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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN LABORAL

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ


Magistrado ponente

SL14146-2015
Radicación n.° 45529
Acta 36

Bogotá, D. C., catorce (14) de octubre de dos mil


quince (2015).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


MIRIAM MARTÍNEZ PÉREZ, contra la sentencia proferida
por la Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá, el 11 de noviembre de 2009,
en el proceso que instauró el recurrente contra
CONFECCIONES LUBER LTDA.

I. ANTECEDENTES

La actora llamó a juicio a CONFECCIONES LUBER


LTDA. y solidariamente a los señores GLADYS GARZÓN DE
TIRADO e IVÁN ENRIQUE GARZÓN GARZÓN, con el fin de
que se declare la existencia del contrato de trabajo desde el

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10 de abril de 1986 hasta el 4 de julio de 2000, y que no


tuvieron validez los rompimientos de los contratos en razón
a que fueron simulados, dado que ella siempre continuó
con la prestación del servicio, es decir que no hubo solución
de continuidad; consecuencialmente, reclamó salarios,
cesantía por todo el tiempo de servicio alegado, reajuste de
las primas semestrales de los últimos tres años; las
vacaciones de todo el tiempo laborado; subsidio de
transporte y dotaciones; las indemnizaciones del artículo 3º
del artículo 98 de la Ley 50 de 1990, por la no consignación
de la cesantía; 565 días de salario por rompimiento injusto
del contrato, con la indexación e intereses; y la moratoria
desde el día en que se hizo exigible la obligación hasta la
fecha del pago.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que


laboró para la entidad convocada a juicio desde el 10 de
abril de 1984 (sic) al 4 de julio de 2000, en el cargo de
administradora de los diferentes almacenes de propiedad de
la demandada; devengó un salario de $536.662 mensuales,
más comisiones del 4% sobre el valor de los artículos
producidos por la empresa; tenía horario, y se le deben
horas extras, dominicales y festivos por todo el tiempo que
duró la relación; que, para eludir la retroactividad de las
cesantías, la empresa la hizo renunciar y otras veces la
despidió, pero que ella continuó siempre laborando; de
contrato a término indefinido, pasó a suscribir, de forma
obligada, contratos a término fijo trimestrales, en
contradicción del numeral 2 del artículo 46 de la Ley 50 de
1990; que se le debe el reajuste de sus cesantías y de los

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intereses sobre estas, el de las primas de servicios, y el pago


de las vacaciones no disfrutadas, del subsidio de
transporte, y las dotaciones.

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a las pretensiones y, en cuanto a los hechos,
manifestó que la actora había ingresado el 16 de abril de
1986, en el cargo de vendedora de almacén, mediante
contrato de trabajo a término indefinido que finalizó por
renuncia el 17 de diciembre de 1991, fecha en que le fueron
pagadas sus prestaciones; luego volvió a trabajar para la
demandada, agregó, en virtud de un contrato de trabajo a
término fijo inferior a un año, o sea cuatro meses, de fecha
5 de noviembre de 1992, en el cargo de vendedora, vínculo
que permaneció vigente hasta el 30 de junio de 1997,
cuando renunció y también se le pagó lo que se le debía;
posteriormente, según su dicho, hubo otras relaciones, por
medio de contratos laborales a término definido de tres y
cuatro meses, ó 90 y 120 días, los cuales fueron
prorrogados en varias oportunidades, desde el 1º de
septiembre de 1997 hasta el 30 de diciembre de 1997 (sic);
durante estos contratos, aseveró la convocada a juicio, el 6
de julio de 1998, la actora fue nombrada en el cargo de
administradora de almacén, con sueldo basado en
comisiones preestablecidas, relación que finalizó el 30 de
diciembre de 1998, cuando también se le pagaron sus
prestaciones; del 2 de enero de 1999 al 30 de junio de 2000,
según la demandada, la actora estuvo vinculada por varios
contratos a término definido inferior a un año, y siempre le
pagaron oportunamente todas sus prestaciones y le

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pagaron las cotizaciones tanto para salud como para


pensión; negó que la demandante hubiese tenido una
remuneración fija, ya que la misma siempre dependió de
unas comisiones por el número de ventas realizadas; que
los cargos desempeñados por la actora de vendedora y
administradora fueron de manejo y confianza, por tanto
jamás estuvo sometida a un horario de trabajo; dijo haberle
pagado todos los derechos a la trabajadora, entre ellos sus
vacaciones, cada vez que le fueron pagadas sus
liquidaciones finales; como la demandante devengó casi
siempre una asignación mayor a dos salarios mínimos, no
tenía derecho al pago del subsidio de transporte, aclaró.

En su defensa propuso las excepciones de inexistencia


de la obligación, pago y prescripción.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Quinto Laboral de Descongestión del


Circuito de Bogotá, al que correspondió el trámite de la
primera instancia, mediante fallo del 30 de septiembre de
2008, (fls. 511 y ss) absolvió a la demandada de todas las
pretensiones.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral de descongestión del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante fallo del
11 de noviembre de 2009, fls. 533 y ss, confirmó la

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sentencia de primera instancia, al surtir el grado


jurisdiccional de consulta.

El tribunal precisó que «en el grado jurisdiccional de


consulta la Sala entra a revisar la integridad del petitum de
la demanda, tarea que debe iniciar por el estudio del
principal de los predicamentos de la parte demandante,
consistente en declarar la existencia de un único contrato
laboral desde el 10 de abril de 1986 al 04 de julio de 2000.
Como consecuencia de lo anterior se declaren sin validez
jurídica las interrupciones presentadas en el desarrollo de la
actividad laboral, en razón a que la trabajadora prestó sus
servicios a la empleadora sin solución de continuidad, y con
ello reconocer en su lugar el pago de acreencias laborales».

El ad quem delimitó el meollo del litigio en que


mientras la parte actora predicaba un solo contrato de
trabajo desde el 10 de abril de 1986 al 4 de julio de 2000, la
accionada había centrado su defensa en establecer que la
relación laboral de la trabajadora se efectuó de manera
discontinua e interrumpida, al punto de suscribir en
diversas épocas múltiples contratos laborales por intervalos
de tiempo determinados y de plazo fijo.

Comenzó por atribuir a la parte actora la carga de


probar sus afirmaciones en cuanto a los extremos
temporales indicados, con base en el artículo 177 del CPC,
dado que, en los juicios del trabajo, no basta alegar
simplemente un derecho, sino que este debe sustentarse
probatoriamente. De igual manera anotó que se debía

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cumplir con lo dispuesto en el artículo 174 ibídem, por lo


que procedió al análisis de las pruebas obrantes en el
proceso.

Consideró que la afirmación de la parte actora sobre


que la prestación del servicio para la demandada la inició el
10 de abril de 1986 es contraria a la realidad, pues
encontró que el primer rastro de prestación de servicios
subordinados apareció a partir del 16 de abril de 1986, a
través de la contratación laboral a término indefinido
(fol.115), relación que finalizó, según lo observado por el ad
quem, el 17 de diciembre de 1991, por renuncia voluntaria,
fl. 111, donde la actora manifestó, por convenio con la
empresa, que permanecería hasta el 27 de diciembre de
1991.

Determinó que, con posterioridad a esta renuncia, la


actora volvió a trabajar para la empresa el 5 de noviembre
de 1992, en virtud de un contrato de trabajo a término fijo,
en el cargo de vendedora, cuya duración fue de cuatro
meses, los que vencieron el 5 de marzo de 1993 (fl.110), y le
dio la razón al a quo respecto a la interrupción establecida
por él, así como en otras prestaciones de servicios
posteriores que le habían motivado a concluir que “…la
pretensión de la manera en que estuvo alegada por la actora,
era improcedente, además de que no cumplió con la carga de
la prueba que le asistía en demostrar la única relación de
trabajo de acuerdo con el relato de los hechos de la
demanda.”, y asentó que, de la revisión de las pruebas, la
Sala no encontraba elementos que le hicieran pensar un

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criterio diferente al sostenido por el a quo, aunado a la


situación de obrar otras pruebas en el expediente que
indicaban una relación laboral regida, no por uno, sino por
varios contratos de trabajo, terminados y liquidados
legalmente, con la siguiente duración: i) del 5 de noviembre
de 1992 hasta el 5 de marzo de 1993, con renovación
automática hasta el 30 de junio de 1997, visible al fl. 110;
ii) entre el 1 de septiembre de 1997 hasta el 30 de
diciembre de 1997, con prórroga de un año más, visible al
fl. 107; iii) entre el 2 de enero de 1999 hasta el 30 de marzo
de 1999, prorrogado hasta el 30 de septiembre de 1999,
visible a fl. 96 y 97; iv) entre el 1 de octubre de 1999 hasta
el 30 de junio de 2000, según fls. 90 y 91; así mismo
observó que las liquidaciones de estos contratos se hallaban
a folios 9, 15, 21, 93, 103, 105 y 194, todas suscritas por la
actora y en señal de aceptación con las sumas de dinero allí
relacionadas.

Aclara que si bien las mencionadas contrataciones


pudieran no estar enmarcadas completamente a lo
consagrado en el artículo 46 del CST, pues el numeral 2
indica que, si se pacta por un término inferior a un año,
únicamente se puede prorrogar sucesivamente el contrato
hasta por tres periodos iguales o inferiores, al cabo de los
cuales el término de renovación no podrá ser inferior a un
año, y así sucesivamente, lo cierto, para el tribunal, era que
la legalidad en si cumplieron los contratos esta preceptiva,
no fue lo que se había planteado ni se había discutido en
instancia; de manera que hizo la observación, pero con la

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advertencia de que esto no influía en nada en la suerte de


este proceso.

Consideró importante aludir al interrogatorio de parte


de la actora, quien, según su criterio, había aceptado que
su relación laboral no ocurrió de la manera narrada en los
hechos de la demanda, más aún cuando había respondido
lo siguiente:

CUARTA PREGUNTA: Manifieste al Despacho cuántos contratos


de trabajo formó (sic) ud. con la sociedad demandada…
CONTESTÓ: No recuerdo más o menos, pero que me acuerde
como tres (3) contratos más o menos (…) NOVENA PREGUNTA:
Manifieste al Despacho si la demandada le canceló sus
prestaciones sociales finales a las cuales tenía derecho o si en su
defecto le fueron consignadas CONTESTÓ: Si me la cancelaron,
mi liquidación me la consignaron en un Juzgado que no
recuerdo…

Tras lo antes anotado, dedujo que era posible


establecer claramente que la accionante suscribió varios
contratos de trabajo, y que tuvo percepción de su
temporalidad de su régimen laboral, sobre el cual no era
dable, conforme a reiterados criterios doctrinales y
jurisprudenciales, afirmar que la contratación se convierte a
término indefinido, por las sucesivas prórrogas de los
contratos de trabajo a término fijo.

Agrega que la accionante, para apoyar sus


afirmaciones, había traído el testimonio del señor MOLINA
GAMBOA, fls. 137 a 139, sin embargo, a su juicio, dicho
medio probatorio no le permitía un convencimiento acerca
del acaecimiento de los hechos como fueron alegados por la

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demandante; además consideró palpable la falta de


precisión y firmeza de dicho relato, y que casi todas las
afirmaciones fueron realizadas sin contundencia o
conocimiento de causa; por el contrario, le dio credibilidad a
las versiones de los señores GLADYS GARZÓN DE TIRADO,
fls. 160 a 164, y CARLOS ALFONSO FANDIÑO RUÍZ (fls.
168 a 171) quienes habían puntualizado que la relación
laboral de la demandante estuvo determinada por varios
periodos contractuales, de los cuales, a la fecha de su
vencimiento, se le hizo la correspondiente liquidación de
todas las prestaciones sociales de aquellos contratos.

Finalmente concluyó que, al igual como lo había dicho


el a quo, al despacharse desfavorablemente la pretensión
principal, igual suerte corren las condenas solicitadas por
concepto de prestaciones sociales, salarios e
indemnizaciones como de despido injusto y las moratorias.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte actora, concedido por el


tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que se case totalmente la


sentencia proferida por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial del Distrito Judicial de Bogotá - Sala Laboral de
Descongestión calendada el 11 de Noviembre de 2009. Y,
constituida esta Corte en tribunal de instancia, revoque la

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providencia del Juzgado Quinto Laboral del Circuito de


Descongestión de fecha 30 de septiembre de 2008, para
que, en su lugar, decrete las siguientes peticiones:

1. Término del Contrato:


Declarar que los extremos del contrato de trabajo
fueron del 10 de abril de 1986 hasta el 4 de julio de 2000;
2. Salarios:
Por concepto de dominicales y festivos causados, y
pago de la comisión pactada del 4% por venta de contado;
3. Cesantía:
Reajuste de cesantías conforme el salario devengado;
4. Indemnizaciones:
a. La causada por despido ilegal por incumplimiento
al numeral 2° del Artículo 3° de la Ley 50/90, que modificó
el artículo 46 del Decreto 2351/65;
b. La que ordena el numeral 3° del artículo 99 Ley
50/90;
c. La indemnización que dispone el artículo 65 del
Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el Artículo 29
de la Ley 789/02.

5. Costas.

Con tal propósito formula tres cargos que no fueron


replicados y se estudiaran de forma conjunta por perseguir
el mismo fin y valerse de argumentos similares.

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VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia del Tribunal del Distrito Judicial de


Bogotá, por estimarla violatoria de la ley sustancial a causa
de la aplicación indebida de los artículos 13, 18, 19, 20, 21,
22, 23, 24 modificado por el artículo 2 de la Ley 50/90; 25,
47, 51, 54, 55, 57 numeral 37; 62, 63, 65, modificado por el
artículo 29 de la Ley 789/02, 66 sustituido por el Parágrafo
del artículo 7° del Decreto 2351/65, 67, 127 modificado por
el artículo 14 Ley 50/90, 145, 148, 149, 150, 158, 172,
186, 249, 253 -subrogado por el artículo 17 Decreto
2351/65- 254, 306, 344 del Código Sustantivo del Trabajo;
artículo 64 modificado por el artículo 3° de la Ley 50/90 y
artículo 4° del Decreto 2351/65. Y como violación medio de
los artículos 20, 55, 56, 60, 61, 66, 78, 83 del Código de
Procedimiento Laboral; y los artículos 175, 176, 177, 187,
244, y 276 del Código de Procedimiento Civil.

Según la censura, “la violación de las normas citadas


se produjo error indirectamente, porque se aplicaron
indebidamente al caso controvertido, y falta de apreciación
de las pruebas que acompañan la pretensión, pues de lo
contrario hubiera conducido a las condenas”.

Denuncia los siguientes errores evidentes de hecho:

1. No dar por demostrado, estándolo, que la relación


laboral no tuvo solución de continuidad en el
periodo del 10 de abril de 1986 al 30 de junio de
2000.

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2. No dar por demostrado, estándolo, que la


terminación unilateral del contrato de trabajo a
término fijo, no se hizo con la antelación de 30
días, sino a los 16 días del mes de mayo por lo
que el despido es ilegal.
3. No dar por demostrado estándolo, que las
terminaciones por renuncia o despido fueron
actos simulados.
4. No dar por demostrado estándolo, que no se
cumplió con el pago del salario pactado

Para los fines del recurso, dice precisar al efecto las


siguientes pruebas como no apreciadas:

1. Certificación de los extremos del contrato vista al


folio 40 del cuaderno 1, folio 239 del cuaderno 2
del 14 de agosto/2000.
2. Citación al representante legal folio 130 cuaderno
uno.
3. No compareció el representante legal, folio 131
cuaderno uno.
4. Auto que declaró confeso al representante legal,
(fl. 136, cuaderno 1)
5. Declaración de la demandante en interrogatorio,
pregunta 8 folio 126 cuaderno dos.

DEMOSTRACIÓN

Dice el Tribunal que cuando se pretenda la existencia de una


relación laboral dentro unos límites o extremos temporales
determinados, la parte que así lo solicite debe probar las

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afirmaciones o hechos con base en los cuales funda sus


peticiones, pero no explica cómo es posible que existiendo estos
elementos, que ignorados por el Juzgador de primera instancia,
el Tribunal se haya limitado acoger los que quitan el derecho de
la actora y no los que indican la existencia, sin solución de
continuidad del contrato de trabajo.

Estamos en la clara violación de los principios por no haber


aplicado el Artículo 20 del Código Sustantivo del Trabajo, que
dispone que en caso de conflicto o duda, sobre aplicación de las
normas vigentes del trabajo, prevalece la más favorable al
trabajador. Se probó que se dio por confeso al representante
legal, quien no compareció a absolver interrogatorio de parte
decretado, se burló de la orden del Juzgado que dio aplicación a
los artículos 209 y 210 del Código de Procedimiento Civil
aplicable por analogía del artículo 145 del Código de
Procedimiento Laboral. La confesión se establece así: Hecho 1
demanda de la dice que la actora se vinculó como trabajadora de
Confecciones Luber desde el 10 de abril de 1986 hasta el 30 de
junio de 2000; 2. Que el salario era de $536.662.00 mensuales;
3. Que la empresa para eludir la retroactividad de cesantías
obligaba a la recurrente a presentar renuncia, o se le pasaba
carta de despido; 4. Existiendo contrato a término indefinido, la
obligó a suscribir contratos a término fijo trimestrales; 5. La
compañía es acreedora al reajuste de cesantía y prima de
servicios; 6. Que la trabajadora formuló querella policiva a la
cual no concurrió el representante legal de la demandada; la
presunción la explica el inciso 2 de la disposición citada, cuando
dice es fundamental "que la norma que la presunción se
deducirá, respecto a los hechos de la demanda ..... ", pero si falta
una prueba más es suficiente la declaración de la trabajadora
que sin pregunta expresa de manera sincera e ingenua, lo que
hace que brille la verdad, cuando explica que "eran ciertos los
contratos a término definido a los 90 días, se les pasaba carta
con un mes de anterioridad, que el contrato no se iba a prorrogar,
pero nosotros seguíamos como siempre, no salíamos para volver
a entrar (folio 126) (Subrayo). El Tribunal acogió lo expuesto por
el a quo, sin hacer el obligado análisis que dispone el Artículo 61
del Código de Procedimiento Laboral. En autos aparece la
certificación de los extremos del contrato (folio 40 cuaderno 1). Se
cumplió con lo ordenado por el Artículo 177, esta prueba el
supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto
jurídico.

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El Juez conforme lo dispone el Artículo 61 del Código de


Procedimiento Laboral y Seguridad Social, que permite la
formación de su convencimiento no tuvo en consideración los
principios que informaron la crítica de la prueba, no atendió la
conducta de la demandada al cambiar el contrato a término
indefinido por contratos a término fijo. Acepto los contratos
trimestrales, pero a pesar de su continuidad no dio aplicación al
Numeral 2 del Artículo 46 modificado por la Ley 50/90.

Los extremos del contrato a término fijo del 16 de abril de 1986


al 30 de junio de 2000, se terminó pasados 18 días en
consecuencia es ilegal.

La jurisprudencia y la doctrina han sostenido que lo que


representa valor probatorio es la realidad de los hechos y como
se establece en este caso la objetividad es que existió un solo
contrato cuyos extremos se han anotado.

Demostrado con los puntos señalados que existió un solo


contrato de trabajo y que no hubo novación, por el hecho de dar
por terminado el contrato de trabajo y la inmediata suscripción
de otro se está frente a la prórroga, que la misma norma dispone,
el artículo 3° de la Ley 50/90, al igual el artículo 4° del Decreto
2351/65, que hablan de prórroga del contrato y no como se
pretendía a entender que la firma de un nuevo contrato es una
novación, presuntamente para confundir al sustanciador.

Véase lo que dice la jurisprudencia en sentencia radicada bajo el


# 14586 del 16 de febrero de 2001.

Lo anterior, por cuanto para la Sala la interpretación dada por el


Tribunal al artículo 4° del decreto 2351 de 1965, en el sentido
que "... ésta prórroga o renovación, de ninguna manera es una
nueva obligación que sustituye una obligación anterior, es el
mismo contrato..." (folio 114), es perfectamente aplicable al
artículo 3° de la ley 50 de 1990 y es, en sana lógica, la que le
corresponde a su contenido y no otra. (Subrayado nuestro)

Es evidente que tanto el artículo 3° de la ley 50 de 1990, como el


4° del decreto 2351 de 1965, no contemplan la novación del
artículo 1687 del Código Civil, para regular la continuidad del
contrato de trabajo a término fijo a su vencimiento.

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El término "renovación" que utiliza el legislador en ambos textos


legales, no tiene los alcances de ser equivalente a la "novación",
del Código Civil, tal como lo sostiene la censura, porque, en este
evento, el legislador utiliza indistintamente los términos
"renovación" y "prórroga" para designar el mismo fenómeno
jurídico. No otra cosa puede desprenderse cuando en el primer
inciso del artículo 3° de la citada ley, se dispone que "si antes de
la fecha de vencimiento del término estipulado, ninguna de las
partes avisare por escrito a la otra su determinación de no
prorrogar el contrato... éste se entenderá renovado por un
período igual al inicialmente pactado, y así sucesivamente."
(negrillas fuera de texto). Igual sucede con el Inciso 2° ibídem,
que dispone: "No obstante, si el término fijo es inferior a un (1)
año, únicamente podrá prorrogarse sucesivamente el contrato
hasta por tres (3) períodos iguales o inferiores, al cabo de los
cuales el término de renovación no podrá ser inferior a un (1)
año, y así sucesivamente" (negrillas fuera de texto)

Son suficientes las anteriores consideraciones para concluir,


como lo hizo el Tribunal, que el fenómeno jurídico regulado por el
artículo 3° de la ley 50 de 1990, al igual que el 4° del decreto
2351 de 1965, es de prórroga y no de novación.

Y nada impide que el contrato sufra prórrogas sucesivas por


tiempo superior al máximo de tres años que establece el inciso 1°
del artículo 46 del C. S. de. T., por cuanto, como ya lo dijo en
oportunidad anterior esta Sala, contrario a lo alegado por la
censura, tal tope sólo hace referencia al término inicial. Se dijo en
aquella oportunidad:

"Ahora bien, si lo que pretende el censor es sostener que un


contrato a término fijo no puede superar con sus prórrogas un
tiempo total de tres años, su entendimiento resulta equivocado,
pues tal tope solo hace referencia al pacto inicial, ya que la
norma en cuestión (art. 46 C.S.T. subrogado hoy por el arto 3 de
la ley 50 de 1990) contempla expresamente la figura de la
renovación y su repetición en forma indefinida, lo cual conduce a
concluir que un contrato a término fijo no pierde su condición de
tal por el hecho de ser prorrogado sucesivamente más allá de
tres años." (sent. 7 de julio de 1998, rad. 10825).

Como quiera que el Tribunal concluyó, con base en el artículo 4°


del decreto 2351 de 1965, que el contrato a término fijo que
celebraron las partes el 11 de abril de 1988, fue uno solo que se

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prorrogó hasta el 10 de abril de 1991 y que a esa misma


conclusión hubiera llegado de haber aplicado el artículo 3° de la
ley 50 de 1990, no incurrió en el desatino de haber dejado de
aplicar los artículos 1689 y 1690 del Código Civil, ni, en
consecuencia, en los demás dislates jurídicos de que lo acusa la
censura como consecuencia de aquél.

VII. SEGUNDO CARGO

Por segunda vez acusa la sentencia del Tribunal del


Distrito Judicial de Bogotá, por ser violatoria de la ley
sustancial a causa de la aplicación indebida de los artículos
13, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 modificado por el artículo 2
de la Ley 50/90; 25, 47, 51, 54, 55, 57 Numeral 37; 62, 63,
65, 66, 67, 127, 145, 148, 149, 150, 158, 172, 186,
249,253 -subrogado por el artículo 17 Decreto 2351/65-
254, 306, 344 del Código Sustantivo del Trabajo; artículo
6°. Ley 50/90, modificado por el artículo 3° de la Ley 50/90
y artículo 4° del Decreto 2351/65. Y como violación de
medio respecto a los artículos 20, 55, 56, 60, 61, 66, 78, 83
del Código de Procedimiento Laboral; artículos 175, 176,
177, 187, 244, 276 del Código de Procedimiento Civil.

DEMOSTRACIÓN

Se acusa la sentencia por vía directa por no darle aplicación al


artículo 64 modificado por el Artículo 6° de la ley 50/90, y a su
vez modificado por el artículo 28 de la Ley 789/02.

Que en su inciso 3° expresa que en los contratos a término fijo, el


valor de los salarios correspondientes al tiempo que faltare para
completar el plazo estipulado del contrato... “el Artículo 46 en su

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Numeral 1° expresa que "Si antes de la fecha de vencimiento del


término estipulado, ninguna de las partes avisa a la otra su
determinación de o prorrogar el contrato con una antelación no
inferior a 30 días, se entiende renovado por un periodo igual al
inicialmente pactado y así sucesivamente obsérvese que el
contrato final lo hace en fecha inferior - mayo 16 de 2000- que el
contrato vence el 30 de junio de 2000 y que no será renovado.
Entonces la fecha 16 de mayo es inferior a los 30 días que
dispone la norma, el contrato quedó renovado por un año ya que
los anteriores contratos a término fijo de 90 días fueron
prorrogados sucesivamente, siendo pertinente la aplicación del
Numeral 2° del Artículo 46 de la Ley 50/90, que los contratos
inferiores a un año, puede prorrogarse sucesivamente hasta por
tres periodos iguales o inferiores al cabo de los cuales el término
de renovación no podrá ser inferior a un año.

VIII. TERCER CARGO

Nuevamente acusa la sentencia del Tribunal del Distrito


Judicial de Bogotá, por ser violatoria de la ley sustancial a
causa de la aplicación indebida de los artículos 13, 18, 19,
20, 21, 22, 23, 24 modificado por el artículo 2 de la Ley
50/90; 25, 47, 51, 54, 55, 57 numeral 37; 62, 63, 65, 66,
67, 127, 145, 148, 149, 150, 158, 172, 186, 249, 253 -
subrogado por el artículo 17 Decreto 2351/65- 254, 306,
344 del Código Sustantivo del Trabajo; artículo 6° Ley
50/90, modificado por el artículo 3° de la Ley 50/90 y
artículo 4° del Decreto 2351/65. Y, como violación de
medio, de los artículos 20, 55, 56, 60, 61, 66, 78, 83 del
Código de Procedimiento Laboral; artículos 175, 176, 177,
187, 244, 276 del Código de Procedimiento Civil.

17
Radicación n° 45529

DEMOSTRACIÓN

Si observamos detalladamente los contratos a 90 días que fueron


continuos debe darse aplicación a lo dispuesto por la ley 50/90,
que dispone de 3 renovaciones, la cuarta pasa a ser por un año,
por renovación que los salarios a gar son del periodo anual.

Que a pesar de llegar al tercero, el cuarto que habla el Artículo 3°


de la Ley 50/90, que modificó el Artículo 46 del Código
Sustantivo del Trabajo Ordinal 1 para lo cual el último debe ser a
periodos anuales, no se cumplió con lo cual se establece la
violación de la norma sustancial.

Afirmamos que existió un solo contrato porque no hubo solución


de continuidad en el contrato que fue a término fijo, véase los
contratos y sus fechas de vencimiento y de renovación del mismo
contrato.

Noviembre 5/1992 al 4 de Noviembre/93


Septiembre 1/1997 al 30 de Diciembre/ Septiembre/97
Noviembre 5/97 al 30 Junio/1997
(Septiembre 1 al 30 de diciembre/1998)
Vence Junio 30/1999
Vence 30 de septiembre/1999
Octubre 1 al 30 diciembre/1999
Enero 1/1999 al 30 de septiembre/1999
(Vence 30 de marzo/2000)
(Vence Junio 30/2000) (ojo fecha 16 marzo/2000)
Ingreso Octubre 1/1999 al 30 de junio/2000
Folios 02 21
03 110
04 10
09 90
10 91
12 96
14 97
15 107
110

Folio 115 16 de abril de 1986 al 27 de diciembre/1991,


Noviembre 5/1992 al 5 de marzo de 1993, renovado
automáticamente hasta 1 de septiembre/1997 al 2 de

18
Radicación n° 45529

enero/1999 hasta 30 de marzo 1999 prorrogado al 30 de


septiembre/1999, octubre 1/1999 al 30 de junio/2000.

Folios 110 10
107 12
96 14
97 15
90-95 19
21
02
03
04
09

IX. CONSIDERACIONES

Los cargos formulados por la parte actora no tienen


vocación de prosperidad en razón a que, aun cuando de los
alegatos empleados en la demostración se pueden rescatar
algunas disconformidades pertinentes a la vía escogida por
el censor para el ataque del basamento de la sentencia,
estas no atinan a desvirtuar los razonamientos del juez
colegiado, sobre todo porque se basan en hechos nuevos
que no fueron planteados en la demanda, aparte de que
modifican el petitum e ignoran lo establecido por el ad
quem.

El ad quem profirió la decisión impugnada en el grado


jurisdiccional de consulta y, dentro de este escenario, el
juzgador determinó que debía resolver el petitum principal
de la demanda consistente en declarar la existencia de un
único contrato laboral ocurrido desde el 10 de abril de 1986
al 4 de julio de 2000, y, como consecuencia de lo anterior,
declarar sin validez jurídica las interrupciones presentadas

19
Radicación n° 45529

en el desarrollo de la actividad laboral, en razón a que la


trabajadora había prestado sus servicios a la empleadora
sin solución de continuidad y, con ello, reconocer, en su
lugar, el pago de las acreencias laborales perseguidas.

De acuerdo con el historial del proceso registrado al


comienzo de la presente sentencia, la accionante pidió la
declaratoria de invalidez jurídica de las rupturas del
contrato de trabajo que se surtieron en diversas etapas «…
en razón que fueron simuladas», y en el acápite de los
hechos de la demanda se sustentó dicha pretensión en que
«la empresa en la más absoluta mala fe y para eludir la
retroactividad de cesantías obligaba a la Martínez Pérez a
presentar renuncia a su cargo, en otras ocasiones le pasaba
la carta de despido le liquidaba las prestaciones sociales
pero la trabajadora continuaba prestando sus servicios sin
solución de continuidad; situación esta que se prolongó
durante la existencia del contrato de trabajo», además que
«…a pesar de existir el contrato de trabajo a término
indefinido se le obligó a la trabajadora en los últimos años a
firmar contratos trimestrales, violando el numeral 2º del
artículo 46 de la Ley 50 de 1990», y con base en esto
persiguió 565 días de salario, lo cual denota que reclamó la
indemnización por despido pertinente a un contrato a
término indefinido.

El tribunal, en primer lugar, determinó que le


correspondía a la parte actora la carga de probar sus
afirmaciones de conformidad con el artículo 177 del CPC y
que la sentencia se debía basar en las pruebas obrantes en

20
Radicación n° 45529

el expediente, en arreglo a lo dispuesto en el precepto 174


ibídem, aspectos estos no rebatidos por la censura y que,
dicho sea de paso, son acertados.

Por otra parte, el ad quem determinó que la relación


laboral entre los aquí litigantes inició el 16 de abril de 1986,
con base en el contrato de trabajo a término indefinido
visible al fl. 115, como también que esta finalizó el 17 de
diciembre de 1991, por renuncia voluntaria, según la
respectiva carta obrante a fl. 111; a tales deducciones no se
refirió en particular el recurrente, dado que no señaló las
citadas pruebas documentales soporte de la decisión como
mal apreciadas, sino que trató de sostener los extremos de
la relación alegados desde la demanda, con apoyo en la
certificación laboral proveniente de la ex empleadora visible
a fl. 39, donde se hace constar que la actora laboró para la
empresa convocada a juicio desde el 16 de abril de 1986
hasta el 30 de junio de 2000, con fecha de expedición 14 de
agosto de 2000.

Si bien es cierto que existe la mencionada certificación


en los términos indicados por la censura, dicho medio no
configura yerro evidente, si el tribunal, en la sana crítica del
acervo probatorio, le dio más peso a la prueba documental
consistente en el contrato de trabajo a término indefinido
iniciado el 16 de abril de 1986 y a la carta de renuncia
suscrita por la actora y que fuera allegada al plenario por
ella misma con la demanda, aunado a lo tomado del
interrogatorio de parte que absolvió la actora de que ella
suscribió como tres contratos, más o menos; lo cual a

21
Radicación n° 45529

juicio de esta Corporación se muestra razonable, máxime


que, en la demanda, la accionante no dio una razón en
particular para restarle validez a esa manifestación de
voluntad suya de terminar la relación, y, en el recurso de
casación, tampoco sostiene que el tribunal haya
desatendido una prueba al respecto.

Adicionalmente, el ad quem estableció que la actora


regresó a laborar para la demandada el 5 de noviembre de
1992 (es decir10 meses después de la anterior relación,
colige esta Sala), mediante contrato de trabajo escrito a
término fijo inferior a un año, por cuatro meses, según el
documento de fl. 110, deducción esta que tampoco fue
objeto de reproche en concreto por el impugnante, al no
haber formulado objeción alguna a lo dicho por el tribunal
sobre que la actora había vuelto a laborar hasta el 5 de
noviembre de 1992; por tanto, no hay duda de la
terminación de la primera relación y que entre esta y la
segunda hubo un intervalo de tiempo de 10 meses; luego no
incurrió el juez de apelaciones en yerro alguno sí negó la
continuidad de la relación pretendida en el lapso de tiempo
indicado en la demanda, y menos le podía restar validez a la
ruptura de la relación, como lo anhelaba la parte actora,
pues se cae de su peso la tesis contenida en la demanda de
que la terminación del vínculo fue simulada de mala fe por
la empresa, para eludir la retroactividad de las cesantías,
puesto que el transcurso de diez meses entre uno y otro
contrato se aleja de toda simulación.

22
Radicación n° 45529

Por otra parte, el impugnante, en el tercer cargo,


contrario a la evidencia planteada por él mismo, afirma que
«existió un solo contrato porque no hubo solución de
continuidad en el contrato que fue a término fijo», según los
acuerdos de inicio y fechas de vencimiento que él relaciona
en la demostración.

Basta ver que el impugnante parte de un contrato con


fecha de inicio 5 de noviembre de 1992, lo que deja al
margen de la discusión, en este cargo, lo asentado por el
juez colegiado sobre el contrato anterior con fecha de inicio
10 de abril de 1986 y de finalización 17 de diciembre de
1991. Más aun, entre el contrato escrito iniciado el 5 de
noviembre de 1992 y que finalizó, según su dicho, el 4 de
noviembre de 1993, hay una interrupción de casi cuatro
años en la prestación del servicio, puesto que el siguiente
que él anota inicia el 1º de septiembre de 1997, lo cual,
antes de estructurar un yerro fáctico por cuenta del
tribunal, denota que los extremos alegados en la demanda y
en los que persiste la censura de acuerdo con el alcance de
la presente impugnación son notoriamente infundados, y,
en consecuencia, no se pudo equivocar el juzgador cuando
los desatendió.

Adicionalmente, el recurrente se olvida que, a partir de


la Ley 50 de 1990, las cesantías no son retroactivas, por
tanto no puede atribuirle a la entidad empleadora la mala
intención de eludir la retroactividad de este derecho con la
simulación de las terminaciones del contrato de la actora, si

23
Radicación n° 45529

desde el segundo contrato establecido por el tribunal ya no


tenía que liquidarlas de esa forma.

El impugnante también señala la violación del artículo


3º de la Ley 50 de 1990 que modificó el artículo 46 del CST,
según el cual después de la tercera renovación inferior a un
año, la cuarta será mínimo por un año, lo que traduce que
ahora solicita que se declare que el contrato a término fijo
inferior a un año de la actora, su cuarta prórroga debe ser
tomada por un año; pretensión que no fue planteada en la
demanda, sobre todo si se recuerda que se reclamó la
indemnización por despido de 565 días, correspondiente a
las claras a un contrato a término indefinido; por tanto esta
nueva pretensión no pudo ser reconocida por el juez
colegiado, quien no tiene facultades extra ni ultra petita, y
de esto se dio cuenta el ad quem cuando anotó que la
legalidad o no de las prórrogas del contrato de trabajo a la
luz del artículo 46 del CST no había sido alegada ni
discutida en la instancia, de manera que hizo la
observación, con la advertencia de que dicho aspecto no
podía tener influencia alguna en el proceso.

La censura guardó silencio respecto de la confesión


tomada por el juzgador del interrogatorio de la actora, así
como también de la valoración de la prueba testimonial, de
tal suerte que las deducciones basadas en estos medios
probatorios siguen sirviendo de sustento al fallo. Y las
afirmaciones de la actora contenidas, según el impugnante,
en la primera diligencia mencionada, no pueden ser objeto
de acusación en sede de casación, pues no tienen el

24
Radicación n° 45529

carácter de confesión y, por tal razón, no son prueba


calificada.

Respecto a los efectos legales de los artículos 209 y


210 del CPC, por la no comparecencia del representante
legal de la demandada a la diligencia de interrogatorio de
parte, sin que este hubiese presentado una justificación de
su inasistencia, de los cuales se lamenta el recurrente por
no haber sido tenidos en cuenta por el tribunal, cumple
decir por esta Sala que, de todas maneras, la prueba de
confesión ficta en la que recaba la censura, no reúne los
requisitos necesarios para su configuración, identificados
por la jurisprudencia de esta Corporación de forma
reiterada y pacífica, en tanto el juzgador de primer grado no
precisó específicamente cuáles eran los hechos sobre los
cuales recaía tal medida, para que se garantizara el derecho
de defensa de la demandada, fls. 129 y 134. (Ver CSJ
SL996-2014, CSJ SL14850-2014, CSJ SL14927-2014,
entre otras.), por lo que tampoco pudo haber incurrido en
esos errores el ad quem al no haber hecho referencia alguna
a esta prueba.

Así pues, no logra la censura desquiciar por sus bases


el fallo del ad quem, en tanto que la realidad objetiva
establecida por este y que conserva intacta su presunción
de legalidad es la de que, en el entre tanto del 10 de abril de
1986 al 30 de junio de 2000, contrario a lo sostenido por la
parte actora, sí hubo lapsos de tiempo en los cuales no
estuvo vigente la relación laboral entre las partes y no se

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Radicación n° 45529

encontraron razones para considerar que estos fueron


simulados o que carecieran de validez.

Por lo anteriormente discurrido, no prosperan los


cargos.

Sin costas en el recurso extraordinario dado que no


hubo réplica.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia por la Sala Laboral de Descongestión del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el 11 de
noviembre de 2009, en el proceso que instauró MIRIAM
MARTÍNEZ PÉREZ contra CONFECCIONES LUBER LTDA.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO


Presidenta de Sala

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

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Radicación n° 45529

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

(IMPEDIDO)
GUSTAVO HERNANDO LÓPEZ ALGARRA

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

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