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PRIMERA PARTE

HISTORIA y CRÍTICA DE LA IDEA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

En esta primera parte del texto, se plantea el problema fundamental de la historia americana, que es explicar la aparición de América
en la cultura occidental. Se cuestiona la idea tradicional de que América fue descubierta y se plantea la duda de si se puede afirmar
realmente eso sin caer en un absurdo.

Se argumenta que al llegar Colón el 12 de octubre de 1492 a una pequeña isla que él creyó pertenecía a un archipiélago adyacente al
Japón, no descubrió América como comúnmente se dice, sino que eso es una interpretación posterior de los historiadores. Se señala
la diferencia entre llegar a una isla cercana al Japón y revelar la existencia de un continente desconocido en aquel momento.

Se plantea que la afirmación de que Colón descubrió América no es un hecho evidente, sino una interpretación del hecho. Se
argumenta que es válido poner en duda esta interpretación y explorar otras perspectivas.

Se destaca que el objetivo es cuestionar la idea misma de que América fue descubierta y no poner en duda si Colón fue quien realizó
el descubrimiento. Se enfatiza que es una actitud científica someter una hipótesis a revisión y buscar una explicación más satisfactoria
si es necesario.

Se plantea la necesidad de poner a prueba la idea del descubrimiento de América. Se menciona que la interpretación de Colón como
descubridor de América no se basa en los hechos históricos, sino en una idea previa. Se propone examinar la historia de cómo y por
qué surgió esa idea de que América fue descubierta, y por qué se sigue aceptando, para determinar si conduce a un absurdo o no.

En resumen, esta primera parte del texto plantea la duda sobre la validez de la idea de que América fue descubierta y propone
examinar la historia de esa idea para ponerla a prueba. Se cuestiona la interpretación tradicional y se busca una comprensión más
profunda del fenómeno histórico relacionado con la aparición de América en la cultura occidental.

CAP II

El origen de la idea del descubrimiento de América no se atribuye a Cristóbal Colón. Se cree que la idea se gestó en un rumor popular
conocido como la "leyenda del piloto anónimo". Según esta leyenda, los primeros colonos de la Isla Española (Haití), algunos de los
cuales acompañaron a Colón en su primer viaje, estaban convencidos de que la motivación de Colón para emprender la travesía era
demostrar la existencia de tierras desconocidas. Esta interpretación contradecía el verdadero propósito de Colón, que era llegar al
extremo oriental de Asia.

Algunos historiadores han objetado esta interpretación, argumentando que el relato es falso y que la leyenda fue creada como un
ataque contra los intereses y el prestigio de Colón. Sin embargo, incluso si se acepta la falsedad del relato, no se puede negar que
contiene una interpretación de los eventos. Similarmente, si se argumentara que la obra "La Ciudad de Dios" de San Agustín no ofrece
una interpretación de la historia universal porque la existencia de la providencia divina es falsa, sería un razonamiento erróneo.

La verdadera dificultad radica en comprender cómo surgió la leyenda y por qué fue aceptada a pesar de que la creencia de Colón de
haber llegado a Asia era de conocimiento público después de su primer viaje. La solución a este enigma podría encontrarse en el
escepticismo generalizado hacia la creencia de Colón, lo que llevó a dudar de su sinceridad y a buscar una explicación alternativa para
su viaje. Es posible que se inventaran pretextos más o menos plausibles, y algunos han especulado sobre cuál podría haber sido el
"núcleo histórico" de la leyenda, o incluso si alguna frase de Colón pudo haber dado origen al relato.

Aunque la leyenda contiene el germen de la interpretación del descubrimiento de América, es importante destacar que en ese
momento no se consideraba un descubrimiento de América propiamente dicho, sino el hallazgo de tierras desconocidas. Además,
según la leyenda, el verdadero descubridor sería el piloto anónimo por haber sido el primero en realizar el hallazgo. Por lo tanto, el
siguiente paso sería examinar cómo el viaje de 1492, interpretado como el descubrimiento de tierras desconocidas, se atribuyó
específicamente a América y cómo Colón llegó a ser considerado el descubridor en lugar del piloto anónimo.

CAP III

En esta tercera parte, se menciona el primer texto en el que Colón es reconocido como el descubridor de América: el "Sumario de la
natural historia de las Indias" de Gonzalo Fernández de Oviedo, publicado unos treinta años después de la supuesta "leyenda del
piloto anónimo". En este libro, Oviedo menciona que es notorio que Colón descubrió las Indias (América) en su viaje de 1492. Esta
afirmación indica que la interpretación de Colón como descubridor de tierras desconocidas ya era aceptada y no requería prueba ni
justificación.

Sin embargo, surge la pregunta de por qué Oviedo atribuye el descubrimiento específicamente a las Indias (América) en lugar de a
regiones indeterminadas como lo hace la leyenda. La razón radica en que, durante los treinta años transcurridos desde la aparición de
la "leyenda", se desarrolló un proceso ideológico que llevó a la convicción de que las tierras visitadas por Colón formaban parte de un
continente separado de Asia, conocido como América o las Indias.

Esta nueva interpretación plantea un problema fundamental, ya que para afirmar que Colón descubrió un continente, es necesario
demostrar que tenía conciencia de su existencia. La conciencia del ser descubierto se convierte en un factor crucial para atribuirle el
descubrimiento a Colón. Esto plantea un paralelismo con el ejemplo de un velador que encuentra un antiguo papiro y un profesor que
identifica el texto como una obra perdida de Aristóteles. En este caso, el descubridor del documento sería el profesor, ya que tuvo
conciencia de su naturaleza. De manera similar, para sostener que Colón fue el descubridor de América, se debe demostrar que él
tuvo conciencia de lo que había descubierto.

Este planteamiento presenta una dificultad, ya que no se puede continuar ignorando lo que Colón realmente pensó sobre su hallazgo.
Sin embargo, esta crisis no se produce de inmediato, ya que la "leyenda" ocultó precisamente la opinión real de Colón sobre su
descubrimiento.

En las próximas partes del texto se examinarán tres teorías sucesivas que intentaron superar esta dificultad y que, como se verá más
adelante, llevarán a la idea del descubrimiento de América al absurdo.

CAP IV

En el texto se presentan tres intentos de resolver el dilema sobre quién debe atribuirse el descubrimiento de América. El primer intento
es presentado por Oviedo en su obra "Historia general y natural de las Indias", donde afirma que Colón merece la gloria del
descubrimiento porque tenía conciencia de las tierras que iba a encontrar, basándose en lecturas de obras antiguas. El segundo
intento es propuesto por Gómara en su obra "Historia general de las Indias", argumentando que el piloto anónimo es el verdadero
descubridor, ya que fue quien reveló la existencia de las Indias desconocidas hasta entonces. Ambas tesis presentan fallas, ya sea al
identificar América con las Hespérides (Oviedo) o al no cumplir el requisito de conciencia por parte del descubridor (Gómara).

El tercer intento es presentado por Fernando Colón en su biografía de su padre, Cristóbal Colón, titulada "Vida del Almirante". En esta
tesis, Fernando Colón afirma que nadie conocía las tierras descubiertas antes de su padre y que él tuvo la idea de la existencia de un
continente desconocido por medio de una genial inferencia basada en sus conocimientos científicos y observaciones. Según esta
visión, Colón no corroboró una noticia existente, sino que realizó un viaje para comprobar empíricamente su hipótesis. Además, se
argumenta que Colón dio a las tierras descubiertas el nombre de "Indias" para despertar el interés de los reyes y obtener su apoyo
financiero. Esta tesis logra conciliar los requisitos del problema al mantener la ignorancia previa de las tierras descubiertas y la
conciencia por parte del descubridor.

Sin embargo, se señala que la solución propuesta por Fernando Colón entra en crisis con la intervención de Las Casas, quien sostiene
que el descubrimiento de América fue un designio divino cumplido por Colón, dotado por Dios para llevar a cabo la empresa. Las
Casas argumenta que el propósito religioso de la empresa es lo más relevante y que los motivos personales de Colón son
secundarios. Además, Las Casas no oculta el objetivo asiático del viaje de Colón ni la convicción de haberlo alcanzado. Para Las
Casas, lo importante es que Colón abrió el acceso a tierras habitadas por personas que necesitaban recibir la palabra revelada y los
sacramentos antes del fin del mundo.

En resumen, el texto presenta diferentes intentos de resolver el dilema sobre quién debe atribuirse el descubrimiento de América.
Estos intentos son propuestos por Oviedo, Gómara y Fernando Colón, cada uno con argumentos y limitaciones particulares. Sin
embargo, la solución propuesta por Fernando Colón entra en crisis con la intervención de Las Casas, quien da un enfoque religioso al
descubrimiento y considera que los propósitos personales y el conocimiento específico de las tierras descubiertas son secundarios.

CAP VI

En este breve resumen se presentan tres diferentes enfoques sobre el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón. Estos
enfoques son presentados por los autores Herrera, Beamont y Robertson. A continuación, se resumen las ideas principales de cada
autor:

1. Herrera:

 Se adhiere a la argumentación de Fernando Colón, hijo de Cristóbal Colón.

 Sostiene que Colón tenía conocimiento previo de la existencia de las Indias (América) gracias a una hipótesis científica, y que
el viaje de 1492 fue una forma de comprobarla.

 Afirma que en el primer viaje, Colón no comprobó su hipótesis y creyó haber llegado a Asia.

 Colón se percató de su error en el cuarto viaje al tener noticia del Océano Pacífico, lo que le permitió comprobar su hipótesis.

2. Beamont:

 Presenta dos posibles objetivos de la empresa de Colón: descubrir un continente desconocido o llegar a Asia.

 En los primeros dos viajes, Colón cree estar en Asia, pero en el tercero se da cuenta de que ha llegado a un continente
desconocido.

 Colón descubre América al comprobar la hipótesis inicial de la existencia de un continente desconocido.

3. Robertson:

 Sitúa la empresa de Colón en el contexto histórico del deseo europeo de abrir una ruta marítima hacia el Oriente.
 Explica que Colón tenía dudas sobre lo que encontraría en su travesía, sospechando tanto la existencia de un continente
desconocido como la posibilidad de llegar a Asia.

 Colón se persuade de haber llegado a Asia y por eso bautiza las tierras como las Indias.

 En el tercer viaje, Colón confirma haber encontrado el continente desconocido que intuía desde el principio.

Estos enfoques representan diferentes intentos de conciliar la tesis de Fernando Colón con los informes proporcionados por Las
Casas. A medida que se avanza en las diferentes interpretaciones, se evidencia un cambio hacia el reconocimiento del objetivo
asiático de la empresa y la dificultad de atribuir a Colón el descubrimiento de un continente del cual no tuvo plena conciencia. Esto
marca el inicio de la segunda etapa del proceso de interpretación del descubrimiento de América.

CAP VII
En este fragmento, se presentan diferentes puntos de vista sobre la empresa de Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Se
mencionan tres autores principales: Martín Fernández de Navarrete, Washington Irving y Alexander von Humboldt.

Martín Fernández de Navarrete, en su obra "Colección", sostiene que el objetivo de Colón era abrir una ruta marítima con Asia, y que
él nunca se desengañó de haber logrado ese deseo. Navarrete considera que Colón descubrió América de manera inesperada y
asombrosa al dar a conocer un nuevo mundo.

Washington Irving, en su libro "Life and Voyages of Columbus", también vincula la empresa de Colón con el deseo de establecer una
ruta marítima con Asia. Irving examina la hipótesis de que Colón intuyó la existencia de América, pero considera que la motivación
principal de Colón fue la idea de que Asia era accesible por el occidente. Irving entiende que Colón descubrió América y lo atribuye a
su intencionalidad, aunque no aclara los motivos exactos.

Alexander von Humboldt, en su obra "Cosmos", sitúa la empresa de Colón dentro del contexto de los avances científicos y el
desarrollo del conocimiento humano. Para Humboldt, el descubrimiento de América por parte de Colón fue significativo porque permitió
ampliar el estudio de las regiones tropicales y enriquecer la visión científica del cosmos. Humboldt considera que Colón, aunque no
era un sabio, fue sensible a la belleza del mundo tropical y supo transmitir su entusiasmo a través de sus escritos.

En resumen, los autores presentan diferentes perspectivas sobre la empresa de Colón y el descubrimiento de América. Algunos
enfatizan el objetivo inicial de establecer una ruta con Asia, mientras que otros destacan el significado científico y la contribución de
Colón al conocimiento humano.

CAP VIII

En resumen, este texto habla sobre la interpretación tradicional del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón. Durante
mucho tiempo, se creyó que Colón había descubierto América cuando llegó a una isla que pensaba que formaba parte de un
archipiélago cercano a Japón. Sin embargo, a medida que el idealismo y el apriorismo metafísico entraron en crisis y los historiadores
adoptaron enfoques más científicos, se empezó a considerar la importancia de los propósitos y convicciones personales de los
individuos en la interpretación de los eventos históricos.

El autor menciona un libro de Samuel Eliot Morison llamado "Admiral of the Ocean Sea" como representativo de esta interpretación
tradicional. Morison sostiene que el objetivo principal de Colón era establecer una ruta marítima hacia Asia y que lo extraordinario no
fue la idea en sí, sino la convicción de que era factible y la determinación de llevarla a cabo. Morison reconstruye detalladamente los
itinerarios de los cuatro viajes de Colón y trata de identificar en el mapa actual de América los lugares que visitó.

Aunque reconoce las intenciones personales de Colón y su opinión de haber llegado a Asia, Morison afirma que lo que realmente hizo
el Almirante fue descubrir América por accidente. Según Morison, como Colón nunca tuvo la intención de encontrar el continente
americano ni sospechaba de su existencia, el descubrimiento de América fue completamente casual.

El autor plantea la pregunta de si esta tesis del descubrimiento casual implica un absurdo y sugiere que se examinará en la siguiente
parte de la investigación.

CAP IX

Este texto presenta una discusión sobre la interpretación de un acto y su relación con la intención. Se argumenta que cualquier acto en
sí mismo carece de sentido y solo adquiere significado cuando se le atribuye una intención. Se utiliza el ejemplo de un hombre
saliendo de su casa para ilustrar esto.

Se plantean tres etapas en el proceso de interpretación del viaje de Colón en 1492 y se examina cada una de ellas. En la primera
etapa, se interpreta que Colón tenía la intención de descubrir un continente desconocido, lo cual es admisible porque la intención se
atribuye a una persona capaz de tenerla. Sin embargo, esta interpretación se abandona debido a la falta de fundamentos empíricos.

En la segunda etapa, se sostiene que, aunque Colón no tenía la intención de descubrir el continente, su acto cumplió la intención de la
Historia de que el hombre conociera su existencia. Aquí la intención se atribuye a la Historia como entidad capaz de tener intenciones,
pero esta tesis también se descarta debido a problemas teóricos.
En la tercera etapa, se plantea que Colón descubrió el continente por pura casualidad, sin ninguna intención. Sin embargo, se
argumenta que esta interpretación es absurda, ya que para que el acto tenga sentido, debe existir una intención. Se concluye que si se
niega la intención, se llega a un absurdo, y se sugiere que la intención se encuentra en el continente mismo, lo cual también es
absurdo, ya que los objetos inanimados no pueden tener intenciones.

En última instancia, se critica la idea de que el descubrimiento de América fue un evento casual, ya que esto anula los propósitos y
opiniones personales de Colón y convierte a las cosas físicas en agentes con intenciones, lo cual trastorna la noción de historia como
resultado de las decisiones humanas y coloca al hombre como esclavo de procesos mecánicos de entidades materiales inanimadas.

CAP X

El fragmento que has proporcionado parece ser parte de un texto académico o filosófico que aborda la historia del descubrimiento de
América y cuestiona la idea de que América fue descubierta. El autor argumenta que la interpretación histórica del descubrimiento de
América es absurda y se basa en supuestos filosóficos erróneos.

El autor plantea tres preguntas fundamentales derivadas de su análisis:

1. ¿A qué se debe la idea de que América fue descubierta?

2. ¿Por qué se mantiene esa interpretación a pesar de la evidencia empírica?

3. ¿Cómo es posible suponer un absurdo tan flagrante como la revelación del ser de América?

El autor argumenta que el problema radica en la suposición de que las cosas tienen un ser fijo, predeterminado e inalterable en sí
mismas. Esta visión sustancialista de la realidad ha sido una base del pensamiento filosófico occidental desde los griegos. Sin
embargo, según el autor, la revolución científica y filosófica moderna ha demostrado que esta manera de concebir la realidad es
insostenible.

El autor sostiene que el ser de las cosas no es intrínseco a ellas, sino que es el sentido o significado que se les atribuye dentro de una
determinada imagen de la realidad en un momento dado. Por lo tanto, el continente americano no ha sido "descubierto" desde
siempre, sino que adquirió esa significación a partir del momento en que se le concedió. Además, el autor argumenta que el acto de
descubrimiento no revela el ser de la cosa en sí misma, sino que es una construcción basada en la interpretación del descubridor y en
la imagen de la realidad vigente en ese momento.

En resumen, el autor cuestiona la noción de que América fue descubierta y sostiene que esta interpretación histórica se basa en
supuestos filosóficos erróneos. Argumenta que el ser de las cosas no es intrínseco a ellas, sino que es atribuido por los sujetos y está
sujeto a cambios en las concepciones de la realidad.

CAP XI
En resumen, el texto plantea la pregunta de si la idea de que el continente americano fue descubierto es aceptable como una
explicación satisfactoria para su aparición en la cultura occidental. La conclusión a la que llega es que esta interpretación no es
satisfactoria porque se basa en la noción sustancialista de América como una cosa en sí, lo cual se reduce al absurdo cuando se
analizan sus posibilidades lógicas.

Al rechazar esta vieja noción de América como algo definitivamente hecho y descubierto, el texto argumenta que es necesario buscar
un nuevo modo de explicar el fenómeno. Esto implica poner en crisis los fundamentos de la historiografía americana tradicional, que
se basa en la premisa ontológica de una América descubierta y en la premisa hermenéutica de interpretar los hechos a partir de ese
descubrimiento.

El texto propone que se abandone la idea de América como una entidad predeterminada y se la entienda como el resultado de un
proceso histórico vinculado al acontecer universal. Se plantea que los acontecimientos no son externos y accidentales, sino internos y
constitutivos del ser de América. Esto implica una visión dinámica y viva de la historia americana, en contraposición a la concepción
esencialista anterior.

En lugar de partir de una idea preconcebida de América para explicar cómo Colón descubrió su ser, el texto propone partir de lo que
hizo Colón para explicar cómo se llegó a concebir a América como entidad. Se argumenta que esto implica aceptar el sentido histórico
de la empresa de Colón según sus intenciones personales.

En conclusión, el texto plantea la necesidad de abandonar la noción de América como un continente descubierto y sugiere el concepto
de una América inventada como una manera más adecuada de comprender la realidad histórica de los hechos.

SEGUNDA PARTE (I)

En resumen, la segunda parte del texto aborda la noción de que las cosas y los sucesos no tienen un ser intrínseco, sino que su
significado y sentido dependen de la imagen de la realidad que se tiene en determinado momento. Se utiliza el ejemplo del Sol y la
Luna para ilustrar cómo su ser varía según la visión mítica, geocéntrica o heliocéntrica del universo.
La tarea principal es comprender la imagen de la realidad que existía a finales del siglo XV, cuando Cristóbal Colón comenzó a mostrar
la existencia de nuevas regiones. Esta imagen no se considera estática o errónea, sino como el resultado de un proceso histórico
multisecular en el que el hombre de Occidente intentaba entender su lugar en el cosmos.

Al proyectar el proceso de invención de América en el contexto de ese horizonte cultural, se busca explicar la aparición del continente
americano y se presenta como un paso crucial en el desarrollo de ese proceso histórico. Se señala que el tema de América va más
allá de sus límites inmediatos, ya que está vinculado al devenir de la historia universal.

En resumen, esta parte del texto establece el escenario cultural en el que se desarrolló la aventura de la invención de América y
plantea la importancia de comprender la imagen de la realidad de la época para entender el significado otorgado al descubrimiento de
nuevas regiones.

CAP II

En resumen, esta segunda parte del texto describe la concepción del universo en tiempos de Colón. Se basaba en la idea de que el
universo fue creado por Dios ex nihilo, y se le atribuían varias características distintivas: era finito, perfecto y creado por la bondad
infinita de Dios. Se afirmaba que todo en el universo estaba ya hecho de manera inalterable y de acuerdo con un modelo arquetípico
único.

En cuanto a la imagen del universo, se utilizaba el antiguo sistema geocéntrico. Se concebía como una esfera finita tanto en el espacio
como en el tiempo, con dos zonas concéntricas diferenciadas. La zona celeste, más alejada del centro, contenía las órbitas de las
estrellas fijas, los planetas y otros elementos celestiales. La zona sublunar, más cercana al centro, contenía los cuatro elementos de la
materia (fuego, aire, agua y tierra) y era donde reinaba la corrupción y el cambio.

Se describe en detalle la estructura de la zona sublunar, con órbitas concéntricas para los cuatro elementos. El elemento fuego
predominaba en la órbita más alejada, seguido por el aire, el agua y la tierra en el centro. El globo terrestre se ubicaba en el centro del
universo y se consideraba la masa de materia más pesada y fija, sirviendo como cimiento del cosmos.

Además, se menciona la existencia de una zona infernal dentro del globo terrestre, estructurada por órbitas concéntricas que
albergaban los castigos para los condenados, incluyendo la última esfera como la morada eterna de Lucifer.

En resumen, esta parte del texto presenta la concepción medieval y cristiana del universo, enfatizando la finitud, perfección y
estructura jerárquica del cosmos, así como la ubicación de la Tierra en el centro y su relación con las demás regiones celestiales e
infernales.

CAP III

En resumen, esta segunda parte del texto aborda la concepción del universo en tiempos de Colón. Según esta visión, el universo fue
creado por Dios ex nihilo y se le atribuyen características como su finitud, perfección y existencia de una jerarquía divina. El sistema
geocéntrico era predominante, donde la Tierra ocupaba el centro y se distinguían dos zonas: la celeste, que incluía las órbitas de
estrellas y planetas, y la sublunar, donde reinaba la corrupción y el cambio. La zona sublunar se dividía en órbitas concéntricas de los
cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. Además, se menciona la existencia de una zona infernal en el centro de la Tierra, donde
se castigaba a los condenados. En resumen, se presenta la concepción medieval del universo y su estructura según la visión religiosa
de la época.

CAP IV

En resumen, en esta cuarta parte del texto se aborda el dilema de la distribución de la superficie de la Tierra entre tierra y mar, y se
analiza desde el punto de vista de la navegación hacia el extremo oriente y la India. Se plantea la posibilidad de realizar el viaje por la
vía del levante, circunnavegando África, o por el poniente, cruzando el océano Atlántico. Se discuten las hipótesis sobre la longitud de
la Isla de la Tierra y la distancia que separa a Europa de Asia. Se menciona la creencia en la existencia de una península asiática,
identificada como el Quersoneso Aureo, y la posibilidad de otra península más grande separada por un golfo. Se destaca la
importancia de este dilema en la interpretación de los viajes de Colón y se mencionan otros elementos geográficos como un
archipiélago adyacente, el Japón, y las islas atlánticas, como la Isla Antilla.

CAP V

En esta parte del texto se presenta el dilema relacionado con la distribución de la superficie de la Tierra entre tierra y mar, y cómo esto
afecta las rutas de navegación hacia el oriente y la India. Se discuten las posibilidades de circunnavegar África o realizar un cruce
trasatlántico para llegar a Asia. También se plantea el dilema sobre la configuración de los litorales adonde se llegaría, con la
existencia de una península única o la posibilidad de una segunda península separada por un golfo. Se mencionan elementos
geográficos como el archipiélago adyacente, el Japón, y las islas atlánticas, como la Isla Antilla.

TERCERA PARTE (I)

En esta tercera parte del texto se plantea que en el sistema del universo y la imagen del mundo que se ha presentado hasta ahora, no
existe ningún ente con el ser de América. América como tal no existe, aunque exista la masa de tierras no sumergidas a la que en el
futuro se le dará ese sentido. Se afirma que Colón vivía y actuaba en un mundo donde América era solo una posibilidad futura,
desconocida para él y para todos. Por lo tanto, se argumenta que los viajes de Colón no fueron viajes a América, ya que él no tenía
conocimiento de su existencia. Se enfatiza la importancia de no aplicar una interpretación retroactiva al pasado y se destaca que los
historiadores suelen partir del hecho de que América ya estaba allí, completamente formada. Sin embargo, se propone comenzar
desde un vacío, desde un momento en que América todavía no existía. A partir de esta idea y del sentido de misterio que acompaña a
toda aventura original y creadora, se pasa a examinar el proyecto de Colón.

CAP II
En esta segunda parte del texto se analiza el proyecto de Colón con una simplicidad característica. Su objetivo era atravesar el océano
hacia el oeste desde España para llegar a los litorales orientales de la "Isla de la Tierra" y así unir Europa con Asia. Esta idea no era
novedosa, ya que se basaba en la noción de que la Tierra era esférica, lo que permitiría a un viajero llegar al oriente navegando hacia
el occidente. Colón se convenció de que el viaje era factible al aprovechar la incertidumbre que existía en esa época sobre el tamaño
del globo terráqueo y la longitud de la "Isla de la Tierra". Argumentó que el globo era más pequeño de lo que se creía y que la
distancia a recorrer era menor si se alargaba la longitud de la isla. Sin embargo, aunque ninguno de estos supuestos era
científicamente absurdo, las exageraciones de Colón en su argumentación perjudicaron más que favorecieron su empresa. A pesar de
las dificultades, los Reyes Católicos decidieron patrocinar el proyecto de Colón debido a la rivalidad con Portugal y la esperanza de
obtener beneficios. Además, se menciona que el acuerdo también se vio impulsado por el deseo de ejercer soberanía sobre el
océano, algo inusual en esa época. Se destaca la discrepancia entre la confianza de Colón y la precaución de la Corona, y se plantea
que el desarrollo futuro de los acontecimientos dependerá de esta divergencia de perspectivas. El texto concluye mencionando que
ahora es el turno de Colón para dar su versión de los hechos.

CAP III

Colón, en su viaje de 1492, creyó haber llegado a Asia cuando avistó tierra en octubre de ese año. A pesar de no encontrar ninguna
prueba contundente que respaldara su creencia, mantuvo esta convicción a lo largo de toda la exploración. A pesar de la ausencia de
ciudades y palacios, la falta de oro brillante y el fracaso en la búsqueda de Cipango y el Gran Kan, Colón interpretó todo como
evidencia de que se encontraba en Asia. Nada lo hizo dudar de su fe, y cada desilusión fue interpretada como un paso más hacia su
objetivo. Para Colón, la realidad se transfiguraba para confirmar su creencia. Este clima espiritual marcó su vida y alimentó sus
esperanzas de gloria y riqueza.

CAP IV

En este fragmento, el autor analiza la actitud de Cristóbal Colón y la importancia del viaje de 1492. Se plantea que Colón formuló una
hipótesis a priori de haber llegado al extremo oriental de la Isla de la Tierra basándose en una idea previa sobre su longitud excesiva.
A pesar de no encontrar pruebas empíricas que respaldaran su suposición, Colón se aferró a su creencia y no consideró los datos de
la experiencia que contradecían sus expectativas.

El autor compara la actitud de Colón con la creencia ciega que se experimenta en el amor, donde se tiende a creer en todo lo que dice
y hace la persona amada, incluso si los hechos parecen contradecirlo. Se enfatiza que la suposición de Colón era incondicional y no
estaba sujeta a ser cuestionada por los datos de la experiencia.

El texto continúa discutiendo cómo fue recibida la creencia de Colón, señalando que la Corona de España estaba principalmente
interesada en asegurar los beneficios prácticos del descubrimiento y obtener un respaldo legal de la Santa Sede. La Corona respaldó
inicialmente la creencia de Colón, pero luego se mostró escéptica y buscó fórmulas legales amplias e indeterminadas para proteger
sus derechos sobre las tierras descubiertas, sin comprometerse a considerarlas necesariamente parte de Asia.

En resumen, el autor sostiene que la significación del viaje de 1492 radica en el hecho de que Colón atribuyó a las tierras descubiertas
el sentido de pertenecer al orbis terrarum mediante una creencia incondicional. La actitud escéptica de la Corona revela que ya no se
trata de una creencia, sino de una cuestión política y jurídica que busca proteger los intereses de España.

CAP VI

En resumen, la reacción científica ante las ideas de Colón fue de duda y escepticismo en lugar de un rechazo absoluto. Los teóricos
no le otorgaron un crédito incondicional debido a la falta de pruebas empíricas suficientes y a las premisas discutibles en las que se
basaba su creencia. Pedro Mártir, en particular, planteó la situación de manera más precisa y cautelosa. Aunque reconoció que Colón
pudo haber establecido contacto con la parte oriental de la Isla de la Tierra y haber aportado a regiones asiáticas, también expresó
dudas sobre estos hechos. Pedro Mártir defendió que la verdadera importancia del viaje radicaba en el descubrimiento de una parte
desconocida de la Tierra, a la que llamó el "nuevo hemisferio". Reconoció el debate sobre la longitud del orbis terrarum y admitió que
Colón podría estar en lo correcto. En sus escritos, Pedro Mártir citó a Aristóteles y Séneca como autoridades a favor de la cercanía
relativa entre Asia y Europa, mencionó la presencia de papagayos en las islas descubiertas por Colón como un indicio a favor de su
creencia y descartó la idea de que la Isla Española fuera el Ofir bíblico. Concluyó que las tierras descubiertas podrían ser las Antillas y
otras islas del Atlántico, sin conexión con Asia. Además, Pedro Mártir acuñó la expresión "novus orbis" (nuevo mundo) para satisfacer
la demanda de una fórmula adecuada que reflejara la novedad y la moralidad del hemisferio occidental desconocido. En general, la
actitud científica fue de duda y cautela, lo que coincidió con la reacción política y jurídica de los círculos oficiales.

CAP VII

En resumen, la reacción oficial y científica ante la creencia de Colón fue aceptarla como una hipótesis posible pero no como una
verdad indiscutible. Se aceptaron los fundamentos en los que se basaba su creencia, como la imagen de la Isla de la Tierra como una
isla de longitud suficiente para que la hipótesis fuera plausible. Sin embargo, esta hipótesis no se aceptó de manera incondicional, sino
como una idea sujeta a prueba y modificable según la experiencia. Esta actitud contrastaba con la postura inquebrantable de Colón.
La Corona y los teóricos le exigían pruebas y resultados, mientras que Colón confiaba en su creencia invulnerable y se preparaba para
su segundo viaje. Aunque todavía no se había descubierto América, la historia nos muestra que los datos y el resultado son
conocidos, pero en el contexto actual de la narración, América todavía no existe y está en juego descubrir su existencia o el fracaso en
hacerlo.

CAP VIII

En la octava parte de este libro, se describe el escenario cultural en el que se desarrolla el drama y se analiza el primer acto del
mismo. El escenario presenta una imagen estática y finita de un universo creado en perfección, donde el hombre es considerado un
huésped extraño e inquilino de una isla que no debería existir. Sin embargo, un hombre, Colón, ha cruzado el océano y afirma haber
descubierto nuevas tierras, lo cual plantea dudas y cuestionamientos sobre la concepción tradicional del mundo.

Se plantea la posibilidad de que estas nuevas tierras no pertenezcan a la misma isla que se creía, sino que sean parte de otro "orbe".
Esto genera angustia y duda sobre la identidad y el origen de los habitantes de estas tierras, y cuestiona la idea de su relación con el
resto de la humanidad y la Redención.

Luego se plantea la necesidad de que Colón pruebe su creencia de que las tierras descubiertas pertenecen al extremo oriental del
mundo conocido. Sin embargo, se reconoce que es difícil exigirle una prueba contundente, ya que su creencia se basa en
convicciones personales y no en datos empíricos. Es como pedirle a un hombre enamorado que pruebe los motivos de su pasión.

Se plantea que la prueba requerida debe reunir dos circunstancias: primero, demostrar que las tierras descubiertas son una extensa
masa de tierra y no simplemente un archipiélago; y segundo, identificar rasgos en los litorales de estas tierras que los relacionen con
los litorales de Asia, específicamente el paso marítimo utilizado por Marco Polo en su viaje de regreso a Europa.

En resumen, se plantea que la prueba necesaria para confirmar la creencia de Colón implicaba demostrar la existencia de una masa
de tierra considerable en las regiones descubiertas en 1492 y localizar el paso marítimo que llevara al Océano Índico. Si se lograba
esta prueba, la afirmación de Colón se convertiría en una verdad empíricamente comprobada, pero si no se lograba, se enfrentarían
graves consecuencias.

Este planteamiento sienta las bases para comprender el significado de las exploraciones que se llevaron a cabo después del viaje de
Colón en 1492, y se invita al lector a imaginar las expectativas que se tenían en relación a los resultados de estas exploraciones.

CAP IX

El segundo viaje de Colón partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493. Sin embargo, la expedición resultó ser un desengaño político
y mercantil. Los indígenas no eran sumisos como se esperaba, habiendo asesinado a la guarnición cristiana dejada por Colón en
Navidad. Además, no encontraron el oro codiciado. Las incursiones punitivas y depredadoras en la Isla Española revelaron que no era
la famosa Cipango (Japón) como Colón creía. Todo esto causó un descontento general y un creciente desprestigio de la empresa.

El aspecto más relevante del viaje fue el reconocimiento del litoral sur de la "Tierra de Cuba", que Colón sospechaba ser parte de la
tierra firme de Asia. Su objetivo principal era confirmar esta sospecha para determinar si era una isla. Después de un largo y penoso
recorrido costero, Colón interpretó varias peculiaridades como indicios de la índole asiática de la tierra. Llegaron a un lugar donde la
costa cambió de dirección hacia el poniente y hacia el sur. Convencido de que se trataba de la costa atlántica del Quersoneso Áureo
(Península de Malaca), Colón consideró que se habían cumplido los requisitos de la prueba.

Sin embargo, para silenciar a los incrédulos en España, Colón ideó un instrumento jurídico como prueba. Hizo que todos los
tripulantes declararan bajo juramento y amenaza de castigos corporales y multas que la costa explorada no podía ser la de una isla.
Además, los obligó a suscribir la ilusión optimista de que pronto encontrarían tierra habitada por gente culta y conocedora del mundo.
El deseo de regresar fue lo que llevó a todos a firmar este documento extraordinario.

El regreso fue extremadamente difícil, enfrentando innumerables peligros. La flota llegó a Jamaica, circunnavegó la isla y luego se
dirigió a la costa sur de la Española. Colón planeaba ir a la Isla de San Juan (Puerto Rico) en busca de esclavos, pero una
enfermedad desconocida en la época, denominada "modorra pestilencial" por el padre Las Casas, lo dejó gravemente enfermo. Fue
llevado a la Villa de la Isabela, donde llegó la flota el 29 de septiembre de 1494. Allí encontró apoyo de su hermano Bartolomé, pero
también se enfrentó a desastres en la colonia, rebeliones, hambruna y el comienzo de la desconfianza de los reyes, representada por
Juan Aguado, enviado para espiar su conducta.

CAP X

En este capítulo, se describe la decepción y desilusión que acompañó a las promesas de Colón en su viaje a América. Las esperanzas
de encontrar oro fácil se desvanecieron, y en su lugar, los colonos se enfrentaron a condiciones difíciles, enfermedades y huracanes
devastadores que causaron naufragios.

La idea de establecer una colonia basada en la armonía y la convivencia pacífica se convirtió en odio, corrupción y discordia. Los
nativos, a quienes se suponía amigos y súbditos leales, fueron retratados como personas perezosas, crueles y propensas al
asesinato. Surgió un profundo escepticismo sobre el proyecto, y muchos consideraron que el sueño loco y peligroso de Colón llevaría
a la ruina de España.

A pesar de las críticas y descontento, era difícil dar marcha atrás debido al compromiso político y religioso de la corona de España en
el proyecto. Aunque los reyes continuaron apoyando a Colón, aprendieron que su carácter y origen extranjero causaban discordia y no
era adecuado para puestos de gobierno y administración.

Después de la decepción inicial, se comprendió que el sistema de monopolio oficial establecido para beneficiar a España con los
supuestos tesoros de las tierras descubiertas era más una carga que un beneficio. Por lo tanto, se abrió la exploración, explotación y
colonización a cualquiera que quisiera probar suerte y codicia.

En cuanto al problema específico de establecer la conexión entre Europa y Asia por la ruta occidental, hubo opiniones divididas.
Algunos, como Andrés Bernaldez, aceptaron la "prueba" presentada por Colón de que Cuba era parte de Asia, pero en general esta
opinión no fue seguida. Miguel de Cuneo, amigo personal de Colón, se mostró escéptico, al igual que Pedro Mártir, quien informó
sobre el viaje con cautela.

El segundo viaje de Colón se considera un intento fallido de proporcionar la prueba necesaria para demostrar la conexión entre Europa
y Asia por la ruta occidental. Además, revela que Colón aceptaba la idea de la "península única" como la verdadera visión de los
litorales atlánticos de Asia. Estos aspectos son importantes para comprender su tercer viaje y los problemas que surgieron a raíz de
sus resultados.

CAP XI

En este capítulo, se menciona que cuando Colón regresó a España en 1496, aún no se tenía información precisa sobre la existencia
de una masa de tierra comparable al orbis terrarum (el mundo conocido) en las cercanías del primer descubrimiento de 1492. Sin
embargo, al año siguiente, se llevaron a cabo varias exploraciones que confirmaron la existencia de una gran masa de tierra al oeste
de las islas descubiertas por Colón.

Este hecho era muy importante porque respaldaba la creencia de Colón de que se trataba del extremo oriental de la Isla de la Tierra.
Estas regiones habitadas por hombres parecían ser los litorales desconocidos pero conocidos del orbis terrarum. Aunque Colón
seguía sosteniendo que la Tierra de Cuba no era una isla adyacente a esos litorales, sino parte de ellos, esta opinión se volvió cada
vez más solitaria y menos relevante dentro del problema en general.

El foco principal de la duda y la incertidumbre a partir de ese momento se centró en el segundo requisito de la prueba: encontrar un
paso marítimo que condujera al Océano Índico y a las riquezas de las regiones que podrían caer bajo el dominio portugués.
Independientemente de si Cuba era lo que Colón afirmaba, lo crucial era descubrir ese paso. Según la imagen que Colón y muchos
otros tenían de los litorales de Asia, se creía que el paso estaría cerca de la línea ecuatorial, ya que esa era la ubicación de la
península del Quersoneso Áureo.

Sin embargo, la situación se complicó enormemente debido a la inesperada aparición de una masa de tierra austral, lo que generó
confusión y desconcierto. Esta nueva circunstancia planteó desafíos adicionales en la búsqueda del paso marítimo deseado.

CAP XII

En este capítulo, se describe el tercer viaje de Colón, en el que tenía la intención de navegar hacia el sur hasta llegar a regiones
ecuatoriales y luego continuar hacia el oeste. Su objetivo era encontrar una tierra mencionada por el rey de Portugal en ese camino y
establecer contacto con los litorales de Asia para buscar el paso hacia el Océano Índico.

Sin embargo, Colón se encontró con una sorpresa desconcertante. Después de llegar aproximadamente al paralelo 9° de latitud norte
y recorrerlo hacia el oeste sin encontrar la tierra mencionada por el rey portugués, llegó a una isla densamente poblada. Esta isla, a la
que llamó La Trinidad, se encontraba al sur de las islas de los caníbales que había descubierto en su viaje anterior.

Colón creía que estaba en un archipiélago adyacente al extremo meridional del orbis terrarum, cerca de las costas del Quersoneso
Áureo (Península de Malaca), que él creía que comenzaban en la Tierra de Cuba. Sin embargo, los marineros observaron un
fenómeno extraño que sembró la confusión en Colón. El golfo en el que habían entrado (hoy conocido como el Golfo de Paria en
Venezuela) era de agua dulce, lo que indicaba la presencia de grandes extensiones de tierra.

Colón se resistió inicialmente a aceptar que ese golfo no estaba formado por los litorales de un grupo de islas, como él creía, sino por
la costa de una tierra firme de magnitud continental. Sin embargo, a medida que continuaba explorando, se vio obligado a reconocer
su error inicial y aceptar que habían llegado a una tierra firme en lugar de un archipiélago cercano al paso hacia el Océano Índico.

Esta situación planteó desafíos para Colón, ya que debía explicar cómo era posible que existiera una tierra tan extensa en el
hemisferio sur, donde se creía que solo había océano. También debía explicar por qué no se tenía conocimiento previo de esta tierra.
Para explicar la existencia de la tierra recién descubierta, Colón recurrió a una teoría del siglo XIII que afirmaba que la tierra firme
ocupaba la mayor parte de la superficie del globo. Sin embargo, esta teoría suponía la continuidad de los litorales con los de Cuba, lo
cual cuestionaba la idea de que el paso hacia el Océano Índico comenzaba en Cuba y ponía en duda toda su concepción geográfica.
Colón se encontraba confundido y buscaba una explicación satisfactoria para el fenómeno del golfo de agua dulce. En su diario,
mencionó la posibilidad de que la tierra de la que venía fuera una "gran tierra firme" o el lugar donde se encontraba el Paraíso
Terrenal, que se creía que estaba en el extremo oriental. Esta posibilidad intrigaba a Colón, ya que muchos teólogos y geógrafos
cristianos habían intentado resolver el enigma de la ubicación del Paraíso Terrenal.

Colón regresó a Santo Domingo para informar a los soberanos y despachó una carta el 18 de octubre de 1495 en la que mencionaba
sus especulaciones. Aunque no se sabe con certeza qué pensaba Colón en ese momento, documentos posteriores indican que estaba
considerando la posibilidad de haber encontrado el Paraíso Terrenal.

CAP XIII

En el texto se menciona que Colón creía que la tierra que había encontrado era una gran extensión de tierra firme en el sur, pero
también consideraba la posibilidad de haber llegado al lugar donde se encontraba el Paraíso Terrenal. Esto se debía a la necesidad de
explicar el fenómeno del golfo de agua dulce, que Colón pensaba que podía ser resultado de la fuente del Paraíso.

Colón argumentaba que el globo terrestre no era una esfera perfecta, sino que tenía una forma de pera o pelota con una protuberancia
en el "fin de oriente", donde terminaba la tierra y sus islas adyacentes. Según su hipótesis, el Paraíso Terrenal se encontraba en la
cúspide de esa protuberancia. Por lo tanto, al estar en la región donde se hallaba el Paraíso Terrenal, Colón creía que la Tierra de
Paria (donde se encontraba el golfo de agua dulce) estaba cerca del ecuador y compartía las cualidades de la región más noble de la
Tierra.

Sin embargo, a medida que avanza en su argumentación, se nota que Colón no estaba completamente convencido de su hipótesis y
reconocía las dificultades que implicaba. Aunque creía que la tierra que había encontrado era grandísima y podía haber otras similares
en el sur, no lograba resolver la disyuntiva de si esa tierra estaba unida o no al continente asiático. Concluía afirmando que, si el agua
dulce del golfo no provenía del Paraíso, entonces venía de un río que fluía desde una tierra infinita del sur, de la cual no se tenía
conocimiento hasta ese momento.

En resumen, Colón se debatía entre la idea de haber descubierto una gran tierra firme en el sur o de haber llegado al lugar donde se
encontraba el Paraíso Terrenal. Aunque presentaba argumentos en favor de ambas posibilidades, no lograba resolver completamente
el dilema y dejaba abierta la pregunta de si la tierra que había encontrado estaba o no unida al continente asiático.

CAP XIV

En resumen, en esta serie de cartas, Colón expresa su creencia de haber descubierto una extensa tierra firme en su tercer viaje, que
considera separada y distinta de Asia. En una carta al rey católico, menciona que ha puesto bajo el señorío de España no solo la isla
Española y otras islas, sino también una gran parte de la tierra firme que era conocida por los antiguos. En otra carta dirigida a doña
Juana de la Torre, el almirante se autodenomina como el mensajero elegido por Dios para revelar un "cielo nuevo y una nueva tierra",
refiriéndose a su descubrimiento en el tercer viaje como un viaje a un "nuevo mundo" oculto hasta entonces. Finalmente, en una carta
al Papa, Colón enumera las islas y la tierra firme que ha encontrado en sus viajes anteriores, identificando específicamente la tierra
firme con Asia, mientras que en el tercer viaje menciona haber descubierto "tierras infinitísimas" y expresa su creencia de que allí se
encuentra el Paraíso Terrenal.

Estos testimonios indican que Colón llegó a la conclusión de que había descubierto un continente de gran magnitud que se encontraba
al sureste del Quersoneso Áureo y separado de Asia. Consideró que esta nueva tierra era un "nuevo mundo" comparable al orbis
terrarum, habitable y habitado, y que además contenía el Paraíso Terrenal.

CAP XV

En resumen, en este texto se discute la importancia de comprender la conclusión a la que llegó Colón y el motivo detrás de su
creencia en la independencia geográfica de las tierras descubiertas en su tercer viaje. Se menciona que si se suponía la continuidad
entre los litorales atlánticos de Asia y los de la nueva tierra firme austral, el esquema geográfico adoptado por Colón en sus viajes
anteriores era insostenible. Por lo tanto, para mantener su esquema anterior y la creencia en la existencia de un paso al Océano
Índico, Colón postuló la separación e independencia de la nueva tierra firme como una suposición a priori. Además, se explora la razón
por la cual Colón insistió en localizar el Paraíso Terrenal en esa nueva tierra, argumentando que, aunque se consideraba un "nuevo
mundo", al alojar el Paraíso Terrenal se convertía en el primer y más antiguo mundo. Sin embargo, estas ideas no fueron aceptadas
debido a su falta de fundamento científico y a que no eran necesarias para explicar los hechos revelados por la experiencia hasta ese
momento. Esto postergó la crisis en la concepción tradicional del mundo.

CAP XVI

En resumen, en este texto se menciona que las noticias del descubrimiento de la Tierra de Paria despertaron gran interés en España y
se llevaron a cabo una serie de viajes de exploración para reconocer más ampliamente esas regiones. Estos viajes revelaron la
existencia de la costa atlántica septentrional de América del Sur, desde el Golfo de Darién hasta el cabo extremo oriental de Brasil. Sin
embargo, aún existían indeterminaciones sobre la continuidad y conexión de estas costas con las tierras septentrionales previamente
reconocidas, así como sobre la dirección de la costa más allá del cabo extremo. Esto generó una situación ambigua. Se menciona que
la hipótesis de Colón sobre la existencia de un "nuevo mundo" separado del orbis terrarum no podía descartarse, pero también
surgieron nuevas posibilidades. Por un lado, se planteó la hipótesis de que las masas de tierra firme en el hemisferio norte y sur fueran
separadas, con un paso marítimo al Océano Índico entre ellas. Por otro lado, se consideró la posibilidad de que las dos masas de
tierra fueran continuas y que correspondieran al litoral extremo oriental del orbis terrarum y la península asiática. El mapa manuscrito
de Juan de la Cosa, del año 1500, refleja esta disyuntiva, mostrando tanto una costa continua como una interrupción en el lugar donde
se creía que estaba el paso al Océano Índico.

CAP XVII

En el capítulo XVII, se aborda el dilema que surgía respecto a la ubicación del paso al Océano Índico, el cual determinaría la
naturaleza y significado de las tierras descubiertas hasta el momento. Dos expediciones se llevaron a cabo para resolver este dilema:
el tercer viaje de Américo Vespucio y el cuarto y último viaje de Cristóbal Colón.

El viaje de Vespucio, que tuvo lugar entre mayo de 1501 y septiembre de 1502, tenía como propósito llegar a las regiones
subecuatoriales que había explorado en su viaje anterior y que consideraba como litorales asiáticos. Esperaba encontrar el lugar por
donde pasar al Océano Índico y continuar la navegación hacia la India y, finalmente, completar la circunnavegación del globo. Su
objetivo era obtener fama y reconocimiento por esta hazaña.

Por otro lado, Colón presentó una solicitud en febrero de 1502 para emprender un nuevo viaje. Aunque no se conserva el documento,
se sabe que su objetivo era similar al de Vespucio. Se le dio permiso para llevar intérpretes arábigos a bordo y se mencionó que el
derrotero no pasaría por la Isla Española. La intención era alcanzar las regiones de la India, exploradas por los portugueses, y se
supone que también esperaba regresar a España por la vía del Cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, Colón buscaba el paso al
Océano Índico en otras latitudes, basándose en las ideas que había desarrollado después de su tercer viaje.

Estos dos viajes tenían como objetivo resolver el dilema fundamental que definiría la naturaleza de las tierras descubiertas y, más
importante aún, cuestionaría la comprensión tradicional cristiana del mundo. Si Colón lograba encontrar el paso, se confirmaría la
existencia de un nuevo mundo y se desencadenaría una crisis; mientras que si Vespucio tenía éxito, no habría razón para
preocuparse. La historia se desarrollaría como una comedia de errores, donde el desenlace determinaría el curso futuro de la
comprensión del mundo.

CAP XVIII

CAP XIX

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