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Actividad:

Economía y
movimiento
obrero
Unidad 3

Apunte de cátedra

ICSE (24)
Cátedra B: Valdez, María José
Actividad: Economía y movimiento obrero APUNTE DE CÁTEDRA

Actividad: Economía y movimiento obrero,


1930-1955
El estallido de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929 desencadenó una crisis financiera en los Estado Unidos
que rápidamente se trasladó a diferentes partes del mundo. En Argentina, la crisis evidenció y profundizó las
debilidades que la economía había insinuado ya con la Primera Guerra Mundial (Romero, cap. III). Una de sus
consecuencias más importantes fue el cambio en el papel del Estado que, cada vez más, comenzó a intervenir en
la regulación de las variables económicas, política que fue impulsada tanto en nuestro país como en otros países
del mundo. En paralelo al intervencionismo del Estado, se profundizó otro que se venía manifestando tímidamente
desde hacía unas décadas: el desarrollo industrial. Este proceso fue alentado por diversas causas, entre ellas, la
capacidad industrial previamente instalada y la disponibilidad de mano de obra barata.

Por último, esto también incidió en una serie de cambios tanto en la estructura como en la organización del
movimiento obrero.
A continuación, te proponemos una secuencia de actividades para realizar con diversos materiales
correspondientes a esta sesión del Campus Virtual. Es importante que, además, hayas realizado las lecturas de los
capítulos de Luis A. Romero (capítulos III y apartados del capítulo IV) y del texto de Claudio Belini y Juan C. Korol.
De estos dos autores, también te presentamos los siguientes fragmentos que corresponden a la economía y el
movimiento obrero argentino en la década de 1930. Te invitamos a leerlos.

1. Lee con atención los siguientes fragmentos:


“En la década de 1930, el sector industrial se convirtió en el motor de la economía argentina, papel que continuaría
desempeñando durante los cuarenta años siguientes. En un primer momento, el impulso de la industrialización
sustitutiva de importaciones fue el resultado combinado de la devaluación de la moneda, del orden del 40% entre
1928 y 1932, la elevación de los aranceles en 1931 y la imposición de controles cambiarios y permisos previos.
Luego de una contracción de la producción industrial entre 1929 y 1930, se inició una etapa de sostenido
crecimiento. La tasa media anual de crecimiento alcanzó un 3,4% en la década de 1930, para elevarse a 5% en el
siguiente decenio.

La rápida respuesta de la producción industrial fue posible gracias a la existencia de una capacidad instalada
ociosa, notablemente ampliada en el último quinquenio de la década de 1920. La instalación de filiales de
empresas industriales británicas, norteamericanas y alemanas venia transformando el tejido industrial, al elaborar
una parte de los nuevos productos demandados por el mercado doméstico, como hilados y tejidos,
electrodomésticos, productos químicos y cosméticos, neumáticos y otros. Las medidas tomadas para combatir la
Gran Depresión, lejos de desalentar ese proceso, lo acentuaron. (…) De esta forma, la expansión de la capacidad
instalada continuó luego de 1935.
El crecimiento industrial fue liderado por la rama textil (…), la industria petrolera y sus derivados y la producción
de metales. En cambio, la rama de alimentos y bebidas -que incluía también las industrias de exportación, como

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los frigoríficos y los molinos harineros- se desplegó a un ritmo menor al del conjunto del sector manufacturero.
Los resultados del censo de 1935, el primero de su tipo realizado en el país, revelaron el avance del sector: 43200
plantas brindaban ocupación a unos 544000 obreros y empleados. Una comparación entre los datos de 1914 y
1935 muestra que la ocupación había crecido un 42% y la producción, un 79%. Más importante aún, el censo de
1935 permitía observar un significativo avance de la tecnificación, ya que la potencia instalada se había
cuadruplicado.

Pero el desarrollo industrial no se detuvo ahí: sólo entre 1935 y 1939, el número de fábricas creció un 25% (…) y
el valor de la producción ascendió casi un 50%. Para entonces, la industria local abastecía la totalidad del consumo
nacional de cemento, aceites comestibles, calzados de cuero, neumáticos y productos cosméticos” … (pp. 94-96)

“Los años treinta fueron un período de importantes cambios en la estructura ocupacional, las condiciones de vida
y trabajo, y las formas de organización obrera. La década comenzó mal para los asalariados. La crisis económica
se tradujo en el incremento del número de desocupados en el campo y las ciudades, en migraciones hacia los
centros urbanos y el surgimiento de las primeras villas miseria”. (…)

“La desocupación como fenómeno importante no se prolongó demasiado tiempo, ya que a partir de 1934 la
economía mostró signos de recuperación y el crecimiento de la industria absorbió mano de obra. En esto, la
Argentina se diferenció notablemente de otras economías, como la estadounidense, donde el desempleo se
mantuvo en altos niveles durante toda la década”. (…) (p. 102)

“Con relación a las condiciones laborales, los empleadores continuaron teniendo mayores prerrogativas. (…) es
posible afirmar que los empleadores fijaban las condiciones de trabajo sin mayor límite que el de algunas leyes
laborales. La estabilidad del empleo y el derecho de los patrones a despedir al personal sin indemnización ni mayor
advertencia continuó siendo la norma. (…) Recién a partir de 1937, los obreros industriales comenzaron a gozar
de derechos establecidos en los convenios colectivos firmados por los gremios y las cámaras empresarias.

En términos de su organización, los años treinta fueron un momento decisivo en la historia del movimiento obrero.
En 1930 se organizó la Confederación General del Trabajo (CGT), que fusionó a la Unión Sindical Argentina (USA),
de tendencia sindicalista, y la Confederación Obrera Argentina, de tendencia socialista. En la década siguiente, la
vida gremial estaría signada por la lucha entre ambas corrientes para lograr el predominio. Ésta se vio influida por
los cambios en la estructura ocupacional y el avance de la sindicalización. A comienzos de la década, la Unión
Ferroviaria y La Fraternidad -que agrupaban a los trabajadores del riel y los conductores de locomotoras
respectivamente- continuaban siendo los gremios más numerosos, de alcance nacional. No obstante, esto se fue
modificando con el robustecimiento de otros gremios, como la Confederación Nacional de Empleados de
Comercio (…), y el nacimiento de nuevos sindicatos, como la Federación Obrera Nacional de la Construcción,
conducida por dirigentes comunistas. La corriente comunista también obtuvo avances notables en sectores
industriales, como la formación de sindicatos por rama, como la Unión Obrera Textil, abandonando la práctica de
la organización por oficio” ... (pp. 103-104).

“La lucha gremial no era fácil dado el poder de los empresarios en los lugares de trabajo y, en ocasiones, la
displicencia de las autoridades laborales. En la industria, la presencia de los sindicatos era duramente combatida.
Las grandes empresas que se instalaron en el Gran Buenos Aires durante esos años lograron escapar de la
jurisdicción del Departamento Nacional del Trabajo, mucho más celoso en la aplicación de la legislación laboral.
En el caso de firmar convenios de trabajo, preferían hacerlo por planta y no por rama de actividad.

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Con el estallido de la guerra, los conflictos obreros se acentuaron tanto debido al deterioro de los ingresos como
a las luchas entre las corrientes. Cuando los militares derrocaron a Castillo, se encontraron con una CGT fracturada
en dos (…)”. (pp. 105-106)

Fuente: Claudio Belini y Juan C. Korol (2012): “Crisis, depresión y recuperación (1930-1945)”, Historia económica
de la Argentina en el siglo XX. Buenos Aires, Siglo XXI editores (selección)

2. Responde las preguntas que siguen:

a. ¿A qué te parece que refieren los autores con el concepto “capacidad instalada ociosa”? ¿Cuál fue su
importancia para la industria según la perspectiva que sostienen?

b. ¿Cómo se relaciona el desarrollo industrial con el proceso de migraciones internas?

c. Explica la relación que, según Belini y Korol, se puede establecer entre desarrollo industrial y consolidación del
movimiento obrero durante la década de 1930.
d. ¿Qué se plantea con relación a las condiciones de empleo? ¿Cómo podrías vincularlo con lo que plantea Luis A.
Romero en el capítulo III (Apartado “¿Un Frente Popular Frustrado”, pp. 96- 97)?

3. En función de las lecturas anteriores (Romero y el fragmento de Belini y Korol aquí presente), elabora un texto
que justifique si la siguiente afirmación es verdadera o errónea: “En los años ‘30, la industrialización por sustitución
de importaciones fue una respuesta forzada por las difíciles circunstancias creadas por la Gran Depresión antes
que una política deliberada del Estado”.
4. Observa el siguiente cuadro sobre la participación de los diferentes sectores en la economía argentina y, luego,
responde las preguntas que siguen:

SECTOR 1925-1929 1930-1934 1935-1939 1940-1944


Agricultura 14.9 14.6 13.8 13.7
Ganadería 10.6 10.3 10.4 10.8
Industria 17.7 18.4 20.4 21.0
Construcción 6.5 5.3 5.7 5.3
Comercio 21.3 19.1 18.2 16.7
Minería 0.4 0.6 0.9 1.2
Transportes 7.2 7.5 7.1 7.4
Servicios 13.7 15.6 15.5 16.0
Fuente: Mario Rapoport (2000). Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Buenos Aires,
Macchi.

a. ¿Cuál es el sector cuya participación aumentó más a lo largo de este período? Señala las causas de su
crecimiento.

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b. Observa la evolución de las actividades rurales en su conjunto (agricultura y ganadería) y describe cuál fue su
papel en la economía nacional antes y después de 1930. Indica las causas de esa evolución teniendo en cuenta el
texto de Luis A. Romero (capítulo III).

5. Luis A. Romero (capítulo 3, pp. 101-102) explica el contexto económico y político en el que el nuevo ministro
de Hacienda, Federico Pinedo, planteó el Plan de Reactivación Económica en 1940. Lee el siguiente fragmento del
discurso pronunciado por el ministro Pinedo ante el Congreso y responde las preguntas que siguen:

“La vida económica del país gira alrededor de una gran rueda maestra que es el comercio agroexportador.
Nosotros no estamos en condiciones de reemplazar esa rueda maestra, pero estamos en condiciones de crear, al
lado de ese mecanismo, algunas ruedas menores que permitan cierta circulación de la riqueza, cierta actividad
económica, la suma de la cual mantenga el nivel de vida del pueblo a cierta altura”.

a. ¿Qué proyecto defendía Pinedo al pronunciar estas palabras? Describe sus principales características.
b. ¿A qué tipo de bienes se refiere Pinedo cuando habla del comercio exportador?

c. ¿A qué tipo de actividades aludía cuando planteaba la necesidad de crear “ruedas menores” al lado de la “gran
rueda maestra”?

6. Relee el capítulo “La economía del primer peronismo (1946-1955)” de Claudio Belini y Juan Carlos Korol. Luego,
completa el siguiente cuadro comparativo entre el desarrollo económico del período 1930-1943 y los años del
peronismo.

1930-1943 1943-1955

Mecanismos de intervención
estatal

Industrias desarrolladas

Situación sector agrícola

Situación sector ganadero

7. Como vimos en el texto que acompaña esta actividad, el movimiento obrero enfrentó una serie de
transformaciones durante la década de 1930 que ayudaron a la consolidación de las organizaciones sindicales

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como un actor social y político de peso. Teniendo en cuenta estos antecedentes, y retomando lo señalado en el
capítulo IV del libro de Luis A. Romero responde:

a. ¿Qué cambios se introdujeron en la organización sindical una vez producido el golpe de estado de 1943?

b. ¿Cómo influyó el desarrollo industrial del período 1930-1955 en el proceso de sindicalización obrera?

c. ¿Qué etapas puedes encontrar en la relación entre el Estado y las organizaciones sindicales entre 1930 y 1955?
¿Cuáles son sus características principales?

8. Lee los siguientes fragmentos de dos discursos brindados por Juan D. Perón: el primero de ellos, a los
trabajadores; el segundo, en la Bolsa de Comercio. Luego, responde las preguntas que siguen.

JUAN D. PERÓN: Trabajamos para todos los argentinos (mensaje a los trabajadores el 1º de mayo de 1944). Fuente:
Juan D. Perón, El pueblo quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, 1944, pp. 47-53. (….)

Ninguna circunstancia más propicia que este 1º de mayo, símbolo de las justas aspiraciones del trabajador, y
ferviente homenaje a la noble dignidad de toda labor humana, para expresar que él nos encuentra ya
decididamente en la etapa de las plenas realizaciones encauzadas hacia el logro del objetivo esencial y superior,
del bienestar general y de la solidaridad social.

(….) El panorama que ofrecía en aquellos instantes todo lo que se refiere a la vida de relación que el trabajo
engendra, era desolador.

El Estado se había mantenido alejado de la clase trabajadora. No regulaba las actividades sociales como era su
deber, adoptando una actitud indiferente y suicida, mientras el incumplimiento de los deberes patronales, libres
de la tutela estatal, sometía a los trabajadores a la única ley de su conveniencia, provocando rebeldías que
amenazaban disputar el orden político.

Desde entonces, sobre el frontispicio del antiguo Palacio del Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires,
pudo haberse estampado esta leyenda: “Ésta es la verdadera casa de los hombres que trabajan”. Y junto a esta
leyenda, que abría de par en par las puertas de la sede del trabajo a todos los que llegaban hasta él en demanda
de justicia para sus derechos desconocidos, esta afirmación, que fue la consigna severa a la que ajustamos nuestra
labor desde entonces:

“Buscamos suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patrones, al amparo
de la justicia que emana del Estado”.

Como lo prometimos al iniciar esta cruzada del trabajo, hemos defendido “la unidad y compenetración de
propósitos entre patrones, obreros y Estado, como el único medio para combatir a los verdaderos enemigos
sociales, representados por la falsa política, las ideologías extrañas, sean cuales fueren; los falsos apóstoles que

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se introducen en el gremialismo para medrar con el engaño y la traición de las masas, y las fuerzas ocultas de
perturbación del campo político internacional”.

Por eso, queremos desterrar los fatídicos gérmenes que los malos políticos inocularon en los organismos gremiales
para debilitarlos, fraccionarlos y explotarlos en beneficio propio. Por eso luchamos por desterrar la sofística
promesa preelectoral que ha permitido que nuestros obreros vivan un régimen arcaico y carezcan de garantías
fren- te a un caudillo con hechura del medioevo, que explota su trabajo, le paga con papeles sin valor para que se
vea en la necesidad de entregárselos nuevamente a ese patrón, mezcla de amo, negrero y legislador de
conveniencia. (...)

Deseamos también desterrar de los organismos gremiales a los extremistas, para nosotros de ideologías tan
exóticas, ya representen un extremo como otro; porque es lo foráneo, a lo que nosotros, los argentinos, no hemos
jamás sentido inclinación ni apego; y porque ellos, con su sedimento de odios ancestrales, nos traen sus problemas
que no nos interesan ni nos atañen.

Nosotros buscamos la unión de todos los argentinos y por eso anhelamos disponer de un capital argentino, para
que, en armonía con el trabajo, formen la base de nuestra grandeza industrial y del bienestar colectivo.

Luchamos por que ese trabajo sea considerado con la dignidad que merece, para que todos sintamos que el deseo
y el impulso de honrarnos trabajando y para que nadie que esté en condiciones de trabajar, viva sólo para
consumir.

Por eso sostenemos la necesidad de que todo el que trabaja obtenga una compensación moral y material que le
asegure el bienestar a que todos tenemos derecho; como, asimismo, consideramos indispensable que las labores
se ejerzan en un régimen humano y feliz, con sus descansos reparadores, en medios higiénicos, sanos y seguros;
y, sobre todo, dentro de una gran dignidad y respeto mutuos. (…..)

JUAN D. PERÓN: En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (25 de agosto de 1944). Fuente: Juan D. Perón, El pueblo
quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, 1944, pp. 157-168.

(….) La Secretaría de Trabajo y Previsión entiende que la política social de un país comprende integralmente todo
lo humano con relación a los diversos factores del bienestar general. Siendo así, muchos, posiblemente
equivocados sobre todo cuanto yo he dicho en el orden social, se han permitido calificarme de distintas maneras.
Yo he interpretado cada una de estas calificaciones; las he sopesado y he llegado a esta conclusión: de un lado,
me han dicho que soy nazi, de otro lado han sostenido que soy comunista; todo lo que me da la verdadera
certidumbre de que estoy colocado en el perfecto equilibrio que busco en la acción que desarrollo en la Secretaría
de Trabajo y Previsión.

Pienso que el problema social se resuelve de una sola manera: obrando consciente- mente para buscar una
perfecta regulación entre las clases trabajadoras, medias y capitalistas, procurando una armonización perfecta de
fuerzas, donde la riqueza no se vea perjudicada, propendiendo por todos los medios a crear un bienestar social,
sin el cual la fortuna es un verdadero fenómeno de espejismo que puede romperse de un momento a otro. Una

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riqueza sin estabilidad social puede ser poderosa, pero será siempre frágil, y ése es el peligro que viéndolo, trata
de evitar por todos los medios la Secretaría de Trabajo y Previsión.

(….) Hasta ahora estos problemas han sido encarados por una verdadera lucha. Yo no creo que la solución de los
problemas sociales esté en seguir la lucha entre el capital y el trabajo. Ya hace más de sesenta años, cuando las
teorías del sindicalismo socialista comenzaron a producir sus frutos en esa lucha, opiniones extraordinariamente
autorizadas, como la de Massini y la de León XIII proclamaron nuevas doctrinas, con las cuales debía desaparecer
esa lucha inútil, que como toda lucha no produce sino destrucción de valores.

(….) Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más
peligrosa, sin duda, es la inorgánica.

La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser
dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes. La falta de una política social bien determinada ha llevado a
formar en nuestro país esa masa amorfa. Los dirigentes son, sin duda, un factor fundamental que aquí ha sido
también totalmente descuidado. El pueblo por sí, no cuenta con dirigentes. Y yo llamo a la reflexión de los señores
para que piensen en manos de quiénes estaban las masas obre- ras argentinas, y cuál podía ser el porvenir de esa
masa, que en un crecido porcentaje se encontraba en manos de comunistas, que no tenían ni siquiera la condición
de ser argentinos, sino importados, sostenidos y pagados desde el exterior.

Esas masas inorgánicas, abandonadas, sin una cultura general, sin una cultura política, eran un medio de cultivo
para esos agitadores profesionales extranjeros. Para hacer desaparecer de la masa ese grave peligro, no existen
más que tres caminos, o tres soluciones: primero, engañar a las masas con promesas o con la esperanza de leyes
que vendrán, pero que nunca llegan; segundo, someterlas por la fuerza; pero estas dos soluciones, señores, llevan
a posponer los problemas, jamás a resolverlos.

Hay una sola forma de resolver el problema de la agitación de las masas, y ella es la verdadera justicia social en la
medida de todo aquello que sea posible a la riqueza de su país y a su propia economía, ya que el bienestar de las
clases dirigentes y de las clases obreras está siempre en razón directa de la economía nacional. Ir más allá, es
marchar hacia un cataclismo económico; quedarse muy acá, es marchar hacia un cataclismo social; y hoy, esos
dos extremos, por dar mucho o por no dar nada, como todos los extremos, se juntan y es para el país, en cualquiera
de los dos casos, la ruina absoluta. (….)

a. Analiza estos discursos de Juan D. Perón cuando era Secretario de Trabajo y Previsión durante el gobierno
surgido del golpe militar del 4 de junio de 1943. El primero está dirigido a los dirigentes sindicales de la CGT; el
segundo a los dirigentes de las corporaciones empresarias.

b. ¿En qué aspectos difiere el discurso hacia los trabajadores del discurso hacia los empresarios? ¿Qué aspectos
en común identifica en ambos pronunciamientos?

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En la respuesta a dichas preguntas, considera en particular:

- ¿Qué mirada hacia los patrones predomina en el discurso dirigido a los trabajadores? ¿Qué mirada sobre las
masas trabajadoras predomina en el discurso hacia los empresarios y patrones?

- ¿Cómo explica Perón su oposición a la lucha de clases en el primer discurso? ¿Contra quién dirige estos
argumentos y por qué?

- ¿Cómo intenta convencer Perón a los empresarios sobre la necesidad de otorgar derechos a los trabajadores?
¿Cuál es, según él, el peligro de no hacerlo?

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