algo especial para ti y para mí. Deja
de pensar en ti mismo y empieza a pensar en Dios, en lo que tiene para ti y en lo que te
puede dar. Somos testarudos y conformistas.

Hay un destino eterno en cada uno de nosotros y es darle la gloria a Dios aquí en la
tierra y en la eternidad.

1 Corintios 6:20 (RV1960)

“ Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo
y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.

Si no entiendes esto no tienes la revelación de la cruz y sigues construyendo tu vida en


hojarasca; y con la primera prueba, te caes. No puedes ser sanado ni bendecido, si no
ves a Cristo en la cruz. Fuiste comprado a precio de sangre.

Glorificar a Dios y servirle es tu destino.

Apocalipsis 22:1-3 (RV1960)

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que
salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro
lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su
fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más
maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán”.

Le vas a servir a Dios en la eternidad conforme le sirvas aquí en la tierra. Podrás ser
salvo, pero te vas a llevar la misma mediocridad si no cambias. Venir a la Iglesia es
Dios preparándote y entrenándote para lo que has de hacer.

A Charles Spurgeon le preguntaron qué haría si el Señor viniera a buscarlo esta misma
noche, a lo que él contestó, lo primero que voy a hacer es sentarme a cenar, lo segundo
que haría es salir a predicar la Palabra bajo la luz del fuego y lo tercero que haría es ir a
mi cama a esperarlo.

¿Qué vamos a recibir? Promesas y recompensas. Dios nos recompensa, poniéndonos


coronas.

El Nuevo Testamento nos habla de cinco coronas:

1. Corona incorruptible sobre aquellos que obtengan dominio sobre el viejo


hombre. Si tomas control de tu hombre viejo, obtendrás una corona incorruptible
en la eternidad. 1 Corintios 9:24-25.

Tienes que dominar el hombre viejo. El hombre viejo son los recuerdos, los
sentimientos, la voluntad y los sentimientos.

2. Corona de gozo para los ganadores de almas, aquí no entra el pasivo ni el


temeroso, ni aquel que tiene miedo a predicar.

1 Tesalonicenses 2:19-20 (RV1960)


“Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois
vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra
gloria y gozo”.

3. Corona de la vida para aquellos que resisten la prueba. Cuando te viene una
tentación a la mente, tienes que resistir y ser radical e ir tras tu corona de vida.

Santiago 1:12 (RV1960)

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la


prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.

Con cada una de estas coronas podemos ser partícipes aquí en la tierra. Corona de vida
significa que todo lo que tocas, le das vida. Tenemos que ir detrás de esa corona como
quien corre en un estadio.

4. Corona de justicia.

2 Timoteo 4:1-8 (RV1960)

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón
de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán
de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las
aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser
sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de
justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también
a todos los que aman su venida”:

Pablo fue radical y por serlo, se le tiene guardada la corona de justicia. Tenemos que ser
justos. Si criticas, enjuicias y murmuras, ¿puedes llamar a eso justicia?

5. Corona de gloria. No puedo manifestar la gloria de Dios, si no soy justo y si no


tengo gozo, no puedo manifestar la gloria de Dios si tengo una vida corruptible.

Tienes que pensar en que te vas a ver cara a cara con Él.

1 Pedro 5:1-4 (RV1960)

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo
de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será
revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por
fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no
como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de
la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria”.
Tener una grey es tener hijos espirituales. Si no tienes ni un hijo espiritual, no vas a
poder tomar una corona de gloria.

1 Juan 2:28 (RV1960)

“Y ahora, hijitos, permaneced en Él, para que cuando se manifieste, tengamos


confianza, para que en su venida no nos alejemos de Él avergonzados”.

Si no entendemos esto, nuestra salvación será avergonzada. Lo que nos va a avergonzar


es el estilo de vida que hoy no queremos cambiar. Ese estilo de vida que satisface más
tu cuerpo y tu alma.

No digas que no sabes lo que a Dios le molesta y le duele. Y si lo sabes, también sabes
cómo detenerte. No puedes seguir valorando el estilo de vida que tienes en comparación
con el que Dios te puede dar.

Lo normal es andar en libertad y gozo, para un hijo de Dios, lo normal sí es andar


bendecido.

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