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Cracking the Colour Code:

de lo pictórico a la psicología

Cuando pensamos en los colores, y en su teoría, solemos imaginar todos los aspectos
científicos y corporales que se le relacionan. En primer lugar, solemos cuestionarnos; ¿Por qué cierto
elemento es de cierto color? ¿Qué es lo que hace que sea de ese color? ¿Por qué vemos colores? ¿Cuál
es la relación entre el sistema visual y los colores?. Al encontrar respuesta a todas aquellas preguntas,
nos es irremediable cuestionarnos cuestiones más profundas, relacionadas a nuestra, ya no inteligencia
científica, sino emocional.
El color, para el ser humano entonces, no vendría a ser algo puramente científico y físico,
sino que estaría ligado a nuestras emociones, nuestra intuición y nuestra respuesta intelectual, en el
marco de nuestra experiencia personal y colectiva, como seres en sociedad.
Los colores, nos afectan física, emocional y espiritualmente. Podemos decir entonces que los
colores tienen una fuerza en nuestra vida. En este ensayo, vamos a intentar ahondar en la relación
entre la psicología humana y la percepción de los colores.

Estudios comprueban que el color influye sobre el ser humano, generando efectos de carácter
fisiológico y psicológico, pudiendo así producir impresiones y sensaciones. Los colores son capaces
de estimular, deprimir; brindar alegría o tristeza; despertar actitudes activas o pasivas. Los colores son
identificados por nosotros, podemos decir, como emociones. Por lo tanto, podemos decir que son
sensoriales e individuales, de cierta manera subjetivos; donde la psicología permite un ámbito para la
exploración y búsqueda de adjudicarse, a cada percepción colorimétrica, significados.
Antes de comenzar a hablar de los efectos producidos por algunos colores individualmente,
tenemos que tener en cuenta y consideración, que los colores se dividen en dos grandes categorías, las
cuales también entran en juego en las sensaciones que sentimos frente a los colores; pudiendo ser así,
de tonalidad cálida o fría.
Esta división, se encuentra en función de su situación en el espectro electromagnético.
Aquellos colores compuestos por ondas largas, corresponden a los cálidos y, aquellos compuestos por
ondas menores, corresponden a los fríos. Las sensaciones que nosotros percibimos, entonces, están
relacionadas con su asociación con elementos que determinan apreciaciones de tipo térmico. Siendo
así, los amarillos, rojos y sus gamas, aquellos que nos recuerdan a la idea de sol, calor y fuego.
Aquellos que producen un efecto de expansión, los que parecieran que avanzan hacia nosotros,
cuando contrastan con otros. Cuanto más rojo o amarillo, más pareciera que el color quiere salirse de
la fuente, llamando nuestra atención. Asimismo, las tonalidades cálidas, nos proporcionan la
impresión de mayor tamaño, gracias a su efecto expansivo. Entonces podemos decir que estas
tonalidades brindan vivacidad, movimiento, alegría, energía, entusiasmo y excitación.

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Mientras que, por otro lado, las tonalidades azules, verdes y violetas, están asociados a la
frescura, la profundidad, la humedad y el agua. Son aquellas que absorben la luz, y nos dan la
impresión de alejamiento. Mientras la tonalidad más azul es, más nos brinda la sensación de
alejamiento, de que el color se distancia y retrocede. En comparación con los cálidos, que dan la
impresión de expansión, los fríos hacen que las superficies se vean más pequeñas. Entonces, sus
características, hacen que relacionemos esta tonalidad a la calma, la tranquilidad, la pasividad, a la
moderación.

Ya teniendo está división clara, podemos pasar a los significados de los colores y a su
psicología. El lenguaje del color, se utiliza en diversos ámbitos de la vida, la arquitectura, el
marketing, la topografía, la ingeniería, etc. Sin embargo el ámbito más interesante, y donde más se
explota el carácter subjetivo, creativo y psicológico del color, es en el arte. Los colores tienen muchas
lecturas, dependiendo del contexto del que se trate, pero como personas que vivimos en cultura,
existen significados más o menos aceptados con carácter general.
Empezando por el amarillo, podemos decir que como color presente en la luz y el oro, lo
relacionamos con la idea de riqueza y abundancia, con el poder. Sus tonalidades, nos permiten
relacionarlo con la fuerza, y sus propiedades nos son estimulantes. Asimismo, en algunas sociedades,
este color simboliza la divinidad en la religión. Pero sin embargo, los colores también pueden
presentar connotaciones negativas; siendo estas la envidia, la ira y la traición. Según la psicología, es
un color ambiguo, con sus connotaciones negativas y sus connotaciones positivas, tales como la
alegría y la felicidad. También, nos advierte que la presencia excesiva del amarillo puede llegar a
irritar nuestro humor, ya que estamos aconstumbrados, visualmente, a verlo en pequeñas cantidades.
Por otro lado el rojo, representa alegría, impulsividad. Simboliza la sangre, el fuego, la
pasión, la fuerza y la revolución. En su mirada negativa, simboliza destrucción, crueldad y violencia.
Asimismo simboliza peligro. Es un color inquieto, juvenil. Psicológicamente, es un color que nos da
sensación de vitalidad, de energía y agresividad. Asimismo nos lleva a comportamientos más
extrovertidos. Nos permiten transmitir fuerza, seguridad y valentía.
El azul, como color frío, nos connota lejanía, infinito. Así como limpieza y frescura. Es un
color que simboliza tranquilidad, afecto, frío e inteligencia. Podemos decir que es un color puro e
inmaterial. Psicológicamente, nos transmiten confianza y serenidad, estabilidad. Asimismo se lo
asocia al malestar anímico.
Entonces, podemos ver como cada color tiene su significado correspondiente según los
estándares sociales, pero esto no significa que tiene que ser así para todos. No todas las culturas y
religiones agarran estos conceptos planteados, los valores de los colores cambian, dependiendo de la
educación o la cultura. En el Oriente, por ejemplo, el blanco significa la muerte, mientras que en el
Occidente significa pureza, dejando la connotacion de muete al negro.

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