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Uno de los factores que influyen en la rentabilidad de tu empresa es el


manejo óptimo de todos sus recursos.

El almacén es uno de los lugares en donde se concentran la mayoría de


tus recursos productivos y comerciales; administrarlo requiere de
métodos de planeación y gestión, y de herramientas tecnológicas que no
todas las empresas tienen, pero todas necesitan.

Por definición, un almacén eficiente es aquel que maximiza el uso del


espacio para guardar insumos o mercancías y agilizar la preparación de
pedidos; también, es el que garantiza que tengas en todo momento un
nivel de inventarios adecuado para no afectar tu producción o incumplir a
tus clientes.

Todo ello demanda una fuerte inversión en infraestructura física y digital,


además de costos de gestión y de personal, que hacen que no siempre
resulte rentable asumirlo internamente.

Como responsable de la distribución de los productos de tu empresa,


evaluar la conveniencia de gestionar un almacén o Centro de Distribución
propio, o de subcontratar a un proveedor de servicios logísticos debe ser
parte de tu responsabilidad al momento de cumplir con las metas
financieras que contribuyen a su rentabilidad.

Considerar la tercerización de este eslabón en la cadena de suministro no


solo puede reducir los costos de transporte y almacenamiento de tu
empresa, sino también ofrecer muchos otros servicios como el acceso a
tecnologías de punta que impulse la productividad de estos procesos y
mejore en consecuencia la atención al cliente.

Conoce el desempeño de tu almacén para saber si es momento de subcontratar

Determinar si realizar las tareas de almacenaje y la distribución de tus


productos dentro de tu empresa es más eficiente que encargarlo a un
proveedor de servicios logísticos comienza por definir cuáles son tus
costos en ese aspecto para conocer el rendimiento que estás obteniendo
sobre tu inversión.

Hay diversos indicadores de desempeño que te ayudarán en esta tarea de


medir tus resultados. Identificar los que sean significativos para tu
operación es la clave. Entre algunos de estos indicadores están:

 Índice de rotación. Mide el nivel de renovación de tu inventario


para determinar cuál es el costo del almacenamiento de tus
insumos o productos. Este indicador se calcula identificando el
número de veces que se el inventario se ha renovado a lo largo de
un periodo determinado, dividiendo el resultado de las ventas
totales entre la cantidad de producto almacenado. Tener mayor
rotación significa menores costos de almacenamiento; mientras que
una baja rotación indica que los productos permanecen más tiempo
en el almacén, generando costos.

 Valor del inventario. Es el precio total de la mercancía que tienes


en almacén. Cuanto mayor sea el valor, mayor el apalancamiento si
la mercancía es tuya, en espera de ser comercializada; sin
embargo, si el precio de tu inventario se dispara podría significar
problemas de liquidez o que no se está vendiendo según lo
planeado.

 Desabasto de inventario. Este indicador determina el número de


veces que tu inventario es insuficiente para satisfacer los pedidos
del cliente. Conocer su frecuencia ayuda a planear mejor la
demanda y la cantidad de producto que necesitas tener disponible
en cada momento, ya que un inventario excedido puede ser tan
costoso como quedar en desabasto.

 Inventario disponible. Indica la cantidad de mercancía, del total


almacenada, que está disponible para ser utilizada. Su porcentaje
se calcula considerando el total de unidades por el valor
económico. Un inventario disponible bajo indica la posibilidad de
condiciones deficientes en el almacenamiento, o un nivel de
rotación bajo que hace que la mercancía caduque o se deteriore
con el tiempo.

 Aprovechamiento del espacio. Estima el espacio que se está


ocupando en tu almacén en relación al espacio total disponible. Si
el porcentaje es pequeño, representa gastos improductivos en el
mantenimiento de la instalación y en la nómina del personal. Si es
excesivo, estarás corriendo riesgos de seguridad al almacenar
mercancía en espacios como pasillos o zonas de consolidación y de
conservación de la mercancía ante la posible acumulación de
mercancía durante picos imprevistos en la demanda.

 Variedad de productos y número de unidades. La gestión del


almacén se complica si manejas pedidos que incluyan varias
categorías de productos y pocas unidades de cada una, lo que
afecta la productividad y rentabilidad si no aplicas las herramientas
y métodos más adecuados para gestionar la salida de la mercancía.

 Número de devoluciones. Este indicador es uno de los más


importantes para medir el desempeño de tu almacén. Se trata de la
relación entre el número de pedidos enviados y el número de
pedidos devueltos al almacén. Este número es representativo de los
problemas en la preparación de los pedidos, ya sea en
el picking de los pedidos, la fecha de caducidad, o de los motivos
de la devolución como direcciones incorrectas, estado de las
mercancías, etc.

 Nivel de eficiencia en recepción. Este indicador se subdivide en


varios aspectos que repercuten en los costos, entre ellos: espacio
asignado a cada carga recibida, volumen de la mercancía
descargada cada día, productividad de los empleados, tiempo
destinado a los productos desde su arribo hasta su colocación en el
almacén pasando por su revisión y codificación.

 Pedidos perfectos. Son los entregados a tiempo, sin daño, que


cumplen con las especificaciones del cliente en cuanto a tipo y
cantidad de las mercancías y cuentan con la documentación
correcta, tanto de embarque como de facturación.

En cuanto a este último indicador, un estudio de la firma de análisis


industrial AMR Research concluyó que alcanzar una tasa de pedidos
perfectos del 80 por ciento puede elevar hasta en tres veces la
rentabilidad de tu negocio.

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