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27 de Marzo de 2019
. Imagen: Iñaki
Por Tommaso Koch en El País. La vigilia en Buenos Aires. Foto: LA NACION / Daniel Jayo, 19/8/2016
(Estados Unidos/ 2019) / Dirección: Chris Buck, Jennifer Lee. Guion: Jennifer
Lee. Elenco: Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Jonathan Groff.
Distribuidora: Disney. Duración: 103 minutos. Calificación: apta para todo
público
El enorme éxito de Frozen: una aventura congelada dejó la certeza de
que habría una secuela. La historia no necesitaba continuarse, pero las
posibilidades comerciales de semejante fenómeno no podían ser derrochadas.
Como suele suceder, lo que comenzó siendo algo novedoso y sorprendente
pasó a ser conocido y a generar expectativas muy difíciles de cumplir.
Frozen II recurre al pasado de la familia de Elsa y Anna en busca de una trama.
Las hermanas deben viajar a un bosque que quedó atrapado en una
especie de neblina luego de un enfrentamiento entre los soldados del reino de
Arendelle y el pueblo originario de Northundra. Ese lugar fue muy importante en
la historia de sus padres y tal vez contenga alguna clave para entender la
naturaleza mágica de Elsa. Por supuesto que las protagonistas están
acompañadas en la aventura por Kristoff, el amor de Anna, y Olaf, el adorable
muñeco de nieve que aporta encanto y comedia.
Continuando con el cambio de paradigma de las historias de princesas
que popularizó Frozen: una aventura congelada , en esta secuela las
preocupaciones románticas están puestas en Kristoff, ocupando un segundo
plano, y tratadas con mucho humor (incluyendo una divertida escena musical
que imita un videoclip de balada romántica). El centro del film siguen siendo
Anna y Elsa, reforzando una vez más su lazo fraternal, ambas en búsquedas
que tienen que ver con sus identidades y ambiciones, muy lejos de las historias
de princesas rescatadas por príncipes valientes.
Son cambios bienvenidos en este tipo de relatos orientados al público
familiar, pero, por otro lado, la falta de un personaje antagónico fuerte les quita
algo de emoción a las aventuras de las hermanas.
Elsa y Ana se encuentran con muchos obstáculos en su camino, además
de los internos propios, pero no con una amenaza terrorífica, al estilo Maléfica
(la de La bella durmiente , no la versión Angelina Jolie).
Más allá de todo esto, Frozen II se destaca en la calidad de la
animación. Vale la pena pasar por alto los detalles de una trama poco
apasionante por la admirable secuencia en la que Elsa intenta cruzar el mar y
se encuentra con un caballo de agua. Describirlo es superfluo: basta con decir
que está a la altura de los grandes clásicos animados de Disney y, aunque toda
la película tiene una estética de gran belleza, esa secuencia condensa el poder
de la animación como materialización de la fantasía en la pantalla.
1.a- Indicar cómo se organiza el texto, portador y género
1.b- Diseñar un cuadro de dos columnas en el que se listen los aciertos y
desaciertos de la película, según se señala en la nota
1.c- ¿Qué podría interpretarse a partir del hecho de que Kristoff ocupa un lugar
secundario en la historia?
1.d- Identificar qué recursos retóricos son los subrayados en el texto
LA NACION>Sociedad
"Los jóvenes del siglo XXI pasaron de una percepción lineal a una simultánea.
Tienen otra manera de relacionarse con la lectura: las pantallas, en varias
ventanas y superpuestas", sostuvo Morduchowicz, al presentar la encuesta
hecha a 1800 adolescentes de 15 a 18 años en escuelas públicas y privadas de
capitales provinciales y centros urbanos.
El relevamiento presentado ayer es "una buena radiografía de cómo leen hoy los
adolescentes", definió Morduchowicz al señalar que "hay una brecha entre la
cultura cotidiana juvenil y la cultura escolar". Ocho de cada 10 jóvenes dicen que
lo que más leen en papel son libros para estudiar, mientras que siete de cada 10
usan Internet para cumplir con las tareas escolares.
"Tenemos que seguir trabajando desde las aulas para que los adolescentes
estimulan el pensamiento crítico y reflexivo. Trabajar para que puedan definir
los criterios sobre si una información es confiable o no. Siete de cada 10 hacen
tareas superpuestas y buscan en Internet", agregó Morduchowicz. Es que el 70%
respondió que usa una única página web cuando busca información para hacer
la tarea. El 35% usa la primera opción que muestra Google; el 35%, Wikipedia
para lo que le piden en la escuela, y el otro 35% se dirige directamente al link de
la página que le brindó el docente en clase.
Entre los datos salientes de la encuesta nacional, el 100% informó que lo que
más le gusta leer son páginas y sitios web, foros, blogs e información en redes
sociales. El 50% dijo que leía libros en papel y el 40%, libros en Internet.
"El diario tiene una larga vida, pero focalizada en una generación que opta por
lo digital", explicó la especialista en contenidos culturales. La experta destacó
que "el 90% de los adolescentes conoce el nombre del diario de la ciudad en que
vive" y que "por Internet, el 30% lee el diario todos los días" mientras que en la
versión papel no lo lee el 55%.
Esta encuesta permitió conocer también los tiempos de lectura de los jóvenes.
"El 65% dedica entre 5 a 15 minutos a leer noticias; el 30%, entre 15 a 30
minutos, y el 5% más de 30 minutos", indicó Morduchowicz, al graficar que en
Francia y en Reino Unido "los chicos dedican menos de 30 segundos a leer una
noticia y no ven videos más largos de 30 segundos".
Si los adolescentes no están conectados todo el tiempo a las redes es sólo por
una cuestión económica porque no todos tienen smartphones. "En la medida en
que haya más conectividad en los hogares o lugares gratuitos, los chicos usarán
más tiempo Internet. Tienen lecturas superpuestas y lo que más buscan es
música 45%, que es el consumo cultural que marca el paso de la infancia a la
adolescencia", concluyó Morduchowicz.
Toy Story 4 (Estados Unidos, 2019). Dirección: Josh Cooley. Guion: Andrew
Stanton, Stephany Folsom. Edición: Axel Geddes. Música: Randy
Newman. Distribuidora: Disney. Duración: 100 minutos. Calificación: apta
para todo público.
Uno de los males que suele aquejar a las secuelas de películas taquilleras
producidas en Hollywood–aunque no solo allí– son los finales múltiples.
Cuando la narración tiene dos, tres y a veces cuatro escenas que intentan
concluir la historia, la satisfacción buscada por sus guionistas se diluye tan
rápido como aumenta la duración, usualmente exagerada por esta misma
causa, del film.
En el caso de la saga de Toy Story, después del perfecto cierre que aportó la
tercera entrega del cuento que cambió la animación para siempre, una nueva
película se parece bastante a esos films con demasiados finales. Tan brillante
fue la película anterior que en comparación cualquier intento de continuación
iba a ser inevitablemente decepcionante. Y lo es. Toy Story 4 está bastante
lejos de la maestría y el ingenio desplegado en sus antecesoras, especialmente
la tercera película, que culminaba con el fin de una era: Woody y el resto de los
juguetes pasaban del cuarto de Andy, listo para irse a la universidad, al de la
pequeña Bonnie, feliz con sus nuevos amigos de plástico y peluche.
Aquella lección sobre el paso del tiempo, la necesidad de aceptar los cambios y
la melancólica alegría de empezar de nuevo vuelven a aparecer en esta nueva
película, como si alguien hubiese pensado que el final de la anterior necesitaba
más espacio y tiempo de desarrollo. El resultado de esa decisión es un film
entretenido, repleto de impresionantes logros visuales que no dejan de
sorprender –a pesar de la calidad a la que Pixar tiene acostumbrados a los
espectadores hace más de dos décadas–, pero que al mismo tiempo no aporta
nada demasiado novedoso a lo que ya se había contado antes y mejor.
Claro que aun sin ser una de las películas más inspiradas del estudio de
animación que creó maravillas como Wall-E y Ratatouille, Toy Story 4 tiene
pequeñas burbujas de alegría sin diluir. Que en gran medida derivan de la
aparición de los nuevos personajes que se suman a la banda del cowboy
Woody, relegado a quedarse en el placard cuando llega la hora de jugar. El
nuevo favorito de Bonnie es Forky, un juguete que la nena confecciona con sus
propias manos a partir de un tenedor de plástico y algunos materiales de
descarte. Así, la trama le da espacio a esa proclividad de algunos chicos de
entusiasmarse más con el envoltorio del regalo que con el regalo mismo.
Consignas:
Identificar qué recursos son los subrayados en el texto e indicar qué tesis
sostienen
Así llega Minions: nace un villano, una precuela con todas las letras. Aquí,
Gru es un niño de 12 años con un aire de familia a Los Locos Addams que
padece el bullying cotidiano de sus compañeros en la escuela y tiene como
única aspiración de futuro sumarse al mayor equipo de “tipos malos”
disponible en 1976, tiempo en el que transcurre la acción.
Los Minions nunca dejan de agradar y divertir, pero algunas historias les
quedan demasiado grandes.
Consignas:
Consignas:
Indicar la tesis
Citar tres características de la nueva generación de lectores.
¿Cuáles son las razones del éxito en los jóvenes, de ciertas sagas, según los
especialistas?
Género, trama textual y recursos empleados.
Escribir un párrafo de cinco o seis renglones a modo de cierre.
Hace un par de años, irrumpieron en la Feria del Libro con singular éxito un
conjunto de jóvenes que mostraron que redes y lectura tradicional no son
contrapuestas. La masividad de esos booktubers (comentadores de libros por
YouTube) y blogueros fue posiblemente el hecho central de la Feria de 2015. Y
cuando se dice "irrumpieron" se deja asentado que la sorpresa es para unos
pocos (adultos) que no vieron venir el fenómeno hasta que, justamente,
irrumpió. Pero venía de algo más lejos: son los lectores arribados después del
boom Harry Potter.
Apenas un par de ejemplos más dentro de la cada vez más amplia cantidad de
actos que tienen a los jóvenes como protagonistas de la Feria. En el stand de
Kapelusz, se podrá ver una denominada Muestra Cultural Interactiva, que se
plantea como "un viaje a la cabeza lectora de la nueva generación de lectores,
que es la primera en la historia con conciencia ecológica y de género". O la
iniciativa sobre la literatura en las redes sociales en el stand del Ministerio de
Educación de la Nación, que tendrá justamente este fin de semana charlas con
la participación del booktuber Matías GB, el bookstagrammer Alvin Books, los
bloggers Leo Teti y Facundo Tedesco, y la periodista Georgina Dritsos. Además
de encuentros más tradicionales con autores nacionales y extranjeros.
Nuevas categorías
Antonio Santa Ana, uno de esos autores populares (su obra Los ojos del perro
siberiano lleva vendidos más de medio millón de ejemplares y se tradujo al
italiano, al portugués y hay en camino una versión en francés), sostiene que "la
idea de que los chicos no leen siempre me pareció boba, es algo que vengo
escuchando desde hace cuarenta años. Cuando iba al colegio, a una escuela
técnica, el único que leía era yo, no tenía amigos y compañeros que leyeran.
Pero hoy las estadísticas muestran lo contrario, cada vez hay más libros para
jóvenes, cada vez se venden más".
Tal como pasó en España, es un tipo de lector por alguna razón inmune incluso
a las crisis económicas, como la argentina actual. "Según un informe de la
Cámara Argentina de Publicaciones, el de la literatura juvenil comercial es el
segmento que menos se resintió en este contexto de crisis. Es el fenómeno de
lectura joven posterior al boom de Harry Potter, que llega de la mano de autores
internacionales y de aquellos libros que también tienen su película en el cine y
convocan a un público masivo", dijo Natalia Páez, responsable de comunicación
de la editorial Norma y vicepresidenta de la comisión de actividades juveniles de
la Feria del Libro.
Como las percepciones de gente que trabaja inmersa justamente en ese mercado
específico podría funcionar como una burbuja que distorsiona la realidad, y
para conseguir algunas precisiones desde una cierta objetividad sociológica, se
encargó a la consultora Trazo Propio una investigación cualitativa (parte de
cuyos resultados están disponibles en www.leerabrepuertas.org.ar).
Para Alemany, no hay temas vedados para los jóvenes: "Leen sobre cuestiones
de género, sexo, diversidad, ecología, tecnologías, nuevas violencias. Los chicos
piden eso, que se hable de los problemas que viven. El fantasy, por otro lado,
nunca va a morir, el urbano o la épica fantástica, como Juego de tronos. Las
lecturas históricas o el romántico tampoco van a morir, pero los chicos son
exigentes: si vienen con mucho cliché, les aburre".
Es aquí donde emergen las redes y otras formas de comunicación entre pares.
"Los llamados #BBB (booktubers, bloggers, bookstagrammers) por ejemplo, son
clubes de lectura juvenil virtuales, pero que también traspasan lo virtual y se
reúnen en el Abasto a recomendarse lecturas. Este fenómeno ya tiene sus años,
los primeros bloggers argentinos ya hoy rondan los 25 años y muchos, muy
talentosos, fueron captados por las editoriales para trabajar en la edición y en la
comunicación de libros juveniles", señaló.
Un penúltimo tema tiene que ver con lo que se llama retelling, que con ese
anglicismo refiere a cómo los jóvenes revisitan los clásicos reescritos en nuevo
lenguaje y, en algunos casos, también nuevos ambientes. De hecho, se planean
varias compilaciones de cuentos con ese estilo. Entonces ¿los jóvenes detestan
los clásicos y las lecturas de adultos? No tan rápido. "Desde luego, también les
gustan los clásicos juveniles de todos los tiempo, el Oscar Wilde de El retrato de
Dorian Gray, Jane Austen, Herman Hesse, Julio Cortázar. Por otro lado, hay
devoción por autores que estarán en la feria, como Magalí Tajes, Tiffany
Calligaris y Antonio Santa Ana, que llevan mucha gente", detalla Alemany.