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Mindfulness y Neurociencias Revision de
Mindfulness y Neurociencias Revision de
Ezequiel Newbery
INTRODUCCIÓN
APROXIMACION TEÓRICA
Algunos autores como Siegel (2007) sostienen que la actitud correcta hacia la práctica del
mindfulness depende de cuatro características: apertura, aceptación, curiosidad y amor.
MINDFULNESS Y NEUROCIENCIAS
Durante los últimos 20 años se ha generado importante evidencia empírica que sugiere
que la práctica del mindfulness contribuye a restablecer el equilibrio emocional,
promoviendo estados de ánimo positivos y actitudes de aproximación por sobre las de
evitación (Simón 2007).
Los enfoques más actuales acerca del procesamiento sensorial ponen un énfasis especial
en la naturaleza constructivista de la percepción, entendiendo a la misma como un
proceso activo y altamente selectivo. Desde una perspectiva neurofisiológica el
Mindfulness y Neurociencias Ezequiel Newbery (2016) www.concienciaintegral.com !5
procesamiento de los estímulos es controlado por influencias arriba-abajo (Engel, Fries et
al. 2001) que dan forma a la dinámica intrínseca de las redes tálamo-corticales, creando
constantemente predicciones acerca de los eventos sensoriales entrantes. Paralelamente,
el procesamiento abajo-arriba corresponde a la información que accede a través de los
órganos sensoriales. Si bien la información de arriba-abajo es, en términos evolutivos,
fundamental para garantizar la supervivencia del individuo permitiendo reconocer,
clasificar y tomar decisiones rápidamente con los datos entrantes, este proceso fuerza
una adaptación a las categorías ya estructuradas en la mente lo que conduce a una
pérdida de información nueva, la cual es filtrada y desechada si no se adapta a alguna de
estas categorías preexistentes. Esto ocurre en parte, porque los procesos de arriba-abajo
están respaldados por una conectividad neural muy potente que limita la percepción de la
información viva que accede a cada momento (Siegel 2007). De acuerdo a Delgado,
Rodriguez et al. (2012), el proceso arriba-abajo incorporaría las creencias en forma de
modelos mentales del bien y del mal, reacciones emocionales intensas, juicios y
corporales derivadas de aprendizajes previos, eliminando las diferencias sutiles de la
experiencia presente y provocando que las personas no sean realmente conscientes de lo
que sucede mientras está sucediendo. Pero estos automatismos del proceso arriba-abajo
podrían ser neutralizados a través de la práctica de mindfulness. En este sentido Siegel
(2007) sostiene que “El mindfulness permite que la mente “discierna” su propia naturaleza
y revele a la persona los conocimientos, las ideas preconcebidas y las reacciones
emocionales que están incrustadas en el pensamiento y en las respuestas reflexivas que
generan estrés interno. Al desidentificarse de los pensamientos y de las emociones y al
darse cuenta de que estas actividades mentales no equivalen al “yo” y de que no son
permanentes, la persona puede dejar que aparezcan y se desvanezcan, como si fueran
burbujas en un cazo de agua hirviendo”. Con la práctica de la atención plena se
desarrollan los cuatro afluentes de la conciencia que permiten al individuo la experiencia
inmediata del aquí y ahora. Según Siegel (2007) estos cuatro afluentes son la sensación o
experiencia sensorial directa, la observación, la conceptualización y el conocimiento. Para
el autor el procesamiento abajo-arriba puede lograrse enfocando la atención en cualquiera
de los ocho sentidos, a saber: loa cinco sentidos convencionales que conectan con el
mundo exterior, la interocepción que conecta con el cuerpo, la visión de la mente que
conecta con los pensamientos, emociones, intenciones, actitudes, conceptos, etc.;
finalmente el relacional que conecta con los demás seres (véase Tabla 1).
Estudios recientes han demostrado que en sujetos que han participado en un programa
de meditación basado en mindfulness existe una desviación de la función cerebral hacia
una dominancia frontal izquierda como respuesta a estímulos emocionales asociados a
una disposición mental más positiva. Los resultados sugieren que la desviación a la
izquierda de los circuitos reguladores de la emoción guarda una correlación directa con el
grado de fortalecimiento de función inmunológica. Si bien los resultados son muy
prometedores será necesaria más investigación para corroborar estos supuestos
(Davidson, Coe et al. 1999).
COGNICION Y AFECTIVIDAD
En este sentido, aunque los mecanismos de las prácticas meditativas están siendo aun
investigados, son muchos los estudios que sugieren que la meditación podría jugar un rol
importante para la salud cerebral. Xiong y Doraiswamy (2009), considerando estudios
cognitivos, electroencefalográficos y de neuroimagen realizados sugieren que la
meditación podría reducir los niveles de cortisol secretados por factores de stress, lo cual
podría tener un potencial efecto neuroprotector al elevar los niveles de factor neurotrófico
(BDFN). Además, al producir efectos benéficos sobre los perfiles lipídicos y reducir el
stress oxidativo podría reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares y
neurodegenerativas. Incluso, sugieren los autores, podría fortalecer los circuitos
neuronales y mejorar la capacidad cognitiva.
Taylor, Daneault et. al. (2012) sugieren que el entrenamiento en mindfulness promueve
cambios en la dinámica funcional de la red neuronal por defecto (DMN), los cuales se
extienden más allá de la práctica en si. La actividad de la DMN se ha asociado con
procesos cognitivos como la visión de escenarios futuros, memoria autobiográfica, etc.,
aunque su hiperconectividad se ha asociado a la rumiación depresiva y al dolor crónico
(Guo, Liu et al. 2014, Kucyi, Moayedi et al. 2014). Alteraciones funcionales de la DMN se
han observado también en pacientes con enfermedad de Alzheimer (Zhou, Greicius et al.
2010). En esta misma línea de investigación, Zeidan, Martucci et al. (2014) introdujeron
evidencia de que la práctica de mindfulness atenúa la ansiedad a través de mecanismos
involucrados en la regulación de los procesos de pensamiento autorreferencial.
mindfulness que cuenta con mayor evidencia científica en el área de geriatría es el MBSR
(Mindfulness Based Stress Reduction), adaptado por Lantz, Buchalter y McBee (1997)
para enfermos con deterioro cognitivo avanzado con la finalidad de aplacar los trastornos
de conducta y síntomas psicopatológicos asociados a la enfermedad. Las intervenciones
basadas en mindfulness parecen contribuir en el retardo del desarrollo de la enfermedad
de Alzheimer en su fase prodrómica al minimizar los efectos de factores acumulativos
adversos como el stress, la depresión y síndrome metabólico que aumentan las
probabilidades de daño en el hipocampo central (Larouche, Hudon et al. 2015).
CONCLUSIÓN:
La investigación psicológica de los últimos veinte años afirma que la práctica del mindfulness
tiene efectos positivos tanto para la salud física y mental, además de mejorar el rendimiento
neurociencias y el gran desarrollo de las tecnologías de neuroimagen han abierto una nueva
perspectiva de investigación. Nuevos estudios sugieren que la meditación genera cambios tanto
funcionales como estructurales en el cerebro pero los mecanismos que subyacen a estas
observaciones y las relaciones existentes entre ambas vías de investigación carecen aun de
claridad. El desafío presente será alcanzar una mayor rigurosidad metodológica que permita
comprender en profundidad las bases neuronales y moleculares de los cambios cerebrales que