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José Manuel Belgrano 6to “C”

¿Está bien sentir vergüenza por una forma


lingüística?
INTEGRANTES :
> Yoel Angel Gutierrez Martinez
>Ruth Guadalupe Otondo Calizaya

Introducción
En la parte central de Tarija la cual posee un
lenguaje neutro, discrimina a una parte de la
población boliviana llamándolos “collas, indios,
incas, etc”. Esto afecta directamente el derecho a la
identidad, puesto que el idioma forma parte de su
identidad y vuelve a la persona única y diferente,
muchas personas hoy en día ocultan su idioma natal
por miedo a la discriminación, por ejemplo el
quechua el cual muchas familias lo dejaron de lado,
por la discriminación y la burla qué se puede llegar a
recibir a diario por algo que las personas deberían
considerar como algo completamente normal.

Problemática
 ¿Está bien sentir vergüenza por una forma de hablar ?
 ¿Qué tan común es la discriminación lingüística?
 ¿Qué tan grave es el problema?

Desarrollo
Bolivia, a pesar de ser un país plurinacional, en Bolivia durante mucho tiempo se han relegado
las culturas y las lenguas ancestrales. Es momento de revalorizar y practicar los idiomas
heredados de nuestros ancestros. Recuperar nuestra cultura y lengua significa recuperar nuestra
identidad.
A pesar de la diversidad cultural y lingüística que caracteriza a
Bolivia, hasta la década del ´90, el solo hecho de que campesinos e
indígenas se expresaran en su idioma nativo era sujeto a
discriminación. Muchos venían de sus comunidades a los centros
urbanos y no eran atendidos en su idioma propio. Como el único
idioma oficial del país era el español, eso significaba enormes
dificultades de comunicación.

Esta violencia simbólica llegaba al punto de que, en el Altiplano,


muchos quechuas- aymara hablantes se avergonzaran de sus raíces
y prefirieran migrar al conglomerado urbano dejando de lado su
idioma materno. En algunos casos, también se cambiaban sus
apellidos de origen nativo para evitar la discriminación en las
escuelas, universidades e instituciones públicas.

Esta situación comenzó a modificarse con la nueva Constitución Política del Estado
promulgada en 2009, cuyo artículo 5 reconoce 36 lenguas de naciones y pueblos indígenas,
originarios y campesinos: quechua, aymara, uru-chipaya, araona, baure, bésiro, canichana,
cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, ese ejja, guaraní, guarasu’we, guarayu, itonama, leco,
machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeño-trinitario, mojeño-ignaciano, moré,
mosetén, movima, pacawara, puquina, sirionó, tacana, tapiete, toromona, weenhayek,
yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco.

Sin embargo, la influencia externa a través de canciones en español e inglés, los medios de
comunicación y el internet hace que los niños y jóvenes de las nuevas generaciones estén
dejando de lado los idiomas propios de nuestro país. Petrona Fernández Osco, de la comunidad
de Yanari ubicada en el departamento de La Paz, explica que los padres y los profesores no
transmiten la lengua materna, ni hay personas mayores que tengan la necesidad de comunicarse
en el idioma materno. “Hablar el aymara nos identifica como pueblos indígenas y es una forma
de mantener nuestras culturas y nuestras tradiciones. Existen muchas costumbres que no se
pueden traducir al español, porque su esencia solo la mantiene nuestro propio idioma”, sostiene
Fernández Osco.

La lengua también guarda un vínculo con la Pachamama, la identidad y la historia de un


pueblo. La profesora de escuela primaria de la población de Llallagua en el departamento de
Potosí Marleni Tudela señala: “No podemos desprendernos de nuestras raíces. La valorización
de nuestra lengua es fundamental porque a través de ella podemos conservar nuestra historia.
La lengua es el medio más importante que tenemos para comunicarnos y forma parte de la
identidad. Nuestro trabajo con lengua originaria permite que los estudiantes se sientan
valorizados, reflexionen sobre su cultura y su proceso histórico”.

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Conclusión
Lo que nos queda a hora como jóvenes, es incentivar entre las nuevas generaciones la
recuperación y el gusto por hablar nuestros idiomas ancestrales, inculcar en la juventud el valor
patrio y cultural buscando estrategias a través de la música, el teatro y el baile. En este último
tiempo ha retomado una vital importancia el rescate y el respeto por nuestra cultura. Los
recientes acontecimientos ocurridos en Bolivia han demostrado a propios y extraños la
profunda sensibilidad por nuestros símbolos indígenas como la wiphala y la vestimenta como la
pollera. Quizá sea un momento importante para poder concientizar sobre el gran valor que
tienen nuestros idiomas nativos. Es necesario que nuestras lenguas vivan y para eso debemos
hablarlas.

Bibliografía
https://www.debatesindigenas.org/notas/24-nuestras-lenguas-viven-si-las-hablamos.html

https://labtecnosocial.org/hablarespanolenbolivia/

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