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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

El artículo 829° del Código Civil y los derechos sucesorios de


los medio hermanos

AUTORES:

ASESORA:

Dra. Asseo Narvaez, Cynthia Jesús (orcid/0000-0002-8220-532X)


LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

Derecho de familia

LÍNEA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA:

Fortalecimiento de la democracia, liderazgo y ciudadanía

CHEPÉN – PERÚ
2023

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN.............................................................................................................1

II. OPINIÓN.............................................................................................................................4

III. ARGUMENTACIÓN........................................................................................................6

IV. CONCLUSIONES............................................................................................................9

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I. INTRODUCCIÓN

Hay un hecho en la vida de todo ser humano que es inevitable y sobre el


cual no se tiene control: la muerte, y con ella, el fin de la persona tal como
la conocemos. Esto último hace que la muerte sea un acontecimiento con
relevancia para el Derecho, generando efectos en el plano jurídico. Así,
por ejemplo, en materia hereditaria, con la muerte se apertura el proceso
sucesorio y el patrimonio del difunto pasa a transmitirse a sus herederos.
(Cano, 2022).

Dentro de nuestra legislación, la sucesión se produce por vía


testamentaria o legal. La primera tiene lugar cuando el causante ha
dejado testamento en dónde expresa su voluntad sobre el destino de sus
bienes post mortem. Por otro lado, cuando la persona fallece sin dejar
testamento, o éste es declarado nulo, se da lugar a la sucesión intestada,
cuyos alcances y efectos están previstos por la ley. (Ferrero, 2012).

En este último caso, de acuerdo con la norma, corresponde heredar a los


llamados herederos forzosos, en otras palabras, a los descendientes,
ascendientes y cónyuge, en ese orden de prelación. Sin embargo, cuando
no existe ningún heredero forzoso, se activa la sucesión por línea
colateral, y los llamados a suceder en primera instancia son los parientes
colaterales de segundo grado, es decir, los hermanos; distinguiéndose
entre los hermanos de doble vínculo, más conocidos como hermanos de
padre y madre, y los de vínculo sencillo, también llamados medio
hermanos. (Aguilar, 2006).

De esa manera arribamos al centro de la problemática materia de


comentario en el presente trabajo. Pues, de acuerdo con el artículo 829
del Código Civil, cuando concurren en la sucesión hermanos de padre y
madre, con medio hermanos, les corresponde a estos últimos heredar la
mitad que aquellos. (Aguilar, 2011, pág. p. 210).

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Es importante resaltar el hecho de que esta disposición está dirigida a
regir la sucesión de línea colateral, más no aplica dentro de la sucesión
de línea recta descendente. En consecuencia, si bien legalmente a los
hijos extramatrimoniales se les reconoce iguales derechos que a los
nacidos dentro del matrimonio, ello es con respecto a sus padres, para los
efectos de la sucesión en línea recta, más no respecto de sus medio
hermanos, cuando concurren en la sucesión de línea colateral. (Tuesta,
2021).

Parece ser, tal como se desprende de la Exposición de Motivos del


Código Civil vigente, que el fundamento detrás de este articulado es la
presunción de que entre los hermanos de doble vínculo existe una
relación más cercana que con respecto a los medio hermanos. Ferrero
(2012), coincide al respecto, considerando que la distinción que hace el
artículo 829 es justa, pues se basa en la presunción natural de un mayor
afecto entre los hermanos de padre y madre, que no afecta el principio
constitucional de igualdad de los hijos.

Sin embargo, un importante sector de la doctrina ha cuestionado la


vigencia de este artículo. En consideración del Dr. Aguilar (2006), esta
norma no se encuentra justificada y, por el contrario, termina siendo
discriminatoria e injusta para los medio hermanos, toda vez que estos se
encuentran en el mismo grado de parentesco respecto del causante que
los hermanos de padre y madre, por lo que debería corresponderles el
mismo derecho.

En esa línea, Vattier (1986) señala que esta distinción establece un trato
discriminatorio para los medio hermanos en razón de su origen
extramatrimonial, lo cual no se condice con los principios y valores
constitucionales consagrados en la actualidad.

El maestro Plácido (2003) difiere de Ferrero, y señala que en efecto existe


una contradicción entre el artículo 829 estudiado y el principio de igualdad
entre hijos. En la misma línea, Fernández (2008) considera que las

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normas no pueden estar basadas en presunciones subjetivas, como lo es
la existencia de un mayor o menor afecto entre los hermanos de doble
vínculo y vínculo sencillo.

De esa manera, la problemática radica en que la aplicación de este


artículo tiene efectos inmediatos que involucran derechos fundamentales
de la persona que son reconocidos por nuestra Constitución, tales como
el derecho a la herencia y a la igualdad.

En ese sentido, el propósito del presente artículo es esbozar algunos


comentarios respecto a lo establecido por el artículo 829° del Código Civil,
haciendo un análisis sobre los derechos de los medio hermanos que son
vulnerados a partir de esta disposición, para así sustentar el carácter
discriminatorio y la pertinencia de su derogación en nuestro ordenamiento
jurídico. Esperamos con ello poder llegar al lector y cumplir nuestra
finalidad última, que es la de contribuir a un mejor entendimiento del
derecho.

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II. OPINIÓN

Habiendo descrito la problemática que motivó el desarrollo del presente


artículo, consideramos pertinente expresar de forma sucinta nuestra
opinión al respecto, para ir formulando ya, una apreciación adecuada,
conforme al marco normativo vigente, centrándonos en observar el tema
abordado, desde diversas perspectivas.

Consideramos que esta problemática involucra derechos fundamentales


que están reconocidos por nuestra Constitución y diversos tratados de
derechos humanos, los cuales buscan, lógicamente, el resguardo y la
protección de los mismos, contribuyendo a una mejor interpretación de las
normas y sus componentes.

Entonces, de lo expresado líneas arriba, consideramos la siguiente postura.


Que la norma contenida en el artículo 829 del Código Civil establece una
distinción entre hermanos y medio hermanos que no está justificada en
razones jurídicas, sino en meras presunciones subjetivas, que son difíciles
de probar y que no se adecúan al contexto actual en el que vivimos, en
donde la relación entre hermanos y medio hermanos depende de muchos
factores distintos al origen del nacimiento.

En consecuencia, la norma se basa en un criterio que no es objetivo ni


jurídico, sino en una presunción social sobre el afecto que puede existir
entre medio hermanos, lo cual no puede permitirse dentro de un Estado de
Derecho que precie el respeto de los preceptos constitucionales.

En esa misma línea, como segundo argumento, se desarrolla, la


contradicción en la que deviene este artículo respecto del principio de
igualdad de las personas, expresado en el principio de igualdad de
derechos sucesorios entre los hijos matrimoniales y extramatrimoniales,

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ambos consagrados por nuestra Constitución claro, pero que se evidencia
aún, cierta afectación, pues consideramos que se distingue entre ellos en
base a su origen matrimonial, discriminando legalmente a los medio
hermanos.

En efecto, nuestra Constitución menciona que, “Todos los hijos tienen


iguales derechos y deberes”, sin distinguir entre los concebidos dentro y
fuera del matrimonio, así como, el derecho igualitario en términos
sucesorios respecto de sus padres, comprendiendo a ambos casos, siendo
estos reconocidos o declarados por la ley, en referencia con la herencia,
sin embargo, toda vez que se le reconoce una participación menor que los
hermanos de doble vínculo, en base a una presunción que, como
mencionamos en el primer párrafo resultaría muy subjetiva y antijurídica.

Por último, somos de la idea de que una de las consecuencias prácticas


más relevantes de este artículo es la afectación del derecho a la herencia
de los medio hermanos, siendo este, un derecho fundamental que es
reconocido por nuestra Constitución, y que contiene el derecho a recibir
una porción igualitaria dependiendo del grado de parentesco en que se
ubica.

Dichos argumentos son sustentados por los aportes de diversos


doctrinarios, que hablan sobre estos derechos y principios, tal como se
expone a continuación.

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III. ARGUMENTACIÓN

Antes de comentar la contradicción que existe entre este artículo y los


derechos fundamentales antes señalados, consideramos conveniente
revisar cuál es el fundamento sobre el que basó el legislador para el
desarrollo de este artículo.

Si revisamos el iter legislativo que siguió el libro de Derecho de Sucesiones


del Código Civil actual, podemos ver que se hace una referencia breve al
motivo de la incorporación de este artículo. Según Lanatta, en su
exposición de motivos, el fundamento detrás de esta disposición es la
creencia de que entre los hermanos de padre y madre existe una relación
más cercana y de mayor afecto que con respecto a los medio hermanos.
(Ferrero, 2012)

Si bien en algunos casos ello es así, no siempre en todas las familias se


cumple esta regla, por lo que se trata más bien de una presunción que se
realiza sobre la base de creencias y concepciones respecto a la familia y
los lazos que se forman entre sus miembros, especialmente en el marco de
una sociedad peruana que suele ser conservadora y rígida con los valores
tradicionales, en donde aún prevalece la idea del matrimonio como única
forma de formar una familia, y existen prejuicios respecto las uniones de
hecho y estigma hacia los hijos que fueron producto de una relación
extramatrimonial, atribuyendo en ellos una especie de carga y culpa.

Pues bien, lo cierto es que, más allá de si esta presunción pueda ser cierta
en la mayoría de los casos o no, no resulta suficiente para establecer una
distinción legal. Consideramos, al igual que Fernández (2008), que este
fundamento es esencialmente subjetivo, difícil de probar y antijurídico. Lo
cierto es que, toda medida que restrinja derechos debe estar sustentada en
principio en una razón con relevancia jurídica y no simplemente en
creencias o asunciones personales. Además de no condecirse con la
actualidad, en donde muchas familias ensambladas han formado

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relaciones más cercanas que las que podrían tener con sus familiares de
sangre.

Por otro lado, llegamos al segundo argumento, respecto a que este artículo
vulnera el derecho fundamental a la igualdad, concretamente, el principio
de igualdad sucesoria entre los hijos y sus relaciones.

Según nuestra norma, los hijos son iguales en todos sus derechos
sucesorios. Bajo qué razón, entonces, se le reconocería diferentes
derechos sucesorios cuando concurren en la sucesión colateral, ya que,
como bien señalamos en el principio de este artículo, implícitamente se
reconocería a los hijos los mismos derechos respectos de sus padres, pero
se les negaría este derecho respecto de sus hermanos, debido a su origen.
Consideramos que este no es el sentido del principio de igualdad de hijos
consagrado en la Constitución, pues de ser así, no se estaría reconociendo
una verdadera igualdad en todos los sentidos.

Por último, consideramos que este artículo vulnera el derecho fundamental


a la herencia consagrado en el artículo 2 inciso 16 de la Constitución.
Según la STC recaída en el Exp. N.º 03347-2009-PA/TC, el derecho
fundamental a la herencia es un derecho humano que incluye en su
contenido otros derechos y se expresa de diversas maneras. El derecho a
la herencia no sólo incluye el derecho de todas las personas a suceder a su
causante, sino a recibir una porción similar a la de su pariente de mismo
grado y línea, sin discriminación injustificada. (Tribunal Constitucional,
2010).

Así, tenemos que el derecho a la herencia y propiedad, básicamente se


sustenta en el hecho de protegerlos, para que dichos bienes no sean
vulnerados por terceros, para que así, las personas puedan reconocer su
derecho a la herencia, que el causante haya dejado y que estos puedan ser
transferidos a sus sucesores preferencialmente, para que estos obtengan
su titularidad.

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Pues bien, el hecho de que la herencia tenga un reconocimiento
constitucional, es importante, pues no sólo se trata de que una norma
contradiga a otra, sino de que una disposición de rango legal, como es el
caso del artículo 829 materia de comentario, desconozca una disposición
constitucional, lo cual no es posible en un Estado de Derecho.

Tuesta (2021), en su tesis sobre análisis de LA LEGÍTIMA Y SU


AFECTACIÓN DESPROPORCIONADA EN LA FACULTAD DE
DISPOSICIÓN EN EL DERECHO DE PROPIEDAD, dentro de un
segmento en referencia a los hijos extramatrimoniales nos indica que, de
acuerdo con el artículo 386 del Código Civil, este establece que los hijos
nacidos, tanto dentro del matrimonio como fuera de este, tienen los mismos
derechos y obligaciones respecto con sus padres, sin embargo, ante la
concurrencia de hermanos con medios hermanos en cuanto a la sucesión,
se constituye una idea distinta, es decir, que dentro del artículo 829 del
Código Civil, abarca ambos casos donde hermanos de padre y madre,
pueden suceder con sus medios hermanos, sin embargo, estos primeros
reciben una porción prácticamente doble.

Así mismo, cabe resaltar que como antecedente, precisamente la Sala de


Derecho Constitucional y Social permanente Corte Suprema de Justicia de
la República, en su sentencia. CAS. Nº 6895-2014 Huaura, a la que
declararon fundada, como consecuencia de la evaluación del caso, hace
referencia a que, dentro de nuestro sistema normativo, se reconoce a la
filiación extramatrimonial, por medio de una sentencia judicial que así lo
declare. (Sala de Derecho Constitucional, 2014).

Por lo tanto, bajo preceptos del artículo 818 del Código Civil, que se
encuentra en vigencia, indica el reconocimiento, tanto de hijos
matrimoniales como extramatrimoniales, incluso hijos adoptivos, respecto a
la herencia del padre, madre y los parientes de estos, siendo clave el punto
de, probar con medios confiables, dicha condición y relación, para posterior
a ello, de manera judicial, se declare como tal. Si bien es cierto, dicho
análisis, se desprende con el fin de establecer condiciones a los hijos

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extramatrimoniales, para que si bien, estos puedan exigir sus derechos y
obligaciones.

IV. CONCLUSIONES

Concluimos entonces, que, sobre sucesión, sigue siendo un tema que se


tiene en tela de juicio, respecto o en relación de la concurrencia de hijos
matrimoniales y medio hermanos, puesto que se les da cierta distinción
evidente, sabiendo que, a través de la sucesión, se protege los bienes
patrimoniales de las personas que fallecieron, para que estas sean
distribuidas de manera correcta, ya que esa fue su última voluntad.

Cierto es, que, partiendo de nuestra norma y las diversas leyes, como el
artículo 816° del Código Civil, sobre ordenes sucesorios, que reconoce a
los herederos de los diferentes ordenes sucesorios, hasta llegar a tallar
sobre los parientes colaterales respectivamente, considerándolos dentro de
una figura que, acepta su condición, pero que sinceramente es alejada de
la realidad, ya que para estos puedan ser parte de un porcentaje, deben
intervenir por medio de la justicia y sus procedimientos.

Por consiguiente, tanto herencia y propiedad corresponden, un aspecto


sucesorio, relativo e importante, que se encarga de proteger las fuentes
establecidas para suceder a los causantes, y que estos puedan reclamar
su derecho como tal, para posteriormente, ser transferidos a sus
herederos.

Reafirmamos nuestra postura, considerando la existencia de la distinción


entre hermanos y medios hermanos, pues es justo precisar, que no se
justifica dentro de su acápite, sino que de manera general involucra su
participación, sin embargo, lo real, muestra contradicciones para
establecerse, dando a conocer presunciones subjetivas, un tanto complejas
al momento de probar.

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REFERENCIAS

Aguilar, B. (2011). Derecho de Sucesiones. Ediciones Legales.

Aguilar, B. (2006). Representación Sucesoria. Foro Jurídico, (06), 47-60.

https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/forojuridico/article/view/18429

Cano, L. (2022). El uso de medios tecnológicos en la sucesión testamentaria

por COVID-2019 en Lima, 2021. [Tesis de titulación]. Universidad

Peruana de las Américas.

http://repositorio.ulasamericas.edu.pe/handle/upa/1878

Fernández, C. (2008). Derecho de sucesiones: propuestas de reforma al Libro

IV del Código Civil. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica

del Perú́ .

Ferrero, A. (2012). Tratado de Derecho de Sucesiones. Gaceta Jurídica.

Plácido, A. F. (2003). Filiación y patria potestad: En la doctrina y en la

jurisprudencia. Gaceta Jurídica Editores.

Sala de Derecho Constitucional (2014).

https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/bf17a700426bd5148b268f9914d

3c118/Resolucion_6895-2014-HUAURA.pdf?

MOD=AJPERES&CACHEID=bf17a700426bd5148b268f9914d3c118#:~:t

ext="Todos%20los%20hijos%20tienen%20iguales,%2C%20y%20a

%20los%20hijos%20adoptivos".

Tribunal Constitucional (2010).

https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2010/03347-2009-AA.html

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Tuesta, F. (2021). Análisis de la legítima y su afectación desproporcionada en

la facultad de disposición en el derecho de propiedad. [Tesis de

titulación]. Universidad del Pacífico. https://hdl.handle.net/11354/3348

Vattier, C. (1986). El derecho de representación en la sucesión “mortis causa”.

Montecorvo.

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