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Giraut de Bornelh
(1137-1200)
“Trovar” vocablo de origen occitano, relativo al término “Trovos” (Re-encuentros); significa hallar, descubrir, crear,
inventar, encontrar, hacer literatura; y también significa descubrir la verdad inmersa en la palabra, y plantearla
utilizando “tropos poéticos”. Decir del mensaje hallado en la propia palabra y confirmado en el propio verbo,
expresándolo en verso y prosa, a través de la poesía lograda.
“Cantar” vocablo de origen occitano, relativo al término “Cantera” (Matriz de Piedras) y relativo también al término
“Labrar” (Pulir piedras); comprendido en el sentido de: “darle Canto a la Piedra” (Canto Rodado); significa volver útil la
piedra, entonar el canto pétreo por el río, hacer liturgia; y también significa revivir la voz de la piedra que rueda su canto en el
río que corre, y pronunciarla con el uso de “tonos musicales”. Develar la voz de la piedra que rueda su canto en el río,
expresándola en música a través del canto pulcro y pulido.
EL ARTE JUGLAR
A partir de aquel día, el Nuevo Juglar de Cancionero Errante, cultivó en constante destierro
la trova centrándose en la sociedad que llegaron a lograr, y la canción como una oda en la que
se ensalza desde la perspectiva del autor las virtudes de la divinidad femenina y de la
divinidad masculina. Mas ahora, ambas expresiones llevan además un tema que es nuevo,
un tema que antes los antiguos juglares no conocían, un tema que ha dado lugar a la
contemporánea calificación de Nueva Canción y Nueva Trova. Este tema es la protesta
contra toda forma de violación a los derechos humanos, contra toda clase de dictadura opresora,
contra todo hecho de imposición prepotente, contra todo acto de tiranía egoísta, contra
todo suceso criminal, contra todo fanatismo, contra toda injusticia. Esto en memoria
de La Solemne Protesta a la que dieron lugar los juglares occitanos en ese lúgubre día.
Cuentan las crónicas juglares, las cuales han llegado hasta nuestros días por
medio de una tradición silenciosa que pasa de boca a oído desde el tiempo del Medio-
Evo hasta hoy; que aquel fatídico día, los juglares y demás habitantes de Occitania, sin
previo acuerdo y de modo espontáneo, en el momento de la ofensiva militar resolvieron
quedarse firmemente de pie, inmóviles, silentes, quietos, calmados. No hubo miedo,
nadie entró en pánico. Sólo se mantuvieron de pie en el modo más erguido, con la frente
en la posición más alta, rectos en el más solemne silencio, sin actitudes desafiantes; y
sobre todo: con la mirada más profunda, fija sobre el advenedizo agresor que en ese momento,
cual verdugo sobre aquella víctima que no merecía condena alguna, les arrebataba
el derecho de vivir. No hubieron quejas, ni lamentos, ni gritos. Hubieron lágrimas sí,
un llanto callado que utilizaron sólo para orar por la almas que aún se podían salvar.
El grado de sutileza de estos seres les hizo demostrar y enseñar con su propio
ejemplo, la primera Protesta de la cual se tenga registro documentario. Una protesta en
la cual nunca desvirtuaron su divorcio y rechazo contra la guerra y la violencia; ya que
hasta en ese momento crítico, comprendieron en armonía absoluta, que el agresor no
entendería jamás la conciencia y naturaleza de sus actos. Este era el hecho que los
juglares posteriores, perseguidos y censurados por los políticos, militares y religiosos,
exaltan ahora como nuevo tema (además de La Diosa Naturaleza y El Dios Espiritual)
en Odas que constituyen en su preciso momento, la indómita Canción de Protesta.
Refiriéndose a ésa Protesta. La queja lastimera, la vendetta egoísta, la claudicación de
principios o el proselitismo político, nunca serán dignos de ser tema en la Canción de Protesta.