Los primeros có digos se redactaron en la regió n de
la Antigua Mesopotamia (en el actual Irak).
Estas primeras leyes intentaban mejorar la
convivencia ante el crecimiento de las ciudades y frente a la formació n de los primeros imperios que significaba la conquista de unos pueblos sobre otros.
Como se trataba muchas veces de pueblos con
culturas distintas (etnia, idioma, religió n, modo de vida), era fundamental poder establecer leyes que fueran aceptadas y reconocidas por todos.
Muchos especialistas consideran al Cilindro de
Ciro como la primera declaració n de derechos humanos conocida de la historia universal. En realidad este có digo de encuentra dentro de la tradició n mesopotá mica centrada en la figura del rey justo que recibe las leyes por parte de los dioses.
El primer ejemplo conocido es el rey Urukagina,
que reinó alrededor del añ o 2350 a.C., y donde cabe destacar también al famoso Có digo del rey Hammurabi de Babilonia que redactó su có digo hacia el añ o 1750 a.C., conocido como “Ley del Talió n” o “Ley del ojo por ojo y diente por diente”.
No obstante, el Cilindro de Ciro (Del 539 a.C.)
presenta características novedosas, por tres motivos principales. Primero, porque declaraba la libertad de todos los esclavos. Segundo porque establecía la tolerancia religiosa de los pueblos conquistados. Y tercero porque garantizaba la libre circulació n de los sú bditos. Ha sido valorado positivamente por su sentido humanista e incluso se lo ha descrito como la primera declaració n de derechos humanos.
Un segundo ejemplo de Derechos Humanos son las
enseñanzas de Confucio (en la China del 500 A.C.). Estas enseñ anzas contienen el concepto de “ren” o compasió n, y amar a los demá s como un tema central. Confucio dijo: “Lo que no deseas para ti mismo, no se lo hagas a los demá s”.
En la regió n de Arabia Antigua el imá n Ali Ibn Al
Hussein escribió la Epístola de los derechos a principios del siglo VIII. Esta carta es el primer documento que establece importantes derechos tal como se perciben en esa época. La Epístola menciona 50 derechos que está n en la base de la religió n islá mica.
La Charte du Mande (del añ os 1222) y la “Charte
de Kurukan Fuga (1236), basadas en la codificació n de la tradició n oral de Á frica Occidental, defienden principios tales como la conservació n del medio ambiente, los derechos humanos y la diversidad cultural.
La visió n africana ‘ubuntu’ de estas dos Cartas
habla de la esencia de lo que significa el ser humano y hace hincapié en el respeto de todos los miembros de la comunidad, la hospitalidad y la generosidad. El concepto de Ubuntu se resume en esto: “una persona es una persona a través de otras personas”.
Esta noció n tiene profundas implicaciones para los
derechos humanos. Si somos seres humanos a través de los demá s, entonces deshumanizarlos nos deshumaniza también – de ahí la necesidad de promover y respetar los derechos de los demá s, dar y recibir perdó n. Siglos XIII a XVIII La evolució n de la idea de los derechos humanos universales se basa en los conceptos de dignidad y respeto de las civilizaciones de todo el mundo a lo largo de los siglos. Sin embargo, la idea de que esta relació n debe estar consagrada en la ley tardó muchas má s generaciones en desarrollarse, por ello con frecuencia extraemos de ciertas experiencias histó ricas la solució n de legalizar la noció n de los derechos. Sin duda la lista de estas experiencias histó ricas no es completa y al crecer nuestro conocimiento de la historia de otras culturas, seguiremos descubriendo en otras nuevas el impulso histó rico a la hora de legislar derechos. Ya en el contexto europeo, podemos citar los siguientes ejemplos: En 1215, nobles ingleses y miembros del clero hicieron que el Rey de Inglaterra aceptase la ley mediante la elaboració n de la Carta Magna de las libertades (conocida como Carta Magna). La misma solo protegía los derechos de los privilegiados (la nobleza) y no trata, por lo tanto, sobre los derechos humanos como tal. Pero se convirtió en un documento ampliamente citado en defensa de las libertades, que representa una limitació n del poder del rey y el reconocimiento de las demá s libertades de la gente y de sus derechos. En 1689, el Parlamento inglés debatió un proyecto de ley declarando que no toleraría má s la injerencia real en sus asuntos. Este proyecto de ley, conocido como la Carta de Derechos, prohibía al monarca suspender la ley sin el consentimiento del Parlamento, regulaba las elecciones libres de sus miembros y declaraba que la libertad de expresió n en este ó rgano no se podía poner en tela de juicio, en los Tribunales o en cualquier otro lugar. Se considera ampliamente a Huig de Groot (1583- 1645) como inventor del derecho internacional. Su libro sobre las leyes de la guerra y la paz propone un sistema de principios generales basados en la “ley natural”, que, a su juicio debería unir a todas las naciones, independientemente de las leyes locales o particulares. Durante los siglos XVII y XVIII en Europa, una serie de filó sofos desarrollaron el concepto de “derechos naturales”. John Locke (1689) desarrolló la teoría de que todo ser humano tiene ciertos derechos que se derivan de su propia naturaleza y no de su gobierno o de sus leyes. La legitimidad del gobierno, de hecho, se basa en el respeto a estos derechos naturales. La idea de que los derechos deberían dotar a las personas de ciertas protecciones legales se aceptó má s ampliamente y comenzó a reflejarse en las constituciones de algunos países. Los derechos humanos reformularon esta idea y afirmaron lo mismo para la relació n entre los gobiernos y los ciudadanos. En 1776, la mayoría de las colonias britá nicas en América del Norte proclamaron su independencia de la Orden del Imperio Britá nico en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Esta se basaba en gran medida en el “derecho natural” y en las teorías de Locke y Montesquieu. Basada en la creencia de que la protecció n de la libertad es la esencia del poder del gobierno, la Declaració n sirvió para avanzar conceptos como los siguientes: los derechos inalienables; la protecció n de los derechos individuales, la libertad de expresió n, de prensa, de petició n y asamblea; la privacidad; el correcto funcionamiento de la ley; la igualdad ante la ley y la libertad de religió n. En el añ o 1789, el pueblo francés derrocó su monarquía y estableció la primera Repú blica Francesa. La Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolució n fue escrita por representantes del clero, la nobleza y la plebe, y se escribió con la intenció n de encarnar las ideas de figuras de la Ilustració n como Voltaire, Montesquieu, Rousseau y los Enciclopedistas. La Declaració n atacaba el sistema político y jurídico de la monarquía y en ella se definen los derechos naturales del ser humano, como “la libertad, la propiedad, la seguridad y el derecho a resistir la opresió n”. Sustituyó el sistema de privilegios aristocrá ticos que existía en la monarquía por el principio de igualdad ante la ley. Sus términos igualitarios y el concepto teó rico de la igualdad de derechos, sin embargo, llevaría un tiempo hasta convertirse en realidad. La sociedad era profundamente desigual y su aplicació n se extendería durante generaciones.
Siglo XIX y primera mitad del siglo XX:
Primeros acuerdos internacionales sobre la esclavitud y el trabajo En los siglos XIX y XX, se pusieron de manifiesto cuestiones relativas a los derechos humanos tales como la esclavitud, la servidumbre, las brutales condiciones de trabajo y el trabajo infantil, algo que provocó que acabaran aprobá ndose los primeros tratados internacionales relativos a los derechos humanos. Aunque ofrece una protecció n ú til, la base de tales acuerdos eran compromisos mutuos entre los estados. Esto está en contraste con los modernos acuerdos de derechos humanos, donde las obligaciones se aplican directamente a los titulares de derechos individuales. La esclavitud fue declarada ilegal en Inglaterra y en Francia a finales del siglo XIX y, en 1814, los gobiernos britá nico y francés firmaron el Tratado de París, con el objetivo de cooperar para reprimir el trá fico de esclavos. En la Conferencia de Bruselas de 1890, se firmó un “acta de lucha” contra la esclavitud, que fue posteriormente ratificada por dieciocho estados y donde se declaraba la intenció n de poner fin al trá fico de esclavos africanos. Sin embargo, esto no abordaba la cuestió n del trabajo forzoso y las condiciones brutales de trabajo. Incluso en 1926 la Convención Internacional sobre la Esclavitud, que pretendía abolir la esclavitud en todas sus formas, no tuvo un impacto en la prá ctica comú n del trabajo forzoso hasta bien entrada la década de 1940. La creació n de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1919 refleja la creencia de que una paz universal y duradera solo puede lograrse si se basa en la justicia social. La OIT ha desarrollado un sistema de normas internacionales de trabajo para defender el trabajo decente y productivo, la libertad, la equidad, la seguridad y la dignidad. Una de las á reas de trabajo de la OIT ha sido su acció n para combatir el trabajo infantil, especialmente en sus peores formas. La organizació n lleva a cabo numerosas líneas de acció n en este á mbito para el día de hoy, incluida la promoció n de los tratados internacionales en materia de trabajo infantil, tales como el Convenio nº 182 de la OIT sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil y el Convenio de la OIT nº 138 sobre la edad mínima para el empleo.
Segunda mitad del Siglo XX
La idea de proteger los derechos de los seres humanos ante la ley contra el abuso de la autoridad gubernamental empezó a recibir una aceptació n mayor en el siglo XX, especialmente con la aparició n de la Sociedad de las Naciones y la Organizació n Internacional del Trabajo y su trabajo en los derechos de las minorías, en el trabajo y en otros asuntos.
La importancia de unificar estos derechos de forma
escrita ya había sido reconocida por los estados y, de este modo, los documentos descritos anteriormente se convirtieron en los primeros precursores de muchos de los tratados de derechos humanos de hoy en día.
Sin embargo, los acontecimientos de la Segunda
Guerra Mundial fueron los que realmente impulsaron los derechos humanos en la escena internacional.
Las terribles atrocidades cometidas en esta guerra,
incluyendo el holocausto y los crímenes de guerra masivos provocaron la aparició n de un nuevo cuerpo de derecho internacional y, sobre todo, la creació n de los derechos humanos, tal y como los conocemos hoy en día.
La Carta de las Naciones Unidas, firmada el 26 de
junio de 1945, refleja esta creencia. En ella se afirma que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas es “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra” y “reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad, el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres”.
La Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH) fue elaborada por la Comisió n de derechos humanos de la ONU, uno de los ó rganos de las Naciones Unidas, y fue aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Es sin duda un documento innovador y sigue siendo el marco de referencia mundial y el instrumento má s importante de los derechos humanos.
A pesar de no ser jurídicamente vinculante, la
Declaració n Universal ha servido de inspiració n de numerosos compromisos en esta materia, ya sea a nivel nacional, regional o internacional.
Desde entonces se han elaborado y aceptado por la
comunidad internacional una serie de instrumentos fundamentales para salvaguardar sus principios, de los que encontraremos informació n má s adelante.