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ISFD 39

Oratoria y retórica docente


Módulo 2

27 de Marzo de 2019

PROTON-FILO NEWS. LA REVISTA DIGITAL DE FILOSOFÍA DE LA UBA

¿Qué son y qué hacen las academias de la lengua?


Por: Juan Eduardo Bonnin* y Daniela Lauria**
*Lingüista. Profesor en Universidad Nacional de San Martín, investigador del CONICET.**Lingüista.
Profesora en Universidad Nacional de Buenos Aires, investigadora del CONICET.

La Real Academia Española (RAE) pretende conservar la unidad del


español en todo el mundo hispanoparlante utilizando como modelo único la
variedad de los sectores medios y altos de Madrid y alrededores. La RAE fue
fundada en 1713 por el Estado Español. Su principal finalidad es conservar la
unidad del español en todo el mundo hispanohablante. Sus dos instrumentos
más conocidos son la Gramática y el Diccionario. Aunque declara que son
descriptivos (es decir, que dicen cómo hablan las personas y qué significan las
palabras), la verdad es que prescriben cómo deberíamos hablar y cuáles
deberían ser los significados “correctos”. Esto se hace seleccionando la
“variedad lingüística más prestigiosa”, con criterios más políticos o económicos
que lingüísticos. Todos sabemos que el español se habla distinto en lugares y
situaciones diferentes. No solamente los argentinos hablamos distinto de los
españoles: dentro de cada país también hay peculiaridades: el cantito
cordobés, el significado de las palabras (un “porrón de cerveza” en Santa Fe,
un litro; en Buenos Aires, 300 cm3),
Al hacer un diccionario y una gramática únicos, la RAE elige las formas y
los significados “correctos”, “elegantes” y descarta otros. Con la independencia
americana, muchos intelectuales la cuestionaron: ¿por qué España nos dice
cómo hablar? ¿No deberíamos tener también independencia lingüística?
En el año 2004, cuando se realizó el Congreso Internacional de la
Lengua Española en Rosario, la RAE y la Asociación de Academias de la
Lengua Española (ASALE), entidad que reúne a las 23 academias de países
hispanohablantes, firmaron el documento “Nueva Política Lingüística
Panhispánica” que afirma que el modelo normativo ya no sería el propuesto por
la RAE, sino el consensuado con todas las academias, que serían co-
responsables de la elaboración del diccionario y de la gramática. Pero en la
práctica, la norma lingüística sigue siendo, con algunas excepciones, el
castellano de Madrid.
La RAE se constituyó en autoridad máxima sobre el bien y mal decir a
través de sus políticas, y así logró la obligatoriedad de sus pautas en los
ámbitos jurídico-administrativos, en los medios masivos de comunicación, y
fundamentalmente en la escuela. Al convertir a la RAE en la autoridad sobre el
idioma, le damos al estado español soberanía sobre los contenidos que se
enseñan en nuestras aulas. Las academias sirven para tratar de detener el
cambio constante de la lengua, porque cuando más personas hablan de una
manera determinada, más fácil es venderles ideas, productos y servicios. Los
gobiernos no siempre entienden la importancia de ese proceso, y están
dispuestos (a veces) a defender los derechos de los productores de pirulines,
pero no los de los hablantes
La respuesta a la política expansiva y centralista de la RAE no puede ser
la indiferencia, sino la formulación de políticas lingüísticas nacionales y
regionales soberanas, que tengan en cuenta la diversidad de las lenguas y de
las personas que las hablan.

1.a- Elegir una opción entre los siguientes géneros discursivos:


El texto anterior corresponde a: ponencia- debate- informe de lectura- artículo
periodístico de opinión- reseña crítica- ensayo
1.b- Identificar la organización
1.c- Transcribir o señalar los recursos retóricos empleados e indicar y su
propósito
1.d- Trama/tipo textual predominante
1.e- Enunciar la tesis con una reformulación.
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En el principio fueron los labios


Por Irene Vallejo * 30 de julio de 2023 -

. Imagen: Iñaki

Al hablar, como al cantar, nos convertimos en un instrumento


musical de carne. Ciertas personas son capaces de seducir con el
erotismo de sus palabras, apenas una frágil brizna de viento que
brota del temblor de la garganta y una caricia de la lengua. Las
cuerdas vocales, imprescindibles para que nazca la voz, en realidad
no tienen forma de arpa; se parecen más a unos labios –sonrisas
interiores y verticales– que vibran al paso de una columna de aire.
Como escribió el poeta Fernando Pessoa: “Las palabras son para mí
cuerpos tangibles, sirenas visibles, sensualidades incorporadas. El
deseo crea en mí ritmos verbales, o los oye de los otros. Me
estremece si hablan bien”.

Existe un arte de fascinar a los demás con el discurso, y sus más


tempranos maestros fueron los sofistas griegos. Su trabajo nació a la
par que la democracia, cuando por primera vez en la historia los
ciudadanos tuvieron voz para intervenir en la asamblea –salvo las
mujeres, esclavos y extranjeros: calladitos estaban más guapos–. La
oratoria, con sus técnicas, debates y repertorios, fue en origen un
hallazgo revolucionario de nuestros antepasados, que la incluyeron
en sus programas educativos. El filósofo Gorgias contraponía su
pequeño tamaño a sus enormes repercusiones: “La palabra es un
poderoso soberano, que con un cuerpo pequeñísimo e invisible
realiza empresas divinas: eliminar el temor, suprimir la tristeza,
infundir alegría, aumentar la compasión”.

La democracia es una invención polifónica y extravagante. En la


mayor parte de las especies no son muy habituales las votaciones,
los debates, los consensos y los acuerdos por mayoría. Este
estrafalario sistema de organización intenta trenzar una convivencia
apoyada no en la fuerza, sino en una delicada urdimbre de acuerdos
y en un diálogo incesante. No en vano, llamamos parlamento al
espacio parlanchín donde se engendran las leyes y donde los
gobernantes responden. Y tal vez por eso, allí donde estalla el
estruendo bélico, la guerra es confusión y la paz, conversaciones.

Para compartir y convivir hay que cultivar la escucha: necesitamos


reflexiones serenas y cuidadosas, esas voces discretas que, ante el
griterío, pueden terminar por guardar silencio, tímidas e intimidadas,
con un nudo en la garganta. En un clima de susceptibilidad y
hostilidad, hablar en público puede ser un ejercicio aterrador. Los
psicólogos le dan un nombre griego: glosofobia. Una encuesta reveló
que tomar la palabra ante una audiencia es una de las experiencias
cotidianas más aterradoras en opinión los norteamericanos, por
delante de la muerte, las arañas y la oscuridad. En un funeral, los
asistentes preferirían ocupar el puesto del difunto antes que
pronunciar el discurso en su honor. Gabriel Conroy, el protagonista
del relato Los muertos, de James Joyce, asiste a una fiesta organizada
por sus ancianas tías, Kate y Julia. Bajo la aparente placidez de la
celebración navideña, sufre por el discurso que debe pronunciar tras
la cena, cohibido por los reproches de una antigua amiga. La
angustia le impide percibir la amenaza de una devastadora
revelación. Cuando puede escabullirse de los grupos de invitados,
saca a escondidas un papel del bolsillo y repasa el guión. Duda,
suda. A punto de sufrir un gran seísmo personal, su gran
preocupación es cómo sobrevivir a su perorata.
El arte de hablar bien apela a la palabra que nutre el pensamiento y
no el vértigo. La que entreteje ironía y poesía, donde palpita el
sentido. La que hila significados y revela matices, no el lenguaje
sobresaltado, histérico, que reduce el mundo a un titular. De hecho,
la política destemplada recurre con demasiada frecuencia a un
término de origen gaélico, “eslogan”, que significaba “grito de guerra”
y era la invocación a las armas de un clan escocés. Cuando no somos
capaces de resolver los conflictos meneando los labios, acabamos
por enseñar los dientes. Entre el temor, el temblor y la seducción, a
todos nos gusta sonar afinados. Encontrar una frase potente,
divertida e ingeniosa es uno de los grandes placeres de la vida: la
dicha de los dichos.

* Autora de El infinito en un junco, editorial Siruela.

El furor por Harry Potter no tiene fin

Salió en castellano la octava entrega de la saga; un libreto del teatro al papel.

Por Tommaso Koch en El País. La vigilia en Buenos Aires. Foto: LA NACION / Daniel Jayo, 19/8/2016

MADRID.- Los trenes mágicos no fallan. Se estima que cada 30


segundos un nuevo lector abre algún libro de Harry Potter: siempre encuentra
un vagón esperándolo, en el andén 9 de King"s Cross, listo para llevarlo a una
aventura. En el mundo real, en cambio, la puntualidad puede ser toda una
magia. En 1990, J. K. Rowling viajaba desde Manchester hasta la estación
londinense. En lugar de algún hechizo, su ferrocarril sufrió una avería. Aunque
aquel retraso realmente tuvo algo de encanto: la autora aprovechó para
concebir la idea de un joven mago con un gran destino por delante. El increíble
periplo de Harry Potter también acababa de empezar. Pasaron 26 años y la
saga vuela cada vez más alto: tanto que su octavo capítulo, Harry Potter y el
legado maldito, se publica hoy en España y América latina (Salamandra).
Los números agrandan el triunfo: siete libros, con 450 millones de
ejemplares vendidos; ocho películas, con 6870 millones de ingresos, la mayor
recaudación de la historia para una saga cinematográfica; además, parques
temáticos, videojuegos y merchandising. Las novelas se han traducido a unos
70 idiomas. Pero, los fans siguen sedientos, tanto que en Reino Unido Harry
Potter y el legado maldito estableció el mejor debut de la década para un libro.
Hay un matiz que conviene repetir: el octavo episodio no es una novela
porque lo que se publica en formato de libro es el libreto del montaje escénico.
Ni siquiera está escrito por Rowling: la autora concibió la historia junto con el
director teatral John Tiffany y el dramaturgo Jack Thorne. Fue este último el
encargado de rellenar las páginas. El libro arranca 19 años después de la
séptima novela. El "niño que sobrevivió" es ahora un padre de familia, con un
empleo en el Ministerio de la Magia y problemas que ni sus hechizos pueden
resolver: poco tiempo, mucho trabajo y una relación complicada con Albus
Severus, su hijo más joven y protagonista de la obra. Ante la imposibilidad de
crear una némesis1 a la altura de Voldemort, los creadores optaron por un
enemigo más real: la sombra de un padre legendario.
Lo cierto es que todas las reseñas han aprobado con entusiasmo la obra
teatral. Hay también, eso sí, voces críticas, como The Hollywood Reporter, que
la considera una "remezcla de la mitología que ya existía" El año próximo se
publicará una nueva versión del guion de Harry Potter y el legado maldito, con
los cambios que el montaje vaya incorporando a medida que se representa.
Hay quien denuncia que el negocio le está ganando el pulso al hechizo, pero la
saga siempre tendrá un mérito: si millones de niños empiezan a leer gracias a
Harry Potter es porque no hay magia más prodigiosa.
1: Némesis: castigo, venganza.

1.b- Indicar el tipo de texto y la trama predominante. Organización.


1.c- Transcribir ejemplos de recursos, entre ellos, metáfora, cita de autoridad,
causa -consecuencia, comparación y otros
1.d- ¿Cuál es la opinión del autor del texto y dónde queda manifestada?

La Nación, 2 de enero de 2020


Frozen II Por: María Fernanda Mugica

(Estados Unidos/ 2019) / Dirección: Chris Buck, Jennifer Lee. Guion: Jennifer
Lee. Elenco: Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Jonathan Groff.
Distribuidora: Disney. Duración: 103 minutos. Calificación: apta para todo
público
El enorme éxito de Frozen: una aventura congelada dejó la certeza de
que habría una secuela. La historia no necesitaba continuarse, pero las
posibilidades comerciales de semejante fenómeno no podían ser derrochadas.
Como suele suceder, lo que comenzó siendo algo novedoso y sorprendente
pasó a ser conocido y a generar expectativas muy difíciles de cumplir.
Frozen II recurre al pasado de la familia de Elsa y Anna en busca de una trama.
Las hermanas deben viajar a un bosque que quedó atrapado en una
especie de neblina luego de un enfrentamiento entre los soldados del reino de
Arendelle y el pueblo originario de Northundra. Ese lugar fue muy importante en
la historia de sus padres y tal vez contenga alguna clave para entender la
naturaleza mágica de Elsa. Por supuesto que las protagonistas están
acompañadas en la aventura por Kristoff, el amor de Anna, y Olaf, el adorable
muñeco de nieve que aporta encanto y comedia.
Continuando con el cambio de paradigma de las historias de princesas
que popularizó Frozen: una aventura congelada , en esta secuela las
preocupaciones románticas están puestas en Kristoff, ocupando un segundo
plano, y tratadas con mucho humor (incluyendo una divertida escena musical
que imita un videoclip de balada romántica). El centro del film siguen siendo
Anna y Elsa, reforzando una vez más su lazo fraternal, ambas en búsquedas
que tienen que ver con sus identidades y ambiciones, muy lejos de las historias
de princesas rescatadas por príncipes valientes.
Son cambios bienvenidos en este tipo de relatos orientados al público
familiar, pero, por otro lado, la falta de un personaje antagónico fuerte les quita
algo de emoción a las aventuras de las hermanas.
Elsa y Ana se encuentran con muchos obstáculos en su camino, además
de los internos propios, pero no con una amenaza terrorífica, al estilo Maléfica
(la de La bella durmiente , no la versión Angelina Jolie).
Más allá de todo esto, Frozen II se destaca en la calidad de la
animación. Vale la pena pasar por alto los detalles de una trama poco
apasionante por la admirable secuencia en la que Elsa intenta cruzar el mar y
se encuentra con un caballo de agua. Describirlo es superfluo: basta con decir
que está a la altura de los grandes clásicos animados de Disney y, aunque toda
la película tiene una estética de gran belleza, esa secuencia condensa el poder
de la animación como materialización de la fantasía en la pantalla.
1.a- Indicar cómo se organiza el texto, portador y género
1.b- Diseñar un cuadro de dos columnas en el que se listen los aciertos y
desaciertos de la película, según se señala en la nota
1.c- ¿Qué podría interpretarse a partir del hecho de que Kristoff ocupa un lugar
secundario en la historia?
1.d- Identificar qué recursos retóricos son los subrayados en el texto

1.e- Subrayar La opción correcta. La tesis es:

 Toda la película tiene una estética de gran belleza Se plantea una


alternativa a la historias tradicionales de princesas
 Frozen II no tiene una trama novedosa y sorprendente como Frozen I:
no necesitaba una secuela
 Frozen II destaca por su animación y está a la altura de los clásicos de
Disney

1. f- Escribir una conclusión alternativa para esta nota

LA NACION>Sociedad

Los adolescentes sólo leen en papel


textos escolares
El dato surge de una encuesta nacional; los chicos
prefieren las pantallas
27 de septiembre de 2017

María Elena Polack


LA NACION

Los adolescentes argentinos relacionan las lecturas en papel


específicamente con los textos escolares porque para ellos el
mundo pasa por las pantallas y lo que prefieren son los sitios web,
los foros, los blogs y la información que circula por las redes
sociales.

Así surge de la encuesta nacional "Los modos de leer de los adolescentes",


realizada por Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación, para la
Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina (Adira), con el
auspicio del grupo Sancor Seguros.

"No sabemos si podemos cambiar la realidad, pero no queremos ignorarla",


afirmó Fernando Cuello, secretario de Adira, al destacar que se busca propiciar
el acercamiento de los más jóvenes a la lectura de los diarios. "La fractura no es
por edad, sino por la diferencia de preferencia entre el diario papel y la pantalla.
Hace tres años que trabajamos en este aspecto", añadió.

La gerente de responsabilidad social empresaria del Grupo Sancor Seguros,


Betina Azugna, explicó que este tipo de encuesta les permite "contribuir al
mejor bienestar" de los jóvenes y los niños.

"Los jóvenes del siglo XXI pasaron de una percepción lineal a una simultánea.
Tienen otra manera de relacionarse con la lectura: las pantallas, en varias
ventanas y superpuestas", sostuvo Morduchowicz, al presentar la encuesta
hecha a 1800 adolescentes de 15 a 18 años en escuelas públicas y privadas de
capitales provinciales y centros urbanos.

El relevamiento presentado ayer es "una buena radiografía de cómo leen hoy los
adolescentes", definió Morduchowicz al señalar que "hay una brecha entre la
cultura cotidiana juvenil y la cultura escolar". Ocho de cada 10 jóvenes dicen que
lo que más leen en papel son libros para estudiar, mientras que siete de cada 10
usan Internet para cumplir con las tareas escolares.

"Tenemos que seguir trabajando desde las aulas para que los adolescentes
estimulan el pensamiento crítico y reflexivo. Trabajar para que puedan definir
los criterios sobre si una información es confiable o no. Siete de cada 10 hacen
tareas superpuestas y buscan en Internet", agregó Morduchowicz. Es que el 70%
respondió que usa una única página web cuando busca información para hacer
la tarea. El 35% usa la primera opción que muestra Google; el 35%, Wikipedia
para lo que le piden en la escuela, y el otro 35% se dirige directamente al link de
la página que le brindó el docente en clase.
Entre los datos salientes de la encuesta nacional, el 100% informó que lo que
más le gusta leer son páginas y sitios web, foros, blogs e información en redes
sociales. El 50% dijo que leía libros en papel y el 40%, libros en Internet.

"El diario tiene una larga vida, pero focalizada en una generación que opta por
lo digital", explicó la especialista en contenidos culturales. La experta destacó
que "el 90% de los adolescentes conoce el nombre del diario de la ciudad en que
vive" y que "por Internet, el 30% lee el diario todos los días" mientras que en la
versión papel no lo lee el 55%.

Esta encuesta permitió conocer también los tiempos de lectura de los jóvenes.
"El 65% dedica entre 5 a 15 minutos a leer noticias; el 30%, entre 15 a 30
minutos, y el 5% más de 30 minutos", indicó Morduchowicz, al graficar que en
Francia y en Reino Unido "los chicos dedican menos de 30 segundos a leer una
noticia y no ven videos más largos de 30 segundos".

Si los adolescentes no están conectados todo el tiempo a las redes es sólo por
una cuestión económica porque no todos tienen smartphones. "En la medida en
que haya más conectividad en los hogares o lugares gratuitos, los chicos usarán
más tiempo Internet. Tienen lecturas superpuestas y lo que más buscan es
música 45%, que es el consumo cultural que marca el paso de la infancia a la
adolescencia", concluyó Morduchowicz.

Toy Story 4: la misma aventura, pero con elenco ampliado


19 de junio de 2019 Natalia Trzenko LA NACION

Toy Story 4 (Estados Unidos, 2019). Dirección: Josh Cooley. Guion: Andrew
Stanton, Stephany Folsom. Edición: Axel Geddes. Música: Randy
Newman. Distribuidora: Disney. Duración: 100 minutos. Calificación: apta
para todo público.

Uno de los males que suele aquejar a las secuelas de películas taquilleras
producidas en Hollywood–aunque no solo allí– son los finales múltiples.
Cuando la narración tiene dos, tres y a veces cuatro escenas que intentan
concluir la historia, la satisfacción buscada por sus guionistas se diluye tan
rápido como aumenta la duración, usualmente exagerada por esta misma
causa, del film.

En el caso de la saga de Toy Story, después del perfecto cierre que aportó la
tercera entrega del cuento que cambió la animación para siempre, una nueva
película se parece bastante a esos films con demasiados finales. Tan brillante
fue la película anterior que en comparación cualquier intento de continuación
iba a ser inevitablemente decepcionante. Y lo es. Toy Story 4 está bastante
lejos de la maestría y el ingenio desplegado en sus antecesoras, especialmente
la tercera película, que culminaba con el fin de una era: Woody y el resto de los
juguetes pasaban del cuarto de Andy, listo para irse a la universidad, al de la
pequeña Bonnie, feliz con sus nuevos amigos de plástico y peluche.

Aquella lección sobre el paso del tiempo, la necesidad de aceptar los cambios y
la melancólica alegría de empezar de nuevo vuelven a aparecer en esta nueva
película, como si alguien hubiese pensado que el final de la anterior necesitaba
más espacio y tiempo de desarrollo. El resultado de esa decisión es un film
entretenido, repleto de impresionantes logros visuales que no dejan de
sorprender –a pesar de la calidad a la que Pixar tiene acostumbrados a los
espectadores hace más de dos décadas–, pero que al mismo tiempo no aporta
nada demasiado novedoso a lo que ya se había contado antes y mejor.

Claro que aun sin ser una de las películas más inspiradas del estudio de
animación que creó maravillas como Wall-E y Ratatouille, Toy Story 4 tiene
pequeñas burbujas de alegría sin diluir. Que en gran medida derivan de la
aparición de los nuevos personajes que se suman a la banda del cowboy
Woody, relegado a quedarse en el placard cuando llega la hora de jugar. El
nuevo favorito de Bonnie es Forky, un juguete que la nena confecciona con sus
propias manos a partir de un tenedor de plástico y algunos materiales de
descarte. Así, la trama le da espacio a esa proclividad de algunos chicos de
entusiasmarse más con el envoltorio del regalo que con el regalo mismo.

El delicado balance entre las expectativas y la realidad se repite en toda


historia. Le sucede a Woody, que creyó que su vida con Bonnie sería igual a la
que tenía con Andy, y a Duke Caboom (Keanu Reeves le presta su voz en la
versión subtitulada), el muñeco articulado que no logra hacer las piruetas que
su publicidad prometía. Y tal vez le ocurra también al espectador, que esperaba
algo más de los viejos juguetes.

Consignas:
Identificar qué recursos son los subrayados en el texto e indicar qué tesis
sostienen

¿Qué opinión expone en la conclusión y con qué recurso lo manifiesta?


Estrenos de cine: Minions 2: nace un villano tiene diversión, rutinas y
algunas exageraciones

El pequeño Gru es el protagonista de la cuarta


película centrada en el querible científico y su staff
amarillento
4 de julio de 202211:30 Marcelo Stiletano LA NACION

Minions 2: nace un villano (Minions: The Rise of Gru, Estados Unidos,


2022). Dirección: Kyle Balda, Jonathan del Val y Brad Ableson.
Guion: Matthew Fogel y Bryan Lynch. Música: Heitor Pereira. Edición:
Claire Dodgson. Elenco (voces originales en inglés): Steve Carell,
Taraji P. Henson, Alan Arkin, Michelle Yeoh, Jean-Claude Van
Damme, Dolph Lundgren, Lucy Lawless, Danny Trejo, Julie Andrews.
Duración: 87 minutos. Distribuidora: UIP. Calificación: apta para todo
público. Nuestra opinión: buena
En principio, los astutos responsables del estudio de animación Illumination
aprendieron una lección. Minions (2015), la primera película protagonizada
por los diminutos e inquietos personajes amarillos revelados en Mi villano
favorito, había mostrado que por sí solos no podían sostener una historia
con la extensión de un largometraje. A lo sumo funcionaban (a veces muy
bien) en cortos pensados como sketches para aprovechar la gracia natural
que estos estos extraños seres tienen para la comedia física y lo divertido
que resulta escucharlos en esa jeringonza que mezcla onomatopeyas con
palabras en francés e italiano.

Por lo tanto, esta segunda película de los Minions es en realidad la cuarta de


Gru, el villano que no tardó en hacerse querer desde que en su notable
primera aparición debe afrontar el desafío de convertirse en padre a la
fuerza. A partir de allí, él y su movedizo staff amarillento nunca perdieron
del todo el ingenio, pero a la vez el justificado éxito de aquella producción
inicial pasó demasiado rápido a una segunda etapa marcada por el
relajamiento y la rutina.

Así llega Minions: nace un villano, una precuela con todas las letras. Aquí,
Gru es un niño de 12 años con un aire de familia a Los Locos Addams que
padece el bullying cotidiano de sus compañeros en la escuela y tiene como
única aspiración de futuro sumarse al mayor equipo de “tipos malos”
disponible en 1976, tiempo en el que transcurre la acción.

Hay unas cuantas ocurrencias lúcidas en la descripción de ese marco (la


disquería de San Francisco en la que se ocultan los villanos, las referencias
al estreno de Tiburón, un delirante viaje en avión), desplegado a través de
la colorida, creativa y vistosa paleta visual que caracteriza a todas las
producciones del estudio. Pero la película nos sugiere de entrada todo lo
que podríamos imaginar sobre la evolución de Gru y el vínculo que
establece con los Minions, dueños de casi todos los chistes. Algunos son
francamente graciosos, otros muy previsibles y hasta inevitables.
Quienes tengan la suerte de acceder a alguna de las contadísimas
proyecciones en inglés con subtítulos comprobarán cómo las voces de Alan
Arkin, Taraji P. Henson, Michelle Yeoh, Jean Claude Van Damme, Dolph
Lundgren y Lucy Lawless construyen y definen en buena medida a sus
respectivos personajes. En especial los tres primeros: Arkin es Wild
Knuckles (Wally Kobra en la versión doblada), el antiguo líder de la banda
de villanos, traicionado por ésta en la búsqueda de un codiciado tesoro, que
encontrará en Gru a un inesperado compinche. Henson encarna a Belle
Bottom (Donna Disco), una típica chica afroamericana de los 70 que integra
el grupo de los malos, y Yeoh es la acupunturista que enseña kung fu a los
Minions, dato vital para justificar la explosiva (y desmesurada) secuencia
final ambientada en el Barrio Chino de San Francisco. Demasiado ruido y
fuegos artificiales de más para una aventura que sigue funcionando mejor
en el ámbito familiar y en formato más bien acotado.

Los Minions nunca dejan de agradar y divertir, pero algunas historias les
quedan demasiado grandes.

Consignas:

Género, justificar la elección, organización del texto.

Listar los aciertos y desaciertos de la película, según se señala en la nota

Recursos retóricos empleados.

Tesis sostenida por el periodista.

Escribir una conclusión alternativa que sostenga la tesis original

Los adolescentes sí leen: sostiene gran parte de la industria editorial


/ Clarín;: 30/03/14
La literatura juvenil no para de crecer. Los nuevos lectores tienen entre 13 y 25
años y participan de foros sobre sus libros favoritos. Prefieren las sagas. (Por
Guido Carelli Lynch)
“Los chicos no leen”, dicen las madres, las abuelas y los periodistas de la tele
preocupados por los adolescentes. Y en buena medida están en lo cierto. Pero, como
ocurre con cualquier generalización, también engañan. O, por lo menos, olvidan una
parte importante: a los adolescentes y jóvenes que sostienen a una parte fundamental
del mercado mundial del libro. También, en la Argentina, donde -en 2012- se
vendieron un millón y medio de libros por un valor de 85 millones de pesos destinados
a los jóvenes que tienen entre 12 y 17 años, según un revelamiento del Observatorio
de la Industria Editorial de la consultora Promage.
La adolescencia puede ser un invento del siglo XX, pero el segmento editorial para
adolescentes y jóvenes se volvió mucho más visible en los últimos años: ganan
espacio propio en las librerías. “la literatura juvenil tiene sus propias mesas en las
librerías. “ Y bien lejos de la infantil ”, precisa Mariela Fernández, responsable de
marketing de Cúspide, para quien “el furor adolescente” marca una nueva era. Desde
las sagas más famosas hasta novelas más breves como Las ventajas de ser invisible,
de Stephen Chobsky y Aliados, de Leandro Calderón, de Planeta, lograron el año
pasado despertar ese “furor”.
La filóloga y especialista en promoción de la lectura, Gemma Lluch, busca desde hace
años trazar un perfil de esta nueva generación de lectores. Sostiene que tienen entre
13 y 25 años y que su relación con la lectura es interactiva. Las opiniones –que
publican en blogs y redes sociales– marcan la hoja de ruta de las editoriales y
también, las de algunos autores. “Los adolescentes buscan pertenecer a una
comunicad lectora para intercambiar ideas y relatos a partir de la propia lectura. En
este sentido, Internet, a través de los blogs y páginas dedicadas al género, juega un
papel importantísimo a la hora no solo de promocionar los textos y difundirlos, sino
también al armar planes editoriales. Son los mismos lectores que piden alguna saga
que ya salió en otro país”, explica Mariana Vera, editora de Penguin Random House.
La nueva generación de lectores empieza a sortear a los mediadores tradicionales,
como los docentes, los bibliotecarios o los mismísimos padres.
Pero algunos mediadores tradicionales resisten. La inclusión exitsa de un libro en un
plan de lectura escolar sigue siendo vital para convertirlo en best-seller o, mejor, en
longseller (los que se venden a lo largo del tiempo). Las herramientas tecnológicas y
las ferias editoriales facilitan, además, la cercanía con los autores. “Si el docente ha
escogido eficazmente una obra, los chicos quieren seguir leyendo, recomiendan la
obra a sus amigos, quieren contactar a ese autor, verlo en la Feria del Libro, mandarle
sus opiniones, mostrarle esos trabajos fantásticos que han hecho en clase. Y lo más
probable es que este docente quiera volver a pedir el mismo libro que le ha dado
tantas satisfacciones al año siguiente con su nuevo grupo de alumnos”, resume María
Fernanda Maquieira, editora de Santillana.
Para otros especialistas el cambio de paradigma obedece a la supremacía del
lenguaje audiovisual, en cine, televisión o en Internet. Gemma Lluch dice que el éxito
de Crepúsculo les hizo creer a muchos docentes que los chicos estaban interesados
por los vampiros y por eso les recomendaron, con poco éxito, otros libros de esa
temáticas, pero lo que los enganchaba era el estilo narrativo. “Si leemos Los juegos
del hambre el estilo narrativo es: presente del indicativo, oraciones cortas, con el
narrador –un yo protagonista– que relata lo que le acontece en el momento, como si
fuera un capítulo de la serie 24, en tiempo real. El narrador no sabe qué es lo que va a
pasar y se sitúa en el mismo lugar que el lector: eso es un lenguaje audiovisual”, se
entusiasma Lluch.
Sugerir edades de lectura es asunto de las editoriales. “Suelen ser decisiones
basadas en varios parámetros, entre ellos la extensión y los temas. Si
atendemos a la extensión, se comprobó que en la Argentina se leen libros de
menos páginas ”, agrega Pilar Muñoz Lascano, de la Asociación de Literatura
Infanto-Juvenil argentina.
Las etiquetas son engañosas. Cuando un libro para jóvenes se convierte en
best-seller es porque una marea de adultos también lo eligió para sí. Cada vez
más editoriales quieren seducir a un espectro grande de lectores de distintas
franjas etarias. Por eso, en el mundo anglosajón –subraya Lluch– la etiqueta de
“juvenil” o “adolescente” ha sido reemplazada por “Young Adults” (jóvenes
adultos). En la Argentina, Penguin Random House lanzó el sello Nube de tinta,
que se dirige a chicos y grandes por igual. “La característica del sello es que
reúne novelas de corte realista, muy bien narradas, con personajes que son
ejemplo de superación y valentía”, resume Mariana Vera, editora de Nube de
tinta.
La mitad de los padres de la Argentina reconoce que el hábito de leer con los hijos es
poco frecuente. El dato –alarmante pero previsible– pertenece a una encuesta reciente
de TNS Gallup sobre la que Clarín informó el 11 de febrero. El abandono de ese
hábito colabora –sin dudas– con el bajísimo promedio de un libro por año que arrojó la
última Encuesta Nacional de Lectura. Por fortuna, no son pocos los adolescentes que
se rebelan contra los hábitos de sus padres. Y leen.

Consignas:
Indicar la tesis
Citar tres características de la nueva generación de lectores.
¿Cuáles son las razones del éxito en los jóvenes, de ciertas sagas, según los
especialistas?
Género, trama textual y recursos empleados.
Escribir un párrafo de cinco o seis renglones a modo de cierre.

Centennials, la generación de los


grandes lectores
4 de mayo de 2019
Martín De Ambrosio- LA NACION
Con sus propios intereses y hábitos, hoy los adolescentes consumen grandes
volúmenes de texto escrito en diferentes formatos; desafían así la visión apocalíptica y
errónea de que las pantallas atentan contra la lectura.

Hace un par de años, irrumpieron en la Feria del Libro con singular éxito un
conjunto de jóvenes que mostraron que redes y lectura tradicional no son
contrapuestas. La masividad de esos booktubers (comentadores de libros por
YouTube) y blogueros fue posiblemente el hecho central de la Feria de 2015. Y
cuando se dice "irrumpieron" se deja asentado que la sorpresa es para unos
pocos (adultos) que no vieron venir el fenómeno hasta que, justamente,
irrumpió. Pero venía de algo más lejos: son los lectores arribados después del
boom Harry Potter.

Entonces, no es cierto que los chicos no lean. Todo lo contrario: "Hoy la


literatura juvenil representa entre el 22 y el 25% del mercado, lo que pasa es que
no leen lo que los profesores o los padres quieren. Leen lo que ellos quieren y
tienen poder de decisión, y leen a una amplia gama de autores", dice Cristina
Alemany, presidenta de la comisión de actividades juveniles de la Feria del
Libro, creada ad hoc. Las redes retroalimentan las lecturas antes que competir.
"Los chicos no se dejan guiar por adultos, como pasaba antes, o por los medios
tradicionales. No leen diarios, sino internet. Es una lectura distinta, que
comparten por redes sociales, donde ven reseñas de pares y toman decisiones.
Eso se ve en la enorme lista de libros juveniles incluida en la Feria", agrega.

En 2013, unos pocos jóvenes empezaron a contactarse con las editoriales:


pedían libros para reseñar. Al principio, Alemany pensó que eran apenas chicos
que querían libros gratis, pero sospechó que quizás el fenómeno excedía esa
mínima picardía y enseguida decidió adentrarse en ese mundo. "Hicimos
reuniones con cinco o seis chicos, bloggers, instagrammers, booktubers. Vimos
que hacían buenas reseñas, que tenían buenas intenciones y que sabían de qué
hablaban. Hoy esas reuniones llegan a cuarenta chicos y el encuentro de
booktubers es de las cosas más importantes de la Feria, que además termina con
un concurso que este año tiene cuatrocientos concursantes", dice.

Apenas un par de ejemplos más dentro de la cada vez más amplia cantidad de
actos que tienen a los jóvenes como protagonistas de la Feria. En el stand de
Kapelusz, se podrá ver una denominada Muestra Cultural Interactiva, que se
plantea como "un viaje a la cabeza lectora de la nueva generación de lectores,
que es la primera en la historia con conciencia ecológica y de género". O la
iniciativa sobre la literatura en las redes sociales en el stand del Ministerio de
Educación de la Nación, que tendrá justamente este fin de semana charlas con
la participación del booktuber Matías GB, el bookstagrammer Alvin Books, los
bloggers Leo Teti y Facundo Tedesco, y la periodista Georgina Dritsos. Además
de encuentros más tradicionales con autores nacionales y extranjeros.

Nuevas categorías
Antonio Santa Ana, uno de esos autores populares (su obra Los ojos del perro
siberiano lleva vendidos más de medio millón de ejemplares y se tradujo al
italiano, al portugués y hay en camino una versión en francés), sostiene que "la
idea de que los chicos no leen siempre me pareció boba, es algo que vengo
escuchando desde hace cuarenta años. Cuando iba al colegio, a una escuela
técnica, el único que leía era yo, no tenía amigos y compañeros que leyeran.
Pero hoy las estadísticas muestran lo contrario, cada vez hay más libros para
jóvenes, cada vez se venden más".

El autor de la reciente Las emociones de Constanza agrega que "durante la crisis


en España recibía todos los días las ventas auditadas de libros, y lo único que
crecía en ventas eran los libros juveniles. Y no precisamente los del circuito
escolar. Así que para nada: cada vez leen más, y se comparte en internet, como
antes en ciertos clubes. Pensar que antes los jóvenes leían más es un error que
no tiene números que lo sostengan".

Tal como pasó en España, es un tipo de lector por alguna razón inmune incluso
a las crisis económicas, como la argentina actual. "Según un informe de la
Cámara Argentina de Publicaciones, el de la literatura juvenil comercial es el
segmento que menos se resintió en este contexto de crisis. Es el fenómeno de
lectura joven posterior al boom de Harry Potter, que llega de la mano de autores
internacionales y de aquellos libros que también tienen su película en el cine y
convocan a un público masivo", dijo Natalia Páez, responsable de comunicación
de la editorial Norma y vicepresidenta de la comisión de actividades juveniles de
la Feria del Libro.

Como las percepciones de gente que trabaja inmersa justamente en ese mercado
específico podría funcionar como una burbuja que distorsiona la realidad, y
para conseguir algunas precisiones desde una cierta objetividad sociológica, se
encargó a la consultora Trazo Propio una investigación cualitativa (parte de
cuyos resultados están disponibles en www.leerabrepuertas.org.ar).

"Fue un estudio con 48 jóvenes de entre 16 y 28 años, del área metropolitana,


nivel socioeconómico amplio. Para ellos leer es un capital relevante, que los hace
más sexy; no es cierto que para los jóvenes lo único importante son los posteos
en las redes sociales", dijo Marcela Garriga, directora de Trazo Propio. "Los
jóvenes no tienen lectura dicotómica: sos o no sos lector. Su autopercepción se
funda en una identidad lectora más híbrida. Como en tantas otras cosas de esta
época posmoderna, la concepción dicotómica (lector-no lector) se ha roto. No
tienen estos bordes tan binarios, sí son lectores, porque leen mucho, pero es
algo mucho más líquido. Si preguntamos con categorías viejas, nos encontramos
con respuestas inadecuadas a su autopercepción", añadió.

"Según un informe de la Secretaría de Cultura de Nación y Unesco, los chicos de


más de trece años en la Argentina pasan un promedio de casi cinco horas diarias
ante las pantallas. En la historia de la humanidad nunca se leyó más. No
hablamos de ficción sino de todo tipo de lecturas", redondea Páez.

Pero ¿qué se lee? Si descreen de las recomendaciones de adultos… ¿entonces?


"Hay títulos que acompañan la actualidad. Por ejemplo, el abordaje de la
Educación Sexual Integral desde la ficción, desde la literatura. En la editorial en
la que trabajo hay títulos que hablan de todos los temas candentes: aborto,
cyberbullying, violencia de género, diversidad", responde Páez.

Para Alemany, no hay temas vedados para los jóvenes: "Leen sobre cuestiones
de género, sexo, diversidad, ecología, tecnologías, nuevas violencias. Los chicos
piden eso, que se hable de los problemas que viven. El fantasy, por otro lado,
nunca va a morir, el urbano o la épica fantástica, como Juego de tronos. Las
lecturas históricas o el romántico tampoco van a morir, pero los chicos son
exigentes: si vienen con mucho cliché, les aburre".

Así como es más líquida la diferenciación entre lectores y no lectores, tampoco


es correcto pensar la lectura en términos de competición con lo audiovisual.
Quizá sea más correcta pensarla como complementarios. "Lo audiovisual y lo
escrito se nutren: los chicos leen la obra en la que se inspiró la película, o ven
primero la película y después van al libro. Son cosas sinérgicas, no excluyentes.
No tienen tampoco la dicotomía online y offline, las cosas son un continuo",
agrega Alemany.

Es aquí donde emergen las redes y otras formas de comunicación entre pares.
"Los llamados #BBB (booktubers, bloggers, bookstagrammers) por ejemplo, son
clubes de lectura juvenil virtuales, pero que también traspasan lo virtual y se
reúnen en el Abasto a recomendarse lecturas. Este fenómeno ya tiene sus años,
los primeros bloggers argentinos ya hoy rondan los 25 años y muchos, muy
talentosos, fueron captados por las editoriales para trabajar en la edición y en la
comunicación de libros juveniles", señaló.

Una de ellas es Macarena Yannelli, de 24 años, que empezó a escribir en su blog


en octubre de 2013, en marzo de 2014 abrió su canal y no dejó de hablar de
libros en diferentes lugares de internet. "Cuando escucho que los adolescentes
no leen me da mucha bronca, porque veo a muchos hacerlo; quizá no sean la
mayoría o los más visibles, pero son un montón. Y los que leen leen muchísimo.
Quizá eso marca una diferencia con adultos que leen dos libros al año como
mucho. Hay jóvenes que leen cincuenta al año. Eso de que no leen se escucha
siempre, pero la literatura juvenil sigue siendo la única sección de mercado que
vende igual que antes de la crisis". Además, Yannelli
(https://www.youtube.com/channel/UCwBmkEhDQcV2kvOw0gRYCBg)
destaca que el intercambio con los seguidores es fluido y en ambientes de
calidez, a diferencia de lo que pasa en otros foros de internet. "Se generan
vínculos de amistad insospechados", dice Yannelli, que estudia filosofía, a la vez
que trabaja como asesora en distintas editoriales y da talleres.

Un penúltimo tema tiene que ver con lo que se llama retelling, que con ese
anglicismo refiere a cómo los jóvenes revisitan los clásicos reescritos en nuevo
lenguaje y, en algunos casos, también nuevos ambientes. De hecho, se planean
varias compilaciones de cuentos con ese estilo. Entonces ¿los jóvenes detestan
los clásicos y las lecturas de adultos? No tan rápido. "Desde luego, también les
gustan los clásicos juveniles de todos los tiempo, el Oscar Wilde de El retrato de
Dorian Gray, Jane Austen, Herman Hesse, Julio Cortázar. Por otro lado, hay
devoción por autores que estarán en la feria, como Magalí Tajes, Tiffany
Calligaris y Antonio Santa Ana, que llevan mucha gente", detalla Alemany.

El último asunto es el que debate la neurociencia respecto de si la lectura en


pantallas resulta muy diferente –cerebralmente hablando– de la lectura de
libros en papel, una vez probados y archiprobados los beneficios cognitivos de la
lectura en sí. "Se están haciendo estudios desde el punto de vista neurológico y
sobre su impacto cognitivo (atención, memoria, y demás); las conclusiones aún
son controversiales", dijo Teresa Torralva, directora del Departamento de
Neuropsicología de Ineco. Y abundó que "un estudio en la Universidad de
Gutenberg (Alemania) demostró que no hay desventajas objetivables entre la
lectura en pantallas y la lectura en papel.

Más aún, analizaron el comportamiento de dos grupos de lectura, uno de


jóvenes y otro de adultos utilizando tecnología de medición ocular (conocido
como eye tracking) de actividad cerebral. Cada miembro leyó varios textos en
diferentes soportes: Kindle, tableta y papel. La respuesta general de los
participantes fue que preferían la lectura en papel, aunque leyeron más rápido
con las tabletas; dado que la información se procesaba más rápido con este
dispositivo electrónico". Así que se trata de un tema aún en disputa y para el
que, como se suele decir, aún faltan evidencias y más estudios porque la relación
de los Homo sapiens, especialmente los ejemplares más jóvenes de la especie,
con lo digital aún está en pañales.

Y, sin embargo, se lee.

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