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CASO CLINICO DE TRASTORNO DE LECTURA

José Manuel es un niño de once años y nueve meses que viene a la consulta porque lleva dos
cursos de retraso. Empezó la escolaridad a los cinco años en un colegio bilingue donde tuvo
dificultades para aprender a leer. A los siete años era un estudiante sólo muy corriente.
Entonces padeció un cuadro coreico que le mantuvo en cama tres meses y que evolucionó en
forma crónica. Los movimientos coreicos, según los padres, evolucionaron en forma de tics
crónicos, de los que existen muchos antecedentes familiares.
En la actualidad el niño tiene el máximo problema con las matemáticas y está acomplejado.
Sus aficiones son pintar, dibujar, leer cosas de historia, la mineralogía, etc. Sus
conocimientos humanistas contrastan con su dificultad para las matemáticas. De carácter, es
un niño adaptado al ambiente familiar, quizás un poco agresivo. Tiene pocos amigos para su
edad, "pues se retira antes que buscarlos", y se siente más a gusto con las personas
mayores.
Es hijo único. Se crió muy sano hasta el corea. Siempre ha sido torpe para las actividades
psicomotrices; en la actualidad aún invierte palabras y sílabas. Es, como el padre, zurdo. Los
padres
son ambos pintores y, como artistas, le han dado una educación liberal. El padre se identifica
con el hijo porque, además de zurdo, se considera lento en aprender las cosas; para las
matemáticas fue un verdadero desastre. "Luego he aprendido en siete días lo que no he
aprendido en siete años". José Manuel es muy aficionado al dibujo y la pintura, donde
muestra resultados brillantes.
A la exploración psicológica encontramos un niño colaborador. Su expresión verbal es poco
fluida; carece de ritmo y habla como a golpes. Hace múltiples tics que se acentúan cuando
tratamos temas conflictivos o tiene que realizar tareas que requieren concentración.
Respecto de sus fracasos escolares, acentúan sus dificultades en matemáticas y su mala
relación con los profesores, de todo lo cual se siente muy culpabilizado. Lo que menos le
gusta son las matemáticas y el lenguaje. Narra sueños de contenido francamente
persecutorio. Su comportamiento es muy inestable.
Sus dibujos resultan equilibrados y de una gran calidad artística. En sus proyecciones
destaca una relación castrante con la figura materna y dificultades identificatorias con la
paterna.
En el WISC obtiene un cociente intelectual total de 115, con 101 en el verbal y 124 en el
manipulativo. Se aprecia una dificultad para expresarse en el terreno verbal. Sus
puntaciones inferiores son la "comprensión", "aritmética", y "claves", existiendo grandes
discrepancias de hasta 13 puntos entre los diversos subtests.
En las pruebas psiconeurológicas, el Bender estima una maduración visomotora, aún lenta,
adecuada a su edad. Las pruebas de lateralidad de Galifret-Granjon, aún dentro de los
límites del ambidextrismo, estiman un predominio zurdo de ojo y mano, y un predominio
diestro de pie. En la prueba de orientación espacial de Piaget-Head encuentra dificultades de
reconocimiento de la posición que entre sí guardan los objetos en el espacio, invirtiendo la
posición izquierda-derecha. Las pruebas de ritmo de Mira-Stamback no muestran
alteraciones.
El Rorschach aprecia una actitud intratensiva, racionalizante, oposicionista y conflictos
psicológicos con las figuras parentales. Todo ello unido a un yo fuerte con una buena
capacidad de adaptación.
DIAGNOSTICO MULTIAXIAL DEL CASO CLINICO NUMERO 6
Eje I: Trastorno de la lectura, del cálculo y de la expresión escrita.
Eje II: Ninguno.
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Eje III: Corea.
Eje IV: Sin información.
Eje V: EEAG=60.
COMENTARIOS DEL CASO CLINICO NUMERO 6.- Comenta Monedero: "Aquí podemos ver un niño con
dificultades en el colegio prácticamente desde su ingreso a la escolaridad. El papel jugado por el corea
es difícil de delimitar, aunque seguramente es secundario. Existen dificultades en el área del lenguaje,
de la coordinación motriz -inestabilidad y tics-, de la lateralidad y un fracaso, además de en aritmética,
en claves, que estaría relacionado con la memoria visual inmediata y la rapidez motriz.
Existen también problemáticas emocionales que, acentuando todas esas disfunciones, parecen provocar
un rechazo de la escolaridad. El niño trata de huir del mundo escolar, que tanto valora lo verbal, para
refugiarse en el mundo de su casa, en el que impera lo figurativo. No hay que olvidar la incidencia
familiar de ciertos síntomas".
Fuente: Monedero C., "Psicopatología evolutiva", Labor Universitaria, Barcelona, 1982.

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