Está en la página 1de 5

Aquella vez que Orán perdió su memoria…

¿Por qué la ciudad de Orán, que tiene más 220 años de historia, no tiene Archivo Histórico?
¿Dónde están, por ejemplo, las Actas del Cabildo de Orán, que existió desde el año de su
fundación hasta 1825? ¿Dónde debemos buscar los oranenses nuestra memoria histórica?
Todo esto tiene su respuesta en algunos hechos acaecidos en el año 1884.

Es conocido en general el hecho de que entre 1878 y 1885 durante las Presidencias de Nicolás
Avellaneda y Julio Argentino Roca, se llevó a cabo la llamada “Conquista del Desierto” en
región de la Patagonia argentina. No es tan conocido el hecho que paralelamente a aquella, se
llevó a cabo una campaña similar en la “Gobernación Nacional del Gran Chaco”, territorio que
había sido creado por Sarmiento en 1870 y que abarcaba la actual provincia de Formosa y
Chaco, y el norte de las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe. Este amplio espacio
geográfico (que abarcaba parte también el “chaco Salteño” al este de la provincia, actuales
departamentos de San Martín, Orán, Anta y Rivadavia), se hallaba para entonces bajo el
dominio de sus habitantes originales, principalmente tobas, mataguayos, vejoces y
chiriguanos1, distribuidos en un importante número en toda la extensión de la región. El
objetivo de la llamada “Conquista del Desierto Verde” era principalmente apropiarse de ese
vasto territorio para su privatización y explotación, convertir a los aborígenes en mano de obra
para el desarrollo agrícola, y someter por la fuerza a aquellos que se resistieran a este “avance
civilizatorio”. Cuando en 1884 el ahora presidente Roca lanza la Campaña del Gran Chaco
sostiene: “Llevada felizmente a término la ocupación militar de La Pampa y la Patagonia en
toda su extensión y extirpada la barbarie que esterilizaba a aquellos vastos territorios adonde
hoy acuden los pobladores civilizados y las especulaciones del comercio y de la industria,
engrandeciendo la Nación, ha llegado el momento de abrir operaciones decisivas sobre los
también extensos y ricos territorios del Chaco”2.

Este proyecto “civilizatorio”, que ya había tenido numerosos antecedentes de incursiones


militares sobre el territorio chaqueño, tuvo su punto culminante con la incursión de 1885
realizada bajo el mando del General Benjamín Victorica, Ministro de Guerra durante la
presidencia Roca. La Campaña de Victorica tenía como objetivo avanzar desde Puerto Bermejo
(en Formosa, a orillas del Río Paraná) y cruzar el “desierto” chaqueño siguiendo el curso del Río
Bermejo para establecer sobre sus márgenes una línea de fortines hasta la provincia de Salta,
posibilitando la comunicación definitiva entre las regiones noroeste y el noreste del país. Esta
campaña incluía seis Comisiones Científicas que acompañaban el avance militar con el objetivo
de realizar registros geográficos, paleontológicos, recolección de la flora, estudio de la fauna,
etc.: “Están asimismo comprendidas en las atribuciones de esa Comisión, los estudios
geográficos, políticos, referentes a las costumbres, creencias etc. de las tribus que se encuentre
en los lugares que explore, así como la conservación de todos aquellos objetos que, aparte de
ofrecer interés al estudio arqueológico, lo ofrecen a la curiosidad pública”3. De aquellas seis

1
SANTAMARÍA Daniel. Chaco Gualamba: del monte salvaje al desierto ilustrado. Jujuy: Cuadernos del
Duende, 2007, pág. 37.
2
MAPELMAN, Valeria y MUSANTE, Marcelo (2010) “Campañas militares, reducciones y masacres. Las
prácticas estatales sobre los pueblos originarios del Chaco”. En Historia de la crueldad argentina: Julio A.
Roca y el genocidio de los pueblos originarios. Buenos Aires: Editorial El Tugurio.
3
“Campaña del Chaco: expedición llevada a cabo bajo el comando inmediato del Exmo. Señor ministro
de guerra y marina, general Dr. D. Benjamin Victorica en el año 1884 para la exploración, ocupación y
comisiones científicas, tiene particular interés para nuestro tema la encabezada por el
investigador e historiador Dr. Ángel Justiniano Carranza, e integrada además por el ingeniero
Jerónimo de la Serna, el médico Luis Goncálvez y el fotógrafo Luis Paroth.

El jefe de esta expedición científica, el Dr. Ángel J. Carranza (1834-1899), posee una
sobresaliente biografía como investigador científico e historiador 4. Proveniente de una familia
santiagueña, Carranza se había doctorado en Derecho en Buenos Aires en 1856 con una tesis
sobre “La libre navegación de los ríos”. De fuerte orientación Unitaria, Carranza publicó
numerosos estudios históricos entre los que se destacan biografías de importantes personajes
de la historia argentina como el santiagueño Felipe Ibarra, el salteño Rudecindo Alvarado, o el
general Juan Galo Lavalle. Su obra más destacada fue una pormenorizada investigación
titulada “Campañas navales de la República Argentina,” una publicación de cuatro tomos que
abarca la historia naval nacional desde 1810 a 1870 y por la que es considerado el padre de la
historiografía naval argentina.

A través a su labor, Carranza había logrado reunir un voluminoso archivo documental y una
atiborrada biblioteca personal, a la que se le agregaba una enorme colección numismática y de
todo tipo de objetos de valor histórico. Pero este importante personaje, miembro fundador de
la Academia Nacional de Historia, sobresaliente funcionario del Gobierno Nacional durante la
presidencia de Roca, incansable investigador y autor de más de veinticinco textos sobre la
historia argentina, tenía además una arista de su personalidad menos conocida…

En 1947, su sobrino Carlos Alberto Carranza publicó una obra titulada “Recuerdos de mi
infancia”, donde hace una reseña sobre la personalidad de su tío Ángel y su colosal fama
como “rescatador y pedigüeño de libros y viejos papeles”5. Allí cuenta que Don Ángel “decía
que para ser coleccionista había que tener las uñas un poco largas: no andar con vueltas ni es-
crúpulos, que cualquier medio era lícito en procura de lo que se consideraba útil para su colec-
ción: que el coleccionista que no empleaba el escamoteo, jamás lograría una buena colección,
que el robo con habilidad era festejado y hasta estimulado por los antiguos espartanos: no lo
castigaban cuando era empleado de esa manera”. Y a partir de allí, relata varias anécdotas de
su tío, en las que aparece haciendo uso sus “largas uñas” en algunas bibliotecas privadas o de
convento, y en remates de libros y antigüedades… En referencia a esta “costumbre” de su tío
explica que “no podemos comprenderle en el número de los cleptómanos, porque los así llama-
dos roban todo cuanto pueden, a veces sin saber la utilidad que podrán darle… El caso de mi
tío es muy distinto, porque lo hacía con fines más elevados; decía que en vez de estar estos do-
cumentos o libros en manos muertas o en poder de alguien que no sabía darles el valor que te-
nían, él lo hacía para ver si con ellos podía elaborar algo de utilidad para el público, en fin, una
obra patriótica”. El sobrino cita también una obra del autor Ernesto Quesada, “Los numismáticos
argentinos”, en la que el autor al referirse a Carranza lo recuerda como un “verdadero polígrafo,
que había reunido una portentosa biblioteca y un espléndido monetario (…) fue el “salvador” clási-

dominio de todo el chaco Argentino; parte general y diario de marcha, con todos los documentos
relativos, los partes de los jefes de las diversas columnas militares é informes de las comisiones
científicas”. Ministerio de Guerra Argentina, Impr. Europea, 1885, pág. 44.
4
Ver Boletín de la Junta Histórica y Numismática Americana, Volumen V (1928) págs. 162 ss. y Volumen
IX (1936), págs. 73 y ss.
5
Cfr. Revista Historias de la Ciudad – Buenos Aires, Año VI, Nro. 34.
co de papeles y objetos, terror de los que tales cosas tenían. Todavía recuerdo horrorizado cierto ra-
rísimo vocabulario tupí que, malogrando mi vigilancia, “salvó” un día de mi biblioteca”…

Pero no sería del todo justo quedarnos con la imagen de un Ángel Carranza solo dedicado a
“recolectar” documentos en bibliotecas ajenas. Su labor como investigador lo llevó a
aventurarse a territorios inexplorados en más de una oportunidad. Ya en 1883 Carranza había
formado parte de la Comisión científica que acompaño la expedición militar del por entonces
Gobernador del Chaco, el Coronel Francisco Bosch, con la que recorrió durante los meses de
abril y mayo de ese año la zona del Chaco Austral (norte de Santiago del Estero). El
pormenorizado informe de dicha excursión realizado por Carranza, da cuenta detalla de los
treinta y cuatro días de dificultosa marcha por el territorio chaqueño “arrostrando con
impavidez los peligros y las fatigas más rudas, contra las malezas y las inclemencias del
desierto”6. La expedición fue llevada a cabo en medio de grandes esfuerzos por parte de los
integrantes de la comisión científica que encabezaba Carranza, hombres seguramente poco
acostumbrados a las rigurosidades del territorio chaqueño. A modo de ejemplo, transcribimos
un breve texto del informe de Carranza, que permite dimensionar las severas condiciones a las
que se vio sometido aquel grupo de investigadores y hombres de ciencia: “desde el 19 (de
mayo) habían marchado la guardias (militares) a pié, entregando sus caballos a los enfermos
que aumentaban cada día; y sin embargo, casi todas las vacas y bueyes en estado de ser
utilizados cargaban soldados imposibilitados de caminar” 7… El 28 de mayo de 1883, al
culminar la misión con la llegada del contingente a la ciudad de Resistencia “pudo palparse el
estrago causado por las fatigas en nuestros elementos de movilidad: entramos (al Chaco) con
662 caballos y mulas, saliendo con 28 de los primeros y 10 de las segundas”, según anota
Carranza en su informe.

Al año siguiente, como ya dijimos, Carranza encabezará otra Comisión Científica, participando
esta vez de la Campaña del General Victorica. El itinerario establecido por Victorica para la
comisión de Carranza partía desde Puerto Bermejo a orillas del Paraná, para dirigirse por las
orillas del río Bermejo hasta San Bernardo (en el centro del territorio chaqueño), donde se
encontraría con fuerzas militares desplegadas desde Salta. De allí debería dirigirse hacia
Colonia Rivadavia (actual ciudad de Rivadavia, provincia de Salta), para luego tomar rumbo
hacia el Fortín Dragones (actual ciudad de Dragones). Las órdenes de Victorica señalaban que
la comisión de Carranza “en seguida tomará por la ruta que por Orán y Jujuy conduce a la
ciudad de Salta”8 , y más tarde seguiría por el río Juramento o Salado hasta Santiago del Estero.
Las disposiciones finales pasa Carranza eran de “trasladarse con su comitiva a la Capital de la
República con el objeto de dar cuenta de la comisión que se le confía, esperando el que firma
(Victorica) que la desempeñará con actividad y celo”9. La importante misión científica se
efectivizó, y un pormenorizado relato de la misma fue realizado esta vez por el Ing. Gerónimo
de la Serna, integrante de la comisión encargado de realizar los registros cartográficos en su
obra “Mil quinientos kilómetro a lomo de mula”, publicada recién en 193010.
6
Carranza Angel J, “Expedición al Chaco Austral bajo el comando del gobernador de estos territorios,
coronel Francisco B. Bosch”, Imprenta Europea, Buenos Aires 1884, pág. 285.
7
Ibidem, pág. 229.
8
“Campaña del Chaco…” op.cit., pág. 60.
9
Ibidem, pág. 61.
10
De la Serna, Gerónimo, “Mil quinientos kilómetro a lomo de mula”, Edición del autor, Imprenta López,
Buenos Aires, 1930.
Respecto a esta segunda misión científica de Carranza, nos cuenta el historiador oranense
Hugo Alberto Luna que junto a de la Serna “permanecieron en la ciudad de Orán durante algún
tiempo, y en esas circunstancias se abocaron con bastante intensidad a realizar estudios y
trabajos de investigación históricos, geográficos, topográficos y de cartografía”11. De su paso
por Orán, Luna rescata dos hechos históricos significativos: Carranza encontró entre antiguos
documentos guardados por un vecino oranense llamado Don Ramón Oliver “el escudo de
Armas de la Nueva Orán, el cual, propuesto por los vecinos y autoridades oranenses, fuera
aprobado y concedido por el Rey de España poco tiempo después de su fundación”. El otro
hecho destacable que menciona Luna, fue que el Ingeniero de la Serna confeccionó el plano de
la ciudad de Orán, ya que el original nunca se encontró, realizándolo “en papel de envoltura de
comercio, por no encontrar los apropiados”…

Pero un aspecto poco conocido del paso de la Comisión científica de Carranza por estas tierras,
es el hecho de que a partir de entonces, el Archivo Histórico del Cabildo de Orán, junto con
toda la documentación civil de la ciudad producida desde su fundación en 1794, pasó a formar
parte de la colección personal de Dr. Carranza. El afamado historiador trasladó a Buenos Aires
todos los libros y documentos que encontró, para incorporarlos a su colección privada.

Es cierto que con este acto de “apropiación espartana” probablemente Carranza salvó la
memoria histórica de Orán de de su pérdida definitiva. Recordemos que casi todos los antiguos
edificios de la ciudad, entre ellos el Cabildo local, se habían perdido en el terremoto de 1871,
privando a la ciudad de un lugar adecuado para la conservación de documentos. Muchos de
esos manuscritos habían ido a parar a manos de vecinos que probablemente desconocieran su
enorme valor histórico (como el caso del escudo de la Ciudad), y otros se perdieron
definitivamente (como el plano original de la Ciudad). Pero el precio de esta salvación fue alto:
los oranenses perdimos el acceso a nuestra memoria documental, a conocer los detalles y las
revelaciones acerca del rico pasado de nuestra ciudad.

Quienes nos dedicamos a la indagación de la historia regional, dependemos casi totalmente de


la labor de otros historiadores que han tenido acceso a esa documentación. Es por ejemplo el
caso de la obra del historiador salteño Luis Güemes, quien recopiló en 12 tomos toda la
documentación vinculada a la gesta de Martín Miguel de Güemes. Por su otra hemos podido
acceder, por ejemplo al Acta del Cabildo de Orán del 18 de marzo de 1816 12, donde Manuel
Eduardo Arias, por nombramiento del Gobernador Güemes, asume como teniente Gobernador
y Comandante de Armas de la ciudad de Orán. O pudimos conocer el Acta capitular del 15 de
Agosto de 1816, donde los vecinos de Orán juraron la Independencia declarada en el congreso
de Tucumán13.

Dos años después de la muerte del Dr. Ángel Carranza, “mediante un acuerdo entre los
ministerios de Justicia e Instrucción Pública, Relaciones Exteriores, Hacienda, Obras Públicas y
Marina, el 18 de septiembre de 1901, el presidente de la Nación, Julio A. Roca, decretó que se
aceptaba la compra de la colección Ángel J. Carranza por la cantidad de cien mil pesos moneda
nacional, pagadas en cuotas sucesivas”14, acuerdo realizado con su familia y por la cual su
11
Luna Hugo Alberto, Historia de Orán, 3L Ediciones, Orán – Salta, 1996, pág. 139.
12
GÜEMES Luis. Güemes Documentado, Tomo III, pág. 387.
13
GÜEMES Luis. Güemes Documentado, Tomo III, pág. 475.
14
Archivo histórico Nacional, Fondo Documental Ángel J. Carranza.
importante colección fue distribuida ente el Archivo General de la Nación, la Biblioteca
Nacional, y el Museo Histórico de la Nación.

Desde entonces existe en el Archivo Histórico de la Nación (ubicado en la Capital Federal) el


“Fondo Documental Ángel Carranza”, que contiene un total de 2121 piezas, en documentos
originales y copias que van desde el año 1522 hasta el 1899. Entre ellos hay documentos tanto
oficiales como privados, diversos sumarios y expedientes judiciales civiles y militares,
memorias, papeles literarios, mapas, planos, croquis, apuntes, escritos e impresos, etc.

Y con la identificación “AR-AGN-AJC01 Ángel Justiniano Carranza S7-654” se halla un Archivo


Documental bajo un atrayente título: “Documentos de Orán: Cabildo, gobierno, indios. 1796-
1885”. Allí esta, para quien quiera acceder a conocerla, la memoria histórica documental de la
ciudad de San Ramón de la Nueva Orán. ¿Qué secretos y misterios podría revelarnos ese
Archivo sobre nuestro pasado?¿Cuánto podría ayudarnos a entender sobre nuestro presente?
¿Qué desafíos nos planteará para nuestro futuro? Todas preguntas que podremos contestar el
día que los “Documentos de Orán” regresen a su legítimo lugar de origen.

También podría gustarte