Está en la página 1de 5

El 25 de mayo de 1879, J. A.

Roca y sus tropas militares, enarbolando la bandera argentina y con


una misa, conmemoran en Choele-Choel “el dominio de la civilización frente a la barbarie” y la
ocupación definitiva de la Patagonia.

Hernán Perriere

Lunes 25 de mayo de 2020 | 11:32

 1

Ilustración: Juan Manuel Blanes. Ocupación militar del Río Negro en la expedición al mando del
Gral. Roca, 1879.
Luego de transcurridos 69 años de la llamada Revolución de Mayo de 1810, hecho inicial de la
historia argentina según la historiografía liberal escrita por B. Mitre, este hecho fue evocado por
las tropas comandadas por J. A. Roca al iniciarse una nueva etapa de la “Conquista del Desierto”
en los espacios pampeanos y patagónicos. Así lo describió el militar que ofició como secretario de
Roca, J. M. Olascoaga en su diario de viaje durante la “misión colonizadora”:

Choele-Choel. 25 de mayo de 1879.

“La diana a las 6 a.m. precedió al solemne saludo militar rendido al sol naciente de ese día que
marca la más gloriosa de las efemérides de los argentinos. Las salvas y las melodías agitando hoy
el espacio en la orilla del río Negro, han sido más que una continuidad o repercusión de los himnos
del gran día de 1810. Este día de Choele-Choel es digno del siguiente de aquel; porque inaugurar el
dominio de la civilización aquí donde la barbarie ha reinado tres siglos, es lo que verdaderamente
puede llamarse “continuidad de la tarea principiada el 25 de Mayo de 1810”. Fuimos entonces
libres e independientes; ahora damos un paso más trascendental de nuestra soberanía
adquirida”. [1]

La performance en las orillas del río Negro, constituyó un hecho significativo que lejos de debatir
los hechos ocurridos en mayo de 1810, sirvió para legitimar la ocupación violenta de los territorios
indígenas. La idea de libertad e independencia son asimiladas a los hechos de 1810, aunque la
“independencia” es celebrada el 9 de julio de 1816. Lo importante era destacar la gesta heroica de
la llegada de la “civilización” a los territorios donde reinaba la “barbarie”.

La llamada Conquista del Desierto, consistió en un conjunto de operaciones militares que se


desarrollaron entre los años 1878 y 1885 en territorios de la región pampeana y la patagónica.
Entre ellas, la Expedición al Río Negro organizada y protagonizada por J. A. Roca durante abril y
julio de 1879 marca una primera etapa de los procedimientos desarrollados por el ejército contra
los pueblos indígenas. Diversas narrativas expedicionarias pueden leerse en los partes militares, en
los diarios de viaje, crónicas, telegramas, cartas y memorias de militares, científicos, sacerdotes y
periodistas. En todas ellas se destaca la “gesta heroica y civilizatoria” del ejército para ocupar la
Patagonia. [2] Esta idea, a su vez, se articulaba con otra, la de la “gran Guerra” que equiparó a los
malones indígenas con las campañas y conquistas militares estatales.

Un “desierto” a vencer

El año 1878, marca un cambio en la estrategia militar impulsada por el Estado nacional, cuando
asume Roca el cargo de ministro de Guerra y Marina, luego del fallecimiento de A. Alsina. Para
Roca, la solución al problema indígena, se resolvía con una política ofensiva al centro de gravedad
de las comunidades originarias. El plan de Roca, consistía en eliminar la presencia indígena entre la
línea de frontera entre los ríos Negro y Neuquén mediante la utilización de partidas volantes, con
gran poder de movilidad, las que incursionarían en el interior del territorio indígena llevando la
guerra a los propios lugares de sus asentamientos. Cumplida esta etapa, la próxima sería, llevar
adelante la efectiva ocupación del espacio. [3]

Su estrategia militar se combinaba con la destrucción de los circuitos económicos de los indígenas
a ambos lados de la cordillera. En un intercambio de cartas públicas con D. F. Sarmiento en el
diario La República, en 1876, Roca argumentaba: “Abrigo la convicción de que, suprimido ese
mercado que hace subir o bajar la hacienda en Chile… se quitaría a los indios el más poderoso de
los incentivos que les impulsaba a vivir constantemente en acecho de nuestra riqueza.” [4]

Este plan fue presentado por el presidente N. Avellaneda al Congreso de la Nación el 14 de agosto
de 1878 y el proyecto se convirtió rápidamente en ley en octubre de ese año. De esta manera, el
Estado argentino fue el agente hegemónico de “la misión civilizadora” contra el “indio salvaje” y
Roca adquirirá la relevancia política y el poder que luego lo llevará a la presidencia.

Te puede interesar: Julio Argentino “el Zorro” Roca

Además, el proyecto aprobado por el Congreso, especificó que para la operación militar se
destinarían más de un millón y medio de pesos y estableció la forma en que se efectuaría la
posesión de tierras ganadas al indígena por medio de suscripciones públicas. Aprobada la ley, se
iniciaron diversas operaciones, en un principio en el territorio bonaerense y en abril de 1879 se
organizaron las cinco grandes columnas del ejército que se encargarían de la “Conquista”: la del
propio J. A. Roca y C. Villegas, la de N. Levalle, la de E. Racedo, la N. Uriburu y la de H. Lagos, todas
al mando directo del General Roca, sumando un total de 6 mil hombres.

Luego de recorrer 15.000 leguas como recomendaba el ideólogo de Roca, el intelectual de la


“conquista” E. Zeballos, y con el amanecer del sol del 25 de mayo en la isla de Choele-Choel, Roca
dirige un telegrama al ministro de Guerra interino, en “gran día de la patria” en el que rinde
cuenta de lo hecho hasta el momento: "Se han abatido dos grupos de indios que se preparaban
para dar malón, muertos 18 y tomados 20 como prisioneros, entre ellos cuatro cautivas … En
combinación con las instrucciones que se han impartido a todos los jefes (…) se mantiene una
especie de policía, a la vez que se asegura el dominio y mejor conocimiento de los campos, hace
imposible todo movimiento organizado de parte de ellos, que sometidos o exterminados, sin otro
propósito ya que, según declaraciones de los últimos prisioneros, que el de preparase para el
abandono definitivo de sus toldos al norte del río Negro." (Olascoaga, 1880). [5]

El historiador Mases (2010) concluye que en las diferentes excursiones que se desarrollaron entre
agosto de 1878 y marzo de 1879, bajo el mando de Roca en la expedición de Roca al río Negro, se
tomaron 1271 indios prisioneros en combate, 1313 muertos, 10539 prisioneros no combatientes y
1049 indios reducidos voluntariamente, según cifras oficiales del Ministerio de Guerra y Marina.

Sin embargo, la ocupación efectiva de la Patagonia por parte del Estado argentino, se completó
posteriormente con sucesivas expediciones al mando del general C. Villegas al lago Nahuel Huapi y
a los territorios de los Andes (1881-1882) y luego con las campañas impulsadas por el gobernador
de la Patagonia, L. Vintter. La captura de los caciques Inakayal y Foyel en 1884 y la de Sayhueque
un año después desarticuló la presencia indígena en la región en el País de las Manzanas.

De esta manera, la tierra y la fuerza de trabajo de los pueblos indígenas fueron elementos
constitutivos de la expansión capitalista en la región. Para M. Peña la conquista al desierto sirvió
para fortalecer a la oligarquía terrateniente una vez que el Estado vende las tierras en 541
personas. Es por esto que considera a Roca un verdadero héroe y ejecutor de la política de la
oligárquica. [6]

Te puede interesar: La ”Campaña al Desierto”, conquista y robo


Políticas genocidas

Diversos historiadores e historiadoras han profundizado en las distintas estrategias adoptadas por
el Estado nacional y los provinciales para los prisioneros y los recluidos luego de la “Conquista al
Desierto”: la distribución en distintos destinos, desmembrando familias. Las mujeres y los niños
fueron repartidos como personal doméstico, los adultos pasaron a integrar el Ejército y la Marina y
a trabajar en los ingenios azucareros del norte del país. En otros casos fueron llevados al campo de
concentración en la isla Martín García, que funcionó como un centro para civilizarlos y
cristianizarlos. Otros fueron a formar partes “vivas” de los museos al servicio de la ciencia, como el
Museo nacional de Historia Natural de la ciudad de La Plata. [7]

Luego sus esqueletos se transformaron en piezas patrimoniales a ser exhibidas al público, de esta
manera, junto a la exposición de “antigüedades indígenas”, se construyó la idea común de que los
pueblos indígenas “se extinguieron” y por lo tanto hay una ausencia de comunidades indígenas. La
coordinación de estas prácticas y el rol cumplido por el Estado y sus instituciones, constituyeron
un genocidio legitimado. [8]

Epílogo: El cuadro épico de Blanes

Entre los integrantes de la comitiva de Roca en la expedición por el río Negro se encontraba el
pintor J. M Blanes quien retrató siete años después de los hechos, aquel glorioso día en que las
tropas de Roca llegaron un 25 de mayo a Chole-Choel. Fue en 1886, cuando Roca, ya como
presidente, le ordenó un óleo de grandes dimensiones para ser incorporado al Museo Histórico
Nacional de Buenos Aires, con el título Ocupación militar del Río Negro en la expedición al mando
del General Julio A. Roca. La imagen de este cuadro, junto a rostro de Roca, integra el billete
algunos de los billetes de cien pesos aún vigentes. El periodista e historiador O. Bayer fue uno de
los impulsores de la campaña llamada “Chau Roca” para quitar la imagen de los billetes.
El 25 de mayo de 1879, el general Julio Argentino Roca y sus tropas militares llevaron a cabo una
ceremonia en Choele-Choel para conmemorar lo que consideraban "el dominio de la civilización
frente a la barbarie". Esta fecha marcó el final de la Campaña del Desierto, una serie de acciones
militares llevadas a cabo por el gobierno argentino para expandir su control sobre la región sur del
país, que estaba ocupada en su mayoría por comunidades indígenas.

La campaña militar de Roca se centró en la conquista y el sometimiento de las comunidades


indígenas, consideradas por el gobierno como "bárbaras" y una amenaza para la expansión de la
civilización y el progreso de la nación. Durante la ceremonia en Choele-Choel, se enarboló la
bandera argentina y se celebró una misa, simbolizando la afirmación del poder estatal y la
supremacía de la cultura y valores considerados "civilizados".

Es importante tener en cuenta que esta interpretación histórica ha sido objeto de controversia y
crítica, ya que ignora y minimiza las culturas y derechos de los pueblos indígenas que habitaban la
región. La campaña militar de Roca también tuvo un impacto significativo en la desaparición de
muchas comunidades indígenas y en la apropiación de sus tierras. En la actualidad, el 25 de mayo
se conmemora en Argentina como el Día de la Patria, aunque el enfoque y el significado atribuido
a esa fecha han evolucionado con el tiempo para incluir una perspectiva más inclusiva y
respetuosa hacia los pueblos originarios.

También podría gustarte