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Estrategias de lectura

Las estrategias de lectura son las estrategias empleadas para ayudar a la


comprensión e interpretación de determinados textos. Estas estrategias pueden
ser útiles bien para la educación formal, ayudando a los estudiantes a mejorar sus
habilidades de lectura, bien para que las personas adultas puedan entender con mayor
facilidad documentos o algún tipo de texto.

¿Qué estrategias de lectura existen?


Apuntes: para comprender un texto con mayor felicidad, se pueden tomar
apuntes para recoger las ideas más importantes o nuestras propias
percepciones.
Ayuda: si el texto nos supone un desafío muy grande, podemos pedirle ayuda
a alguien más para que lo lea y comparta su lectura con nosotros.
Conectores: identificar los conectores puede ayudar a comprender la
estructura de un texto.
Cuestionamiento: para facilitar la comprensión, pueden hacérsele preguntas
al texto.
Descanso: si el texto es muy pesado, no está de más descansar un tiempo y
luego retomarlo.
Entre líneas: las palabras desconocidas o las oraciones extrañas pueden ser
comprendidas con la correcta comprensión de las palabras o las oraciones
cercanas.
Evaluación: luego de leer un texto, el lector puede plantearse una serie de
preguntas que faciliten su comprensión y ayuden a sistematizar su contenido
Organiza la información: es más fácil comprender el sentido de un texto si
organizamos la información que nos da, señalando las relaciones y la
relevancia de los elemento para ellos podemos realizar un mapa.
Palabras clave: identificar los conceptos clave puede ayudar a la lectura.
Parafraseo: una estrategia de lectura consiste en explicar con las palabras
propias el contenido del texto.
Predicción: si se hacen predicciones sobre un texto, se puede anticipar lo que
vendrá después, comprendiendo así la causalidad de las ideas.
Relectura: para comprender un texto difícil, es recomendable leerse más de
una vez.
Resumen: una estrategia de lectura consiste en resumir las ideas del texto,
depurándolo de todo lo prescindible.
Velocidad: no se debe precipitar la lectura de un texto. Si este es complicado,
el ritmo de la lectura puede ser lento, sin afanes.
Voz alta: leer un texto difícil en voz alta puede mejorar la concentración.
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