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ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 11

CAPITULO I
CONCEPTOS GENERALES

1. EL OBJETO DE ESTUDIO. CRIMINOLOGIA Y DERE­


CHO PENAL. UNA DEFINICION INTRODUCTORIA.

La Criminología es -cual su nombre y etimología nos indi­


can (Kriminos = delito; logos = tratado)- la ciencia que estu­
dia el delito. Mas, si consideramos que esta "acción u omisión
voluntaria penada por la ley" es también objeto de otras disci­
plinas, en especial el Derecho Penal, surge la necesidad de es­
clarecer los límites de esta ciencia y de precisar sus atributos,
singularizándola en objeto y en método.

Derecho implica conjunto de normas reguladores de con­


ducta aplicables de manera general y coercitiva. El contenido
de estas normas, cual expresa Sebastián Soler, es una "exigen­
cia, un deber ser y no una realidad, un ser". Derecho supo­
ne además, escala de valoraciones, con un correlato de jerar­
quías de exigencia. De allí que surja, como Derecho Penal, ante
las acciones que por vulnerar valores de fuerte entidad, ame­
nazan peligrosamente al núcleo social.

El Derecho Penal tutela, así, un conjunto de bienes jurídi­


cos de importancia. Si ellos son quebrantados por determi­
nada conducta, se formularán juicios de valor que determi­
narán o no, según el caso, la aplicación de una pena: la cul­
pabilidad y la antijuridicidad aparecerán como desvalores
ético-jurídicos que se enlazan, como objetos ideales, con el deber
ser de la pena.
El Derecho Pentii implica normas y percepción finalista de
los valores, empleo de objetos ideales y método en esencia dog­
mático, lógico-abstrneto, deductivo.
12 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 13

La C riminología estudia también el delito, pero lo hace justo. Cabe ciertamente así celebrar la definición que de la
como una ciencia empírica, que no trata de objetos ideales, sino Criminología diera Edwin H. Sutherland hace ya muchos años:
de la realidad bio-psico-social que se encuentra bajo la contra­ "Es el cuerpo de conocimiento que observa el crimen como un
vención de la norma, en el propio acontecer humano. En el estu­ fenómeno social. Incluye en su objetivo el proceso de elaborar
dio ile esta realidad le interesan los factores asociados a su_géne- las leyes, el de quebrantar las leyes y el de la reacción hacia el
sis (las antiguas "causas"), su extensión, las formas en que se infractor.2
manifiesta individual o colectivamente y la manera en que el con-
Irol social se ejerce frente a él. Parece fácil concluir, con tales premisas, que los campos de
acción de la Criminología y del Derecho Penal son muy di­
Λ1 aludir a los hechos conexos a la contravención de la nor­ versos: es objeto del Derecho Penal el análisis de los elemen­
ma enfrentamos, desde luego, un problema que se vincula con tos normativos del delito; es objeto de la Criminología la
las posibles diferencias existentes entre las normas consideración de los elementos reales o fácticos de la con­
inslitucionalizadas -esto es las que apuntan a proteger valores ducta desviada gravemente antisocial, por lo común asocia­
sociales de especial importancia- y las normas jurídicas, que da a una pena. Ambos grupos de factores aparecerían obvia­
es posible no se ajusten totalmente a aquéllas, dadas las pecu­ mente conexos bajo una común valoración genérica -la
liares valoraciones del legislador. ¿Ha de limitarse la anti-socialidad- por lo general asociada a la "pretensión puni­
(‘riminología al estudio de las infracciones a las normas lega­ tiva del Estado".3
les? ¿O puede, en cambio, ampliar sus márgenes al estudio de
aquellas infracciones que suponen antisocialidad grave -"des­ Cabría, así -provisionalmente- definir a la Criminología
viación social"- aunque no se hallen tipificadas como delitos? como una ciencia empírica, interdisciplinaria, que examina los
aspectos fácticos de las conductas gravemente desviadas de las
Stephan Hurwitz expresa, con cautela, que "la criminalidad normas, esto es su génesis bio-psico-social, su magnitud y for­
no puede determinarse sin criterios basados en una valoración mas de manifestación y la reacción social formal e informal
social. Para que una comprobable materia de experiencia sea ante ellas.
util a la Criminología ha de ostentar, como requisito previo,
una íntima relación con la criminalidad en su sentido legal..." 2. LO FACTICO Y LO NORMATIVO.
Pese a tales palabras, en una época -década del 50, en que no
so empleaba aún el concepto de desviación social- el autor da­ Parece muy simple, a primera vista, la diferencia entre ele­
nés admite el "incluir tipos criminológicos de conducta no consi­ mentos fácticos y normativos de la conducta criminal. Se ob­
derados como punibles, así como grupos de personas que se ha­ servan, por un lado, una volición y una acción u omisión, ellas
llan al margen de la jurisdicción del Derecho Penal".1 se fundan en móviles y motivos que surgen en una personali­
dad inserta en un contexto social y dan origen a un daño o po­
La tesis anterior puede fundamentarse, aún más, si se pien­ sibilidad de daño. Se advierten aquí elementos bio-psico-socia-
sa: a) en las circunstancias de hecho que pueden explicar las les y un hecho perceptible por los sentidos. Por el otro ángulo,
diferencias entre norma social y norma jurídica; b) en las con­ se dan varios elementos puramente normativos: tipicidad,
secuencias que acarrearía limitar la labor criminológica a los imputabilidad, culpabilidad, antijuridicidad, antisocialidad.
delitos previstos en cierto país y en cierta época. Las circuns­
tancias de hecho aludidas pueden oscilar entre la extrema per­ De tal distinción, al parecer fácil, surgirían claras diferen­
misividad y la punitividad exagerada, entre la ideología y los cias entre la Criminología -ciencia natural y social, preocupa­
intereses de grupo, lo que ciertamente parece útil dilucidar con
la mira de un control social adecuado, prudente y sobre todo ’ Hdwin 11. Sutherland and I onnh H. Cressey Principles of Criminology", Pillimi rl ph mul
New York, J [ľ I JpphutH ( n , 7th edition, WMi, рЛц.Л.
1 hlephrtn I hnwll/ "( г1и11п|фщ1а" Пин alium, lldhliuim Ariel, рЛци ЛО у ЛЛ, 1 linini Hooll^ ""ïïrtUô de i t ΙιιιΙποΙημΙη", l'aria, Рпжнея UnivrniHnirra de Prance, lMlh, рйц 4
ld MARCO Λ, GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 15

da ilel ser y cl Derecho Penal, ciencia normativa, preocupada hallar su sede principal en nuestra disciplina: ciertas investi­
del deber ser. Entre ambas disciplinas existiría una relación di­ gaciones en Criminología dan base cierta para la evaluación de
nàmica: la Criminología estudia aspectos biológicos y sociales medidas preventivas, de sanciones y técnicas de tratamiento
de la criminalidad y la desviación social y entrega sus conclu­ y, por ello -ya en el terreno normativo- para la insistencia vi­
siones al Derecho; éste, en su tutela de los bienes jurídicos, in­ gorosa en pro de reformas a nivel legal o institucional.
corpora los hallazgos y modifica en parte su sistema; la
Criminología prueba la eficacia de los nuevos métodos y man­ El Derecho Penal, en el otro ámbito, debe ciertamente "des­
dene o modifica sus anteriores conclusiones. Ambas discipli­ cender" en alguna cuota desde la norma hasta los hechos, per­
nas coexistirían pacíficamente, con recíproco enriquecimiento. mitiendo que el plano lógico-abstracto en cierta medida se
"contamine" con la observación y la experiencia.
Parece, sin embargo, que los dos ámbitos se entrecruzan y
que, por ello, no podemos negar a la Criminología un cierto Hace pensar así, desde luego, la observación en los últimos
carácter normativo ni desconocer al Derecho, modernamente, treinta años, de un mundo en radical transformación. El desa­
una cuota necesaria de acento fáctico. rrollo socioeconómico ha implicado crecimiento y cambio y éste
ha significado aumento de delito tradicional y formas nuevas
I ,a Criminología, así, no puede escapar completamente a la de criminalidad. Parece en esta forma impostergable una
formulación de juicios de valor. Si bien es cierto que su campo aproximación de la norma al plano de la realidad que aspira a
básico de acción apunta a la explicación o comprensión de las cautelar.
conductas descritas en los tipos penales, no es menos cierto que
la noción valorativa y por ende mutable que subyace en el con­ Se observan, en este sentido, bases y proposiciones gran­
cepto de delito -anti-socialidad- determina una cierta vague­ demente significativas hacia un Derecho más próximo a lo em­
dad en el territorio criminológico, en que la disciplina deberá pírico.
poseer una autonomía -ya normativa- para delimitar su área
de trabajo. Debe recordarse a este respecto que las valoracio­ Una de ellas aparece constituida por la tendencia a una for­
nes del Derecho Penal -ámbito normativo- reducen o aumen­ mación más integral del jurista en toda el área .de las ciencias
tan el ámbito fáctico: la ley crea o suprime tipos, varía la base sociales: ella puede permitirle tanto una visión más amplia de
otaria de la imputabilidad, transforma delitos en simples con­ los problemas -en el aspecto teórico- como un cierto manejo -
travenciones y viceversa; el juez interpreta la ley y se apoya en el ángulo metodológico- de las investigaciones empíricas
en la doctrina, esto es la especulación de los autores, para pre­ que escruten la realidad.
cisar los límites del injusto, los matices del dolo y la culpa, los
limites de las circunstancias que excluyen la responsabilidad Desde este punto de vista, no aparecería admisible que el
criminal. ¿Debe la Criminología adecuarse a estas variaciones hombre de Derecho se satisfaga, sólo, con el método lógico-abs­
-defectos de localismo y transitoriedad- o puede retener o in­ tracto. En la materia por cierto fue exagerado el grito de Ferri
corporar el análisis de ciertas conductas pese a su exclusión del "Abajo el silogismo" y su pretensión al uso pleno por el Dere­
ámbito penal? Creemos que ciertamente el examen de la rea­ cho del método experimental, sin duda inaplicable a la dog­
lidad -extensión del daño conexo a ciertos comportamien­ mática cual reconocen, entre muchos otros, Grispigni y Jiménez
tos- da pleno derecho a la Criminología para solicitar al De­ de Asúa. Lo cierto es que el positivismo debilitó las fronteras
recho la criminalización o descriminalización de ciertas entre el Derecho Penal y la Criminología, hizo nacer ésta y creó
conductas. no una empirización del Derecho, sino, en el territorio de éste,
persistente angustia epistemológica. Mientras la Criminología
Por otra parle estimamos que la llamada Política Criminal avanzaba en el conocimiento de la base fáctica del crimen, len
cuya mejor denominación sería Política Criminológica- debe dencias posteriores del Derecho -positivismo crítico, Polílicn
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Criminal alemana, neoclasicismo de la escuela técnico-jurídi­ mayor interés del hombre de Derecho por el estudio concreto
ca depurarían al Derecho de las infiltraciones filosóficas con de la realidad y a un mayor acercamiento suyo a la meto­
que los clásicos lo desvirtuaron y de las concepciones dología empírica.
biosociológicas de los positivistas, que incluso lo hicieron per­
der su autonomía. Ello llevaría, cual dice Muñoz Conde, a "una Cabe dudar , a este respecto, de la eficacia de un método
increíble supervaloraron del pensamiento sistemático" que no que reduce la formación del abogado a la deducción y a la
contribuiría, sin duda, a un eficaz tratamiento de una crimi­ mnemotècnica . La visión del contexto de los Estados Unidos,
nalidad en ascenso. con las nociones de "law in action", el abogado como un
"policy maker" o hacedor de políticas y el empleo en muchos
El formalismo excesivo tampoco se atenúa con el llamado ámbitos del método inductivo -que hace ver la razón transito­
método "teleológico", que surge en la Alemania anterior a ria de ciertos institutos- influencian en cierta medida los pla­
hitler, ya que limita su ambición, apoyándose en la "formación nes de las Escuelas de Derecho chilenas: deben mencionarse ,
teleològica de los conceptos, a "averiguar el fin", esclarecer el en este sentido, a fines de la década del 60, la creación del Ins­
bien jurídico, desentrañar el tipo legal, etc. y que pese a la am- tituto de Investigación y Docencia Jurídica, cierta dosis de in­
pl i lud del adjetivo y al empleo de análisis, síntesis, inducción, vestigación jurídico-empírica, algunas reformas en los planes
deducción, con los nombres de Schwinge, Grünhut, Erich Wolff, de enseñanza, la introducción de la clase activa y de los "Ma­
transcurre puramente en el ámbito de la lógica.4 teriales de Enseñanza" adecuados a ella en varias cátedras de
algunas de nuestras Facultades de Derecho.
Más progresista parecen ser la posición "empírico-valora-
tiva”, en alguna forma nacida con Mezger y algunas actuales Todo lo dicho justifica sin duda que la "Política Criminal"
corrientes del Derecho Penal Alemán. En éstas, sobre todo con hasta hoy sin asiento claro en los curricula, deba ser conside­
ION conceptos de Schöne y Roxin, ya no es posible escindir las rada tanto en el programa de Criminología como en el corres­
consi deraciones sobre eficacia de la norma jurídica del campo pondiente al Derecho Penal y que el abogado deba adoptar una
propio del Derecho Penal. El efectivo tratamiento del proble­ actitud decidida -con claros conocimientos en la materia- en el
ma del delito, para estos autores, no puede ser propio de una ámbito de una reforma penal que no se base en la mera intui­
Política Criminal paralela -sin sede clara- sino que debe hallarse ción, sino en la evaluación científica de lo existente y el cono­
presente en una nueva construcción dogmática: "las concretas cimiento de todas las nuevas y múltiples alternativas suscep­
categorías del delito -tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad- tibles de ser utilizadas.
deben sistematizarse, desarrollarse y contemplarse -expresa
Claus Roxin- desde un principio, bajo el prisma de su función 3. CRIMINOLOGIA: SU UBICACION EN EL PANORA­
político-criminal". "Pierde su sentido el voluble procedimien­ MA DE LAS CIENCIAS.
to de aprovecharse de la rivalidad entre la labor criminológica
y la dogmática jurídico-penal pues el transformar los conoci­ Las ciencias -esto es los sistemas de conocimiento ideados
mientos criminológicos en exigencias político-criminales y és­ por el hombre- se clasifican en base a la naturaleza de su obje­
tas a su vez en reglas jurídicas de lege lata o ferenda es un pro­ to y al procedimiento -método- mediante el cual se ponen a
ceso cuyos estadios concretos son igualmente importantes y prueba los enunciados verificables (Bunge).
necesarios para el establecimiento de lo socialmente justo".5
Tales elementos han permitido a los autores formular di­
Ciertas reformas en las técnicas de enseñanza del Derecho versas clasificaciones. Son muy conocidas las de Wundt,
-a que no ha estado ajeno nuestro país- pueden contribuir a este * Ampère, Dilthey, Spencer у Kelsen. .

* I.IIIN Jimønezile Amin "’Irniailile I Miwhu I’mnal", Ihiriii* Aires, lanndn, hunu I, pitø. 177.
En el siguiente esquema de Wundt se advierten con clari­
1 ( Inn* К oxi n "ľultliľrt l rimin«! у Mlmlemn Ut* I Mmliii ľviinl", linrelann, Bonch, 1472, pitø. 77. dad las diferencias en objeto y en método:
IK MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 19

objeto método Una combinación de estas clasificaciones que considere peculiarida­


des del objeto y del método nos daría el esquema siguiente:
i TL.Nt 'JAS
El RMAIIS Lógica
( » IDEALES Matemáticas ideal lógica formal

objeto método
Física
DE LA NATURALEZA Química CIENCIAS FORMALES ser ideal especulación pura
Zoología
observación
I NATURALES
CIENCIAS TACTICAS ■ ser concreto método científico
ι ΙΙ·Ν< IAS / ƒ hechos
REALES 11 1 SOCIALES
I AC 'TU AS experimentación
CIENCIAS NORMATIVAS deber ser método lógico-abstracto
DEL ESPIRITU O Psicología
CULTURALES Historia
Derecho

I Dilthey por ни parte distingue entre

( IENl ΊΛΗ NATURALES conocimiento explicativo-causal inducción


descripción general y uniforme

(’IIINC’IAS DEL ESPIRITU tentativa de comprensión deducción


descripción singular y variable

C ual es muy conocido, Hans Kelsen diferencia las ciencias del ser o
explicativas (hechos) de las ciencias del deber ser (o normativas, de co-
nncimienlo de normas).

Muy aludida гн la elnsificación de Spencer, que distingue entre:

( ΠΝΙ ΙΑΗ ΛΙΙΜ1 UAl I A‘» 1 Οχύ a, MnlemAiienn


( ll'NCIAH AIWTKAi TU i IINI MhIAh Μη Λ uh ci, I'lHlin, Uliímii ii
(’II/NCIANCI INUKNAK AłhiiiuiMiIrt, I <1ч ili , III uh igln, Ihdinhigla, Nelolngin
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Hsla clasificación, en nuestros tiempos, difícilmente puede CAPITULO II


escapar a crítica, dado el frecuente hibridismo de muchas cien­
cias. En ciertos casos, así, no aparece muy nítida la diferencia
entre ciencias naturales y ciencias sociales. Si las ciencias so­ EL CONCEPTO DE DELITO
ciales tratan del hombre y de sus relaciones con los demás (His­
toria, Sociología, Psicología, Pedagogía, etc.), parece olvidarse
que la Psicología, por ejemplo, mal puede prescindir de la base Según se ha dicho, la Criminología estudia el delito desde
biológica del individuo que, con enfoque diverso, permitiría un punto de vista bio-social, esto es fáctico, en contraste con
calificarla como ciencia natural. Con razón se estudian hoy en el Derecho Penal, que lo examina desde el ángulo normativo.
Psicología y Psiquiatría, las bases físicas y químicas de la con­
ducta y poseen entidad propia la Química Orgánica, la La Criminología, ¿debe enmarcar su estudio bajo los lími­
Bioquímica, la Biofísica, etc. tes previstos por el Derecho? ¿Debe limitarse a las acciones tí­
picas, antijurídicas y culpables excluyendo, v. gr., acciones da­
Desde otro punto de vista mientras corrientemente se esti­ ñosas y antisociales que la ley no incrimina (ciertas formas de
ma que la Sociología es una ciencia social que eludiría juicios criminalidad económica o de delito ecológico, atipicidad) la
de valor, algunos la miran como una virtual Etica Social, a que acción dañosa pero no objetivamente contraria a Derecho
incumbiría "formular los valores sociales de nuestros tiempos". (muertes en legítima defensa, hurtos en estado de necesidad,
ΙΊ Derecho, cual ya hemos visto, en cierta cuota debería "des­ ausencia de antijuridicidad) o la delincuencia juvenil o et de­
cender" hasta el terreno de lo empírico como ciencia social y lito psicopatológico (inculpabilidad por inimputabili dad como
positiva. supuesto necesario)?
Los supuestos jurídicos se exhiben ampliamente mutables
El problema es especialmente complejo en el caso de la en el tiempo y diversos según espacio. La ley crea o suprime
( riminología: ésta estudia las realidades biológica y social del tipos, modifica las causales de exculpación, atribuye límites al
ser humano, recurre a conceptos suministrados por el Derecho injusto. Mientras ciertas conductas hoy nos parecen claramen­
y procura reducir un fenómeno (criminalidad) que se estima te delictivas, la historia desmiente su uniforme consideración
"peligroso" (juicio de valor conexo tanto a la escala axiologica como tales: como ejemplos pueden señalarse el abandono de
de un grupo dado como a un sistema jurídico de normas). A niños contrahechos y de ancianos en la antigua Grecia, el sa­
ello deben aún agregarse dos nuevos problemas. El uno apun­ crificio humano para aplacar a los elementos. En ciertas épo­
ta a la evolución de la Criminología desde el ángulo explicati­ cas se ha estimado delito fumar, faltar el respeto a un noble,
vo-causal hasta la posición comprensiva, que con mayor mo­ escuchar algunas transmisiones de radio. Hoy la diversidad es
destia no indaga en causas sino en factores asociados. El otro amplia en cuanto atañe a aborto, uso de drogas, sodomía en­
problema deriva de los planteamientos de la Criminología lla­ tre adultos, maniobra monopólica o maniobra antimonopólica,
mada Crítica: ante la antigua relación "causa-efecto" tal posi­ pornografía.
ción duda de la legitimidad del "efecto criminalidad" y en su
tratamiento de las "poblaciones criminalizadas" adjudica el Ceñir el estudio de una disciplina a conceptos locales o
epíteto de positivistas a quienes indagan en el por qué de cier­ transitorios hiere las pretensiones de una ciencia, que busca
tas conductas. categorías de validez universal. Pareciera necesario, por ello,
elaborar un concepto de delito que no aparezca servilmente
Como única conclusión posible cabe escribir que la sujeto a las normas jurídico-penalesý que la Criminología pue
Criminología -dentro de los márgenes flexibles del siglo XX- da emplear con propiedad.
es una disciplina tanto láctica natural y social a la vez- como
en alguna cuota normativa, La I Ustoria recuerda varias tentativas a este respecto,
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l’uede así mencionarse la distinción medioeval del Derecho El problema ha renacido con el avance de la Criminologia
ingles con ancestro en Aristóteles -Derecho Naturah Derecho de base sociològica, en especial en los Estados Unidos.
l’osilivo- entre acciones "prohibita per quia mala" y "mala per
quia prohibita" que después finamente conceptuara Blackstone: Thorsten Sellin, así, ha planteado la necesidad de que la
ciprios actos son intrínsecamente ilícitos, por su propia natu­ Criminología elabore un concepto de delito que supere las va­
raleza; oíros, en cambio, derivan su ilicitud de una simple con­ riaciones tempo-espaciales de la definición jurídica y que sal­
vención de los hombres, por cierto mutable y transitoria. ve la falta de congruencia existente a veces entre las leyes de
un Estado -forjadas en ocasiones por y para una minoría- y "las
No aparece procedente un análisis extenso de la controver­ ideas morales de diferentes grupos sociales de su población".
sia surgidla en torno a los conceptos anteriores. Lo que sólo pro­ La respuesta, para el Dr. Sellin, debe hallarse en el terreno de
cede decir es que ella ha perdido importancia en la medida en las normas de conducta, cuyo estudio "permitiría una base más
zute el concepto de moral "social" ha desplazado a la moral re- sólida para el desarrollo de categorías científicas que un estu­
Iigiosa en la estructuración de las normas jurídicas. Asimismo, dio del delito definido en términos de ley penal".7
»[lie en (orminos generales no puede probarse por qué ciertos
ai los deben mirarse como malos en sí mismos o que ciertas ac­ Edwin H. Sutherland -otro gran criminòlogo norteamerica­
ciones sean intrínsecamente delictuales con prescindencia de no- no cree que la proposición de Sellin otorgue mayor objeti­
Iiempo y espacio. 6 vidad: la arbitrariedad del legislador sería substituida por la
del cientista social y no podría escaparse de los juicios de va­
1’1 problema de la noción de delito se plantea con mayor lor formulados por los grupos. Ello no impide a Sutherland es­
rigor filosófico y mayor acento en la Sociología con Rafael timar que el criminòlogo no debe confinarse a las definiciones
( larofalo, uno de los tres "apóstoles" de la escuela positiva, legales y debe salvarlas "cada vez que advierta conducta no
l’ara él, la ley no ha creado ni definido el término delito, limi- criminal que parece conducta criminal".8
landose a reunir, en un contexto, acciones que ya "eran" crí­
menes. hn la búsqueda de un concepto de delito "natural", Hermann Mannheim, en Inglaterra, estima necesaria una
prescindente de tiempo y espacio, Garofalo apela no a elemen­ "inyección de pensamiento sociológico en toda la administra­
tos "malcríales", sino a "sentimientos" o valores morales -la ción de justicia penal" y cree que el indicador apropiado para
piedad y la probidad- transmisibles incluso hereditariamente. la definición de delito en nuestra disciplina es la "anti­
El método inductivo -tan ensalzado por la escuela- permitirá socialidad", debiendo incluso excluirse una creación innecesa­
advertir, con obvias mutaciones, cuáles conductas atentan con­ ria y artificial de delitos con respecto a "acciones no claramente
Ira la piedad (acciones de violencia) o contra la probidad (de­ antisociales".9
litos contra la propiedad).
Marshall B. Clinard, en años recientes, se pronuncia tam­
Conocida es la polémica que provocaran tales asertos bién por el uso de un concepto de delito "más inclusivo" e in­
positivistas. Son conocidos, asimismo, los ataques dirigidos a voca, en apoyo de su tesis, el absurdo de reprobar sólo con san­
Garofalo, que en el terreno penológico propugnara contra los ciones administrativas actos de enorme contenido dañoso (v.
delincuentes natos la aplicación masiva de la pena de muerte gr. ciertos delitos "ocupacionales" cometidos por médicos, in­
o el abandono en "atolones del Pacífico", hiriendo así el senti­ genieros, abogados, ciertas conductas de quienes Sutherland
miento de piedad. llama "criminales de cuello blanco").10
7 Thorsten Sellin -"Culture Conflict and Crime", New York, Social Science Research
Council, 1938, PAg. 30 \
* Edwin II. Sutherland tip. til·, pig. 22. .
* Véane al t>H pufumnftlait, llermnnn Mannhelm "C'omparnlive ( rimi u Mannheim op,elt., pig, 67 /
nologv", Ionton, 11<н|цп1пп Milliini ширину, [9n7,(‘apiluln2de Parle I ("(lime 1(1 МлгмНйП II, Clinard "Hortolngy of Deviant Behavior", New York, Holl, Rinohart

Им Meaning In relalinn tn luw КиПдПнг l iinlemm nini Moralu"), pAgii '2'2 b7. and WlHMhni tut , l'J6H, pag 714
2Ί MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 25

HI territorio ha sido enturbiado o clarificado, según se mire, DIAGRAMA № 1


por la moderna Sociología "de la desviación" en que el delito DESVIACION Y CONDUCTA DESVIADA
surge -o debe surgir- de los extremos más graves de un con­ ACCIONES DESVIADAS CRIMINALES Y NO CRIMINALES
junto de "comportamientos desviados".
DESVIACION DESVIACION CRIMINALIZADA
La desviación implica un quebrantamiento de aquellas nor­
mas sociales más importantes, las denominadas "instituciona­ descriminai zación J ί

lizadas", que transcurren en cualquier núcleo frente a otras de Į DELINCUENCIA JUVENIL | Sólo aedones que serían delitos si fueren
menor entidad, cuales los usos (o "folkways") y las costumbres cometidas por adultos

(o "mores"). De tales normas institucionalizadas algunas se


transforman en normas jurídicas y otras poseen existencia me­ CONFLICTOS EN ROLES Uxoricidio, Lesiones, Adulterio de la
CONYUGALES Y FAMILIARES mujer, Violación, Abusos deshonestos,
ramente ideal, cual las referentes a la ética profesional, a la delito de Abandono de familia
moral sexual, a la forma de cumplimiento de los roles de pa­
tire e hijo, etc. Į SUICIDIO Į Cooperación al suicidio

Obviamente nunca existirá en un grupo social una total Tráfico de drogas; Posesión sospechosa de
ADICCION A DROGAS
"institucionalización" de las normas, sin perjuicio de que tráfico, consumo en lugar público.
ellas, en una sociedad relativamente estable y más o menos Modelo médico Modelo Penal

homogénea, sean usualmente casi generales y que respecto


ile otras el consenso sea más o menos relativo. En socieda­ ALCOHOLISMO Manejo en estado de ebriedad
des muy heterogéneas, la institucionalización puede ser bas- Embriaguez en público
(ante incierta o puede darse una fuerte diferencia valorativa
en Ire los criterios sustentados por mayorías y minorías. Ob­ DESVIACIONES SEXUALES Violadón, Sodomía, Abusos deshonestos
servación parecida puede formularse en las sociedades su­
jetas a rápido cambio, en amplia cuota influenciado por los PROSTITUCION Proxenetismo, Corrupción de menores.
medios de comunicación. Puede servir como ejemplo, a este
respecto, la evolución de las costumbres en materia de
Ciertas formas de pornografía (sum. a menores, vgr.)
sexualidad, que hace hoy tolerar -con distintos niveles de PORNOGRAFIA

permisividad- el homosexualismo, la prostitución, la pornogra­


fía. Supuesta una relativa generalidad en la percepción de cier­ TRATAMIENTO DISCRIMINATORIO DE Homicidio (Ku Kux Klan), Atentados a ciertos cultos

tas conductas como desviadas, éstas constituyen un universo MINORIAS ETNICAS, RELIGIOSAS,
POLITICAS, ETC.
o continuo de manifiesta amplitud, cual se observa en nuestro
siguiente diagrama:
ABUSO DE PODER ECONOMICO Usura, Anatocismo,
Anatocismo, Criminalidad económica Ciertas formas de criminalidad económica

ABORTO Abortos ilícitos


Abortos lícitos

criminalización
SEGUN: Reacción social a la conducta desvindn
B---Rencción de los grupos de poder
l’olencinl de re« i» ten cía de ¡a norma
livolueión temporal (rambio» politici», Idrològici»,
culturale», morin wronómleom)
26 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 27

En el lado izquierdo de este gráfico hallan lugar diversos Estas circunstancias hacen ver cuán grave es el problema
comportamientos que se apartan gravemente de. las normas, de la "criminalización" o "descriminalización" de ciertas con­
que suponen, conforme a una "normal" escala de valores, hi­ ductas: ciertas tendencias internacionales en la materia han de
jos que se someten a las pautas de socialización, aceptan el con­ adecuarse, necesariamente, a los peculiares intereses y carac­
trol familiar y no incurren en conductas irregulares o en accio­ terísticas de cada contexto. Deberá admitirse, asimismo, la ne­
nes que cometidas por adultos serían delitos; integrantes de cesidad de ponderar, con los dictados del saber y la experien­
unii familia que cumplen debidamente sus roles; sujetos que cia, lo que determinadas mayorías -escrutables fácilmente
respetan su vida y no se transforman en alcohólicos o en adic­ mediante sondeos- opinen en materia de "reacción social a la
tos a drogas; mujeres que no "venden" su sexo; detentores de po­ conducta desviada". Puede pensarse, a este respecto, en los ex­
der político o económico que no se prevalen de su posición, etc. tremos a que conducirían los criterios de extrema permisivi­
dad o de sobre-punición de conductas desviadas.
1 .a parte derecha de este gráfico responde a un sub-universo
tie "desviación criminalizada": sólo una parte de las desviacio­ La desviación, por lo demás, no siempre merece -ni debe
nes puede dar origen a sanción formal, considerado el Dere­ merecer- una durísima respuesta en los niveles informales o
cho l’enal sólo como "ultima ratio". formales. Algunos comportamientos, incluso, llegan a ser
merecedores del aplauso -cual es el caso de los héroes, los пн
cetas, algunos inventores- y otros son tolerados sin grave pro­
Por cierto debe existir un necesario equilibrio entre desvia­ blema.
ción reprobada informalmente y desviación merecedora de san­
ción penal. Un rígido puritanismo, v.gr., puede conducir a las Uno de los aportes de la Sociología de la desviación es la
que I loward Becker llama "blue laws", que tienden a una es­ nueva forma de ver ésta -incluido el delito- tanto en sus as­
casa aplicación práctica. Ante ciertas formas de desviación cabe pectos negativos, fácilmente perceptibles, como en sus matices
amplia polémica sobre su más eficaz tratamiento jurídico: es "socialmente positivos".
<■1 caso, v.gr., del uso de drogas, en que algunos postulan in­
ti uso la descriminalización del tráfico. Nadie duda que la conducta desviada -en especial el deli­
to- implica obstáculo en la obtención de las metas colectivas,
Debe insistirse, con todo, en la fuerte influencia que en destruye en alguna cuota la organización social y amenaza el
muchos casos se advierte entre el sub-universo de la desvia­ disfrute de los bienes de la cultura.
ción criminalizada y el gran conjunto de las conductas desvia­ En el aspecto "positivo" de la desviación -siguiendo en al­
das y viceversa. Es un buen ejemplo, a este respecto, la crimi­ guna medida la huella de Emilio Durkheim- han insistido
nalidad "de cuello blanco": al configurarse como delitos sólo Lewis Coser y especialmente Albert K. Cohen. Para este ùlti­
pocas acciones conexas a las actividades financieras y confiar­ mo la desviación así:
se otras ciertamente "irregulares" al juzgamiento por Conse­
jos o Comisiones especiales, la opinión pública difícilmente las a) seria, en cierta medida, una válvula de seguridad (por
aprecia como desviadas o capta su profunda capacidad de ejemplo la prostitución);
daño, y el autor, que debería auto-percibirse como criminal, se
estima sólo persona que incurrió en un error o un "mal mane­ b) constituiría un mecanismo clarificador de márgenes en­
jo" de situaciones lícitas.11 tre lo lícito y lo ilícito;
c) se erigiría (Durkheim) en factor de unidad y cohesión
social contra el desviado;/
(
11 ΛΙ renpueto, МйП'и A tionwálos Iorendiue "Crlmlmilidnd Económica. El delito
unno nøgurio", Nn litinän, Hillut t nuo ‘ur,19N9 ,m enpecHI Capítulo VIH ("Algunas
d) supondría señal de alarma ante los defectos de la ñor
ninnili и ile Kl Inlog (n ( Ί hnl n n I", pAg* HI 10o). ma jurídica o los graves desajustes sociales;
28 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE I ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 2^

e) implicaría, mediante efecto de contraste (imposición de j b) su capacidad para producir grave daño a los valores que
la pena), una gratificación de la conducta conformista del buen ( contribuyen a integrar y cohesionar el grupo, en función de
ciudadano.12 j metas válidas para la generalidad de ésta, lo que supone pon­
derar grave "antisocialidad" (Mannheim) o "anormalidad de
Aparece paradojal que mientras para Durkheim el crimen 1 la conducta" en un sentido normativo (Sellin).
nada tiene de morboso mientras no exceda de ciertos márge- I
пен y es útil en la medida en que robustece sentimientos co- j Conceptuado así el delito en Criminología podrá incluirse
lectivos y contribuye a la evolución normal de la Moral y del I en su análisis una amplia gama de comportamientos, se en­
1 derecho, un autor difícilmente calificable de funcionalista -Car- » cuentren o no definidos en un Código Penal, considerada, en
los Marx- haya escrito sobre "Beneficios secundarios del deli- , especial, la capacidad de daño de la acción.
lo", lín este ensayo, contenido en "Las teorías sobre el ¡
plusvalor", Marx atribuye al delito la creación de la ley penal 1 Si tal criterio se objeta por impreciso o en exceso valora livo
y del profesor que la enseña, el perfeccionamiento de múlti­ cabe considerar que proposiciones más precisas crean nuevos
ples lécnicas, el estímulo de los sentimientos morales y estéti- problemas. Por ejemplo, la de Marshall Clinard14, que apela a
сон del público, la interrupción de la monotonía de la vida bur- j los castigos impuestos por el Estado, sean ellos penales o ad­
gucka... Sus palabras finales son elocuentes: "El árbol del mal, ministrativos, podría llevarnos al estudio de los llamados "de
1 li tos-bagatela" y a no considerar acciones gravemente dañosas
j no es también cl árbol del saber desde los tiempos de Adán? y no sancionadas en ámbito alguno.
Ilil dia en que cl Mal desaparezca la Sociedad se echará a per­
iler, si es que ella misma no desaparece!13 Resta el problema de quién debe definir, sin duda "área no
pacífica", si se tiene presente que para la Criminología Crítica
I iijimos que la aparición de estos conceptos sociológicos en I amplia cuota de teoría e investigación no darían sino "a touch
.ilgima medida "enturbia" la visibilidad del concepto de deli- ( of science" al estudio de una población no "criminal" sino
lo y las observaciones precedentes lo comprueban. No apare- j
ce fácil decir que el crimen es "antisocial" si llega a estimárselo "criminalizada" por los grupos de poder.
(Sellin, Sutherland) un producto del aprendizaje "social" ni
parece fácil tampoco decir que delito es toda acción "dañosa" Para salvar el problema creemos contar, en la actualidad,
si él, en cierta cuota, es útil para el buen transcurrir social. con útiles instrumentos clarificatorios, relativamente neutros y
no ideologizados. Pensamos al respecto en:
En la materia -pese a ciertos asertos- parece imposible o ilu­
soria la total prescindencia de juicios de valor que, en un en­ a) la investigación científica. Ella puede orientar sobre: 1)
cuentro de relativo equilibrio, supondrá enfrentar "evaluacio­ extensión, gravedad y matices de ciertas conductas desviadas;
nes de grupos". 2) modalidades actuales de reacción social ante ellas (toleran­
cia, solución extrainstitucional, aspiraciones a la crimina liza -
Así, en la búsqueda de un concepto de delito válido en ción o descriminalización); 3) grado de daño social, concreto o
Criminología, que no se enmarque en el rígido concepto de posible, de ciertas desviaciones; 4) percepciones del nivel de
tipicidad, deberá tenerse presente, en cuanto atañe a los tipos eficacia de los controles sociales formales c informales; 5) ni­
de conducta susceptibles de ser estudiados: veles de punibilidad percibidos como útiles; 6) efeclos, en el
comportamiento, de la "criminalización", la "administratiza-
a) su carácter viola torio de las normas de conducta de es­ ción" o de los mecanismos inversos;
pecial importancia y generalidad en el conglomerado social;
b) el cuerpo doctrinario, ya existente, en la Criminología
Alberi К. ( ìiht’ii "I leviäni P und i ’nntnil", New ersey, Prentice-1 lall Jne., 1966, págs. contemporánem Con creciente base de investigación empirien,
11
6 lt).
Kuri Mnru "llinrtli*·* nuti md ult im du ii itnr", inefuído en lipniu Szabo "Dévinnee í
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14 МигмЬпН II ( UiirtiÓ · П , р4ц Л 4
el ei indonnii5 Tontua" I'BIIB, A < olio РГ/п, рЛцп М Н5

i
30 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 31

se cuenta ya con suficientes líneas generales sobre qué debe y CAPITULO III
qué no debe considerarse delito, sin perjuicio de la necesaria
adecuación de los principios a las realidades nacionales. Los SISTEMA Y DISCIPLINAS AUXILIARES
C’ongresos quinquenales de las Naciones Unidas sobre preven­
ción del delito y tratamiento del delincuente brindan amplias Toda ciencia debe organizar sus hallazgos en diversas par­
guias sobre tendencias en la criminalización y descriminaliza- tes que entre sí armonicen lógicamente. Ello ocurre por cierto
ción y sobre las herramientas que se han mostrado más efica- con la Criminología, en cuyo estudio advertimos cinco partes.
eos en la prevención el tratamiento. Por otra parte, entre los Son ellas una Introducción General, la Etiología Criminal, la
más grandes autores de la Criminología contemporánea existe Fenomenología Criminal, la Prevención del delito y el Trata­
notorio acuerdo sobre cuáles acciones deben calificarse como miento de delincuente y víctima. Sin perjuicio de mayores de­
criminales: si bien se observan discrepancias en algunas áreas sarrollos posteriores, daremos aquí una breve noción de las
v.gr. el tratamiento del problema de la fármacodependencia- materias que cabe considerar en estas diversas secciones.
no puede hallarse una sola obra que rechace el concepto de
"criminalidad de cuello blanco".
1. EL SISTEMA DE LA CRIMINOLOGIA.
Interesa decir finalmente en este párrafo que criminaliza-
ci on de cierta conducta -pedida por la Criminología- no supo­ a. Introducción general. La Criminología como ciencia.
ne en manera alguna demanda de extremo rigor punitivo. Cual
sostenemos en nuestra obra "Criminalidad Económica. El de­ Se estudian en la Introducción General el objeto, las formas
lito como negocio", al postular la incriminación penal de cier­ en que el delito es apreciado por el Derecho y la Criminología,
tos actos no pretendemos la imposición de penas de larga du­ el sistema bajo el cual la disciplina organiza sus conocimien­
i ación la cárcel se halla hoy en grave crisis- ni extremas penas tos, los métodos aplicables al examen del delito, el delincuen­
pecuniarias, fáciles de "derramar" a la comunidad vía aumen­ te, la criminalidad y la reacción social y la evolución histórica
to de precios, v.gr. Lo que simplemente se busca es una mayor de la Criminología.
visibilidad de la sanción penal a los infractores -efecto "peda­
gógico" de la pena- con miras a demostrar a la opinión públi­ b. Epidemiología Criminal.
ca que la justicia no es discriminatoria, que toda conducta gra­
vemente dañosa merece su inclusión en el universo de los Esta parte de la disciplina se aplica al estudio de la exten­
delitos y que todo delincuente es acreedor a lo que "necesita" sión o magnitud del delito y la desviación social y de los cam­
más que a lo que "merece". bios experimentados en las tasas según tiempo y espacio. Si
empleamos por vía analógica términos usados en Medicina,
podríamos decir que procede estudiar en esta sección tanto la
prevalencia -quantum del delito en un año base- como la inci­
dencia, esto es el aumento o reducción del fenómeno a partir
de tal año base.

c. Fenomenología Criminal.
Los universos del delito o de la desviación social son cier
lamente heterogéneos: no se advierte mucha similitud entre el
homicidio y el tráfico ile drogas, tanto en origen como en for
mas de presentación. Si se considera que la Criminología es una
32 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 33

ciencia aplicada, que aspira a la reducción de conductas gra­ En la materia, por lo demás, parece necesario superar la in­
ve ni en le dañosas, caben el estudio analítico de los hechos y la genuidad de atribuir todos los delitos o los comportamientos
formación de categorías en que se agrupen fenómenos relati­ desviados a un solo factor, sea éste biológico, psíquico o so­
vamente parecidos. cial. El ser humano es una unidad bio-psico-social, tras cada
conducta puede advertirse una pluralidad de factores y no apa­
Corresponderá así estudiar las diversas formas de presen- rece científica una posición determinista, tenga ella una base
lación del delito como hecho individual de la criminalidad biológica, psicológica o medioambiental. Deben mirarse así con
como fenómeno colectivo, considerar o proponer tipologías de recelo las antiguas denominaciones de Biología, Psicología o
delitos y delincuentes y examinar rasgos característicos de la Sociología Criminal que incluso hallaban cabida en la denomi­
< i Imi ludid ad profesional, de la delincuencia juvenil, de la de- nación de ciertos textos. Frente a ellos debe sin duda construir­
linic’ucnct internacional, de la criminalidad violenta, etc. se una Criminología integradora, que con perspectiva holística
examine los diversos aportes, a nuestro "suceder psíquico", de
d. liliología Criminal. la base anátomo-fisiológica, del transcurrir vital y de nuestra
personalidad toda.
Si una disciplina pretende contener o reducir un fenóme­ En lo que -a falta de una denominación mejor- continuare­
no, diseñar lácticas preventivas y elaborar formas justas y úti­ mos denominando Etiología Criminal, distinguimos dos par­
les tic respuesta a él, sin duda debe indagar en las circunstan­ les o capítulos que deben considerarse separadamente:
cias que lo produjeron. Ello supone -si seguimos el símil de
la medicina- realizar una labor de etiología criminal, concepto a) El del examen de las diferentes teorías propuestas para
que desde la década del 70, con la aparición de la Criminología la explicación o comprensión del fenómeno delito;
Crítica, algunos han estimado obsoleto. Los autores adscritos
a esta posición teórica se han referido ásperamente a la bús­ b) El del examen de los factores asociados significativamen-
queda de causas, que respondería a un estéril positivismo y le a delito y de los procesos en que estos factores se relacio­
ante el universo de los infractores -que no respondería a cri­ nan con un resultado de conducta criminal que comprueba o
minalidad, sino a "población criminalizada" por los órganos no las proposiciones teóricas: este estudio puede denominar­
de poder- han propuesto substituir el paradigma etiológico por se, en general, Criminodinámica.
el paradigma del control social.
Ambos aspectos merecen un desarrollo más amplio. Sin
Puede decirse, como respuesta a esta postura, que la elusion perjuicio de ello, sólo por vía introductoria cabe estampar al­
del paradigma etiológico de la Criminología Crítica es sólo apa­ gunas consideraciones generales
rente, ya que para ella el origen de la desviación social y del d.l. Las teorías criminológicas.
delito -aunque no se emplee la expresión causa- sería, simple­
mente, la estructura social injusta, de que derivarían todos los Procede aquí decir, solamente, que las teorías criminoló­
males. Debe agregarse que el reproche se debilita, asimismo, gicas poseen una orientación biológica, psicológica o socioló­
si se considera la abierta heterogeneidad de las conductas gica y que -sin perjuicio del énfasis que aún se otorga por al­
delictivas o desviantes -que en su generalidad aparece arbitra­ gunos a peculiares puntos de vísta de una u otra dirección-
rio referir a la infraestructura y a la superestructura- y que por desde la década del 50 se observa en nuestro siglo una clara
lo demás, una Criminología no ideologizada no clama un tra­ tendencia a la integración explicativa o comprensiva.
bajo explicativo-cousal rígido, sino un enfoque comprensivo
que señale cuáles faetores pueden asociarse significativamente Puede expresarse, asimismo, que sólo tres orientaciones teó­
y desde un punió de vinla probabilistico, con los comporta- ricas apuntan a una causa suficiente y necesaria del delito, esto
míenlos criminales o desviaclon. es a una circunstancia capaz siempre de producirlo y no sus
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 35

сер ti ble de ser substituida por otra. Predomina/ por cierto, un Los factores precipitantes (++) poseen un intenso poder
conjunto de teorías "de nivel medio", esto es explicativas de criminogenético, que en cierta medida casi determina el actuar
cierto tipo de comportamientos criminales. delictivo: sirvan de ejemplos una grave injuria, el descubri­
miento de una traición, una extrema y desesperada urgencia
d.2. Criminodinámica, económica.
Los factores posibilitantes, que también favorecen el delito
d.2.1. Los factores. (+), sólo contribuyen de manera indirecta a su perpetración: sir­
van de ejemplos la nocturnidad, el despoblado, la tenencia de
1 ,ON hu lores inlcrvinientes en un delito pueden clasificarse un arma, la ausencia de testigos, etc.
desde el punió de vista de su naturaleza y desde el punto de
vlrda de su imperio o potencia. Los factores impeditivos (-) implican defensa contra la ac­
tuación criminal por representar obstáculos o advertir sobre las
ΛΙ aludir a la naturaleza de los factores intervinientes en consecuencias del hecho: v.gr., presencia de la policía o testi­
el delilo muchos textos dicotomizan entre elementos endóge­ gos, acción defensiva de la víctima. Tales factores pueden pro­
nos y exógenos. Tal distinción no puede hoy aceptarse en nues­ vocar un simple desistimiento o bien una acción diversa de la
tra ilisciplina, en términos generales, sin riesgo de incurrir en prevista o querida, que asumirá caracteres lícitos o de ilicitud
exagerado simplismo: en el muy complejo actuar humano hay mucho menor. Denominamos esta última acción lateral o
íntima y permanente imbricación de elementos bio-psíquicos substitutiva y puede ejemplificarse en el romper objetos o in­
y de elementos ambientales y mucho de lo que fuera en sus juriar en vez de lesionar.
orígenes exógeno pasó a ser, con el curso de los años, cuota de
nuestra personalidad. Los tres tipos de factores antes mencionados no nos pa­
rece forzoso deban asumir corporeidad física. Si conside­
Puede parecer más fino, en principio, distinguir entre fac­ ramos, cual se ha dicho, que lo importante para el sujeto no
tores biológicos, psíquicos y sociales. Decimos "en principio" es cierta circunstancia en sí misma, sino el significado que
porque en una multiplicidad de casos un factor es sólo predo­ a ella atribuye, en virtud de muy personales formas de per­
minantemente de una u otra naturaleza, ya que el interés debe cibir, muchos factores se transforman de objetivos en psico-
centrarse en el producto de la base personal y el entorno y físicos: no habrá por ello inconveniente en calificar de fac­
que para la comprensión de un comportamiento es mucho más tor impeditivo la rígida formación religiosa o las vivencias
importante el significado de un factor que la base misma. Por a tingentes a experiencias anteriores, que puedan contener
otorgar aquí sólo dos ejemplos, cabe pensar que la condición el "paso al acto". El concepto de significado incide, asimis­
de alcohólico crónico no es sin duda sólo biológica (ingesta ex­ mo, en el valor o entidad que el sujeto atribuye a los he­
cesiva prolongada durante un largo lapso y con una posible chos del mundo externo: una injuria o una frustración, en
receptividad psico-fisiológica) y que lo que interesa en cierto alguna cuota, son susceptibles de "medirse" con una pauta
sujeto no es su pura base etaria biológica (v.gr. 16 años) sino subjetiva.
lo que ella significa en cierto contexto y en un momento histó­
rico dado. Todos estos factores, por su base real (aunque sea psi­
cofisica), formarán parte de nuestro estudio, que se preocu­
Desde el punto de vista de su potencia o imperio, los múl­ pará tanto de los elementos asociados a delito (Etiología
tiples factores pro-delito pueden нег calificados de precipitan­ Criminal), como de la forma en que estos factores se expre­
tes y de posibilltanlos, 1 .он que не enfrentan a ellos, en senti­ san (tipos de delitos, tipos de delincuentes. Fenomenología
do opuesto, pueden ilonominnrMe Impeditivos (Seelig). C’riminal).
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 37

d.2.2. Loe Procesos criminodinámicos. disposiciones básicas son positivas según una acepción corrien­
te -alto nivel intelectual, por ejemplo- y el mundo circundante
1 .os factores mencionados anteriormente, en toda su mul­ permite que ellas se expresen, obtendremos un ser adaptado,
I i forme naturaleza (desde el precario juicio moral y la agresi­ socialmente útil. Si las disposiciones son negativas -según la
vidad hasta la urgencia económica, v.gr.) interactúan en pro­ misma acepción corriente, v.gr. bajo nivel intelectual- y el me­
cesos, esto es en secuencias temporales. Podemos emplear a dio no las plastifica o contiene adecuadamente, tendremos un
esle respecto, con ciertas modificaciones, la distinción que el sujeto peligroso e incluso una posible diátesis (relativa incli­
austríaco Rrnst Seelig formula en su "Tratado de Criminolo­ nación a las acciones desviadas o criminales). Al mismo resul­
gia"! entre proceso de desarrollo del delito y proceso de des­ tado podremos llegar si disposiciones positivas no encuentran
tuna den a miento de él. Nuestras modificaciones básicas a este un medio que permita su amplia expresión hacia los objetivos
ehqucina suponen: íntimos que el sujeto persiga.

a) empleo de un paradigma etiológico de seis vectores que En estas disposiciones actúan de manera importante los fac­
en una u otra forma se manifiestan en ambos procesos. Los seis tores micro y macro sociales. Los primeros a través de la fami­
ve< toren suponen elementos aportados por: 1) el delincuente; lia de origen, la escuela, los pares. Los últimos aportando los
?) la vu tima; 3) la situación; 4) los factores micro-sociales; 5) grandes marcos de referencia (sociales, económicos, culturales,
los lai lores macro-sociales; 6) la reacción social formal e infor­ etc.) en que el sujeto se forma y en que le corresponde actuar,
mal a la conducta desviada; con mayor o menor madurez.

b) concepción de las "disposiciones" congénitas del sujeto Tales factores micro y macro sociales se hacen presentes en
como neutras, esto es no fatalmente creadoras de aptitud dos etapas, que Seelig califica como mundo circundante del
delictiva o de adaptación social. desarrollo y mundo circundante de la evolución. El primero
acompaña al sujeto en su etapa propiamente formativa (infan­
( alilicado el esquema en esta forma, pueden diferenciarse cia, adolescencia) y plastifica sus disposiciones de manera re­
ambits procesos con cierta nitidez. lativamente positiva o negativa. El mundo circundante de la
evolución rodea al individuo en su adultez y madurez: si ad­
Hl proceso de desarrollo supone la preparación lenta e in­ mitimos que la personalidad es un continuo en constante cam­
sidiosa del delincuente para el acto criminal. El proceso de bio, tendremos que concluir que las potencialidades básicas del
desencadenamiento tiene lugar en una relativa proximidad al ser pueden también recibir influencias benéficas o perturbado­
paso al acto, cuando el agente activo se enfrenta ya a su posi­ ras en esta etapa de la vida.
ble victima.
En el proceso del desencadenamiento del delito interven­
En el proceso del desarrollo intervienen tanto las disposi­ drán tanto elementos aportados por el delincuente y por la víc­
ciones básicas del sujeto como factores micro y macro socia­ tima como factores conexos a la situación, al entorno micro-so­
les, que afectan a aquéllas de manera importante. cial y al espectro macro-social. De la interacción entre los dos
Las disposiciones consisten en el material congénito del in­ participes -delincuente y víctima posible- bajo el imperio de la
dividuo que, desde nuestro particular punto de vista, conce­ situación, lo micro y lo macro-social, dependerán tanto la rea­
bimos como neutras, esto es como no fatalmente conducivas lización o no realización del delito como su forma concreta de
al delito o al respeto a In ley. Todo, en este sentido, dependerá expresión.
de cómo se enfrenten tales disposiciones con el medio. Si las
El delincuente aporta una personalidad, integrada con una
и ľ Sioulig (»pell·, l hupiin1 III, "I t·* i mni·i ito пИш’", рЛцн· 1'^ diversidad de elementos que no procede aquí examinar.
ЗН MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 39

La víctima, cual se ha señalado desde la década del 40 Una coherencia sistemica fuerza a actuar con una pauta pre­
(Ellenberger ,Von Hentig, Mendelsohn), puede tanto contribuir ventiva en todos los ángulos o vectores en que exista un po­
al delilo corno precipitarlo. tencial pro-delito. Tenido en mira nuestro paradigma
etiológico, un programa preventivo debe incidir -en cuanto se
El entorno micro-social (pares, familia de procreación) pue­ refiere al delito como hecho individual- en los posibles delin­
de* sin duda ejercer una influencia crimin ogénica. Lo mismo cuentes y las posibles víctimas, en las situaciones propicias
cabe decir del gran espectro macro-social, con sus múltiples al comportamiento criminal, en los factores micro y macro so­
poculiaridades (v.gr. crisis valorica, cultivo de la violencia, ciales y en la reacción social tanto formal como informal a la
connumismo, etc.). La reacción social formal (sistema penal) e
Ini ormai (valores expresados en normas y en sanciones ante su conducta desviada.
violación) puede asimismo estimular o desalentar un compor-
(a m ien lo delictivo específico. Tal coherencia no se advierte, por lo general, en las políti­
cas diseñadas por los Estados hasta hace muy pocos años. El
( osa parecida cabe decir de la situación, que puede poseer delito se ha mirado como uno de los tantos males sociales y se
lanío un valor criminogénico como uno impeditivo del delito. ha pensado que en la medida en que mejoren los indicadores
socio-económicos generales el delito tenderá a reducirse, cosa
d,3. La criminalidad como hecho colectivo. que lamentablemente no ha ocurrido. Modernamente se expre­
sa que el propio desarrollo -o las desarmonías del desarrollo-
La C’riminología, obviamente, no puede aspirar al conoci­ poseen un claro impacto criminogénico.
miento individual de todos los delincuentes actuales ni, mu­
cho menos, de los que en el futuro lo serán.
Tradicionalmente, cuando se ha aludido explícitamente a
Por otra parte, el conjunto de delitos cometidos en cierto lu­ prevención del delito, se ha reducido ésta al "tratamiento" del
gar y en cierta época dados (criminalidad) constituye algo más delincuente, lo que constituye una forma de prevención tercia­
que la simple suma de los delitos individuales, pues representa ria o a posteriori o a prevención inmediata o directa represen­
un fenómeno colectivo en cuya génesis intervienen factores ex­ tada por el actuar protector de la policía, que si bien es a priori,
tra-individuales (influencia masiva de guerras, revoluciones, cri­ no ataca en último término los factores criminógenos de ma­
sis económicas, dinámica de grupo, etc.) en cuya presencia se pue­ yor entidad.
den advertir características típicas o generales, distribuciones
peculiares en tiempo y espacio, etc. En el estudio y predicción La genuina prevención supone una actuación mediata o in­
de la criminalidad -hecho nomotético- es necesario aplicar mé­ directa de carácter causal, por apuntar a los orígenes del deli­
todos y técnicas diversos de los que se apliquen al conocimien­ to y no meramente disuasiva, cual la representada por las le­
to del delito como hecho individual o ideográfico . yes penales y el actuar de la policía, que ejercen un efecto de
Nuestra disciplina debe estudiar así, como entidad diver­ amenaza frente a las posibles infractores.
sa y como una de sus metas, el hecho colectivo de la crimina­
lidad que, de asumir un "quantum" de importancia, afectará Esta prevención causal, desde el ángulo de las audiencias
de manera notoria el acceso general de los hombres a los bie­ a quienes va dirigida, homologándose los términos empleados
nes de la cultura. en salud pública, puede ejercerse en los niveles primario, se­
cundario y terciario. En uno de los países más avanzados en
e. La prevención del delito. la materia -Holanda- se ha elaborado, por Jac Van Dijk y Jaap
de Waard, una tipología "bidimensional" de la prevención, ya
La Criminología es una ciencia aplicada y debe por ello uti­ que frente a las niveles primario, secundario y terciario se opo­
lizar sus conocimientos en el diseño de estrategias que reduz­ ne, en lo etiológico, un paradigma que incluye delincuente,
can la criminalidad a limites socialmente tolerables. víctima y situación obteniéndose una tipología de nueve tipos
4(1 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 41

ih' políticas preventivas.16 No vemos inconveniente para la cidencia. La prevención terciaria dirigida a la víctima supone
ampliación de esta tipología hasta los otros vectores de nues­ preocupación y asistencia ante sus diversas necesidades biológi­
tro paradigma etiológico, esto es los factores microsociales, los cas, psicológicas y sociales, jurídicas y económicas (Albergues,
tactores macrosociales y la reacción social a la conducta des­ Centros para víctimas de atentados sexuales o de maltrato intra­
viada, que ciertamente merecen políticas de prevención en los familiar, etc.) y minimización del daño que acarrea su transcurrir
niveles primario y secundario, al menos.17 por las instancias del proceso penal (la llamada "victimización
secundaria"). La prevención situacional terciaria supondrá in­
1 .a prevención primaria, secundaria y terciaria difieren se­ tervenciones en todos aquellos lugares que la cartografía policial
gún las audiencias a quienes se dirigen. Las acciones de pre­ señala como conexos a delito o desviación social (los "hot spots"
vención primaria se ejercen frente a la población en general, representados por prostíbulos, multiplicidad de bares o cantinas,
< on miras a evitar que en ellas surjan delincuentes o víctimas lugares de expendio de drogas, "caletas" o refugios de delincuen­
V se reduzcan las situaciones que favorecen la perpetración de tes, etc.).
lelilon (v.gr. alarmas, defensas, normas especiales en las cons­
trucciones, etc., lo que en inglés se denomina "target harde­ La extensión que proponemos de la acción preventiva a los
ning" o fortalecimiento de los posibles objetivos del delito). restantes vectores de nuestro paradigma hace posible concebir una
serie de programas tutelares en los niveles primario y secunda­
1 .a prevención secundaria apunta en cuanto a delincuen- rio. En lo micro-social, pueden concebirse estrategias que apun­
le, a aquellas cuotas de la población en situación de riesgo o ten a una mejor estructuración de la familia, al mejoramiento de
peligro, Situación de peligro es la que exhiben ciertas minorías los programas educacionales, a una más cabal socialización. En
étnicas, la minoridad en situación irregular, los sectores eco­ lo macro-social, cabe aspirar a un progreso del gran marco eco­
nómicamente carenciados, algunos parasociales (vagos, men­ nómico, social y cultural en que jóvenes y adultos se desenvuel­
digos, prostitutas, toxicómanos, etc.) y no es lo mismo, cierta­ ven y a una reducción de los contenidos criminógenos en los me­
mente, que estado peligroso, que representaría en muchos dios de comunicación social. En el ámbito de la reacción social a
casos un ne o-positivismo posiblemente atentatorio (noción de la conducta desviada, un sistema penal que ofrezca sanción jus­
la peligrosidad sine-delicto) a los derechos humanos: se trata ta, general y oportuna sin ruda disuadirá a muchos de una posi­
de ayudar, estimular o asistir y no de internar en "Centros de ble conducta criminal. A la inversa, una justicia penal poco justa
Reeducación". El desarrollo de la Victimología en los últimos (por exceso de severidad), arbitraria (que castiga sólo a algunos)
años, ha permitido descubrir ciertos factores biológicos, psíqui­ o extemporánea (muy distante del delito), estimulará los compor­
cos y sociales que favorecen la victimización: tales hallazgos tamientos criminales y al no satisfacer las pretensiones justas de
justifican el desarrollo de programas que eviten o reduzcan, en la víctima, contribuirá a estimular el afán de venganza y a rom­
estos seres, el riesgo de la victimización: se trata de la preven­ per la solidaridad social.
ción secundaria dirigida a la víctima. La prevención secun­ Si penetramos en el contenido de prevención del Derecho Pe­
daria dirigida a la situación tiene en cuenta el especial riesgo nal con un buen guía, cual lo es Johannes Andenaes, advertimos
en que se encuentran ciertos núcleos habitacionales, por cir­ en la ley punitiva un elemento causal y un elemento disuasivo.
cunstancias diversas (frecuente comisión de delitos, distancia En el aspecto causal observamos un contenido pedagógico -en que
entre las residencias, difícil acceso a la policía, etc.). también reparara Emilio Durkheim- en cuanto enseña que la so­
ciedad reprueba cierto tipo de conductas; la fase disuasiva se ex­
La prevención terciaria dirigida al delincuente, cual se ha hibe bajo la amenaza de un castigo "ofrecido" a quien se atreve a
dicho, apunta a su tratamiento y a la necesidad de evitar su rein- delinquir.
,h Jac Van Dijk, Janp di* Wanrd "Л Two-Dimensional Typology of Crime Prevention
Projects; With n Dibliography", on Criminal Justice Abstracts 23, 1991, 483-503. En el Derecho Penal se alude frecuentemente a prevención
17 liste paradigma, que rmplenmos en la Cátedra, lo aplicamos tanto en el aspecto
etiológico corno on MU complemento ile Política Criminológica, en nuestra obra
general y a prevención especial, que con más propiedad debe­
"C’rimlnalidnd Ileonómia 111 ilelito como negocio", citada en nota (11). Sobre rían calificarse de disuasión general o especial, toda vez que
prevención ilende el punió de 1л víetimn el епкиуо de Jac Van Dijk y Jaap de Ward
de la nota antortor y mi ем li о спил у о "I л Vic H ni olog ín en cincuenta aftos: hallnzgos,
en el fondo se trata de un matiz de amenaza ejercido frente a
dudan, poMlbllidndnN", Лилкм de) Primet ( ongreso Iberoamericano de ľsicologín quienes no han cometido delitos o frente al que ya ha sufrido una
Įtirldhn, Nantiago de t Idle, Heptiembre WJft condena, lista disuasión (en la terminología en uso en lili U. U.
42 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 43

"deterrence", diversa de "prevention") desde el punto de vista de la de la pobreza o la de la violencia, como ejemplos. Mientras la
sus resultados podrá ser (Zimring y Hawkins) absoluta (cesa cier­ escuela de la Nueva Defensa Social, con Filippo Gramatica ha alu
to delito) o marginal (se reduce una tasa; total (cesa una conduc­ d ido al "derecho a la resocialización" que tendría el del i neuen
ta ante una amenaza, v.gr., θΐ automovilista se adapta al máximo te, otros han dicho que el delincuente, como forma de expresión
tolerado) o parcial (reduce la velocidad de 140 Km/h, a sólo 120). ante marcos socio-estructurales injustos, tendría un "derecho a no
Ambas formas de disuasión parecen hallarse hoy en plena crisis, ser ‘tratado’".
si se advierten tanto la enorme cantidad de delincuentes prima­ En lo práctico, diversas investigaciones empíricas han exhi­
rios que ingresan a las cárceles como los altos porcentajes de rein- bido un rotundo fracaso del tratamiento en medio institucional.
ridentes que las pueblan. Ello fuerza, sin duda, a la adopción de Así, desde la década del 50, en nuestro siglo, se alude con sorna
una Politica Criminológica -no sólo "Criminal"- que apunte a los a la "ideología del tratamiento" y se enfatiza la mucho mayor efi
orígenes del delito, cual se expresa en los párrafos anteriores. cacia recuperadora que -a un costo sin duda muy inferior al del
Siom escasos, sin embargo, los países en que tal efectiva Políti­ encarcelamiento- poseerían ciertas medidas alternativas cuales la
ca Criminológica se realiza en plenitud y bajo criterios científi­ libertad vigilada, la prisión discontinua (nocturna o de fin de se
cos. mana), la colaboración con la comunidad e -incluso- la simple in
demnización a la víctima como única medida punitiva.
f. F1 tratamiento de delincuente y de víctima.
Desde la década del 40, múltiples obras a investigaciones en
La prisión como pena surge sólo en el siglo XVI, con diver­ Victimología han puesto en evidencia los inmensos daños psico
sos establecimientos creados en Inglaterra (Bridewell) y Holanda sociales que un delito implica para el sujeto pasivo y, a la vez, la
(Rasphuiz y Spinghuiz). Originalmente estas "workhouses" ten­ clara indefensión en que ésta se encuentra ante el propio sistema
dían a la recuperación del delincuente mediante el trabajo. Diver­ penal. Si sólo por vía de símil resucitamos el nombre de "'lera
sas circunstancias, entre ellas las sobre-poblaciones carcelarias, péutica Criminal" suministrado por la Medicina, ineludiblemente
que forzaron a la habilitación como prisiones de mazmorras de debemos incluir en él todas las técnicas de "tratamiento" capa­
castillos, contribuyeron a una condición infrahumana de los ces de reducir al mínimo el daño causado por el delito.
reclusos, en que el propósito de socialización se hizo absolutamen­ Esta breve reseña -que en parte merecerá mayor desarrollo y
te utópico. La pena privativa de libertad, sin duda dominante en en otra supone examen de múltiples textos o monografías espe­
la reacción social contra el delito adquirió, así, un simple carác­ cializadas- presenta un somero panorama de la vastedad del sis­
ter de pena, aplicada bajo condiciones muy duras. tema criminológico.
Desde el siglo XIX, en especial bajo el impulso de la escue­ 2. LAS DISCIPLINAS "BASICAS" Y LAS DISCIPLINAS
la correccionalista representada en España por Pedro Dorado "PARALELAS".
Montero, Concepción Arenal y otros grandes humanistas, co­ Las consideraciones precedentes ilustran sobre la amplitud
mienza a enfatizarse el concepto de "tratamiento" del delin­ de los campos de acción de la Criminología: ella estudia los fac­
cuente encarcelado que en muchos países -en especial los eu­ tores asociados significativamente a delito y a desviación so­
ropeos y los de América del Norte- adquiere un fuerte brío. Se cial, procura dimensionar la criminalidad, estudia las formas
habla así de una "Terapéutica Criminal", en el fondo una pre­ en que ésta se manifiesta y propugna medios de prevención y
vención terciaria o a posteriori, cual ya se ha dicho. de tratamiento.
Este concepto de "tratamiento" en nuestros días ha mere­ ¿Con qué herramientas científicas o técnicas trata de alcan­
cido ásperos ataques, tanto en lo teórico como en lo práctico. zar tales objetivos?
En lo teórico, se ha expresado que aludir a "resocialización" Debemos aquí distinguir entre las ciencias básicas o funda
resulta paradojal frente a un sujeto que realmente no ha tenido mentales -que Ie otorgan su carácter interdisciplinari o- y otran de
oportunidades de "socializarse" o bien se ha socializado en for­ que debe servirse en materias específicas, que por ello califlenmon
ma "diferencial", conforme a [ia u tas do una especial subcultura, de "paralelas".
44 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 4^

lín cuanto respecta a las ciencias básicas, es útil diferenciar las CAPITULO IV
áreas de trabajo de la Criminología. Distinguimos, por un ángu­ EL PROBLEMA DEL METODO EN CRIMINOLOGIA
lo, la teoría y la investigación generales, que se aplican al enri­
quecimiento de la doctrina y, por el otro una Criminología Clí­ 1. LAS VIAS DEL CONOCIMIENTO Y EL METODO
nica, que con una perspectiva esencialmente ideográfica tiende CIENTIFICO. INDUCCION Y DEDUCCION.
al tratamiento de infractores individuales.
La Criminología es una ciencia empírica y no una ciencia
I ín el primer aspecto, Jean Pinatel formula tma distinción im- abstracta, como la Lógica, la Etica o las Matemáticas. La dis­
porlante entre la investigación criminológica general y Crimino­ tingue, por ello, no la especulación pura, sino el estudio obje
logía General. La primera, dada la base humana del fenómeno,
oodia poseer un acento analítico (Criminología Biológica, Psico­ tivo de fenómenos reales. Ante la realidad, no obstante, cabe
logica y Sociológica), dada la base humana del fenómeno, sin per- la formulación de proposiciones teóricas que tiendan a expli­
μ IH io de un avance hacia la moderna integración psico-social. La car la presencia de ciertos hechos: tales proposiciones, si pre
( rminología General, con un criterio sintético, según Pinatel, se tenden incrementar el conocimiento científico, deben traducirse
enwargará de "aproximar y comparar los datos entregados por las en investigaciones que las corroboren o desmientan.
( ‘riminologías especializadas en relación a las manifestaciones, a De este encuentro permanente entre teoría e investigación
las causas y a las consecuencias del fenómeno criminal".18
han de surgir claramente las características del método, que se
Tales áreas de trabajo hacen ver, con claridad, las disciplinas puede calificar de deductivo-inductivo. En cuanto teoría
básicas comprometidas. Así, en las dos primeras -investigación explicatoria, por suponer juicios generales, implica deducción.
de carácter general y Criminología General- el Derecho, la Psi­ En cuanto investigación, que va de los hechos particulares a
cología y la Sociología, con una perspectiva integradora, sin per­ una posible "ley" general, supone inducción.
juicio del interés que puedan merecer trabajos realizados sólo por
juristas, psicólogos, sociólogos, médicos psiquiatras, neurofisió- Lo anterior implica que, en nuestro concepto, se incurre en
logos, genetistas, etc. error en algunos textos al calificar el método de la Criminología
En la Criminología Clínica (examen de delincuentes con as­ como meramente inductivo: si así fuese cierto, la disciplina su­
pectos diagnósticos y prognósticos, de conocimiento de la diná­ pondría una simple colección de datos carente de proposicio­
mica delictiva individual y de tratamiento recuperador), además nes teóricas.
de las disciplinas ya mencionadas tendrán cabida la Medicina Las relaciones entre las dos fases del trabajo criminológico
General, la Psiquiatría, la Pedagogía, el Servicio Social.
pueden advertirse con claridad en el siguiente diagrama.
Es sin duda deseable que en las tres áreas de trabajo pue­
da avanzarse por quienes intervengan en el trabajo criminoló­ DIAGRAMA № 2
gico, desde el "acceso multivariado con un enfoque común"
(Wolfgang y Ferracuti) hasta una real "fusión inter-disciplina- DEDUCCION E INDUCCION EN CRIMINOLOGIA
ria", que responda al concepto del ser humano como unidad DEDUCCION

bio-psico-social. Teorí* general («nomi*, v. gr.)

Como disciplinas "paralelas", a que podrá recurrirse para fi­


nes específicos concebimos la Medicina Legal, la Psiquiatría
Forense, la Psicología Jurídica, la Criminalística, la Táctica Crimi­ INDIIt К >N
Nuevo ΐηνοΙ^μι ΙπηΜ p*r*
nal o Ciencia del proceso, la Antropología Cultural, la Medicina, verificer π desmentir com lusorio

la Psiquiatría y la Pedagogía en sus modalidades Correctiva y Di­


ferencial. En el aspecto instrumental, han de prestar muy útiles INDUCCION; INVESTIGACION

servicios a la Criminología la Estadística, la Economía y el Tra­ ΙΠ POTEŠIŠ DISEÑO DE LA RECOLECCION DE ANALISIS H


INVESTIGACION DATOS INrEKIHETACON
bajo Social. DĽ DAR»

,H |υηη l’inntel "C’riminologin", fu me i III ile "Tra i I*' <le Droit ÎVnal et de Criminologie", Q*ó «μ ewiuiflarí,
eñpe, Hénle, r‘on ipu
de I'. Btniznl y Jeun I'InnIrI, Perl», I Milo/. Iч'/О, рЛцн. 43 y 479. duhu», dellnl·
vuelahlue, linlh «dore·
46 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 47

Al razonar de lo particular a lo general -investigación, in­ El método científico debe adecuarse, por cierto, a las
ducción- nos apoyamos en dos vías. Es una la observación de características especiales de cada ciencia. Estas peculiaridades
los objetos reales, en nuestro caso delito, sea como hecho indivi­ pueden hacer notoriamente difícil la observación (es el caso de
dual, sea como hecho colectivo. Es la otra la experimentación, que la Psicología, por ejemplo) o dificultar grandemente el
tiende básicamente a detectar reacciones ante ciertos estímu­ experimento (Criminología). Cada conjunto de objetos
los dirigidos al individuo o al grupo. Usemos una u otra for­ estudiados, por lo demás, ofrece dificultades al sujeto (esto es
ma, deberemos emplear el método científico, en todos sus fun­ el científico) que los observa o manipula.
damentos, posibilidades y -en nuestro caso- limitaciones.
En Criminología existen problemas muy perceptibles
ΙΊ ser humano apela a diversos métodos de conocimiento para la aplicación del método científico. Entre ellas pueden
de la realiilad: en su encuentro con el mundo emplea el senti­ citarse:
do común, utiliza la intuición, recurre a los métodos de auto­
ridad y de tenacidad, etc. Algunos de ellos lo conducen, por a) Dificultad en la definición del objeto. Los delitos están
cierto, a juicios claramente arbitrarios. El método científico, a definidos en la ley y no procedería el estudio de acciones no
la inversa de los anteriores, pretende un conocimiento de los típicas, aunque ellas sean socialmente dañosas. Cual se ha dicho,
hechos sobre bases sistemáticas y a la vez confiables. este argumento no puede llevarse al extremo: en la misma forma
en que el Derecho Penal no puede ignorar totalmente la roa Hilad
El método científico supone así, como fundamentos : -lo que lo hace algo empírico- la Criminología puede en alguna
medida asumir características de ciencia normativa: puedo
a) Facticidad. Ello implica adecuación a los hechos a tra­ reclamar la tipificación de algunas acciones no calificadas aún
vés de una observación objetiva. Como se pretende el hallaz­ de delito si ellas son gravemente dañosas (ciertas formas de
go de evidencias, no se podrá aplicar la investigación científi­ criminalidad económica o de delito ecológico, por ejemplo);
ca al campo de lo trascendente (existencia de Dios, v.gr.) ni al puede, asimismo, insistir en reformas penológicas, considerada
territorio de los valores (cualidades de la Belleza, por ejemplo). la falta de eficacia de ciertas sanciones. Ello nos podría conducir
a una definición sociológica de delito que apele -más que al
b) Generalidad. Si la investigación tiene por mira la formu­ concepto de tipo o de pena penal o administrativa- a la calidad
lación de leyes, debe superar las características individuales o de acción desviada de ciertos patrones normativos -sean o no
singulares; legales- o a la calidad de "anti-sociales" o "dañosas" de ciertas
conductas;
c) Neutralidad ética u objetividad. El científico debe pres­
cindir de consideraciones valorativas o ideológicas que cons­ b) Dificultad en la percepción del objeto. De la criminalidad
ciente o inconscientemente, deformen sus juicios. Algunos, no conocemos sólo una parte -la criminalidad visible y es difícil
obstante, insisten en la necesidad de un marco ideológico en percibir la criminalidad oculta. En ésta se hallan tanto
la ciencia y consideran que la pretendida neutralidad científi­ delincuentes comunes que han eludido el sistema penal como
ca oculta una posición estática y conservadora.19 criminales "de cuello blanco" (Sutherland), algunos de ellos
integrantes de la criminalidad "dorada" (Versele). Estos delitos
d) Verificabilidad permanente. El hallazgo científico debe integran la llamada "cifra negra" o "dark number". En algunos
someterse a una constante validación empírica, única forma de casos, por no hallarse tipificados como delito ciertos hechos o
ampliación real de los márgenes del conocimiento. corresponder sus partícipes a sectores "más allá del alcance de
10 Es el caso v.gr., del profesor Robert Elias, de la Universidad de San Francisco, Estados
la ley", con Severin Carlos Versele podría hablarse de cifras o
Unidos. Su fundamentnción, en "Ilas Victimology Outlived its Usefulness? Para­ criminalidad "doradas". Los autores sugieren, frente a la cifra
digms and Paradoxes", documento presentado al 80, Symposium Internacional de negra, la utilización de coeficientes que permitan calcular Ins
Victimologie, Adelaide·, Australia, 1ЧЧ4.
cifras reales de delito. Por razones obvias, estos coeficientes
48 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 44

serán muy bajos en algunos casos (v.gr. el homicidio) y muy con las formas en que el delito se manifiesta, con los tipos de
altos en otros, cuales los delitos contra el pudor, los hurtos de delitos y los tipos de delincuentes (Epidemiología y Feno­
escasa importancia y las actuaciones, sean o no gravemente menología Criminales); b) con los factores que se asocian
dañosas, de los criminales "de cuello blanco". significativamente a conducta criminal, sea en forma genérica
(teorías generales), sea en relación a ciertas conductas (teorías
c) Dificultad en el acceso al objeto. El delito, por claras ra­ de alcance o nivel medio), con la naturaleza de estos factores
zones, no es de fácil conocimiento o estudio en profundidad. y con la forma y magnitud de esta correlación (Etiología Cri­
El delito no es siempre denunciado, el delincuente por lo ge­ minal, Criminodinámica); c) con las formas más eficaces de pre­
neral pretende la impunidad. Incluso, detectados delito y de­ vención del delito y de tratamiento de la víctima y del delin­
lincuente, es difícil el acceso a las verdaderas causas, que a ve­ cuente.
ces ni siquiera el sujeto conoce o percibe claramente. El proceso
criminal, por otra parte, es en cuota apreciable secreto, lo que La disciplina, al enfrentarse a estas interrogantes, deberá
diliculta el acceso al investigador. ¿Es posible el examen apelar a diversas formas del método científico que deberá ade­
criminológico de todo delincuente que aparezca interesante al cuar, por lo demás, a la peculiar naturaleza del objeto estudia­
investigador? do.
d) Complejidad de factores que inciden en el agente. La
conducta delictiva o desviada surge de una pluralidad de fac­ 2. LOS METODOS DE LA CRIMINOLOGIA EN ESPE­
tores de distinta naturaleza -biológicos, psíquicos, sociales- CIAL.
muy difíciles de "aislar". Ella fuerza a la actuación, en Crimi­
nología, con un claro enfoque multi o ínter-disciplinario. Pueden mencionarse, como métodos empleados por la
Criminología, entre otros, el método histórico, el de casos, el
e) Investigación fundamental versus investigación aplica­ del observador participante, el estadístico, el sociogràfico, el
da. La Criminología es, por esencia, una disciplina que debe proyectivo, el tipológico, el fenomenològico (métodos de ob­
utilizar sus hallazgos para una finalidad práctica: la reducción servación) y el método propiamente experimental.
del delito. Tal circunstancia fuerza a orientar la investigación
sólo en una cuota razonable al esclarecimiento de problemas El método histórico nos permite conocer tanto extensión
teóricos (investigación pura o fundamental). Una parte apre­ como formas de la criminalidad de otras épocas y saber de la
ciable de los esfuerzos y los recursos por ello destinarse al des­ eficacia de los métodos empleados para prevenirla o reprimir­
cubrimiento de fórmulas eficaces, de contenido práctico, para la.
la prevención del delito y la reinserción social del delincuente
(investigación aplicada). Naciones Unidas, a través de su Sec­ El método de casos permite -a través del análisis en pro­
ción de prevención del delito y Justicia Penal - ha insistido rei­ fundidad de un hecho y de un sujeto, merced a diversas técni­
teradamente en esta adecuación a realidades concretas. Una de cas- el conocimiento de los factores asociados a un comporta­
las formas de esta investigación aplicada es la "orientada al miento criminal. Es éste el método empleado en Criminología
problema": ella tiende básicamente a mejorar una situación de Clínica. El estudio puede ser vertical (en una época dada) o
hecho y el significado teórico que también se persigue se su­ longitudinal (en varios instantes de la vida del sujeto); puede
bordina, en todo caso, al progreso concreto en el tratamiento ser, asimismo, uni, multi o interdisciplinario (aspectos jurídi­
de una realidad humana. cos, psicológicos, sociales, psiquiátricos, médicos, etc., analiza­
dos por un equipo más o menos "integrado", con lenguaje máM
La Criminología procura dar respuesta a numerosas in­ o menos "común"). El método de casos responde a la observa
terrogantes. Estas, de neuerdo a su sistema propio, se relacio­ ción de que, en alguna medida, todo ser es esencialmente di­
nan: a) con la magnitud del delilo en sus diversas categorías, ferente a todos los demás.

1
50 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 51

El método tipológico puede fundarse en la circunstancia de Las Estadísticas Criminales Descriptivas (Policía, Tribuna­
que, en alguna cuota, los seres humanos pueden reunirse en les, Correcciones), por perceptible que sea su calidad muestran
grupos o categorías más o menos homogéneas desde el punto por lo general diversas deficiencias íntimas. Se les repara, así:
de vista de ciertos rasgos fundamentales. Múltiples tipologías
se han elaborado en relación a los seres humanos, considera­ a) que no incluyan (ni puedan incluir) la criminalidad ocul­
dos desde muy diversos ángulos. Las hay, así, biológicas, psi­ ta;
cológicas, sociológicas, estrictamente criminológicas. Son gene-
raímente conocidos los tipos introvertido-extravertido; b) que no incluyan, en especial, la criminalidad "de cuello
leptosomático-atlético-pícnico; endomorfo- ectomorfo- blanco ,
mesomorfo, etc. Las tipologías usadas en Criminología pueden c) que contengan errores policiales, judicia les y
basarse en criterios etiológicos, crimino-psicológicos, correccionales;
penológicos, terapéuticos, de modus operandi, etc.20
d) que utilicen indicadores equívocos, confundiendo núme­
El método del observador participante permite que el in­ ros con personas (delincuentes o víctimas);
vestigador observe cierto fenómeno introduciéndose en la si­
tuación sin alterar ésta. Pueden darse como ejemplos estudios e) que no permitan advertir los cambios legislativos ni los
en áreas criminógenas, en el medio carcelario (Osborne, v.gr.), cambios en las formas de operar de los subsistemas (polit ia,
etc.21 tribunales, correcciones) del sistema penal;

El método estadístico se funda, en última instancia, en la f) que no revelen sino en parte la magnitud real del delilo
(monto de todo lo hurtado o estafado, entidad real de las le
búsqueda de características comunes de todos los seres. En siones, etc.).
Criminología este método puede asumir una forma descripti­
va y una forma inferencial, al igual que en otro tipo de mate­ g) que no incluyan, por lo general, datos sobre las víctimas.
rias.
Frente a la Estadística Descriptiva se encuentra la Estadís­
La Estadística Criminal Descriptiva sistematiza algunas ca­ tica Inferencial: ella pretende, mediante inducciones y en base
racterísticas -menos que en el método de casos, más que en el a la teoría de la probabilidad, descubrir propiedades o carac­
método tipológico- de las poblaciones penales, de la crimina­ terísticas de un universo sobre la base de muestras significati­
lidad en general, de los cambios en las tasas según tiempo y vas en una parte de él.
espacio, etc.
Algunos estudios estadísticos inferenciales tienden a corre­
gir defectos de las estadísticas descriptivas o a detectar hechos
20 Desde la época de Lombroso se han propuesto múltiples tipologías de delincuentes.
que ellas no pueden revelar. Cabe así citar las investigaciones
Los tipos de Lombroso eran criminales natos, locos, por pasión, por ocasión. en base al método de auto-denuncia y los estudios de victimi-
Modernamente, pueden citarse las tipologías de Lindesmith y Dunham zación que descubren parte de la cifra negra.22 Otros estudios
(individualizado, social); Marshall B. Clinard (delincuente ocasional contra la
propiedad, ocupacional, convencional, "de carrera"); Veyga de Calvalho (bio, meso,
de estadística inferencial cubren aspectos de que no informan
puros o predominantes, bio-meso, meso-bio) y la de Ernst Seelig (refractario al las estadísticas descriptivas: podrían invocarse, como ejemplos,
trabajo por falta de disciplina social, por falta de resistencia, por agresividad, por los estudios que tienden a probar hipótesis etiológicas, progni
reactividad primitiva, por falta de freno sexual, por ideología, atípicos). Sobre esta
última, aplicada en Chile y Argentina, Cfr. la obra de Seelig de nota (3)
mas preventivos, programas de tratamiento, etc.
31 El estudio de Thomas Moll Osborne, realizado con este método en la cárcel de Au­

burn, dió buse a su oélobio obra "Within Prison Walls". Otras aplicaciones del
n Sobro o*l mi lo· do viediminaetón y do nuto-denuneia, Cfr. do Koboľt I hmd y Khlm ni
método, hnn dndo hast* н Iss obran du Erving Coffman ("Asilos"), W. F. Whyte ("La
sociedad do las РМфНпАи"), Osení Lewis ("Los hijos do Sánchoz") Nyarkn "ľrohlonm· tlavam oit < rlntbiologíti", Madríd, (undarramn, 1470
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENI OS DE CRIMINOLOGÍA 53

LI método predictivo tiende a pronosticar determinados CAPITULO V


lenõmcnos individuales o colectivos sobre la base de teo­
rías (predicción deductiva) o de relaciones significativas EVOLUCION HISTORICA
observadas entre ciertas variables (predicción inductiva). Si DE LA CRIMINOLOGIA
se refiere a grupos (v.gr. aumento en la criminalidad), tal
prognosis se llama "nomotética". Si se refiere a individuos La Criminología, como disciplina científica, nace con pro­
(por ejemplo conducta futura de un delincuente determina­ piedad a fines del siglo XIX, al diseñarse -en especial con las
do) se la llama "ideográfica". En los establecimientos pena­ obras de Lombroso- objeto, sistema y método propios. Hasta
les es I revnen le el uso de "tablas de predicción de conduc­ esa época el delito, en efecto, sólo ha sido estudiado en su as­
ía delictiva" para los fines de otorgar permisos, conceder la pecto normativo, a través de la especulación pura y los inten­
hbei lad condicional, dictaminar sobre indultos o rebajas de tos aislados de observar al agente en su expresión biológico-
I >ena. social no han dado origen a un cuerpo ordenado de doctrina.

I 1 método experimental ha de emplearse en Criminología Es útil, sin embargo, una mirada a los antecedentes de la
< on notorio cuidado: existe una ética de la experimentación que disciplina. Ella nos permitirá observar ciertas realidades jurí-
impide imponer condiciones más duras al delincuente para dico-penales, clarificar enfoques metodológicos y excluir erro­
prob.ir la calidad de cierto método ("variable experimental"); res conceptuales. Nos permitirá, a la vez, destacar visiones
es muy difícil, por otra parte, el "aislamiento" de las variables intuitivas de gran valor y considerar la forma en que la teoría
que se suponen "independientes" (en este caso las condiciones moderna recoge, en alguna cuota, hipótesis formuladas en
nuevas), esto es productoras de determinados efectos en el tiempos muy distantes.
comportamiento.23
Una rápida visión del suceder criminológico moderno nos
A veces es posible deducir hechos importantes -sin que dará base para integrar diversos aportes teóricos y nos permi­
exista un experimento rigurosamente científico- con ocasión de tirá, asimismo, apreciar la forma en que la doctrina
un cambio importante en la ley penal, en el actuar de la poli­ criminológica recibe aportes de diversas disciplinas: al asimi­
cía, en la forma especialmente novedosa de cumplimiento de lar éstos -en forma ponderada- adquirirá progresivamente una
ciertas penas. Se trata aquí -si existe observación sistemática- fisonomía más científica y autónoma.
del llamado "cuasi-experimento".
En este panorama histórico podemos distinguir básicamen­
A la línea metodológica experimental o cuasi-experimen- te tres períodos:
l.d aparecen conexas dos formas modernas de investigación
especialmente valiosas: la investigación evaluadora, que a) una etapa "empírica" o "mitológica" (Drapkin)24 hasta
tiende a detectar la eficacia de los programas de prevención el siglo XV;
o tratamiento; la investigación activa ("action research" о
"problem-oriented research") que aspira básicamente a me­ b) una etapa de Precursores de la Criminología, desde el
jorar ciertas condiciones deficientes (pobreza, desorganiza­ Renacimiento hasta 1875;
ción social, ocio, etc.), aunque deban reducirse las preten­
siones teóricas del diseño. c) un período propiamente científico, desde 1876 hasta
nuestros días.

л lurnrl Drnpkin "Manuel d·· Criminólo«!«"; Santiago de Chile, Еш ocla 'I Vi nh a


Inventigacionen, l'MV, prtg II
D:5C
54 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 55

Destacaremos, en cada una de estas etapas, los aportes de b. Las obras científicas y filosóficas de Grecia antigua.
mayor significación.
Pueden recordarse aquí los nombres de Hesiodo, Pitagoras,
1. El PERIODO EMPIRICO (HASTA EL SIGLO XV). Heraclito, Protagoras, Socrates y, en especial, los de Hipócrates,
Platón y Aristóteles.
Pese a la antigua génesis del Derecho Penal, el delincuente
comienza a merecer un trato más justo y humano sólo en el si­ Hipócrates imprime a la Medicina una orientación natura­
glo XVIII, por influencia, en especial, de la obra de César lista, su "patología humoral" revive en alguna medida en la
Вессп ría. escuela constitucionalista de la Italia moderna y en su obra
existe más de alguna referencia al delito. Su expresión "todo
lal circunstancia hace explicable que en este período se es­ vicio es fruto de la locura" ("Aforismos") es bastante equiva­
luelie el delito sólo en su aspecto normativo, predomine un sen­ lente al apotegma del "delito como enfermedad" del hoy lla­
ili ht penal de vindicta -privada o pública- reciba el criminal mado "modelo médico" que más adelante examinamos.
sólo un duro anatema y no exista preocupación sistemática por
el estudio de las “causas", esto es la criminogenesis. Platón advierte en la criminalidad un amplio fundamento
económico: expresa en "La República" "el oro del hombre fue
Voces o hechos aislados, no obstante, implican tentativa de siempre el motivo de sus males". Destaca, asimismo, la fuerza
humanización de la pena o análisis "segmentario" del delin­ criminògena de las pasiones (en especial el amor) que concibe
cuente, base para una consideración biológica posterior o, al como "cadenas" creadoras de "guerras intestinas" e, igualmen­
menos, fuente de conocimiento de la criminalidad de la épo­ te, la influencia nefasta de la bebida. Formula también algu­
ca. Examinaremos brevemente algunas de estas fuentes remo­ nas consideraciones penológicas: fin intimidatorio de la pena,
las. necesaria reparación de los daños, pena de muerte como últi­
mo remedio para quienes el vicio ha radicalmente corrompi­
a. Algunas colecciones religiosas. do.

La Biblia, las Leyes de Manu, el Korán, etc., contienen pre­ Aristóteles, especialmente en "La Política" estampa también
ceptos en que, directa o indirectamente, se alude al delito o a conceptos de importancia. Para él, el crimen político y las re­
factores a él asociados (codicia, lujuria, afán inmoderado de ri­ voluciones surgen de la "insaciable avidez de riqueza y de ho­
queza), a la locura, a las "impurezas". nores", del crecimiento desproporcionado de algunas partes de
la ciudad, del miedo, del desprecio. Agrega aún: "es lo super­
El cristianismo ("Dios no desea la muerte del pecador, sino fluo, no lo necesario, lo que hace cometer los grandes críme­
su arrepentimiento"), subraya el interés humanitario por el cri­ nes"; "la mayor parte de los crímenes... no tiene otra causa que
minal que ya demostraran los antiguos hebreos y los estoicos la ambición o la concupiscencia"; "el punto importante es ni­
griegos. Este principio, no obstante, será interpretado en dos velar las pasiones, más que las propiedades y aquella igualdad
formas muy diversas: a) el delincuente es un desdichado, mo­ no resulta sino de la educación reglada por buenas leyes". En
ralmente enfermo; b) no existe salvación sin castigo físico. Sur­ "La Retórica" llega a incluir observaciones sobre reincidencia
gen así o reacciones caritativas, como el "asilo-penitencia" o, y sobre caracterología del delincuente.
más frecuentemente, "legislaciones penales draconianas, jun­
to a las cuales la antigua ley del talión parecía obra maestra c. La tragedia griega.
de misericordia", cual escriben Ellenberger y Dongier.25
Esquilo, Sófocles y Eurípides trazan en sus obras, con In­
I Ľ Hllønborger y M.Iongiør "( Ή fn innlug IP” Ku Knclrktpŕdiť Médico-Chirurglcalo,
tuición admirable, lo que hoy denominaríamos "dinámica
Гйг1м, I VW, ΜΜΙ'ΙΓΙΗΟΗ .Kľ/hl), Λ 10, A MJ, Л ПО, А 71), Λ «0. /delictiva" de muchos de sus personajes.
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 57

d. La doctrina y legislación de Roma antigua. h. La legislación medioeval.

No escapan al antiguo Derecho la delimitación de figuras De la legislación medioeval debe recordarse el Fuero Juz­
delictivas ni la exculpación por "locura". No obstante, sólo con go y las Siete Partidas. La Partida Séptima describe diversos
Pablo Za echi as, en el siglo XVII, se llegará a una síntesis mé­ tipos de homicidas, ladrones, falsificadores, alude a las asocia­
dico-jurídica del concepto de "delito patológico". ciones de delincuentes, prevé situaciones especiales de excul­
pación por fundamentos biológicos (menores, siervos viejos,
e. ΙΊ nacimiento de la Medicina Legal. por ejemplo). La expresión "crecen los corazones e merman los
celebros..." supone una fina explicación del delito como fenó­
La Medicina Legal supone análisis del hombre desde dos meno de grupo.
ángulos convergentes: el biológico y el jurídico, el real y el nor­
mal ivo. fistu disciplina ha de adquirir fisonomía propia en co­ i. Las disciplinas herméticas.
nexión con cuatro circunstancias que posibilitan su desarrollo
posterior: a) la licitación del estudio del cuerpo humano (Fa­ La Astrologia y la Quiromancia, al igual que más tarde la
cultad de Medicina de Montpellier: práctica de autopsias des­ Oftalmoscopia, y la Fisiognomía (ensayos caracterológicos fun­
de 1374); b) la prescripción de cierto tipo de pericias (Les dados en rasgos de los ojos o del cráneo) ejercieron curiosa y
Assisses de Jerusalem, año 1100); c) la creación de organismos a veces sangrienta influencia en el proceso penal. Su fuerza vie­
médicos asesores que se inicia con El Châtelet, en 1311; d) el ne sólo a debilitarse con la Revolución Francesa. Prueba de su
reconocimiento jurídico de ciertas situaciones biológicas cua­ consideración oficial son las Siete Partidas, que estiman lícita
les la impotencia, la locura, el embarazo, el aborto: en este sen­ la "adeuinança" del destino por medio de la Astronomía y
tido deben citarse las Capitulares de Carlomagno, el Fuero Juz­ aceptan el anatema y la tortura de los alienados delincuentes,
go, por ejemplo. Tales circunstancias otorgan base para una que la Medicina refiere a la Demonologia.
posterior consideración real del delincuente.
2. LOS PRECURSORES (DESDE EL RENACIMIENTO
f. La transmisión oral o escrita de los hechos delictuales. HASTA 1875).
No existen, en este período, textos que ilustren de manera
sistemática sobre la antigua criminalidad. Tácito, César, En este segundo período encontramos ya un mayor desa­
( regorio de Tours, por citar algunos nombres, en cierta medi­ rrollo de las disciplinas médicas, una franca evolución juridico-
da iluminan sobre formas de delito o de castigo. Por vía penal y algunas proposiciones criminológicas de cierta orga-
anecdótica, con Constancio Bernaldo de Quirós, puede citarse nicidad. Mencionaremos los antecedentes de mayor interés.
la transmisión oral, en romances, de múltiples delitos célebres
que realiza la Hermandad de los Ciegos Madrileños.26 a. El progreso médico-legal.

g. Algunos conceptos de teólogos medioevales. La Medicina Legal cuenta ya con legislación varia y con una
bibliografía que se inicia con las obras de Ambrosio Paré (1575),
No puede omitirse, una mención a Santo Tomás de Aquino Juan Felipe Ingrassia, Bautista Codronchi, Fortunato Fidelis y,
(siglo XIII) para quien, en su "Summa contra gentiles", "la po­ sobre todo, Pablo Zacchias, que en sus "Cuestiones Médico-
breza es por lo general una ocasión de robo" y el hurto que Legales" (1621), revela claro criterio científico. La "Constitutio
hoy denominamos "famélico" no merece reproche. Criminalis Carolina" de 1532 prescribe la pericia médico-legal
en los casos de imputabilidad dudosa y Zacchias llega a una
C’onmtanete Uuninkin dn Qudńn "( пгяНкмк ( ïhtihuilngf« y Derecho Penni", Ciudnd conceptuación médico-jurídica del "alienado delincuente".
ΤπψΙΙο, kepotliea I kimlnhши, lül Mimlnlvn, I‘МП Este, no obstanie, mereceré una apreciación humanitaria sólo
бО MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 61

lín los siglos XVI y XVII algunas voces reclaman reforma y de la pena), toda vez que "el rigor de las leyes multiplicará los
humanización: son ellas las de Bernardino de Sandoval, crímenes".29
Thomas Cerdán de Tallada y el monje Juan Mabillon, autores
de obras sobre prisiones. Al igual, la de Filippo Franci (Hospi­ Para Beccaria sólo la ley puede crear delitos, esta ley debe
cio de San Felipe Neri, para corrección de adolescentes bajo sis­ ser clara y precisa, sin márgenes para interpretación o arbitra­
lema celular). Contribuyen más tarde a una "doctrina” sobre riedades, el procedimiento debe ser simple y rápido, el juicio
la pena Voltaire, al propugnar el trabajo de los reclusos en imparcial, la sanción pronta. La prevención no es ajena a su
obras públicas. Jeremías Bentham al insinuar medidas preven­ pensamiento: entrega, así, referencias específicas a la ilustra­
tivas y ponas reeducadoras, en acuerdo con su tesis del "utili- ción del pueblo, a la difusión de la ciencia, a las "recompen­
Iurinmo" y, sobre todo, John Howard. sas destinadas a la virtud".
1 loward (1726-1780), sheriff de Bedford, se alarma ante el Surge con Beccaria la Escuela Clásica de Derecho Penal, cu­
figor y deficiencias de las prácticas carcelarias, que denuncia yos principios imperan en la mayoría de los códigos moder­
en su célebre "Estado de las prisiones en Inglaterra y Gales" nos. Si bien algunos de sus postulados han hecho crisis, pro­
(1777), obra de muy amplio impacto. Howard fija nítidamente pio es decir que su aparición implica legalidad, justicia general
la reforma moral como fin último de la pena y a ella adecúa y pública, sistema coherente, consideración humana del crimi­
los paní metros de un "sistema" carcelario: higiene y alimenta­ nal. Obvio progreso que -desde nuestro ángulo- supuso un De­
ción decorosa, trabajo orgánico y permanente, educación y asis- recho Penal más justo y preparó una Ciencia Penal más eficaz.
Leticia religiosa. Sus ideas son, sin duda, fuertemente contem-
Intráneas... Adalid de la humanización de las prisiones, se f. Los primeros estudios biológicos del delincuente.
extingue su noble figura en un lazareto de Crimea.
Algunos científicos, en los siglos XVIII y XIX, reviviendo
e. La evolución penal. Beccaria y la Escuela Clásica. concepciones griegas y árabes, relacionan el carácter con los
rasgos faciales o craneanos. Es un primer ensayo de conoci­
miento del suceder psíquico, un nexo entre la Escuela Clásica
La humanización de la justicia penal corre a parejas con la y la Escuela Positiva.
tentativa de reforma carcelaria: corresponde a César Bonesana,
Marqués de Beccaria (1738-1794) constituirse en paladín de la Son fisiognomistas Della Porta, Graterolli, más tarde
protesta contra la arbitrariedad y desigualdad de la ley y el ri­ Darwin y Casper. Son frenólogos Lavater, Gall, Spuerzheim y
gor y demasía de los jueces. Lauvergne.
Beccaria, en su "Disertación sobre los delitos y las penas" Lavater deduce factores criminógenos (avaricia, crueldad,
(1764), es el primero en enunciar un sistema penal orgánico y etc.) de especiales características nasales, bucales, craneanas.
coherente. Su doctrina aparece fundada en el utilitarismo in­ Gall concibe el cerebro como fundamentalmente heterogéneo:
glés y en la teoría del contrato social, a la vez que en la teo­ en él las funciones psíquicas tienen localizaciones precisas y,
ría hedonística de Helvetius. Si el objeto de la sociedad es
el máximo de bienestar para sus miembros, "la verdadera
medida de los crímenes es la ofensa que hacen a la Nación ïU La obra de César Bonesana, Marqués de Beccaria, apareció en Livorno, en 1764, en
forma clandestina, sin nombre de su autor. Ediciones posteriores llevan el nombre
y no la intención del culpable". Surge así una "aritmética de Beccaria, quien introdujo al texto numerosas modificaciones. De Ina múl liples
política", que oscila desde los delitos que tienden a destruir la traducciones a nuestro idioma puede citarse la de Madrid en 1А79 (Imprenta de
sociedad a la más ligera injusticia a un particular. La pena, si José María Arizn, versión castellana del texto editado en Florencia en 1N62, ron 47
capítulos) y la publicada en Chile, s/a, traducción de la editada en Philadolphia en
bien proporcional al delito, debe infligir el mínimo dolor sufi­ 1823 (Imprenta de Kobert Wright), con 46 capítulos y prólogo de nuestro recordado
ciente para alejar ile la recidiva, (principio del mínimo eficaz maestro don Hamuul ( lanrda. Nuestra cita en ptg, 134 de In edlelán chilena
бО MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 61

lín los siglos XVI y XVII algunas voces reclaman reforma y de la pena), toda vez que "el rigor de las leyes multiplicará los
humanización: son ellas las de Bernardino de Sandoval, crímenes".29
Thomas Cerdán de Tallada y el monje Juan Mabillon, autores
de obras sobre prisiones. Al igual, la de Filippo Franci (Hospi­ Para Beccaria sólo la ley puede crear delitos, esta ley debe
cio de San Felipe Neri, para corrección de adolescentes bajo sis­ ser clara y precisa, sin márgenes para interpretación o arbitra­
lema celular). Contribuyen más tarde a una "doctrina” sobre riedades, el procedimiento debe ser simple y rápido, el juicio
la pena Voltaire, al propugnar el trabajo de los reclusos en imparcial, la sanción pronta. La prevención no es ajena a su
obras públicas. Jeremías Bentham al insinuar medidas preven­ pensamiento: entrega, así, referencias específicas a la ilustra­
tivas y ponas reeducadoras, en acuerdo con su tesis del "utili- ción del pueblo, a la difusión de la ciencia, a las "recompen­
Iurinmo" y, sobre todo, John Howard. sas destinadas a la virtud".
1 loward (1726-1780), sheriff de Bedford, se alarma ante el Surge con Beccaria la Escuela Clásica de Derecho Penal, cu­
figor y deficiencias de las prácticas carcelarias, que denuncia yos principios imperan en la mayoría de los códigos moder­
en su célebre "Estado de las prisiones en Inglaterra y Gales" nos. Si bien algunos de sus postulados han hecho crisis, pro­
(1777), obra de muy amplio impacto. Howard fija nítidamente pio es decir que su aparición implica legalidad, justicia general
la reforma moral como fin último de la pena y a ella adecúa y pública, sistema coherente, consideración humana del crimi­
los paní metros de un "sistema" carcelario: higiene y alimenta­ nal. Obvio progreso que -desde nuestro ángulo- supuso un De­
ción decorosa, trabajo orgánico y permanente, educación y asis- recho Penal más justo y preparó una Ciencia Penal más eficaz.
Leticia religiosa. Sus ideas son, sin duda, fuertemente contem-
Intráneas... Adalid de la humanización de las prisiones, se f. Los primeros estudios biológicos del delincuente.
extingue su noble figura en un lazareto de Crimea.
Algunos científicos, en los siglos XVIII y XIX, reviviendo
e. La evolución penal. Beccaria y la Escuela Clásica. concepciones griegas y árabes, relacionan el carácter con los
rasgos faciales o craneanos. Es un primer ensayo de conoci­
miento del suceder psíquico, un nexo entre la Escuela Clásica
La humanización de la justicia penal corre a parejas con la y la Escuela Positiva.
tentativa de reforma carcelaria: corresponde a César Bonesana,
Marqués de Beccaria (1738-1794) constituirse en paladín de la Son fisiognomistas Della Porta, Graterolli, más tarde
protesta contra la arbitrariedad y desigualdad de la ley y el ri­ Darwin y Casper. Son frenólogos Lavater, Gall, Spuerzheim y
gor y demasía de los jueces. Lauvergne.
Beccaria, en su "Disertación sobre los delitos y las penas" Lavater deduce factores criminógenos (avaricia, crueldad,
(1764), es el primero en enunciar un sistema penal orgánico y etc.) de especiales características nasales, bucales, craneanas.
coherente. Su doctrina aparece fundada en el utilitarismo in­ Gall concibe el cerebro como fundamentalmente heterogéneo:
glés y en la teoría del contrato social, a la vez que en la teo­ en él las funciones psíquicas tienen localizaciones precisas y,
ría hedonística de Helvetius. Si el objeto de la sociedad es
el máximo de bienestar para sus miembros, "la verdadera
medida de los crímenes es la ofensa que hacen a la Nación ïU La obra de César Bonesana, Marqués de Beccaria, apareció en Livorno, en 1764, en
forma clandestina, sin nombre de su autor. Ediciones posteriores llevan el nombre
y no la intención del culpable". Surge así una "aritmética de Beccaria, quien introdujo al texto numerosas modificaciones. De Ina múl liples
política", que oscila desde los delitos que tienden a destruir la traducciones a nuestro idioma puede citarse la de Madrid en 1А79 (Imprenta de
sociedad a la más ligera injusticia a un particular. La pena, si José María Arizn, versión castellana del texto editado en Florencia en 1N62, ron 47
capítulos) y la publicada en Chile, s/a, traducción de la editada en Philadolphia en
bien proporcional al delito, debe infligir el mínimo dolor sufi­ 1823 (Imprenta de Kobert Wright), con 46 capítulos y prólogo de nuestro recordado
ciente para alejar ile la recidiva, (principio del mínimo eficaz maestro don Hamuul ( lanrda. Nuestra cita en ptg, 134 de In edlelán chilena
02 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA (A

entre las instintivas, destacan la "destructividad" y la "adqui- 3. El atavismo, la teoría de la evolución de Darwin y el con­
sitividad", que exageradas determinan el homicidio y el robo. cepto de "atavismo" o regresión en lo físico y lo moral al hom­
I ,a forma del cráneo permitiría, así, deducir la forma en que bre primitivo o al salvaje influyen también en algunas propo­
se manifestará el delito. Lauvergne observa a reclusos de Tolón siciones psiquiátricas y criminológicas. Así, las de Lucas, Sergi,
y ratifica las afirmaciones de Gall. José Girolami, en 1848, vin­ Colajanni y, en especial, el propio Lombroso;
cula constitución, fisonomía y carácter de los delincuentes y
Cariti Livi, en 1863, publica su "Frenología Forense". Son ellos, 4. La locura moral o coexistencia, en un sujeto, de buen ni­
por cierto, antecedentes inmediatos de la teoría de César vel cognoscitivo y precario juicio ético. El concepto, elaborado
I .ombroso. por el alemán Grohman (1819), en que insisten Pritchard y
Maudsley en la misma época ("moral insanity"), es, en el fon­
g. Los estudios psiquiátrico-forenses. do, un ancestro de la moderna personalidad psicopática "per
versa".30
Si bien Pablo Zacchias, en el siglo XVII, ha logrado aproxi­ 5. La locura transitoria o "relámpago de enajenación", a
mar lo normativo y lo biológico en la persona del enajenado veces impulsora de un delito. Descrita inicialmente por Marc,
delincuente, el "tratamiento" práctico de ésta dista mucho, constituye un antecedente de nuestra "privación total de ni
hasta el 1900, de una base mínima de humanidad: los anti­ zón" y del "trastorno mental transitorio" (Sanchís Banús) de
guos asilos (Bedlam, La Salpêtrière, por ej.) sólo implican la doctrina española.
escarnio o castigo para un "poseído por el demonio". Co­
rresponderá a Felipe Pinel (1745-1826) obtener, para el alie­ Fuera de estos peculiares cuadros -hoy algunos lolalmenle
nado, la consideración humana de simple enfermo. Su figura superados- la Psiquiatría entrega en el siglo pasado un amplio
adquiere, así, el mismo señalado relieve de Beccaria y de progreso en el tratamiento de seres anormales. En las últimas
I loward y puédese, en justicia, considerársele el padre de la décadas del siglo XIX podía hablarse ya de una Psiquiatría
moderna Psiquiatría. científica, con propiedad, superados los errores del período
"mágico". Ello, sin embargo, no se advertía en el campo pe­
Algunos conceptos psiquiátricos del siglo XIX tienen inte­ nal: en la Inglaterra de casi todo el siglo XIX -recuerdan Ellen­
rés directo para nuestro estudio. Son ellos: berger y Dongier- "un delincuente prácticamente no podía sor
absuelto mientras le quedase un átomo de inteligencia...".11
1. Las "locuras parciales" que con Esquirol, discípulo de
linel, pasan a denominarse "monomanías", se mencionan h. Las recopilaciones de casos criminales.
como causas de ciertos delitos (monomanías homicida, incen­
diaria, alcohólica), implican confusión de diversas entidades Aparecen en este período, como primeros intentos de es­
psiquiátricas y dan origen en el campo penal -error en que in­ tudio -o descripción psicológica del delincuente- algunas co­
cluso cae Carrara- al concepto de "responsabilidad parcial"; lecciones de casos criminales de interés: entre ellas se citan las
de Pitaval, Feuerbach, Hitzig y Haring (1850). En estas compi­
2. La degeneración o desviación morbosa, por obra de tóxi­ laciones domina más la anécdota que el estudio psico-social del
cos, enfermedades y otros factores, de un "tipo normal de hu­ delincuente.
manidad". Para Morel y Magnan, sustentadores del concepto,
puédese hablar de degenerados "superiores" e "inferiores" y 10 Al respecto, nueutro ensayo "Personalidades psicopáticas" on Revista ( 'lillens de
diversos estigmas físicos y psíquicos permiten un diagnóstico. Ciencia Penitenciaria y de Derecho Penal", tomo XIII, 1У61, pńgN. ЗЛН у nimniin
El concepto de degenerado superior (coexistencia de talento y tesis para Protonor Extraordinário de Medicina legal. Escuela do Dørøchu,
Universidad ik Chile, "Personalidad psicopátien perversa o imputabilldsd ",
lesión del sentido moral) da base incluso a proposiciones en Santiago, 1Vn9
el campo de la Mutétien (Nordau, Cabanés, Voivenel); 41 Illienberger y 1 ongier op t il (nota 23).
M MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA /,5

i. Los primeros ensayos estadístico-criminales. La escue­ 1° Los delitos contra la propiedad son más frecuentes en
la "cartográfica" franco-belga. invierno y en los climas fríos, por ser más imperiosas las ne­
cesidades vitales;
A poco de surgir el cálculo de probabilidades (Pascal,
Fermat), es él aplicado a las ciencias sociales. Varios autores, 2o Los delitos contra las personas son más frecuentes en ve­
entre ellos el francés Guerry y el belga Quetelet, aplican el rano y en los climas cálidos, dada la mayor efervescencia de
método a los hechos delictivos y tratan de descubrir los fac­ las pasiones;
tores que determinan aumentos o reducciones en las tasas cri­
minales. El delito les preocupa básicamente como hecho colec- 3o Los delitos sexuales aumentan en primavera, al incenti­
livo y no aplican su interés al proceso criminogenético varse la actividad sexual.
individual.
Quetelet compara, también, la criminalidad masculina y la
Ciuerry descubre una "asombrosa" constancia anual de femenina: existe, para él, una relación 6:1. Analiza, asimismo,
los delitos en cada departamento francés: ello lo lleva, en la distribución por edad: las tasas mayores corresponderían a
su estudio, a destacar la influencia de factores tales como los niveles 14-25 años (hombres) y 17-28 años (mujeres).
el sexo, la edad, el desarrollo industrial, el nivel escolar y a
rechazar, como elementos determinantes, la pobreza y la incul­ , Otros autores, "queteletistas a medias" (Mczger), como Von
tura. Oettinger, Wahlberg, Von Mayr, Von Liszt, Aschaffenburg, не
esfuerzan posteriormente en "deducir de la estadística crinii
Advierte, asimismo, en su obra capital (1833), la correlación nal, de un modo más o menos decidido, leyes naturales socio
verano -aumento de homicidios, invierno-aumento de robos, v lógicas del suceder criminal". Sus estudios poseen si una me­
que vincula con la mayor o menor longitud del día. jor técnica: las estadísticas son dinámicas y no estáticas: el
análisis supone largos lapsos y correlación de las tasas de de­
Descubre, asimismo, la relación inversa homicidio-suicidio: lito con variables económicas, políticas, sociales, etc.
los departamentos con mayor tasa de homicidio muestran es­
casa frecuencia de suicidio y a la inversa. En esta correlación Ello se observa en la obra del belga Emilio Ducpétiot, que
han de insistir más tarde Enrique Morselli (1882), que concibe atribuye el aumento de la criminalidad en Flandes (87%) a la
ambas figuras simples formas de la lucha por la vida, ligada a crisis económica de los años 1845-1848. Es también el caso de
la selección natural (Darwin) y los psicoanalistas, que apelan Von Mayr, que "establece" en 1867 la directa influencia del pre­
a la homeostasis o principio del equilibrio biológico (Claude cio del trigo en la criminalidad: el aumento de precio implica
Bernard, Cannon) para fundar una "constancia relativa de los aumento en los delitos contra la propiedad, que corre paralelo
instintos destructores". a un descenso en los delitos contra las personas. Moreau
Christophe, por su parte, atribuye el aumento de la criminali­
Quetelet precisa, ante todo, la regularidad con que los de­ dad de Inglaterra, en el siglo XIX, a la crisis derivada del
litos se repiten, año a año. Anticipa, así, la "ley" de la "satura­ maqumismo y del desempleo.
ción criminal" de Ferri. Al buscar una explicación filosófica que
concilie tal constancia con la libertad individual, culpa funda­ No es fácil sintetizar el legado de estos autores.
mentalmente al medio: la sociedad encierra en sí los gérmenes
de todos los delitos", "la sociedad prepara el crimen, el culpa­ Los estudios de Guerry y la aplicación de la técnica carto­
ble no es sino el instrumento ejecutor... la víctima expiatoria gráfica lo erigen sin duda, desde luego, en precursor de In es­
de la sociedad...". cuela "ecológica" de Chicago, cuyas hipótesis en alguna cuota
J han renacido hoy ante el problema desarrollo-aumento do eri
Son conocidas las llamadas "leyes térmicas de Quetelet": j minalidad.
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA (,7

Diversa es la situación en cuanto estos autores, en especial muy poco confiables. Como expresa Sutherland, la criminali­
Ducpétiaux, Von Mayr y sobre todo Quetelet, pretenden cons­ dad en el hombre es diez o más veces mayor que en la mujer
truir "leyes" que explicarían la constancia de las tasas -si se y el hombre tiene una probabilidad cinco veces mayor de mo­
ma ti tienen ciertas condiciones- o aumentos significativos de las rir por un rayo, "sin que las estadísticas expliquen un hecho
frecuencias, si se dan ciertas circunstancias ambientales. Exis­ mejor que el otro".32
ten aquí, desde luego, dos problemas:
Es evidente por lo demás, en el pensamiento de Quetelet,
a) el de la realidad de la constancia o correlación cuando una infra-estimación de las características individuales (en es­
не vinculan dos figuras (homicidio-suicidio, v.gr.); pecial de los factores psíquicos) que lo lleva a fuerte deter­
minismo. Su creencia en ciertas leyes naturales que gobiernan
h) el de la efectiva correlación del hecho criminal o desvia­ la vida del hombre y en la distribución de las características
do en su conjunto- con determinadas circunstancias ambien­ individuales -inteligencia, peso, altura, "inclinación al delito"-
tales. conforme a la curva de Gauss, supone una impropia mezcla de
cálculo de probabilidades y de juicios de valor. El concepto de
Sobre las constancias o correlaciones entre dos hechos "hombre medio", que Quetelet supone "imaginaria creatura"
"desviantes", cabe decir que aún no existe una realidad esta­ no aparece utilizable para comprender los aspectos individua
dística demostrada. Procede repetir, aquí, lo dicho sobre Esta­ les de la conducta criminal.
dísticas Descriptivas y sus falacias. Puede incluso agregarse
que, para Ellenberger y Dongier, la correlación homicidio-sui­ 3. EL PERIODO CIENTIFICO (DESDE 1876 HASIA
cidio "no es válida en todas partes"; que para Barnes y Teeters, NUESTROS DIAS).
en 1943, la estadística norteamericana no comprueba las leyes
térmicas u otras hipótesis climáticas; que Hurwitz (Dinamar­ Puede decirse que la Criminología propiamente científica
ca) encuentra sólo una remota correlación entre criminalidad nace en 1876, al publicarse la célebre obra de César Lombroso
y factores físicos; que las Estadísticas Criminales de Chile se­ "El hombre delincuente en relación a la Antropología Crimi­
ñalan frecuencias absolutas muy similares (aprehensiones, en nal" y fijarse, con la llamada escuela positiva, objeto, sistema
especial) entre el primer y segundo semestres de cada año, tan­ y método peculiares a la disciplina.
to en delitos contra las personas como en delitos contra la pro­
piedad. Muchas circunstancias, desde entonces, han de contribuir
a la ampliación de las posibilidades científicas de la Crimino­
El problema es aún más serio si se pretende estructurar una logía. Ensayaremos una síntesis de las más importantes.
ley -dando por cierta la correlación anterior- y vincular el fe­
nómeno estadístico con determinadas circunstancias sociales. a. La evolución de las ciencias penales. El aporte de la es­
cuela positiva.
Debe decirse en especial, a este respecto, que las Estadísti­
cas Descriptivas aluden sólo a características externas y no a La aparición de la escuela positiva, en el último cuarto del
rasgos psico-sociales individuales más profundos, que cierta­ siglo XIX, ha de significar tanto un vital aporte al Derecho Pe­
mente poseen mayor valor en el proceso criminogenético. nal como un real nacimiento de la Criminología científica.
Por mucho que se perfeccionen o refinen las Estadísticas En el campo del Derecho Penal, los tres "evangelistas" de
Descriptivas y aún cuando se apele, para completarlas, a estu­ la Escuela: César Lombroso, el médico y antropólogo, Enrique
dios estadístico-inferencia les, es muy posible que las variables Ferri, el sociólogo y Rafael Garofalo, el jurista, entregan unn
verdaderamente sign! fien ti vas se escondan tras las que única­
mente estamos correlnclonnndo. I os hallazgos, así, pueden sers υ Edwin II. Suthorlanil 'Tt Ineiplen oí Criminology" cil., ptg 24.
M MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA ƒ,4

visión muy nueva y además, perceptiblemente coherente, pese tulan una gama más amplia de medidas; la pena, estiman, debe
a la especialidad de sus aportes. Ella supone violenta crítica a ser fundamentalmente indeterminada, no contener una "can­
los postulados clásicos y forma muy diversa de considerar el tidad exacta de castigo".
delito y el delincuente, los fundamentos de la responsabilidad
penal, los objetivos de la sanción y el propio método utiliza­ Propugnan, asimismo, diversas medidas preventivas: las
ble. hay directas o próximas (policía de seguridad); indirectas o re
motas (los "substitutivos penales" de Ferri).
El delito ha sido analizado por los clásicos como un ente
jurídico, no como un ente de hecho. La nueva escuela estima La nueva escuela, por último, critica duramente el método
que lal concepción es imperfecta, por ser claramente unilate­ lógico-abstracto y aspira al empleo del método inductivo, a Ira
ral. El delito -postula- debe estudiarse como un fenómeno de vés de la observación y la experimentación.
la realidad, de base tanto individual como social: apoyarían el
reclamo de Li escuela el desarrollo de la Biología, la Antropo­ La aparición de la escuela positiva implica, sin duda, un
logía y la Psiquiatría, las primeras aplicaciones de la estadísti­ fuerte avance en el Derecho Penal y en todas las ciencias pe
ca a la ciencia social y el nacimiento de la Psicología y la So­ nales.
ciología.
Puede así decirse, desde un punto de vista amplio, que al
El delincuente fue pospuesto por los clásicos: el análisis se subrayarse la esterilidad del racionalismo excesivo y aspirarse
centró en el delito y en el daño, aislándose del medio al agen­ a una visión más amplia del fenómeno criminal, se dieron las
te, cuya personalidad se apreció escasamente. El estudio del bases para un enfoque normativo-fáctico, sin dutia más
delincuente es, en cambio, fundamental para el positivismo. promisorio que el solamente jurídico.

El delincuente es, para los clásicos, un ser que no difiere Al reclamar el uso de un método empleado en las ciencias
de los demás: dotado de libre arbitrio, elige voluntariamente naturales, con seguridad se "enturbió" el campo usual del De­
la infracción; serán inimputables quienes posean un "grado de recho. Ello, obviamente, provocaría la defensa apasionada del
libertad moral" muy bajo. Los positivistas advierten en los de­ jurista. La áspera polémica originada por la escuela dejaría, sin
lincuentes múltiples anormalidades, niegan el libre albedrío y embargo, un saldo ampliamente positivo.
estiman irrelevante la distinción entre imputables e inimpu­
tables: basan el derecho de penar no en la capacidad, sino en La más amplia consideración de la persona del del i neuen
la "responsabilidad social". Rechazan el criterio del "grado de te -por cierto sin extremos- se advierte, así, en mayor o menor
libertad moral" que genera atenuantes y sanciones benévolas grado, en la doctrina y la legislación contemporáneas: se alu
para anormales peligrosos. de con frecuencia a la individualización de la pena, el concep
to de estado peligroso aún merece aplauso o crítica, coexisten
La pena es, para los clásicos, por esencia retributiva. Para en muchos textos penas y medidas de seguridad.
la nueva escuela, no procede hablar de castigo, sino de "defensa
social", "máximo de seguridad con mínimo de sufrimiento". La Algunos conceptos de la escuela son ciertamente difíciles
medida debe aspirar a la regeneración; si ello no es posible, a de aceptar en todo su alcance: el concepto de "peligrosidad"
la segregación o a la eliminación. La medida ha de adecuarse que substituye al de "temibilidad", puede conducir a medidas
no a la extensión del daño o al grado de libertad, sino a la per­ preventivas a veces grandemente discutibles. Otros conceptos
sonalidad del autor y a su "temibilidad" (Garofalo). mantienen innegable validez: pueden citarse, por ejemplo Ins
críticas a las penas privativas de libertad, en especial las de cor­
La pena privativa de libertad es el eje del sistema represi­ ta duración; el llamado a la reparación de los daños; la con­
vo de los clásicos. LON poniti vistas condenan la prisión y pos­ fianza mayor en In prevención que en la represión; la duda ante
i
70 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 7|

el "deber" de castigar. La escuela instó, por lo demás por un El sistema de organización del conocimiento criminológico
efectivo "tratamiento", en especial laboral, del delincuente en­ que emplean los positivistas perdura incluso en las obras más
carcelado. modernas.
Se advierten además en las dos líneas deterministas del po­ Si "El Hombre Delincuente" es un ensayo tipológico nutri
sitivismo -pese a su conflicto ideológico íntimo- dos paradoja- do de los nuevos postulados, apoyado en la observación de
Ies impulsos para el progreso: la causación social fundamen­ numerosos delincuentes, la parte destinada a "Antropología
taría reformas estructurales de la sociedad; la causación Criminal" de su célebre "Medicina Legal" incluye capítulos cla­
biológica basaría reformas de los cuerpos jurídicos y específi­ ramente destinados a Etiología, Fenomenología, Profilaxis y
camente del sistema penal. Ello, lógicamente, en la medida en Terapéutica Criminales. Su última obra se llama "El Crimen,
ψιο se emplease -efectivamente- el método científico preconi­ sus causas y sus remedios". Dada la ubicación de Lombroso
zado. en la escuela, es lógico que acentúe los aspectos médicos,
antropológicos y psicológicos con alguna evolución, en los úl
b. La escuela positiva y el nacimiento de la Criminología timos textos, hacia mayor relieve de lo socio-económico.
científica. Sistema igualmente coherente se observa en la citada obra
de Ferri: Escuela Criminal Positiva, Datos suministrados por
Se estima, casi sin reservas, que con la escuela positiva nace la Antropología Criminal, Datos suministrados por la Estadis
la Criminología científica. tica Criminal, Teoría positiva de la responsabilidad penal, Re
formas Prácticas. La "Criminología" de Garofalo posee 1res par
El problema del delito, en efecto, hasta la aparición de las tes, destinadas al delito, el delincuente y la represión. La
primeras obras de la escuela, ha sido abordado preferentemente contemporánea obra de Sutherland consta de dos parles: El es
desde un punto de vista jurídico y los autores que han obser­ tudio del delito; El control del delito.
vado el fenómeno como hecho real han expuesto rudimentos
de teoría que no validan empíricamente o han analizado sólo Si definimos una ciencia como disciplina con objeto, sisle=
aspectos parciales de la disciplina. ma y método propios, se puede decir que la escuela hace na
cer una Criminología de base científica. Lo que no impide, has­
Con los positivistas se estructura un sistema de conocimien­ ta hoy, el hallazgo de reservas epistemológicas o de acerbas
to, se enfatiza la necesidad de empleo del método científico, críticas al positivismo.
los nuevos autores realizan investigación empírica en apoyo de
sus tesis. Con los autores de la escuela positiva, por lo demás, apa
recen dos núcleos teóricos, que conviene no confundir. Si
Lombroso incluye en sus obras observación personal de Lombroso, Ferri y Garofalo piensan de manera similar como
múltiples delincuentes; en algún caso, incluso, de sujetos con­ positivistas, no ocurre lo mismo en cuanto actúan como cri-
troles. minólogos. Lombroso y Garofalo entregan una visión antro
pológico-criminal que, con fuerte pesimismo, subraya el pre­
Ferri subraya la necesidad de una ciencia de observación dominio de lo endógeno en el delito en prácticamente lodos
positiva que se funde tanto en la antropología, la psicología y los criminales. La visión de Ferri, en cambio -aún cuando a él
la estadística como en el Derecho Penal y los estudios peniten­ se deba el nombre de "delincuente nato"- es mucho más am­
ciarios. Su "Sociologin Criminal" incluye interpretación de gran plia y puede estimársele el primer sostenedor de la tesis multi­
caudal de datos. Acento parecido se advierte en la primera obra factorial. Como escuela o grupo -pese a sus desacuerdos- en
publicada con el nombre de "Criminología", que da a luz tregan además, fuera de tales tesis etiológicas, aportes de
Garofalo, en 1884, notorio valor: el énfasis en la prevención, tres ensayos tipoló
72 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 73

gicos de delincuentes, el estudio minucioso de ciertos tipos cua­ En los primeros años de la disciplina fue especialmente in
les, por ejemplo, el criminal político (Lombroso-Laschi), el ho­ tenso el debate entre los positivistas italianos y los autores en
micida-suicida (Ferri), etc- especial franceses (sobre todo Lacassagne, más tarde Manon
vrier), que rechazaban sus ideas. El "tipo criminal" es así аса-
с. La aparición de sistemas teóricos y de investigaciones loradamente discutido en el Primer Congreso de Antropología
empíricas. Criminal (Roma, 1885), en el Segundo, realizado en París en
1889, en el Tercero, realizado en Bruselas, en 1892, con absten­
En el último cuarto del siglo XIX empiezan a surgir siste­ ción de los italianos, en el Cuarto y Quinto Congresos (Gine­
mas teóricos más o menos generales y se dan a conocer inves­ bra, 1896; Amsterdam, 1901). Ferri, con fuerte vehemencia, acu­
tigaciones empíricas de mayor o menor relieve. saba a los detractores por ser poco científicos y tendenciosos,
al aludir siempre sólo a los aspectos anatómicos del tipo cri­
Surgen así verdaderas "escuelas" que luego dan origen a minal y olvidar que "siempre, en todo delito, interviene el
posiciones de compromiso y, por último, a planteamientos teó­ determinismo complejo y decisivo de la constitución antro
ricos más independientes. Se evolucionará, asimismo, desde pológica y del medio telúrico y social".33
teorías "omnicomprensivas" hasta teorías menos ambiciosas, Los ecos de la polémica se apagan lentamente. En Europa,
de "alcance medio". los acentos de fatalismo biológico se atenúan en posiciones de
En la posición de Lombroso se advertía, muy claramente, compromiso que equilibran lo endógeno y lo exógeno. Cierio
renacer -algo neutralizado por el "aporte ambiental"- se observa
el amplio predominio concedido a los factores biológicos o en la posición de algunos autores alemanes, en la escuela bío
endógenos en el suceder delictivo. tipológica ítalo-germana, en la visión endocrinológica del delito,
Totalmente opuesta fue la posición de la escuela del en alguna forma en la escuela psicoanalítica y, en los últimos años,
en la llamada "Citogenetica Criminal". En los Estados Unidos
"milieu" que a poco de aparecer "El hombre delincuente" tra­ la Criminología nace sociológica y, con excepción de muy po­
tó de restar toda influencia a los factores internos, subrayan­ cos autores, entre los cuales Hooton es el más conocido, es es­
do en la criminogenesis diversos factores o mecanismos que se caso el crédito concedido al determinismo biológico.
estiman fundamentalmente exógenos. En este punto de vista
se ubican Gabriel Tarde (imitación, inadaptación social); Max Numerosas teorías surgen con posterioridad al debate
Nordau ("parasitismo social"), Auber ("fobias" o temores a ser "Nature" versus "Nurture", determinismo versus simple pre­
pobre, hurto; a morir, homicidio, etc.); Vaccaro (inadaptación disposición. En la "Etiología Criminal" de estos "Elementos"
social). los examinaremos con algún detalle. Aquí procede sólo men­
cionar los que han poseído mayor impacto en la doctrina o la
Más extrema aún ha de ser la escuela socialista (Turatti, investigación:
Colajanni, Loria, Bonger), que ve en una estructura capitalista
injusta, dada la desigual distribución de la riqueza, el germen a) La escuela del psicoanálisis criminal, con posiciones más
cardinal de todos los delitos, claramente conexos a codicia, en­ o menos ortodoxas (Alexander, Staub, Reik, Redl, Wineman);
vidia, miseria, promiscuidad, etc.
b) La escuela conductista, desde Watson y McDougall has­
Posición de compromiso adoptó la escuela calificada de ta Bandura y Eysenck;
"antropo-social", que a fines del siglo XIX encabezaran Manou­
vrier y Lacassagne: se otorga a ciertas características endógenas c) La teoría de la "desorganización social" y las zonas tie
la calidad de factores "predisponentes"; los factores exógenos delincuencia (Shaw y Mckay);
-en especial la desorganización social- serán los factores deter­ M linrique J’erri "SmiøloKtn Crtminrtľ', Mattrid, Contro lid. de Góngorn, N(i7( Vid t,
minantes del delito. ρΛ«. 34.
f

74 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 75

d) La teoría de la asociación diferencial de Edwin H. El interés que despierta el delincuente encarcelado da ori­
Sutherland; gen en el siglo XIX a varias "Sociedades Generales de Prisio­
nes” y más tarde (1879) a la Comisión Internacional Penal y
e) La teoria de la anomia, de Robert Merton, en alguna for­ Penitenciaria. La Comisión organiza numerosos Congresos y,
ma relacionada con la anomia de Emilio Durkheim; al ser disuelta en 1951, son transferidas sus funciones a la Or­
ganización de Naciones Unidas. Este Organismo establece dos
f) La teoría del conflicto de culturas, de Thorsten Sellin; grupos consultivos de expertos y crea posteriormente la Sec­
ción de Defensa Social, hoy llamada de Prevención del delito
g) La teoría de las subculturas, de Cohen, Miller, Wolfgang y Justicia Penal. Otros organismos de Naciones Unidas -cual
y Ecrracuti; la División de Narcóticos y la División de Asuntos Económi­
cos y Sociales- realizan también acción en campos estrechamen­
h) La tesis de las oportunidades diferenciales de Cloward te conexos al problema del delito. Especial mención merece el
y < bhlin; Comité de Prevención y control del delito, que se reúne en
Viena cada dos años y prepara un valioso material de trabajo
i) La tesis de las técnicas de neutralización de Sykes y para los Congresos quinquenales sobre prevención del delito
Ma Iza; y tratamiento del delincuente.

j) Las teorías del control (Reiss, Reckless, Hirschi, Glaser, La notoria gravedad del problema del delito -con aumen­
Murray); / tos cualitativos y cuantitativos de significación- impulsa a Na­
ciones Unidas a la creación de un Instituto Interregional para
к) El interaccionismo simbólico y sus proyecciones en la la investigación y de varios Institutos Regionales especializa­
teoría del estigma (de Cooley, Thomas y Mead a Becker, dos en la prevención del delito. Surgen así el Instituto para la
( loifman, Kitsuse, Shoham); Investigación en Defensa Social de las Naciones Unidas
(U.N.S.D.R.L) hoy denominado Instituto Interregional de las
I) La Criminología Crítica (Taylor, Walton, Young, Baratta, Naciones Unidas para la Investigación en el delito y la justicia
Quinney). (U.N.I.C.R.I.), con sede en Roma; el Instituto para la preven­
ción del delito y el tratamiento del delincuente de Asia y el Le­
jano Oriente (U.N.A.F.E.I.), con sede en Fuchu; el Instituto La­
d. La creación de sociedades científicas y de organismos tinoamericano para la prevención del delito y el tratamiento
i nternacionales. del delincuente (I.L.A.N.U.D.), con sede en San José de Costa
Rica (1975); el Instituto Africano para la prevención del delito
Sociedades científicas y organismos nacionales regionales y el tratamiento del delincuente (U.N.A.F.R.I.). Fértil labor han
e internacionales ccntribuyen, desde el siglo pasado, al progre­ realizado dos institutos afiliados a las Naciones Unidas: el Ins­
so de la Criminología: ellos organizan reuniones, publican es­ tituto Australiano de Criminología y el Instituto para la pre­
ludios, promueven la investigación, instan por reformas lega­ vención y control del delito de Helsiński (H.E.U.N.I.)
les o materiales.
Los organismos de las Naciones Unidas, además de parti­
Con alcance meramente histórico, pueden recordarse la cipar en los Congresos quinquenales, realizan investigaciones
Asociación Británica para el progreso de la Ciencia, la Socie­ de terreno y organizan Seminarios, Reuniones de Expertos y
dad de Antropología de Bruselas, la Asociación Italiana de i Cursos para el personal que participa en labores de "Defensa
Medicina Legal. Asimismo, la Unión Internacional de Derecho Social”, Este nombre, que correspondiera a "prevención del
Penal, que pretendió estudiar Li realidad del fenómeno crimi­ delito y tratamiento del delincuente" ha sido descartado en los
nal y las mejores soluciones. 1 últimos años por sus posibles connotaciones positivistas o su
MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 77

posible confusión con el movimiento de la Defensa Social (Cor­ Ya hemos mencionado los Congresos Internacionales de
nil, Ancei, Gramatica). Antropología Criminal, el último de los cuales tiene lugar en
Colonia, en el año 1911.
Fuera del ámbito in ter gubernamental, destacan diversas
sociedades que han realizado valiosa labor* De ellas pueden La Comisión Internacional Penal y Penitenciaria organiza
mencionarse la Sociedad Internacional de Criminología, la So­ doce Congresos, el último de los cuales es el de La Haya, de
ciedad Internacional de Defensa Social, la Liga Howard para 1950.
la reforma penal, la Fundación Internacional Penal y Peniten­
ciaria, la Asociación Internacional para ayuda a los presos, la La Sociedad Internacional de Criminología ha organizado
Sociedad Mundial de Victimología, la Prison Fellowship Inter- numerosos Congresos y Cursos Internacionales de Criminólo
nailonai, el Movimiento Penitenciario Latinoamericano, el Cen- gía. De estos últimos deben mencionarse el XVII, que tiene lu­
Iro Internacional de Criminología Biológica y Médico Legal gar en Montreal en 1967, que pretende entregar un "'Bilan" de
(C.I.C.R.I.B.), que tuviera sede en Sao Paulo, el Centro Inter­ la Criminología contemporánea ("Criminologie en Action") y
nacional de Criminología Comparada de Montreal, el Institu­ el que se realiza en Mendoza, en 1969, a que concurren grao
to Internacional de altos estudios en Ciencias Penales, con sede des figuras de la disciplina, cuales Manuel López-Rey, Jean
(•n Halia, etc. Pinatel, Paul Cornil, Leon Radzinowicz, Franco Ferraci!li,
Gerhard 0. W. Mueller, Katja Vodopivec, Georges Fully, Karl O.
Estos organismos internacionales han realizado Congresos, Christiansen, Denis Szabo. El ùltimo Curso (55°) tiene lugar en
C ursos, Seminarios, etc. Algunos de ellos publican, con relati­ la ciudad de Santiago de Chile, en 1997. La Sociedad Interna
va periodicidad, anales o revistas. čionai de Defensa Social ha patrocinado, también, numerosos
Congresos.
En Latinoamérica han sido creadas dos Asociaciones Lati­
noamericanas de Criminología y una Sociedad Panamericana Desde 1963, el Centro Nazionale di Prevenzione e Difesa
de Criminología, las que han mantenido escasa actividad. Sociale de Italia ha servido como centro de unión entre las cua­
tro más importantes Organizaciones No Gubernamentales con
En el plano nacional deben mencionarse la American status consultivo ante el Consejo Económico y Social de las
Society of Criminology, de los Estados Unidos, la Canadian Naciones Unidas: la Sociedad Internacional de Criminología,
Criminology and Corrections Association, de Ottawa, las So­ la Asociación Internacional de Derecho Penal, la Sociedad In­
ciedades John Howard, de Canadá, la American Correctional ternacional de Defensa Social y la Fundación Internacional Pe­
Association, de Estados Unidos, el Centro Nazionale di nal y Penitenciaria. Estos cuatro organismos, desde el año 1963,
Prevenzione e Difesa Sociale, de Italia, etc. han celebrado en Italia, Coloquios conjuntos sobre uno de los
temas discutidos en los Congresos Internacionales de las Na­
De Latinoamérica deben mencionarse la Sociedad Venezo­ ciones Unidas sobre prevención del delito y tratamiento del de­
lana de Derecho Penal y Criminología, la Sociedad Mexicana lincuente. Volúmenes con ios trabajos presentados, las conclu­
de Criminología y, de nuestro país, el Instituto de Ciencias Pe­ siones y recomendaciones de los Coloquios conjuntos, han sido
nales y, en especial, la Sociedad Chilena de Criminología, Psi­ presentados, como contribuciones, a los Congresos quinque­
quiatría Social y Criminalística, constituida en 1979. nales de N.N.U.U. Al penúltimo (La Habana, 1990), se presen­
e. La celebración de Congresos y Conferencias. ta una contribución de interés sobre el tema "Acción nacional
e internacional eficaz contra: a) el crimen organizado; b) las ac
Numerosas reuniones nacionales e internacionales, desde tividades criminales terroristas". Al último (El Cairo, Mayo de
fines del siglo pasado, tienden a esclarecer los problemas de 1995) se presentii como contribución el informe del Octavo Co
la disciplina y a elaborar programas de acción especifica para loqui o Conjunto (Courmayeur, Italia, 1994) sobre el tema "Sis
la prevención del delilo y el tratamiento del delincuente. temas de justicia penal y de policía, gestión y perfeccionamien-
78 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 74

lo de In policía y otros órganos encargados de hacer cumplir El movimiento abolicionista -aún no constituido en Socie­
ki ley, del ministerio público, de los tribunales y de los esta­ dad- ha organizado ocho Conferencias Internacionales: las úl­
blecimientos penitenciarios y función de los abogados". timas han tenido lugar en San José de Costa Rica (1993), Bar­
celona (1995) y Auckland (1997).
Naciones Unidas ha realizado, hasta la fecha, nueve Con­
gresos Internacionales sobre prevención del delito y tratamien- En el ámbito regional pueden mencionarse los Congresos
lo del delincuente, que han contribuido a la elaboración de una organizados por el Instituto Penitenciario Hispano-Luso Ame­
eficaz política criminológica. Ellos han tenido lugar en Gine­ ricano y Filipino; los dos Congresos Latinoamericanos de
bra (I, 1955); Londres (Π, 1960); Estocolmo (III, 1965); Kyoto (IV, Criminología celebrados en Buenos Aires (1938) y Santiago de
1970); Ginebra (V, 1975); Caracas (VI, 1980); Milán (VII, 1975); Chile (1941); los Congresos Panamericanos de Criminología de
La I labana (VIII, 1980) y El Cairo (IX, 1995). Cada uno de es­ Río de Janeiro (1947). México (1949) y Buenos Aires (1979); IOH
los Congresos es antecedido por Reuniones Preparatorias Re­ seis Congresos Penitenciarios Latinoamericanos organizados
gionales o Interregionales. Notorio valor poseen tanto los In­ por el Movimiento Penitenciario desde 1958 hasta 1973, los tres
formes de los Congresos como los "Documentos de trabajo" Symposia Internacionales de Criminología celebrados en Sao
que en estas reuniones se emplean y que han sido elaborados Paulo, Brasil, por el Centro Internacional de Criminología Bio
por la Secretaría sobre la base de informes, consultas o reunio­ lógica y Médico-Legal (1974,1975, 1976 ).
nes de expertos e informes de los gobiernos.
f. Las Cátedras e Institutos.
Por su especial importancia debe indicarse que Naciones
Unidas, en base a información solicitada a Gobiernos y corres­ La creación de Cátedras universitarias y el establecimiento
ponsales, ha elaborado ya cuatro "Encuestas sobre las tenden­ de Gabinetes de Criminología Clínica y de Institutos de inves
cias de la criminalidad, el funcionamiento de los sistemas de tigación han contribuido al mayor rigor científico de la disci­
įusLicia penal y las estrategias en materia de prevención del plina.
delito": la primera cubre el período 1970-1975; la segunda el
lapso 1975-1980; la tercera, el período 1980-1986; el cuarto es­ Las primeras inquietudes criminológicas de base univer­
tudio cuyo informe provisional es presentado al Congreso de sitaria se conectan, en el continente europeo, con el área de la
El Cairo de 1995 (A/CONF.169/15 y A/CONF. 169/15 Add. 1, Medicina Forense. La conexión con el ámbito biológico -obvia
con un Informe Adicional de ILANUD), da fe de las tenden­ influencia de Lombroso-predomina en Italia. En Gran Bretaña
cias en el lapso 1986-1990. y Holanda la Criminología se observa conexa a las Ciencias
Sociales (Amsterdam, Londres) o al Derecho (Cambridge, Lon­
De los debates de los Congresos de Naciones Unidas han dres). En los Estados Unidos, la Criminología, desde sus ini
derivado diversas Declaraciones y Normas generales de gran cios, posee una orientación predominantemente sociológica.
importancia, por cuya efectiva aplicación el Organismo Inter­ Los países escandinavos combinan los aspectos jurídicos y los
nacional ha instado a los Gobiernos. De ellas las más conoci­ de ciencia social.
das son las Reglas Mínimas para el tratamiento del recluso, que
emanan del Congreso de Ginebra de 1955. En Latinoamérica, la primera Cátedra surge en la Univer­
sidad de San Marcos: Oscar Miró Quezada empieza su ense­
El movimiento victimológico, iniciado a fines de la década ñanza en 1919. Se la ubica, en especial, en las Facultades de
del 40, da origen a la creación de la Sociedad Mundial de Derecho; en algunos países, también, en las Escuelas de Psico­
Victimología (1979) y a la realización de nueve Symposia In­ logía y Sociología.
ternacionales, el último de los cuales tiene lugar en Amsterdam,
Holanda, en 1997. Material de fuerte interés aparece en los En Chile, la Criminología es enseñada sistemáticamenle pri
"Proceedings" de estos Symposia. mero en la Escuela Técnica de Investigaciones (1942), luego en
HO MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA H1

cl Inșii tuto Superior de Carabineros (1948) y más tarde en la Chino en California, Valencia en Venezuela. En Lalinoamérica
lí sen e la de Derecho de la Universidad de Chile (1959-1960, re­ obsta a tal función, por cierto, la larga permanencia en prisión
apareciendo sólo en 1970). Sirve las tres Cátedras el Dr. Israel preventiva, que hace absurdo un traslado para el cumplimiento
|)rapkin, auténtico "adelantado" de la disciplina en nuestro de un cuarto o un quinto de la pena.
país. Quien escribe estas líneas dicta la Cátedra de Crimino­
logía en el Instituto Superior de Ciencias Policiales de Carabi­ La orientación clínica de estos Institutos y su pluralidad de
neros de Chile, en el Instituto Superior de Investigaciones y en funciones impiden, por cierto, una investigación criminológica de
la liseucla de Derecho de la Universidad de Chile desde 1970, carácter general, aunque ella se indique como objetivo en los tex­
salvado sólo un lapso de tres años. La Cátedra se ha dictado, tos jurídicos que los crean. A llenar esta necesidad tienden Insti­
lambién, en las Escuelas de Psicología, Sociología y Servicio tutos de Investigación creados en las Universidades y, en los
Social. últimos años, en algunos Ministerios de Justicia. La orienta
ción de estos organismos es, por cierto mucho más psico-so­
I .a preocupación por la Criminología Clínica (estudio in­ cial que la de los Gabinetes de Criminología Clínica, que por
di vid nal del delincuente), conduce a la creación de órganos de lo general sólo integran médicos, endocrinólogos, psiquíatras,
servicio en la administración penitenciaria. Se denominan Ins- junto a abogados, trabajadores sociales y psicólogos.
lilutos de Criminología o de Criminología y Clasificación о
( ia bi neles de Antropología Criminal. El primero en el mundo Pueden citarse, como ejemplos de Institutos universitarios
es creado en la Penitenciaria de Buenos Aires (1907) y sus dos los creados en las Universidades de Cambridge, Génova, Pu
primeros directores son José Ingenieros (hasta 1914) y Osvaldo rís, Copenhague, Arhus ,Estocolmo, Jerusalem, Bar-lian,
loudel. Posteriormente son creados organismos similares en Toronto, Ottawa, Pennsylvania, Chicago, Nueva York,
Bélgica (1919, Dr. Louis Vervaeck, Forest y Louvain), en Ale­ Montreal.
mania (ap. 1925, Baviera), en Chile (1936), con el nombre de
Instituto de Clasificación y Criminología y asiento en la Peni- En lo que respecta a Latinoamérica, son muchos los Insti­
lenciaria de Santiago. El primer Director de este Instituto es el tutos, Centros o Departamentos creados para la investigación
1 )r. Israel Drapkin, sucediéndole el Dr. Eduardo Brücher (1961) general en Criminología. Lamentablemente -según revelan es­
el aulor de este texto (1962-1971) y varios otros hasta su des­ tudios de Naciones Unidas- han sido dotados de escasos recur­
aparición a comienzos de la década del 80. sos humanos y materiales y la investigación realizada se resien­
te por escaso empirismo, restricción de medios, carencia de
Estos Institutos de Criminología Clínica asesoran a la ad­ hipótesis de relieve nacional o regional, reducción al mero ni­
ministración penitenciaria, a los Ministerios de Justicia y a los vel "exploratorio", muy débil "orientación al problema" o ex­
tribunales del crimen y emiten informes de personalidad o de cesiva ideologización.
ca racterísticas criminológicas, útiles para la concesión de indul­
tos o rebajas de penas, la libertad condicional, los permisos bajo Sólo unos pocos países han creado Cursos o Escuelas des­
palabra de honor, los traslados, la determinación de la posible tinados a la formación global, teórico-práctica, en Criminología,
inimputabilidad, la fijación de la pena. esto es a la formación de criminólogos: como ejemplos, pue­
den citarse Estados Unidos (Universidades de Pennsylvania,
Los Institutos de Criminología y Clasificación en pocos paí­ Chicago), Canadá (Universidad de Montreal). Sin una ambición
ses cumplen esta última finalidad es decir la de determinar el tan extrema, deben citarse cursos o post-títulos que permiten
establecimiento penal más conveniente para el cumplimiento a profesionales de diversas disciplinas obtener cierta capacita­
de cada pena, atendida la diferenciación entre penales cerra­ ción en Criminología: pueden servir de ejemplos un Post-títu­
dos, semi-abiertos, abiertos, etc. Como excepciones, en que sí lo impartido en la Universidad Católica de Chile desde 1992 y
es cumplida tal misión, pueden señalarse el Centro de Clasifi­ una Maestría dictada en la Universidad del Aconcagua, Men­
cación de Fresnes, en Francia, Rebibbia, en Italia, Vacaville y doza, desde el mismo año.
Н2 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍ A НЗ

Institutos gubernativos, de nivel ministerial, existen en b) en Alemania y Austria, Wilhelm Sauer, Edmundo Mez-
Fi uland ia, Suecia, Dinamarca, Francia, Japón, Estados Unidos, ger, Franz Exner, Ernst Seelig, Hans Von Hcntig, Armand Mer­
entre otros. En Latinoamérica en algunos países se han crea­ gen, Johannes Lange, Franz Alexander y Hugo Staub, Hans
do, en los Ministerios de Justicia, unidades asesoras en "Pre­ Göppinger, Günther Kaiser, Wolf Middendorff, Hilde Kauff­
vención del delito" o 'Defensa Social": es el caso de Venezue­ man, Hans Joachim Schneider, Horst Schüler-Springorum;
la, C’olombia, Chile.
c) en Francia y Bèlgica, A. Hesnard, René Resten, Jean
Algunos cuerpos inter-gubernamentales, por último, se han Pinatel, Etienne de Greeff, C. Debuyst, Henri Ellenberger y Μ.
preocupado, los últimos años, de impulsar la investigación o Dongier, Marcel Colin, Pierre Grapin, Philippe Robert, Marc
de proporcionar guías metodológicas para la actuación estatal Ancel, G. Heuyer, Paul Cornil, Jean Chazal, Severin C. Versele,
ola investigación científica. Es el caso del Consejo de Europa, Μ. Laignel-Lavastine y Jacques Leauté;
del ( onsejo [¿scandinavo de Investigaciones Criminológicas, de
ION Instilutos citados de las Naciones Unidas. d) en Inglaterra, Leon Radzinowicz, Nigel Walker, Hermann
Mannheim, Roger Hood, Richard Sparks, Leslie Wilkins, Wil­
g. La publicación de textos de Criminología. liam Clifford, Hall Williams, lan Taylor, Paul Walton y Jock
Young;
La Criminología científica cuenta hoy con una profusa bi­
bliografía consistente en textos generales, monografías, infor­ e) en Holanda, W. A. Bonger, J. Μ. Van Bemmelen, Jac Van
mes de investigaciones, Anales de Sociedades, Actas de Con­ Weringh, Willem Hendrik Nagel, Jac Van Dijk, Louk Hulsman;
gresos, Conferencias, Seminarios, Symposia y Cursos, revistas
tic la especialidad o de ciencias conexas. f) en los países escandinavos, Stephan Hurwitz, Karl Otto
Christiansen, Preben Wolf, Sarnoff Mednick, Johannes Ande­
Textos generales y sistemáticos han sido publicados en nu­ naes, Nils Christie, Norman Bishop, Patrick Törnudd, Inkeri
merosos países. Algunos recurren a las expresiones "Manual", Anttila, Matti Joutsen, Olof Kinberg;
" Tratado" o simplemente "Criminología". Otros emplean títu­
los algo diferentes "El problema del delito", "Psicología del g) en España, las obras de Constancio Bernaldo de Quirós,
delincuente", etc. En etapa superada, el problema del delito fue Mariano Ruiz-Funes, los ya clásicos Quintiliano Saldaña, Pe­
abordado, entre otros, en la llamada "Patología Social". Algo dro Dorado Montero, Concepción Arenal, los modernos Ma­
similar ocurre más tarde al aparecer la Sociología de la Des­ nuel López-Rey y Arrojo, Antonio García-Pablos, Antonio
viación: el delito es estudiado dentro de la perspectiva más Beristain, Alfonso Serrano Gómez, Teresa Miralles;
amplia de las "conductas desviadas". Otros autores tratan -en h) en Estados Unidos, Robert H. Gault, Frank Tannenbaum,
obras de título penológico- del cabal tratamiento del delincuen- Nathaniel E. Kantor, Donald R. Taft, Harry Elmer Barnes y
le. Negley K. Teeters, Mabel A. Elliot, Robert G. Caldwell, Edwin
Sutherland, Donald R. Cressey, Walter Reckless, Paul W.
En estos "Elementos" sólo podemos mencionar algunos de Tappan, Marshall B. Clinard, Franklin E. Zimring y Gordon J.
los autores modernos que a través de textos generales o de Hawkins, Thorsten Sellin, John P. Conrad, Marvin E. Wolfgang,
monografías, han contribuido al progreso de la disciplina me­ Albert K. Cohen, Richard A. Cloward y Lloyd Ohlin, Edwin E.
diante nuevos enfoques, señalado rigor analítico o investiga­ Lemert, Norval Morris, Gresham Μ. Sykes, Fritz Redl y David
ción empírica de calidad. Así deben mencionarse: Wineman, Richard Quinney, David. Matza, George B. Void,
Daniel Glaser, Howard S. Becker, Sheldon y Eleanor Glueck,
a) en Italia, Nice foro, Di Tullio, Gramatica, el Padre Gemelli, Robert Merlon, William F. Whyte, Oscar Lewis, Joseph F.
Giacomo Canepa, Franco Ferracuti, Massimo Pavarini, Alessan­ Sheley, Robert J. Sampson, John H. Laub, Larry J. Siegel, Freda
dro Baratta; Adler, Gerhard 0. W. Mueller y William S. Laufer;
84 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 85

i) en C’a na dá, Denis Szabo, José María Rico, Bruno Cormier, En Chile sólo se ha publicado dos textos sistemáticos ("Ma­
André Normandeau, Ezzat Abdel Fattah, L. Edwards, Tadeusz nual de Criminología", 1949 por Israel Drapkin, verdadero in­
Krygier; troductor de la disciplina; "Elementos de Criminología", de
Manuel de Rivacoba, 1982). Han publicado obras sobre temas
j) en otros países, Schlomo Shoham, Stanley Cohen (Israel), de Criminología Francisco J. Herboso, en el pasado ("Estudios
Μ. Milutinovic y Katja Vodopivec (ex-Yugoeslavia), Jean penitenciarios") y en años más recientes Valentín Brandau,
( ravin (Suiza), V. N. Kudriatsev (ex U.R.S.S.), Erick Buchholz, Manuel Zamorano, Carlos Munizaga, Doris Cooper, Hernán
Richard 1 lartmann y John Lekschas (ex R.D.A.). Tuane y el autor de esta obra.
lín Latinoamérica, pese a la vastedad del problema del de­ Obviamente, no todos los autores citados pueden ser cali­
lilo, ciertamente no abundan los criminólogos ni, mucho me­ ficados como criminólogos, ya que muchos han destacado
nos, los lex tos de Criminología. Han contribuido a esta circuns- como juristas, sociólogos, médicos, etc., que aplicaron su in­
lancia el frecuente uso del método de autoridad, que hace quietud al estudio del problema del delito desde diversas dis
poco frecuente el aporte científico de los estudiosos, el es­ ciplinas, en todas las áreas de esta ciencia o sólo en algunos
caso campo profesional para quienes se han formado en la aspectos de ella. Tal circunstancia fuerza a recordar el aporte
disciplina en Estados Unidos o países europeos, el desinte­ a nuestra disciplina de autores que, sin realizar concreta labor
rés por la investigación empírica y el difícil acceso a textos en Criminología, provocaran, por el intenso vuelo teórico o ex
modernos publicados frecuentemente en inglés y en muy pe­ perimental de sus trabajos, muy hondo impacto en nuestro
quena medida traducidos al castellano. En este último aspecto ramo: mal pueden omitirse, así, los nombres de Siegmund
Irecuen temen te aún se recurre a textos de las décadas del 40 o Freud, Ernesto Kretschmer, Nicola Pende, H. J. Eysenck, Al f reci
50 (v.gr. Exner, Hurwitz, Seelig) dándose un fuerte salto hasta Adler, W.L Thomas, Abraham Maslow, Viktor Franki.
Li Criminología Crítica, que sí cuenta con amplio material en
castellano. h. La publicación de Anales, Actas y revistas.

Deben citarse, en una breve nómina, que sí peca de muchas En cuanto atañe a Anales, Actas y Revistas, deben citarse,
omisiones involuntarias, las obras de los argentinos José Inge­ por su especial interés:
nieros, Juan Carlos García Basalo, Pedro David, Elias
Neuman, Eugenio Raúl Zaffaroni, José Pagano, Miguel a) los informes de los Congresos de Naciones Unidas so­
I lerrera Figueroa, Víctor Irurzun, Hilda Marchiori, Luis bre prevención del delito y tratamiento del delincuente;
Marcó del Pont, Roberto Bergalli; los brasileños Veyga de b) las Actas de los Congresos de la Sociedad Internacional
Carvalho, Roberto Lira, Armida Bergamini-Miotto, Afranio de Criminología y de las otras Sociedades que se han mencio­
Peixoto, Ayush Morad Amar, Alvaro Costa, John Arthur nado;
Ríos, el boliviano Huáscar Cajías; los peruanos Guillermo
Olivera Díaz, Carlos Bambarén y Julio Altman Smythe; los co­ c) las Actas de los Congresos Latinoamericanos de
lombianos Guillermo Uribe Cualla y Alfonso Reyes Echandía; Criminología;
los venezolanos José Rafael Mendoza, Juan Manuel Mayorca,
Elio Gómez Grillo, Félix J. Amarista, Rosa del Olmo y Lola d) los volúmenes emanados de la Comisión Katzenbach, en
Aniyar de Castro; los mexicanos Alfonso y Raúl Quiróz los Estados Unidos ("The Challenge of Crime in a Free
Cuarón, Samuel Maynez, Luis Rodríguez Manzanera, Sergio Society", 1967) y de la Comisión Prévost, en Canadá ("La
García Ramírez, Antonio Sánchez Galindo; los costarricenses Société face au crime", 1969);
Jorge Arturo Montero Castro y Enrique Castillo Barrantes, los
cubanos Fernando Ortiz, hace ya muchos años y hoy Margari­ e) los "Anales" de la Sociedad Internacional de Uriini
ta C. Viera 1 lernández. nologin;
HO MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE

f) La "Revista de Política Criminal" de Naciones Unidas;


g) Numerosas otras Revistas, entre las que destacan la
"Revue de Science Criminelle et de Droit Pénal Comparé" y la
"Revue Pénitentiaire et de Droit Pénal" (Francia); la "Revista
de (¿studios Penitenciarios" (España), el "British Journal of
Criminology" (Inglaterra), "Acta Criminológica" (Canadá);
"i’ederal Probation", "The American Journal of Sociology",
"Crime and Delinquency" y "The American Sociological
Review" (listados Unidos);

h) Las escasas revistas latinoamericanas que incluyen en­


sayos de contenido criminológico: "Criminalia" y la "Revista
do Prevención y Rcadaptación Social" (México), la "Revista
Venezolana de Derecho Penal y Criminología" (Venezuela), la
"Revista de Informação Legislativa" (Brasil), la "Revista Penal
y Penitenciaria" y "Doctrina y acción postpenitenciaria" (Ar­
gentina).De Chile deben mencionarse la Revista de Ciencias
Penales, la Revista Chilena de Ciencia Penitenciaria y de De­
recho Penal y, muy en especial, los ya siete volúmenes de los SEGUNDA PARTE
"Cuadernos de Criminología" que publica el Instituto de Cri­
minología de la Policía de Investigaciones;
ETIOLOGIA CRIMINAL (EL ORIGEN DEL DELITO)
i) los cuatro Anales de las Jornadas Uruguayas de Crimi­ LAS TEORIAS CRIMINOLOGICAS
nología (1989, 1991, 1993 y 1994).

j) los "Proceedings" de los Symposia Internacionales de


Vi etimología y, por último,

k) las revistas que incluyen sólo recensiones de ensayos e


investigaciones: es de ellas la más conocida "Abstracts on Cri­
minology and Penology" (antigua "Excerpta Criminológica")
editada en Holanda.
ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA

CAPITULO I

CONCEPTOS GENERALES

1. LOS DOS AMBITOS DE LA ETIOLOGIA CRIMINAL.

El estudio de la llamada Etiología Criminal debe suponer,


necesariamente, consideración relativamente separada:
a) de las diversas teorías biológicas, psicológicas, socioló
gicas e integrativas que pretenden explicar el origen del dcli
to;
b) de los diversos factores físicos, biológicos, psíquicos
o sociales que posean alguna correlación con el comporla
miento humano, a fin de revelar en qué medida ellos pue
den asociarse significativamente a delito y en qué forma ellos
se integran en procesos que conducen a una conducta crimi­
nal.
Ambas áreas deben recíprocamente conectarse si se preten­
den una explicación o una comprensión certeras y el diseño
de criterios predictivos, necesarios en toda ciencia. Si una teo­
ría enfatiza determinado hecho o proceso como criminogené-
tico, debe forzosamente considerar circunstancias reales para
demostrar su validez. El examen de los hechos, por su parte,
no puede consistir sólo en la exhibición de datos o distribu­
ciones (delitos según sexo, según niveles etarios, v.gr.), y debe
por cierto apelar a teorías que expliquen el por qué, la razón
de ser de determinadas correlaciones.
Ha de variar, por cierto, la entidad o nivel de la teorización
frente a los hechos, simples o complejos, que se descubran en
el mundo de la realidad. No es lo mismo tratar de compren­
der por qué los ancianos de 90 años no cometen homicidios o
robos con violencia, que el dar una respuesta ante el aumento
de la criminalidad urbana en el siglo XX.
i)() MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 41

Sin perjuicio de que pueda admitirse todo tipo de teori­ b) la detección de cuáles individuos dentro de dichas tasas
zaciones -pequeñas o grandes, superficiales o profundas- ante -hecho idiográfico- llegan al delito o se apartan de él.
los datos existentes en materia de delito o de criminalidad, en
esta parte de nuestro texto nos corresponde examinar los gran­ A los anteriores podríamos agregar, incluso un tercer nivel
des sistemas teóricos que han surgido en nuestra disciplina y de análisis, que corresponde a:
que pretenden atribuir rango causal a determinados factores
(v. gr. la agresividad o la pobreza), o procesos (por ejemplo el c) la detección de cuáles sujetos delincuentes adoptarán una
aprendizaje o el desarrollo socio-económico)* Otro capítulo, carrera criminal persistente, o llegarán a ser "delincuentes de
deslinado a Criminodinámica deberá examinar los diversos ti­ estado", adoptando un sistema de comportamiento criminal.
pos de factores biológicos, psíquicos o sociales que pueden te­
lici· relación con delito, según datos de la realidad y la forma Frente a cada nivel de análisis pueden surgir tentivas teó­
en que ellos se integran en procesos, esto es en secuencias tem­ ricas de explicación del fenómeno. Las formuladas frente a un
porales a lo largo de la vida, contribuyendo a preparar una per­ nivel podrán coadyuvar -sólo en alguna medida- para la cabal
tomalidad proclive a un comportamiento desviado o a precipi­ comprensión de los otros.
tar tal tipo de conducta. En este ámbito de la Criminodinámica
deben sin duda mencionarse lo que se ha descubierto en el La distinción cobra extrema importancia en los aspectos
mundo de la realidad en el campo de las correlaciones entre genuinamente aplicados de la disciplina: la Criminología C’lí-
un factor dado -v. gr. la edad- y el delito y las hipótesis expli­ nica y el diseño de las políticas criminológicas. Por dar un
cativas surgidas, se inserten ellas o no en alguna de las gran­ ejemplo, la repetición constante de una tasa de reincidencia de
des teorías previamente examinadas. sujetos en libertad condicional (v. gr. un 20%), y el hallazgo de
ciertos factores asociados a tal reincidencia (por ejemplo: la ca­
2. LOS NIVELES DE ANALISIS. rencia de oficio o el inicio precoz en la criminalidad) -hecho
nomotético- no nos autoriza para rechazar a un aspirante a la
libertad condicional -hecho ideográfico- sólo por concurrir di­
Según ya dijimos en la Primera Parte de estos Elementos, chos “predictores".
la Criminología estudia tanto el delito como fenómeno indivi­
dual como la criminalidad como fenómeno colectivo. Son sin
duda diversos un robo o un homicidio específicos y el aumen­ 3. LA EVOLUCION DE LA TEORIA.
to de los robos u homicidios en un determinado lapso. Tal do­
ble objetivo debe tenerse siempre presente en Etiología Crimi­ La teoría criminológica ha experimentado notorio enrique­
nal, toda vez que ciertas tentativas teóricas de explicación del cimiento en el curso de cien años. De este proceso evolutivo
tiel i Lo pueden ser solamente válidas en relación con una con­ cabe señalar, por ahora, sólo algunos aspectos de interés espe­
ducta criminal individual y no poseen eficacia en la explica­ cial. Otros serán examinados más adelante, en el Capítulo des­
ción de la criminalidad en general; a la inversa, ciertas propo­ tinado a la integración teórica en Criminología.
siciones teóricas pueden pretender explicar o comprender sólo
las variaciones temporales o espaciales en las tasas globales de a. La evolución del concepto de "causa".
criminalidad.
Si comparamos lo dicho por Platón, Aristóteles y otros pen­
Son así problemas muy diversos: sadores con lo afirmado modernamente por Sutherland,
Reckless u otros criminólogos de nuestro tiempo, podremos
a) la detección e interpretación de la persistencia, aumen­ observar cómo se ha avanzado desde la atribución del delito a
to, reducción o tendencias de la criminalidad -hecho nomo- una o varias causas físicas (v. gr. pobreza, debilidad mental),
tático- por obra y gracia de ciertos factores peculiares; hasta la configuración -en el ámbito de los conceptos- de una
42 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 93

спина ideal, mucho más compleja y sin duda no detectable por b. Causa única y multi-factorialidad.
los sentidos, cual es el caso de la anomia o la asociación dife­
rencial. Si abandonamos la pretensión de una causa suficiente y
necesaria, e incluso la más modesta de una causa suficiente o
En la misma medida, se advierte una evolución desde la necesaria, que explique determinados comportamientos, avan­
búsqueda inicial de causa, hasta el concepto más modesto zamos hacia el territorio de la multi-factorialidad.
de factor significativamente asociado, que no se pretende
sea per se y en toda ocasión conductivo fatalmente a deli­ Este enfoque multi-factorial sin duda no puede suponer, en
to. nuestros días, una simple enumeración caótica o inorgánica de
todos los elementos que aparezcan, de manera más o menos
Algunos autores han postulado la existencia de una causa significativa, asociados a comportamiento criminal.
suficienle y necesaria capaz de explicar todos los comporta-
mnieulos criminales. Tal tipo de causa -en el pensamiento de Ante tal problema, ha de proceder una agrupación en ca­
SIuart Mili ("A System of Logics")- supone un elemento que tegorías conforme a un criterio que en último término, ha de
no puede ser reemplazado por ningún otro y que invariable- ser tipológico y responder a teorías de nivel medio. Ello ha
meule produce un efecto dado. La pretensión es sin duda ex­ de permitir concluyamos que en cierto tipo de delincuentes o
trema, toda vez que lo más frecuente será detectar causas su­ en cierto tipo de delitos o en los cambios relevantes en las la­
ficientes, pero no siempre necesarias o, necesarias, pero no sas de cierto tipo de criminalidad, poseen valor predisponen le
suficientes. Al Derecho Penal lo satisfacen relaciones del últi­ o desencadenante ciertos factores específicos. Debe agregarse,
mo tipo, ya que en su territorio bastará la atribución a un hom­ incluso, que puede que cada uno de estos factores, así agrupa­
bre, de determinado comportamiento, sin el cual el resultado dos, no posea relevancia causal per se y que su fuerza surja
típico no se habría producido -necesariedad- aunque muchos de la recíproca potenciación con otros factores. La afirmación
otros factores -falta de suficiencia- aparezcan también relevan­ puede validarse con un ejemplo, como el de la extrema urgen­
tes para la consecuencia final. cia económica, ante la cual diferentes sujetos pueden mostrar
conductas notoriamente diferentes: mientras uno es posible que
Tal búsqueda de causa suficiente y necesaria se observa, en cometa un hurto, otros pedirán un préstamo o pignorarán una
alguna cuota, en la escuela antropológica criminal de Lombroso especie, o se embriagarán, e incluso puede que alguno llegue
y -entre sus opuestos, en el territorio sociológico- en la tesis al suicidio. En el caso de la solución-delito, ciertamente otras
de la asociación diferencial de Sutherland (aprendizaje ) y en circunstancias, de gama variada, deberán concurrir como ele­
la posición de la escuela socialista (estructura social injusta). mentos también necesarios: podrían servir de ejemplos una se­
Erente a tales pretensiones, cabe recordar, cual escribe Her­ rie sucesiva de frustraciones, un profundo estado depresivo,
mann Mannheim, que en la Criminología moderna "no hay el mal consejo de los pares, la alcoholización, una situación
causas del crimen que sean a la vez suficientes y necesarias. criminògena, etc.
Hay sólo "factores" que pueden ser "necesarios" para produ­
cir el delito en conjunción con otros factores. Ni el crimen en c. Factor concreto y significado del factor.
general, ni un delito específico, pueden deberse a un solo fac­
tor que invariablemente produciría este resultado".34 Constituyen factores que podemos denominar concretos,
esto es détectables en el mundo psico-fisico, la edad, la urgen­
cia económica, determinada injuria, el descubrimiento de una
w I lermnnn Mnnnhrim "C’ompnrnti ve Criminology", cit., pág. 8. Parte del Capítulo I traición amorosa, etc. La simple observación de la vida diaria
dr CMIM obra dr Mannheim (leihend л ni "Rn foque causal" aparece, en traducción
nuestrn, rn el volumen "< riminologín. Material Complementario de lectura",
nos hace concluir, no obstante, que la mayor o menor impor­
Patullad tir Dererhn tInivernind dv Chile, Snntingo, mimen, 1482, págs, 22 a 30. tancia de estos faelores -que podrían erigirse en un elemento
Нм I n gran obra dv Mannheim no ha aido Irtidmíihur nueniro idioma. "necesario" pro-delito- depende, más que su valor en sí, del
ų/| MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 95

"significado" que les atribuimos, por su sola presencia o en La conexión de la naturaleza es abstracta, la conexión psíqui­
com1 x ión con otras circunstancias. Este mayor o menor valor ca e histórica es viva, saturada de vida".35
que asignamos a cierto hecho, es eminentemente subjetivo y
personal y se adecúa a nuestras peculiaridades individuales, No puede extrañar esta evolución teórica en una discipli­
a nuestras inclinaciones y necesidades, a nuestras formas sin­ na tan compleja como la Criminología, que pretende "enten­
gulares de ver el mundo en cada momento de nuestra historia der" por qué alguien por ejemplo dio muerte a un ser que ama­
y en la situación específica que enfrentamos. ba, sin importarle las consecuencias de su acto, que tal vez
suponían la pérdida de su propia vida. Cual expresa López-
No es lo mismo, así, en el ejemplo de la injuria, recibirla Rey, "como conceptos básicos los de causa y derivados han per­
en un lugar solitario, que en presencia de personas cuya opi­ dido la importancia que tradicionalmente se les ha asignado
nion nos importa. En el caso de la edad, tampoco importa un en la explicación de fenómenos. Mach, Russel, Pap y otros se­
nivel cronológico determinado, sino lo que él significa en el ñalan que el término "causa" no aparece ya en la formulación
contexto social y en función de nuestra realidad y nuestras as­ de las leyes naturales y Pap hace notar que las leyes de la ma­
piraciones. temática física son leyes de dependencia funcional y no leyes
causales", "En Criminología... lo causal va perdiendo gradual­
lista importancia de los significados, de las "imágenes" del mente terreno".36
Yo y los otros, ha sido subrayada modernamente por la corrien­
te teórica del interaccionismo simbólico (Cooley, Thomas, e. Determinismo y probabilismo.
Meari, Goffman, etc.). La aceptación de cierta cuota de esta te­
sis debe llevarnos a extremar el relativismo de las apreciacio­ Las reservas anteriormente planteadas, deben hacernos re­
nes y a calificar -con un criterio subjetivo y "personalístico"- flexionar sobre el posible "imperio" de ciertos factores que pue­
el valor realmente criminogenético o no de ciertas circunstan­ den estimarse significativamente asociados a delito.
cias del mundo psicofisico.
Pese al determinismo biológico bastante fatalista de la es­
d. Explicación y comprensión. cuela antropológico-criminal italiana, Lombroso llegó a escri­
bir que un sujeto -claro "delincuente nato"- no tuvo "necesi­
dad de delinquir" y llegó a convertirse en Ministro. Con una
Si abandonamos el concepto de "causa" -como anteceden­ pauta moderna, no podemos concebir que un sujeto, dado in­
te necesario y único de un "resultado"- en nuestro caso delito cluso un complejo de circunstancias biológicas, psíquicas y so­
-y recurrimos a "factor"- elemento que concurre con otros a ciales, llegue fatalmente a transformarse en criminal.
una consecuencia- la Criminología deja de ser una ciencia ex­
plicativo-causal y se transforma en una ciencia comprensiva. Así, cabe solamente concluir, tras un estudio científico se­
Comprender supone "poner a la obra todas nuestras fuerzas vero, que dados ciertos supuestos es probable que se presente
emotivas" y a través de un criterio de "empatia" tratar de sa­ determinado fenómeno criminal individual o colectivo. "Pro­
ber por qué alguien realizó determinado acto. Cual escribe babilidad consiste en la expectación basada en una forma par­
Wilhelm Dilthey "...partiendo de la propia vivencia reprodu­ ticular de conocimiento, es decir, en el de una relativa frecuen­
cimos y comprendemos, mediante una trasposición, la viven­ cia de la ocurrencia de eventos". Tras tales palabras, López-Rey
cia fuera de nosotros. En esta vivencia y comprensión actúa la recuerda que la ley de los grandes números y el azar pueden
totalidad de nuestras fuerzas psíquicas y por eso hasta en las impedir que se produzca la secuencia esperada de resultados
proposiciones más abstractas de las ciencias del espíritu resue­
na el eco de esta plenitud... también la comprensión de los de-
” Wilhelm Dilthey -"Psicología y teoría del conocimiento'', México, Fondo de Cultura
mús descansa en una reproducción de la conexión que se da Económica", 1951, póg.305.
en ellos y en cuya virtini ме explica la manifestación singular, Manuel López Rey y Arrojo "Criminología", Madrid, Aguilar, 1975, Vol. I, pÄg. 300,
4ft MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 97

y agrega, citando a Levinson, con el símil del azar en el juego habilidad- la estima difícilmente alcanzable y agrega que "la
tic cara y cruz de la moneda, que "la moneda no tiene memo­ cuestión entonces, es buscar un método que aumente la aproxi­
ria ni conciencia y lo mismo puede decirse de la causa o fac- mación a la certeza y que la aplicación de esa casi certeza no
lor en Criminología".37 dé lugar a abusos, particularmente contra los derechos huma­
nos". 38
f. Causalidad y correlación.
En un sentido más o menos similar se pronuncia Hermann
Reducida la relación causal a términos modestos, cual se ha Mannheim. En el Capítulo "El enfoque causal" de su
escrito, puede en alguna medida apelarse útilmente a las co­ "Comparative Criminology", tras preguntarse si ha llegado el
rrelaciones entre dos fenómenos, esto es a la asociación positi­ día de descartar para siempre la búsqueda de las causas del
va o negativa entre ellos expresada en términos cuantitativos. crimen y de reemplazar la teorías de la causación múltiple por
Los coeficientes de correlación son simplemente números que fórmulas menos ambiciosas, como las correlaciones estadísti­
inidican en qué medida dos hechos se vinculan y cómo los cam­ cas, la teoría de la decisión o la de los riesgos categóricos, de­
bios en uno de ellos se reflejan en el otro. clara que "en nuestro punto de vista, este paso sería demasia­
do radical" y expresa, en otro párrafo, que "tal vez el más
KI hallazgo de una correlación estadísticamente significa­ conspicuo progreso haya sido el negativo de excluir, por me­
tiva (v.gr. 0.70, 0.95, etc.) supone una vinculación numérica y dio de técnicas estadísticas, una cantidad de factores que pre­
sólo en algunos pocos casos puede estimársela causal. viamente se creyeron de alto valor causal".39

Errores conceptuales o metodológicos pueden, desde lue­ g. Neutralidad o equivocidad de los factores.
go, darnos una falsa apariencia de certeza. Una muestra peque­
ña o una distribución errática en ella del coeficiente poco nos Con acuerdo al relativismo de los párrafos anteriores, pro­
permiten realmente concluir. ¿Qué indica -a nivel causal- que cede expresar que aunque ciertas correlaciones indiquen aso­
en forma numéricamente abrumadora la casi totalidad de los ciación de delito con cierto factor, no cabe concluir que éste es,
delincuentes encarcelados sean chilenos de tez morena y con en sí, siempre y fatalmente, conductivo a delito. Determina­
determinado grupo sanguíneo? Sobre este último "hallazgo" das características, físicas, psíquicas o sociales, si bien pueden
debe decirse que una investigación en grupos sanguíneos en con alguna frecuencia asociarse a delito, no pueden sino en tér­
gran número de internos de la Penitenciaría de Santiago, rea­ minos muy generales y probabilísticos, calificarse de "crimino-
lizada hace muchos años, demostró que la presencia en ellos génicas".
de los grupos А, Б, АВ y O correspondía, en forma casi exac­
ta, a la distribución de estos grupos en la población chilena ge­ La afirmación anterior armoniza con lo que hemos escrito
neral no criminal. sobre "disposiciones", esto es materiales congénitos del suje­
to, que en sí son neutras o ambivalentes o equívocas, ya que
Las reservas, incluso, pueden extenderse a los frecuente­ pueden conducir a resultados vitales muy diversos.
mente usados "grupos de control". En el ejemplo anterior,
¿cuántos de los sujetos no internos examinados desde el pun­ La debilidad mental así, por ejemplo, puede tanto favore­
to de vista hematológico eran realmente no criminales? cer una actuación delictiva como un relativo buen ajuste social.
Lo mismo puede decirse de la pobreza o de la embriaguez o
Con razón cierta, criminólogos modernos de alta distinción de la frustración.
se expresan, en este punto, con muy fuerte reserva. En esta vía,
López-Rey, que tras aspirar a la certeza -grado máximo de pro­
'* Lópcz-Kpy op. ríl,, pAg 309
w Mannhøim op, i'll , |·Αμ 9
'' lópen Roy up i lt , рАц ΊIti
ЧН MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA чч

h. Enfoque uni-disciplinario e integración científica. a) la elaboración de teorías genuinamente integrativa»,


cuales las desarrolladas por Glaser, Reckles, Jeffery, entre otros,
Cual se expresa más adelante, en el ciclo histórico de la que más adelante exponemos;
Criminología destacan "direcciones" teóricas biológicas, psico­ b) el interés que algunos autores manifiestan por el "com­
lógicas y sociológicas, que enfatizan punto de vista unilatera­ plemento" a sus teorías que proviene de otro ángulo del sa­
les en el examen del fenómeno criminal. En armonía con esta ber. Es el caso de Merton, que al elaborar la tesis de la anomia
aproximación analítica, surgen textos con los nombres de "Bio- en el área sociológica (nomotética) aplaude el estudio de Srole
logra Criminal" (por ejemplo el de Exner), "Psicología del cri­ en el ámbito de la anomia individual, esto es ideográfica. Asi­
men" (v. gr. el de Hesnard) o "Sociología del delito" (por ejem­ mismo, el caso de Thorsten Sellin, que al plantear su tesis del
plo la obra de Middendorf), y los textos denominados conflicto de culturas aspira a su examen en el plano individuai;
"Criminología" incluyen capítulos de Biología, Psicología y
Sociología Criminales. c) en la tentativa de integración teórica que realizan algu­
nos criminólogos: por ejemplo, cabe citar los trabajos de Alberi
I esde la década del 50, en nuestro siglo, aproxima damen­ K. Cohen, que implican armonización de las proposiciones de
le, las posiciones teóricas uni-disciplinarias o segmentarias Sutherland, Shaw y McKay, Redl y Wineman;
tienden a acercarse en una visión integradora, claramente sin­ d) en la utilización de marcos de referencia o modelos com­
tética. plejos en el diseño de investigaciones criminológicas en que
se integran hipótesis distintas. En una investigación moderna
Kilo corre -o debería correr- a parejas con una tenden­ realizada por Schlomo Shoham en Israel -delincuencia juvenil
cia, valiosa tanto en Criminología Clínica como en la inves­ se incluyen en el diseño una "configuración predisposicional"
tigación más general, al avance desde la multi-discipli- y un "proceso dinámico de asociación". En este diseño se con­
nariedad hasta la interdisciplinariedad. Mientras en la sideran, entre otras teorías, la anomia, el conflicto de culturas,
primera varias ciencias, cada una con parámetros concep­ la asociación diferencial;
tuales y metodológicos propios se aplican a un objetivo de
interés común, en la última -cual señalan Ferracuti y Ber­ e) en el empleo, como teorías de nivel medio, de las que
galli- se atenúa la lealtad a cada ciencia y se adquiere un fueran propuestas originalmente como omnicomprensivas. En
lenguaje común. 40 la investigación de Shoham recién citada, la asociación diferen­
cial de Sutherland no es mirada como causa suficiente y nece­
Como el ser humano revela una estructura unitaria, apare­ saria de todos los delitos y ella complementa otras hipótesis
ce sin duda caprichosa la segmentación en componentes de una "degradada" al nivel de teoría "de rango medio".
u otra especie. Deberemos hablar así de factores sólo "predo­
minantemente" biológicos, psíquicos o sociales y presumir que i. Examen del delincuente y paradigma integrador.
en cada elemento o proceso criminogenético subyace un com­
plejo factorial de carácter bio-psico-social. Parte considerable de la especulación teórica y de la investi­
gación, se han aplicado al examen del delincuente o de los delin
Л1 mismo resultado integrativo u holístico debe conducir cuentes. Ello, aún cuando ya no hablemos de "delincuentes na
el moderno desarrollo de la teorización criminológica, que pue­ tos", supone considerar a quienes cometen delitos como seres
de manifestarse en diversas formas, entre las cuales pueden especiales, que llegaron a una conducta desviada criminal sólo
mencionarse: por peculiares carencias de uno u otro carácter.
En este Upo de enfoque se "escotomizan" otros elementos
111 I’raneo llørranuti y ΚΠΙΗΊΙΠ KPI xal II " TøfulønetnM y iieecNidndrH di’ In invrMtignrión
que también poseen potencia criminògena igual o mayor que
ci ||п1|1п1Лц||'п t>n Aiárh n Lnlliin”, Itomin, UNSDUl, рЛ^. Ч, los factores "pro delito" Individuales del sujeto activo.
KK) MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA Ц) 1

Hxiste así necesidad, en Criminodinámica, cual diremos, del CAPITULO Π


empleo de un paradigma integrador, en que destaquen como
vectores, junto al delincuente:
a) la víctima, que en base a numerosos estudios que em­ LAS DIVERSAS TEORIAS CRIMINOLOGICAS
piezan en la década del 40 (Ellenberger, Mendelsohn, Von
1 leniig, Drapkin, Fattah, entre otros), contribuye al delito en
no pequeña cuota sea por una forma peculiar de actuación o Cual se ha dicho en la Primera Parte, la Criminología cien­
por su especial vulnerabilidad (o "victimicidad") ante los he­ tífica nace propiamente en el último cuarto del siglo XIX, con
chos punibles; la entrega, por la llamada escuela positiva, de un sistema y un
b) la situación, sólo ocasionalmente estudiada en algunos método propios de la disciplina y de un núcleo teórico postu­
textos (v. gr. el de Hurwitz); lado con extremo vigor.
c ) los factores micro-sociales, esto es próximos al sujeto, En el transcurso histórico de la disciplina, desde el punto
<ine intervienen tanto en el proceso de desarrollo (formación de vista de los sistemas teóricos, podemos advertir:
de la personalidad), como en el proceso de desencadenamien­
to del delito (esto es la etapa próxima a la perpetración); a) una etapa de aparición de los primeros sistemas crimi­
d) los factores macro-sociales, que constituyen el gran mar­ nológicos y de planteamiento del conflicto "Nature-Nurture"
co político, económico, social, cultural en que nuestra actua­ o "constitución-medio" (1876-1900);
ción se desarrolla;
b) una etapa de "divorcios teóricos", en que surgen "direc­
e) la propia reacción social formal e informal hacia la con­ ciones" o "corrientes" biológicas, psicológicas, sociológicas
ducta desviada. La forma en que aquella cuota del contexto (1900-1950);
social próxima al sujeto se expresa frente al delito o la desvia­
ción (reacción social informal), puede tanto estimular ésta como c) una etapa de integración, al menos relativa, en que, sin
disuadir a quien pretende incurrir en ella. En igual medida, la perjuicio de que aún se mantenga énfasis singular en un án­
reacción social formal (leyes, sistema penal) en sus tres aspec­ gulo del problema -por cada corriente teórica- es manifiesto el
tos de policía, tribunales, organismos correccionales, puede tan­ deseo de una aproximación integradora (1950 hasta nuestros
to disuadir a quien pretende quebrantar las normas como - días).
paradojalmente- estimular a quien percibe el sistema como
injusto, no igualitario, incierto, poco, oportuno o ineficiente.41
En la Segunda Parte de esta obra -Capítulo de Criminología 1. LOS PRIMEROS SISTEMAS TEORICOS EN CRI­
Integrativa- ampliaremos este paradigma en alguna cuota. Al­ MINOLOGIA.
gunos gráficos, incluso, nos permitirán observar la forma en
que confluyen, en diversos tipos de conducta desviada, facto­
res aportados por cada uno de los seis vectores. Las diversas a. La concepción antropológico-criminal.
teorías que consideraremos permitirán, a su vez, fundamentar
la mayor o menos importancia, en el proceso criminogenético,
de cada uno de los factores ponderados. El primer sistemu teórico global y coherente en Cri-
minologín surge en 1876, al aparecer la obra de César
41 MAITI» A (ionshles llørnel U| ιιυ "( il ITI I мл 11 <1 л ci ceonómlen. El delilo como negocio"
Lombroso "El delineuente en relación a la Antropología Cri­
i ll , pAg i(Xi minal".
100 MARCO Л. GONZÄLIZ BĽRENDIQUE ÜLHMHN ros ок 08712112 101

líxisle OHÍ весен i d ad, en Cri mi nodi ná m ica, cual diremos, del CAPITULO 11
empleo ile un paradigma integrador, en que destaquen como
vecloreH, junto al delincuente:
a) la víctima, que en base a numerosos estudios que em­ LAS DIVERSAS TEORIAS CRIMINOLOGICAS
piezan en la década del 40 (Ellenberger, Mendelsohn, Von
I leniig, Drapkin, Ealtah, entre otros), contribuye al delito en
UD pequena cuoia sea por una forma peculiar de actuación о Cual se ha dicho en la Primera Parte, la Criminología cien­
pm HU ('special vulnerabilidad (о " v ietimi cid ad ") ante los hc­ tífica nace propiamente en el último cuarto del siglo XIX, con
I Ium punibles; la entrega, por la llamada escuela positiva, de un sistema y un
b) 1л HÍIuación, sólo ocasionalmente estudiada en algunos método propios de la disciplina y de un núcleo teórico poslu
lexloH (v. gr. (‘1 dc 11 urwitz); lado con extremo vigor.
t ) Iон lactores micro-sociales, esto es próximos al sujeto, En el transcurso histórico de la disciplina, desdo el punió
que i n 1er v ionen tanto en el proceso de desarrollo (formación de vista de los sistemas teóricos, podemos advertir:
de la personalidad), como en el proceso de desencadenamien
lo del dolito (oslo es la etapa próxima a la perpetración); a) una etapa de aparición de los primeros sistemas erimi
d) los factores macro-sociales, que constituyen el gran mar nológicos y de planteamiento del conflicto "Nature-Nurlure"
co politico, económico, social, cultural en que nuestra actua­ o "constitución-medio" (1876-1900);
ción se desarrolla;
b) una etapa de "divorcios teóricos", en que surgen "direc
o) la propia reacción social formal e informal hacia la con­ ciones" o "corrientes" biológicas, psicológicas, sociológicas
ducta desviada. La forma en que aquella cuota del contexto (1900-1950);
social próxima al sujeto se expresa frente al delito o la desvia­
ción (reacción social informal), puede tanto estimular ésta como c) una etapa de integración, al menos relativa, en que, sin
disuadir a quien pretende incurrir en ella. En igual medida, la perjuicio de que aún se mantenga énfasis singular en un án­
reacción social formal (leyes, sistema penal) en sus tres aspec­ gulo del problema -por cada corriente teórica- es manifiesto el
tos de policía, tribunales, organismos correccionales, puede tan­ deseo de una aproximación integradora (1950 hasta nuestros
to disuadir a quien pretende quebrantar las normas como - días).
paradlojalmente- estimular a quien percibe el sistema como
injusto, no igualitario, incierto, poco, oportuno o ineficiente.41
En la Segunda Parte de esta obra -Capítulo de Criminología 1. LOS PRIMEROS SISTEMAS TEORICOS EN CRI­
Integrativa- ampliaremos este paradigma en alguna cuota. Al­ MINOLOGIA.
gunos gráficos, incluso, nos permitirán observar la forma en
que confluyen, en diversos tipos de conducta desviada, facto­
res aportados por cada uno de los seis vectores. Las diversas a. La concepción antropológico-criminal.
teorías que consideraremos permitirán, a su vez, fundamentar
la mayor o menos importancia, en el proceso criminogenético,
de cada uno de los factores ponderados. El primer sistema teórico global y coherente en Cri­
minología surge en 1876, al aparecer la obra de César
41 Murin Λ ( ài n/й In* liare tid h μι«» "l i imninnlilad PI онппйсл. Kl di'IHn cuinii negueto"
Lombroso "El delincuente en relación a la Antropología Cri
i И , рйц Kif' minai".
102 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 103

loombroso es módico de cárceles, módico legista, módico Lombroso es también autor de "El Hombre de Genio", en
|»NÍcpiialni y luchador incansable por el progreso de la ciencia. que postula fuertes nexos entre genio y locura, de "El delito
1 h* HUH batallas deben recordarse las que realiza en la inves- político" (en colaboración con Laschi), que causa notoria po­
llgm ion y tratamiento de la pelagra, en la investigación del lémica al macular con rasgos criminales algunos héroes italia­
iretiniumo, tm la creación de manicomios criminales para ter­ nos y de "La Mujer delincuente" (en colaboración con Guiller­
miinit con Li desgraciada inclusión de enfermos en las cárce- mo Ferrero), en que expone su teoría de la "criminalidad por
len equivalencia" que le permite homologar tasas de criminalidad
masculina y femenina.
( >t iginulmente de acuerdo a Quiróz Cuarón- Lombroso no
hum'll ima lemia criminológica, sino criterios diferenciales en­ Sabido es que junto a Lombroso integran su escuela Enri­
lie eiiícrino menial y delincuente. La autopsia de un temible que Ferri, como sociólogo y Rafael Garofalo, como jurista. Ferri
handlilo llamado Villela le ha de permitir, no obstante, el ha­ es autor de una "Sociología Criminal", entre otras obras y
liti /go de linorna lías anatómicas que lo hacen concebir al cri- Garofalo (1884), de la primera obra aparecida con el nombre
mirnd grave conio un tipo especial, fuertemente predestinado de "Criminología". Han de erigirse ellos, con características
al delilo. algo disímiles, en los tres "apóstoles" de la escuela positiva.

liundamenta Lombroso su tipo del "criminal nato", "species Procede decir finalmente que, pese a la admisión -a
generis humanis" en el atavismo y la degeneración, la locura regañadientes- por Lombroso del criminal "ocasional" y a las
moral y la epilepsia. fuertes críticas de Ferri a las desigualdades sociales, predomi­
na en la escuela un fuerte fatalismo de base endógena. Cual
Λ través de las tesis del atavismo y la degeneración se po­ escribe Leon Radzinowicz, nunca Lombroso llegó a admitir la
dría postular que el delincuente nato importa una regresión al existencia de un delincuente normal, uno que fuese "provoca­
hombre primitivo. Se incluye en su obra reiterada alusión al do y no revelado" por las condiciones sociales y Ferri sostuvo
salvaje, al animal, ¿i las plantas carnívoras e incluso al niño, a través de toda su carrera docente que un delincuente es siem­
lambién éste en una etapa anterior a la de pleno desarrollo pre más o menos anormal.42
moral del ser humano.
b. La escuela del "milieu". La polémica franco-italiana.
1 .os fundamentos psiquiátricos permiten percibir a Lombro­ Las ideas de la escuela italiana son expuestas con especial
so en el delincuente nato una "especie" del género "locura mo­ brillo en el Primer Congreso Internacional de Antropología Cri­
ral", acuñado por Grohman, Pritchard y Maudsley y una co­ minal, celebrado en Roma en 1885. El Congreso posee alto ni­
nexión con la epilepsia, en su variedad "larvada о psíquica". vel científico, sirve de fuerte estímulo para la producción de
numerosos trabajos de la naciente disciplina, en él presenta Al­
Los delincuentes natos serían recognoscibles por una car­ fonso Bertillon su célebre ponencia sobre identificación crimi­
ga estigmática, que en la especie humana se daría sólo en una nal y en las dos secciones del Congreso (una biológica, presi­
proporción de 1:400 y que supondría acumulación de estigmas dida por Lombroso, la otra jurídica, dirigida por Garofalo y
físicos, fisiológicos y psíquicos. Ferri), son examinadas con profundo interés las relaciones en­
tre "epilepsia, locura moral y delincuencia congénita" y las po­
Junto al delincuente nato a través de las diversas edicio­ sibilidades de aplicación de las nuevas ideas a la legislación
nes del "I lumbre Criminal" sr advierten en el pensamiento de penal.
Lombroso el delincuente loco (nlienado, alcohólico, histórico,
maloide), el delincuente ocanlonal (pseudo criminal, crimi­ 44 Leon K ml * i nti w h/ " I tl tn ihi^V and (rimt*", Lomitin, lleinomann Kd Пакткв, IVSfi,
naloide, habitual), y el delincuente por pasión. |1Лц4Ч
104 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 105

La situación es totalmente diversa en el Segundo Congre­ sis y la de París la antítesis, se alcanza en este Congreso -a Ira
so Internacional de Antropología Criminal, celebrado en París, vés de una mayor moderación de las parles y de un menor
en 1889. Lo que en el Primero fuera sólo un célebre dictum de "misoneísmo"- un relativo equilibrio teórico, una virtual "sín
Lacassagne ("las sociedades tienen los delincuentes que se me­ tesis".43
recen"), es ya una cerrada oposición a los postulados italianos
de toda una escuela: la llamada ambientalista o del "milieu". Esta mayor ponderación se observa también en el V Con
Las proposiciones italianas son "ferozmente" atacadas en Pa­ greso (Amsterdam 1901). El Sexto Congreso, realizado en Turin,
rís tanto por los franceses Lacassagne y Manouvrier como por en 1906, se ha de transformar en un verdadero homenaje al
autores de otras nacionalidades, tales como Benedikt y von creador de la Criminología científica. El último Congreso lie
Liszt. Los conceptos de "delincuencia nata" y de determinación ne lugar en Colonia, en 1911; han desaparecido ya varios de
biológica son ásperamente controvertidos, culpándose enfáti­ los más ilustres asistentes a los anteriores.
camente del delito a los factores sociales.
Interrumpidas estas reuniones internacionales por la prime
Como posiciones singulares de la escuela ambientalista se ra guerra mundial, han de reaparecer, bajo la forma ile Con
advierten: gresos Internacionales de Criminología, desde 1938 (I, Roma,);
1950 (II, París); 1955 (III, Londres); 1960 (IV, La Haya); 1965 (V,
Montreal); 1970 (VI, Madrid); 1973 (VII, Belgrado); 1978 (Vil!,
- la de Gabriel Tarde, que postula la tesis de la imitación y Lisboa); 1983 (IX, Viena); 1988 (X, Hamburgo) y |9Q3 (Xl,
de la inadaptación social; Budapest).
- la de Max Nordau, que alude al parasitismo social;
- la de Aubry, que pondera el "contagio moral". Como legado de esta polémica franco-italiana y de los
citados siete Congresos de "Antropología Criminal" nos res
Del Segundo Congreso cabe recordar una célebre discusión tan:
en el manicomio de Santa Ana, en que Lombroso demuestra
extraordinario talento para detectar los internos delincuen­ a) Un importante avance hacia la comprensión más cabal
tes y el nombramiento de una Comisión -integrada por Lom­ del fenómeno delito representada por el esquema concep lual
broso, Magnan, Bertillon, Benedikt, Lacassagne y Manouvrier- de Lacassagne y Manouvrier que -salvo punio de visla exire
encargada de estudiar 100 delincuentes y 100 ciudadanos ho­ mos de sus primeras posiciones- implica distinguir entre fac
nestos. tores predisponentes (que en su opinión se vincularían cou
elementos endógenos) y factores determinantes, en que des
La Comisión no se reúne nunca y los italianos, en señal de tacarían elementos ambientales, en especial la desorganización
protesta ante los ataques, no concurren al Tercer Congreso, ce­ social;
lebrado en Bruselas en 1892. De manera sorprendente, surgen
en este Congreso varios defensores del positivismo: los belgas b) Una sistematización conceptual y metodológicamente
Semai, Heger, Prins, a quienes, apoyan Hamel, Kurella, más madura entre endogenetistas y ambientalistas;
Tarnowsky y otro tales como cl holandés Paul Winkler, que ha
realizado por su cuenta -con resultados favorables a la escue­ c) Un conflicto entre los polos nature-nurture, o es Iručiu
la italiana- el trabajo de la Comisión de 1889. ra-medio que en una u otra forma serán acentuados por las di
recciones teóricas posteriores, salvados algunos sistemaw con
ceptuales de relativo compromiso entre ambos.
Una posición más neutra!, ponderada y científica se advier­
te en el Cuarto Congreso, realizado en Ginebra en 1896. Cual
escribe Rodríguez Manzanera, si la reunión de Roma fue la te­ 41 Iuia Kodrlgupe МЙП#ЙП»ЧЙ "(’riminología", M ŕ x it i», Kd l'amia, |М/и(
106 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS PE CRIMINOLOGÍA 107

lín los posteriores Congresos, que organiza la Sociedad In- Hubo de contribuir al progreso de la Criminología el carác
lernacional de C’riminología y que se inician en 1938, han de ter ya propiamente científico que adquirieron ciertas discipli­
reflejarse tanto los progresos de la disciplina como niveles de nas: es el caso de la Psicología, de la Sociología, de una Psi
teorización más refinados en que, no obstante, bajo ropajes di- quiatría que supera el período "mágico". Λ ello obedece que,
VelHOH, не advierten algunos de los extremos ya planteados. ya en 1888, Franz von Liszt, en su célebre "Programa de Mar­
burgo", postule una "ciencia total del Derecho Penal" en que
2. AVANC lis POSTERIORES. DIVORCIOS TEORICOS deben ser incluidas la Antropología Criminal, la Psicología Cri­
i: INTEGKATIVISMO EN CRIMINOLOGIA. LA PERSIS­ minal y la Estadística Criminal. Contrastan con la ingenua pro­
TI Ni ΙΛ EN LOS EXTREMOS DISPOSICION-MEDIO. posición del Congreso de París (1889) -estudio en 100 delin­
cuentes y en 100 ciudadanos honestos- los llamados de von
La polémica entre los seguidores de Lombroso, escuela Liszt a "investigaciones sociológicas y antropológicas" y a la
ant ropologii o criminal y los autores de la escuela ambien­ "investigación científica del crimen, de sus causas y de los me
talista, íгансена o de Lyon da como fruto, a finales del siglo dios para combatirlo".
XIX, una posición tle relativo compromiso: la que distingue
entre lactores predisponentes y factores desencadenantes del Paradojalmente, el nacimiento de las ciencias indicadas no
delito. ha de contribuir -al menos en Criminología- a una visión uní
taria del hombre, sino al planteamiento de teorías monofne
lil compromiso, si bien se advierte, es sólo relativo, ya que toriales que prescinden de una consideración hol ís tica del rom
llega a estimarse que los factores de predisposición son bioló­ portamiento humano.
gicos y que los factores ambientales serían de "desencadena­
miento". En otras palabras, se continúa creyendo en una Surgirán así, en el período histórico que denominamos de
"diálesis" -o proclividad al delito- de base endógena, asignán- los "divorcios teóricos", diversas proposiciones de orientación
ilose a los factores sociales negativos el carácter de "revelado­ biológica, psicológica o sociológica que sólo vienen a confluir,
res" de una disposición congenita pro-delito. El equilibrio teó­ de cierta manera, en nuestro concepto, desde la segunda mi
rico del Congreso de Ginebra de 1896, cual se ve, es sólo tad del presente siglo.
relativo y es posible que pese al célebre dictum de Lacassagne
"las sociedades tienen los delincuentes que se merecen", el de­ Si bien se examinan estas proposiciones surgidas en la Bio­
lincuente es un "microbio que carece de importancia mientras logía, la Psicología o la Sociología Criminales, se podrá adver­
no encuentre el "caldo de cultivo" social que lo estimula", haya tir que, en el fondo, en muchas de ellas se toma partido por el
prevalecido en el jefe de la escuela de Lyon su personal ideo­ poderío del material endógeno - la "Nature"- en el comporla
logía de médico. miento criminal, mientras otras se deciden, abiertamente, pol­
la influencia de las circunstancias exógenas, esto es la
Jal compromiso o peculiar '"síntesis" debió complacer es­ "Nurture". Podrían así oponerse la frase de Maudsley "del
casamente a otros autores más enfáticamente creyentes en el verdadero ladrón, al igual que del verdadero poeta, podría
dominio de los factores ambientales. Es el caso de quienes -si­ decirse que nace y no se hace" y la sentencia de Brieux- que
guiendo a Marx y Engels- atribuían a los defectos de la estruc­ recoge Bonger "le vice est aussi une misère". La acentuación
tura social lodo tipo de males, incluido por cierto el delito. Es endogenetista se percibe con mucha claridad en las teorías bio
asimismo, el caso de los primeros autores de orientación so­ criminogenélícas que examinaremos en primer término. Ln
ciológica Hibrid Tarde, limillo Durkheim v.gr.- que examinan acentuación opuesta не percibe nítidamente en la orientación
factores o procesos que en su coneeplo generan criminalidad. sociológico-criminal, lín las proposiciones psicológleo-erimina
No pueden sin duda compararse los compromisos de los Con­ les, cual se verá, pueden advertirse matices con predominio del
gresos de Antropología Criminal con la frase, atribuida a lar­ material endógeno (los primeros desarrollos del psicoanálisis)
de, de "lodo el mundo es culpable, exceptuado el criminal". o de neentunclón del predominio del material externo (las pri
I OH MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOC ÍA |()4

питан proposiciones del conductismo con su tesis de la "tabula CAPITULO III


rasa") hasta teorías más integradoras, que concillan el mate­
rial de baso con el aporte de la experiencia. LOS DIVORCIOS TEORICOS. LA ORIENTACION
BIOLOGICO-CRIMINAL
luí la década del 50, tales puntos de vista extremos comien­
zan a aproximarse hacia una posición integrativa. Ello se hace 1. INTRODUCCION.
premenle, en especial, en las áreas de la Psicología y la Socio­
logía en que se examina el problema del delito. Tal concepción Como teorías bio-criminogenéticas pueden calificarse lodas
man hölisi ica se manifiesta tanto en la formulación de teorías aquéllas que en mayor o menor medida recogen la herencia
yenuhumente integrativas como en la aceptación de un "com- lombrosiana al minusvalorar la importancia de los factores psí
ilemenlo" de otro campo del saber que admiten varios quicos y sociales y subrayar el aporte al delito del equipo
rUmmolugos del territorio psicológico o sociológico. genético y de la estructura somática del individuo.
ľan plausible tendencia, no obstante, se contradice con la Estas teorías enfatizan, en mayor o menor grado, diversos
persistencia de enfoques centrados en los extremos disposición aspectos de la "constitución": atribuyen especial relieve a la
o medio. herencia y vinculan delito con peculiaridades de la est rud ura
corporal o con anormalidades anatómicas, cromosómleuN, lisio
líl primero de ellos se advierte en la teoría y la investiga­ lógicas, etc. Para ellas, los factores psíquicos estarían en mu
ción empírica modernas en Neuro-Fisiologia y Bio-Química. chos casos fuertemente conexos a las peculiaridades o a nonni
lías somáticas y los factores sociales serían meros reveladores
La hegemonía del acento ambiental se percibe, en el ángu­ o potcnciadores de una predisposición de baso biológica.
lo opuesto, en muchos autores de la llamada Criminología Crí­
tica, que declaran superado el "paradigma etiológico" y fren­ Los autores que aquí estudiaremos ciertamente toman par
te a u mi población "no criminal", sino "criminalizada", tido por la posición endogenetista o de la "Nature". Las pro
propugnan sólo el empleo del "paradigma del control social". posiciones -y la metodología de la investigación que las fun­
damenta- son ciertamente más refinadas que las del siglo XIX..
Iin las páginas que siguen examinaremos las principales Desaparecen voces como "degeneración", "locura moral", etc.,
teorías de orientación biológica, psicológica y sociológica para y los estudios aluden a grupos controles, a seguimiento, a ex
concluir nuestra obra con el examen de las bases y posibilida­ perimentación. La teoría se enriquece con los aportes de la
des de una Criminología Integrativa. Genética, la Endocrinología, la Neuro-Fisiologia.
Bajo todas las teorías que expondremos se advierte, en ge­
neral, una gran dosis de fatalismo, que sólo es más leve en la
Endocrinología Criminal, que admite, hasta cierto grado, la
posibilidad de "tratamientos". Estos, en otros casos, aparecen
o virtualmente imposibles -cambio de fórmula básica- o
merecedores de rechazo desde un punto de vista ético-Hocial.
En más de una ocasión, no obstante, han dado base estas leo
rías n graves excesos desde el ángulo Politico-Criminal.
LII análisis que continúa sigue una relativa secuencia himtó
rica. Ella precisará cómo, ante cada nuevo descubrimiento den
tífico, renacen los viejos acentos deterministas del siglo XIX que
1 IO MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 111

luego cesado el embrujo inicial· adquieren mayor ponderación "antropológica". Es célebre su obra "El delincuente inglés"
y dan base al necesario compromiso. ("The English Convict") (1913), que incluye examen biométrico
de 3.000 delincuentes con más el examen de varios grupos con­
2. II. NEO-LOMBROSIANISMO Y LA NUEVA ANTRO- troles (internos de hospital, estudiantes de Cambridge y Oxford,
POI,OGIA CRIMINAL. etc.). Desdeña Goring en su obra el posible significado
criminogenético de las precariedades o deficiencias corporales: su
( on posterioridad a la polémicas de los Congresos de An­ muestra de delincuentes no revela sino insignificantes diferencias
tropologia Criminal, es difícil encontrar obras o autores que con los grupos testigo en estatura y peso y es famosa la frase
i oía Iban al delincuente "nacido" como tal o esencialmente di­ en que ridiculiza la "antropometría": "Si conocemos sólo las
verno »il nujeto no criminal. No obstante, algunos autores rela- medidas cefálicas de un estudiante, podemos juzgar mejor si
tivamenlr contemporáneos o posteriores a Lombroso, formu­ asiste a una universidad inglesa o escocesa que predecir si lle­
lan proposiciones que en una u otra forma reafirman la esencial gará a ser profesor universitario o delincuente confeso". Cree
"diversidad" del hombre delincuente. Goring, sin embargo, en una cierta diátesis o predisposición al
Del pr imer grupo cabe mencionar a Henry Maudsley, a delito -transmisible hereditariamente- representada por cierto
Havelock lillis, a Charles Goring. Del segundo, a Louis grado de debilidad mental y cierta inferioridad en la estructu­
Vervacek, a Ernest Hooton, en alguna medida a Etienne de ra física; el delito, para él, sería producto de desigualdades so­
( ¡reel y a buen numero de autores italianos y alemanes. Cita­ ciales sólo en una insignificante proporción.
remos, brevemente, los postulados de algunos. En todos estos autores se advierte sólo una relativa evolu­
ción desde los primeros postulados de la Antropología Crimi­
a) Havelock Ellis. Conocido sexólogo inglés, entrega un nal. Maudsley amplía y no reduce el concepto de "locura mo­
"sumario crítico de la ciencia hoy comúnmente llamada Antro­ ral", lo que permite atribuir el rasgo a mayor número de
pología Criminal" que supone algunas correcciones a la con­ criminales; Ellis estima "insensibles" a los delincuentes habi­
cepción italiana: rechaza el uso lombrosiano del concepto de tuales "instintivos"; Goring pondera la "inferioridad".
atavismo y pondera la "insensibilidad moral" del delincuente
instintivo o habitual; propugna la esterilización, en cambio, de Esta Criminología, hasta la década del 20, más que bioló­
los sujetos "incapaces" ("unfit"). gica, en un sentido amplio, es esencialmente psiquiátrica y se
sirve generosamente del concepto de "degeneración", que in­
b) Henry Maudsley (1835-1918). Médico psiquiatra inglés, cluso es aplicado en el territorio de la Historia y la Estética: es
autor de "Locura y delito", enfatiza la incidencia en el delito el caso de Max Nordau, que descalifica como "degenerados
de la "locura moral", que no advierte como una entidad superiores" a muchos artistas que carecerían de "juicio moral".
mórbida distinta, sino como síntoma de diverso origen. Para
el ciertos sujetos, por obra y gracia de factores congénitos o Esta tendencia "pan-psicopatologizante" se advierte, por
adquiridos, son incapaces de comprender nociones morales y ejemplo, en la frase de un psiquiatra, A. Cullère: "La herencia
de sentirlas afectivamente. Tanto el delito como la enfermedad morbosa es un terreno común en el que declaradamente vie­
mental serían productos antisociales de la degeneración; al nen a confundirse el crimen y la locura".44
igual que Lombroso, cree en una relación entre epilepsia, car­ En la década del 20 desaparece del arsenal médico el con­
ga estigmátien y delito. cepto de "degeneración". La noción de "atavismo", en la acep­
ción empleada por la escuela italiana, cae también en descré­
c) Charle· H. Goring (1870-1919). Médico con notables co­ dito. El concepto ile "herencia criminal", cual diremos, llega a
nocí mien los de eNindístiea, dedica notoria energía a la refuta­ un total despresligio.
ción de las teorínM lombrouianaN aunque, al decir de numero­
sos autores, enfatiza la Importancia del elemento endógeno y,
en la con trov er· la herencia ambiente, se ubica en la posición “ Λ, ( ΊΙΙΙΓΓΚ "h» hiiliinne ile 1я hu urn", Madrld, Dnnh’l Jorro, 1У1/, |'^Η 1
112 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 113

No obstante, en especial en Italia y Alemania, continúan el caso defiere Grapin, que en 1973 admite "cierta especifi
imperando algunos postulados de la escuela antropológica. cidad del fnómeno criminal como un aspecto de la propia es
lillo se advierte, en Italia, en las obras de Morselli, pecificidad umana" y postula explorar los delincuentes tan
( llolenghi. Ni ce forò; en menor cuota en las de Benigno Di to desde elpunto de vista físico como etològico (antropológico
Tillio que al aludir al "criminal constitucional", "de orienta- -cultural). 2ono segunda novedad se sostiene que las "cons
<ión hipoevolutiva" expresa que "por causas hereditarias, con- tataciones onparativas", "deben ser valederas para los gru­
genitaH o adquiridas, presenta un escaso desarrollo de las ca- pos y no paa os individuos"48. Aunque pretenda reducirse el
ia< lelísimas individuales que se pueden considerar de más pesimismo ιοί la "dispersión" de los caracteres y se rechace
reciente adquisición y de mayor dignidad evolutiva".45 con palabn ti concepto de "raza criminal", la proposición
avanza, debdas maneras, hacia el hallazgo de una delincuen­
En Alemania, Hxner escribe que "la psicopatía de los padres cia "verdaán", "voluntaria, reincidente, depredadora", dis
se maniliesla por vía hereditaria en la delincuencia reiterante de tinta de la ’inormal" y de la motivada por "inmadurez".
los hijos" k' y poslula que en ciertas personas existe un desarrollo
herelilario o genéticamente "direccional" hacia el delito. Relati­ Esta Ne> An tropología Criminal, por otra parle, también re
vt» Inlalismo endogenetista hay en Gruhle, que postula un tipo conoce tribto i algunas de las corrientes teóricas, Genética, Bio
especial: el clelincuente "por inclinación". Algo similar puede logia y Citopnética Criminal, especialmente, que pasamos a exa
verse en el austriaco Seelig, que entre sus tipos contempla el minar en lasázinas que siguen y que también, en mayor o menor
"delincuente profesional refractario al trabajo". medida, busar peculiares "perfiles" o "tendencias" pro delilo en
la criminalidd"visible" y olvidan que delito supone básienmente
E1 Código Italiano, en homenaje a Lombroso, alude al cri­ una definicin normativa, ajena a mecanismos hereditarios, es
minal "por tendencia". tructura coroni o equipo cromosomico.
lin Estados Unidos este punto de vista es compartido sólo 3. LA GEN3TICA CRIMINAL.
en forma enfática- por el profesor Ernest Hooton, que en 1939
alude a "estigmas y demostraciones de inferioridad heredita­ Para algunos autores de la orientación biológica los delin­
ria", a "organismos constitucionalmente inferiores", a "seres cuentes -o jah de ellos- recibirían de sus ancestros ciertos ca
humanos degenerados".47 racteres físies ) psíquicos pro-delito. No se trata ya de un re
torno a etépas pre-humanas de la evolución, como en el
Puntos de vista relativamente parecidos a los de Lombroso "atavismo’lombrosiano, sino de rasgos o caracteres peculia
aunque remozados a la luz de nuevos conceptos, nuevas dis­ res presentes ei padres o abuelos que predispondrían seria
ciplinas y nuevas denominaciones- se advierten en autores que mente a la coiducta antisocial.
examinaremos tanto en las teorías bio-criminogenéticas como,
incluso, en las de la dirección psico-criminogenética. El pen­ Antes cb mencionar los estudios realizados en esta mate
sar endogenético no podrá acudir, ya, a los fundamentos lom- ria y de fomrulr las pertinentes reservas que ellos merecen,
brosianos: en desuso la "degeneración" y el '"atavismo", la ob­ procede um ¡inve consideración sobre la herencia.
servación empírica demuestra que entre los criminales se hallan a. La heenda. Generalidades.
muy pocos "locos morales" y "epilépticos psíquicos".
ľan tarde como en la década del 70 se pretende por algu­ Nuestrm diposiciones básicas se encuentran conexas a un
nos autores el diserto de una "Neo-Antropología Criminal". Es mecanismohreditario que permite, en términos generales, la
$ transmisión-airibuible ni medio familiar- de ciertas carne
4' llenigno <ll lilfle "l’rinetpton ik ( riminnlagin (‘línlen y l’niquintrín Ештпме", terísticaH de bs pad res a IOH hijos.
Madrid, ΑχιιΐΐΜΐ, lunn, ľ/N
40 I'гл n z 11 N n л i "Iiolugia ( Ί iminnl". Или ΨΙΟΙΙΠ, Ihiml ι, 1 046, pity. 221.
liment Λ I loton "l‘heAnlant‘lmnial.anAnthropologiealStudly",(‘ambridge, . 41 Гкггл ( kupli taAniropulogin < rl in i nal ", IIareolona, ( Икин Inur, HA Hilli li шин,
Harvard I InivørnMty Ггллм, 1010, рАц ИИ 1471, рйн N1
Iμ MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS OE CRIMINOLOGÍA 1 15

1 a ( ¡enética científica, en poco más de cien años, ha avan- Modernamente, la Genética ha evolucionado hacia la Bio­
/,mio sin duda un largo camino. Química: los ácidos ribonucleico y desoxiribonucleico serían los
últimos responsables de Ja peculiar estructuración de un "có­
Sabemos que en su origen debe asociarse al monje agusti­ digo genético" peculiar a cada sujeto. La eventual manipula­
no Gregorio Mendel, cuyas experiencias en guisantes permi­ ción a este nivel permitiría cambiar la estructura básica de un
ten la estructuración de tres leyes hasta hoy válidas: uniformi­ sujeto, detener la transmisión de ciertas características
dad de IOH lites tizos de la primera generación, disyunción de genéticas o determinar la aparición de un resultado diverso al
los i areleres, libre combinación de características hereditarias. previsto por la naturaleza.
I h· los trabajos iniciados por Mendel surgen los importantes
» mu eplon de homozigoto (sujeto de raza pura) y heterozigoto Si mucho se sabe en torno a Genética vegetal o animal, el
(mestizo), ile dominancia (mayor poderío genético de un ca­ territorio del conocimiento en Genética humana es notoriamen­
ta» leí ) y de recesividad. La estructuración de sus leyes ha su­ te más modesto.
puesto, obviamente, fácil posibilidad de cruce (plantas o ani-
nudes) y gran número de experimentaciones. Asimismo, Numerosas circunstancias han impedido un saber más vas­
Ireeuente posibilidad de encuentro de sujetos de raza pura, bá­ to: el hombre es básicamente no un sujeto puro, sino un ser
sicos para la experiencia de laboratorio. Puede concluirse, de polihíbrido, su larga vida, el escaso número de individuos en
la herencia mendeliana, que si se cruzan dos sujetos de raza cada generación y la imposibilidad de cruce dirigido reducen
pura, alelomorfos (que difieren como opuestos), los mestizos tanto la cuantía de la observación, como la posibilidad del ex
de la primera generación (de existir dominancia) acusarán ex­ perimento. Sus características, por lo demás, no son sólo lisi
ternamente el carácter de uno de los padres (el precisamente cas -lo que parece más próximo a la observación- sino fisioló
dominante); que cruzados estos mestizos los sujetos de la se­ gicas y psíquicas: éstas en buena medida son producto del
gunda generación (F2) exhibirán -divorciadas- las característi­ medio (factores nutricios, climáticos, sociológicos) y, por otra
cas de los abuelos (25% raza pura, carácter dominante; 50% parte, se interrelacionan claramente, lo que impide observar,
híbridos, carácter dominante, 25% raza pura, carácter recesivo); con claridad, la "pureza" o "transmisibilidad" de ciertos atri­
que si se cruzan sujetos que difieren entre sí por más de un ca- butos.
ràder, los atributos se combinan libremente en la descenden­
cia. La observación permite calificar estos resultados: en mu­ Pese a que el hombre se exhibe, así, como un "desconoci­
chos casos no se advierte dominancia y se exhibe una clara do" (Carrel), algún conocimiento ha podido ser sistematizado:
herencia intermedia, en que características opuestas dan ori­
gen a un atributo medio entre los extremos. Puede expresarse, así, en base a la observación:
Λ A. Weismann débese la diferenciación entre somato- Io Que la herencia humana aparece sólo estricta en relación
plasma, perecedero y mortal y germinoplasma, virtualmente a los atributos básicos de la especie (morfología, apariencia
eterno: tal distinción implica que, al nivel de estructura inter­ humana, etc.);
na, podamos diferenciar entre fenotipo y genotipo.
2° Que la transmisión de caracteres, atendida la infinita po­
La evolución de la Genética ha permitido afirmar que las sibilidad de combinaciones (múltiples genes o factores) distri
carneterísticas hereditárias ноп transmitidas de padres a hijos buidos en los 23 cromosomas que aporta cada genitor, nunca
a través de las células sexunles: el encuentro del gameto mas­ determinará identidad total de caracteres entre padres e hijos;
culino y el lemenino permite se restablezca, en un huevo,
el número par o diploide de cromosomas que, en última ins­ 3” Que tampoco existirá identidad total de caracteres entre
tancia, aparecen "transportando" los genes o factores heredi­ los hijos, por In misma razón, salvado el caso excepcional de
tarios. los gemelos univitelinos, genotipicamente iguales;
I |ř) MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA | 17

4*’ Que, en los demás casos, a lo más encontraremos algu­ а alta probabilidad de aparición en el fenotipo (75 a 80 ‘Μ·, en
nos caracteres de los padres en los hijos, o repetidos algunos los pronósticos más extremos); c) al imperio de factores
en dos o más de los hijos; desencadenantes.

5“ Que la herencia puede operar en forma inmediata y di­ A modo de resumen -y antes de intentar una descripción
recta (padres a hijos) o atávica (abuelos a nietos u otros des­ de la forma en que se han pretendido vincular herencia y deli­
een« litui tes aún más lejanos); to- podríamos decir:

(>" Que puede existir dominancia, con su correlato de 1° Que la transmisión hereditaria de caracteres normales
recenividad o hien herencia intermedia; morfológicos nos permite observar -fuera de los atributos bá­
sicos de la especie- ciertas semejanzas entre padres c hijos en
7" Que para la aparición de determinada característica he- cuanto atañe a "hábito" o tipo físico (leptosomático, atlético,
irdihina puede hastar la presencia del respectivo factor en sus pícnico), estatura, forma de la cabeza y de la cara, "aire de ία
padres o puede que sea necesario que "potencien" la transmi­ milia", etc.;
sión hereditaria dos o más factores adicionales (herencia
dimérica, polimèrica, etc.); 2° Que la transmisión hereditaria de caracteres normales fi­
siológicos hace detectar cierta repetición en el grupo familini
8" Que en la transmisión de caracteres por vía hereditaria de aspectos tales como fecundidad, longevidad, tipo de sexun
predomina en forma amplia la dominancia de caracteres nor­ lidad, fuerza muscular, temperamento, etc.;
males, como ley mínima de defensa de la especie;
3° Que la transmisión de rasgos normales psíquicos con
9“ Que sabemos sólo la forma en que se transmiten algu­ duce al hallazgo relativamente frecuente de algunas comunes
nas características humanas -normales o patológicas- que por potencialidades entre padres e hijos (nivel de inteligencia o de
lo general se refieren a las propiedades físicas: coloración de aspiraciones, especiales aptitudes sensorio motrices, etc.), a tin
l<i piel, propiedades sanguíneas (A, B, Rh, v.gr.), ciertas anor­ cuando debamos aquí ponderar el aporte sociológico (calidad
malidades de los huesos, etc.; y peculiaridades del medio familiar, importancia del ejemplo
o del éxito, respuesta ambiental a las actitudes, rasgos y ten
10" Que no cabe confundir algunos hallazgos de la ciencia dencias, etc.) y sólo puedan admitirse como proposiciones
moderna sobre origen de una anormalidad (v.gr. trisomia del meramente teóricas, sin demostración empírica suficiente, al
par 21 de cromosomas asociada a mongolismo) con detección gunas tesis cuales las del psicólogo suizo Boven, que en "(.’arac
del código genético o transmisión hereditaria de la enferme­ terología" postula una herencia materna en los hijos y una pn
dad; terna en las hijas;
11" Que en cuanto atañe a muchas de las características fi­ 4° Que en el ámbito de los caracteres patológicos físicos y
siológicas, psíquicas e incluso en algunos casos físicas, cabe fisiológicos, cabría admitir, en algunos casos, su transmisibi
decir que la herencia implica no una fatalidad, sino una po­ lidad hereditaria;
tencialidad de aparición del atributo: aún cuando se mencio­
ne и ciertas enfermedadeN mentales como "constitucionales" o 5° Que en cuanto se refiere a rasgos psíquicos patológlcon
"esenciales" (esto es ligndaN predominantemente a lo genotipi­ 1 -en el sentido de anormalidades psíquicas definidas como en
co) y se exprese que se "transmiten hereditariamente" sea en tidades nosológicas- algunas de ellas se consideran comí)
forma dominante (psicosis maníaco-depresiva), sea en forma "esenciales", en In acepción de transmisibles heredilnrinmente;
recesiva (v.gr. eNdul/.ofrrnici), el aserto se califica al aludirse: ; se califica el aserto, en lodo caso, al aludirse* no n faInlieiad sino
a) a modalidad dlmórlva o polimèrica; b) no a fatalidad, sino a alta probabilidad de transmisión y al ponderarse los concep
I 18 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE C’RIMINOIOGIA | 14

los de dimería, polimeria, herencia intermedia (padre psicòtico En algunas de estas teorías, cual se verá, "criminalidad " o
maníaco-depresivo, hijo de personalidad cicloide, v.gr.) y en­ "diátesis criminal" -es decir orientación pro delito- aparecen
enen tro predisposición-desencadenamiento; consideradas como verdaderas "taras" genéticas, en un nivel
similar al de "epilepsia", "oligofrenia" u otras cuyo carácter
6“ Que en el territorio más difuso de rasgos psíquicos que constitucional, esencial o ideopático - y por ende fuertemente
puedan estimarse "peligrosos" sin llegar a constituir una en­ transmisible- se pone fuera de toda duda.
tidad nosológica v.gr, agresividad sobre lo normal, esquizoi-
<Ннпю, labilidad al alcohol, egocentrismo, rebeldía, hiper-con- b. Los estudios en Genética Criminal.
formiumo, sugestibilidad, submisividad, coartación afectiva,
ele,, proceilen diversas reservas en cuanto atañe: a) la realidad
de HU Iransmisión hereditaria; b) la forma de su transmisión; Los estudios en Genética Criminal han consistido: a) en in
« ) Li certidumbre de los juicios de valor con que califiquemos vestigación en ciertas "estirpes criminales"; b) en investigación
un atributo de "patológico", "peligroso", "negativo", etc., pres­ estadístico-matemática en familias; c) en investigación en me
cindiendo de los requerimientos del medio ambiental; d) la llizos uni y bivitelinos; d) en investigación en hijastros e hijos
magnitud de lo que es heredado y lo que es fruto del medio; adoptivos. Examinaremos brevemente cada uno de estos estu
e) la amplia posibilidad de que el medio plastifique las dispo­ dios, para estampar luego algunas reflexiones críticas.
siciones, transformando lo "bueno" en "malo" y viceversa.
b.l. La investigación en genealogías.
'lal cúmulo de reservas nos impide tratar en el capítulo des­
tinado a herencia todo cuanto, en alguna medida, se vincule En 1887 Richard Dugdale publica un estudio, ya célebre,
con transmisión, de padres a hijos, de características posibles sobre la familia de Max Jukes, un leñador vagabundo, analli
de ser correlacionadas con delito. Se han vinculado a delito es­ beto y alcohólico que habitara en Nueva York en el siglo XVII,
truc tura corporal, anormalidades psíquicas, ciertos rasgos psí­
quicos, inteligencia, alcoholismo, etc., y en varios de estos atri­ La obra "The Jukes. A Study on Crime, Desease and
butos existe un innegable componente hereditario. En el caso Heredity" supone, en base a datos de doscientos años, de más
del alcoholismo, algunos autores lo califican como enfermedad de 700 descendientes de Max Jukes, una amplia cuota de des
gen o lo trófica, en cuya aparición subyace un elemento heredi­ viación social. En la estirpe aparece más de una mitad de las
tario. No obstante, cual la ciencia aún no ha podido "aislar" mujeres como prostitutas, se hallan 130 criminales convictos,
cuánto se debe al material genético y cuánto a factores ambien­ 440 "ruinas físicas", 310 indigentes, ninguno con asistencia a
tales, parece más apropiado examinar las posibles correlacio­ la escuela, sólo 20 con aprendizaje de algún oficio, 10 de los
nes entre estos atributos y delito en otras partes de este texto: cuales lo adquirieron en la prisión. El costo social de esta la
la estructura corporal, en Bio-Tipología Criminal, las anorma­ milia, en la síntesis de Eugenio Walter, asciende en 1877 a más
lidades psíquicas, la inteligencia, los rasgos de personalidad, de un billón y cuarto de dólares...
el alcoholismo (dependencia fisiológica del alcohol, con posi­
bles connotaciones psiquiátricas), en el estudio de los factores Estabrook publica en 1916, un estudio que actualiza la obra
psíquicos, etc. de Dugdale sobre los Jukes y, conjuntamente con Davenport
una investigación sobre la familia "Nam": ambos trabajos con
Todo ello explica la cautela con que deben examinarse al­ signan gran número de enfermos mentales, prostitutas, vagos,
gunas teorías e invesligacioneH que, de manera notoriamente delincuentes.
ambiciosa, hnn pretendido Noslener que se transmite la tenden­
cia a delinquir o que не heredan ciertas cualidades o disposi- Son también conocidos estudios similares en Ins lamillas
cionca que virlunlmente determinan o casi determinan un "Hill" (Dnnielnon y Davenport), "Nam" (Estabrook y
comportamiento criminal· Davenport), "Kernngnl" (Aubry).
120 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUF ELEMENTOS DE CRIMINO(:1 A 121

Material de controversia ha de suponer la obra del norte­ nealogia ascendente o descendente, el porcentaje de "taras" у
americano A. Henry Goddard (1912), sobre la familia denomi­ la "probabilidad de enfermededad".
nada "Kallikaak" (del griego "kalos"=bueno; "kakos"=malo),
4»n que se observan dos cepas, una plena de patología, la otra Por "tara hereditaria" sc entiende, para estos efectos, psi
con muy positivo aporte al medio social. cosis, personalidad psicopática, oligofrenia, demencia, alcoho
lismo, criminalidad. Algunos llegan a incluir el suicidio y la
En Alemania se realizan varios estudios de este tipo a co­ apoplejía...
mienzos del siglo XX y el interés por ellos se intensifica en la
epoca nazi. So mencionan así el trabajo de Jörger en la familia La tara puede ser directa (padres), indirecta (abuelos) (i co­
"Zero" y (Ί de Mönkemöller en las familias ‘Victoria" y lateral (hermanos, primos, tíos, sobrinos, tío-abuelos, sobrino
"Manus". A ellos se agregan el de Martin Riedl, en la familia nietos). Un grupo control en la población general muestra las
"kilolim", de 1933, que encuentra 16 alcohólicos, 19 psicópa- diferencias "significativas". La tabla № 1 que sigue -elabora
tan, 3 psicóticos, 11 deficientes mentales, 17 delincuentes y el da en base a los datos de las obras de Exner y I lurwitz con
dr Ritter, de 1937, que identifica cerca de 20.000 sujetos, repar­ signa algunos hallazgos de los estudios más conocidos.
tidos en seis a ocho generaciones, descendientes de miembros TABLA N“ 1
tir bandas de vagabundos y de ladrones arrestados entre 1760 TARAS HEREDITARIAS, GENERALES Y ESPECIERAS
y 1820. 1 lurwitz cita la pesimista opinión de Ritter: "Ni la rue­
da, ni la horca, ni la espada, ni el látigo, ni la marca de fuego, Autor Tara en general Enfermedad Psicopatía 1 tlmiiialłilad
mental
ni la rebaja de pena, ni el destierro, ni la casa de trabajos for­ Directa Padre Madre Hrr m antis l'l Imua ľ ai ii r Mailu
zados, ni la cárcel, ni el hogar infantil, ni la casa de Directa
%
Global
%
% % 'Я> ■я. 'Я. % X
reeducación, ni la iglesia, ni la escuela, han podido modificar
esta cepa"...4y STUMITK
195 delincuentes reincidentes 63.5 5.0 31 16 34.5 89 78 14
1 Mi delincuentes primarios 25.3 3.4 3 7.0 40 4 1
b.2. La investigación estadística en familias.
SCHNELL
5ΙΏ delincuentes reincidentes 59.0 74,6 6.8 35 20 29 10
Una escuela alemana de psiquiatras genetistas (Rüdin,
Schulz, Luxemburger) surgida a partir de 1920, ha procurado SCHMID
indagar en los coeficientes de transmisión hereditaria de diver­ 502 delincuentes primarios 20.0 37.0 1,6 8 6

sas enfermedades mentales. Dos autores de la misma escuela HARTMANN


-Friedrich Stumpfl y Konrad Ernst- han tratado de relacionar 199 delincuentes 42,2 69.8 6.0 9 8

herencia de enfermedades mentales y criminalidad: al estudiar­ RATTEN HU BER


se mayor número de sujetos y reducirse el número de genera­ 107 delincuentes graves
ciones de cada estirpe, se procura evitar la imprecisión de los contra la moral 54,2 65.4 5,6 17 7

trabajos antes mencionados. KRASSNUCIIKIN


2,150 delincuentes
En este tipo de trabajos no se parte de cepas manifiestamen­ a) crónicos 67,4
50,8
81,9
66,9
b) agudos
te deficitarias: con un criterio más libre, se escoge un grupo de
delincuentes o de anormales y se busca descubrir, con evalua­ RIEDL
HI 3.5 60 22 17 14
ción estadística del mayor número posible de casos en la ge- 2(X) dellncuenlen prwwre
2(X) delincuenlen lardiun 41 1.5 22,5 97 75 15
sólu paliv »Alo padre
*“ l’lndo pue II011H KIlenhfigei ни ''AH|WI IH hlologhpiøM øl pMyøhintrh]uøH de In
MÍCHU
(’riminolugiu", мн "t’riminnlogle øii Aition", XVII (otin» I ri terna Поил I dø H 5
266 dølincupnten ‘da Mlado * 114 77 4
( rlinhiiiliiglø, 1 Inivor allí dø Muuliini, |unN, pAg 47
122 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 123

En cuanto se refiere a tara hereditaria en general, los estu­ Opinión discrepante es la del inglés Norwood East, que en
dios mencionados en el cuadro consignan fuertes porcentajes base a investigación de gran escala en la prisión de Wormwood
de Inra directa y tara global, advirtiéndose notorias diferencias Scrubs rechaza la transmisión hereditaria de la tendencia pro­
entre primarios y reincidentes, criminales precoces y tardíos, delito (1949).51
crónicos y agudos. Por su imprecisión hemos descartado el
rubro "alcoholismo", que algunos trabajos incluyen. La mayoría de las investigaciones en pro de la tesis endo-
genetista puede merecer numerosos reparos conceptuales y
I as lasas son más pequeñas en relación con enfermedad metodológicos, conexos a validez de los diagnósticos, a uso de
mental, lixner agrega que la tara es más intensa, aunque "no taxonomías distintas, a vaguedad de la voz "criminalidad".
i ouNiderable", en el caso de los reincidentes y precisa que el
punto <lc in Ir rés es "si para un sano mental que procede de Para una mayor claridad en los reparos de carácter concep­
una ¡a ni i lia tardila con enfermedad mental existe mayor pro- tual deben distinguirse tres situaciones:
bal>iIiilaiI dc llegar a ser criminal que para un sano proceden­
te de lami lia sana". a) la tesis de una correlación "indirecta": se postula que
consanguíneos de delincuentes que presentan la misma tara
lín el rubro "enfermedad mental" especificado en varios tra­ de epilepsia o psicopatía cometen también delitos;
bajos, se concluye que sólo en el caso de la epilepsia esencial se
podría postular una relación con conducta delictiva: la tara esta­ b) la tesis de una correlación "directa": sujetos no epilépti­
ría presente, con mayor frecuencia, en reincidentes contra la cos ni psicópatas, esto es "sanos", provenientes de familias
moral, criminales violentos y delincuentes profesionales. taradas aparecerían más proclives a cometer delitos que suje­
tos sanos de familias sanas;
La alta frecuencia de personalidades psicopáticas en los
padres de delincuentes, sobre todo en reincidentes, hace decir c) la tesis de otra correlación directa, que prescinde de fac­
a lixner que "la psicopatía de los padres se manifiesta por vía tores psiquiátricos: los consanguíneos "sanos" de criminales
hereditaria en la criminalidad reiterante de los hijos".50 ‘‘sanos" cometerían más delitos que los consanguíneos de su­
jetos no criminales.
Cierta entidad posee la relación criminalidad de los hijos-cri­
minalidad de los padres de acuerdo al gráfico precedente. Denominamos el primer caso correlación "indirecta" por­
que los elementos psiquiátricos psicopatía o epilepsia
A los datos que él contiene se agregan los de otros estudios. impurifican la posible conexión "delito-herencia-delito". Se
Entre ellos los del danés Christian Geill (1906: 2.53% en la as­ tra ta aquí de delitos "psicopatológicos", en que la anomalía da
cendencia de 1.742 delincuentes); del inglés Goring 1919: cri­ base para acciones anti-sociales y nada se aclara en el terreno
minalidad de 53.8% y 60.7% en la descendencia de 1.000 de­ de la criminalidad "normal".
lincuentes, "datos que parecen indicar que el delito tiene una
naturaleza hereditaria"; de los alemanes Michel, Schnell, Riedl Frente a la segunda proposición puede argüirse: a) que cabe
y sobre todo S tump fl, que detecta mayores porcentajes en la alguna reserva frente a la aparente "sanidad" de los sujetos;
descendencia de los reincidentes y los "politropos" que apa­ b) que podría presentarse un caso de herencia "intermedia",
recería reforzada por la "regla biológica del "partenaire"; de con alguna base patológica no observada; c) que no se consi­
los norteamericanos Sheldon y Eleanor Glueck, que consignan dera la influencia del ambiente familiar, esto es no se "aísla"
una tasa de 51.5% de criminalidad en los familias de los de­ la variable transmisión hereditaria.
lincuentes estudiados en "500 Criminal Careers" (1939).
'* Norwomel KAMI "Nnelety titul the ( rl rollini ", SprIngfield, C’harlon С, Пнинаи, Pub
111 К м n r t up til, рАц I llnhtr, 10*1, pñg t N
124 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ILLMLNIOS DI CRIMINOLOGIA

En el Lcrcer caso es aún más válido el reparo de omisión


del "modelling" familiar: el hogar -con frecuencia desinte­
grado- de los delincuentes profesionales es propicio para una
socialización imperfecta o "diferencial" y puede enfatizarse,
con los ( lueck, la importancia de la "under the roof culture".
Aelviértase, a este respecto, que en el estudio de Stumpfl si las
lasas de "repelición" de la criminalidad en los parientes que TABLA № 2
viven con los delincuentes estudiados (hijos, hermanos) son CONCORDANCIA Y DISCORDANCIA
alias, decrecen notoriamente en el caso, de los primos, que es­ EN LA CRIMINALIDAD DE MELLIZOS UNI Y BIVITELINOS
t apan al ambiente del criminal.
1.3. La investigación en mellizos. Atm IR ANO JUGAR MEI.IIZO$ UNIVn ilLlrø ΜΙίΙ.Ι.ΙΖίΠ IIIVII El INO'.

Las modernas investigaciones en mellizos uni y bivitelinos TOTAI.


I nnen nil nell IJmitdtncii
TOTAI.
4 «iwiinliiH U IH* III ibiu M

tiendlen a la relativa exclusión de la variable ambiental: se su­ FARES


FARES % FARES %
"AKIIS
FARES λ "AKI ч
pone que el hogar paterno sería igual en calidad frente a los
pares de gemelos o de simples mellizos y en el primer caso ha­ Ulf 1'124 Alemini» 13 III 77 3 23 17 2 12 15 ни
luta una fuerte identidad genética. La conducta criminal de dos 1 rIțr« IM? 1 kalanda 4 4 НЮ II 11 fi H II Ί KHI

gemelos ("concordante"), en consecuencia, sería atribuïble a la


Ri ι·ι mill IW Kl.U.U, 37 23 AH 12 32 2H 3 IK JI MJ
carga endógena pro-delito. En la tesis, la "discordancia" -con­
ducta criminal, conducta no criminal- sería mucho mayor en ΜικιψΠ 1*% Almani» 1Я 13 72 s 2H 14 7 17 12 M

el caso de los simples mellizos o bivitelinos. К ruiu 1436 ľ mt it 32 21 M 11 .34 43 23 M 211 42

llørgntrom rø Flnhndlii 4 3 7.1 1 2.5 5 / dll 1 Ml

Los primeros estudios de esta índole se deben al autor ale­ hIsle г 14.13 Inglatøorra 2 1 511 1 5(1 Hl 3 111 7 711
mán Johannes Lange, que los da a conocer en "El crimen como
Vim hl »utu 1461 Jtpdii m 17 61 11 34 IH > 11 III ИМ
destino" (1929).
l( HAUIS 13H 44 AH 44 32 145 44 311 Ull /II

Investigaciones posteriores se han realizado en Holanda


(Legras, 1932), Estados Unidos (Rosanoff, 1932), Alemania
(Stumpfl, 1936), Prusia (Krantz, 1936), Finlandia (Börgstrom,
1939), Inglaterra (Slater, 1953) y Japón (Yoshimasu, 1936, 1961).
Mención separada merecen los trabajos del danés Karl O.
C’hristiansen, iniciados en 1968 y proseguidos hasta su muerte
en 1979, y un estudio en 256 pares de gemelos realizado en 1986
por David C. Rowe y D. Wayne Osgood.52
La tabla N” 2 -elaborada sobre los datos de las obras de
Exner, Hurwitz y Mednick- entrega los resultados de los ocho
estudios realizados hasla 1961:

Sarnatt Mødntek, "( regarfing Uw role oi biologien I (неким In lhe ell


о1оцу ol t'ľhniioilHy " Iniurnnitmnnl < Hnito lot Biolog ICH I And Medico Parennie Orimi
ooio^y, SHO l’aula, Iramit, IW\ рАц 17
126 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE 11.RMIN‘TOS DE CRIMINOLOGÍA 127

Según algunos, las tasas de concordancia notoriamente di­ Si se repara, en efecto, en las dos premisas en que desean
ferentes entre mellizos uni y bivitelinos (68 y 30%, en la tabla) san estos trabajos, se verá que ellas distan mucho de ser sóli
implicarían un argumento definitivo en favor de la tesis das.
endogenetista.
Puede discutirse, en primer lugar, la total identidad presu
l’ara otros, en cambio, los resultados de estas investigacio­ mida en los mellizos univitelinos: se han observado en muchos
nes no serían concluyentes en absoluto. casos fuertes diferencias somáticas y psíquicas de baso consti­
tucional; en otros uno de los gemelos puede exhibir peculiari­
Estudios y datos finales serían merecedores de reparo: dades atribuïbles a sucesos de la vida intrauterina; investiga­
ciones en gemelos (Newman, Freeman y Holzinger, v.gr.)
I) por referirse a escaso número de sujetos; anotan diferencias en temperamento, emocional ¡dad y otras
bases de la conducta.
7) por sobre representar a los mellizos univitelinos, más fá-
riles de delectar por su gran "visibilidad social"; La similitud del medio familiar ante cada miembro do la
pareja univitelina o bivitelina es también objetable, En el caso
3) por incluir sujetos con anormalidades psíquicas, posible­ de los gemelos, el comportamiento paterno tiendo a acentuar
mente más "responsables" de la concordancia que la herencia el parecido, hasta en el vestuario, hecho que produce "viven­
pro-delito; cias de identificación" y cierta pérdida de identidad, lo «pu·
no ocurre en relación a los simples mellizos. Ello lanío pormi
4) por detectar en los univitelinos un apreciable porcentaje le atribuir la amplia cuota de concordancia a un medio
de discordancia, inconcebible lógicamente (Reckless) de exis­ "homologador” como hace aún más inexplicable la conducía
tir real identidad genética pro-delito en los gemelos; discordante de algunos pares, de existir en ellos igual equipo
genético e igual tratamiento parental.
5) por confundir en el concepto de concordancia cosas muy
ti ¡símiles, desde infracciones leves hasta delitos de gravedad. La dicotomización entre disposición y medio importa, en
todo caso, una clara sobre-simplificación de un proceso muy
Cual se dijo, el más ambicioso estudio en la materia es el complejo. No cabe concebir aquéllos como bloques monolíticos,
emprendido en 1968 por Karl O. Christiansen. Este autor es­ estáticos, sino ponderarlos como componentes dinámicos de la
tudió todos los mellizos nacidos en un área de Dinamarca en­ personalidad., capaces de producir infinitas variaciones itici i vi
tre 1881 y 1910 -circunstancia que evitó la sobre-representación duales ente los seres. Parte de éstas son atribuïbles, cual se
de los monozigotos surgida de la elección al azar- y en 3.586 naia el inter-accionismo simbólico, a las "formas do percepción
pares obtuvo concordancias de 35% (univitelinos) y 12.5% de los estímulos", lo que implica valorar más que las cosas el
(bivitelinos). Christiansen extendió luego su estudio a to­ "significado" que otorgamos a las cosas: una actitud del pa
dos los mellizos nacidos hasta 1920 y pretendía abarcar to­ dre o la madre, así, podrá ser "percibida" de manera muy ili
dos los nacidos en el país, con un universo aproximado de más versa por cada uno de los mellizos o de los gemelos y erigirse
de 13.500 pares. Para Sarnoff Mednick, "este definitivo estudio en matriz de una determinada base de comportamiento.
aboga en favor de la existencia de un efecto genético en la cri­
minalidad". Por lo demás, el concepto de conducta concordante posee
también -en armonía con el problema del concepto de delito
Aunque el problema se centre en la "herencia de caracte­ bastante relatividad. Ga reía-Pablos, al aludir a una de las más
res" y no en In "herencin del delilo", creemos que este tipo de recientes InventigactoneN en la materia, la de los noruegos
estudios dista muchu de prolni r In transmisión hereditaria de Dalgard y Kringlen, 1979, señala tjuv en ella se usó un concepto
una "disposición" antisocial, "estricto y riguroso de crimen que incluía sólo delitos violen
128 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 129

los, agresiones sexuales, hurtos y robos".53 Frente a ello, ¿qué delincuentes en el grupo padre adoptivo-delineuente; 3) un
se puede pensar del estudio de Kranz, 1936, en que uno de los 21% de hijos criminales en el grupo padre biológico del incoen
gemelos es un delincuente brutal, multirreincidente, mientras te-padre adoptivo no infractor; 4) 36.2% en el grupo de ambos
el otro es un honesto matón de cantina a cargo de la expulsión padres criminales. Ante tales resultados, Mednick estima que
violenta de borrachos? ¿Se trataba aquí, en el fondo, de una "el efecto genético sí parece innegable". 4
verdadera "rebelión contra la identidad"?
El estudio norteamericano es de R. Crowe, Iowa, 1975,
b.4. Otros intentos de "aislación" del equipo genético: in­ quien examina 41 mujeres internas en un reformatorio que
vestigación en gemelos separados, en hijastros, en hijos entregaran sus niños en adopción; el trabajo incluye un gru
adoptivos. po control de adoptados que se parearan por edad, sexo,
raza y edad. Los resultados arrojan 18 casos en el grupo de
Λ tina mayor "aislación" del equipo genético tienden inves- las internas con sólo dos en el grupo testigo, 7 casos con
liga» iones en univilelinos criados en hogares diversos; el es­ condena en el primer grupo y uno en el segundo, cierta si
tudio comparado de hijos e hijastros; el estudio en adoptados militud entre los delitos de las madres biológicas y los de
y en SIH padres biológicos y adoptivos. sus ex-hijos.

No hemos encontrado reseña de investigaciones en geme­ Erente a estos estudios cabe formular reparos similares a los
los criados en medios familiares diversos: los estudios de ya estampados: es posible que padres biológicos e hijos hayan
Kranz y Stumpfl sólo ponderan diferencias ambientales surgi­ sido portadores de anormalidades psíquicas; es posible «ue al
das en la adultez. gimas adopciones hayan sido tardías, hecho que contamina los
aspectos biológicos y ambientales; los estudios no incluyen
Clomo estudio en hijos e hijastros se cita el de Ludwig comparaciones valorativas de la calidad de los hogares; la muy
K n liner, de 1938, en 208 prisioneros, que descubre mayor cri­ alta tasa de 36.2% en el caso de ambos padres criminales su
minalidad y mayor reincidencia en los hijos propios que en los braya la influencia ambiental en el estudio danés.
hijastros. Kuttner, en base a su trabajo, propugna la "esterili­
zación del delincuente endógeno precoz", sugerencia que ar­ c. Herencia y delito: algunos corolarios.
moniza con el clima nazi de la época e impide advertir los vi­
cios conceptuales y metodológicos del estudio. Fluye de la exposición anterior que en la materia en exa­
men se ha evolucionado desde la tesis de la "herencia crimi
Estudios en hijos adoptivos y en sus padres biológicos y nal", hoy absolutamente inaceptable, a una proposición algo
adoptivos se han efectuado en Dinamarca y en Estados Uni­ más modesta: la de transmisibílidad genética de algunos "ca
dos. rae teres pro-delito", denominados en su conjunto predisposi
ción, diátesis, "crime-proneness", etc.
El estudio danés, de B. Hutchings y Sarnoff Mednick, 1975,
se basa en 1.145 varones adoptados, de los cuales 185 tenían Esta última teoría, por todo lo expuesto, dista mucho de
prontuario penal. Ubicados 143 padres biológicos, se usa un haber sido comprobada empíricamente y ello corrobora la opi
grupo control de 143 hijos adoptivos no delincuentes, parea­ nión, aún válida, del biólogo inglés Julian 1 luxley: "Los carne
dos por edad y clase social del adoptante. Entre los resultados teres no son y no pueden ser heredados en el sentido que el
aparecen: 1) un 1(1.4% de hijos delincuentes en el grupo de pa­ genetista atribuye a la herencia... lo que se hereda son gimes,
dres (biológico y adoptivo) no criminales; 2) un 11.2% de hijos factores, equipo genético. Un carácter cualquiera puede ser sólo
la resultante entre los genes y el ambiente... carece de sentido
14 Anlunia tiarela l’dhlnN "Mamnldøt’rimiologin", Madrid, HapnnnC’alpe, 1ЧНН, pág
u Møinirk «шипун « Kmin, р4ц ?l
343
|3() MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE UIMIN TOS DE CRIMINOLOGÍA 13]

hi vieja cuestión de si la Nature o la Nurture es lo más impor­ Ante tal conjunto de reservas, podría concluirse que a la
téi ule". herencia cabría alguna cuota de responsabilidad en:

Modernamente no se concibe una estructura caracterologica a) la transmisión de ciertas anormalidades psíquicas o de


que forzosamente conduzca al delito. Si ello es así, mal puede la predisposición a ellas: léase algunas psicosis esenciales, anor­
admitirse una relación directa delito-herencia-delito que supon­ malidades de la personalidad, labilidad para la aparición de
ga transmisión de padres a hijos de rasgos orientados al com­ cuadros sintomáticos, etc. Se acepta, por lo general, que la cuo­
portamiento antisocial. ta de anormalidades psíquicas en la criminalidad ("delito
psicopatológico") es, por lo demás, bastante modesta;
Bastante diversa de la anterior es una relación indirecta, en
<|u<*, via herencia, algunos sujetos reciban elementos disposi- b) la transmisión de algunas anormalidades neuro-fisioló-
i tonales, que en alguna medida favorezcan o posibiliten un gicas que, cual se expresará más adelante, algunos autores vin­
i omportamiento de tipo delictivo dadas ciertas circunstancias culan a delito y estiman de base hereditaria;
ombinntales que potencien rasgos buenos, regulares o malos
ile equipo congénito. c) la transmisión de cierta labilidad ante el alcohol; para al­
gunos incluso, el alcoholismo sería una enfermedad
(’ual se ha expuesto en otra parte de este texto, el delito no genototrófica, en cuya base existiría un mecanismo heredita
surge en un vacuum, en que todo el poderío causal pueda asig­ rio;
narse al delincuente. Por el contrario, cabe siempre ponderar
el aporte de la víctima, de la situación, de los factores micro y d) la transmisión de ciertos rasgos físicos: bio-tipo, estatu­
macro sociales y de la reacción social. ra, fealdad o corrección de rasgos, etc.

Cracias a la interacción de estos factores puede que algu­ e) la transmisión de ciertos rasgos psíquicos calificables de
nos elementos de la personalidad del sujeto -en parte atribuí- "peligrosos", en una amplia gama en que pueden figurar el
bles a la herencia- favorezcan la actuación delictiva. bajo o alto cuociente intelectual, la ambición o la humildad, la
introversión o la extroversion, etc.
La cuota del aporte genético a este tipo de conducta, po­
drá ser de variada entidad y, en todo caso, muy difícil de pre­ Tales rasgos transmitidos -solos o combinados- podrían dar
cisar pese a las tentativas reseñadas de "aislación" de varia­ origen a la "desventaja genética acumulativa" que menciona
bles. Debe tenerse presente, además -cual se indicó al comienzo G. B. Vold en su conocida "Theoretical Criminology".
de este texto- que nuestras disposiciones básicas son neutras -
esto es buenas, regulares o malas- según la forma en que el O constituir, en nuestras palabras, una situación de "vul­
medio las plastifica y otorga o no las posibilidades reales de nerabilidad", que puede también derivar de peculiares circuns­
obtención de metas que el sujeto se plantea. tancias socio-económico-culturales y que en ningún caso po­
see una connotación determinista o fatalista: piénsese, en
Con acuerdo a lo anterior, tanto el muy alto como el bajo efecto, en los diversos resultados, lícitos o ilícitos, a que pue­
nivel intelectual o la hipo o hiper-emocionalidad, pueden ser de conducir una urgencia económica, una fuerte crisis emocio­
estimados criminogénicos: todo dependerá, cual sostenemos en nal, la carencia de un oficio calificado, etc.
otra parte de este texto, de las "brechas" que surjan entre los
niveles de aspiraciones, de expectativas razonables y de logros. En una ilustración de nuestro pensamiento, podríamos ha=
cer una breve enumeración de posibles "características pro de
" ullan lluxiny "Ihn l Iniumnøns ot Млн", Luodon, 1431, pág. 42, cilndo por
lito" aportadas por la herencia, suponiendo que un hijo here
Mannhøtm øtt "( omainlive ( riminuloxv". i И , pAg λ'Η, de:
132 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMľNTOS DI' CRIMINOLOGÍA Ш

a) el tipo fisico de atletico о mesomorfo, que de acuerdo a los efectivos logros sociales, como a una nctividad antisocial
los bio-tipólogos favorecería insensibilidad psíquica, afán de definida.
dominio, valor físico, agresividad, gusto por la aventura,
a sertivi dad y agresión bajo el alcohol o En último término, para finalizar es le capítulo, sólo cabe
repetir lo ya dicho a propósito de interaccionismo simbólico:
b) escasa estatura y detestable fealdad o caracteres o factores -hereditarios o no- valen por su re pe re u
sión en "significados" para el sujeto y no por su base objetiva
c) propensión a una psicosis epiléptica o en este caso física, fisiológica o psíquica. Lo que adquiere im
portancia en criminodinámica es lo que "representan" íntima
d) labilidad ante el alcohol con "tendencia a feroces des­ mente para el sujeto una cojera, una peculiar fealdad, un com
cargas psicomotoras" o ponente del temperamento -satisfecho o no, socialmente
plastificado o no- y no, en sí mismo, determinado carácter en
c) anormalidades del sistema nervioso autónomo que redu­ su fundamento objetivo.
cen su capacidad de condicionamiento social o
Sólo con estas limitaciones -creemos- puedo lnblurHe de
f) un conjunto de rasgos psíquicos "peligrosos" cuales el posibles contribuciones de la herencia al delito. El "penoso son
mediocre nivel intelectual, la emocionalidad, la irascibilidad li miento de inferioridad", la situación de "minusvalía", la po
mayor que la media, la abulia, etc. 1 tenčia o la debilidad, la timidez o la audacia sólo adeuiriran
relieve a la luz de una situación, bajo el espectro ile los laclo
Si de todos estos rasgos -especialmente los últimos- se des­ ros macro y micro-sociales y frente a una posible víctima.
carta el posible aporte ambiental, dándolos por transmitidos, »
el resultado final no es por cierto unívocamente pro-delito, cir­
cunstancia que implica repetir nuestra convicción sobre la 4. LA ENDOCRINOLOGIA CRIMINAL.
"neutralidad" criminògena de las disposiciones y reafirmar el
imperio de los factores situacionales, microsociales y macro­ Para Mira y López, si bien el organismo todo représenla la
sociales en la producción de un delito. "individualidad psicológica", cabe pensar que en último tér­
mino la base física del pensamiento sería el sistema neuro-en
Puede verse así claramente, de los ejemplos propuestos, que docrino, integrado por el eje cerebro-espinal, el sistema nervio
es posible que el atlético se transforme en instructor de atle­ so vegetativo y las glándulas de secreción interna. Ello ya nos
tismo, en boxeador o en el gemelo matón de Kranz, que el pe­ indica, con claridad, la enorme importancia de las glándulas
queño y horrible sujeto transcurra en un medio rural o en un endocrinas: el estudio de éstas se inicia con Claude Berna ril
mundo de seres pequeños y feos, que el candidato cierto a la (1851, función glucógena del hígado), Thomas Addison (1855,
epilepsia tenga oportuno tratamiento médico, que el lábil al al­ función de las glándulas supra-renales), Takamino y Aldrich
cohol asimile una cultura de abstemios, que el sujeto de (aislamiento de la adrenalina), Stahlingen (1905, creación del
condicionamiento social lento transcurra vitalmente en plena término "hormona" - yo excito) y Gregorio Marañón (relució
holgura y disfrute de una educación cuidadosa o diferencial. nes entre rendimientos endocrinos y psíquicos).
En el ejemplo último -los rasgos psíquicos "peligrosos"- es sin
duda donde la tesis se hace aún más relativa. La debilidad En Criminología llega a existir una verdadera "moda"
mental, así, puede lanío reducir las aspiraciones del sujeto J endocrinológien: al decir de Pinatel, ella alcanza su cúspide con
como facilitar su ingreso n una asociación criminal. El alto ni­ I Pende, Brandino, DI Tullio, Vidoni, Ruiz Funes, llegándose a
vel intelectual puede lauto favorecer triunfos vitales como acre­ I atribuir n las dinfuneloneH endocrinas una importancia en rd E
cer el umbral de frustraciones. Cosas parecidas deben decirse \ nal en el delito, surgiendo luego una "reacción" más caula con
de la audacia y la agresividad, que tanto pueden contribuir a De Greef, l'alt, Sheldon, 1 lurwitz y los Glueck.

i
1H MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA |.Ь

Cual advierte Ellenberger, la relación disfunción endocrina- cuela lombrosiana y que la endocrinología ha permitido com
delito puede situarse en dos niveles: prender nexos entre manifestaciones amorales del carácter y
anomalías morfológicas del sujeto: en el hiperpituitario, así, poi-
a) en el de una constitución biológica peculiar; via de ejemplo, se observan tanto desarrollo exagerado de las
mandíbulas, los cigomas, las manos y los pies como sangre fría
b) en el de efectos criminogénicos temporales más o menos y escasa, impulsividad...
específicos. 56
A conclusiones en el mismo sentido llegan Mjoën y
a. Tipos endocrinos peculiares y delito. Branteberg en Noruega, Kronfeld en Alemania. Kinberg, en un
resumen de los más importantes "descubrimientos" en este
1 .a existencia de una relación tipo endocrino peculiar-deli- sentido, consigna más de un 50% de alteraciones endocrinas
lo ha sido defendida en Italia por Nicola Pende y Benigno Di en los delincuentes juveniles.
l’ullio, en Alemania -aunque sólo en alguna medida- por
Ma u bed Bleuler, en los Estados Unidos por Max Schlapp y E.H. Schlapp y Smith -1928- sostienen que los sujetos con dis
Smil h ("T’he New.Criminology",1928). turbios endocrinos son los típicos delincuentes natos "con su
destino grandemente determinado". A tal disturbio atribuyen
Bajo la inspiración de su maestro Pende ("Tratado de Βίο­ las altas tasas de criminalidad en la primera cepa de hijos na
ι i poi ogia 11umana"), su discípulo Cassone estudia 500 delin­ eidos en América de los inmigrantes europeos: cual acola
cuentes sicilianos y descubre hip erf unción de la hipófisis en los Mannheim, estos autores creyeron haber encontrado la causa
homicidas sanguinarios, hipertiroidismo en los homicidas en los disturbios glandulares de las madres conexos al viaje y
pasionales, hipofunción de la hipófisis en los ladrones, al primer lapso de permanencia en los Estados Unidos y, con
disfunción de las glándulas sexuales en delincuentes contra la una visión más optimista que la de Lombroso, creyeron que el
moral. Otro discípulo de Pende -Vidoni- llega a conclusiones desequilibrio glandular sólo se comunicaría a la primera cepa
parecidas al examinar 116 delincuentes genoveses. de hijos.

Di Tullio, en un capítulo de la obra de Pende, resume las De Hispanoamérica, cabe recordar una tesis de Hilda Rivali,
investigaciones italianas al expresar que "Pende y sus discípu­ que cita el mexicano Rodríguez Manzanera (1960): en la Peni
los, Landogna, Cassone y Vidoni han encontrado que, desde tenciaría del Distrito Federal se detectan, además de gran des
el punto de vista neuro-endocrino hay predominio del tempe­ nutrición, gran número de alteraciones endocrinas.
ramento hipertiroideo-simpático-tónico en los delincuentes la­
drones; del temperamento hipercórtico-suprarrenal-hiper- Ellenberger escribe en 1968 que "las investigaciones en este
tiroideo en los delincuentes violentos, impulsivos, autores de campo están aún poco avanzadas" y que solamente dos sín­
robo a mano armada y de lesiones violentas; del temperamen­ dromes endocrinos parecen bien individualizados en lo tpie
to hipergenital en los delincuentes sexuales y estupradores; del respecta a la criminogénesis. Es uno de ellos el sindromi1
temperamento hipertímico o hiperpituitario hipertímico en los acromegaloide que describo Bleuler en su " Iralado de l’slquia
delincuentes sexuales pervertidos, en los homicidas fríos y cal­ tría Endocrinológicn". La referencia nos satisface sólo a meilias:
culadores 77. Agrega incluso Di Tullio que algunos de estos ti­ Bleuler, al aludir a lal síndrome (gran talla, especial grosor de
pos corresponden "somáticamente" a lo observado por la es­ manos y pies; posibilidad de actos antisociales o para soda les
tales como negligencia, hurtos, estafas, sobre lodo delitos
'* 11. ennayueltado,(nota49).
Benigno I >1 Tulliu 'Ί й p t hi ht »nlnt’ Iutiologia y C’riminnlidnd", en Nicoli) Pende,
sexuales) y precisar que el cuadro supone "entrega desen fre
"Trultitli) de Hlit Tl|mli*glń 11niitnitrt Individiini y Nocini, con oplicncionen n In nada n lendeneias InmtinlivaN muy distintas, hasta contradic­
Medicínu provanliva, n In I Unien, rt In Pollik a binlågli’n y n In Sociologin", Iareolona,
Sni vol, IMI, AA Mt) '* Î.UIR Wolilgune Manennua " (Ί) i и 11 u >h i ц í n ”, ill., p ή ц. 2M Л
136 MARCO Λ. GONZALEZ BERENDIQUE I'IIMI'NIOS DI' CRIMINOLOGIA 1.1/

lorias, como la vanidad el odio, la codicia, la avaricia, la pro­ - Efectos criminogénicos por aplicación intempestiva ile
digalidad, el miedo, pero también la filantropía, la bondad, la hormonas sexuales: casos estudiados por W. de Boor у Slutte;
generosidad, el sacrificio de si mismo; una marcada tenden­ virtuales psicosis hiper-foliculínicas (Baruk) con agresividad,
cia a las distimias estados de iracundia, de excesiva predis­ irritabilidad, hiperestesia sexual;
posición emotiva, de hipocondría ansiosa, de humor amar­
go" termina el párrafo expresando que el síndrome se - I lurtos, incendios, exhibicionismo bajo el efecto de esta­
hallaba presente en François Marie Arouet, más conocido como dos de hipoglicemia, productores de breves "ausencias"
Vollaire... (Stutte);

13 otro caso citado por Ellenberger corresponde a la hiper- - Replanteamiento del problema, desaparecido de los tex­
sexualidad: se cita a este propósito un estudio de Rössle reali­ tos modernos de Medicina Legal, de la relación delincuencia
zado <*n Alemania, que detecta "paralelismo entre las dimen- femenina -estados menstruales o pre-menstruales. Ellenberger
mones de los testículos y el grado de "hipersexualidad". Tales cita, a este respecto, estudio inglés de Catalina Dalton (386 in
delim nenies hipersexuales -sólo una parte de los delincuentes ternas) con presencia de tales estados en la comisión ilei deli
sexuales serían, sobre todo, "quienes pueden beneficiarse de lo en un 41%;
la castración terapéutica voluntaria"^?)
Re-examen del "tratamiento" de ciertos delincuenten
En el comentario de este autor queda aún por esclarecer la sex nales peligrosos. Como substituto de la castración i m pues
posible relación psicopatía-alteración endocrina. Estudio de la compulsivamente (Finlandia) o confiada a la "petición" del
Bleuler y Benedetti en 20 psicópatas detecta sólo endocrino- interesado (Suecia, Dinamarca). Golla y Hodge postulan en In
palias inespecíficas, que no explican la psicopatía. glaterra el tratamiento hormonal, que merece para David
Abrahamsen, en 1961 ("The Psychology of Crime"), un severo
b. Secreciones endocrinas y efectos criminógenos tempo­ estudio por un Instituto de Investigación. Conocidos son, a esle
rales. respecto, los extremos abusos de la Alemania de hitler, con la
"medida" de castración legalmente prescrita para el de li neuen
Hxiste otra forma -menos endogenetista y con menos carga te sexual.
de fatalismo- de examinar la relación entre disfunciones
endocrinas y delito. Este segundo nivel de análisis puede tal 5. LA BIO-TIPOLOGIA CRIMINAL.
vez dar la razón a Pende, quien afirmara que el estudio de las
disfunciones endocrinas puede explicar "en parte el cómo y no La Bio-’lipología pretende la búsqueda de correlaciones en
el por qué del crimen". Pueden mencionarse, en esta área, por Ire los "aspectos" físicos, fisiológicos y psíquicos del individuo
vía ejemplificativa, como proposiciones o problemas: normal y entre ellos y los del sujeto psiquiátricamente a ñor
mal. En la concepción de Pende, del ser humano como una pi
- Delitos sexuales cometidos por hombres en quienes un rámide de cuatro caras (base: patrimonio hereditario; саган:
tumor (testículos, suprarrenales) produzca aumento de hormo­ hábito, temperamento, carácter c inteligencia), la sín tesis del
nas masculinas; individuo aparece constituida por el vértice, precisamenle el
"bio-tipo".
- C’omportamienlo homosexual en mujeres en que tumo­
res de las suprarrenaleN prod uzean efecto similar al anterior; Varios blo-lipólogoN han pretendido aplicar sus proponicio
nes no solamente a la relación estructura corporal-tempera men
lo y carácter anormalidad psíquica, sino a In relación blolipo
Mańkut! Iløulpt " ľ»ii| и IM 11 li* llnilim 1nológi‘a I’rantornon endocrinos у pniquismo".
ВИРНОМ Л irøn, MKHIIMI Hin holman, |Юп, рйц Ufi delito. Integran ellos la corriente que Mannheim denomina
*" К11 Pt iberger eпикуп ill , Uitiin 4UĮ, рДц hn "moderna Escuela ( ’rlmino-Biológica", en que destacan en Ale
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE KLEMENU OS DE C‘RIMINOIO(:f A
I3H

inania Eduardo Mezger y Ernesto Kretschmer y en los Estados


Unidos William Sheldon y los Gluecks. En Bio-tipologia es me­
nesler mencionar, además, la esquela francesa (Claude Sigaud,
tipos respiratorio, digestivo, muscular, cerebral), la escuela ita­
liana (Pende, Viola, Bárbara; tipos brevilineo, longuilineo) e DIAGRAMA №3
incluso la valiosa proposición del gran maestro mexicano Al­ 14744404
CORRELACION ENTRE HABITO, TEMPERAMENTO, PSIO
fonso Quiróz Cuarón. (KRETSCHMER)

I a tipología de Kretschmer aparece en su obra fundamen­ HABITO TEMPERAM ΕΝΊ O 1‘ERS. PSICOPATICA PSICI ISIS
NORMAL
tal "( onstitución y carácter", que en sus últimas ediciones in­
cluye un capífulo sobre relaciones entre tipos caracterológicos Pii »itu C’iclotímieo Cicloide Manínen depreniva
y delito que pretende no predecir comportamientos crimina­
les, sino predecir el "matiz" del delito, si éste llega a produ- leptosómico Fisquizotímico Esquizoide Fnquizotrenla

гине.η| Atlético Al lòtici) viscoso Explosivt! Epilepsin y rlinn


tonino* ih·
Kretschmer distingue leptosómicos (cuerpo estrecho, miem­ esqiil/ohonlii
bros largos, escaso tejido adiposo, escasa musculatura),
pícnicos (cabeza grande y pesada, miembros cortos y abdomen
prominente, fuerte desarrollo visceral, abundante tejido adipo­
so), atléticos (gran desarrollo del sistema muscular, tórax y ca­ En cuanto atañe a nexos con delito, se postulan los sigiien
beza grandes) y displásticos, caracterizados por trastornos l es:
endocrinos y del crecimiento (gigantismo, obesidad, infantilis­
mo eunucoide).
DIAGRAMA №4
Al hábito leptosómico corresponde un temperamento RASGOS DE LA CRIMINALIDAD SEGUN BIO-TII’OS (KRETSCI1M HR)
esquizotímico (frío, autistico, poco sociable, insensible o
hiper-sensible). Al hábito pícnico corresponde el tempera­
mento ciclotímico (abierto, sociable, adaptable). Al hábito LEP PI COMICOS Asociales más que antisocialeH.
Λ p rec in b le canlidnd de lu drones, esta hid ores, vngos.
atlético corresponde el temperamento viscoso (pesado, fle­ Tuerte proporción de delincuentes gruves, precoces, reinei* lenies
mático, aunque predispuesto a las explosiones conduc­
ATLETICI )S Predispuestos n delitos de violenein en cuslipiiers ehi pii viini
tu ales). Especial labilidad ni alcohol.

En cuanto atañe a la relación hábito-enfermedad men­ PK NICI )S (‘riminnlidad menor y máN la ril ín.
Tendenciu ni (mude y n delitos contrit lu propiedad.
tal, la observación de numerosos internos de Würtenberg le Menor cnpncldnd de reine id ene In
permite postular correlaciones entre hábito, tipo tempera­
l’recuenten delitos nexunlen.
mental normal, personalidad psicopática, y psicosis. Ellas DISPI .ASTICOS
lenilenein n reincidir
pueden advertirse -esquemáticamente- en la forma siguien­
te: '

*· Ernesto Krøtnrhmer ”( onmliluridn v lerMclei", trnel. enpnhoin de In 25" edielón.


alemnsn; ISareulonn, lid I nlui, ΝΓ*7, pAgn
140 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE L!LIMIN1OS 1)1 CRIMINOLOGÍA 141

Se advierte del esquema que, para el autor alemán, los su­


jetos de mayor peligrosidad son los atléticos, seguidos por los
leptosomá ticos y los pícnicos. "Se trata naturalmente, de co­
rrelaciones estadísticas y no individuales".62
DIAGRAMA №5
La tipología de Kretschmer afronta el grave problema de ESCALA DEL TEMPERAMENTO (SHELDON)
la dificultad de hallazgo de tipos puros y de la relativa arbi­
tra ri vil ad que existiría en constituir tipos mixtos. Este proble­ SUMAľOHľO ΠΙΜΡΙΙΚΛΜΗΝΙΟ

ma ha sido salvado en la tipología del norteamericano William INIMOR1‘C‘1) VINL‘IOKI1IIINII ( »


Anpeete Henerni Ivlenidentlo. Kda|mión en poniui* y movbmlentti
Sheldon. l’rileminio úd nisdtimsen mbre rl tór* x.
AjAimninmlriita proximal dt« Ion miomhron
Amor por rl eterl litho.
KoscriAn Imi*.
Aveliic ľuerle. Ageul poi d t ionin
SOĽ Id Um Irtu dvi eum vr
Sheldon apela en su sistema al mayor o menor desarrollo Soiloŕllla
Amnbilldnd liidlm rhiHiuuln
de las tres capas del embrión (endo, meso y ectodermo), del UünquvdM de ním tu у дртЬигИп
i lÎilenuulA: 'ilp|m vivir’
cual resulta un somatotipo a que se adjudican valores numéri­ Нмспмо lempin
i Ku I Hfl fi n у «Hilloilli* li*]u d alt uhol
Libre rnmonk m lôn dv lot* Hvotlmivnh«·
cos de 1 a 7. Se construyen así, como tipos extremos, un SIMAI Hl >NH l i
MINIMORI‘IC,C)
endomorfo (711), un mesomorfo (171) y un ectomorfo (117), que АмреНо grrwd duro, mnríxo.
11 нети y m dn ľ u I ox bien deworrolluuon,
Hrmvrn dv pudín* v muvhnlnohi
Agilidad corporal para I* m t lón
corresponden, respectivamente a los tipos pícnico, atlético y МАЛЬ radni тлуог que hi reí Alten
MfindíbulHN podvnw*.
i Afición А 1л M will nr n Ник А
Energin
leptosómico del autor alemán. El sistema posee la clara ven­ Predi milliin de tórax nobre Abdomen.
MlvmhroN: predominio dis Iti!
t Annin dr dominili, nilee lón ilt« pudín
t Amor nor e| rivogo у el pailgi"
taja de permitir la construcción de tipos mixtos: habrá así, junto ( Unior finit u para el nuvhnlv
i CompvlHIvklad rtgrtMlYrt

a ectomorfos puros, ectomorfos predominantes, ecto-meso y I 1пмvniilhl lldnd pnúulógh n


■ Uiiallnm lón Ibrladelngmidnilim
i Indiferencia лп1е el ilolitr
ecto-endomorfos, etc. 1uldesieni g merd
lxtravrrnión (menin ibellvn, mipehh v in Ич »M v и I
« Aulu ПИППАНАП y ngivnlón Ьп|" ul ah ulivi

En cuanto se refiere a correlaciones, Sheldon detecta sobre ľ red ominio lineal


ECTDMORľlCO CHRP III« Ht INH I I
Nentrlertònen In poakiui yd nu «v im ivi il i r h'nxli li i
la base de estudio de 1.000 jóvenes adultos de sexo masculino, I Нимол y mibw u Еж puco denarro liado*
IM m el гон л n l ITO p i «te rio n** peų u rň i m
i Sobru reNpuwdn ΙΙπίοΙήχΐι и
Kvai:doHUM »obrv rrtpldn*
una correlación de 80% entre sus somatotipos y los tempera­ MAMU f ne In I menor quo IA c гл netil
Cuello lAľgo y ddgade
Amor * IM noleelnil
Kxcralva in tvn м Id л d mpnlal, hiper lupmlspnlnlarl
Μ lem h ni»; prlominh diMld sobre el proxim*! Коне rv* en Ion nontimnhunilin.iumlrh « lón vinni Immi
mentos viscerotónico, somatotónico y cerebrotónico y una co­ t Socio fobin
lìmldvr y pK# 4gH1 hUd япН* d g>opo
rrelación mucho más leve que la de Kretschmer con las psico­ i hnpoalblíldnd de predicción de m I huile· y ΗΉΙ
miento*
sis esquizofrénica y maníaco-depresiva. 1 llpvrMVONiliilldnd al doku
Inlroverjdôn lu(uh lrtn ngtidn
i KvilMtvmln ni nhnhiil y H|IM dingu* dvpitMbii*M

Las correlaciones pueden advertirse en el gráfico que con­


tinúa, que es una síntesis del contenido en la obra de
Sheldon. Frente a cada somatotipo hemos indicado la rela­
tiva equivalencia con los tipos de Kretschmer y, entre pa­
réntesis, la fórmula que emplea el autor para indicar el pre­
dominio de los elementos endo, meso o ecto. En la escala de
los temperamentos, hemos indicado con un signo (+) los ras­
gos que, dentro del relativismo de las cosas, podrían tener al­
gún valor criminogénico.

·’ William 11. Hhelden "t.an varlvtladaa dH IvmpvranwiUn", luenom Airaa, Vahtii», I •ntt,
"J K U г *11Муи riladler, |,ÄH M »fnlpal» drl eunilro.
142 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOM DE CRIMINOLOGÍA 143

Sheldon, en estudio de 1949, expone los resultados de una ciertos factores soci-culturales (42). Mannheim resume así los
investigación sobre relaciones somatotipo-criminalidad en 200 resultados: "Sólo una minoría de los rasgos y factores...se en
delincuentes juveniles: en el total de la muestra predominan ronIró que variaban en sus relaciones con los diferentes
los mesomorfos; los delincuentes más peligros evidencian tipo soma toti pos. Para dar sólo un ejemplo de diferencia en tales
mesomórfico-endomórfico, tipo también frecuente en grandes relaciones, los factores "hogar roto" e "incompatibilidad en­
hombres de negocios, grandes políticos y militares, y novelis­ tre los padres" se encontró diferían más significativamente en
tas ile éxito. Ire delincuentes y delincuentes del tipo sensitivo ectomorío que
en los otros somatotipos. En opinión de los autores, el mate­
Sheldon y Eleanor Glueck aplican la nomenclatura de rial así recogido parece explicar el más alto potencial criminal
Sheldon en un estudio en 500 jóvenes delincuentes, con un gru­ de los mesomorfos y también cuáles rasgos o factores parlici!
po control de 500 sujetos. Los datos de "Unraveling Juvenile lares contribuirán probablemente a transformarlos en reales
1 Polintsueney" revelan en los tipos extremos, amplio predomi­ delincuentes. Por otro lado, los factores socio-culturales nega
nio do mesomorfos, en comparación con el grupo control: livos parecen producir delincuencia en los mesomorfos con
menomorfon: 60.1 (vs.30.7%); ectomorfos: 14.4% (vs.39.6%); menor frecuencia que en los otros somatotipos...". w
endomorfos: 11.8% (vs. 15%). En el trabajo de los Glueck el
mesomorfo-endomórfico aparece cuatro veces más frecuente­ Edwin Sutherland, comentando los estudios de IOH Gluecks
mente entre los delincuentes, que en el grupo control. se expresa así: "Los Gluecks han usado la lógica de Kretschmer
y Sheldon en un estudio de delincuentes juveniles... 1<Л«ж han
Cual advierte Joseph Nuttin, aparece cierto desacuerdo en­ adoptado un sistema caracterizado por un antropólogo distingui
tre los hallazgos de Kretschmer y los de Sheldon, que especial­ do como 'una nueva Frenología, en la cual las protuberancias de
mente se refiere a la menor criminalidad de los ectomorfos las nalgas toman el lugar de las protuberancias del cerebro' ".*·'·
(leplosómicos) en los estudios americanos, en circunstancias
que su criminalidad se advierte grave en las investigaciones Sin llegar a un juicio tan extremo, cabe sí tener presente las
alemanas. Agreguemos que tampoco aparece armónico el fuer­ propias reservas de Sheldon y Kretschmer, las diferencias en
te componente endomórfico (pícnico) de los delincuentes ame­ Ire sus hallazgos -que cual veremos omiten algunos como
ricanos, muy escaso en los sujetos estudiados en Alemania. Eysenck- y la conclusión final de los Gluecks, en la síntesis de
Mannheim: "no existe una combinación especifica do estrile
Dice Nuttin al respecto, acotando a Sheldon: "El... llega tura corporal, carácter y temperamento ...que pueda detenni
a ver, en esa ausencia relativa de ectomorfos, una confir­ nar si un individuo llegará a ser delincuente"/*
mación de sus concepciones teóricas. En efecto, nos dice, en
el cclomorfo la inhibición y en consecuencia el control Tales reservas deben hacernos condenar con dureza los ex
(cerebrotonía) son más intensos. La ausencia de ese control, cosos a que se llegará frente a la probable incorregibilidad de
es decir la cerebropenia del mesomorfo endomórfico, podría leptosomáticos y atléticos en la Alemania de hitler. Gon pro
explicar la mayor frecuencia de actos criminales en este gru­ tensiones más modestas adquieren interés, en cambio, las re
po". м flexiones sobre "matiz" criminal de los diversos biotipos que
estudiaran Boehmer y von Rohden, muy bien descritas por
Los Gluecks, en otro estudio ("Physique and Delinquency") Edmundo Mezger f,H. Las diferencias entre los estudios alema
con "follow-up" de sus sujetos, tratan de mostrar no sólo la sig­
nificación estadística de los biotipos, sino también la forma en *' Mannheim "Com риги II vt· < 'ri m I no log y", til., pAg, 241,
que ellos se vinculan con oíros rasgos personales (67) y con м Edwin 11. Sutherland "ITI mi pl пи ol ( Ί iminalogy”, til. pAg 131.

*7 Mannhe lm op, eli., pAg 241


Ildmundo Møzgør "(’riminologia", Mrtdrhl, Kd Kwint« dr Dprorho I’rivaila, [U4,
M jonopl Nuttin "Lrt nirmturn lt*· Irt lluenos Alres, Kd. Knpelunz, 1968, [’Agn 136 η 141 Son oaaminailon anul IOH Iren <ЙИОИ tin lton h m* t (rl IÍKHIH
pAg INI
99999
loploMÓmivn, rl etteulo rllMIľo, rl t litoin pienieo)
144 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA Mb

nes y los americanos requieren sí de un análisis de los facto­ Diversas in ves ligaciones se aplican a la detección de estas ano
res socio-culturales y dan un nuevo fundamento para una mallas cromosómicas en la población general y en la de delineuen
Criminología integrada. tes. Ellas son mencionadas tanto en publicaciones monográticN
como en reuniones internacionales. De estas últimas pueden mon
6. LA CITOGENETICA CRIMINAL. cionarse un Symposium sobre Anormalidades Cromosómicas y
Responsabilidad penal celebrado en Jerusalén, en 1969 y una Com
La Genética moderna ha investigado la incidencia, en la es­ ferencia realizada en Estados Unidos, el mismo año, por el Con
tructura sómato-psíquica del individuo, de anomalías en el tro de Estudios del Crimen y la Delincuencia El tema se disco
cariotipo por exceso o defecto en los cromosomas sexuales. le, asimismo, en el II Symposium Internacional de Criminología
de Sao Paulo, Brasil, de 1975, realizándose también estudios он
Sabido es que el ser humano posee en sus células 23 pares pecí ficos en Venezuela y México.
de cromosomas, el último de los cuales corresponde a los cromo­
somas sexuales o gonosomas. La diferenciación entre cromosomas Los resultados, a la fecha, distan mucho de ser concluyen-
masculinos y femeninos (Tito y Levan, 1956) y las investigacio­ Ies. De ellos pueden consignarse:
nes posteriores en esta materia da origen a hallazgos científi­
cos y a nuevas especulaciones "antropológico-criminales". a) Prevalcncia de XYY en cárceles u hospitales Psiquiátri
eos en internos de alta talla, peligrosos o agresivos que varia,
El estudio de los gonosomas, en efecto, permite descubrir, según los estudios, desde 0 hasta 18.26%, con promedio do Lb?,
es decir 1.94 %;
junto a las fórmulas normales (XX, mujer; XY, hombre), fórmu­
las que indican ausencia o sobre-representación del componen­ b) Prevalencia de XYY en internos no seleccionados do
te masculino o femenino. Se observan así, entre otras anoma­ acuerdo a las pautas anteriores de 1:140, es decir 0.71%;
lías:
c) Prevalência de XYY en recién nacidos de sexo masculi
a) XO, síndrome de Turner: genitales externos de tipo fe­ no : 1: 550, o 1 a 2 %;
menino, pequeña estatura, útero de reducido tamaño, ovarios
substituidos por haces fibrosos ; d) En estudios de algunos autores, mayor frecuencia de
comportamiento agresivo o violento en sujetos con cariotipo
b) XXY, síndrome de Klinefelter: genitales de sexo mascu­ normal, en comparación con los XYY;
lino, aunque con hipodesarrollo testicular, gran desarrollo
pelviano, esterilidad, ginecomastía; e) Prevalcncia igual o incluso más alta, en muestras de su
jetos con comportamiento antisocial, del cariotipo XXY
c) XYY, sin peculiaridades físicas especiales, salvada la alta (Klinefelter), sin que tal cromosoma X adicional pueda impi i
talla (superior a 1.80 mts.) car sobre-virilidad o agresividad;

Es la última anomalía gonosómica la que precisamente nos f) Comportamiento adaptado, sin problema delictual algu
interesa, toda vez que a poco de descubrirse tales aberracio­ no, de sujetos con cromosoma Y supernumerario.
nes surgió la curiosidad de investigar su posible presencia en
delincuentes agresivos y violentos. El entusiasmo aumentó al Estos datos distan mucho, sin duda, de comprobar una re
descubrirse la fórmula XYY en Richard Speck, que diera muerte lación cierta entre la anormalidad cromosómicu del dobk* YY
en Chicago a ocho estudia nies de enfermería, en Sean Farley, y criminalidad.
que en Nueva York violara y diera luego muerte a una mujer
y en Daniel I lúgon, que en Francia mata a una prostituta c in­ nl> Sniffili A Nhah "Report nt the XYY hromanomal Alnormnlity ", Kink vilk, ( aniwi
tenta luego suicidarse. hir и)udiem ol ( rimo nini 1 >*»Il»n|пиш у ", 1^71
146 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE 1ÍLIÍM1ÍN TOS Olí CRIMINOLOGIA þ|/

La prevalencia del síndrome XYY mucho mayor en inter­ Edwin Sutherland y Donald Cressey, en sus "Principios de
nos de cárceles u hospitales de alta talla, peligrosos o agresi­ ( Timinologia", mencionan varios estudios de este lipo realiza
vos (letra a) que en internos no seleccionados (letra b) o en dos entre 1943 y 1965 por Jenkins y Pacella, С obhs, R .S. 1 lodge
la población general (letra c) sin duda hace pensar. No obs­ y otros. Para cl autor norteamericano, los resultados de eslos
tante, cabe considerar, cual lo hace el propio Saleem A. trabajos "no han sido concluyentes; algunos informaron que
Shah, que los datos relativos a delincuentes internados no casi lodos los delincuentes examinados mostraron electroence
pueden generalizarse a todos los criminales: es posible que cir- falogramás anormales, mientras otros no informaron de dife­
į tinsiančias personales o sociales negativas de otro carácter ex­ rencias significativas entre delincuentes y no delincuentes".7(1
pliquen mayor frecuencia de XYY en internos que en quienes
no lo son. Un trabajo de D.Silverman (1944) entrega dos resultados do
interés. Con acuerdo al primero, las anormalidades no son más
Los hallazgos de las letras d), e) y f) conducen a estimar Irecuentes en criminales psicóticos que en psicóticos no eriini
ue la teoria no afronta con éxito el problema de la "respuesta nales. La segunda conclusión vincula semejanzas en los regís
lilereneial", esto es la de comportamientos diversos ante fac­ tros con tiempo de reclusión u hospitalización: esquizofrénieon
tores "posiblemente" similares. inlernados por breve lapso con condenados a [ienas corlas,
epuizofrénicos de internación prolongada con reclusos conde
7. LA INVESTIGACION EN NEURO-FISIOLOGIA. nados a penas privativas de libertad de larga duración.
Los trabajos posteriores tampoco dan conclusiones
Modernas investigaciones han tratado de relacionar anoma­ univocas.
lías del sistema nervioso central, del sistema nervioso autóno­
mo o ciertas patologías neuro-fisiológicas especificas con con­ Una investigación en Israel, de 1967, detecta gran numero
ducta criminal, especialmente violenta o reiterante. tie anomalías en jóvenes delincuentes.

Tales trabajos pueden clasificarse en tres grupos, según el I lall Williams menciona un informe de Stafford Clark y
tipo de anormalidad a que apuntan. Taylor a la Comisión Británica sobre pena capital (1949 1953),
Se delectan EEG anormales en más de 40 de 94 sujetos impie
lados de asesinato; se concluye "una relación significativa en
a. Anomalías en el registro electro-encefalográfico. tro crímenes violentos, al parecer sin motivos y un defedo en
el funcionamiento del cerebro, tal cual se observa a través de
La invención del electroencefalógrafo (Berger, 1929) permite las anomalías electroencefalográficas". 71
detectar en un papel la actividad eléctrica del cerebro y su rit­
mo de oscilación constante, que varía en el transcurso de la ac­ (areía-lablos menciona dos investigaciones de 1969: una
tividad celular y "puede" llegar a ser típico, de existir condi­ de 1 ). Williams, la otra de Ζ.Λ. Zayed, S.A. I.ewis y R.P, Britain.
ciones patológicas. Cual es sabido, las oscilaciones del potencial El trabajo de Williams se realiza en 335 criminales agresivos,
eléctrico se traducen en ondas sinusoidales que, con diversos "habituales" y "ocasionales": los primeros registran Hki anor­
nombres, acusa el electroencefalograma. males en un 65%, los segundos sólo en un 24%, que se reduce
a un 12% si se excluyen los casos de epilepsia, oligofrenia o
Poco después de generalizado el uso de tal artefacto en Psi­ daóo cerebral. Il estudio de Zayed el ais. descubre alto nu
quiatría y Neurología, surge la pertinente "moda" crimino­ moro de anomalías EEG en un grupo de homicidas. 'n
lógica, con una nueva actualización del pensar endogenetista.
Se buscan así, en delIneuen tes, peculiaridades electroencefalo- ltd W l ii 11. Nutherlamt " Γι' i neip lau ni ( ΪΙ minology ", til,, pAg IflN
gráfienN cuales derlas formas de arritmia, predominio o ausen­ Ί I tu 11 Williamn "( r hi H111 f 11 щ γ und < riminnl | ни! lia",
cia de determinadam ondas, ele. '* Gun in Puhin* up ill , pAg ИТ
148 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE III.I.MIÍNTOS pl' (‛RIMIN(:ÍA l'N

En cl II Symposium Internacional de Criminología de Sao lodoN eslos estudios merecen cierln menie algunos reparos,
Paulo (1975) se presenta un trabajo de Monroe, Balis, Rubin, que puotien reducirse a 1res:
Lion y Barcik que apela a una muestra de 92 internados de la
Pa lu xeni Institution de Maryland: se hacen constar anomalías 1. Origen de la anomalía. De generalizarse uno de los resul
on 80 sujetos, que son a la vez los más conflictivos y agresivos lados del trabajo citado de Silverman, podría dudarse si la anor
del establecimiento. Como circunstancia que relativiza el ha­ malidlad HNC, es anterior al delilo o producto de la "‘inslitución
llazgo, los autores expresan que tras los desórdenes conduc- lotal", critica que para Medniek es simplemente absurda;
Inales habría "una respuesta focal de tipo epiléptico predomi­
nan le en el sistema limbico y que generalmente no se registra 2. Problema de la respuesta diferencial. La anormalidad
PII rl EEG"; la administración de un anti-convulsivo llamado lil« ; se delecta en sujetos que no han cometido delito alguno
"primidone" habría dado evidencia de disfunción neurològica y muchos criminales acusan normalidad en sus registros EEG;
en inlernoH que antes no la habían revelado.71 * 73
3. ľalia de coincidencia en los hallazgos. Mientras Metl
En el mismo Symposium, Sarnoff Mednick da cuenta de in- nick y Volavka aluden a "lentas ondas alpha y excesivas on
venfignciones que ha realizado conjuntamente con Jan Volavka įkiš theta, Sessions Hodge y W. Grey Walter conectan el "ril
en su (el os XYY comparados con XXY y sujetos cromosómica- mo delta" con inmadurez y delincuencia juvenil. 77
inrnie normales, l’ara los investigadores, los XYY mostraron
lenias oiiilas alfa y excesivas ondas theta, "lo que sugiere in­ b. Disfunciones cerebrales.
madurez en el desarrollo"... "existe un considerable cuerpo de
literatura que liga criminalidad con frecuencia notable de EEG
anormales ... los trastornos del nacimiento pueden ser más fre­ Presei nd ¡endose de su reflejo о по en los 1ilKi, se ha ntri
cuentes en los criminales impulsivo-violentos".74 huido poder causal en el delito a diversas disfuncionen cere
brales, entre las cuales procede mencionar la disftmción cero
lin Chile, en el desaparecido Instituto de Criminología del bral mínima, los tumores y patologías cuales el síndrome tic
Servicio de Prisiones, se practicó durante varios años estudio Korsakoff, el corea de Huntington, la demencia senil, la epi
electroencefalográfico de apreciable número de criminales: el lepšia, los procesos encefalílicos, etc.
examen, orientado en especial hacia la búsqueda de daño or­
gánico o de cuadros epileptiformes, no arrojó, en líneas gene­ Salem A. Shah y L.H.Roth, en muy citado ensayo sobre
rales, una pretendida especificidad anormal en los EEG de de­ "lactores biológicos y psicofisiológicos en la criminalidad",
lincuentes violentos. afirman, a este respecto, que la relación entre condiciones epi
lepticas y conducta anormal parece más fuerte en los casos en
En la literatura no se mencionan otros estudios más moder­ que, además de tales condiciones, existe evidencia de daño ce
nos que los de Mednick y Volavka. A los ya citados pueden
agregarse otros trabajos suyos más recientes, que insisten en rebraI. En lo que implica una refutación parcial a Lombroso,
la correlación EEG anormal y delito. Mednick, Volavka, Turan creen estos autores que es tal daño -y no la epilepsia per se- lo
y Gabrielli, en 1981 asignan al EEG anormal un valor predictor realmente delerminanle. 7H
de reincidencia 75; Volavka, en ensayo de 1987, asocia tenden­
cia al hurto con lentificación de la frecuencia alpha.76 c. Anomalías en el sistema nervioso autónomo.
71 II Symponium Iniernneional do Criminología, Sao Paulo, 1975. Contribución de Proyección más general en el territorio de la criminalidad
Monroe, ВлИм, kulin, 1,1оц, BtiľOk.
74 lí SynipiiNÜiin liUrinnthiiinl ih1 Criminología, Sao Paulo, 1975. Contribución de común o "normal", poseen los trabajos que tratan de detectar
Samoli Medniek, "The llhiloghnl Modei". anormalidades en el sislemn nervioso autónomo.
n Samoli Λ. Mødntek, |an Volavka, William l1. Gabrielli, Turan M. Ituil -"EEG as a

l’rt'dh'lor oi Antinoetnl Halia v loi ", tm Criminology, 19, 1981, págs. 219-229.
7h |an Volavka "Illertromvplinlogrnm among Criminala", en la obrn de Sarnoff Λ. f> ( Hndim poi Gñit ln PMI·IUR PII <q» i ll , рйц 154
м НА Shunt, I.. 11 Knih "Hiologial «ititi I ’му choph у uhi Ing lenl ÍMthnn Iti (Tintinni
Medniek, ΤΡΓΓΙΡ It Moffitt y ΗΙΙΜΑΠ Λ Slack (rda.) "The Спомен of Crime: New Bio­
logit al A|ipmaehtnT, Naw Yurk, t л ni ht li Ige 11 nt ventily Ртнм, 1987. Ily", PII Ił G 1я MP r, " í lund In ink nl l Ti ml un Ii I y ", Ch I ingo, Ŕ and Mi Мм11у, 1974
150 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ľl.KMI'N ľOS DI: CRIMINOLOGÍA | 5|

Son muy conocidas en la materia las tesis de H a la sola representación ile un acto prohibido, relalivamente si
que lambién se mencionan en nuestro texto al tratar milar a otro -lambién prohibitio- que se cometió y lue sancio
tación psicológica en Criminología. A lo escrito por Eysenck luulo. I .a concient ia, así, no es una "luz interior" o cl "Super
deben agregarse los trabajos de Mednick, de David A.T. Siddle, Yo" drl psicoanálisis, sino el resultado de un largo proceso tle
de R.D. Harc, de G. Tra si er, R. Edelberg y otros. c’omlicionamiento, un virtual "reflejo condicionado".74

líl sistema nervioso autónomo (S.N.A.) escapa generalmente En el proceso de condicionamiento tendrían básica impor
al control de la voluntad: no podemos decidir acelerar o retar­ lancia las funciones de excitación e inhibición de la corteza ce
dar los latidos cardíacos ni contraer o dilatar las pupilas. rebral, las que Eiysenck relaciona con los conocidos tipos pNi-
cologicos de Karl O. Jung del introvertido y del extraverlido.
Los órganos internos reciben del S.N.A. inervación doble lai basc a experiencias en su laboratorio de Londres, Eysenck
y antagónica por parte de sus dos sub-sistemas, el simpático y estima que en los introvertidos cobra primacía la función tle
el parasimpático. El primero es definido como un sistema de excitation y que la inhibición, a la inversa, domina en IOH
emergencia que infunde al organismo la máxima eficiencia po­ exlraverlidos.
sibil' en la lucha o la evasión (v. gr. aumenta el ritmo respira-
lorio para aumentar el oxigeno disponible); el s.s. parasim­ I )e el lo concluye:
pático, que retarda o lentifica, es mirado como una especie de a. Que los extravertidos, por su alto potencial tic inhibit ión,
cuerpo vegetativo o de mantenimiento. experimeñTanmënor ansledad-lemor anie las consecuenelan de
ΛΙ ser de base autonómica las reacciones de temor, huida sus actos y por ello se condicionan difícilmente;
o evitación (sudoración, aumento de los ritmos circulatorio o b. Que como los extravertidos tienen mayor necesidad de
respiratorio) ellas pueden ser empleadas para "medir", entre estimulación, pueden participar con frecuencia en deliviladeN
[ otras cosas, el nivel de veracidad en un interrogatorio. Los de­ peligrosas o prohibidas sin que surjan vivencias anticipadas de
j lectores de mentiras, como el polígrafo de Keeler, se basan en angustia o miedo; .
luna realidad neuro-fisiológica: la ansiedad conexa al posible
? descubrimiento de una falsedad -esto es la anticipación del c. Que los exlraverlidos cometen con frecuencia actos
castigo- se reflejará en cambios de los ritmos circulatorio y res­ impulsivos, en búsqueda de placer inmediato; *
piratorio y en menor resistencia al paso de la corriente eléctri­
ca por obra de la sudoración, virtual electrolito. ti. Que la psicopatía se asocia a fuerte extroversión;
c.l. Eysenck: el predominio de la inhibición y el estigma
de los extravertidos. e. Que como los niveles extraordinariamente altos o bajoH
de estimulación sensorial producen dolor, los exlravertidos
Eysenck diferencia, como procesos distintos, el aprendiza­ (mayor potencial do inhibición) soportarán mejor el dolor fisi
je y el condicionamiento. En el primero interviene el sistema co que los introvertidos, y que los introvertidos (mayor polen
nervioso centra], donde el refuerzo o recompensa nos hace pro­ ciai de excitación) soportarán mejor la privación sensorial (ais
lumiento, v.gr.) 40e los extrovertidos. 41
gresar en el proceso. En el condicionamiento, a la inversa, do­
mina el S.N.A. y aquí no interviene el refuerzo sino la conti­
güidad entre los estímulos y las consecuencias negativas. Ante la tests ile Eysenck proceden, sin duda, claras reser
vas que armonizan con lo escrito a este respecto en otra parle
Eysenck est I ти que el comportamiento moral es condicio­ de esta obra.
nado y no aprendido: en cl proceso de socialización interven­ ” I IMIIM П1ГЦРИ Ilyaviu к 'Ί loHnintuiile у Ρ^ΓΜΟΙΙΜΗΙΙΠ«!", Madrid, Muniva, U/h,
drían las viveneins de anniedad y de miedo al castigo, conexas 157 у 144
MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE HIMINTOS DI' CRIMINOLOGIA Ib3
152

Se advierte en la tesis, desde luego, un excesivo deter­ vio. En la medida en que la reacción agresiva es inhibida, el
miniamo biologista: es sin duda extremo sostener que nuestra temor comienza a reducirse y "sabemos que la disminución del
conciencia es apenas un "reflejo condicionado" y que los seres temor es el refuerzo natural más poderoso que han descubier
di líciles de condicionar son serios candidatos al delito. Es asi- lo los psicólogos"/1’
misino arbitrario postular que la conciencia social se forma sólo
por la acción del S.N.A. y que su génesis nada tiene que ver el La respuesta al temor, se señala, es en gran medida contro-
sistema nervioso central. luila por el S.N.A.: si este se recobra muy despacio, el refuer­
zo será lento y pequeño, y se aprenderá muy lentamente a in
1 il autor dcscarhi la acción del S.N.C. (aprendizaje racional) hibir las respuestas agresivas, si es que se da tal aprendizaje.
porque no linios los delitos son sancionados y la pena no es
coni ingente, o sea próxima, lo que hace poco visibles las con- Indicadores periféricos de la actividad del S.N.A. -y de la
necuoncias, gratificantes o punitivas, que de acuerdo al moder­ velocidad con que se recupera de períodos de desequilibrio
no aprendizaje social guían nuestra conducta. Quedaría así, son la velocidad de los latidos del corazón, la presión arterial
romo unico elemento modelador, el de angustia o miedo, su­ y la conductividad de la piel entre otros.
jeto al S.N.A..
Diversas investigaciones sobre la recuperación electrodér
Λ tal tesis podría replicarse que la representación de un de­ mica -Rec.ED- demostrarían, según Mednick, cuán baja es ella
lito futuro no siempre provoca tal miedo o angustia, y que el en ilei incuentes y sobre todo en psicópatas. Se citan UHI I ľahu
manejo de la idea delictiva realizado por el sujeto (racio­ jos de David Л.Т. Siddle (1973); del propio Mednick y ile
nalización, v.gr.) se efectúa al nivel del S.N.C. también antes Schulsinger (1962-1968); de Bader-Bartfai y Schalling ( 147J); de
del delito, cual sostienen Sykes y Matza. R.D. I lare (1975), de Hinton (1975); de un estudio suyo de Loch
( 1077) en que se asigna carácter predictor de conducta antino
1 ,a teoría, por otra parte, tampoco enfrenta adecuadamen­ cial, en niños, a las variables del sistema nervioso autónomo.
te el problema de la respuesta diferencial: no todos los
extravertidos cometen delitos, existen psicópatas introvertidos, El fatalismo biologista de esta tesis de advierte aún más ex
el mayor hallazgo de extravertidos en los criminales ingleses tremo en la postulación de una "herencia de la conducta
y norteamericanos (estudios de los Gluecks, de Epps, de Par­ psicofisiològica",K1 En este entre-cruzamiento de elementos bio
nell, de Gibbs, y sus propios trabajos) se opone al predomi­ lógicos pro-delito, por otra parte, resucita la Citogenètica, ya
nio de introvertidos en la criminalidad de Alemania que con­ que Mednick pondera, a la luz de sus propios trabajos, que los
signa Kretschmer. sujetos XYY evidencian baja responsividad y una lasa lenta di*
recuperación de la respuesta de conductividad de la piel. _
с.2. Mednick y otros: La recuperación de conductancia de
la piel como medida del S.N.A. Ante tales categóricos asertos, pueden formularse críticaH
en alguna medida similares a las estampadas frente a la tesis
Varios autores -entre ellos el danes Mednick, ya menciona­ de Eysenck.
do- insisten en otra peculiaridad del S.N.A. que operaría en la
"inclinación al delito": el bajo nivel de la "Skin Conductance Puede repararse, desde luego, el que prácticamente todas las
Response Recovery" S.C.R. o tiempo de recuperación de la investigaciones citadas se hayan efectuado en reclusos, sin que
conductancia de In piel. se mencionen, salvo en un caso, adecuados grupos controles.
,h Snrmdl A Moiniek "llartoron bionneinien y prevenelón рпчш do Irt tumi mirt nuil
Señala Mednick que en el aprendizaje del respeto a la ley «mirti", un S.A. Møiniek y SI $hohnm "Nuvnn MrndrtM l riminulugin", Hurenon
es bășica la reacción de miedo: la sola intención de ejecutar un Airon, Ahtdttih» l’errut, IUNI, рйц H I
acto agresivo, v.gr., provoca el temor conexo a un castigo p re­ 111 Meniek гпмлуо du mil« «tiilprhir, рЛд. НА
154 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENros IH: CRIMINOLOGÍA I5i

Ello podría conducir a pensar -cual hace Vold- que tal vez Todas las reacciones bioqufmicas del organismo oslan en
la forma peculiar de respuesta del S.N.A. es o consecuencia de tre sí relacionadas, de tal manera que las variacioneH en un нес
determinado tipo de personalidad o la forma especial de res­ tor repercuten en el equilibrio do lodo el sistema. La velocidad
puesta del sujeto a la situación de encierro, que si produce y especificidad de las reacciones químicas son con i rohu Lis por
consecuencias anómalas en el plano social también podría pro­ las enzimas -grandes moléculas proteicas- que se unen a la
vocarlas en el ámbito fisiológico. substancia que sufre la reacción química -el suslrnto y forman
un complejo especifico enzima-sustralo. Las enzimas, por su
Si se leen estos ensayos con extrema acuciosidad, por otra par­ parte, forman sistemas en los que cada reacción genera el
te, se encuentran algunos párrafos que morigeran el enfatismo de sustrato para la siguiente.
las conclusiones. Mednick escribe, por ej., que "han sido
descriptas algunas pruebas empíricas que podrían no confirmar Iodo organismo sintetiza las substancias que lo componen
esta hipótesis", aunque luego agrega, retomando a su tesis, que con materiales venidos del exterior: los procesos metabólicos
no existe fundamento para el rechazo en los estudios realiza­ son capaces de originar substancias específicas, como las pro
dos en Dinamarca, Suecia, Inglaterra y Canadá.82 teínas y los ácidos nucleicos; sin embargo, en ciertos casos, no
todos los organismos consiguen la síntesis de lo que les es ne
8. LA INVESTIGACION EN BIO-QUIMICA. cosario y ciertos elementos deben tomarse del ambiente como
(«îles, lo que ocurre en el caso de muchas vitaminas, algunos
Al aludir a la Endocrinología guardamos una posición de aminoácidos, ciertas grasas, etc. Si las vitaminas que el »ngn
cautela: si bien el producto de las glándulas de secreción in­ nismo requiere no están dadas por la dieta alimenticia, stirgi
terna -substancias químicas- interviene notoriamente en los ra un desequilibrio metabólico: habrá déficit de la coenzima
rendimientos psíquicos, dadas las conexiones del sistema que la vitamina contribuye a crear.
neuro-endocrino, dista mucho de haberse probado una relación
necesaria y suficiente entre cierto tipo o cierta disfunción de Los procesos metabólicos se regulan de tal manera que
carácter hormonal y conducta desviada. mantienen el medio interno de la célula lo más constante po
sible. Los organismos vivos se adaptan a los cambios en las
Las modernas investigaciones en bioquímica poseen un al­ condiciones externas mediante la tendencia a la constancia del
cance más general, ya que se refieren no sólo a hormonas, sino medio interno denominada homeostasis.
al impacto, en el psiquismo normal y patológico, de todas las
infinitas operaciones de base química que tienen lugar en nues­ Iodo lo anterior nos permite entender que si nuestro orga
tro organismo, a cada momento. nismo recibe cuanto requiere -sin carencia ni exceso y la
metabolización de las substancias os adecuada, tendremos lo
El metabolismo es el conjunto de transformaciones físicas, que Werner Wolff denomina adecuada "basi1 química ilo la ñor
químicas y biológicas que en un ser, vivo experimentan las malidad psíquica". En el caso inverso se daní una palologin
substancias que en él se forman o que son introducidas. Las metabólica -diabetes mellitus, alcaptonuria, gola, porfirin,
generalizaciones sobre este proceso arrancan de 1780, época en v.gr,- y es posible se observe, cual muchos postulan, una baso
que Lavoisier y Laplace concluyen que nuestra respiración es bioquímica para alteraciones psíquicas o un comportamlenlo
una forma de combustión. Mediante dos procesos antagónicos antisocial.
y simultáneos -anabolismo y catabolismo- el órgano sintetiza
los materiales orgánicos, repara su pérdida y acumula reser­ A la grave interrogante anterior cabe agregar otra de no
vas; desintegra sus propios materiales o las substancias de re­ menor entidad. Algunos sostienen que en algunas psiconIN exls
serva y obtiene la energía necesaria para los procesos vitales. (iría un trastorno del melabolismo y en nuestro siglo por vín
de medicina causal o sintomática- se observan virtuales "mi
82 Mednick -ensayo de nota anterior, pAg. H6. Ingros" científicos en el tratamiento por drogas de diversas
156 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE El.ľMľNIOS DI C‘KIMINOIC:A Ib?

afecciones psíquicas. Así ha ocurrido en el tratamiento de la Modernamente, el "biochemical approach" atrae gran itile
esquizofrenia con la reserpina, las fenotiacinas, el haloperidol; rés (1968) con la "Psiquiatría ortomolecular" de olro Premio
en el tratamiento de la depresión con los derivados del Nobel, Linus Pauling. Para este autor, fuertes trastornos con
iminodibencilo, las fenotiacinas, los inhibidores de la ductuales pueden derivar de dietas carenciadas о nietnboli
monoaminooxidasa; en el tratamiento de las neurosis, con el zación defectuosa -esto es desequilibrios bioquímicos experi
clordiacepóxido, el meprobamato, los barbitúricos. En la miš­ mentados sobre todo en la juventud.
ma vía -otra vez la pregunta medicina causal o sintomática- ¿es
posible pensar en ciertas substancias químicas que reduzcan En el ámbito del déficit vitamínico se ha pretendido extra
la "disposición al delito?. polar a los seres humanos las conclusiones de estudios en ani
males.
De tales interrogantes han surgido múltiples líneas de in-
vesligación, que se han apoyado tanto en la observación como Uno de estos estudios se debe al zoólogo Zaborowsky, eque
en experimentos y "cuasi-experimentos". Pueden mencionar­ observa en ratas y conejas, tras suministro de dieta carencia da
se los siguientes, como algunos de los puntos explorados: en vitaminas B y D fenómenos de "filicidio" y "fililagia", y si
m i la res "trastornos de la conducta" en gallinas, vacas y cor
a. El efecto del hambre. deros. El canibalismo -para este autor- derivaría de avitami
nosis.
Pitirim Sorokin alude, en 1942, a los efectos generales de
las grandes hambrunas, como la experimentada en Rusia, en­ En un volumen de 1977 aparece incluido un ensayo de
tre 1918 y 1922. En pequeños grupos los efectos del hambre - Leonard J. Hippchen denominado "La investigat ion bio
se postula- variarán según las características de los integran­ química: su contribución a la teoría criminológica". 1 lippchen
tes, sus pautas de ínter-acción, etc. Henri Ellenberger, en ensayo el correlato obvio ya insinuado- es autor asimismo de "linio
varias veces citado (1968), menciona los actos "terroríficos" co­ ques bioquímicos en el tratamiento de delincuentes y crimina
metidos por los náufragos de la balsa "Medusa" y no podemos les".*
olvidar en Chile los actos de antropofagia que siguieron a una
catástrofe aérea en la cordillera de los Andes. Para Hippchen, que menciona tanto la obra de Pauling
como el estudio, ya citado, de Shah y Roth (1974), el delito
Es muy citado un curioso experimento realizado durante "puede" ser causado por deficiencias químicas o desequilibrios
la segunda guerra mundial en la Universidad de Minnesota: metabólicos: se pondera en especial la insuficiencia de vitami
32 voluntarios de "buena moralidad" fueron sometidos a un nas ВЗ у Вб, que provocaría, entre otras cosas, intranquilidad,
régimen de hambre durante seis meses y revelaron irritación ausentismo escolar, comportamiento violento, vandalismo, En
y agresividad, embotamiento del sentido moral y comisión de la fuerte carencia de vitamina B6 en prisioneros canadienses,
algunos hurtos. insiste un estudio de Abram Hoffer, de 1975. Adler, Mueller y
Laufer expresan que otros estudios han delectado "deficiencias
Util parece releer, a este respecto, "Hambre" de Knut en vitaminas B3 y B6 en muestras de poblaciones de crimina
Hamsum, Premio Nobel de 1920. les".M

b. Avitaminosis. (
Leonard iIIppehen "Iochemlen! Renenrch. Il« contribution fo(riminoluxiral
l’heory”, on Hoheri Meler, Hd. "Theory In C’riminology, C’ontompornry Vluwn", New
York, Snge Publientinnn, 1477, I. IHppehen, id, "ΙίοοΙομΙοηΙ Ninvhomienl Ap
En otra época el beriberi y la pelagra -formas de avitami­ pronrhoa hi Trerthnent ol Iolineuentn and Criminala", New York, von Nuniran
Keinholds 1Ч7Н,
nosis- provocaron perturbaciones psíquicas de diverso carác- \ M Preda Adler, Gerhard O W Mueller, William S. Iaufør -"C’riminalegy The Mhotlvi
1er. i Verahm", New York, McGraw I Illi, Ino I44\ рАц. УН,

1
I5H MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 159

Otros autores asocian la irritabilidad a carencia de vitami­ dióxido de nitrógeno, podrían contribuir, según algunos, a di­
na BI (beriberi) o vitamina C (escorbuto). versos tipos de trastornos conductuales. Se citan al respecto
investigaciones de C. Hawley y R.E. Buckley (colorantes y adi­
c. Hipoglucemia. tivos en alimentos) de Oliver David (plomo en la sangre, hi­
pe ractividad).
Varias investigaciones culpan al bajo nivel de glucosa en la
sangre como impulsor de conductas violentas, en especial de e. Alergias ante ciertos alimentos.
delitos sexuales. La hipoglucemia -criptogenètica o sintomá­
tica provoca ansiedad e irritabilidad, con efectos progresivos Los textos mencionan diversos productos contenidos en ali­
en las funeiones mentales superiores. mentos que causarían irritabilidad y variados trastornos con­
ductuales, incluida la criminalidad. Se mencionan así, en nó­
( orno trabajos específicos en esta línea, Garcia-Pablos men­ mina a ratos pintoresca:
ciona los de llill y Sargant (1943), de Podolsky (19ó4), de
Schmidt, Brajkovich y Ash: estos autores vinculan descenso - La feniletiamina (hallada en el chocolate);
Iorunco del nivel de glucosa con homicidio, con agresiones - La tiramina (quesos envejecidos y vino);
sexuales graves, con reincidencia en jóvenes delincuentes.85 - El glutamato monosódico (que da sabor a ciertos produc­
Podolsky es autor de un ensayo titulado "La Química del Ho­ tos);
micidio". El aspartame (empleado como edulcorante);
- La zantina (hallada en la cafeína).89
( öppinger, en Alemania, alude a una "amplia bibliografía
a este respecto", citando trabajos de Cabanis, Dotzquer/Hirsch- f. La uremia.
mann, I lartmann, Roestel y Stutte.86
1 .os derivados metabólicos de las proteínas parecen poseer
Como estudio más moderno a este respecto, puede citarse valor causal en la uremia, que provoca incapacidad renal para
el de Matti Virkkunen en Finlandia, en 1986: los delincuentes la eliminación de las substancias tóxicas de la sangre. Estados
avanzados de uremis provocarían trastornos severos de la me­
impulsivo-violentos resultaron significativamente más moria, irritabilidad y rasgos depresivo-paranoides.
lipoglicémicos que los controles.87
g. El alcohol.
l’aradojal resulta advertir, frente a estos trabajos, el buen
resultado -reducción de la conflictividad- que obtuvo Steven Las bebidas destiladas o "espirituosas" contienen agua,
Sehoenthaler (1982) en varios centros correccionales de Alaba­ etanol y otras substancias orgánicas calificadas de "congéne­
ma, Virginia y California mediante la reducción del azúcar en res".
la dieta diaria.88
El etanol produce efectos peculiares en su doble aspecto de
d. Plomo, mercurio, cadmio, gases inorgánicos. fármaco y de alimento. Es fármaco o droga por ser una subs­
tancia que al ser introducida en un organismo vivo modifica
Ciertos "contaminantes ambientales" cuales el cadmio, el una o más de sus funciones. Es alimento en la medida en que
mercurio, el plomo o gases inorgánicos como la dorina y el contribuye a una de las tres funciones de las substancias ali­
menticias: formación de nuevas células, regulación de los pro­
*’ (iareia l’nilon op.1/,náR 1fi4 cesos metabólicos, suministro de calorías. El etanol es alimento
*“ 1 1ЙИМ GOppIiițțt·! "( ΊΊ in I n oleili n ", Mnilrtl, lid Kt’ин, 1475, рйц. 154. de baja calidad, aunque rico en poder calórico.
” Adlnľ, Mtiplkr, I .uniói up <11 , рА^и, УН УЧ
"" ( ¡йrde ľrtblni» пр t H , рАц In t ** Aillo·-, Miifllor, I.unitit пр i ll , рАц
160 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMEN TOS DE CRIMINOLOGÍA Ibi

EI alcohol etílico (CH3-CH2-OH) se advierte peligroso en Muñoz, los autores de homicidio se encontraban en un 42.83%
sus dos aspectos mencionados. Como alimento, si bien da ener­ bajo la influencia del alcohol, las víctimas en un 63.76"% se en
gía, ésta no será reclamada de otros elementos y una posible contraban en igual condición, los delitos en un 25.81% не co
obesidad resultante ocultará nutrición inadecuada. Como fár­ metieron en bares, restaurantes, cantinas o sus inmediaciones
maco, al ser oxidado en el hígado desplaza los hidratos de car­ y motivos calificados de "fü tiles" -por los investigadores en
bono y las grasas, al irritar el sistema digestivo, dificulta la ab­ un 31.46% de los casos dieron base a la acción de matar/1
sorción de las substancias nutritivas, en especial las vitaminas
del complejo B. h. Otras drogas. Estupefacientes. Psicotrópicos.
Lo más grave, no obstante, es el efecto del etanol, las im­ En este "siglo de las drogas" mal puede omitirse una men
purezas y los congéneres en el sistema nervioso central. La ab­ ción a algunas de las más comúnmente usadas. Varias de ellas,
sorción de pequeñas cantidades provocará una depresión leve por vía indirecta o directa, pueden contribuir a una conducía
del SNC traducida, por ej., en euforia, desinhibición, aumento socialmente desviada.
del deseo sexual. La ingesta de grandes cantidades provocará
depresión marcada del SNC y efectos graves ( mayor desinhi­ En el ámbito de las Convenciones Internacionales ha pre
bición psicomotora, descoordinación, trastornos perceptuales) dominado el uso de las voces "estupefacientes" y "pHicotrópi
que pueden llevar al coma y la muerte. eos", que no ha escapado a críticas: la Convención de Nueva
York de 1961, sobre substancias estupefacientes, incluye por c|
Todo ello implica, ciertamente, posibilidad de conductas la cocaína que no es técnicamente un estupefaciente (que pro
desviadas, tanto asociadas a una sola ingesta excesiva como a duce "estupor") sino, por el contrario, un eslimlunte. (omo
la cronicidad del beber excesivo, trátese de bebedores excesi­ esle o cualquier esquema clasificatorio merece objeciones, I>a
rece mejor, con la OMS., aludir a "tipos de droga".
vos regulares o irregulares (bebedores sintomáticos, dependen­
cia psíquica del etanol) o de alcohólicos crónicos (dependen­ Se puede aludir, así, a drogas de tipo opiáceo (opio, mor
cia fisiológica, con posible presentación de cuadros psicóticos lina, heroína, papaverina, codeína, tebaina, la udan i na, meta
específicos, cuales el delirium tremens o el síndrome de dona, petidina); drogas tipo cocaína (cocaína y hojas de coca);
Korsakoff). drogas de tipo alucinógeno (ácido lisérgico, mezcalina, у
psilocibina); drogas de tipo cannabis (marihuana). Mención aparte
Los efectos de la ingesta alcohólica intensa -única o cróni­ merecen los medicamentos usados de manera indebida, enin1
ca- han de variar, sin duda, con acuerdo a las peculiaridades los cuales cabe incluir desde los tranquilizantes (hipnóticos,
biológicas individuales. Incluso algunos investigadores -en barbitúricos y no barbitúricos, tranquilizantes menores
nuestro medio el profesor Jorge Mardones Restat- sostienen que (meprobamato), benzodiacepinas, clordiacepóxidos) y los ем li mu­
el alcoholismo sería una enfermedad geno to trófica, en que in­ lantes (anfetaminas y derivados) hasta anti-parkinsonianos, mili
tervienen tanto factores genéticos como nutricios.90 tusígenos y anorexígenos, como la pentazocina. La apetencia poi­
ła estimulación psíquica anormal ha dado origen Incluso a la
Mucho puede discutirse sobre relaciones indirecta y posi­ inhalación de bencina, parafina, petróleo, cloroformo, cloruro
blemente "directa" entre alcohol y delito. Lo innegable es la de etilo, tetracloruro de carbono y a la aspiración ile solvenleN
intervención en muchos delitos graves de la alcoholización de contenidos en productos de uso doméstico o industrial (lacas,
delincuente o víctima como factor "necesario”, que junto a esmaltes, barnices, pinturas, adhesivos) lodos los cuales pur
otros elementos socioculturales favoreció el acto criminal. En den subsumirse en el rubro volátiles y solventew.
investigación empírica de quien escribe y el profesor Eduardo
Sobre ôslv y uho· ййрггЬж ih* enin invent IgiuiAii, (Tr, nimiini епииуо "Aliutu*!,
*" Jorge Mardonen Renint "Ln l’redimponietón ni Alroholismo", en "El alcoholismo en drogan y cri m Inii hl й tl en (hiln", cit Analen ilei 111 Nymponlum Intørnseional dr
Chili·'', Inni I lulo tin (hile, Nantinge, I vov, págs IH 24. ( rhnliii)h>HlA, Huo l’aula, lv/A
162 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 163

En materia de uso indebido de drogas se emplean corrien­ Tales efectos sin duda poseen relieve en el campo de la con
temente varias expresiones que procede al menos aludir. duela desviada y, en especial, en el área de la vinculación con
Adicción supone dependencia fisiológica de determinado fár­ el delito.
maco que, de no ser consumido, provoca un fuerte "síndrome
de abstinencia". A la adicción se enfrenta la, al parecer, "sim­ Es ya clásica, a este respecto, la antigua distinción formu
ple" dependencia psíquica, bastante difícil de vencer, como lo lada en un documento de Naciones Unidas titulado "Abuso de
demuestra el consumo del tabaco. Tolerancia supone necesi­ drogas y criminalidad": entre uso de drogas y delito puede dar
dad de aumento progresivo de la droga para la obtención del se una relación indirecta o una directa. La indirecta supone
efecto psico-fisico deseado. La tolerancia inversa implica, en comisión de delitos -en la acepción de Naciones Unidas como
caso de consumo crónico, fuerte impacto ante pequeña dosis. medio para financiar la adquisición de drogas, en especial las
Escalada de las drogas o evolución en el consumo desde las "hard drugs" de alto precio en los mercados ilícitos. A la neep
drogas "blandas" (marihuana) ante las "hard drugs" (cocaína, ción de Naciones Unidas podríamos agregar: a) el hurto de dro
heroína, etc.) es una tesis discutida por muchos como propo­ gas en farmacias, hospitales, etc.; b) la posibilidad de malea
sición de alcance general en su referencia a todos los usuarios miento del usuario dado su contacto permanente con los
indebidos de drogas. traficantes; c) la frecuente condición doble de usuario promo
tor del tráfico ("pusher") a que llega el adicto como forma de
Dada la multiplicidad de substancias incluidas en el con­ financiar su hábito. La relación directa, a la inversa dr la anie
cepto de "droga peligrosa", no puede hablarse, sin duda, en rior, supone que el delito común no se habría cometido de no
términos generales, de daño asociado a dependencia física, a haberse consumido la droga, sea porque: a) la droga produjo
tolerancia, a dependencia psíquica, ni del daño somático o psí­ un daño intrínseco en la psiquis del sujeto o, b) potencio ele
quico provocado siempre por todo tipo de drogas. mentos patológicos, fueran ellos congénitos o producto de una
socialización inadecuada o "diferencial".91
"Sí puede afirmarse con certeza, en cambio, en base a am­
plia investigación nacional y extranjera, que el uso excesivo de No procede en esta parte de nuestro texto, profundizar en
ciertas drogas provoca dependencia física y síndrome de pri­ las relaciones entre consumo indebido de drogas y conducta
vación (opiáceos, v. gr., igual que el meprobamato, de los tran­ desviada. Aquí, sólo procede decir que el uso abusivo de dro
quilizantes menores); que el uso de otras provoca dependen­ gas provoca -se trata de tóxicos, en la medida en que la losis
cia psíquica (cannabis v.gr.), que en el uso de otras es excede de la requerida posiblemente por vía terapéutica cier
perceptible la tolerancia (anfetaminas); que el uso de la mari­ lamente un desequilibrio químico en el organismo sobre cuyos
huana, de efectos muy controvertidos, "puede" deteriorar el exactos matices no podemos pronunciarnos. A lo más, en la os
juicio y la memoria, "causar ansiedad, confusión o desorien­ lera de nuestra competencia, podemos expresar que el uso in
tación..", "inducir temporariamente episodios psicóticos en debido de drogas provoca excitación o depresión anormales del
personas predispuestas", y en personas predispuestas a la ma­ sistema nervioso central, con resultado de descompensación
rihuana, dar base para asociaciones personales que posterior­ psico-fisiológica. No cabe aquí pronunciamienlo sobre el ori
mente los exponen a otras drogas (Comisión Johnson, 1967). gen del problema: ¿se debe el consumo abusivo de drogan sólo
Sí puede afirmarse, conforme a iguales evidencias, que dosis a factores socio-culturales (imitación, contagio, deseo de e va
excesivas de barbitúricos pueden implicar deterioro del juicio, sión ante una realidad dolorosa) o intervienen también meca
pérdida de control emocional, delirios, episodios psicóticos, nismos de base, cual se luí postulado ante el etanol?. Algunas
muerte o suicidio; que dosis excesivas de estimulantes pueden lesis apoyarían este último punto de vista, justificando la In
producir ilusiones, alucinaciones y trastornos psiquiátricos gra­ clusión de las drogas en nuestra referencia a teorías bio
ves, etc.".92
*’ Inited Nntionn ( ‘nmniittop un (Uinu l’ruvuntion and (‘ontrn "Пгиц Alm«« * ml
” Reprodueido il» nueatro nnmayo iin (л noin rtiihnior. ( rimine IH y”, Nul» l»y Hi» Ημ» ι vtary I ionøral. К / АС. П7, Apt H IУ 77, рАцм 4 II
164 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELlíMENTOH Dl! CRIMINOLOGIA IhS

criminogénicas: uso indebido de opiáceos, asociado según al­ CAPITULO IV


gunos, a dependencia pasiva y según los psicoanalistas a
fijaciones a nivel pregenital del desarrollo psicosexual; 94 uso LA ORIENTACION PSICOLOGICA
de barbitúricos, en personalidades pasivo-dependientes, fre­ EN CRIMINOLOGIA
cuentemente con síntomas psiquiátricos; uso abusivo de amfe­
taminas, conexo a trastornos de las personalidades asténicas;
aspiración de volátiles y solventes, asociado a deficiente nu­ 1. INTRODUCCION.
trición, etc.
Las teorías de orientación psicológica enfatizan determina
dos aspectos o mecanismos psíquicos en la criminogenesis, con
notoria infra-estimación de los aportes biológicos o ambienta
les. Tal aserto requiere algunas explicaciones o reservas.
Debe decirse, en primer término, que tanto las teorías bio
lógicas como las sociológicas surgidas en la C’riminologl con
sideran, en mayor o menor grado, el impacto que en lo psíquico
producen determinadas circunstancias somáticas o sociales. No
obstante, al apelar predominantemente a determinada cin tms
lancia, factor o proceso que se sobre-enfatiza, ésto se erige como
antecedente casi forzoso de una situación psíquica pro delilo
Las teorías de orientación psicológica que examinaremos en
esta Capítulo, a la inversa de las anteriores, magnifican lo octi
i rido en la instancia psíquica, a que se otorga cierta autarquía
frente a lo somático o lo ambiental.
Una comparación puede ilustrar fácilmente lo dicho. La En
docrinología Criminal liga cierta dis función do las glándulas ile
secreción interna con una vivencia o actitud mental pro delito: el
impacto psíquico se ve así como necesaria ocurrencia de lo que
acaeció en el área endocrina. En el Psicoanálisis Criminal, a la in
versa, se relaciona determinado "complejo”, v. gr., con algun he
cho físico o ambiental, mas el énfasis se sitúa en el mecaniumo
intra-psíquico, en todo lo ocurrido después del elemento bioló
gico o social y dentro de la instancia subjetiva.
En cierta medida puede justificarse el énfasis en lo psíquico.
Cual dice Mannheim, en gráfica imagen, el "aparato mental” se
alza como un verdadero "transformador” de lo físico y lo social,
justificándose la frase de Bernard Glueck, para quien "un lacior
no es una causa a menos y hasta que no llegue a ser un mol ivo”.
El "transformador" puede así potenciar muchas veces In Intensi
dad objetiva de un determinado hecho: la real intensidad ile la
vivencia dependerá de cómo se percibió el estímulo dada cierta
44 Alfred Μ. Freedman, 1 tarold Kaplan, Benjnmín Sadock -"Compendio de Psiquiatría", personalidad y a la luz de ciertos mecanismos psicológicos, lòdo
Barcelona, Halvat, 1ЧН4, рйцм. 417 41 H.
ello, por cierto, dentro de los límites de un racional relalivimmo.
IM MARCO Λ. GONZÁLEZ BERINDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 165

criminogénicas: uso indebido de opiáceos, asociado según al­ CAPITULO IV


gunos, a dependencia pasiva y según los psicoanalistas a
lijaciones a nivel pregenital del desarrollo psicosexual;94 uso LA ORIENTACION PSICOLOGICA
ile barbitúricos, en personalidades pasivo-dependientes, fre­ EN CRIMINOLOGIA
cuente men te con síntomas psiquiátricos; uso abusivo de amfe-
laminas, conexo a trastornos de las personalidades asténicas;
aspiración de volátiles y solventes, asociado a deficiente nu­ 1. INTRODUCCION.
trición, etc.
Las teorías de orientación psicológica enfatizan determina­
dos aspectos o mecanismos psíquicos en la criminogenesis, con
notoria infra-estimación de los aportes biológicos o ambienta­
les. Tal aserto requiere algunas explicaciones o reservas.
Debe decirse, en primer término, que tanto las teorías bio­
lógicas como las sociológicas surgidas en la Criminología con­
sideran, en mayor o menor grado, el impacto que en lo psíquico
producen determinadas circunstancias somáticas o sociales. No
obstante, al apelar predominantemente a determinada circuns­
tancia, factor o proceso que se sobre-enfatiza, éste se erige como
antecedente casi forzoso de una situación psíquica pro-delito.
0 é“* S ,
Las teorías de orientación psicologica que examinaremos en
esta Capítulo, a la inversa de las anteriores, magnifican lo ocu­
rrido en la instancia psíquica, a que se otorga cierta autarquía
frente a lo somático o lo ambiental.
A·P·Ç .
Una comparación puede zilustrar fácilmente lo dicho. La En­
docrinología Criminal liga cierta disfunción de las glándulas de
secreción interna con una vivencia o actitud mental pro-delito: el
impacto psíquico se ve así como necesaria ocurrencia de lo que
acaeció en el área endocrina. En el Psicoanálisis Criminal, a la in­
versa, se relaciona determinado "complejo", v. gr., con algún he­
cho físico o ambiental, mas el énfasis se sitúa en el mecanismo
intra-psíquico, en todo lo ocurrido después del elemento bioló­
gico o social y dentro de la instancia subjetiva.
En cierta medida puede justificarse el énfasis en lo psíquico.
Cual dice Mannheim, en gráfica imagen, el "aparato mental" se
alza como un verdadero "transformador" de lo físico y_ lo social,
justificándose la frase de Bernard Glueck, para quien "im factor
no es una causa a menos y hasta que no llegue a ser un motivo".
El "transformador" puede así potenciar muchas veces la intensi­
dad objetiva de un determinado hecho: la real intensidad de la
vivencia dependerá de cómo se percibió el estímulo dada cierta
14 Al íred Μ. Freedman, Harold Kaplan, Benjamín Sadock -"Compendio de Psiquiatría", personalidad y a la luz de ciertos mecanismos psicológicos. Todo
Bn redona, Salvat, 1984, págs. 417-418. ello, por cierto, dentro de los límites de un racional relativismo.
166 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 167

Debe decirse, en segundo término, que en forma similar a No procede mencionar aquí antecedentes biográficos de
lo ocurrido en la Bio-Criminología, nuestra disciplina ha reci­ Siegmud Freud o trazar la evolución de su pensamiento: nu­
bido una influencia directa o indirecta de diversas corrientes merosos son los textos que describen sus vínculos con В reni er
psicológicas e incluso filosóficas que deberemos considerar: al­ (Viena), Charcot (París) y Bernheim (Nancy), las influencias de
gunas han recibido directa aplicación en Criminología, otras Goethe у Darwin, la evolución hipnosis -interrogatorio a pre­
sólo han suministrado marcos de referencia generales o ilumi­ sión- asociación libre, el progresivo enriquecimiento de su nó­
nado nuevas vías metodológicas. dulo teòrico.
Algunas de las teorías que se examinarán conciben al de­ Es del caso, solamente, con mayor atingencia a considera­
lincuente como "anormal”: al no encajar tal "anormalidad" en­ ciones criminológicas posteriores, destacar algunos aspectos
tre las entidades nosológicas de la Psiquiatría, en otra parte de del pensamiento de Freud, primero, y de algunos de sus discí­
esta obra examinaremos los nexos entre patología mental y pulos, después.
delito y la mayoría de las proposiciones consideradas se refe­
rirán al delincuente "normal". De la obra de Freud deben destacarse, para una aplicación
a la. teoría criminológica, el concepto de inconsciente, la noción
En la exposición que sigue, por último, dejaremos especial de las instancias psíquicas, la tesis de los "mecanismos de de­
constancia de los aportes de diversas teorías hacia una Crimi­ fensa del Yo", la teoría de la libido y sus conceptos sobre lo­
nología Integrativa, la corriente que en nuestro campo nos pa­ cha entre Eros y Tana tos. ζ £ )
rece más promisoria.
a.l. La noción del inconsciente.
2. EL PSICOANALISIS.
a. Conceptos generales. El pensamiento de Freud. No fue Freud, ciertamente, el primero en señalar la influen­
cia en la conducta de elementos psíquicos que no percibimos
Sabido es que el Psicoanálisis implica, en sus orígenes, no o que captamos de manera imperfecta. Comentadores de su
otra cosa que una herramienta clinico-experimental para el tra­ obra señalan como predecesores a Naudeau, a Kant, a von
tamiento de las neurosis; no es menos conocida su evolución Hartman, a William; podríamos incluso agregar nosotros a
hacia extremos que lo presentan como una filosofía, una an­ Gabriel Tarde y a Max Nordau. No obstante, correspondió a
tropología o incluso una cosmología peculiares. Si múltiples la "primera escuela de Viena" là gloria de otorgar una mayor
son los textos que apuntan a una finalidad terapéutica, no me­ organicidad a conceptos en alguna medida anticipados por
nos numerosos son los textos que aplican el psicoanálisis a tó­ otros y de subrayar la importancia de estas "fuerzas ciegas"
picos tan diversos como la religión, la moral, la educación, la sumidas en nuestros pensamientos, nuestras emociones y so­
libertad, la creación estética y por cierto el delito. bre todo nuestra conducta. -
Nuestra exposición considera en primer término el psicoa­ Cual dice el propio Freud, atribuir al inconsciente(una in­
nálisis por dos circunstancias más importantes que el acaecer tensa carga de vivencias que reclaman expresarsesupone avan­
cronológico?Es la primera, el aporte de la corriente a una vi­ ce desde una Psicología descriptiva y estática hacia una Psico­
sión explicativa más amplia capaz de superar la estrechez del logía dinámica. Por si ello fuere poco, esta ‘‘Ciencia de las
marco lombrosiano, en cierta medida "elitista": mientras la an­ profundidades", propone una "tópica psíquica", al señalar den­
tropología Criminal y sus herederos perciben al criminal como tro de cuáles sistemas internos se desarrolla un acto psíquico
un ser "diverso", el Psicoanálisis estima básicamente anti-so­ cualquiera.
ciales a todos los hombres, lleguen o no al "paso al acto^/ Es'
la segunda razón el engrandecimiento, por esta teoría , del te­ De acuerdo a dicha tópica ("Metapsicología"), todo acto psí­
rritorio motivációnál: a la luz de esta virtual doctrina existiría quico comienza por ser inconsciente y puede continuar siéndolo
-en una enorme cantidad de acciones criminales- una motiva­ o bien progresar hasta la conciencia, "según tropiece o no con una
ción inconsciente muy diversa a la que la sociedad o el mismo resistencia". Para Freud, la gran fuente nutricia del inconsciente
está constituida por los instintos, especialmente los sexuales.
168 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 164

Atendida la fuerza de los instintos, no cabe la fuga, cierta­ El Yo, ontogénicamente posterior, es en gran medida cons
mente ineficaz porque no los suprime. Tales instintos, al no cíente, aunque una parte posea profundas raíces inconscientes.
realizarse, no tendrían como "destinos" sino la transformación El Yo -gobernado por el principio de la realidad- supone un
en lo contrario, la orientación contra la propia persona, la re­ relativo control de las fuerzas del Ello. "El Yo representa lo que
gresión y la sublimación. pudiéramos llamar la razón o la reflexión, opuestamente al
Ello, que contiene las pasiones".
Especial interés ofrece la represión: surgido el acto psíquico
en el inconsciente, un mecanismo especial calificado de censura, La tercera instancia -que en el fondo agudiza los conflictos
permitirá que el hecho interno pase a una .segunda fase o sisfe- surgidos entre el Ello y el Yo- aparece constituida por el Su­
ma - "preconsciente" (Freud) o "capaz de conciencia" (Breuer)- per-Yo o instancia moral del individuo, regida por el princi­
en que "bajo determinadas condiciones, puede llegar a ser objeto pio del deber. Esta instancia supone una diferenciación den­
de la conciencia sin que a ello se oponga resistencia especial al­ tro del mismo Yo, aunque "presenta una conexión menos firme
guna". "La gravedad del problema se advierte ante el rechazo, con la conciencia":96 al "sumergirse" en el inconsciente, cual
por la censura, de ciertos materiales: la representación del instin­ expresa Mira y López "desde allí tortura a la parte consciente
to se desarrolla más libre y ampliamente cuando ha sido del yo".97 La génesis de este Super-Yo es vinculada por Freud
substraída, por la represión, a la influencia consciente. Crece en­ con la liquidación o superación del conocido complejo de
tonces, por así decirlo, en la obscuridad y encuentra formas ex­ Edipo: "... y este elevado ser es et ideal del Yo o Super-Yo, re­
tremas de expresión, que cuando las traducimos y comunicamos presentación de la relación del sujeto con sus progenitores.
a los neuróticos, tienen que parecerles completamente ajenos a Cuando niños, hemos conocido, admirado y temido a tales se
ellos y les atemorizan, reflejando una extraordinaria y peligrosa res elevados, y luego los hemos acogido en nosotros mismos"."
energía del instinto. Esta engañosa energía del instinto es conse­ Interesa decir que el Super-Yo puede no coincidir, en su
cuencia de un ilimitado desarrollo de la fantasía y del estanca­ esencia, con las pautas morales generales de la comunidad o
miento consecutivo a la negación de la satisfacción".95 La esen­ con las exhibidas por los propios genitores: él exhibe, a veces,
cia de la represión, así -con sus obvios peligros resultantes- "no una mayor rigidez o severidad o incluso tiranía. En la expli­
consiste en suprimir y destruir una idea que representa al instin­ cación psicoanalítica, tal circunstancia se atribuye a frecuentes
to , sino en impedirla hacerse consciente". " frustraciones del niño provocadas a menudo por los propios
a.2. Las instancias psíquicas. padres: al percibir como frustradores personas a quienes ama,
vuelve la fuerza agresiva compensadora contra sí y la "refu­
Años después de subrayar la existencia y dinamismo del in­ gia" en el Super-Yo. La conciencia recibe por ello una doble
consciente, elabora Freud su conocida noción de las tres capas o
instancias de la mente -Ello, Yo y Super-Yo- que le permite expli­ carga de agresión: la que proviene del padre y la que se dirige
car, con agudeza, diversos conflictos intra-psíquicos del ser hu­ hacia el padre.
mano. Esta verdadera "topografía mental" (Foulkes) nada tiene La existencia de estas tres instancias -y de los tres princi­
que ver, cual aclara el autor, con localidades anatómicas -"de mo­ pios mencionados- da origen en el esquema psicoanalítico a
mento"- refiriéndose sólo a "regiones del aparato anímico". permanente y agudo conflicto.
De estas instancias, ontogénicamente la primera en apare­ Tales conflictos, en la sistematización del profesor español
cer es el Ello: permanentemente inconsciente, en el límite en­ recién citado, pueden situarse: a) entre los deseos (del Ello) y
tre lo somático y lo psíquico, es una instancia instintiva, las exigencias del mundo social, lo que supone lucha entre los
"psicoide", regida por el principio del placer, que urge cons­ principios del placer y de la realidad; b) intrapsíquicamente en
tantemente por gratificaciones inmediatas.
96 Freud -"El Yo y el Ello", en Obras Completas, cit., Vol. Ш, pág. 2708.
97 Emilio Mira y López -"Doctrinas Psicoanalíticas", Buenos Aires, Kapelusz, 1963,
95 Siegmund Freud -"La represión", en Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, pág. 33.
9S Siegmund Freud -"El Yo y el Ello", cit., en Obras Completas, Vol. III, pág. 2714.
1973 (tercera ed.), Vol. II, pág. 2055.
170 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 171

el propio Yo, con resultado de deseos contrapuestos que pue- ■ c) La introyección o internalización. Este mecanismo permi­
de ti provocar ambivalencia; c) entre el Yo y el Super-Yo, como И le que el sujeto supere el odio o el miedo experimentados ante
(rulo de la lucha entre el ser y el deber ser. I cierto sujeto, objeto o patrón de conducta "fundiéndolos" en su
Yo individual. El psicoanálisis ortodoxo mira este proceso como
Puede agregarse que tales conflictos se presentan tanto an- I fundamental, toda vez que él permitiría la superación del com­
les como después de determinadas acciones, que el drama pue- I plejo de Edipo: el padre odiado al internalizarse en el hijo pasa­
ile darse tanto asociado a la no satisfacción como a la satis- I ría a formar parte de éste, que así adquiere su Super-Yo.
facción del instinto y que sólo en ciertos casos, merced a la H
acción de las llamados mecanismos de defensa del Yo, pueden ■ d) La proyección. Mediante esta técnica el Yo se exculpa de
evitarse la vivencia de culpa, la angustia, el cuadro psiconeu- I determinados contenidos traumáticos acusando a otros u otros
rótico o, cual se verá más tarde, el propio delito. I como generadores de la vivencia: mediante ella pasamos de
C’ual se ha visto, el conflicto será menor en la medida en I victimarios a víctimas y nuestras acciones asumen calidad de me­
que el complejo de Edipo se liquide satisfactoriamente y el Su- I ras respuestas a una provocación. Fue sin duda Freud el prime­
per Yo adquiera una solidez aceptable y sana. La asimilación I ro en señalar la importancia de este mecanismo defensivo.
do tal código normativo es denominada introyección en la ter- ! e) La formación reactiva. Mediante esta técnica, el Yo supera
minología psicoanalítica. ■ contenidos que lo angustian "fingiendo" que le son ajenos y ac­
a.3. Los mecanismos de defensa del Yo. tuando -o "sobre-actuando"- contra ellos con excesiva intensidad.
Ejemplos se hallarían, v.gr., en una homosexualidad latente, que
En su lucha contra el Ello, contra los otros Yo, contra el Su­ da origen a una fuerte condena social de tal conducta. El meca­
por-Yo y contra las frustraciones que nacen de la realidad, el 4 nismo, muy empleado por Adler -compensación, sobre-compen­
Yo apela a diversos mecanismos de defensa, fuera de la aludi- 1 sación- aparece también en las teorías criminológicas de Albert
da y clásica represión o rechazo de contenidos molestos o trau- i K.Cohen sobre delincuencia juvenil.99
nui líeos. Los psicoanalistas han llegado a concebir hasta catorce Į
mecanismos de defensa que -descartados algunos no particu- 1 f) La negación. En ocasiones, cierta meta se percibe claramente
larmente singulares- llegan a ocho en la opinión de Franz j inalcanzable o bien el "precio" psicológico de ella es estimado
Alexander. Son ellos: demasiado alto.Tal conflicto interno puede solucionarse, sólo has­
ta cierto extremo, si el sujeto se niega a sí mismo un fuerte inte­
a) La represión. Este mecanismo implica la desaparición del : rés en el objeto. Decimos "hasta cierto extremo" porque la pro­
campo de la conciencia, mediante un olvido forzado, de todos pia vehemencia con que es negado el objeto, deja advertir
los contenidos psíquicos molestos, traumáticos o angustiosos. ! -subliminalmente- que la pulsión hacia él no ha sido extinguida.
El Yo olvida, mediante esta técnica, hechos que lesionaron su
prestancia o sus aspiraciones, que supusieron un gran impac- 1
g) La realización imaginaria. Gran número de deseos irrea­
to emocional o que se vinculan con acontecimientos grande­ lizables -por imposibilidad física o por reproches éticos- ha­
mente temidos. № Ц llan cierta canalización en el plano del "soñar despiertos". El
b) La racionalización. Este mecanismo -cual acota Mira- sujeto goza con la realización imaginaria y posee, a la vez, la
corresponde cabalmente al proceso que Claparède denominó, posibilidad de retornar al plano de la realidad en el instante
en 1910, "función de a uto-justificación " : no implica, sino un ♦ necesario. La frase de Platón "los hombres buenos son aqué­
proceso intelectual mediante el cual el sujeto busca motivos que | llos que sólo sueñan lo que los malos realizan" puede impli­
-aparentemente- justifican con claridad su comportamiento. I car tanto el onirismo como este peculiar sueño de la vigilia.
Obviamente, el sujeto exagera la entidad de los argumentos
empleados para tranquilizar su conciencia. El proceso opera 99 Véase, en especial, Albert K. Cohen -"Deviance and Control", Englewood Cliffs,
New Jersey, Prentice-Hall Inc., 1966. En nuestro volumen "Criminología. Material
casi siempre "a posteriori", advirtiéndose así diverso de la Complementario de Lectura", Escuela de Derecho, Universidad de Chile, mimeo,
"neutralización" -anterior al hecho- que mencionan Sykes y 1982, incluimos traducción del Capítulo VI de esta obra, titulado "La conducta
Matza en una teoría de vasta difusión moderna. desviada como mecanismo de defensa".
172 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 173

h) El auto-castigo. Mediante este mecanismo, el sujeto se contemplación de los genitales actuando el cuerpo como obje­
libra de la vivencia de culpa provocándose un sufrimiento que to sexual; en el ámbito afectivo surgen el complejo de Edipo y
equilibra o compensa el daño que él provocó o que cree pro­ su homólogo, el complejo de Electra, que se superarán, en el
vocó. Freud postula en sus escritos que la comisión de accio­ sujeto normal, al final de la fase;
nes delictivas -y el consecuente castigo- puede suponer un re­
curso expiatorio destinado a liberar de vivencias de culpa por d) Una fase de latencia: desde los cinco años hasta la pu­
delito más grave. bertad, en que el niño aplica sus inquietudes sexuales (Freud,
Algunos autores complementan, aún, la anterior serie de entre sus muchas ilustraciones mitológicas alude al "enigma
mecanismos. Se agregan, por ejemplo: la conversión y la re­ de la esfinge"), a preguntas sobre su nacimiento, sobre diferen­
gresión -que algunos rechazan como tales- y también el des­ cias anatómicas entre el hombre y la mujer, y otros tópicos si­
plazamiento, que permite que la energía del impulso reprimi­ milares. En esta etapa surgirían graves luchas interiores cone­
do se descargue en una meta aceptable para el Super-Yo: xas al "complejo de castración" y a la "envidia por el pene";
tra la ríase de la sublimación en el caso de metas de alto conte­ e) Una fase onanista y luego una fase hetero-erótica: en la
nido valórico (el Arte, v.gr.).
pubertad, los instintos parciales se subordinan al genital y la
a.4. La teoría de la libido. libido se concentra en los órganos sexuales ya maduros; la fuer­
za creciente de la libido permite superar la orientación mas­
turbatoria hacia el propio cuerpo y se dirige luego hacia el ex­
Uno de los aspectos más polémicos del pensamiento freu­ terior, hacia otro sujeto, hacia el matiz de la relación sexual
diano es, sin duda, el del énfasis que se atribuye a las pulsiones
sexuales: ellas se perciben incluso en "la primera infancia" y adulta.
se hallarían en el origen de todos los cuadros neuróticos. Interesa señalar que en el pensamiento de Freud diversas
^La energía psíquica que rige la vida sexual)recibe de Freud circunstancias -la constitución, la precocidad sexual espontá­
el nombre de libido. nea, la intensidad de la "adherencia", la excitación del ins­
tinto por influencias exteriores, etc., pueden perturbar el de­
La libido -ángulo de la teoría que merece los más ácidos sarrollo libidico dando origen a fijaciones o incluso a regre­
ataques- experimenta una evolución desde la primera infancia siones.
hasta la adultez. Se postulan así como fases:
De estas fijaciones y regresiones provendrán peculiarida­
a) Una etapa de libido oral, en que la boca aparece como des del carácter o patologías de mayor o menor entidad. A re­
primer centro del placer sexual. Escribe Freud: "Viendo a un sultados similares conducirá la no superación de complejos,
niño que ha saciado su apetito y que se retira del pecho de la cuales el de Edipo y el de Diana o de castración o de envidia
madre con las mejillas enrojecidas y una bienaventurada son­
risa, para caer en seguida en un profundo sueño, hemos de re­ ante la no posesión de pene.
conocer en este cuadro el modelo y la expresión de la satisfac­ Fijaciones orales existirían así, en el trasfondo del alcoho­
ción sexual que el sujeto conocerá más tarde";
lismo y la depresión.
b) Una etapa de libido anal: al iniciarse el segundo año de
vida y sobre todo durante éste y el tercero, la libido se despla­ Las fijaciones de carácter anal explicarían la “obstinación,
za hacia el extremo inferior del tubo digestivo y halla en éste la economía y el orden" (Freud), los cuadros obsesivos y
la "zona erògena" o centro del placer sexual; compulsivos, el sado-masoquismo.

c) Una fase narcisista, en el hombre fálica, de los tres a los De fijaciones fálicas provendrían las neurosis de angustia,
cinco años: actúa aquí el sentido de la vista, que se aplica a la la histeria.
174 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 175

Cabría a este respecto recordar una sabia pregunta de a.5. El Eros y el Tanatos.
I .ó pez Ib or: ¿Dependen las características psíquicas de la fija­
ción anal de la libido?, o ¿no será que ambos grupos de fenò­ El último postulado freudiano de interés criminológico apa­
meni)« derivan de un fondo común, prendido en la constitu­ rece constituido por la permanente unión -y lucha- de Eros con­
ción del enfermo? tra Tanatos, del Amor frente a la Muerte.
En cuanto atañe, ahora bien, a la extrema sobrevaloración La unidad Amor-Muerte aparece en la obra de Freud, por
<1 v lo sexual en el pensamiento freudiano, ciertamente proce­ vez primera, en su interpretación del "Mercader de Venecia"
den múltiples reservas. (1913) y de "El Rey Lear" de Shakespeare. En ambas obras, se­
gún el autor vienes, significativamente, aunque bajo ropajes
Tal orientación pansexual del psicoanálisis ortodoxo es muy diversos, la elección entre tres mujeres -madre, esposa,
comprensible suscitara, en tiempos de Freud, intensos y muerte- favorece a la última.
apasionados ataques. En el vigor de la polémica no falta­
ron discípulos que exageraran aún más los conceptos del Un mayor fundamento teórico de la tesis aparece en una
maestro. obra posterior, "Más allá del principio del placer", de 1920.
Uno de los más fieles adláteres de Freud -Theodor Reik- La idea freudiana primitiva de una lucha entre los princi­
са I i fico así a la teoría de la libido como "fuente de los mayo­ pios del placer -natural e innato- y de la realidad social y ad­
res y más incomprensibles errores de toda la obra freudiana". quirida aparece así substituida por la pugna más violenta en­
tre Amor y Muerte.
En el otro extremo, otro seguidor de Freud -Wilhelm Reich-
exageró aún la teoría de la libido, al crear la noción de "orgona" "Civilización y sus descontentos", otorgará una amarga co­
o energía sexual universal. incidencia con Nietsche: en la batalla Tanatos tiende a ser el
vencedor y la vida no es otra cosa "que una loca carrera hacia
Observadores más serenos asocian el elogio y la reserva. la muerte".

Así López Ibor, que precisa cuán luminosa fue la genial La tesis viene a implicar, en último término, una raíz cla­
crudeza de Freud en el pudibundo mundo Victoriano, apre­ ramente biológica -congènita, innata- de la agresividad, que se
cia como decisiva en la formación de la personalidad la hallaría subyacente en todos los seres, con una acepción de
sexualidad puberal -no la anterior- y critica fuertemente la "destructividad" explícita y concreta. Al postulado se adscri­
confusión entre la sexualidad y la "erótica", que sin duda, be brillantemente, cual veremos, Karl Menninger. Otros, como
"más allá del principio del placer", subraya un ansia de to­ Adler, según se dirá, destacan en el ser humano impulsos cons­
talidad. tructivos y generosos y confían en que los mecanismos agresi­
vos canalicen su potencial destructivo en energía creadora. Dos
Otro español -Mira y López- no escatima al psicoanálisis conocidos estudiosos del comportamiento violento -Wolfgang
"un apreciable caudal de potencialidades no solamente expli­ y Ferracuti- si bien destacan la tesis como interesante enfoque
cativas sino curativas":100 al examinar la teoría de la libido aso­ para la investigación -insuficiente o tautológica hasta el mo­
cia sus fuertes reservas a las que hoy formulan "aquéllos que mento- expresan que la refutación fundamental se basa "en que
se titulan freudianos" y cree que Freud fue demasiado lejos al no hay ninguna explicación biológicamente aceptable a favor
considerar toda satisfacción infantil como erótica o más preci­ de semejantes impulsos de "agresividad innata" y en que tam­
samente auto-erótica. poco se ha confirmado su existencia en los numerosos y cui­
dadosamente controlados y verificados estudios del compor­
Mira y López -"Doctrinas Psicoanalíticas" cit., pág. XIV. tamiento animal. Ciertamente hallamos prueba de mecanismos
176 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 177

fisiológicos que rigen las inclinaciones a la lucha, pero estos perfección, claramente impregnada de la "voluntad de poder
mecanismos tienen que ser estimulados por agentes del medio o de dominio" de Nietzche y Schopenhauer que Adler men ­
ambiente exterior". ciona explícitamente en sus obras. Tal impulso vital, a poco
de recorrerse el mundo, se estrella con obstáculos personales
b. El pensamiento de Adler. ,y ambientales que dan origen a un sentimiento de minusvalía
o de inferioridad: el sufrimiento que éste crea halla no obstante
Uno de los más brillantes discípulos disidentes de Freud en el sujeto una actitud de protesta viril, que alimenta la ira.
es Alfred Adler (1870-1937) cuyo pensamiento aparece expuesto El proceso es común a todos: "ser hombre -afirma el autor-
en numerosas obras entre las cuales destacan "El carácter ner­ quiere decir poseer un sentimiento de inferioridad (de minus­
vioso" (1912) -su obra fundamental- "Estudio sobre las valía) que nos empuja continuamente hacia su superación".
minusvalías orgánicas y su compensación psíquica" ( 1927),
"La neurosis compulsiva" (1931), "El conocimiento del hom­ n También, como elemento básico de los seres humanos, se
bre", "El sentido de la vida", "Práctica y teoría de la Psicolo­ ** erige junto a los anteriores un sentimiento de comunidad, va­
gía individual". riable en intensidad, que entrega solidaridad y capacidad de
colaboración. Sobre la base de impresiones subjetivas y guia­
La conducta humana, para Adler, aparece impregnada de do por éxitos y fracasos, el niño se trazaría "el camino, el ob­
finalismo. Cual escribe en "El conocimiento del hombre", "...la jetivo y la imagen de una cúspide proyectada hacia el porve­
vida del alma humana está determinada por un objetivo. Nin­ nir". . Ł , . >
gún hombre puede pensar, sentir, desear, ni soñar sin que todo GMPUo" ÇÎÛMCO ,
esté determinado, condicionado, limitado, seleccionado, diri­ ' El objetivo de la tendencia a la superioridad, la intensidad
gido por un objetivo". Tal visión teleologica es aún más lata de la conciencia de inferioridad y el grado del sentimiento dc
en "El sentido de la vida": el niño, en un momento en que aún comunidad determinarían, en el adulto, respuestas adecuadas
no posee un lenguaje adecuado ni unos conceptos suficientes, t o inadecuadas ante las realidades de la vida. Si el sentimiento
se impondría una "ley invariable de conducta para toda su de comunidad es escaso, se acentuaría el sentimiento de infe­
existencia" y se formaría un estilo de vida, una opinión frente rioridad, estructurándose el "complejo de inferioridad", con
a los problemas o una ley de conducta que determina, en la diversos fenómenos expresivos, somáticos o anímicos. "La in­
adultez, "todo su pensar, sentir y actuar". cansable tendencia hacia la superioridad intenta encubrir este
complejo por otro, el complejo de superioridad, que tiende
El estilo de vida influiría en la conducta, sobre todo al en­ siempre hacia el mero fingimiento de una superioridad perso­
tregarnos un prisma particular para contemplar todo cuanto nal fuera de la órbita del sentimiento de comunidad".101
acaece.
” La tendencia hacia la perfección, el sentimiento de inferio­
El estilo de vida aparecería precozmente y los ejemplos que ridad y el sentimiento de comunidad se erigen así como los pi­
corroboran la tesis lo demostrarían: las minusvalías digestivas lares de la Psicología Individual . De su encuentro, de su di­
en la primera infancia motivarían una constante preocupación versa intensidad y de la variada importancia de los obstáculos
por los alimentos y posteriormente por el dinero, los excesi­ personales y ambientales, han de surgir conflictos que el suje­
vos mimos maternos llevarían a estimar que "todo debe ser to solucionará efectiva o aparentemente. La solución normal
hecho por los demás" y la creencia de ser postergado o no que­ implicará un mecanismo de compensación, que hace apelar -
rido a una actitud pesimista de abandono o bien a una ambi­ funcional, útilmente- a una mayor dosis de energía: "... bajo la
ción enfermiza de superar a todo el mundo. opresión de la pequeñez, de la debilidad, del sentimiento de
inferioridad, procura el alma con violentos esfuerzos sobrepo­
V El punto de partida, en el análisis adleriano, supone el re­
conocimiento, en todos los seres, de una tendencia hacia la 101 Alfred Adler -"El sentido de la vida", Barcelona, Luis Miracle Editor, 1935, pág. 32.
178 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 179

nerse a tal sentimiento y suprimirlo".102 La solución anormal el "para qué" y por el futuro y, admitiendo explícitamenle lu
se asociará a un sentimiento de inferioridad demasiado "de­ posibilidad de corregir los estilos de vida, su psicología adop­
primente": por vía de la sobre-compensación, se llegará dema­ ta características estimulantes y pedagógicas.
siado lejos, hasta un "grado morboso de dominio y superiori­
dad". Pese a tales virtudes de esta posición teórica -que en algu­
na medida contribuye a nuestra personal visión del problema
Tal sobre-compensación a que alude frecuentemente la psi­ del delito- no se han escatimado críticas a las proposiciones de
cología adleriana, corresponde en el fondo, al mecanismo de Adler.
defensa de la formación reactiva, mencionado precedentemen­
te. El propio optimismo, ya citado, no es ciertamente compar­
tido por todos. Si no hay diferencias congénitas entre los hom­
Los débiles llegarían, en la vida, a una diversidad de actos bres, ya que toda diferencia puede ser compensada -todo es un
erróneos, tales como el actuar neurótico, el suicidio, la toxico­ problema de educación- se estaría otorgando al médico y al
manía o el delito. El neurótico, ante los problemas de la vida pedagogo, al decir de López Ibor, un optimismo de gran efi­
optaría por la "retirada", por el alejamiento del conflicto: tal cacia aunque de falsa base teórica.
técnica, en un "verdadero acto creador", que "tiende siempre
de algún modo hacia la superioridad",103 "salvaguarda al in­ Se expresa también que Adler ha tomado de Nietzsche -en
dividuo del aniquilamiento de su vanidad y de su orgullo".104 la voluntad de poderío- sólo un aspecto, pecando de unilate­
En el criminal también existirían fuertes complejos de inferio­ ral al desvalorizar los elementos naturales e irracionales del
ridad conexos a diversidad de fracasos: a diferencia del neu­ hombre. El sentimiento de comunidad aparece así racional,
rótico, se forjaría en él un estilo de vida en que acciones "beli­ guiado sólo por intereses comunes, sin supeditarse a ideales
gerantes" aseguran el objetivo de poder. religiosos o éticos, carente de una aspiración a niveles trascen­
dentes.
La Psicología adleriana, cual señalan diversos comentado­
res, posee sin duda un acento más optimista que el Psicoaná­ Desde un ángulo más propiamente psicológico, se ha afir­
lisis freudiano. mado que las proposiciones de Adler apelan en exceso a los
aspectos racionales del individuo (Fromm) y que empequeñe­
Si bien Adler, en efecto, toma de Freud el principio del cen en demasía (Flügel) la riqueza de la aproximación psico­
determinismo psíquico -nada en nuestro psiquismo acaece por­ analitica, sobre-simplificando fenómenos en extremo comple­
que sí- la Psicología individual insiste no en la muerte como jos. La crítica -al igual que la orientada a la falta de explicación
deseo último, sino en el ansia de poder y en el imperio de la sobre triunfos y fracasos últimos- parece en cierta cuota fun­
perfección, consciente o inconscientemente anhelada. Por otra dada: en nuestro inconsciente parecería haber más, tal vez, que
parte, Adler declara que la suya es una psicología "de posi­ afán de poder, conciencia de inferioridad y sentimiento comu­
ción" y no de "disposición", dándonos así sin duda una ma­ nitario.
yor posibilidad de cambio: "No existe órgano alguno en cual­
quier estado en que se encuentre, que obligue al individuo a c. El pensamiento de Jung.
una conducta determinada".105 Frente al interés freudiano por
las causas, por el "por qué", Adler declara su preocupación por
Otro célebre discípulo disidente de Freud es K. Gustav Jung
102 Alfred Adler -"Conocimiento del hombre", Santiago, Ediciones Nueva Era, sin año, (1875 -1961) que a la inversa de Adler, a quien algunos repro­
pág. 68.
103 Adler -"El sentido de la vida" cit., pág. 110.
chan cierta superficialidad y esquematismo en los conceptos,
10,1 Adler -"El sentido de la vida" cit., págs. 143-144.
impregna sus obras de nociones de fuerte complejidad y, a ve­
105 Adler -"Conocimiento del hombre" cit., pág. 162. ces, muy difícil acceso.
IHO MARCO A. GONZÁLEZ 1ÌERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 181

Los comentaristas advierten en la obra de Jung varias fa­ En este sentido existe un problema, no obstante, ligado a
ses, que en alguna medida poseen una base cronológica. la propia construcción de dicha tipología. El consiste en que
la introversión-extraversión es postulada como un continuo (en
Así, se menciona una etapa psicoanalítica: en primer tér­ que obviamente sólo son tipos puros los de los extremos), que
mino en ella, aún bajo una clara influencia de Freud y de sus frente a tales tipos actitudinales hay tipos funcionales (deriva­
maestros, Jung, no obstante, es capaz de entregar aportes fuer­ dos de las funciones de pensar, sentir, intuir ypercibir), que
temente personales e innovadores. Es uno de estos aportes el cabe otra subdivisión con acuerdo a funciones secundarias o
estudio de la enfermedad mental desde una perspectiva psi­ "cofunciones" y que aludiéndose permanentemente por Jung
cológica, aplicando a él los puntos de vista que usara Freud a "inevitable complementarle dad", "relación compensatoria",
para la interpretación de los sueños. "autoregulación", armonía de contrarios, en suma, se postula
que en cada sujeto coexisten (consciente, inconsciente perso­
Otro aporte de Jung, de esta época, es su tentativa de con­ nal) introversión y extraversión. "No es de sorprender, por lo
ciliación del psicoanálisis y la psicología experimental, tenden- tanto, que mientras las palabras "extravertido" e "introverti­
do", han alcanzado categoría en los diccionarios y son hoy tér­
citis que a comienzos del siglo XX se demostraran, recíproca­ minos de abuso cotidiano en los círculos cultos, las combina­
mente, una fuerte hostilidad. Ha de servirse, en tal empresa, ciones más complicadas de la caracterología junguiana han
<le la psicología asociacionista, que en aquella época fuera el caído en suelo estéril. A pesar de la alquimia, un error no pue­
fundamento teórico de la experimentación en esta materia y del de rectificarse multiplicando sus partes".
r
método de la asociación libre empleado por Freud.
Z. * Una segunda fase en el pensamiento de Jung es la que Mira
Un instrumento conocido como prueba de "Abraham-Jung- y López denomina de estudio de los símbolos y transforma­
Rosanoff" o de las "asociaciones determinadas" o de "las pa­ * ciones de la libido.
labras-estímulo" hasta hoy presta muy válidos servicios en di­
versas áreas, entre ellas la de la Psicología del testimonio. En este aspecto, al decir de sus seguidores, Jung rechaza la
"rigidez interpretativa" de Freud, que condujera al sabio vienes
Interesa indicar que para Jung en la delimitación del tipo a advertir problemas y simbolismos sexuales por doquiera.
individual que permite la citada prueba, fuera de las diferen­
cias personales entre sujetos -que pueden multiplicarse- habrá La libido es -para el autor suizo- algo mucho más amplio,
una cierta consistencia -como grupo- entre los individuos que muy cercano a impulsa o energía orientadoras, en el sentido
se agrupen en los extremos del continuo introversión-extraver­ del "élan vital" de Henri Bergson.
sión en que apoya su Psicología analítica de esta primera épo­
ca.
Así, en la obra de 1912 "Transformaciones y símbolos de
Esta noción de tipos introvertido y extravertido -extremos la libido", aparecida en alemán en 1912, se postula una evo­
di* un continuo- es bastante más compleja, en Jung, de lo que lución de tal energía en etapas bastante diversas de las pro­
habitualmente por ella se entiende. Para él, todo individuo po­ puestas por Freud.
see ambos mecanismos y sólo el predominio de uno de ellos
constituye el tipo. "Es de notar que en el límite entre la fase presexual y la
prepuberal, Jung admite la fijación de los hijos hacia los pro-
Lo escrito puede hacer creer que la tipología de introver­ < genitores de sexo contrario, mas no le da una explicación sexual
tidos y extrovertidos de Jung puede adquirir extremo interés ' sino, como Adler, acepta que tiene el carácter posesivo y
instrumental, incluso en el área de la Criminología en que, por I reincorporativo":106 el matiz entre ambos discípulos de Freud
ejemplo, H.J.Eysenck la ha empleado tanto en la etiología del I 106 Werner Wolff -"Instroducción a la Psicología", México, Fondo de Cultura, 1970, pág.
comportamiento delictivo como en el área del tratamiento. , 290.
1Я2 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 183

supondría según Wolff, en Adler una búsqueda del poder, una La última fase del pensamiento junguiano que procede
defensa de la acción coercitiva del padre del mismo sexo; en . mencionar en nuestro texto es la de desarrollo del concepto
Jung, en cambio, el niño buscaría sólo consuelo, afecto, repo­ de individuación.
so, una especie de "nirvana fetal".
"La finalidad de la individuación -advierte Jung- no es
Si tal concepto tranquiliza a algunos, escandalizados por el otra que la de liberar el yo-mismo, por un lado, de los en­
"pan-sexualismo” freudiano, dista mucho de agradar, en cam­ voltorios postizos de la "persona" y, por otro, del poder su­
bio, a los discípulos más ortodoxos del creador del Psicoanáli­ gestivo de las imágenes inconscientes". "Persona", por su
sis. Es el caso del muy conocido autor británico Edward Glover, parte, ha sido definida como "compromiso entre el indivi­
para quien la teoría de la energía psíquica implica "una gran duo y la sociedad, referente al papel que ha de desempe­
retirada hacia la psicología del consciente", en otras palabras ñar por el hecho de tener un nombre, adquirir un título o
una deserción de los puntos de vista psicodinámicos. Para desempeñar un cargo",108 esto es como una apariencia, una
( Jover, en alusión a las teorías de Freud, "esta concepción realidad secundaria del sujeto. El corolario es, así, que "in­
dualisla de las fuerzas instintivas primarias había estado siem­ dividuación significa conversión en individuo y, si por in­
pre implícita en el concepto de conflicto" y, como contraste, en dividualidad entendemos nuestra más íntima particularidad
la tesis de Jung el "élan vital monista oscila entre los arqueti­ o singularidad última e incomparable, conversión en el yo-
pos y la tarea de la vida consciente", "...poco hay que dife­ mismo. Por lo tanto, ‘‘individuación" podría traducirse tam­
rencie la libido inconsciente junguiana de los "sentimientos", bién por "autificación" (Verselbstung) o por realización del
caballo de batalla emocional de los psicólogos académicos".107 yo mismo (Selbsverwirklichung)".
Í
Una tercera etapa del pensamiento de Jung es la dedicada
a la elaboración y presentación de su tesis sobre el inconsciente d. Otros autores de orientación psicoanalítica.
colectivo o arcaico. En esta fase creadora, Jung reduce entidad,
siti duda, al inconsciente personal freudiano. Para el autor vie­ Sabido es que las doctrinas de Freud -con la excepción de
nes, tal "región" psíquica se nutre sobre todo de materiales re­ su impacto en algunos pequeños círculos- despertaron en su
primidos o rechazados por la censura en razón de su amprali- patria y en Europa profunda resistencia. La reunión de la So­
dad o antisocialidad. Jung cree, en cambio, que este inconsciente ciedad Médica de Viena, de 1819, que rechaza su trabajo es sólo
personal se forma en virtud de la simple unilateralidad del de­ el inicio de un período de trabajo solitario de casi diez años.
sarrollo personal, lo que implica reducción de sus materiales En divulgada anécdota, el maestro vienes califica como "pri­
destructivos o demoníacos, mirar esta zona como un acervo de mer reconocimiento oficial", con notoria amargura, una nota
posibilidades que se descuidaron u olvidaron y percibir algu­ del Servicio de Impuestos que lo "invita" a declarar sus ingre­
nas de ellas como altamente positivas. sos profesionales.
Célebre, discutida y discutible es la noción junguiana del Desde 1902, unos pocos interesados en el psicoanálisis em­
inconsciente colectivo, que integrarían verdaderos patrones piezan a estudiar su técnica bajo el estímulo directo de Freud
heredados, no aprendidos, de pensamiento y de conducta y que y poco después se constituye en Zürich un pequeño grupo de
el individuo a veces puede entrever mediante sueños, ensue­ discípulos que integran Bleuler, Jung y Eitington. 1907 marca
ños, fantasías, momentos de "revelación" o situaciones de cri­ ya una precoz disidencia, al subrayar Adler su noción del "sen­
sis emocional generalizada, casos en los cuales aparecerán ante timiento de inferioridad". Más tardía ha de ser la rebelión de
él uno o más de sus arquetipos, "presencias eternas" o "imá­ Jung, que en los últimos años es asistente jefe de la Clínica
genes arcaicas". Burghölzli, que dirige Eugen Bleuler.
Edward Glover -"Freud o Jung", Buenos Aires, Editorial Nova, 1951, págs. 62-63;
108 C.G. Jung -"El Yo y el inconsciente", Barcelona, Luis Miracle, 1936, págs. 127 y 95.
71.
184 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA IHS

El psicoanálisis continúa los años siguientes como activi­ e. Aplicaciones de la teoría psicoanalítica en Crimi­
dad de grupos pequeños y entusiastas, siendo claramente ig­ nología.
norado por Clínicas y Universidades. En 1908 es celebrado en
Salzburgo el primer Congreso internacional de Psicoanálisis y e.l. Algunos conceptos de Freud.
en 1910 se crea la Asociación Psicoanalítica Internacional que
preside Jung -filiales en Viena, Zürich y Berlín- hasta 1912, año Las proposiciones freudianas, originalmente vinculadas con
en que renuncia a raíz de sus controversias teóricas con Freud. la Medicina, se extendieron en su época de madurez hasta muy
diversos territorios de la ciencia y la filosofía, pretendiendo
En 1920, gracias en especial a los esfuerzos de Karl otorgar una muy peculiar visión del mundo. En ésta tan am­
Abraham, es creado el instituto Psicoanalíco de Berlín, centro plia tesitura las alusiones a delito, delincuente o pena, son no
docente que ha de ser seguido por homólogos de Viena, Lon­ obstante, sólo incidentales o ilustrativas y no aspiran a erigir
dres y Budapest. se en una teoría criminológica específica, que en cambio eia
borarán, posteriormente, algunos de los discípulos.
La reserva oficial ha de transformarse en franco rechazo -
fines de la década del 20- bajo el imperio de circunstancias muy Las bases de la visión psicoanalítica del delito se encu en
conocidas y que, al llegar hitler al poder en 1933, han de sig­ tran, sin embargo, en la propia obra del autor vienés. Podemos
nificar que los libros de Freud sean quemados y que gran nú­ destacar así:
mero de analistas distinguidos deba abandonar Austria y Ale­
mania. a. Consideración del hombre como de naturaleza esencial- i
mente antisocial. Para Freud todos los seres humanos llegan
La tierra prometida, desde este respecto, ha de ser Estados a la vida con instintos inmorales y antisociales, que mantienen
Unidos, con la gran excepción de Freud que se traslado a In­ con escaso control durante muchos años. Son frecuentes sus
glaterra^ alusiones a la perversidad polimorfa que en lo sexual revela
el niño, a la crueldad que forma parte del carácter infantil, a
En la cada vez más amplia diseminación del pensamiento su total carencia de pudor, a la relación profundamente nega­
freudiano en estas tierras han de participar con entusiasmo los tiva con el padre del mismo sexo que nutre el complejo de
dos primeros psicoanalistas de Norte América: Abraham Brill, Edipo, a sus deseos incestuosos y sádicos, etc..
de Nueva York, que abraza la causa en Viena y se erige en vir­
tual "misionero" de la doctrina; Ernest Jones, de Toronto, que Freud es escéptico frente a un presunto instinto gregario:
años más tarde llega a ser el biógrafo oficial de Freud. en "Totem y Tabú" y "Psicología de las masas y análisis del
Yo", conecta el origen de los grupos humanos al parricidio y
La "doctrina" psicoanalítica escapa, en especial en los Es­ al incesto y cree que la misión de la ley penal no es subrayar
tados Unidos, a su origen terapéutico, penetrando en las áreas la condena de la sociedad contra ciertas acciones hondamente
de la sociología, la pedagogía y la antropología, llegando a eri­ reprobadas, sino contribuir a la lucha contra tentaciones evi­
girse en núcleo central de vastas áreas teóricas. dentes. "Toda prohibición debe ocultar un deseo", es su tesis.
En Europa, en cambio, con ciertas excepciones, se mantie­ b. Consideración del aporte hereditario. Si bien -cual di­
ne la reserva ante el movimiento. La "Psiquiatría" de Bumke, rán más tarde los discípulos- la anti-socialidad de todos los
v.gr., no menciona al psicoanálisis y Eysenck, en Inglaterra, hombres torna la diferencia entre delincuentes y no delincuen­
emite sobre él burlesca crítica. tes concretos un problema de educación, Freud menciona muy
claramente el aporte a esta antisocialidad de la disposición bio­
Mencionaremos a continuación, algunos aportes de psicoa­ lógica heredada y alude a la "constitución hereditaria inalte­
nalistas al problema del delito. rable".
186 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 187

c. Enfasis en las motivaciones inconscientes. Freud acen­ encontrarían la minusvalías orgánicas, abandono parental,
t úa la fuerte incidencia en la conducta de pulsiones que el su­ mimo excesivo, fealdad o -paradojalmente- gran apostura per­
jeto controla imperfectamente y que provienen de planos muy sonal.
profundos de su psiquis. El control normativo, cual se ha di­
cho, aparece asociado a la adecuada superación del complejo Adler llama a considerar tanto el "estilo de vida" prefor­
do Edipo. mado como el imperio de factores exógenos.
d. Semejanza entre el delincuente y el neurótico. Si se Para el autor, tales factores exógenos -la miseria por ej.- no
pondera el concepto anterior ante otro también de Freud -el serían en sí, propiamente, las reales causas del delito: el peli­
complejo de Edipo "es el complejo nuclear de la neurosis"- se gro se hallaría en el impacto en el desarrollo -y evolución- del
obtiene una evidente semejanza entre el delincuente y el neu- sentimiento de comunidad. El propio Adler ejemplifica sus
rólico. La diferencia entre ambos se vincularía solamente con palabras: mal se prepara un niño para su madurez si crece en­
Li (orma de solución del conflicto tre necesidades y estrecheces, contemplando la riqueza y en
actitud de protesta contra la vida; en tiempo de prosperidad
e. Escasa utilidad de la pena. Si para Freud y sus seguido­ pudo notarse en los Estados Unidos un aumento de la crimi­
res las motivaciones verdaderas de un delito son la búsqueda nalidad "puesto que las incitaciones a la adquisición rápida y
tío un auto castigo o la satisfacción simbólica de pulsiones in­ fácil de riquezas eran numerosas".109
conscientes -venganza en los genitores (Alexander y Staub),
castración de un hermano (Glover) por ejemplo- lógico es con­ Las consideraciones anteriores de Adler son apoyadas en
cluir que la pena tradicional, en gran cantidad de casos será alguna casuística.
totalmente ineficiente. Cosa diversa -se advierte en los propios
escritos de Freud- ocurriría si el juez indagase en los reales Lo anterior es todo cuanto hemos encontrado sobre crimi­
móviles. nogenesis, en esencia, a través de la lectura directa de algunas
obras de Adler. Los mecanismos conducentes al delito y a otros
Estos conceptos han de ser ampliados o parcialmente rec­ "actos erróneos", ya precisados, se advierten en extremo sim­
tificados, cual se expresará, por los seguidores y discípulos de ples y de allí han surgido algunos reparos que mencionamos
Ereud. precedentemente. Sólo en el comentario de uno de casos po­
dría hallarse en Adler una mayor complejidad conceptual, que
e.2. Algunos conceptos de Adler. recuerda en fuerte medida a Freud: "El hecho de que se con­
ciba el crimen como si fuera un autocastigo, unido con el de­
Cual ya dijimos precedentemente, Adler advierte en los cri­ seo de ser metido en la cárcel, descubre sin embargo una falta
minales obscuros sentimientos de inferioridad. Estarían ellos de sentimiento de vergüenza, particularmente cuando está uni­
conexos a variados fracasos en el enfrentamiento con la comu­ do con un franco desprecio del common sense y con insultos
nidad, en la escuela, en la gran sociedad, en el amor. Señala contra nuestras experiencias sólidamente fundamentadas...".110
el autor que investigando trayectorias vitales, se hallarán en Adler no lleva más allá esta aproximación al auto-castigo -deja
la infancia "junto a la actividad precoz y mal empleada, junto explícitamente la solución al lector- ni se preocupa de la
a los rasgos hostiles de carácter y a la falta de sentimiento de contradictorie dad de su frase a la luz del psicoanálisis orto­
comunidad, las inferioridades orgánicas, el mimo o el descui­ doxo: la búsqueda del auto-castigo podría revelar un Super-Yo
do como motivos principales que determinan el desenvolvi­ demasiado punitivo, poco conciliable con una falta del "senti­
miento del estilo de vida hacia la criminalidad". En los crimi­ miento de vergüenza".
nales lo que realmente aparecería relevante es el grave
sentimiento de inferioridad, aunado a un sentimiento de co­ 109 Adler -"El sentido de la vida" cit., pág. 116.
munidad de escaso desarrollo. Entre las causas del primero se 110 Adler -"El sentido de la vida" cit., pág. 179.
[HH MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 189

Situado Adler en su real posición psicológica y criminoló­ Un ensayo de Ferenczi del año 1922 contiene, a este respec­
gica -y sin perjuicio de que ella se integre en un marco teòrico to, dos importantes grupos de reflexiones.
más complejo- su mensaje nos parece altamente promisorio en
la comprensión y prevención del fenómeno del delito: induda­ Uno de ellos se refiere al delito por sentimiento de culpa­
blemente,. cual diremos al expresar nuestra personal aproxima­ bilidad, tesis que insinuara Freud en un estudio de 1915, ya
ción al problema, en una vastísima cantidad de delincuentes mencionado: el sentimiento de culpa no surge tras el delito,
profesionales late un sentimiento de inferioridad que se dis­ sino que precisamente lo motiva. Tal tesis, base incuestionable
fraza -incluso para el propio sujeto- bajo una apariencia de for- del "Psicoanálisis Criminal", según Jiménez de Asúa, será más
(aleza, de seguridad y de aparente poderío. La experiencia clí­ tarde repetida primero por Ferenczi (1922) y luego por
nica nos ha indicado muchas veces que el delito, en función Theodor Reik (1925).
de las posibilidades reales de auto-afirmación, es la única for­
tna que el individuo ha hallado para creer algo en sí mismo y El segundo aporte de Ferenczi consiste en una primera
ob lener, si no la perfección o el poderío que Adler menciona, tipología -o mejor dicho clasificación- de delincuentes desde
la mínima confianza en la capacidad de continuar -y merecer el punto de vista psicoanalítico. El ángulo considerado es de
continuar- como un ser vivo. las tres instancias de la mente.
En la construcción de un buen marco de referencia para la Se postula así que si en un sujeto predomina el Yo instinti­
comprensión del delito, creemos que el aporte de Adler es de vo (el Ello), nos encontramos ante un delincuente genuino; si
extrema importancia. Extraña, por ello, que -cual expresa la criminalidad es atribuïble a una debilidad del Yo (real), cabe
Mannheim- la literatura criminológica se haya visto influida hablar de criminales neuróticos, admitiéndose una tercera va­
escasamente por la Psicología Individual. La '''Comparative riedad cuando se detecta un Yo social (Super-Yo) especialmen­
Criminology" menciona, a este respecto sólo las influencias te débil.
recibidas por Andreas Bjerre, autor de "La Psicología del Ho­
micidio", un estudio de tres criminales graves encarcelados. e.4. Augusto Aichhorn.
C’ual expresa Mannheim, para Bjerre -en acuerdo con las ense­
ñanzas adlerianas- las principales características del criminal Uno de los primeros en aplicar al territorio criminológico -
grave, en especial el homicida, serían la "debilidad" y el "auto- teorización y trabajo de terreno- las nociones psicoanalíticas es
engaño" que, en mayor especificidad, corresponderían a inse­ sin duda August Aichhorn, que desde 1918 se dedica a la edu­
guridad y sentimiento de inferioridad, temor a la vida, aisla­ cación correccional de jóvenes delincuentes en Ober-
miento interior, odio al prójimo, dependencia de la madre, Hallabrunn y St .Andrä, Austria.
huida de las realidades vitales.111
Para Aichhorn, la educación de los jóvenes delincuentes
La fértil visión adleriana aún espera un más amplio desa­ debe básicamente centrarse en la superación de carencias y de
rrollo en Criminología. influjos negativos, y en la creación de un Super-Yo normal y
vigoroso. En sus palabras "...todo niño ... exige la satisfacción
e.3. Sandor Ferenczi. directa de sus instintos primarios, sin tener en cuenta el mun­
do que le rodea" y tal actitud, en un adulto, sería calificada de
Ferenczi es, al parecer, el primer discípulo de Freud que asocial a antisocial. Se aprecia, de acuerdo a ello, que "la ta­
aplica las nociones del maestro al problema del delito. rea de la educación consiste en conducir al niño de este esta­
do asocial a un estado social".112 Tales expresiones son las que
llerman Mannheim -"Comparative Criminology", cit., págs. 159, 300, 304. La obra permiten estimar que Aichhorn sería el primero -cuatro años
dt* Andreas Bjerre "The Psychology of Murder" es publicada en alemán en Heidel­
berg en 1925 y en inglés en Londres en 1926. 112 August Aichhorn -"Wayward Youth", New York, The Viking Press, 1935, pág. 4.
190) MARCO A. GONZALEZ BIREN DIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 191

antes que Alexander y Staub- en concebir la noción de un cri­ e.5. Franz Alexander y Hugo Staub.
minal carente de Super-Yo, en un plano teórico.
A la inversa de los autores anteriores -consideraciones
Los jóvenes delincuentes que Aichhorn tratara fueron criminológicas incidentales- el psiquiatra Franz Alexander y el
clasificados en neuróticos y en "disociales": en ambos gru­ jurista Hugo Staub, publican en 1929 "El Criminal y sus Jue­
pos el comportamiento inadaptado derivaría de satisfacción ces desde el punto de vista psicoan ali tico", obra que entrega
insuficiente de la libido en la primera infancia y la terapia una visión global del problema del delito y que es hoy consi­
debería apuntar al aprovechamiento del proceso de trans­ derada un clásico en la materia.
ferencia.
Para estos autores, la crisis de la justicia en nuestros días
En " Delincuencia bajo una nueva luz" -ensayo de 1948- rei­ debe vincularse con el desconocimiento, por ella, de los reales
tera Aichhorn que "Una de las causas de la inadaptación es sin móviles del delito: éste -acción humana- depende en gran me­
duda una perturbación del equilibrio libidico: la necesidad de dida de pulsiones del inconsciente y ellas en su mayor parte
amor, satisfecha, escasa o excesivamente" y que "la segunda son desconocidas por el sujeto. Frente a tal realidad, la justi­
causa se refiere al Super-Yo".113 cia explora sólo en las motivaciones superficiales y sólo por
excepción sospecha tras los móviles conocidos algún elemen­
Un párrafo de este ensayo apunta a la noción de Super-Yo to ignorado.
criminal, que más tarde desarrollarán Alexander y Staub: "si ■
uno de los padres es él mismo delincuente o inadaptado, ras­ Para estos autores, la criminalidad es un fenómeno huma­
gos de inadaptación concurrirán, en el proceso de identifica­ no general.
ción, a la formación del Super-Yo del niño": "un niño está con­
denado a transformarse en totalmente antisocial cuando se cría La posición lombrosiana, de acuerdo a ello, se califica de
en una familia de criminales y asimila sus valores".114 "narcisista", "...la parte del hombre que se ha adaptado ... re­
presenta un producto tardío y relativamente endeble de su de­
Se advierte, sí, que la inadaptación puede derivar también sarrollo, mientras que no hay diferencia entre el hombre sano
de un conflicto entre Yo, Ello y Super-Yo. Si el Super-Yo es y el criminal respecto al núcleo... de la personalidad que no es
demasiado poderoso y ahoga los impulsos que surgen del susceptible de adaptación. Todo hombre es innatamente un
Ello, el resultado será una neurosis o una inadaptación criminal, es decir un inadaptado y conserva en su plenitud
neurótica. Si el Ello abruma al Yo, el producto consistirá esta tendencia durante los primeros años... La adaptación... co­
en una perversión o en una inadaptación equivalente a ella. mienza después de la victoria sobre el complejo de Edipo, en
Si en tal caso se presenta una regresión, pueden surgir una psi­ su período de latencia, descrito por Freud, que empieza entre
cosis o una inadaptación psicòtica, precisamente la del crimi­ el cuarto y sexto año de edad y termina en la adolescencia".116
nal psicòtico.115
El matiz diferencial -que se percibe así como básicamente
4 DELINQJLNCy. exógeno- hace que el criminal transforme en delitos sus ins­
" ’ August Aichhorn -"Delinquency in a New Light", en "Delinquency and Child Guid­ tintos, mientras el hombre sano dispone de algunos escapes
ance. Selected Papers", Edited by Otto Fleischmann, Paul Kramer and Helen Ross,
New York, International Universities Press, 1964, págs. 231 y 232.La expresión
inocentes para su criminalidad reprimida: el sueño, la ensoña­
inglesa "Delinquency" incluye tanto acciones que cometidas por adultos ción fantástica, el síntoma neurótico y otras formas menos ino­
constituirían delitos como otros actos "rebeldes" ("Wayward") tales como fugas del centes, cuales el duelo, el boxeo y la corrida de toros o la pro­
hogar, "cimarras", consumo de alcohol. Equivale, así, más o menos, a la expresión
"conflicto con la Justicia", circunstancia que nos ha conducido a emplear la voz
pia guerra.
inclusiva de "inadaptación".
114 Aichhorn-"Delinquency in a New Light" cit., pág. 231. ' Franz Alexander y Hugo Staub -"EI delincuente y sus jueces desde el punto de vista
Aichhorn -"Delinquency in a New Light" cit., pág. 233. psicoanalítico", Madrid, Biblioteca Nueva, 1935, pág. 41.
192 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 143

El paralelo neurótico-criminal hace preguntar por qué uno barreras internas sólidas sino ante ciertos delitos extremos (pa­
se satisface con la fantasía, y la "retribución suplementaria por rricidio, incesto, canibalismo, v.gr.) y los otros sólo se contie­
el sistema neurótico", mientras el otro no es capaz de renun­ nen por temor a la represalia : "La criminalidad es, por tanto,
ciar al delito: la respuesta se busca en "la fuerza relativa de las un fenómeno general humano y únicamente puede reprimir­
tendencias impeditivas sociales frente a la presión de las exi­ se con la fuerza conjunta del dolor imaginado y del dolor real".
gencias instintivas no dominadas", que se vincula con la for­
mación del Super-Yo. La "tendencia criminal" se advertiría en ciertas situaciones
(sueño, fantasías, etc.) y en el "sentido" o "contenido" real de
El Super-Yo, en todo caso, no se crea en forma instantánea ciertas acciones, criminales o no-
y supone un proceso. El problema, acotan Alexander y Staub,
es que en la mayoría de los adultos se mantiene cierta depen­ Así, ciertos sueños, síntomas y ensoñaciones corresponden
dencia de la instancia moral, ante los modelos externos que la a una verdadera "criminalidad imaginaria" de personas bien
impusieron, por una parte y que, por otra, en neuróticos y cri­ adaptadas.
minales no existe una formación unitaria entre Yo y Super-Yo.
El primer problema conduce a debilitar la confianza en la au­ Los extremos polares de los criminales no neuróticos serían,
toridad, representante simbólica del padre y a un descenso en cual se ha dicho, los sujetos sin Super-Yo o con Super-Yo Cri­
las defensas morales del sujeto. Como resultado del segundo minal, el primero postulado como prácticamente teórico.
problema, el Yo, "tiende a volver a su independencia frente al
Super-Yo, admitiendo las tendencias inadaptadas del Ello". Super-Yo Criminal tendrían maleantes, vagabundos, delin­
cuentes profesionales, por el influjo de una "moral criminal":
Una de las conclusiones anteriores implica serio peligro: la denominación se atribuye a los estudios de Aichhorn, ya re­
debilitada la confianza en la autoridad ("si mis padres pueden señados, de 1925. Con visión bastante rica del espectro social,
hacer algo malo, yo puedo hacer lo que quiera") se pierde el que permite fijar aquí las raíces de algunas teorías sociológi­
control interno y -al igual que en el niño- la única contención cas muy posteriores, cual la de las subculturas, escriben
sería el temor al castigo. Alexander y Staub, al hablar de una moral social, que no "toda
persona normal y no delincuente comparte los ideales de la so­
Lo que el sujeto normal haría sólo ante situaciones excep­ ciedad entera, ya que perteneciendo a una clase o a ima casta,
cionales, pueden sí hacerlo el neurótico y el criminal neuróti­ tiene su ideología específica".
co en condiciones corrientes. Los mecanismos de defensa dan
aquí la posibilidad de "sobornar" o "desarmar" la conciencia La mayor originalidad del análisis se centra, lógicamente,
y de permitir satisfacción a la antisocialidad. en el criminal neurótico, en que se precisan tanto sub-tipos
como "mecanismos generales de su criminalidad".
Tales puntos de vista permiten a los autores postular un
continuo entre dos tipos polares concebibles sólo teóricamen­ El caso extremo de la actuación neurótica correspondería a
te: uno, el criminal puro, sin Super-Yo, que sólo se inhibe ante delitos por sentimiento de culpabilidad: una culpa anterior
el poder social; otro, el sujeto con fusión en una unidad del se enlaza con un delito relativamente inocente, que conduce al
Yo y del Super-Yo, que prefiere el interés de la sociedad al suyo castigo inconscientemente deseado.
propio. Se advierte que la realidad no presenta nunca estos
casos límites, sino sólo grados intermedios. En el neurótico puro, el conflicto entre las tendencias in­
conscientes y las fuerzas inhibitorias se canaliza por el siste­
El criminal sin Super-Yo, aparece así con existencia cues­ ma neurótico, de manera autoplàstica. En el criminal neuró­
tionable en la realidad, ya que entre él y el sujeto normal pro­ tico, en cambio, la tensión entre ambas fuerzas da origen a
medio, habría sólo diferencia cuantitativa. En el hombre no hay acciones concretas, a una solución aioplàstica.
UM MARCO Л. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 195

El criminal neurótico es "auxiliado"' en su acción por cier­ De la proposición "grado de participación del Yo conscien-
tos mecanismos psíquicos que debilitan la influencia le", se desprenden diversos corolarios de profilaxis y terapéu­
impeditiva del Super-Yo en pro de una satisfacción del Ello. En tica criminales y surge la necesidad de un "diagnóstico crimi­
la nómina -que ha de extender más tarde Franz Alexander- se nal psicoanalítico" que alumbre al tribunal. Este deberá excluir,
mencionan la proyección (v.gr. los celos patológicos), la por pecado de "narcisismo" el criterio del libre albedrío y con­
racionalización (v.gr. el delincuente político), la actuación siderar que es injusto culpar a un hombre por lo ocurrido en
sintomática delictuosa (desconcierto del Yo... actuación incom­ su inconsciente; la indagación ha de aplicarse así a las cuotas
prensibles para el sujeto...verdadero '"disfraz", como en la causales del Yo, el Super-Yo y el Ello y la responsabilidad ha
cleptomanía), el sufrimiento (caso de la agresión, seguida de de fundarse en el grado de participación del Yo.
legítima defensa).
El problema penológico surgido de tales conceptos se
Se concluye que en todos los hombres existe un depósito torna extremadamente complejo al . advertirse que para
tic tendencias disociales y delictivas, que todos tienden a Alexander y Staub existe gran número de delincuentes
expresarlas y que el problema consiste, en último término, en neuróticos, que la cantidad de criminales normales "se
la relajación, por el Yo, en su dependencia del Super-Yo. La puede limitar considerablemente"117 y que se propone una
mayor o menor participación del Yo en el delito se advierte en mixtura utilitaria de prevención e intimidación, no expia­
el siguiente cuadro esquemático, en que hemos refundido los toria ni retributiva: (normales) junto a un tratamiento edu­
dos gráficos que contiene la obra. cativo basado en el psicoanálisis sin connotación expiatoria
(neuróticos).
DIAGRAMA № 6 La proposición parece mucho más discutible en la también
TIFOS DE CRIMINALIDAD, SEGUN ALEXANDER Y STAUB muy discutible amplia cuota de criminales neuróticos que -
incluido el carácter neurótico, con sus "moral insanities"- de­
bería llegar al psicoanalista. Se escribe respecto a ellos que la
CRIMINALIDAD IMAGINARIA (sueños, síntomas neuróticos,
ensoñaciones)
pena no tiene poder intimidante, ni impidiente, ni adaptativo
sino que, "por el contrario representa una atracción... por lo
CRIMINALIDAD REAL CRONICA que fomenta la criminalidad".

a) Delitos Por causas tóxicas u orgánico-patológicas La reseña anterior de "El Criminal y sus jueces" permite
b) Delitos condicionados neuróticamente. advertir en ella méritos y proposiciones positivas junto a des­
Delitos por autocoacción o sintomáticos bordes de imaginación y claras utopías.
Acciones criminales neuróticas con participación de la personalidad
total No es el menor de los méritos, sin duda, el de centrar el
Acciones criminales por sentimiento de culpabilidad. problema del delito -1929- en la inadecuada interacción suje­
c) Acciones criminales de delincuentes normales no neuróticos con Su­
per-Yo criminal. to-medio y en el impacto de ella en la psiquis individual.
d) Acciones delictuosas de criminales genuinos, sin Super-Yo. En la Europa de la época -y en especial Alemania e Italia-
predominaba sin duda una visión endogenetista del delito
-clara persistencia del modelo lombrosiano- y a ella no po­
CRIMINALIDAD REAL AGUDA O ACCIDENTAL dían oponerse una tesis sociológico-criminal surgida a la sa­
zón en otro continente, ni una teoría psicológico-criminal de
a) Delitos por acto fallido (culposos) base sólida.
b) Delitos de situación o por reacción afectiva del hombre normal.
c) Acciones criminales exentas de conflicto del hombre normal. 117 Alexander y Staub -op.cit., págs. 202-203.
I‘Ж MARCO A. GONZÁLEZ BEREND1QUĽ ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 199

La tesis anterior conduce a reflexiones que sin duda minan Su hija Anna -"El Yo y los mecanismos de defensa", 1936-
Li sagrada majestad de la justicia y la propia "nobleza moral" considera que el Yo es una estructura que se desarrolla en el
dlel núcleo colectivo. La sociedad moderna tendría bastante curso de la vida, más que un producto de la herencia biológi­
parecido con la tribu salvaje: "en el juez, en los otros funcio­ ca y estima que, surgido en los primeros años, debe afrontar
narios legales, en el público y en todos nosotros, actúan las mis­ los peligros internos y externos, mediante diversas defensas.
mas tendencias". A la represión en que confiara su padre agrega la formación
reactiva, la negación de la realidad, el compromiso, el despla­
El deseo de descubrimiento del culpable "objetivo" -por la zamiento, la anulación y el aislamiento.
precaria razón dada- conduciría según Reik a precipitaciones,
injusticias y graves errores judiciales de los que se dan nume­ e.8. El Psicoanálisis "revisado": Heinz Hartmann.
rosos ejemplos: éstos se vinculan, en especial, con el "deseo de
condenar" y de "condenar rápido".
En 1939 -el mismo año en que muere Freud- el discípulo
Nos encontramos así entre un aparato penal tenido de sado- Heinz Hartmann publica en Alemania "La psicologia del Yo
narcisismo -"red de indicios", fiscal de lógica "inexorable", "ca­ y los problemas de adaptación", artículo en que pretende
llona" de pruebas, ambiente que "'ahoga" al culpable- y un de­ corregir la unilateralidad teórica del maestro y su claro des­
lincuente que en el fondo es más culpable por "haber querido", interés por los llamados "procesos secundarios del Yo", esto
que por "haber actuado" y que, a veces, incluso busca el castigo. es lo atingente a la percepción, el pensamiento, la memoria,
la actitud sensorio-motriz y el comportamiento global del in­
La obra no refleja optimismo ni en cuanto a la ayuda que dividuo.
el psicoanálisis pueda prestar a una mejor justicia, ni sobre la
calidad progresista del sistema penal. En su descuido manifiesto por el Yo, Freud consideró que
los citados procesos -que fueran mereciendo creciente interés,
En divergencia con Fromm, se expresa así en el primer aspecto en cambio, para la psicología experimental- carecían de enti­
que el uso de técnicas psicoanalíticas podría demostrar que un dad ante las pulsiones sexuales y agresivas de los instintos. Su
sujeto "quiso" matar, aunque realmente no mató y a un uso im­ misión era escasa en cuanto atañe a la adaptación. El princi­
propio de complejos de Edipo como parte de la "red" indiciaría. pio de realidad, así, aparece sólo conexo a los impulsos sexua­
les y agresivos.
I .a fuerte adhesión a Freud que se observa en esta obra con-
Irasta con fuerte disidencia observable en otras obras posterio­ En el pensamiento de Hartmann, en todo caso, existe una
res de Theodor Reik. tendencia al relativo compromiso con la teoría original de
Freud. No son descartados el complejo de Edipo, la libido ni
e.7. Una revisión en lo clásico: Anna Freud. los instintos de muerte.

Anna Freud, hija del creador del psicoanálisis, aporta a la En el aporte de Hartmann, por lo dicho, las funciones se­
doctrina -como "clasicista revisionista" (Wells)- un importan­ cundarias del Yo son agregadas al sistema psicoanalítico freu­
te desarrollo de los mecanismos de defensa del Yo. diano y las relaciones con el medio ambiente adquieren un re­
lieve sistemático.
Freud, hasta sus últimos años, enfatizó la represión como
el único medio de que el Yo disponía para arrojar de la esfera Cual expresa Harry Wells, el psicoanálisis revisado, en que
consciente las vivencias penosas, agresivas o inmorales, cir­ incluye a Hartmann junto a Anna Freud, por un lado y a
cunstancia que reducía la terapia al descubrimiento y libera­ Alexander, Menninger y Kardiner, por otro, es "el psicoanáli­
ción de una instintividad reprimida. sis sin el inconsciente racial".
I‘Ж MARCO A. GONZÁLEZ BEREND1QUĽ ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 199

La tesis anterior conduce a reflexiones que sin duda minan Su hija Anna -"El Yo y los mecanismos de defensa", 1936-
Li sagrada majestad de la justicia y la propia "nobleza moral" considera que el Yo es una estructura que se desarrolla en el
dlel núcleo colectivo. La sociedad moderna tendría bastante curso de la vida, más que un producto de la herencia biológi­
parecido con la tribu salvaje: "en el juez, en los otros funcio­ ca y estima que, surgido en los primeros años, debe afrontar
narios legales, en el público y en todos nosotros, actúan las mis­ los peligros internos y externos, mediante diversas defensas.
mas tendencias". A la represión en que confiara su padre agrega la formación
reactiva, la negación de la realidad, el compromiso, el despla­
El deseo de descubrimiento del culpable "objetivo" -por la zamiento, la anulación y el aislamiento.
precaria razón dada- conduciría según Reik a precipitaciones,
injusticias y graves errores judiciales de los que se dan nume­ e.8. El Psicoanálisis "revisado": Heinz Hartmann.
rosos ejemplos: éstos se vinculan, en especial, con el "deseo de
condenar" y de "condenar rápido".
En 1939 -el mismo año en que muere Freud- el discípulo
Nos encontramos así entre un aparato penal tenido de sado- Heinz Hartmann publica en Alemania "La psicologia del Yo
narcisismo -"red de indicios", fiscal de lógica "inexorable", "ca­ y los problemas de adaptación", artículo en que pretende
llona" de pruebas, ambiente que "'ahoga" al culpable- y un de­ corregir la unilateralidad teórica del maestro y su claro des­
lincuente que en el fondo es más culpable por "haber querido", interés por los llamados "procesos secundarios del Yo", esto
que por "haber actuado" y que, a veces, incluso busca el castigo. es lo atingente a la percepción, el pensamiento, la memoria,
la actitud sensorio-motriz y el comportamiento global del in­
La obra no refleja optimismo ni en cuanto a la ayuda que dividuo.
el psicoanálisis pueda prestar a una mejor justicia, ni sobre la
calidad progresista del sistema penal. En su descuido manifiesto por el Yo, Freud consideró que
los citados procesos -que fueran mereciendo creciente interés,
En divergencia con Fromm, se expresa así en el primer aspecto en cambio, para la psicología experimental- carecían de enti­
que el uso de técnicas psicoanalíticas podría demostrar que un dad ante las pulsiones sexuales y agresivas de los instintos. Su
sujeto "quiso" matar, aunque realmente no mató y a un uso im­ misión era escasa en cuanto atañe a la adaptación. El princi­
propio de complejos de Edipo como parte de la "red" indiciaría. pio de realidad, así, aparece sólo conexo a los impulsos sexua­
les y agresivos.
I .a fuerte adhesión a Freud que se observa en esta obra con-
Irasta con fuerte disidencia observable en otras obras posterio­ En el pensamiento de Hartmann, en todo caso, existe una
res de Theodor Reik. tendencia al relativo compromiso con la teoría original de
Freud. No son descartados el complejo de Edipo, la libido ni
e.7. Una revisión en lo clásico: Anna Freud. los instintos de muerte.

Anna Freud, hija del creador del psicoanálisis, aporta a la En el aporte de Hartmann, por lo dicho, las funciones se­
doctrina -como "clasicista revisionista" (Wells)- un importan­ cundarias del Yo son agregadas al sistema psicoanalítico freu­
te desarrollo de los mecanismos de defensa del Yo. diano y las relaciones con el medio ambiente adquieren un re­
lieve sistemático.
Freud, hasta sus últimos años, enfatizó la represión como
el único medio de que el Yo disponía para arrojar de la esfera Cual expresa Harry Wells, el psicoanálisis revisado, en que
consciente las vivencias penosas, agresivas o inmorales, cir­ incluye a Hartmann junto a Anna Freud, por un lado y a
cunstancia que reducía la terapia al descubrimiento y libera­ Alexander, Menninger y Kardiner, por otro, es "el psicoanáli­
ción de una instintividad reprimida. sis sin el inconsciente racial".
200 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 201

e.9. El Psicoanálisis "revisado": Karl A. Menninger. delilo, si cl sujeto medio piensa que "el delito paga" -tal ve/
сч< ptuado el caso de captura- y que con acuerdo a ello -cita
Karl A. Menninger, discípulo de Alexander y director de la de Li obra de Alexander y Healy- se efectúa una "heroica va
conocida Clinica Menninger, Topeka, Kansas, es otro de los Im avion exhibicionista de los actos criminales".
principales teóricos del llamado psicoanálisis "revisado".
lal valoración del delito no sería gratuita: Estados Unidos
Menninger -en el terreno que nos interesa- es autor de una íi«· fundado por gentes que desafiaron de modo persistente las
obra vastamente conocida titulada "El hombre contra sí mis­ leyes de Inglaterra, muchas fortunas fueron creadas sobre la
mo", que en su original en inglés aparece en 1938.119 base de la destrucción de los recursos naturales o la simple ini­
quidad, "esta reserva mental de que otros no deben cometer
El primer capítulo de la obra se titula, significativamente, crímenes, mientras yo tengo el derecho de hacerlo, es un ele
"Eros y Tanatos": se sigue en él muy estrechamente la tesis monto característico de la psicología americana".
freudiana sobre permanente lucha de los instintos hacia la vida
y hacia la muerte y se afirma, con acuerdo a ello, que ""crear y Si en muchos·aspectos esta obra de Menninger presenta un
destruir, construir y derrumbar son el anabolismo y el valor extraordinario, en cuanto atañe a finura del análisis y a
catabolismo de la personalidad". planteamiento de tesis bastante convincentes -v.gr. en lo a tin­
gente a alcoholismo- en lo que atañe a explicación del delito
Tal peculiar juego dialéctico ocurre en el plano inconscien­ dista mucho de satisfacer: existe sin duda una clara exagera
te. ción de la tesis del Eros y el Tanatos y una manifiesta
sobrevaloración del aporte "inconsciente individual" al fenó
Otras partes de la obra se dedican al suicidio que podría meno delito.
calificarse de explícito o "agudo", al suicidio "focal" y al sui­
cidio "orgánico". e.10. El Psicoanálisis "revisado": Franz Alexander en
E.E.U.U.
Más interés para nuestro ramo tiene la tesis del suicidio
crónico: en el concepto hallan cabida al ascetismo y el marti­ El mismo Franz Alexander de "El Criminal y sus jueces"
rio, la invalidez neurótica, el alcoholismo, la psicosis y la con­ de 1929, radicado más tarde en los Estados Unidos, donde di­
ducta antisocial. rige el Instituto Psicoanalítico de Chicago, exhibe una posición
teórica mucho más flexible que la manifestada en dicha obra.
En las citadas diversas formas del suicidio crónico la muer­
te sería "demorada" gracias a una relativa neutralización del Del aporte de Alexander a la doctrina psicoanalítica, sus
elemento erótico, con matices que aquí no procede desarrollar comentadores subrayan su tesis de una terapia flexible, su no
salvo, brevemente, en el caso de la conducta antisocial, .en que ción original de las neurosis, su mayor desarrollo de los me­
se estudian, como formas especialmente representativas, el ca­ canismos de defensa. A ello procedería agregar -en el campi)
rácter neurótico, la perversión sexual y la criminalidad. del psicoanálisis aplicado- una nueva contribución al estudio
del delito.
El capítulo destinado a la criminalidad comienza con cier­
to escepticismo: cree Menninger que es difícil convencer a los Alexander atribuye las neurosis, fundamentalmente, a la
habitantes de Estados Unidos sobre la autodestructividad del flaqueza que el Yo manifiesta en la solución de sus conflictos,
lo que implica notorio distanciamiento de la posición
14 Karl A. Menninger -"El hombre contra sí mismo", Buenos Aires, Losada, 1952. La
freudiana. Al aludir a conflictos, asimismo, el autor destaca las
edición en inglés ("Man Against Himself", New York, Harcourt, Brace & World) es dificultades que el individuo enfrenta en la solución de pro­
dc 1938. blemas actuales.
202 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 203

La proposición de un Yo débil se conecta, ciertamente, con En el examen individual que al respecto se propugna, se
una enfatización y profundización en el concepto de mecanis­ subraya la importancia del "principio de la realidad" o Yo psi­
mos de defensa. coanalítico.
En un transitorio regreso al. estudio del delito, una de las La inestabilidad del equilibrio psíquico entre restricciones
áreas del psicoanálisis aplicado -esto es el no conexo a terapia y satisfacciones sociales -el robo, además de su fin racional
propiamente tal- Alexander publica, conjuntamente con ofrece ima compensación simbólica por privaciones emociona­
William Healy,120 en 1935, la obra "Las raíces del crimen". les, no sólo materiales- derivaría de experiencias de la niñez,
etapa en que se forman las tendencias más importantes del ca­
1 .a obra comunica los datos de un estudio psicoanalítico de rácter y en que la familia, en especial la relación niño-padre,
delincuentes que realizaran los autores en el "Judge Baker se erige como el factor social de mayor entidad.
( uidance Center" de Massachusetts. Los sujetos escogidos fue­
ron "delincuentes cuyas carreras criminales aparentemente Pese a la influencia que se atribuye a estas experiencias de
eran debidas a conflictos mentales interiores más que a circuns­ la primera infancia, el. esquema de factores predisponentes a
tancias externas". un comportamiento antisocial es bastante inclusivo.
La pauta de elección de los sujetos empleada por los auto­ Se alude en él, en efecto, al bagaje congenito, al desarro­
res determina que, en los casos transcritos hallemos los resol­ llo postnatal (tendencias reactivas tempranamente adquiridas,
lados previstos en un estudio de orientación freudiana. No obs- influencias familiares, influencia del medio social en un senti­
lanie, en el análisis de algunos casos, surgen frases que do más amplio) y a "tendencias ideológicas generales en una
anuncian una tendencia más integrativa: en el caso de la "víc­ civilización dada".
tima de la lealtad", por ej., se expresa que sus robos "constitu­
yen una reacción a un fuerte sentimiento de inferioridad y los En este último aspecto, al aludirse a criminales de los Es­
delitos se miran como síntoma de sobrecompensación en cla­ tados Unidos, se mencionan la "valoración exhibicionista" del
ro acuerdo a la tesis de Adler.
delito y la contemplación del criminal como un héroe y se afir­
En la Introducción, los autores precisan que ciertos facto­ ma que el delito puede ser, para muchos, la única forma de al­
res generalmente asociados a delito (pobreza, padres alcohóli­ canzar prestigio y auto-aprecio. "Frecuentemente, la delincuen­
cos, barrios miserables, etc.) sólo tienen influencia "en estruc­ cia está originada... en el deseo de compensar privaciones
turas especiales", cuando se combinan "con tendencias reactivas anteriores..."
de ciertas personalidades y que asimismo debe ponderarse, en
la criminogenesis, el imperio de otros factores. La alusión a Tales párrafos -1935- dejan advertir claramente una tenden­
"tendencias ideológicas" y al triunfo material considerado cia convergente que en Criminología sólo ha de hacerse explí­
como el valor más alto, ante el cual cede el respeto a la ley se cita muchos años después. El enfoque psicoanalítico es noto­
contiene en párrafo que bien pudo escribir Merton. riamente más amplio y se observa una aproximación a tesis que
más tarde se harán explícitas (v.g:r. Merton, Cohen).
Al aludir a "interrelación de factores sociales y psicológi­
cos", Alexander y Healy señalan que el problema de la crimi­ e.ll. Una mayor aproximación a la Sociología: W. Healy,
nalidad no puede ser resuelto enfocándolo sólo desde el pun­ A. Bronner.
to de vista psicológico o desde el ángulo sociológico, que
siempre en el delito actúan los dos tipos de factores. Si en "Las raíces del crimen" de Alexander y Healy se ad­
M0
vierte una posición psicoanalítica de orientación social -sin
Ln obra de William Healy y Franz Alexander "The Roots of Crime", de 1935 en su
edición en inglés, cuenta con traducción castellana de 1946: "Las raíces del crimen",
duda más flexible que la de Aichorn y la de Alexander-Staub
Huenos Aires, Asociación Psicoanalítica Argentina. de 1929- la aproximación a la teoría sociológica será aún más
2(И MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 205

chi ra en la obra "New Light on Delinquency and its Treatment" mos, ¿no cabe ponderar tal vez la presencia de otros compo­
que en 1936 publican William Healy y Augusta E Bronner. nentes de personalidad que el estudio no incluye?.
Una primera tesis de la obra reitera el mensaje de "Las raí­ La obra, en todo caso, inaugura un planteamiento de pro­
ces del crimen" y se erige en opuesto de la teoría del "Area blemas a que más tarde se pretenderá dar cabal respuesta teó­
Approach" (Clifford Shaw, 1924; Shaw y Henry McKay, 1931) rica. Puede decirse, por ejemplo, que la tesis de Healy y
que enfatiza las altas tasas de criminalidad de ciertas zonas y Bronner supondrá un escollo a la tesis de la asociación dife­
la asimilación de códigos culturales de las pandillas por los rencial de Sutherland, ya que cabe presumir que todos los mu­
michachos carenciados. Para Healy y Bronner, si no todos los chachos estuvieron expuestos al ingreso a las mismas asocia­
jovenes que viven en barrios pobres o de alta criminalidad y ciones delincuentes y, sin embargo, sólo un grupo de ellos llegó
que sufren carencias llegan a una conducta delincuente, son las a través de ellas al delito.
peculiaridades psíquicas individuales las que explican un
comportamiento adaptado o inadaptado: en los delincuentes _ e.12. Un retorno al "modelo médico": K.R. Eissler.Edith
juveniles, así, deben detectarse sentimientos profundos de pri­ Jacobson. Gregory Zilboorg.
vación, insuficiencia o frustración en relación con los impul­
sos del Yo o con los deseos de afecto. Frente a las relativas concesiones al pensamiento socioló­
gico que implican los aportes de muchos de los autores rese­
Tal tesis, si bien destaca el aporte psíquico que minusvalo- ñados, un volumen aparecido en. 1949 -"Searchlights on
ran las teorías de orientación fuertemente sociológica, dista Delinquency"- con colaboraciones de numerosos autores, im­
mucho de coincidir con el punto de vista psicoanalítico extre­ plica un renacimiento de la rigidez original y un "aggiorna­
mo. ľ mento" psicoanalítico del llamado modelo médico.
La obra de Healy y Bronner avanza un paso que ha de ser La contribución de Eissler tiende a demostrar que la delin­
tilil lan to a la teoría psicoanalítica como a la sociológica. El se cuencia constituiría virtualmente una enfermedad. Se sostiene,
advierte en estudio de 105 delincuentes -todos ellos claramen­ al efecto, que la mayoría de los delincuentes está movida por
te recidivistas- y de 105 no delincuentes, hermanos de los pri­ fuerte interés en la búsqueda de satisfacciones heterosexuales
meros. u homosexuales, que son incapaces de establecer contactos
afectivos, que degradan a la mujer al nivel de instrumento fi­
"Queda establecido que no menos del 91% de los delincuen- siológico, que los dominan la agresión y la hostilidad, etc.
les, manifestaron claramente que eran o habían sido muy des­
graciados dentro de las circunstancias de sus vidas o sumamen­ Edith Jacobson, al colaborar en el mismo volumen de 1949,
te perturbados por emociones provocadas en algunas de sus no es menos enfática en los asertos extremos: "No estamos tra­
siluaciones o experiencias. Por el contrario, encontramos in­ tando con gente sana, sino con individuos psicológicamente
dicios similares de tensiones internas a lo más en sólo el 13% deformados cuya formación del Yo y del Super-Yo es insufi­
de los examinados no criminales".121 ciente, inhibida, arcaica y rudimentaria; con individuos que
sufren de fijaciones pregenitales y satisfacen sus necesidades
No aparece claro en la obra, pese a todo, por qué el citado instintivas por medio de satisfacciones perversas y actos
91 % percibió tan frustradora una atmósfera familiar que sus antisociales".
hermanos no sintieron así desde el ángulo satisfacción de sus
necesidades emocionales básicas. Si los hogares fueron los mis- Las anteriores posiciones, en todo caso, no parecen ser fe­
lizmente las dominantes. En el propio volumen citado se in­
1,1 William Healy, Augusta Bronner -"New Light on Delinquency and its Treatment", cluye, por ejemplo, un trabajo de Adelaide Johnson, que, al alu­
New Haven, Yale University Press, 1936, págs. 10-11. dir a "lagunas" en el Super-Yo de ciertos adolescentes,
206 MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 207

considera la transmisión padres a hijos de valores favorables la Psicología, la Sociología y la Antropología, han de traer con­
a la delincuencia. sigo diversas "revisiones" y "reformas" en la doctrina psico­
analítica: ellas se hacen presentes tanto en algunos de los au­
e.13. Otto Rank. tores europeos que emigran a los Estados Unidos como en
analistas nacidos y formados como tales en este país.
Otto Rank es, durante muchos años, el discípulo predilec-
lo de Freud, a quien se confía incluso la dirección de su cono­ Cual hasta hoy puede observarse, mientras algunos se man­
cida revista "Imago". tienen bastante fieles en su pensamiento al psicoanálisis freu­
diano ortodoxo, otros en cambio expresan una disidencia ma­
Las divergencias con el maestro se manifiestan en la déca­ yor o menor: en nuestra reseña precedente puede advertirse
da del 20: Rank propone modificar de antemano la fecha de tér­ como Aichhorn desde Europa influye fuertemente su posición
mino de la cura psicoanalítica y, además, plantea su celebre clásica en Kurt Eissler, Edith Jacobson y Gregory Zilboorg,
noción del "trauma del nacimiento" -aparición autónoma en mientras en cambio hay una fuerte evolución de su pensamien­
un mundo extraño, imprevisible, cuyas vivencias pueden crear to personal en Franz Alexander y Melanie Klein, Otto Rank,
miedo y angustia que se reviven en la neurosis- que Freud re­ Anna Freud, Heinz Hartmann y otros.
chaza con manifiesto énfasis.
La heterodoxia es sin duda mayor en la corriente llamada
Mayor rebeldía representan los desarrollos posteriores del del psicoanálisis cultural o reformado, entre cuyos autores des­
pensamiento de Rank: en su avance hacia una nueva Psicolo­ tacan Harry Stark Sullivan, Karen Horney, Erich Fromm. Aun­
gía que se estima superará la de Freud, se aparta fuertemente que ellos sólo ocasionalmente se refieren a delito, sus ideas per­
del determinismo de éste y postula una aproximación libre mitieron un acercamiento de los territorios psicológico y
arbitrista centrada en el dominio volitivo sobre los impulsos sociológico, favoreciendo así, el surgimiento de una teoría cri­
neuróticos. minológica integradora, de base psico-social.
En el desarrollo de esta tesis -terapia de la voluntad- Rank Es útil mencionar, brevemente, algunas de las circunstan­
precisa que el sujeto se halla sometido a coacciones internas y cias que favorecieron la revisión del psicoanálisis ortodoxo.
externas, ante las cuales reaccionan de manera diversa tres ti­
pos diferentes de carácter que, en lenguaje psicológico, recuer­ Se expresa que a la fuerte "dilución" del psicoanálisis en
dan los tipos de adaptación individual que en el territorio de los Estados Unidos (Freud) constribuyó la experiencia prác­
la Sociología desarrollará Merton. tica de los analistas, en primer término: los médicos norte­
americanos se enfrentaron no con nobles o en general una
e.14. El Psicoanálisis cultural, reformado o neo-análisis. clase alta ociosa, como Freud, sino con una clase media que
La escuela de Washington: Sullivan, Horney, Fromm. enfrentaba problemas concretos conexos al trabajo y a la com­
petencia.
Ya indicamos precedentemente (Vid.Supra, "Otros autores
tic orientación psicoanalítica") como buen número de autores La investigación experimental de los postulados psicoana-
europeos se traslada a los Estados Unidos en las proximida­ líticos llevó por otra parte a hacer concluir a muchos, razona­
des de la segunda guerra mundial y como en este país, al ocu­ blemente, que el psicoanálisis emplea un método que no es
rrir tal éxodo del viejo continente, el movimiento psicoanalíti- científico en cuanto escapa a la observación reiterada y a la ob­
eo había ya cobrado notoria importancia. jetividad, que los experimentos analizados indican que lo de­
cisivo es la crianza y la educación y no las tendencias innatas,
El cambio de "capital" del movimiento -diversas circuns­ que Freud confía en generalidades culturales inexistentes, que
tancias culturales- y el mayor desarrollo de disciplinas cuales el complejo de Edipo universal es "algo grotesco".
208 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 204

El desarrollo adquirido por la moderna Psicología ex­ Numerosos estudios de terreno en indígenas norteame­
perimental, contribuyó también al debilitamiento de la doc­ ricanos, comunidades de las islas del sur, salvajes austra­
trina ortodoxa. A tal ángulo de la disciplina, correspondía, lianos y otros grupos étnicos, habrían demostrado que las
según Freud, el estudio de los "procesos secundarios del generalidades biológicas freudianas no eran tales y que, de
Yo", cuales la actividad sensorio-motriz, el proceso de presentarse ciertas características peculiares, ellas serían
aprendizaje, el pensamiento y el conocimiento. Freud pres­ atribuïbles a influencias culturales y no a determinismo bio­
tó escaso interés sin duda al Yo y a tales procesos secunda­ lógico. En apoyo del aserto se cita a antropólogos de tanto
rios, sin duda muy conexos a la relación del individuo con renombre como Margaret Mead, Abram Kardiner, Bronislaw
el medio ambiente. Tal desinterés influyó en la creación de Malinowsky, Ralph Linton y Clyde Kluckhohn, entre
un movimiento reformista orientado culturalmente, que des­ otros.123
conocía las teorías freudianas sobre los "instintos" y "subra­
yaba los problemas de la vida corriente, en oposición al inte­ A los factores precedentes cabría aún agregar -como vías
rés, poco menos que exclusivo, en los factores genéticos o de o factores hacia el neo-análisis- los propios cambios estruc­
¡a infancia...".122 turales de la sociedad contemporánea y el progresivo ago­
tamiento de los esquemas científicos rígidamente uni-dis-
Los hallazgos de la antropología comparada habrían de ciplinarios. Un mundo moderno henchido de conflictos
erigirse en un nuevo fundamento para la construcción del económicos, sociales, culturales, ideológicos, con dos gue­
"neo-análisis". rras mundiales, con explosivo crecimiento tecnológico, con
ritmo vital totalmente diverso al decimonónico, exigía una
Se expresa que Freud, profundamente comprometido en su nueva perspectiva analítica más volcada a la realidad actual
pensamiento con la antropología, buscó la base de su sistema y compleja del hombre que a presuntos traumas libídicos de
en las doctrinas de la llamada antropología evolucionista bri­ la infancia.
tánica, desarrollada en especial por Robertson Smith y hoy ca­
lificada de "espúrea" por varios autores. e.15. Harry Stack Sullivan.
Tales doctrinas habrían dado una explicación suficiente a Del pensamiento de Sullivan interesa destacar para nues­
seis conceptos esenciales para el enfoque freudiano de la na­ tros fines sólo su relativa actualización de los conceptos
turaleza humana, a saber el mito de la horda primitiva (en adlerianos y su peculiar posición sobre los años "cruciales" en
que se basaron las nociones del Ello y del Super-Yo); la doc­ la formación del ser.
trina de los recuerdos filogenéticos; el concepto de las ba­
ses sexuales infantiles, biológicamente innatas; el complejo Sullivan coincide con Adler al postular que en el recién
de Edipo biológicamente predeterminado; la noción de un nacido existe un "cierto afán de dominio" ("something of the
lenguaje racial simbólico, biológicamente hereditario y la tesis power motive"), que a poco andar tropieza con un duro "sen­
de un inconsciente racial transmitido de generación en gene­ timiento de invalidez" ("helplessness") de que debe auto-pro­
ración. tegerse con acciones y creencias. Lo que en el sistema adleriano
supondría afán de poder -sentimiento de inferioridad- compen­
El tópico, por razones obvias, no ha alcanzado por cierto sación, se hace luego, en la tesis de Sullivan, ciertamente más
una dilucidación plena. No obstante opiniones y estudios pa­ complejo. El niño busca no sólo su seguridad sino que a la vez
recen inclinarse hacia el rechazo a una herencia biológico-psí­ es impulsado por un deseo de placer y de allí ha de surgir un
quica tan peculiar. equilibrio necesariamente difícil en su lucha de motivos y en
la calidad de "precios" pagados.
m I larry K. Wells -"Quiebra del psicoanálisis", Buenos Aires, Editorial Platina, 1964,
págs. 40-41. 123 Harry К. Wells -op.cit., pág. 46.
210 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 2I1

El conflicto entre tales dos deseos aumenta en intensidad Al reafirmar Karen Horney la importancia del inconscien­
a medida que el niño crece: el proceso educativo aumenta la te y haber descartado, previamente, la teoría de la libido, ¿qué
tensión intrapsíquica y es necesario el uso de más complejos ofrece su pensamiento como fuente nutricia de tal instancia?.
mecanismos adaptativos. Sullivan menciona a este respecto, Su proposición a este respecto -que algunos encuentran priva­
entre otros, la "distorsión paratáxica", la "inatención selectiva", da de auténtica originalidad- consiste en la tesis de dos impul­
la "disociación", la "validación consensual" y un modo sos hacia la seguridad y la satisfacción. Estos "principios
"sintáxico" que incorpora menos egoístamente las figuras de orientadores", de naturaleza básicamente afectiva, parcialmen­
"los otros". te innatos, parcialmente adquiridos, serían mutuamente incom­
patibles. En forma relativamente similar a la tesis de Sullivan,
Para Sullivan124 * los años de importancia cardinal en la for­ afirma la Dra. Horney que las acciones conducentes a la segu­
mación del carácter Ίο que supone un Psicoanálisis claramente ridad ponen en riesgo la satisfacción y viceversa; ambas
reformado- son los que corresponden a la etapa de pre-adoles- pulsiones inconscientes, por lo demás, se enfrentan a deseos
cencía, vale decir de los 8 a los 12 años y no los correspondientes similares de otros seres y a normas éticas y culturales que las
a la primera infancia. coartan. ·
e.16. Karen Homey. La autora alemana, por último -lo que constituye un nue­
vo paso hacia la aproximación psico-sociológica- alude reite­
Karen Horney, nacida en Alemania (1885-1952), ejerce en radas veces a las fuentes "contradicciones culturales" que po­
Nueva York desde 1932, en sus comienzos como analista tencian las tensiones intra-psíquicas. Menciona, así, el conflicto
freudiana ortodoxa. Las discrepancias de la doctrina original "entre la estimulación de nuestras necesidades y las frustracio­
se hacen ya manifiestas en su primera obra, vastamente cono­ nes reales que sufrimos al cumplirlas", que lógicamente -a la
cida -"La personalidad neurótica de nuestro tiempo"- que sale luz de las restricciones legales, éticas y materiales- supone quie­
a la luz el año 1937 y se profundizan en sus obras posteriores. bre del principio de satisfacciones y aumento de las presiones
inconscientes en la medida en que la represión, la sublimación,
En la disidencia de Karen Horney, cual se expresa por va­ la proyección, la formación reactiva, etc. no sean capaces de
rios comentaristas, influyeron tanto las diferencias de su prác­ controlar el dinamismo psíquico.
tica clínica -en Europa primero y luego Nueva York- como la
dificultad que experimentó para armonizar los postulados La visión de Karen Horney parece más optimista que la de
freudianos sobre "psicología femenina" (superioridad mascu­ Freud.
lina, envidia del pene, etc.) en una era de creciente emancipa­
ción de la mujer. No sabemos, sí, en qué medida tal optimismo se comuni­
que al territorio del delito, al cual la autora dedica ocasiona­
El rechazo al psicoanálisis ortodoxo como "instintivo y les referencias.
genético" conduce a la Dra.Horney a la impugnación decidi­
da de la teoría de la libido y de todas las teorías sexuales par­ Un ejemplo de este último lo entrega la Dra. Horney en
ticulares conexas o derivadas de ella. Centra su atención -ya "Nuestros conflictos interiores": un dibujante independiente,
al comentar sus discrepancias- en las "condiciones específi­ sin necesidad económica de hacerlo, hurta pequeñas sumas a
cas de la cultura en que vivimos": serían ellas las determinan­ un amigo suyo. El autor demuestra pronunciada necesidad
tes en forma, "peso y color" de las experiencias y los destinos neurótica de afecto, especialmente el deseo de ser atendido en
individuales. los asuntos prácticos de la vida y tendencia inconsciente a ex­
plotar a los demás. Tal tendencia lo habría impulsado a bus­
,z<l Harry S. Sullivan -"Conceptions of Modern Psychiatry", Washington, William car sostén y ayuda, mecanismo al cual se oponía una arrogan­
Alanson White Psychiatric Found. 1947. cia también inconsciente que hacía "humillante" un pedido de
212 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 213

ayuda. La aversión a pedir algo se vió reforzada, así, por fuer­ Tales bases conducen al "tema central" del libro: "el hom­
te deseo de independencia, que le hacía intolerable el recono­ bre, cuanto más gana en libertad... cuanto más se transforma
cerse necesitado o el dar las gracias. "Por lo tanto podía to­ en individuo, tanto más se ve en la disyuntiva de unirse al
mar, no recibir"?25 Alegra en todo caso, sin duda, no advertir mundo en la espontaneidad del amor y del trabajo creador o
en la interpretación huella alguna del complejo de Edipo. bien de buscar alguna forma de seguridad que acuda a víncu­
los tales que destruirán su libertad y la integridad de su yo in­
e.17. Erich Fromm. dividual". 126
Si la vision de Karen Horney no es en general optimista, "Libertarse de" no es sinónimo -según Fromm- de un
las apreciaciones formuladas por el tercer autor de la escuela - "libertarse para", que da valía y sentido al ser autónomo.
pese a los nombres de algunos de sus libros- están aun más ple­
nas de desesperanza. Tal juicio se justifica en la medida en que La historia, que en alguna cuota repite el desarrollo
al ofrecerse vías casi imposibles para "una sociedad sana" y ontogénico, ha ido dando -o quitando- tal sentido de seguri­
para el real "arte de amar", se está negando, en el fondo, la dad. En la Edad Media -como todos "se hallaban encadenados
accesibilidad de tales metas. a una determinada función dentro del orden social"- el hom­
bre carecía de libertad individual, pero no se hallaba solo o ais­
El primero de sus textos -"El miedo a la libertad"- se publica lado. La situación cambia desde el último período de la Edad
en inglés en 1939 y es vertido al castellano en 1947, en traduc­ Media. Con el Renacimiento comienza el individualismo mo­
ción de un sociólogo -Gino Germani- que en el prefacio no le es­ derno, se rompe la solidaridad primitiva, surgen una "voraci­
catima elogios. Fromm lograría superar los dos errores antitéticos dad insaciable de poder y riqueza" y un desmedido egocen­
del sociologismo y del psicologismo, que olvidan -respectivamen- trismo.
le- que el hombre es actor y autor de la historia.
La angustia -por inseguridad- no fue exclusiva de los se­
"Aunque hay ciertas necesidades comunes a todos, tales ñores: la relativa estabilidad en la posición de artesanos y
como el hambre, la sed, el apetito sexual, aquellos impulsos que mercaderes se debilita desde la baja Edad Media. El capita­
contribuyen a establecer las diferencias entre los caracteres de lismo libera de la reglamentación del sistema corporativo
los hombres, como el amor, el odio, el deseo de poder y el an­ y genera una libertad "ambigua", ya que si bien otorga al
helo de sumisión, el goce de los placeres sexuales y el miedo sujeto un papel relativamente activo, le quita "vínculos pri­
de este goce, todos ellos son resultantes del proceso social". marios".
En palabras de Fromm, "no solamente el hombre es pro­ "El capitalismo no solamente liberó al hombre de sus vín­
ducto de la historia, sino que también la historia es produc­ culos tradicionales, sino que también contribuyó poderosamen­
to del hombre". te al aumento de la libertad positiva, al crecimiento de un yo
activo, crítico y responsable. Sin embargo ... también produjo
Para el autor, las necesidades fisiológicamente condiciona­ una consecuencia adversa al hacer al individuo más solo y ais­
das pueden resumirse en una "necesidad de autoconserva- lado e inspirarle un sentimiento de insignificancia a impoten­
ción". Junto a ella existe otra también ineludible, que no se ha­ cia. 127
lla arraigada en los procesos corporales, pero sí en la esencia
misma de la vida humana: la de relacionarse con el mundo La situación conduce a una neurosis universal, empleada
exterior, de evitar el aislamiento. por cierto una acepción peculiar de. neurosis.
11,1 Karen Horney -"La personalidad neurótica de nuestro tiempo", Buenos Aires, 126 Erich Fromm -"El miedo a la libertad", Buenos Aires, Editorial Abril, 1947, pág. 41.
Norton, 1939, pág. 30. 127 Fromm -op.cit., págs. 109-110.
214 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 215

La inseguridad del individuo aislado lo hace recurrir -como En las tres obras posteriores de Fromm -"Etica y Psicoaná­
"mecanismos de evasión"- al autoritarismo, la destructividad lisis", "Psicoanálisis y Religión" (1950) y "Budismo Zen y Psi­
y la conformidad automática. coanálisis" (I960)- se lo advierte tanto psicoanalista como fi­
lósofo y teólogo.
El autoritarismo supondría tendencia compulsiva hacia la
sumisión y la dominación, esto es un impulso sado-masoquis- e .18. Un retorno de utopía: la visión de Redl y Wineman
ta: una referencia a Adler recuerda que estas tendencias son y "Pioneer House".
denominadas sentimientos de inferioridad y afán de poder en
la obra del autor austriaco. Fritz Redl y David Wineman, en una bella obra titulada
"Niños que odian", plantean una visión psicoanalítica del pro­
La destructividad supondría, igualmente, la imposibilidad blema del delito -referida en especial a delincuencia juvenil-
de resistir al aislamiento y la impotencia. Un recuerdo de los mucho menos nutrida de connotaciones libídicas que la de
conceptos de Freud -Eros y Tánatos- permite un reparo a este Alexander y mucho más cercana, sin duda, a las aproximacio­
último: no sería válida una fundamentación biológica del ins­ nes sociológicas al fenómeno.130
tinto de muerte que supondría generalidad y constancia, lo que
se riñe con la observación de tendencias destructivas muy di­ Procede decir, en primer término, que los conceptos teóri­
versas según sujetos y grupos o clases. cos que estructuran la obra surgieron como resultado de un tra­
bajo de terreno: el que los autores acometieran en un estable­
En el capítulo final de la obra, Fromm expresa su confian­ cimiento de Detroit -"Pioneer House"- destinado a
za en que un nuevo orden, que "podríamos llamar socialismo pre-adolescentes -ochenta de 7 a 15 años- con desórdenes
democrático" -con una economía planificada "en la que toda conductuales de variada gama, tales como raterías, pendencias,
la nación domine racionalmente las fuerzas sociales y econó­ huida del hogar, etc.
micas"- permitirá que el individuo participe en la responsabi­
lidad directiva y aplique a su trabajo la inteligencia creadora. Para Redl y Wineman, la parte más importante del "siste­
Sus aspiraciones no se vinculan con Rusia, en que el socialis­ ma de control" del individuo frente a su "sistema impulsivo"
mo se ha vuelto "ilusorio". reside en la instancia psíquica del Yo, mucho más que en la
Se advierte así un claro parentesco entre las ideas de Fromm instancia normativa del Super-Yo.
y las de los socialistas utópicos del siglo XVIII, cuales
Proudhon, Fourier y Robert Owen. Para Redl y Wineman en la mayoría de los "niños que
odian" estudiados existirían perturbaciones directas de las
Problemas similares a los ya planteados nacen de otra obra funciones yoicas, circunstancia que los lleva a indagar cuál es
de Fromm titulada al igual que la de Ovidio, "El Arte de amar". la parte del Yo básicamente afectada. Entre tales perturbacio­
La obra de Fromm -a la inversa de su homónimo- no es ale­ nes advierten:
gremente instrumental, sino amargamente expresiva. El capi­
talismo produce sólo autómatas alienados y "los autómatas no - Un umbral de frustración desusadamente bajo;
pueden amar"; "en nuestra sociedad existe una incompatibili­ - El empobrecimiento del Yo en el manejo de los sentimien­
dad básica entre el amor y la vida secular normal".128 tos de ansiedad, temor o inseguridad;
- La tendencia a caer en la "embriaguez psicológica del gru­
Lo que no le impide expresar que la fe en el amor es "una po".
fe racional basada en la naturaleza misma del hombre".129
Erich Fromm -"El arte de amar", Buenos Aires, Paidós, 1961, pàgs. 111-115. 130 Fritz Redl, David Wineman -"Niños que odian", Buenos Aires, Ediciones Hormé,
124 Fromm -"El arte de amar" cit., pág. 155. 1959.
216 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGIA 217

- La incapacidad para inferir en base a lo que sucede a los Expresan a este respecto que si bien a Freud corresponde
demás; la elaboración teórica sobre el Super-Yo y su origen, la evolu­
- La inhabilidad para beneficiarse de la experiencia; ción de la doctrina psicoanalítica ha permitido un mejor desa­
- La débil resistencia ante las tentaciones; rrollo del concepto: exigencias éticas parentales pueden elimi­
- Un invencible temor al fracaso. narse, los ideales super-yoicos pueden nutrirse de imágenes de
héroes, aventureros, grandes hombres y el sistema ético asimila
Las deficiencias yoicas anotadas conducen a Redl y normas y costumbres tanto de la sociedad en general como de
Wineman, en notoria ampliación de conceptos de otros auto­ los grupos de pares.
res, a la noción de "Yo delincuente".
Admitido que muchos de los jóvenes delincuentes tienen
Este "Yo delincuente" -recuérdese el "Super-Yo delincuen­ Super-Yo -y que negarlo sería simplificación exagerada o sin
sentido- los autores señalan que tal instancia normativa pre­
te, postulado como tipo teórico por Alexander y Staub- tien­ senta, no obstante, cuatro claras deficiencias de estructura. Se­
de, para los autores norteamericanos, a "defender a cualquier rían ellas: las peculiaridades en el contenido ético, las "defi- '
precio la gratificación del impulso. En esta estrategia de "eva­ ciencias en la maquinaria de identificación", la insuficiencia de
sión de impuestos" o castigos de culpa, los autores postulan la "función de señal frente al peligro ético", la tendencia a des- ¿27 u
el uso de diversas técnicas, cuales, por ejemplo: plazar la culpa, con rigidez del "modelo" normativo. 1

- La prioridad de la culpa ajena, ejemplificada en la frase La obra de Redl y Wineman constituye sin duda uno de los
"otro lo hizo antes que yo"; aportes más hermosos y profundos a la comprensión de la de­
- La auto-justificación por la generalidad de las conductas, lincuencia -en el sentido norteamericano de "conducta desvia­
explicitada en la frase "todos los demás hacen lo mismo"; da juvenil"- e incluso, podemos agregar, de la criminalidad de
- La apelación a la moral del grupo: " si todos lo hicimos, los adultos. La notable finura de su análisis contribuyó, cier­
¿por qué se me culpa a mí?". tamente, a la ampliación de los estudios psicodinámicos en
Criminología y es extraño, por ello, que no reciba mención fre­
cuente en el campo de la literatura sobre delito y desviación
Por si tales doce técnicas fueren poco, los autores postulan social. Cual se ha expresado, mucho de las técnicas de neutra­
la existencia de otras que tienden a asegurar el futuro "goce lización de Sykes y Matza -imprescindiblemente citadas en
sin culpa". Señalan así la peculiar selección de amigos, la afi­ Criminología- se halla ya en la obra de Redl y Wineman, más
nidad para la formación de bandas, la tendencia a que otro pro­ conocidos en el campo de la psicología que en el ámbito de la
voque el acto, etc. teoría etiologica.

En un ámbito que se aproxima ya al de la terapia, los au­ Los conceptos de estos autores -y su ampliación o paráfra­
tores postulan un grupo de técnicas que emplearía el Yo de­ sis en las obras de otros tales como Sykes, Matza, Cohen, etc.­
lincuente para defenderse de un cambio positivo. Ellas serían, han de considerarse por ello necesariamente en un esquema
entre otras, el ostracismo de los reformados y la "estrangula­ criminodinámico general que procure integrar los más lúcidos
elementos proporcionados por la teoría contemporánea, refié­
ción" de la necesidad de amor. ranse ellos a comprensión del delito o a tratamiento del delin­
cuente.
Como la existencia de un Super-Yo en los muchachos de­
lincuentes es ciertamente la tesis cardinal de la obra, los auto­ 3. EL MODELO MEDICO O PSIQUIATRICO.
res se preocupan finalmente del análisis de cómo se formó tal
instancia moral y de cuáles serían las peculiaridades del Su­ Genéricamente -y sin perjuicio de peculiares posiciones in­
per-Yo que se enfrenta a un Yo delincuente. dividuales- es calificado de "modelo médico" o "modelo psi-
216 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 217

- La incapacidad para inferir en base a lo que sucede a los Expresan a este respecto que si bien a Freud corresponde
demás; la elaboración teórica sobre el Super-Yo y su origen, la evolu
- La inhabilidad para beneficiarse de la experiencia; ción de la doctrina psicoanalítica ha permitido un mejor desa
- La débil resistencia ante las tentaciones; rrollo del concepto: exigencias éticas parentales pueden elinii
- Un invencible temor al fracaso. narse, los ideales super-yoicos pueden nutrirse de imágenes de
héroes, aventureros, grandes hombres y el sistema ético asimila
Las deficiencias yoicas anotadas conducen a Redl y normas y costumbres tanto de la sociedad en general como de
Wineman, en notoria ampliación de conceptos de otros auto­ los grupos de pares.
res, a la noción de "Yo delincuente".
Admitido que muchos de los jóvenes delincuentes tienen
Este "Yo delincuente" -recuérdese el "Super-Yo delincuen­ Super-Yo -y que negarlo sería simplificación exagerada o sin
sentido- los autores señalan que tal instancia normativa pro
te, postulado como tipo teórico por Alexander y Staub- tien­ senta, no obstante, cuatro claras deficiencias de estructura. Se
de, para los autores norteamericanos, a "defender a cualquier rían ellas: las peculiaridades en el contenido ético, las "tleli
precio la gratificación del impulso. En esta estrategia de "eva­ ciencias en la maquinaria de identificación", la insuficiencia tic
sión de impuestos" o castigos de culpa, los autores postulan la "función de señal frente al peligro ético", la tendencia a des
el uso de diversas técnicas, cuales, por ejemplo: plazar la culpa, con rigidez del "modelo" normativo.

- La prioridad de la culpa ajena, ejemplificada en la frase La obra de Redl y Wineman constituye sin duda unti de los
"otro lo hizo antes que yo"; aportes más hermosos y profundos a la comprensión tic la de
- La auto-justificación por la generalidad de las conductas, lincuencia -en el sentido norteamericano de "conducía desvia
explicitada en la frase "todos los demás hacen lo mismo"; da juvenil"- e incluso, podemos agregar, de la criminalidad de
- La apelación a la moral del grupo: " si todos lo hicimos, los adultos. La notable finura de su análisis contribuyó, cier
tamente, a la ampliación de los estudios psicodinámicos en
¿por qué se me culpa a mí?". Criminología y es extraño, por ello, que no reciba mención Ire
cuente en el campo de la literatura sobre delito y desviación
Por si tales doce técnicas fueren poco, los autores postulan social. Cual se ha expresado, mucho de las técnicas de neutra
la existencia de otras que tienden a asegurar el futuro "goce lización de Sykes y Matza -imprescindiblemente citadas en
sin culpa". Señalan así la peculiar selección de amigos, la afi­ Criminología- se halla ya en la obra de Redl y Wineman, más
nidad para la formación de bandas, la tendencia a que otro pro­ conocidos en el campo de la psicología que en el ámbito de la
voque el acto, etc. teoría etiologica.

En un ámbito que se aproxima ya al de la terapia, los au­ Los conceptos de estos autores -y su ampliación o para i ra
tores postulan un grupo de técnicas que emplearía el Yo de­ sis en las obras de otros tales como Sykes, Matza, Cohen, ек.
lincuente para defenderse de un cambio positivo. Ellas serían, han de considerarse por ello necesariamente en un esquema
entre otras, el ostracismo de los reformados y la "estrangula­ criminodinámico general que procure integrar los más lúcidos
elementos proporcionados por la teoría contemporánea, relié
ción" de la necesidad de amor. ranse ellos a comprensión del delito o a tratamiento del delin
cuente.
Como la existencia de un Super-Yo en los muchachos de­
lincuentes es ciertamente la tesis cardinal de la obra, los auto­ 3. EL MODELO MEDICO O PSIQUIATRICO.
res se preocupan finalmente del análisis de cómo se formó tal
instancia moral y de cuáles serían las peculiaridades del Su­ Genéricamente -y sin perjuicio de peculiares posiciones in
per-Yo que se enfrenta a un Yo delincuente. dividuales- es calificado de "modelo médico" o "modelo psi
21H MARCO Λ. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS OE GRIMI NOLOG ί Λ 214

quiá tr¡co'\ el pensamiento que ve en el delincuente un verda­ El criterio de los síndromes admite muchos matices, varios
dero enfermo de la psiquis y en el delito un claro síntoma ex­ de ellos conexos al psicoanálisis. Asi:
presivo de enfermedad mental. Tal enfoque -persistencia de la
visión lombrosiana referida a lo psicológico- puede aún adver­ a) Edith Jacobson: los delincuentes serían individuos psi
tirse en apreciable medida en la opinión pública y parece do­ cológicamente deformados, cuya formación del Yo y del Super
minar/ asimismo/ en los medios de comunicación social. Yo es insuficiente, inhibida, arcaica y rudimentaria;

a) Para algunos, la alteración psíquica evidenciada por los b) Guex: se propone como forma clínica específica la "neu
dell neuen les consistiría en alguna de las entidades nosológicas rosis de abandono" traducida en detención del desarrollo emo­
CMNÍCAN -en especial psicosis- a que se da alcance inusitadamen- cional;
le Inclusivo.
c) Bowlby y otros: se conceptúa una "personalidad sin con
h) Para otros, la alusión se formula a un síndrome -o con­ trol de impulsos", marcadamente similar a la "sociopalía", aun
junto de síntomas que aún no adquiere la autonomía de una que conexa no a factores genotípicos, sino a "falta de cuidado
en I klad nosológica -que se traduciría en "desorganización per­ materno prolongado".
sonal", "personalidad desajustada", "caracteropatía", "perso­
nalidad mal estructurada", etc., en que dominan rasgos gene­ Este "modelo médico"-en una u otra de sus modalidades
rales tales como inseguridad emocional, inmadurez, ciertamente no puede aceptarse como generalmente expli ati
sentimientos de inadecuación, inhabilidad para expresar afec­ vo de la conducta criminal.
to, agresividad, etc.131
Desde luego, cabe rechazar -a la propia luz de la aprecia
En el primer caso, cabe obviamente ponderar -como ele­ ción profana- la tentativa de relacionar comportamiento
mentos productores de la enfermedad- tanto elementos delictivo con psicosis: las observaciones más elementales indi
genéticos como factores ambientales. can que el delito propiamente "psicopatológico" no constilu
ye sino una pequeña fracción de la criminalidad visible.
En el segundo caso, referido a cuadros sin duda más va­
gos, algunos autores llegan a mencionar elementos genéticos.
La posición más moderna y dominante, en cambio, atribuye el El criterio de los "síndromes" merece también diversos re
origen del proceso patológico a experiencias infantiles clara­ paros. Estos pueden sistematizarse en:
mente traumáticas, acaecidas en el seno familiar. En este pun­
to de vista -de clara influencia psicoanalítica- los primeros años a) Escasa precisión de las diagnosis en cuanto atañe a las
configurarían las "tendencias" sociales o asociales. situaciones limítrofes en que se desea subsumir al delincuen
te;
La relación psicosis-delito ha sido postulada, entre otros, b) Escasa logicidad de las proposiciones, toda vez que la
por DJ.Power ("Psicosis paranoides y delito"); Robinson,
Patten y Kerr ("Una apreciación psiquiátrica de los delincuen­ desviación social es empleada como fundamento para diagnos
tes"), John MacDonald ("La psiquiatría y el criminal",1969), el ticar la "enfermedad". Cual expresa C.R. Jeffery "tanto el de
ya citado Eissler ("la criminalidad ...en sí misma una enferme­ lito como la enfermedad mental son variables dependientes y
dad mental"). la afirmación "el delito es un producto de la enfermedad men­
tal" no contiene variable independientes;

111 МпгнЬпП 11. elimini "Sut lolo^y dl Dovinrit Behavior", New York, Holt, Rinehart
c) Imposibilidad para explicar -atendida la fuerza que se
and Winston Ine., IV ed lo I ύ и, 14/4, |'Ац 14Н. atribuye a la alteración psíquica- por qué algunos de estos
220 MARCO A. CONZÁIIZ RBRENDIQUĽ LLIIMLNTOS DI CRIMINOIOCÍA 221

"anormales" recurren al delito para solucionar sus problemas, d) Otras investigaciones que sostienen haber delectado
mientras otros no proceden de la misma manera; agresividad, egocentrismo, hiper-emocionalidad, rebeldia, con
formismo, timidez, etc., en número apreciable de criminales.
d) En el modelo "experiencias infantiles -tendencias des­
viantes" sobremagnificación de la influencia familiar. El criterio de los "rasgos de personalidad" admite nume
rosas críticas. Puede decirse,así: 1) que no considera los ele
4. LOS INVENTARIOS DE PERSONALIDAD. mentos sociales del concepto de delito; 2) que no aprecia cómo
El criterio que David Bordua denomina de los "inventarios peculiares rasgos o características se obtuvieron, toda vez, que
de personalidad" supone también -al igual que el modelo mé­ predominan en los estudios los delincuentes encarcelados y,
dico’ una tentativa de percepción del delincuente como "di- por ende, cabe ponderar los efectos de la "prisionización"
v€*r«o" -en el ámbito psicológico- del sujeto que respeta la ley. (Clemmer); 3) que no aprecia debidamente el aporte ambien­
I ,a diferencia estriba en que aquí no se percibe al criminal como tal al proceso criminogenético; 4) que no explica cómo sujetos
un "enfermo", sino como a un sujeto "sano" aunque portador con rasgos similares -en parte o en su totalidad a los postula
de determinadas características que no tendría el ser no delin­ dos como típicos- no han cometido nunca delitos.
cuente.
Rechazada asi la tesis de un "perfil psíquico" de los es de
Debe recordarse -como acotación histórica- que Lombroso cir de todos- los delincuentes, podrían sí ponderarse algunos
señaló como rasgos característicos -en especial del delincuen­ de los rasgos mencionados en relación a ciertos tipos ile de
te nato- la crueldad, la impiedad, la carencia de remordimien­ lincuentes. Quedaría aún abierto a discusión -lo que redu
tos, la vanidad, la hipersexualidad. Maudsley y Ellis, en el ce la pretensión endogenetista- en qué medida estos rasgo*,
mismo sentido, aludieron a la insensibililidad moral del delin­ responden a disposiciones básicas o a acción modeladora del
cuente. Goring, en la misma línea de pensamiento, ponderó medio.
cierta inferioridad intelectual, egotismo y anomalías tempera­
mentales de los criminales. En todo caso, rasgo básico o rasgo producto de la inter
acción material congénito-medio, un criterio tipológico, en ar
Más modernamente, se ha apelado a numerosos tests de monia con tesis de alcance medio, podría destacar algunas
personalidad para detectar rasgos característicos de los delin­ peculariedades psíquicas -no siempre negativas en la acepción
cuentes. (tests de Rorschach, M.M.P.I, Porteus, etc.). corriente- que, en función de ciertos factores sociales, favorez­
can una actuación delictiva.
Como proposiciones teóricas o "hallazgos" de algunas in­
vestigaciones en este sentido pueden mencionarse:
Este enfoque permitiría destruir algunas generalizaciones
a) La tesis de Eysenck sobre predominio de los extraverti­ absurdas que se perciben en las investigaciones precedente
dos entre los delincuentes; mente citadas por incluir parejas de contrarios: no pueden ser-
factores prodelito, a la vez, en todos los casos, alto o bajo ni
b) Los datos del trabajo de Ernest Schachtel, experto en vel intelectual, hip oemoci on alidad e hiperemocionalidad, in
Rorschach que asesora a los Glueck en su trabajo de 1950 troversión y extraversión.
"Unraveling Juvenile Delinquency": los 500 sujetos delincuen­
tes estudiados aparecen más asertivos, desafiantes, hostiles, Con algún orden, cual el señalado, en cambio, cierto gru
suspicaces, destructivos, impulsivos y extravertidos; po de rasgos puede asociarse a cierto tipo de delito o a cierto
tipo de criminal.
c) Balance de Schuessler y Cressey, que encuentran predo­
minio de introvertidos y dudan de una relación entre elemen­ Podrían mencionarse, así, en base a proposiciones de diver­
tos de personalidad y delito; sos autores modernos:
222 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUĽ ELEMENTOS 1)1! CRIMINOLOGÍA 223

a) Más bajo cuociente intelectual de los homicidas, sobre Así, podrían mencionarse en osle sentido:
lodo en su comparación con los ladrones (Sh.y E.Glueck,
LA.Berg, Vernon Fox, Lazzari, Ferracuti, Rizzo y Wolfgang). La a) Estudios de Julio Endara, que en Ecuador encuentra en
proposición puede admitir múltiples excepciones: un alto C.I. homicidas escaso dominio emocional, reactividad impulsiva,
puede potenciar la miseria en sujeto ambicioso; Leopold y necesidad de obtener inmediata gratificación de los impulsos,
loeb, en E.E.U.U., exhibían altísimos cuocientes intelectuales; inestabilidad afectiva, desajuste, egocentrismo;

b) Inmadurez (F.Roper, los Gluecks); b) Estudios de Giovanni Rizzo y Franco Ferracuti, que bus
can en homicidas inmadurez egocéntrica, incapacidad do adap
c) Sentimiento de inseguridad, enfatizado por F.R.Fyvel y tación y rigidez, falta de congenialidad y limitaciones para es
que, a la luz de las proposiciones de Adler puede cobrar fuer­ tablecer lazos sociales.
te relieve, en la asociación del rasgo con duras experiencias vi­
tales y con la tesis de W.I.Thomas; Tales hallazgos, reiteramos, pueden sin duda prestar utiles
servicios en la mejor comprensión de la conducta criminal
d) Agresividad. Postulado por Pinatel como uno de los cua­ siempre que no se pretenda : 1) una generalización exlrema; 2)
tro rasgos de su teoría sobre la "personalidad criminal", se ha­ una infravaloración de las circunstancias ambientales; 3) un ol
llaría entre los hallazgos de Petterson, Pittman y O'Neal en vido de la globalidad de la situación delictiva, en que rasgos y
asaltantes, de Stone y de Giovanni Rizzo en homicidas. Ello no factores, y sujetos activo y pasivo integran un lodo unico г ir те
implica que en todo homicida se halle presente tal caracterís­ petible.
tica, discutible por lo demás en cuanto a su origen endógeno
o exógeno; 5. LA CONCEPCION "OPERACIONAL" DE LA PERSO
NALIDAD CRIMINAL.
e) Sentimiento de injusticia sufrida. Dudosa esta caracte­
rística como basal o adquirida, ha sido enfatizada por Etienne El criterio de los "inventarios de personalidad" postula una
De Greeff y Jean Pinatel. En cuanto se admita que conduce a diferencia esencial -en naturaleza- entre delincuentes y no de
"racionalizaciones" y "proyecciones", adquiere relieve en las lincuentes. Ello no se concilia con los datos de la investiga
"técnicas de neutralización" de Sykes y Matza; ción en criminalidad visible ni con las exploraciones en la "ci
fra negra", que descubre delitos en sujetos sin rasgos palo
f) Vivencia de frustración. Adquiere especial relieve en la lógicos.
tesis de Dollard, Miller y Mowrer; a la luz de las proposicio­
nes de Adler puede hacer gran aporte a una Criminología La concepción operacional de personalidad criminal, siste
integrativa. matizada en nuestros días por Jean Pinatel sobre la baso da con
ceptos enunciados por Manouvrier, Etienne De (¡reel, 1 leu yer,
g) Extra-punitividad: muy presente en los estudios de Debuyst, postula que entre delincuentes y no delincuentes no
Rosenzweig y de T.Grygier. existe una diferencia de naturaleza, sino de grado, en relación
a ciertos rasgos psíquicos.
Las últimas palabras nos indican, claramente, la dificultad
de aislar "rasgos" o de calificar vivencias como rasgos, atribu­ Para Pinatel, así, este "nódulo" de la personalidad crinii
tos, efectos o factores causales. Muchas de estas "característi­ nal, que permite el "paso al acto", estaría integrado por cua
cas" -por emplear términos más neutros- se dan ciertamente tro rasgos psíquicos notoriamente acentuados en el delineuen
asociadas, lo que explica que en muchos estudios aparezcan te. La mayor potencia de estos rasgos permitiría salvar los
combinaciones de factores, probándose o no las hipótesis que cuatro obstáculos que impiden que un no criminal llegue al de
los guiaran. lito.
224 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 225

EHIOH rasgos serían: 6. EL CONDUCTISMO.

a) El egocentrismo, que permite superar la barrera moral a. Conceptos Generales. Pavlov y el condicionamiento clá­
que defiende de un delito; sico.
b) La labilidad -o facilidad para la actuación ante el estí­ El conductismo, como movimiento o dirección teórica, nace
mulo más leve- que permite al delincuente superar la amena­ como clara y a veces violenta reacción ante los "excesos" de
za de la pena; una Psicología introspeccionista.
e) La agresividad, que tiene por misión vencer los obstá­ Los orígenes del conductismo se asocian a la escuela relie
culos maleria les que supone la perpetración de un delito; xológica rusa y a su más conocido representante, Iván Pavlov
(1849-1936).
d) La indiferencia afectiva o insensibilidad moral, que per­
mite salvar la valla afectiva, esto es el temor al sufrimiento de El trabajo de Pavlov supone avance, en cuanto construcción
otro.I1J teórica, desde el concepto de reflejo simple -respuesta delen
La tesis de Pinatel es sin duda interesante, aunque no es­ siva casi automática, natural, no aprendida, ante un estimulo
capa a críticas. Puede así repararse, a su respecto: hasta la noción de reflejo condicionado, en que la reNpeNlu
surge merced a una asociación con estímulo que normalmenle
a) I ,a elección de los cuatro rasgos postulados, en cierta for­ no la determina.
ma caprichosa frente a los muchos que la teoría criminológica
postula y que la investigación criminológica destaca; Las experiencias de Pavlov y sus continuadores permiti
rían la formulación de proposiciones y¿i a título de eHetela
b) La no detección de estos rasgos en diversas investiga­ o movimiento, en que la Psicología exhibe Inerte base
ciones empíricas en criminales; mecanicista y se establecen claros nexos entre Neurología y Psi
quiatría.
c) La presencia de esta exageración de rasgos en sujetos que
no han cometido delitos; Según Pavlov, si los reflejos no son únicamente congo
nitos -ya que los hay también adquiridos por aprendizaje,
d) La diferencia en naturaleza que postula esta teoría -en apareciendo y desapareciendo según las necesidades- cabo
el fondo- entre criminales y no criminales. Aunque Pinatel alu­ concluir que todos los hábitos adquiridos no son otra сона
da sólo a diferencias cuantitativas; la especial combinación de que respuestas condicionadas, que la conducta normal su
cuatro rasgos exagerados en grado viene a otorgarnos una di­ pone equilibrio entre procesos excitadores e inhibitorios y
ferencia cualitativa entre delincuentes y no delincuentes. que la conducta anormal implica respuesta inadecuad«» ante
el medio explicable -cual en el ejemplo del perro en quien
La teoría, no obstante, podría prestar útiles servicios -como se crea una lucha entre estímulos excitantes e inhibitorios
hipótesis de rango medio- en la comprensión de algunas con­ (carne, nota sol; golpe, nota fa; toque de nota do internie
ductas criminales. dia, sin resultado aprendido)- por conflictos entre reflejos ron
dicionados.

Los conceptos generales de la escuela son sistematizados


M Jean ľhinh’l "( Ί iminologie ”, <11 , рАц» frit en la "Reflexo log in 11 u mana" de Bechterew, aparecida en 1918,
226 MARCO Λ. GONZÁLEZ HERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 227

b. Watson y Mc.Dougall. с. El Neo-Conductismo.


Los conceptos de la escuela rusa cobran gran vigor en los El Neo-Conductismo -1930 a 1950, cuyo máximo exponen
lisiados Unidos entre los años 1912 y 1930. Destacan en el mo­ te es C. Hull- trata de elaborar, con criterio hipotético deduc
vimiento John B. Watson y W.Mc Dougall. livo, una teoría científica de la conducta. El matiz más impot-
tante de la corriente implica notoria reducción de los
Los autores citados y sus seguidores emiten fuertes crí­ postulados de Watson: los instintos y la base hereditaria im
ticas a la Psicología de William James y de Edward Bradford pedirían extender la ambición hasta los extremos anteriormente
'I'Hchener, los mayores valores en dicho campo en el nove­ planteados.
cientos, lo que da origen a una áspera polémica que Watson
y Me.Dougall denominan "la batalla del conductismo". d. El Inter-conductismo o Conductismo de Campo. El
condicionamiento Operante o Instrumental.
Para osle primer conductismo norteamericano, el verdade-
ut campo de la Psicología debe limitarse a lo que podemos ob­ En esta nueva etapa del movimiento conduelista, que cm
servar y sólo a este respecto cabe la formulación de leyes. Y pieza aproximadamente en 1950, destacan, entre (tiros auforeH
esto unico observable -y además verificable, cuantificable y su­ Skinner, Kanfer, Phillips.
jeto a experimentaciones- es la conducta, que al darse en un
mundo fenoménico, empieza siempre en un estímulo fisico y d^S^innerľbontinúa la tradición de Watson en cuanto atañe al
concluye en una respuesta motora. "No mas allá" de la conducta observable. Surge1, no olilanile,
una importante novedad frente al condicionamiento Нанн o la
Los autores distinguen entre conductas explícita e implí­ de sugerirse una consideración preferente a las consecuencia*
cita. La primera -único campo de estudio de la Psicología- apa­ de la conducta que poseerían mucho mayor import ancia esue
rece constituida por el Estímulo y la Respuesta, asociados por los estímulos antecedentes que la causaron.
nexos causales que permiten, "dado el Estímulo, poder prede­
cir la respuesta o, viendo qué reacción tiene lugar, inferir cuál De tal aserto ha de surgir una importante diferenciación
es el estimulo que la ha provocado". entre dos tipos de conductas: la que pasa a denominarse
respondiente y la que adquiere el nombre de operante.
Este Conductismo resta todo valor a la herencia y a los
instintos, formula la tesis de la personalidad como simple La conducta respondiente es aquélla en que observamos
"producto de nuestros hábitos" y ante los problemas pre­ cómo un estímulo determinado desencadena una respuesta es
sentados por ésta en el medio propone, lisa y llanamente, pecífica, precediendo siempre el estímulo a la respues la. I’or
"desaprender lo que hemos aprendido (este proceso puede vía de ejemplos pueden citarse tanto el reflejo simple (pupilar,
realizarse, tanto por medio del descondicionamiento activo rotuliano, salivar) como el reflejo condicionado del comí icio
como sencillamente por el desuso) y aprender cosas nuevas, namiento clásico de Pavlov.
lo cual siempre constituye un proceso activo":133 se atribu­
ye a Watson, de acuerdo a ella, la frase "dadme cien niños La conducta operante, como nuevo concepto propueulo,
en estado de buena salud y podré hacer cien santos o cien apunta a sostener que nuestro comportamiento es lijado, man
delincuentes". que por elementos antecedentes, por sus consecuencias.
En el condicionamiento operante se piensa así que en base
a una cadena experiencial de aprendizajes el individuo orlen
ta su condurla hacia la obtención de recompensas y hacia la
1,1 J.B Walnon "14 CdiidiH'liMiiioBulium А|г«>я, Dr. ľnlilnn, 1947, pAg. 336. huida de desagrados o sufrimientos.
22Н МЛКСО Л. GONZALEZ BEHĽNDIQUĽ IILEMINTOS 1)1! CRIMINOLOGIA 22lJ

Estos efectos de la conducta, en la nueva terminología pro­ En materia de aprendizaje interesa no sólo la adquisición
puesta, pasan a denominarse estímulos reforzadores y casti­ de ciertos patrones de conducta, sino también su mantención
gos, según aumenten o reduzcan la probabilidad futura de de­ como tales.
terminada respuesta:
Bandura repite, a este respecto, lo que mantiene la tesis ge
Los estímulos reforzadores y los castigos pueden ser posi­ neral del condicionamiento operante, que "la conducta esta
tivos (se otorga o agrega algo) o negativos (se remueve un ele­ controlada intensamente por sus consecuencias. Agrega, no
mento o componente). En el área de los castigos, al actuarse obstante -lo que sí constituye proposición novedosa en la es
por remoción del estímulo refor zador, se emplea el nombre cuela- que las circunstancias reforzadoras pueden no incidir
"costo de respuesta". directamente en quien ejecuta la conducta.
I'rente a estos estímulos -reforzadores y castigos- que apa­ Se admiten, así, tres formas de reforzamiento: el directo, el
recen después de la conducta y que son por ello llamados con­ por observación o vicario y el auto-reforzamiento.
tingentes, se alude también en este peculiar lenguaje a estímu­
los controladores discriminativos, constantes y variables. El reforzamiento externo directo no requiere de gran со
mentario.
e. El aprendizaje social. Albert Bandura.
Reforzamiento vicario supone beneficio de IOH éxitos y ha
El psicólogo.norteamericano Alberto Bandura, en años muy casos ajenos, que en alguna fuerte medida parecen propion
próximos y también en la línea conductista, entrega nuevos
aportes al proceso de aprendizaje en que, en última instancia, El auto-reforzamiento supone postular que los seres huma
vienen a traducirse todas las interrogantes psicológicas, peda­ nos regulan sus propias acciones -y sus consecuencias "por
gógicas, sociológicas y criminológicas de orientación conduc­ ellos mismos", tendiendo así a evitarse auto-críticas, auto me
tista sobre el por qué u origen de ciertas conductas, buenas o nosprecio.
malas y el cómo estimularlas o modificarlas para un mejor ren­
dimiento social en los diversos planos. En conceptos que fuertemente requerdan los "macanismos
de defensa del Yo" de Redl y Wineman - ¿encuentro de I‘siroa
Plantea Bandura -especialmente en cuanto se refiere a la nálisis y conductismo?- se alude a "difusión de la responsabi
agresión- que las personas "no nacen con repertorios prefabri­ lidad", a "atribución de culpa a las víctimas", a "desplazamien
cados de conducta agresiva y deben aprenderlos de una u otra to de la responsabilidad" y a "desensibilización gradual".
manera".134 Tal aprendizaje -aquí se advierte ya una novedad-
puede resultar tanto de la experiencia directa, en que "la con­ f. Hans Jürgen Eysenck.
ducta está controlada extensamente por sus consecuencias",135
lo que nos reitera el condicionamiento operante, como de la Hans Jürgen Eysenck, autor alemán nacionalizado bri
observación. En ésta -sin duda proposición nueva en la escue­ tánico,ocupa una posición peculiar en el moderno conductismo;
la- cobran fuerte importancia, tanto los modelos suministra­ sus ideas, que han ejercido perceptible influencia en el pensa
dos por la familia y la sub-cultura que el sujeto más tarde in­ miento contemporáneo, son en algunos aspectos de clara ori
tegra como el modelaje simbólico que proporcionan los ginalidad, circunstancia que fuerza a una consideración sepa
medios de comunicación masiva, especialmante la televisión. rada. Algunas de ellas, incluso, inciden directamente en el
territorio criminológico
13,1 Albert Bandura -"Análi win tl cl aprendizaje social de la agresión", en Albert Bandura,
Emilio Ribes -"Modificnríón ilo In conducta", México, Trillas, 1980, pág. 310.
El punto de partida de la construcción eysenckiana parece
135 Albert Bandura -ensayo de nota nniorlor, pág. 315. bastante ortodoxo, desde el ángulo conductista original y re
23í) MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 231

cuerda mucho más a Pavlov que el lenguaje de Bandura, b) A tres continuos sobre los cuales se podría sus len la г la
l’ara.el autor inglés "alma", "mente" etc. son difíciles de defi­ noción de tipo. Son ellos estabilidad-neuroticismo, extraver­
nir, por lo cual es lógico que los psicólogos hayan dejado de sión-introversión, normalidad-psicoticismo, virtuales "supra
mencionarlas: así, la conducta real es lo único que podemos factores".
siempre observar y al aludir a conciencia, cabe concebirla, sim-
plemeňte, como "la combinación.y la culminación de un largo La importancia de estos "supra-factores" -en especial el
proceso de condicionamiento". "La conciencia, efectivamente, continuo extroversión-introversión- surge de la exploración que
es un reflejo condicionado".136 Eysenck realiza en las raíces biológicas de la personalidad. Se
recuerdan a este respecto las funciones del sistema nervioso
'hiles asertos se apoyan en diversas consideraciones neuro- autónomo y los conceptos de "excitación" e "inhibición", pos
flniológieak y en hallazgos de la Psicología experimental. tu lados por Pavlov. La excitación supone comunicación de es
tímulos externos hasta la corteza cerebral, lo que hace posibles
Si lal "conciencia", es sólo un reflejo condicionado, ¿cuá­ el aprendizaje y la respuesta conductual. La inhibición, a la in
les serán las bases para un buen condicionamiento, que per­
mita una buena respuesta social? versa, contrarresta la excitación, permite en los ex peri moni он
del sabio ruso la supresión de los reflejos condicionados y,
I .a respuesta es formulada por el autor inglés en base a in- como propiedad del cortex, supondría una especie de la liga
dlagaciones en la controversia generalidad versus especifici­ neural.
dad de la conducta, en la naturaleza de la personalidad y en
las raíces de la personalidad. Los tres problemas aparecerían de la personalidad, luertomenle
Talbase"neuro-fisiológica"
estriclamenle ligados, toda vez que de las soluciones que al res­ ligada a la herencia, conduce a un verdadero "est¡guia" de lof.
pecto se formulen dependería la capacidad mayor o menor de extravertidos, que al acumular un gran polencial do inhibición
los hombres como sujetos del condicionamiento social. durante el proceso de condicionamiento:) mas dili
eiles de condicionar¿t\I)se condicionan con menor intensidad
Ante el problema generalidad versus especificidad de la que los introvertidos, "que en principio acumulan rolativamen
conducta, cree Eysenck que "la conducta humana muestra un
carácter de generalidad suficiente como para que investigue­ te poca inhibición".
mos las causas de esta generalidad... ésta aparece de tal modo
relacionada con la personalidad como para justificar que inves- En apoyo de la tesis mal condicionamiento social -extra­
liguemos la naturaleza exacta de esa relación".137 versión- generalidad de la conducta, Eysenck cita diversas in
vestigaciones que le parecen sólidos argumentos. Así:
Al indagar en la naturaleza de la personalidad, apela
Eysenck: - Estudio de Bernard J. Fine: los extravertidos cometen más
infracciones a las normas del tránsito y causan más accilen
a) A la noción de tipo, que al incluir rasgos correlacionados tes;
permite posibilidades de generalización y de precedibilidad de
la conducta; - Estudio de Biesheuvel y N. E. White: los pilotos alumnos
con accidentes de vuelo aparecen más emotivos, más propen
110 Наин J. Нунепск "C’rime und l’ersonality", London, Houghton Mifflin Company,
1464, pitgH. 120, 1 К). Ln ohm он Iraducida al castellano y publicada bajo el nombre
sos a la distracción, más impulsivos;
"’'Delincuencia y pernonalidad" (Madrid, Eds. Marova, 1976). Traducción del
C'apflulo VI de la ulna (''Delito y condieionnmiento") aparece incluida en nuestro - Estudio ile Sybil F,y senčk: las madres solteras aparecen
volumen "l riminologia Material (,'ornplemenlnrio de 1,return", citado en la nota
99. más extravertidas, con mayor emotividad y neuroticismo que
117 llyuenek "DeliiHUeinla y peí anualidad ", Madrid, Marovn, 1976, pág. 45, las casadas;
23í) MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 231

cuerda mucho más a Pavlov que el lenguaje de Bandura, b ) A tres continuos sobre los cuales se podría sus len la г la
l’ara.el autor inglés "alma", "mente" etc. son difíciles de defi­ noción de tipo. Son ellos estabilidad-neuroticismo, extraver­
nir, por lo cual es lógico que los psicólogos hayan dejado de sión-introversión, normalidad-psicoticismo, virtuales "supra
mencionarlas: así, la conducta real es lo único que podemos factores".
siempre observar y al aludir a conciencia, cabe concebirla, sim-
plemeňte, como "la combinación.y la culminación de un largo La importancia de estos "supra-factores" -en especial el
proceso de condicionamiento". "La conciencia, efectivamente, continuo extroversión-introversión- surge de la exploración que
es un reflejo condicionado".136 Eysenck realiza en las raíces biológicas de la personalidad. Se
recuerdan a este respecto las funciones del sistema nervioso
'hiles asertos se apoyan en diversas consideraciones neuro- autónomo y los conceptos de "excitación" e "inhibición", pos
flniológieak y en hallazgos de la Psicología experimental. tu lados por Pavlov. La excitación supone comunicación de es
tímulos externos hasta la corteza cerebral, lo que hace posibles
Si lal "conciencia", es sólo un reflejo condicionado, ¿cuá­ el aprendizaje y la respuesta conductual. La inhibición, a la in
les serán las bases para un buen condicionamiento, que per­
mita una buena respuesta social? versa, contrarresta la excitación, permite en los ex peri moni он
del sabio ruso la supresión de los reflejos condicionados y,
I .a respuesta es formulada por el autor inglés en base a in- como propiedad del cortex, supondría una especie de la liga
dlagaciones en la controversia generalidad versus especifici­ neural.
dad de la conducta, en la naturaleza de la personalidad y en
las raíces de la personalidad. Los tres problemas aparecerían de la personalidad, luertomenle
Talbase"neuro-fisiológica"
estriclamenle ligados, toda vez que de las soluciones que al res­ ligada a la herencia, conduce a un verdadero "est¡guia" de lof.
pecto se formulen dependería la capacidad mayor o menor de extravertidos, que al acumular un gran polencial do inhibición
los hombres como sujetos del condicionamiento social. durante el proceso de condicionamiento:) mas dili
eiles de condicionar¿t\I)se condicionan con menor intensidad
Ante el problema generalidad versus especificidad de la que los introvertidos, "que en principio acumulan rolativamen
conducta, cree Eysenck que "la conducta humana muestra un
carácter de generalidad suficiente como para que investigue­ te poca inhibición".
mos las causas de esta generalidad... ésta aparece de tal modo
relacionada con la personalidad como para justificar que inves- En apoyo de la tesis mal condicionamiento social -extra­
liguemos la naturaleza exacta de esa relación".137 versión- generalidad de la conducta, Eysenck cita diversas in
vestigaciones que le parecen sólidos argumentos. Así:
Al indagar en la naturaleza de la personalidad, apela
Eysenck: - Estudio de Bernard J. Fine: los extravertidos cometen más
infracciones a las normas del tránsito y causan más accilen
a ) A la noción de tipo, que al incluir rasgos correlacionados tes;
permite posibilidades de generalización y de precedibilidad de
la conducta; 110****** - Estudio de Biesheuvel y N. E. White: los pilotos alumnos
con accidentes de vuelo aparecen más emotivos, más propen
110 Наин J. Нунепск "C’rime und l’ersonality", London, Houghton Mifflin Company,
1464, pitgH. 120, 1 К). Ln ohm он Iraducida al castellano y publicada bajo el nombre
sos a la distracción, más impulsivos;
"’'Delincuencia y pernonalidad" (Madrid, Eds. Marova, 1976). Traducción del
C'apflulo VI de la ulna (''Delito y condieionnmiento") aparece incluida en nuestro - Estudio ile Sybil F,y senčk: las madres solteras aparecen
volumen "l riminologia Material (,'ornplemenlnrio de 1,return", citado en la nota
99. más extravertidas, con mayor emotividad y neuroticismo que
117 llyuenek "DeliiHUeinla y peí anualidad ", Madrid, Marovn, 1976, pág. 45, las casadas;
234 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 235

Mayores posibilidades etiológicas puede ofrecer el concepto ambientales prodelito. El problema, no obstante, reside preci
de conducta operante, que apunta a subrayar que la conducía sámente en la amplitud de tal panorama etiológico, que da ori
es I unción de sus consecuencias v, ep nuestro caso, que la cau-1 gen a tres tipos de problemas:
sa del delito es el botín írobo s ) oel placer sexual (viola­
ción),v.gr. ‘ I f a)^Dificultad de prueba de la tesis. Cual expresan Ecrractili
r y Wolfgang, no es fácil extrapolar resultados de experiencias
Si pensamos en términos de "el delito paga", se puede ob- en animales a conclusiones sobre aprendizajes en cárceles y en
lener vina posible conclusión de prevención primaria. lies;

I a corriente del aprendizaje social, en todo caso, ha enri- f h/ Desdén por las características básicas del sujeto q u e n o
injerido una teoría sociológica: la de la asociación diferencial p roporciona una respuesta clara ante la "respuesta difere neini".
ile llwin I L.Sutherland, basada precisamente en tal proceso. ¿Por qué sujetos que han vivido en una subcultura de violen
cía, que han observado refuerzos al comportamiento violento
En este aspecto deben mencionarse especialmente los apor­ y que son instigados para una conducta violenta no se condu
tes do C’larence R. Jeffery y de Ronald Akers y Robert L. cen agresivamente?; '
Burgess.
c)/Infra-valoración del prever, el meditar, e_l_calculiir Robre
Jeffery, mediante la teoría del "refuerzo diferencial", pre­ las-ťonsecuencias del delito: eš posible que' un sujeto se plan
tende solucionar un problema que enfrenta la tesis de tee el castigo como posible o incluso como cierto y, no obstan
te, decida cometerlo. 4
Sutherland: la de "respuestas diferenciales" ante estímulos si­
milares. En la misma línea de pensamiento, cree que tal tesis
puede enriquecer la teoría de las subculturas y la de las "opor­ g.2. Prevención primaria.
tunidades diferenciales" de Cloward y Ohlin^
En esta área la escuela ofrece fuertes posibilidades que puo
El ensayo de Ronald Akers y Robert L. respon­ Burgess138 den apuntar:
de a una línea de pensamiento similar a la de Jeffery: la aso­ a) A un mejor "modelling" familiar;
ciación diferencial cobra nueva vida si en ella integramos las b) A un mejor condicionamiento ambiental;
enseñanzas del condicionamiento operante y, muy en especial, c) A cierto tipo de intervenciones -en la medida en que ello
el concepto de refuerzo. aparezca posible- en los medios de comunicación social;
d) A los estímulos "a la virtud" a que aludiera Beccaria.
Bandura ha aplicado sus principios a un problema impor­
tante en Criminología -la conducta agresiva- y la tesis central g.3. Prevención terciaria.
apunta a la negación de una base biológica, es decir, a la
"prefabricación" de una conducta agresiva, que en cambio se En el tratamiento del delincuente se han propuesto y en
percibe como producto de observación (influencias familiares, sayado- diversos métodos de orientación conductisla.
subculturales, modelamiento simbólico) o de experiencia direc­
ta. ——— . ·■ Entre ellos se pueden mencionar:

La tesis se exhibe sin duda atractiva en cuanto subraya la a) La economía de fichas o "token economy". De las mulli
entidad claramente peligrosa de una vastedad de estímulos ples experiencias en numerosos países, incluído el nuestro (Vid.
Revista Chilena de Ciencia Penitenciaria y de Derecho Penal)
"" K.I.. Нигденн, R, Akri Μ " Λ 1 >11 Irren Urti Awnorirtl ion Kein forcemen I Theory of Crimi- destaca como la más conocida, la reseñada por Phillips, Woll,
nnl Behavlor”, So« ini ľiohlrniK, 14; I7H 147 ( ľnll Fixsen y Bailey en "Achievement Place", 1972;
23ft MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 237

b) La terapia aversiva: experiencias en el "Atascadero State b) Con la necesidad de que la pena sea realmente "contiti
Hospital" y en el Centro de Rehabilitación de Vacaville, en gente" en lugar de aplicarse años después del delito. Igualmen
California; te, que sea general y cierta, cual ya insinuara el propio Beccaria;
c) La "desensibilización sistemática", usada en ladrones en c) Con la naturaleza real del tratamiento;
Marzagao 1972.
d) Con la necesidad de aplicar a la Fenología una dosis de
Un psicólogo español -Vicente Garrido Genovés- al enfren­ mayor creatividad, en lugar de insistirse, simplemente, en "más
tar el notorio escepticismo moderno ante el "tratamiento"del de lo mismo" (prisión).
delincuente en medio institucional (cárcel) en ensayo de 1981
no escatima elogios a las posibilidades que, en este sentido, 7. LA FRUSTRACION-AGRESION.
ofrecería la terapia conductual, pese a su tardía llegada (1960)
al ámbito correccional: cita, en apoyo de su defensa, trabajos Esta tesis aparece expuesta en una obra titulada "brusirà
de ( ioldinmon, 1974, Cullen y Cois, 1981, etc.139 ción y Agresión" de John Dollard, Neal Miller, í) J L Mow rer y
colaboradores.140
C'lertamente, en el plano conceptual, caben algunas reser­
vas ante la terapia conductual en delincuentes. Una puede pro­ La tesis de estos autores combina principios psiconnalilicon
venir de dudas ante la tesis de "generalidad de la conducta". y proposiciones conductistas, lo que explica la ineluyamon en
Otra, de los alcances a que puede llevar la vía de la "aproxi­ esta parte de nuestros "Elementos".
mación construccional" -aunque no se llegue a los extremos del
"brain-wash"- reserva que se plantea el propio Skinner en "Más La base de la teoría se vincula con los primeros cseri los dc
allá de la Libertad y la Dignidad" y que más tarde amplía ‘ Freud, en especial "Luto y Melancolía". Froud en csa epoca
Clinard. Una tercera duda se vincula con todos los "tratamien­ ' concibe la búsqueda del placer y la huida del dolor como meca
tos" penitenciarios: ¿qué obtenemos con alcanzar "insights" o j nismos básicos del ser humano, advierte frustración anti1 cl íra
buenos condicionamientos, sj, el sujeto regresa a un medio , caso del mecanismo y agresión como reacción primordial, que
carenciado y criminó geno? ./X 1 se puede dirigir contra el propio sujeto o contra el mundo.

^/^Consideraciones sobre el castigo. * i El postulado básico de la teoría se plantea así: "La condue ]
9 |ța_ agresiva siempre presupone la existencia de frustración y.
La crisis del "Rehabilitative Model" y la fuerte preconiza­ ’Jį Ipor el contrario, la existencia" Elė friiśtración siempre conduce
ción del "Justice Model" hacen nuevamente pensar sobre los V p alguna forma de agresión". ’
conceptos de "tratamiento" y de castigo o "justo precio", esta
vez a la luz de la Psicología Conductista. Los aspectos conductistas de la tesis se reflejan en el empleo
de conceptos tales como el de instigador, fuerza de la instigación,
Tales reflexiones pueden vincularse: _ respuesta-meta, reforzamientq, etc. La no obtención do la respues
ta-meta conduciría a la frustración y a la agresión.
a) Con la posibilidad de castigos "diferenciales" (Eysenck,
v.gr.) ? La agresión adquiriría las más variadas formas: podría os
cilar desde el chiste virulento y la ridiculización de otros has
ta las auto-agresiones (desde el síntoma neurótico hasta el sui
1U Vicente Garrido GCIHIVÓM "1(1 Irheano de la rehabilitación: un diagnóstico
prematuro", en Revinia de 1!и1ш1|пм l'enlteneinrios, Madrid, Enero-Diciembre 1981, 14(1 John 1 >o 11 η π I, Neni JL Miller y coin. -"Trustration nnd Aggression", New I Inven nm)
NOM. 2Л2-235. ρΛμκ. I6‘> 714 I(npAg 1 London, Vrtl«' 111 ú vorn lt y Гп'им, 1969.
ï
238 MARCO Λ. GONZÄLĽZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 239

cidio) y las acciones criminales cuyo real sentido puede coin­ berto Opazo advierte en 1981, en la terapia conductual, cinco
cidir con el aparente o ser muy diverso de éste. corrientes básicas: el análisis conductual aplicado de Skinner,
el enfoque neo-conductista estímulo-respuesta (Wolpe,
La tesis se ha objetado: Eysenck), la modificación cognitivo-conductual (Beck,
Meichenbaum), la terapia multimodal de Lazarus y la ya exa
toda frustración conduzca, necesaria- minada teoría del aprendizaje social de Bandura. Λ éstas debe
mc agregarse el enfoque conductual-integral.

^or
haber sobre-simplificado los efectos de la frustración, Estas orientaciones en cierta cuota se entrecruzan, apelan
nsiderar suficientemente las diferencias individuales en mayor o menor cuota a fundamentos psicodinámicos o
ni las diversas formas de p erei bir_f "si gn i fí ca dos " ) determina- conductistas y no desdeñan el aporte de la Biología y la Fisio^.
«ION eulímulos; logia. En varias de ellas se advierte una posición integralivisla
más o menos confesa. Así, de un psicoanalista tan conocido
(cj^l’or estimarse que aparece muy difícil, en el plano empí­ como Otto Kernberg, dice el profesor Mario Gomberoff, que
rico, entablecer nexos causaleą^entre "alto grado de frustración" "hace probablemente el intento más abarcativo de integración
y determinada forma de delitöT&ea en sujetos individuales (ac­ de las teorías psicoanalíticas sustentadas por autores como
ción delictiva especifica), sea en grandes grupos de sujetos (cri­ Freud, Mahler, Jacobson, etc., con las teorías de ti isi i n los bió
minalidad). logos, neurofisiólogos, etólogos, en un enfoqui* global, al que
agrega el pensamiento sistémico".142
Pese a ello y a las enormes dificultades de prueba empíri­
ca de la tesis -en especial en el ámbito de la relación causal- De todas estas corrientes de la Psicología modema proce
ella adquiere enorme relieve en el territorio crimino-dinámico de sólo una breve alusión -dentro de nuestras obvias limila
general. Si se piensa en los antecedentes básicos de un delito, ciones- a las que pueden parecer más productivas en el terri
parece certero pensar en frustraciones o en cúmulos de ellas. torio criminológico.
Con razón Wolfgang y Ferracuti, atribuyen a la teoría "un va­
lor heurístico tal vez inigualado por cualquier .otra teoría" y, a. El enfoque sistémico.
pése a reconocer sus limitaciones para fines de experimenta­
ción empírica, la califican como "una de las más inspiradoras En las aplicaciones de la teoría de sistemas y de la ciberné­
en el campo de la Psicologia Social".141 tica (teoría y control de la comunicación en máquinas y ani
males) a los conflictos surgidos en la familia y a su pertinenle
8. OTRAS ORIENTACIONES PSICOLOGICAS MODER­ terapia, diversos conceptos y proposiciones adquieren especial
NAS. relieve.
En la Psicología y la Psiquiatría contemporáneas se advier­ Ocurre, así, con la entropía y la negentropía, con la nun'
ten, además del psicoanálisis y del conductismo ortodoxos, foestasia (aptitud para la mantención de la estructura dentro
otras líneas de trabajo que se ¿tribuyen señalados aportes te­ del cambio), con la morfogénesis (aptitud de transformación),
rapéuticos. Entre ellas deben señalarse la orientación gestáltica, con la inestabilidad de los sistemas diádicos, con la "profecía
el enfoque interaccional de la comunicación, la aproximación que se auto-cumple ". Matrimonio o convivencia suponen un
humanista-experiencial, el enfoque sistémico. El profesor Ro- sistema diàdico y muchas veces las expresiones "canalla", "no
142 Mario Ciomberofl |, "Afectos: enfoque P’sicoanaiftico", en Roberto (pazo C lidi
141 Marvin K. WnllgAiig y h ши о l'un AI uli "t,и Hubľiillurn de la violencia", México, tor: "LOH afeclaH en In prńetien dinien", Santiago, Centro Científico ile 1 ΗΉΙΙΙΉΙΙΙΟ
Volido de < lilluin, Wl, рЛця 17η 177 PHÍeológico, De, lIniverHÍtnrin, 1^88, pég. 63.
240 MARCO A. GONZALEZ BĽRENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 211

tienes remedio", "deberías morirte" empleadas en las reyertas terpretaciones del significado de los hechos pasados y presen­
conyugales constituyen profecías auto-cumplidas en el tes, las expectativas reí eren les ál éxito futuro, al fracasp?aia
uxoricidio. Tal enfoque permite "comprender" los problemas aprobación o desaprobación, a las fantasías y ensueños".14'
surgidos en la familia como unidad sistémica y entre sus miem­
bros y otros sistemas o subsistemas de que también forman En tal enfoque existe una clara diferencia con el ps i coana
parte. litico, que atribuye gran importancia a los impulsos y conIIie
tos del inconsciente y al origen y desarrollo de éstos. En la nuc
En una época en que el concepto de "tratamiento correc­ va posición interesé el cambio de los conceptos que el sujeto
cional" del delincuente se halla en plena crisis y en que fuer­ tiene de sí mismo, que se miran como una virtual "conducta"
tes voces tratan de abolir o al menos reducir la acción del sis­ interna. Tales auto-conceptos serían en gran medida los culpa
tema penal, ciertamente debe renacer la noción de "asistencia^ bles de la perturbación o inadaptación del sujeto y serían mo
bajo un manto no necesariamente punitivo. Desde este ángu­ dificables tanto con las técnicas conductistas tradicionales como
lo la terapia sistémica de la pareja ante una situación de mal­ con otras nuevas que vienen a agregarse al arsenal terapèuti
trajo, puede advertirse sin duda mejor que el simple castigo. со o que implican alguna modificación de las antiguas.
al cónyuge culpable. Ün real "insight" de éste en la injusticia
y gravedad del abuso evitará, más efectivamente que la cár­ Hemos subrayado en el párrafo transcrito de Barclay Martin
cel, la reiteración del maltrato. las "interpretaciones delsignificado" que pueden interterir gra
vementc el proceso adaptative del sujeto al conulitiit
El enfoque aparece así fértil tanto en el aspecto cogniciones mediadoras que interfieren en los rendimientos al
criminodinámico -comprensión del proceso y de sus motivos- provocar ansiedad, depresión o baja auto-estima. En el lo ussist;
como en el ámbito de la respuesta al delito de violencia Albert Ellis, al señalar en su "terapia emotiva racional" _.шui
intrafamiliar. Зе las primeras variantes de este enfoque- una serit1 dojmem
plos que fácilmente pueden extrapolarse at ierritonoTTc lade y
Entre los autores de esta orientación cabe señalar los nom­ viacion social. El rechazo en un empleo -en el ejemplo tie Ulis
bres de Gregory Bateson y Salvador Minuchin y los aportes de puede implicar una razonable conformidad o una pesimista
los chilenos Humberto Maturana, Sergio Bernales, Niels convicción de "no valer nada" y de total exclusión de la aeli
Biederman y Enrique Rosenblatt. vidad social positiva: la actitud del terapeuta lieväni a destruir
las "opiniones irracionales", a reducir la importancia tlel recluí
b. El enfoque conductual cognitivo. zo, a evitar la generalización auto-destructiva y a la búsqueda
de otras alternativas vitales.
El enfoque conductual cognitivo implica un paso hacia la Meichenbaum y Cameron arguyen que en sus terapias
integración de puntos de vista, ya que no es, sin duda, "pura­ cognitivas de cambio -basadas ciertamente en aprendizajes
mente" conductual. El conductismo ortodoxo pretendía sobre defensivos- pueden alcanzarse efectos que implican una gene­
todo modificar el ambiente "externo" en forma sistemática ralización significativa: la desensibilización ortodoxa permití
como un medio de cambiar la conducta desadaptativa; le inte­ ría vencer una de dos fobias paralelas, la nueva técnica MU pon
resaban poco la dinámica intrapsíquica y la relación terapeu­ dría derrota de ambas: en el ejemplo tanto el temor a los
ta-enfermo. El enroque conductual cognitivo, al advertir limi­ ratones como a las serpientes...
taciones y fracasos en tal aproximación, avanza hacia un
eclecticismo que se estima más fértil: se señala cual premisa,
como escribe Barclay Martin, "LIHO los procesos ideacionales sí
repercuten en el comportamiento y también en las emociones. Barciny Martin -"l’sicolagía anormal. Enfoques cientificos y clínico«", MAxico, Nueva
De ahí que en nuestras ãtyloneq y emociones influyan las in­ Editorial Internmericann, 1985, рЛц. 2()h.
ELEMENTOS Olí CRIMINOLOGÍA 213
242 MARCO A. GONZÁLEZ BERIÍNÐIQUE
DawAnihi~* Pcin*Aes* C.D.ß
Como cada escuela posee su lenguaje, la Psicología que el individuo tenga conciencia de tales núcleos o de su luer
cognitiva agrega a la terminología conductista genérica nue­ za impulsora. Los "C.C.P", inferíbles de ciertos datos por el te
vos conceptos, nuevas acepciones de palabras ya existentes y rapeuta, permitirían tanto explicar determinados comporta
definiciones operacionales de nuevas variables. mientos como predecir las conductas futuras? ’

Se alude así a variables cognitivas, a que se atribuye un No aparece muy dificil imaginar algunas aplicaciones de la
en Meter mediacional en la percepción, el procesamiento y la Psicología cognitiva al campo criminológico. Las estructuras y
conservación de informaciones sobre el medio ambiente y el los esquemas cognitivos, al favorecer peculiares interpretació
sujeto. nes de experiencias y reducir expectativas, contribuyen a gra­
ves inadaptaciones y favorecen un comportamiento antisocial
Kn la misma forma, se mencionan eventos cognitivos, que o parasocial.
serían "pensamientos e imágenes automáticas asequibles a la
conciencia e identificables, pudiendo ser rápidamente recupe- Como excelente ejemplo cabría citar la proposición de
rabies HÍ se les requiere".144 Walter Reckless y cols, que citamos en cl examen de las tco
rías predominantemente sociológicas: si bien la tesis del buon
Λ un nivel inconsciente esto es más profundo y como base "auto-concepto" como "aislador" ante la delincuencia es ante
en que se fundan los eventos, se hallarían las estructuras rior a los desarrollos psicológicos ya ponderados, armoniza
cognitivas, que para Kovacs y Beck, 1978, implican, caracterís­ perfectamente con ellos. Observación parecida podría lormi
ticas relativamente permanentes de la organización del indi­ larse en relación a otras "teorías del control": queda abierta la
viduo. Tales estructuras son "representaciones organizadas de vía para explorar por qué ciertas personas -y otras no a pren
experiencias anteriores: diferentes aspectos de la experiencia dieron a interpretar la realidad de manera positiva, sin que
son organizados a través de diversos esquemas. Los supues­ cogniciones mediadoras pesimistas facilitaran el ingreso a una
tos o premisas silentes, trozos de información y conclusiones, carrera desviada.
aportan el contenido de un esquema cognitivo.Un esquema es
una estructura relativamente duradera que funciona como un c. El enfoque conductual integral.
patrón que activamente defiende, codifica, categoriza y eva­
lúa información. Por definición también representa alguna ex­ En el enfoque anteriormente comentado, a propósito de
periencia relevante".145 estructuras cognitivas, se alude, sin gran énfasis, al nivel in­
consciente. Tales estructuras se perciben como un marco
Tales estructuras cognitivas influenciarían los procesos cognitivo que codifica, categoriza y evalúa la información, en
cognitivos y éstos, a su vez, en una interacción dinámica, in­ otras palabras, que la plastifica y ordena de cierta manera. Alu
fluirían en aquéllas. dir a cogniciones mediadoras que desde un nivel inconHe ienfe
deforman las percepciones de lo que ocurre en el sujeto o en
Dos de los autores ya mencionados, Meichenbaum y el medio dista de atribuir al inconsciente la potencia dinami
Gilmore, 1984, han creado la noción de "Core Organizing со-instintiva que le otorga el psicoanálisis.
Principles", principios organizadores básicos, como otra for­
ma de designar las estructuras. Ellos influirían en los pensa­ Por otra parte, en el enfoque antes reseñado, los alectos sui
mientos, las man i lest aciones de la afectividad y la conducta sin gen como verdaderas variables dependientes en función de las
cogniciones: una idea deformante, llámese como не la quiera
144 Ana Marin Muniteli I ”l.n ιμ imt1 IH i III ntiôn nfediva en la práctica clínica", en llamar -evento, estructura, esquema- virtualmente produce una
Kaberlo I )[ ni / o I ' , 1ulilo " I n» niiniini i’n ht prñetlen clínica" cit. en nota 142, pág. actitud depresiva e influye en la conducta. La terapia, en um
I.’
m Ann Mailu ΜΛΙΙΊΗΊΙΙ еплпуо *1«' noin «ututlui', Ag, 32,
secuencia, aspira al cambio de las estructuras cognilivan
244 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOM DE CRIMINOLOGÍA 245

En el enfoque conductual integral podemos observar que aproximación a la posición psicodinàmica heredada de Prend,
se atribuye una mayor importancia al inconsciente -lo que im­ obviamente con algunas "adaptaciones" y algunos "cambios de
plica una mayor aproximación a la posición psicodinàmica- y denominación".
que, a la vez, se otorga un mayor énfasis a los procesos afec­
tivos, que se perciben paralelos -y no dependientes- de lo Como expresa un investigador chileno -el psicólogo
ideacional. Ello significa claramente un avance hacia la inte­ Eugenio Suárez- "la cognición, la conciencia y los afectos han
gración teórico-terapéutica. retornado a la psicología conductual; el concepto de procesos
mentales inconscientes ha comenzado a recibir una creciente
Para algunos autores una cuota importante de procesos psí- atención (Shevrin y Dickman, 1980; Dixon, 1981; Kihlstrom,
i uleOH escapa a nuestra conciencia y perturba, enriquece o di- 1984; Meichenbaum y Gilmore, 1984, entre otros)".1'17
íIculta el funcionamiento de la zona consciente. Es la tesis ca- Desde este enfoque, nuestra zona inconsciente tendría un
иТПспЛа de ^disociación psíquica", que cobra importancia sobre papel notoriamente más importante que el admitido en la an
ïodo a la luz del nacimiento del psicoanálisis. tigua Psicología wundtiana (tropismos, reflejos, actos habitúa
les): tal zona, siendo en principio inaccesible a nuestra coneien
Proud concibe al inconsciente como una instancia instinti­ cía, sería intensamente activa más que sólo latente y en su
va, perturbadora y antisocial. Jung minusvalora el inconscien­ funcionamiento se advertirían principios у ргосс»нон di lei en
te individual, atribuyendo más potencia al inconsciente colec­ tes a los de la conciencia.
tivo. Maslow aprecia esta zona oculta como buena o mala,
según el caso. En sus palabras "el inconsciente también con­ Cual expresa el ya citado investigador, al aludir a esta "ne
tiene las raíces de la creatividad, el goce y la felicidad, la bon­ disociación" y a tales peculiares fenómenos "obscuros”, al stu
dad, las de su propia ética y sus valores humanos. Sabemos que ellos procesos psíquicos, "todas las categorías aplicablen a la
hay un inconsciente sano, así como uno enfermo y las nuevas experiencia consciente serían aplicables a los procesos ¡tunos
psicologías lo están estudiando con empeño. Los psiquiatras cientos. De modo que percepciones, creencias, pensamientos,
y psicoterapeutas existenciales están llevándolo a la práctica. afectos, motivaciones, etc., podrían cursar tanto conséjenle
Se están aplicando nuevas terapias".146 como inconscientemente, lo que implicaria que aûk)çonœpJxa,
abstracciones cognitivas y experiencias altamente idiosi nera
Los anteriores conceptos de Maslow -Psicologia humanis­ trc'as podrían ser totalmente inconscientes''.^^ ’
ta- muestran una nueva expresión del inconsciente -que sin
duda nutriera la Estética, v.gr. en el caso del surrealismo- y que Para el mismo autor, la atribución a la zona inconsciente
hoy no desdeñan los modernos cultores de la corriente "beha- de ciertos contenidos y procesos puede suponer un sesgo que
vieristä". deforma las percepciones, una economía psíquica -el caso del
acto habitual, a la luz de la Psicología clásica- o un rechazo de
la conciencia ante una connotación de amenaza.
En este territorio se advierte, sin duda, una fuerte evolu­
ción desde la década del 20 hasta lo postulado en los últimos Se advierte, por los seguidores de la tesis, que este inconn
años. En el conductismo de Me. Dougall aludir a pensamien­ ciente de la corriente cognitiva es bastante diverso del I rend ia
to, imágenes, conciencia, etc.., suponía "animismo", "alqui­ no: no poseería la irracionalidad primaria de éste ni se limita
mia", casi "brujería". La visión conductista moderna no redu­ ría a lo agresivo y lo sexual; para dojal men te, al no ajustarse a
ce toda la psicología al examen de la conducta "explícita" y tal estrecho marco, con una mayor influencia en el comporla
apela a un espectro más amplio, en que existirá, incluso, una
Eugenio Suárez: "I’rocvHOH nfectivos incocci en les: Unn aproxinciőn uiiidm Ioni
integrili", en Robertu Opazo -"LOH afectom en la práetien еПпна” iii. en nubi ΙΊλ
lu Abraham Maniów "1. pei hiinnlblrt)! eronilorn", Barcelona, Ed. Kairós, 1990, pág. pAg. 153.
N* lugenin Snrtrez ennnyo ile nota anterior, pág. 157.
210.
24ft MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE C RIMINOLOGIA

miento, deformaría las situaciones que el sujeto enfrente, dada vitales y valores introyectados del sujeto- sin duda pueden ex
su potencialidad de sesgar lo que se advierte como amenazan­ plicar muchos de los fenómenos de desviación social y de eri
te, en forma tal vez ilógica. minalidad.
Se discute actualmente, entre los autores de esta orienta­ 9. PSICOLOGIA DE LAS MOTIVACIONES.
ción, sobre si este nuevo inconsciente dinámico -esto es impul­
sor de cogniciones, afectos y comportamientos- sería básica­ a. Introducción.
mente cognitivo o afectivo.
El examen de la orientación psicológica en Criminología
Id matiz posee importancia si se piensa, sobre todo en el que hemos realizado en las páginas precedentes ha supuesto:
tíoderío causal de los afectos reconocido desde antiguo. El pro­
li lema puede estimarse aún mayor si se considera que es más ((ap on si deración de dos grandes corrientes de la Psicolo
d II Ivi! borrar huellas afectivas que intelectuales. g ia contemporánea -el psicoanálisis y cl conduct i smo y de la /
forma en que, mediante ellas, ha pretendido explicarse el com/
La psicóloga chilena Ana María Marchetti, al estudiar el portamiento desviado o criminal; s/
problema, estima que no parece ya posible estimar los afectos
como simples variables dependientes y que existen múltiples (b)Planteamiento de algunas teorías específicas qur, sin mis
evidencias sobre su fuerza causal. Entre otros aspectos de in­ cribirse necesariamente a un gran marco teórico psico log li и
terés, cita la influencia de los afectos en la atención, en la in­ han pretendido precisar el origen del comportamiento delictivo
terpretación de la información, en la discriminación en las per­ : es el caso del modelo médico (que ve en el fondo al criminal
cepciones, en el "aprendizaje dependiente del estado". Yendo como un enfermo), del modelo de los inventarios de persona
más allá del afecto variable dependiente o del paralelismo en­ lidad (que procura detectar en el delincuente un conjunto de
tre lo intelectivo y lo afectivo, la Sra. Marchetti llega a escribir rasgos psíquicos que lo hacen diverso del sujeto que respeta
sobre "cogniciones post-afectivas", en que lo cognitivo "resul­ la ley), de la concepción operacional de la personalidad cri­
ta" de los sentimientos o emociones que genera un hecho, una minal (que advierte en el sujeto desviado una peculiar aven
persona, una situación, etc.149 luación de rasgos que poseen todos los seres) y de la tesis de
la frustración-agresión, que pretende hallar, bajo toda conduc
Las posibilidades de este enfoque en lo teórico y lo prácti­ la agresiva, una base de frustración, implícita o explícita.
co -es decir en comprensión y en tratamiento- parecen
promisorias: no se trata aquí de mero eclecticismo, sino de c) Exposición somera de otras tendencias psicológicas mo
avance hacia la integración que debe poseer toda ciencia de la dernas -teoría de sistemas, enfoque conduc Lua 1 cognitivo, en
conducta. foque conductual integral- que, en su aplicación a la Crimino
logia, pueden darnos bases importantes para la comprensión
No sabemos de aplicaciones de la Psicología cognitivo in­ del comportamiento desviado, sobre todo porque, en especial
tegral a la Criminología, mas ellas parecen fáciles de concebir. en los últimos enfoques, se busca una aproximación al sor hu
Todo rumbo vital aparece en cierta margen si no determinado mano como una unidad afecti vo-cogni ti va./ /
al menos guiado por nuestro auto-concepto y por las expecta­ ------------------- - -------- Vx/
tivas razonables que nos planteamos ante el mundo. Los apren­ Nuestro examen se hallaría incompleto sin referencia a la
dizajes de fracaso -con sus profundas huellas afectivo- Psicología de las motivaciones que -lo que nos paruce basiau
cognitivas y en función de las capacidades, orientaciones te extraño- merece sólo alusión breve y ocasional en los lextoų
de Criminología. Sin duda peca por omisión un análisis del нег
humano -delincuente o no- bajo un prisma estático nivel in
NU Ana Mnría Marchet lì ennnye illudo, рйц. 30. telectual, aptitudes, destrezas, rasgos peculiares de agresividad
248 MARCO Λ. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 24‘>

o impulsividad, etc.- que no considera los elementos impulso­ hacia donde se dirige la conducta".15·' Las motivaciones, con
res ael comportamiento social, parasocial o antisocial. acuerdo a ello, aparecen imprimiendo tanto dinamismo como
dirección, positiva o negativa, a los seres humanos.
Sin duda algunos elementos dinámicos son considerados
por las teorías generales que hemos descrito. El psicoanálisis Examinaremos brevemente las teorías formuladas al ген pee
subraya la fuerza impulsora de los instintos -en especial los de to.
base sexual, en el planteamiento freudiano ortodoxo- y los úl­
timos desarrollos del conductismo nos dicen que las verdade­ c. Las primeras teorías. <
ras "causas" del delito o el comportamiento social son la bús­
queda de recompensas y la _huída del dolor (o sea las Un primer enfoque filosófico sobre la potencialidad di ná
consecuencias) mas un enfoque criminológico acertado supo- ƒ mica del ser humano es el intelectualista, que centra el rom
ne, en nuestro concepto, una profundización en las bases mo­ portamiento en el predominio de la razón. Λ él ha de oponer
tivaciones generales del comportamiento humano. Si pensamos |se un remoto antecedente de la moderna teoría del incentivo:
sobre todo que el delincuente es un ser normal, es menester »para Epicuro y otros filósofos no es la razón, sino la buúsuecla
examinar qué elementos lo guían a determinada acción que nos idel placer lo que nos mueve a obrar.
merece crítica: no toda acción parece motivada por pulsiones ]
instintivas y existen muchos actos que no implican "recompen- I Descartes, en el siglo XVII, ha de plantear una explicai lóit
sas" mediatas o inmediatas, no suponen evitación de un dolor I mecanicista del cuerpo humano que excluye la idea ih* Imali
ni han sido tampoco "condi cionadóą". __ J dad, remitida el ámbito de la vida moral. Las acciones, pata
él, dependen de la voluntad y las pasiones, determinadas poi
b. Algunos conceptos generales. el influjo en el alma de fuerzas mecánicas, deben dominarse
como "ideal ético de sabiduría".
G. A. Miller nos dice que "el estudio de la motivación es el
examen de todos esos impulsos y acicates-biológicos, sociales, Para César Tejedor, el inicio de las teorías de la motivai ion
psicológicos -que desafían nuestra pereza y nos mueven a ac­ se halla en "El origen de las especies" de Darwin ( 1 869): "el
tuar, de grado o por fuerza".150 César Tejedor define la moti­ darwinismo permitía borrar la separación radical animal hom
vación como "el conjunto de factores que nos incitan desde bre y hablar tanto de una "inteligencia" animal como de la pro
dentro a la acción" y al hacerlo precisa cómo los procesos re­ sencia de "instintos" en el hombre".153
presentativos o cognitivos (percepción, inteligencia, juicio, ra­
zonamiento) no explican totalmente la acción y ésta es, a ve­ d. La teoría de los instintos.
ces, francamente contradictoria con las ideas.151
La teoría de los instintos como motores fundamentales ilei
Más expresiva parece la definición de "motivo" que da comportamiento halla su planteamiento básico en la "Introduc
Theodoro Newcomb: "estado del organismo en el cual la ener­ ción a la Psicología Social" de W. McDougall (1908).
gía corporal es movilizada y dirigida selectivamente hacia par­
tes del ambiente". En tal concepto se advierten dos partes: una Se reprocha a este autor la noción excesivamente inclusiva
está constituida por las tendencias (los "drives"), "estados cor­ de "instintos", McDougall señala doce (huida, aversión, curio
porales sentidos como inquietud, que impelen a iniciar una ac­ si dad, lucha, auto-rebajamiento, auto-afirmación, crianza de Ion
tividad", esto es la "movilización de energía corporal"; cons­ hijos, reproducción, hambre, gregarismo, adquisición y cons
tituyen la otra parle, las metas, esto es los "estados de cosas
m Theodoro Μ. Neweomb "Manual di· l'ideologia Sočiui", BOCIION Airen, Pudeliu, I ‘J/ 1,
G.A. Miller "Inlrodiici ión Irt I 'n I ri »In g i rt ", Mndrid, Aliiinzti, 1974, pńg, 338. págs. HM 105.
nl Сбнпг Tejedor "Introducción rt Irt lomotin", Mndrid, lds. S.M., 1995, píg 106.
С^пг ľejedor "Inirndueción n In ElltiNOffn" cit., prfg, 330.
250 MARCO A. GONZALEZ HERENDIQUĽ II.IMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 251

trudividad) y otros autores extienden inmoderadamente la nó­ -conducta apetitiva-conducta consumatori» (obtención del in
mina dando así origen a que la noción se califique de "pseudo centivo) -reequilibrio. Tal ciclo supondría en el hombre una ver
concepto", que poco explica, al pretender explicar todo. Ope­ dadera espiral ascendente, dada la exigencia permanente de
raría aquí, dice Davidoff, en 1979, "la facilidad de la magia, de incentivos cada vez mayores o mejores.
la magia verbal".154
f. La teoría del incentivo.
Al criticarse la noción de instinto -en el paralelo animal­
hombre- se señala que en aquél la pulsión lleva ínsita una pau­ En la década del 50, H. F. Harlow critica la tesis de la
la fija de comportamiento de carácter innato, muy diversa a homeostasis que califica de estrecha, por no tener en cuenla
los comportamientos selectivos del ser humano que gráfica­ ciertas motivaciones que no derivan de carencias, v.gr. la con
mente demuestra, v. gr., el instinto gregario. ducta exploratoria de los monos. Antes que Harlow, P.T. Young
plantea una teoría "hedónica" (o de búsqueda del placer) so
lodo ha depender, ciertamente, del contenido que se asig­ bre el comportamiento humano.
ne al concepto y del nombre que a éste se otorgue. Un gran pro­
fesor de Psiquiatría chileno, el Dr. Agustín Téllez, aludía en sus En esta perspectiva, las acciones humanas se ven moliva
clases, brilllanlemente, a los instintos "cósmicos", que llevan das no por lo que organismo necesita, sino por el valor peen
al hombre al conocimiento del mundo ("de allí nace la cien­ liar que asignamos a determinado objeto, derivi* tal valor de
cia"), al goce del mundo ("de allí nace el Arte") y al dominio lo que en sí representa (el comer por el comer del glotón, aun
del mundo (de allí nace la técnica"). que no exista hambre) o del mérito que, en virimi de un apren
dizaje, ha llegado a adquirir el objeto (el manjar apetecido pm
e. La teoría de la homeostasis. el "gourmet", que desprecia al "gourmand").
La noción de "homeostasis" es desarrollada por W. Б. g. Las teorías cognitivas.
(annon en "La sabiduría del cuerpo" (1932). Para este autor,
las motivaciones se conectan con la necesidad que posee el or­ En las teorías cognitivas o "cognoscitivas" reaparece la con
ganismo de restablecer el equilibrio interno, alterado por al­ sideración del hombre como un ser "racional": el conocimien
guna carencia. El origen del concepto se hallaría en la "ley de to dirige al hombre y lo impele a investigar.
la constancia del medio interior" que Claude Bernard a media­
dos del siglo XIX, extrae de un caso particular: la necesaria Tolman subraya el potencial dinámico de nuestras ex pee
constancia de una cantidad de glucosa en la sangre. tativas. Hunt (1965) propone una tesis cognitiva en que la con
ducta humana es regulada y "motivada" mediante procesos
La motivación es-p^dHd^ romo un proceso .de bús- "informáticos" similares a los de los computadores.
ceso, sean estos físicos o psíquicos. Dentro de las teorías cognitivas destacan aquéllas que
enfatizan la necesidad de una "consistencia" entre creencias y
Un más profundo desarrollo de la teoría se halla en Hull conductas lo que llevaría, ante una situación de desarmonia, a
quien, en su tesis conocida como "de la reducción del impul­ modificar las creencias o las conductas o ambas.
so", alude a un ciclo: situación de carencia o deprivación -es­
tado de necesidad- impulso a la acción-estructura regulativa Entre estas teorías se señalan en especial tres. Es una la del
(instintos, hábitos, aprendizajes, procesos de conocimiento) balance (Heider), que enfatiza cómo los individuos hallan pía
ccr en el equilibrio entre lo que creen, la forma en que actúan
y la forma en que otros actúan. En un ejemplo -lo que puede
1,1 1.1, 1)nvidoft "Intrudurrtón л U l’wie ologia", Méxieo, Meciraw-Hill, 1979, pág. 315. indicar las vías de elección de los paros- si a un sujeto agra
252 MARCO A. GONZÁLEZ BERĽND1QUE ELEMENTOS OE CRIMINOLOGIA 253

dan otros dos pero éstos entre sí se repelen, el sujeto se alejará fuerzas o "vectores" que lo llevan a "campos" que le provo
de uno u otro de los primitivamente calificados como afines. can atracción o repulsión.
En una segunda teoría, Osgood y Tannenbaum (1955) pro­ Lewin examina en "Field Theory in Social Science" (W5I)
ponen un modelo de congruencia: una escala desde +3 hasta tanto la frustración por obstáculos como los conflictos por
3, permite medir actitudes hacia seres o cosas y el deseo del "atracción-atracción" y "evitación-evitación" (en que el sujeto
sujeto de aumentar la congruencia cognoscitiva lo llevará a se siente tentado a abandonar el "campo"); "alracción-eviln
cambios actitudinales que satisfagan la necesidad de equili­ ción" (en que habrá conflicto sólo si ambos vectores tienen la
brio.- misma intensidad) y "doble atracción-evitación", en que am
bos campos a la vez atraen y repelen y que sin duda es de Ire
I л teoría más mencionada en este grupo es, la de la diso- cuente encuentro en la realidad y de difícil término satisfacio
nancla cognitiva (L. Festinger, 1957). Este autor da una noción rio.
de elemeniOH cognoscitivos bastante amplia, ya que en ella se
incluyo "cualquier conocimiento, opinión o creencia acerca del i. La teoría de la atribución causal.
medio ambiente, acerca de uno mismo o acerca del comporta­
miento do una persona".156 Para Festinger, se produce disonan­ En el gran marco de las teorías cognitivas ha merecido muy
cia cuando dos elementos cognoscitivos entran en conflicto, si­ fuerte interés en Psicología Social, en los últimos años, la tro
tuación poco placentera que el organismo procura reducir si ría denominada "de la atribución causal". Entre los autores (liu­
es necesario mediante distorsiones de la realidad, cambios la desarrollan se encuentran F. Heider, 11. II. Kelley, A W
cognoscitivos o cambios en la conducta o las opiniones. Kruglanski y, sobre todo, Bernard Weiner. Una monografia im
portante es publicada en 1989 por el autor británico Miles
Id propio Festinger, da una aplicación de su teoría general 1 lowstone.
al mencionar un curioso ejemplo histórico: la falta de realiza­
ción de una catástrofe profetizada por una secta religiosa fue La tesis debe merecer fuerte interés en Criminología por
atribuida por sus adeptos a la fe depositada en los "mensajes" que vincula hechos o conductas del pasado -en la forma en que
celestiales y no al error del líder de la secta. son juzgados por su contenido "causal"- con motivaciones y
hechos o conductas futuras. A un hecho o conducta pasarlos,
h. Kurt Lewin: la "teoría de campo" y el examen de los con su adjetivación de éxito o fracaso le son "'atribuidos" de
conflictos. terminados factores causales, sea por el sujeto protagonista o
por quienes lo observan: tal atribución habrá de intervenir en
Las motivaciones o necesidades -ante los múltiples estímu­ lo que el sujeto se espera haga o afronte y tal "predicción" lija
los existentes- frecuentemente crean conflictos, finamente es­ motivaciones, metas y actitudes hacia el futuro.
tudiados por Kurt Lewin.
Tales "atribuciones" se observarían en los niveles iniraper
Una persona, para este autor, forma, con el sector del mun­ sonal, interpersonal, intergrupal y societal. El contenido de lu
do en que transcurre, vive y siente (ambiente psicológico) un turo de la tesis se advierte claramente desde el título de un rn
espacio vital, y al surgir necesidades o deseos, experimenta sayo de Bernard Weiner y Tchia Litman-Adizes: "Un a md ÍH h
atribucional, con valor de expectativa, del desamparo .»pren
dido y la depresión".
José Miguel Su luzar, Maritza Montero, CnrloH Muñoz C. Euclides Sánchez, Eduardo
Snntoro, Julio ľ. Villegan "ľnU olokin Soi'irtl", México, Editorai Trillas, 1980, págs.
172-173.
Al examinarse la forma en que se percibe y la lm idem ia
,M- 1. Λ, Pesi ingei "Theory ol < ohnili vo 1 >1 mu mance", Illinois, Row, Peterson, Evanston, de esta peculiar forma de percibir en las motivaciones y la uni
1957, páK 3. ducta, los autores señalan varios tipos de causas alriluiielan
254 MARCO Λ. GONZÁLRZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINO1.o(:1A 255

Kelley señala dos tipos de causas: externas, es decir aqué­ Weiner у Litman-Adizes, en el otorga mien lo de la li ber hui con
llas que se hallan en el ambiente e internas, que dependen de dicional jugarán grandemente los juicios atributivos que reali
las características del sujeto (1967). cen los miembros del tribunal de "parole". Si se estima que el
delito fue cometido básicamente por rasgos de personalidad
Kruglanski estima más adecuado aludir a causas endóge­ del sujeto (locus interno, estabilidad v escasa controlabilidil)
nas y exógenas: el matiz apela a medios y fines, ya que las se negará con frecuencia el beneficio por estimarse que el su
endógenas se vinculan con las situaciones en que la acción im­ jeto es un "mal riesgo de libertad condicional". Si se concluye,
plica un fin en sí mismo, mientras en las exógenas la acción es en cambio, que primaron causas ambientales y que éstas me
mirada como medio para un fin posterior. juraron (locus externo, variabilidad y controlabilidad), el pos
luíante será mirado como un "buen riesgo en libertad coiul i
"Un aspecto importante en el mecanismo de atribución lo čionai", otorgándose el beneficio.
connfiluye la asignación de causas entre actores y observado-
ген. I.N actores tienden a atribuir más a las causas externas, Si consideramos que "la predicción de la conducta dein· ba
mlentraN que los observadores enfatizan en las internas". "La нагие en el significado subjetivo de las causas para el indivi
nlribución de éxito o fracaso muestra un mecanismo similar. duo"154, la teoría se advierte sin duda optimista. Si la terapia
I .os sujetos tienden a considerarse más responsables de los éxi­ se aplica a las posibilidades de cambio en algunas de las di
tos que de los fracasos. Estos últimos se atribuyen a factores mensiones, sin duda mejorarán las expectativas de éxito y la
externos (mala suerte, dificultad en la tarea, etc.). Una inter­ corrección de la conducta. Puede pensarse, al respecto, que ante
pretación posible es suponer la existencia de un mecanismo de determinado problema -necesidad económica, perdida de un
"defensa del yo" o de mantenimiento de la autoimagen".157 empleo, etc.- surgirán muchas "respuestas diferenciales" y 110
éstas, en gran medida, serán determinadas por los juicios o atri
Más fina es la taxonomía tri-dimensional de Weiner, que buciones causales que el sujeto formule y por las expeclativ.n
considera el locus de causalidad, la estabilidad y la controla- que aplique a sus posibles futuros. Es oportuno recordar en esti1
bilidad de las causas. "La habilidad, el esfuerzo, el humor y aspecto varias teorías criminológicas, cuales la "hrustración
la paciencia, por ejemplo, son propiedades internas de la per­ agresión", las "oportunidades diferenciales" y las "técnicas de
sona, mientras que la dificultad de la tarea, la suerte y los erro­ neutralización".
res del profesor son causas externas o ambientales". "La habi­
lidad, la dificultad de una tarea y la paciencia es probable que j. Abraham Maslow y la Psicología Humanista.
se perciban como relativamente fijas,‘mientras la suerte, el es­
fuerzo y el humor son más inestables". "Algunas causas tales Un importante aporte a la Psicologia de las motivaciones,
como un esfuerzo o el error de un profesor o un supervisor es у por ende a la comprensión de la conducta, es el que entrega
probable que se perciban como controlables, mientras que por la Psicología "Humanista", en que destacan los nombres de ( i.
ejemplo la habilidad, el humor o la dificultad de la tarea son W. Allport y, sobre todo, Abraham Maslow ( 1908-197(0·
causas que escapan al control".158
Maslow -calificado por algunos como el más grande psico
Tales dimensiones contribuirían a fijar las expectativas de logo americano después de William James- avanza en HUH obras
éxito o fracaso según los juicios que actores u observadores rea­ hasta la Filosofía y la Etica. De sus obras cabe desi аса r "Keli
licen al formular las atribuciones. En una ilustración dada por giones, valores y experiencias cumbre", "I lacia una l‘nicolov,in
del Ser", "'Motivación y personalidad" y su obra postuma, i on
,vliduardo Suniuro "HdvpIiťiůii hovini”, <·η | nur Miguel Salazar y otros, op.cit-, nuestra
nohí 155, pág. 104.
”* Bernard Weiner, Trhiri I.Hinan Α<Η/ρ· " Ли AltrlbnHonnl, Expectancy-Value Analy- nu Mili'H Ilewsfone "I.H nlriburión causnl. Del proreni ιομ,ιιΙΗνο <i Ни <нччн1<|и
м1н ol l.enrnml I IrlpIrhNiu’hh nud I >ľ|iit<NNÍoii'' no pAgM, 36 у 3K. ťoliH'LivH«”, Bnreelonn, Hd. rnidÓH, 1942, ρΛμ. 62
256 MARCO Λ. GONZALEZ BERENDIQUE IEI.IIMINTOS DI! CRIMINOLOGIA 257

junto de ensayos publicados bajo el nombre "La personalidad En un nivel superior, para Maslow, aparece la necesidad dr
creadora" (1971). auto-realización: ella responde no a una carencia, sino a un
imperativo de crecimiento, la auto-realización apunta a meta-
1 Maslow expresa que "en la actualidad la psicología está di­ valores, a meta- motivaciones.
vidida y desgarrada y se podría decir que, de hecho existen tres
(o más) ciencias o grupos de científicos aislados e incomuni­ Para Allport y Maslow, las necesidades de crecimiento po
cados entre sí. En primer lugar, está la gómente conductista, seen "autonomía funcional": el hombre auto-realizado puede
ib leti vista, mecanicista y positivista. En segundo lugar, el en- sopo r tar s in sufr imien tola a u senci a d e sa t i s f a cc i ó n de a 1 g uim
ambre de Psicologías"que se originaron con Freud y el psicoa- necesidades de carencia, v. gr. la de seguridad o de éxito а д»
lálisis. Y, en tercer lugar, las psicologíashumanistas o la de­ conocimiento. -
nominada "Tercera Fuerza", la confluencia en una sola filo-
«ofía de varios grupos escindidos". Declara, luego, que en Se cita como ejemplo de la diferencia entre las necesidades
mombre ili' esta tercera psicología quiere hablar y dice que ella por carencia y las de crecimiento el preciso caso tlel amor,
"abarca a la primera y a la segunda... lo que contribuye a evi­ Cuando éste se presenta por deficit, se trata simplemente en
las palabras de Maslow- de "un vacío que hay que llenar" que,
tar la tendencia inmadura, dicotòmica y bivalente de ser, por satisfecho, pierde capacidad o energía motivadora, por no re
ejemplo, freudiano o anti-freudiano". Concluye: "Soy freudia­ quérir ya nada más. El otro amor, en cambio, que el aulor lia
no y soy conductista y soy humanista; de hecho, estoy traba­ ma amor-del ser del otro, amor altruista, nunca se sacia y lien
jando también en lo que muy bien podría denominarse una de siempre a crecer. "El estudio clínico de las personas man
cuarta psicología de la trascendencia".160 sanas, aquéllas que han visto saciadas sus necesidades итого
sas, muestra que, aunque tienen menos necesidades de recibir
Su pensamiento holístico lo lleva a criticar a algunos psi­ amor están mucho más dispuestas a proporcionarlo, lini esle
cólogos humanistas que se consideran como opuestos al sentido, son personas más amantes".162
conductismo y al psicoanálisis, "en lugar de incluir estas
psicologías en una estructura más amplia de orden supe- Las necesidades, en la forma propuesta por el autor, se ha
rÍor",1Ď1 lian Ínter-relacionadas y adoptan, cual se ha visto, un orden je
rárquico, ascendente.
Maslow propone una jerarquía de necesidades. En primer
lugar se hallan las necesidades deficitarias, que indican caren­ El camino hacia la auto-realización permite captar el opli
cias del sujeto: tras las necesidades fisiológicas (hambre, sed, mismo de Maslow: "Esta naturaleza interna... no parece ser in
sueño), surgen en segundo término las necesidades psíquicas, trínseca, primordial o necesariamente perversa. Las necosil
que permiten al sujeto "sentirse sano". Son estas últimas la de des básicas (vida, inmunidad y seguridad, pertenencia y oléelo,
seguridad, la de amor y pertenencia, la de estima (auto-esti­ respeto y autorrespeto, aulorealizacíón), las emociones huma
ma, reconocimiento). Por lo general, existiría cierta secuencia ñas básicas y las potencialidades humanas básicas son, según
entre las necesidades anteriores, sin perjuicio de que a veces todas las apariencias, neutrales, premora les o pouilivamenle
se altere el orden de aparición: el hombre podria quedar "an­ buenas. El ansia de destrucción, el sadismo, la crueldad, la ma
clado" en un nivel si la carencia no es satisfecha, aunque pue­ licia, etc., parecen hasta ahora no ser de naturaleza intrínseca,
de surguir la siguiente sin total saciedad del deseo. •* sino más bien reacciones violentas contra la I rusi raí ion de
nuestras necesidades intrínsecas, emociones y polenelalielaclemn
La ira no es mala en sí misma, como tampoco lo son rl miedo,
•*11 Ahľťduim Manlow "1. peí hitttrt I hl rtJ i 1edilorn", liareolnna, Kairós, 1492, рЛцн. 21
2?. lnJ Ahmimin ΜηκΙονν "ľl lunnhrc nulo n*n I i z n 11 u II dilu nim Pulluliteli» 4>Ί «IH
int Mitulo» Ihldriii larcelona, Kalrón, (970,
258 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOM DE CRIMINOLOGÍA 254

In pereza o incluso la ignorancia. Naturalmente estas cosas pue­ "desacralización" se refiere al empobrecimiento do nuestra vidu
dan llevar -y de hecho llevan- al mal comportamiento, pero no mediante el rechazo a tratar cualquier cosa con una seriedad e
necesariamente. La naturaleza humana no es, ni mucho menos, interés profundos. Hoy en día son pocos los símbolos religio
tan mala como se creía ... Puesto que esta naturaleza interna sos o culturales a los que se presta el cuidado y respeto de que
es buena o neutral y no mala, es mucho más conveniente sa­ alguna vez gozaron. El "complejo de Jónás" se refiere a un re
carla a luz y cultivarla.163 chazo a tratar de darnos cuenta de nuestras capacidades tola
les. Así como Jónás se esforzó para evitar las responsabilida
En el estudio de la auto-realización, Maslow fue alentado des de hacerse profeta, así también mucha gente teme utilizar
por la vida y obra de dos maestros suyos que admirara pro­ su capacidad hasta el máximo; prefiere la seguridad de los lo
fundamente: Ruth Benedict y Max Wertheimer. En ellos perci­ gros de nivel promedio que no sean exigentes, en oposición a
bía buen número de los rasgos que menciona como caracterís- las metas verdaderamente ambiciosas que la obligaría a
Пеан de los auto-realizadores: mejor percepción de la realidad. proyectarse totalmente.164 En dos ejemplos de ello, se mencio
necpi ación det sí, de los demás y de la naturaleza, espontanei­ na a los alumnos que se contentan con "aprobar" el curso con
dad, concentracióñ en el problema y no egocentrismo, autono- la nota mínima y a las mujeres que ven, en el ejercicio de una
ml, capacidad parFręlaclones interpersonales profundas, crea- profesión, una pérdida de femineidad.
íTvidad, mayor facilidad para las experiencias cumbres
virtu i?I es momentos de^xtasis ante sentimientos intensos de La no satisfacción de las necesidades inferiores da origen
amor o goce de la belleza- o de meseta, experiencias más esta­ a quejas, también de diferentes niveles: es más alto el nivel do
bles y duraderas que las anteriores y que suponen formas "más reclamo contra la falta de reconocimiento o la solidaridad <1**1
nuevas y profundas de ver y experimentar el mundo"/.
grupo que la queja ante la insatisfacción de las necesidades ba
En el desarrollo psíquico, que supone avance hacia la sa­ sicas de seguridad.
ti sí acción de las necesidades "superiores", el sujeto común
debe haber superado las necesidades de carencia: las priva­ La no satisfacción de las necesidades superiores -mela-ne-
ciones fisiológicas, la inseguridad y la falta de auto-estima en cesidades- da origen en cambio a meta-quejas. Seria un buen
la infancia, pueden ejercer influencia perturbadora durante indicador de normalidad la búsqueda de perfección, justicia,
toda la vida. verdad y belleza, verdaderos meta-valores.

La motivación para el desarrollo, en todo caso, es más dé­ Estos conceptos de Maslow poseen riqueza tanto analítica
bil que la de la parte inferior de la pirámide y debe afrontar como normativa. En el ser humano se advierte, para el autor,
múltiples obstáculos. Se hallan entre éstos la influencia nega­ no sólo una motivación hacia el encuentro do cosas o seres que
tiva de las pasadas experiencias, los hábitos inadecuados (v. satisfagan sus carencias, sino una motivación hacia el crecí
gr. el alcohol o las drogas) que afectan la eficiencia, las presio­ miento, la búsqueda de plenitud y la identidad global. El hom
nes de grupo y la propaganda social, que limitan la autono­ bre auto-realizado presenta una serie de características positi
mía, reducen el juicio propio o distorsionan las realidades bio­ vas: percibe bien la realidad, se halla abierto a las experiencias,
lógicas (v.gr. el anatema a. los instintos, que serían "esen­
cialmente buenos") y, por último, los propios mecanismos de es espontáneo y expresivo, es autónomo e independiente, orí
defensa del Yo, que distorsionan la realidad. ginai y creativo, exhibe un buen código moral, lieni* g ran са
pacidad de amar y es apto para trabar relaciones intri ppi
Al listado habitual de los mecanismos de defensa, Maslow sona les profundas.
agrega dos, la "desacralización" y el "complejo de Jónás". La
IM Jumen Endimnn, Robert Нгпцег "Tenrínndelnpernonniilail",Mdsle, Ilm In t Im IHM
lnt Manlow "El lurmbru uuhi taalisadu " til рЙЦ* 24 ЛИ. At Row Iintinonmerieana, I47*J, pág ,163.
260 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS PE CRIMINOLOGÍA 261

La Psicología Humanista se advierte plena de contenidos La "logoterapia", como tercera escuela de Viena, opone In
valóricos y de allí sus muy fundadas críticas a instrumentos voluntad de sentido a la voluntad de placer subrayada por
sociales a veces bastante vacíos en contenidos "de crecimien- Freud y a la voluntad de poder de la Psicología de Adler,
lo". Maslow escribe así que "nuestra educación convencional
parece bastante enfermad "la información sin la comprensión Las dos escuelas anteriores -Freud, Adler- procurarían, se
humana es como una respuesta sin pregunta, carece de signi­ gún Frankl, dar al individuo un equilibrio interno -lillu, Yo,
ficado...", "Educación significa aprender a crecer y en qué di­ Super-Yo, sentimiento de inferioridad versus uno de superio
rección, aprender lo que es bueno y lo que es malo, lo que es ridad- es decir un estado libre de tensiones. Ello no le parece
deseable e indeseable, aprender qué hay que escoger y qué una imagen verdadera del hombre porque ser humano "signi
по..."|М fica siempre tratar de alcanzar más allá de uno mismo -algo
distinto de uno mismo-, alcanzar algo o alguien: un sentido al
Todo elki implica abrir enormente el territorio de la "anor- cual completar u otro ser humano a quien amar. En oirás pa
malidacl social" y el continente de las frustraciones, que no labras, ser humano siempre significa trascender de uno mis­
pueden limilarse a la insatisfacción de las necesidades de ca­ mo... Después de todo, el autotrascender constituye la esen­
rencia. cia del existir".167 Este alcanzar "algo o alguien" como HÍg
nificado del existir sin duda puede crear un desequilibrio in
lisios conceptos sin duda contribuyen a una mejor com­ terno no deseado por Freud o por Adler pero, cual responde
prensión de la conducta lícita y del comportamiento desviado. Frankl , "lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin
En éste, en una enorme cantidad de casos se hallará una fuer­ tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta quo le mere/ca
te ausencia de los "meta-valores", sea porque el individuo se la pena. Lo que precisa no es eliminar la tensión a Ioda cosia,
negó a crecer o porque los inadecuados instrumentos sociales sino sentir la llamada de un sentido potencial que esta ospo
no estimularon sus reales capacidades. rando a que él lo cumpla. Lo que el hombre necesita no es la
"homeostasis", sino lo que yo llamo la "noodinámica", es de
k. Viktor E. Frankl y la "logoterapia". cir la dinámica espiritual dentro de un campo de lension
bipolar en el cual un polo viene representado por'el significa
Viktor Emil Frankl (1905-1995), es el fundador de la llama­ do que debe cumplirse y el otro polo por el hombre que debe
da "tercera escuela de Viena": su "logoterapia" -curación me­ cumplirlo".168
diante hallazgo de significado en la existencia- implica mucho
más que un método terapéutico, toda vez que sus postulados La inexistencia de un sentido de la vida daría origen, en el
generales contribuyen a la comprensión de fenómenos diver­ pensamiento de Frankl, al "vacío existencia!", que la sociedad
sos de la neurosis, cuales el suicidio, el comportamiento vio­ de consumo crea en innumerables seres y que contribuye, gran
lento, la dependencia de drogas e incluso diversos tipos de de­ demente a la depresión, al suicidio, al uso de drogas y que не
lito. advierte, por ejemplo, en lo que el psiquiatra califica como
"neurosis de domingo".
Frankl es autor de numerosas obras, de las cuales cabe ci­
tar en "El hombre en busca de sentido", calificada por Gordon En las palabras del autor austríaco incluso el su Íri mieni o
W. Allport como "precisa introducción al movimiento psicoló­ puede adquirir un sentido. La tesis es ilustrada no solo con
gico más importante de nuestro liempo".16 anécdotas de la clínica -v. gr. la madre de nueve ñiños rxler
minados en las cámaras de gases, a cargo de un orfeliitto en
lnz Viktor E. ľriinkl "Coníerimein en el Novene Congreno Iniernitr’lonni ile In < rtinitin.
Ab ni bum Mnu l uw "In pet hoon lid ad i t cadern" ril,, prtgH. 207, 208, 21 fi, 217.
ιβΛ Viktor ľ Urank I "lil luunbie io< lun»· л ilt* nentidlo", Inreolonn, Editorial J lorder, 1489, PťirÍH, Septiembre de 1986.
Prillarlo dr ( o o don W Λ lipui I. р4ц lil V.li. branki op.cíl., prtu«. 104-105.
262 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS OĽ CRIMINOLOGÍA 263

Israel· sino con las propias experiencias y observaciones de La búsqueda dcl sentido dc la vida -expresa Frankl- ен umi
Franki en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau. fuerza primaria y no una racionalización secundaria de impui
sos instintivos: rechaza así la tesis de algunos -los sentidos y
En tales siniestros recintos nazis, Frankl experimenta, al principios no serían otra cosa que "mecanismos de defensa" y
igual que sus compañeros, hambre, frío, azotes, miedo, insul­ "formaciones y sublimaciones de las reacciones" -y expresa:
tos y humillación. No obstante, en su "huida hacia el interior" "yo no quisiera vivir simplemente por obra de mis mecanis
advierte que al hombre puede arrebatársele todo, salvo "la úl­ mos de defensa ni estaría dispuesto a morir por mis formaclo
tima de las-libertades humanas -la elección de la actitud per­ nes de las reacciones".173 En todo caso, los principios morales
sonal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su pro­ no "impulsarían" a determinada conducta, como los llamados
pio camino".164 Ante la crueldad extrema, procedía o "con­ instintos básicos: más bien "tirarían" de él, ya que ante las me
vertirse en prisionero" o mantener la dignidad humana, como tas finales el hombre conservaría siempre su libertad para
fruto de una decisión libre. A un hombre, en circunstancias nor­ "cumplir un sentido potencial o bien para perderlo".174
males, le son posibles una vida creadora, activa y una pasiva, En tal enfatización de la libertad decisoria, Frankl censura
de simple goce, en que la plenitud puede alcanzarse a través el "pandeterminismo" freudiano: el hombre, al no hallarse lo
de la belleza encontrada en el medio natural o en el arte. En el talmente condicionado o "determinado", siempre tendra capa
campo de concentración -privados todos al parecer de la crea­ cidad para decidir cual será su existencia, es decir podra, en
tividad y del goce- algunos podían, sin embargo, extasiarse todo caso, "determinarse a sí mismo", lo que abre enormei non
ante un crepúsculo. Cual escribe: "todos los aspectos de la vida te la posibilidad de cambios.
son igualmente significativos, de modo que el sufrimiento tie­
ne que serlo también";169 170 "por doquier, el hombre se enfrenta Aparece importante, en los planteamientos de Frankl·
a su destino y tiene siempre oportunidad de conseguir algo por discrepancia-СРП Abraham 'LH mneopln Це
vía del sufrimiento".171 "autorrealización^como meta del esfuerzo humano, lal pro
posición le parece "narcisista", toda vez que prescinde de Lt
Frankl ha reafirmado los anteriores conceptos en sus otros trascendencia conexa al dedicarse a una causa superior a no
sotros о a una persona diferente: la auto-realización podría о
libros, en ensayos y en conferencias: en Dachau y Auschwitz debería- alcanzarse como efecto secundario, como resullanle a
los prisioneros con mayor capacidad de sobrevivir eran "los Jravés de un rodeo, mas no percibirse como meta en si. ,
que tenían una perspectiva de sentido por desarrollar en el fu­
turo". Lo mismo ocurriría con la felicidad, que no debe perse
guir se y que puede surgir como efecto -no buscado de Li de
Otro concepto reiterado muchas veces en su obra es el ne­ yoción a una causa o a una persona.
cesario correlato libertad-responsabilidad: esta última nos im­
pone el sentimiento de estar "a cargo del desarrollo del senti­ Otra idea importante, en los planteamientos de Frankl, es
do personal, único y exclusivo de nuestra propia vida... es lo su crítica a un sistema educativo excesivamente indlulgenle; ni
que nos ayuda a sobrevivir, y es la única posibilidad de / padres ni profesores se atreverían en la actualidad, a en Iren
liberarnos de la sensación de falta de sentido, de salir del va tar a los jóvenes con valores, ideales o ideas orientadloran poi
cío existencial".172 v temor de producir "tensiones en sus sistemas psicológicos"
Cual expresa Frankl en una entrevista: esta "ospecie de lenuion
entre la realidad y el estado ideal de las cosas он ex»u lamente
169
170
Frankl -op.eit., pÁg. fi4. lo que la gente joven necesita. Los jóvenes n0cruilan esa leu
Ibidem, pág. 70.
171 Ibidem, pág 71,
177 EnlrevÍMbt ti Viktor Prunki de |rthin· Anhiiif/ "El mensnje de In logoterapia", El 171 Viktor Franki op.ťll,, рЛ^. 94.
Mercurio, 23 de Novicmine de (UHn t7‘ Viktor Irankl tipil! , рАц. 100.
264 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 265

sjön entre lo que laș cosas sort y lo que deberían ser... con esta CAPITULO V
èxéÔHlVfl indulgencia los íóvénes' se ven sumidos"en el vacío
existencial".1" ~ ‘ LA ORIENTACION SOCIOLOGICA
EN CRIMINOLOGIA
No procede aquí aludir a las estrategias terapéuticas de la
logoterapia, de efecto mucho más duradero -al decir de Frankl-
que las del psicoanálisis. 1. INTRODUCCION.
Sólo cabe terminar este reseña con algunas de las pala­ Las teorías de orientación sociológica en Criminología en
bras finales de "El hombre en busca de sentido". .Al enfatizar mayor o menor grado acentúan la importancia de los factores
Franki como el hombre debe decidir, para bien o para mal, cual y procesos sociales en la génesis del delito y minusvaloran los
será "el monumento de su existencia" está en lo cierto al pro­ componentes biológicos y psíquicos de la conducía. Jal forma
pugnai· una psicología y una psiquiatría "rehumanizadas", en de categorizar supone por cierto apelar a los aspectos cardi­
que la mente no se reduzca al nivel de simple mecanismo. Al nales de determinada posición teórica y descubrir -en los pos
recordar las dolorosas experiencias de Auschwitz y Dachau, tulados de compromiso- cuáles y de qué naturaleza son los lac
acola el aulor que "mientras algunos de nuestros camaradas tores o procesos enfatizados.
actuaban como cerdos otros se comportaban como santos" y
enfatiza que "el_hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de En muchas teorías surgidas en este siglo os fácil at įvertu
sus decisiones "yqo^e šus condiciones depende cuálde ellas la polaridad sociológica, a veces perceptible en las propias pa
semanifies 1с".|7У/ ” ' * labras del autor: es el caso de la "asociación lilerene ial" de
Sutherland, v. gr.
El matiz no es tan claro, en cambio, en las proposiciones
multi-factoriales, en que pueden percibirse:
a. posiciones más o menos eclécticas, a veces combinadas
con un enfoque tipológico que pretende ordenar los laclo res
biológicos, psíquicos y sociales;
b. posiciones sólo aparentemente eclécticas, en que subyace
polarización hacia uno de los tres extremos. Es el caso, v. gr., de
los autores reunidos en la escuela positiva italiana. Si bien se al ri
buye a Ferri la calidad de precursor de la multi-factorialidad, lue
él quien concibió el nombre de "delincuente na lo" y, pese a las
discrepancias entre los autores italianos, domina en ellos, como
escuela, un fuerte determinismo biológico.
Más riesgoso parece polarizar hacia uno de los 1res cxlrc
mos teorías surgidas en la segunda mitad del presente siglo
La creciente complejidad de ciertos sistemas teóricos y vi avan
ce hacia una integración conceptual, ya precisado, loman dili
cil calificar ciertos enunciados doctrinarios como "sociologii on"
o "psicológicos". La exposición que sigue permi H ra vri lanio
lintrev int л n Viktor ľmukl <(<* imtu \'l i la influencia que ciertas teorías ejercen en otras ponleriorem,
|Уп Vlkloľ Prunki "lil nenlidn Je In viila" <11 t pAjț. 12H, como In evolución hacia una Criminología Inlegrativa
264 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 265

sión entre lo que las cosas son y lo que deberían ser... con esta CAPITULO V
excêSlVâ indulgencia los jóvenes se ven sumidos" en el vacio
existencia!".1 " LA ORIENTACION SOCIOLOGICA
EN CRIMINOLOGIA
No procede aquí aludir a las estrategias terapéuticas de la
logoterapia, de efecto mucho más duradero -al decir de Frankl-
que las del psicoanálisis. 1. INTRODUCCION.
Sólo cabe terminar este reseña con algunas de las pala­ Las teorías de orientación sociológica en Criminología en
bras finales de "El hombre en busca de sentido". .Al enfatizar mayor o menor grado acentúan la importancia de los factores
Frankl como el hombre debe decidir, para bien o para mal, cual y procesos sociales en la génesis del delito y minusvaloran los
será "el monumento de su existencia" está en lo cierto al pro­ componentes biológicos y psíquicos de la conducta. Tal forma
pugnar una psicología y una psiquiatría "rehumanizadas", en de categorizar supone por cierto apelar a los aspectos cardi­
que la mente no se reduzca al nivel de simple mecanismo. Al nales de determinada posición teórica y descubrir -en los pos­
recordar las dolorosas experiencias de Auschwitz y Dachau, tulados de compromiso- cuáles y de qué naturaleza son los fac­
acota el autor que "mientras algunos de nuestros camaradas tores o procesos enfatizados.
actuaban como cerdos otros se comportaban como santos" y
enfatiza que "elJiombre tiene dentro de sí ambas potencias; de En muchas teorías surgidas en este siglo es fácil advertir
sus decisiones'Vno de sus condiciones depende cuál ellas^ la polaridad sociológica, a veces perceptible en las propias pa­
se manifieste".17У/ ' ' ” ' ....... ’ labras del autor: es el caso de la "asociación diferencial" de
Sutherland, v. gr.
El matiz no es tan claro, en cambio, en las proposiciones
multi-factoriales, en que pueden percibirse:
a. posiciones más o menos eclécticas, a veces combinadas
con un enfoque tipológico que pretende ordenar los factores
biológicos, psíquicos y sociales;
b. posiciones sólo aparentemente eclécticas, en que subyace
polarización hacia uno de los tres extremos. Es el caso, v. gr., de
los autores reunidos en la escuela positiva italiana. Si bien se atri­
buye a Ferri la calidad de precursor de la multi-factorialidad, fué
él quien concibió el nombre de "delincuente nato" y, pese a las
discrepancias entre los autores italianos, domina en ellos, como
escuela, un fuerte determinismo biológico.
Más riesgoso parece polarizar hacia uno de los tres extre­
mos teorías surgidas en la segunda mitad del presente siglo.
La creciente complejidad de ciertos sistemas teóricos y el nvan
ce hacia una integración conceptual, ya precisado, tornan difi
cil calificar ciertos enunciados doctrinarios como "sociológico«"
o "psicológicos". La exposición que sigue permitirá ver tanto
Hntrevlaia л Viktor Кгипк! dø IIDIA 172 la influencia que ciertas teorías ejercen en otras posteriore»,
1/1 Vikler ľrrtiikl "Kl søntide dø In vidn" til,, pAg. 12H, como la evolución hada una Criminología Integrativa.
266 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 267

Debe tenerse presente en la exposición que continúa, lo ya "organización social diferencial". Ello hace algo discutible que
dicho en nuestros "Conceptos Generales" a propósito de nive­ García-Pablos en su "Manual de Criminología" (1989), consi­
les de análisis. Sutherland postula dos teorías: la "asociación dere separadamente "teorías sub-culturales" y "teorías del
diferencial" aplicable al hecho ideográfico de un delito indivi­ aprendizaje" y que la misma teoría (v. gr. la de Cloward y
dual, la "organización diferencial de grupo", en relación con Ohlin) sea examinada en dos capítulos.
el hecho nomotético de la criminalidad. La tesis de la "anomia" 2. ALGUNAS HIPOTESIS “SOCIO-CRIMINOGENE-
de Merton se vincula también con un hecho colectivo y su ex­ TICAS" DEL PASADO.
tensión al caso individual corresponde a Leo Srole.
Cual se expresó en la reseña histórica, en épocas diversas,
El orden de exposición de las teorías es sólo relativamente algunas remotas, surgieron postulados teóricos que, en una u
cronológico, toda vez que, en algunos casos, se advierten fuer­ otra forma, subrayaron la fuerte incidencia en el delito de los
tes conexiones entre los desarrollos conceptuales del siglo XX factores ambientales.
y bases planteadas hace casi cien años: parece necesario vin­
cular a Sutherland con Tarde, a Merton con Durkheim, a Procedería recordar, a este respecto, a Erasmo de Rotterdam,
Bonger con Colajanni y puede así estimarse lógico romper un que alude a la pobreza; a René Descartes que pondera los pro
rígido esquema cronológico y pesquisar la evolución del apren­ blemas económicos; a Tomás Moro que se conduele del desem
dizaje, del funcionalismo y de la posición socialista en una evo­ pleo y critica la fría extensión de ciertas actividades económicas;
lución conceptual. a Beccaria que condena la falta de ilustración del pueblo; a
Voltaire que atribuye los hurtos y robos a la pobreza; a Rousseau,
Lo anterior tampoco es muy fácil, dada la multiplicidad de para quien "la miseria es la madre de los grandes delitos".
teorías y el entrecruzamiento de bases de fund amentación, cir­
cunstancia que da origen a que cada autor, en forma más o me­ Tales proposiciones no pueden, en puridad, ser calificadas
nos discutible, elija una pauta propia de clasificación. como teorías criminológicas.
Mannheim, asi, distingue entre teorías con y sin "orientación Los postulados, en efecto, son demasiado generales: el delito,
de clase". Entre las "class-oriented theories" ubica la anomia, la in específicamente, es percibido como uno de tantos "males" so=
teoría sub-cultural de Cohen y la tesis de las oportunidades dife­ cíales y el problema criminal se sobre-simplifica. Delito y crimi­
renciales de Cloward y Ohlin; su capítulo empieza con breve re­ nalidad son fenómenos perceptiblemente complejos y de natura­
ferencia a Marx y Engels. Teorías sin tal orientación serían la te­ leza a la vez real y conceptual. Escapan así a una tentativa de
sis ecológica de Shaw y Mc Kay y el conflicto de culturas de Sellin. explicación general y unilateral, que apele sólo a un grupo de he­
Por "orientación de clase" el autor inglés entiende énfasis en "ras­ chos sociales que en sí son multivocos, es decir productores de
gos característicos de las diferentes clases sociales", "conflictos diversos resultados. Puede recordarse que no todos los pobres,
existentes entre éstas" y "subculturas creadas por ellos". El cri­ los cesantes y los ignaros cometen delitos, que no siempre las
terio de Mannheim armoniza difícilmente las discrepancias en­ crisis económicas provocan aumento de la criminalidad visi
tre funcionalismo y tesis socialista. ble y que en ocasiones, en cambio, la prosperidad parece "de
terminar" aumento en las tasas de conducta desviada.
Diversos textos mencionan en capítulos diversos las teorías
"de la tensión estructural" y las de la "transmisión cultural": es 3. LA "ESTADISTICA MORAL". LA ESCUELA CAR­
el caso de "America's Crime Problem" de Joseph F. Sheley (1985).
Surgidas ambas en Estados Unidos y representadas en sus oríge­ TOGRAFICA FRANCO-BELGA.
nes por Merton y la escuela de Chicago de Henry Mc Kay, evolu­ Cual se expresó precedentemente, destacan en esta escuela
cionarían por cauces algo diversos. No obstante, la exposición que el francés Gucrry y el belga Quetelet.
sigue indicará que la teoría de las oportunidades diferenciales re­
presenta un compromiso entre funcionalismo y transmisión cul­ Λ Quetelet, malemátieo y sociólogo, corresponde el diseño
tural y cómo de In escuela de Chicago surgen bases para el con­ de la esladíntlen como método científico y In introducción en
flicto de culturas, Ins sub-culturas, el aprendizaje e incluso la su palrin de Ins eslndísHcns descriptivas.
268 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 269

Al incluirse en tales estadísticas el fenómeno delito, algunos c) razón 6:1 en las relaciones entre sexo y delito;
estudiosos tratan de dar explicación o sentido a las cifras, de pre­
cisar la forma en que ellas se distribuyen según los diversos de­ d) peculiares distribuciones de delitos según edad (juven­
partamentos o zonas del país y de relacionar las tasas con algu­ tud, madurez, vejez).
nas variables tales como sexo, edad, instrucción, etc.
Quetelet tampoco manifestó fuerte interés por el delito
Destacan en la estadística criminal, como "método estáti­ como fenómeno individual y, al examinar el aspecto nomotético
co", los dos autores ya mencionados. del fenómeno, infra-estimó el componente psíquico. Para él, las
múltiples diferencias entre los seres se neutralizarían unas a
A. Μ. Guerry crea la expresión "Estadística Moral" realiza otras en el ámbito estadístico. Este en el fondo respondería a
los primeros mapas de criminalidad en Europa y busca reía-' la "curva de Gauss", con un 70% en la zona media y peque­
ciones entre tasas y clima, densidad de población, ignorancia, ños extremos en que se hallarían genios, débiles mentales y su­
industrialización. jetos con "penchant au crime". Las distribuciones de las tasas,
así, se vincularían simplemente con "el hombre medio".
De sus conclusiones cabe destacar:
En el ámbito metodológico, el legado de estos autores es
a) sorprendente regularidad en las tasas criminales, año a sin duda de la mayor importancia.
año;
En el ámbito conceptual, caben muchas discrepancias. Ellas
b) en las regiones septentrionales y en el invierno, predo­ pueden traducirse en las siguientes reservas:
minio de hurtos; en las regiones meridionales y en verano, pre­
dominio de delitos contra las personas; a) análisis de períodos breves, que explica la presunta re­
gularidad de las tasas;
c) rechazo de la pobreza como causa del crimen, que se co­
necta más bien con la forma de distribución de los bienes y las b) débil fundamento de las "leyes", merecedoras de amplia
oportunidades de acceder a éstos; controversia;
d) rechazo a la incultura como factor generador de crimi­ c) extensión impropia a la criminogenesis individual de una
nalidad, en términos generales: el departamento de mayor ni­ posibilidad estadística en la criminalidad como fenómeno do
vel cultural aparecía como el de mayor índice de delitos; masa;

e) necesidad de referir las estadísticas "a una dada catego­ d) en la consideración de la probabilidad estadística, intro-
ría de individuos tomados como masa y no a los sujetos". dución de un elemento de valor fuera de lugar, al denominar
"elemento moral" su célebre "penchant au crime".
L. Adolphe Quetelet (1796-1874) busca también, en diversas
obras publicadas entre 1831 y 1848, alguna explicación de las ta­ 4. LA "ESTADISTICA MORAL DINAMICA".
sas mayores o menores. De sus hallazgos deben destacarse:
Algunos "queteletistas a medias" (Mczger) llegaron más
a) asombrosas regularidad, constancia y similitud con que lejos que los autores recién mencionados en la búsqueda do "lo
los delitos se cometen en el lapso 1826-1831; yes" ue la criminalidad.

b) correlaciones entre delito y clima: las leyes térmicas a que Al examinar sí lapsos más largos -en que tuvieron lugar
ya nos referimos; hechos sociales importantes pudieron percibir "movimlentov"
270 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 271

en las cifras que hacían excepción a la "constancia" y que co­ 5. LA ESCUELA FRANCESA DEL "MILIEU".
nectaron con ciertos factores o procesos.
Los cultores de la "estadística moral" publican sus obras
Se mencionan en esta corriente a Ducpétiaux, Von Mayr, entre 1835 y 1880. Las investigaciones y ensayos de estos au­
Von Oettingen, Moreau-Christophe, Rawson, Mayhew. tores, sin duda "ambientalistas", aunque preferentemente in­
teresados en el delito como fenómeno colectivo, pierden inte­
Para el belga Emilio Ducpétiaux (1850), la crisis económi­ rés en el vigor de la polémica desencadenada por los posi­
ca de 1845-1848, conexa a pérdida de la cosecha de patatas y a tivistas italianos, que centran su atención en el estudio del de­
extension de la miseria, "determinó" aumento de los delitos en lincuente individual.
un 87%.
Son especialmente autores franceses -juristas, sociólogos,
L. Μ. Moreau-Christophe vincula con el pauperismo y el antropólogos, médicos- quienes se oponen con mayor énfasis
delito, el desarrollo industrial inglés de 1814-1848, creador de a los postulados de Lombroso y sus seguidores. La tribuna, en
fuerte desempleo. especial, aparece representada por los Congresos de Antropo­
logía Criminal de Roma, París, Bruselas y Ginebra.
El alemán Georges Von Mayr (1841-1925), postula una co­
rrelación del delito con tres variables: mendicidad, migración, Destacan en la escuela Lacassagne, Manouvrier y Gabriel
precio del centeno. larde, Laurent, Aubry, Régis; Baer y Naecke.

El inglés Rawson W. Rawson, destaca la importancia del Alejandro Lacassagne (1834-1924), profesor de Medicina
empleo y de la concentración urbana en el análisis de la crimi­ Legal en Lyon, jefe del movimiento, ataca violentamente las
nalidad. ideas de Lombroso en el Primer Congreso de Antropología Cri­
minal, Roma,1885. Las palabras finales de su discurso son cé­
El inglés H. Mayhew, en el Londres Victoriano, al exami­ lebres: "El ambiente social es el medio en que se cultiva la de­
nar la forma en que el delito se perpetúa en ciertas áreas -pre­ lincuencia; el microbio es el elemento directivo que carece de
cariedad en vivienda, nivel económico; alcoholismo, inseguri­ importancia hasta el día en que encuentra el cultivo favorable
dad- se erige en genuino precursor de la escuela de Chicago. a su multiplicación... Las sociedades tienen los delincuentes
que se merecen".
Cual se advierte, si bien estos autores en algunos casos re­
currieron a sobre-simplificaciones, en otros procuraron refinar Es clara la aceptación en el pensamiento de Lacassagne,
las variables asociadas a delito y descartaron elementos tosca pese al énfasis asignado a los factores ambientales, de la exis­
o "externamente" advertidos como intervinientes: baja instruc­ tencia, junto a factores "determinantes", de elementos de "pre­
ción, pobreza, densidad de población por sí solas. Conceptual­ disposición". Estos, no obstante, en ningún caso darían lugar
mente, sin duda anticiparon, con palabras diversas, proposi­ a delincuentes "natos".
ciones teóricas que adquirirían desarrollo más refinado casi un
siglo después: desorganización social, oportunidades diferen­ Otro concepto interesante de Lacassagne es el de correla
ciales, desarrollo disfuncional de las ciudades, etc. ción entre desorganización social y criminalidad, circunstan
cin que tempera el valor otorgado a los factores predisponentes
Con todo, sin duda su mayor aporte fue el metodológico: de base a na lóm ico-fi Biológica.
sin técnicas estadísticas cuales las que ellos poco a poco fue­
ron refinando, mal podrían apreciarse volumen, características Al antropólogo L. Manouvrier (1850-1927) corresponde la
y tendencias de la criminalidad e interpretarse, consecuencial- lucha con Lombroso en el II Congreso Internacional ue Antro
mente, su reni importnnein. pologín Criminal (París, 1889) y la reafirmación de los princi
272 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 273

pios de la escuela en el III Congreso, Bruselas, 1892, en ausen­ La imitación es concebida por el autor como la "fuerza so­
cia de los autores italianos. cial por excelencia", que, entre otros efectos, contribuye a
"afiebrar con las perspectivas de un nuevo juego" a los "des­
Participan también de esta línea de pensamiento E. Laurent, tituidos de todo género".
J. Soquet, A. Bournet, Emmanuel Régis, A.Corre, dos autores
alemanes, A. Baer y P. Naecke y, en forma muy destacada, Paul "Las leyes de la imitación" contienen tres conocidos prin­
Aubry y Gabriel Tarde. cipios a este respecto: 1) Los hombres imitan a los otros en base
a la proximidad de sus contactos; si bien la intensidad del ejem­
Aubry es autor de "El contagio del homicidio", en que de­ plo se debilita a medida que aumenta la distancia, las relacio­
sarrolla una tesis muy peculiar sobre factores predisponentes nes epistolares o impresas reducen las distancias geométricas;
y factores "transmisores del contagio". Las ideas de Gabriel 2) la tendencia a la imitación se expresa desde las clases bajas
Tarde merecen una consideración separada. hacia las altas, que actúan como modelos; 3) ante dos "modas"
opuestas, una puede llegar a ser substituto de la otra. Apoya­
Quedan como legados de la escuela la distinción entre ele­ ría esta imitación la carencia de originalidad que, según Tar­
mentos de predisposición y de desencadenamiento, muy útil de, se observa en más del noventa por ciento de las personas.
en criminodinámica. En cuanto atañe a factores, ya destacamos
el concepto de "desorganización social" en que insistirá la es­ Tales ideas son complementadas en dos obras de 1893 y
cuela de Chicago. Por lo que atañe a procesos, aunque parez­ 1898, "La lógica social" y "Las leyes sociales". Tarde distingue
can ingenuas las imágenes microbianas de Lacassagne y Aubry, una imitación lógica, racional y una extralógica, que se adecúa
se halla en su germen la tesis del aprendizaje. sobre todo a la segunda ley, esto es abajo-arriba. Esta sin duda
crea problemas sociales: ciertas metas -que incluyen necesida­
6. EL PENSAMIENTO DE GABRIEL TARDE. des artificiales- llegan a ser deseadas por quienes no pueden
alcanzarlas y el delito puede advertirse como "otra" forma de
Aunque Gabriel Tarde (1843-1904) integra la escuela "del acceso. Todo ello en el ámbito de la migración campo-ciudad,
milieu", sus ideas merecen una mención específica: jurista y la insuficiencia de empleos, el debilitamiento de los lazos fa­
sociólogo, algunas de sus reflexiones constituyen notable an­ miliares, los sentimientos de insatisfacción e infelicidad, el ba­
ticipación a teorías más cabalmente estructuradas en nuestros rrio pobre, el submundo del delito y la prisión.
días.
La tesis de Tarde, cual se advierte, es ciertamente psicoso­
En "La Criminalidad Comparada" (1886) Tarde enfatiza el cial y se extiende tanto a factores (ambición, orgullo, vanidad,
aporte de los factores sociales al delito, anticipa su teoría de metas de satisfacción) como a procesos (imitación, influencias
la imitación y postula la existencia de un "tipo criminal". El de la familia, el vecindario, la prisión y el propio marco eco­
delito, según él, es "más explicable por causas sociales y psi­ nómico-moral-cultural). En opinión de G arcía-Pablos, sería ésta
cológicas que biológicas". El tipo criminal admitido "no es sino una "teoría psicosocial totalizadora, global".
un tipo profesional de una especie singular": en el terreno de
los rasgos físicos, las capacidades, las apti tudes,nació simple­
mente especialmente dotado, al igual que otros nacieron con Guai señala Bonger, la teoría de la imitación puede expli­
capacidades para triunfar como jueces, militares, músicos, pes­ car por qué se extiende determinado fenómeno, aunque es in­
cadores. capaz de arrojar luz sobre su origen último: reparo similar se
formulará a Sutherland cuando la tesis más elaboradn renpa-
Las célebres leyes de 1л imitación de Tarde son anticipadas rezea como "asociación diferencial". Las ideas de Tarde han de
en "La Criminalidnd Comparada" y merecen más desarrollo en inspirar, por otra parte, la teoría ecológica, los conceplON tir
una obra de 1890 que lleva precisamente tal nombre. nub-eulluras, de oportunidades diferenciales, etc.
274 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 275

Debe decirse, por último, que en su "Filosofía Penal"(1890), obras de Marx y Engels, primero y las de Turati, Colajanni,
larde critica ásperamente el fenómeno que Sutherland ha de Bebel y Lafargue, luego. Estos autores han de reducir a un as­
calificar -en el siglo XX- como "criminalidad de cuello blanco". pecto definido de la estructura social las condenas más o me­
Asimismo, que algunas frases de esta obra suponen una anti­ nos vagas de los autores citados en este párrafo y las de los
cipación a la teoría psicoanalítica del comportamiento crimi­ integrantes de la escuela de Lyon.
nal: escribe, en efecto, que "el móvil consciente de nuestros ac­
tos no es, casi nunca, el móvil verdadero", tesis desarrollada, Carlos Marx (1818-1883) es autor de obras muy conocidas,
cual se ha expuesto, en la obra de 1929 de Franz Alexander y entre las que destacan el "Manifiesto Comunista" (1848) y "El
Hugo Staub. Capital" (1867). La cita clásica de Marx, para nuestros efectos,
es una frase de "Hacia una crítica de la Política Económica"
7. LA TEORIA SOCIALISTA. (1859): "El sistema de producción de la vida material condicio­
na, por regla general, los procesos sociales, políticos y espiri­
1 lemos ya mencionado diversos autores que desde la An­ tuales de la vida". Con acuerdo a ello, el famoso dictum de
tigüedad hasta el siglo XVII, en forma directa o incidental, Lacassagne debería leerse, en la rectificación de Marx, como
fustigaran las diferencias entre ricos y pobres y culparan a las "Cada sistema de producción (feudal, capitalista, etc.) tiene los
circunstancias económicas como fuertemente motivadoras del delincuentes que se merece".
actuar criminal. Ellos, en general, no propugnan un nuevo sis­
tema o estructura social que salve las injusticias o males que
critican: es una excepción, en este sentido, la de Tomás Moro Marx es también autor de un curioso ensayo titulado "Be­
cuya "Utopía"-isla estado de Taprobana, capital Amaurotis, en neficios secundarios del delito" que, de no ser estimado una
que "todo está en orden y el interés público consolidado"- sátira, permitiría afirmar que Marx fue funcionalista o que no
constituye, al decir de Bonger, una "fantasía socialista" con creía en la posibilidad real de un paraíso construido en base a
fuerte influencia de Platón. sus ideas.

En algunos autores del siglo XVIII las alusiones condena­ El otro teórico fundador, Federico Engels (1820-1895),ve el
torias son más enfáticas, aunque no se detecten diseños de nue­ robo como una forma de protesta del obrero contra la burgue­
vos sistemas económico-sociales o teorías criminológicas en sía: el trabajador, al vivir en la miseria, no entiende por qué
puridad. Pueden recordarse así a Voltaire, a Rousseau, a otros, con menor esfuerzo, gozan de la opulencia.
D'Holbach y, en especial, a Brissot de Warwille, creador de la
frase "la propiedad es un robo". La crítica socio-económica ad­ Filippo Turatti (1857-1932), culpa al capitalismo, generador
quiere más sistema entre los llamados socialistas utópicos, de del proletariado, del aumento en las curvas del delito. Tal sis­
los cuales cabe mencionar en especial, a S.N.H. Lingue (1736­ tema de producción, al exhibir enormes diferencias entre ricos
1794), a G.B.de Mably (1709-1785) en Francia y a R. Wallace y pobres, estimula artificialmente las necesidades y genera co­
(1697-1771) en Inglaterra.
dicia, fuente de los hurtos y robos.
Los llamados anarquistas teóricos condenan asimismo con
fuerte acento las relaciones entre criminalidad y desigualdades Napoleón Colaianni (1847-1921), discípulo de Lombroso,
socio-económicas. Puédese mencionar, de ellos, a William en sus obras se exhibe fuerte crítico de las ideas del maestro.
Godwin (1756-1836), a Charles Hall (1739-1819), a Th. Atribuye también el delito a la miseria sembrada por el capi­
Hodgskin (1787-1869), a W. Thompson (1785-1833) y, sobre talismo y a él se debe la distinción entre factores directos e in­
todo, a Robert Owen (1771-1858). directos del delito. En los primeros subraya lo económico, que
crea la necesidad, embota con el alcohol y conduce al crimen.
Cabe aludir en propiedad a una "teoría" socialista y una Entre los últimos menciona la educación, la familia, las con­
teoría criminológica social isla sólo desde la aparición dc Ias vulsiones políticas, la vagancia, etc.
276 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 277

El más distinguido autor de la corriente es Willem Bonger, d) la sociedad capitalista, en lugar de advertir sus contra­
profesor de la Universidad de Amsterdam trágicamente falle­ dicciones y los resultados nocivos de ellas, se refugia en expli­
cido en 1938. Para Hurwitz, su obra "Criminality and Economic caciones "biológico-individualistas";
Conditions" (1905; 1916) constituye el más importante intento
científico de interpretación de la criminalidad como producto e) el delito en la sociedad capitalista es así un fenómeno
de un sistema económico determinado, especialmente del sis­ "normal", conexo al propio sistema;
tema capitalista.
f) instaurado el sistema socialista, la criminalidad tenderá
Más ponderado es el acento de "Introducción a la Crimi- a desaparecer, aunque subsista como fenómeno individual en
nología"(1933). Pese a citarse la frase de E. Brieux "le vice est la medida en que "siempre habrá enfermos mentales cuya con­
aussi une misère", la condena a diversos factores sociales pro­ ducta no puede estar de acuerdo con ningún orden social"
delito no se conecta necesariamente con el capitalismo, se alu­ (Bonger).177.
de a lucha de grupos y no de clases y se considera la escuela,
"biosociológica" de Ferri como la que "predomina generalmen­ Planteada así la tesis, surgen problemas en tres tipos de ni­
te". veles:

La acentuación en lo ambiental indujo a Bonger a infra-es­ a) el de la evolución de la teoría marxista (Althusser, Gram
timar el aporte psíquico al delito. Su obra trasunta un optimis­ schi, etc.), con "rectificaciones", "relecturas", "replanteamien
mo relativo: el delito como hecho individual existirá siempre, tos", etc.;
"como fenómeno de conjunto es muy posible que desaparez­
ca..." b) el del ámbito que podríamos llamar "operacional", en
que la tesis socialista, aplicada en ciertos países con precarios
resultados en la reducción de la criminalidad, da origen a nue­
Otros autores de la corriente socialista en esta primera eta­
pa, son A. Bebel, В. Battaglia ("La dinámica del delito"), P. vas teorías;
Lafargue y P. Hirsch. c) el de nuevos planteamientos teóricos conexos a la teoría
marxista -cual el de la Criminología Crítica -aunque sin apli­
Caracteriza esta período de la tesis un conjunto de propo­ cación concreta como en el caso anterior.
siciones cuales las siguientes:
El primer problema no nos compete. El segundo será exa­
a) en la sociedad existen profundos conflictos sociales y no minado a continuación. El tercero, más adelante, en el examen
un asenso hacia metas colectivas. El conflicto social básico se de algunas teorías surgidas en la década del 60.
conecta con la propia naturaleza del sistema capitalista, con sus
claras contradicciones y dos clases sociales antagónicas de ex­ 8. LA CRIMINOLOGIA Y EL PROBLEMA DEL DELITO
plotadores y explotados; EN LOS PAISES SOCIALISTAS. NUEVAS HIPOTESIS.
b) una super-estructura, mediante diversas formas, en es­ Varios países -la ex U.R.S.S., Hungría, Rumania y otros- fue
pecial el sistema jurídico, preserva, bajo una máscara iguali­ ron denominados "socialistas", aunque se insistiera en HU atri
taria, los privilegios e injusticias; buto sólo "de tránsito hacia el comunismo".
c) la criminalidad aparece así como producto necesario y
constante, fruto de condiciones sociales (miseria y subjetivas WA. Bonger "Introduce ión n In Criminologín", Méxleo, Vondo di» K’ulturn
(desmoralización, miedo; "alienación”); Heonómten, 1V43, 23.3.
278 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 274

En un largo período hasta la "Perestroïka", la teoría socia­ bren vergonzosos ejemplos de alta criminalidad económica con
lista del delito se vió enfrentada a duras pruebas: aunque no abuso de poder político- se plantean dos explicaciones gene­
se publicaran estadísticas, el problema de la criminalidad rosamente calificadas de teorías. Son ellas:
por lo menos no decrecía en el actuar del "hombre nuevo",
según diversas fuentes y los "descubrimientos" de los últimos a) la tesis de los rudimentos: el delito sería explicable por
años. resabios de malos hábitos del capitalismo, aún deficientemente
superados;
Según López-Rey, la Criminología en este largo período ex­
perimentó diversas vicisitudes y desarrollos. b) la tesis de la contaminación:el capitalismo extranjero
continuaría ejerciendo perturbadora influencia.
En la etapa leninista -hasta 1929- se siguen en general las
lincas teóricas alemanas, en especial la orientación biotipo- laies explicaciones serán algo más refinadas en la ex Re-
lógica, expandiéndose la disciplina con cierta autonomía: se piiblica Democrática Alemana por autores tales como Lekschas,
croa un Instituto Estatal para el estudio de la criminalidad y 1 .ehmann y otros.
se tolera cierta investigación empírica multidisciplinar ia.
En la ex R.D.A. el enfoque teórico en general parece igual­
La etapa stalinista conoce de un fuerte terrorismo de Es­ mente estrecho y también se aspira al utópico desaparecimiento
tado y la regresión alcanza a la Criminología: es disuelto el del delito.
Instituto creado en 1925, por cuanto su orientación no se
adecúa a la doctrina marxista y se suprime toda investiga­ La investigación -sobre bases marxistas- se realiza sobre
ción. lodo en la Universidad Humboldt de Berlín Oriental. Una
"( riminología Socialista" de Buchholz, Hartmann y Lekschas
aparece en 1966, reeditada en 1968 con un cuarto autor,
Bajo Krushchev parece producirse relativa apertura, aun­ Gerhard Stiller. Otro texto de Lekschas, Hartmann, H.
que, según López-Rey, no se atribuye gran entidad y difusión Ilarrland y G. Lehmann aparece en 1983.
al problema del delito, cuya persistencia o aumento amenazan
la majestad del dogma. En 1963 se crea un nuevo Instituto para Los autores citados, en especial Harrland, aluden con per­
el estudio de las causas del delito, se introduce la Cátedra de
Criminología en algunas universidades y en 1966 se publica un sistencia a las "notorias reducciones" de la criminalidad en la
primer texto "oficial" del ramo, obra de dieciséis autores en­ ex R.D.A En el mismo mensaje insiste un documento distribui­
tre los que destacan Gertsenzon, Karpec y V.N. Kudriatsev. do por la Delegación de este país en el Congreso de N.N.U.U.,
Las líneas teóricas parecen adecuarse al materialismo históri­ ya citado, de Milán, 1975. En tal documento, luego de descri­
co como substrato y a las proposiciones de la reflexología que birse maravillas hoy claramente descubiertas como ficciones,
apoyan la posibilidad de mejores condicionamientos sociales. se ponderan las teorías de los rudimentos y de la contamina­
ción y se añade una tesis más inteligente, la de la alienación.
En 1975, con ocasión del VII Congreso de las Naciones Uni­ De acuerdo a ésta, "el proceso de cambio revolucionario im­
das sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, plica contradicciones, conflictos y problemas... que dan origen
la Delegación soviética distribuye un folleto sobre trabajo co­ al delito bajo ciertas condiciones... de largo aliento es la for*
rreccional en que se insiste en las opiniones de los clásicos del mación de nuevos patrones morales. Esto es algo que no sur
marxismo, se alude a la educación del hombre nuevo y se con­ ge espontáneamente, que requiere estímulo y guía sistemńtl
fía en la erradicación del delito. ca..."
Cual la realidad disiente de las declaraciones -muchos ob­ Otra tesis -asimismo rebatible- es la de la "desorganización
servan notorio aumento do la delincuencia juvenil, se descu­ nodal", concebida para explicar las mayores tasas de crimina
280 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 281

lidad en las grandes concentraciones urbanas: en los textos ale­ Las teorías del conflicto pueden ubicarse en muy diversos
manes se apela, cual en Estados Unidos, al control social in­ ángulos, en una perspectiva conservadora y en una revolucio­
formal más efectivo de las pequeñas ciudades y de los núcleos naria.
rurales, muy diverso al anonimato de las grandes urbes.
Se estima que George B.Vold, al escribir su "Theoretical
Como autores de la ex-Yugoeslavia -con prematura escisión Criminology", diseñó una "obra clásica del conservadurismo"
del bloque soviético y mayor autonomía criminológica- pue­ creyendo en la fertilidad del conflicto. Desde el ángulo opues­
den mencionarse a Katya Vodopivec, Alenka Selih, Milan to los autores socialistas, sin duda no conservadores, enfatizan
Milutinovic. Una "Criminología" de 1966 corresponde а К. la utilidad de la lucha entre presiones contradictorias en la es­
Vodopivec у a Kobal, Bavcon у Skalar. Bavcon, en un mayor tructura social, en un proceso dialéctico que habrá de condu­
desarrollo de la tesis de la alienación (1969), alude a los efec­ cir a la necesaria síntesis.
tos de la carencia de satisfacción de necesidades materiales e
intelectuales como fruto de desacuerdos entre las relaciones de
roducción y las condiciones de vida: el delito es mirado así El funcionalismo, a la inversa de las teorías del conflicto,
ajo un prisma psico-social y no socio-patológico. Tal forma de no mira en elgrupo social un simple equilibrio de fuerzas, sino
análisis satisfizo escasamente a los autores de la ex R.D.A..en una integración de órganos, supervalorándose el orden, la ar­
un Symposium sobre delincuencia juvenil de 1963... monía y el asenso. Tal enfoque motiva interés por el delito y
la re lomia social, ya que el crimen puede poseer ciertas "fun-
En Polonia la Criminología parece haberse apartado siem­ «■iones" "actividades determinadas por el sistema y sostene-
pre del dogmatismo marxista, percibiéndose el delito como un (Imas de ėsta"- en la medida en que no alcance límites "peli­
fruto de complejos elementos biológicos, psíquicos y sociales. grosos", creadores de "desorden" si aumenta en exceso el
Como autores polacos deben mencionarse Pawel Horoszowski, numero de "desviados".
Monika Plátek, Batawia, Kołakowska y en especial Lernell.
Durkheim (1858-1917), uno de los primeros autores de
En la aún socialista Cuba se insiste en las raíces sociales del orientación funcionalista, en acuerdo con este modelo teórico,
delito y en las nuevas formas y estilos de vida que deben dar concibe el crimen como un fenómeno social "normal" -en el
base a reducciones de las tasas. El texto de Margarita Viera sentido opuesto a "patológico"-que incluso cumple ciertas fun­
Hernández ("Criminología", 1987) enfatiza, cual se hiciera en ciones o servicios y que en origen y dimensiones se vincula con
los países ya citados, el carácter esencialmente aplicado de la la estructura y el grado de desarrollo social. Circunstancias so­
disciplina y una excesiva ambición político-criminal. La por­ ciales y no factores individuales explicarían, así, la extraña
fiada realidad, no obstante, entrega en 1990 38.000 internos de constancia en el volumen del crimen.
las prisiones, en población inferior a la de Chile, cuyas cárce­
les el mismo año tenían la ya excesiva cantidad de 22.000 in­ En "La división del trabajo social" (1893) sostiene
ternos... Durkheim que existen dos formas de sociedad -la "mecánica"
y la "orgánica"- según la forma en que se manifiesten la cohe­
9. EL FUNCIONALISMO: EMILIO DURKHEIM. sión y la solidaridad. En la sociedad primitiva, la solidaridad
es mecánica e idénticos valores son compartidos por todos,
La teoría socialista recién reseñada es una de las varias existiendo mínima división del trabajo social. Al crecer la DO
"teorías del conflicto": subrayan ellas, como decidido factor blación surge una sociedad más compleja, no hay interacción
de progreso, la utilidad de la lucha entre diversos grupos so­ íntima y continua y pueden surgir conflictos de clases y con
ciales; miran a la inversa, la tradición y la conservación de es­ secuencias "patológicas" .
tructuras como conducentes al estagnamiento y la decadencia.
El delito y la reacción social han de ubicarse, por cierto, en tal En ambos tipos de sociedad existe delito y él puede esti
perspectiva global. marse normal: en la mecánica, por obra de la «Implo diversl-
282 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 283

dad de los seres, en la orgánica, como fruto de las situaciones "anomie"- de la desorganización social que se advierte cuan­
de crisis y del fenómeno de anomia, que el autor desarrolla do un universo humano, por hallarse en situación de "crisis"
sobre todo en "El Suicidio.Un estudio en Sociología" (1897). no es capaz de ejercer un adecuado poder regulador en formas
de vivir, jerarquías, niveles de remuneración y formas de sa­
En "Las reglas del método sociológico" (1895) formula el tisfacción de las necesidades. Tal situación de desregulación es
autor muy conocida comparación entre delito y salud social, calificada de "anomie".
dolor y enfermedad. El delito -dolor- no siempre implicaría
enfermedad, salvo que se confundan lo fisiológico y lo pato­ La situación de crisis no se presenta en la sociedad mecá­
lógico. nica, en que diversos factores contribuyen al equilibrio aspi­
raciones-logros. En la sociedad moderna, en cambio, puede lle­
"El delito es ... una parte integrante de toda sociedad garse a una "crisis permanente", por debilidad de los controles
sana"?78 Ello por cierto en el territorio sociológico, sin que el económicos reguladores, debilitamiento de los frenos religio­
aserio se relacione con la "sanidad" psíquica de todos los de­ sos y apertura ilimitada de las pasiones. Habría una esfera en
lincuentes. Y, por supuesto, en la medida en que las tasas no que la anomie se presenta en estado crónico: el mundo del co­
sobrepasen cierta frecuencia, ya que un "excesivo" aumento mercio y de la industria orientado hacia una "apoteosis del
supondría un matiz morboso. Lo que, sin duda, plantea el pro­ bienestar" que no contienen ni sistemas económicos "orto­
blema de cuánto es excesivo y cuánto es "normal" en materia doxos" ni "socialistas extremos" orientados ambos por el dog­
de criminalidad. ma tlel materialismo económico.

Las "funciones" que se atribuyen al crimen serían la de Pese a la agudeza de pensamiento del autor francés, se han
mecanismo "innovador", básico para la evolución de la mo­ torinulado diversas reservas ante sus proposiciones.
ral y del derecho y la de contribución a la solidaridad social,
Se aplauden en Durkheim su concepción del delito como un
al posibilitar la mejor percepción de lo correcto y unir a los ciu­
dadanos frente a los infractores de la ley. lenomeno social normal, la elaboración de una teoría generaliza­
dora que rehuye enfoques simplificadores centrados en la pobre­
za, la cesantía o la. incultura.y la creación del concepto de
En la sociedad orgánica, el delito es vinculado por "anomie", que nutre buena cuota de la teoría contemporánea.
Durkheim con las situaciones de "crisis" y de "anomia", que
son desarrolladas sobre todo en "El Suicidio". Se le critican, por el extremo opuesto, la subvaloración de
los aportes biopsicológicos individuales al delito, la neutrali­
La auto-eliminación no es explicable, para el autor, en el zación axiológica del crimen y el excesivo conservantismo li­
plano sociológico, ni por razones psicopatológicas, ni por es­ gado a las nociones de sistema, solidaridad, regeneración, etc.
tados psíquicos normales, ni por factores cosmotelúricos, lle­
vados a cierto auge por el positivismo. La explicación de las La pretendida "funcionalidad" del delito -se estima- redu­
tasas de suicidio se hallaría en las formas peculiares en que los ciría la necesaria condena del crimen, siempre algo "malo" o
individuos, en virtud de características psico-sociales, se rela­ "destructivo". Paradojalmente, tales acciones, criticables des­
cionan entre sí y perciben el mayor o menor valor de las nor­ de un punto de vista valórico, serían producidas -salvo las si­
mas. tuaciones de crisis- por un sistema en "buen" estado de fun­
cionamiento.
Existirían tres formas de suicidio: la egoísta, la altruista y
la anómica. Las dos primeras derivarían de "individuación" La pena, en segundo término, no se ajustaría a fines iden
excesiva o insuficiente. La última -por carencia de normas o les que enfaticen el contenido de "mal social" del delito, sino
a una simple "función" de mantener el buen estado del siste
1,11 Rmilu Durkhøim "Lou гдц1и· tic In tnðlhoih' ·ιπΊοΙομίΐ]υρ", l’aria, PU,ľ., 1460, ρημ. 6. ma. El castigo, así, pierde todo mérito "resociulizador".
2Н4 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 285

Si tal reproche puede formularse al funcionalismo como es­ La tesis central del autor apunta a la conducta desviada
cuela, Durkheim en buena cuota escapa a la crítica, dada la como síntoma de disociación entre las aspiraciones cultural­
amplitud de su pensamiento. En el código penal advierte tan­ mente prescritas y los caminos socialmente estructurales para
to una función disuasiva como un aspecto pedagógico y en llegar a alcanzar las aspiraciones.
cuanto atañe a fines de la pena postula reconciliar expiación y
defensa social. Su escepticismo en cuanto a la corrección del ÍU problema, para Merton, adquiere especial gravedad
culpable, por otra parte, armoniza bastante con el “Justice cuando:
Model" que se difunde ampliamente en nuestro siglo desde la
década del 60. Por lo demás, muchas frases de Durkheim re­ a) se enfatiza en exceso cierto valor social (el éxito medido
ducen el reparo de Siegei (1983), para quien esta corriente por el dinero, por ejemplo);
doctrinaria conservadora estimaría "disfuncional" sólo la "cri­
minalidad abierta y ostensible de las clases bajas".179 Queda sí
en pie el problema conceptual-metodológico de cuánto es tasa b) no todos tienen la posibilidad real de alcanzar las metas
de criminalidad "normal" y dónde comienza lo "excesivo" y por meilios legítimos;
patológico.
c) so indica, por una ideología igualitaria, que todos tienen
la posibilidad de alcanzar el citado valor si poseen una capa­
10. EL ESTRUCTURAL FUNCIONALISMO. LA TEORÍA cidad básica.
DE LA ANOMIA DE ROBERT MERTON.
Un fracaso, ante este panorama de metas y medios lícitos
para alcanzarlas debe implicar, para Merton, una doble derro-
La 'teoría mertoniana de la anomia, en fuerte cuota diver­ la: I ) Li que supone el fracaso en la esfera objetiva, esto es la
sa de la que con el mismo nombre enunciara Durkheim, es ex­ no obtención de la meta; 2) la que deriva de advertir -ante el
puesta por primera vez en un ensayo de 1938 titulado "Estruc­ igualitarismo verbal, más que fáctico- que no se posee la ca-
tura social y anomia". Ampliada y revisada constituye más pncidad básica.
tarde uno de los capítulos de "Teoría y estructura sociales" de
1957. brente a este conflicto, los individuos responden con diver­
sas formas sociológicas de adaptación individual. Merton al
Según el propio Merton expresa, su teoría es un ejemplo de respecto propone cinco que expone en el siguiente cuadro, en
la orientación funcionalista, que "considera la conducta social­ que el signo + indica aceptación, el signo - rechazo y el signo
mente desviada tan producto de la estructura social como la I corresponde a rechazo y substitución por valores nuevos. Se
conducta conformista". trata de tipos de reacciones más o menos duraderas, no de ti­
pos de organización de la personalidad: ello permito que los
Precisa Merton que en las estructuras sociales existen dos individuos pasen de una forma a otra al cambiar la esfera de
elementos de gran importancia: es uno el conjunto de metas
culturales, esto es de objetivos, propósitos e intereses cultural­ la actividad social.
mente definidos; es el otro al conjunto de medios institucio­
nalizados, es decir, de procedimientos permitidos para alcan­
zar tales objetivos.

1nrry J, Sipari -"c’riminaloxy". New York, Went l’ublishing Company, 1983, рйц.
141.
286 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 287

DIAGRAMA №7 truel tira social nueva "para una correspondencia más estrecha
TIPOLOGIA DE LOS MODOS DE ADAPTACION INDIVIDUAL (MERTON) entre el mérito, el esfuerzo y la recompensa".
MODOS DE ADAPTACION METAS MEDIOS Pueden provocar delito, en especial, las formas innovadora
CULTURALES INSTITUCIONALIZADOS y rebelde. La forma escapista puede favorecer drogadicción,
alcoholismo, vagabundaje, mendicidad, etc.
Conformidad + +

Innovación + - Insiste Merton en que su tesis supone un concepto socioló­


no psicológico, como en la formulación de R.M. McIver
gico,
Ritualismo - + o David Riesman. Ala medición de la anomia subjetivamente
experimentada apunta una "escala de anomia" concebida por
Retraimiento o escapismo - - Leo Srole; a medir este estado de la vida del grupo se dirige
+
una tentativa de Bernard Lander.
Rebelión ±
El aporte de Merton a la teoría criminológica es sin duda
La adaptación conformista -en la medida en que es esta­ tic muy notorio valor. Si bien su concepto de "anomia" halla
ble una sociedad- sería la más común y general. Ella posibili­ luente inspiradora en el pensamiento de Durkheim, no es me­
taría, precisamente, la estabilidad y la continuidad. El tipo, ob­ nos cierto que el agudo análisis de "Teoría y estructura socia­
viamente, en la medida en que supone asenso a metas y medios les" profundiza y enriquece considerablemente la visión del
institucionalizados, entrega escaso caudal a la conducta des­ autor francés.
viada.
I ,a tesis de Merton -teoría "de nivel medio", esto es aplica­
El caso es totalmente distinto en la adaptación innovadora ble solo a ciertas conductas desviadas, no a todas- explica con
presente cuando el sujeto asimila la importancia cultural de la t laridad algunas constantes de delito (tasas) que no es necesa­
meta, sin internalizar, de igual suerte, las normas institucio­ rii) referir al concepto de "crisis" o sólo a ciertas sociedades,
nales que regulan modos y medios de alcanzar aquélla. El me­ como en el caso del pensador francés. La teoría de Merton, por
canismo se erige como fuerte productor de conducta des­ lo demás, precisa cuáles son los estratos más vulnerables ante
viada. En los niveles económicos superiores, las prácticas se el conflicto metas-medios, dado el peculiar enfrentamiento en­
revelan muchas veces como "dudosas", es frecuente el delito in* la estructura cultural y la estructura social.
"de cuello blanco". La presión es aún más fuerte en los estra­
tos inferiores. La tesis de la anomia -bien pensada y aplicada en relación
<i la sociedad de Estados Unidos- puede perfectamente utili­
El ritualismo implica reducción de las metas hasta el nivel zarse en relación con otras realidades socio-culturales.
alcanzable, con respeto casi compulsivo a las normas institu­
cionales. En este último sentido, puede recordarse que Shlomo
Shoham ha recurrido a la anomia -entre otras teorías reunidas
El retraimiento, como forma de adaptación, tendría lugar en un "marco de referencia" -para explicar diferencias en tu­
cuando el sujeto asimiló tanto metas culturales como prácticas sas en la delincuencia juvenil de Israel. En la misma línea, pue­
institucionalizadas, pero éstas no lo han conducido al éxito: la de citarse nuestra contribución a un "análisis diagnóstico'' so­
incapacidad para recurrir a los medios ilegítimos da lugar a un bre los menores infractores de ley de nuestro país.IH(’
abandono paralelo de metas y de medios.
Mnreo Л. González, ülíns Eacaff, Fernando García -"Menorca Infraetorøn ile ley en
El mecanismo de rebelión supone rechazo de metas y nor­ Chile: unn interpretación en Criminología Integrativa", »n ('uailcrnna dc
mas -calificadas de arbitrarias- y tentativa de imponer una es- «‘riminologín, Chile, N"1, neptiombre dc 1993,
288 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 289

11. UN ANGULO DE LA "TRANSMISION CULTU­ Arcas", que trata de generalizar a todo el país los hallazgos de
RAL": LA ESCUELA DE CHICAGO. ZONAS DE DELIN­ la capital de Illinois.
CUENCIA Y "DESORGANIZACION SOCIAL". BASES
PARA DESARROLLOS POSTERIORES: CONFLICTO DE Observan estos autores del "Area Approach" que las ciu-
CULTURAS, SUBCULTURAS, APRENDIZAJE. liados estudiadas pueden dividirse en varias zonas concéntricas
y que la criminalidad intraurbana se reduce mientras más se
En el estructuralismo se postula un consenso social amplio aleja la respectiva zona del centro de la ciudad. Ello aún cuan­
en objetivos, valores y normas que, según algunos, no sería do, en observación de muchos años, cambien los habitantes y
universal, sino limitado a la clase media. Tal visión de un gru­ pese a la diferencia en características entre los antiguos y los
po monolítico sería objetable, además, en cuanto prescinde de nuevos residentes. El nexo con el área "viviría independiente"
múltiples diferencias socio-económicas, culturales, raciales, de las condiciones personales de los individuos.
etc... que en grandes sociedades -ampliamente heterogéneas-
darían lugar a grupos humanos con valores y pautas de con­ Los autores explican estos hallazgos con un enfoque que
ducta específicos, en cierta cuota diversos a los del patrón es­ considera tanto el desarrollo urbano como el estudio de las
timado general y, además, claramente transmisibles. Ello se motivaciones particulares. David J. Bordua, al sintetizar
reflejaría en una diferente percepción de ciertos ccmporta- sagazmente tal análisis, subraya en él cinco perspectivas dife­
mientos, calificables como inadaptativos por la mayoría social, rentes, a la vez relacionadas: serían ellas la ecológica, la demo­
aunque mirados como lícitos por ciertos grupos "minoritarios". gráfica, la de la organización local, la de la organización de­
lincuente y la de las características individuales.
Gérmenes de esta tesis de la "transmisión cultural" se en­
cuentran, cual se ha visto, en el pensamiento del inglés H. 1 ,a dimensión ecológica relaciona variaciones espaciales de
Mayhew y del francés Gabriel Tarde, cuyas ideas, en una pri­ la delincuencia con desarrollo funcional de la ciudad: los fo­
mera posición teórica de los Estados Unidos, se ven revividas cos de delincuencia se observan en los lugares próximos a los
en los autores de la llamada Escuela de Chicago, con EM. centros de negocios y las industrias al igual que en las zonas
Thrascher y, sobre todo, Clifford R. Shaw y Henry McKay. "de transición", centros residenciales que perdieran tal calidad
Guiarán su tesis dos formas peculiares de aproximación: la bús­ por deterioro de las viviendas y migración a áreas nuevas y
queda de localizaciones espaciales de los actores del conflic­ mejores.
to, el concepto de desorganización social, como elemento
etiológico importante. La dimensión demográfica descubre en las zonas intersti­
ciales baja densidad humana, heterogeneidad, predominio de
El estudio de la ciudad y el fenómeno de la urbanización
dominan en la literatura sociológica de los Estados Unidos residentes pobres.
de los años 1920 a 1940: ello, más los problemas aportados
por la "ley seca", enfatiza las motivaciones de los criminó- En el ámbito de la organización social, se afirma que kis
logos para el examen de los nexos entre desarrollo urbano poblaciones de las zonas intersticiales son heterogéneas e ines­
y criminalidad. tables: hay "desorganización social", escasa cohesión y asenso
sobre valores culturales, carencia de organismos en que se ex
Tal interés se refleja en "The Gang", de Thrasher (1927), que prese un sentir común.
postula la existencia de una "Gangland" en terrenos de fábri­
cas y vías férreas. Ante ello, la delincuencia responde con una organización,
con un código de normas diferenciado, sistemático y tranam I­
Las obras de Shaw y McKay se publican entre 1929 y 1942. lido de generación a generación por contacto entre los mucha­
En este último año aparece "Juvenile Delinquency and Urban chos mayores y menores.
290 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 291

En la perspectiva de las características individuales se ven que la "penetración" en las cifras negras alteraría visualmente
motivaciones corrientes en la juventud: los jóvenes se convier­ IH distribución de las tasas de la criminalidad conocida, en que
ten en delincuentes en búsqueda de reconocimiento, afecto, Lu lores tales como el poder y la riqueza infra-valoran las ci-
emociones, aventura. IraH de las áreas más lejanas al centro de la ciudad.

El "Area Approach" ejerce fuerte influencia en E.E.U.U. por b) Desorganización social. La primitiva visión de Shaw y
largos años, da base metodológica y conceptual a muchos es­ Mi Ka y del barrio bajo como "una masa amorfa", que respon-
tudios de terreno y otorga base para varias experiencias en pre­ ile a Li teoría más amplia de la "desorganización social" de W.I.
vención del delito. Thomas, fue más tarde fuertemente criticada. Las críticas de
Sluit herland -que postula la "organización diferencial de gru­
Entre los trabajos de la escuela pueden mencionarse: po" y ciertos estudios cual "La sociedad de las esquinas", de
William boote Whyte, condujeron a que la obra de Shaw y
McKay de 1942 aluda a "organización social diferencial".
a) trabajo de Clyde White (1932) en Indianapolis que con­
firma las gradientes hacia la periferia tanto en lugares de co­ c) Aprendizaje y transmisión de patrones delictivos. Este
misión de delitos como en residencias de criminales; aprendizaje y transmisión de normas pro-delito en las áreas
n įleisi ici a les, enfatizado en las obras de Shaw "The Jackroller "y
b) estudio de St. Lottier (1938) en Detroit, que arroja cier­ "Irothers in Crime" es objetado por varios autores. Se dice, así:
tas diferencias en las distribuciones de tasas; a) que muchos delincuentes surgen en otras zonas; b) que no
ne precisa por qué sólo algunos muchachos ingresan a las pan­
c) estudio de A.W. Lind (1930) en Honolulu, Hawai: con­ dilias; c) que no se toman en cuenta las diferencias psíquicas
firma la vigencia del modelo pese a la heterogeneidad huma­ culto los muchachos delincuentes y no delincuentes; d) que la
na de tal ciudad; t elación pobreza-delito no es tan general cual se supone.
d) análisis ecológico de Bernard Lander en Baltimore (1954): En la perspectiva de la transmisión cultural han de profun­
en lugar de desorganización social se considera la "anomie"; dizar más larde Sutherland, Sellin, Cohen y otros autores. La
consideración del desarrollo urbano y de sus peculiaridades -
e) estudio de Marshall Clinard en Iowa (1942) que explora se dé o no la gradiente de las tasas- abre una perspectiva va­
la relación entre "urbanización" y criminalidad"; liosa de que han de derivar líneas de planificación urbana y
posiciones cuales la del "Defensible Space" de D. Newman о
f) obras que emplean el método de casos y el de observa­ la relación "Psicología Comunitaria" -"Desarrollo humano"-
ción participante en el examen de los códigos normativos de prevención del delito. En este último aspecto no puede olvi­
los residentes en ciertas áreas: "Brothers in Crime" de Clifford darse el célebre "Chicago Area Project" realizado por el pro­
Shaw, "Street Córner Society" de W.E Whyte. pio Shaw, fiel a su línea profesional de "Probation Officer": hi
Introducción de "consejeros" en zonas peligrosas implicó inerte
Pese a la importancia de tales estudios y a sus proyeccio­ redueción de la delincuencia juvenil de 1932 a 194Ü.
nes en otros más recientes, los conceptos de la escuela de
Chicago han merecido diversas críticas y reservas. 12. LA TRANSMISION CULTURAL Y EL APRENDIZA­
JE: LA "ASOCIACION DIFERENCIAL" DE EDWIN 11.
a) Distribución zonal de la delincuencia. Según SUTHERLAND.
Sutherland, cabría hablar más de concentración de residencias
de criminales que de concentración de delitos y Shaw no acla­ Se expresa que tanto la tesis estructuralista como la encue
ró mucho su tesis a es le respecto. Se ha dicho, por otra parto, la de Chicago aplican su interés al estudio del delito en lan da
292 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 243

ses bajas olvidando así: a) que también delinquen sujetos de I ) la conducta criminal es aprendida;
las clases media y alta; b)que no todos los individuos de es­
tratos carenciados cometen delitos. 2) ella se aprende en interacción con otros en un proceso
lil' ( ounicación;
Estos dos reparos pretenden ser salvados por Edwin .H.
Sutherland, con su célebre teoría de la asociación diferencial, 3) el aprendizaje ocurre dentro de grupos personales ínti-
planteada por primera vez, de manera explícita, en sus man;
"Principles of Criminology" de 1939.
4) el aprendizaje incluye tanto técnicas de comisión como
La asociación diferencial, en el nivel ideográfico, correspon­ los motivos, impulsos, racionalizaciones y actitu­
diteci ion ile
de a la "organización diferencial de grupo", propuesta en el des,
plano nomotético. Ambas tesis implican que Sutherland hace
suya la proposición del conflicto, al admitir que en la sociedad
r> ) la dirección de los motivos se aprende en base a las "de­
existen diferentes grupos, con metas e intereses diversos. linit iones" de las normas, favorables o no a su cumplimiento,
de las personas que rodean al individuo;
Ambas teorías explicarían no sólo el delito de las clases ba­
jas sino "el" delito, sea de pobres o de ricos. n) un sujeto llega a ser delincuente por excesivo contacto
ion definiciones que propician la violación de la ley frente a
Sutherland estima necesario relacionar las teorías que ex­ las lavorables a su cumplimiento, precisamente el principio de
plican la criminalidad con las que buscan la génesis del delito la asociación diferencial;
individual. Le parece ineludible, para ello:
7) Lis asociaciones diferenciales pueden variar en frecuen-
a) organizar la colección heterogénea de factores asociados cía, duración, prioridad e intensidad;
con crimen y criminalidad;
H) el aprendizaje incluye todos los mecanismos incluidos en
b) practicar una abstracción lógica que prescinda de rasgos cualquier otro aprendizaje;
personales o sociales que se asocian habitualmente a delito y
que son equívocos porque los que los acusan a veces no come­ V) la conducta criminal, si bien responde a necesidades y
ten delitos y quienes no los tienen también delinquen; valores generales, no se explica por ellos, ya que de ellos tam­
bién deriva el comportamiento lícito.
c) diferenciar los niveles de análisis;
Jales proposiciones del autor implican afirmar, en último
d) apelar más que a una explicación mecanicista o termino, que un sujeto llega a ser delincuente cuando las pau­
situacional, basada en determinantes inmediatos, a una expli­ las de conducta que predominantemente lo han rodeado не
cación "histórica" o "genética", que incluya experiencias an­ orientan a la violación de la ley. Como la tesis insiste en la
teriores y la forma en que la situación es "definida".
Interacción con otras personas, se asigna escasa importancia a
El autor aspira, en su trabajo, al encuentro de una causa los medios de comunicación social. Se estima cardinni la va
"ideal" o "abstracta" que satisfaga, a la vez, los requisitos de ilación do las asociaciones "en prioridad", lo que implica NU
suficiencia y necesariedad. brayar los aprendizajes de la primera infancia.

La fundameninción de la teoría incluye nueve proposicio­ La asociación diferencial reconoce parentesco con varias
nes, que pueden nIntetizarse nsí: otras teorías. Se enmarca, desde luego, en la tesis mucho más
244 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 295

amplia del aprendizaje, nutricia de numerosos desarrollos i lerin de los modelos que se enfrentaron anteriormente, lle­
doctrinarios en Psicología y Sociología. El autor formula refe­ gándose asi hasta el infinito;
rencia explícita al conflicto de culturas de Sellin, aunque el con­
flicto se reduzca sólo a las actitudes frente a la ley y el delito y I) la sobre-simplificación del proceso de aprendizaje: el re­
no a las relacionadas con la religión, la política o el nivel de puro da lugar, cual se verá, a modelos más elaborados;
vida.
g) el acento ideológico que subyacería en la tesis, comuni­
En la misma forma, cual se ha dicho, para armonizar los i ndo a lodos los que sostienen su valor universal, como cau-
niveles de análisis Sutherland recurrió a la teoría "ecológica” на nuticiente y necesaria. Las alusiones a "desorganización
ile Chicago aunque -manifestando reticencia ante el concepto noeud" o a " organización diferencial de grupo" determina­
ile "desorganización social"- propuso substituirlo por "orga­ da por el contexto social general aludiría, en el fondo, a des­
nización diferencial de grupo": en los barrios pobres no exiș­ igualdades, injusticias y conflictos determinados por la pro­
ti ría desorden, sino forma diferente de encuentro comunitario, pia estructura social y daría a entender que una sociedad
con valores y normas propios aunque en alguna medida diver­ ma justa haría desaparecer el crimen. Nadie puede no an­
sos de los existentes en otras zonas. helar una sociedad mejor constituida y con mayores opor-
lunidades para todos, pero tal deseo enfrenta valoraciones
Pese a la amplia difusión de la tesis, ella ha merecido nu­ iileológico-políticas y nuevos peligros. Cual expresa López-Rey,
merosas críticas, entre las cuales cabe mencionar: ''ninguna estructura social se halla libre de contradicciones,
( lerigualdades y conflictos", "evolución y revolución, así como
a) su excesiva amplitud: para los multi-factorialistas, en es­ el impedirlas, dan lugar a nuevas normas delictivas...", "se ve
pecial, no pueden atribuirse todos los delitos a una sola cau­ iyut, nuevamente, en forma clara, la índole conceptual del de-
sa, física o ideal; lilu".IMI Así, aunque se pretendan "componer" o "mejorar" los
elementos activos del aprendizaje, existirán variables que no
b) su excesiva abstracción: el "excesivo" contacto se enfren­ piulemos manipular o cuyo manejo excede los límites de la éti­
ta (Sheldon Glueck) con la imposibilidad de "contar" los mo­ co social.
delos a que un sujeto ha sido expuesto;
lodo lo anterior no impide el empleo de la tesis en el nivel
c) la imposibilidad de su aplicación a delitos impulsivos, del "rango medio" o como válido elemento de un marco teóri­
espontáneos y otros en que no cabe pensar en aprendizaje; co más general. En este sentido, cabe citar nuevamente la in­
vestigación de Schlomo Shoham sobre la delincuencia juvenil
d) el menosprecio por los factores de personalidad. Aun­ ru srael.
que Cressey insista, en defensa de la tesis, en que tales facto­
res son el "producto del aprendizaje", caben ciertas reservas. Las dificultades que la teoría enfrenta en el ámbito de la
Si se invierte la relación, por lo demás, podría pensarse que un Investigación empírica no han impedido algunos trabajos que,
sujeto busca determinadas asociaciones porque se avienen a su en general, "no arrojan resultados concluyentes" (García-
personalidad, en lugar de pretenderse que las asociaciones lo Pablos). Entre ellos cabe mencionar los de Schort (1960), Reiss,
forman a él; Rhodes y Lewis (1961), Hirschi (1969) y Ch. Tittle (1980).
e) la enfatización en los procesos sociales de transmisión 1,1 Μ umici López Rey y Arrojo -"Criminología", Madrid, Aguilar, 1975, Vol. I, págs.
de normas, en desmedro de un respeto paralelo a los modelos Ml 42. Iraducclón del Capítulo fundamental de la obra "Principles of Criminology",
de lid win П. Sutherland, puesia al dia por Donald Cressey (J.B. Lippincott Cum-
de "respuesta", "aceptación" y receptividad de los sujetos. El pany, Philadelphia and New York, 7a. ed. 1966) aparece inserta en nuestro volumen
reparo, vinculado con el anterior, recibe de Cressey una res­ "( ’riminologín. Material Complementario de Lectura", pig*. 65-7(1. HI Uhm de
puesta no muy satisfactoria: los modelos de respuesta depen­ Nuthørland no ha aido traducido al cantollano.
296 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 297

13. EL CONFLICTO DE CULTURAS DE THORSTEN <4 lei ritorio de otro o cuando los miembros de un grupo migran
SELLIN. a otro: se mencionan como ejemplos el caso de Algeria, la apli-
< arion de la ley soviética en Siberia, el caso de los inmigrantes.
La teoría del conflicto de culturas, nutricia de muchas otras
teorías contemporáneas, aparece expuesta en la obra de 11conflicto de culturas no necesariamente supone un con-
Thorsten Sellin "Conflict Culture and Crime" publicada en Hielo "mental", que se presentará sólo cuando el proceso de
1938. »u u Hu ración haya concluido. No habría tal conflicto mental en
el ejemplo célebre de Sellin: el caso de un padre siciliano que
En el planteamiento de la tesis, se recuerda que en hombre en Nueva Jersey da muerte al seductor de su hija de dieciséis
nace en una cultura y que, biològicamente equipado para re­ 1hOs.
cibir y adaptar conocimiento sobre sí mismo y sobre sus rela­
ciones con los demás, incorpora, formal o informalmente, ideas I .a teoría -aunque criticada por algunos, como López Rey
que implican "significados" atribuidos a costumbres, creencias (cwcesivamente amplia, poco sistemática, peligrosa)- ha ferti-
y relaciones con sus semejantes y con las instituciones socia­ H/.ado grandemente el pensamiento criminológico moderno y
les. ha nervido de base a otras hipótesis, cual la de las subculturas,
I >or ejemplo.
Ante muchas situaciones vitales, tales ideas, significados y
costumbres determinan formas de reacción necesarias, esto es 14. LA TEORIA DE LAS SUBCULTURAS.
normas de conducta, que aseguran la protección de valores so­
ciales. Admitida la noción sociológica de cultura, cabe aceptar que
y,ru pos humanos inmersos en grandes colectivos humanos,
Tales circunstancias sin duda crean conflictos personales, tomo virtuales "sub-sociedades", posean peculiares ideas, va­
sobre todo si se considera que cada persona se identifica no lores, creencias y pautas de conducta que sólo en cierta medi­
sólo con uno, sino con numerosos grupos sociales y que cada » Li coinciden con las pautas del gran núcleo social y que en al­
uno de ellos es normativo, por surgir en él determinadas nor­ guna cuota difieren de ellas.
mas de conducta.
Se llega así al concepto de "subcultura", del cual pueden
El problema tiene relación con delito, cual expresa Sellin darse muchos ejemplos: minorías étnicas, religiosas, subcultura
especialmente en dos situaciones en que puede observarse un de la pobreza, subcultura de la violencia, etc. Yinger propone
claro conflicto de culturas. se emplee la voz contra-cultura para el caso de percibirse no
nolo diferencia sino oposición amplia a la cultura dominante.
Una de estas situaciones se presenta como un sub-produc-
to del crecimiento de la civilización: existe sin duda una fuerte Interesa señalar, como rasgos generales de las subculturas,
diferencia entre las sociedades primitivas, armónicas, solida­ lon Niguientes:
rias, con normas culturales integradas y consistentes y la so­
ciedad moderna industrial y mercantil, con multitud de gru­ a) la noción de subcultura, cual se emplea en términos ge­
pos y multiplicidad de reglas a veces total o parcialmente nerales, no conlleva un acento peyorativo, sino una simple re­
antagónicas. lación tic género a especie (cultura, subcultura);
La colisión de códigos normativos, segunda situación de b) trátese de diferencias o de oposición en matices entre cui
este tipo, se presenta cuando ellos chocan en el límite de áreas lura y subcultura, el contraste no puede ser total, ya que ello
culturales contiguas, cuando In ley de un grupo pasa a cubrir Implicaría desintegración social;
298 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 299

c) subcultura no supone necesariamente contacto espacial lin cuanto atañe al "contenido" de la subcultura de delin
o geográfico entre quienes la profesan; i nenies juveniles, advierte Cohen que es menester precisar sig­
ilii ¡raciones y motivaciones típicas, diversas ciertamente de las
d) la persistencia de pautas subculturales requiere de san­ » pie intervienen en la criminalidad de los adultos.
ciones ante su violación, cual destacan Wolfgang y Ferracuti,
entre otros estudiosos del fenómeno; En esta búsqueda de rasgos diferenciales de la subcultura
de delincuentes juveniles -no de todos los delitos cometidos
e) la pertenencia a determinada subcultura no impide que por jóvenes- Cohen detecta rasgos de no utilitarismo, malicia
un comportamiento -criminal o no- sea determinado por la si­
tuación y no por virtud de la norma (Yinger). y negativismo.

Como ejemplos de subculturas específicas pueden mencio­ ΙΊ rasgo de no utilitarismo -pese a que en su mayoría es­
narse -con atingencia a nuestra materia- las de la pobreza y de tos jóvenes proceden de clases necesitadas-implica que el de­
la violencia, las de los delincuentes juveniles y los criminales lito constituye no un medio de recompensas económicas, sino
profesionales, la de los drogadictos, etc. La extensión del con­ una especie de recreación o deporte.
cepto permitiría hablar de subculturas de jóvenes urbanos, de
ciertas profesiones, de ciertos credos religiosos, etc. I<1 rasgo de malicia implica un desafío a los tabúes, una for­
nia no sólo de
desobedecer, sino de ridiculizar las normas.
a. La "contracultura" de delincuentes juveniles: Cohen.
El rasgo de negativismo supone que las normas subcul-
Una de las primeras proposiciones sobre subculturas corres­ luíalos serían las de la gran cultura general, pero vueltas al re­
ponde a Albert К. Cohen, quien la formula en su obra "Delin­ ves,
quent Boys", de 1955 y la reitera, con ciertas amplificaciones,
en "Deviance and Control", de 1966.
C ‘ohen agrega, a estas características básicas, la versatilidad
En explícita referenda a la teoría de la anomia de Merton, y el hedonismo de corto alcance.
recuerda Cohen que cuando los medios para luchar dentro del
marco de las normas institucionalizadas son insuficientes, los 1 ai versatilidad explicaría frecuentes cambios en la activi­
jóvenes tenderán al rechazo de ciertas normas y a su substitu­ dad delictiva: al predominio del robo y el hurto -"no especia­
ción por otras que permitan una vida más confortable. Tal so­ lizados"- se agregarían variados comportamientos vandálicos
lución debe requerir un apoyo colectivo, ya que conductas des­ cuales la ruptura de vidrios, la destrucción de asientos de ve­
viadas solitarias y castigos individuales provocarán "duda e hículos o de señales del tránsito.
incertidumbre". En la tesis de Merton, por lo demás, el pro­
blema enfrentado es de status y auto-respeto y ello requiere El hedonismo de corto alcance implica desinterés ante me­
una respuesta colectiva. las ile largo plazo,la distribución racional del tiempo o el es-
hierzu sostenido.
Agrega Cohen que su tesis coloca "el énfasis en la dimen­
sión colectiva de la conducta desviada, característico de la es­ "Conspicuo" ingrediente de esta subcultura sería el énfa
cuela de la transmisión cultural, fusionado con el énfasis que
la tradición de la anomia coloca en la distribución de las ten­ HIH en la autonomía del grupo. Este no sólo rechaza el control
siones socialmente estructuradas y en los medios para luchar ¡leí hogar y la escuela sino que, asimismo, manifiesta Indile
contra ellas".'"2 renčia u hostilidad frente a otras agrupaciones juveniles.

Albi’rt K. C’ohen " I )rv Irt ni' P anil (‘oniro", Iinglewood CHff«, New Jersey, Prentice-
Esta conducta sería, en el fondo, un mecanismo de defensa
I [nil Inc., 1066, рИц ilei Yo -en el fondo una formación reactiva- definido como la
300 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 30 í

"negación de un elemento inaceptable de la personalidad a tra- a) respeto al orden jurídico;


vós de una conducta que parece afirmar el opuesto". li) sentido impersonal de la autoridad;
c) sobriedad;
Tal aserto es justificado por Cohen recordando que estos 11) frialdad y prudencia;
jóvenes han sido educados en una cultura que enfatiza tanto e) mayor reflexividad que brillantez;
un alto nivel de aspiraciones como la general posibilidad de f) espíritu de esfuerzo;
alcanzar las metas. Como la capacidad real para el triunfo es g) firmeza ante la adversidad;
escasa en la clase baja, una posibilidad de evitar las humilla­ li) espíritu crítico;
ciones es retirarse de la competencia y en cierta forma negar i) apertura hacia el mundo y afán viajero;
un sistema de valores que, en cierto grado, es también su pro­ j) hospitalidad, amor a la tierra y a la patria, etc.
pio sistema de valores.
En lo negativo, se ha subrayado por muchos:
En cierta forma, así, al "pararse sobre la cabeza", demos­
trarían "no sólo a los otros, sino a sí mismos, su desprecio por a) escasa imaginación;
el juego que han rechazado". b) imprecisión e impuntualidad;
c) tendencia a improvisar;
b. La subcultura de la pobreza. d) tendencia al esfuerzo intermitente y al escaso perseve-
i ai ;
El concepto de subcultura de la pobreza debe vincularse e) imprevisión;
con las proposiciones de Walter В. Miller, de Harold D. I) escaso sentido de responsabilidad;
Lasswell y, en especial, de Oscar Lewis. Asimismo, con las re­ g) tendencia a no reconocer los errores, a reducir los méri-
servas de Milton Yinger. Miller, en 1958, escribe sobre la "Cul­ tus ajenos y a culpar de los fracasos a terceros;
tura de clase baja como un medio generador de delincuencia li) fatalismo;
en pandillas" y Lewis es autor de dos obras: "Antropología de i) arribismo o tendencia a "trepar" por la escala social en
la pobreza" y "Los hijos de Sánchez" (1961). Lasswell, en 1950, búsqueda de símbolos de alto status.
desarrolla el concepto de "contra-mores", rasgos culturales que
se perciben como desviaciones de las costumbres o "mores". Creemos que en esta materia, más que generalizar, proce­
de vincular estos rasgos, positivos o negativos, con peculiares
Escribir sobre subculturas supone dar por existente una cul­ estratos sociales o económicos. Asimismo, que la "peligrosi­
tura, que sería el género frente a aquéllas, concebidas como es­ dad" de ciertos rasgos debe también conectarse con determi­
pecies de la última. El concepto de cultura interesa en especial nadas categorías humanas, dada la forma peculiar en que ellos
desde el punto de vista de los valores y las normas, mucho más pueilen "modelarse" y dar origen a un comportamiento des­
que desde el ángulo de las peculiaridades de lenguaje o cos­ viado.
tumbres.
Sólo así, creemos, sin riesgo de generalizaciones ofensivas,
En relación al contexto chileno, cabe así preguntarse si exis­ puede hablarse de una "subcultura de la pobreza". Parece* HUN
te una "cultura " chilena -con acuerdo a la noción sociológica- Ilativo recordar a este respecto, la distinción trazada por Yinger
o si, mediante diversos criterios de estratificación, pueden J entre "subcultura" y "contracultura". La primera apunta a
percibirse varias culturas nacionales. Į। aquellos casos en que un grupo muestra un acervo peculiar en
lenguaje, valores, religión, estilo de vida, etc., y su relativo a IN
Diversos autores han propuesto, como rasgos definitorios Ж Iamiento físico o social impide una completa asimilación por
del "carácter chileno", los siguientes, entre otros: į la gran sociedad. Contracultura para Yinger, en cambio, impIlcA
302 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 303

q uc el sistema normativo de un grupo contenga, como elemen- .i) que algunos pocos rasgos caracterológicos pueden estar
lo primario, un tema de conflicto con los valores de la socie­ presentes en la mayor parte de nuestra población sin grandes
dad total y que las variables de personalidad estén directamen­ diferencias según estratos socioeconómicos: es el caso de la so­
te envueltas en el desarrollo y mantención del grupo. briedad, la mesura, el apego a la juridicidad, el espíritu críti­
co, la curiosidad ante lo foráneo;
Para Yinger , en esta forma, puede hablarse de subculturas
de adolescentes o de negros residentes en el sur de Estados b) que otros rasgos -o su peculiar modelaje- sólo son per­
Unidos, mientras contraculturas serían la de "delincuentes ju­ ceptibles mediante división de la población en estratos socio-
veniles vandálicos" de Cohen o la de negros residentes en nú- económico-culturales e, incluso, según sexo y nivel etario. Pue­
cíeos urbanos de dicho país, casos éstos en que pueden obser­ den así advertirse "subculturas" de clases baja, media y alta,
varse confusión de valores y controles sociales débiles como de jóvenes y de personas maduras, todas ellas susceptibles de
resultado de la deprivación y las frustraciones múltiples. N<T "cruzadas" según sexo. Si bien en las clases pobres puede
darse la tendencia al "esfuerzo intermitente y al escaso perse­
Aplicado al caso de la pobreza, puede concluirse que ésta verar", que exhiben los varones, tal reparo no es aplicable a la
puede generar tanto subculturas como contraculturas, lo que mjer, que muestra un denuedo permanente en la defensa de
permite evitar una generalización gratuita y suponer a todos su hogar. La escasa capacidad de planificar tampoco parece
los pobres como candidatos a la conducta desviada. generalizable a la clase media. En cuanto atañe al consumo de
ah ohol, si bien puede detectarse como rasgo bastante general,
Oscar Lewis (1914-1970), al estudiar un núcleo carenciado < abe sí decir que las motivaciones para el consumo y las pecu­
de Ciudad de México, formula observaciones que estima liar idades de la ingesta muestran bastante diferencia según es­
generalizables a vecindarios pobres de Londres, Glasgow, Pa­ hatos;
rís o Harlem y que también, en cierta cuota, serían válidas -
creemos- para ciertos núcleos habitacionales chilenos.
c) que en cuanto atañe al nodulo del concepto de cultura -
Señala así el autor de "Los hijos de Sánchez": el respeto a las normas institucionalizadas y a las mores- ésta
preciera darse como rasgo general de la población. Puede ha­
a) alta incidencia de alcoholismo; ber contribuido a ello el sentido de la juridicidad, bastante per­
b) recurso frecuente a la violencia para zanjar dificultades; ceptible y que en buena cuota podría atribuirse al predominio
c) uso frecuente de la violencia física en la formación de los intelectual de las clases medias, que exhiben buen funciona-
niños; míenlo de los controles sociales informales y formales;
d) sexualidad precoz; frecuencia de uniones libres; alta cuo­
ta de abandono de madres e hijos; d) que, en lo que atañe a "contraculturas" y a predominio
e) fuerte orientación hacia el presente, escasa capacidad ilo Ius "contra-mores", pareciera que ellas pueden observarse
para posponer deseos y para planificar; tanto entre pobres oomo entre personas de alto ingreso, aun­
f) resignación y fatalismo; que los resultados de conducta desviada sean diversos y apa­
g) creencia en la superioridad masculina; familias centra­ rezcan más perceptibles en la clase baja. Frustraciones y con­
das en la madre; flictos, con debilitamiento de controles -aunque sean de
h) actitud crítica hacia algunos de los valores y las institu­ un tu raleza diversa- pueden observarse en ambos extremos. En
ciones de las clases dominantes, con odio a la policía y descon­ un caso, la "criminalidad del pobre diablo" mostrará hurtos,
fianza en los gobernantes. robos, violaciones. En el otro, la "criminalidad de cuello blan­
co" aportará "cifras doradas" de evasión tributaria, abuso de
Al aplicar a nuestro contexto algunas de estas proposicio­ poder político o económico, negociaciones incompatibles, so­
nes, parece razonable postular: ornos, contrabandos, quiebras.
304 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 305

c. Dos contraculturas: la contracultura del delito y la DIAGRAMA № 8


contracultura carcelaria. Las interrelaciones con las culturas RELACION ENTRE CULTURAS, SUBCULTURAS Y
y subculturas nacionales. CONTRACULTURAS
Puede válidamente sostenerse que, en la acepción de
Yinger, ya estampada, ciertos delincuentes poseen una
contracultura, con peculiares valores, pautas de conducta,
creencias, costumbres, estilos y hábitos de vida e incluso un
lenguaje peculiar que, en cierta cuota, se oponen o exhiben CULTURAS
contradictorios con los imperantes en las culturas y subculturas
nacionales.
CONTRA CONTRA
CULTURA / CULTURA
Aludimos a ciertos delincuentes porque muchos individuos SUBCULTURAS
que cometen infracciones graves o leves a la ley penal es posi­ NACIONALES
ble que no muestren grave discordancia con el código norma­
tivo general de su cultura y que, a la vez, de no reincidir y no
llegar a mirar el delito como medio de vida, no adquieran pa­
trones específicos propios de la contracultura delictual. x CONTRA
CULTURA
La contracultura de los delincuentes habituales -verdade­
ra "corte de los milagros" o "patilla"- puede concebirse inte­
grada por ladrones de muy diversa especie, por estafadores y
por falsificadores profesionales -esto es antisociales "de esta­
do"- y asimismo por ciertos sujetos"para-sociales" que, por
"rondar" en la cercanía de los delincuentes "convencionales" La afirmación anterior implica reconocer que, en muchos
-aunque sean percibidos como "pares pequeños", en cierta for­ aspectos -incluso en los normativos- un delincuente comparte
ma "extraños"- llegan a penetrar el corazón del hampa y a asi­ Lis formas de mirar el mundo de su clase, de su nivel etario,
milar, en alguna medida, el código contracultural de ésta. En­ du HU oficio anterior, etc., además de portar algunas de las ca-
tre estos "parasociales" (Garreaud) pueden hallarse los rncleríslicas del "alma nacional". El disentimiento con los pa­
reducidores, al igual que las y los prostitutos hetero u homo­ I roncs generales puede ser mayor o menor, cual lo expresa el
sexuales. color gris de las esferas secantes de nuestro gráfico.

Aludir a contracultura, por otra parte, indica que sólo en La cárcel da, asimismo, muy claro origen a otra contracul­
cierta cuota se discrepa abiertamente de los patrones de las cul­ tura, en que llega a reinar un verdadero "sistema social" di­
turas y subculturas nacionales. Ello puede observarse, gráfica­ verso en varios aspectos al del mundo en libertad. Si concebi
mente en la ilustración siguiente: mos esta contracultura como una esfera, ella debe también
concebirse como secante, tanto en cuanto atañe a las esferas
matrices de las culturas y subculturas nacionales como en cunn
ton la esfera específica del mundo del hampa, con la cual ex
hibe sólo parcial coincidencia.
De grado o por fuerza, por simpatía, temor o auto-conser
vnelón, todos los internos de una cárcel llegan a observar cler
ЗОЬ MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 3(17

las reglas más o menos explícitas, que se van adquiriendo y primordialmente, por los estratos socio-económicos más
reforzando a medida que avanza el transcurso del tiempo. Es­ oí rendados de la población. Incorpora, así, muchos de los ele­
las reglas, en parte importante, difieren de las que imperan en mentos descritos en el examen de la subcultura de la pobreza.
el mundo de los seres "respetuosos de la ley" y en cierta cuo­
ta también difieren de la contracultura del hampa. En el extra­ Por otra parte, muchos de los delincuentes habituales se
ño mundo de la prisión unos pocos días, a veces, pueden sig­ Inni iniciado precozmente en la actividad criminal y han com­
nificar tanto una honda experiencia traumática-v.gr. una partido una pluralidad de intereses de la o las subculturas ju­
violación homosexual- como un rápido aprendizaje de ciertos veniles. Estas constituyen un estrato particularmente vulnera­
preceptos y de ciertos mecanismos defensivos. ble ante ciertas metas enfatizadas por la propaganda y la
Imposibilidad económica de alcanzarlas implica frustración y
Lo expresado puede advertirse, con claridad, en el gráfico latvorece el delito. La insatisfacción de "necesidades artificia­
siguiente: les" ( larde) explica más certeramente la precocidad en el com-
porlamiento desviado que hipótesis biológicas o psiquiátricas,
validas sólo en muy pocos casos.
DIAGRAMA № 9
CULTURAS Y SUBCULTURAS NACIONALES Los múltiples defectos de la reacción social frente al delin­
CONTRACULTURAS DEL DELITO Y DE LA PRISION i nenie juvenil -beneficiado dudosamente con el criterio del
"dÍHcernimiento"o con las perífrasis de "situación de riesgo"
o "situación de conflicto con la justicia"- favorecen el avance
del muchacho por la trayectoria criminal persistente. Poco a
рою, asi', irá participando de la contracultura del hampa.
CULTURAS En esta contracultura de delincuentes habituales destacan
t omo elementos distintivos importantes:
SUBCULTURAS
NACIONALES a) un sistema de estratificación;
h) un conjunto de valores peculiares;
r) un conjunto de creencias, también peculiares;
CONTRA CONTRA, d) un cierto estilo de vida;
CULTURA CULTURA e) un lenguaje típico.
DEL DELITO DELA
CARCEL
LI sistema de estratificación implica existencia de diversos
nveles de prestigio conexo al tipo de actividad criminal, al gra­
do de especialización de ésta, a las modalidades de ejecución
r Incluso al tipo habitual de víctima. El status bajo, medio o
alto oarece asociarse, al igual que en la sociedad general, al ni­
vel de ingreso y a la forma "manifiesta" en que éste se alcan-
Examinaremos, separadamente, cada una de estas contra­ /rt.
culturas.
lín el hampa chilena se advierten numerosas especinlidn
c.l. La contracultura de los delincuentes habituales. des.
La contracultura de Ion delincuentes habituales contra la Entre los estafadores ("achaca dores") hay "bn lu rd e ros",
propiedad -hurtos, robos, esta fas, falsificaciones- es nutrida, "cuenteros", "garipaucheron",
etc. Cometen hurtos y robos el
308 MARCO A. GONZALEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 304

"burrero", el "cogotero", el "monrero" el "escapero", el "me­ La violación a las normas conexas a estos valores da ori­
chero" etc. gen a penalidades de diversa gravedad: pueden ellas consistir
en Li reprobación, el ostracismo, la violación homosexual, el
El máximo prestigio parece corresponder a los asaltantes castigo físico e incluso la pena de muerte.
("choros") y a los "internacionales". Las demás especialidades
corresponden a un rango medio, ubicándose en el extremo in­ La descripción anterior corresponde a un período ya
ferior los "mostaceros" o explotadores de homosexuales, los "dcí'initivo"de comportamiento criminal, a la "madurez" de
"presentazos" o delincuentes "chantados", algunos transforma­ una trayectoria cuya declinación comienza a los 35 o 40 años,
dos en delatores o "bomberos" y los "domésticos", ladrones al reducirse control psicomotriz, rapidez y aptitudes en géné­
intra-clase que hurtan en su propio barrio, obteniendo botines iül·
tan míseros como la ropa lavada tendida (blanqueos).
Los primeros delitos, en efecto -cometidos por lo general,
En esta criminalidad "convencional" obviamente disuenan ги Li juventud- entregan una auto-imagen aún confusa, en que
tanto los delincuentes "políticos" sean sus acciones instru­ no existe una definición cabal de "ser delincuente". Al conti­
mentales o expresivas, como los criminales "de cuello blanco" nuar la actividad delictiva, junto con asumirse labores de ma­
y los criminales ocasionales. Escaso respeto merecen las pro­ yor complejidad, bravura o importancia, la auto-percepción
fesiones -poco calificadas aunque necesarias- del chofer que como criminal será nítida y definitiva. En tal proceso juega un
facilita su vehículo para un delito ("calchonero”) y del papel importante la reacción social formal que estigmatiza, cie­
reducidor de especies robadas ("guardador para callado"). rra círculos para actividades lícitas y fuerza así a un compor-
lamiento criminal persistente.
A la estratificación contribuyen tanto la especialidad como
las modalidades de ejecución y el tipo habitual de víctima. El I<n la formación de un delincuente "convencional" (Clinard
actuar con especial frialdad y valentía ("tener corazón") o con y Quinney) o "semiprofesional" (Gibbons), por lo demás, apa­
peculiar audacia o técnica contribuyen al "cartel". Lo mismo, recen relevantes no sólo la identificación con el delito y el auto
el hurtar a personas adineradas. concepto como delincuente sino, asimismo, la asociación exten­
siva con otros delincuentes que otorgan apoyo grupai y refuer­
Pueden percibirse como peculiares "valores" de esta con­ zan la "diferencialidad" del código contracultural.
tracultura:
I .os otros delincuentes, con quienes el sujeto se asocia, corn­
a) el orgullo profesional. El delincuente de trayectoria cri­ pa ríen también creencias peculiares, estilos de vida y un len­
minal llega a proclamar orgullos amente su profesión; guaje típico.
lintre las creencias cabe mencionar cierta peculiar mezcla
b) la eficiencia profesional, traducida en el actuar con va­ <lr religiosidad y paganismo, frecuente presencia de mente
lor, victimizar a personas adineradas y no causar males inne­ "mágica", evidenciada en conductas supersticiosas y alguna
cesarios; ruóla de fatalismo que disuelve en el "estaba escrito" tanto las
vivencias de culpa por el actuar delictivo como los errores "téc­
c) la lealtad, que supone cumplir lo prometido y no trai­ nicos" que favorecen la aprehensión.
cionar o delatar a un compañero;
En el estilo de vida destacan el "vivir el momento" y el "vi­
d) la solidaridad, que fuerza a un delincuente convencio­ vir intensamente" demostrando ambos elementos escasa capa­
nal a la ayuda a los amigos encarcelados o con problemas y a cidad prospectiva. Un botín cuantioso, en esta forma, puede
no aprovecharse de NUM circunstancias difíciles. agolarse en pocos días.
310 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 311

El peculiar argot del hampa ha dado y sigue dando base a que dice el Código Penal: son reglados sus hábitos de vida,
estudios de etnolingüística de peculiar interés (v.gr.Ramón pierde toda privačia, es reprimida su sexualidad y debe sopor­
Pinochet E., Oreste Plath). Este "coa" tanto cumple función ins­ tar fuerte estigma y trato irrespetuoso. Ciertas defensas, así ,le
trumental (comunicación secreta) como permite que el sujeto permiten recordar que posee algunos derechos fuera de los que
se identifique con el grupo y contribuye a la cohesión de éste. parcamente le otorga un reglamento.
Lo escrito merece sí dos reservas: Calificamos tales mecanismos como defensivos porque el
H ujeto debe-subjetivamen te-liberarse de la vivencia de culpa y
a) la atingente al peligro de las generalizaciones. La bús­ objetivamente- luchar por la supervivencia en condiciones
queda de un perfil contracultural supone el riesgo de omitir ciertamente difíciles.
cuadros atípicos que en cierto momento pueden llegar a ser
dominantes. Sirva como ejemplo el criminal "loco", de compor­
la miento imprevisible ante la policía; El interno, frente a un medio hostil y pleno de desconfian­
zas asimilará, en forma insensible, ciertos valores y normas di­
b) la atingente al riesgo de "detención de la historia". La ferentes a los de la gran sociedad. Es decir, con palabras de
criminalidad es un fenómeno evolutivo -al igual que su len­ < 'lemmer, experimentará una mayor o menor "prisionización”.
guaje típico- y experimenta variaciones. En 1998 no parece ya
tan general aquello de "evitar males innecesarios" y numero­ En el "sistema social" de la cárcel se podrán detectar:
sos delincuentes maduros lamentan una especie de "brecha
generacional" que no otorga respeto al "cartel" adquirido en a) una estratificación en que ciertas especialidades otorgan
muchos años de "brillante" trayectoria delictiva. prestigio y ciertos comportamientos delictuales son mirados en
lorma peyorativa;
с.2. La contracultura carcelaria. b) un conjunto de normas que es menester cumplir forzo­
samente;
Concebimos la contracultura del hampa como una esfera
secante con la constituida por la contracultura carcelaria. Mu­ c) un conjunto de preceptos penales que se aplican a quie­
chos sujetos que llegan a la prisión no integran la delincuen­ nes infringen las "contra-mores";
cia habitual contra el patrimonio; ciertos criminales profesio­
nales gracias a especial fortuna permanecen privados de d) un peculiar "coa cañero" que es tanto instrumental como
libertad por breves períodos. linalista en cuanto supone reafirmación de identidad colecti­
va.
Los sujetos que permanecen en prisión por largo lapso de
grado o por fuerza deben aceptar ciertas reglas que estructuran Sykes y Messinger, al escribir sobre el "sistema social de los
un verdadero "sistema social" (Sykes, Messinger) que se ma­ internos" agrupan los "dogmas" de los prisioneros en cinco
nifiesta en una institución "total" de atmósfera fuertemente grupos principales. Si "traducimos" tales dogmas en relación
paranoídea. con los valores de la contracultura de delincuentes habituales
ya examinada, podemos obtener algunas diferencias fácilmente
Las reglas no escritas de la prisión responden a mecanis­ comprensibles.
mos tanto auto-validativos como defensivos.
Por razones obvias, eliminamos los contravalores conexos
Calificamos tales mecnnismos como auto-validativos en la a orgullo profesional y eficiencia delictiva. Nos quedan así,
medida en que el interno es "condenado a mucho más" de lo como valores restantes:
312 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 313

a) Lealtad, que supone no ser intruso, no crear problemas d. La "subcultura" de la violencia.


y, sobre todo, no incurrir en delaciones;
La fundamentación del concepto de "subcultura" de la vio­
b) Solidaridad, que supone cumplir la palabra empeñada, lencia -en el fondo una "contracultura", con acuerdo a Yinger-
no robar o explotar a los compañeros, hacer causa común ante ( orresponde básicamente a un psicólogo italiano -Franco
los allanamientos o las sanciones disciplinarias; lerracuti- y un sociólogo norteamericano -Marvin E. Wolf gang-
а u lores de "La subcultura de la violencia. Hacia una teoría in­
c) Reciedumbre, explicitada en el ser "duro", capaz de so­ legrada en Criminología" (1967).
portar privaciones y de demostrar valor ante los funcionarios
El examen de esta obra en esta parte de nuestros "Elemen­
y los demás reclusos; tos" -las teorías de orientación sociológica- merece una breve
explicación. Desde un ángulo se justifica plenamente, toda vez
d) Serenidad, que implica reducir al mínimo los rencores y que la tesis de las subculturas y de su matriz -el conflicto de
evitar las disputas; cu Ilutas- posee un indudable basamento sociológico. Desde
otro punto de vista, podría objetarse toda vez que el propio
e) Desconfianza, anti-valor muy ligado a la atmósfera opre­ subtítulo de la obra -"Hacia una teoría integrada en Crimino­
siva del penal, a la omnipresència del mundo "corrector". Tal logía"- da a entender claramente cómo los autores persiguen,
anti-valor fuerza a desconfiar de los guardias y demás funcio­ ron ocasión del examen de un tema específico, postular las ba­
narios y a no comprometerse vivencialmente con los sermones ses de una Criminología en que converjan los diversos ángu­
de la autoridad o con las ventajas de algún nuevo sistema, sal­ los desde los cuales se ha abordado el fenómeno del delito. Tal
vo en lo que sea "conveniente". tendencia integrativa se advierte ya en algunas de las teorías
examinadas y se hará aún más perceptible en las que se des­
Tales reglas obviamente no son respetadas por todos los in­ criben someramente más adelante.
ternos. En cualquier penal pueden hallarse desde el sujeto pen­
denciero hasta el explotador de sus compañeros o el que incu­ Integración, por lo demás, en opinión de los autores, no su­
rre en delaciones. pone sólo aproximación de los puntos de vista biológico, psi­
cológico y sociológico. Supone, además, búsqueda de vínculos
En la misma forma, se encontrarán formas muy diversas de unitarios entre la teoría científica y el material empírico, al
respuesta a la deprivación heterosexual en que ciertas conduc­ igual que entre la teoría (general) y los procedimientos clíni­
tas -y sus correlatos de mecanismos de defensa- suponen no­ cos (un delincuente específico).
torias diferencias frente al código cultural de los no delincuen­
tes. La tesis de la subcultura de la violencia se plantea como
"una impetuosa filtración de violencia que va impregnando el
Ante la "aculturación" que experimenta el sujeto en pro­ núcleo de valores que marcan el estilo de vida, los procesos de
socialización y las relaciones interpersonales de los individuos
longados encarcelamientos, es decir, ante su asimilación de los que viven bajo condiciones similares".183
"usos, costumbres, creencias y cultura general del recinto",
muy poco puede extrañar que Donald Clemmer califique a la Tal aceptación general de un código normativo parcialmen­
prisión como "fuente de criminalidad", que se detecten altísi­ te diferente del de la sociedad en general implica un proceso
mos porcentajes de reincidencia y que el instituto -al decir de de transmisión cultural en que los autores estiman necesario
múltiples autores- se encuentre hoy en plena situación de "cri­
sis". Ello fuerza sin duda, a la aplicación de medidas alterna­ *ð> Marvin H. Wolígang y Eretico Vcrrncutl "Ln nubculturn dc In violenein", México,
tivas que sí posibiliten un verdadero "tratamiento". Eondn dt· Culturn., 1471, pAg Ift4.
314 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 315

complementar el enfoque sociológico con una aproximación mínales hace concluir que éstas, por sí solas, no explicarían ni
psicológica que precise cuál es la razón del ingreso de un su­ la agresividad ni el homicidio, la expresión más clara de ella:
jeto al grupo pro-violencia, cuáles variables de personalidad seria el caso, v.gr., de la anomia de Merton.
hacen posible el aprendizaje, cuáles parámetros micro y
macrosociales favorecen la asimilación de los contravalores y En una proposición más personal, se postula que los homi­
de las contra-normas. cidios preponderan entre grupos subculturales relativamente
homogéneos de las comunidades urbanas muy numerosas. El
Se dice así, por ejemplo, que es posible que un muchacho sislema de valores sociales de estos grupos constituiría una
ingrese a un grupo violento no por disfrutar de la violencia, subcultura de violencia. Juzgando desde una perspectiva
sino simplemente por buscar la compañía de otros seres. En psicológica, cuanto mayor sea el grado de interacción del in­
igual forma, que ciertos comportamientos son inducidos por dividuo con esta subcultura, mayor sería la probabilidad de
la situación y no precisamente por la contra-norma. que recurra a la violencia en una buena variedad de situacio­
nes. Desde el punto de vista sociológico, debería existir una
La obra critica, por unilaterales o no probadas, ciertas teo­ proporción directa entre las tasas de homicidio y el "grado en
rías propuestas en relación con la agresividad. Son desechadas, que la subcultura de violencia representa un conglutinado de
así, la tesis psicoanalítica de la agresividad innata al igual que valores impregnados de este tema capital".185
las teorías biotipológicas y las tesis de base electroencefa-
lográfica. Tampoco aparece satisfactoria, a este propósito, la Contribuyen a fundamentar la tesis algunos trabajos empi
tesis de los "inventarios de personalidad" que si bien podría ricos que se mencionan (v.gr. el estudio de Wolfgang sobre el
entregar un "perfil" del homicida hasta hoy no proporciona un homicidio en Filadelfia), cuadros estadísticos sobre la mayor
intento serio por "incorporar dentro de una teoría congruente o menor tasa de homicidios y el examen de algunos con le x Ion
de la agresión las evaluaciones psicométricas de los rasgos de culturales -v.gr. Colombia, México- en que se dan las mas ni
agresividad".184 las frecuencias relativas.

La teoría de la frustración-agresión es advertida como ex­ La tesis general se explicita en base a las siguientes propo
cesivamente ambiciosa y muy difícilmente válida en el plano siciones:
científico-experimental: se indica, no obstante, que queda abier­
to el camino para que pueda integrarse con la hipótesis de las a) la subcultura de la violencia -como las otras subcult urns
subculturas. no puede divergir totalmente de la cultura de que forma parle;

Del más alto interés parece a los autores el examen de "cier­ b) el compartir valores pro violencia no supone forzosa­
tas costumbres en la crianza de los niños y su relación con la mente, contactos interpersonales, es decir proximidad geográ­
agresividad", en que sin duda deben confluir tanto la teoría fica entre los sujetos;
subcultural como las proposiciones de Eysenck, Bandura,
Walter y Festinger en materia de aprendizaje, condicionamiento c) no es preciso que los partícipes de esta subcultura den
social y disonancia cognitiva respectivamente. manifestaciones de violencia en todas las circunstancias;

Los autores señalan, con razón, que el examen de las con­ d) la afinidad con la violencia en compartible por todos los
ductas humanas no puede prescindir de la consideración del miembros de una sociedad fuere cual fuere su edad, aunque
contexto cultural. La mención de algunas tesis sociológico-cri- (al afinidad resalta más en los últimos años de la adolescencia
y hasta la edad mediana;
l” Wolfgang y Ferracuti op,rit , pAg IHH.
’** Wolígnng y IWrncutl op ilt , pAg. 17.Τ
316 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 317

e) la contranorma es la abstención de la violencia; 15. UN COMPROMISO ENTRE FUNCIONALISMO Y


IRANSMISION CULTURAL. LAS "OPORTUNIDADES DI­
f) el desarrollo de actitudes pro violencia implica por lo re­ FERENCIALES" DE CLOWARD Y OHLIN.
gular un proceso diferencial de aprendizaje, de asociación o de
identificación. Estas referencias a las tesis de Sutherland- En 1960, Richard A. Cloward y Lloyd Ohlin publican
Cressey y Glaser armonizan con el llamado a considerar va­ "Delinquency and Opportunity. A Theory of Delinquent
riables de la personalidad y a la adopción de un enfoque so­ (langs", valiosa tentativa de integración de proposiciones teó­
cio-psicológico integrado. Si bien se parte de la agresividad ricas. La obra, significativamente, es dedicada a Robert К.
como "reacción aprendida", los autores tienen en cuenta que Merton y a Edwin H. Sutherland, cuyas teorías, en aras de una
no todos los que se hallan en contacto con este tipo de subcul­ armonización, son en cierta cuota corregidas.
tura asimilan los con tra val ores.
Los autores no manifiestan en esta obra un interés en di­
Los autores no formulan una teoría sobre la génesis de esta námicas delictivas individuales, sino en las normas que favo­
subcultura. Mencionan solamente, como posiblemente válidas, recen la formación y persistencia de bandas juveniles. Desde
a este respecto, las proposiciones de Cohen y de Cloward- este ángulo los autores detectan vacíos tanto en la corriente do
Ohlin. la tensión estructural, enfocada al hallazgo de las "fuentes de
presión" que pueden conducir a conductas desviadas como en
Muchos asertos de la obra se advierten bien fundamenta­ la corriente de la transmisión cultural, en que habría ideas
dos en los estudios empíricos que se citan y en otros posterio­ ger minales sobre la forma "en que las características de la сн
res a la obra. Varias afirmaciones, por lo demás, pueden váli­ Iructura social regulan la selección y evolución de las solm io
damente relacionarse con lo que hemos escrito sobre subcultura nes desviantes".187
de la pobreza. En tal sentido pueden citarse la vinculación pre­
ferente del homicidio con las clases económicas carenciadas, El libro se aplica al estudio de subculturas delincuentes: ės
con la forma en que en éstas se confunden agresividad y mas- las, para Cloward y Ohlin, suponen tanto proximidad geográ
culinidad, con el predominio, en tales clases, del castigo pa­ lica entre los sujetos que las integran como ejecución de actos
ternal más físico que psíquico y de formas especiales de "in­ delictivos que implican "realización de roles sociales específi­
terpretar la situación". Las citas del estudio sobre el homicidio camente previstos y apoyados". Estos actos supondrían alto
en Filedelfia (Wolfgang), a este respecto, perfectamente podrían costo social: el comportamiento desviado habitual sería tanto
hacerse paralelas con los datos recogidos en nuestro estudio requisito de aceptación como elemento de status y la actuación
sobre el homicidio en el Gran Santiago. En este estudio (Mar­ dentro de una subcultura presentaría más resistencia al cam­
co A. González, Eduardo Muñoz, 1982) los motivos dominan­ bio que una actuación criminal solitaria.
tes (52.1%) fueron calificados como "fútiles" en opinión de los
investigadores, ciertamente no coincidente con la del sujeto Ante la heterogeneidad de conductas incluidas en "delin­
activo...186 cuencia" -en oposición a "criminalidad de adultos"- problema
poco examinado por estas teorías, los autores proponen dife­
La muy valiosa posición integrativa de estos autores res­ renciar tres tipos de subculturas: la criminal, la del conflicto
ponde, sin duda, a la tendencia que estimamos más promisoria y la del escapismo. Ellas se orientarían a la obtención del lu­
en la Criminología contemporánea. Ella ha de merecer un Ca­ cro, al empleo de la violencia y al uso continuo de drogas, res­
pítulo al final de estos "Elementos". pectivamente. Se advierte la posibilidad de tipos mixtos.

Marco A. González, Udun rii o Muflo/ "Situación, modus operandi y conducta pos­
terior del delincuente en el delito de homicidio", Facultad de Derecho, Universidad Hhhnrd Л, C’loward A layd F. Ohlin "Delinquency and Opportunity. A Theory of
de Chile, mimen, 1УН2, рйц. 12 1 ølinquent Ойпци", New York, The Free Ргенн, 14ń(), pág. X,
318 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 314

A propósito de subculturas, los autores advierten vacíos en '1) jóvenes "no aspirantes", que equivaldrían al "comer boy".
las dos escuelas mencionadas. La de Durkheim busca el ori­ I )e los cuatro tipos, el más frustrado, por un doble oprobio, se­
gen de las presiones hacia la desviación al examinar el conflicto ría sin duda el tercero.
metas-medios, la teoría no explica por qué iguales motivos con­
ducen a respuestas diferentes (suicidio o delito solitario o in­ Los autores armonizan su tipología, en alguna forma, con
greso a la subcultura) ni por qué las bandas se mantienen o el lipo de joven delincuente vandálico que Cohen propone
desintegran. En el caso de la escuela de Chicago, el defecto se­ corno complementario de la tesis de Whyte. El delincuente van­
ría el opuesto: la transmisión cultural y la tesis de Sutherland dálico, no guiado por el lucro, correspondería a los tipos 1 y
apuntan a la persistencia de las culturas criminales y a su de­ 2, ambos guiados por el mecanismo de formación reactiva. El
sarrollo pero no esclarecen los sistemas motivacionales que lle­ lipo 3, en cambio -sin duda el más peligroso- llegaría al delito
van a las subculturas ni por qué el resultado es un comporta­ no por formación reactiva, sino por negación de legitimidad a
miento criminal y no otra forma de desviación alternativa. las normas institucionalizadas.

En cuanto a motivaciones para ingreso a una subcultura, A propósito de obtención de metas, repasan los autores las
los autores no hallan satisfactorias ni la teoría que apunta a los barreras estructurales y culturales que impiden alcanzarlas: re­
defectos para formar una autoimagen masculina clara ni la que ducidas oportunidades se ofrecen en materia de buena educa­
señala crisis de adolescencia y problemas de ajuste (Bloch, ción, buen empleo; el éxito en vías alternativas (deportes v.gr.)
Niederhoffer), ni la que culpa a los conflictos entre las escalas os alcanzado por muy pocos.
de valores de las clases baja y media (Walter В. Miller).
Ante el fracaso en la obtención de metas legítimas por me­
Al fundamentar la tesis central de la obra, precisan los au­ ilios lícitos, habría dos formas de respuesta: el reconocimiento
tores que la disparidad entre lo que los jóvenes de clase baja do la propia ineptitud -que fuerza a un cambio personal- o la
son inducidos a desear y lo que es por ellos realmente alcan- atribución de culpa o injusticia al propio sistema social, que
zable, provoca un grave problema de ajuste. Enfrentados con conducirla a una "alienación", definida como un "retiro de atri­
las formas legítimas de acceso a ciertos bienes e incapaces para buios de legitimidad a las normas sociales establecidas".
situar sus aspiraciones a un nivel más bajo, "experimentan in­
tensas frustraciones; la exploración en alternativas no confor­ En el primer caso, de llegarse a un delito (solitario), el mu­
mistas puede ser el resultado".188 chacho experimentaría una fuerte vivencia de culpa. En el se­
gundo -el de los "alienados"- no habría sentimiento de culpa
Si tal proposición parece repetir a Merton, el aporte más y el sujeto tendería a asociarse con pares que experimentan
personal de los autores se sitúa en las diferentes formas en que frustraciones parecidas.
se perfilarían los tipos de aspiraciones y las formas de alcan­
zarlas. Įt»Ii ^os autores se plantean, por cierto, la diferencia existente
f entre su enfoque, el de Cohen y el de Sykes y Matza. Según
En cuanto atañe a tipos de aspiraciones, los autores recuer­ estos tres autores, los muchachos delincuentes estiman legíti­
dan la distinción formulada por William F. Whyte -"college mas las reglas que violan, recurriendo a mecanismos psíqui-
boys" y "corner boys"- y la hacen objeto de un complemento eos peculiares para solucionar el conflicto: para Cohen, los
que da origen a cuatro tipos: 1) jóvenes que aspiran tanto a as­ standards de clase media transcurren a nivel inconsciente y la
cender a la clase media como a un mejoramiento econòmico; formación reactiva permite destruir lo que secretamente se res­
2) jóvenes que aspiran sobre todo a cambiar de grupo de per­ peta; según Sykes y Matza, los delincuentes no repudian las
tenencia; 3) jóvenes que aspiran sólo a mejorar sus ingresos; normas y sólo las "neutralizan" para huir de la vivencia de cul­
pa. Al estimar los autores que su enfoque por cierto es el co­
c‘lowardy(hlin np.cH , рйц МП rre cío, arguyen que existiría error ¿1 COflfUfidir ''norma?',
320 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 321

"creencia" y "valor", no distinguirse entre actuar solitario y en que muchas investigaciones de terreno no detectan, en delin­
grupo y no reparar que son cosas diversas "restar legitimidad" cuentes juveniles, "sentimientos de oportunidades bloquea­
a una norma que quitarle "validez moral". das". Se expresa por último, la escasa consideración del nivel
psicológico: los factores de personalidad -incluida la forma de
El aporte cardinal de la obra se halla constituido por las di­ percibir- ¿no contribuirían de manera decisoria al buen o mal
ficultades que los autores advierten en el territorio de los me­ examen de las oportunidades estructurales y culturales y de los
dios ilegítimos para la obtención del éxito, también plagado caminos legítimos o ilegítimos?
de oportunidades "diferenciales" según circunstancias perso7
nales y sociales. La tesis -según Cloward y Öhlin- se hallaría @ NUEVOS DESARROLLOS EN LA TESIS DEL
implicita en la escuela de Chicago y en el propio desarrollo de APRENDIZAJE. UNA AMPLIACION DE LAS FUENTES: EL
la tesis de Sutherlahd, que ironiza sobre el ladrón "self-made". k CONDICIONAMIENTO OPERANTE.
Sę ligan así la teoría de la anomia -que supone que las vías ileT
gítimas están abiertas para todos- con la tesis de la transmi­ En la parte de esta obra destinada a las teorías de orienta­
sión cultural, en que el concepto de "diferencias" aparece sólo. ción psicológica, desarrollamos in extenso las modernas
implícito. ’ ~~ ~ "aplicaciones del conductismo a la Criminología". En tal Ca­
pítulo mencionamos expresamente las teorías del "refuerzo di­
Los autores proponen, al respecto, como salidas del proble­ ferencial" de Ronald Akers y Robert L. Burgess y la peculiar
ma adaptativo, las subculturas criminal, la del conflicto y la posiciort, al respecto, de Clarence R. Jefferry. *
escapista.
Tanto Jeffery, por una parte, como Akers y Burgess, por la
La subcultura del delito, hurto, robo, etc. -requiere pecu­ otra, pretenden enriquecer la tesis de la asociación diferencial
liares condiciones personales y ambientales ("roles-modelo", y salvar algunos de los reparos o problemas que ésta ha debi­
acceso a reducidores, diversos niveles etarios que permitan la do afrontar.
transmisión cultural, etc.) y supone avance desde el delito ex­
presivo hasta el instrumental. Bastaría tal vez, en esta parte de nuestro texto, remitirnos
simplemente al citado Capítulo. Procede, no obstante, un bre­
La subcultura del conflicto surgiría sobre todo en los ba­ ve comentario de estos nuevos aportes teóricos por cuatro gru­
f rios pobres en que prevalezca la desorganización social. pos de razones: a) por corresponder a un enfoque predominan
temente sociológico que enriquece la aproximación psicológica
f La subcultura escapista responde a la necesidad de contac­ conductista; b) por cuanto suponen notoria inversión, en el pin
to con otros para el consumo habitual de drogas, toda vez que no temporal, de la relación de causalidad postulada por
el uso indebido solitario sería propio de psicóticos. El ingreso Sutherland, circunstancia que implica, pese a la terminología
a esta subcultura supondría, para los autores, un doble fraca­ empleada, una tesis totalmente distinta a la del profesor de In
so previo: el conexo a la búsqueda del éxito por medios legíti­ diana; c) por eludir los matices ideológicos de la tesis de
mos, la derrota posterior en las actividades délictuales y vio- Sutherland y asumir un carácter más neutro; d) por implicar,
lentas.« ■" ' en el caso de Jeffery, una consideración más globalizadora, que
incorpora al conductismo otro tipo de elementos.
Pese a los méritos de la tesis -aporte a un criterio integra­
tivo, valor "operacional" en programas de prevención del de­ a. La asociación diferencial y de quién se aprende: la
lito- no ha dejado de merecer algunas reservas. Se le objeta la "identificación diferencial" de Glaser.
insistencia en las barreras estructurales que impedirían el éxi­
to, sin que se repare, en la misma cuota, en las barreras cultu­ En un ensayo de 1956, Daniel Glaser distingue entre teo­
rales que parece necesario previamente superar. Otros aducen rías "monísticas", basadas en un "solo tipo de simple imagen
322 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 323

conductual", teorías "pluralísticas", que incluyen dos o más cionales" en las trayectorias de vida de los delincuentes. Las
imágenes conductuales distintas y teorías "integrativas", que implicaciones correccionales de la teoría pueden poner en tela
pretenden subsumir los comportamientos investigados en las de juicio algunas prácticas "progresivas" de ciertos estableci­
teorías pluralísticas en "una sola imagen conductual relativa^ mientos penales, cuales el uso de grandes dormitorios comu­
mente compleja". nes o la libertad de contacto entre los internos.
En las teorías monísticas, Glaser encuentra, como "imáge­ Concluye Glaser que investigadores de muy diversa forma­
nes subyacentes", las de espontaneidad, posesión, racionalidad, ción están convergiendo en un tipo de teoría de identificación
fuerzas externas, mecanismos internos y rol. Entre las imáge­ diferencial. Así ocurriría en los psicoanalistas: Aichhorn acu­
nes de "posesión" hallarían sitio las teorías del determinismo de al "Yo Ideal" en la terapia ambiental y Redl y Wineman usan
biológico (Lombroso, Sheldon), al igual que las que conectan el "análisis de rol" para interpretar conductas y justificar téc­
delito con psicopatía, con hipoglicemia, con daño orgánico ce- nicas terapéuticas. Una "reconceptualiz ación" de los datos de
rebrni y la Criminología freudiana. La imagen de la conducta Redl y Wineman indicaría "roles ambivalentes e indefinidos en
como un "role-playing" parece a Glaser uno de los más férti­ el caso del Yo débil, roles delincuentes altamente organizados
les marcos teóricos para explicar el fenómeno de la criminali­ en el caso de Yos y Super-Yos delincuentes y la terapia como
dad: de acuerdo a ella, las personas dirigen sus acciones en un desplazamiento de la identificación desde personas delin
base a "cómo otros las ven". "La elección de otro, desde cuya cuentes a personas no delincuentes". Otros psicólogos que es
perspectiva miramos nuestra propia conducta, es el proceso de tudian el delito habrían sido forzados por sus datos al estudio
identificación". Puede tratarse de "otros" inmediatos o distan­ de las relaciones en los grupos de pares, más que en los ras
tes o de nuestros más abstractos "grupos de referencia"^ gos de personalidad. En el terreno sociológico, por otra parlo,
los datos provenientes de la aplicación de la "Tabla de Predio
Estos conceptos permiten a Glaser integrar aún más la teo­ ción Social" de los Glueck podrían interpretarse de manera
ría de Sutherland, que ya le parece una teoría integrativa, aun­ nueva: no sería la cohesión familiar o la "calidez del hogar" lo
que portadora de un pecado "mecanicista": la proposición que defendería del delito a la juventud, lo importante sería que
apunta a la tesis que el autor denomina de "identificación di­ J tal cohesión_y calidez favorecen una identificación con los pa-
ferencial". 1 trones dé conducta no crinünaTque sin duda predominan en
Į lã maýöría de las familias? ~
La teoría postula, en las palabras de su autor, que "una per­
sona realiza conducta criminal en la extensión en que se iden­
tifica con personas reales o imaginarias desde cuya perspec­ b. La asociación diferencial y el contenido del aprendiza­
tiva su conducta criminal parece aceptable". "Tal teoría centra je: las técnicas de neutralización, Sykes y Matza.
el interés en la interacción en que tiene lugar la elección de
modelos, incluyendo la interacción del individuo consigo mis­ Cual sostienen Gresham Sykes y David Matza, en un ensa­
mo al racionalizar su conducta". yo de 1956, cabría difícilmente negar que la conducta criminal,
como la mayoría de las conductas sociales es aprendida y que
La tesis, de acuerdo a su autor, no es sólo fértil como ex­ este aprendizaje tiene lugar en el proceso de interacción social.
plicativa de comportamientos criminales, sino que, a la vez, Al aludirse así concretamente a Sutherland, se objeta a éste, sin
puede prestar grandes servicios en la rehabilitación del delin­ embargo: 1°) el escaso énfasis aplicado "al contenido específi­
cuente y en la prevención del delito. El urbanismo creciente co de lo que se aprende"; 2o) el escaso desarrollo teórico de lo
hace las relaciones sociales más "reflexivas" que antaño y los que debe entenderse por "definiciones favorables a la violación
roles se ajustan, cada vez más, sobre la base "de la aparente de la ley", que debe suponer un conflicto íntimo (valor­
autoridad o presión social de cada situación": la mención a gru­ desvalor) minusvalorado por la tesis de la asociación diferen­
pos de referencia alternativos puede revelar "imperativos situa- cial.
324 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 325

En las palabras de estos autores, la respuesta más sólida d) La condena de los jueces (profesores, policías, tribuna­
ante el "contenido de lo que se aprende" ha sido dada por les, etc.), que permite, al tachar a quienes se condena como hi­
Albert К. Cohen. La noción de "subcultura delincuente" de este pócritas, falsos, corruptos, brutales, injustos, etc., no percibir
autor supone que un muchacho de clase baja, con problemas la incorrección del acto propio;
de status social, encuentra en un grupo de pares valores y pau­
tas de conducta que contradicen los valores y las pautas de la e) El llamado de más altas lealtades, que posibilita el re­
clase media. De ello debería concluirse que al solucionar sus pudio al sistema normativo, ante un caso concreto, porque de­
problemas de status y seguir modelos de comportamiento cri­ terminada acción criminal es exigida o esperada por el grupo
minal el muchacho no exhibiría sentimientos de culpa. Sin em­ de pares.
bargo, numerosas investigaciones indican: Io) que los jóvenes
delincuentes acusan tales vivencias de culpa; 2o) que ellos de­ Los autores creen que estas técnicas no poseen el poder de
muestran respeto por quienes respetänTa ley y en muchas cir­ acallar totalmente las vivencias de culpa, pero que sí tienen la
cunstancias reconocen la validez del sistema normativo gene­ potencia necesaria para debilitar los controles sociales. En su
ra 1 ; Tique*, cual señala Redi, los datos ño confirman Ta concepto, algunas investigaciones (Redl y Wineman, "Niños
existencia de vecindarios "completamente delincuentes". que odian", D.R. Cressey "El dinero de otros") otorgan cierlo
claro fundamento empírico a la teoría.
De todo ello coligen Sykes y Matza que el delincuente -para
no dañar su "autoimagen"- necesita justificar su conducta cri­ c. El "refuerzo diferencial": Burgess y Akers.
minal antes y no sólo después del delito: tal justificación de­
bería integrar la alusión de Sutherland a "definiciones favora­ Según Sutherland, cual se ha visto, se aprende conducía eri
bles a la violación de la ley". minai gracias a determinados contactos dentro de ciertos gru­
pos. La causa postulada -asociación diferencial- es así adverti­
Los autores mencionan cinco tipos de "técnicas de neutra­ da como ocurriendo antes del delito. Burgess y Akers -y en
lización" o "justificaciones de la conducta desviada". Ellas se­ cierta cuota también Jeffery- fieles a la tesis del condiciona­
rían: miento operante, sitúan la causa de la conducta, lícita o no, en
un futuro que impone refuerzos o castigos: "la conducta es fun­
ción de sus consecuencias", Ta causa del delito es el botín",
a) La negación de responsabilidad, que lleva al sujeto a son las frases que explicitan tal posición, sin duda peculiar tan­
sentirse "obligado" a actuar de cierta manera por fuerzas ex­ to en el ámbito sintáctico como en el de la Lógica Formal.
ternas que no puede controlar, tales como la falta de afecto de
los padres, las malas compañías o el vivir en un barrio mise­ Roland Akers y Robert L. Burgess plantean su tesis en un
rable; ensayo de 1968: "Una teoría de asociación diferencial-refuer­
zo". Los autores, con tal tesis, amplían notoriamente las fuen­
b) La negación del daño, que tiende a licitar ciertas con­ tes del aprendizaje: los refuerzos -botín, gratificación sexual,
ductas por ser "ilegales pero no inmorales o dañosas" y a cali­ eliminación de un rival- vienen a erigirse en virtuales "causas"
ficarlas como "travesuras" (vandalismo), "préstamos" (hurtos de un comportamiento delictivo. El refuerzo es calificado como
de automóviles) o "problemas privados" (lesiones, riñas). "diferencial" en la medida que, como impulsor de la conduc­
ta, prevalece, ante otras conductas alternativas, sobre los posi­
c) La negación de la víctima,que puede alcanzarse degra­ bles castigos conexos a la acción.
dando al sujeto pasivo, que se percibe merecedor de castigo
(homosexuales, prostitutas, comerciantes deshonestos, etc.) o En ensayo de 1979, Akers y sus colaboradores aducen ha­
reduciendo su "corporalidad" física (víctimas ausentes o des­ ber comprobado HU teorfa en investigación sobre consumo de
conocidas, personas jurídicas, ele.); alcohol y drogaN por muchnchos de ambos sexos: según los au-
326 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 327

lores, existiría clara correlación entre consumo o no consumo Tal modelo supone una retroalimentación -aprendizaje di­
y reacciones de tolerancia o castigo esperadas por los jóvenes. ferencial, impacto en el sujeto, conducta posterior influida por
el aprendizaje y su impacto bioquímico y neurofisiológico- que
La tesis enfrenta problemas de medida aún más graves que da base a una fórmula curiosa: código genético x ambiente =
la teoría de Sutherland. Se le puede reprochar, asimismo, la fal­ código cerebral x ambiente = conducta.
ta le consideración de factores bio-psíquicos que favorezcan o
no el aprendizaje. La vastedad de este modelo etiológico da origen a una tam­
bién vasta política criminológica propuesta por el autor: ella
d. Desde el "refuerzo diferencial" hasta el aprendizaje oscila desde la ingeniería genética y la farmacología hasta el
sobre bases psico-biológicas: Clarence J. Jeffery. control adecuado de los refuerzos y castigos. Ello, sin duda,
puede implicar notorios peligros que pueden reflejarse en la
La tesis primitiva de Jeffery es planteada en 1965 como una sentencia de Marshall Clinard: "en último término, la pregun­
ta puede llegar a ser cómo controlar la conducta de los contro­
teoría sociológica basada en el aprendizaje. ladores".
Cual se dijo al exponer las teorías psicológico-criminales, A tal reserva puede añadirse, por cierto, la que se vincula
Jeffery pretende dar solución al difícil problema de la "respues­ con las dificultades de prueba empírica de una tesis tan fuer
ta diferencial", que la tesis de Sutherland, al igual que muchas temente "comprehensiva".
otras, no logra resolver. Si no todos los pobres, los negros o los
jóvenes adultos cometen delitos -pese a ciertas asociaciones di­ 17. LAS TEORIAS DEL CONTROL.
ferenciales- es menester buscar la respuesta en los refuerzos o
los castigos gozados o sufridos por ellos o por otras personas Varias teorías, surgidas desde la década del 50 y de fuerte
cuyas conductas, al igual que sus consecuencias, son conoci­ orientación integrativa, de base psico-social, enfrentan el pro­
das. blema etiológico al revés del enroque tradicional. Si el ser hu­
mano exhibe múltiples rasgos psíquicos que pueden conducirlo
El resto del planteamiento de 1965 ha sido ya sintetizado al delito y transcurre en una sociedad manifiestamente crimi­
en el aludido Capítulo: la teoría moderna aumenta las fuentes nògena, lo que procede es preguntar por qué tantas personas
del aprendizaje; no existe necesidad de asociaciones diferen­ insisten en conducirse correctamente.
ciales previas, la policía se erige en "estímulo discrimina­
tivo", los compañeros de pandilla pueden, según el caso, ser La respuesta "clásica" a tal pregunta se vincula con el te­
calificados como estímulos discriminativos o como refor­ mor al castigo, soporte también clásico del control social. Los
zadores, etc. autores de las "control theories" no se satisfacen con tal res­
puesta. Se dice, por un lado, que el respeto a las normas basa­
El mismo Jeffery, en 1979, amplía notoriamente su tesis, in­ do en el solo temor a una pena supondría un enfoque utilita­
troduciendo una "revisión" en el pensamiento conductista. rio, carente de base moral. Por otro, que ciertos sujetos son
incapaces de "anticiparse a la vivencia de castigo" y que, por
Para el autor, si bien posee fuerte relieve el condicionamien­ otra parte, las fallas del sistema penal dan márgenes de impu­
to operante, parece ineludible considerar que las consecuencias nidad de enorme extensión. En consecuencia, el temor al cas­
anticipadas de una conducta varían según las bases heredi­ tigo sería sólo uno de los aspectos dignos de exploración y a
tarias, las experiencias personales y las condiciones bioló­ él habrían de sumarse otros para basar la respuesta conformis­
gicas y del medio ambiente. Como a su vez el aprendizaje ta.
"bio-social" es un proceso psicobiológico, él provoca un im­
pacto en la estructura neurofisiológica y bioquímica del su­ Se expresa por algunos -en aplauso de estas teorías- que
jeto. ellas apuntarían a und explicación amplia de la criminalidad,
328 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 329

en lugar de limitarse/ como otras, a la criminalidad "del pobre e) Walter Reckless (1967): la contención;
diablo". Los controles impeditivos existirían tanto en las cla­
ses bajas como en los posibles candidatos a la delincuencia de f) Scott Briar e Irving Paliavin (1965): el compromiso con
cuello blanco y en éstos, sin duda más favorecidos con la im­ Ia conformidad;
punidad, menor eficacia poseería el temor al castigo, lo que
fuerza a buscar otro tipo de factores impeditivos. g) Trevis Hirschi (1969): el vínculo social;

Se han propuesto como factores contentores: h) Μ. Silberman (1976): la disuasión penal;

a) un buen sistema de creencias y códigos morales; i) Daniel Glaser (1978): la anticipación diferencial;

b) la identificación con los valores generales de la sociedad; j) M.D. Wiatrowsky, D.B. Griswold y M.K. Roberts (1981):
el control social.
c) el buen nivel de autoimagen y autoestima;
Pese al aplauso de muchos, estas teorías -en su conjunto
d) el deseo de aprobación de nuestra conducta por los se­ han merecido también reservas y críticas. Entre ellas pueden
res que amamos o son para nosotros "significativos"; mencionarse las siguientes:

e) el temor a la pérdida de posesiones o recompensas ma­ a) no ofrecerían explicación de los delitos impulsivos y
teriales conexa al descubrimiento de un delito; emocionales, en que no existe un análisis "racional" previo;

f) el temor a la pérdida de respeto por la comunidad que b) no armonizan adecuadamente con la tesis de la "neutra
nos rodea; lización" I(Sykes y Matza) hoy generalmente aceptada: si la
norma es "neutralizada" el criminal poseería plena libertad
g) el triunfo de los mecanismos de contención interior y ex­ para actuar;
terior (Reckless) por sobre las influencias internas y externas
hacia el delito en la proximidad del "paso al acto"; c) no solucionan el problema de la "respuesta diferencial".

h) en alguna cuota, la amenaza del castigo. Examinaremos brevemente algunas de estas teorías.

a. Los controles personales y sociales: Albert Reiss.


Entre los autores que han formulado proposiciones teóri­
cas al respecto cabe mencionar: Para Albert J. Reiss (1950), la delincuencia puede ser apre­
ciada como una "consecuencia funcional del tipo de relación
a) Albert Reiss (1951): los "controles personales y sociales"; establecida entre los controles personales y sociales".189 Un con­
trol social débil -por diversas razones- crea un control perso­
b) Jackson Toby (1957): impacto diferencial de la desorga­ nal -aspecto internalizado de aquél- consecuentemente débil.
nización familiar;
Para Reiss, en la formación de los controles personales son
c) Y. Nye (1958): los "controles indirectos internalizados"; especialmente importantes la influencia de los grupos prima-
d) Reckless, Dinitz, Murray, Scarpitti (1956): el buen Albert J. Relea, Jr, -"Ddlnt|u<Miry ли the Failure of Personal and Social Controls", cn
autoconcepto; American Sociologien! Røvlow In, 1451, pńgs. 136-207.
330 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS ĽE CRIMINOLOGÍA 33 ]

rios y los controles sociales que ejercen la comunidad y sus ins- Para estos autores, un butn concepto de sí mismo indica­
lituciones. ría una socialización positiva ) un "yo" interior fuerte. Tal buen
auto concepto actuaría como m "contentor" interno contra la
En la alusión a grupos primarios, se enfatiza el actuar de desviación y los señuelos de lis malas compañías y las subcul­
la familia de orientación en cuanto otorga roles sociales posi­ turas, impulsando al muchacho hacia los valores de la clase
tivos y enseña técnicas que hacen efectivas las normas media y la conciencia de sus posibilidades de movilidad ver­
antidelito. Importantes son aquí un nivel económico decoroso tical en la estructura de oportmidades.
-que evite sentimientos de inseguridad y no rompa la autori­
dad del genitor- y las características de la familia como uni­ La tesis no señala cómo e muchacho que reside en zonas
dad socio-psicológica. Un buen medio familiar, en este último de alta delincuencia adquiere esta buena imagen de sí mis­
aspecto, permite identificación con figuras que representan mo. Se insinúan al respecto sdo algunas posibilidades: defini­
conformidad; peligrosas serían una familia desintegrada, la ción por figuras significativas de su medio; descubrimiento,
mala relación padre-madre, la severidad o la extrema indulgen­ merced a la experiencia, de las satisfacciones conexas a ser
"buen muchacho".
cia.
Estiman los autores que esü operación selectiva del elemen­
En la referencia a controles comunitarios e institucionales, to personal -buen o mal autoroncepto- se hallaría ausente en
Reiss menciona los riesgos de las áreas en que existe hacina­ las teorías modernas más conocidas: se nombran las de
miento, limitadas posibilidades de recreación, alta delincuen­ Sutherland, Cohen, Cloward-Ohlin, Sykes-Matza. La tesis sí
cia. armonizaría con las proposiciones de Reiss y de Nye.
La cuota psicológico-psiquiátrica de la teoría es aportada Los asertos son apoyadospor Reckless y cois, en estudio
por la referencia a un Yo-Ideal maduro y a un Yo apropiado y con largo seguimiento realízalo en muchachos de Columbus,
flexible, que permitirían gobernar la conducta con acuerdo a Ohio, residentes en áreas de ata delincuencia. En esta investi
las expectativas de los grupos que respetan la ley. gación se buscó una cohorte d: 125 "buenos niños" que, según
sus profesores, no tendrían problemas con el sistema penal. 1 ,a
Reiss fundamenta su tesis en investigación por él realiza­ conducta efectiva de estos muchachos con buen autoconcepto
da en 1.110 jóvenes delincuentes -11 a 17 años- colocados en el y baja "propensión a la delinctencia" se comparó con la de otra
sistema de libertad vigilada por los jueces del Cook County en cohorte de 101 "malos chiquilos" cuatro años después. El en­
1943-1944, de los cuales se extrajo una muestra que fue afecta sayo de 1962 que da fe de los resultados190 indica que un 887o
a seguimiento. La utilización de "predictores" conexos a fami­ del primer grupo a los 16 añosno había mostrado ninguna con­
lia, hogar substituto, experiencia institucional, controles comu­ ducta inadaptativa y que una nitad de los jóvenes del otro gru­
nitarios e institucionales permitió determinar un número de po que se pudo observar exhiió más de algún desajuste en el
sujetos "destinados" a fracasar en la "probation": la mayoría comportamiento.
de ellos (92%) cometió, efectivamente, algún acto calificable
como "delincuencia!"; una cuota importante implicó delito gra­ En cuanto atañe al pronóstico de los muchachos de bajo
ve ("adult felony"). riesgo, los autores se remiten al concepto de "imágenes con-
ductuales" de Glaser y a su labilidad para mantener el buen
b. El buen auto-concepto: Reckless, Dinitz, Murray, autoconcepto ante crecientes presiones situacionales.
Scarpitti.
,uü Simon Dinitz, Frank R. Scarpitti, Waler Reckless -"Delinquency Vulnerability: A
Walter Reckless, Simon Dinitz y Ellen Murphy, en ensayo Cross Group and Longitudinal Analsis", en American Sociological Review, 27,
August, 1962, págs. 515-517- Además,de Reckless y Dinitz -"Pioneering with Self­
de 1956, califican el buen "auto-concepto" como un "aislador" Concept as a Vulnerability Factor in Delinquency", en Journal of Criminal Law,
("insulator") contra la delincuencia. Criminology and Pollee Science, 58, 1'67, págs. 515-523.
332 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 333

c. La teoría de la contención: Reckless. Para Clarence Schräg (1971), muchas de las proposiciones
insertas en la teoría no serían susceptibles de prueba empíri­
Una teoría moderna fuertemente integrativa y ecléctica es ca, requiriéndose de una fórmula -aún no disponible- para me­
la presentada por Walter C. Reckless en 1967 como tesis de la dir la fuerza relativa de los mecanismos criminógenos o
contención ("Containment Theory"). Ella, entre otros compo­ impeditivos. El concepto de "autoimagen" tampoco escapa a
nentes, reconoce elementos de las proposiciones de Redl y crítica: Reckless y sus colaboradores no habrían demostrado en
Wineman, Albert J. Reiss e Iván Nye, además de incorporar en los muchachos "inmunización" contra la delincuencia, sino "ac­
un esquema ampliamente comprensivo las diversas fuerzas titudes" contra los malos compañeros que tienen o no tienen.
criminogénicas e impeditivas del delito.
Wolfgang y Ferracuti estiman que el excesivo eclecticismo
La tesis implica clasificar las variables intervimientes en el de la tesis "no acaba de satisfacer desde un punto de vista
delito -impulsándolo o conteniéndolo- en cinco grandes gru­ e ti ológico".
pos, dos de ellos correspondientes a mecanismos internos y tres
a factores extraños al sujeto. La teoría, con sus innegables méritos, aún espera una sa­
Las variables criminogenéticas externas son subclasificadas tisfactoria batería de indicadores e instrumentos que permitan
en "presiones" ("pressures") y "atracciones" ("pulls"). Las pre­ mayor "independencia" y mejor medición de cada una de las
siones corresponden a malas condiciones de vida, pobreza, ce­ variables consideradas.
santía, etc. Las atracciones están representadas por malas com­
pañías, subculturas criminales, grupos de desviados, etc. Las d. El vínculo social: Travis Hirschi.
influencias externas pueden ser potenciadas por "empujes"
("pushes") internos: descontento, sentimiento de inferioridad, Travis Hirschi formula su teoría del vínculo social ("-social
ansiedad, sugestibilidad, etc. bond theory") en la obra "Causes of Delinquency", publicada
en 1969.
Las variables contentoras también se subclasifican en inter­
nas y externas. La contención interior alude el autocontrol, al Según este autor, los "law-abiding citizens", los ciudada­
autoconcepto, al nivel de aspiraciones, entre otros elementos. nos que respetan la ley, lo hacen no porque sean "diversos" de
La contención externa considera el frente moral consistente, las los criminales, sino porque los contiene el temor a dañar sus
expectativas razonables, las relaciones de apoyo, la supervisión relaciones interpersonales. La delincuencia, así, provendría
y disciplina efectivas, entre otros factores. simplemente del debilitamiento del vínculo social que liga a ~
otrosí ’
De todas estas variables, especial énfasis merece el autocon­
cepto que, cual se ha expresado es concebido por Reckless y Cuatro factores interrelecionados son los intervinientes en
colaboradores como un "aislador" contra la conducta desvia­ tal vinculación con los otros.
da en áreas de alta delincuencia.
Son ellos el "apego" ("Attachment") hacia los semejantes,
Cual puede advertirse, la teoría de la contención unifica el "compromiso" ("Commitment") con los valores tradiciona­
enfoques sociológicos y psicológicos frente al problema del de­ les, la "participación" ("Involvement") en actividades sociales
lito. El "catálogo" de influencias criminógenas y contentoras y la "creencia" ("Belief") en el código normativo general.
representa, así, un excelente ejemplo de teoría criminológica
integrativa. El apego implica afecto por la familia y los otros seres que
rodean al individuo. El compromiso supone deseo de conser­
No obstante, la tesis ha merecido también algunos reparos var posición, estima, respeto, bienes, etc., que un delito sin
y reservas. duda pondría en riesgo. I.n participación en actividades socie-
334 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA .335

tarias ciertamente "aísla" (Reckless y cols.) de las tentaciones actitudes, impulsos, valores, etc., guían a un comportamiento
delictuales y lo mismo ocurre con el elemento creencia, que lícito o criminal. La alusión a "modelos" -en conexión con la
defiende de acciones ofensivas para los pares, también partí­ otra teoría de Glaser- la "identificación diferencial" -debería
cipes del mismo código normativo. vincularse con personas "reales o imaginarias" "desde cuya
perspectiva la conducta criminal parece aceptable".
Hirschi incluye en su obra los resultados de un estudio em­
pírico realizado en 4.000 muchachos, que demostrarían tanto 19. INTERACCIONISMO SIMBOLICO Y "LABELLING
la validez de los cuatro indicadores como la correlación exis­ APPROACH". {FeeTos Kt
tente entre ellos.
A mediados de la década del 60 surge, en los Estados Uni­
Algunos años más tarde, Μ. Hindelang (1973) realiza un dos la tesis conocida como "labelling approach" o del
estudio de réplica: los resultados de Hirschi son confirmados "etiquetaje": algunos de sus desarrollos mostrarán una faceta
salvo en cuanto respecta al factor apego a los padres, en que poco examinada en el problema del delito, los efectos dañinos
surge una correlación inversa a la observada en el trabajo ori­ del control social; otros, más radicales, sostendrán que es el
ginal. control social quien crea la conducta desviada. De estos últi­
mos se nutrirá la Criminología Critica, cuyos postulados exa
LA ANTICIPACION DIFERENCIAL: DANIEL minamos en la sección siguiente.
GLASER.' “
Una cabal comprensión de la tesis del etiquetaje ha de re
Daniel Glaser expone su teoría de la "differential anticipa­ quérir un breve examen de una corriente psicosoci o lóg lea dr
tion" en una obra publicada en 1978.191 La tesis es también cla­ fuerte importancia -el interaccionismo simbólico- que le olor
ramente integrativa y de orientación psicosocial: la orientación ga claro fundamento teórico. Plantearemos en primer término
general de las teorías del control se alia con algunos elemen­ los postulados de esta corriente para luego examinar IHN pro
tos de la asociación diferencial de Sutherland y en cierta cuota posiciones del "labelling approach".
responde a las proposiciones del moderno conductismo sobre
condicionnamiento "operante". a. Interaccionismo simbólico.

Según Glaser la conducta -criminal o no criminal- se halla Entre los pioneros de la corriente interaccionista se men­
básicamente gobernada por las expectativas que el sujeto aso­ cionan numerosos cientistas sociales, entre los cuales cabe ci­
cia a su acción, sean éstas positivas (botín, lucro, prestigio, etc., tar, en especial, a William James, Charles H. Cooley, William I.
en términos conductistas "rewards") o negativas (aprehensión, Thomas, Florian Znaniecki, John Dewey, George H. Mead.
castigo, vergüenza, privación de fuentes de placer, o sea, en la Como epígonos más modernos se señalan Erving Goffman,
citada corriente psicológica, castigos o "costos de respuesta"). Edwin Μ. Lemert, Howard S. Becker, Dennis Chapman, H.
Garfinkel, Richard Quinney.
Tales expectativas aparecerían guiadas tanto por los víncu­
los sociales ("social bonds") que el individuo ha adquirido, La base del interaccionismo se remonta a los conceptos que
que propician respeto al orden social, como por el bagaje de William James sustenta en sus "Principles of Psychology", de
experiencia del sujeto que, según Glaser -remisión a los con­ 1890. En esta obra, James concibe la conciencia coma una se­
ceptos de Sutherland- supondría un aprendizaje diferencial, cesión cambiante de estados nunca iguales entre sí en que des­
toda vez que el sujeto ha estado expuesto a modelos que en tacan, como características peculiares, las nociones o conocí -
*mientos que el sujeto tenga de su yo. James formula aquíuna
Daniel Glaser -"Crime In our Changing Society", New York, Holt, Rinehart and distinción importante: la persona en parte es conocedora, es
Winston, 1978. decir, sujeto y en parle es conocida, es decir, objeto. En cuan-
336 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 337

to conocida, es denominada por James "Mí" o "Ego empírico"; nueva experiencia: estos deseos son modelados por las ideas
en cuanto es conocedora, pasa a ser calificada como "Ego que se nene de las cosas y estas ideas son a su vez modeladas
puro". por la experiencia y por las "definiciones que de las cosan son
dadas".
El "Mí" o "Ego empírico" tiene como componentes el yo
material, el yo espiritual V el yo social· Este último apunta al En la teoría de la personalidad que desarrollan Thomas y
reconocimiento que uno logra en los demás y de allí que un Znaniecki el carácter -sobre la base temperamental- evolucio­
hombre tenga tantos Yos sociales como individuos lo conozcan na a través de actitudes que derivan unas de otras, gracias a
y tengan en su mente imágenes suyas. La "fama" de un hom­ influencias sociales. "El individuo es, así, un producto de la
bre, buena o mala y su honor o deshonor corresponden, así, a interacción ... no sólo tiene que aprender los significados scv
' sus "yo sociales", a veces muy diversos entre sí según los in­ . cíales de los objetos, sino también cómo adaptarse a las deman­
dividuos o grupos frecuentados y cuya opinión importe. La·; Idas que la sociedad le impone .
complejidad del Yo empírico dará origen a conflictos entre los
distintos 'JYos" y una autoestimación que podría medirse -en Un mayor nivel de elaboración teórica se halla en la Psico­
“ una peculiarTórmula propuesta por James- al comparar éxito. logía Social de George H. Mead (1863-1931). Mead enfatiza el
į con pretensiones como dividendo y divisor, respectivamente. estudio de las actitudes y subraya cómo en éstas influyen
preconceptos que implican peculiares significados que impreg­
Charles Horton Cooley, en el terreno sociológico, formula nan ideas, gestos, lenguaje y conducta. En las actitudes se ad
un concepto de Yo muy similar al postulado por James en Psi­ vierte un "Mí" como conjunto de las actitudes de los otros que
cología. A él se debe la conocida noción del "Yo espejo": el Yo uno llega a asumir, constituyendo el "Yo" la respuesta del su
social surge como reacción ante las opiniones que los demás jeto ante las actitudes de los otros. En las respuestas que da el
formulan sobre el sujeto. Estima Cooley que las ideas y las "Yo" o "Ego puro" influye en gran medida el "Yo empírico so­
creencias -no los actos externos- son los hechos básicos de la cial" -set de "Mis"- impregnado de las actitudes de los otros.
Sociología. Es célebre su frase "las imágenes que las personan Ello supone que como el hombre posee la capacidad de ponerse
tienen unas de otras son los hechos sólidos de la sociedad".192 "en el lugar del otro" ("role-taking") mediante el aprendizaje
adquiere "símbolos significantes" que influyen en su conduc­
Otro autor mencionado en esta corriente es William Isaac ta. El sujeto "reacciona ente la imagen de sí mismo que surge
Thomas, coautor -con Florian Znaniecki- de una obra ya clá­ por la actitud de los demás".193
sica: "Él campesino polaco en Europa y América" (1918-1920).
En esta obra se propone como materia básica para el examen Un discípulo de Mead, Herbert Blumer, asigna al inter-
sociológico el estudio de las actitudes y los valores, "procesos accionismo simbólico tres premisas básicas: a) los hombres per­
de conciencia determinados por condiciones objetivas, actitu­ siguen ciertas cosas en base al significado que tales cosas pp-
des preexistentes y definiciones de la situación". En una obra șeen para ellos: b) rales significados suponen el producto eje
, posterior de Thomas, actitudes y valores pasan a un lugar se­ la interacción social; c) estos significados son definidos a tra­
- cundario y se postula la "definición de la situación" como ob­ vés de un proceso de interpretación empleado porreada sujeto
i jeto de estudio primordial de la Sociología. Son célebres tanto para asociar los signos que él encuentra.194
su "teorema" como su tesis de los cuatro deseos cardinales,
nociones que pueden fácilmente relacionarse. El teorema ex-­ Roberto Bergalli, al examinar el interaccionismo, expresa,
presa que "si los hombres definen las situaciones como reales,, en forma muy gráfica, que para esta corriente la conducta del
ellas son reales en sus consecuancias". Los cuatro deseos car­ ,<l3 Martindale -op. cit., ptg. 41V 144
dinales son la seguridad, la respuesta, el reconocimiento y la 144 H. Blumer, ed. -"Symbolit’ Inlernetionism", New Jersey, Englewood Cliffs, 1969, pága.
2, 4, 6. El volumen ейг<Нпи1 ilt* Mead ен "Mind, Self and Society", Chicago, Univer­
141 Don Martindale -"La toorín sociológien", Madrid, Aguilar, 1968, pág. 406. sity ofC’hlengo ľrtniN, 19,(4
ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 334
338 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE

hombre es 'causada" no tanto por instintos, impulsos, necesi­ b. "Labelling Approach" o tesis del etiquetare. i ·?**
dades, etc., sino por "una interpretación reflexiva y socialmente
derivada d; los estímulos internos y externos que están pre­ La tesis del etiquetaje, también llamada "teoría de la reacción
social" o de la "rotulación" emplea los supuestos del
sentes. Á si vez, esta idea está vinculada con otro aspecto de interaccionismo simbólico y desplaza el enfoque básico de la
'la imagen" hter accioni sta ...: eTde los orígenes sociales del "si C riminología desde el estudio de las z causas del delito -para­
digma etiológico- hasta el estudio de los procesos mediante los
cuales se "define" lo que es delito y se "selecciona" a ciertos su­
Otro esùdioso del inter acci onismo, el profesor costarricen­ jetos como criminales, esto es el paradigma "del control social^·
se Castillo barrantes, subraya que según esta corriente teóri­
ca, "el hombre no olvida jamás y la memoria es una integra­ Como reserva previa, debe expresarse que una cuota razo­
ción de sigiificados y valores adquiridos y preexistentes". Se nable de interaccionismo simbólico enriquece notoriamente la
agrega que "nadie puede desaprender nada" y que "este con­ comprensión del ser humano y de su conducta social positiva
cepto de sí mismo, una vez aprendido, afectará el comporta­ . o desadaptada. Cabe sin duda aceptar que parte de nuestroYp.
miento indvidual a todo lo largo de la vida": "si un indivi­ corresponde a imágenes sociales -lo que de nosotros piensan
duo se condbe a sí mismo... como alcohólico, como drogadicto, los demás- que eh forma perceptible modelannuestra conduta,
como criminal... jamás eliminará completamente esa imagen de , teľ Es igualmente fértil lo que se expresa por los autores intur
sí mismo".56 ~ accionistas sobre "significados" y sobre "definición de las si­
tuaciones". El primer concepto adquiere relieve si pensamos
Como orientaciones del interaccionismo posteriores a Mead i]iic el virtual motor de una acción es -más que un mero "fac
se mencionm la escuela de Chicago (H. Blumer), la escuela de tor"- el significado, por esencia subjetivo, que atribuimos a tal
Iowa (M.E. Kuhn), el enfoque "dramatúrgico" (Erving lactor. El esquema interaccionista, en cuanto atañe al segundo
Goffman) j la etnometodología (H. Garfinkel). Las cuatro concepto, enriquece el potencial criminodinámico objetivo de
orientaciones -con peculiares diferencias- coinciden en afirmar una "situación": la forma en que nuestro entorno es "defini­
que el homore "construye su realidad" en un proceso de do" puede motivar un delito que la realidad concreta parezca
interacción ton otros seres. no explicar. Puede pensarse, por vía de ejemplo, en la noción
jurídico-penal de "legitima defensa putativa : el Derecho
En una excelente síntesis de los principios interaccionistas, recon onoce, aquí, que el simple "creer" en una amenaza po­
García-Pablos subrayábalos seres actúan sóbrela base qug, see fuerza legitimante.
para ellos tienen los significados de las cosas/Ь) los significa^ Estos y otros conceptos del interaccionismo -tomados con
dos derivanno <įe las cosas mismas, sino déla interacción- j.
con los degás;@Tos significados se modificari_aJraYéž_d£- mesura- poseen notorio valor en la comprensión de la conducta
"mterpretaebnes o re definiciones; ¿ujjen el comportamiento, _ humana. Aludimos a la mesura en el enfoque por cuanto:
humano tres definiciones -de sí mismo, de la sociedad y de su a) no todo nuestro Yo está constituido por lo que los de­
situación en la sociedad- le condicionan de modo jnuy
más advierten en él;
cular.197 ”ZľľľľL——-----------
b) porque no todos los significados que atribuimos a las co­
En lo metodológico, esta corriente subraya la importancia sas derivan de la interacción y cabe admitir cierta "personali­
de la introspección simpatetica -el "situarse en el lugar del dad" en determinados juicios;
otro"- y la observación participante. 146 147
1,5Roberto Bergali -"Crítica a la Criminología", Bogotá, Temis, 1982, pág. 180. „
c) porque en la apreciación de la realidad debe admitirse
146 J. Enrique Catillo Barranles -"Becker y Chapman, criminólogos interaccionistas", que no todo es subjetivo y existe en ella al menos una cuota
San José de Cinta Rien, ILANUU, 1^80, pág. 14.
147 Antonio Cinreh-Pablow "Manual de Criminología" cit., págs. 589-59(1.
fenoménicamente» conerela;
340 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 341

d) porque afirmar que el sujeto no puede "desaprender desviación no es una cualidad del acto cometido por la per­
nada" implica fijarlo en el tiempo y negar la capacidad evolu­ sona, sino una consecuencia de la aplicación que los otros ha­
tiva del ser humano. cen de las reglas y las sanciones para un "delincuente". "Έ1
desviado es una persona a quien se ha podido aplicar con éxi­
En cuanto atañe a los métodos, la "introspección to dicha etiqueta; la conducta desviada es la conducta así eti­
simpatetica" -más simplemente "empatia"- debe admitirse quetada por la gente\190 “ ' **
como muy válida: ella puede constituir la base de una aproxi­
mación "comprensiva" al fenómeno del delito sin duda más En sus críticas a diversos enfoques sobre el problema, ex­
fór til que la "explicativo-causal”. presa Becker en otro párrafo de dicha obra que "al ignorar el
aspecto político del fenómeno, la concepción funcional de la
No se observa tal mesura en la tesis del "labelling desviación limita nuestra comprensión del mismo".199
approach" o teoría "de la reacción social", en especial en sus
orientaciones más extremas, la radical y la de la "macro-pers­ Para Becker, la calidad desviada de un acto depende de
pee ti va", bastante diversas a la moderada y con orientación cómo reaccionan ante él las otras personas: tal reacción habrá
hacia una "micro-perspectiva"del "etiquetaje”. de variar a lo largo del tiempo y dependerá de quién comete
el acto y de quién se ha sentido ofendido. Una sociedad tiene
Si bien el movimiento surge a mediados de la década del muchos grupos y cada sujeto integra varios de ellos, pu éden se
60, se afirma por muchos que la base teórica debe conectarse acatar las reglas de un grupo sólo por respetar las de otro y
con la obra "Crime and the Community", que Frank Tannen­ ciertas reglas tienden a ser aplicadas a determinadas personas
baum publica en los Estados Unidos en 1938. más que a otras o bien con "matices" diferentes. La ley no не
aplica de manera igual a blancos que a negros, a muchachos
Frank Tannenbaum afirma, en esta obra, que la "dramati- de clase media que a adolescentes de barrios pobres.
zación de lo malo" ("dramatization of evil") en que incurre el
sistema penal implica un "tagging" -colocación de etiqueta o Es posible -según Becker- que las reglas sean forjadas por
marbete- que influye notoriamente tanto en el "autoconcepto” grupos que no integra el que debe cumplirlas y es posible, asi­
que se forja el criminal como en la formación de su "carrera". mismo -existen pocas normas generalmente aceptadas por to­
El proceso penal, por lo demás, en opinión de Tannenbaum, dos- que las reglas ni siquiera se adecúen al pensar de la ma­
sería una peculiar respuesta o "definición" que ciertos grupos yoría. En algunos ejemplos, expresa el autor que los adultos
dan a conductas que estiman inadaptadas, que para otros se­ crean leyes para los jóvenes, los Blancos imponen sus criterios
rían perfectamente "normales". El "decir lo menos posible" se­ a los negros, la clase media determina las normas que deben
ría, para el autor, ciertamente muy útil. <icatar las clases bajas. "Aquellos grupos cuya posición social
les da armas y poder son los que tienen mayores posibilida­
El origen del movimiento propiamente tal se conecta con des de imponer sus reglas".200
el nombre del sociólogo norteamericano Howard S. Becker au­
tor, entre otras obras de "Extraños. Estudios en la Sociología El interés de Becker se aplica, sobre todo, a los sujetos que
de la desviación", que aparece en inglés en 1963 y cuenta con llegan a formar un patrón de conducta desviada, a través de
traducción castellana de 1971.
Howard Becker -"Los extraños. Sociología de la desviación", Buenos Aires, Ed.
Howard Becker introduce en el análisis de la desviación Tiempo Contemporáneo, 1971, pág. 19. Aproximando la traducción castellana al texto
muy claro énfasis en los actores políticos que llevan a "defi­ en inglés, más explícito, hemos cambiado de la edición argentina las palabras
"ofensor", "calificación" y "IInmndn" por "delincuente", "etiqueta" y "etiquetada",
nir" ciertas conductas como desviadas y a "seleccionar" a cier­ respectivamente.
tos sujetos como anormales, marginales, extraños o desviados. |UU Becker -op. cit., pAg IH

En párrafo muy citado de "Outsiders", afirma Becker que "la Í"" Breker-op. dl,, pág Hó
34! MARCO Ź. GCN2ÂLEZ BIRENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 343

retenciones ie los attos"rohibidos". Dos capítulos de Erving Goffman es autor de "Asylums. Ensayos sobre la
"Cutsders" sen dedicados a dos grupos marginales, que es- situación social de los enfermos mentales y otros internos"
tulóde muy cerca: losconsunidorts habituales de marihua­ (1961) y de "Estigma. Notas sobre el manejo de la identidad
na^ bs musios profesonde; de lai orquestas populares. En estropeada" (1963).
la ľornación dt la "carrra cesviante’ otorga claro relieve a los
core? tos de Everett C. Hughes sobie status principales y su- En el análisis de las que él califica de "instituciones tota­
borlinados y sobre rassos ?rncipales y auxiliares del status. les" -como cárceles, asilos, manicomios en que todo está regla­
Elærnegro, ei los EstadosUnidos, upondría un status prin­ do y la autodeterminación es reducida a un mínimo- Goffman
cipi, que avasalla a losotres;en la nisma forma, el ser "des­ estudia varias formas de agresión contra el "Yo", que hacen
vido' desde m ángulc -tanbién stetus principal- conduciría variar "dramáticamente" los autoconceptos anteriores. El au­
a u rechazo gneral y, >or side, a ma "profecía que se auto- tor recurre, en sus obras, a una perspectiva que califica de
empe". De rranera sinila; tl etiqtetaje de "sin respeto por "dramatúrgica": en ella, los sujetos a quienes se asignó un rol
Li iy', como nsgo prindpaldel status, poseería un "valor sim- -esto es un "sí mismo"- responden en el juego interaccional con
bórogeneralizado" que harí al sueto "sospechoso" ante la imágenes que se aproximan a las atribuidas. En concepto de
porú y la conunidad. otros interaccionistas, esta perspectiva , al enfocarse en un
"microcosmos", daría imágenes parciales de la condición hu­
Зекег formula reseras caito al proceso de creación de las mana, al desconocer el "macrocosmos" en que ella transcurre.
reslascomo alde imposicinde éstas. Si bien en el primero
intrvenen "erizados norale"" ("mural entrepreneurs"), jun­ A H. Garfinkel se debe la expresión ""ceremonia de degra­
to a elos estar ciertos jujéeos o grpos "cuyos motivos son dación del status", con la cual grafica la atribución, al conde­
muh» menos ?uros". In e segund proceso imperaría una nado, de un estigma imborrable, que corre a parejas con una
noori selectividad que, arte ios desviados habituales, otor­ nueva imagen de sí mismo.
gad ma "concepción psinisa de li naturaleza humana".
John L Kitsuse exhibe posición más radical que la de
Oto autor importalte, er esta corriente, es Edwin M. Lemert, que supone avance hacia la macro-perspectiva
Leiert, autor ce "Humin Devance, Social Problems and So­ labelling. Mientras la micro-perspectiva del etiquetaje, con
čiai Cmtrol" (1967). cierta mesura, se preocupa del estigma y de la desviación se­
cundaria, esto es de la atribución del status criminal, la posi­
Seiala Edwin Lemert enesa obri que si bien la sociología ción más radical del movimiento problematiza los procesos de
mæaitigua seialaba que ladeviacim conduce al control so­ definición de la norma y de selección de quienes se califica
cia,la idea optesta -el oontolsocialconduce a la desviación- como desviados.
coisiuye la piemisa "po teicii Imente más rica" para el estu­
die cé fenómero en la iociedad moderna. Se debe a este au­ En la macro-perspectiva labelling destaca en Alemania E
torii distinción ya clásica, eite desviación primaria y secun- Sack, coautor, con R. König, de una "Kriminologie" publica­
daiií. La primen es polițenitia, este es derivada de múltiples da en 1968.
caisis La seguida es conceica como medio de defensa, ata­
que > adaptációi a probemas creades por la reacción social En este enfoque, con mucho menor recurso al interaccio-
a li lesviación primaria.Enrelos factores que causan la des- nismo simbólico, no se apela a los efectos de la atribución de
viaï secundaria, Lemert nencion la estigmatización, los roles, etiquetamientos y tipificaciones, sino al por qué último
cortees vejatorios, el sertimerto de iijusticia que experimen­ de tal proceso estigma tizador y segregatorio. Werner Rüther,
ta esjeto antela consisenca o incoisistencia de las penas y al exponer con buen sistema la pretensión de este enfoque, dice
el itgreso a unasubcullua qie favorece tanto necesidades ex­ así: "Una idea centrul consiste en que en una sociedad carac­
preiNe como listrumenaler. terizada por unn cui nieluni ile dominio y poder no es posible
344 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 045

ninguna definición general (aceptada y representada por todos) a) el de la creación de normas o definición. Los matices
de la criminalidad... siempre se impone... la "imagen de la cri­ varían desde la imposibilidad de definir lo que es criminal -
minalidad" necesaria para el mantenimiento de la estructura en términos válidos y "neutrales"- hasta la aceptación de cier­
de dominio existente; definición que a través de su... aplica­ tas normas que no se cuestionan;
ción a los individuos desprivilegiados se traslada también a la
realidad social".201 b) el de la imposición de normas o selección. Se oscila aquí
desde la visión de un universo " criminaliza doM -no intrínseca­
Más ponderada es la posición del autor israelí Schlomo mente criminal- hasta la percepción de desigualdades en todos
Giora Shoham, autor, con Giora Rahav, de "The Mark of Cain. los planos sociales y no sólo en el ámbito de las agencias de
The Stigma Theory of Crime and Social Deviance" (1982). control;
Shoham, en esta obra, alude al "estigma como salida para c) el de la atribución o etiquetaje o incidencia causal del
la agresión y la proyección de la culpa", al "estigmatizado estigma. Se varía desde determinismo extremo de Sack hasta
Tomt) chivo expiatorio" y al "estigma social como un acto de la posición en que la "etiqueta" se percibe como un posible fac­
i poder". Estudia en un capítulo, como ejemplo elocuente, el caso tor que -junto a otros- puede producir desviación secundaria.
Idel célebre dramaturgo Jean Genet, quien habría respondido
con una sólida carrera de homosexual y de ladrón -formación La tesis del etiquetaje ha merecido censuras tanto de eri
reactiva exagerada- al estigma conexo a la condición de hijo de minólogos "no alineados" como -lo que constituye una ingra­
padres desconocidos, interno de un asilo y "bastardito" de una titud- de parte de los criminólogos críticos.
familia substituta.
Se ha dicho contra la tesis, por los primeros:
Pese a tal ejemplo, la posición de Shoham es bastante cau­
ta. Estima, desde luego, que la tesis del etiquetaje es, más a) que no puede pretenderse que todas las conductas des­
que una teoría, sólo un "marco de referencia", es decir, una viadas lo sean sólo porque cierta audiencia las califica como
"aproximación al análisis de fenómenos con denominador tales. Contra tal tesis -sin recurrir al iusnaturalismo o al posi­
común y a la clase de interrogantes planteadas más que un tivismo- se podría apelar a un criterio histórico neutral, que
elaborado conjunto de respuestas". Considera, asimismo, proscribe ciertas conductas como generalmente antisociales, en
que es insostenible un modelo teórico que no tome en cuen­ un amplio corte diacrònico. Lo que no impediría dudar de la
ta la infracción de normas sociales y que apele sólo al eti­ "pureza" de ciertas normas jurídicas.
quetaje. Rechaza, por último, el crudo determinismo de algu­
nos teóricos de la rotulación y hace depender los efectos del b) que se manifiesta absoluto desinterés por la desviación
estigma de una serie de factores conexos al sujeto o a los gru­ primaria;
pos que integra.
c) que no puede pretenderse un ciego determinismo ante
Según se advierte, en la tesis de la rotulación existen diver­ la relación estigma-desviación secundaria;
sos matices -macro o micro perspectiva, radicalismo o mode­
ración, determinismo o relativismo causal- y ellos varían, si­ d) que en muchos casos la actuación del sistema penal, en
guiendo a Werner Rüther en tres ámbitos:202 lugar de dar lugar a peligrosos estigmas, se erige en un real
elemento disuasivo de nuevos delitos.
101 Werner Rüther -"La criminnlidad (n el "delincuente") a través de las definiciones La Criminología Crítica, que examinamos en la sección si­
sociales (o "etiquetnmiøntu")" l’uadernos de Política Criminal, №9, 1979, págs.
51-63, en pág. 55.
guiente, también enfatiza el ángulo del control social que, al
m W. Rüther -ensayo citado, pūga 6() Μ, crear ciertas norman y aplicarlas de manera selectiva a "chivos
346 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 347

expiatorios", sólo pretendería la mantención de privilegios den­ En el terreno de la definición, puede sí aceptarse que, en
tro del sistema capitalista. Esta Criminología, al "ir más allá" ciertos casos, tanto la génesis como los alcances de algunos
incluso del enfoque radical del "labelling" formula a la teoría preceptos aparezcan como dudosos. Sin perjuicio del obvio
de la rotulación una serie de reproches. progreso representado por los mecanismos democráticos, es
posible que en la creación de la norma influyan defensa egoís­
Se dice así, en especial por Ian Taylor, Paul Walton y Jock ta de ciertos intereses o visiones ideológicas determinadas. Cabe
Young: así pensar en textos "protectores", en apreciaciones puritanas (las
"blue laws" de Becker), en rigores desiguales en las penas, en ex­
a) que la fundamentación interaccionista es débil: no ten­ cesivas punitividad o permisividad, etc. Debe tenerse presente,
dría absoluta generalidad el teorema de Thomas sobre defini­ en todo caso, sin perjuicio de tales excepciones, que el marco
ciones de la realidad; del precepto varía en función del "potencial de resistencia" de
la norma (Sellin), de los valores y normas de conducta
b) que en la mayoría de las acciones reprobables la con­ imperantes en cierta época y en un dado contexto, de la reac­
ducta desviada es una cualidad del acto, ya que los signifi­ ción general y no sólo la de los grupos de poder. Buena canti­
cados sociales no son tan variables y arbitrarios como se dad de preceptos se sustenta en válidos criterios históricos.
pretende;
En el ámbito de la selección, es muy cierto que se obser­
c) que las distinciones entre desviación primaria y secun­ van desigualdades e injusticias en los tres ejes del sistema pe
daria son "a menudo imposibles de hacer en la teoría y de ve­ nal y que tales defectos pueden incluso erigirse en verdaderos
rificar en la práctica"; factores criminógenos. La prisión preventiva arbitraria o pro­
longada en exceso, la disparidad en las penas y en su aplica­
d) que se manifiesta poco interés en la desviación prima­ ción, las cárceles para presos "ilustres" o con regímenes de
ria y no se indaga en los orígenes mediatos e inmediatos de "pensionado", las absoluciones o sobreseimientos inexplica­
ésta; bles, etc., pueden constituir algunos ejemplos. En muchos ca­
sos, no obstante, cabe pensar que las discriminaciones respon­
e) sobre todo, que al no examinarse los orígenes mediatos dieron a la norma "del mal menor" y no a errores tendenciosos
de la reacción social, no se desenmascaran "las desigualdades guiados por el compromiso. Lo que no obsta, por cierto, a la
estructurales de poder e interés que condicionan los procesos búsqueda de una mejor justicia, por humana simplemente im­
de creación y aplicación de leyes".203 perfecta.

Personalmente estimamos, sin perjuicio de compartir algu­ En el ámbito de la atribución o etiquetaje sólo cabe repe­
nas de las críticas generales formuladas a la tesis, que ella, tir lo ya expresado: el estigma no puede erigirse en causa su­
aceptada con ponderación, arroja considerable luz en un án­ ficiente y necesaria de nuevas desviaciones. En la materia debe
gulo descuidado del problema del delito. aspirarse a una investigación empírica neutra que permita de­
tectar, en forma diferencial, las variables intervinientes en una
Tal ponderación supone relativizar las proposiciones en los desviación secundaría, con el fin de corregir las que parezcan
tres ámbitos señalados, o sea el de creación de las normas (de­ relevantes en el marco del control social. Debe aquí subrayarse
finición), el de imposición de ellas (selección) y el de etiquetaje que Chile exhibe una de las tasas más altas del mundo en ma­
(atribución). teria de población penal, que los menores imputados de deli­
to sufren condiciones carcelarias absolutamente vergonzosas y
que la reacción social informal ante el liberto -por lo general,
1111 Y, Taylor, P. Walton, ƒ. Young "La Nuova Criminologia", Buenos Aires, Amorrortu,
ya que cabe excluir a los delincuentes "de cuello blanco- no fa­
1977, piig. 185, vorece, en absoluto, un reintegro positivo al medio externo.
348 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 344

En todo caso, el énfasis en el control social manifestado por Massimo Pavarini y Alessandro Baratta y, en los Estados Uni­
los teóricos del etiquetaje puede -en cierta cuota- ser acogido dos, además de Krisberg, A. Platt, Herman y Julia Schwe-
en un territorio de Criminología Integrativa, cual se dirá en un dinger, Richard Quinney, W. Chambliss. Entre los latinoame­
Capítulo posterior. Ciertos defectos del control social -por de­ ricanos afiliados a la tesis cabe recordar los nombres de
masía, por omisión, por disparidad- pueden incidir no sólo en Roberto Bergalli (Argentina), Enrique Castillo Barrantes (Cos­
el ámbito de la desviación secundaria, sino en los comporta­ ta Rica), Rosa del Olmo y Lola Aniyar de Castro (Venezuela).
mientos inicialmente desviados-. Tales efectos, en todo caso,
deberán ser examinados como un elemento que se sume -o po­ Numerosos autores latinoamericanos de esta orientación ela­
tencie- a los aportes del delincuente, de la víctima, de la si­ boran en México, en 1981, un "Manifiesto" que, entre otras co­
tuación y de los factores micro y macro sociales. sas, declara aspirar a la construcción de una "Teoría Crítica del
Control Social en América Latina".
20. LA CRIMINOLOGIA CRITICA.
La Criminología Crítica o Radical rechaza enfáticamente la
1 .a Criminología Crítica, cual ya se ha dicho, desarrolla aún tesis funcionalista que basa en un consenso colectivo tanto la
más las proposiciones del enfoque radical del etiquetaje, recha­ adecuada estructura social como su progreso. Toma así parti­
za también el paradigma etiológico -calificado de positivista- do por la teoría del conflicto -que contribuiría a ambos fines­
y, adoptando el paradigma del control social, indaga en las cau­ y que es defendida tanto por autores no marxistas o incluso
sas mediatas de éste. Su foco de interés apunta al control so­ conservadores -como Dahrendorff y Vold- como por quienes
cial que a través de definiciones y selecciones interesadas, crea aspiran a una reforma completa de la estructura social sobri*
una población que criminaliza. Es problematizada así la "anti­ bases ideológico-políticas.
gua" variable dependiente -la criminalidad- que no se posee­
ría entidad ontològica, sino meramente definitorial.
Esta Nueva Criminología -en la última posición planteada-
La Criminología Crítica se nutre del pensamiento de Marx posee clara dependencia del pensamiento de Marx y Engels
y Engels y de algunos aportes contemporáneos cuales los de aunque algunos -v.gr. Paul Q. Hirst- arguyan que no puede
W. Bonger ("Crime and Economic Conditions", 1905), Michel desarrollarse una teoría de la desviación dentro del marxismo
Foucault ("Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión", ortodoxo sin pecar de "revisionismo".
1975), G. Rusche y O. Kirchheimer ("Punishment and Social
Structure", 1938). La "Nueva Criminología" de Taylor, Walton y Young, ex­
celente y claro texto dentro de esta orientación, puede permi­
El movimiento, con diversos matices, surge a fines de la tirnos un buen examen de sus postulados básicos.
década del 60 y en especial la siguiente, con las obras de F. Sack
y R. König (1968), I. Taylor, P. Walton y J. Young ("La Nueva Atendidas las escasas referencias a delito en las obras de
Criminología, 1973), B. Krisberg (1975). Varios grupos de tra­ Marx y Engels -un ensayo sobre la "productividad de todas las
bajo de esta nueva orientación se constituyen en Gran Breta­ profesiones" que hemos citado, constituiría sólo una sátira al
ña, Alemania, Italia (Universidad de Bolonia), los Estados Uni­ funcionalismo- 204 creen Taylor, Walton y Young que la "teoría-
dos (Universidad de Berkeley), en las décadas del 60 y 70. Nace general de Marx", más que "afirmaciones más concretas... como
asimismo un "Grupo Europeo para el estudio de la desviación" respuesta a cuestionamientos empíricos aislados" sería el apor­
y en Latinoamérica, en 1977, se constituye un "Grupo Latino­ te más útil de esta teoría "para apreciar las formas en que se
americano de Criminología Comparada" muy conexo a la Uni­ genera y mantiene el conflicto social y en que éste coadyuva a
versidad del Zulia, Venezuela. determinar el tipo y la cantidad de actividad delictiva". 205 La

Entre los autores de esta orientación más frecuentemente J1)1 faylor, Walton, Younx op .HI., pAga 234 235.
citados, se hallan en Huropa, además de Sack, Darío Melossi, J,n Тиу lor, Walțon, Young op til , рАци 23(ι 237.
350 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 351

aspiración de los autores apunta a un modelo-sugerido pero Richard Quinney es autor de "The Social Reality of Crime",
no aplicado cabalmente por Marx -"sobre la dialéctica de la ac­ 1970, obra anterior a su etapa marxista. El "constructivismo
ción humana, cualesquiera que sean los motivos por los cua­ social" de este autor supone confluencia de las tesis del con­
les los poderosos tienden a definirla como "delictiva" en de­ flicto y del etiquetaje. El mundo -como producto de la
terminados períodos históricos".206 interacción social- sería fundamentalmente subjetivo y el deli­
to un fruto de las "imágenes" que de él crean los "segmentos"-
La obra de Bonger -"Criminality and Economic Condi­ no clases -que detentan el poder y que imponen sus "concep­
tions", pese al formal marxismo del autor, dista de satisfacer a ciones" y "realidades" a través de los diferentes órganos del
los autores citados: ella confundiría los niveles de análisis, mez­ control social.
claría la Psicología Social y la Individual y no tomaría en cuen­
ta las distinciones necesarias entre estructura, acción, base, su­ Para la Nueva Criminología, esta tesis de Quinney no pa­
perestructura, contradicción, cambio, poder e interés.
rece satisfactoria en absoluto. Se duda de tal "realidad social"
Otras teorías del conflicto poseerían diversos defectos, para del delito, se le moteja de "solipsista" por no creer en la "rea­
estos autores, en su explicación del comportamiento desviado. lidad objetiva de algo", por dar ejemplos "ecuménicos" de los
procesos de conflicto y por mantener una posición teórica am­
Ocurre así con las proposiciones de Ralf Dahrendorf (1959), bigua -"funcionalismo del conflicto"- que le permite eludir un
de Austin Turk (1969) y de Richard Quinney (1970). examen "de la naturaleza, génesis, contenido y desarrollo de
la "estructura social", sea cual fuere su significado.207
Ralf Dahrendorf ("Class and Class Conflict in Industrial
Society") alude a asociaciones imperativamente coordinadas" Ya hemos transcrito algunos de los reparos de la
como unidades básicas de la estructura social: ellas serían la Criminología Crítica a la tesis del etiquetaje. Ellos, al igual que
amalgama de posiciones de dominación y sometimiento y, dada los formulados a Dahrendorf, Turk y Quinney, consisten bási­
su desigualdad de poder y autoridad en cualquier tipo de so­ camente en haber descorrido un velo -los defectos del control
ciedad -feudal, capitalista, socialista o "post-capitalista"- el social- y no haber denunciado el por qué -mediato e inmedia­
conflicto iría más allá del conflicto de clases ponderado por el to- de tales defectos. Este pecado de "no haber ido más allá"
marxismo. Aunque Dahrendorf trate de explicar las desigual­ es el trata de purgarse con una crítica demoledora del Dere­
dades sociales, al advertir que ciertos conflictos contribuyen a cho Penal, de la Criminología "positivista" y de la forma en
un desarrollo más justo y aludir a "reajustes" y "equilibrios di­ que se ejerce el control social. Frente a tal denuncia se formu­
námicos" sería, para Taylor, Walton y Young, un "funcionalista lan sugerencias políticas, penales y político-criminológicas.
del conflicto".
Al Derecho Penal se lo critica, en palabras de Alessandro
Austin Turk, en "Criminality and Legal Order" afirma que Baratta, otro de los epónimos de la corriente, por defender sólo
el problema del delito fuerza a estudiar status y roles de auto­ ciertos bienes y no todos aquéllos en los que tienen interés to­
ridades y de súbditos, que deben aceptar normas e interpreta­ dos los ciudadanos, por penalizar las ofensas con distinta in­
ciones de ellas en que no participan. Se reprocha a Turk haber tensidad, por aplicar el status de criminal de modo poco igua­
formulado "una descripción inútil de las desigualdades socia­ litario, prescindiendo del daño social de las acciones y de la
les" al no explicar cómo las relaciones de autoridad se vincu­ efectiva gravedad de los actos. El Derecho Penal sería "el de­
lan "con el sistema más amplio de estratificación social". Se le recho desigual por excelencia 208 y la criminalidad, como "bien
reprocha asimismo, al igual que a Bonger, un "temor al des­ negativo" (Sack) se distribuiría -desigualmente- según la jerar-
viado", al que "se resìste a las normas", en el evento de des­
aparecer las relaciones de autoridad-sometimiento. J"' Ibidem, páK. 275,
Alessnndro ВпглПд "( ΊΊ tu i no Ιιτμ 1 л (ríllen y Pulttien Penni Alternativn”, en Revue
ai* Tnylor, Wnlton, Young op.ilt,, рйц 252. Inlvrnnliunnlv dn Urnit Pruni, N"i, рАцн. 43 55.
350 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 351

aspiración de los autores apunta a un modelo-sugerido pero Richard Quinney es autor de "The Social Reality of Crime",
no aplicado cabalmente por Marx -"sobre la dialéctica de la ac­ 1970, obra anterior a su etapa marxista. El "constructivismo
ción humana, cualesquiera que sean los motivos por los cua­ social" de este autor supone confluencia de las tesis del con­
les los poderosos tienden a definirla como "delictiva" en de­ flicto y del etiquetaje. El mundo -como producto de la
terminados períodos históricos".206 interacción social- sería fundamentalmente subjetivo y el deli­
to un fruto de las "imágenes" que de él crean los "segmentos"-
La obra de Bonger -"Criminality and Economic Condi­ no clases -que detentan el poder y que imponen sus "concep­
tions", pese al formal marxismo del autor, dista de satisfacer a ciones" y "realidades" a través de los diferentes órganos del
los autores citados: ella confundiría los niveles de análisis, mez­ control social.
claría la Psicología Social y la Individual y no tomaría en cuen­
ta las distinciones necesarias entre estructura, acción, base, su­ Para la Nueva Criminología, esta tesis de Quinney no pa­
perestructura, contradicción, cambio, poder e interés.
rece satisfactoria en absoluto. Se duda de tal "realidad social"
Otras teorías del conflicto poseerían diversos defectos, para del delito, se le moteja de "solipsista" por no creer en la "rea­
estos autores, en su explicación del comportamiento desviado. lidad objetiva de algo", por dar ejemplos "ecuménicos" de los
procesos de conflicto y por mantener una posición teórica am­
Ocurre así con las proposiciones de Ralf Dahrendorf (1959), bigua -"funcionalismo del conflicto"- que le permite eludir un
de Austin Turk (1969) y de Richard Quinney (1970). examen "de la naturaleza, génesis, contenido y desarrollo de
la "estructura social", sea cual fuere su significado.207
Ralf Dahrendorf ("Class and Class Conflict in Industrial
Society") alude a asociaciones imperativamente coordinadas" Ya hemos transcrito algunos de los reparos de la
como unidades básicas de la estructura social: ellas serían la Criminología Crítica a la tesis del etiquetaje. Ellos, al igual que
amalgama de posiciones de dominación y sometimiento y, dada los formulados a Dahrendorf, Turk y Quinney, consisten bási­
su desigualdad de poder y autoridad en cualquier tipo de so­ camente en haber descorrido un velo -los defectos del control
ciedad -feudal, capitalista, socialista o "post-capitalista"- el social- y no haber denunciado el por qué -mediato e inmedia­
conflicto iría más allá del conflicto de clases ponderado por el to- de tales defectos. Este pecado de "no haber ido más allá"
marxismo. Aunque Dahrendorf trate de explicar las desigual­ es el trata de purgarse con una crítica demoledora del Dere­
dades sociales, al advertir que ciertos conflictos contribuyen a cho Penal, de la Criminología "positivista" y de la forma en
un desarrollo más justo y aludir a "reajustes" y "equilibrios di­ que se ejerce el control social. Frente a tal denuncia se formu­
námicos" sería, para Taylor, Walton y Young, un "funcionalista lan sugerencias políticas, penales y político-criminológicas.
del conflicto".
Al Derecho Penal se lo critica, en palabras de Alessandro
Austin Turk, en "Criminality and Legal Order" afirma que Baratta, otro de los epónimos de la corriente, por defender sólo
el problema del delito fuerza a estudiar status y roles de auto­ ciertos bienes y no todos aquéllos en los que tienen interés to­
ridades y de súbditos, que deben aceptar normas e interpreta­ dos los ciudadanos, por penalizar las ofensas con distinta in­
ciones de ellas en que no participan. Se reprocha a Turk haber tensidad, por aplicar el status de criminal de modo poco igua­
formulado "una descripción inútil de las desigualdades socia­ litario, prescindiendo del daño social de las acciones y de la
les" al no explicar cómo las relaciones de autoridad se vincu­ efectiva gravedad de los actos. El Derecho Penal sería "el de­
lan "con el sistema más amplio de estratificación social". Se le recho desigual por excelencia 208 y la criminalidad, como "bien
reprocha asimismo, al igual que a Bonger, un "temor al des­ negativo" (Sack) se distribuiría -desigualmente- según la jerar-
viado", al que "se resìste a las normas", en el evento de des­
aparecer las relaciones de autoridad-sometimiento. J"' Ibidem, páK. 275,
Alessnndro ВпглПд "( ΊΊ tu i no Ιιτμ 1 л (ríllen y Pulttien Penni Alternativn”, en Revue
ai* Tnylor, Wnlton, Young op.ilt,, рйц 252. Inlvrnnliunnlv dn Urnit Pruni, N"i, рАцн. 43 55.
354 MARCO A. GONZÁLEZ BERENDIQUE ELEMENTOS DE CRIMINOLOGÍA 355

cipios socialistas, habrá una solución para el problema del cri­ cas, por "propios y extraños". De allí el que surja toda una "po­
men".210 Tempera algo tal apotegma una afirmación de Taylor, lítica penal alternativa" que puede resumirse en los cuatro pun­
Young y Walton para quienes la nueva criminología se ha di­ tos siguientes:
vidido, amistosamente, en una tendencia "poética socialdemó- a) reducción de las incriminaciones penales a un mínimo
erata" y una "revolucionaria de acción directa". A ellas debe­ razonable;
ría agregarse una conexa a la "moral post-conciliar", dadas las
"muchas e importantes semejanzas" que ésta tendría con la b) criminalización de conductas gravemente antisociales
Criminología crítica, en opinión de Antonio Beristain.211 En que, como en el caso de la criminalidad económica, escaparían
todo caso, se postula que el científico abandone su torre de a la tutela penal;
marfil: "El olvido de la teoría ha terminado y la politización c) reducción de la pena privativa de libertad y aplicación
del delito y la criminología es inminente".212 del máximo de medidas alternativas (libertad vigilada, colabo­
En lo penal las aspiraciones apuntan a la corrección de las des­ ración con la comunidad, prisión discontinua, trabajo sin re­
igualdades y a una reducción general de las incriminaciones. Se muneración, etc.);
postula ampliar y reforzar la tutela penal en campos de "‘interés d) empleo de métodos alternativos al sistema penal
básico": la salud, la seguridad en el trabajo, la integridad ("diversion" o derivación) frente a conductas desviadas de es­
ecológica, el orden económico. Mención especial merecen las des­ casa entidad.
viaciones ilícitas de los órganos y cuerpos del Estado y la gran
criminalidad organizada. La crítica al "panpenalismo" tiende a Cual se ha dicho, pese a las reiteradas alusiones a Marx y
evitar la "confirmación de la ideología de la defensa social y la a Engels de los grandes "sacerdotes" del movimiento, no to­
legitimación del sistema represivo" (Baratta). Si bien se cree que dos sus seguidores se reconocen marxistas formales. Si algu­
la abolición del delito es "posible" dentro de ciertos ordenamien­ nos sí lo son, otros integran la dirección "poética socialdemó-
tos sociales, se afirma que la desviación es normal y que debe erata escandinava" y otros, con un pensamiento católico de
rechazarse toda identificación de ésta con una patología que con­ avanzada, fundan sus coincidencias con la criminología críti­
duzca al correccionalismo. "Lo imperioso -para Taylor, Walton y ca en la moral "postconciliar"
Young- es crear ima sociedad en la que la realidad de la diversi­ Difícil parece emitir un juicio crítico sobre una Criminología
dad humana, sea personal, orgánica o social, no esté sometida al sin duda hoy "de moda" en algunos círculos y de perceptible
poder de criminalizar.213 fuerza en medios académicos de Latinoamérica.
Todo criminòlogo bien nacido debe ciertamente aspirar, con Parece injusta, desde luego, la muy dura crítica que se for­
Baratta, a una "política de grandes reformas sociales e institucio­ mula a la Criminología no alineada, que se califica de vieja,
nales para el desarrollo de la igualdad, de la democracia, de las positivista y legitimadora de la acción injusta de los grupos de
formas de vida comunitarias y civiles alternativas y más huma­ poder.
nas". 214 Mas, como sin duda muchos no compartirán el deseo de
Baratta y de otros criminólogos críticos de un mayor desarrollo La Criminología, mirada en forma neutral, "siempre ha sido
del "contrapoder proletario" y de la superación total del capita­ crítica" (Serrano Gómez) y tal actitud se aprecia incluso en los tres
lismo, las anteriores proposiciones pueden estimarse algo utópi- grandes fundadores de la escuela positiva. Lombroso experimen­
tó en fuerte cuota el "rechazo a los grupos minoritarios" y, exa­
710 Richard Quinney -"Control del crimen en la sociedad capitalista: una filosofia crítica
minada su obra en forma global, se advierte mucho más que el
del orden legal", en "Criminología Crítica" (Taylor, Walton, Young eds., México, concepto de delincuente nato: tanto en el "Hombre Delincuente"
Siglo XXI Eds., 1977) págs. 229-254. En pág 252. como en la obra escrita con Laschi -"El Crimen Político"- conde­
711 Antonio Beristain -"Derecho Penal y Criminología", Bogotá, Temis, 1986, pág. 47.
717 Taylor, Walton, Young -"Ln Nueva Criminología" cit., pág. 297.
na la corrupción de los poderosos y destaca las nexos entre rique­
717 Taylor, Walton, Young -"Ln Nueva Criminología" cit., págs. 297-298. za y criminalidad. Alude incluso, a los conceptos de Loria -un au­
711 Baratta -enany citado, рйц. 50.
tor socialista- quien dentncarn, "con pruebas irrefutables", las
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causas económicas en los movimientos revolucionarios. En la regulan. Se arguye, fundando la crítica, en la imposibilidad
muchos párrafos condena, asimismo, las desigualdades y los de separar sujeto y objeto de la observación y, por ello, de efec­
abusos del poder. tuar un examen de la realidad en condiciones "neutras y cien­
Garofalo alude en su "Criminología" de 1884 a los múlti­ tíficas". Ello invalidaría la aproximación explicativo-causal y,
ples defectos de la justicia penal italiana de su época y conde­ por ende, el hallazgo de presuntas leyes del suceder humano.
na "la corrupción... en las absoluciones frecuentes de ricos" que En cuanto atañe al funcionalismo, se expresa que si bien
debidas "evidentemente al poder del oro producen un efecto supera la tendencia al examen factorial, "compartamentaliza-
deplorable en la moralidad pública". Estima que, lamentable­ do" de los hechos sociales en que incurre el positivismo, tiene
mente, los veredictos "buenos, justos, morales, han venido a por dado un sistema -basado en un presunto asenso colectivo-
ser la excepción".215 que no se acepta cambiar en esencia.
Cual se ha expresado en otra parte de esta obra, no debe Si el positivismo mira el orden social como un absoluto in­
confundirse escuela positiva con Antropología Criminal. Escue­ discutible y el funcionalismo acepta sólo mejorar -y no substi­
la positiva supuso aplicación del positivismo al ámbito del de­ tuir- un sistema que acusa defectos, es coherente la crítica de
lito: estudio del crimen en su aspecto fáctico, introducción del quienes aspiran a un orden social fundamentalmente diferen­
método científico, búsqueda de mecanismos causales. Si bien te. El problema reside en la posibilidad real de alcanzar tal or­
hubo acuerdo en este aspecto entre los primeros grandes au­ den social justo y de que en él no surjan acciones socialmente
tores de la escuela positiva -que con su movimiento dieron na­ graves, ya que las que no posean este carácter serían admiti­
cimiento a la Criminología- no lo hubo, ciertamente en cuanto das como demostraciones de la esencial diversidad humana.
a los factores que estimaron "causales": algunos enfatizaron el El peligro residirá, obviamente, en los juicios de valor que de­
determinismo biológico-Antropologia Criminal, Lombroso - terminen qué es desviación grave. Los experimentos socio-po­
otros advirtieron una pluri-causalidad e incluso subrayaron líticos de esta siglo no hablan muy bien del éxito de los nue­
cierto determinismo social (Ferri, v.gr.). vos sistemas, de la supresión de las desviaciones severas y de
Al expresarse así que el positivismo se aplicó a la búsque­ la tolerancia ante las desviaciones no importantes.
da de patologías especiales en el delincuente, se incurre en En cuanto atañe a conocimiento de la realidad, no se ad­
una generalización inapropiada: no todos los positivistas vierte por qué la confusión sujeto-objeto -provocada por la
aceptaron el hoy llamado "modelo médico"; incluso los au­ ideología- dejaría de contaminar la nueva metodología cientí­
tores de la Antropología Criminal limitaron el determinismo fica propugnada.
biológico a cierta cuota de la criminalidad, ponderando, en Si se acoge parcialmente esta serie de reproches, debe sí ad­
otra, diversos factores de base social que fuertemente denun­ mitirse que -aún dentro del orden o sistema- la Criminología nun­
ciaron. ca ha sido servilmente dependiente del Derecho Penal y recep­
Otro género de crítica apunta al positivismo, en general y tora no crítica de las "definiciones" forjadas por los poderosos
en especial en la Criminología y, en el mismo orden, al funcio­ para su peculiar beneficio. No es ciertamente muy novedosa la
nalismo en cuanto influye -conceptual y metodológicamente- tesis del Derecho Penal como ultima ratio, asimismo.
en diversas teorías que examinan el problema del delito. Garofalo, en el primer texto aparecido en el mundo con el
El positivismo es rechazado es cuanto mira el orden social nombre de "Criminología" (1884) propugna una noción socio­
como un absoluto que no cabe discutir y aspira a un progreso lógica de delito216 y se anticipa, en ello, a las proposiciones de
que basa en el conocimiento de la realidad y de las leyes que Thorsten Sellin ("Conflict Culture and Crime", 1938) y, por cier­
to, de la Criminología Critica, de la década del 70. Los ejem­
plos que da Garofalo de acciones que deben ser criminalizadas
Jl' Rafael Carofalo "Ln (‘rlminologin. Hntudio «obre la naturaleza del crimen y teoría
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de In prnnlidad", Madrid, Dnnlrl |nrro, Kd„ 1412, pág. 472.
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-por lesionar el sentimiento profundo de probidad, de su deli­ Todo ello no impide reconocer la valía de investigaciones
to "natural"- se parecen bastante a los que otorga Sutherland estructurales o histórico-estructurales surgidas en esta corriente
en su "Crimen de Cuello Blanco" de 1949: baste pensar en sus en cuanto no atribuyan todo el poderío causal al capitalismo.
alusiones a los "juegos de bolsa preparados con noticias fal­ Es el caso, v.gr. de la "Sociopolítica de las drogas" de la auto­
sas", a la "insolvencia voluntaria", a los "convenios de acapa­ ra venezolana Rosa del Olmo (1975). Esta criminóloga formu­
radores o especuladores". Garofalo llega a expresar que en un la numerosas denuncias que se adecúan a la línea radical y que
futuro "tal vez no sea tolerado el aprovechar, sin la suficiente sin reservas podemos subscribir: v.gr. las muy dudosas manio­
recompensa, el trabajo del labrador y del obrero".217 En cuan­ bras de la Compañía de las Indias Orientales en relación al opio
to atañe al panpenalismo, sólo cabe recordar que Ferri, en su con también dudoso enriquecimiento de Gran Bretaña, el mo­
"vieja" Sociología Criminal, hace coincidir la desaparición de nopolio francés sobre el opio en Indochina, el enorme benefi­
la justicia del crimen "con el predominio universal de la justi­ cio que representa, para ciertas industrias transnacionales, la
cia como sentimiento y fuerza específica de la vida social".218 producción de amfetaminas y de metadona como substituto de
Su aspiración es de 1895 y son muchos los autores que con él - la heroína, etc. No obstante, pueden parecer algo exageradas
antes de la Criminología Crítica- han aspirado a una razona­ las conexiones entre la droga y las industrias de la publicidad,
ble reducción de la tutela penal. la música, la confección o las "industrias" de la represión po­
En todo caso, son cosas diversas criticar los excesos del ca­ licial, la salud mental o la conciencia. El talento de la autora,
pitalismo y de sus desenfrenos -indudablemente generadores en todo caso, la lleva a formular una reserva -"El problema de
no sólo de delito sino de múltiples situaciones de desigualdad la alienación individual es importante y lo psicológico juega
o injusticia- y atribuir todo delito al capitalismo o a las accio­ un papel significativo..."- con la cual se califica "la compleja
nes del control social. Ello supone indudablemente sobre-sim­ organización empresarial que está detrás de las drogas".220
plificación y retorno a la búsqueda de la causa "suficiente y El ejemplo anterior nos hace criticar, asimismo, el inmodera­
necesaria". Cual dice García-Pablos -los criminólogos críticos do alcance que se otorga al control social. Si de éste aceptamos
han descubierto un nuevo "chivo expiatorio" y al hacerlo, "so­ una noción restricta, que virtualmente coincida, en nuestro caso,
brevaloran la importancia de la economía, despreciando las di­ con sistema penal -no con "industria del sistema penal"- están en
versas representaciones de valor y concepciones del mundo, lo cierto los criminólogos críticos al denunciar los defectos de tal
incluidos los sentimientos religiosos".219 control. Incluso, en nuestro esquema integrativo, creemos que cier­
Al procederse así, se olvida que la criminalidad -conexa a tas acciones de este sistema son claramente criminógenas. no sólo
definiciones socio-políticas- constituye un universo de conduc­ injustamente "seleccionadoras". No obstante, una acepción ex­
tas absolutamente heterogéneo. Escasa similitud ofrecen, así - tensiva de control social que incluya la política social (salud, edu­
tanto en términos fenomenológicos como etiológicos- un ho­ cación, asistencia) (Cohen) nos parece poco admisible y peligro­
micidio por crisis y la negociación incompatible de un sa, toda vez que transforma a múltiples seres, consciente o
gobernante corrupto. Una visión serena -carente de deforma­ inconscientemente, en instrumentos de un poder invisible y casi
ciones ideológicas, hasta donde es humanamente posible- pue­ demoníaco.
de poner relativo orden en tal colectivo y avanzar hasta una Pueden subscribirse fácilmente los llamados de Baratta a
"explicación" o mejor dicho "comprensión" de los polimorfos profundas "reformas sociales e institucionales para el desarro­
comportamientos criminales. El viejo problema de la "respuesta llo de la igualdad, de la democracia, de las formas de vida co­
diferencial" -comportamientos distintos ante situaciones "aná­ munitarias y civiles alternativas y más humanas".221 No así, en
logas"- ha de acosar siempre a las explicaciones mono-causales. la misma forma, su llamado a la instauración de un sistema
217 Garofalo -op.cit., pág. 53. 3311 Rosa del Olmo -"Ln Sorio-polttien de Ins drogas", Caracas, Universidad Central de
aiB Enrique Ferri -"Sociología Criminal", cit., Vol. II, pág. 353. Venezuela, 1975, pág. 41
,Jt* Ga reía Pab loa np.cil., pág. M 1 1.138. 331 Baratía ensayo citado, pág 5tl
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que, en sus tentativas de aplicación en este siglo -con un pre­ CAPITULO VI


cio alto de libertad- no ha logrado la desaparición o siquiera
la reducción del delito ni tampoco ha demostrado respeto a la LAS POSIBILIDADES DE UNA INTEGRACION EN
"esencial diversidad humana". CRIMINOLOGIA
Como algunas de estas últimas aspiraciones no se ven de
próxima concreción, la Nueva Criminología ha formulado di­ 1. ENFOQUES SEGMENTARIOS E INTEGRACION.
versas medidas que integran un cuadro de "política penal al­ CRIMINOLOGIA CLINICA Y CRIMINOLOGIA GENERAL.
ternativa". Entre ellas figuran la reducción de la cárcel y la "de­ DEDUCCION E INDUCCION. TEORIA E INVESTIGA­
rivación ("diversion") a agencias diversas del sistema penal. CION.
Las proposiciones son relativamente modestas y armonizan, Cual dijimos en el Capítulo II de la Segunda Parte de esta
fuertemente, con la Fenología moderna "no alineada". Debe sí obra, desde fines del siglo XIX hasta aproximadamente la pri­
decirse: mera mitad del siglo XX, se advierte en nuestra disciplina un
panorama que denominamos "de divorcios teóricos".
a) que las críticas a la prisión como instituto tienen ya mu­
chos años; En tal enfoque segmentario, múltiples teorías asignan un
enorme potencial criminogénico a factores o procesos biológi­
b) que las alternativas al encarcelamiento no son especial­ cos, psíquicos o sociales y minusvaloran la cuota que en el
mente modernas toda vez que la "probation", v.gr., surge en comportamiento humano -por esencia unitario- poseen los
Estados Unidos hace más de 150 años y el "sursis" en el siste­ otros dos grupos de elementos. Así, por ejemplo, la Citogenè­
ma franco-belga del siglo XIX; si en nuestras latitudes parecen tica Criminal enfatiza la existencia de un cromosoma sexual
institutos "modernos" en ello no lleva culpa el capitalismo, sino supernumerario -Y- sin ponderar las diferencias socio-cultura­
la ignorancia; les de los sujetos que portan tal anomalía. En el otro extremo -
el sociológico- la escuela de Chicago destaca la "desorganiza­
c) que los programas de "diversion" cuentan también con ción social" existente en ciertas áreas urbanas, sin aplicar
larga historia, que arranca desde la década del 40. mayor interés a las peculiaridades biológicas y psíquicas de los
individuos que habitan en las áreas carenciadas.
Las cárceles -es muy cierto- están plenas de sujetos caren-
ciados desde un punto de vista socio-económico-cultural. Los La tendencia integrativa que advertimos en la Criminología
estudios de victimization señalan que múltiples delitos tipifica­ desde la segunda mitad de este siglo no obsta a que ciertas po­
dos y ciertas acciones gravemente dañosas aunque no tipifi­ siciones teóricas continúen adjudicando especial énfasis a un
cadas (también delitos desde un punto de vista criminológico), factor o proceso de base biológica, psíquica o social.
se cometen por individuos que no padecen tales carencias. No Tal insistencia en la unilaterali dad puede percibirse:
puede ciertamente encontrarse una sola respuesta que com-
patibilice tales hallazgos empíricos si consideramos, otra vez, a) en el ángulo biológico, en las modernas investigaciones
que la criminalidad constituye un universo heterogéneo. La en Bio-Química y Neuro-Fisiologia;
Criminología Crítica tiene razón en ciertos aspectos del fenó­ b) en el ángulo psicológico, en ciertos desarrollos del mo­
meno. En otros, deberá apelarse a marcos de referencia multi­ derno conductismo, cual el aprendizaje social;
causales que, con rigor lógico, sistematicen los múltiples fac­
tores que -además del gran espectro macro-social- predisponen c) en el ángulo sociológico, en la Criminología Crítica, que
o desencadenan un comportamiento desviado. aunque declara rehuir un paradigma etiológico "positivista",
culpa al capitalismo y n la estructura social injusta como rea­
les "causas" de la exiNleneia ile una "población criminalizada".

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