ideas. Sonríes, pero sabes que no eres más que fragmentos. Lo echaste a perder. No te queda hacerte la víctima. No te queda hacerte el sufrido. Nunca supiste qué hacer para solucionarlo. Hete aquí. Solo por decisión. Abandonado a tu suerte, sin nada a que aferrarte para sostener por un rato más la existencia a la que fuiste condenado desde tu nacimiento. Te serenas. Tus ideas empiezan a acomodarte. No te arrepientes. Lo volverías a hacer. Una y otra vez irás hacia tu condena. Lo aceptas. Solo un poco.