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Desintegracion del plástico

Con estos titulares: «Crean accidentalmente una enzima mutante que come
plástico», «Científicos desarrollan nueva enzima que se ‘come’ el plástico»,
«Investigadores diseñan por accidente una enzima que come botellas de
plástico», han anunciado los periódicos la caracterización de un enzima cambiado
que degrada el plástico PET, el de las botellas, algo mejor que el original
bacteriano. Tal es la necesidad que tenemos de encontrar algo que resuelva el
problema creado por millones de envases plásticos que se venden cada minuto
que un estudio interesante pero modesto salta a la palestra mediática.

El mercado de los productos de estos termoplásticos PET reciclados, como


bañadores y forros polares no absorbe la enorma producción primaria. La solución
sería un reciclado no de tipo mecánico o físico sino químico. Poder volver a
descomponer el plástico en su componentes originales y generar el nuevo a partir
de los residuos, sin que supongan un coste mayor, que es lo que ocurre
actualmente, y una contaminación adicional. La nueva PETasa que logra deshacer
este polímero plástico es un ejemplo de evolución biológica ante una nueva fuente
de alimento abundante y un posible bote salvidas en un mar de botellas que nos
ahoga. Repasemos un poco esta novedad química.

Aplicando ozono al almidón de yuca, un equipo de investigadores en Brasil ha


logrado producir un tipo de plástico más resistente y biodegradable que puede
usarse en varios tipos de empaque —incluyendo los que se usan para embalar
productos alimenticios— o como bolsas de plástico.

El ozono (O3) cambia las propiedades moleculares del almidón de yuca,


obteniéndose un bioplástico 30 por ciento más resistente que el hecho de almidón
de papa, arroz o maíz.

“Nuestras pruebas indican que esta nueva técnica puede generar un plástico
biodegradable tan resistente como los plásticos hechos de petróleo”, refiere
a SciDev.Net Carla Ivonne La Fuente Arias, ingeniera química de la Escuela
Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo.

Además, el ozono les ha permitido mejorar la transparencia del plástico hecho de


yuca, asegura Arias, autora principal del estudio publicado en la revista
científica International Journal of Biological Macromolecules.

Aunque aún no se sabe exactamente el costo de producir el plástico


biodegradable con la nueva técnica, Arias y su equipo ya han solicitado
la patente para su invento. “Ahora estamos negociando con algunas empresas
para decidir a cuál transferir esta tecnología”, señala a SciDev.Net.
s una realidad. A pesar de que los plásticos biodegradables fueron anunciados
como una solución al gran problema de contaminación plástica que aqueja el
mundo, lo cierto es que la mayoría de ellos (bolsas de plástico, utensilios y tapas
de vasos, entre otros), en teoría compostables, acaban en los vertederos,
donde las condiciones no son precisamente las adecuadas para que estos
objetos se descompongan; por lo que, al final, no se degradan mucho más
rápido que los plásticos normales.

Estos plásticos compostables están hechos principalmente de poliéster conocido


como ácido poliláctico o PLA que, como decimos, en vez de resolver un
problema, acaban generando preocupación y dolor de cabeza a
los ambientalistas, que ven cómo estos productos no se rompen durante el
compostaje típico, terminan en los vertederos, contaminando otros plásticos
reciclables y finalmente durando tanto como los plásticos de siempre.

Las enzimas se agarran a los extremos de las cadenas de polímeros del plástico y
se los comen como si 'fueran espaguetis'

Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de California en Berkeley, ha


ideado una forma de hacer que estos plásticos compostables se
descompongan fácilmente. ¿Cómo? Utilizando unas enzimas que, con solo un
poco de calor y agua y esperando unas pocas semanas,
acaban descomponiéndose totalmente y, esta vez, de verdad.

Llegar hasta aquí fue gracias a un planteamiento muy interesante hecho por los
expertos: "Las enzimas son lo que la naturaleza usa para descomponer las
cosas, e incluso cuando morimos, las enzimas hacen que nuestros cuerpos se
descompongan de forma natural. Entonces, para este estudio, nos preguntamos:
'¿Cómo pueden las enzimas biodegradar el plástico para que sea parte de la
naturaleza?'".

El funcionamiento de las enzimas 'come-plásticos'

Aplicando calor moderado, las películas de plástico cubiertas con enzimas


masticadoras de polímeros en plástico biodegradable acaban transformando
el plástico en abono estándar en cuestión de días o semanas, según exponen en
su estudio publicado en la revista Nature. La "magia" de estas enzimas se basa
en acelerar la descomposición.
"El mundo está preparado para pasar a polímeros biodegradables de plásticos de
un solo uso, pero si resulta que crean más problemas de los que resuelven,
entonces la política podría revertirse", comenta Ting Xu, profesor de ciencia e
ingeniería de materiales y de química de UC Berkeley y líder del trabajo.
"Básicamente estamos diciendo que estamos en el camino correcto. Podemos
resolver este problema continuo de que los plásticos de un solo uso no
son biodegradables".

El proceso

Las enzimas son parte de los sistemas vivos; se agrupan y cortan aleatoriamente
las cadenas moleculares de los plásticos, lo que lleva a una descomposición
incompleta (creando microplásticos). Para resolver este obstáculo, los
investigadores añadieron enzimas individuales en dos plásticos biodegradables,
incluido el ácido poliláctico, que se usa comúnmente en el envasado de
alimentos. Insertaron las enzimas junto con otro ingrediente, un aditivo degradable
que Xu desarrolló previamente, lo que aseguraba que las enzimas no se
aglutinaran ni se desintegraran (y así no crear de forma inadvertida
microplásticos que acabarían apareciendo en los ecosistemas de todo el mundo).

Una técnica muy prometedora

Los investigadores ya han solicitado una patente para comenzar su


comercialización. El producto tiene visos de ser rentable, porque la cantidad de
enzimas requeridas para el proceso es muy baja, y el material tiene una vida
útil de más de 7 meses, según los investigadores. Se degrada bajo la luz
ultravioleta y están presentes en una concentración de menos del 1% del peso
del plástico, lo suficientemente bajo como para no ser un problema.

Científicos inventaron una variante de enzima que, según dicen, puede


descomponer los desechos plásticos en solo horas o días en lugar de siglos.

Dicen que el descubrimiento podría impulsar el reciclaje a tal escala que


revolucionaría la forma en que la gran industria reutiliza los plásticos que
actualmente contaminan el medio ambiente, destruyen la vida silvestre y marina y
terminan en los cuerpos humanos.

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