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De la queja a la rectificación subjetiva

(Durante las entrevistas preliminares en las neurosis).

(Damaris Restrepo, 2023).

En la presente reflexión se abordarán algunos elementos relacionados con el paso de

la queja a la rectificación subjetiva en las neurosis y para ello se hará una aproximación a

las nociones queja, rectificación subjetiva y acto analítico durante las entrevistas

preliminares, teniendo como principal referencia el libro Introducción al método

psicoanalítico de Jacques -Alain Miller (1997).

La queja

La queja, es la forma de entrada de algunos sujetos a las entrevistas preliminares

pues algunos de ellos llegan en estado de sufrimiento con síntomas de los que se quejan o se

quejan de un otro porque han sido objeto de padecimientos que se repiten.

La queja puede entenderse como un reproche dirigido a otro, usualmente está

impregnada de rabia, molestia, mal humor; y da cuenta de un malestar subjetivo que

excluye una responsabilización; respecto de ella podemos identificar algunas de las

funciones a continuación:

De un lado, propicia una catarsis de emociones del sujeto ante algún drama y puede

ayudar a disminuir un poco el sufrimiento. A veces, adquiere la forma de una denuncia de

un padecimiento cuya causa se sitúa en el otro, también puede servir para definir una

posición de víctima en tanto se produzca una identificación subjetiva a ese lugar en el cual
se llegue a creer que se ha sufrido un perjuicio a causa de alguien externo o determinado

suceso; lo cual, permitiría a su vez una posición de goce, en la medida que se satisface un

programa de goce del sujeto, eso que itera fuera de sentido y hace gozar de ese lugar.

Podría ser también una forma de la demanda al otro, al analista, pero una demanda fija, que

se queda en la queja y no se desplaza, diferenciándose de la demanda analítica en tanto el

sujeto se responsabiliza; pero por otra parte también abre la posibilidad de una dialéctica

pues ella se dirige al analista. Puede a su vez velar un deseo inconsciente, como se ve en el

caso Dora, que llegó al consultorio de Freud a quejarse de su padre por hacer de ella un

objeto de intercambio, sin percatarse que ella misma se ponía en el lugar de asediada “Dora

se queja de su padre, que de cierto modo la utilizaba de instrumento para satisfacer sus

deseos. [Con la señora K]” (Miller, 1997, p. 88).

Como vemos, la queja no se trata sólo de los reproches dirigidos al otro o del

sufrimiento que puede develar, sino también cómo los sujetos construyen esas posiciones

subjetivas y lo que les permite.

¿Podría decirse que la queja en tanto, a veces, es la forma de entrada de algunos

sujetos a las entrevistas preliminares, es un momento lógico inevitable durante las misma a

la cual hay que darle lugar, respetando los tiempos de cada sujeto y su función singular, a

fin de que pueda instalarse la transferencia y se produzca el trabajo analítico? Además ¿Qué

puede demandar un sujeto cuando se queja? ¿Ayuda, curación, auxilio, ser escuchado,

amor, piedad o que el otro se haga cargo de su sufrimiento? Y finalmente ¿cuál sería la

estrategia del analista?


La rectificación subjetiva

Según Miller (1997) la rectificación subjetiva fue una formulación de Lacan durante

la primera etapa de su enseñanza, en el año cincuenta y ocho, la cual entendía como una

rectificación de las relaciones del sujeto con lo real, ubicando lo real como la realidad; pero

después en un momento más avanzado hablará de histerización del sujeto para señalar la

“separación entre el sujeto y el significante… toma [de] distancia con relación a todo

dicho”. (p. 74) en la cual se histeriza el discurso, se abandona la posición de amo sobre el

mismo y no se sabe lo que dice, para que los dichos se aproximen a lo real y se produzca

una lógica inconsciente que opera en el discurso a fin de ubicar los significantes

fundamentales que comandan la vida y condensan goce para que se pueda tomar distancia

de ellos y asumir la responsabilidad ante el propio inconsciente.

Según este psicoanalista, la rectificación subjetiva es:

Pasar del hecho de quejarse de los otros para quejarse de sí mismo… cuando en el

análisis el sujeto aprende también su responsabilidad esencial en lo que ocurre. La

paradoja es que el lugar de la responsabilidad del sujeto es el mismo del

inconsciente. (Miller, 1997, pp. 69-70).

Este paso de la queja a la responsabilización no puede ser apresurado, ni debe

obedecer a una corrección moral, educativa o a una confrontación y requiere un tiempo de

espera, subjetivo para cada uno; necesita cálculos y prudencia para que lo produzca el

sujeto como efecto de una metabolización propia, una toma de posición respecto de una

causa en él y no desde el yo o la consciencia, pues “la rectificación subjetiva de la que

habla Lacan no puede ser una rectificación a la fuerza… es preciso además permitir ese
tiempo que el analizante necesita para descubrir cosas por su propia cuenta.” (Lombardi,

2009, p. 31).

Dicha rectificación, además, es respecto del síntoma, en tanto el sujeto reconoce en

él no solo un padecimiento, la queja, sino también un modo de goce que lo habita, una

satisfacción, ubicando una causa en sí mismo, a veces desconocida antes de visitar al

analista; pues tanto para Freud como para Lacan el síntoma tiene dos caras, además del

malestar y el sufrimiento, ofrece también una satisfacción pulsional de la cual el sujeto no

quiere saber. La rectificación implicaría un cambio de perspectiva auténtica del sujeto

frente a un modo de gozar, que es necesario revisar.

Aunque la aparición de la rectificación subjetiva no es el único objetivo durante las

entrevistas preliminares, si es algo a observar durante las mismas, pues incluye una

dimensión ética en el sujeto, en tanto es capaz de interrogarse por lo que le pasa, se

cuestiona su propio goce y se pregunta por su causa; admitiendo además una

responsabilidad en lo que le ocurre, lo cual también requiere una posición ética en el

analista, en la medida que introduce al sujeto de la queja como un sujeto de responsabilidad

vía su acto, para que sea capaz de preguntarse ¿qué tengo que ver con eso de lo que me

quejo, con mi síntoma? ¿Qué en mi lo causa? Como vemos, la rectificación subjetiva

también es una vía para que surja el deseo en tanto se interroga el goce y puede poner en

juego el deseo de analizarse.

¿Es necesaria entonces la producción de la rectificación subjetiva para que pueda

haber un análisis? Además ¿cómo producirla?


El acto analítico

Lo primero en señalar es que el acto analítico es uno de los principales medios del

que el analista dispone ante la queja y la recibe para hacer de ella un material de trabajo. Lo

anterior con el fin de desplazarla por nuevos caminos en la cadena discursiva para que el

quejoso se interrogue, se implique y descubra lo que allí se pone en juego, porque no se

trata de dirigirse a la realidad externa del sujeto para solucionarla con respuestas rápidas

que cierren el inconsciente o lo pacifiquen frente a ella; pues se sabe que en él hay un

inconsciente que actúa, que elige o dice cosas, aunque después se queje de eso porque le

causa padecimiento psíquico. Según (Miller, 1997):

El acto analítico consiste en implicar al sujeto en aquello de lo que se queja... Es un

error pensar, en el análisis, que el inconsciente sea el responsable de las cosas por

las cuales alguien sufre. Si así fuese destituiríamos al sujeto de su responsabilidad.

(p. 70)

El analista vía su acto, va demostrando la existencia del inconsciente mediante sus

formaciones para producir su entrada y construirlo, con el deseo de volverlo asequible al

sujeto; va produciendo momentos de verdad singulares en lo que va escuchando para

tocarlo con su propia palabra y que se reconozca en ella; con el fin de producir el paso de

un primer momento de la queja donde la culpa es del otro a uno segundo donde la

responsabilidad es del propio sujeto y surja una rectificación subjetiva respecto del síntoma

y la ganancia de goce que allí obtiene.

Freud hizo esto con Dora para que se moviera del lugar de la queja respecto del

padre por su amantazgo con la señora K y su complicidad ante los galanteos que recibía del

señor K. Freud, según Lacan, le señala a Dora: “mira, le dice, cuál es tu propia parte en el
desorden del que te quejas” (Lacan, 2009, p. 213). A partir de lo cual se sugiere que aquello

de lo que Dora se quejaba ocurría gracias a su complicidad. Hacer esto, sin embargo, puede

llegar a producir efectos adversos en la transferencia y producir obstáculos al trabajo

analítico.

Por otra parte, Lombardi (2009) sugiere como lo indica Lacan en el Seminario 10,

que antes de la rectificación subjetiva debe producirse una extrañeza respecto del síntoma:

El primer movimiento de análisis no consiste exactamente en "implicar" al sujeto,

sino más bien en quebrantar su implicación en la conducta sintomática… no "que se

haga cargo"… sino que experimente más bien lo contrario, la ajenidad, la extrañeza

del síntoma”. (p. 33).

Causar mediante el acto analítico un asombro en el sujeto ante su síntoma, una

división para que se interrogue sobre su origen, lo advierta y lo constituya como tal.

Tomemos la cita original de Lacan (2009) mencionada por Lombardi anteriormente.

Para que el síntoma salga del estado de enigma todavía informulado, el paso a dar

no es que se formule, es que el sujeto se perfile algo tal que le sugiera que hay una

causa para eso… tan sólo por ese lado se rompe la implicación del sujeto con su

conducta, y esta ruptura es la complementación necesaria para que el síntoma sea

abordable (p. 303).

Ubicar respecto del síntoma una causa aún no reconocida en él mismo sujeto, que

opera y de la cual no se da cuenta, pero susceptible de advertir para tomar distancia e ir más

allá de la queja. Este reconocimiento puede ubicarse en la enunciación del sujeto que

indicaría su localización subjetiva “la posición que aquel que enuncia toma con relación al

enunciado” (Miller, 1997, p. 39). En la cual el sujeto va desde sus dichos acerca del

síntoma hasta la toma de posición frente a él para revelar su palabra más íntima e
inconsciente y ubicar si confirma o esta contra eso, si lo interroga, pues según Lacan (2009)

“esta rectificación en Freud es dialéctica, y parte de los decires del sujeto para regresar a

ellos”. (p. 574).

Para finalizar, ¿es posible hablar de rectificación subjetiva, sin el consentimiento del

sujeto a escuchar su propio inconsciente?


Referencias

Freud, S. (2012b/1916-1917). 17ª Conferencia: El Sentido de los Síntomas. En: Strachey, J.

(Ed.), Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., Vol. XVI). (pp. 235-249). Buenos Aires,

Argentina: Amorrortu.

Freud, S. (2012b/1916-1917). 23a Conferencia: Los caminos de la formación del síntoma.

En: Strachey, J. (Ed.), Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., Vol. XVI). (pp. 326-343).

Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Miller, J. A (1997). Introducción al método psicoanalítico. Argentina: Paidós.

Lacan, J. (2006). El seminario de Jacques Lacan, libro X, La angustia. Buenos Aires:

Paidós.

Lacan, J. (2009). Intervención sobre la transferencia en Escritos 1. México: Siglo xxi

editores.

Lacan, J. (2009). La dirección de la cura y los principios de su poder, Escritos 2. Buenos

Aires: siglo xxi editores.

Lacan, J. (2009). Intervención sobre la transferencia, Escritos 1. Buenos Aires: siglo xxi

editores.
Lombardi, G. (2009). Rectificación y destitución del sujeto. Dos formas del Ser discernidas

por el psicoanálisis.

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